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En primera instancia, se puede mencionar un género del cual muy poco se conoce
por parte de la autora (esto por la difusión). Este género es el teatro. Una obra con bastante
calidad literaria y adscrita al barroco es Los empeños de una casa. En esta obra de teatro,
los asuntos giran en torno a la consolidación de dos parejas. Esta obra tiene tintes
picarescos y resulta risible la manera que tiene de desarrollar los problemas de los
personajes que, aunque parezca poco creíble, resulta verosímil dentro del relato.
En los empeños de una casa se presenta a una pareja de hermanos que deben
mudarse por cuestiones personales; luego, por enredos, la hermana piensa que el nombre
del hombre que le atrae es uno que no es y a partir de este enredo se generan los diversos
problemas y peleas dentro de la obra. Algo que destaca es la participación activa de las
voces femeninas y esta noción de búsqueda por su parte, característica no tan exploradas
previo a la autora.
Si bien es cierto que ambos textos previos trataron temas muy distintos, queda
muy en claro la intención de la autora por destacar elementos dentro de las obras. Como
se dijo previamente, la visión objetiva y la recopilación del conocimiento debería ser la
resolución concreta a los acontecimientos de la primera obra (y es parte del discurso de
fondo) y, por otro lado, en el segundo texto se denota el carácter argumentativo y objetivo
que la autora pretende tener en lo que dice y piensa (aunado, de nuevo, a la ironía el lado
risible).
Ahora bien, es obligatorio hablar del género con el que es mayormente conocida
la autora: la poesía. Para hablar de este tópico se tienen dos textos. El primero, una
recopilación de textos de distinta índole pero con la misma voz poética y; el segundo, una
de las obras más complejas citadas por los autores.
El primer texto, la Lírica Personal no sólo retoma el carácter argumentativo
previamente mencionado en su poema 3, sobre los celos en el que dice, por ejemplo “Son
crédito y prueba suya; / pues sólo pueden dar ellos / auténticos testimonios / de que es
amor verdadero”. (De la Cruz, 2009). Que si bien es una relación lírica al tema en
cuestión, se plantea tener una estructura “lógica” definida. A esto se suma la capacidad
de versificación tan compleja y musical propia del barroco, por ejemplo en el cuarteto del
texto 149, “Si los riesgos del mar considerara / ninguno se embarcara; si antes viera / bien
su peligro, nadie se atreviera / ni al bravo toro osado provocara”. (De la Cruz, 2009).
Estrofa en que la aliteración es evidente y la cadencia de los versos es propia de los
endecasílabos perfectos.
La complejidad de las imágenes llega a un nivel tal en puntos en que la voz poética
hace construcciones que fácilmente pierden el referente y las transcripciones en este punto
serían muy extensas. A esto se puede añadir una vaga interpretación de los versos.
Claramente se delimitan tres momentos clave dentro de la obra: el primero, el atardecer
y llegada de la noche, desde el comienzo con “Piramidal, funesta, de la tierra / nacida
sombra, al Cielo encaminaba / de vanos obeliscos punta altiva / escalar pretendiendo las
estrellas”; el segundo, cuando se comienza el sueño (en que se deja claro que el sueño es
una metáfora de la muerte) “(como, en efecto, imagen poderosa / de la muerte) Morfeo”
y, finalmente, en que el sol vuelve a salir, antes de que la voz poética se despierte “Pero
apenas la bella precursora / signífera del sol, el luminoso / en el oriente trémolo
estandarte” (De la Cruz, 2006).
Bibliografía
De la Cruz, J. I. (2004). Carta atenagórica, Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. Obras
completas. Porrúa: México.
De la Cruz, J. I. (2004). Los empeños de una casa. Obras completas. Porrúa: México.