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El autor diferencia entre educación, formación, enseñanza y aprendizaje. También describe varios modelos educativos como el tradicional, conductista, romántico y socio-constructivista. Finalmente, analiza cuatro corrientes del enfoque cognitivo de la pedagogía: 1) desarrollo intelectual progresivo del niño, 2) enfoque en conceptos científicos de Bruner, 3) significatividad del aprendizaje de Ausbel, y 4) desarrollo de habilidades de pensamiento.
El autor diferencia entre educación, formación, enseñanza y aprendizaje. También describe varios modelos educativos como el tradicional, conductista, romántico y socio-constructivista. Finalmente, analiza cuatro corrientes del enfoque cognitivo de la pedagogía: 1) desarrollo intelectual progresivo del niño, 2) enfoque en conceptos científicos de Bruner, 3) significatividad del aprendizaje de Ausbel, y 4) desarrollo de habilidades de pensamiento.
El autor diferencia entre educación, formación, enseñanza y aprendizaje. También describe varios modelos educativos como el tradicional, conductista, romántico y socio-constructivista. Finalmente, analiza cuatro corrientes del enfoque cognitivo de la pedagogía: 1) desarrollo intelectual progresivo del niño, 2) enfoque en conceptos científicos de Bruner, 3) significatividad del aprendizaje de Ausbel, y 4) desarrollo de habilidades de pensamiento.
Este autor hace una diferencia conceptual entre educación, formación,
enseñanza, y aprendizaje. La educación corresponde a las interacciones culturales que permiten la inclusión de nuevos sujetos a la sociedad, que requieren ser formados. Por lo tanto, la formación es el proceso mediante el cual el ser humano experimenta todas aquellas prácticas que la comunidad va a ofrecerle con el fin de hacerse parte de ella, siendo así la formación el propósito de la enseñanza. En ese sentido, la enseñanza compete todas aquellas actividades intencionadas para que los individuos resuelvan situaciones dadas las experiencias, asegurando el aprendizaje. Así, el aprendizaje constituye la coherencia que los individuos pueden establecer entre sus vivencias y lo que razonan. De dicha forma, se pueden advertir diferentes modelos educacionales, y metodologías asociadas.
El modelo Tradicional está basado en un humanismo metafísico-religioso
e intenta formar el carácter de sus estudiantes en todas sus dimensiones; fomentando las cualidades innatas de los alumnos, es decir, sus facultades a través de la disciplina. Los contenidos de este modelo buscan mostrar y enseñar, por sobre todas las demás cosas, a los autores clásicos, sus disciplinas y los resultados de sus ciencias. La metodología de este modelo se denomina “Transmisionista”; que es la imitación del buen ejemplo, el cual se lograría haciendo que el alumno ejercite y repita una y otra vez. Aquí la figura del profesor en relación al alumno es en extremo vertical y se presenta como una figura incuestionable, que tiene el conocimiento consigo y que debe transmitirlo a sus alumnos. El modelo conductista sostiene que los educadores deben traducir los contenidos presentados en clases para que los alumnos puedan exhibir los resultados y hacer evidente el aprendizaje. Este modelo se basa en el estímulo y respuesta, donde éstas últimas son conductas observables que se traducen en el desarrollo intelectual del niño. Los ejes principales del modelo conductista son: el refuerzo, asegurador de aprendizaje; una enseñanza individualizada que se reafirma a través de la comunidad, la necesidad de planificar tanto lo enseñado cómo el ambiente de este aprendizaje y cobra gran importancia la repetición y frecuencia de la práctica para la retención de lo aprendido
El modelo romántico sostiene, como principio, que tanto el desarrollo
como formación del alumno deben ser libres; esto mediante un ambiente flexible, sin influencias externas y caracterizado por el rol auxiliar que toma el profesor, centrando su currículo en las experiencias e inquietudes vitales de los alumnos. Se genera una relación basada en el eurocentrismo, dejando como eje principal del proceso al estudiante y abandonando las metodologías tradicionales de calificación; las cuales, al ser consideradas como inhibidores, dejan de ser necesarias. Este modelo tiene como finalidad la maduración de la interioridad de los alumnos suspendiendo a todo agente que pueda coartar el proceso de aprendizaje.
Por otra parte, el modelo social-cognitivo o socio constructivista está
más orientado a que cada sujeto educado se integre de manera productiva, tanto material como cultural, en la sociedad. Se privilegia la interacción y debate colectivo que extrae los problemas de la realidad cotidiana para apuntar hacia posibles resoluciones. De este modo, el conocimiento se concibe como una construcción social que integra la evaluación y la autoevaluación como parte inseparable del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Flórez Ochoa (1999), diferencia la perspectiva pedagógica cognitiva
(constructivista) en cuatro corrientes entre las que la cuarta corriente o corriente social-cognitiva, es revisada como una perspectiva pedagógica aparte, conocida como pedagogía social constructivista.
Las otras corrientes estrictamente cognitivistas descritas por el autor son
primero aquella corriente que establece como meta educativa que el niño acceda progresiva y secuencialmente a un nivel de desarrollo intelectual superior y más complejo a partir de sus necesidades y experiencias de vida. Para ello, se establece una relación de reciprocidad entre el alumno y el profesor, en la que el maestro actúa como facilitador y estimulador de experiencias nuevas que en términos metodológicos se traducen en la creación de un ambiente que permiten al niño explorar nuevos horizontes y exponerse a experiencias de aprendizaje que potencian su afianzamiento y el desarrollo de su capacidad de pensar.
La segunda corriente del enfoque cognitivo es iniciada por Bruner (1973)
y se centra en el contenido de a enseñanza y el aprendizaje. Privilegia los conceptos y estructuras básicas de las ciencias ya que proveen al alumno de material de alta complejidad a través del cual obtiene las mejores oportunidades para desatar su potencial intelectual a través del descubrimiento y la experimentación. El tipo de evaluación es formativa, es decir, se realiza durante el proceso de aprendizaje para prever posibles desviaciones del desarrollo del modelo científico por parte de los alumnos y tiene como objetivo saber acerca de los descubrimientos y apropiación a la estructura básica de la ciencia al final del aprendizaje. Ausbel (1978) critica este modelo y propone que lo importante del aprendizaje es que éste se torne significativo para el alumno. Para ello el propone que el profesor debe suscitar dudas e interrogantes para relacionar su experiencia personal con el aprendizaje, convirtiéndose así en un agente activo del mismo. También en esta corriente se inscriben los pedagogos cognitivos dedicados al estudio de la enseñanza de las ciencias que se centran en explicar los prejuicios y malas interpretaciones de los estudiantes de ciencias o bien en el estudio del cambio conceptual de las ideas de mundo de los alumnos.
La tercera corriente cognitiva es la corriente de habilidades de
pensamiento, que apunta a orientar la enseñanza y el currículo hacia lo formación de habilidades cognitivas consideradas como más importantes que el contenido. Por ejemplo, propiciar en los alumnos el pensamiento inductivo mediante preguntas desafiantes y actividades propuestas por el profesor. En la década de los noventa(s) aparecen estudios que proponen que existe una relación integral entre el contenido y las habilidades de pensamiento unificando ambos aspectos.
Diseño de Actividades Pedagógicas para El Subsector de Fisica Con Base en La Metodologia Indagatoria en La Enseñanza y El Aprendizaje de Las Ciencias PDF