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Perifèria. Cristianisme Postmodernitat Globalització 2/2015
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los estados socialistas fueron estados na- primigenio, radical y alternativo “sobera-
cionales, el nacionalismo como factor de nismo”. Como es sabido, el Mesías (que
unidad, cohesión y motivación reapareció es lo que significa Khristós en griego)
en formas diversas. es el rey ungido para gobernar sobre su
pueblo. El cristianismo primitivo entendió
En todo este proceso, la identidad del la resurrección de Jesús como la decla-
cristianismo queda perfectamente al mar- ración divina sobre su carácter de verda-
gen, y sin tocar, al menos si entendemos dero Mesías. De ahí el carácter esencial
que el cristianismo en su sentido primi- de la fe en la resurrección para el cristia-
genio es aquello que apareció cuando su nismo. Sin resurrección de Jesús, no hay
originador, Jesús de Nazaret, fue consi- entronización mesiánica del crucificado,
derado como “Cristo”, es decir, como y sin entronización mesiánica, no hay
Mesías, y por tanto como la única autori- Mesías. Y, sin Mesías, no hay Cristo, ni
dad dotada de legitimidad plena sobre su cristianismo, pues no acontece la sobe-
pueblo, el pueblo “mesiánico”, es decir, ranía alternativa en la que el cristianismo
el pueblo del Cristo, el pueblo cristiano. consiste.
De hecho, la sangrienta historia religiosa,
secular y nacionalista de Europa es algo Cabe entonces preguntarse qué sobe-
completamente ajeno al cristianismo, no ranía es ésta. A todas luces se trata de
sólo en sus intenciones originales, sino una soberanía que no procede de los
también en su configuración primera, poderes y autoridades que gobiernan el
aquella que existió durante más de tres mundo presente. La respuesta del cristi-
siglos, pero que en gran medida fue inter- anismo primitivo es simple: se trata de la
rumpida cuando el cristianismo se convir- autoridad misma del Dios de Israel. En la
tió en religión imperial. Una configuración actualidad, sobre todo en occidente, se
que, debido a su pacifismo radical, era ha convertido en moneda corriente la idea
perfectamente incompatible con su con- de que una de las religiones es monoteís-
figuración estatal, es decir, con la identi- ta, lo que incluso lleva a la equiparación
ficación de la “religión” con aquella insti- del monoteísmo con la forma más normal
tución que se caracteriza precisamente de religión. Sin embargo, conviene darse
por pretender el monopolio de la violencia cuenta de que, en la historia de las religio-
legítima en un territorio. Y una configura- nes, el monoteísmo es más bien un caso
ción que, después del siglo IV, solamente aislado y casi excepcional. La fe de Israel
ha logrado expresión histórica parcial en es monoteísta porque entiende, frente a
formas comunitarias ajenas a los poderes las religiones, que la realidad no es divina,
estatales, y frecuentemente perseguidas. y que por tanto tampoco pueden ser di-
vinos los poderes que se constituyen en
Esto nos lleva entonces a una primera esa realidad. La realidad es más bien cria-
aproximación a lo que sea el cristianis- tura de Dios, y en cuanto criatura está ra-
mo. El cristianismo es, estrictamente ha- dicalmente “secularizada”. Pero no se tra-
blando, la irrupción de una nueva sobe- ta de una secularización que simplemente
ranía, la soberanía del Mesías Jesús. Si sustituye unos poderes por otros. Se trata
se nos permite la expresión, podríamos de una secularización radical, que enti-
decir que el cristianismo consiste en un ende que las cosas reales, como meras
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autoridad de Dios. Sin embargo, la auto- los reyes de este mundo, sino que tenga
ridad del “Autor” de todas las cosas no directamente a Dios como su Legislador.
es un poder que se imponga, como se Un pueblo que, al tener a Dios por Rey,
imponen los poderes de lo real. La auto- pueda vivir en la justicia, equidad y fraterni-
ridad de Dios se ejerce en los márgenes, dad de la que carecen los demás pueblos
entre los que están libres de las formas de la tierra, inexorablemente sometidos a
estatales e imperiales, entre los nómadas, los poderes. Un pueblo de hermanos, li-
como Abraham… bre de idolatría, y sujeto solamente a Dios.
Este maravilloso proyecto, contenido en la
Podríamos entonces decir que la autori- Torah, pudo parecer la solución, pero en
dad del creador queda sustituida, en la realidad no fue más que un aplazamiento.
historia de la humanidad, por el poder de La misma Torah, a pesar de todas sus pre-
aquellas realidades que, prometiendo sa- tensiones, puede ser utilizada por la lógica
tisfacer el ansia humana por vivir de los “adámica” como principio de autojustifica-
resultados de las propias acciones, ter- ción. Uno puede vivir “religiosamente” del
minan por dominar al ser humano, con- cumplimiento de la Ley, en lugar de tomar-
virtiéndolo en un mero esclavo. Poderes, la como una “instrucción” (torah) gratuita,
principados, tronos, dominaciones, decía como el regalo de una forma de vida al-
el cristianismo primitivo… Todos son pre- ternativa. Y, precisamente por ello, los po-
tendidos garantes de la correspondencia deres siempre pueden aparecer, incluida la
entre la acción humana y sus resultados. tentación mesiánica, es decir, la pretensión
Y todos estos poderes, por más que oca- que el pueblo tenga un rey, y un estado,
sionalmente puedan cuidar del deterioro como las demás naciones. El “sionismo”
final de una creación sometida a servi- originario, nacido con el rey Saúl, consiste
dumbre, a la postre siempre terminan por precisamente en el rechazo de que Dios
desafiar la autoridad del Autor de todas sea directamente el Rey sobre su propio
las cosas, y por conculcar la libertad ori- pueblo, y la pretensión de que otro poder,
ginaria del ser humano en su relación con el poder estatal, sea el que garantice la
Dios. En el fondo, tales poderes tienen permanencia, la estabilidad, y la cohesión
una pretensión “religiosa” de sustituir al del propio pueblo.
Autor de todas las cosas, aunque en rea-
lidad no son más que realidades creadas, En realidad, ningún proyecto de socie-
que idolátricamente reclaman un dominio dad puede superar aquello que en su raíz
que sólo les es concedido por la creduli- constituye a las sociedades como formas
dad humana. de dominación. Si el ser humano superara
por sí mismo la pretensión “adámica” de
¿Cómo volver a la autoridad originaria, y a vivir de los resultados de las propias acci-
la suprema libertad? La fe de Israel, tejida ones, en ese caso, tal superación sería de
en torno a los relatos del Éxodo, esperó nuevo un “logro”, un resultado, por el que el
precisamente en la constitución de un pue- ser humano, y especialmente sus dirigen-
blo libre de los imperios babélicos, y suje- tes, se podrían justificar. La liberación para
to solamente a la autoridad de Dios. Ésta vivir en el regalo gratuito no puede ser más
es justamente la idea que podemos llamar que un regalo gratuito. La “buena noticia”,
“mosaica”: un pueblo cuyo Rey no sean proclamada por el cristianismo, es que ese
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