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CUADERNO UNO
ETAPA DE DISCERNIMIENTO
Los cuadernos son constituidos según las etapas de vinculación. Así, el CUADERNO
UNO se ocupa del acompañamiento de la ETAPA DE DISCERNIMIENTO. Se trata de
disponerse a emprender un trayecto con la actitud de un principiante que se dispone a
acoger la energía creativa que envuelve el horizonte de un estilo de vida abierto por la
poética trinitaria (encarnación y expresión en gestos).
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CENÁCULO 1: Comunidad trinitaria
El Cenáculo es el lugar de Jerusalén donde Jesús cenó con los apóstoles la última cena de
su vida, antes de morir en la cruz. Es también el lugar donde se reunían los apóstoles
después de la resurrección de Jesús y donde se encontraban durante el Pentecostés. Para los
cristianos, el lugar se convirtió en un lugar privilegiado para sus reuniones. ¿Qué
entendemos por cenáculo? En la Comunidad Trinitaria, el CENÁCULO es la reunión de la
comunidad para manifestar en sus cuerpos la vida del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
I- ACOGIDA
[+] Es la actitud básica de los miembros de la comunidad trinitaria. Este es el ambiente en
que los nuevos han de ser recibidos. Y ellos han de ser introducidos a esta actitud básica.
La acogida es una manera de ser, estar y actuar, caracterizada por la apertura, la
disponibilidad y la actitud de servicio. En medio de nuestra realidad cultural es donde los
cristianos trinitarios hemos de dar un rostro histórico a Dios Trinidad que es dulzura y
acogida infinita (Salmo 119). De ahí ha de brotar una espiritualidad de la acogida.
Disponibilidad, amor servicial y gratuidad: El amor gratuito toma siempre la iniciativa
de ir al otro, dejándolo en libertad. “El amor se fía siempre...” (1Cor 13). Este amor gratuito
ha de expresarse entre los miembros participantes de la reunión.
Capacidad de diálogo y respeto: En todo momento es necesario mantener un “respeto a la
situación y opinión del otro. Respeto a su conciencia y a sus convicciones, que no hay que
atropellar” (EN, 79).
Empatía y confianza: Tener ante la otra persona capacidad de escucha, dejándolo ser él
mismo, confiando en él, posibilitando así la comunicación.
Reciprocidad: Que hace sentirse a gusto a los participantes, ya que saben que todos dan y
reciben en el intercambio de relaciones.
Encuentro y relación humana: Tanto entre los propios miembros de la comunidad como
con las personas que llegan por primera vez a la comunidad, con las que convivimos en los
distintos ambientes. Se valora la calidad de las relaciones interpersonales. Produce rechazo
todo lo que suene a impuesto, a institucional. Las comunidades de vida serán
previsiblemente pequeñas pero con un acento de calidez humana, que dé respuesta a la
soledad en que viven muchas personas. Se valora más a los testigos que a los maestros que
adoctrinan.
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II- RUMOR
Según el diccionario de la RAE, del latín ‘rumor’, voz que corre entre el público, ruido
confuso de voces, ruido vago y continuado. Es una proposición específica para ser creída,
que pasa de persona a persona generalmente por vía oral, sin medios de prueba seguros para
demostrarla. Los rumores tienen 4 funciones complementarias. Asimilación Social
(Socialización positiva): Los rumores cohesionan y dan sentido de afiliación a un grupo
porque surgen entre personas que comparten ciertas condiciones de vida y que pertenecen a
un grupo. Diferenciación Social (Socialización negativa): Los rumores hacen que nos
identifiquemos con un grupo frente a otros. Explicación Ingenua: Los rumores sirven para
dar cuenta de cierta relación con el mundo y proporcionan una especie de explicación a lo
que sucede o lo que se teme que pase. El valor pragmático de los rumores: Los rumores
aconsejan porque concluyen con una sugerencia, o un consejo.
Cuando hablamos del ‘rumor’ dentro de la dinámica de la reunión nos referimos a este
mismo espíritu de la narración del pasaje de Dios en la historia humana y personal. Así,
cada miembro comparte con otro (en binas) lo que Dios ha obrado en su vida durante el
mes. Es una manera discreta y serena de hacer una confesión de fe a la Santa Trinidad,
reconociendo la marca divina en la vida y experiencia personal-pareja-familia-trabajo-
apostolado-comunidad-ambiente.
La dinámica es como sigue: por espacio de 10 min los participantes se reúnen en dúo (de
dos en dos) para compartir lo que fue el mes (desde la última reunión hasta hoy). De
manera a compartir con el mayor número de participantes, cada 10 min se conforma nuevas
binas y así, entre tres a cuatro veces.
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III- TEMA: Comunidad trinitaria: historia, fundamento
Nacimiento: Hemos iniciado desde el 25 de diciembre del año 2007 una presencia laical en
la vida de la Iglesia paraguaya evidenciada con el surgimiento de una Comunidad de
Laicos Trinitarios.
Texto fundador: Esta expresión de amor originante de la vida comunitaria está fundada en
el amor trinitario de Dios, tal como descubrimos en el Evangelio de Juan, y recogida como
carisma fundacional de la comunidad de laicos trinitarios, según se lee en el pasaje
siguiente: “Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros (…)
para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos” (Jn 17,21.26).
Silencio elocuente eres tú, Padre. Tú me concedes tus dones y me educas con tu gracia. De
ti quiero saciarme para saborear el sabor eterno del Silencio.
Palabra silenciosa eres tú, Cristo, Hijo de Dios. Quiero vivir de ti, para gozar la suavidad
eterna del silencio.
Gozo que consume eres tú, Espíritu Santo. Tú me iluminas con tu luz y me consuelas con
tu presencia. Quiero caminar contigo para alcanzar la patria eterna del Silencio.
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Oh Padre, te reconozco en el Hijo: su palabra revela tu amor, su carne remite a tu
paternidad, sus gestos manifiestan tu cariño.
Oh Padre, te reconozco en el Espíritu: su poder te manifiesta creador, su fuego te revela
como amor, su luz habla de ti.
Oh Cristo, te reconozco en el Padre: su nombre resuena en tus labios, su reino viene por
medio de ti, su voluntad se cumple en ti.
Oh Cristo, te reconozco en el Espíritu: su presencia te atestigua resucitado, sus carismas te
revelan presente, su comunidad te proclama Señor.
Padre cariñosísimo, amor insuperable. Hijo amadísimo, amigo fiel. Espíritu creador, luz
de los corazones. Santo, Santo, Santo. Amén
V- DISCERNIMIENTO
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CENÁCULO 2: Poética y espiritualidad trinitaria
El Cenáculo es el lugar de Jerusalén donde Jesús cenó con los apóstoles la última cena de
su vida, antes de morir en la cruz. En la Comunidad Trinitaria, el CENÁCULO es la
reunión de la comunidad para manifestar en sus cuerpos la vida del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
I- ACOGIDA
[+] Es la actitud básica de los miembros de la comunidad trinitaria. Este es el ambiente en
que los nuevos han de ser recibidos. Y ellos han de ser introducidos a esta actitud básica.
Desde el principio, Dios aparece en la Biblia como el “Dios rico en misericordia”, ve la
aflicción de su pueblo (Ex 3,7). Mantiene su fidelidad a pesar de la infidelidad del pueblo y,
por medio de los profetas, lo sigue llamando (Is 49,15; Os 2,16) a la alianza. La acogida, la
hospitalidad serán valores que el pueblo fiel debe asumir porque vienen del mismo Dios:
“No opriman al extranjero...” (Ex 23,9) El “Dios rico en misericordia” (Ef 2,4) se ha
revelado como en ningún otro en Jesús de Nazaret. Su vida entera es la encarnación del
amor acogedor y misericordioso de Dios. (Lc 4,18). Los únicos que no acceden a la
invitación de acogida de Jesús son los que se mantienen en la hipocresía y la falsedad. En
todos los demás casos, Jesús aparece acogiendo:
- Jesús acoge siempre y a todos: “Al que venga a mí no lo echaré fuera” (Jn 6,37) “Vengan
a mí todos los que están cansados y agobiados” (Mt 11,28).
- Tiene entrañas de misericordia: “Movido a compasión...” (Mt 14,14)
- Se interesa por el otro: “¿Qué quieres que haga por ti?” (Mc 10,51)
- Va más allá de lo que le piden: “Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
mal” (Mc 5,34)
- Habla con cariño, se hace amigo: “Ustedes son mis amigos” (Jn 15,15).
- Conoce como buen pastor a sus ovejas y las llama por su nombre (Jn 10,3)
- Jesús cree en los demás y les reparte responsabilidades: “Denle ustedes de comer” (Mc 6,
37)
Jesús reúne en torno a sí una “familia” de seguidores que han de tener en la acogida mutua,
el perdón y el servicio sus señas de identidad. Ha de ser una “familia samaritana”. La
comunidad cristiana, guiada por “la comunión que produce el Espíritu Santo”, ha de hacer
del amor misericordioso y fraterno sus claves de referencia. Para vivir así, la comunidad
trinitaria ha de cultivar la dimensión contemplativa, que la hace ser más humana, más
comprensiva y acogedora. La contemplación potencia la finura en la acogida, sin
discriminaciones, reduplicando acaso la atención a los que no tienen sitio en la mesa común
del mundo, los pobres y excluidos. Así, la comunidad trinitaria se convierte en hogar que
sabe acoger a los pequeños (Mt 18,5) y en hogar misionero que sale en búsqueda de los
alejados (Lc 15).
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II- RUMOR
El ‘rumor’ dentro de la dinámica de la reunión se refiere al espíritu de la narración del
pasaje de Dios en la historia humana y personal. Así, cada miembro comparte con otro (en
binas) lo que Dios ha obrado en su vida durante el mes. Es una manera discreta y serena de
hacer una confesión de fe a la Santa Trinidad, reconociendo la marca divina en la vida y
experiencia personal-pareja-familia-trabajo-apostolado-comunidad-ambiente.
La dinámica es como sigue: por espacio de 10 min los participantes se reúnen en dúo (de
dos en dos) para compartir lo que fue el mes (desde la última reunión hasta hoy). De
manera a compartir con el mayor número de participantes, cada 10 min se conforma nuevas
binas y así, entre tres a cuatro veces.
[Cuando decimos ‘poética’]. Nos referimos al acto de poner por obra la acción que
llevamos en manos. El término ‘poética’ deriva del verbo griego ‘poiein’ que significa
‘hacer’. La poética se refiere a un acto en gerundio: un acto que se está haciendo y
realizándose en un presente continuo referido a Dios, quien da sentido y plenitud a la vida
en acto del cristiano trinitario. Es un presente impregnado de una ‘permanencia’ durable.
En este acto poético se reconoce al actor y su acto; puesto que, no se puede entender una
obra haciéndose sin referirnos al actor.
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[Poetas de la vida]: A través de nuestros gestos y expresiones vamos tejiendo con los otros
un horizonte de BELLEZA. Nuestro cuerpo es la Sequela Trinitari; es decir, las marcas y
las expresiones de la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en el cuerpo de los
miembros de la comunidad. La marca de la presencia divina en el cuerpo se hace expresión
en la comunidad a través de la oración, de la liturgia y del encuentro con los otros. De esta
manera, el cuerpo todo entero adviene oración y es arrebatado por la presencia divina
trinitaria. Este éxtasis (del interior al exterior) personal y comunitario de comunión con el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, lleva a los miembros a la misión, al servicio y al gesto
cotidiano de la entrega.
V- DISCERNIMIENTO
1. Con qué ánimo me siento para avanzar en el proceso de discernimiento de
pertenecer a la comunidad trinitaria.
2. Cuáles son mis deseos respecto a la posibilidad de insertarme por entero al grupo.
3. Cómo acogemos internamente los lineamientos fundantes de la comunidad: mística,
estructura, metodología y estilo de vida.
4. Qué decimos cuando hablamos a otros acerca de la comunidad trinitaria. Qué nos
atrae, cuál es su originalidad. Brota en nosotros el deseo de invitar a los amigos, personas
conocidas que puedan atraerles la idea de formar parte de la comunidad.
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CENÁCULO 3: Organización interna
El Cenáculo es el lugar de Jerusalén donde Jesús cenó con los apóstoles la última cena de
su vida, antes de morir en la cruz. En la Comunidad Trinitaria, el CENÁCULO es la
reunión de la comunidad para manifestar en sus cuerpos la vida del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
I- ACOGIDA
La acogida no es simplemente una tarea que han de realizar unos encargados elegidos para
ello por la comunidad. Es, más bien, un talante que ha de configurar a toda la comunidad y
a cada uno de sus miembros, y atravesar todas las acciones. Siendo esto verdad, también es
cierto que, cuando se quiere potenciar algo, hay que poner en juego dinámicas
“extraordinarias” que lo hagan posible y visible, sobre todo en el momento de la puesta en
marcha. Es el caso que nos ocupa en referencia a la acogida.
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II- RUMOR
La dinámica es como sigue: por espacio de 10 min los participantes se reúnen en dúo (de
dos en dos) para compartir lo que fue el mes (desde la última reunión hasta hoy). De
manera a compartir con el mayor número de participantes, cada 10 min se conforma nuevas
binas y así, entre tres a cuatro veces.
III- TEMA DEL DÍA: Organización interna / Comunidad del amor hermoso
[1] Comunidad del Amor Hermoso: Llamamos Comunidad del Amor Hermoso a la
comunidad a quien se le confía el cuidado espiritual de comunión de todas las
comunidades. Ella es la fuente de unión y de comunión de todas las comunidades. El
fundamento constitutivo de esta comunidad se encuentra en la relación de amistad profunda
que se vive con el Maestro, a la manera del “discípulo que Jesús amaba”.
La expresión más evocadora del estilo de vida de esta comunidad se encuentra reflejada en
lo que expresa Pedro a las preguntas de Jesús: “tú lo sabes todo, tú sabes que soy tu
amigo”. Esta comunidad está conformada por un representante de cada Comunidad de
Vida, preferentemente el coordinador de turno de dicha comunidad. Dura en el servicio el
tiempo que lleva en la coordinación de su Comunidad de Vida.
(a) Ella es la depositaria del tesoro espiritual de la Comunidad Trinitaria, de manera que
ella propicia a cada miembro de las comunidades el encuentro trinitario de Dios que se
configura en una estructura de amistad. Así, esta comunidad acompaña la vida espiritual de
las comunidades formando en el espíritu de la Comunidad Trinitaria. Ella es la expresión
visible del gobierno de la Comunidad Trinitaria;
(b) Ella instituye las comunidades, de los tres y de los doce. De esta manera, ella es
expresión de comunión entre todas las comunidades y garantiza la formación de red de
comunidades trinitarias.
(c) Ella forma a los candidatos y futuros miembros de las comunidades. De igual manera,
ella admite a los candidatos en la formación de la vida trinitaria.
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Servicios de la Comunidad del Amor Hermoso:
Padre
• Constituye las Comunidades de Vida garantizando la fidelidad y perseverancia al
modo de proceder del movimiento.
• Organiza, cuida y asegura la marcha de la Comunidad de Vida o Grupos de Vida.
• Crea vínculos y redes de comunión entre las comunidades.
• Se ocupa de la dimensión económica: bienes, proyectos de financiación, materiales,
etc.
Hijo
• Se ocupa del proceso de formación, tanto del proceso personal de los miembros
como de las comunidades del Movimiento.
• Configura el itinerario formativo y elabora los temas de formación.
• Se encarga de la formación de los nuevos miembros.
• Promueve la incorporación de los nuevos miembros (Promoción laical del
movimiento).
• Cuida de la Comunidad de la Misión: servicio, apostolado, Fe y Cultura, Ruat, etc.
• Se encarga de la Biblioteca del Movimiento.
Espíritu Santo
• Asegura y acompaña la vida espiritual de cada miembro.
• Cuida del tesoro espiritual del Movimiento: ABC de MTL, los modos de oración del
Movimiento (oración trinitaria y denario trinitario).
• Configura la Comunidad del Ágape.
V- DISCERNIMIENTO
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CENÁCULO 4: Organización interna
El Cenáculo es el lugar de Jerusalén donde Jesús cenó con los apóstoles la última cena de
su vida, antes de morir en la cruz. En la Comunidad Trinitaria, el CENÁCULO es la
reunión de la comunidad para manifestar en sus cuerpos la vida del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
I- ACOGIDA
A continuación enunciamos algunos fallos en los que puedes caer cuando pretendes realizar
una escucha activa.
1. No rechazar las emociones que el otro manifiesta. Las emociones son reacciones
automáticas que frecuentemente se dan en determinadas circunstancias; pero que no
son obligatorias y no las controlamos. Por eso, decir a una persona que no debería
sentir lo que siente implica un reproche sobre una conducta sobre la que la persona
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no tiene control. Hay que tener en cuenta que no está en su mano modificar ese
sentimiento.
2. No juzgar. Recuerda el dicho bíblico: no juzgues y no serás juzgado.
3. No solucionar el problema. Quien te lo está planteando quiere compartirlo contigo,
pero él (ella) es la responsable de solucionarlo. Tú solamente puedes escuchar y dar
tu opinión.
4. No interrumpir. Espera a que la otra persona te dé paso, aunque no estés de acuerdo
con lo que dice.
5. No cuentes tu propia historia. Recuerda que nadie escarmienta en cabeza ajena.
Además, si te está contando algo es para que entiendas su problema y, si cuentas tu
historia estaréis centrándoos en la tuya.
6. No des un consejo que no te hayan pedido.
7. No descalifiques cuando des tus opiniones.
II- RUMOR
La dinámica es como sigue: por espacio de 10 min los participantes se reúnen en dúo (de
dos en dos) para compartir lo que fue el mes (desde la última reunión hasta hoy). De
manera a compartir con el mayor número de participantes, cada 10 min se conforma nuevas
binas y así, entre tres a cuatro veces.
Comunidad de Vida: Es una comunidad poética que expresa a través del cuerpo (gestos,
palabras y opciones) la presencia operante de Dios, en su expresión trinitaria, en medio de
nosotros. Esta experiencia comunitaria está fundada en el AMOR TRINITARIO DE DIOS.
El cuerpo de cada miembro, nacido del amor trinitario de Dios (Jn 1,13) manifiesta este
nacimiento en la práctica de la justicia (1Jn 2,29), en el amor mutuo (1Jn 4,7) y en la vida
impregnada del Espíritu (Jn 3,6-7). Estos cuerpos marcados por la Sequela Trinitari
expresan comunitariamente la presencia actuante de Dios en medio de nosotros.
De esta manera, una convivencia humana impregnada del rostro trinitario de Dios nace y se
expresa creativamente en el reino de relaciones fraternas, de justicia y de solidaridad. Así,
la comunidad de vida está conformada por tres personas o tres parejas o tres familias, una
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comunidad que vive inspirada de la Trinidad de Dios. Se trata de una comunidad que vive
según la ‘lógica’ del Hijo que puso su tienda entre nosotros, una presencia abierta y
encarnada en el mundo como células vivientes.
Comunidad de los tres: Es una comunidad trinitaria real, porque se trata de la comunidad
de personas concretas. Es una comunidad mística porque expresa la relación de comunión
de la Santísima Trinidad como un estilo de vida. En los pasajes evangélicos varias
propuestas de comunidad de los tres son diseñadas: la comunidad del pesebre en Nazareth,
la comunidad de Betania (Marta, Lázaro y María), la comunidad de los discípulos de
Emaús (los dos discípulos y Jesús), la comunidad de la cruz (el discípulo que Jesús amaba,
Jesús y su madre), la comunidad de la transfiguración (Pedro, Andrés y Juan); la
comunidad del Vengan y Vean (Jesús y los discípulos de Juan), la comunidad del amor y la
amistad (Jesús, Pedro y Juan), la comunidad de la resurrección (Jesús, Pedro y Juan).
Todos los cristianos son llamados a formar parte de esta gran corriente trinitaria. Sólo hace
falta abrirse generosamente a la acción trinitaria de Dios y dejarse tocar desde dentro y
definitivamente como fue la vida de María, de José, de Simeón, de Ana, de los doce
discípulos, de los otros amigos de Jesús como los discípulos de Emaús, Magdalena, Zaqueo
y otras tantas mujeres seguidoras de Jesús desde la Galilea hasta el drama de la cruz. Y, la
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historia nos cuenta que, a lo largo de estos veintiún siglos, la lista de los testigos de la fe
continúa.
Sensus Trinitari: Esta comunión en el amor, obra del Espíritu, nos permite tener un mismo
sentir (parecer), un mismo amor, un mismo ánimo y una única expresión de la
manifestación trinitaria de Dios en el mundo (Cf. Fl 2, 1-3). La comunidad de los tres es el
espacio de la acogida, de la amistad, de la oración y de la vida silenciosa donde se vive en
profundidad la encarnación y la expresión de los gestos y palabras de Jesús. La Comunidad
de Vida se organiza creativamente teniendo presente que todos los miembros son
responsables de su buena marcha. Si se juzgare conveniente, la coordinación de la vida en
común conviene que se haga por rotación, de manera que un tiempo toque a uno, luego al
otro y así sucesivamente.
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IV- ORACIÓN TRINITARIA
El obrar de Dios a lo largo de la historia no es un monólogo que Dios realice para sí mismo,
sino un largo y dramático diálogo entre Él y la criatura. En él concede Dios al hombre la
posibilidad de dar una respuesta auténtica a su palabra. Y con ello hace depender realmente
su propia palabra ulterior de la respuesta libre del hombre. La historia no es un espectáculo
que Dios se represente a sí mismo y en el que las criaturas serían lo representado. La
criatura es, por el contrario, auténtico actor en este drama humano-divino de la historia. Por
eso, esta historia tiene una seriedad absoluta e implica una decisión total que no se puede
relativizar por lo que toca a la criatura, diciendo que todo brota de la voluntad de Dios y
que nada puede contradecirle.
Dios no está solo frente al mundo. En el éxtasis de su amor él se ha introducido dentro del
mundo, llegando a ser la originalidad más profunda, y ha enderezado toda la realidad y la
historia del cosmos al momento donde Dios estará «cara a cara» y, en la eterna beatitud,
constituirá la plenitud radical e inmediata de nuestra existencia. Cuando Dios ama, su amor
es verdaderamente creador; es un amor que pone realmente en cada uno las notas singulares
que hacen de él un ser amado de manera única. Expliquémonos. Si Dios ama según el amor
sobrenatural que consiste en hacer una entrega absoluta de sí mismo y de su propia vida
íntima, es éste un acto de Dios que, hay que comprenderlo como concreto e individual.
Cuanto más personal es un amor, tanto mayor es la medida en que constituye un
compromiso y un don de la persona, y en tanto mayor grado también se hace singular,
único, insustituible. Entonces el que es objeto de tal amor es, por el mero hecho de este
amor, con toda verdad, un ser absolutamente único.
Dios quiere comunicarse a sí mismo, prodigar su amor, que es él mismo. Todo lo demás
existe para que pueda existir esto, que es lo único: el milagro eterno del amor infinito. Dios
crea así a un ser al que pueda amar de esta manera: el hombre. Lo crea de modo que el
hombre pueda dar cabida a este amor que es Dios mismo; que lo pueda y lo tenga que
recibir a un tiempo como lo que es: el milagro eternamente asombroso, el regalo
inesperado, indebido... El hombre debe poder recibir este amor, que es Dios mismo. Tiene
que poseer una congeniabilidad para tal amor. Es necesario que pueda recibirlo -la gracia,
la visión de Dios- como quien posee ámbito y amplitud, intelección y tendencia hacia y
para él. Tiene, pues, que tener «potencia» real para este amor. Y tenerla siempre. Pues este
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amor le habla y le invita siempre. El hombre, tal como es de hecho, está creado para él. Ha
sido pensado y llamado a la existencia para que este amor pueda entregarse. Según esto, tal
«potencia» es lo más íntimo y lo más auténtico suyo, el centro y la razón radical de lo que
él es. Tiene que tenerla siempre. Pues aun el condenado, que se ha apartado de este amor
para toda la eternidad y se ha hecho a sí mismo incapaz de recibirlo, tiene que poder sentir
realmente este amor – que por haberlo despreciado le quema ahora como fuego – como
aquello a lo que en el fondo de su ser está ordenado. Tiene, pues, que seguir siendo siempre
el mismo que fue creado: la ardiente aspiración hacia Dios mismo en la inmediatez de su
propia vida trinitaria. Esta capacidad para el Dios del amor personal, que se entrega a sí
mismo, es el existencial central y permanente del hombre en su realidad concreta.
En comunidad solidaria
3 Karl Rahner
Nosotros los hombres dependemos unos de otros, no sólo en nuestra vida cotidiana, no sólo
por el hecho de tener padres y porque en el terreno de lo biológico, de la comunidad de vida
cívica externa, del arte y de la ciencia, estemos siempre religados a la sociedad. El motivo
de nuestra dependencia no se reduce simplemente a esos campos. No; también para nuestra
salvación dependemos de los demás hombres. Esto es evidente y, con todo, difícil de
comprender. Cada uno tiene su propia libertad intransferible, de la que no puede escapar ni
puede cargar sobre otro. Pero esta libertad no es una libertad aislada, ni siquiera en el
instante en que decide el destino eterno del hombre, en que fundamenta la existencia
definitiva del hombre.
Precisamente por el hecho de que estamos religados los unos a los otros no sólo en lo
cotidiano de la vida, de la política y de la historia profana, sino también en la historia de la
salvación, existe un orden salvífico en el que todos dependen de todos, y ninguno es
insignificante para los demás; un orden en el que todos deben soportar solidariamente el
peso de la culpa y el beneficio de la gracia. Lo que cada uno sufre, ora, llora, sus cargas y
sus alegrías...: todo es importante para los otros, para la incalculable multitud que avanza a
través de esta única historia de significado decisivo... Dios ha querido que, en la historia de
la salvación, los hombres dependan los unos de los otros. Y esto, simplemente, porque Dios
ha querido que la salvación que El opera en nosotros sea llevada a cabo por mediación de
los hombres. Es una comunidad que se traduce en la comunidad de la misericordia de Dios.
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V- DISCERNIMIENTO
Discernimiento: en cuanto a búsqueda de lo que agrada a Dios (Rom 12, 2; Fil 1, 18;
1Jn 4, 1; etc.) es una actitud espiritual constitutiva de toda la vida verdaderamente cristiana.
“Buscar y hallar la voluntad de Dios”; “Qué su majestad, por su infinita y suma bondad nos
quiera dar su gracia cumplida, para que su santísima voluntad sintamos y aquella
enteramente la cumplamos” Ignacio de Loyola.
Las fuerzas espirituales. Los impulsos que brotan del Buen espíritu los denominamos
"mociones" y con ello significamos todo lo que lleva hacia el Señor y su Reino, en general.
Por el contrario, denominamos "treta" a todo aquello que nos orienta en sentido opuesto:
apartarnos de Dios y de su reinado.
Los Estados Espirituales. Esos impulsos se expresan en dos estados básicos: la consolación
y la desolación.
S U J E T O (quien discierne)
Grupo de puesta en común Grupo que discierne un
Individual
del discernimiento individual punto que afecta a todos
- Una comunidad
- Parte de una comunidad. - Una comunidad
Discernimiento Individuo - Grupo intercomunitario - Parte de una comunidad
- Grupo mixto: laicos y - Grupo intercomunitario
religiosos
- Una comunidad - Una comunidad
Deliberación Individuo - Parte de una comunidad - Grupo intercomunitario
- Grupo intercomunitario
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CENÁCULO 5: Organización interna
El Cenáculo es el lugar de Jerusalén donde Jesús cenó con los apóstoles la última cena de
su vida, antes de morir en la cruz. En la Comunidad Trinitaria, el CENÁCULO es la
reunión de la comunidad para manifestar en sus cuerpos la vida del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
I- RUMOR
La dinámica es como sigue: por espacio de 10 min los participantes se reúnen en dúo (de
dos en dos) para compartir lo que fue el mes (desde la última reunión hasta hoy). De
manera a compartir con el mayor número de participantes, cada 10 min se conforma nuevas
binas y así, entre tres a cuatro veces.
Jn 1,18: A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno (kolpos) del
Padre, él lo ha contado [mostrado, interpretado].
[a] Jn 3, 11-12: Hablamos de lo que sabemos, atestiguamos lo que hemos visto, y no aceptan
nuestro testimonio. Si les he dicho cosas de la tierra y no creen, ¿cómo creerán cuando les diga
cosas del cielo?
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[b] Jn 3,31-35: Quien viene de arriba está por encima de todos. Quien viene de la tierra es terreno y
habla de cosas terrenas. Quien viene del cielo está por encima de todos. Él atestigua lo que ha visto
y oído, y nadie acepta su testimonio. Quien acepta su testimonio acredita que Dios es veraz. El
enviado de Dios habla de las cosas divinas, pues Dios no da el Espíritu tasado. El Padre ama al Hijo
y todo lo pone en sus manos.
[c] Jn 15,15: Ya no les llamo servidores, porque el servidor no sabe lo que hace el amo. A ustedes
les he llamado amigos porque les comuniqué cuanto escuché a mi Padre.
En el Evangelio de Juan, aparece un ligero cambio en la comprensión del acto de narrar. Según los
textos estudiados, Jesús es el NARRADOR (revelador) del Padre. Esto es:
[1] Jesús no cuenta un evento que sucedió en el pasado, sino un acontecimiento que él vive
continuamente con el Padre. Jesús es testigo de aquello que él ve en la casa del Padre. Jesús exige la
fe en su palabra, esta palabra es la de un testigo que sabe presentemente, porque él ve y escucha
(3,32) al propio Padre. Jesús se presenta como el revelador; es decir, el enviado habla las palabras
de Dios. Jesús sitúa su acto de narrar en un presente continuo, es decir, el evento del cual él alude
sigue sucediendo incluso, para el lector del Evangelio.
[2] Qué tipo de narración alude el texto: Es una narración que nos concierne a todos los que
creemos en Jesucristo, de modo que se trata de un relato abierto en el que Dios aún no ha cerrado su
historia. De ahí, el acto de contar se refiere a un acontecimiento que se está realizando actualmente,
en un tiempo presente, como una realidad permanente.
[a] Jn 1,18: A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno (kolpos) del Padre, él
lo ha mostrado.
[b] 3,11: Nosotros atestiguamos lo que hemos visto, y no aceptan nuestro testimonio.
El verbo ‘eorákamen’ (hemos visto) está en el perfecto-presente (gerundio), que permite traducir
por: aquello que nosotros estamos viendo, o continuamos viendo. Jesús dice que él revela
acontecimientos celestes y no terrestres. Aquello que él devela (muestra), es el misterio de la
persona y el itinerario del Hijo del Hombre, un misterio escondido hasta el presente en Dios.
[c] Jn 14,8-9: Le dice Felipe: ‘Señor, muéstranos al Padre y nos basta’. Le dice Jesús: ‘Tanto
tiempo hace que estoy con ustedes y no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al
Padre’.
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Un modo de pensar este acto de ver es el arte1. En el arte, la racionalidad y la visibilidad van
unidas. El artista no hace una simple copia de lo real, ni tampoco una reproducción en imágenes de
unas ideas preconcebidas. El pintor extiende ante nosotros el mundo percibido. El arte mismo es
una interrogación no conceptual, una presentación sin concepto del ser universal como creación,
que aprehende la cosa en el signo, haciéndola visible, como expresión productiva que no traduce
pensamientos, que concibe a la vez que ejecuta. La pintura no reproduce lo real, pero tampoco se
contenta con expresar la subjetividad del pintor, sino su estilo o manera de relacionarse con el
mundo. Si la percepción es recreación y no mera réplica pasiva del objeto, con mayor razón lo será
la percepción del pintor, que imagina lo visible bajo la forma de la obra de arte.
La pintura no pone en el cuadro el en sí inmediato, sino un estilo que mediatiza lo que se manifiesta
dándole expresión. Se trata de una verdad que no calca las cosas, que no es adecuación entre ellas y
nuestros enunciados, una verdad que no reproduce ningún modelo exterior, que carece de
instrumentos expresivos predeterminados y que, a pesar de todo es verdadera.
El auténtico arte no es simplemente expresión, sino que también despierta sentimientos y nos
enseña a ver de otro modo. Lo que importa es la actividad de pintar y no su resultado, porque en
aquélla (actividad de pintar) el mundo se transforma en su visibilidad y, al mismo tiempo, resulta
alterada la manera de ver del pintor y se gesta un nuevo estilo perceptivo que sirve de pauta para el
enriquecimiento de nuestra percepción cotidiana. La expresión pictórica se convierte en un grito
inarticulado semejante a la voz de la luz.
El pintor presta su cuerpo al mundo y, así, transforma el mundo en pintura. La pintura es un acto
corporal que nos lleva a la raíz de la visión. En la pintura se produce la fusión de la percepción del
artista con el objeto percibido, la corporalización de lo mundano y, en definitiva, la conciliación
entre espíritu (razón) y naturaleza que conduce a una imagen más real que la que las cosas mudas
ofrecían a nuestra mirada. El pintor hace que la naturaleza se exprese, porque es capaz de
humanizarla. El pintor no es un imitador de lo visible, sino que lo hace visible. La pintura
contribuye a estudiar el fenómeno de la visión, la otra cara de lo invisible.
[a] Jn 5,17-18: Jesús dijo: ‘Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo’. Por eso los judíos
trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a
Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios.
[b] Jn 5,19-20: Les aseguro: El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al
Padre. Lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le
muestra todo lo que él hace. Y le mostrará obras aún mayores que éstas, para que se asombren.
1
El texto que sigue está tomado de, LÓPEZ SÁENZ María del Carmen, “Merleau-Ponty o el arte de la
visibilidad”, Agora (1998), vol 17, n 2, p. 148.
25
también trabajo”. De esta manera, Jesús no se queda solamente en el plano de ‘recibir’ la
vida que procede del Padre sino que él también participa de la obra del Padre: un acto
salvador del mundo que se está realizando hasta el momento presente o hasta ahora o dicho
de otro modo, una obra que todavía está haciéndose.
Mostrar, revelar, poner en escena al mismo Padre (quien me ve a mí, ve al Padre, Jn 14,9)
26
¿Cómo se organiza? La comunidad de los doce conforma la suma de cuatro comunidades
de los tres. En esta perspectiva, una comunidad de los doce puede conformarse de
diferentes modalidades y géneros, como por ejemplo: comunidad de religiosos, comunidad
de laicos, comunidad de formación, comunidad de sacerdotes, comunidad contemplativa,
comunidad de cuatro congregaciones religiosas diferentes (salvando siempre la
coordinación a la comunidad de la Trinidad), comunidad de laicos jóvenes. Esto indica que
una comunidad de los doce o puede ser todo de un mismo género (solamente religioso o
solamente laicos) o puede ser de cuatro modalidades (una de religioso, otra de laicos, otra
de jóvenes en formación, otra de sacerdotes).
En medio de la vida diaria vivida con honrada sobriedad, se abren por todas partes los
abismos de nuestra existencia, abismos que precisamente el hombre sobrio no puede cubrir
con el parloteo y el ajetreo de cada día. Pero estos abismos están llenos de la gracia del
inconcebible misterio que llamamos «Dios». Aquí Dios mismo se salió del terrible
resplandor en que como Dios y Señor habita, y vino a nosotros. Entró con todo silencio en
la choza de nuestra existencia terrena y fue hallado como un hombre. Empezó donde
28
empezamos nosotros, pobre del todo, arriesgado del todo, infantil y manso del todo,
indefenso del todo. El, que es el fruto infinito y lejano que nosotros por nosotros mismos
nunca podemos alcanzar, porque parece que se nos aleja a distancias cada vez mayores
cuando corremos hacia su encuentro por los duros caminos de nuestra vida. Él en persona,
ha venido a nuestro encuentro, ha venido a nosotros, porque, de lo contrario, nosotros no lo
encontraríamos. Ha recorrido con nosotros nuestro camino hacia él para que el camino
encontrase un final feliz, ya que este fin en Jesús es al mismo tiempo también nuestro
comienzo.
Dios está cerca. Su eterna Palabra de misericordia está aquí donde estamos nosotros. El
recorre como peregrino nuestros caminos, gusta nuestra alegría y nuestra miseria, vive
nuestra vida y muere nuestra muerte. Ha hecho suyo nuestro comienzo, ha entrado en el
camino de nuestro destino y lo ha recorrido así con frecuencia hacia las infinitas lejanías de
Dios. Y como a nosotros nos parecía insuprimible el hecho de que fuese hombre, puesto
que la Palabra de Dios no cesa nunca, por eso este comienzo, que es nuestro y suyo, es un
comienzo de promesas indestructibles.
Cuando cae el hombre en la cuenta de que está sepultado, dos reacciones son posibles. O
bien se defiende con la angustia del náufrago o del enterrado vivo, y se abalanza a toda
forma de actividad que disipe la negrura del horizonte; o bien cae en una auténtica
desesperación, unas veces confesada a gritos, otras remansada en una fría calma, en la que
maldice, se odia a sí y al mundo, y dice: «no hay Dios». Dice no hay Dios porque ha
cambiado el verdadero Dios por aquello que él tenía por Dios. Y en el fondo de su
pensamiento hasta tiene razón; su Dios, el de él, ése no existe; el Dios de la seguridad
terrena, el Dios que asegura e inmuniza contra las decepciones de la vida; el Dios que
asegura el que los hijos no lloren y ahorre lágrimas a la tierra; el Dios que da garantías al
amor humano para que no acabe en terrible desengaño..., ese Dios en verdad no existe. Así
es realmente.
Advertir que Él está allí, saber que Él está contigo. Tener conciencia de que en el profundo
calabozo de tu corazón hace ya tiempo que te esperaba; darte cuenta de que de mucho atrás
escuchaba en silencio y aguardaba a que te desprendieras por fin de todo el barullo de tu
quehacer vital y de toda esa palabrería que pomposamente llamabas tu filosofía de la vida
curada de ilusiones, en la que te entretuviste tú contigo mismo. Aguardaba a ver si después
de todos tus lamentos desesperados y necios gemidos sobre las miserias de la vida, eras al
fin capaz de callar ante El, de ponerte al habla con Él. Debes sentir que no te hundes en el
abismo cuando te sueltas de la convulsiva y tiránica angustia por ti y por tu vida, que no
está todo perdido cuando dudas de ti, de tu ciencia, de tu fuerza y aun de tu capacidad de
ayudarte a ti mismo para conseguir la vida y la libertad del gozar. Por el contrario, sentirás
como por encanto, de repente y por un milagro que se ha de repetir cada día, sentirás que
estás con El. Experimentarás de repente que la pétrea faz de tu desesperanza no era más que
la aurora de Dios en tu vida, que las tinieblas del mundo no eran sino el resplandor de Dios,
que no conoce sombra; que la aparente cerrazón de horizontes y caminos era la auténtica
inmensidad de Dios que no necesita caminos, porque Él está ya allí. Comprenderás que no
es propiamente que Él haya de venir a tu corazón sepultado, sino que no has de empeñarte
tú en huir de ese corazón, porque Él está allí y no hay motivo alguno para salir de esa
bendita desesperación a buscar un consuelo fuera, que no lo sería y que no lo hay. Notarás
que el Dios vivo y verdadero está en tu sepultado corazón. Él está allí, aun cuando tú no
estés; y sin Él nada tendrías tú, ni a ti mismo.
V- DISCERNIMIENTO
Exigencias Necesarias.
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La de la veracidad de la expresión, que responda a un atención sincera de
comunicarnos y comunicar lo que pensamos, conscientes de que nadie, ni nosotros,
tiene el monopolio de la razón.
La del sentido de pertenencia, por el que nos sabemos solidarios y corresponsables en
el grupo, abiertos a su influencia positiva y sujetos activos de su “animación” y de su
enriquecimiento de posibilidades, de aportaciones y de dones. Esforzarse por vivir
plenamente integrado en la Diócesis o Instituto, en el diálogo fraterno con los que
comparte la vida y el trabajo.
La de la apertura sincera al Superior, Director Espiritual, Director de obra, que le
ayudará a crecer en el intercambio fraterno y en la responsabilidad común respecto a la
misión.
Debe tender a hacer valer y hacer crecer la amistad entre sus miembros.
Los tiempos de descanso y expansión ayudan para la vida fraterna, el conocimiento muto,
la confianza.
Aprender a darles más importancia a las personas que al trabajo.
Acostumbrase a compartir las alegrías y las penas en comunidad.
Ofrecer todos los medios para superar las amenazas de inseguridad y agresividad
que nos rodean.
Todos debemos relativizar nuestros propios intereses, ideas o convicciones en el
diálogo con los otros.
La comunidad se debe fundar, sobre todo, en el amor fraterno y en el Señor que nos
lo dona, para ahí hacer el camino que se ha señalado.
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3.3. Variantes de comportamiento en un grupo.
Lo cerebral, las ideas: En este grupo o reunión dominan esquemas fijos, una cierta tensión
e imposición por uno o varios. No hay verdadera atención al otro. La discusión será en
torno a razones, lógicas, sistemas, juicios y prejuicios. Si es un tema de estudio podrá
llegarse a algún resultado, o a ninguno. Pero no se establece una relación personal. Más
bien reina una cierta frialdad y tensión. Los “sabios” hablan, los débiles callan.
Puede funcionar el grupo, finalmente, bajo el signo de una dominante profunda: lo que es
importante en ese nivel es el encuentro personal. Y las actitudes que predominan: calma,
respeto, escucha, libertad, hablar desde la propia experiencia, deseo de oír y decir la verdad,
vulnerabilidad, diálogo-encuentro verdaderos en el campo de lo personal. Al compartir
experiencias, la discusión está de sobra.
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CENÁCULO 6: Estilo de vida
El Cenáculo es el lugar de Jerusalén donde Jesús cenó con los apóstoles la última cena de
su vida, antes de morir en la cruz. En la Comunidad Trinitaria, el CENÁCULO es la
reunión de la comunidad para manifestar en sus cuerpos la vida del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
I- RUMOR
La dinámica es como sigue: por espacio de 10 min los participantes se reúnen en dúo (de
dos en dos) para compartir lo que fue el mes (desde la última reunión hasta hoy). De
manera a compartir con el mayor número de participantes, cada 10 min se conforma nuevas
binas y así, entre tres a cuatro veces.
Jn 5,21. 6,63: Jesús tomó la palabra y les dijo: ‘Como el Padre levanta a los muertos y les
da la vida – les hace vivir (zoopoiein), así el Hijo a los que quiere les da vida – les hace
vivir (zoopoiein). Es el Espíritu quien da vida – hace vida (zoopoiein).
Jn 5,26: Pues como el Padre posee vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener
vida en sí mismo.
Jn 3,16.36: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea no
perezca, sino tenga vida eterna. Quien cree en el Hijo, tiene vida eterna. Quien no cree al
Hijo, no verá la vida.
Jn 6,33.35.48.51: El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. Yo soy el pan
de la vida: el que acude a mí no pasará hambre, el que cree en mí no pasará nunca sed. Yo
soy el pan de la vida. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Quien coma de este pan vivirá
siempre. El pan que yo doy para la vida del mundo es mi carne.
33
Jn 14,6: Yo soy el camino, la verdad y la vida: nadie va al Padre si no es por mí.
Jn 20,31: Estas quedan escritas para que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y
para que creyendo tengan vida por medio de él.
Jn 11, 25: Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí, aunque muera, vivirá; y
quien vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Lo crees?
La ‘vida’ significa la posibilidad de existir delante de Dios. Es un don que Dios ofrece al
mundo por su ‘Logos’ (14,6). Se trata de la relación viva, existencial y fluida de la
comunión del hombre con Dios.
Cuando hablamos de la ‘poética trinitaria’ (poiein = hacer) nos referimos al acto divino de
generar y crear continuamente vidas en el mundo. Jesús es la vida, porque es el único que la
posee en plenitud y puede comunicarla (Jn 5,26). Por ser la vida plena es la verdad total, la
plena realidad del hombre y de Dios. Es el único camino -"Nadie va al Padre sino por mí"-,
porque sólo su vida y su muerte muestran a la humanidad el itinerario que la pueda llevar a
la máxima realización. Un camino que se sigue con las obras del amor, y no con palabras
solas.
Cristo debe llegar a ser «vida nuestra» (Col 3,4). Como lo fue para San Pablo: «Vivo yo,
pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí» (Gál 2, 20). Como lo ha sido para cuantos
creyeron y trataron de seguir sus pasos, de respirar con su aliento. Cristo, vida nuestra.
Quien no se une a Cristo, languidece, se seca y muere. Quien se une a Cristo, se llena de
savia y produce mucho fruto. Frutos de verdad y de vida. La vida, la que Jesús poseía en
plenitud y que él ofrece a quienes estén dispuestos a recibirla: el Espíritu de amor que nos
hace capaces de llegar a ser hijos viviendo como hermanos.
Sencillez de vida: Como dice Pablo, “nuestra propia vida manifieste la palabra de la vida”
(Fl 2, 15-16), llevando una vida simple y sencilla. Propiciamos el modo más discreto para
que se realice en nosotros el querer y el obrar de Dios Trinidad. (Cf. Fl 2,13). Apreciar la
sencillez y la austeridad como talante personal de vida; inculcando en nosotros una
continua ACCION DE GRACIAS, donde la vida es un don para ser compartida. La
sobriedad nos ayuda a darle a las cosas su justo valor y a manejar adecuadamente nuestros
apetitos, estableciendo en todo momento un límite entre lo razonable y lo inmoderado. Es el
valor que nos enseña a administrar nuestro tiempo y recursos, moderando nuestros gustos y
caprichos para construir una verdadera personalidad.
Prontitud: Inspirados por el Espíritu Santo que nos congrega, anima y hace nueva todas las
cosas, responderemos con prontitud al encuentro de los pequeños gestos del día a día. Estos
gestos poéticos, llenos de la presencia del Espíritu, están inspirados de la prontitud de
María que “con prisa” va al encuentro de su prima para comunicar las maravillas de la
acción de Dios en su vida y que inmediatamente le lleva al servicio (Lc 1,39). Como
aquellos pastores que “fueron a toda prisa” al encuentro del recién nacido, abre a una vida
marcada por la alegría sin límites (Lc 2,16). El caso de Zaqueo, que “se apresuró a bajar del
árbol y le recibió con alegría” en su casa preparando una fiesta porque “hoy” se le ofrece la
posibilidad de una nueva vida (Lc 19,6). Como en el caso de las mujeres que “corrieron al
sepulcro” aquel primer día de la semana cuando todavía estaba oscuro y fueron
sorprendidas por estas palabras: “¿por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” Y,
Pedro, al oír la noticia dada por las mujeres, “se levantó y corrió al sepulcro y se volvió a su
casa asombrado por lo sucedido” (Lc 24,1.5.12).
En otro, los discípulos de Emaús que, al reconocer al Viviente al partir el pan, se levantaron
y se volvieron a Jerusalén a encontrarse con los once. Ellos, con la alegría y la paz que
35
ardían en sus corazones, narran la historia del Resucitado en sus vidas. En fin, estas
respuestas humanas a la presencia desbordante de Dios en medio de nosotros, fruto de la
presencia del Espíritu Santo, nos abre a la prontitud, a la alegría y al reconocimiento mutuo
como regalo de Dios. Así se expresa la unción de nuestra amistad.
Esa es la verdadera generosidad. Mucha gente piensa que la generosidad sólo se relaciona
con el dinero. Algunos ejemplos de generosidad: compartir algo con los demás, dedicarle
tiempo a las personas, decir las cualidades de las personas ante otras. Perseguir metas
comunes crea un ambiente generoso. Enseñe a sus hijos que la generosidad no se relaciona
siempre con grandes actos de desprendimiento o sacrificio. También tiene que ver con
pequeñas acciones cotidianas como colaborar en las actividades de la casa (extender la
cama, lavar vajillas, hacer compras para la casa, poner las ropas a lavar, barrer los espacios
comunes, limpiar el cuarto, dejar ordenada la sala).
Comunión: Todas las comunidades deberán vivir una experiencia de comunión real que se
expresa en la amistad entre todos los miembros. Esta experiencia llevará a vivir una especie
de empatía natural hacia los otros miembros de otras comunidades de vida y misión. Todos
los miembros de la Comunidad Trinitaria son también miembros igualmente de las
pequeñas comunidades. Cada miembro sentirá respeto, admiración y amistad hacia los
otros miembros de otras comunidades de manera a dejarse ungir por este espíritu de
comunión y de amistad sincera entre todos los miembros. En nosotros se debe dar
36
inicialmente la experiencia de amistad universal inaugurada por Jesús (ustedes son mis
amigos), para poder vivirla con los otros miembros de la sociedad humana. En nuestra
comunidad se vivirá una experiencia de respeto, servicio y misión común con la
Comunidad Eclesial y sus ministros. Esta Comunidad Trinitaria encontrará su lugar de
expresión en la Iglesia de Jesucristo que subsiste en la Iglesia Católica según sus ritos y
tradiciones oficialmente reconocidos.
El deseo de Dios en ti
1 Karl Rahner
Jesús dice que pidamos en su nombre; nos dice que esta oración es oída por el Padre y hasta
se adelanta a ella, pues sabe que, hecha en su nombre, procede del amor y la fe. ¡Pedir en
nombre de Jesús! Si por la palabra «pedir» no entendemos, demasiado aprisa e
impensadamente, una oración expresa a Dios con palabras e ideas prefabricadas; si
reflexionamos sobre nosotros mismos, tal como somos en la vida, en nuestra circunstancia,
en nuestras horas calladas, veremos que realmente sólo somos deseo, aspiración, esperanza
de lo nuevo y distinto, hambre y sed de los bienes de la existencia; somos realmente un
grito único por un cumplimiento y perfección que aún no poseemos. Estas aspiraciones que
casi se identifican con nosotros mismos, se dispersan extrañamente por las más varias
direcciones.
Necesitamos de uno que reduzca a orden, a paz, a claridad y transparencia interna este
apetecer que forma nuestro propio ser. Por eso tenemos que pedir en nombre de Jesús. Esto
quiere decir entrar en Él, vivir de su vida, estar unidos a Él. Si Él está en nosotros por la fe,
por la caridad, por la gracia y por su espíritu; si de ese centro de nuestra existencia que es
Él mismo se levanta luego nuestra petición, y todo lo que somos en peticiones y deseos se
reúne y concentra todo en Él y en su Espíritu, entonces nos oye el Padre; entonces nuestro
pedir es serio y sencillo, recto y concentrado. El acto de pedir en nombre de Jesús es, en
definitiva, que el Señor crezca en nuestra vida, que Dios llene nuestra existencia, que
venza, que junte lo disperso en nuestra vida y reúna las mil peticiones de que estamos
compuestos. Y entonces -aun entre lágrimas, aun con dolor, aun en medio de la necesidad,
aun en la apariencia de no haber sido oídos- nuestro corazón está tranquilo en Dios.
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Abrirse a la inmediatez de Dios
2 Karl Rahner
«Me parece evidente que el ayudar de este modo a que se produzca el encuentro con Dios
(¿o quizá habría que decir: ayudar al hombre a experimentar que siempre ha estado y sigue
estando en contacto con Dios?), es hoy más importante que nunca, porque, de lo contrario,
se correrá el riesgo insuperable de que todos los imperativos morales externos se hundan en
esa calma letal que el ateísmo contemporáneo esparce en tomo a cada individuo, sin que
éste se percate de que esa terrible calma está, a su vez, hablando de Dios. La principal tarea,
en torno a la cual deben girar todas las demás actividades, ha de ser la de acompañar al
hombre en su encuentro con Dios. Ayudar a que se produzca esa experiencia directa de
Dios, en la que al ser humano se le revela que ese misterio incomprensible que llamamos
"Dios" es algo cercano, se puede hablar con Él y nos salva por sí mismo precisamente
cuando no tratamos de someterlo, sino que nos entregamos a El incondicionalmente.
Deberíamos examinarnos si toda nuestra actividad sirve a este fin. Y si es así, entonces
puede perfectamente uno de nosotros ser biólogo y dedicarse a investigar la vida anímica de
las cucarachas». A los cristianos les está prohibido contentarse con algo que sea menor que
la infinita plenitud de Dios; les está prohibido instalarse en lo finito de un modo definitivo
y feliz, contentándose con esa estrechez, pensando, con una modestia mentirosa, que Dios
no puede tomar en serio a esta criatura finita que somos nosotros, aunque estemos lastrados
por mil condicionamientos. Esto significa no sólo que el mundo ha empezado a encontrarse
a sí mismo en el hombre sino que Dios ha comenzado también a venir al hombre, y el
hombre a ir hacia Dios.
Una persona no entiende la cuenta de su vida, no puede encajar los elementos de esta
cuenta vital por errores, culpas o la misma fatalidad. Aunque a menudo le parece imposible,
intenta arrepentirse, pero la cuenta no sale, y no sabe cómo introducir a Dios en esa cuenta
para que compense el “debe” y el “haber”. Esta persona se entrega a Dios sin poder
compensar en absoluto el balance de su vida más o menos con cierta exactitud. Se entrega a
la esperanza de una última reconciliación no calculable de su ser, a la que llamamos «Dios»
y en la que vive. El hombre se abandona confiado y con esperanza, con su ser opaco. El
mismo no sabe cómo sucede este prodigio del que solamente por sus fuerzas no podría
disfrutar ni considerarse corno autor. Otra persona puede perdonar a pesar de no recibir
recompensa alguna y de que su perdón silencioso es considerado por la otra parte como
normal. Otra intenta amar a Dios, aunque en apariencia no recibe respuesta de amor por
parte del gran Silencioso. Intenta amar, aunque se siente morir de este amor que se le
presenta como muerte y negación absolutas. Con ese amor parece estar clamando en el
vacío, ya que es como un salto terrible en un lugar sin suelo donde todo lo aparente y
comprensible parece perder su sentido. Otra cumple con su obligación en un sitio donde
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aparentemente sólo se puede hacer esto, aunque con la viva impresión de que realmente se
está negando a sí misma y aniquilándose. Esto puede resultar a los demás como la mayor
tontería, y nadie lo agradece. Otra persona es verdaderamente buena con sus compañeros y
no recibe de ellos ninguna respuesta de gratitud: no es recompensada por su bondad, ni
siquiera con la impresión de ser desinteresada o responsable.
V- DISCERNIMIENTO
METODOS
Cuando el Señor habla con total claridad al grupo, donde, como sujeto colectivo hay una
claridad diáfana del Señor y un consenso indiscutible en todos del llamado que el Señor
hace y una perspectiva nítida de los pasos a seguir. En estas circunstancias, realmente
excepcionales, de cualquier manera es conveniente pasar a cualquiera de los dos métodos
siguientes con el fin de confirmar el llamado colectivo que hace el Señor.
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Planteamiento del discernimiento: Al inicio del discernimiento plantear la “pregunta
generadora”. Esta se podría formular así: ¿A atender qué aspectos de la obra nos impulsa
preferentemente el Espíritu?
La materia de discernimiento se refiere, en primer lugar, a los problemas que caen
dentro de la capacidad de discernimiento de la comunidad y que se plantean en ella
ordinariamente: el modo de vivir, los compromisos reales para con la Iglesia, el
cómo dar testimonio, la realización concreta de las inspiraciones tenidas en la
oración y en el apostolado.
3. Sobre el aspecto elegido, expresar todas sus mociones. Qué les dice el Espíritu a ese
propósito, qué han sentido en el Espíritu. Nótese que, en el paso 1, no todos habrán
expresado mociones a propósito de ese punto. Pero como fue el elegido para ser discernido,
ahora sí, todos expresan sus mociones al respecto.
5. Momento de aclararse entre todos: a qué vamos llegando. Hay que describir la
situación en que nos encontramos, en cuanto discernientes, a saber:
40
• Quizá, antes de dar pasos prácticos, haya que dar algunos pasos más bien teóricos,
v. gr. Afinar el análisis de la realidad que nos interesa; o hacer una reflexión teológica sobre
el punto en cuestión, etc.
41
CENÁCULO 7: Santuario ecológico
El Cenáculo es el lugar de Jerusalén donde Jesús cenó con los apóstoles la última cena de
su vida, antes de morir en la cruz. En la Comunidad Trinitaria, el CENÁCULO es la
reunión de la comunidad para manifestar en sus cuerpos la vida del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
I- RUMOR
La dinámica es como sigue: por espacio de 10 min los participantes se reúnen en dúo (de
dos en dos) para compartir lo que fue el mes (desde la última reunión hasta hoy). De
manera a compartir con el mayor número de participantes, cada 10 min se conforma nuevas
binas y así, entre tres a cuatro veces.
Según el Prólogo de Juan, El Logos hecho carne hace posible una relación de intimidad
entre Dios y el discípulo de Jesús, en estos términos: “A todos los que lo (el Logos hecho
carne) recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Y
son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque han nacido de
Dios” (Jn 1,12-13). Este engendramiento funda el origen de una nueva existencia en Cristo
y manifiesta el comienzo de una relación de pertenencia recíproca entre el discípulo y el
Padre. De hecho, ¿qué puede significar este nacimiento? Según la escuela de Juan, este
nacimiento es visible de la manera siguiente:
Jn 3,3-7: Se trata de nacer del agua y del Espíritu. Estos dos elementos aparecen en el
origen de la creación: “La tierra no tenía entonces ninguna forma; todo era un mar
profundo cubierto de oscuridad; y el espíritu de Dios se movía sobre el agua” (Gn 1,2). Así,
el agua y el espíritu están asociados a la formación de una vida en su estado naciente.
Estos dos elementos serán retomados de nuevo por Ezequiel como expresión de una nueva
creación: “Los lavaré con agua pura; pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu
42
nuevo” (Ez 36,25-26). Se trata de la ‘formación’ de una vida nacida de Dios y cuya
vitalidad está dada por la comunión con Dios.
1Jn 2,29: Todos los que hacen la justicia han nacido de Dios. Este nacimiento recoge la
tradición de la experiencia profética: vivir según el Espíritu de Dios en el cuidado al otro.
1Jn 4,7: Todo el que ama ha nacido de Dios. Jesús pone el ‘amor’ como la expresión
cualificada de la convivencia entre los discípulos: “En esto conocerán todos que son
discípulos míos: si se aman los unos a los otros” (Jn 13,35). Esta corriente de amor tiene tu
origen en el Padre: “Dios amó tanto al mundo que envió/entregó a su Hijo único, para que
todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna (Jn 3,16). Jesús comprendió
su vida y su entrega hasta la cruz en este misma perspectiva del amor: “Nadie tiene mayor
amor que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13).
En los sinópticos, Jesús envía a los discípulos en misión a los lugares donde debía ir él
(Lc 10,1-9) para anunciar la cercanía del Reino de Dios. En cambio, en el evangelio de
Juan, Jesús es la “Resurrección y la Vida” en acto (Jn 11,25). Esta vida en acto está ligada a
una obra que se ‘hace’ juntos e involucra al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo y a los
discípulos. Sobre este punto, dice Jesús: “Como el Padre hace vida (zoopoiein), así también
el Hijo hace vida (zoopoiein)” (Jn 5,21). De igual manera se dice del Espíritu: “El Espíritu
es el que hace vida (zoopoiein)” (Jn 6,63). Así mismo, Jesús implica a los discípulos en esta
poética de la vida. Tal es el caso del episodio de Lázaro. Jesús dice a sus discípulos:
“Vamos a Judea (Jn 11,7), “nuestro amigo Lázaro duerme (Jn 11,11), “vamos junto a él”
(Jn 11,15). Dice Tomás: “Vamos también nosotros, para que muramos con él” (Jn 11,16).
Jesús incluye a los discípulos en la realización de la obra del Padre. Esta obra es, por
tanto, la manifestación de la presencia actuante de Dios en medio del mundo. El mismo
Jesús precisa que, “esta enfermedad (la de Lázaro) no es de muerte, es para la gloria de
Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella” (Jn 11,4). En otro pasaje, Jesús
insiste en su íntima comunión con el Padre, una comunión que se expresa y se encarna en
una obra común: “Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo” (Jn 5,17).
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En fin, en el episodio del lavatorio de los pies (Jn 13, 1s) podemos reconocer el punto
común y de coincidencia de todos los componentes de la relación. Una tal coincidencia se
refiere al servicio amoroso al otro. Un tal acto abrasa a todos los participantes en un espíritu
común y en una obra comunitaria donde los gestos y las expresiones de los cuerpos que,
interactuados, manifiestan una poética de la vida (zoopoiein). Se trata de un acto de ‘hacer’
efectivo y operativo de manera que el cuerpo comunitario instale una relación cuya
economía poética aparece y se hace visible en los gestos concretos de justicia, de
solidaridad, de fraternidad, de aceptación, de respeto y de estima.
Jn 3, 34-35: Dice Juan Bautista a sus discípulos: ‘Aquel a quien Dios [Padre] ha enviado
[el Hijo] habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al
Hijo y ha puesto todo en su mano’.
Jn 4,23-24: Dice Jesús: ‘Llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores
verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean
los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad.
Jn 4,34-36: Dice Jesús: ‘Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a
cabo su obra’. ¿No dicen ustedes: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo les
digo: Alcen sus ojos y vean los campos, que blanquean ya para la siega. Ya el segador
recibe el salario y recoge fruto para la vida eterna, de modo que el sembrador se alegra
igual que el segador.
Jn 5,17.19-21: 17Dice Jesús: ‘Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo’. 19En
verdad les digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo
que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo. 20Porque el Padre quiere al Hijo y le
muestra todo lo que él hace. Y le mostrará obras aún mayores que éstas, para que se
asombren. 21Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida (zoopoiein), así
también el Hijo da la vida (zoopoiein) a los que quiere.
Jn 6,35-39: 35Dice Jesús: ‘Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el
que crea en mí, no tendrá nunca sed. 36Pero ya se los he dicho: Me han visto y no creen.
37
Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; 38porque
he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 39Y
esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino
lo resucite el último día’.
Jn 6,60-63: 60Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: ‘Es duro este lenguaje’. ¿Quién
puede escucharlo? 61Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por
esto, les dijo: ¿Esto les escandaliza? 62¿Y cuando vean al Hijo del hombre subir adonde
estaba antes?... 63El Espíritu es el que da vida (zoopoiein); la carne no sirve para nada. Las
palabras que les he dicho son espíritu y son vida.
Jn 8, 27-29: 27No comprendieron que les hablaba del Padre. 28Les dijo, pues, Jesús:
‘Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy, y que no hago
44
nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo.
29
Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo
que le agrada a él.
Jn 9,4-5: Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega
la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz.
Jn 11,11.14-16. Dijo Jesús: ‘Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle’.
Entonces Jesús les dijo abiertamente: ‘Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de no
haber estado allí, para que crean. Pero vayamos allá’. Entonces Tomás, llamado el mellizo,
dijo a los otros discípulos: ‘Vayamos también nosotros a morir con él’.
Espacio trinitario del amor fraterno: Es la extensión de la comunidad de los tres donde
participan todos. Es el grupo humano con quienes la Comunidad de los tres guarda una
estrecha relación (familiares, amigos, compañeros de trabajo, conocidos, personas
afectivamente importantes). Estas personas proceden de asociaciones, grupos y
movimientos afines a la Comunidad de los tres. El espacio del ágape está formada y
acompañada por la Comunidad de los tres, tanto en el descubrimiento de su espiritualidad
donde reflejamos el uno al otro la presencia amorosa de Dios Trino. Es el espacio de
comunión y de encuentro entre hermanos y amigos, de ahí que esta comunidad está fundada
en la amistad sincera y en respeto mutuo. Permite una confianza recíproca expresando así
un nuevo modo de “ser persona”, ensayando un nuevo tipo de liderazgo en la relación. Es
un espacio donde se comparte el dolor, las alegrías, los triunfos, las expectativas, los
sueños, logros y riquezas personales. El espacio del ágape alienta a llevar un estilo de vida
simple, discreta y pobre, a la manera de Jesús, amando hasta el fin. Tiene bien presente, al
modo de la Trinidad, la comunión en la diversidad. Cada miembro encuentra su espacio
vital para desarrollar sus cualidades y dones.
Espacio del ágape: El espacio del ágape está pensando para los cristianos insertos en el
corazón del mundo, participando con sus testimonios de vida y sus servicios en la
manifestación actuante de Dios en medio de nosotros. Es el espacio pensado para los
cristianos que tienen el tiempo limitado porque llevan la agenda llenas de situaciones a
resolver y una única chance posible para todos. Es el espacio para los cristianos que
encuentran en el estilo de la Comunidad Trinitaria una oportunidad privilegiada para
aprender a reconocer la acción trinitaria de Dios en el mundo de relaciones, donde ellos
mismos participan en lo cotidiano de sus gestiones. En realidad, con sus actitudes marcadas
por la unción del Santo, procuran la comunión con los hombres y mujeres con quienes se
relacionan. Así, sus gestos cotidianos revelan el reino del amor de Dios, un reino que se
hace patente en la lucha por la justicia, la verdad y la defensa de los más pobres.
45
Extensión de un estilo trinitario de vida: Este espacio del ágape se funda sobre un simple
proyecto comunitario y personal, una hoja de ruta donde se especifica el modo de situarse
frente a los amplios mundos de las relaciones humanas: la vida personal, el tiempo de la
oración, la vida familiar, los estudios, las lecturas, el ocio, el mundo del trabajo, las
amistades, las grandes decisiones a ser asumidas, la diaconía (servicio al hermano), las
recreaciones, el mundo profesional, las situaciones existenciales de la vida, la vida pública,
la participación ciudadana y acciones concretas en defensa de los derechos sociales, etc.
De aquí surgen las ideas para expresar con creatividad encarnada el amor y la belleza
divina en el día a día de nuestra vida. Aquí surgen los trabajos en equipos para estar al lado
de los más solos y desamparados. Aquí se gestan las nuevas ideas que se convertirán en
realidad en las relaciones interpersonales. Es el lugar de la reconciliación, del perdón y de
la comunión fraterna. Es el lugar de reconocer la grandiosidad del amor de Dios, es el lugar
del “recomenzar” siempre de nuevo. Es el lugar de las celebraciones litúrgicas, de la
eucaristía comunitaria (acción de gracias), de otras oraciones como las liturgias de las
horas, celebración penitencial comunitaria, tiempo de oración y contemplación, donde las
palabras concuerdan con los gestos y expresiones significativos.
Si pensáramos que Dios está cerca de nosotros tan sólo a través de sus dones de índole
limitada, a través del hecho de que Él, en cuanto creador, se insertó en nuestra propia
realidad y llevó esta realidad a la perfección a ella inmanente por medio del perdón de
nuestra culpa y de la culminación de la madurez en nuestra propia existencia; si pensáramos
que Dios mismo está cerca de nosotros tan sólo por el hecho de que todas estas realidades
creadas proceden de Él y a Él remiten y nos inducen a relacionarnos con Él por el
46
conocimiento y con un amor agradecido y adorante, habríamos equivocado entonces la
radicalidad de la comprensión cristiana del «Dios con nosotros». Dios está con nosotros por
sí mismo y no meramente a través de dones limitados hechos a una criatura limitada.
Tradición y Sagrada Escritura dan testimonio con reiteración incansable de este último
misterio de nuestra existencia, de que Dios se nos comunica a nosotros en su infinita e
inconcebible realidad propia en gracia y en vida eterna. Nos comunica su mismo Espíritu,
que investiga las profundidades de la divinidad, que es la propia vida íntima de Dios; Padre
e Hijo vienen y habitan en nosotros de tal modo que somos una misma cosa con Dios, así
como el Hijo es una misma cosa con el Padre desde toda la eternidad; no somos ya meros
siervos, sino hijos verdaderos de Dios, nacidos de Dios. Un día veremos y amaremos a
Dios, no en el espejo y en las parábolas de la mediación de lo creado, sino inmediatamente
y cara a cara. La frase de que Dios está con nosotros afirma que de ninguna manera
podemos ser suficientemente desmedidos en nuestra sed de libertad, de felicidad, de
proximidad del amor, de conocimiento, de paz y de pervivencia para siempre.
Una persona se ha decidido a algo, movida puramente por la exigencia más íntima de su
conciencia, aunque a nadie puede hacer comprender tal decisión, a pesar de estar
completamente sola, sabiendo que se trata de una decisión que nadie puede tomar en su
nombre y que tendrá que responder de ella siempre. Otra persona obedece, no porque tenga
que hacerlo así, sino solamente movida por Dios y por su voluntad misteriosa, silenciosa e
incomprensible. Alguien se priva de algo sin esperar agradecimiento, sin ser reconocido por
los demás, incluso sin la sensación de estar internamente liberado. Otro está completamente
solo; para esta persona palidecen los contornos coloreados de la vida, y todas las
seguridades se retiran a una lejanía sin fin. Sin embargo, no huye, sino que resiste en medio
de esta soledad, comparable a la del último momento del que se ahoga abandonando su
última esperanza. Otro comprueba, no sin dolor, que sus ideas más penetrantes y sus
operaciones de pensamiento más intelectuales se desmoronan, que la unidad del consciente
y de lo conocido persiste en el derrumbamiento de todos los sistemas, que la multiplicidad
enorme de las preguntas no se acaba y, sin embargo, no debe ni puede detenerse en lo ya
sabido con claridad. Otro nota de pronto cómo el arroyo de su vida zigzaguea,
aparentemente sin meta, a través del desierto de la banalidad y siente el miedo paralizante
de perderse completamente. Sin embargo, espera que este arroyo encuentre, no sabe cómo,
la anchura sin fin del mar, aun cuando esté todavía oculto a sus ojos por las dunas grises
que se extienden ante él. Es preciso no huir de esta experiencia allí donde quiera hacerse
presente sin ruido y no apartarse de ella molestos.
47
La mística de cada día
3 Karl Rahner
Cuando se da una esperanza que prevalece sobre todas las demás esperanzas particulares,
que abarca con su suavidad y con su silenciosa promesa todos los crecimientos y todas las
caídas; cuando se acepta y se lleva libremente un acto donde no se tienen claras
perspectivas de éxito y de utilidad; cuando un hombre conoce y acepta su libertad última,
que ninguna fuerza terrena le puede arrebatar; cuando se acepta con serenidad la caída en
las tinieblas de la muerte como el comienzo de una promesa que no entendemos; cuando se
da como buena la suma de todas las cuentas de la vida que uno mismo no puede calcular,
pero que Otro ha dado por buenas; cuando la experiencia fragmentada del amor, la belleza
y la alegría se viven sencillamente, sin dar lugar a un escepticismo cínico; cuando el vivir
diario, amargo, decepcionante y aniquilador se vive con serenidad y perseverancia hasta el
final; cuando se corre el riesgo de orar en medio de tinieblas silenciosas, sabiendo que
siempre somos escuchados, aunque no percibimos una respuesta evidente; cuando uno se
entrega sin condiciones, y esta capitulación se vive como una victoria; cuando el caer se
convierte en un verdadero estar de píe; cuando se experimenta la desesperación y
misteriosamente se siente uno consolado, sin consuelo fácil; cuando el hombre confía sus
conocimientos y preguntas al misterio silencioso y salvador; cuando ensayamos
diariamente nuestra muerte e intentamos vivir como desearíamos morir: tranquilos y en
paz... allí está Dios y su gracia liberadora; allí conocemos al «Espíritu Santo de Dios».
Ésta es la mística de cada día: el buscar a Dios en todas las cosas. Aquí está la sobria
embriaguez del Espíritu.
V- DISCERNIMIENTO
Criterios. Hay que ser capaz de juzgar como habla el Espíritu. ¿Tal o cual criterio revela la
acción del Espíritu o un endurecimiento en el capricho y el pecado? Se pueden distinguir
tres criterios:
1. Crecimiento Teologal
Aumento de fe, de esperanza y de caridad. Según la medida en que una comunidad supera
los obstáculos de las pasiones, entra en una fase en la que la unificación, la coherencia, la
trasportación de unos a otros, la visión de los fines en vista de la misión, permite obrar más
a través de los intercambios y leer los signos de los tiempos.
48
¿Cómo saber si tal o cual moción de un miembro o de la comunidad misma viene o no del
Espíritu? Algunas preguntas nos pueden ayudar a saberlo:
¿Esta moción va en el mismo sentido que las virtudes teologales?
¿El diálogo suscitado por esta moción ayuda a cada uno en la fe?
¿Dimana de él mayor caridad, crecimiento en esta virtud?
¿Este crecimiento produce alegría, paz?
Si la respuesta es positiva, se puede pensar que se está bajo la moción del Espíritu, que es
creador de vida. Si este crecimiento parece polarizado o en regresión, la comunidad deberá
negarse a seguir por el camino propuesto.
Hay momentos en que la comunidad puede reconocer que el modo como se ha desarrollado
la vida durante un período es positivo, porque sus miembros se entienden mejor
espiritualmente; aceptan mejor las tensiones y perciben su sentido; la integran en un
dinamismo que hace adelantar a la comunidad; cada uno reza mejor y la comunidad
también. Por lo contrario, en otros momentos, se puede decir que la comunidad yerra el
camino; está agobiada, los intercambios resultan imposibles, hay bloqueos sin solución
aparente. En este caso hay que buscar el origen, interrogarse sobre la causa de estos
bloqueos, preguntarse ¿en qué momento el mal espíritu ha hacho desviar la generosidad
primera? Es también materia de discernimiento. En nuestras vidas personales
experimentamos también estas desviaciones que nos llevan a interrogarnos. En dichos
momentos la comunidad también tiene el deber de interrogarse, de preguntarse por qué ha
llegado a este estado de división, por ejemplo, o de falta de diálogo profundo.
El intercambio comunitario conduce, poco a poco, a la unidad; capacita para saber escuchar
pacientemente, respetando la verdad de cada uno y exponiendo y evaluando sinceramente
los diversos puntos de vista que puedan esclarecer nuestra opinión personal.
3. Creatividad evangélica
Esta actitud requiere que se suprima todo apego a una forma determinada de obra
apostólica. De esta liberación de la comunidad de sí misma y de sus tareas, y de su
preferencia por los valores verdaderamente evangélicos, nacen las empresas fecundas. Hay
comunidad que inventa, otras vegetan. ¿A qué atribuirlo? ¿A la presencia de una persona?
Sería cosa bastante dudosa si fuere sólo la consecuencia de un temperamento fuerte que
impone su sello. Lo importante es que sea toda la comunidad la que con su vida, sus
experiencias, sus intercambios, tenga este poder creador al que cada uno contribuye por su
temperamento. Toca a la comunidad encontrar nuevos modos, cesando en su apego a lo que
se ha hecho dejando que el pasado sea un pasado del que se sale. Esto vale para la
comunidad local, pero también para una comunidad mayor, una diócesis, todo el instituto
religioso.
¿De dónde viene la consolación y la desolación? ¿Por qué se puede notar hoy un sentido
verdadero de la vida teologal, y mañana una deliberación de la misma? ¿La desolación es
señal de algún error o es tentación divina, el paso al desierto, con sentido positivo? Las
causas de desolación pueden ser la muerte o salida de un miembro, un estatuto, un fracaso,
una incomprensión, etc... Hay que saber reconocer qué orden se presentan la consolación y
la desolación. También hay que saber integrar estos momentos molestos, de malestar, dar
un sentido a la experiencia de la obscuridad, de la incertidumbre, a las posibilidades de la
comunidad. Hay momentos de fe en los que se integran estas dificultades, otros en los que
el obstáculo es como un muro infranqueable.
Será menester saber distinguir el valor de una decisión tomada por la comunidad o uno de
sus miembros, durante un momento de consolación, o por el contrario de desolación. La
vida se encargará de revelarlo. Hay el caso de enfermos psicológicos. ¿Cómo discernir el
sentido de su presencia en la comunidad? Quien desde el exterior, ve vivir a la comunidad,
puede percibir si la comunidad es espiritual en medio de la desolación o de la consolación.
Si el Espíritu de Dios la guía. Esto lo puede aportar, por ejemplo, la visita de un Asiste
Eclesial, Superior Mayor, Obispo, etc. Y la comunidad puede progresar de nuevo porque
esta visita ha sido para ella ocasión de volver a tomar conciencia, de reanimar el
dinamismo.
50
CENÁCULO 8: Centro Comunitario - fines
El Cenáculo es el lugar de Jerusalén donde Jesús cenó con los apóstoles la última cena de
su vida, antes de morir en la cruz. En la Comunidad Trinitaria, el CENÁCULO es la
reunión de la comunidad para manifestar en sus cuerpos la vida del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
I- RUMOR
La dinámica es como sigue: por espacio de 10 min los participantes se reúnen en dúo (de
dos en dos) para compartir lo que fue el mes (desde la última reunión hasta hoy). De
manera a compartir con el mayor número de participantes, cada 10 min se conforma nuevas
binas y así, entre tres a cuatro veces.
51
Escenario 6: Así, en Caná de Galilea, dio comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y
creyeron en él sus discípulos.
Acción 6: Después bajó a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus discípulos.
[1] Primer encuentro (iniciativa de Jesús y actividad del ciego): 1Vio, al pasar, a un
hombre ciego de nacimiento. 4Dice Jesús: Tenemos que trabajar en las obras del que me ha
enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. 5‘Mientras estoy en
el mundo, soy luz del mundo’. 6Dicho esto escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó
con el barro los ojos del ciego 7y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere
decir Enviado). 7Él fue, se lavó y volvió ya viendo (poética corporal).
[2] Ante los vecinos (primer acto): 8Los vecinos y los que solían verle antes, pues era
mendigo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?» 9Unos decían: «Es él».
«No, decían otros, sino que es uno que se le parece.» Pero él decía: «Soy yo.» 10Le dijeron
entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?» 11El respondió: «Ese hombre que se
llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: “Vete a Siloé y lávate.” Yo fui, me lavé
y vi.» 12Ellos le dijeron: «¿Dónde está ése?» El respondió: «No lo sé.».
[3] Ante los fariseos (segundo acto): 13Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego.
14
Pero era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. 15Los fariseos a su vez
le preguntaron cómo había recobrado la vista. Él les dijo: «Me puso barro sobre los ojos,
me lavé y veo.» 16Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no
guarda el sábado.» Otros decían: «Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes
señales?» Y había disensión entre ellos. 17Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué
dices de él, ya que te ha abierto los ojos?». Él respondió: ‘Que es un profeta’.
Participación de los padres: 18No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego,
hasta que llamaron a los padres del que había recobrado la vista 19y les preguntaron: «¿Es
éste su hijo, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?» 20Sus padres
respondieron: «Nosotros sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego. 21Pero, cómo
ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos.
Pregúntenle; edad tiene; puede hablar de sí mismo.» 22Sus padres decían esto por miedo por
los judíos, pues los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía
como Cristo, quedara excluido de la sinagoga. 23Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene;
pregúntenle.»
[4] Segunda comparecencia ante los fariseos (tercer acto): 24Le llamaron por segunda
vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que
ese hombre es un pecador.» 25Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa:
que era ciego y ahora veo.» 26Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los
ojos?» 27El replicó: «Se lo he dicho ya, y no me han escuchado. ¿Por qué quieren oírlo otra
vez? ¿Es que quieren también ustedes hacerse discípulos suyos?» 28Ellos le llenaron de
52
injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de
Moisés. 29Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde
es.»
[5] Catequesis poética (cuarto acto): 30El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que
ustedes no sepan de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos. 31Sabemos que Dios no
escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha.
32
Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. 33Si
éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.» 34Ellos le respondieron: «Has nacido todo
entero en pecado ¿y nos da lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera.
[6] Encuentro con Jesús (reverencia y confesión de fe): 35Jesús se enteró de que le habían
echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?» 36El
respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» 37Jesús le dijo: «Le has visto; el que
está hablando contigo, ése es». 38El entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él. 39Y
dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que
ven, se vuelvan ciegos ».
III- TEMA DEL DÍA: Centro Comunitario Santísima Trinidad – Fines del
Centro
g) Crear una cultura ecológica, de manera a habitar y vivir con la naturaleza y no contra o
al margen de ella. Se trata de invitar a niños, jóvenes y adultos a vivir una vida trinitaria
impulsada desde la ecología humana y el cuidado del ambiente.
i) Formar un fondo solidario que vaya en ayuda de los diferentes programas u objetivos
específicos que planifique el CCST en beneficio de sus asociados o persona que vivan
dentro del asentamiento y que no estén considerados en el presupuesto normal. Resultados
de imprevistos como salud, siniestros, defunción y capacitación.
Para el cumplimiento de sus fines el Centro Comunitario Santísima Trinidad podrá realizar
las siguientes actividades y servicios:
Discípulos y misioneros
1 Documento de Aparecida
55
fraterna (cf. Jn 13,35) y promovamos el diálogo con los diferentes actores sociales y
religiosos. En una sociedad cada vez más plural, seamos integradores de fuerzas en la
construcción de un mundo más justo, reconciliado y solidario. Las agudas diferencias entre
ricos y pobres nos invitan a trabajar con mayor empeño en ser discípulos que saben
compartir la mesa de la vida, mesa de todos los hijos e hijas del Padre, mesa abierta,
incluyente, en la que no falte nadie. Por eso reafirmamos nuestra opción preferencial y
evangélica por los pobres.
Nos comprometemos a defender a los más débiles, especialmente a los niños, enfermos,
discapacitados, jóvenes en situaciones de riesgo, ancianos, presos, migrantes. Velamos por
el respeto al derecho que tienen los pueblos de defender y promover “los valores
subyacentes en todos los estratos sociales, especialmente en los pueblos indígenas”
(Benedicto XVI). Queremos contribuir para garantizar condiciones de vida digna: salud,
alimentación, educación, vivienda y trabajo para todos. La fidelidad a Jesús nos exige
combatir los males que dañan o destruyen la vida, como el aborto, las guerras, el secuestro,
la violencia armada, el terrorismo, la explotación sexual y el narcotráfico. Invitamos a todos
los dirigentes de nuestras naciones a defender la verdad y a velar por el inviolable y sagrado
derecho a la vida y la dignidad de la persona humana, desde su concepción hasta su muerte
natural. Queremos aportar en la promoción de una cultura de la honestidad que subsane la
raíz de las diversas formas de violencia, enriquecimiento ilícito y corrupción. Convocamos
a todas las fuerzas vivas de la sociedad para cuidar nuestra casa común, la tierra,
amenazada de destrucción. Queremos favorecer un desarrollo humano y sostenible basado
en la justa distribución de las riquezas y la comunión de los bienes entre todos los pueblos.
Esperamos…
• Ser una Iglesia viva, fiel y creíble que se alimenta en la Palabra de Dios y en la Eucaristía.
• Vivir nuestro ser cristiano con alegría y convicción como discípulos-misioneros de
Jesucristo.
• Formar comunidades vivas que alimenten la fe e impulsen la acción misionera.
• Valorar las diversas organizaciones eclesiales en espíritu de comunión y promover un
laicado maduro.
V- DISCERNIMIENTO
SENTIDO DE PERTENENCIA2
Estamos viviendo el proceso que nos llevará a tomar decisiones respecto a nuestra
incorporación a la COMUNIDAD TRINITARIA. Este camino que estamos realizando no
es solo un ejercicio que nos ayudará a pensar y construir nuestra pertenencia, sino que
quiere ser un momento en el que como laicos nos permita recrear nuestra identidad
bautismal. Esto solo se logra si volvemos nuestra mirada a las fuentes del evangelio y de la
vida cristiana, mediante el estudio y la reflexión sobre nuestra propia experiencia. Por eso
durante este tiempo vamos a profundizar en algunos contenidos que nos ayudaran a ampliar
nuestros imaginarios y horizontes para vivir en hondura nuestra pertenencia.
Las relaciones afectivas determinan el ser personal, y los lazos que el individuo tiende
hacia los demás, son vitales en la conformación de su personalidad.
2
Nos servimos del documento elaborado por las Carmelitas Misioneras, intitulado, “Guía de discernimiento
sobre el sentido de pertenencia congregacional, módulo 3”. http://carmimed.org/musicaydocumen/modulo
_tres/Sentido_de_Pertenencia_Congregacional.doc. Consultado el 19 de junio del 2016.
57
Los seres humanos, sociables por naturaleza, somos los únicos en la creación, que elegimos
nuestro ambiente y seleccionamos las personas con las que deseamos mantener un contacto
directo, esto determina nuestro ámbito social y nos permite, sin perder identidad, asociarnos
a otros para conformar grupos, comunidades, partidos, etc.
Como somos seres profundamente afectivos, ponemos nuestro amor e ilusión en las
personas que conocemos, e incluso en cuanto hacemos; nuestras instituciones, por lo tanto
están y deben estar cargadas de afecto, a esto es a lo que llamamos: membrecía, o dicho de
otro modo, nos referimos al SENTIDO DE PERTENENCIA.
Para algunos, sentido de pertenencia, quiere decir confianza en el otro y en la vida, hasta el
punto de elegir depender del grupo y de sus normas. Supone el paso del individualismo a la
comunión, del egoísmo al amor y, de la “comunidad para mi” al “yo para la comunidad”.
Llegar a sentir la necesidad de este salto y, especialmente llegar a vivir con convicción y
sencillez el “yo para la comunidad”, sólo es posible cuando se llega al sentido de los otros.
Quien está dotado de este sentido, percibe la presencia, las necesidades, los derechos de los
otros. Pero, del mismo modo que quien tiene deteriorado el sentido de la audición o de la
visión, tiene dificultad para percibir el sonido o el color, así también, quien tiene
deteriorado el sentido de los “otros”, tiene dificultad o carencia incluso de la posibilidad de
percibir sus derechos y necesidades. Sí algún sentido se puede perfeccionar mediante la
educación, para construir la vida de comunidad, resulta imprescindible educar el sentido de
los otros. No es posible una vida comunitaria si falta en sus miembros este sexto sentido.
58
La acogida del otro es el hecho esclarecedor y definitivo de la existencia: “reconocer al otro
es alcanzarlo a través del mundo de las cosas poseídas, pero simultáneamente instaurar, por
el don de la comunidad”.
Esta alteridad, tiene una expresión concreta para la vida comunitaria: es la participación
fraterna el espacio donde el otro, mi hermano, tiene identidad, valores, juicios propios, que
alternan, interactúan, con las identidades, valores y juicios de los otros miembros, por eso la
responsabilidad hacia la comunidad comienza por la participación en su vida, en sus
proyectos y actividades. Es esta presencia, esta participación física y real la que expresa y
concreta la opción por vivir juntos un estilo de vida. Pero es evidente que no se trata
simplemente de estar presentes, de seguir pasivamente una programación. La
responsabilidad no es instalación, acomodación, rutina o indiferencia.
El Cenáculo es el lugar de Jerusalén donde Jesús cenó con los apóstoles la última cena de
su vida, antes de morir en la cruz. En la Comunidad Trinitaria, el CENÁCULO es la
reunión de la comunidad para manifestar en sus cuerpos la vida del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
I- RUMOR
La dinámica es como sigue: por espacio de 10 min los participantes se reúnen en dúo (de
dos en dos) para compartir lo que fue el mes (desde la última reunión hasta hoy). De
manera a compartir con el mayor número de participantes, cada 10 min se conforma nuevas
binas y así, entre tres a cuatro veces.
a- Jesús y el Padre
[a] Jn 12,28-29: Padre, glorifica tu Nombre.» Vino entonces una voz del cielo: «Le he
glorificado y de nuevo le glorificaré.» La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido
un trueno. Otros decían: «Le ha hablado un ángel.»
[b] Jn 17,1-2: Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: ‘Padre, ha llegado la hora;
glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado
sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado’.
Jn 14,31: Ha de saber el mundo que amo (agapân) al Padre y que obro según el Padre me
ha ordenado.
En el Evangelio de Juan, el verbo agapan evoca un amor que es siempre de origen divino,
aun cuando ese amor es probado, afectado y sentido por el hombre. En este caso, el ágape
humano es respuesta y acogida al ágape divino. El ágape designa siempre un amor que
tiene su origen, su fuente y fundamento en Dios.
60
En Jn 5,20 Jesús trabaja y juzga como el Padre, porque éste le ama y le muestra todo lo que
él hace. Es decir, no hay secretos de los asuntos del Padre para el Hijo. El amor de Dios es
aquí un amor de intimidad, ya que expresa confianza y confidencia del Padre hacia el Hijo
encarnado a quien se dirige con una estima de amistad. El Padre dice al Hijo todo lo que él
hace. Es el Padre quien toma la iniciativa del amor. No se trata de un amor de superior a
subalterno, sino de un abandono espontáneo entre dos seres unidos por la dilección
recíproca que les coloca al mismo nivel de relación.
[Gestos] de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación
manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las palabras,
[Palabras] y las palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el misterio
contenido en ellas.
Pero la verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por
la revelación en Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la revelación.
61
III- TEMA DEL DÍA: Estatuto del Centro Comunitario
Indicamos algunos artículos del Centro concerniente a los socios y al asistente eclesial.
DE LOS SOCIOS
Artículo 7.
Artículo 8.
a. Podrán ser socios del CCST los movimientos laicales y seculares que buscan la justicia
de Dios (hombres y mujeres de buena voluntad), grupos artísticos, movimientos y
asociaciones parroquiales católicos (grupos juveniles, colegios y universidades católicos,
comunidades indígenas organizadas, fundaciones caritativas, grupos deportivos infanto-
juveniles, instituciones de cualquier índole de rehabilitación de la dignidad humana,
organizaciones empresariales bienhechoras del Centro, instituciones públicas o privadas
que se ajusten a los principios de este estatuto.
b. Persona particular, mayor de 15 años, hecha por medio de una solicitud verbal o escrita
efectuada al directorio, el que podrá pronunciarse sobre su incorporación.
Artículo 9.
62
Artículo 10.
Artículo 11.
Artículo 36.
63
IV- ORACIÓN TRINITARIA
¿Qué es la realidad?
1 Benedicto XVI en Aparecida
Los pueblos latinoamericanos y caribeños tienen derecho a una vida plena, propia de los
hijos de Dios, con unas condiciones más humanas: libres de las amenazas del hambre y de
toda forma de violencia. Para estos pueblos, sus pastores han de fomentar una cultura de la
vida que permita, como decía mi predecesor Pablo VI, “pasar de la miseria a la posesión de
lo necesario, a la adquisición de la cultura... a la cooperación en el bien común... hasta el
reconocimiento, por parte del hombre, de los valores supremos y de Dios, que de ellos es la
fuente y el fin (Populorum progressio, 21). ¿Cómo puede contribuir la Iglesia a la solución
de los urgentes problemas sociales y políticos, y responder al gran desafío de la pobreza y
de la miseria? Los problemas de América Latina y del Caribe, así como del mundo de hoy,
son múltiples y complejos, y no se pueden afrontar con programas generales. Sin embargo,
la cuestión fundamental sobre el modo como la Iglesia, iluminada por la fe en Cristo, deba
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reaccionar ante estos desafíos, nos concierne a todos. En este contexto es inevitable hablar
del problema de las estructuras, sobre todo de las que crean injusticia. En realidad, las
estructuras justas son una condición sin la cual no es posible un orden justo en la sociedad.
Pero, ¿cómo nacen?, ¿cómo funcionan? Las estructuras justas son, como he dicho, una
condición indispensable para una sociedad justa, pero no nacen ni funcionan sin un
consenso moral de la sociedad sobre los valores fundamentales y sobre la necesidad de
vivir estos valores con las necesarias renuncias, incluso contra el interés personal. Donde
Dios está ausente –el Dios del rostro humano de Jesucristo– estos valores no se muestran
con toda su fuerza, ni se produce un consenso sobre ellos.
Las estructuras justas han de buscarse y elaborarse a la luz de los valores fundamentales,
con todo el empeño de la razón política, económica y social. Ciertamente existe un tesoro
de experiencias políticas y de conocimientos sobre los problemas sociales y económicos,
que evidencian elementos fundamentales de un Estado justo y los caminos que se han de
evitar. Pero en situaciones culturales y políticas diversas, y en el cambio progresivo de las
tecnologías y de la realidad histórica mundial, se han de buscar de manera racional las
respuestas adecuadas y debe crearse –con los compromisos indispensables– el consenso
sobre las estructuras que se han de establecer. Las estructuras justas jamás serán completas
de modo definitivo; por la constante evolución de la historia, han de ser siempre renovadas
y actualizadas; han de estar animadas siempre por un ethos político y humano, por cuya
presencia y eficiencia se ha de trabajar siempre. Con otras palabras, la presencia de Dios, la
amistad con el Hijo de Dios encarnado, la luz de su Palabra, son siempre condiciones
fundamentales para la presencia y eficiencia de la justicia y del amor en nuestras
sociedades. Por tratarse de un continente de bautizados, conviene colmar la notable
ausencia, en el ámbito político, comunicativo y universitario, de voces e iniciativas de
líderes católicos de fuerte personalidad y de vocación abnegada, que sean coherentes con
sus convicciones éticas y religiosas. Los movimientos eclesiales tienen aquí un amplio
campo para recordar a los laicos su responsabilidad y su misión de llevar la luz del
Evangelio a la vida pública, cultural, económica y política.
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V- DISCERNIMIENTO
El sentido de pertenencia para una comunidad trinitria es, esencialmente, amor compartido
y celebrado en gestos, esto es, un amor identificado con los ideales colectivos; amo lo que
ama mi Comunidad. Cuando el amor se institucionaliza, cuando llega a todos los ámbitos
de la vida, la comunidad trinitaria se convierte en una gran familia. Y este espíritu de
familia caracteriza la comunión de la comunidad, su estilo de vida, sus actitudes y
actividades. Se expresa en un clima de afecto, confianza, comprensión, perdón, en el cual
se siente el impulso de compartirlo todo y las relaciones se regulan, por el movimiento del
corazón y de la fe.
Aunque puede parecer simple no resulta fácil hacer de la comunidad, hogar de acogida y
familia. En realidad supone un programa exigente. Para vivirlo hemos de vencer el orgullo,
la autosuficiencia, el individualismo, el egoísmo. Vivir el espíritu de familia comporta el
cultivo de algunas actitudes profundamente evangélicas: humildad, sencillez, espíritu de
perdón y reconciliación, corrección fraterna, desprendimiento, disponibilidad, servicio.
Todo un programa espiritual.
3
Nos servimos del documento elaborado por las Carmelitas Misioneras, intitulado, “Guía de discernimiento
sobre el sentido de pertenencia congregacional, módulo 3”. http://carmimed.org/musicaydocumen/modulo
_tres/Sentido_de_Pertenencia_Congregacional.doc. Consultado el 19 de junio del 2016.
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Pero el discernimiento es arduo, no porque resulte difícil saber discernir, sino porque cuesta
seguir las condiciones que implica. Nada más ajeno al discernimiento que la
autosuficiencia, la seguridad personal, los prejuicios o el apasionamiento. Humana y
éticamente, discernir es dejar que los sentimientos de Cristo (sensus Christi) tome el
control de nuestro interior, que sea “voz” de nuestro ser, que se exprese o asuma la función
de guiar y orientar nuestras decisiones.
Es una pertenencia que tiene que ver en primer término con el carisma compartido, como la
savia que corre por el árbol y alimenta cada hoja. También tiene que ver con el “río de la
historia”, que se va construyendo en la medida en que cada persona se involucra
conscientemente en la construcción de un proyecto colectivo. Este sentido de ser parte de
una historia nos hace tomar conciencia de nuestras posibilidades y limitaciones. Nos hace
admirarnos del trabajo del Espíritu a través de las búsquedas, ensayos o errores de las
hermanas que nos precedieron. Puede darnos también un realismo, humilde y arriesgado a
la vez, de lo que nuestras propias búsquedas y ensayos pueden contribuir al caminar del
conjunto.
Después de esta valoración genérica del sentido de pertenencia, vale la pena preguntarnos:
¿qué vinculación afectiva tengo con mi comunidad de vida? Que es tanto como medir:
¿Qué tan trinitario soy? ¿Cómo es que cada uno ha vivido estos elementos en la
cotidianidad de su vida comunitaria? ¿De qué manera en la comunidad cultivamos este
sentido de pertenencia? ¿Cuándo y en qué circunstancias he manifestado mi solidaridad, mi
cariño y amor por todo lo que sucede en la comunidad? ¿Qué vacíos o aciertos encuentro en
mi experiencia, en la vivencia de este sentido de pertenencia a la comunidad? ¿Cómo
pueden impulsar o frenar el proceso de incorporación a la comunidad trinitaria?
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CENÁCULO 10: Un día de desierto y oración
El Cenáculo es el lugar de Jerusalén donde Jesús cenó con los apóstoles la última cena de
su vida, antes de morir en la cruz. En la Comunidad Trinitaria, el CENÁCULO es la
reunión de la comunidad para manifestar en sus cuerpos la vida del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo.
I- RUMOR
La dinámica es como sigue: por espacio de 10 min los participantes se reúnen en dúo (de
dos en dos) para compartir lo que fue el mes (desde la última reunión hasta hoy). De
manera a compartir con el mayor número de participantes, cada 10 min se conforma nuevas
binas y así, entre tres a cuatro veces.
[1] ENCARNACIÓN (Jn 1,25): Juan les respondió: ‘Yo bautizo con agua, pero en medio
de ustedes está uno a quien no conocen.
Jn 1,14: Y el Logos se hizo carne y puso su tienda entre nosotros y hemos contemplado su
gloria.
Jn 1, 33: Yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dice: ‘Aquel sobre
quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu
Santo’.
Jn 1,35-37: Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos.
Fijándose en Jesús que pasaba, dice: ‘He ahí el cordero de Dios’. Los dos discípulos le
oyeron hablar así y siguieron a Jesús.
Jn 1, 38-39: Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les dice: ‘¿Qué buscan?’ Ellos le
respondieron: ‘Maestro, ¿dónde vives?’ Les respondió Jesús: ‘Vengan y lo verán’. Fueron,
vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día.
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Jn 2,1-12 [Bodas de Caná]. Les dice Jesús: ‘Llenen las tinajas de agua’. Ellos lo llenaron.
‘Saquen ahora, les dice, y lleven al mayordomo’. Ellos lo llevaron. Cuando el mayordomo
probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los servidores, los que
habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama al novio y dice: ‘Todo sirven primero el vino
nuevo… Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora’.
Jn 8,3-4: Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en
medio y le dicen: ‘Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio’.
[2] PASIÓN (Jn 19, 16-18): Tomaron a Jesús, y él cargando con su cruz, salió hacia el
lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí crucificaron y con él a otros
dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.
Jn 20,20: Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver
al Señor. Como el Padre me envió, también yo les envío. Dicho esto, sopló y les dijo:
‘Reciban el Espíritu Santo’.
Jn 20, 24-29: Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino
Jesús. Los otros discípulos le decían: ‘Hemos visto al Señor’. Pero él les contestó: ‘Si no
veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no
meto mis manos en su costado, no creeré’. Ocho días después, Tomás estaba con ellos. Se
presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas y dijo: ‘La paz a ustedes’. Luego dice
a Tomás: ‘Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y
no seas incrédulo sino creyente’. Tomás le contestó: ‘Señor mío y Dios mío’.
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III- TEMA DEL DÍA: Desierto y oración
Texto fundador: “Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en
nosotros […] para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos” Juan
17,21.26
La oración implica todo el cuerpo del orante: los sentimientos, los sentidos, sensaciones,
emociones, color, movimiento, gestos, opciones, inspiraciones. Nos situamos al interior del
relato bíblico para poner toda la atención a la relación que se da entre el movimiento
corporal de los personajes cuando ellos están haciendo algo y la presencia de un Viviente.
[a] Veo el paisaje como un cuadro o una pintura que se extiende delante de mí. Me
Sitúo al interior del relato bíblico y contemplo el escenario en el que se desarrolla el hecho.
Entro y me dejo envolver de su atmósfera de silencio. Estoy delante de un misterio: el amor
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de Dios en obra! Participo del silencio del escenario natural: el cielo, el paisaje, los
árboles… y en ese silencio, escucho la voz de Dios para mí.
[b] Estoy profundamente implicado en el movimiento corporal del texto. Descubro las
relaciones que se tejen entre los implicados del relato y entro en contacto con ellas.
Descubro el sentido de los gestos corporales, la forma en que se mueven en el encuentro del
uno con el otro. Repaso las miradas que se dirigen los unos a los otros en el transcurso de la
acción que los envuelve. Caigo en la cuenta de la grandiosidad de este momento: cómo
puede suceder que justamente en este momento hay una coincidencia entre la acción
humana y la acción de Dios y crean un instante de la historia. Participo del silencio creativo
que envuelve esta escena. Todos están impregnados del silencio de Dios.
[c] Descubro la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en comunión con los
discípulos. El relato me va revelando una relación de comunión que proviene de Dios,
atraviesa la situación narrada y va más allá de ella. Es la encarnación en acto de Jesús: me
pregunto qué gestos y palabras de Jesús aparecen y toman vida en el relato. Así, Jesús nos
lleva a descubrir la vida misma de Dios Padre. En otro, cómo aparece la presencia y la
acción del Espíritu Santo? Cómo se muestra la participación de los discípulos en la obra del
Padre? Qué gestos y expresiones nacen en mi interior?
[d] La oración se hace carne en lo cotidiano. Ahora vamos a identificar a qué me siento
invitado, a qué me mueve la voz de Dios en el silencio de la oración. Cómo puedo traducir
en gestos y palabras la invitación de Dios. Cuáles son los gestos, expresiones y actitudes
que me siento impulsado a poner en marcha? ¿Cómo puede hacerse esto?
Al servicio de la comunión
4
Cf. Carlo Maria Martini. Pueblo mío sal de Egipto. Santander, Sal Terrae, 2003.
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figurado precisamente por esta pesca de los apóstoles en la noche, que está ciertamente
pegados codo con codo unos a otros, pero sin estar cimentados en el fuego del amor; se
sienten más bien obligados a trabajar juntos, comienzan ya quizás a refunfuñar por la noche
porque no han pescado nada, echando la culpa a Pedro que los ha invitado y que piensa, a
su vez, que la culpa es de los demás, por no saber pescar.
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Qué significa que Jesús tenga ya preparados los instrumentos de la comunión y les
haga traer de los peces que ellos han pescado? Significa que la comunión es un don divino.
La comunión de los corazones, la comunión entre los miembros del Movimiento Trinitario
de Laicos es un don divino. La conciencia de unidad, de la llamada de Dios, de la filiación,
es la acción divina, simbolizada aquí por las brasas, el pez y el pan que Jesús tiene ya
preparados y que, de suyo, bastarían, puesto que el Padre es el agente principal, y de alguna
manera único, de la comunión. Toda la obra es suya.
Por otra parte, esta comunión está hecha también de la aportación humana, y Jesús
desea subrayarlo. “Traigan algunos de los peces que acaban de pescar”. Aunque sea verdad
que sin este don fundamental del Padre ningún medio técnico crea la comunión – tengamos
una reunión, discutamos el asunto, hagamos una dinámica de grupo, llamemos a un
psicólogo, a un especialista en psicología social, estudiemos algunas iniciativas,
organicemos una excursión, un día de campo, saquemos una revista, etc. –, sin embargo el
fuego que Jesús ha preparado quiere verse también alimentado, ayudado por el esfuerzo
humano. Además, los peces que aportan son también producto del don: no pueden gloriarse
de ello los apóstoles, porque no han pescado nada durante toda la noche. Son suyos (porque
han traído a tierra); pero al mismo tiempo no lo son: también la aportación humana es un
don del Padre.
Es Jesús quien rompe las distancias, acercándose a cada uno para darle el pan y el
pez. El acercamiento de Jesús indica su deseo de estar al lado de los apóstoles, y el hecho
de que él mismo tome el pan y se lo dé repite el gesto de la multiplicación de los panes. Es
una manifestación de Jesús, casi una respuesta a la pregunta que no se atrevían a hacer:
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“¿Tú quién eres?”. Al repetir el gesto que ya había hecho en la multiplicación de los panes,
revela claramente quién es, mostrándose además artífice de comunión. Partir el pan, como
en Emaús, es la manera de darse a reconocer.
Configurar una red de comunión desde la amistad: Después de comer, dice Jesús a
Pedro… La relación con la comida es importante, porque el momento de la mesa es el que
ha reconstruido la comunión, el que ha devuelto el sentido de mutua pertenencia, el que ha
puesto las premisas. De esa comida se pasa así al diálogo, y por eso ambas cosas tienen que
leerse juntas. Hay tres preguntas: “Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?. Simón de
Juan, ¿me amas?. Simón de Juan, ¿me quieres? (philein)”. Y tres respuestas: “Sí, Señor, tú
sabes que te quiero. Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero. Luego, el triple
encargo: “apacienta mis corderos”. Apacienta mis ovejas. Apacienta mis ovejas.
Así pues, se le pregunta a Pedro por su amor. Esto resulta sorprendente si pensamos
un poco en ello. Jesús podría haberle preguntado si estaba arrepentido, si reconocía sus
errores, si se daba cuenta de la gravedad de las cosas. Habría podido hacerle unas preguntas
embarazosas de tipo negativo o de tipo positivo, siguiendo las pautas de los formularios que
se utilizan para examinar las aptitudes de una persona para tal cargo, que generalmente se
trata de preguntas sobre la capacidad del individuo, pero no sobre su amor.
Podría pensarse, además, que Pedro debería ser preguntado por sus carismas (1Cor
12), que se dividen en dones menores y dones mayores. Estas preguntas sí que habrían sido
lógicas. Pero Jesús no hace más que una sola pregunta, siempre la misma, repetida, para
que quede bien claro que es la más importante: la de las relaciones personales con él para
manifestar en su cuerpo la expresión trinitaria de Dios. Una pregunta que se dirige a la
intimidad de la persona, que compromete todo su ser. Podríamos decir que se pregunta a
Pedro si sabe amar, si sabe entrar en la dinámica del don. ¿Sabes amarme, más allá de todo,
por encima de todo, más que todos y más que todo?
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aquella de la que parte toda la reunificación del ser humano. Pedro queda rehabilitado,
reconstruido, reunificado y reconducido a una imagen verdadera de sí mismo.
V- DISCERNIMIENTO
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