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2018
FACULTAD: DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS.
ESCUELA: DERECHO.
CICLO: VIII - B
DOCENTE:
ALUMNOS:
INDICE:
1) INTRODUCCIÓN…………………………………………………… PÁG. 3
2) HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LA
POLÍTICA CRIMINAL……………………………………………… PÁG. 4
3) CARACTERÍSTICAS DE LA POLÍTICA
CRIMINAL…………………………………………………………… PÁG. 5
15) CONCLUSIONES……………………………………………………...PÁG.24
1) INTRODUCCIÓN:
de cada Estado, para impedir los delitos y proteger el derecho de sus súbditos.
Bajo estas dos concepciones, probablemente antagónicas se debatió y se debate la
disciplina a que hacemos referencia ahora. Pero una cosa es innegable: La Política
Criminal es hoy por hoy, uno de los medios más importantes y valiosos para fundar la
revisión crítica de nuestras leyes y nuestras instituciones, partiendo, así de la
dogmática penal, para encontrar los defectos y las formas en que éstos pueden
corregirse.
Principio de Legitimidad
Este principio señala la facultad del Estado para planificar, actuar y adoptar las
medidas necesarias para combatir la criminalidad. La facultad se encuentra
referida a la soberanía estatal, su forma de gobierno, el bien colectivo y los
fundamentos constitucionales que dotan de validez los actos
de autoridad tendiente a prevenir y a reprimir las conductas delictivas.
El Estado, como expresión de la sociedad organizada, está facultado para
reprimir la criminalidad por medio de los instrumentos de control social como
legislación penal sustantiva y procesal, policía preventiva, órganos de
procuración de justicia penal, tribunales e instituciones de readaptación social
que constituyen la legítima reacción de la sociedad, dirigida a la reprobación y
condena del comportamiento desviado de los individuos y a la reafirmación
de los valores y de las normas sociales.
Principio de Mínima Intervención
El derecho penal, por la naturaleza de la sanción, por la relevancia de
los bienes jurídicos que tutela, debe ser la última ley aplicable. Nos
encontramos entonces a la ley penal como última ratio legis. Siempre que se
puedan utilizar otros medios menos drásticos para ordenar una
determinada conducta con eficacia, debe prescindirse del derecho penal, que
para el logro de sus objetivos debe previamente acudir a otros medios jurídicos
menos drásticos, y sólo cuando éstos resulten insuficientes e ineficaces debe
acudir al derecho penal, siempre y cuando se tenga la plena convicción de que
éste será el mejor recurso.
Existen bienes jurídicos que requieren de una tutela por parte del Estado y que
en ocasiones la tutela puede darse por medios distintos al derecho penal que
garantizan precisamente el respeto a los mismos; estamos hablando de
ELECTIVO VIII – POLÍTICA CRIMINAL
No existe pena sin tipicidad. Este principio debe referirse también a la anti
juridicidad de la conducta ya que, como sabemos, el encuadramiento de una
conducta al tipo sólo indicia la anti juridicidad. Podemos entonces señalar que
para el estudio de la existencia del delito sobre la base de la relación lógica de
los elementos del delito, debe fincarse la misma en la existencia de una
conducta que reúna todas las circunstancias y supuestos del tipo penal que se
trate.
Principio de Culpabilidad
En este principio se estudia el grado de la pena. Esto es, la cantidad de sanción
que debe acompañar a un tipo penal, los límites y máximos alcanzados en
cuanto a la imposición de la pena por una conducta cometida. La pena, pues,
no debe rebasar la medida de culpabilidad. Aquí, el principio de culpabilidad
tiene la función de asegurar al particular y que el Estado no extienda su
potestad penal más allá de lo que le corresponde a un individuo respecto a
su responsabilidad.
El Principio de Presunción de Inocencia y Retribución
Encontramos en este principio varios fundamentos sobre la relación
culpabilidad-responsabilidad, así como fundamentos constitucionales de
legislación sustantiva y adjetiva que debe garantizarse si contamos con una
política criminal adecuada.
En primer lugar, nos referiremos a la garantía constitucional de demostrar la
culpabilidad de un sujeto conforme a las leyes establecidas por el orden
positivo, la aplicación de una pena debe ser justa retribución de la conducta
cometida y con la sanción equivalente al grado de culpabilidad demostrado. Así
pues, la pena entendida como retribución (además de su finalidad preventiva)
debe ser equivalente, e impuesta con legalidad.
De aquí, pues, la necesidad de contar con ordenamientos penales que
equilibren y no adopten medidas ni de flexibilidad ni de exceso en el quantum
de la pena. Por otra parte y en atención a la búsqueda de la certeza y a la carga
probatoria, se señala la necesidad de que el Ministerio Público demuestre la
culpabilidad del sujeto antes de la aplicación de una medida penal.
Principio de la Prevención
La pena debe tener la función no sólo de retribuir, sino también de prevenir el
crimen. La pena se justifica por la ejemplaridad de su aplicación. La prevención
vista, pues, desde la esfera de prevención general, para evitar futuras
conductas ilícitas y, en especial, para evitar la reincidencia. Una exigencia
incuestionable para el estado de derecho contenida en el principio nulla poena
sine lege.
recursos naturales, y
Realización de las funciones esenciales del Estado moderno
(Política económica, fiscal, agraria, criminal,
Educativa, sanitaria, de comunicaciones, de regadío, etc.).
Recordemos ahora y comparemos con ésos párrafos, el texto vigente del artículo 25
de la Constitución de la República, que fue reformado en 1983, establece:
Corresponde al Estado la rectoría del desarrollo nacional para garantizar que éste sea
integral, que fortalezca la soberanía de la Nación y su régimen democrático y que,
cuando sea efectiva en alcanzar el fin que pueda justificarla. Tomando en cuenta que
cuando actuamos nunca sabremos con certeza las eventuales consecuencias de lo
que estamos haciendo, la violencia puede ser racional solamente que persiga
objetivos a un corto término. La violencia no promueve causas, ni busca la historia ni
la revolución, pero puede, por cierto, servir para dramatizar agravios y llevarlos a la
atención pública; se requiere de la violencia, en algunas ocasiones, para que pueda
ser escuchada la voz de la moderación.
actualidad.
El progreso —tal como ahora lo entendemos— significa crecimiento, el proceso
continuo de uno más y más de más grande y más grande. Un país es más grande, es
mayor, si crece en población, en objetivos, en posesiones; esta grandeza, en esos
términos, necesitará una administración y con ella el poder anónimo de los
administradores. Necesitamos una democracia participativa de los ciudadanos, esto
podría ser para México un nuevo ejemplo, si no, vamos a ser una civilización de
primates, de changos.
Este nuevo ejemplo que pedimos difícilmente podría ser puesto en práctica con la
violencia; creo que en gran parte la glorificación que se hace en México a la
democracia se debe a la severa frustración de la facultad de acción. Es una verdad
que los movimientos estudiantiles como el Yo Soy 133 hacen pensar y sentir a las
personas que están actuando de común acuerdo de una manera en que difícilmente
pueden hacerlo. No sé si estas cosas son el inicio de algo nuevo, del nuevo ejemplo
o los dolores agudos de la facultad de la humanidad que está en camino de perder.
Como están las cosas en este momento en que vemos a los superpoderes pasmados
bajo el monstruoso peso de sus negocios y empresas multinacionales, pudiera
parecer, pensamos, que el nuevo ejemplo tendría oportunidad de levantarse, si acaso,
en un país con tantas carencias como México, o tal vez en sectores bien definidos en
grupos sociales de los grandes países.
Para los procesos de desintegración, puestos de manifiesto en los años recientes,
vemos como están decayendo en México los servicios públicos, las escuelas y la
policía, el servicio de correos del país y el sistema de transporte sobresaturado, las
muertes del crimen organizado y los accidentes en las carreteras y los graves
problemas de tráfico en las ciudades, todo lo que concierne a los servicios masivos
que trata de prestar el gobierno a la sociedad. La enormidad está afectada por la
vulnerabilidad, y si no podemos saber con certeza cuándo y dónde vendrá el punto de
quiebre, podemos observar, hasta el punto de medirlo, cómo la fuerza y capacidad de
recuperación se está destruyendo, goteando si se quiere gota a gota, de nuestras
instituciones políticas que se supone están para servir las necesidades políticas de
nuestra sociedad, hacer posible un gobierno representativo con una verdadera
democracia, sin embargo, realmente no lo hacen porque no hay lugar para que todos
puedan participar, no caben todos.
De nuevo, no podemos saber a dónde llevarán a México estos acontecimientos, pero
podemos ver las roturas en la estructura de poder que se están abriendo y ampliando.
Y sabemos —o debemos saber— que toda disminución del poder es una invitación
abierta a la violencia, porque sólo aquéllos que tienen el poder y ven que se les va de
las manos siempre encontrarán difícil resistir la tentación de sustituir la violencia por
ese poder.
9) NORMAS QUE REGULAN LA POLITICA CRIMINAL EN MEXICO
Pueblo” , asimismo, “es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República
representativa, democrática, laica, federal…” , soberanía que se ejerce “por medio de
los Poderes de la Unión” a saber, legislativo, ejecutivo y judicial; siendo el primero el
facultado para crear normas generales de legalidad y únicamente, el poder
constituyente, reformar el texto constitucional; por tanto, sólo será el poder legislativo
a través del Congreso de la Unión quien cuenta con la facultad de legislar sobre la
política criminal que imperara en el Estado Mexicano.
“Artículo 16. Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles
o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente,
que funde y motive la causa legal del procedimiento.
No podrá librarse orden de aprehensión sino por la autoridad judicial y sin que
preceda denuncia o querella de un hecho que la ley señale como delito,
sancionado con pena privativa de libertad y obren datos que establezcan que se
ha cometido ese hecho y que exista la probabilidad de que el indiciado lo cometió
o participó en su comisión.
Sólo en casos urgentes, cuando se trate de delito grave así calificado por la ley y
ante el riesgo fundado de que el indiciado pueda sustraerse a la acción de la
justicia, siempre y cuando no se pueda ocurrir ante la autoridad judicial por razón
de la hora, lugar o circunstancia, el Ministerio Público podrá, bajo su
responsabilidad, ordenar su detención, fundando y expresando los indicios que
motiven su proceder.
Ningún indiciado podrá ser retenido por el Ministerio Público por más de cuarenta
y ocho horas, plazo en que deberá ordenarse su libertad o ponérsele a disposición
de la autoridad judicial; este plazo podrá duplicarse en aquellos casos que la ley
prevea como delincuencia organizada. Todo abuso a lo anteriormente dispuesto
será sancionado por la ley penal.
En toda orden de cateo, que sólo la autoridad judicial podrá expedir, a solicitud
del Ministerio Público, se expresará el lugar que ha de inspeccionarse, la persona
o personas que hayan de aprehenderse y los objetos que se buscan, a lo que
únicamente debe limitarse la diligencia, levantándose al concluirla, un acta
circunstanciada, en presencia de dos testigos propuestos por el ocupante del lugar
cateado o en su ausencia o negativa, por la autoridad que practique la diligencia.
Los Poderes Judiciales contarán con jueces de control que resolverán, en forma
inmediata, y por cualquier medio, las solicitudes de medidas cautelares,
providencias precautorias y técnicas de investigación de la autoridad, que
requieran control judicial, garantizando los derechos de los indiciados y de las
víctimas u ofendidos. Deberá existir un registro fehaciente de todas las
ELECTIVO VIII – POLÍTICA CRIMINAL
La correspondencia que bajo cubierta circule por las estafetas estará libre de todo
registro, y su violación será penada por la ley.
En tiempo de paz ningún miembro del Ejército podrá alojarse en casa particular
contra la voluntad del dueño, ni imponer prestación alguna.
Así de una lectura al contenido del artículo 16 constitucional, se deriva que el Estado
Mexicano como política criminal implementó dos sistemas en materia de investigación y
sanción de delitos, uno común y otro específico; el primero para aquellas personas
imputadas por delitos considerados del fuero común o aquellos del fuero federal que no
guarden relación con la delincuencia organizada; y el segundo, restrictivo del derecho de
aquellos sujetos que se relacionen en la comisión de delitos sobre delincuencia
organizada o derivados de ésta, al establecer un sistema diferenciado de reglas de
procedimiento y valoración de la prueba, a un régimen distinto de ejecución de penas y
medidas de seguridad, así como al catalogó de beneficios por colaboración por la
autoridad.
Lo anterior derivó a consecuencia de la perspectiva que prevalecía sobre el sistema
de justicia penal tradicional en el sentido de lentitud, inequidad, corrupción e
impunidad; así como que el problema de justicia residía en el diseño del procedimiento
penal, caracterizado por la falta de una investigación eficiente, un sistema escrito que
no reflejaba la verdad histórica de los hechos delictivos, la ausencia de los jueces en
el desarrollo de las etapas procesales así como la aplicación excesiva de la prisión
preventiva y la mínima participación de la víctima en el proceso.
penas, por los delitos cometidos por algún miembro de la delincuencia organizada.
Sus disposiciones son de orden público y de aplicación en todo el territorio
nacional”; y donde en su artículo 2° además de reiterar la definición de tal ilícito,
refiere que guardaran relación con tal hecho delictuoso las conductas atinentes al
terrorismo, financiamiento al terrorismo, terrorismo internacional; contra la salud,
falsificación o alteración de moneda, operaciones con recursos de procedencia
ilícita, acopio y tráfico de armas, tráfico de indocumentados, tráfico de órganos,
corrupción de personas menores de dieciocho años de edad o de personas que
no tienen capacidad para comprender el significado del hecho o de personas que
ARTICULO 9 estas últimas en relación con el inciso d), y el último párrafo de dicho
artículo, todas de la Ley Federal Para Prevenir y Sancionar los Delitos Cometidos en
Materia de Hidrocarburos.
Al respecto, cabe citar algunas estadísticas que evidencian el problema social criminal
sobre delincuencia organizada en México.
Informador.Mx
Por estas razones, es que el Estado Mexicano creó un sistema especial para hacer
frente al fenómeno criminal de la delincuencia organizada, resultando de la labor
legislativa sobre política criminal la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada ya
citada, donde se contienen la mayoría de las disposiciones legales que de acuerdo a
lo dispuesto por el artículo 16 constitucional deben aplicarse en materia del combate
del crimen organizado.
Sin embargo, ¿por qué la implementación del sistema penal especial es incongruente
con el sistema garantista de derechos humanos?
Para dar respuesta a tal interrogante, debe precisarse que los derechos humanos son
definidos comúnmente como aquellos derechos inherentes al ser humano, sin
distinción de nacionalidad, sexo, origen étnico, color, religión, lengua o cualquier otra
condición; derechos humanos, que conforme a la Convención Americana sobre los
derechos Humanos, adoptada en San José de Costa Rica adoptada el veintidós de
noviembre de mil novecientos sesenta y nueve y aprobada por la H. Cámara de
Senadores del Congreso de la Unión el dieciocho del mes de diciembre del año de mil
novecientos ochenta, según Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación
del día nueve del mes de enero del año de mil novecientos ochenta y uno, deben ser
respetados en los términos marcados en el propio artículo 1, que sustenta:
Política de los estados Unidos Mexicanos, para quedar “De los Derechos Humanos y sus
Garantías” en lugar del denominado “De las Garantías Individuales”, se implementó el
reconocimiento expreso de todos aquellos derechos humanos reconocidos en la
Constitución y en los Tratados Internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte,
las garantías para su protección así como la obligación en la promoción, respeto,
protección y garantía por parte de todas y cada una de las autoridades en los ámbitos de
su competencia, estableciendo firmemente, que el ejercicio de tales derechos “no podrá
restringirse ni suspenderse, salvo en los casos que esta Constitución establece”; siendo,
entro otros, los motivos de las diversas propuestas, por ejemplo, lo expuesto por el
Diputado Federal José Gildardo Guerrero Torres, quien expuso:
“Los Estados del orbe, han conceptuado los términos de derechos humanos y
garantías individuales en sus distintos ordenamientos jurídicos, como los
mecanismos legales para proteger el recurso más importante de sus países, es decir,
al ser humano. El reconocimiento de aquellos ha estado ligado a la historia de la
humanidad desde la cultura Griega, en la que se puede vislumbrar una primera esfera
jurídica de derechos políticos y civiles, a la Romana y posterior Edad Media con el
predominio de la arbitrariedad y el despotismo sobre la libertad humana, pasando por
el Renacimiento, hasta la Revolución Francesa, donde el ius-naturalismo fijara la
bases que determinarían para siempre las relaciones entre el poder público y los
gobernados. La historia de los derechos y garantías humanos no ha sido ajena a
nuestro país, pues desde el México prehispánico en el que es evidente que el
gobernado no era titular de algún derecho frente al gobernante, a la etapa colonial
en la que la actuación del gobernante estaba supedita a los principios morales y
religiosos derivados de los postulados cristianos; hasta la emancipación política de
España en la que adoptando los principios de la Revolución Francesa, se exaltaría
la importancia del hombre, aboliendo la esclavitud, para posteriormente expedir por
primera vez en la Constitución de Apatzingán un capítulo dedicado a las garantías
individuales, considerándolas como elementos insuperables que debían ser
respetados en toda su integridad; elementos que jamás abandonaríamos a la fecha,
pues en todas las constituciones (1824, 1857, y 1917) han estado insertas. En este
andar del perfeccionamiento de los mecanismos de respeto de las garantías y
derechos humanos la comunidad internacional incluyendo a México, ha establecido
en instrumentos como la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948,
que por la naturaleza inespacial e intemporal del humano como ser que ha sido y es
la causa y el objeto del devenir histórico, debe ser protegido en su calidad de persona
y de ente socio-político con independencia del estado al que pertenezca, sin
diferencias de raza, sexo, idioma, religión para realizarse plenamente como ser
humano.”
Por último, la participación del Diputado Leonardo Magallón Arceo, quien expuso:
“La aceptación y promoción a los derechos humanos y el derecho a estos se
encuentra en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, aprobada por
la Organización de las Naciones Unidas en 1948. La Asamblea General proclama
la siguiente: “DUDH como ideal común por el que todos los pueblos y nacionales
deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones,
inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la
educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas
progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación
universales y efectivos, tanto entre los Estados miembros como entre los
territorios colocados bajo su jurisdicción”. Del texto aludido se desprenden 3
ELECTIVO VIII – POLÍTICA CRIMINAL
mediano.
La violencia se ha ensañado también en los focos turísticos del país. Baja California
Sur, la perla del Pacífico, ha registrado en los últimos cinco años una crecida de
asesinatos de más del 400%: pasando de 35 homicidios en 2012 a 560 en 2017. Otra
joya paradisíaca, Cancún, ha pasado de 86 homicidios en 2016 a 220 en 2017, casi
el triple.
Otros delitos estrechamente relacionados con el crimen organizado, como la
extorsión, sufrió también un importante incremento durante el año pasado. En 2017
se contabilizaron 5.649 casos, casi 400 más que el año anterior y mil más que en
2011. El secuestro también se ha incrementado con respecto al año anterior: 1.148
casos, tres al día. Aunque no ha rebasado la preocupante cifra de unos 300 casos
más de 2011.
Cártel de Sinaola
Fundado a finales de los ochenta por Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, El Cártel
de Sinaloa es la organización narcotraficante más importante del mundo,
según el gobierno de Estados Unidos. La extradición de «El Chapo» a
Estados Unidos en 2017 debilitó al poderoso cártel. Actualmente está
dirigido por Ismael «El Mayo» Zambada.
Cártel de Juárez
Se trata de un cártel que controla gran parte del estado fronterizo de
Chihuahua, aunque específicamente la estratégicamente importante
Ciudad Juárez. No es una organización muy extendida por el territorio
mexicano, sin embargo, goza de gran fuerza debido a las ganancias que
obtienen al contrabando de drogas, migrantes y armas de un lado a otro de
la frontera.
Los Zetas
Se extiende a lo largo de la costa este de México. Estados como Tabasco
o Tamaulipas son algunas de sus áreas de influencia. Han perdido poder
últimamente. ELECTIVO VIII – POLÍTICA CRIMINAL
15) CONLUCIONES:
https://ux.edu.mx/wp-content/uploads/5-POLITICA-CRIMINAL-EN-MATERIA-
DE-DELINCUENCIA-ORGANIZADA-EN-ME%CC%81XICO-.pdf