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Salmos Imprecatorios

“Dichoso el que tomare y estrellare tus niños contra la peña”. ¿No le horroriza esta
“bienaventuranza”? ¿Quién sería capaz de expresarla? Tal vez a todos nos moleste hallarla al
final del salmo 137. ¿Cómo puede la Biblia aprobar semejante sentimiento? ¿Debemos desear
venganza de nuestros enemigos? ¿No contradice esto la enseñanza de Jesús? Estas son algunas
de las preguntas difíciles que buscaremos contestar en nuestro estudio de los salmos
imprecatorios.
¿QUE SON LOS SALMOS IMPRECATORIOS?
“Imprecar” significa “proferir palabras con que se expresa el vivo deseo de que alguien
sufra un mal o daño”. Por lo tanto, las palabras que se profieren son “imprecaciones”, y los
salmos que las contienen son llamados salmos imprecatorios.
Hay bastantes imprecaciones en los Salmos. Incluyen 5:10; 9:19; 10:15; 17:13; 28:4; 31:17–
18; 35:4–8, 26; 40:14–15; 54:5; 55:9, 15; 56:7; 58:6–8; 59:5, 11–15; 68:1–2; 69:22–28; 70:2–
3; 71:13; 79:6, 10, 12; 83:9–17; 94:1–2; 104:35; 109:6–20, 29; 118:9–17; 137:7–9 y 141:10.
Algunas emplean lenguaje muy fuerte (ver especialmente 109:6–13; 137:9). Para tratar de
entender estas maldiciones, primero estudiaremos el Salmo 35, analizando algunas
características relevantes de las imprecaciones. Luego nos preguntaremos a la luz del Nuevo
Testamento, qué podemos aprender de los salmos imprecatorios para nuestra vida.
SALMO 35: UN SALMO IMPRECATORIO
Contenido de las imprecaciones
¡PENSEMOS!

Lea todo el salmo 35. ¿Cuál es su propósito principal? ¿Qué


elementos comunes con los salmos de clamor (ver 1a lista en
el capítulo 4) están presentes? ¿Qué versículos contienen
imprecaciones? ¿A cuál de los elementos de los salmos de
clamor pertenecen las imprecaciones? ¿Qué males desea
David para sus enemigos?
El salmo 35, como casi todos los imprecatorios, es de clamor. Comienza con un llamado
introductorio a Jehová (vv. 1–3). La petición por liberación también se oye desde el primer
versículo. David ruega a Dios que le salve de sus enemigos (vv. 1–3) y los castigue (vv. 4–8).
Luego promete alabar al Señor por la liberación (vv. 9–10) y expone su angustia (vv. 11–16).
El resto del salmo recalca y amplía los elementos ya vistos: petición por liberación (vv. 17, 19,
22–27), voto de alabanza (vv. 18, 28) y expresión de angustia (vv. 20–21).
Las imprecaciones están en los vv. 4–8 y 26. David pide que sus enemigos sean
avergonzados (vv. 4, 26), removidos (v. 5), afligidos por el ángel de Jehová (vv. 5b–6) y
destruidos por el mismo mal que ellos han tramado para él (vv. 7–8).
La primera maldición (v. 4) es igual a la última (v. 26). Ruega que los enemigos sean
públicamente humillados mediante el fracaso de sus planes para destruirlo.
Aunque los enemigos parecen inconmovibles, David pide que el ángel de Jehová los arrase
como un viento recio se Ileva al tamo (v. 5; ver la explicación de Salmos 1:4 en el capítulo 7).
El ángel de Jehová es la manifestación de Dios mismo (ver Jueces 13:21–22).
David cambia la figura en el v. 6. Ahora pide que la vida de sus enemigos sea como un
camino peligroso, oscuro y resbaladizo, y que en esa senda tan difícil de transitar se sientan
temerosos por la persecución del ángel de Jehová. ¡Qué contraste con la protección que el justo
recibe del mismo ángel de Jehová! (Salmos 34:7; curiosamente estos dos salmos consecutivos
son los únicos que mencionan al ángel de Jehová).

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El salmista desea para sus enemigos destrucción repentina y completa (v. 8). El
quebrantamiento será justo; es el mismo fin que ellos han maquinado para él (vv. 7–8). En la
figura de estos versículos la red no es para pescar, sino para cazar.
MALES QUE SE DESEAN EN LAS
IMPRECACIONES DEL SALMO 35
1. Humillación
2. Eliminación
3. Persecución por el ángel de Jehová
4. Destrucción
Características de las imprecaciones
¡PENSEMOS!

¿Qué relación hay entre las imprecaciones (vv. 4–8, 26) y las
peticiones de liberación? (vv. 1–3, 17, 19–25) ¿Qué evidencias
hay de que la causa del autor es justa? ¿Cómo será glorificado
Dios si ejecuta las imprecaciones expresadas por el autor?
En el salmo 35 hallamos muchas de las características relevantes de las imprecaciones
bíblicas.
1. Las imprecaciones forman parte del clamor del autor. Sus enemigos buscan su muerte (v.
4). En su angustia ruega a Jehová salvarlo (v. 3). Para él, la destrucción de sus enemigos es
necesaria para que él se libre de ellos. Pide que Jehová los acabe a fin de que no le sigan
acosando (Salmo 17:13).
2. Las imprecaciones son justas. David desea para sus enemigos exactamente lo que ellos
traman en su contra (vv. 7–8). Además, su causa es justa (v. 27). Ellos le han devuelto mal por
bien (vv. 12–16). ¡David estaba dispuesto a proferir una imprecación contra sí mismo, si él
hubiera cometido semejante traición! (Salmos 7:3–5) Sin embargo, él ha sido siervo de Jehová
(v. 27). Por lo tanto, ruega que Dios le haga justicia (vv. 23–24). No pide más.
3. Los enemigos son malos: asesinos (v. 4), despojadores (v. 10), mentirosos (vv. 11, 20),
traidores (vv. 12–16) y hacedores de mal sin causa (vv. 7, 19). David sabía que tales personas
eran enemigas de Jehová también, y que él había prometido destruirlas (Éxodo 20:5; Salmos
5:5–6; 52:1–5; 55:19, 23; 75:7–8; 139:19–22). Al pronunciar imprecaciones sobre los que
aborrecían a Dios, David se ponía de acuerdo con los designios divinos para ellos.
4. Las imprecaciones son expresiones de confianza en Jehová (Salmos 55:15–19; 56:3–7;
59:9–10). Los salmistas no recurren a las maldades de sus enemigos para vengarse, sino que
encomiendan su causa al Juez justo (vv. 23–24; Salmos 94:20–23).
5. Los salmos imprecatorios se preocupan por la gloria de Dios. Señalan que él será
magnificado por la destrucción de los enemigos, no solamente porque el salmista mismo se
encargará de alabarlo (vv. 9–10, 18, 28. Para ver un ejemplo, ver Salmos 9), sino también
porque la gente recta lo exaltará por demostrar su justicia (v. 27; 11:5–7; 58:10–11).
Mientras los malvados prosperen en sus fechorías, la fama del Rey divino estará en
entredicho (Salmos 10:1–13; 79:6–7, 10, 12). David reconocía que como rey humano él era
responsable de castigar a los injustos (Salmos 101:3–8). No podía esperar menos de Jehová.
Era necesario que el Señor juzgara a los malvados para que la gente, aun la pagana, reconociera
que él es Dios de poder y justicia (Salmos 58:10–11; 59:12–13; 62:11–12; 64:7–9; 83:13–18).
Un aspecto particular de su justicia que Jehová demostraba al ejecutar las imprecaciones era
dar protección a los pobres y otros indefensos frente a sus opresores (v. 10; 10:12–18; 146:7–
9).
Puesto que en los tiempos antiguotestamentarios había poca revelación clara acerca de la
vida después de la muerte (Salmos 6:5; 88:10–12; 115:17), el salmista no tenía la seguridad de

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que Jehová rectificaría todas las injusticias en un juicio después de la muerte. Por eso, urgía al
Señor a que demostrara su justicia durante su vida terrenal (Salmos 119:84).
CARACTERÍSTICAS DE LAS IMPRECACIONES
EN LOS SALMOS
1. Son parte del clamor por liberación del enemigo
2. Son justas.
3. Concuerdan con los planes divinos para los malos.
4. Expresan confianza en Dios.
5. Buscan la gloria de Dios.
Las imprecaciones y el cristiano
¡PENSEMOS!

¿Qué podemos aprender para nuestra vida de los salmos


imprecatorios? ¿Qué aspectos de ellos no debemos imitar?
Lo que no debemos imitar. Jesús nos enseña claramente que no debemos proferir
imprecaciones contra nuestros enemigos personales, sino amarlos, bendecirlos, hacerles bien y
orar por ellos (Mateo 5:44; comp. Romanos 12:14). Varias verdades neotestamentarias, las
cuales no se entendían en forma clara durante los tiempos del Antiguo Testamento, nos dan una
perspectiva para comprender y obedecer este mandamiento.
1. Jesús ha muerto por los pecados de todo el mundo. Ahora podemos perdonar a nuestros
enemigos y pedir que Dios también les perdone, porque su Hijo ya pagó el castigo que ellos
merecen (comp. 2 Crónicas 24:22 y Jeremías 18:23 con Hechos 7:60 y 2 Timoteo 4:16).
2. El Espíritu Santo hace una obra de conversión mucho mayor que en el Antiguo
Testamento. En vez de suplicar a Dios que castigue a nuestros enemigos, ahora podemos rogarle
que los haga nuestros hermanos en Cristo.
3. Más allá de esta vida, Dios castigará a los malhechores (Apocalipsis 21:8) y
recompensará a sus hijos que han sufrido injustamente (1 Pedro 2:19–23). Por lo tanto, ahora
no tenemos que pedir que Dios nos haga justicia completa durante esta vida. En vez de
responder a las injusticias con imprecaciones, podemos imitar a Cristo, descansando en la
seguridad de que Dios nos hará justicia en forma perfecta, aunque sea después de la muerte (1
Pedro 2:23).
4. Algunas de las imprecaciones se expresan contra pueblos enemigos (Salmos 137:7–9).
Hoy la iglesia de Cristo existe entre las naciones. La razón de su existencia es la misión que
tiene que cumplir: ser bendición al mundo. Entonces, en lugar de clamar a Jehová por venganza
contra los países enemigos, podemos orar por su conversión al evangelio.
Lo que debemos imitar. Entonces, no debemos proferir imprecaciones contra aquellos que
nos tratan mal. Sin embargo, los salmos imprecatorios todavía nos sirven de modelo en algunos
aspectos.
1. Todavía debemos confiar en el Juez de toda la tierra para que él nos haga justicia, en vez
de tomar venganza con nuestras manos (Romanos 12:17, 19).
2. Debemos pedir que Dios manifieste su justicia en nuestro medio (Mateo 5:6; 6:10). Esto
implica orar por las autoridades que nos gobiernan, para que Ileven a cabo su responsabilidad
de castigar a los malhechores y alabar a los que hacen el bien (1 Pedro 2:14), salvar al
menesteroso y aplastar al opresor (Salmos 72:4). También implica anhelar la venida de Cristo
(Mateo 6:10), cuando él hará justicia a sus escogidos que claman a él (Lucas 18:7–8) y vengará
sus sufrimientos (Apocalipsis 6:9–11).
3. Debemos tener la plena seguridad de que Dios castigará a aquellos que se le oponen. En
el Nuevo Testamento el castigo se presenta en forma aun más horrible que en el Antiguo. Ahora
sabemos que más allá de la muerte espera a los inconversos un castigo eterno (2 Tesalonicenses
1:8–9; Apocalipsis 20:10, 15).

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4. Debemos preocuparnos por la gloria de Dios. En algunos casos, esto puede significar
pedir al Señor que castigue a los que se oponen al evangelio, ya sea obstaculizando su avance
(Hechos 13:6–12; Apocalipsis 6:10), o desvirtuándolo mediante falsas enseñanzas (Gálatas
1:8–9).
APLICACIONES ACTUALES
DE LOS SALMOS IMPRECATORIOS
1. Confiar en Dios para que él nos haga justicia
2. Orar por la justicia en la sociedad
3. Orar por la venida de Cristo
4. Creer en el castigo eterno de los inconversos
5. Orar contra los enemigos del evangelio
¡PENSEMOS!

¿Cuándo fue la última vez que usted pidió a Dios que su


gobierno castigue a los malhechores y opresores? ¿Cuándo
fue la última vez que le rogó que viniera Cristo? ¿Cree que
debe pedirle que castigue a los enemigos del evangelio? A la
luz del estudio de este capítulo, ¿qué cambios debe hacer en
sus oraciones? ¿Confía en que Dios le hará justicia? ¿Cómo
afecta esta confianza sus reacciones con aquellos que le tratan
mal?
¿Está convencido de que Dios castigará eternamente a los que
no creen en Cristo? ¿Cómo le motiva esto a compartir el
evangelio con otros? ¿Cómo afecta a su visión misionera?
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Williams, G. (1995). Estudios Bı́blicos ELA: Alabanza y clamor a Dios (Salmos) (23). Puebla, Pue.,
México: Ediciones Las Américas, A. C.

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