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CAPÍTULO I

MARCO TEÓRICO

1. NATURALEZA JURÍDICA Y BIEN JURÍDICO PROTEGIDO DEL


DELITO DE ENCUBRIMIENTO REAL

El término “encubrimiento” acoge bajo su seno dos


fórmulas perfectamente definidas; el encubrimiento
personal (Art. 404) y el encubrimiento real (Art.
405).

El Código Penal configura, acertadamente, el


encubrimiento como un delito diferente y autónomo,
como la doctrina mayoritariamente sostiene. El
problema puede plantearlo, sin embargo, la
determinación de cuál sea el bien jurídico que se
pretende proteger.

En ese sentido, como señala Rosales Artica, el


análisis dogmático del encubrimiento requiere
necesariamente exponer algunas consideraciones
previas, que nos permitan ubicarnos adecuadamente en
el contexto a estudiar. Primero, las conductas de
encubrimiento o de favorecimiento mediante conductas
posejecutivas, están íntimamente relacionadas a la
existencia de un hecho previo, el mismo que constituye
un delito. En segundo lugar, el hecho previo debe de
haber alcanzado el nivel de ser un hecho típico y
antijurídico, aunque no culpable. Es decir, se
requiere la presencia de una accesoriedad limitada,1

1 GILI PASCUAL, Antoni. El encubrimiento en el Código Penal de 1995. Análisis del


favorecimiento personal. Editorial Tirant lo Blanch. Valencia. 1999. Pág. 65
toda vez que la imputación personal o culpabilidad es
una cuestión que compete a cada sujeto, de tal manera,
que en el supuesto en que falte esta atribuilidad
respecto de uno de los sujetos que intervienen en un
hecho antijurídico, solamente puede afectarle a él y
no romper la relación que existre entre el hecho y los
demás intervinientes.2 En tercer lugar, desde el punto
de vista subjetivo, es necesario que el agente que
favorece deba saber que con su conducta está buscando
encubrir la comisión de un hecho ilícito (previo)
cometido por un tercero. Es decir, que se requere
intencionalidad en el encubridor, además de la
presencia del elemento subjetivo animus adjuvandi y la
ausencia de un ánimo de lucro, toda vez que la
conducta de auxilio a los autores o cómplices para que
se beneficien del provecho o producto del delito, pero
que es realizada con dicho ánimo lucrativo, nos
colocaría ante la figura de un delito de receptación.
Finalmente, se debe tener en consideración que el
encubridor no debe de haber intervenido en el delito
previo ni como autor ni como cómplice (de donde se
colige que la figura del autoencubrimiento es impune),
ni que su intervención en la etapa posterior al
delito- tal como señala la doctrina mayoritariamente
haya sido pactada, previamente, de tal manera que
permita un perfeccionamiento de la consumación del
hecho delictivo previo.

De lo planteado, queda claro que el hecho previo


constituye la conditio sine qua non de las conductas
de encubrimiento, y es justamente esta dependencia del

2MIR PUIG, Santiago. Derecho Penal. Parte General. 7ª reimpresión B de F. Montevideo.


Buenos Aires. 2005. Pág. 337
encubrimiento respecto al hecho previo la que ha
generado que se ponga en tela de juicio el que estas
figuras de encubrimiento real y personal gocen de
autonomía. Tal afirmación, nos conduciría a sostener,
por un lado, que el encubrimiento, más que una figura
delictiva, constituye iuna forma de participación en
el delito, tan igual como la complicidad. Sin embargo,
y en la misma línea que la opinión mayoritaria de la
doctrina,3 también rechazo tal postura.

Por otro lado, si bien es palmario que en las figuras


donde el fin perseguido por el autor es la ocultación
(del cuerpo, los efectos o instrumentos del delito o
de la persona del delincuente), lo que viene a
proteger es al Estado en su función de administrar
justicia, en especial, la fase pre-procesal, en tanto
que tal actividad favorecedora-ocultadora imposibilita
el descubrimiento del delito y de sus responsables, el
bien jurídico no está tan claro respecto de la figura
contemplada en el art. 405 del Código Penal supone la
prolongación o complemento del delito base cometido;
que se mantengan y desplieguen sus efectos. Razón por
la que cabe la duda que si, en luhar de tener su
encaje dentro de los delitos contra la Administración
de Justicia, no convendría conservarlo como única
forma de participación impropia o post-delictiva,
según la teoría del mantenimiento o dentro de los
delitos contra el patrimonio. La respuesta viene
quizás marcada por la consideración de que el Art. 405
Código Penal acoge una conducta pluriodefensiva,
existiendo dos bienes jurídicos dignos de protección,

3SALAZAR SÁNCHEZ, Nelson. ¿Cuándo se configura el delito de encubrimiento personal? En


actualidad Jurídica. Tomo 139. Junio 2005. Editorial Gaceta Jurídica. Pág. 58
a saber, por un lado el mismo bien jurídico que
lesionara el delito base (con lo que habría de
mantenerse como forma de participación, o crear tantas
figuras de delitos de favorecimiento como bienes
jurídicos son dignos de protección penal, soluciones
ambas, desafortunadas) y, por otro, la Administración
de Justicia, que se resiente caso de que el delito
cometido continúe desplegando sus efectos perniciosos
gracias al auxilio prestado por terceras personas.

2. ELEMENTO QUE CONFIGURAN EL DELITO DE ENCUBRIMIENTO


REAL

Examinaremos exclusivamente, ahora, algunos aspectos


que estimo de interés en los elementos que conforman
el encubrimiento:

Estimo que el grado de conocimiento exigible al autor


del delito de encubrimiento – sin olvidar, en ningún
caso, que éste es una exigencia del principio de
culpabilidad- puede ser menor que el que se requiere
al partícipe.

Se habla de “un delito”. Con ello se manifiesta que


existirán tantos delitos autónomos de encubrimiento
como delitos se vean favorecidos –aun cuando el delito
principal o base se haya encubierto simultánea e,
incluso, sucesivamente por el encubridor bajo las
diversidas modalidaddes existentes-. En igual sentido
debo pronunciarme respecto del encubrimiento de “un”
delito continuado o de “un” delito masa, dado que
conduciría a absurdas soluciones el castigo de tantos
delitos de encubrimiento como acciones han conformado
el delito continuado o del delitio masa.
El llamdado encubrimiento real está tipificado en el
Art. 405 del Código Penal, al cual le son aplicables
los presupuestos generales, antes analizados, bajo el
texto siguiente:

Artículo 405.- Encubrimiento real

El que dificulta la acción de la justicia procurando


la desaparición de las huellas o prueba del delito u
ocultando los efectos del mismo, será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de
cuatro años.

Si el hecho se comete respecto a los delitos previstos


en los artículos 152 al 153 A, 200, 273 al 279-d, 296
al 298, 315, 317, 318-A, 325 al 333; 346 al 350 o en
el Decreto Ley N° 25475 (Establecen la penalidad para
los delitos de terrorismo o los procedimientos para la
investigación, la instrucción y el juicio), la pena
privativa de la libertad será no menor de siete ni
mayor de diez años y de ciento ochenta a trescientos
sesenta y cinco días multa.

La reforma generada mediante el Decreto Legislativo N°


982 ha mantenido la idea del texto anterior, pero
enfatizando en su segundo párrafo, las formas
agravadas de encubrimiento tratándose de delitos
pluriofensivos y de carácter colectivo, como son los
delitos de terrorismo, tráfico ilícito de drogas,
atentados contra la seguridad del Estado, etc.

El favorecimiento real no es otra cosa que un


beneficio a un tercero, pero ahora teniendo como
objeto no al autor o al cómplice del delito anterior,
sino a las cosas, a los objetos, ya que se busca la
desaparición, el ocultamiento o la alteración de los
rastros, pruebas del delito o la ayuda al autor de
esas acciones. Como se ve ajustándose al principio de
certeza, implícito en el de legalidad, el legislador
ha intentado cubir todos los aspectos del
comportmiento que pudiera asumir el encubridor.

3. EL DELITO DE ENCUBRIMIENTO Y LA PARTICIPACIÓN CRIMINAL

El encubrimiento se distingue de la participación


criminal en general, en que requiere un ayuda que se
presta al autor de un delito, sin que medie promesa o
concierto anterior. De mediar cualquiera de estos
últimos, habrá participación en el delito que se
cometiere, pero no encubrimiento.4

Hay que precisar que el delito de encubrimiento no


está sancionado en el Perú como forma autónoma de
participación, tal como si sucedía hasta hace poco con
dicha figura en la legislación penal española en donde
se consideraba como un anacronismo el mantener el
encubrimiento como forma de participación en el
delito, toda vez que las figuras que describe son
propias de un delito autónomo generador de
responsabilidad, te,a que fue enmendado con la reforma
del Código Penal español en el año 1995.

Esta es la interpretación moderna, puesto que tanto en


el antiguo derecho como en el derecho intermedio, los
hechos que hoy en día constituyen el encubrimiento,
estaban involucrados en la teoría de la participación
criminal, hasta que se comprendió que no era eficaz
esa solución para el caso del que intervenía una vez

4 ANTON ONECA. El delito continuado. Editorial Seix. Barcelona-. 1984. Pág. 418
que el delito se había consumad, vale decir, cuando ya
se había producido la lesión al bien jurídico
protegido, ya que en tal caso la actividad del
encubridor nada agrega ni resta a la del autor del
otro delito. Tan sólo obstaculiza la acción de la
justicia. Precisamente esta circunstancia es la que
hace punible la acción del encubridor, resulte o no
sancionado el autor del otro delito, pues lo que se
tiene en cuenta es la forma como el encubridor
dificulta a la autoridad jurisdiccional o policial el
esclarecimiento de la verdad.

Esa evolución explica por qué los distintos casos de


encubrimiento eran previstos en la mayoría de los
Códigos penales latinoamericanos en la Parte General
hasya que en el año de 1881, la reforma del Código
Tejedor en Argentina creó la figura autónoma de este
delito, ubicándolo entre los que afectan a la
administración pública, sistema que siguieron los
proyecto posteriores y que es el que rige en la
actualidad la mayor parte de legislaciones penales de
la región. Así pues, el encubrimiento es un delito
autónomo, per se, requiere que exista previamente un
delito, sea consumado o tentado, vale decir, que el
encubrimiento, como dice Jannitti Piromallo, es un
posterius, que presupone un prius.5

Delito consumado o tentado es el que debe preceder al


encubrimiento, pero no una falta o contravención, como
ocurre con el Código Penal italiano (art. 378), que
admite ambos supuestos. En las otras legislaciones, la

5CREUS, Carlos. Derecho Penal. Parte General. Editorial Hamurabi. Buenos Aires. 1999.. Pág.
127
ayuda al autor de una contravención no constituye
encubrimiento.

El encubridor, como lo sostiene casi toda la doctrina,


debe tener conocimiento positivo y real- no figurado-
de la existencia del delito anterior. Este es el
elemento subjetivo. No hay pues encubrimiento culposo.

4. EL ENCUBRIMIENTO REAL: DELITO INSTANTÁNEO O DELITO


CONTINUADO

Como se señala en la sentencia R.N. N° 5084-2006-


Lima, si bien la ejecución de algna de esas
modalidades puede implicar que durante cierto lapso de
tiempo las huellas, pruebas o los efectos del delito
se hallen fuera del conocimiento de las agencias de
persecución penal, esto no significa que se trate de
un delito permanente.

Un delito es permanente cuando la consumación depende


del momento en que cesa la acción antijurídica
vulneratoria del bien jurídico (por ejemplo el
secuestro). Por su parte, un delito es instantáneo
cuando la consumación coincide con la producción del
resultado (por ejemplo: el homicidio). En otros casos,
los denominados delitos “de estado”, la naturaleza
instantánea de la consumación no impide el
mantenimiento de sus efectos antijurídicos (por
ejemplo la usurpación). Determinar a cuál de estas
clases de delito se adecua el encubrimiento real es
importante en la medida en que de esto depende el
momento de inicio del cómputo del plazo de
prescripción.
De la redacción típica del artículo 405 del Código
Penal, el cual requiere que el agente dificulte la
actividad de la justicia, se desprende que nos
encontramos frente a un delito instantáneo cuya
consumación se alcanza con la puesta en práctica de
actos que obstaculizan la investigación o el
enjuiciamiento de un hecho delictivo, situación que
ciertamente puede causar cierta “permanencia”.

Sin embargo, la causación de ese estado antijurídico


no es suficiente en el caso del encubrimiento real,
para afirmar la presencia de un delito permanente en
la medida que en aquel ilícito penal, la mera puesta
en práctica de actos obstaculizantes para la acción de
la justicia, dirigidos a hacer más difícil su
actuación, son sufientes para consumar el tipo.

En consecuencia, y de acuerdo con la sentencia citada,


si el delito de encubrimiento real es de naturaleza
instantánea el inicio del cómputo del plazo de
prescripción debe hacerse desde el momento en el que
se obstaculizó la acción de la justicia y no desde
aquel en el que dichos obstáculos o incovenientes
dejados por el agente fueron superados por la
Administración de Justicia.

5. TIPO DE OBJETIVO

El tipo penal señala como acciones la de ocultar,


alterar, hacer desaparecer los rastros, pruebas o
instrumentos del delito, por una parte, y por otra,
ayudar al autor o partícipe a ocultarlos alterarlos o
a hacerlos desaparecer.
Cuando el Código de desaparecer u ocultar, habla de
procurar o ayudar a procurar se desprendía de estas
acciones típicas una doble modalidad. La primera de
ellas se relacionaba con el hecho principal, en tanto
la segunda se vinculaba con un hecho accesorio del
principal, que podía ser cometido, tanto por un
partícipe del delito anterior, como por un partícipe
que, a su vez desplegara la acción principal del
favorecimiento real.6 Más claramente se puede afirmar
que se trataba del colaborador que ayudaba a un
tercero que actuaba de manera inocente, siempre que el
colaborador conociera el origen de la cosa.7

Ahora bien procurar es intentar, hacer diligencias o


esfuerzos para lograr la desparición de los rastros,
pruebas o instrumento del delito o bien, el
aseguramiento del producto o el provecho de aquel.8
Como se puede advertir, sólo se requiere la finalidad,
pero el tipo penal no exige que se hubiera conseguido
el fin propuesto por el agente.

Con la reforma introducida en el Artículo bajo


comento, el problema cambia fundamentalmente, debido a
que el autor de la reforma prefirió acentuar el
resultado al propósito del agente, por lo que ya que
no se habla sólo de procurar, sino directamente de
“ocultar”, “alterar” o “hacer desaparecer”, lo que
equivale a la acción terminada y no intentada. De esta
manera, se ha intentado darle certeza al tipo penal,
quedando las acciones que antes eran consumaitvas en
el ámbito de la tentativa, condicionadas a si hay

6 CREUS, Carlos. Ob. Cit. Pág. 389


7 Ibidem.
8 Ibidem.
comienzo de ejecución. Caso contrario, no hay duda de
que quedarán como conductas impunes:

La conducta de ocultar no implica necesariamente hacer


desaparecer la cosa, ya que puede tratarse de algo
temporario, sino que implica pérdida de la prueba. Se
oculta cuando se guarda, se tapa, se impide la
ubicación de la cosa buscada.

Manteniendo esta línea argumental se ha sostenido que


ciertas conductas omisibas pueden implicar un hacer
positivo, “la ocultación puede consistir también en
callar, cuando existe el deber legal o contractual de
pronunciarse”.9

Pon alteración se entiende toda transformación que se


efectúe en relación a las pruebas, que no
necesariamente implican desaparición, ni ocultación.
Lo que se pretende mediante la alteración es cambiar
la apariencia, la esencia o forma de la cosa, que no
se vea como la misma para evitar su utilización por
parte de la autoridad, “ocultar” es guardar y también
impedir que pueda conocer dónde está el objeto.
“Alterar” es cambiar, modificar la configuración del
objeto en una medida que perturbe su utilización para
determinar responsabilidades por el hecho delictivo
precedente. Por último, “desaparición” es supresión y
esto puede procurarse por medio de destrucción o no
del objeto; en tal sentido hace desaparecer el que
saca el objeto del ámbito del cual puede utilizarlo la
autoridad o el interesado. El ilícito del artículo 405
del Código Penal, consiste en el hecho material de
suprimir los rastros o pruebas, esto es, tratar de

9 CREUS, Carlos. Ob. Cit. Pág. 553


lograr tal supresión de desaparición, o sea, se
vincula con un comportamiento anímico intencionalmente
dirigido al logro del resultado o efecto que
taxativamente precisa el tipo legal. 10

“Hacer desaparecer” implica suprimir, quitar de


delante y no necesariamente equivale a destruir. En
última instancia, es sacar la cosa de la esfera de
custodia dentro de la cual puede utilizarla el
interesado. La conducta en estos casos pueda ser la de
lavar, incendiar, borrar, pintar, diluir, esto es,
cualquier hacer positivo para lograr el fin del autor.
Ocultar significa disimular, tapar o impedir que la
cosa pueda lograr el fin del autor. Ocultar significa
disimular, tapar o impedir que la cosa pueda ser
utiliza en momento oportuno. Se ha sostenido que es
sustraerla a los sentidos o al conocimiento de quienes
la buscan. Para Creus el guardar, para que implique
ocultamiento, requiere que se haga de manera tal que
resulte idónea para entorpecer la localización de la
cosa; por lo tanto, la simple guarda no es suficiente
como elemento del tipo.11 En cambio Millán afirma que
la guarda equivale a la ocultación. Se tratan aquí de
actos positivos que tienden a la desaparición de las
huellas o rastros que pudiera haber dejado el
delito.12

En cuanto a los objetos la ley determina que lo que se


procura hacer desaparecer, ocultar o alterar, son los
rastros, pruebas o instrumentos del delito.

10 DONNA, Edgardo. Tratado de Derecho Penal. Parte Especial. Tomo III. Editorial Rubinzal
Culzoni. Pág. 471.
11 CREUS, Carlos.. Ob. Cit. Pág. 500
12 DONNA, Edgardo. Ob. Cit. Pág. 475.
Los rastros son las huellas, señas, vestigios, todo lo
que resulta materia del delito que debe acreditarse.
En otras palabras, rastros son las señales o vestigios
materiales que ha dejado el delito, por lo que no son
rastros los vestigios inmateriales, por ejemplo los
recuerdos que alguien puede conservar del hecho y que
el agente, confundiendo a la persona logra que se
olvide.

Las pruebas son las que van en pos de la demostración


del hecho o de la responsabilidad del autor o
partícipe y pueden revestir una amplia gama de
posibilidades engarzada con la moderna tendencia de
los códigos procesales, que en su mayoría siguen el
sistema de la sana crítica, adscriptos al régimen de
la libertad probatoria. Prueba, en síntesis, abarca
todos los medios y no está limitada a cosas o
documentos. En este sentido, afirma Millán que queda
comprendido todo acto que signifique una indicación
que pueda acreditar el tipo objetivo del delito como
cualquier otra circunstancia que haga a la
responsabilidad del autor. Los instrumentos del delito
son los elementos utilizados para su comisión y ab
abarca tanto a los delitos dolosos como culposos.
Piénsese por ejemplo en un arma de fuego en el caso
de un delito doloso o un automóvil en el caso del
delito culposo.

Se trata, entonces de aquella persona que después de


cometido el delito e independientemente de cualquier
participación, ayudan al autor a ocultar, alterar o
hacer desaparecer los rastros, pruebas o instrumentos
del delito. Basta un ejemplo para entender el
problema. Luego de un homicidio, el encubridor ayuda
directamente al autor, sin promesa anterior, a limpiar
la sangre del homicidio y hacer desaparecer el
cadáver.

En principio nada hay que objetar a la incorporación


de este inciso, ya que aclara la cuestión y define al
tipo penal. Mientras más clara esté definida la
conducta, más se respetará el principio de legalidad.

7. TIPO SUBJETIVO

En la redacción anterior a la reforma, era claro que


el delito era doloso y con dolo directo. Ello surgía
de los verbos típicos utilizados, esto es “procurar”,
“ayudar a alguien a procurar” que fundaban esta
opinión, con lo cual no era admisible el dolo
eventual. A nuestro criterio, la cuestión, con la
actual reforma, se ha vuelto dudosa, habida cuenta de
que sería posible el dolo directo de segundo grado.
Sin embargo parece difícil admitir el dolo eventual,
ya que se trata de ocultar, hacer desaparecer rastros,
etc., de un delito anterior de modo que si la persona
no sabe tal circunstancia, no podrá imputársele
subjetivamente tal hecho. Por eso es cierto que quien
hace desaparecer un rastro, pero sin la finalidad
antes enunciada, como por ejemplo limpiar el lugar, no
alcanza a tipificar el dolo del autor.

La jurisprudencia al respecto precisa:

“Si bien es cierto que la participación de la acusada


se encuentra debidamente acreditada, también lo es que
ésta resulta ser hermana del acusado, razón por la
cual debe ser declarada exenta de pena, en atención a
lo dispuesto por el artículo 406 del Código Penal,
pues nos encontramos frente a un supuesto de no
exigibilidad de otra conducta.”13

Asimismo:

“La sustracción de unas pruebas instrumentales


ofrecidas en un proceso civil de retracto, no
constituye delito de encubrimiento real dado que el
tipo penal de dicho delito supone la desaparición de
las huellas o pruebas del delito u ocultando los
efectos del mismo, siendo que en este caso las pruebas
desaparecidas no constituyen prueba, huella o efecto
de un delito, pues cuando se produjo la sustracción
aún no se había perpetrado ilícito penal alguno”.14

Por otro lado:

“Al existir indicios de la presunta comisión de las


conductas imputadas a los acusados, éstas deberán ser
materia de investigación judicial, lo que no significa
adelantar juicio sobre la responsabilidad o
irresponsabilidad de dichos acusados”.15

En el caso de pérdida de documentos vitales dentro de


un proceso, la jurisprudencia se pronuncia:

“Si los documentos perdidos del expediente principal


figuran copiados en los incidentes, significa que
dichas pruebas no se han perdido, no habiéndose
finalmente perjudicado el proceso, lo cual no
constituye elemento configurativo del delito de

13 Recurso de nulidad 2117-97 Sala Penal de Lima


14 Expediente 517-95
15 Exp. N° 7486-97
encubrimiento real, por lo que cabe declarar fundada
la excepción de naturaleza de acción deducida.”16

El encubrimiento real será compatible con el dolo


eventual de entorpecer la actividad de la autoridad
aunque conducta tendrá que estar intencionalmente
dirigida en forma directa al logro de los resultados
taxativamente enunciados en la figura.

En cuanto al problema del tipo subjetivo, la doctrina


peruana ha tomado posturas disímiles. Para un grupo de
doctrinarios,17 el autor debe realizar actos dirigidos
a dificultad la acción de la justicia. Bramont, por su
parte, no requiere este plus de procurar entorpecer la
acción de la justicia, afirmando que sería tanto como
la presencia de un concierto posterior entre el autor
y el culpable.18

En síntesis, el agente debe conocer y saber que


mediante su conducta está brindando su ayuda para el
favorecimiento real, para lograr la desaparición,
ocultamiento o alteración de los rastros, pruebas o
instrumentos del delito, o ayudar al autor a tales
fines. El error en cuanto al contenido del dolo, en
relación con el delito previo, se traslada a esta
figura. Aunque se ha sostenido que basta con que el
autor sospeche que la conducta llevada a cabo procura
favorecer la comisión de un delito previo, a la cual
le debemos hacer las mismas críticas hechas con
anterioridad.

16 Exp. N° 5272-97-A
17 PEÑA CABRERA, Raúl. Tratado de derecho penal. Ediciones Jurídicas. Lima. 1998. Tomo
III-B. Pág. 272.
18 BRAMONT ARIAS. Derecho Penal. Parte especial. Editorial San Marcos. 1999. Pág. 351
Y es por esto que no podría considerarse satisfecho el
tipo subjetivo cuando alguien lava los pisos en donde
quedaron huellas o rastros del delito (Ej: sangre,
vidrios o cualquier otro elemento) si no puede
acreditarse que existe conocimiento y voluntad de que
se procuraba el favorecimiento real (por ej: que se
hubiera realizado la conducta por cuestiones de
higiene). La simple sospecha o “maledicencia” no puede
servir de base para la configuración del accionar
típico.

Así se ha sostenido que: “No se configura el delito de


encubrimiento por favorecimiento real previsto por el
artículo 405 del Código penal si no se acredita que la
acción desplegada esté guiada por las finalidades
taxativamente enunciadas en la norma, por lo cual es
atípica la conducta de quienes fueron sorprendidos
empujando un automóvil que sabían sustraído, con la
manifiesta intención de recuperar una batería del
hermano de uno de ellos, colocada allí por los
ladrones del vehículo.19

La existencia de un error tendrá las mismas


consecuencias que fueran analizados en relación al
favorecimiento personal. El error de tipo vencible o
invencible eliminará la tipicidad de la conducta al no
estar prevista la forma culposa.

19 Exp. N° 1482-95

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