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Clase Teórica
OBRAS PARA CONTROL
DE INUNDACIONES
Todos los cursos de agua presentan periódicamente estados de aguas altas y bajas.
Los estados de aguas altas se presentan regularmente a lo largo del tiempo, pero no
siempre constituyen una situación problemática. Estos procesos naturales son los
responsables de la formación de las llanuras en los valles de los ríos, espacios vitales
para el desarrollo de la civilización.
Una inundación es la ocupación por parte del agua de zonas que habitualmente están
libres de su presencia, ya sea por desborde de bajos, lagunas, ríos o arroyos o por
elevación de las mareas por encima del nivel habitual (marea eólica o meteorológica).
Los asentamientos humanos cercanos a los ríos cuentan con el beneficio del agua
necesaria para su subsistencia, pero corren el riesgo de sufrir inundaciones con los
daños que ellas ocasionan, por lo que en este sentido puede reconocerse como
inundaciones a aquellos estados en los cuales el nivel de las aguas entra en conflicto
con los intereses de la sociedad o de las personas afectando bienes y/o vidas
humanas, produciendo afectaciones económicas, sociales y ambientales.
Existen tres elementos que determinan una situación de inundación: el origen o fuente
de las aguas, las características naturales del medio físico (complejo relieve-suelo-
vegetación) y el tipo de uso y ocupación de los espacios.
Es así que tanto la crecida de un río, o una tormenta severa, son fenómenos naturales
que forman parte de los procesos hidrológicos propios de las características
meteorológicas y fisiográficas de cada región, mientras que la inundación es un
concepto de afectación del medio natural y construido, producto de la ocupación o
utilización del medio.
Los problemas generados por las inundaciones están directamente vinculados con el
grado de afectación de los intereses particulares y, por lo tanto, con la magnitud propia
de la manifestación hidrológica. Suelen aparecer cuando se ocupan sectores que
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Clase Teórica Facultad de Ingeniería – UNLP
Área Obras Hidráulicas
CONTROL DE INUNDACIONES
Cátedra de Proyectos Hidráulicos
pertenecen a la planicie de inundación del río, e incluso hasta su propio cauce. Por esta
razón es necesario determinar cuales son los sectores que pertenecen al río y la
frecuencia con que se afectan esas franjas, y reglamentar el uso del suelo en forma
acorde al riesgo de inundación.
Las referencias históricas y los acontecimientos más recientes nos demuestran que las
inundaciones constituyen un grave problema económico y social y representan el
riesgo natural más importante, produciendo cuantiosos daños materiales. A pesar de
las numerosas actuaciones que se realizan para hacer frente a las crecidas, la cuantía
de los daños aumenta, debido fundamentalmente a la importante y progresiva
ocupación de las planicies de inundación.
En épocas o períodos de caudales altos se ven afectadas algunas zonas en las cuales
se ha modificado el uso natural del suelo. Los efectos que puedan producir estas
modificaciones en el corto y el largo plazo deben ser evaluados a través de estudios
técnicos, económicos y ambientales. No se incluyen aquellos casos en los cuales están
en riesgo vidas humanas, que no admiten una toma de decisión basada en la
evaluación económica de las distintas alternativas que puedan plantearse.
En forma genérica las inundaciones pueden agruparse para su estudio según distintos
atributos, tales como su origen, magnitud (niveles de inundación y persistencia en el
tiempo) o impactos que producen. En la naturaleza las inundaciones se presentan con
distintas combinaciones de estos atributos.
Desde el punto de vista del origen de las inundaciones y del tipo de medidas de
protección y control que se pueden plantear resulta de utilidad diferenciar las
siguientes:
Inundación por desborde de cursos de agua: zonas ribereñas que son cubiertas
por las aguas cuando durante las crecidas importantes se desborda el cauce
principal.
Inundación por crecidas repentinas: son las provocadas por lluvias intensas en
cuencas locales con tiempos de respuesta muy cortos, generalmente en áreas
de relieve movido, de tipo aluvional y cursos torrentosos. El tiempo de
prevención se mide en horas o en minutos.
Inundación por crecidas lentas: son las provocadas por aporte de cursos de
agua lejos del lugar de impacto o por acumulación progresiva de lluvias en
zonas de llanura. El tiempo de previsión se mide en días.
Este último aspecto está ligado estrechamente al régimen hidrológico del curso. En los
ríos de régimen nival, su condición de estacional hace posible realizar un pronóstico
sobre el fin de la temporada invernal y a partir de él tomar, en caso de ser necesarias,
medidas destinas a paliar los daños. En los casos de regímenes glaciales, más allá de
que en nuestro país los ríos de estas características no afectan zonas muy valorizadas,
los desvíos sobre los valores medios son comparativamente pequeños.
En el país los ríos nivales pueden dividirse en dos grandes grupos: aquellos que
atraviesan viejas regiones glaciares con una red importante de lagos naturales que
contribuyen fuertemente a su autorregulación y los que descienden sin estos elementos
amortiguadores y generan fuertes daños sobre áreas de alta explotación agrícola.
Los cursos de origen pluvial son los que presentan mayores problemas, dado que a la
fuerte variabilidad de sus caudales se le agrega la dificultad o imposibilidad de emitir
pronósticos que cubran más allá del corto plazo.
Zona de montaña. Esta zona se caracteriza por las fuertes pendientes que
tienen los cauces, el gran tamaño de partículas de los sedimentos del fondo, la
carencia de zonas apropiadas para la agricultura. Puesto que los cauces se
forman entre montañas, al presentarse una crecida los niveles del agua suben
sin que haya desbordes. En esta zona las márgenes son rocosas y por tanto,
casi no hay desplazamientos laterales de ellas, aunque sí pueden ocurrir
grandes deslizamientos de tierra que llegan a obstruir los cauces.
áreas disponibles para la agricultura. Las áreas bajas que se forman debido a
procesos de sedimentación quedan sujetas a inundaciones cada vez que es
sobrepasada la capacidad hidráulica del cauce. La frecuencia con que ocurren
las inundaciones dependerá de muchos factores, entre los que se puede señalar
el clima en la cuenca y las características físicas y cobertura vegetal de la
misma.
Llanura. Esta zona se caracteriza por tener las pendientes más reducidas y por
estar constituida por los sedimentos finos que el río ha arrastrado y depositado
en otras épocas. Son zonas más o menos planas, de gran extensión y
generalmente propicias para la agricultura. Igualmente sufren inundaciones,
aunque éstas pueden durar más tiempo que las que ocurren en la zona
intermedia, ya que los gastos son mayores y hay menor capacidad de desagüe.
En cambio, casi toda la zona de llanura está sujeta a ser inundada. Estas zonas
poseen un mayor potencial de desarrollo, y por tanto, son las que requerirán de la
construcción de mayor número de obras de protección contra inundaciones, a medida
que dicho desarrollo las justifique.
Numerosas ciudades del mundo han nacido a la vera de los ríos más importantes, y a
través de la historia se ha ido produciendo una progresiva ocupación de las llanuras de
inundación fluviales, debida fundamentalmente a los siguientes factores:
Estos hechos han dado lugar a que se contemple a las llanuras de inundación como un
recurso importante del suelo, olvidando que es una zona de peligro de inundaciones. El
riesgo existe, es real, y de ahí que las crecidas sigan produciendo de manera
progresiva daños importantes a personas y bienes. Por otro lado, estas enseñanzas
históricas no han producido cambios esenciales en las actuaciones en las zonas
inundables, y se continúan realizando intrusiones con nuevas construcciones,
equipamientos y vías de comunicación, agravando la ya importante problemática de las
inundaciones en numerosos países. A esto se suma el hecho de que en muchas
ocasiones la Planificación Urbanística se elabora en discordancia con las necesidades
de desagüe, por lo que es necesario el que se implanten restricciones efectivas en las
planicies de inundación.
Desde el punto de vista del medio en el que impactan, del tipo de ocupación del
espacio, de la densidad de población afectada, del tipo de solución que se adopta y del
nivel de riesgo que se asume para las medidas de protección, se pueden considerar
dos grandes tipos de inundaciones:
Resta un tercer grupo que abarca las áreas urbanas lindantes con un curso cuyas
aguas tienen como fuente predominante aportes de una cuenca rural pero cuyos
niveles condicionan las descargas de los excedentes urbanos, situación que se
presenta en gran parte de las ciudades desarrolladas a orillas de un curso de agua.
Los estudios hidrológicos son necesarios para poder encarar cualquier tipo de análisis,
empezando por recopilar los antecedentes de inundaciones en la región y así poder
evaluar la secuencia de inundaciones que se han producido.
Es importante determinar si estos fenómenos han sido muy frecuentes o no, y para ello
es necesario tomar periodos suficientemente largos y analizar la cantidad en que estos
eventos se produjeron y en cuáles fueron superados. Para evaluarlo, es necesario
conseguir varias decenas de años de registro confiable.
Se debe tener presente que con el paso del tiempo se pueden haber producido
cambios sustanciales en el manejo de la cuenca, de forma tal que los ríos fueron
modificando su régimen natural, y por ende su curva frecuencia – caudal. Un ejemplo
claro lo constituye la interposición de una presa en un curso de agua, generando un
embalse destinado al uso consuntivo del agua.
Para un evento dado, los estudios hidrológicos e hidráulicos permiten asignarle una
recurrencia y efectuar una evaluación de las afectaciones, con lo que se puede vincular
la magnitud de los daños a una frecuencia determinada de que ocurra. La zona
analizada es subdividida en unidades homogéneas, a efectos de facilitar la evaluación.
El análisis debe considerar la información histórica, los reconocimientos de campo,
información productiva, presencia de obras de infraestructura, viviendas, servicios, etc.
a) Daños directos
b) Daños indirectos
Los daños indirectos representan los efectos negativos de segundo orden que resultan
en el sistema económico y social como producto de los excesos y acumulaciones de
agua. En general tienen una magnitud inferior a la de los que se considera como daños
directos.
c) Daños intangibles
Son daños difíciles de determinar. Se los asocia a las pérdidas económicas motivadas
por la pérdida de vidas y los daños a la salud de la población, las secuelas del estrés y
la preocupación permanente de los sectores de la población frecuentemente afectados
por las inundaciones en sus viviendas.
El área encerrada entre ambas curvas representa el Daño Medio Anual Evitado, es
decir, aquella fracción del daño anual esperable que ha sido cubierta por los sistemas
de defensa ejecutados. En síntesis, los beneficios atribuibles a cada conjunto de
medidas equivalen al daño medio anual evitado.
Los daños ocasionados por una inundación involucran diferentes aspectos, debiéndose
distinguir los casos correspondientes a los sectores urbanos de los sectores rurales de
una cuenca.
Para el caso de las zonas rurales, los estados de inundación pueden producir varios
tipos de problema. Si las aguas permanecen bastante tiempo se verán afectados los
cultivos, pudiendo llegar incluso a la pérdida total de la cosecha, constituyendo un claro
ejemplo de daños directos. Si se ven afectadas las vías de comunicación, las
maquinarias no se movilizan, entonces por más que los cultivos no se hayan visto
perjudicados, la cosecha no se puede levantar, y es un ejemplo de daños indirectos.
Algo similar sucede con el ganado, el cual debe ser movilizado y alimentado.
Al respecto, debe tenerse presente que buena parte de la red vial primaria y secundaria
de la Provincia de Buenos Aires (hoy bajo jurisdicción de los municipios) está destinada
al transporte de productos agropecuarios. Estas redes son las que más sufren frente a
eventos de inundación, que provocan la intransitabilidad de algunos tramos, cortes de
puentes, etc., con el consiguiente perjuicio sobre las actividades agropecuarias.
El tamaño de las unidades de explotación ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Hoy
resulta rentable el uso intensivo en menores superficies. Esto ha hecho que campos
que tenían superficies del orden de las 10.000 Ha, de las que sólo se inundaban 300 ó
500 Ha, no sufrieran efectos de importancia frente a eventos de baja probabilidad de
ocurrencia. Cuando la unidad económica de explotación pasa a tener menores
dimensiones, lo que antes constituía un 3 a 5 % de superficie total afectada, hoy puede
pasar a ser la totalidad de la propiedad.
la capa que se araba, y como consecuencia, el transporte de ese suelo hacia otros
lugares.
Las obras a disponer deben guardar una adecuada relación con los daños que se
pretenden evitar, tomando como premisa fundamental que toda inversión que se realice
debe ser menor que los daños que se evitan, para que la inversión tenga sentido
económico.
El análisis exige considerar situaciones económicas coyunturales tales como las que
vivimos en la actualidad. Durante el período 2002-2010, el auge de la agricultura como
producto de los altos precios internacionales de los granos hizo que los campos
destinados a ganadería fueran los de peor calidad agropecuaria, por lo que no se
realizaron inversiones en ellos al no resultar económicamente factible. Esta situación
podría revertirse en un futuro inmediato como consecuencia de las políticas internas y
de los problemas económicos a nivel mundial, alterando todas las pautas de evaluación
que pudieran considerarse al momento de planificar las obras.
Por otra parte, cada conjunto de obras que se plantee tendrá un caudal de diseño
asociado. Si bien para caudales inferiores al de diseño las obras se comportarán
satisfactoriamente, es necesario verificar el funcionamiento para caudales superiores,
evaluando situaciones que podrían resultar en daños mayores a los que se producirían
sin la presencia de las obras.
Para mitigar las inundaciones o cuidar las zonas de aguas altas, se debe primero de
todo analizar si estamos en zonas urbanas ya que la afectación de las personas físicas
y sus viviendas merece ser tratada de otra forma.
Los problemas hidrológicos se ven modificados por los distintos usos del suelo, donde
a su vez se van modificando con el tiempo las características de las cuencas. Por cierto
que en la provincia de Buenos Aires, la cuenca ya ha sido modificada desde hace ya
muchos años. Así es que uno no reconoce cambios en la vegetación autóctona, pero
esos cambios sí existieron. Las condiciones anteriores al Hombre, son hoy imposibles
de determinar; hoy por hoy sólo en zonas poco explotadas, en los límites de la
provincia, se pueden encontrar ejemplares de la flora autóctona.
Las actuaciones para prevenir y reducir en la medida de lo posible los daños que
producen las inundaciones pueden clasificarse de la siguiente forma:
Sin embargo la experiencia muestra que los daños producidos por las inundaciones
continúan aumentando, y ello es debido a que la aplicación exclusiva de actuaciones
estructurales no es suficiente para disminuir los riesgos. Es necesario implantar
soluciones de tipo no-estructural para disminuir la presión y la ocupación de las zonas
inundables.
El grado de protección requerido para las acciones que se planteen está relacionado al
nivel de riesgo aceptado para la ocurrencia de daños y/o de molestias generadas a la
población por causa de las inundaciones. Este grado de protección está unívocamente
vinculado con la probabilidad de que un evento hidrometeorológico de cierta magnitud,
(tormenta, marea o las inundaciones provocadas por estos fenómenos), sea igualado o
superado en un año cualquiera. En consecuencia, el riesgo debe entenderse entonces
como una probabilidad de excedencia anual por sobre un umbral de tolerabilidad
definido política y/o socialmente.
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