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26 octubre 2018
Bolivia – Chile
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Considero que más allá de lo bueno o lo malo que se hizo y del resultado
alcanzado, lo más importante es tratar de entender qué ha pasado e intentar
explicar por qué los jueces fallaron como lo hicieron. Si tuviéramos una
explicación suficientemente plausible, podríamos comprender si el resultado
alcanzado fue producto de nuestros errores o quizá de haber caído en manos
de una Corte intransigente, y por tanto intentar conocer las razones de dichos
comportamientos, lo cual también nos ayudaría a definir la dirección en que
deberemos apuntar a futuro.
Al cabo de años de seguir las andanzas de esta idea de la “obligación de
negociar” o de hacer respetar las “promesas incumplidas” por parte de Chile
que nos generarían derechos exigibles en el marco de las nuevas corrientes del
derecho internacional, procuraré contribuir a esclarecer las probables razones
de los jueces de La Haya.
Seguiré un esquema muy simple, basado en la posible influencia que la misma
demanda y el contexto pueden haber ejercido para definir el fallo de la Corte.
En este marco, me basaré en la propia demanda interpuesta por Bolivia contra
Chile, así como en un conjunto de factores que aparecen como los más
evidentes del contexto que ha acompañado este proceso. Los factores que
tomaré en cuenta son: además del mismo planteamiento de la “obligación de
negociar”, la posible incidencia del fallo en las relaciones internacionales, la
imagen internacional del gobierno boliviano, el asesoramiento jurídico y los
grados de libertad de los jueces para emitir su fallo. La tarea consistirá en
procurar establecer el peso o incidencia que los factores mencionados pueden
haber tenido en el juicio de los jueces a la hora de emitir su fallo. Sin tomar en
cuenta ambos aspectos, la demanda y el contexto, resulta imposible indagar en
torno a las razones que pueden haber motivado la decisión de los jueces.
¿Cuál fue el común denominador que siguieron los jueces para analizar si la
idea de la “obligación de negociar” se aceptaba o no? Fue seguir al pie de la
letra todos aquellos pasos que desde un punto de vista estrictamente jurídico
formal deberían darse o cumplirse en cualquier acuerdo como para admitir o
aceptar un caso como “obligación de negociar”. Los jueces insisten
reiteradamente a lo largo de su fallo en las reglas del derecho consuetudinario
en materia de derecho internacional, en el intercambio de notas, en la
importancia que el tenor de dichas notas sea idéntico, que no haya
discrepancias entre ellas, que no se trate de un acuerdo político, que no
reflejen simplemente un proceso de discusión en marcha, sino acuerdos
concretos, perfectamente protocolizados y respaldados, como para dar por
buenos dichos eventos. En pocas palabras, los jueces esperaban que los
documentos presentados demuestren que ambas partes habían establecido el
tenor de lo que se iba a negociar, de modo tan claro y evidente en al menos
uno de esos casos que constituya algo así como una declaración categórica por
parte de Chile de un acuerdo que tendría que derivar a futuro en su disposición
de modificar el Tratado de 1904, en caso de llegarse a un acuerdo satisfactorio
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para ambas partes. En caso que se hubiera dado un caso así, seguramente los
jueces no tendrían que haber tenido ningún reparo en admitir la demanda
boliviana. Pero las cosas no fueron así. Veamos con mayor detenimiento, por
qué.
El parágrafo 97 es clave en todo el fallo, pues es el lugar en que la Corte
establece la lógica que ha elegido para tratar la demanda presentada por
Bolivia. De modo más coloquial, podríamos decir que aquí se presenta toda la
“matemática” que va a usar la Corte. Ello significa que si no es posible rebatir
esta lógica, tampoco podrá cuestionarse las decisiones adoptadas, siempre que
las mismas se ajusten estrictamente a las reglas allí establecidas.
¿Qué dice el referido parágrafo 97? “97. La Corte observa que, según el
derecho internacional consuetudinario, como se refleja en el artículo 3 de la
Convención de Viena, "los acuerdos que no están en forma escrita" también
pueden tener "fuerza legal". Independientemente de la forma que tomen los
acuerdos, requieren que las partes tengan una intención de vincularse
mediante obligaciones legales. Esto se aplica también a los acuerdos tácitos.
A este respecto, la Corte recuerda que "la evidencia de un acuerdo legal
tácito debe ser convincente" (Disputa territorial y marítima entre Nicaragua y
Honduras en el Mar Caribe (Nicaragua c. Honduras), sentencia, ICJ Reports
2007 (II) , p. 735, párr. 253).” (traducción propia). [1]
Desglosemos sus partes, para entender cada una de las ecuaciones que allí se
plantean.
Empieza sosteniendo que “en el derecho internacional consuetudinario, como
se refleja en el artículo 3 de la Convención de Viena, „los acuerdos que no
están en forma escrita‟ también pueden tener „fuerza legal‟”. Esta es la
ecuación principal, pues en ella nos da dos claves que se mostrarán como
decisivas a la hora de emitir su fallo: nos habla del derecho internacional
consuetudinario, lo cual nos está diciendo que no tomará en cuenta las
“nuevas corrientes del derecho internacional” como reiteradamente nos señaló
el equipo jurídico boliviano, y luego nos dice que "los acuerdos que no están
en forma escrita" también pueden tener "fuerza legal". Ello puede entenderse
como un intento de abrir la puerta a acuerdos que incluso se hubieran pactado
verbalmente, aunque curiosamente no señala en ninguna parte cómo se podría
comprobar o verificar dichos acuerdos. Aquí queda una nube negra en todo su
procedimiento, por lo demás impecable en su estructura lógica, pero
marcadamente estrecho y exigente.
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Luego viene la siguiente ecuación, aquella en la que expone las condiciones a
cumplir: “Independientemente de la forma que tomen los acuerdos, requieren
que las partes tengan una intención de vincularse mediante obligaciones
legales. Esto se aplica también a los acuerdos tácitos”. En esta ecuación nos
está exponiendo los criterios técnicos que tomará en cuenta para valorar y
escrutar la información presentada. Nos dice que las partes deben manifestar
claramente dicha “intención de vincularse”, asumiendo “obligaciones legales”.
Y, como criterio técnico complementario, luego nos dice que ello también se
aplica a “los acuerdos tácitos”. Con ello nos está diciendo que los acuerdos
tácitos, no establecidos verbalmente, no están exentos de pasar por el mismo
examen, es decir, de someterse a las mismas pruebas que los acuerdos escritos
y claramente protocolizados.
Para reforzar la trascendencia y pertinencia de los criterios elegidos para
analizar la información y emitir su fallo, y con el afán de que no quede duda
alguna, los jueces indican adicionalmente que “la Corte recuerda que „la
evidencia de un acuerdo legal tácito debe ser convincente‟”, mencionando a
continuación un caso tomado de la jurisprudencia internacional relacionada
con la demanda interpuesta por Bolivia (Disputa territorial y marítima entre
Nicaragua y Honduras, de 2007), lo cual dista mucho de la idea que la
demanda boliviana se hallaba en el marco de una nueva corriente en el
derecho internacional. Un caso no constituye una corriente.
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¿Qué podemos decir de modo preliminar de este set de ecuaciones?
Simplemente que la demanda boliviana no tenía ninguna chance de prosperar,
ya que los casos presentados por Bolivia estaban muy lejos de poder satisfacer
las exigencias planteadas por la Corte. Reiteramos: para que la Corte hubiera
podido encontrar un caso que satisfaga todas sus premisas, era necesario que
Chile se hubiera hallado presto a modificar el Tratado de 1904, algo de suyo
imposible dado que las negociaciones nunca llegaron al punto de definir una
posible salida de modo taxativo (el único caso en el que más se avanzó, el de
Charaña, fue observado por el Perú y descartado por Bolivia por el tema del
canje territorial), que ello quede meridianamente protocolizado y que incluya
la voluntad expresa de Chile de “vincularse legalmente”.
El hecho es que los jueces no encontraron nada que pueda satisfacer sus
estrictos filtros, sea en forma escrita o verbal. Dicho en otros términos: los
jueces no estaban dispuestos a imaginarse ninguna obligación de negociar si
no encontraban que las partes habían identificado algún territorio
explícitamente acordado en algún momento para dicho fin. Sabiendo además
que para Chile “los tratados son tratados” (M Bachelet), es decir, tan difíciles
de cambiar como si fueran “un asunto de la geología” (G. Bedregal), esperar
que Bolivia presente acuerdos prácticamente oleados y sacramentados,
perfectamente protocolizados, resultaba inimaginable.
La pregunta que toca analizar entonces no es por qué los jueces fallaron como
fallaron, sino por qué definieron esa matriz de ecuaciones para tratar el caso,
es decir, por qué los jueces se refugiaron en esa posición. Este es el tema que
desmenuzaremos a continuación a partir de los factores de contexto ya
mencionados.
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que Chile sí se habría comprometido con todas las de la ley a cumplir un
acuerdo de negociación.
En este punto es oportuno recordar que la Corte se habría declarado
incompetente si Bolivia ponía en cuestión el Tratado de 1904. Esta jugada era
extremadamente riesgosa, pues se dejaba fuera, sin cuestionar, el instrumento
legal que históricamente ha convalidado la agresión contra Bolivia. Creer que
los jueces mantendrían en su memoria larga el tema y que comprenderían que
Bolivia se abstuvo de colocar el tema del Tratado en el corazón de la
demanda, sólo con el fin de evitar que la Corte se abstenga de tratar el caso,
sencillamente no funcionó y se constituyó en un gigantesco error de
apreciación. La Corte se comportó en esta materia como si juzgara en el vacío,
sin tomar en cuenta ningún antecedente histórico, ni las consecuencias que se
dieron con la usurpación del Litoral boliviano. Se ajustaron estrictamente a la
letra muerta de la demanda, en el marco del alcance de sus atribuciones.
Por cierto, la idea era que a partir de todos los casos en que se pudiera
identificar tácita o explícitamente la obligación de negociar, los jueces
pondrían a Chile contra la pared para que llegue a un acuerdo de ceder un
acceso soberano al mar que tarde o temprano tendría que derivar en una
modificación del Tratado de 1904. Pero los jueces no lograron encontrar
ningún acuerdo de negociar.
Como ya se señaló, los jueces prefirieron seguir la vía de una versión
conservadora, estrecha y exigente del derecho internacional, por el cual sólo
se aceptaría un caso como obligación de negociar siempre que cumpla todo su
catálogo de exigencias, sin tomarse mucha molestia en examinar el marco en
que históricamente se dio todo este conflicto, simplemente porque eso no era
parte u objeto explícito de la demanda. Así como el planteamiento boliviano
resultaba etéreo y al mismo tiempo, osado y demasiado riesgoso, los jueces
respondieron de igual modo con una actitud soberbia, ya que por un lado no se
dieron la molestia de tomar en cuenta el marco histórico-geográfico de la
controversia, pero por otro lado tampoco quisieron imaginar una posible salida
para Bolivia, esperando que los casos presentados puedan identificar
claramente alguna salida.
¿Por qué considero el planteamiento boliviano como etéreo y a la vez osado y
demasiado riesgoso? Desde el momento en que Bolivia no pone en cuestión el
tema de los límites, ya se cae en una situación en la que sólo cabe preguntarse,
entonces para qué la demanda. Pero acto seguido se dice que hay unas
promesas incumplidas por parte de Chile de facilitar un acceso soberano al
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mar, lo cual se esperaba probar con los casos presentados. Es decir, desde el
momento en que Bolivia no cuestiona el Tratado de 1904 –y por ende los
límites vigentes- porque consideraba que había promesas incumplidas por
parte de Chile, no queda claro en la estrategia boliviana cómo esperaba que la
parte chilena hubiera podido cumplir con tales promesas. Esa ambigüedad, esa
finta exageradamente acrobática, es la que le da ese su carácter etéreo. Esa
manera de plantear la demanda debe haber impelido a los jueces a decir: si hay
unos acuerdos no cumplidos, entonces hay un territorio ya identificado en la
mira, por donde se podría dar la salida al mar para Bolivia. Sólo era cuestión
de probar que sí había esas promesas incumplidas, y eso es lo que querían ver
los jueces con pelos y señales. Al no encontrar los respaldos imprescindibles,
los jueces tampoco quisieron imaginarse una posible salida.
Es oportuno recordar la pregunta del juez Owada a la finalización de las
presentaciones por parte de ambos países en la etapa de definición de la
objeción preliminar de la competencia de la Corte. El juez preguntó sobre la
“definición del significado del término „acceso soberano al mar‟ y la
determinación del contenido específico de ese término”. Y la respuesta de
Bolivia fue sumamente parca y alejada de lo que los jueces esperaban oír. Su
respuesta fue: “Bolivia reitera una vez más que su caso en cuanto al fondo no
tiene que ver con las modalidades precisas o el contenido específico del
acceso soberano al mar, ya que es un asunto que deben acordar las partes,
negociando de buena fe”.[2] En otras palabras: Bolivia no pudo mencionar
ninguna salida, porque no existía un acuerdo que en algún momento hubiera
sido claramente acordado y no quería correr el riesgo de mencionar ninguna
opción, ya que ello hubiera sido inmediatamente retrucado por Chile
aduciendo que el Tratado de 1904 ya resolvió todas las controversias, como
siempre lo ha hecho, por lo que precisar alguna salida, equivalía a poner en
riesgo toda la demanda. Por tanto, mejor la ambigüedad, la demanda de un
territorio etéreo, que paralizar la demanda. Lo que los jueces claramente
buscaban era tener un piso bajo los pies, aterrizar, identificar un acuerdo entre
ambos países en circunstancias en que el Tratado de 1904 no era parte de la
demanda, no en emitir un fallo en torno a alguna salida específica, asunto que
ya fue descartado por la misma Corte a tiempo de emitir su fallo sobre la
objeción preliminar, es decir, cuando la Corte rechazó el pedido de Chile de
declararse incompetente.
Este es sin duda el punto más crítico y cuestionable de la demanda boliviana,
porque el mismo planteamiento que nos impidió cuestionar el Tratado de 1904
y denunciar todas las consecuencias sufridas desde la invasión chilena, ahora
solo nos dejó espacio para el silencio, para presentar unos casos de
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conversaciones como si el principio de las “expectativas legítimas” ya
estuviera plenamente consagrado y gozara de carta de ciudadanía en el
derecho internacional, asunto que fue negado y rechazado rotundamente por la
Corte (como se puede ver en el parágrafo 162 del fallo). [3]
El resultado patético al que sin duda contribuyeron ambas partes, es que del
modo más torpe imaginable la Corte terminó convalidando esa ley no escrita
que la guerra da derechos. La Corte volvió a ratificar un antecedente
espantoso para el mundo en tiempos en que se pretende cambiar los ejes de su
relacionamiento internacional. En realidad, por ajustarse a la letra muerta de la
demanda, terminó ratificando ese modo nefasto de adquirir derechos mediante
el uso de la fuerza, mientras que los casos presentados fueron categorizados
como conversaciones y similares, por el hecho de no satisfacer todas las
exigencias que habían considerado. Ahí se le fue la mano, porque ese
resultado está completamente alejado del espíritu de Naciones Unidas. Dicho
en pocas palabras: mientras el enfoque de la demanda boliviana redujo al
silencio a la parte boliviana, ese mismo enfoque habría llevado a los jueces a
convalidar en el siglo XXI la ley no escrita que la guerra da derechos. Peor
resultado para ambas partes, imposible.
Mi presunción es que los jueces no quisieron correr ningún riesgo en su fallo,
en parte o buena parte porque el mismo planteamiento les resultó incómodo,
por ser extremadamente etéreo y osado, situación que produjo una respuesta
también extremadamente soberbia: a ver, quién encuentra un caso de
“obligación de negociar” si se aplican estrictamente las normas del derecho
internacional o quién se atreve a convertir unas “expectativas legítimas” en un
derecho adquirido. ¡Nadies!
Uno de los tópicos que estuvo dando vueltas desde que se conoció el enfoque
que usaría Bolivia, fue justamente el del posible impacto o incidencia que
podría desatar un fallo favorable a Bolivia en otros casos similares. En un
artículo del 9 de mayo de 2015, titulado
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situación [Aquí se puede ver la síntesis de ese artículo, el mismo artículo y la
advertencia lanzada en ese momento.] [4]
Dicho en breve, se sostenía: "Sólo si la CIJ rechaza la posición de Chile, o
aplaza una decisión, tendrá que tomar en cuenta la demanda de Bolivia en
sentido que Chile tiene una "obligación de negociar" acceso al mar. Eso, Chile
argumentará, es una noción peligrosa. Sería revocar el tratado que puso fin a
las hostilidades entre los dos países, y por tanto representa una amenaza para
el sistema de tratados que subyace a buena parte del derecho internacional. Si
eso es correcto, hay más en juego en la sala del tribunal holandés que el
anhelo de Bolivia de obtener una propiedad frente al mar" (traducción y
subrayados, CRZC). Más claro, agua.
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consecuencias derivadas de conflictos asimétricos en los que fue el poder del
victorioso, y no precisamente el derecho internacional, el que impuso sus
condiciones”. [5]
Carlos Mesa afirma por su parte, que “… lo que Bolivia estaba planteando no
era un caso tradicional de límites que concerniera solamente a Chile y a
Bolivia… que por lo tanto después del fallo solo afecta a los dos países
interesados. Este era un fallo de una trascendencia… histórica, un fallo que no
afectaba exclusivamente a Chile y Bolivia…..porque tenía un carácter
conceptual…. y que por lo tanto iba a tener una aplicación de jurisprudencia
universal….” [6]
Lo que para uno es la falta de “vigor” del derecho internacional, para el otro es
la “trascendencia histórica” del fallo y su incidencia universal. Dos
percepciones muy distintas, ambas centradas en el rol o papel que juega el
derecho internacional, pero en un caso por falta, en el otro por exceso.
Que este tema haya incidido en el ánimo de los jueces, no se puede descartar
completamente. El hecho es que los jueces procuraron por todos los medios
curarse en sanos. Construyeron una vía de justificación de su fallo en el marco
del derecho internacional que muestre, tanto como fuera posible, que pudieron
mantenerse ajenos a esta presión. Se ocuparon de poner la vara tan alta, los
parámetros que establecieron fueron tan exigentes, que seguramente no hay
ningún fallo en el pasado sobre “promesas incumplidas” que hubiera podido
satisfacerlas. Un examen exhaustivo de esos casos por parte del team de
abogados contratados con honorarios aparentemente extraordinarios podría
ayudarnos a despejar muchas dudas al respecto. No obstante, hubo tres jueces
que sí pudieron saltar esas vallas, pues votaron en favor de la demanda
presentada por Bolivia. Volveremos sobre ello en el último punto.
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Uno podría preguntarse, qué tiene que ver todo ello con la sentencia de la
Corte de La Haya. Aparentemente nada, pero cuando una decisión pende de
un hilo, es posible e imaginable que el saldo de juego de cintura que les quede
a los jueces se vea influenciado por esta mala imagen. Mi hipótesis es que
algunos jueces se dejaron influenciar en cierta medida por estos aspectos,
aunque también es muy probable que de haberse decidido de otro modo, el
fallo final no hubiera cambiado en su esencia, sino sólo en la composición del
voto.
Con ello queremos subrayar el hecho que aunque Trump no haya llamado por
teléfono a los jueces o el imperialismo no haya intervenido para evitar un
“caos” en las relaciones internacionales, la misma idiosincrasia de los jueces,
su pertenencia a estructuras e ideologías dominantes, los llevan naturalmente
por la senda que fueron. En este marco, debemos presuponer que disonancias
significativas con ese su marco mental llevaron a prescindir de los grados de
libertad que todavía podían haber tenido para decidir en favor de la demanda
boliviana.
El asesoramiento jurídico
Contra lo previsto, el asesoramiento jurídico mostró estar lejos de lo esperado.
Da la impresión que no se efectuó un estudio meticuloso de las condiciones y
requisitos indispensables para que un acuerdo pueda ser un acuerdo, según
manifiesta textualmente la Corte en su fallo, lo cual resulta una omisión
extrema. Más allá de ello, posiblemente el mayor de los errores en el
asesoramiento jurídico, tenga que ver con el “feeling” (sensación) de lo que
los jueces de La Haya usualmente toman en cuenta en su análisis y sus fallos.
Ese error de percepción se origina en el mismo enfoque empleado que a la
postre se reveló como etéreo y muy riesgoso, pero a la vez muy osado y
temerario.
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significa adquirir una obligación. O, como dicen los venezolanos, tocar la
puerta no es entrar.
Aquí se puede ver claramente no solo que el enfoque de la demanda era
insuficiente, sino que la misma se convirtió en un obstáculo insalvable hasta
para argumentar. La pregunta que surge de estos puntos es obvia: el team de
expertos internacionales, ¿no tenía conciencia de todo ello, no sugirió parar la
demanda o desistir de ella en una etapa inicial, por qué se prosiguió pese a
todo ello con la misma? Aquí aparece nuevamente el factor político como la
principal explicación razonable. No solo hubo improvisación, sino presión y
apresuramiento. La demanda no tenía como único fin el arrancar a los chilenos
un pedazo de mar, sino otros fines, relacionados con el acontecer político.
Conclusiones
Algunos aspectos que salen a relucir ahora con gran fuerza se refieren a ese
afán de reserva y secretismo que acompaño todo el proceso, ya que resultó
muy difícil o imposible obtener información sobre lo propuesto y planteado
oportunamente, habiéndose llegado al extremo de amenazar judicialmente a
periodistas por publicar alguna información “reservada” que por supuesto ya
debía conocer el contendor de la demanda, Chile. Posiblemente se perdieron
oportunidades de lograr una versación más amplia, más elementos de juicio y
menos dependencia de un pequeño grupo de expertos que también pusieron su
cuota parte para este fracaso.
Premio consuelo: la Corte ratificó lo que siempre se ha sabido, esto es, que
Bolivia nació a la vida independiente con mar, que le fue arrebatado por Chile
y que el fallo no quita que se pueda seguir negociando, ya que el hecho que la
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Corte haya establecido que Chile no ha adquirido la obligación de negociar,
no significa que ya no sea posible que surja una obligación futura. La Corte
simplemente ha negado que exista esa obligación en relación a los 8 casos
presentados, lo cual no cierra la posibilidad que Chile en el futuro pueda
contraer una obligación. En ese caso, esperemos que no se requiera ir
nuevamente a La Haya a reclamar su cumplimiento y Chile simplemente
cumpla lo que se comprometió a hacer fehacientemente.
Mi conclusión es que desde el momento en que la Corte aceptó su
competencia en circunstancias en que Bolivia no cuestionó el Tratado de 1904
(pues si no lo hacía, la Corte se hubiera declarado incompetente), la Corte se
movió en el marco de una disyuntiva incómoda, entre tener que aceptar que se
había extralimitado al asumir su competencia, lo que equivalía a ver cómo
rechazaba la demanda, y procurar establecer de modo fehaciente y categórico
la existencia de dicha obligación de negociar, lo que le habría permitido
contrarrestar la ola de críticas que podría desatarse.
Probablemente dicha circunstancia fue la que la llevó a adoptar una
“matemática” jurídica extremadamente exigente para analizar la información
presentada, con la finalidad de establecer unos grados de libertad muy limita
dos para interpretar la información y emitir su fallo. El resultado fue que la
parte boliviana les facilitó la tarea al presentar información todavía muy
alejada de los exigentes parámetros que se fijó la Corte. Los otros factores
concomitantes mencionados como parte del contexto en que se dio todo este
proceso, no hicieron más que reforzar y legitimar para los jueces la pertinencia
de su fallo consistente en rechazar la demanda boliviana.
¿Por qué tendría que haberse declarado incompetente? Justamente por el
hecho que el Tratado de 1904 no estaba en cuestión de manera explícita, por
lo que la Corte habría tenido que disponer (indirectamente) la modificación
del Tratado, si entre los casos que presentó Bolivia hallaba al menos uno que
mostraba de modo meridianamente claro que Chile se había comprometido
formalmente a entregar una salida soberana al mar, en circunstancias en que
ese alcance no formaba parte explícita de su competencia. ¿Ello qué significa?
Que solo si encontraba evidencias muy contundentes y convincentes
probablemente habría estado dispuesta a saltar sobre su propia sombra, es
decir, a aceptar la obligación de negociar de Chile y a enfrentar la ola de
críticas que podrían desatarse sobre ella.
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El verdadero “momento mágico” de este proceso fue esa disyuntiva de la
Corte, ya que fue la que definió el curso de los acontecimientos y condujo al
rechazo de la demanda boliviana.
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síndrome de Santo Tomás porque no creía en lo que veía (escrito)”. Ver:
https://erbol.com.bo/noticia/politica/01102018/brotons_jueces_estuvieron
_con_sindrome_de_santo_tomas
7[6] Tomado de: Mi palabra sobre el fallo de la Corte Internacional de Justicia
https://youtu.be/P5LtLO4l8oE vía @YouTube1
8[8] Ver: Página Siete: https://www.paginasiete.bo/nacional/2015/5/7/concepto-pactum-
contrahendo-esta-trasfondo-pregunta-juez-greenwood-55858.html
9[9] Declaración del juez Yusuf, en: https://www.icj-cij.org/files/case-related/153/153-20181001-
JUD-01-01-EN.pdf
Publicado por Carlos Rodrigo Zapata C.
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6[7] Por ejemplo, aquí puede verse una definición y sus condiciones de cumplimiento.
https://www.proverbia-iuris.de/pactum-de-contrahendo/
19
imaginario europeo, pues su rendimiento estaba lejos de proveer el nivel de
satisfacción de necesidades que las empresas brindaban a sus trabajadores
asalariados a lo largo y ancho de ese continente. ¿Qué sucedió, qué aconteció para
que en la sociedad europea pueda producirse un cambio de opinión tan extremo con
una de las instituciones sociales que más expectativas y esperanzas trajo consigo a
las clases pobres trabajadoras?
Para la historia del subdesarrollo económico: FRIEDRICH LIST Y SU ESBOZO
DEL SISTEMA CENTRO-PERIFERIA Por: Carlos Rodrigo Zapata C. RESUMEN
Las relaciones económicas internacionales que prevalecen en el mundo distan
mucho de ser igualitarias. Dichas relaciones han sido identificadas como
organizadas en un sistema centro-periferia, en el cual la periferia actúa en función y
según los intereses y necesidades del centro, el mismo que está conformado por los
países altamente industrializados o desarrollados, mientras que a la periferia
pertenecen principalmente los países productores de materias primas o en vías de
desarrollo. ¿Cómo surgió ese sistema?, ¿fue el resultado de una dinámica compleja,
originada por una diversidad de procesos subyacentes en las sociedades hoy
descritas como subdesarrolladas por un lado y desarrolladas por el otro, o fue más
bien un producto inducido conscientemente por una multitud de agentes e intereses
económicos y de otra índole a través de la historia? En este ensayo se expone el
pensamiento de Friedrich List, un economista europeo de principios del siglo XIX,
relativo al tipo de relaciones que deben primar entre "naciones manufactureras" y
"naciones bárbaras", ejemplificadas estas últimas por los países sudamericanos.
CLAVES DE LA DEBACLE LATINOAMERICANA Por: Carlos Rodrigo Zapata
C./ Bolpress | Miércoles, 27/04/2005 1| Ya es un lugar común atribuir el creciente
desorden latinoamericano a determinados factores: pobreza, crisis de
gobernabilidad, deterioro de los sistemas de partidos, fracaso económico. Todos
estos factores describen sin duda elementos cruciales de la problemática continental,
pero ninguno avanza sobre las causas o raíces de dichos factores, tampoco sobre los
procesos que han contribuido a exacerbarlos, a colocarlos en el centro de la
preocupación regional. Para una comprensión más cabal, es indispensable pasar de
los efectos a las causas y las cadenas de transmisión de la problemática regional.
Una tarea de esta naturaleza requiere primordialmente ajustarse a algún marco
teórico que nos permita, primero, señalar los criterios relevantes para analizar la
realidad latinoamericana e identificar sus problemas reales y, segundo, identificar
los modos y vías para resolver la problemática. A partir de ello, debería ser posible
identificar tanto las causas de dichos problemas, como los procesos que han
contribuido a colocarlos en el centro de la preocupación continental. La teoría
mínima que queremos presentar nos dice que el Estado y la sociedad requieren de
modo indispensable producir una variedad de bienes y servicios públicos y
privados, sin los cuales no es posible el desarrollo y, por tanto, mejorar los niveles y
la calidad de vida de la población. Sin una relación equilibrada y adecuada entre
dichos bienes se generarán "cuellos de botella" u obstáculos estructurales, si existe
una carencia crónica de bienes públicos, o fases de estancamiento, si la producción
de bienes privados y, por tanto, la inversión privada, se halla constreñida o limitada.
CANAL de NAVEGACIÓN ESTE. SALIDA SOBERANA DE BOLIVIA A LA
HIDROVÍA PARAGUAY-PARANÁ. Por: Rolando Zuleta Roncal y Carlos
Rodrigo Zapata C. Los autores proponen una novedosa conexión por vía fluvial
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hacia la Hidrovía Paraguay-Paraná, construyendo un canal de navegación que
vincule la zona del Mutún (límite con el Brasil) con el Río Negro que desemboca en
la Hidrovía. Este canal facilitará la conexión directa con los puertos de Buenos
Aires y Nueva Palmira, permitirá un movimiento de 10 millones de TM en su fase
de pleno desarrollo y las menores tarifas de transporte que es posible alcanzar. A
Bolivia le permitirá la salida soberana a la Hidrovía y contar con una infraestructura
de interconexión que supere su aislamiento secular.
¿OTRA VEZ POR LAS HUELLAS DE LA “DEMOCRACIA OLIGÁRQUICA”?
Una reflexión necesaria para superar el régimen electoral prevaleciente.
HACIA UN SISTEMA DE PARTIDOS DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIOS.
Carlos Rodrigo Zapata C. (marzo, 2007) Luis H. Antezana J., nuestro muy
apreciado Cachín, en un ensayo luminoso sobre los procesos ideológicos en Bolivia,
concluyó en 1979 que no podía haber ningún partido político en Bolivia que pueda
cautivar a las masas si es que no tocaba los extremos del espectro político
ideológico boliviano entonces vigente, dados por un ideologuema enigmático que él
llamó „NR‟, es decir, „Nacionalismo Revolucionario‟. No cabe duda que dichos ejes
impregnaron la conciencia colectiva nacional de tal modo que en Bolivia era muy
difícil, hasta hace muy poco, perfilar colectividades políticas que no se adscriban a
dichos marcos referenciales.
ARTEMIO, relato sobre una bandada migratoria. ¿Cómo organizan los pájaros su
vuelo en grandes bandadas, qué es lo que podemos aprender de ellos? En este breve
relato se cuenta la historia de Artemio, un pájaro que aprendió a volar en bandada.
EL CAPITÁN ZAPATA. Historia de una gran amistad en medio de aventureros y
piratas, que se inició en Potosí en el Siglo XVI. Relato extractado de Bartolomé
Arzáns de Orsúa y Vela (1676 - 1736), historiador potosino que escribió la
HISTORIA DE LA VILLA IMPERIAL DE POTOSÍ.
GLOBALIZACIÓN Y ESTADO NACIÓN. Impactos esperados de la globalización
sobre el Estado-Nación
LA GLOBALIZACIÓN Y EL FIN DEL TRABAJO. Por: Carlos Rodrigo Zapata C.
GLOBALIZACIÓN Y ÉTICA, UNA COEXISTENCIA INCIERTA. Por: Carlos
Rodrigo Zapata C. Para tratar el tema de la ética y la globalización de modo
ponderado es necesario referirse inicialmente a la función que desempeñaron la
libertad de comercio y los tipos de cambio estables y flexibles en la historia
económica del siglo XX, particularmente en el período de post guerra mundial.
REFLEXIONES EN TORNO A LA CAÍDA DEL CAPITALISMO. Por: Carlos
Rodrigo Zapata C. El mundo vive bajo la amenaza de un capitalismo desbocado,
donde la ausencia de todo poder alternativo le ha conferido al capital financiero el
predominio absoluto del mundo. Las relaciones humanas planetarias ya no pueden
basarse en las leyes impuestas por el capital, es indispensable reconstruir las
relaciones entre los seres humanos sobre otras bases, otras leyes, otros sueños,
distintos a aquellos que emanan de la estrechez del capital.
¿UN OBAMA PARA RESTAURAR LA FACHA DEL AMERICANO FEO? Una
reflexión en torno al momento en que Barack Obama fue elegido candidato por el
Partido Demócrata en mayo de 2008.
SECTOR INFORMAL URBANO EN BOLIVIA. RACIONALIDAD Y
CONSECUENCIAS. Por: Carlos Rodrigo Zapata C. En este trabajo, que resume y
sintetiza un estudio mayor, se presenta la racionalidad del sector informal urbano en
21
Bolivia que apunta a la maximización de los ingresos totales disponibles por parte
del trabajador urbano informal y su familia, en base al concepto de los "esfuerzos
productivos adicionales", que consisten en substituir todos los costos de producción
que sea posible mediante el propio esfuerzo familiar.
El Café de gallegos, una vivencia en el Buenos Aires de los años 70, una gran fiesta
de la remembranza y la camaradería.
LA NUEVA POLITICA ECONOMICA. Por: Carlos Rodrigo Zapata C. Tomando
como referencia diversas pautas y directrices elaboradas en la Teoría de la Política
Pública para el diseño e implementación de políticas, el artículo trata la
reconstrucción sucinta y razonada de la política de estabilización macroeconómica
aplicada en Bolivia en 1985, llamada Nueva Política Económica, que introdujo las
bases de la economía de mercado y el neoliberalismo, y desembocó en el Decreto
Supremo 21060, uno de los instrumentos de política económica más controvertidos
de la historia económica boliviana.
DIALÉCTICA DE LA AUTONOMÍA SEPARATISTA. Si se aplica una
determinada temperatura a un huevo fecundado, se obtendrá un pollo, pero ninguna
temperatura producirá ese resultado si se la aplica a una piedra. Con estos elementos
didácticos, el líder chino Mao Tse Tung explicaba la dialéctica del cambio, y más
precisamente, la interrelación entre los factores internos y externos en el proceso de
cambio. Mientras la piedra y el huevo fungen como la “base del cambio”, la
temperatura es la “condición del cambio”, es decir, el factor capaz de desencadenar
los cambios.
AXIOMAS DEL DESARROLLO NACIONAL. Carlos Rodrigo Zapata C. Ni la
teoría a secas, ni la ideología más jugosa son suficientes para justificar lo que
requiere o no requiere la economía nacional. Un criterio importante radica en
considerar los axiomas claves del desarrollo, aquellas enseñanzas que la historia nos
dejó y que requerimos tomar en cuenta para evitar los desastres del pasado.
MUJERES Y FORMACIÓN. Todo este estilo "femenino" de socialización
constituye un modo de entrenamiento permanente, minucioso y sofisticado que
combina las guías y orientaciones de los mayores con el desarrollo de iniciativas
propias, las necesidades sociales con preferencias individuales, las tendencias y
modas actuales con la propia creatividad, en fin, una gama rica y diversa en
opciones de desarrollo individual estrechamente interconectadas con el ambiente
social en que se desenvuelven.
BOLIVIA. ACCIDENTES DE TRÁNSITO, NUESTRO MAGNICIDIO ANUAL.
Comparado con otros países, puede dar la impresión que en Bolivia existe una
cantidad relativamente pequeña de muertos y heridos en accidentes de tránsito. A
fin de efectuar una comparación más realista, se contrasta la cantidad de
accidentados entre Bolivia y Alemania, pero tomando en cuenta el parque
automotriz existente de cada país. Los resultados son aterradores. Por ello resulta
pertinente hablar de “magnicidio anual”. Los datos para 2012 resultan menos
aterradores.
EVO, EL PRINCIPITO, EL VÍNCULO Y LA ESPERANZA. Por: Carlos Rodrigo
Zapata C. Los franceses festejan el 2006, 60 años de la publicación de ?El
Principito? de Antoine de Saint-Exupéry, el icono de la literatura francesa, portador
de un mensaje de extraordinaria actualidad: la filosofía del vínculo. Cuando en
dicha obra, la rosa del Principito se siente única entre millones de otras rosas o el
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zorro siente que ya no puede ser ignorado por el Principito por haber sido
domesticado por él, encontramos estampas extraordinarias de la importancia del
vínculo entre todas las especies, entre todos los seres: somos, en tanto y en cuanto
somos percibidos y reconocidos.
PRESIDENTA BACHELET: LA DIGNIDAD ES LA FUERZA DE LOS
PUEBLOS (2006). Hace 127 años Chile invadió el Litoral boliviano y le arrebató su
acceso soberano al mar Pacífico. Desde aquel día se ha construido un abismo entre
vecinos y se ha sembrado la semilla de la desconfianza y el desconocimiento mutuo
entre bolivianos y chilenos.
FRENÉTICA ACTIVIDAD DIPLOMÁTICA CHILENA PRE CUMBRE. Carlos
Rodrigo Zapata C. Este artículo muestra la forma como Chile trató de "marearnos la
perdiz" el 2006 y apresurarnos a reestablecer relaciones diplomáticas.
NUESTRA PRESENCIA EN LA ERA DEL CONSUMO. ¡Con los materiales de
tus sueños.... ¡te inundarás!. Bolivia se ha especializado desde hace muchos años en
intercambiar sus divisas, obtenidas del aprovechamiento de sus valiosos recursos
naturales, por chatarra, productos usados y obsoletos, comportamiento económico
que resulta inaudito por la forma precaria de satisfacer necesidades que se ha ido
generalizando en el país.
Proyecto CENSURADO - Universidad Sonoma State de California
FOTOGRAFÍA DEL TITULO DEL BLOG: NIÑAS AFGANAS ANSIOSAS DE
ESTUDIAR. La foto pertenece a John McConnico quien es un periodista
fotográfico que ha ganado el Pulitzer Prize y el World Press de fotografía.
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