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LA FORMA MUSICAL
Clemens Kühn
A Conformación y coherencia.
Repetición ....................
Variante....................................
.................................................
Diversidad................................
.................................................
Contraste..................................
.................................................
B Movimiento..................................................................................................
Carencia de relación................. 33
Gregoriano............................................................................................... 34
Ockeghem-Josquin: varíelas y ídggetto
Monteverdi; madrigal y «stile recitativo»
Vivaldi-Bach: Fortspinnung
C Eqpiyhrixto ................................................................................................ 58
M Organum................................................................. 3R
Colección Idea Música
Música de danza...................................................................................... en
i- Período y frase........................................................................................
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Huelvo, 10 Mezclas................................................................................................... vo
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08940 Gxpotki de Uobragal 00
93.4533002 > S. 914541695
La forma Lied................................................................... 00
D Lógica.......................................................................................................... 94
FonnenWire dcr Uutk
01989 eann^Miriag Kal VaaoU GniH & Co. KG. Haydn-Beethoven: elaboración motfvíco-t^TTvdt;r.a............................... 94
Edición cen panniw ds ífiraneilerWdog Brahms-Mahler-Schocnbcrg: la variación progresiva.............................. 101
KosiaJ * BOMI * london • Naw Yodt * Frog
www.baswHwMr.coni
Lutosl'awski-Boulez-Ligeti: construcción y expresividad.......................... 113
O 2003 Idea Books, SA do le Iroducción
y lo odkita m longuo costeOono.
Director de le coiocdón:
E La herencia de lo vocal................................................................................ 122
Juan Joto ^ivos Sinfonía.................................................................................................... 123
Iraducdún:
Luis Romano Solosonata y triosonaia............................................................................ 127
Proimpresión: Concertó.................................................................................................. 131
Esludi Otifoni
hipfeaiin y enamdarnedini Ricercar, canzona, toccata ................................................ 135
Grrtcw y 6i I, III ,1 ii'i »,im ■ Heeei^.»A
Sir*:«4-e23«-»IX
OmMM fapeE •-» JM-XIO) F Afecto y drama............................................................................................. 140
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TnUado de la forma musteal
El autor
7
Introducción
Las formas musicales no gozan de buena fama: han aprisionado en
una sistemática cosas que constituyen un curso histórico y las han he-
cho derivar hacia esquemas alejados de la música; han reducido la
música a conceptos sin vida. Dicho en pocas palabras, las formas mu-
sicales operan con cascarones vacíos de sentido.
Merece la pena reflexionar sobre estos reproches y, de paso, hacer
así perceptible el propósito y el concepto de este libro.
9
Tratado de ¡a forma musical Introduccíón
lo no individual de una determinada época (es decir, lo conjuntivo de de orientación que nos hace posible estimar las peculiaridades de cada
la configuración armónica, melódico-rítmica y sintáctica, las conven- obra concreta: lo distintivo del rondó de Beethoven antes citado sólo
ciones musical^ tácitas o los prototipos formales). se hace reconocible frente al trasfondo normativo de que. el estribillo
La propia realidad sugiere un compromiso entre referencias abs- reaparece «siempre» en la tonalidad principal.
tractas (que no hay que entender como algo por encima del tiempo y
de las personas) y diferenciación analítica (que no debe perder de vis-
ta los aspectos en que se producen coincidencias). Sólo quien ya sabe 2. Tratado de la forma-tratado de la forma
de estos asuntos puede controlar la desafiante libertad del análisis (sólo
aquel que, en resumidas cuentas, ha aprendido a comprender a qué Decir tratado de la forma musical apunta sólo a una facete: la de
debe prestar atención en cada caso). ilustrar tipologías y modelos. Sin embargo, un «tratado» debe capaci-
Por tanto, el mal no está en el tan denostado «esquema», sino en tar y servir de estímulo para que sigamos trabajando la música y para
los propios fines y en la vacuidad con que se lo ha arruinado. Lo crucial que la manejemos autónomamente. Este es el motivo por el que, im-
es el moda en que se maneja y la medida en que uno los estima: presas en tipos más pequeños, aparecen en este libro continuas reco-
Los esquemas utilizan letras para caracterizar la relación entre dis- mendaciones: «Estúdiese...». Y para no dejar solo al lector, comente-
tintas partes. Las letras repetidas indican identidad (AA) ó modifica- mos la mayor parte de los ejemplos de forma más o menos resumida
ciones (AA'), en tanto que las nuevas denotan desigualdades (AB). o explícita, según su dificultad.
Todo esto son abstracciones que sirven de ayuda a la propia cavila- La otra faceta es la de tratado de la forma musical', el intento de re-
ción y a la comunicación con otras personas. Sin embargo, una «B» saltar en cada caso la esencia de la idea y de hacer comprensible, ade-
puede valer para tres relaciones de carácter diverso: en un motete imi- más, la coherencia histórica. (Bien es verdad que podríamos renunciar
tativo, para una idea diferente de otras; en una forma Lied, para una a la mención de, por ejemplo, los «Conciertos eclesiásticos» de Viada-
sección contrastante (en la que, a su vez, queda por señalar la magni- na-, de 1602, absolutamente insignificantes para la praxis musical ac-
tud del contraste); en un collage, para la carencia de relación entre ci- tual. Pero la sencilla etiqueta de «motete solista» adquiere vida súbita-
tes musicales. Así pues, un «AB» utilizado sin más comentario no in- mente con Viadana: se hace comprensible a partir de la práctica de la
dica absolutamente nada. (Por ejemplo: si coloco bajo un fragmento época.)
de música las cifras que indican la ñinción armónica o el grado de la El planteamiento del libro responde a todo esto. Toda sistematiza-
escala, no realizo con ello ningún «análisis» -contrariamente a lo que ción tiene sus perfidias. Las «formas vocales» y las «formas instni- *
se supone en la práctica general, incluso en escuelas superiores-. Se- mentales», tanto se agrupan unas con otras como cabe exponerlas cada
guir el curso armónico no es todavía una exégesis, sino el requisito una por su lado. Disociarlas resulta desafortunado. No podemos con-
para la exégesis.) Todo esquema demanda una interpretación correcta cebir las unas sin las otras, sea por las dependencias y analogías for-
males (el «ricercar» como motete instrumental; cantata a solo y sonata
para que podamos comenzar a hablar. Por sf mismo, el esquéma no es
a solo), sea por la progresiva inversión de rangos (a favor de la músi-
aún comprensión: posibilita la comprensión. .
ca instrumental «absoluta») o por la existencia de influencias (como
Los modelos formales (allí donde son posibles: las fugas de Bach
en los temas «vocales» de Schubert). Allí donde se utiliza una sis-
se sustraen a un «modelo») son abstracción a posteriori. Surgen de
tematización polarizada hallamos disposiciones que conducen paso .
obras concretas, por una decantación de rasgos comunes que da como
a paso de lo pequeño a lo grande: motivo, grupos de compases, semi-
resultado «la» imagen de un planteamiento formal determinado: son el
ffase, período, forma Lied... Tal enfoque es muy manejable y fácil de
punto de intersección de numerosos hechos compositivos (y no pautas
aprender, pero falsario. De un lado, la comprensión histórica no apoya
seguidas servilmente por el compositor). Por tanto, el reproche de que
nada de esto; además, se sugiere con ello una perseverancia histórico-for-
los esquemas son construcciones alejadas de la música ignora el ver-
mal hacia un fin, la cual no existe en absoluto. De otro, hacer plan-
dadero valor de éstos. No constituyen una instancia superior de con-
teamientos de vía.única desorienta bastante: el motivo lleva directe-
trol ante la que una obra necesita acreditarse, sino un medio auxiliar
10 11
Tratado de la forma musical Introducción
mente al período clásico, pero no a la formación de temas del barroco; «Desarrollo», «lógica» y «consecuencia» son categorías que caracte-
por otra parte, del período (o de la frase) se llega al rondó (o a la. so- rizan la construcción formal de Beethoven y que, vía Brahms y
nata), pero no a la fuga, cuya naturaleza es ajena a la construcción pe- Schoenberg, llegan desde entonces hasta la actualidad. Dada esta línea
riódica. de la tradición, y por causa de la obligatoriedad de la «deducción», se
Estas consideraciones nos impulsaron a proceder aquí de un modo produce la fortísima tenteción de contemplar toda la música según
completamente distinto: son las propias ideas formales y los propios estos aspectos o de medirla.en relación con ellos. Por tal planteamien-
principios generadores de la forma -tanto en sus afinidades y en sus to pasa ya, de principio, tanto la música de Mozart como la de Char-
transformaciones históricas como en sus diversas realizaciones concre- les Ives; por su parte, desde la perspectiva de Beethoven, un OTganum
tas a lo largo de la historia- los que proporcionan el marco general de medieval saldría tan nialparado como una composición de timbres de
nuestra exposición. El arranque desde diferentes momentos formal- los años sesenta de este siglo.
mente decisivos pretende ofrecer un repaso general de la naturaleza y Finalmente, el proceso temático de las composiciones de Beethoven
género de las configuraciones formales y del tipo de pensamiento mu- no debe cegamos en relación con la fuciza formal previa representada
sical que cristaliza en ellas. por lo armónico. Decir esto puede resultar chocante desde un punto de
vista como el del siglo xx, que pone gran énfasis en las estructuras;
pero es justo por esa fuerza por lo que podemos reconstruir aquel pro-
3. Beethoven y el resto de la música ceso; en el siglo xx, el pensamiento teinático-estructural fue haciéndo-
t se tanto más significativo cuanto más en suspenso quedaba lo armóni-
Creada en el siglo xix, la disciplina de «formas musicales» se co como factor de sustentación formal.
orientaba hacia' las obras instrumentales de Beethoven. Esto se halla
vigente aún hoy, y existe el peligro de un cuádruple estrechamiento de
¿ perspectivas: limitarse a formas instrumentales, circunscribirse a un 4. Terminología
periodo histórico que no va más atrás de 1600 y que no sobrepasa
1900, orientar todo según las categorías beethovenianas y cargar parti- El lenguaje es siempre una mera aproximación, un intento de repre-
distamente las tintas en los hechos temáticos (en lugar de en los armó- sentar con palabras lo que dicho en sonidos no es posible abstraer
nicos). Este libro pretende neutralizar semejantes riesgos: completamente en la palabra. Y el gran arte no admite lo definitivo;
Las formas vocales no son apéndices de las supuestas formas «ver- se mantiene como un problema permanente, rico en estratos de signifi-
daderas» -las. instrumentales-. Aquéllas han de hacerse patentes como cación, que, por principio, nunca agota las posibilidades de compren-
modelo y factor estimulante de estas últimas, y ser debidamente apre- sión. Así pues, no hay pretexto para la vanidad de las seguridades.
. ciadas en toda su importancia. Nosotros sólo podemos tratar el esfuerzo -siempre en curso y, precisa-
La músic^ toda ella, se encuentra hoy presente y disponible para mente por ello, siempre fascinante- por alcanzar del mejor modo posi-
nosotros con una profusión que causa vértigo. Debemos aprovechar ble la sustancia de la música, tanto lingüística como cónceptualmente.
esta oportunidad: tenemos la posibilidad, excitantemente amplia, de Las denominaciones son el testimonio de una detominada forma de
abarcar una panorámica general musical e histórica. Las «formas mu- concebir las cosas. Ayudan a comprender -aquí descansa su sentido y
sicales» no deben pasar por alto una «sinfonía» de Monteverdi, un su función exclusiva-: cuanto más profundas, tanto más ajustadas a la
«halieto» de Gastoldi o la belleza y dignidad de la monodia gregoria- cósa de que se trate, tanto más precisas y centradas (una denomina-
na (sin la que toda la música del Renacimiento quedaría en el aire). ción que pretendiese abarcar todo en toda su amplitud ya no represen-
Por su parte, la música del siglo xx no puede .quedar desterrada a un taría nada). :
capítulo aparte, sino hacerse presente por derecho propio (la discrimi- «Diversidad», «carencia de relación», «agrupamiento», «lógica»:
nación alentaría con demasiada facilidad el prejuicio de la «nueva» son denominaciones incluidas en éste libro que se encuentran desde
música constituye -en el doble sentido de la palabra- un algo aparte). hace mucho en la literatura sobre teoría musical. Que, hasta el mo-
12 13
Tratado de la forma musical IntToduccIÓ»
mentó, tres de ellas no hayan hecho fortuna en el uso común podría el antecedente...».' (Por tal motivo, deberíamos prescindir, al menos,
estar relacionado, una vez más, con cierta orientación oculta hacia Beet- de tgfrase principal» y ttfrase secundaria» para denotar primero y se-
hoven: la idea de «agrupamiento», de equilibrio entre secciones for- gundo tema.) Con todo, si no queremos renunciar a una terminología
males, se ve ensombrecida por la de «desarrollo»; la «diversidad», privada, quedaremos libres de cualquier dilema con la definición pre-
como categoría preclásica (por su origen), y la «carencia de relación», cisa dé aquello de lo que estamos hablando.
como posclásica (por naturaleza), quedan entonces fuera del ángulo de
visión. Sin embargo, objetiva e históricamente se impone la amplia-
ción de la tríada tradicional repetición-variante-contraste (aun cuando 5. Ejemplos
la limitación del lenguaje se haga sentir por doquier de manera palpa-
ble: porque «diversidad», como peldaño de una escala que lleva de lo En todo libro, la reproducción de ejemplos musicales se mantiene
«idéntico» a lo <^arente de relación», podría valer simultáneamente siempre dentro de ciertos límites, pues el mero registro de obras (con
como término genérico de otra escala que describiese la magnitud de la ambición tan utópica como superfiua de resultar lo más completo
la desigualdad). Decir incoherencia en lugar de carencia de relación, posible) no sirve en absoluto para la comprensión musical. Yo he teni-
como se ha propuesto alguna que otra vez, no me parece adecuado: do en cuenta dos presupuestos que se ajustan a la objetividad y a lo
coherencia remite más bien a una globalidad acabada, en tanto que re- practicable:
lación apunta a la comparación de las partes entre sí (que es dé lo que Cualquier persona interesada en la música dispone o puede disponer
se trata cuando nos referimos a una gradación). sin problemas de las obras estándares de la literatura: creo poder su-
Otras denominaciones cuidan la precisión de lo que se quiere dar poner en el lector el conocimiento de El clave bien temperado y las
a entender. Para la música antigua debería recuperarse soggetto (en Invenciones de Bach, de las sonatas para piano de Mozart y Beetho-
vez de motivo o tema). Yo considero forma de movimiento de sona- ven, o de las Escenas de niños de Schumann. Otra literatura, cuya im-
ta una denominación más acertada que forma sonata que lleva a presión hubiera abultado considerablemente el formato del libro, se
pensar en el ciclo de la sonata, o que forma de movimiento princi- halla fácilmente accesible en partitura o disco (íes más- productivo re-
pal de sonata, que remite al movimiento inicial de ésta -cuando, en presentar lo mismo en reducción al piano’).
principio, cualquiera de sus movimientos puede exhibir dicha forma Parece sensata una limitación particular. Por lo que acabamos de
(por ejemplo: en la Sonata para piano en Fa mayor, KV 280, de decir, el capítulo «Suite» renuncia intencionadamente a especificar,
Mozart, la presentan los tres)-. Dentro de la exposición del movi- completas, todas las danzas de la suite. No es esencial tener presente
miento de sonata, yo recomiendo las denominaciones derivación todos los tipos de danza, sobre los cuales, en caso necesario, ofrece
(que, en la mayoría de los casos, define los acontecimientos musi- información cualquier diccionario enciclopédico: sería absurdo apren-
cales más correctamente que transición) y resolución. En todo caso, der a lo bruto y meterse en la cabeza cualquier cosa que nos venga,
y salvo algunas pocas excepciones, desde el punto de vista pragmá- aun siendo de importancia menor, en lugar de hacerlo inteligentemen-
tico parece razonable mantener denominaciones ya generalizadas, te. Lo importante no es aprender de memoria todos los tipos de danza
pero marcando las diferencias allí donde sea necesario: de Ewin posibles, sino comprender la esencia de la suite, la relación de las
Ratz {Einführung in die musikalische Formenlehre (Introducción a danzas entre sí, la forma de composición, el sentido interno de su suce-
las formas musicales], Viena, 1951, 1973^) adopto el término/míe sión de números, el significado y la relación de música «de baile» y
como tipo contrastante con el período clásico, pero no me atengo a música «artística».
una definición reduccionista. En este sentido, la palabra frase no es,
desde luego, la solución ideal, en tanto en cuanto ya se han cubier- * Satz (literalmentc/rare) puede significar, según el contexto, «composición», «movi-
miento», «número», «sección», ¡e incluso «frase»!; también forma parte de palabras
to con ella demasiadas cosas. Podemos llegar al extremo de esta as-
como
tracanada lingüística: «El primer movimiento comienza con una semifrase, antecedente y consecuente. La traducción destruye, por tanto, la
sección principal construida como frase, cuya primera semifrase. astracanada
propuesta por Kühn. Véase el texto original: «Der erste Satz beginnt mit einem ais
14 15
REPETICIÓN
Tratado deTratado
la forma
demusical
la firma musical
Los capítulos del libro son inteligibles por sí mismos: el lector pue-
Diversidad: ideas y partes se alejan unas de otras, sin ser idénticas
A Conformación y coherencia
Muy rá{ñdo
de comenzar por donde le apetezca. No obstante» debe atender a las
o sin contrastar marcadamente; son diferentes.
referencias cruzadas» en tanto que llamadas-puente que pretenden acla-
Cmtraste: ideas y partes pujan por apartarse unas de otras y se en-
rar relaciones
frentansignificativas.
entre sí; son mutuamente opuestas. Lo aparentemento obvio es, por regla general» lo que más nos
Carencia de relación: ideas y partes no tienen nada en común; unas sorprende. ¿A qué se debe que una obra musical no se desmoro-
Clemens KOHN ne hasta mera acumulación de ideas, que no deje tras de sí la impre-
respecto a otras son ajenas.
Berlín, abril de 1986 sión insípida de la arbitrariedad, sino que produzca la sensación de un
todo compacto y congruente? Esta es una de las cuestiones capitales, y
más estimulantes, a las que la reflexión sobre la forma intenta dar res-
puesta. .
La forma musical -el diseño acabado de una idea, de una parte de
una pieza, de toda una composición o de una serie de composiciones-
presupone el acto generador de dar forma. Sólo el modelado conscien-
te transforma una serie de notas en losmás diversos tipos de manifes-
taciones inteligibles, crea relaciones entre partes o hace que se enfren-
ten ásperamente; en distintos momentos y de diferentes maneras, ese
modelado apunta a una relación y a una coherencia tanto de los deta-
lles musicales como del conjunto. Porque el tipo de conformación de-
pende de la noción que se tenga de la forma: en las diversas transfor-
maciones de un compositor, la forma musical representa modos
históricos de pensamiento. Ambos factores son igualmente importan-
tes: la propia idea formal, que se revela tanto en las ramificaciones in-
ternas como en la manufactura exterior de una obra, y la transforma-
ción histórica de esa idea.
Además, un oponente imaginario -el futuro oyente- puede influir
en el modelado de la forma. Para el compositor es importante el que
el oyente, por principio y de manera instintiva, relaciona unos con
otros diversos momentos de la obra y sigue expectante una cierta di-
rección -expectación y recuerdo actúan conjuntamente-. Así, aquél
puede tomar en consideración las expectativas y modos de entender
del oyente y satisfacerlos o frustrarlos (como demuestran los ejemplos
de Haydn de las páginas 239 s.): todo ello para sorprender, provocar o
chasquear.
Por tanto, la siguiente nómina de recursos generadores de forma no
nos dice aún nada sobre su significado, función y efecto concretos:
u* •
conocer algo y relacionarlo sin problemas con otra cosa. Una repeti-
ción inmediata contribuye a esto tanto como él retorno de una parte
de la forma. Sin embargo, la repetición tiene otra función más. To-
memos las Kinderszenen [Escenas de niños] de Robert Schumann: en
Van fremden Landem und Menschen [De gentes y países extraños],
los ocho primeros compases reaparecen tras seis compases de inter-
medio; en Kuriose Geschichte [Una extraña historia], tras cuatro, y
en Wichtige Begebenheit (Un gran acontecimiento], tras ocho. No
obstante, esa reaparición constituye en cada caso un factor estructu-
rador del espacio, una pieza de ía arquitectura musical; volviendo a
algo insinuado con anterioridad: nos marca puntos de referencia que
vienen a ser, en el transcurso musical, como los pilares que sustentan
un puente.
La repetición inmediata -una segunda vez bien marcada, segura y
claramente diferenciada- significa, al mismo tiempo, renuncia a
algo nuevo. Se priva a sí misma de la humana tendencia al cam-
bio. Bien es cierto que la música puede satisfacer esta tendencia
de muy diversos modos: mediante consecuencias que se extraen de
la repetición y que dan un posterior impulso, mediante la incorporación
de alguna otra cosa, mediante un cambio simultáneo en otra dimen-
sión.
En el «Impromptu», primera de las Albumbldtter [Hojas de álbum]
para piano, op. 124, de .Schumann, los compases primero y segundo
son idénticos; las voces graves de las respectivas segundas mitades
de compás invierten, con sus complementarias, el movimiento me-
lódico:
Se ha despertado la expectativa de que pasa algo -los compases 3 y 4
sacan sus conclusiones en relación con lo dicho: sólo arriba, limita-
ción a J73 abajo: actividad armónica, frente a la inicial persistencia de
re menor; despliegue del elemento cromático; movimiento de tenden-
cia descendente:
18 19
Trazado de la forma musical A Conformación y coherencia
^*1
fe
20 21
Tintado de la Joma mtafcai A Conformación y coberenela
Tratado de la Jomta musical A ConfiavuKión y coberencfa
mentación de la melodía y en el apoyo cambiante del ritmo básico, en ción entre ellos, de manera que siempre solapan varias fórmulas. Las
tonal y, de nuevo»
el escalomiento regiones
dinámico del tonales:
continuo delagrandamiento
claro Do mayor del comienzo
del aparato or- siete primeras' rezan así:
se pasay al
questal en sol menor conclusivo»-a
el inaudito través de armónica
efecto de la derivación campos pocointermedios alter-
antes del
nativamente
final. bien defínidos o borrosos; y en lugar de timidez ante las
ostensibles «dos
La repetición pura veces», se nos
raramente se presenta
da en una repetición
trechos largos; despreocupada:
aunque, si
es la magia del siempre-lo-mismo.
se la compone así, el riesgo de pobreza de tensión se equilibra con
una rotundidad extrema. La obra orquestal de Bemd Alois Zim-
mermann Musique pour les soupers du Roí Ubu [Música para las
cenas del rey Ubu] (1966) pretende describir el modo en que una
academia liberal,Emanuel
Cari Philipp invitada Bach
a unescribió
banquete por elsusdespótico
en 1760 Sonaten rey mit Ubu,
verán-
derten Reprisen [Sonatas con reexposición modificada], y seis y-Mar-
desaparece al final por un escotillón. £1 último movimiento ocho
che du
años másdécervellage,
tarde, Kurzemarcha del descerebramiento-
und leichte Klavierstüche mitestáverdnderten
montado Re- a
partir de
prisen sólo tres
[Pequeñas piezascitas: «Walkürenritt»
fáciles para piano [Cabalgata de las valki-
con reexposiciones modifi-
rias], deEn Wagner;
cadas]. el sigloSymphonie fantastique quería
xvni, reexposición (Caminodeciral repetición
lugar de directo,
eje-
cución)^
fuese de deuna Berlioz,
parte de y la elforma,acorde
que inicial
se dabade acotada
Klavierstück IX [Pieza
por marcas de re-
para piano
petición, o de IX],fragmentos
de Karlheinz Stochkausen.
menores. En estas Este acorde y aparece
«Sonatas» «Piezas en para Paso a paso va engiéndose un campo sonoro: do-mi, se introduce fa
Zimmermann
piano» ciertos unpasajes
total reaparecen
de 631 veces, introducidoperoen lo alternancia
de inmediato, hacen concon una y, con ella, las primeras corcheas, desaparece do, interviene sol como
las citas de Berlioz y Wagner con una dinámica
conformación variada, como «reexposición modificada». Bach ha es- hasta «con tutta la nota nueva... Resulta muy curioso el vaivén de estatismo y movimien-
forza».haLos
crito, 86 últimos
compuesto aquí compases
lo que sese correspondía
basan en con la repetición
la praxis inmise-
interpre- to: las plácidas repeticiones, que giran absortas-sin destino sobre sí
ricorde dede suacorde
tativa época;y esritmo (éste,
decir, ha aimprovisado
lo Berlioz). Nada ense las
adornos sigue de
repeticio- mismas, se entrecruzan en su cauteloso curso, pues las fórmulas co-
esto,-no todo
nes escritasqueda inexorablemente igual. La repetición bruta marti-
como reiteración-: mienzan a modificarse casi imperceptiblemente. Por una parte, la mú-
llea opresivamente la caída de la academia y, con ella, la de la libertad sica parece detenerse -no sucede nada-, palpitando sólo a través del
artística.
Minuetto constante latido métrico del piano; por otra, se desliza poco a poco
¡Qué distintos resultan lenguaje y contexto, qué diferentes el efecto hacia otros estados. Algo así no puede exponerse con premuras. Re-
y la repetición en sí!: el no-querer-continuar, como elevación hacia el quiere tranquilidad, divagación, tiempo. Esta música nos ha enseñado
éxtasis delirante en Ravel, como expresión de la brutalidad desnuda en un nuevo sentido del tiempo. Da la sensación de que siempre hubiese
Zimmermann. En la música minimalista (influida por el pensamiento estado ahí, sin verdadero principio ni fin.
extraeuropeo), que desde la década de 1960 se contenta con unos po- En el ámbito musical del siglo xx, In C ha sido algo real y sor-
cx» elementos cortos, un momento meditativo se hace repetición. Una prendentemente nuevo; en vez de una formulación concisa (duración
obra clave de esta tendencia, compuesta en 1964. por el norteamerica- 10 minutos y marca metronómica J = 60 constituyen el retículo casi
no Tcny Riley como perteneciente a la Nueva Música -por sus conse- estereotípico de estos años), surge una música aparentemente atem-
cuencias-, es In C [En Do]. La pieza consta de 53 fórmulas cortas poral de longitud casi infinita; en lugar de una organización rítmi-
que han de ser ejecutadas, a voluntad y por cualquier número de ins- ca complicada que oscurece la métrica, tenemos de nuevo una rítmica
trumentos melódicos, en la sucesión dada. A tal efecto, un piano ofre- evidente y un metro bien definido; en vez de estructuras altamente
ce un pulso de corcheas, obligado para todos,, con la continua re- complejas, se utilizan elementos constructivos simples (con los cuales
petición de los Do más agudos. Los intérpretes no comienzan si- lo verdaderamente difícil para, los intérpretes es tratarlos del modo
multáneamente, sino que van enhebrándose uno tras otro (para adecuado); en vez de atonalidad, hallamos la revelación de lin centro
retirarse de la misma manera al final); avanzan de igual modo cada ' En la funda de la grabación discográfíca de /n C se ofrecen los 53 modelos
número al siguiente, de forma independiente y escuchándose con aten- {Columbia
V» 11 -y H 2í- ’"• t— ■J" — Ms7178).
--------------R---------1----------
r1
22 -------------1---------1---------
j-------------1---- 23
.1 1 1. I .
yn—
...I -4— ^^7 —
cer compás sigue aludiendo a lo anterior -a pesar del griipeto de la
Prestissimo
Por de pronto, los tiempos fuertes no están nada claros (¿se escucha
J* IJ J J J J?). El hecho de que el unísono de seis notas no, quede clara-
mente definido desde el punto de vista métrico, sino que esté «en al-
gún lugar» y, de repente, «ahí», refuerza su energía lineal. En ella se
basa el arrebato con que tales diseños atraviesan de una punta a otra
el ámbito sonoro, rodeando primero, al modo de una sensible, la tríada
de do menor (si -* fa -» miU H -► sol), hasta que la presunta tóni-
ca, do, se destapa inesperadamente como integrante de la dominante
La versión modificada mantiene el curso armónico y las notas melódi- secundaria (c. 3). El movimiento transcurre por oleadas progresi-
cas nucleares. Pero, al mismo tiempo, introduce una sensible anima- vamente mayores y se despega cada vez más del do-si-do. Esto, y so-
ción en la rítmica y en la circunlocución melódica, junto a dos peque- bre todo el ritmo idéntico, es lo que vincula unas variantes con otras.
ñas modificaciones del bajo, La energía rítmica resulta tan poderosa que hasta el estancado ter-
riantes no son aquí ornamentos^ como en Bach; no son soporte de una
24 25
modificación avivada o intensificada. Atienden, más bien, a un «más
allá de», a una propulsión del suceso (esto es lo que las diferencia),
pero también, al mismo tiempo, a una coherencia (esto es. lo que las
relaciona).
Cada una de las tres líneas se vale por sí misma. Ni están ligadas
DIVERSIDAD unas a otras, ni son opuestas entre sí. Encuadradas en las característi-
cas generales del lenguaje, no evidencian similitud (prohibida por los
Cántense y compárense estos fragmentos melódicos, sacados de un
textos diferentes), ni repetición (lo que se opondría al ideal de la épo-
Ave María a cuatro voces de Josquin des Prés (co. 1440-1521):
ca, que exigía algo siempre distinto contrapuntísticamente), ni contras-
te (ajeno a la naturaleza de la música renacentista). Son, simple y lla-
namente, distintas unas de otras.
--
y’ f
CONTRASTE
Allegro
Ht-
26 27
de disociación-. Pero, a tal fm, necesita de su corr^>ensación (los con-
tinuos contrastes se neutralizarían mutuamente) y de su integración
(un contraste aislado destacaría de un modo demasiado incisivo). Loa-
dos ejemplos de Mozait ponen de manifíesto estos principios: los
compases 5/6 no introducen ningún contraste ulterior^ sino que recu-
rren a los 1/2. Por otra parte, la idea-contraste se reafirma por medio
de la analogía entre los compases 3/4 y 7/8. Al mismo tiempo, el cur-
so armónico se invierte de tónica (T) -* dominante (D) a D -* T: el
contrasté armónico se opone a la concordancia en contenido de am-
bos grupos de cuatro compases. Este equilibrio de oposición y concor-
dancia proporciona la compensación e integración del contraste.
Así pues, el contraste no actúa como complemento de un modo au-
tomático, tan sólo por sí mismo. Estudiemos a continuación la segun-
da de las tardías Bagatelas para piano, op. 126, de Beethoven, que
reúne a pura fuerza el mecanismo motriz del discurso y fragmentos de
W. A. Mozait, Sonata para piano en do m., KV 437. primer movimiento una cantilena. El cantábile se interrumpe bruscamente 15 compases
después de la doble barra; a continuación, el diseño J) del co-
mienzo se deja ver repetidas veces de un modo igualmente abrupto.
Los ejemplos se asemejan en construcción compositiva y armónica. Esta irrupción tenaz apenas se ve contenida por lo que sigue después.
Ambos contraponen línea (cc. 1/2) a acorde (cc. 3/4), homofonía a El contraste no atenuado se emancipa aquí hasta el punto de convertir-
composición acórdica; en ambos casos, las diferencias en articulación, se en cosa propia (mecanismo motriz y cantilena tienden ya a separar-
dirección del movimiento y rítmica subrayan el contaste entre pares se uno de otro), de tal modo que no domina lo que une, o una serena
de compases; ambos conducen de la tónica (c. 1) a la dominante (c. 4) y, simetría, sino la azorada partición en dos.
cuando se produce la conformidad del contenido de los compases, re-
gresan de la dominante (c. 5) a la tónica (c. 8). Sin embargo, en el se-
gundo ejemplo, los compases 3/4 contrastan más bruscamente con
CARENCIA DE RELACIÓN
los iniciales, al ser remarcados por un súbito piano: estabilidad, ener-
gía, perseverancia en la persecución de un objetivo -allí-, frente a re-
lajación, donaire, insistencia -aquí-. El cuarteto de cuerda comienza La música que emerge de la idea de lo distinto renuncia a la conci-
liación. Cuando chocan cosas aparentemente incompatibles (por su ori-
con mayor cautela y, al mismo tiempo, con una métrica más lábil: el
gen o por su carácter) sucede que es precisamente la carencia de rela-
nuevo arranque melódico desde mi* (c. 2) superpone, al compás escri-
ci<^ lo que se convierte en principio estilístico-formal. Veamos un
to de 2, un 4 latente: j ij. i>I1nrj
fragmento de la conocidísima obra de Charles Ives (1874-1954) The
Con todo, formulado comedida o marcadamente, el contraste apare- unanswered question [La pregunta sin respuesta] (1906):
ce en ambos casos como algo que forma parte de los ejemplos, y no
como algo extraño a ellos. Las peculiaridades de lo que antecede se
hacen más reconocibles a causa de él. El contraste garantiza la homo-
geneidad y el acabado, pues añade a un carácter musical su correspon-
diente «lo que le falta». Por ello, un contraste actúa como comple-
mento, no como elemento separador -como vínculo, no como factor
28 29
Tratadtj de ¡a fitrma musical A ConfonHfídón y coberencUi
-
MI
.’ÍO 31
Tratado de la forma musical
32 33
Tratado rfe ¡a forma musfcat B Mwimiento
4.......■■•■-.'I. I
Do • mi - ñus vo • bis cum. Et cum ipl - ti * tu tu - o. los floreos de ámbito tan limitado y su continua repetición manifiestan
una súplica insistente que, al mismo tiempo, invita a la sumersión en
O en versión más ornamentada: el propio interior, sin que nos distraiga lo novedoso.
Que el gregoriano es un arte expresivo vivo se hace aún más palpa-
ble por su riqueza creativa. El tipo de conformación melódica global
dependía de dos circunstancias: por un lado, de que la interpretación
fuese solista o coral (un solista puede dominar cosas más difíciles que
Saludo y contestación se complementan el uno al otro como preguntó una schola, y ésta, por su parte, admite .mayor nivel de exigencias que la
y respuesta. Esta partición en dos, generadora de forma, caracteriza comunidad) y, por otro, de la ubicación del canto en la liturgia (un
también los tonos del salmo, que regulan la formulación del canto de «Alleluja»), tras la Lectura, se desenvuelve con más opulencia que el
los salmos. La articulación musical se corresponde con la del lenguaje: el canto del comienzo de la misa). Hemos de distinguir ahora cinco can-
paralelismo lingüístico de un salmo encuentra su expresión externa
54
35
TnUaetoTralado
de la forma B HovímlMo
e(e ¡amusical
forma mialcal
B Moiimienlo
tres notas sol si la (cit. del Gradúale Romanum, ed. de 1974, p. 125):
’ te De - o
til*
í" -*-^1
A una única sílaba (~la-) se le dedica una melisma que parece no
-e- o
* n < ’ te - « p- querer acabar y que sólo con grandes trabajos ve amortiguado su ím-
Mi
(Gradúale^ mi - hi_______________
Do - mi ne (p. 252), petu por el doble movimiento pendular del final. Sólo qnas, pocas ve-
** ( • p. 23), en la Ascensión (p.
en Todos los Santos (pp. 612, 866) y a
236), en Pentecostés
lo largo del año (pp. 262, 358, ces, y de un modo tanto más expresivo, sobrepasa el melisma, los lí-
El Introitus
364). El«Inclina
Allelujahacia mí tu oído,
permanece oh Señor»
melódicamente {Gradúale,
constante. Por p. el 326)
contra- mites del ámbito marco fa-do, para volver siempre a buscar las notas
confiere firmeza a su súplica de modo muy similar. La
rio, las melodías de los versículos muestran variantes y divergenciasmelodía co- la y do. Lo fascinante de la configuración melódica está precisamente
mienzamáselevándose vigorosamente bajo
o menos pronunciadas, desde una posición
la influencia de reposó,
de unos textos que concam- en sus limitaciones: el conjunto del arco melódico queda formado a
un gran impulso, para retraerse posteriormente hasta un movimiento
bian según la fiesta: el armazón melódico adquiere envolturas variables. partir de repetición, recurrencia y combinación alternada de sólo tres
limitado-más
Es enintenso:
las grandes tramas melódicas de los cantos responsoriales elementos (movimiratos por segundas, ascensos o descensos de tercera
donde se manifiestan con la mayor contundencia los rasgos motrices y grupos de trea notas descendentes). La inmensidad de la corriente
del gregoriano.. Por su carácter, éste representa una línea sin límites melódica se ye frenada internamente por la limitación de recursos.
que fluye libremente. Arcos melódicos que se cierran sobre sí mismos, Los cantos responsoríalcs muestran predilección por los melismas
esquemas formales claros, fórmulas, modelos recurrentes, limitación extensos (de aquí que en el Alleluja resulte característico el Jubi-
36 37
tus. Sane
38
39
B Movimiento
B Mmimiento
Tratado de la forma musical
Tratado de la fama musical
TT
xr—— est. mis -- • SUS
sus—L — con distintas figuras y tipos de compás (canon proporcional). Así, esta
O fe parte a dos voceSxdel Credo de la misma misa de Ockeghem nos ex-
pone un canon a ¡^quinta -la segunda voz sigue a la primera a dis-
tancia de quinta-:
* tus
41
40
r* ■
¿ —r o 9 fft
al - le - lu • - ja, al • - le - h) •$
A !-*■ r:±i
43
42
B Mofímienlo
TratadoTratado
de la forma
de ¡amusical
forma mutícal B Movtmie»to
Todos los pasajes están obligados a la palabra: el amplio missus est, Allegretto Allegro
(un soggetto puede presentar la concentración, concisión y caracterís-
la alocución
ticas quereverente
distinguenAve a María, el animado
un motivo, pero no Alleluja.
ha de La tenerlas
música reac-
necesaria-
ciona mente).
al lenguaje. Encuentra siempre una idea que reproduce o repre-
senta Loel cierto
texto -enes términos
qw soggettodel siglo xvi: un soggeto
e imitación eliminan (sujeto}-. La v<3-
la varietas. En la
ríeías,música
sin embargo, queda anulada por esta compactación
polifónica sacra continúa estando en vigor, cómo norma, la modeladora
Allegro
y porevitación
la imitación. Sólo sigue viva
de repeticiones. Y es en la diversidad de
precisamente la los soggetti;de a esta
negación
cada norma
nueva lo palabra o nueva articulación de la frase le corresponde
que demuestra que la repetición explícita se ha convertido una
idea en nueva, distinta de las demás y concebida bien sea
un recurso de gran expresividad. Para hacer patente esto de modo de forma con-
cisa claramente
(missus est,perceptible,
Alleluja), el
biendirector
mediante una elevación melismática Allegretto
de coro puede hacer que se a cante Allegro Assaivivace
partir eldeKyrieun comienzo lacónico (Ave María)', además,
n de la Missa «Pange lingua» dt Josquin. Un coro cada idea nuevaavisado
es conducida entonces imitativamente a través de todas
realizará un crescendo, por propia iniciativa, hacia eí final -allí las voces. Por don-
esta de razón, el motete
la frase, con unimitativo
vibranteesapresuramiento,
una pura /arma seriada.sobre
da vueltas Ensartasí mis-
unos ma-: con otros distintos fragmentos imitativos, cuyos tratamientos me-
lódicos no están ni vinculados entre sí ni enfrentados por contrastes
complementarios. Lo que garantiza la coherencia formal es otra cosa;
el transcurso del texto, el uso ininterrumpido de la técnica compositiva
(61)(Kyrie)
de la imitación, la magnitud invariable de los rasgos del lenguaje mu-
sical, el ensamblaje sin cesuras y siempre propulsivo de los distintos con estos soggetti de motetes de Josquin
fragmentos (caso del segundo pasaje citado, con el solapamiento in-
consútil de [ver-]bum y Ave María).
Por otra parte, es en el soggetío donde tiene su origen el motivo, la
unidad musical significativa más pequeña, constituida a partir de dos o
más notas: el motivo instrumental surge de la música vocal; su raíz es
(Kyrie) •
el canto creado a partir de un texto. Del soggetto, como del motivo,
recibe la música su fuerza motriz: motivo es lo que mueve (del lat.
movere = mover), una célula germinal que quiere hacer sentir sus
efectos; y los soggetti representan las corrientes lineales que penetran
o - rt pro no bis ' Al - K
impulsivamente la composición.
Con todo, no debemos ceder á la indolencia y decir directamente
motivo, en lugar de sujeto. Por una parte, esta equiparación conceptual
se atravesaría en la concepción y desarrollo históricos. Por otra, el raa-ter mi -se • ri cor - di • «e om-m - a»
45
mi - se • re - re
-o
JÉ - . * ■P».. ■■ ' .... '
* Pía -
Trntado de la /onaa tgujleal
-t*- 1 id ** BMMmienlo
declamatorio o concertante
—
sobre un
baja continuo, una expresión que
apunta al futuro. Este bajo instrumental continuado {basso continuo,
abreviado b. c.) constituye el soporte y el complemento armónico de
la voz. El cambio en conformación y estilo es radical. La voz cantante
ya no se concibe a partir de la formación coral, sino que se la compo»
ne desde el principio como voz individual, solista. Es ella la que lleva
la melodía, apoya armónicamente por un acompañamiento subordina-
do. La voz superior, vocal, se vincula con el polo opuesto de la voz
del bajo, instrumental. El elenco de formas y especies modernas
-como ópera, Lied, cantata, concierto o sonata- tiene que agradecer su
creación a la homofonía. '■
La homofonía no apareció de improviso: su estilo de afectos realza-
dos enlaza con el arte expresivo del madrigal. Este último -paralelo
profano del motete en el siglo xvi- representa la música de cámara de
alto nivel como arte solista. Brotando de una simple línea homofó-
nica,“ el madrigal (finalmente a cinco voces, por lo general) adopta
la polifonía del motete. Sin embargo, no necesita compartir la inicial
discreción de éste, no tiene que observar un respeto litúrgico o sa-
cro, sino que'puede entregarse sin condiciones al afecto de los textos.
El inaudito comienzo del madrigal de Monteverdi Piagn' e sospira,
de un cuarto libro de madrigales (1603), constituye un buen ejemplo de
ello: • se-re -te no - bis
Dentro de la multiplicidad contrapuntística, tales repeticiones son algo MONTEVERDI: MADRIGAL Y «STILE RECITATIVO»
excepcional que se traduce de forma inmediata en una intensificación
de la expresión. En el Agnus de su Missa «L’homme armé» sexti toni, Hacia 1600 se lleva a cabo un cambio estilístico revolucionario. El
Josquin repite insistentemente la misma fórmula en el Miserere nobis. ideal del acorde se pone por delante del arte de la línea, y el pensa-
Esta iteración de la repetición es una infracción calculada de la norma miento acórdico-armónico desplaza al lineal-contrapuntístico. Se deja
de la varietas. De este modo, aquélla se convierte en algo desacos- sentir una resistencia vehemente contra la polifonía, por el hecho de
tumbrado y poderosamente expresivo: en una intensificación extrema que dificulta la inteligibilidad del textó. Así pues,; la palabra había de
de la irrqjloración de misericOTdáa: tener precedencia sobre la música; Claudio Monteverdi (1567-1643)
reclamaba que debía ser su dueña, no su servidora: la interpretación
del texto tenía que dejar absolutamente claros sus afectos.
El cambio de estilo encuentra en la homofonía,* en el canto solista
48 49
Thttado dt lafitrma miateal
B Movimiento
Los afectos del texto dominan cada momento de esta puesta en músi-
ca (no otra cosa sucedía arriba, en el madrigal): en el grito Orfeo, la
nota culmen mi\ largamente tenida^ se desploma de repente, como en-
mudeciendo, con un insusual salto descendente de sexta;^ está además
el cambio brusco Mi mayor/sol menor, con la falsa relación sin ate- Una melodía cantable obtenida por secuenciación de un desarrollo de
nuar entre voz cantante y bajo (solj/sol); la frase de la muerte de Eu- terceras, un b. c. elaborado mediante imitación de la voz de canto, un
rídice es precipitada, escueta, excitada (y, por tal motivo,, más enérgica trayecto armónicamente cerrado (los constases que siguen vuelven con
que una lamentación extensa); queda como símbolo el silencio de la una cadencia en Sol mayor), un tiempo y un esquema de compás cla-
pausa general -ya aquí, como sucederá posteriormente, un tops retóri- ramente definidos: este episodio arioso contrasta en todo con el recita-
co de representación de la muerte-; hallamos también la inmovilidad tivo antes mencionado.
melódica, rítmica y armónica de un «y así quedé yo» como petrifica- Tal diferenciación expresiva entre arioso y stile recitativo^ entre
do, y, en el curso del descenso por terceras del bajo, mi{,-do'-la, la
homofonía cantable y declamatoria, resultará también significativa
«horrorizada» confrontación de do menor y La mayor, con el ascenso
desde el punto de vista histórico-formal. Cabe así señalar, por un
cromático de la voz cantante.
lado, la futura separación de aria y recitativo', este último- soporta en-
2 Las sextas (menores) son difíciles de cantar; en la polifonía vocal del tonces la acción argumental, como recitativo secco (seco, en. italiano:
Renacimiento apoyado sólo por acordes), y se incardina en el ámbito de los afectos,
estaban prohibidas, respetando así la cantabilidad. La infracción consciente de tales
nor- ’ El que una tonalidad (re menor) constituya aquí el marco general es una casualidad
mas por parte de Monteverdi (quien las conoció aún vivas y cercanas) subray a lo del
fragmento, y no una (Aligación del stiU recitalivo.
50 51
Tratado de Ja forma musical
D AMwimiento
Aíoiimlenio
Tratado de la forma musical
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55
54
Tratado de la/ornta niiislcril
Ji .Movimiento
Pese a las notables diferencias estilísticas, ambos riiornelH están cons- con anterioridad: en Bach, del continuo flujo de semicorcheas, bordadu-
truidos según el esquema de Fortspinnung, que consta de tres elemen- ras con la sensible (v. compases 2, 5, 7) y giros cadencíales (compás 15
tos formales: antecedenie-Fortspinnung-epílogo. con la a la octava = compás 1); en Vivaldi, del arpegiado de la tríada,
El antecedente se caracteriza por su precisión motívica. En Bach, la repetición de notas y la rítmica, a cuyo efecto la frase más densa
ésta subraya también la voz del bajo; en la parte central, dicha voz destaca festivamente la resolución: a partir del compás 9, el bajo proce-
constituye básicamente un fundamento armónico, mientras que en el de por vez primera sin la menor pausa e imitando al soprano.
antecedente representa la contraparte lineal del soprano: el bajo imita La extensión de los tres elementos formales no obedece a ninguna
la voz superior al comienzo y en el compás 6, en tanto que los com- regla (antecedente de ochó compases en Bach, frente a dos compases
pases 6/7 de esta última evocan la línea de bajo de los compases 2/3. y medio en Vivaldi). Sus proporciones, por tanto, no están obligadas
Debido a ello, el ritmo armónico (frecuencia media con la que se produ- al principio del equilibrio. Bien es verdad que el ritórnello de Bach
cen cambios armónicos) es algo más rápido: en los compases 1-8 de exhibe una relación equilibrada de 8 (= 4 -i- 4) + 4 + 4 compases;
Bach la armonía cambia cada corchea o. como mucho, cada dos corche- pero esto no constituye un atributo característico del esquema de Fort-
as. Vivaldi, por su parte, despliega un área amplia en la menor, área que spinnung. Como elemento de comparación, estudíese el ritomello del
se ve afirmada por la dominante en el segundo compás y avivada por aria «Ach, mein Sinn» [Oh, alma mía] (núm. 19) de la Johannes-Pas-
una imitación rítmica, entre las voces de bajo e intermedia, que avanza sion [Pasión según san Juan] de Bach: antecedente de ocho compases,
incansablemente hasta el compás octavo. Tempo y carácter son en Bach, Fortspinnung de cinco (2 + 2 + 1 = compás de separación) y epílogo
respectivamente, más moderado y más introvertido, frente al tono entu- de tres; o «Aus Liebe will mein Heiland sterben» [Por amor muere mi
siasta, fresco y directo que presentan en Vivaldi. Salvador] (núm. 58) de la Mattkaus-Passion [Pasión según san Ma-
El Fortspinnung está menos perfilado que el comienzo. Enlaza mo- teo]: la proporción es aquí de 4 -i- 7 + 2 compases.
tívicamenle, de modo más o menos inmediato, con el antecedente: en Si colocamos estos ritornelli junto a los ejemplos de Mozart (p. 27),
Vivaldi, por la significativa cabeza de su tema (salto de cuarta y repe- las características propias del esquema Fortspinnung y los distintos
tición de notas); en Bach -de forma exteriormente menos perceptible-, modos de pensamiento fonnai quedarán en evidencia con una claridad
mediante una elaboración adornada vagamente motívica (compárense aún mayor. El tipo Fortspinnung no está determinado por la simetría,
los contornos melódicos de los compases 4 y 10). El Fortspinnung sino por un flujo propulsivo; no por la correspondencia de contenido
proporciona impulso hacia adelante. Pero tal cosa ocurre sin el menor entre dos mitades, sino por una trama motívica en tres partes; no, en
esfuerzo, más por asociación de elementos que porque se pretenda un fin, por la confrontación de contrastes, sino por una energía motívica
objetivo. Por lo general, las secuencias coadyuvan a esta vaga impul- sin trabas: Fortspinnung implica movimiento, en lugar de equilibrio.
sión. Ambos ritornelli hacen uso de la privilegiada secuencia por in-
tervalos de quinta', tal como se indica en los ejemplos, los pasos entre
fundamentales (la sucesión de fundamentales de los acordes) proceden
por quintas. La correspondiente serie de quintas se recorre en Vivaldi
de punta a cabo, de la a la, de modo que el epílogo comienza de nue-
vo, y con evidente fuerza, en la menor. La secuencia de Bach aterriza
sobre la fundamental fa, por lo que Fortspinnung y epílogo traslapan:
el final armónico del Fortspinnung es al mismo tiempo comienzo me-
lódico del epflogo. Los elementos formales confluyen aquí en un mo-
vimiento propulsor, mientras que en Vivaldi constituyen grupos clara-
mente diferenciados.
El epilogo está constituido por una cadencia más o menos ampliada
y adornada. Una vez más, se alimenta motívicamente de lo aparecido
56
57
C Eípitllbrto
C Equilibrio derunt principes comparte con los demás orgazm compuestos rasgos
característicos definitorios de la forma, si bien no los magnifica hasta
niveles fuera de lo común; son estos: 1) el sorprendente intercambio
-La. idea formal del couifíbrio apunta al logro de situaciones com-
de polifonía solista y monodia coral; 2) la diferenciación de técnicas
pensadas, tanto a pequeña como a gran escalarM^iante reapariciones,
compositivas dentro de partes a varias voces, y 3) la unión de patro-
concordancias y contrastes complementarios? los diversorfragmentñry
nes menos rítmicos.
grupos de compases se relacionan entre sí y se equilibran mutuamente.
1. Todo organum tiene como cimiento, como voz inferior, un can-
"La concordancia entre partes viene dada, sobre todo, por las analogías
rítmicas. En lugar de un movimiento fluyente, domina la articulación to gregoriano sacado de la liturgia. Sin embargo, de ésta sólo se toma-
en grupos y proporciones; en vez del flujo ilimitado, rige un factor de ban aquellos cantos que había que interpretar responsorialmente -en
_ persistencia. El equilibrio se manifiesta como orden, simetría y circu- intercambio de coro y solo (v. p. 29)-, cuyas partes solistas se compo-
laridad [«redondez», planteamiento cíclicol. nían entonces a varias voces. Así, el Sederunt principes es el gradual
de la misa de la fiesta de San Esteban. Perotin ha compuesto polifóni-
camente la palabra inicial Sederunt, de entonación solista.
ORCANUM
59
58
Tratado de laforma musical C Equilibrio
2. Tal cambio interpretativo manifiesta tanto proximidad como modus J J (troqueo) Los modi básicos son el 1 .• y el
alejamiento respecto
Thwjgttorff ¿TjbrwM musical al gregoriano. En la monodia, éste sigue mante- .® modus JJ (yambo) C Síjiilllbrio el
3.’. El 5.® y el 6.® representan
e
niéndose como originariamente. Pero en los fragmentos polifónicos se n modus J. JJ (dáctilo) movimiento más lento y el más rá-
ve degradado a voz de sostén, a tenor (del latín tenere s sostener). '
O
." modus J J J. (anapesto) pido, respectivamente. Las formas
Así, al comienzo del Sederunt, el coral es meramente el soporte de las .* modus J. J. (espondeo) secundarias (por ejemplo, la divi*
tres voces superiores: es en ellas donde se concentra el verdadero in- ? modus (tribraquio) sión de la J del 1." modus en J j)
terés. La primera nota de la melodía, el re de la sílaba Se-, se prolon- pueden modificar el esquema básico.
ga como nota mantenida de enorme longitud (en notación moderna al-
La línea melódica no apunta a ningún objetivo en particular. Se limita a
canza una duración de ¡más de 50 compases!): la nota sólo sirve
dar vueltas sobre sí misma en un resonar absorto y mágico, sin direc-
ahora como fundamento, no es ya un elemento significativo de la me- La construcción melódica se acomoda a esta rítmica reglada y se
ción definida. La distinta longitud de los fragmentos melódicos parece
lodía. caracteriza por la concordancia o repetición de grupos,^ (Por ello re-
algo más constante; puede producir articulaciones regulares, formar gru-
En cambio, aquellas partes en las que las notas del coral se suceden sulta tanto más sorprendente el cambio al gregoriano monódico: su
pos irregulares, frenar movimientos o pasar por encima de cesuras (véa-
con mayor rapidez siguen estando más cerca de la forma melódica, movimiento de curso libre marca el polo fonnal frontalmente opuesto.)
se también la numeración de unidades métricas en los ejemplos dados
como sucede en el apremiante ascenso que hay hacia el final del se- Al comienzo del Sederunt arriba citado, el equilibrio de su 4 + 4 nos
arriba). La identidad <de longitudes, como al comienzo del Sederunt,
gundo fi'agmento polifónico. La sucesión de notas más rápidas, en J., muestra esto con claridad; después del acorde inicial se repiten las cua-
crea un equilibrio íntimamente reposado. La relación 1:2, como en el
no deja mucho margen a las voces superiores, de modo que el pasaje tro primeras unidades, con la discrepancia de la nota final de la voz su-
ejemplo que sigue, impulsa hacia adelante. De un solo golpe, dos uni-
se aproxima al principio de «nota contra nota»: perior y con el intercambio de diseños entre las voces centrales.
dades métricas se ven ampliadas a cuatro; éstas configuran entonces, in-
La melodía subsiste, por así decirlo, por sí misma. Se permite va-
ternamente, un nuevo 2 + 2. Los grupos de seis compases se equilibran
riantes, deja que ciertos fragmentos melódicos deambulen por las vo-
entre sí con una doble repetición (la primera vez, con la voz suprior
ces como si lo hiciesen espacialmente, gira en tomo a determinadas
siguiendo su curso y con una segunda voz -transportada- con variantes;
notas.
la segunda vez, con el consecuente intercambio entre las voces centra-
les). Todas las voces se apartan de su nota y vuelven a reunirse de nue-
■T
vo con ella -el acorde (re)-la-(re) actúa como el punto central de un (2)
remolino frente al propio movimiento de giro-:
JPL I I I cuasiimprovisatorios,
I r- recatados y de ritmo recogido.
3. En la época de Notre-Dame, el ritmo se presenta según esque-
mas predeterminados, los llamados modi\ su carácter permanentemente
temario está vinculado al concepto de la Trinidad divina. En teoría,
había seis modi distintos, basados en la métrica antigua; parten todos o cubre siempre el mismo recorrido:
dé un valor largo y uno corto:
2 Conforme larelórica, la repetición de grupos melódicos fue conceptuada por los
teóri-
cos como color (del latín, coloración, adorno).
61
6o
1 J » *1 --------J J. J.
-------- ----------------------
tu/
-j
I::::-.-; --------
--------
— -1.- — — — ■
Poi ch'cl mió fo - speti’io vi- vr6 lie - con -
(Cuan - do iró tor - meo • cabe vi - vi re a - le gre Y
Tnililild bifitruM muxh'tll
*.............fí-"" W~ f 1^
SBBSv
J 1B
dró can - lan- do L ri -
do
zaré can - tan - do.]
— ------------------i-----------4?—
Í27*
1
MÚSICA DE DANZA
62 63
Tratado de la forma miulcal C HípiiltMa
C Equilibrio
La confíguración de la forma musical debe a la música de danza los dos primeros compases, melódicamente descendentes (a), se Ies
algo fundamental: el propio principio de compás y la distinción entre oponen otros dos de igual ritmo y melodía ascendente (b). El siguiente
tiempos «fuertes» y «suaves», análoga al apoyado-leve de los pasos de grupo de dos compases es una variante de a (pA modo de pequeña
baile; también la simetría motívico-rítmica y la equilibrada concordan- recapitulación, el final de dos compases empieza melódicamente como
cia entre grupos de compases, por analogía con la simetría de las figu- b, pero desciende después, con inclusión del movimiento por corcheas
ras de danza. Esto tiene su traducción más enérgica en las formas pe- de a, para realizar la cadencia. En un ámbito muy reducido se produce
riódicas del clasicismo (v. p. 69 ss.); en todo caso, resulta discutible si un equilibrio perfecto entre las unidades pequeñas (2 cc.) y las mayo-
lo que regula aquí la relación métrica de los compases es la sucesión res que emergen de ellas (4 cc.-> 8 cc.).
«fuerte-suave», o su inversa, «suave-fuerte», y también si debiera sus- En la potenciación de su articulación en grupos de dos compases y
traerse a una normativa abstracta. en su esquema melódico simétrico, los balletti de Gastoldi concueidan
Con mayor razón, naturalmente, conserva la música de danza artifi- con los principios que se revelan, cada vez más claramente, en la mú-
ciar la concepción periódico-simétrica -sea para depurarla hasta cierto sica de danza. Sesenta y un años antes que los balletti, se había publi-
grado de refinamiento o para perturbarla-. Porque, partiendo del ámbi- cado la siguiente pavana, danza del siglo xvi y comienzos del xvii,
to de la música con fínalidad utilitaria (en todos los tiempos se han de compases claros y pasos solemnes:
ejecutado danzas populares y de grupo), la danza ha ido estilizándose
hacia el nivel de lo artificial: algo que originalmente era de uso fue >
12^ , j ‘*ji n j
elevado al rango de música artística. Esta transformación incluye una
13^
conformación global plenamente artística, cuyas sutilezas nunca se po-
nen de manifiesto hacia el exterior de manera tosca. Dos minués, de
Bach’ y Haydn, nos muestran hasta qué punto pueden resultar distin-
ir T r f r- f f
tos los recursos artísticos. £1 de Bach está tomado de su Partita en Mi
mayor para violín solo; el minué, dé origen francés, es una danza de
nj| , U|,
movimiento moderno, en compás de J , y partita denomina aquí a una
serie de números de danza.
..,i9rTTq
■*-p| 22
r rrf 1 r
j 1 1
111 1 23 1 1 124^, , •
27J
i^r /’n 1 IJiTli
Frente al contrapunto del Renacimiento, los balletti de Gastoldi re-
presentan una novedad que apunta al futuro. Allí, polifonía entrelaza-
da; aquí, una simple composición homofónica. Allí, el flujo sin atadu-
ras de las líneas;, aquí, siguiendo los pasos apoyados o leves de la
danza, el desarrollo del moderno compás, con su graduación de acen-
•J r 1 I” r f’ 'i'
tos repetidos con regularidad. Allí, la varietas como norma (v. p. 39);
En esta primera parte de la pavana actúan conjuntamente factores rít-
micos, motívicos y armónicos: las «» mantienen la unión de todos los
aquí, el principio de simetría y concordancia. Los compases se reúnen grupos de dos compases. La identidad de los cc. 1/2 y 5/6 acentúa la
por parejas y la forma queda articulada periódicamente en grupos de concordancia de 4 + 4 compases;, por su parte, el tratamiento armóni-
dos, cuatro y ocho compases: los ocho compases del halieto citado co afíanza la forma a ocho: tras el V grado del 4, el c. 8 conduce de
constan de 4 + 4, dispuestos a su vez, en cada caso, como 2 + 2. A vuelta al grado 1.
64 65
g■b rt y f 1
T- -
C Jitfliillbríu
fh
Tititado lie la fonna miiíical
-r+T-
curso va regateando con la articulación de una marcha vagamente se*
cuencial (cc. 19, 20 -♦ cc. 21, 22). Y, seguidamente, una consecuencia
ingeniosa: el artificio de organizar los ocho últimos compases como 2
más 6 (yA no como el 4 + 4 del principio): el movimiento libre (los
cc. 29/30 concuerdan con los cc. 19/20) empuja hacia el segmento ca-
dencia!.final. Grupos de 2, 4, 6 y 8 compases: dimensiones perfecta-
mente concebibles que, sin embargo, se ven desplazadas hacia un se-
gundo plano, cada vez con mayor fuerza, por el remolino de. energía.
Al final, el ritmo característico J J hace ya mucho que ha caído en
el olvido (quizá sea éste el motivo por el que se lo vuelve a escribir,
obstinadamente, después de la doble barra): en el impulso motriz de
las J», los cc. 27/28 funcionan como un toque de mezcla, como evo-
cación fugitiva en honor a la claridad formal, para que el minué no
acabe desparramándose sin la menor contención.
El minué de Haydn, del que citamos aquí los cuatro primeros com-
pases, procede de su Sonata para piano en M¡t mayor, Hob. XVl/28:
MenuettQ
7 r?r
co da lugar a cesuras adicionales que articulan la forma: la semicaden-
cia de la dominante (c. 8) y la cadencia sobre el relativo menor de la
tónica (tT), do) menor (cc. 17/18)..
Tan carente de problemas es el plan formal cuanto sutil la estructu-
ración interna: ocho compases iniciales, 4 + 4, con el primer griipo de
cuatro'Compres dispuesto como 2 (1 + 1) + 2 y ccm el segundo, (no-
pulsado {X)r las corcheas, como grupo de tipo similar. La energía que
hay encerrada aquí surtirá efecto en la segunda ¡rarte. Después de la do-
ble barra hay un arranque motívicamente igual al comienzo, coii cuatro
compases que vuelven a (nesentár, por veces, el ritmo J J] j . Pero
ahora, tras el momento de estancamiento del c. 12 (j.), tenemos
« Véase también la observación sobre una bourrée de Bach. en la página 237. algo aún más vigoroso: seis compases (2 + 4) hasta el rT. A conti-
>
Se refiere a música «compuesta», no tontada de las danzas tradicionales. (N. nuación, ocho compases de gran movimiento por corcheas, cuyo
del T.)
66 67
correspondencia métrica de los grupos de compases, como concordia
PERÍODO Y FRASE*
Periodo
C Rqiillihriri
A. W. Mozart. Sinfonía en Do m.. KV 551. primer movimiento
.1
1*»* » •!------------------r-w-----------------------R--------- 1
rn
1----------r—i-----------------------s--------- ■ 1
[T*T T _ -1 i > t L. ~ ■ ■■ ' n 1' t-------------------------H'T—1
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—
1—1---------------------1---------1—1------1-----------------I—W--------1-----
II 1 J1 1 A 1“ 1
11 L k■1—1 I R L1 1
f
Antecedente
Mátrica I_____________ 2 ce.
L
Motivos b
I
Armonía
I"
« 3-
n
*/
Consecuente
I 2cc. cc.
o;
T T
70 71
Tratado de la forma musical C Ei¡iiillhrio
C EquUibrio
gadura. El segunda período acaba con un acorde de sexta, en vez de conoceLos también
cc. 3/4 ampliaciones externas,
son una variante de carácter
motívica (c. 3: sinpropulsivo;
anacrusa;es c.
de-4: salto
con.uno en estado fundamental: queda abierto a un desarrollo ulterior. cir, compases añadidos que transcriben de nuevo la cadencia o
melódico de sexta, en vez de. cuarta) y armónica (c. 4: subdominante, que
refuerzan (es el;de.dominante)
en lugar caso del 4 + dé4 +los2 dosde laprimeros.
canción El
popular Es warenva más
'consecuente
Frase
zwei Konigskinder [Érase una vez dos hijos del rey]).
allá: se suprimen las J, pero el suspi^te motivo cromático (voz supe-
Es esencial al período el que los cc. 3 y 4 no se limiten a repetir lo rior, cc. 5/6) enlaza con los cc. 1-3 (fat-sol); las voces inferiores que-
•' te *«
i
que ya se ha dicho en los cc. 1/2. Con sus diversos grados de diferen-
cia u oposición, aquéllos satisfacen de inmediato la necesidad de cam-
3. El hecho decisivo del consecuente, en relación con la actitud
dan reducidas rítmicamente a I J y J, pero el movimiento por cor-
suspensiva del antecedente, es lo que se refíere a la conclusión. En
cheas sigue fluyendo en la melodía. El curso por segundad descen-
bio. este sentido, el consecuente no tiene que regresar indefectiblemente a
z't**!*' 1 Ti*".'La
r r ' repetición o la concordancia, ya en el propio antecedente, de-
1^1 1- 1 J dente re’ -* faf* mantiene unidos los cc. 5-8; mediante el miv’ del c. 4,
terminan un rumbo distinto. Por de pronto, se niega con ellas la la tónica. Un ejemplo, en plan telegrama: Beethoven, Sonata para pia-
el consecuente queda enlazado directamente al antecedente. El tipo
opción de algo nuevo y las expectativas se dirigen en mayor medida a no en Re mayor, op. 28, principio del segundo movimiento. Período
predominóte es el consecuente de cuatro compases -como en este
lo que sigue, como sucede en el ejemplo de Schumann discutido en la de ocho compases. Comienzo en re menor. Semicadencia del c. 4 en
caso-, agrupados en I + 1 + 2: esta ordenación constituye, por así de-
página 19: el consecuente, que satisface esas expectativas, presenta un La mayor Aposición de tercera). Dé forma sorprendente y -tras
cirlo, una «frase» en pequeño dentro de la frase.
curso propulsivo y abierto. Esta idea formal queda representada por la mayor- armónicamente brillante, el consecuente se inicia en Fa ma-
Según los casos, la continuación del consecuente puede ser rígida,
frase clásica, que puede concebirse históricamente como sucesora del yor, con un diseño motívico idéntico al del antecedente. Sin embargo,
íT V levemente propulsiva, como la anterior, o de evolución que apunta a
esquema de Fortspinnung (pp. 53 el c. 8 no vuelve a la tónica, re menor, sino que se finaliza con la me-
i ss.). un objetivo -así, el comienzo de la Sonata para piano en fa menor,
. Con un tipo modelo de ocho compases, la frase se ordena en 2 + 2 nor -y con un carácter marcadamente conclusivo (posición de octava;
op. 2, 1, de Beethoven, obra maravillosa por su construcción formal-:
+ 4 compases: cadencia perfecta)-: los ocho compases constituyen un período modu-
En este caso, el consecuente comienza con el relativo de la tónica lante.
L. van Beeihoven. Sonata para piano en sol m. op. 49.1, primer movimiento
(rT), la menor, con un carácter falsamente conclusivo. En el aspecto
Como elemento - ------------a
comparativo, estúdiese Beethoven, Sonata para piano en La
motívico introduce algo nuevo, pese a que en el ámbito de quinta do^-
Ánáuíte Allegro i
soP y en el cromatismo1 .........................•) podríamos suponer una evocación mayor, op. 2,.2, movimiento final, cc. 1-8.
muy vaga de lo anterior; sólo la última fórmula del bajo (típica del
El «más conclusivo que» (el antecedente) constituye entonces, se-
minué, por lo demás) presenta un claro paralelismo con el antecedente
P
gún dicte la coherencia y lo que siga a continuación, la fórmula para
(compárense los cc. 9 y 4).
el consecuente. A la postre, el período modulante de Beethoven que
La norma es que las semifrases sean de idéntica longitud. Por eso
acabamos de esbozar es «conclusivo» en relación con el antecedente;
resultan tanto más efectivas las perturbaciones de tal equilibrio métri-
pero, mediante el V grado (en vez del I), se mantiene «abierto» a lo
co. Éste queda anulado aquí por un séptimo compás prolongado -por
Antecedente que sigue. El período de Mozart de la página 70, con la tónica final,
decirlo Métrica
de algún modo- (más concretamente: por la subdominante (S)
•2cc.- JL es «conclusivo» en comparación con el antecedente; pero se mantiene
L 2T.
prolongada); según la norma, el consecuente tendría que haber trans-
Motivos a abierto a «la continuación por la posición de quinta del acorde de tóni-
currido así: o
7i
ca. Así pues, su vigor conclusivo depende tanto de la posición como
del estado del acorde.
La posición es comparable a los signos de puntuación que articulan
5 *1 «e el lenguaje. La posición de octava es, por así decirlo, un punto musi-
cal; las posiciones de quinta y de tercera pueden funcionar como pun-
r i— H
!IK_I
to y coma o coma, según sea la armonía (tónica, dominante) y según
su ubicación formal (en el centro, ai final). Y un acorde de sejftti po
see menos fuerza conclusiva que otro en estado fundamental. Estú-
Las prolongaciones, o inserciones, o repeticiones de compases con- diense de nuevo los dos ejemplos de Mozart de la página 27. El pri-
ducen a este tipo de ampliación métrica interna^ que resulta sumamen- mero finaliza con acorde de tónica en posición de tercera: es señal de
te atractiva. De un modo similar -pero más raramente-, el período que este período se articula en una estructura formal de mayor enver-
72 73
Tratado de ¡a fonwt miukal C Eiptililtrkt
75
77
A.
Tratado de la forma mtislcal C Eqtttiibrttt
TnUiulo ilff Ifi/wma itiiisiceil C Eqiiillbrlü
IO
Según el plan general, estamos ante un período: el consecuente es
por su curso melódico descendente, el c. 3 queda configurado como el das como/royeí (2 + 2 + 4). Sin embargo, su antecedente (cc. 1-4) es
marcadamente conclusivo (fundamental, en vez de posición de tercera;
1. La círcularidad del período se superpone a la dtreccionalidad de la armónicamente como el del período (T D I D T), y. el consecuente
final sobre el tiempo uño; acompañamiento con J J , en vez de A en
frase: obsérvese el modo en^e la tendencia impulsiva aprovecha las (cc. 5-8) es motívico-siniáciícamente del tipo frase (I -F 1 -F 2).
el c. 4). Ho obstante, las semifrases* son la reproducción a pequeña
anacrusas: “* J73 -* . En principio,
escala de unala frase:
interpretación
1 (motivo) sintáctica
más 1de (motivo
este ejemplo no es en
en inversión; nue-la in-
Inversamente, un planteamiento de tipo frase puede quedar «cerra- va versión
-véanse se2 ycambia
1-, Lo laquedirección
sí es nuevo es el modo en que se
del intervalo, su ascenso-descenso) más provoca
do» por una armonización tipo período (semicadencia -► cadencia per- y 2se compases.
sustenta unLa área tan grande.
inversión motívicaEl se principio de antecedente
corresponde aquí con(Ac) la yinver-
fecta) (Beethoven, Sonata para piano en Sol mayor, op. 31, 1, segundo consecuente (Cs), procedentes ambos de un impulso
sión simultánea de la armonización a D ■* T; y el carácter abierto-de de dos compases,
Según el cc. plan general, se trata de una frase: una vez más, su conse- siguen manifestándose
movimiento, 1-8). continuación del grupoaquí de dedos un modo se
compases que vepodríamos
subrayado denominar
por la am-
cuente está planteado como 1 + 1 + 2 y unificado por el curso de se- elevado
pliación del motivo (que se agita como liberado): período
a una potencia; y la estimulación recíproca de el estrecho cerradomotivo
Estúdiense
gundas delos laprimeros 10 compases
voz superior de laAntecedente:
(si-la-sol). Sonata para lapiano en Re mayor,
secuencia de los y inicial
frasese desparrama
propulsiva en cimenta así un maravilloso equilibrio interno: la
dos terceras ascendentes.
op.
cc. 10.3/43. es
de Beethoven.
típicamenteNi de período
frase;ni Sin
frase',embargo,
el antecedente rueda primero
la armonización (laha-in- tranquilidad se pone en movimiento, el movimiento queda atemperado
cia abajo, para
versión lanzarse a continuación
deT-*DaD-*T)yla disposiciónhacia motívica
arriba en un (dosmovimiento
ideas: único,tría- En relación con esto, estúdiese:
por la tranquilidad: '* I.** Beethoven, Sonata para piano en La ma-
vehemente,
da y retardo)sinse respiro.
deben al Sin embargo,
prototipo el c. 4 se mantiene ambiguamente sus-
de período. yor, op. 2, 2, Scherzo. cc. 1-8; 2.” Beethoven, Sonata para piano en sol menor,
pensivo; el consecuente -ampliado externamente por dos compases cadencia- v op.'— 49,
■ 1, Rondó, cc. 1-8. Ac “ '— "" ' I Periodo t“ Cs
íes- se iniciacon
En relación motívicamente
esto, estúdiesecomo ei antecedente
Mozart, Sonata para ypaño acaba conmayor,
en Sol cadencia
KV perfec-
ta:
283.son principios
primer del período.
movimiento, cc. 1-10: Parafraseel de
consecuente,
diez compases. se separa el tetracordo
Los compases 2 + 2
descendente
del antecedente del comienzo (re do|
corresponden a un si período,
la) y se tanto
lo secuencia
desde elenpunto
seriesdedevista
acordes
armó- 3. —I Período
r~ Ac Superposiciones Ac iFraxer’~ Cs -------------1
denicosexta;
(T D I fuertemente contrastante
D T) como motívico en esquema
(dos motivos distintos,acórdico,
a: dirección
, y b:y articula-, 12 l** 7 8 9 - 16
ción.
en laelsucesión
consecuentea b Iextrae
a b). conclusiones;
El consecuente, esterepetido
principioeneslospropio de la sefrase.
cc. 11-16, halla L. van Beethoven, Sonata para piano en fa menor, op. 2, 1, segundo
(En relación con
prolongado en estos compases,los
6 compases: véanse .también
cc. 8/9. páginas 240
compuestos comoss.) hemiolia (los dos movimiento, «Adagio»:
En relación con esto, estúdiese: I.’ Mozart. Sonata para piano en Re mayor,
compases de J se agrupan en uno de ’) constituyen una ampliación interna. Eli-
KV 311, último movimiento, cc. 1-16; 2." Beethoven, Sonata para piano en S¡t
minemos por un momento los cc. 8/9 y comprobaremos lo deslustrado que I-----------------------:---------------- n í " , ."■'11.'
mayor,
n op. 22, 1 último
.íWk r*— 2movimiento, cc. 1-18. 3 rfli nEl
.1^ consecuente
4 . de 10 compase
4.queda el consecuente con tan sólo 1 + I + 2: el curso inusitadamente métrico
Potenciación
está ampliado externamente en otros dos: se trata de una repetición adornada
(te la hemiolia hace saltar la idílica unidad del antecedente.
de sus dos compases finales, que quedan así «abiertos» en posición de tercera.
W. A. Mozart, Concierto para violín en La mayor, KV 219, tercer
Obsérvese concretamente, en el antecedente, el intercambio del cromatismo en-
2. Período con semifrases de tipo frase
movimiento; tre melodía y acompañamiento; 3.° Beethoven, Sonata para piano en Sol ma-
L. van Beethoven, Sonata para piano en Sol mayor, op. 49, 2, se- yor. op. 49, 2, primer movimiento, cc. 21-36. 1 8
LA FORMA LIED*
Solo O
Es, sin duda, un período: semicadencia en c. 4-cadencia perfecta en
c. 8 y comienzo idéntico del consecuente (c. 5 = c. 1). Sin embargo, con
la misma claridad con que el consecuente discurre de un solo trazo e
ífrrrr
impulsa una continuación de intensidad en alza, sobre una subdomi-
nante (S) plena de sonoridad, así también queda claro que el antece-
dente se halla dividido en 2 + 2 compases: ambos grupos de dos com-
pases concluyen de forma idéntica, con retardo sobre la dominante; y,
* Véase anterior nota del traductor (p. 69. segunda nota). Aquí se refiere a las
dos mita-
des del período. (N. del T.)
78 79
r j-.
D
S -J
Timado tk ¡a Jorma musical
T j- C Eatitílbrío
perfecta en c. 8). La parte central (cc. 9-12) contrasta con aquellos, Anótese y represéntese gráficamente el esquema y el problema formal de la
conservando, por otra parte, algunas de sus reminiscencias. Son algo canción infantil Hünschen klein!' En relación con todo esto, estúdiese: 1." Bee-
nuevo la nota pedal, la distribución en melodía y acompañamiento, thoven. Sonata para piano én Mi^ mayor, op. 7, último movimiento «Rondó»,
cc. 1-16. Al principio (cc. 1-8), el período presenta semiírases de tipo frase (1
el movimiento general por corcheas y la imitación (soprano/contralto,
+ 1 + 2; V. p. 80). Obsérvese cómo se enfrenta el gesto inicial, graciosamente
cc. 9/10). Pero, por otra parte, la voz aguda del c. 9 está relacionada
descendente, al impulso melódico del c. 9. 2.* Mozart, Sonata para piano en La
rítmicamente con la del c. 4, las terceras de la primera sección se des- mayor, KV 331, tema del primer movimiento. Una vez más, el periodo inicial
lizan en el acompañamiento a modo de evocación y en el c. 12 se uti- (cc. 1-8) incluye mitades de tipo frase: el c. 2 es una secuenciación del c. 1, el
liza el mismo diseño de transición que en el c. 4, sólo que adornado motivo parcial j j^ se da jx»* separado en los cc. 3/4. Reárese en la delicadeza
con las terceras. En los compases finales (13-16) sólo reaparece el de su configuración: al mi^ inicial tenido (tenor) le responden los cc. 9/10 del
consecuente inicial (cc. 5-8), por su contundente cadencia perfecta. El bajo, con una nota pedal, y 11/12 del soprano, con su mi^ bien marcado y con
que no sea ya estrictamente homofónico, sino disgregado de fórma la inversión (C.£j) de la dirección del bajo (^^Q/), La reaparición del conse-
cuente (cc. 13-16 s cc. 5-8) se inicia, divergiendo del c. 8, hacia la posición de
imitativa, debe interpretarse como un efecto secundario del comienzo
tercera. Sólo la coda de dos compases, un fragmento añadido, nos trae el final
polifónico de los cc. 9/10.
definitivo en una síntesis maravillosa: en el bajo, la melodía del consecuente
Con todo, íá forma no es, en modo alguno, tan claramente terna- (c. 7, o bien 15); en el soprano (compás 17, último tiempo), una evocación del
ria como acabamos de indicar. Si no se resalta el carácter distinto punto más agudo de la melodía de la «sección central» (c. 10, tiempo «uno»);
de la «sección central» (cc. 9-12), sino sus elementos de relación, la y en el último compás, la fórmula cadencial del consecuente, por lo que toca a
forma también puede interpretarse como binaria. Porque los cc. 1-8 y la armonía, y la del antecedente, desde el punto melódico-rítmico (soprano).
9-16 se emplazan unos frente a otros como dos secciones de 8 + 8,
afianzadas por las correspondientes repeticiones. Y la «segunda» Proporción y extensión de la forma Lied pueden darse de muy diver-
sección (cc. 9-16) comienza precisamente en la dominante; también sas maneras. Tomemos las Kinderszenen [Escenas de niños] de Schu-
ella nos presenta la complementariedad armónica de semicadencia mann: 8 + 8 + 8 compases en Kuriose Geschichte [Una extraña histo-
(c. 12) y cadencia perfecta (c. 16), comparable a la relación entre ria]; 8 + 8 + 4 en Hasche-Mann [Corre que te pillo]; 8 + 8 + 8 en
los cc. 4 y 8. Véichtige Begebenheit [Un gran acontecimiento]; 8 + 8 + 8 coda de ocho
Por tanto, con el esquema 8 (= 4 + 4) + 4 + 4, se debe atribuir compases en Am Kamin [Junto a la chimenea]; apartándose de este equi-
importancia a si se, trata de una división en tres o, más bien, en dos litffio, 8 + 6 + 8 en Von fremden Ldndem und Menschen [De gentes y
secciones. Cuanto más destacado sea el contraste de una sección B,
tanto más se erguirá ésta como sección formal singularizada. Dicho Melodía popular del siglo xvm. Texto Popular del siglo xix (se añadieron otras
estro-
a la inversa: cuanto más clara resulte la dependencia de la sección fas posteriormente).
B respecto al comienzo, tanto menor será su resistencia a fundirse
con la reexposición en una única sección homogénea. Así pues, la
ambigüedad formal del tema de Mozart se puede representar de este KfeKta Uá M ■* WektáÁ. Sudadihi te «rntot
modo:
82 83
f! iU
Tratado de la forma musicfíl
* rrr
-g— ■ j j
C Eqiitílbrio
, ,--------------1- >r Dnd tt tte-kr «te » ite ki ji p bi* Htecte «te Di ketet te te Otete HistMcteite
* Lo típico de la sección central del minué no es la disposición a tres partes
B. A(=a’),
MP rr
f'
(<trfo>). sino el contraste general (también en la instrumentación, en las obras or-
questales). El concqno sólo
n (Cs)
es : I I ; 4 cc.
comprensible desde la perspectivacc. (Cs)
etimológica: origi- Traducción libre de la letra: El pequeño Juan se fue solo a recorrer el ancho mundo.
- j I____________
nalmente. en la músicar. barroca ftancesa J4JJ
(Jean-Baptiste LuUy),
b
«trío» designé cual- £1
tón y el smnbrero le muy bien; iba la mar de contento. Su madre lloró muchísimo,
bas-
J4J
quier. intermedio a tres voces solistas (dos oboes más fagot,
casos) contrastante con las partes a anco voces toda la cuerda.
J en la mayoría de los
porque ya no vería más a su Juanito. £1 niño pensó en todo esto y volvió a casa a
4J•
'r f. r rr
toda prisa.
n 84
86 85
j
Más rara como construcción formal, también encontramos pósterior-
mente la Barformf una forma estrófica utilizada sobre todo en el
Meisiergesang* ** de los siglos xv y xvi: á dos Stollen [versos, pies]
87
.-íK'-.í-sí- .
Traiadode
Trataeio delahiforma
formamusical
niHSkal C Ee/uilibiio
C EqiilHhrto
I ■' ............11 ■ 1 f~"“.............
melódicamente
melodías**-. iguales, el que
Tomemos actúan
primer como Aufgesang
movimiento de la Sonata[cantopara
inicial],
planoles dosEl hecho
compases de que el Ued (a
siguen Mondnachí
partir del [Noche
c. 31) de yluna]quededesembocan
Robert Schu- en
ensigue
Fa unmayor,Abgesang
KV 332.[canto Hasta fínal] melódicamente
la doble distinto. ideas
barra se suceden Resulta
siem-en- lamann
cadencia (del Liederkreis
plagal (cc. 37-40).[Ciclo de canciones], op. 39) modifique la Bar-
tonces,
pre nuevascomo (cc.forma
1, 13,externa,
23,-41, un56,A 71),
A Ben(louna cual, en términos
suerte de con-
de tren asocia- form
Por nounaseparte,
basa setanto en el intento
manifiesta hasta aquíde conseguir
un recorrido una dinámico:
forma redondea-
ios dis-
frontación
tivo. de Aufgesang
Relaciones palpables y entreAbgesnag, podríalasconsiderarse
ellas sólo una estructu-
hay al principio (ios da desde
tintos fragmentosel punto de vista
se acortan en expresivo.
consecuencia Las (12,
tres10,estrofas
8, 6, del Lied se
4 compases),
ra binaria:
cc. 11/12 y | 19/20
| : A tienen
: | | B).el Esta
mismoes giró
la estructura
cadencia!);que
en muestra
el restola nocanción
se relacionanpor entre
apoyados sí
un proceso como
de SíoUen-StoUen-Abgesang.
aceleración rítmica (J -* J -> «hPorque -» JO* Porel otroYo
Ach bitírer en
producen Winter [Ah, duro
absoluto o, invierno]:
a lo sumo, se dan de forma latente (compá- («Undese
lado, meine Seele dinámico
recorrido spannte weit ihre Flügelmediante
se estabiliza aus...» [Yla rni alma desple-el
concordancia,
rese la repetición J J J de cc. 14/15 con los cc. 41 y 71). La respon- gó sus amplias
contraste alas...]) yresponde
complementario en la estrofa
la proporción de los3 grupos:
a las seductoras
la cesura imá- que
sabilidad de la cohesión formal ha de recaerJ '•«* en .......
alguna otra cosa; y genes de la naturaleza de las estrofas í y
destaca en el c. 22 contrapone, al primer grupo (diferenciado del suyo2. Se evita, sin embargo,
ese algo se puede observar -por carácter, wie extensión,
bist du articulación, rít- enuna cuanto
diversidad constante.compositiva,
a técnica La segunda planteamiento
parte de la acórdico
estrofa 3 y recurre a
sintaxis),
mica, armonía, e incluso por dinámica-
Ach bitt - rer ^ATin ter. en qué la equilibrada
frí * o es concordan-
- tás! las estrofas iniciales: es profundamente simbólica^
un segundo grupo que avanza sin interrupciones y que, sin embargo, justo a partir del
cia y en la compensación
[ ¡Ah, cni - do in - vier complementaria de tos no. distintos grupos. semomento
descompone en internamente:
que se reúnen naturaleza y Yo: «[...] flog durch die esti-
Los 12 compases del principio se entregan a una especie de juego llen Lande, ais flóge sie nach Haus» [voló por paisajes tranquilos,
de enredo sintáctico. Por de pronto, los primeros compases se escu- como si votase a casa].
chan como antecedente, así que el compás ,------------------22 cc. —-------------1 r----------------------------18 cc. —------------------------1
Du hast eni * lau > bet den grü 5- nen -en elwald. que Du desemboca
hast ver
el •
comienzo Has des armónico-melódico-
- ho - ja - do el es percibido
ver - de como inicio
bos - que. Mar del-
- chi - tas co/ue-
r ' I II r
cuente. Sin embargo, desde el punto de vista de la técnica compositiva
(melodía cantable y acompañamiento) y, sobre todo, desde el armóni-
co (cadencia sobre el papel de tónica),® derlos compases
blüht - die Blüm • lein
Hci
.J J
• iniciales
den. están
AGRUPAMIENTO
¿1. 1 1 tt.
•II.
■T'L » 1 t corresponde
•I,. J* se 1 con losn 1 compases
rfhi.’
L 1 r ‘‘ryj i 23 ss. no sólo en su efecto dramáti- del lenguaje escrito, aquélla determina, además de la tonalidad (tónica,
co y
C. 70 (—)
en su cromatismo, sino también armónicamente; allí (c. 33) como dominante), la posición y ubicación de los acordes, así como la forma
aquí (c. 64),
----------------" 1 1 -1L4 mayor es el punto armónico más grave; allí (cc. 35/ de la cadencia o la dimensión de una cesura (v. también p. 73): las
36) como aquí (c. 66), se dan sentidos distintos al acorde de quinta y fórmulas cadencíales cerradas [conclusivas] (|) y abiertas (suspensi-
sexta aumentada (la do mi^ faj); allí como aquí, finalmente, siguen vas] (-*) articulan y sustentan el curso formal de este movimiento (de-
cuatro compases de dominante con nota pedal. jando al margen la parte final que empuja hacia la conclusión, los gru-
Se sigue adelante sin la menor pausa. El c. 71 es un nuevo comien- pos «líricos» se cierran, mientras que los «dramáticos» quedan
zo, tanto intelectual como armónicamente (la dominante se desploma abiertos):
por sorpresa hacia la subdominante): volvemos a un área lírica (más
C. 11/J9(|) C.39H
corta: 6 + 6 compases) a la que se contraponen otra vez las agitadas
síncopas (c. 82), adaptadas melódicamente. De este modo, el agrupa-
miento de ios compases 71-93 se puede interpretar en dos sentidos:
según el carácter, se entrecruzan 12 + 12 compases -el c. 82 es 12."
y, al mismo tiempo, 1.®-. Pero, desde el punto de vista armónico, los
compases se agrupan en 16 + 7 (sólo el c. 86 remata la cadencia); el
grupo de siete compases se produce por un cruzamiento de frases: el
compás 90 es simultáneamente 4." y IAl igual que en la primera
sección del movimiento (cc. 1-40), la rítmica se acelera desde J y J ,
pasando por , hasta Jí. Y la mayor inmediatez de las repeticiones nos
señala una conclusión ya próxima: al final tenemos de nuevo 1 + 1+2
compases, como en los cc. 27-40, concluidos con un acento J J, igual
que allí. Lo que se mantiene como determinante de la forma és el admirable
Los 93 compases consiguen el equilibrio mediante la compensación equilibrio entre cantabilidad (diatónica, como en niveles) y excitación
y correspondencia (muy detallada) de los grupos; además, en una es- (cromática, articulada en pequeños segmentos), resultando de ello la
pecie de juego «a la contra» -por llamarlo de algún modo-, aquéllos correspondencia
C. 85 ( i) de los grupos.
se ven animados por un proceso de acortamiento tanto a escala global El compás 41 inicia un período de 16 compases que confiere a su -
como a nivel de detalle. Actúan conjuntamente un equilibrio que des- consecuente -variado (cc. 49-56)- un movimiento más vivo: es una
cansa sobre sí mismo y un movimiento direccional, fuerzas que se gran área que se corresponde con el comienzo del movimiento. El en-
equilibran mutuamente: lace del período con los compases que siguen, de nuevo contrastantes
y dramáticos, se hace mediante an cruzamiento de frases (en el si-
------f=Rn r- glo xvni se hablaba, más plásticamente, de ahogo del compás): ^el final
■ V 1MJ 1
• 0 18*1 S
«T— ---------
J J 7 n ■ de csda unidad es, simultáneamente^ comienzo de otra nueva -el compás
L
final del período (c. 56) es al mismo tiempo el primero del siguiente
’ri * ■
R
1
complejo-. Contiene este último 15 compases. (Si Mozart no hubiese
0
------------------J-------------------- comprimido, métricamente los compases 64/65, habría salido a la luz
1
un total de 16 compases. Como resultado de la secuencia de intervalos
de quinta que comienza en el c. 60, cada una de las fundamentales laU
le y.sol de los compases 64/65 exigiría un compás completo. Pax> una
hemiolia subversiva -la subdivisión en 3 x 2 J, en lugar de la sucesión
normal 2 x 3 J - reúne los dos J en un gran compás de j.) Este grupo
cc. 56-70
cc. 71-82 cc. 82-96|87-93
cc. 1-12 cc. 13-22 cc. 23-40 cc. 41-56 90 12 cc.
91
12 cc.
22 cc. 18 cc. 16 cc. 15 cc. 16 cc. 7 cc.
D Lógica
D Lógica
92 93
... . =A
Tratado de la forma musical
J
1 , D Lógica
de- 1la sencilla serie de sonidos sil, laj, sol fa, en el tema en fa menor de
” J. Haydn, Cuarteto de cuerda en re menor, op. 76, 2, primer
la p. 75, c- 7, extraída del motivo b y liberada del ritmo original).
movimiento. Inicia el movimiento un elemento primigenio de la músi-
Por ello, la rítmica y el curso seguido por las alturas de las notas
ca, el intervalo de quinta, presentado rítmicamente como un monu-
(diastemática) se condicionan recíprocamente en su grado de utiliza-
mento, tan sólo animado por el 7 J73 del acompañamiento:
ción. La identidad rítmica consiente las transformaciones y el desarro-
llo diastemáticos (también de gran alcance) -la precisión de lo rítmico Allegro
mantiene unidos los recorridos diastemáticos:*
L. van Beethoven, Sonata para piano en Do mayor, op. 53, primer
movimiento
C. 96
1 q
En el Lied de Schubert Der Tod und das Madchen [La muerte y la
doncella], J J J es el motivo rítmico de la muerte. De él extrae Schu-
bert ei momento más emocionante, el verdadero pasaje clave de Lied.
Cuando la muchacha suplica «[...] und rühre mich nicht an» [y no me
toques], en el piano suena al imsmo tiempo el motivo J J J: la muerte
la está tocando en ese mismo instante...
El tema, un diseño musical conciso, acabado y con significado por
sí mismo, se basa en uno o más motivos. Sin embargo, no existe «el»
tema. Por una parte, es la correspondiente función la que fundamenta
su carácter, sú forma externa y su estructura interna: el tema de una
fuga (pp. 143 s.), es completamente distinto del de un movimiento de
sonata (p. 155 s.), un rondó (p. 199) o una serie de variaciones (pp.
223 s.). Por otro lado, depende del lenguaje individual de cada com-
positor: tenemos los temas de Mozart, que no tienen mayores repercu-
siones; una formulación concentrada de Beethoven, de la que se des-
arrolla todo lo que sigue; un complejo temático de Brahms, que
procede, él mismo, de la continua transformación de un motivo; o las
melodías de Mahler, que no solidifican en una forma definitiva. En
cada caso, «tema» denota algo personal y distinto.
Desarrollar lo que sigue a partir de un motivo o de un tema: he
aquí la idea de la elaboración motívico-temática del clasicismo. Los
anteriores ejemplos nos han mostrado ya tánicas de trabajp esencia-
les: formación de variantes (p. 75, cc. 3/4); escisión de motivos par-
ciales (o de partes de un motivo), acortamiento motívico, secuencias
(p. íG) e inversión y ampliación m:ítívici (p. 19).
En ellas predominan las juergas rítmicas', la relación entre meras suce-
siones de sonidos surte su efecto más bien en el fondo (es el caso
95
94
PlhL:/
Tratado de ¡a forma musical
...........
(Cuerdas) .. —
í*-
pQ f
curso por semitonos (r~i). Un elemento minúsculo y muy poco vistoso
■■■ -«1 intervalo de segunda-, pero dotado de energía rítmica, extrae de sí
(h)
mismo todo un movimiento.
r 1r
* . M . 5 . i 6.¿ vertirse en tríada (d). en inversión (e), en reducción rítmica (disminu-
1 w --------------------
i._ . á JE> es que la línea desciende-). La inversión simultánea contrapone una
J? ción) (f), en combinación imitativa -el propio motivo lo es todo- (g),
línea que tiende hacia arriba; la espina dorsal armónica de la elabora-
contraída
ción y, al por
es la secuencia mismo
quintas:tiempo, en ampliación TÜTDÍCÜ (aumentación)
--------:
(do) ; te=í
I' '--------'T-r I I1 1= (h). La propagación y el empleo de un único elemento dan consisten-
(fa)
cia a la estructura del movimiento:
Y a la inversa: los cambios y el desanollo rítmicos reclaman por su C. 120
4>arte la identidad
Sin embargo, losde grupos
la sustancia
de diastemática
dos compases-el contorno de lo
(cc. 3/4 y dias-
7/8) no son me- C.29
I
temático hace comprensible el curso u 13 C36
ras variantes de una unidad de rítmico:
compás: después de una sola nota (J en
cc.
L. van1/2) aparecen
Beethoven,dosSonata
(c. 3) para
y luego
pianotresen notas repetidasop.(c. 111,
do menor, 7). De ma-
primer
nera que
movimiento el verdadero tipo de construcción del grupo de ocho compa-
ses sólo se pone de manifiesto cuándo se lo reduce a una versión sim-
plificada: (re) . C.57 (sol)
(d)
poco ritenuto
»■»■
96
97
En el cuarteto de Haydn (1) tenemos un motivo primordial que se
presenta bajo formas distintas, en el minué de Bcethoven (2) de una
98 99
Tratado de la fonna muska! D lúgica
célula sencilla se extrae todo lo que sigue; y en este último caso, ob- En ambos casos se ha hecho derivar la segunda ¡dea de la primera;
servamos el trabajo con partículas de una unidad temática: son tres esto es algo que ponen de manifiesto, sobre todo, los factores rítmi-
posibilidades de la elaboración motívico-temática. Mientras que en el cos. Sin embargo, aquélla configura un contraste de carácter, tanto por
ejemplo de Haydn formación y tratamiento del motivo se hallan clara- tonalidad como pór dirección del movimiento, acompañamiento y (en
mente diferenciados, en Beethoven comienzan a engranarse: el tema el primer caso) articulación. Una primera cosa se transforma en una
de su minué (como el de la Sonata en fa menor, v, p. 76) ya no cons- segunda, opuesta a la anterior y, sin embargo, semejante. Y por el he-
tituye tan sólo un punto de arranque, sino que es él mismo el resulta- cho de que algo temporalmente posterior deriva de algo temporalmen-
do de una elaboración motívica. te anterior, ese anterior que ya contiene lo posterior de manera no ex-
Esta tendencia a la densidad del tema se esconde también tras la plícita nos hace experimentar la evolución en el tiempo: la derivación
derivación contrastante,^ un procedimiento fundamental en Beethoven: contrastante subraya, más aún que el tratamiento motívico-temáticOj el
el contraste se obtiene por transformación, mediante la técnica com- carácter de proceso del discurso musical.
positiva, de la sustancia temática. Al tema de la Sonata en fa menor,
op. 2, 1, se le enfrenta algo después una idea distinta:
BRAHMS-MAHLER-SCHOENBERG: LA VARIACIÓN PROGRESIVA*
Allegro
Del «Finale» de la l? Sinfonía, en do menor, op. 68 (1876), de Jo-
hannes Brahms:
animato
VLI ,------------a---------H------------V---------------, r I 11—** VI—
C. 21
c. 118
I I -n
7
r ar j tJ: j ¿41
(La nuyor)
; 2 0 concepto |»ocede de Arnold Schmitz (Beethoveru •Zwei Brinz^» [Los «dos * También «variación en desarrollo» o «variación evolutiva» {EntwickeiruJe
¡xincipiós» de Beethooven]. Beriúi y Bonn, 1923). Variaiion
en el original). (N. del T.*)
100 101
Tratado de ¡a forma iniisical D Lógica
Tratado de la forma musical D Lógica
II171
AJI serva todo esto: la segunda descendente (a) (que atraviesa todo él mo-
Fundamenta estos compa^ un diseño ostinato del bajo (1). De igual ejemplos de Schoenberg que se dan más adelante). La variación pro-
vimiento), el intervalo de tercera (6), la repetición de notas (c), el moti-
modo que este diseño es una variante del comienzo del . movimiento gresiva destaca el acto de la transformación: una idea de partida se
vo de tercera-segunda fa| la/s¡ la en el contorno melódico (d). el final
; “S ss citados descansan en su conjunto sobre la
(2)» los compases presenta distinta cada vez, es conducida mediante un proceso hacia
de la llamada de trompa, transformado en dot sol si (e) -todo ello en
otras formas.
un delicado doble canto, con la trompa y el trémolo (de terceras-se-
gundas) de las violas como telón de fóndo-. Segundo comienzo (2), a
Adagio
modo de «consecuente», entrando con brillantez una octava más aguda Estúdiese el comienzo de la 4.* Sinfonía, en mi menor, op. 98, de Brahms:
y redondeándose ahora hacia una melodía más compacta. Veintidós véase cómo, a partir del motivo j f J (descenso de tercera,, salto de sexta................
descenso de octava, salto de tercera), va surgiendo el primer complejo temático
compases más tarde, tercer comienzo (3): con una intensidad mayor,
(4 + 4 + 4 + 6 compases; después -tras la semicadencia-, una repetición varia-
la melodía se desdobla en un trenzado de los violines con ambas par-
da y con calado polifónico, pero empujando siempre hacia adelante tías 4 + 4
tes iguales en importancia; los violines primeros recogen la llamada de + 4 corhpases...). Obsérvese cómo la música incurre por ello -como posibilidad
trompa de la introducción (3." compás) y, en ese mismo momento (*), característica del comienzo- en un movimiento progresivamente más enérgico:
permanente continuación de una sola idea: un motivo de cuatro notas
los violines segundos vuelven a (2) con algunas variantes. Diez com- cuatro compases de nota pedal con (sólo) secuencias melódicas, 2 + 2 compa-
que consta de dos intervalos de segunda (a).
pases después, otra apariencia distinta (4): ses de secuenciación melódico-armónica (Do Sol/re la)...
Cada cosa se deja derivar de la otra con el mejor de los gustos: de
fl, su variante (V); de la variante, su inversión convertida en perfil (I);
de la inversión, su transposición y, simultáneamente, su ampliación En Brahms, un motivo insignificante va desplazándose poco a poco
motívica. Nuevo comienzo: a se contrae hasta a\ de donde procede la y genera un área temática a partir de sus sucesivas modificaciones: lo
variante (V‘); a con una forma distinta que cambia la dirección de las motívico es el punto de partida, y lo temático, el fírme resultado.
segundas (n^) y, de aquí, una variante más (V^). Vuelven a aparecer V Frente a esto, en Gustav Mahler dominan las áreas temáticas, cuya
e I, pero ahora con un flujo continuo de corcheas del que surge un configuración interna es sometida a un continuo cambio: el punto de
nuevo tetracordo con la segunda aumentada (re mi fa| sol -* sol si{, do} partida es lo temático, un elemento motívico variable y móvil. Tam-
re la si}, do} re); en el curso a contracorriente del bajo (sol fa} mi re bién la forma de proceder de Mahler podría denominase «variación
-► sol fa} mit re) puede verse realmente bien cómo se origina el inter- progresiva», aunque esto describe más bien un aspecto exterior que
valo aumentado. Tres compases después: comienzo de una idea que se apenas toca lo esencial: los límites que se ponen a cualquier acerca-
obtiene como variante (re mi|, fa} la sol) de lo elaborado inmediata- miento lingüístico-conceptual al gran arte nos dejan aquí casi desvali-
mente antes y de la que se extrae lo que sigue a continuación. Es, en dos.
uno, consecuencM y cíMsa: Mahler, primer movimiento de la 9.’ Sinfonía (1908/09): seis com-
pases introductorios y las partículas de un rompecabezas que son
como un presentimiento del futuro: la repetición de notas en el violon-
Ob,
chelo, el intervalo de tercera más segunda descendente (arpa), la lla-
AC132
mada de la trompa
,p dolee , L
102 103
(4) ft-lFF
Peresc.. • . f P umprt
C.29
dim.
\|
de añoranza, su florecimiento y ocaso titubeantes, su belleza melancó- O la cuarta pieza: a una voz, con una línea desarrollada a partir de
lica y pesarosamente grave que nos alcanza de inmediato, son de tal terceras y con un acento -en los dos primeros compases se dice todo
modo que, al instante, uno cree haber conocido esta música desde
siempre en su más profundo interior. No obstante, el «tema» en sí se
Ripido, pero con delicadeza
sustrae a todo esto como una firme contradicción: la consumada belle- 3 4
za se mantiene como un presentimiento no manifiesto, como un frag-
mento de placentera utopía.
106 107
Tralado de ¡a forma niHStcal
Tratado de ¡a forma imistcal > í Tp R 6 7 Ü Ijíglca
bertad de su ritmo» y por la «completa independencia de la simetría El nivel de octava de las notas de la serie es arbitrario. Por tanto,
formal».’ Sólo la parte de la flauta se halla estrictamente obligada a la serie.
las notas
Clarinete Q1/2
J de la serie en que Arnold Schoenberg fundamentó su
En lasNi obras
la sucesión de notas
instrumentales de loslibres»
«atonales instrumentos
-que no acompañantes
son ya tona-(trompa:
Bláserquintett [Quinteto de viento], op. 26 (1923),
les, pero 7 113;
que aún oboe:no8 están 12 1; compuestas
clarinete: 9 dodecatónicamente-
10 2) ni los acordes resultaquesig-se origi-
nificativa,nanjunto vienena la dados granendensidad
la serie de (el relaciones
primer acorde, en ella c. parque-
internas, 2, consta de
(S)P
dad formal las notas
música rrumpidamente
3 8 Su
exterior.
liberada de cualquier
10 ycarácter
no pueden
11): de de una prosa
derivar,
atadura,
serie de
a la vez,
sustentada
notas que
pretende se suceden
configurar
la disposición
y tensada por la in-
una ininte-
horizontal
~ 1» ------3---------
A’
tensidad y y vertical
plenitud dede una lo quecomposición;
se enuncia o lasa una líneassolao voz.
los Laacordes se sustraen
concentra- Oboe
a la serie.
ción expresiva tiene su pareja en la densidad formal. JL
I 2 3 4S6 7 8 9 10 11 12
Si consideramos todo esto, queda de manifiesto hasta qué punto :
es secundaria
Se recomienda la serie
el estudio parade:lo Antón
adicional efectivamente
Weber, Sechs compuesto.
Bagaie-Uen Bienfiires ver- (R) /=- ‘tt
Streichquartett [Seis bagatelas para cuarteto de cuerda], op. 9 (1913), y de por
dad que su sucesión de notas puede marcar cierto rumbo, Al- ejem-
plo para la construcción de acordes suaves
ban Berg, Vier Stiicke /¡ir Klaríneíte und Klavier [Cuatro piezas para clarinete o tensos; pero, de princi-
y piano], pio,
op. 5 (1913).
el compositor sigue teniendo todas las posibilidades, debido al El tema del primer movimiento (citado más arriba sólo hasta la mi-
arbitrario nivel de octava de las notas y a la divisibilidad de la se- puedentad),aparecer
obtenidocomode laterceras
serie, mayores,
consigue sextas menores,
un carácter décimas
temático ma-
completamen-
Por rie.
otra Así pues,lasla grandes
parte, serie porformas sí misma o unas la
posibilitaron cuantasmúsicanormas
dodeca-no garan- yores teo distinto:
separadasno porhay más
nadaoctavas:
idéntico,la salvo
serie la
no propia
fija intervalos,
sucesión sino que de
abstracta
iónica^ tizancuyasla bases forma ydesarrolló
el trazado de laSchoenberg
Arnold composición. a Atenerse
comienzosa una de serie ordena las relaciones
sonidos. entre de
La articulación notas.
este Esto
tema yaen influye,
dos partescon (1-6Z7-12)
frecuencia, sigue en la
los años volvióveinte:a ofrecer
era la uncomposiciónasidero tras con el sólo abandono
doce notasde la relaciona-
tonalidad. Tam- la disposición
ya citada dede la propia serie: la segunda mitad de la serie de
la serie:
das entre biénsi favoreció
(Schoenberg), de nuevoen la la quecomposición
las notas, todas de temas y, con
con los mismos ello, hizo Schoenberg resulta ser -como una lejana resonancia de la relación
derechos,posible otra
se relacionan vezúnicamente
la elaboración
entre ellas, motívico-temática
y no con uncomo centroprincipio I-V, o de la correspondencia entre antecedente y consecuente- la
superior. sustentador de grandes formas. Con una perspectiva amplia, Schoen- transposición a la quinta de las notas 1-6 (se excluye la última nota,
K
Las berg
normas técnicas
habló son simples
de «variación y escasas.
progresiva». PorqueLo que regulano la es.
la serie com-más que 1
que completa el número total de 12).
posición una es sucesión
una serieordenada de docedenotas, notas,una al determinada
contrario queordenación
el motivo,de no po- El comienzo del quinteto de Schoenberg demuestra de manera prác-
las 12 see notasningúnde la ritmo. escala
De cromática,
aquí que se .establecida por el toda
haya eliminado compositor.
corresponden-
tica que la -Vserie ha dé «descomponerse» si pretendemos obtener una
Para que cia ninguna
inmediata nota entreprevalezca sobre lasde demás,
altura y duración las notas, la serie
que esha lo deque de- 9 ifí u 1J el es-
composición po/ífónica
«4 a partir únicamente de ella; 7 9sigue aquél
transcurrir en su totalidad,
termina motivosen cada y temas:caso, antes
la de reaparecer.
serie tolera cualquier ritmización. Es
quema heredado de «melodía» (flauta) y «acompañamiento» (demás
La serie
decir, (S) admitetodootras
permite tipo tresde manifestaciones
libertades en cada de igual categoría:
realización concreta,
instrumentos). En la primera mitad de la melodía suenan las notas 1-6,
inversióntanto (I; en se dinámica
mantienen como los en intervalos pero ysetimbre,
articulación invierteademás
su direc- de en rít- Y al igual que el temacon del lamovimiento
destacadas por Schoenberg indicación final
H~, secomopresenta
«voz enprinci-
variantes
ción: una mica.. tercera
Por esoascendente
pueden pasa a serde tercera
obtenerse descendente);
ella, mediante retro-
la «variación pro-
pal» siempre nuevas,y así
[Hauptstimme] de también los motivos (N~
mayor importancia de designa
éste del laprimer movimien-
correspon-
gradacióngresiva»,
(R; la motivos,
serie se temas lee desde el final hacia
y caracteres muy elsimilares
comienzo), y re-
o completamente
diente to «voz
se ven «variados [Nebestimme]);
secundaria» progresivamente»: al lamismo
sexta tiempo,
del comienzo
se asignandel tema
trogradación de la Elinversión
distintos. tema (RI). del Dadomovimiento que cada final serie
del puede
quintetocomenzar
de Schoen-
es aquí
al acompañamiento las notas 7-12:
a partir bergde cualquier
surge delgrado de la escalay cromática,
encadenamiento modificación en de teoría tenemos
motivos de ados no-
nuestra tas.disposición 4 x 12 abajo,
Presentamos = 48 juntas,
series, que dos pueden utilizarsedepordicho
formulaciones separa-tema. La
do o combinadas.
primera se sirve de la serie; la segunda, de la retrogradación: las altu- c
ras de las notas son distintas. Sin embargo, la identidad rítmica, junto
’ Arnold Schoenberg, «Brahms, the Forischritüiche», en Schanberg, Stil und
Gedan- al contorno melódico y la articulación, hace de la segunda configura-
ciónzurMusik,
ke. Aufsdtzfi una variante ed. de la Ivanprimera:
Vojtéch, Frankfurt/Main, 1976, pp. 33-71; aquí: pp.
62
y 64. [Hay traducción castellana, de Juan J. Estove, a partir de la publicación inglesa
(1951)
preparada por Dika Ncwlin: «Brahms, el progresivo», en Él estilo y ¡a idea, Madrid.
Tau-
f
■ gb, 1
■
AJ Lc»--Qau-----------------------
108 109
1
ciar. Trompa
lio 111
3
revisten con esta ordenación rítmica. Y así suena la continuación del
Tmiado de la forma mtisical
Tntíadc (te ta forma musical
113
112
primer violonchelo (a partir del c. 7):
Alturas
La altura (S e I) y la duración de las notas (en el sentido de agrupa-
ción rítmica) marchan completamente por separado. Son dos magnitu-
des independientes y predeterminadas. Pero esto no tiene su modelo
en la música dodecatónica, sino que remite a algo muy anterior: a la
isorritmia (ritmización igual) del siglo xiy. En las obras isorrítmicas
las partes concuerdan entre sí por la identidad rítmica, dentro de la di-
C.7 0)
Duraciones
3
(
(I)
u* VU.
* 4♦ 6 Solo
*0
a
l2 3 4 5 6 7
Xilorimba n. alt. Guit. Vía. Fl. alt. Guit.
Tratado de ¡a forma musical
D Lógica
inf «P
8 10 11 12
Vibf. Vite.- Vía. Víbr.
JO^ fÁ
116
117
huye a la construcción de la música serial: la forma surge como se-
riación de áreas estructuradas de modos diversos. Se abandonan
aquí todos los factores que garantizafi la coherencia y la similitud
lingüística. No hay motivos, temas, patrones sintácticos, repeticio-
nes, modelos formales o una rítmica que afiance la forma. Y, por tal
motivo, tanto más ganan en importancia -en el esfuerzo por lograr
una música cada vez más organizada y en sí misma congruente- los
bocetos previos y los procedimientos y detalles compositivos: es-
tructura se convirtió en la palabra clave de la composición y de los
lott B compositores.
o PP PP En el Marteau, la estructura serial es el sostén de una atmósfera
expresiva, caracterizada en cierta ocasión por Gyórgy Ligeti como
«algarabía de materia multicolor»^ Sea a menudo, sea casualmente,
En relación con esto, examínese en la partitura el segundo grupo dodecatóni-
co. Abarca, según duración y dinámica, el re’ y el sip de guitarra y vibráfono; así es como le suena al oyente de obras seriales lo que deriva de
el re y el si|, que suenan al mismo tiempo en viola y xilorimba pertenecen ya una organización rigurosa: ¡los extremos se tocan! Y las posibilida-
al tercer grupo. La serie de duraciones se vincula aquí con el ascenso cromáti- des de ejecución rozan su límite: el intérprete a duras penas puede
co de alturas desde sol (xilorimba: /») hasta la (viola: 12 El «decrescendo» reproducir con la adecuada precisión una rítmica diferenciada en ex-
dinámico va coordinado con las alturas ascendentes desde mi (guitarra: ff sfz) tremo o los matices de una dinámica graduada en 12 niveles.
hasta mit (vibráfono: pp). (Sea intencionadamente, sea por descuido del compo- Este es el motivo por el que, desde 1960, aproximadamente, la
sitor. y según las condiciones previas del sistema, en la partitura hay algunos mayoría de las obras renuncian a la construcción serial. Derivan
errores: el re de la guitarra tiene 8 en lugar de 7, y el fa del vibráfono cuen-
hacia una franqueza aleatoria (pp. 250 ss.). Cambian a una com-
ta con 9, en vez de 10; si se sigue la serie dinámica, el si|> del vibráfono debe-
posición de timbres y truecan las diferentes agrupaciones de tim-
ría ir marcado como mp, en lugar de mp). El tercer grupo dodecatónico, orga-
nizado de forma análoga, acaba con el quinto compás. bres instrumentales en factor formal predominante (Gyórgy Ligeti,
Atmospheres, 1961). Se construyen como un «crescendo» y «de-
Una segunda parte de este número utiliza otra posibilidad. Un crescendo» compuestos -he aquí un esquema típico de los años se-
grupo dodecatónico puede dividirse en subgrupos. Así es como ope- senta-. Como resultado de ello, el despliegue del aparato instru-
ran los compases 14-24, con 7 + 3 + 2 notas. Se agrupan, por tanto, mental suele acoplarse al muy cauteloso -cromático en ocasiones-
en segmentos claramente diferenciados. El solo de contralto (cc. 14- del ámbito sonoro; de cada nueva nota -aún fresca, no «gastada»-
17) comienza con las notas si^ la, re, mi, sólt. fa y do|. La nota se hace algo único y peculiar. En el primer movimiento del Con-
final, do|, es a la vez (en la viola) nota inicial de una zona instru- cierto para violonchelo (1966) de Ligeti suena durante 17 compa-
mental que emplea precisamente estas siete notas (cc. 17-20); vienen
ses un único mi apenas rozado, en un solo de violonchelo que pa-
después otras tres, sol, faj, si (cc. 21/22),’ y, para concluir, las dos
rece surgir de la nada: brota desde un nivel de ocho p y es re-
notas que faltan, do y miV (cc. 23/24). Las fermatas, la reducción
forzado poco a poco por cuerdas, flauta y clarinete, al tiempo que
del reparto de papeles y una densidad compositiva en disminución,
matizado.tímbricamente. Las notas cromáticas'colindantes van
frente a la retardación creciente, subrayan la organización de esta
agregándose de forma escalonada, y, de repente -en un momento
parte. Así pues, es la cambiante densidad compositiva lo que contri-
de gran belleza-, se ven absorbidas por el si[, al unísono de las
cuerdas; el ámbito sonoro se renueva y vuelve a desplegarse, hasta
’ En el c. 22 (partitura), la viola tendría que usar fa|. en vez de fa. y la flauta que, una vez más, todo desemboca al final en una sola nota, el Sol
contralto del contrabajo. La forma se realiza como proceso de incremento y
si, en lugar de si¡, (el suena ya en el grupo de siete notas).
extinción:
119
118
TraMtJo tk laforma mtisícat D Lógica
--------------— — —
C.J22
"Si
r-S—1 rS-i
r*^~» «——t
VP espr.
120 121
I
B^bmnciad^h vocal
bien son concordantes. Con todo, en comparación con los cc. 4/5, las
E La herencia dé lo vocal
Symphoniae sacrae I-III (1629, 1647, 1650) de Heinrich Schütz son
conciertos sacros de tres a ocho voces con instrumentos obligados. . dos voces superiores de los cc. 8/9 se han intercambiado. El soprano
Largo
En el Orfeo de Monteverdi la «sinfonía» aparece como preámbulo, consigue entonces su característica cláusula (fórmula melódica conclu-
intermedio o epílogo. Tres de las sinfonías (son cinco en total) reapa- siva), de sensible a tónica: si comparamos con la posición de quinta
Globalmente
recen en el curso considerada,
de la óperahasta como
el cambio
pilares estilístico
formales. de alrededor dede
Formuladas del principio, esto de aquí es una terminación bien marcada.
1600 (p. 47) la historia de la música como arte
cinco a ocho voces, son de tendencia básicamente homofónica, atrave-es la historia de la A finales del siglo xvii, este tipo de forma singular retrocede ante
sadas por pequeños motivos, o ideadas por completo a partir de acor- y
música y formas vocales. Concuerda con su origen vocal-eclesial dos L. van
tipologías modelo,
Beethovo, Sonata establecidas
para ¡nano en te m.. op. 31.2,en
primerItalia por Alessandro Scarlatti,
morinúento
con como
des, la opinión, mantenida
la sinfonía desde (reducción
siguiente la Antigüedad,
para de que pp.
piano, la música,
83, 103,para principalmente, y en Francia por Jean-Baptiste Lully: la sinfonía pre-
Cuerdas
resultar completa, necesitaba
144); también sería concebible cantada'. del lenguaje. Aún en 1787, Heinrich clásica
y enpreludio
muchosde temas la óperade Franz se manifiesta
Schubert; el como obertura final
movimiento italiana
de ula 6.*
+ b. c.
E--r;.r,rH|
Christoph Koch subraya en el segundo volumen de su Tratado de obertura francesa. Ambas son ternarias,
Sinfonía de Schubert, pleno de elegancia y encanto. pero presentan una sucesión
composición «que el arte musical sólo alcanza realmente sus más altos
ifrrrQ^
designios y su verdadera finalidad en conexión con el arte poética».
de tempi invertida y, lo que es más importante, una actitud completa-
mente distinta. La obertura italiana sigue el esquema rápido (a menu-
Allegro modéralo
Resulta por ello de una clarividencia manifiesta que, en 1619, Michael do concertante) - lento (marcadamente armónico y gratamente canta-
Pretorius separase la música vocal de la instrumental, en un diagrama
rf
de su obra didáctica Syntagma musicum (111): la música instrumental
ble) - rápido (con frecuencia dé tipo danza). De jovial ligereza como
rasgo esencial, esta obertura vive del contraste complementario entre
arranca de aquí hacia un significado propio. Así pues, las formas inS’ el ímpetu entusiasta y una recatada solemnidad:
frumentales surgen de las vocales^ de las que son, en primera instan-
cia, traducción, imitación, transformación.* Sólo la liberación del ideal no sería imaginable sin el modelo de Rossini y, por tanto, de la ópera.
vocal y el reconocimiento de las posibilidades específicamente instru- En Schumann, la música sola despliega su fuerza poética justo allí
mentales (discursos más rápidos, saltos más difíciles, ritmo más vivo, donde el lenguaje ya no es capaz de expresar con palabras lo indeci-
cromatismo menos1 limitado) condujo a las primeras a su indepen- ble.^ El solo de piano del final del Lied «Hór’ich das Liedchen Klin-
dencia. gen» [Cuando oigo sonar la cancioncilla] (del ciclo Dichterliebe
Aun así, el poder de lo vocal seguía estando al alcance de la mano. (Amor de poeta], op. 48) no es un «epflogo» en el sentido realmente
El deseo incontenible de «cantar», también en los instrumentos,^ es lo formal. Es la sublimación que se agrega a dos estrofas 'de texto, como
que define el celebrado «Allegro cantante» de un Johann Christian una tercera «estrofa» que canta en sonidos, ella sola, lo que el texto
dijo sin llegar a captar realmente su significado.
SINFONÍA
Así de discreto es su aspecto y así de artístico su ensamblaje. Al cur- Las denominaciones son muy reveladoras. El preludio de la ópera,
soI. Chr.
de Bach.
I a Sonata
V (c.pan5)piano
le enresponde laprimer
La m.. op-17.5, vuelta atrás, de V a 1 (c. 9). La mis-
movimiento la posterior Obertura, se llamó primeramente Sinfonía (Symphonia) o
ma correspondencia, pero ahora en detalle: 1-V (ce. 1-2) se invierte a Intrada, o incluso Toccata (v. p. 139 s.) -caso de la magnífica pieza que
al igual que los movimientos de sonata lentos de Mozart; determina,
V-I (cc. 5-6). Sin embargo, la anacrusa de J que lleva al c. 6, variante abre el Orfeo (1607) de Monteverdi-. Tan incierta terminología es re-
asimismo, la reconfiguración del recitativo vocal como recitativo ins-
del comienzo tético con <,, desplaza toda la segunda mitad en medio flejo de la incertidumbre de la cosa misma. No se refería a una fonna
trumental, caso que encontramos en Beethoven,
compás: las partes no transcurren en un mero paralelismo mecáni- definida, sino que denominaba una función o modo de ejecución: el
co; No obstante, concuerdan armónicamente (son iguales en gran me-
* En relación con la relevancia de la música de danza como segunda raíz histórica hecho elementad y destacado era la delimitación de la música vocal.
dida):
de la los saltos de quinta de la primera mitad caen hasta fa (a partir La sinfonía del siglo xvn representa aún arabas alternativas: podía ser
delmúsica
c. 2: re-la-re -► sol •*
instrumental, -* fa) y«Suite»
véase la sección los de la(p.segunda
233). mitad, en tanto
instrumental y vocal. Las Sacraé Symphoniae (1597, 1615) de Giovan-
En su Klavierschule
que transposición exacta (La a escuela
la quinta, del piano]
llegan (1753,
hasta § si[,
12, «VomVortrag»
(desde el c. [De
6: la
inter- ni Gabrielli contienen movimientos vocales e instrumentales, y las
sol-re -* sol -> do -» fa -* si^). Por último, los finales de línea tam-
pretación]), Cari Philipp Emanuel Bach recomienda expresamente que «no debe ’ Véanse también los Ueder de Schumann. páginas 205 s.
perderse
123
122
Ba • sta co « si.
Tratado de ¡a forma musical £ La benncia de h vocal
ba - sta co - si fin- ten-do t'in - ten *do
Presto
Ba -sta co - si. ba-sta 00 * si— t'in- ten-do
En En^hrung aus dem Serdil [El rapto del serrallo], Nfozart sigue aún
el esquema de la obertura italiana, con la forma A B A'. El enlace con la ópe-
ra se realiza allí de un modo bellísimo: la sección B de la obertura es al mis-
mo tiempo el concentrado del primer aria subsiguiente. Sobre la obertura fran-
A. Scariatti, Sinfonía de Mareo Auilio Regalo (1719) cesa, véanse las cuatro oberturas para orquesta (suites para orquesta) de Johann
Sebastian Bach. Se llama la atendón de los pianistas sobre la Ouverture nach
La obertura francesa sigue el esquema lento (grave en su ritmo bien franzosischer Art [Obertura a la francesa) (BWV 831) o la Ouverture de la
P^ta 4, en Re mayor (BWV 828), de Bach.
marcado) — rápido (fugado y con cambio por lo general a un compás
impar) — lento (como en la primera parte). Su rasgo fundamental es un
pathos sublime y vive del contraste complementario entre suntuosidad
SOLOSONATA [SONATA A SOLO] Y TRIOSONATA [SONATA A TRES]
armónica y libertad lineal:
Un fruto del nuevo estilo, hacia 1600, es la cantata de cámara ita-
liana (cantata da camera), una «pieza de canto» (cantata) para voz
solista y bajo continuo pensada para la interpretación en privado (de
aquí la «cámara»). Llegó a ser muy apreciado el dueto de cámara
(duetto da camera), con dos voces (agudas la mayoría de las veces)
sobre el bajo continuo. Este tipo de distribución tentó a proseguir con
el viejo estilo polifónico. Lo predominante es que ambas voces se imi-
ten entre sí, y también que se unan gustosas, a continuación, en un re-
corrido paralelo de melifluas sonoridades:
124 125
Adagli > r4—1 MIegro _
Tratado de la forma musical E La herencia de lo vocal
1,.
f-
H-
Lr ■ r'
La «sonata»* por el contrario» reclama que se toque algo (ital.» so-
nare = tocar» sonar)» en lugar de cantarlo: en su sentido literal original
-sin significación formal-, hacia 1600, sonata significaba simplemente
«pieza para tocar» o «pieza para sonar». Las relaciones son» por tanto,
notorias: la contrapartida de la cantata de cámara solista es la soloso-
nata (compuesta principalmente para violín y b. c.). La réplica al due-
lo de cámara es la triosonaia (so-nata a íre)‘ dos voces iguales agudas
-c T«I •
-de nuevo violines, la mayor parte de las veces- se conjuntan con el
bajo continuo como voz más grave.
Lo que preserva las sonatas es su proximidad de origen a lo vocal.
Las «piezas para tocar» saborearon inicialmente con total libertad la
En las partes rápidas resalta la soltura instrumental. En las lentas» por
experiencia de lo instrumental, en una sucesión de partes animadas y
el contrario» pervive aún el espíritu vocal -pese a que la parte solista»
partes solemnes tan colorista como improvisatoria. Todo ésto fue
casi el esqueleto vocal» aguarda las ornamentaciones improvisadas de
uniéndose a una forma concreta sólo muy poco a poco. En las ejem-
lo instrumental-. (Esta cantabilidad se mantiene incluso en composi-
plares producciones de Aicangelo Corelli (1653-1713), las sonatas se
ciones ajenas a la triosonata, cuya estructura adoptan. Véase» a modo
atienen a dos tipos formales que se mantuvieron como predominantes
de ejemplo» la Invención a tres voces en Mi^ mayor de Bach, plantea-
hasta mediados del siglo xviii: la sonata de cámara (sonata da came-
da como un movimiento «a tre».) De aquí que deban cantarse estos
ra) y la sonata de iglesia (sonata da chiesa)-, finalidad y lugar de in-
fragmentos de la «Sonata para violín» op. 5» 6, y de la triosonata op.
terpretación dan su nombre a ambos tipos.
3» 2 («un dueto instrumental de cámara», como pone de manifiesto la
La sonata de cámara reúne una serie de movimientos de danza, in-
comparación con el dueto de Giambattista Martini antes citado).
troducidos con frecuencia -siempre, en Corelli- por un «Praeludium»
(preludio). Lo característico de la sonata de iglesia es el cambio de
Gravc
tempo y de técnica compositiva. Con un comienzo lento y un movi-
miento final rápido, en términos generales, la disposición de tempi de
los movimientos centrales és variable, por otra parte, los movimientos
de tipo homofónico se intercalan con los polifónico-imitalivos/ Ade-
más, dentro de un mismo movimiento, Corelli cambia de tempo sin el
menor problema: nada menos que seis veces en sólo 30 compases» én
el tercer movimiento de la triosonata op. 1» 5, con la contraposición
de un «Adagio» homofónico y de uñ «Allegro» imitativo y motívica- Adagio
mente constante -sólo el Beethoven tardío volverá a permitirse cam-
biar de carácter varias veces de un modo tan brusco:
-tfgg -■ ! k.
-™—-TTT»-------■-----1---------1---------
ILt.»-------------------------------=-------1------1--------------------------------1--------
r ffr 1 ■«
P -- í »■
n.a 11—r P
■i.B.iii 1 1 r
1 iC 1 1 r I u fi l*
-le
r. r L|—1—1---
126 127
TVatado df la forma musical E la bffrmcla de io tiocal
» rr
ción de ritmos (el esquema con puntillo J. A las corcheas del bajo), el
discurso lineal (compárese el recorrido-por segundas descendentes de
los cc. 1/2 y 3/4 del primer violín, do s¡t la sol (fa), con los tramos
i. J¡ ] r*í 11
imitativos en segundas descendentes de los cc. 5/6 y 9-11) y un indi-
J-AL. I jr-r-
cio de reexposición (centro del c. 15-c.FT 17 = cc.
lar-----------V ' 3/4, con intercambio
de voces en los violines). Además, lo que actúa como elemento de
configuración formal es, sobre todo, la armonía. Por medio de ella se
producen j cuatro fragmentos de longitud casi idéntica, acotados por ca-
dencias. Además de la tónica (T), se alcanzan otras posiciones colin-
dantes: la dominante (D), Do mayor, y la tonalidad relativa menor, re
menor (tT = relativa menor de la tónica). Esta sucesión T-D-rT consti-
tuye un modelo fundamenta] de la música barroca, Un planteamiento
b JnJ
armónico que sustenta la forma:’
n i□ 1 fP r > J.
Gran
3
u“
6 1 fi
9C9a> * 5
«
S
la. 12 13 14
9t9 9t9 7$
* Un
v>«
esquema compositivo con el que siempre nos encontramos,
<« 7 «5
«la» sonata de Sin embargo» el hecho de que aquí no hay texto obliga a usar otros
» •« r»
iglesia
:«
de Corelli que sigue el esquema «lento-rápidO-Icnto-rápido», va estructurando recursos para afianzar la forma. El primer movimiento de la triosonata
op. 3» 1» de Corelli» un pomposo «Grave», carece de un «tema» que ga-
ordenada-
yf€9st la significación óe este modelo para el tipo ^ÍÍUÍU» (p. 178) y para
elmente la realidad. Nos referimos aquí sólo a las triosonatas op. 1 y 3 (tituladas
aria ^tda rantice la coherencia. Lo que proporciona la cohesión es la repeti-
ct^» (pp. 134 s.).
128 129
Tratado de ¡a forma musical E La herencia de lo vocal
Clones armónicas: las series de acordes se basan aquí, en Giovanni para remediar una práctica musicalmente disparatada: el que en los
Gabrielli, en un curso por intervalos de quinta: motetes polifónicos a muchas voces se encomendaran algunas de éstas
(163) a los instrumentos o se redujese su número por simple eliminación,
bien fuese por la falta de cantantes o por su incompetencia. Los Con-
certi de Viadana son más relevantes histórica que musicalmente: el
r
t 1 bJ
per
sJ El concierto que sigue está definido por la técnica del motete. A cada
CONCERTO
et et nuevo fragmento de texto le corresponde una idea musical nueva que
es Hacia
imitada1600, concertó
caso: significaba
al igual quemúsica
en el vocal
motetesacra o varios
(pp. 41 coros
L nunc,
** , 'la "i 1"
en cada imitativo ss.),
de acuerdo con el nuevo ideal de la homofonía, música de carácter
—
T~ la forma surge de la sucesión de imitaciones que se solapan entre sí.
solista sobre un bajo continuo como elemento constitutivo. Concertare
(pr¡n)c¡ - pi-o
r r r
nunc. Un descenso cromático pesante, en J y J, contrasta con el animado cur-
(lat.) quería decir «actuar conjuntamente», pero también
so diatónico ascendente en J y ? . El texto {schlafen, wacker [dormir,
una contienda», «discutir entre sí» («provocar escaramuzas» es la gra-
«mantener
133
Tratado de la forma musical
Triilatlü (le la forma miisicfil E la benncla de h vocal
1
18 )
r
len
o
(Cu
erd
as) *—I
Ri
pj
En el motete, los cambios de soggetti vienen justificados por la ie-
rra. Sin embargo, aquí falta el texto -y, por tanto, la razón que da
O'
sentido a tales cambios-. Algunas composiciones extraen de aquí una
n
’ Para Michaet Practorius íSyntagma musicum III, 1619), fitga y ricercar wn
idénticos; por su parte, fantasía y capriccio no significan otra cosa que
Frente a la manifestación multiforme-improvisatoria del recital, la for-
«tratar una
ma extema tiene un efecto casi secundario*, los concerti de Corelli y
HSndel se limitan a seguir el tipo de la sonata de c^ara o de iglesia.
fuga». Las Inveníionen a tres voces de Bach, que se basan en la
únitación, son lla-
madas en su primera edición ¡Fantasías! Así pues fantasía no tiene aún,
en un prin-
cipio, el sentido posterior de jneza instrumental finalmente Ubre, de
134 armcmía a me-
135
Tratado de la forma miaietd £ La berencia df te cocal
A.
TT
Ky-ri . e « le-i son
.136 137
P Afecto y drama
F Afecto y drama pQT el trazo de cuarta descrito por las notas que ocupan realmente el
bajo (re la si la).
Por amplificación formal, de este tipo de piezas surge la toccata. Le
queda como rasgo propio el juego cuasiimprovisatorio con acordes y
El cuarteto de cuerda es, en relación con la música de cámara recorridos virtuosistas. Pero al mismo tiempo, mediante una técnica
clásica, lo que la triosonata en relación con la barroca; lo que signifi- bastante rigurosa, ese jugueteo alegre es refrenado y obligado a adop-
có el concierto para la música orquestal del período barroco lo tar una forma definida: en la mayoría de las toccatas de Frescobaidi,
significó
Sin embargo,más tardey por la otra,.parte,
sinfonía para el clasicismo,
el organista tenía y también
el rangoel que la
cometido planteadas según el modelo del ricercar, resulta característica la imita-
fuga' tiene ende aquél
de entonar, dar lalo notaocupade en este al
entrada último la sonata.
sacerdote La organi-
o al coro. Y fue ción de pequeños diseños. Su Toccata nona (del primer libro de toc-
zación
aquí ydonde
los principios formales
despuntó la se transforman
ambición sustancialmente.
instrumental, en forma de pequeñas catas, 1637) muestra muy bien la contraposición estilística de elemen-
A primera vista,
introducciones entre fuga Praeludium)^
(Praeambulum, y sonata existen diferencias
Improvisadas en deun pesoprin- tos relacionados y elementos cuasiimprovisatorios, el enfrentamiento
encipio,
cuanto a técnica compositiva.
posteriormente también seLa las fuga escribió;
apunta ala la denominación
igualdad en impor-
¡ntona- entre rigor (del ricercar) y libertad (de la toccata):
tancia
zioni de las voces,
(1593) de Andrea mientrasy que la sonata
Giovanhi parte señala
Gabrielli de unaclaramente
Jerarquiza-su
ción en voces
finalidad principales
original. yij 'acompañantes.
Es característico .7 jgzm de tales Sin preludios
embargo, sulos brevedad,
modos deun
conformación
sión
de ambas (que
trazado improvisatorio
externa.de La
y la técnica Lüirtx.r-.T
no son
clarao Intercambiar
revestir
tan contrarios
se mantiene
homofonía sucesiones
(a) y el de
también
acentuado -
comoen insinúa
acordes conparalelismo
díse-
la impre-
los compuestos'),
(b) de
dos fugas de Bach manifiestan de forma evidente lo que en la mayoría
de los casos no se deja ver con tanta franqueza: que detrás de la poli-
fonía de Bach hay un armazón representable homofónicamente, funda-
r
mentado por la armonía, que se ve forzado a abrirse en movimientos
lineales, a menudo con una resolución y una audacia sin concesiones.
fP
141
140
Con el fin de que sigan siendo reconocibles, se les dota de un perfil
Tratado de la Joma musical F dfoctoyrinima
Tratado de ¡a forma musical P Afecto y drama
FUGA
i (—......... 1 ________________—
«>
»
¿¿I eUJ
etgiSgi c
JJJ
Tocauen nú m. (BWV 914), fuga
3
144 145
Tratado
TnilaJo de /a dt la forma
forma musieal
mustcat P Afato y (Intma
F ^tfectoy drama
compás de retromoduiacioif. el c. 5 de la fuga en re menor transforma en un caso a tres voces» una voz saca a colación el tema por cuarta
la nota^, tercera de la menor (V grado)» en do|, sensible hacia la tó* vez (WK I» Si^ cuarta entrada en el c. 13 del soprano). Por el contra-
nica de re menoq y el c. 9 de la fuga en Si mayor cambia. mi>, sensi- rio, las demás exposiciones son en su mayoría incompletas: el tema no
ble de Fa| mayor (dominante)» por mi, como séptima de dominante pasa por todas las voces. También es frecuente que aparezca aislado
que enfila de vuelta a la tonalidad de tónica, Si mayor. (Formulado en una sola voz, de tal forma que el término exposición pierde todo
como regla: las fugas en menor introducen la sensible hacia la tónica su sentido: la presencia diferenciada del tema troquela el cuerpo y la
principal; las fugas en mayor llevan la sensible regresivamente hacia densidad de la fuga. Además, una fuga obtiene su carácter y color
Estúdiense algunos temas, y sus respuestas, del WK: I: Re, re, Fa, fa,
propios de la sucesión tonal dé las ulteriores exposiciones. No existen
la dominante.) En la fuga en Mi mayor del WK II es el contrasujeto Sol,
el que actúa al instante como mediador. Su la hace que la sensible reglas vinculantes en relación con esto.
sol, L4, La / II: do, re, miU Mi, Sol, sol, La, Si^ Sugerencia: extraiga el dux
Se puede pasar por tonalidades relacionadas de cerca con la original
(laf) hacia
De FaM.
la dominante, re
este modoFaM.
Si mayor, vuelvam.sobre sus FaM.
se generam.entonces sol
pasos; la tercera
coherencia tonal: todo el tercer com- correspondiente, determine cómo habría de contestarse, escriba la
FaM. T como si las tales constituyesen por sí mismas amplias regiones esta-
enttada (contralto) se Tagrega de iT inmediato: i 1 c. 65. respuesta y
(WKIpás (c. estáI) aún(C.I8)en menor; (c. sólo el (C.47) cuarto conduce hacia fa menor, por
1 tos del bles. Por razones
compárela con el de
textoclaridad
de Bach. ofrecemos aquí sólo las estaciones tona-
) vía sol de su dominante (Do 37) mayor). La verdad es que el inicio Dux(al(o) del comes
m. Si; M. do Gomes (tenor) soltema
m. m. les, y no ei tipo de exposición (-» = giro hacia...):
tiene armónicamente un doble sentido: su tónica de sit menor, vista
sol desde t fa menor, Rl es al s mismo tiempo la subdominante^ i
J,
esta significa- En el caso de temas que ya modulan de por sí.a la dominante, el
(WKI (c. 1) (c. 12) (c. contrallo (C.28)
ción funcional
WKII.MÍ Dux(bajo) alternativa posibilita el
(c. 23) tránsito suave hacia
♦ fa menor. comes procura la moduíación en sentido inverso hacia la tónica. (Si si-
(Los temas que admiten respuesta real no necesitan tal modificación guiese el curso armónico del dux, el comes derivaría de la dominante
fam. La;M. fa m. si; m.
Estaconciliadora
fuga en Mi del mayor
comes.es En la fugavoces:
a cuatro en Do mayor del
después arribadux citada resulta
(contralto) a la dominante secundaria.) Dicha «retromodulación» se produce de
fasigue,
m.en como t
cualquier Rt
caso el
siempre,
t
la misma
comes alternativa
(soprano» c.
s armónica: -*tDo mayor
5). La el primera seccióninicial
(WK (c. 1) (c. 25) (c. (C. 72) contr manera automática si, en el lugar más discreto posible, el comes cam-
del comes
(también es, simultáneamente,
llamada exposición, en subdominante
desafortunada de Sol analogía
mayor.) con el movi- bia la respuesta regular a la quinta por una respuesta a la cuarta. £1
La respuesta
miento de sonata) tonal equivale,cuando
concluye por tanto,
todas a las V -* I: si-cuatro,
voces el dux endestaca
este al comes de la fuga para órgano en Do mayor (BWV 547) de Bach da
principio la quinta (V) de la tonalidad,
caso- han expuesto el sujeto. Con el fin de experimentar sonoramente en el comes le replica entonces este paso ya en la segunda nota (*); el nuevo comienzo rítmico se
la la tónica de
eclosión (l) una
de laprimera
tonalidad principal. es
exposición, (Esto sólo es aplicable
estrictamente necesarioa eje-
la pri-
mera quinta o a las que se suceden de forma inmediata.** Las posterio- Dux Comes . .no:
cutarla en un instrumento: observaremos así cómo se produce un en-
res quintas
tramado plagadodeldetema ya no se
relaciones» ven afectadas:
a partir del crecimientode lo contrario,
de una red la entrada
de
de la tonalidad de dominante se vería
voces cada vez más densa. Una sonata de Beethoven «está ahí» sin bloqueada y, como consecuen-
máscia, quedarían
preámbulos; anuladas
una fuga de Bach la vadiferencia
haciéndose.y la tensión fundaméntales entre
dux y comes.)
La primera exposición es, por norma, completa: el tema recorre su- En relación con esto, estúdiense, de WK I: Mij, (¡eí propio dux modula
cesivamente todas las voces (en una fuga a tres aparece, por tanto, ya
tres veces). En ocasiones hay entradas de más: por ejemplo» cuando, de vuelta a la tónica!; comes tonal; respuesta a la cuarta tras el silencio);
soU
ErsieDurchfiihrung («primera exposición») en el original. Siguiendo los (respuesta a la cuarta a partir de la segunda nota); ri (respuesta tonal;
usos del ale- cambio a
mán, Kühn diferencia entre Durchfiihrung -exposición en la faga- y Exposiíion la cuarta a partir de la quinta nota -de modo que también se responde,
-exposi- con si,
ción m la fama de movimiento de sonata-, y es este último vocablo el que el a la segunda quinta del dux tonal, fa|). Bach ofrece una respuesta real al
autor consi- tema
dera seguidamente de uso «desafortunado» cuando se habla de la fuga. modulante de la fuga en mi menor: un cambio a la cuarta hubiese
Ciertamente,
* la
Véase destruido su
sustaotivación de durchfahren -verbo que denota «conducir a través de» o
WKI,Si^elcoffi»respondeaquftonaImentea/dj¿fosquintasimcialesdel<¿ux
«hacer estructura.
(separadas por tan sólo uBabordadura); ello para garantizar, porpasar
un lado, 2. En la fuga a tres voces, a dux-comes les sigue otra vez el dux
por»-
la resulta muy adecuada unidad para referirse al discurso lineal del de)
tonal
contrapunto. En castellano en la tercera voz (si se trata de cuatro o cinco voces, se van incorpo-
146 147
F rtpdoydmma
Tratado de ta forma mttílcal
c. 75
Aumentación rítmica:
Las exposiciones pueden abrirse armónicamente, en la medida en
, C. 19 (bajo)
que no se limiten a I/V. Segunda exposición de la fuga en Sij, mayor
del WK II: el c. 32, al que se llega con una cadencia, comienza en Fa
mayor. Después de que el contralto ha presentado el tema en Fa ma-
yor, la armonía gira hacia Si|, mayor. Entrada del soprano en Si^ ma-
yor (c. 40) y giro hacia sol menor. Entrada del bajo en sol menor
(c. 47) y giro hacia Mi^ mayor: la entrada del contralto en el c. 54
abre la tercera exposición.
Las exposiciones (al igual que las entradas singulares) pueden per-
severar en la tonalidad principal. £1 tema cargado de afectos -ascen-
sos diatónicos, descensos cromáticos- de la fuga en re menor (WK U)
comienza en re menor siempre que se presenta completo: c. 10, sobre
tiempo «cuatto»; c. 14, dux en el contralto (el comes, simultáneamen-
te» en el soprano); c. 17 de contralto y bajo, en inversión (véase el
margen de entrada y el intervalo de entrada -distancias rítmica e in-
248 149
-MI
-411
151
150
Tratado de la forma nitisfcal F Afecto y drama
tema están tan separadas unas de otras que ya no aglutinan propia' principios formales (ya que no todos los temas admiten elaboraciones
mente una «exposición» (soprano en c. 11, contralto en c. 15, soprano igualmente buenas y adecuadas). Temática, carácter y forma de una
en c. 20, bajo en c. 26, soprano en c, 29 -como paite de una zona de fuga se condicionan mutuamente sin quedar absorbidas en un modelo
pedal -'Cadencia-). La razón significativa de está economía estriba único. , . . .
aquí en el tipo de los episodios. Véase: ¡xjr la parte que les toca, éstos
destacan marcadamente el elemento temático -el propio tema se retrae
en él momento oportuno-. Así, las voces superiores del segundo epi- SONATA
sodio (cc. 9-10) imitan el motivo inicial (o) mientras que el
«La» sonata clásico-romántica no existe: cada obra arregla U idea
bajo (r~i) se basa en el contrapunto del tercer compás. Tal como suele
«sonata» de un modo particular. No obstante, resulta posible describir
suceder en Bach, este episodio se sirve de la secuencia por intervalos
un modelo aplicable a todos los casos y que ha sido abstraído a poste-
de quinta; los compases que siguen la secuencia se mantienen cohe-
riori, durante el siglo xix, de la riqueza de las obras de Beethoven.
sionados armónicamente por los sucesivos pasos de quinta (do-fa-si^-
Tal modelo comprende el hecho formal y el contenido en ideas de la
miO, más apremiantes aquí por el hecho de que, a partir de do y fa
sonata; o mejor dicho: del movimiento de sonata. Una vez más, no
menores, acucian las dominantes Do y Fa mayores:
debemos tomar el patrón de Beethoven como algo absoluto: detrás de
movimientos de sonata de Haydn (pp. 167 ss.) o Mozart (p. 170) hay
además un tipo de pensamiento distinto, como también lo hay en los
L' L de Schubert, de duración infinitamente mayor -sus ámbitos inmensa-
mente amplios, , que hay que recorrer sin apresuramientos, son la antí-
tesis de la concentración y de la energía compulsiva beethovenianas.
Modelo e idea
152 153
TratadoTratado
de la forma musical
de bt/orma miaícai
tmma
El famoso comentario de Goethe de que en el cuarteto de cuerda se esencialmente, como en la Sonata en Sol mayor, op. 14, 2, de Beet-
escucha a «cuatro personas sensatas que conversan», caracteriza desde hoven.
Haydn la altura estilística y la estructura de dicha composición. 1. La ejcposición platea, por lo general, tres hechos distintos: un
Todos los instrumentos quedan implicados en el coloquio musical. primer tema (tema principal), un segundo tema (tema secundario) y
Para captar bien esta singularidad, compárese el ejemplo (g) de Haydn un grupo final (epílogo, este último como parte claramente conclusiva.
de la página 97, tratado imitativamente por el compositor, con el de Los dos temas son contrarios en carácter, estructura y armonía. En el
Beethoven de la página 141: la escritura pianística de Beethoven imi- movimiento inicial de la Sonata para pianó en do menor, op. 10, 1, de
ta, con considerables fatigas, la técnica compositiva del cuarteto de Beethoven, el enérgico primer tema arranca de un modo vehemente,
cuerda. como espoleado en su ritmo y con fuertes contrastes:
La sinfonía, por su parte, dispone de la posibilidad de distintos tim-
Por bres instrumentales;
el contrario, pero, tema
el. segundo por seeso organiza
mismo, como
también tiene sus
período’i que semi-
dominar Moho allegro e con brío,,,.,-—----------------%
frasesla son
orquesta. De aquí
semejantes a laque
frasepueda
en ely aspecto
deba darmotívico
cuerpo (repetición
a la forma de un
y sc-
modo muy
cuenciación del particular,
motivo decomo desplegándola.
t^eras), Beethoven sustenta
y el consecuente, y basa
tnotívicamente
las invierte
idéntico, obstinadas repeticiones
la armonía del antecedente del(en comienzo del
Re mayor T D): primer movimiento
(«Allegro con brío») de la 1.* Sinfonía, en Do mayor, op. 21, en un
r
(dom.)
^crescendo» compuesto que va dando entrada escalonadamente a toda
la orquesta (c. 23: + trompas; c. 29: + trompetas y timbales). Y en el
último movimiento, el oyente puede presenciar, por un lado, el origen
del tema -las notas van surgiendo poco a poco, una tras otra-.
* ^^9
1 —1 ^3
^^4 A
—1 1^- . s A.
2p «■ ■
Ada^o
El segundo tema, cantable, es justo todo lo contrario:
1
y legato (Sol m.)
Mayor T D
Menor t 2
Rt
?
58
y por fin (c. 121), con un estrecho fraseo de dos en dos, tal que da la
impresión de que la sensible característica queda como cosa aparte:
T pedal A
160
i6i
Tratado de la/arma musicai F A/Ktoy drama
y superior con sol menor, arabas partes se mantienen fijas armónico- Por tanto, la sucesión básica exposición-desarrollo-reexposición pue-
temáticamente durante cinco compases cada una. Esta estabilidad rela- de incorporar elementos adicionales: de iguial modo que uña coda sue-
tiva convierte la sección intermedia -en quintas descendentes y, por le seguir a la reexposición (a saber, en tanto que la reexposición por
ello, sustentada por una concatenación de cadencias- en centro de este sí sola no baste para equilibrar la agitación del desarrollo), así también
desarrollo: la exposición puede ir precedida por una introducción lenta que tiene
funciones y efectos completamente distintos. La introducción puede
ser una señal de llamada de atención y, según su carácter, género to-
nal y armonía, puede proporcionar un relieve contrastante con el co-
mienzo de la exposición:
Adamo
* (Tutti)2‘ (Cuerdas+ fiA
162 163
Tratado de la de
Joma musical F Afixio y dranin
1 Tratado la forma musical
.1 7=5-----------------------------
( F Afecto y drama
mete ble»*
de cabeza como reexposición con modificaciones (A") resulta un enorme y equi-
trítono)—;en elel sorprendente
mundo de quiebro
la exposición. Tóquense
en armonía los cuatro
y carácter.interpre-
compases introductorios de la Sonata para piano en Fa| mayor, op. 78, librado A B A'.
ta el texto y, al mismo tiempo, articula el recitativo:
de Beethoven: según lo dicho, el lírico comienzo del «Allegro» no es Al mismo tiempo, la forma está organizada según un objetivo: los
un nuevo comienzo, sino la continuación de un canto que toma alien- contrastes armónico-temáticos dan lugar al desarrollo; el desarrollo
to. La introducción también puede ser un concentrado^ una «exposi- apunta en su final a la entrada de la reexposición; con sus cambios ar-
ción» previa a la exposición. Dos son los elementos que confieren su mónicos y de todo tipo respecto de la exposición, la reexposición
reacciona ante los dispares planteamientos del desarrollo. Cada sección
carácter a la introducción de 16 compases de lá Sonata para piano en
formal tiene su propia actitud, finalidad y rasgos distintivos. Las acti-
Mit mayor, op. 81a (Les Adieux), de Beethoven: el trazo de tercera
tudes bien definidas hacen previsible el discurso (el oyente «sabe» lo
(sbl-fa-rñi^) del motivo «Lebe wohl» [¡Adiós!] y el cromatismo:
que viene tras la exposición); pero, precisamente por ello, también dis-
frutan de la libertad de dar sorpresas formales, como las seudorreex-
posiciones. Las finalidades quedan establecidas como organización,
elaboración y equilibrio; de aquí que no pueda comprenderse un desa-
rrollo beethoveniano si no se conoce la exposición. Y los rasgos dis-
tintivos -el detenimiento de los grupos finales, el aspecto errático y
astillado del desarrollo o el de remate sonoro que hallamos normal-
mente en una coda- emanan de aquellas finalidades; un desarrollo beet-
hoveniano, extraído de un determinado movimiento, puede ser identifi-
Es justo a partir' de estos dos elementos de donde se despliega todo el cado sin problemas como tal «desarrollo».
movimiento posterior. Hay dos ideas que se infiltran mutuamente en la forma de movi-
De modo similar, en Beethoven la coda es a menudo más que un miento de sonata: las secciones formales resultan unas de otras en un
mero final sonoro; porque, con frecuencia, se inicia como un segundo acontecer dirigido hacia un objetivo y se relacionan entre sí según
desarrollo. En el primer movimiento de Les Adieux, la coda (de un equilibrio de apoyos mutuos.
tipo desanollo, a grandes rasgos) supera en longitud e importancia,
con sus 99 compases, al verdadero desarrollo (40 compases). En el
primer movimiento de la Sonata para piano en Do mayor, op. 53 (So- Armonía y forma
nata Waldsíein), comienza aún más explícitamente como segundo de-
sarrollo y, habida cuenta de los 54 compases de que consta, sólo por La estructura armónica T D rT T troquela de modo decisivo el cur-
muy poco queda por detrás del primero (68 cc.). El desarrollo encuen- so formal de las composiciones barrocas (pp. 130 s.). En la fuga son
tra su contrapartida en la coda, del mismo modo que la exposición la de capital importancia las etapas armónicas de sus exposiciones (p.
halla en la reexposición; el planteamiento temario se amplía a otro en 150). El rasgo predominante del «periodo» clásico es la complementa-
cuatro secciones: riedad de semicadencia y cadencia perfecta (p. 69). Los finales suelen
dilucidarse con una cadencia sobre pedal de tónica (p. 160). El carác-
Exposición Desarrollo Reexposición Coda ter interrogativo del giro frigio reclama una respuesta que confiere for-
ma (p. 191). En el Ueben Gott [al amado Dios] del recitativo núm. 28
I _________________f
de la MatthduS'Passion, a los acordes de séptima disminuida («Todes
De este modo, la/ijación de un objetivo y el-equilibrio de la forma Bitterkeit» [la amargura de la muerte], «Silnden dieser Welt» [los pe-
temaría del movimiento de sonata son llevados a sus consecuencias cados del mundo], «stinken» [pestilencia]) se. les enfrenta la suave y
extremas: bella sonoridad de la arinónía de Si^ mayor -sin cuerdas y con una
Del hecho de que la exposición (A) reaparece tras el desarrollo (B) súbita meiodización más cantable (además, justo después del «horri-
164 165
Tmtado de ¡a forma musical
... und has - lich stin - ken weil es dem lie - ben Gott ge - fSIlL
(... y con hedor horrible, porque así apetece a nuestro amado Dios.]
B.C.
6 C
4
i
La sección central, un «desarrollo» de diez compases, acaba con una
Sea en las grandes líneas del recorrido formal, sea en los detalles, en
la música tonal mayor-menor de los siglos xvn a xix la armonía tiene
el rango de configuradora de la forma.
Así pues, la forma de movimiento de sonata, de la que hablaremos
aquí ampliamente, es tan sólo ejemplificación de este significado ge-
neral de la armonía. Los movimientos de sonata de 1) Haydn, 2)
Mozart y 3) Beethoven, y por último, pero no menos importante, 4) la
(SD)D
retrospectiva histórica, confirman la existencia previa de fuerzas armó-
nicas que regulan el curso y relaciones de las secciones formales.
i. Los movimientos de sonata del clasicismo temprano están es-
tructurados a partir de lo armónico: los procesos armónicos articulan y P^r de lo re/ndríco, en este caso, significaría hacer uso de un pensa-
afianzan su forma. El primer movimiento de la Sonata para piano en miento posterior, búsquense nexos con una finalidad determinada allí
Sol mayor, Hob. XVI/8, de Haydn, del año 1766, tiene una «exposi- donde predominan las asociaciones poco consistentes y la uniformidad
ción» de 16 compases: de car¿ter, o reálcese lo que apenas se perfila en el «tema secundario»
(c. 9) y en el «grupo final» (c. 14), y se falsificará con ello la verdade-
ra idea formal. Los compases y grupos de compases, articulados en pe-
queños grupos motívicos, van reuniéndose en una unidad mayor dividi-
da en eiapis armónicas, por un lado, y organizada como un todo, por
otro. En el recorrido general -desde la tónica inicial a la dominante
que lo acaba-, los giros finales apuntan siempre y de forma clara ha-
HSfiUchen en el original. Kühn juega con el texto del fragmento que cia ia dominante. Compás 4: tónica en posición de tercera (T’), com-
ofrece en pás 8: semicadencia en posición ót .tercera', compás ti: Re como
el ejemplo (véase ilustración: hafilich siinken [horrible pestilencia, hieden acorde de sexta sobre la segunda mitad, no fiierte, del tiempo «uno»;
horri- compás 14: Re en posición fundamental sobre tiempo «uno»
1Ó6 167
semfcadenda suspensiva; y la reexposición literal, ampliada en dos
compases mediante la repetición de la cadencia final, permanece en la
tonalidad principal a partir del c. 9 de la «exposición». P Afecto y drama
La predominancia del factor armónico se manifiesta también en
posteriores movimientos de sonata de Haydn. Primer movimiento
sión modificada del primero (la derivación contrastante de Beethoven de
la Sinfonía en SiJ, mayor, núm. 85 -pp. 100(1786):
s.- podría tener los su modelo ochoen tales casos).
primerosLa inversión compases
de
del tema principal reaparecen en el compásla dirección78, del movimiento esta se corresponde con el intercambio de ni-oboe
vez con el
solista, con una conducción modificada de vel de las lasvoces; por otravoces inferiores
parte, el contraste esencial se halla y en lá ar- con
una continuación más larga y de un monía, en lacromatismo
dominante Fa mayor: más amplio; pero el
tema está ahora en la dominante, Fa mayor. Primer movimiento de la
Sinfonía en Re mayor, núm. 104 (1795): el tema principal de dieciséis
compases (se citó su arranque en la página 164) reaparece en el com-
pás 49, y en esta ocasión, además, con los timbres de flauta, oboe y
fagot y con el consecuente modificado; pero el tema se halla ahora en
la dominante, mayor:
tjgirrrnCb
Comienzo del primer tema (Si^ m.)
*^ tvto.) LJ
LT
r ■' 1—»—
11
Iw n Pr FrriTi
V enÉs Bsaade“i lai forma
i *
Tratado musical P F Afecto y drama
original.) La «necesaria variedad» de idea principal e idea comple- dencia entre grupos. De aquí que no estemos ante un «desarrollo» se-
mentaria no debe amenazar la «necesaria unidad» de la pieza musical; gún el concepto de Haydn o de Beethoven: ni al comienzo -donde
así pues, siendo fíeles al afecto básico, limitémonos a contemplar el «canta», en lugar de «elaborar»-, ni en las síncopas, que oscilan ar-
mismo «asunto desde muchos puntos de vista». mónicamente con menor amplitud que en la caída por quintas -hasta
La variedad articulada en pequeños fragmentos motívicos del movi- L4^ de la exposición. (O visto desde delante: considerada armónica-
miento de sonata clásico temprano denota únicamente observaciones mente. la exposición tiene ya visos de desarrollo, no sólo en su caída
distintas de la misma cosa; de aquí que eV segundo tema no se enten- hacia el ámbito del |, de los cc. 29 ss. -donde no tendría más remedio
diese como una contraparte del primero que da impulso a la forma, que ir hacia arriba, hacia la tonalidad de dominante del segundo
sino sólo como otra formulación de éste (por decirlo de algún modo). tema-, sino también en sus descensos de quintas de los cc. 60 ss. La
2. Por regla general, Mozart componía grupos de temas, asociacio- moderación armónica de la sección de desarrollo toma esto muy en
nes de varias ideas. Estúdiese de nuevo, en el primer movimiento de cuenta.)
su Sonata para piano en Fa mayor, KV 332 (v. pp, 90 ss.). el modo El tema secundario (c. 41) entra aquí en la exposición, tras un si-
en que la armonía sustenta y subdivide esa diversidad conceptual. Re- lencio. Esto es algo que presenta p^elismos con otros movimientos
sulta de ello una forma de entender el «tema» o el «desarrollo» (que de sonata de Mozart. En los movimientos ricos en ideas, particular-
en Mozart se agota, no pocas veces, en una mera secuenciación múlti- mente. el silencio llama la atención -por decirlo de algún modo- so-
ple de elementos temáticos) completamente distinta de la de Haydn o bre nuevas secciones formales. Con ocasión de ello, un rasgo armóni-
Beetiioven. Los compases 1-22 de la Sonata en Fa mayor, el primer co distintivo subraya entonces la cesura formal. Si la sección anterior
grupo de temas, no hacen sentir sus efectos. Claro está que uno puede acaba con una semicadencia, esta parte reaparece sin cambios en la re-
buscar relaciones, como se indicó en la página 90; pero éstas se man- exposición. En la exposición. Mozart utiliza la dominante semicaden-
tienen en un plano profundo; se trata m^ de vbiculos asociativos que cial simplemente como nueva tonalidad del segundo tema. Por el con-
Comienzo del segundo tema (Fa m.) .
de deducciones lógicas. De los temas no se extrae la menor conse- trario, en la reexposición la emplea como verdadera dominante de la
cuencia. Simplemente están ahí, perfectamente evidentes y plácida- tonalidad principal -y este corte armónico hace resáltar el aspecto
mente ensimismados: son las piezas de una arquitectura artística, y no Aformal:
título de comparación, estúdiense los primeros movimientos de las
punto de partida de ninguna explicación. Ni el propio desarrollo los Sonatas D--------------—
para piano de Haydn en do menor, Hob. XVl/36 («segundo» tema, en Mi
aprovecha -más bien al contrarío; éste comienza (c. 94) con un tema
nuevo que se refiere al inicio del grupo final (c. 71) sólo en el aspecto ma-
rítmico:
-----------------------------=»--.
Pero sería erróneo degradar los movimientos de Haydn a un «toda-
vía no», a un nivel previo a la «verdadera» forma de movimiento de
P' sonata (de Beethoven). Lo único que sucede es 2.*que lema detrás de ellos hay
,169
168
if/llk í Tratado de
' la..............*
forma musical t■ lg ■ t '
F Afecto y drama
ÍReejqpotición)
171
170
como la imagen ampliada de una armonía que ya fue expuesta en el
tema principal, primero de forma cantable y después en un jugueteo
de figuras:
Compás 1 -j
« * 10 11/12
l *teraa
Exposición
AU.
172 173
Tratado F Afecto y drama
Tratado«fe ¡a forma
de ¡a forma musieat
musical
F 4pctoydnumt
op. 1, de Johannes Brahms, el modelo de Beethoven produce un enor- evocación, un punto de referencia tonal. Sin embargo, la sustancia te-
Si estuviese en Re mayor, en la rcexposicíón se presentaría en la tonali- En Haydn, y más aún en Beethoven, se encuentran ya las raíces de
me efecto. El tema principal del primer movimiento asocia el pathos mática de los tres primeros compases sí que es propiamente suya:
dad principal, Sol mayor. Obedeciendo á esta transposición regular de tal evolución. En medio de la exposición del primer movimiento de la
de la Sonata Hammerklavier en mayor, op. 106, de Beethoven,
quinta, este tema en mayor se ejecuta en la reexposición primeramen- Sonata para piano én Re mayor, op. 10, 3, de Beethoven (cc. 67 ss.),
te en mayor, y sólo después, una vez más, en Sd maytx. hallamos
Mlftig un fragmento de 26 compases con marcado carácter de desa-
bewegt [ModeratoJ
Con todo, el Si mayor de la exposición no es una arbitrariedad ar- rrollo; este pasaje divide el tetracordo descendente del comienzo del
mónica, sino consecuencia del principio del Allegro
movimiento. Sucede que movimiento.
el comienzo cadencia ya sobre la dominante, Re ... R mayor -de forma que
Re mayor queda «quemada», por así decirlo, como tonalidad para el
segundo tema—. El esquema armónico de este inicio deja claro el
¡ti
modo en que el centro tonal, Sol mayor, queda cercado por dominante
y subdominante; lo que sustenta la forma es el proceso armónico-.
y.
J. 8Brahms, op. 1 k 19 20/21 22 23 .106 «
í - -1 - *2
U------) ©
3 una gran área en Si^ mayor, al principio (c. 134), y otra eñ La mayor
antes del final (c. 168), con etapas entre ambas en sol menor (c. 150)
-
A título comparativo, estúdiese
------ "
el comienzo de la Sonata para piano en y en Mi^ mayor (c. 158): esta parte del desarrollo no es un recorrido
DoP-- '1 ||. 1 '1 ^1
n temático, sino marcadamente armónico.
maye», 52 (Sonata Waldstein). En ella, D y S quedan envueltos en un es-
—H
quema similar, sobre un bajo que cae cromáticamente desde Do hasta El ejemplo nos muestra que un desarrollo no requiere
Sol; cc. inexcusablemente la
1-4: (S D) D / cc. 5-8 (como secuencia): (S D) S s. La tonalidad inicial, elaboración temática. Los cursos armónicos pueden dominar de fonna
Sol absoluta.
mayor o Do mayor, se ve perturbada en ambas sonatas: no es una Estudíense, como elemento comparativo, los primeros movimientos de:
tonalidad Beetho-
principal estable, sino una subdominante secundaria de sti dominante. ven, Sonata para piano en re menor, óp. 31, 2 (La tempestad)^ Haydn,
La Sona- Sonata
ta Waldstein extrae de ello la misma consecuencia que la Sonata en Sol para piano en Sol mayor, Hob. XVI/27 (con un desarrollo armónicamente
mayor: exci-
el segundo tema no aparece en la dominante, sino en otra tonalidad más tante: los primeros 16 compases van entrecrur^do las cadencias, de tal
aleja- forma
da y con relación de tercera con la principal. Mi mayor (c. 35). que la tonalidad alcanzada se transforma en la correspondiente
subdominante
4. La retraspectiva histórica -la observación y conocimiento prác- de la cadencia siguiente. La excitación armónica es trasladada al final
tico de los posteriores siglos XDC y xx, sobre todo de este último- del desa-
confirma con mayor razón la primitiva energía formal de la armonía. rrollo. El ritmo armónico se acelera desde cada dos compases, vía uno
Su importancia se nos hará patente justo por el hecho de que el pensa-
a uno,
hasta .cada medio compás; la secuencia por intervalos de quinta
miento apunta hacia lo temático con una insistencia cada vez mayor
comienza en-
(también de forma tanto más perentoria cuanto más lábil se hace la ar-
tonces a correr y vuelve a su sol menor de partida; estamos ante una
monía). El factor temático va engullendo Analmente la forma de mo-
174 175
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Tratado de lo forma musical g Ei aconlecimieitio de la reexposición
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21 22
23
El movimiento tiene dos secciones y cada una de ellas ha de repe-
tirse (al igual que gran número de movimientos de sonata más tardíos
prescriben aún la repetición de exposición y de desarrollo/reexposi-
cíón). El curso armónico se ajusta a la norma de la pieza de suite en
modo menor (como posteriormente en movimientos de sonata): la pri-
mera sección lleva a la relativa mayor (Fa mayor) y, desde ahí, la se-
gunda vuelve a la tónica -pasando por la dominante, La mayor-. Una
vez más, los grupos de cuatro compases demarcan las etapas armóni-
cas (algo comparable al movimiento de Haydn de las páginas 166 s.):
c, 4, tónica; c. 8, relativa mayor en posición de tercera\ c. 12, caden-
cia interrumpida con retardo (posición de tercera); cc. 15/16, cadencia
conclusiva sobre la relativa mayor, en posición de octava. La se-
gunda sección queda dispuesta de forma concordante con la ante-
rior: c. 20 (análogo a tónica de c. 4), relativa mayor; c. 24, semíca-
dencia a la dominante; c. 28 (cómo en c. 12), tónica en posición de
tercera^ cc. 31/32, cadencia conclusiva sobre la tónica, en posición de
octava. Quedan así engarzados unos compases que realizan un juego
de Fortspinnung articulado en pequeños fragmentos y que reúnen lo
180 181
Tratado d« ¡o forma musical
C S acoHleelmlMto
G S acontecimiento de la ree:^^lclón
de la rtexpotícMn
Tratado de ta forma musical
u
11-: T D : 11: D cadencia T:|
Con su gran configuración articulada en cinco secciones, el aria da
'—«Exposición»—' '-------- «Desarrollo»--------------Reexposición-*
capo es la fonna de aria predominante en el siglo xviii. A una prime-
Mov/mie/Uo de sonata ra parte dividida en dos secciones (A), se le contrapone una parte cen-
tral (B), a la que sigue la reaparición de A, La reexposición que re-
Uno de los muchos ejemplos de esto es la cuarta de las «Württember- dondea la forma no está escrita, sino que viene reclamada por la
gischen Sonaten» [Sonatas de Württemberg] (1744), de Cari Philipp indicación da capo (ital., desde la cabeza = desde el principio) o dal
Emanuel Bach. Su movimiento inicial en. Si^ mayor sigue el esquema segno (desde el signo); conforme a la práctica interpretativa de la épo-
de pieza de suite y contiene, en la segunda sección, la preceptiva ca- ca, el cantante adornaba con improvisaciones la reexposíción.^ Tal for-
dencia sobre la tonalidad relativa de la tónica (sobre sol menor). In- ma esquemática no es una mera fachada, sino reflejo de una actitud
mediatamente después de esta cadencia —y casi de repente, preparada humana. Mientras que en el recitativo secco (p. 52) se relata una ac-
sólo incidentalmente por la dominante Fa mayor que se insinúa en el ción dramática, en el aria los acontecimientos se detienen, se entre-
b^o- entra la reexposición en la tónica: gan a un afecto; pero el enunciado de la emoción, de "un afecto, se
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Ritomello
(C. 1-4/18-22) 60
57 58
186 187
Tratado de ¡a forma musical G El acontecimiento de ¡a reoxposicióH
188 189
Tratado de ¡ajórma musical ___________________________________________________________________,
G Et acoHtectmtento de la reexposlcifyi
se abren con este tipo de giro al movimiento que les sigue: la entrada muestra estéril la pretensión de fijar un modelo general de forma que
de este último en la tonalidad principal se conviene así en obligada resulte válido. Ño obstante, sí que podemos detallar factores formal-
respuesta formal.) mente decisivos, aplicables, por lo general, a los movimientos r^i(k>s
De otra parte, el primer acorde se vería intensificado por la altera- extremos. ‘
ción ascendente de la sexta ^bre el bajo (de re a re^), que es la fun- A menos que lo preceda un solo con carácter demostrativo, al co-
damental de s (en el ejemplo de Beethoven, f^ en vez de fa). Esta in- mienzo del movimiento tqiarece un' ritomeüo orquestal -como en el
tención de carácter sensible convierte a la subdominante menor aritK. Al ñtomeÜo inicial le responde, al final, un ritomello conclusi-
funcional en una dominante secundaria; pensando en la menor: domi- vo. Este último apostilla formalmente el movimiento; desde el punto
nante secundaria [si] re| fa| la con quinta rebajada en el bajo (fa en de vista armónico se halla de nuevo en la tónica -marcando así un
lugar de faf): cierre definitivo-. Porque, en su intercambio con las partes a solo -los
episodios-^ él ritomello había reaparecido anteriormente varias veces
en distintas tonalidades uñiese literalmente o con variantes, completo
o sólo por fragmentos, con repetición o con inversión de sus partes:
sus continuos regresos pueden resulur de una variabilidad plena de
fantasía-. Para los sucesivos intercambios de episodios solistas y ritor-
neili en tutti no hay prefijados ni número ni tempo. En Vivaldi alter-
La tendencia acrecentada hacía la dominante refuerza más aún su ca-
nan cuatro y más ritomelli con los correspondientes episodios. Por lo
rácter de cesura, la cual reclama un complemento y una continuación.
demás, solo y tutti no se limitan, en, modo alguno, a sucederse tran-
En el aria de Pergolesi, tras la pregunta se encuentra el giro frigio.
quilamente el uno al otro: «episodio» y ritomello van dándose la vez
en una precipitada carrera de relevos, propiciando así un jugueteo con-
certante.
Tampoco están prefijadas las tonalidades de los ritomelli centrales
o el orden con el que aquéllas se suceden. (Chiatro ritomelli con T D
rT T son una versión concreta, pero no constituyen nonna fija en Vi-
valdi -contrariamente a la imagen que suele albergarse-; por lo de-
Sin embargo, en lugar del esperado fa| menor siguen, repentinamente.
más, hay muchísimos movimientos que, en su alternancia de solo y
Re mayor y el ritarniUc: tanto armónicaménte como por carácter, ca~
tutti, o por su inquietud modulatoria, se sustraen a un inventario defi-
dencia rota y rítomello niegan una respuesta a la pregunta planteada.
nitivo.) Por lo general, un ritomello intermedio puede aparecer en
todos los grados propios de la escala (1-VI). En todo caso, los movi-
mientos de concierto de Vivaldi cultivan una jerarquía: eñ modo ma-
FORMA DE MOVIMIENTO DE CONCIERTO yor dominan III (rD), V (D) y VI (iT); II (rS) es menos firecuente y
IV (S) comparativamente raro. Sin embargo, en modo menor se favo-
El aria da capo y el movimiento dé concierto tardobarroco se pare- rece la introducción de la ton^dad relativa mayor, ¿n lugar de la do-
cen entre sí: ambos tienen en común la alternancia riíomello-soio y el minante.
soporte de una determinada ordenación armónica. Antonio Vivaldi Los episodios tienen también la función de llevar hacia las distintas
desarrolló de manera ejemplar.la forma del movimiento y la sucesión etapas armónica de los ritomelli': los solos modulantes conducen'a
de movimientos (rápido-lento-rápido); Johann Sebastian Bach -que Utíti muy bien deudos tooalznente. Se i^oduce, además, gran . canti-
transcribió algunos conciertos.de Vivaldi- hizo suya la forma: véase dad de otras muchas combinaciones. El ritomello puede modular vol-
como muestra su líalianisches Konzert [Concierto italiano] para clave. viendo sobre sus pasos, mientras el episodio permanece en la tonali-
En los más de cuatrocientos conciertos escritos por Vivaldi se de dad a la que se ha llegacto^ Ritomello y episodio conducen muy a
192
193
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aconlecínitenlo de la reexposictóti
Tratado de la
Tratado defortna musical
ia forma musical o B acmt^ctmienlo de la nexpostelin
it Cjl¿rrrrrif
................. . . ..............—f r- ' I—' — K T______ I—-I_______ 1-, U. .................. .1 armonías « 8
10 d
se tambalean arriba y abajo a lo largo de 30 compases, imprevisibles-
erráticas,
15« 199
El último movimiento de la Sonata para piano en mayor, op. 7,
de Beethoven, concuerda con este modelo (estúdiense también los mo-
vimientos finales de las sonatas para piano en mayor, op. 22, de
Beethoven, o en Re mayor, KV 311, de Mozart):
■ Estribillo
202 203
Tratado de ¡aJornia mttskdl H La ¡dea de lo cíclico
Mediante tales referencias, en el ciclo se origina una coherencia Am die feme Geliebíe [A la amada lejana], op. 98, de Beethoven. La melo-
musical interna^ explícita o encubierta, que cala más profundamente día de la primera canción reaparece al final: su «weit bin ich von Dir
que la cohesión debida al texto: Die sch&ne Müllerin lee como his- geshie-
toria del aprendiz de molinero, Winterreise como sucesión de imáge- den» fme he alejado tanto de ti] se transforma entonces en un «vor
nes, como estaciones de un errar sin destino. diesen
La unidad del ciclo puede alcanzarse también por otros medios. Licáem weichet, was gescHicden uns so weit» [retrocede ante, estas
Veamos dos ejemplos significativos:
canciones
lo que tanto nos separaba]. Los seis Lieder enlazan sin la menor cesura,
1. Robert Schumann, Frauenliebe und~leben [Amor y vida de mu-
en tm
j»], op. 42. La parte de piano del primer Lied reaparece al final como único impulso inmenso y anhelante: pasan del uno al otro bien
profundo paréntesis formal (con este fín se la plantea desde el co- directamente
mienzo, tanto en carácter como en técnica compositiva). El Lied final (del 3 al 4), bien mediante pequeños intermedios.
queda separado de los demás como por una grieta: cambio brusco a re
menor, «Adagio» en el tempo, composición de tipo recitativo y decla- 2. Robert Schumann, Liederkreis [Ciclo de canciones], op. 24 (so-
mación como petrificada. Ello porque, después de lo que sucedió con bre Heinrich Heine). En este caso, lo que crea relaciones y une los
anterioridad, se refiere, traumatizada, a la muerte del esposo amado Lieder en un ciclo armónico es, sobre todo, la disposición de las tona-
-diatonismo inerte mientras se habla de «Du» (tú] (cc. 1-7), voluble Las tonalidades inicial y final son idénticas (Re mayor). La segunda
cromatismo, después, al referirse a «Ich» [yo]-. La semicadencia (La
mayor) deja abierto el Lied. El trueque de dominantes (la tónica de la
• canción no abandona el plano armónico de la primera (si = tonalidad
relativa de Re). El siguiente cambio, a modo mayor (3), determina
_
dominante, La mayor, se convierte en tercera de la dominante secun- también los Lieder 4/5 y 8/9. Además, mediante el cambio de género
daria Fa mayor) > JJI nos 1 aleja hacia la tonalidad y el mundo de la canción tonal. Si mayor (3) se nos revela como dominante de mi menor (4).
if Un
inicial, colocada
- ■ ■' '■ - detrás del «recitativo» como lo estaría normalmente Esto se mantiene como principio armónico: las tónicas de los Lieder 2
un...8
«aria», - ber fragt mich nur nicht: wie? . nicht: wie? a 8 descienden por quintas (sí-mi-la-re). A la proximidad coral de la
[...mas ni me pre - gun • tes: ¿cómo? ¿.c6 - mo? octava canción le corresponde la antigua cláusula conclusiva del modo
F rit. rjí.
G.9 1 1 1 Tempo como el primer Lied
frigio; este giro, convertido en símbolo de interrogante (v. p. 191), la
abre de nuevo, por vía de la dominante, hacia el Re mayor del Lied
lo que se confirma después es La mayor (cc. 2-4). La mayor actúa como domi-
nante de Re mayor (3), Re mayor como dominante de Sol mayor (4)...
MISA
«Kyrie», «Gloria», «Credo», «Sanctus», «Agnus Dei»: el ordina-
rium (p. 35) consta de cinco partes autónomas^ -en lo que concierne a
su puesta en música; el concq)to de «misa» ha quedado muy merma-
do en el sentido musical-. Cada una de tales partes es independiente
de las otras, tanto en su función como en su lugar dentro de la litur-
gia. Y cada una de ellas tiene en el gregoriano las correspondientes
melodías propias, destinadas a ella -por ejemplo:.para el «Kyrie»,
aparte de otras, está la que eligió Maichaut para su «Kyrie I» (pp. 115 s.).
Cuando en el siglo xv se pone música por vez primera a una misa,
sirviendo de sustento a todas sus partes las propias melodías grego-
rianas, ello constituye un acontecimiento revolucionario. El pensa-
miento puramente musical se antepone así a lo litúrgico. Aquellos
elementos que se dan por separado en el proceso litúrgico, y que son
musicalmente independientes, quedan concentrados en un ciclo. La
’ El «Benedk&is», que en las misas campuestas se coloca generalmente por
separado,
es una partt integrante del «Sanctus». La separación fóimal ha sido consecuencia de
los
condicionantes litúrgicos: un «Sanctus» demasiado laigo -al que seguía en la misa la
con- Estudíese el correspondiente papel de la armonía en el ciclo de
Schumann
sagrad^ del pmi y el vino- amenazaba con rtíardar el deranollo litúrgico. Pm* este
Dichterliebe. op. 48. El Lied 1 vacila entre fa| menor y La mayor; acaba sus-
moti- pensivamente con el Re’ sobre fa} menor. El Lied 2 se inicia sólo con las
vo, el «Benedictus» quedaba s^aradó y se cantd» tapuis de la consagrad<^ En la
mismo y cargado de significación: la misa notas se convierte en obra de arte
206 207
musical.
El compositor está obligado a una melodía dada (cantus firmus,
abreyidado c. f.), que es punto de relación con el ordinarium. No obs-
tante, aquél puede someterse a ésta en muy distintos grados, según
nos ponen de manifiesto dos misas de Josquin: en la forma de tratar el
nivel de vinculación libremente elegido, el compositor determina la
magnitud .y el tipo de su libertad de creador.
La tardía Jl/trja aPange lingua»f de Josquin, se basa en el himno
gregoriano del mismo nombre; es decir, que el correspondiente c. f. da
su nombre a toda una misa. El hinmo consta de seis versículos:
to -» tenor/bajo. Además,
Chri-ste « '
cada una de las ' ■invocaciones -como el «Ky-
, Chri’Ste
rie» en su conjunto, de principio a fin- es un impresionante cres^
cendo deacórdico.
. C. 35. contralto, (4): Todas ellas comienzan a dos voces y acaban a cuatro:
■Jl el «Kyrie»
-------------------- , 1 1 ' , 1I,T=r con
i—1- sólo J 1 j f l;, 1=---1
un acorde final mantenido; el «Christe», con
mayor agitación
J <f.J J J 11 1 J.
en una de -----------------
las I voces,
¿
y el «Kyrie» 11, con
son
bastante
8 movimiento
e ■ leí - en otras dos de ellas. Para la repetición, enormemente ex-
presiva, las voces se reúnen hacia el final del «Kyrie» 11 (v. p. 46).
Estos procedimientos compositivos -medios para una ferviente sú-
plica de misericordia- sustentan la construcción formal, derivada del
propio c. f De las seis líneas del himno, cada dos de ellas sirven de
base, respectivamente, a cada una de las tres invocaciones. Así pues’
las tres imprecaciones comienzan con los pentagramas 1, 3 y 5; las lí-
neas que les siguen en cada caso entran hacia la mitad, mientras que
otras voces cubren la cesura: compás 9 («Kyrie» I), línea 2 en el bajo,
imitada por tenor (c. 10) y soprano (c. 1Í); compás 35 («Christe»), lí-
nea 4 en el contralto, imitada por bajo (c. 37), soprano (c. 42) y tenor
(c. 44); y compás 58 («Kyrie» 11), línea 6 en el soprano, imitada por
el bajo (c. 60)/
Pan-ge lin-gua gk>-ri - o I Cor - po - ris mys-te - ri - um.
Las notas de cada línea forman parte de la versión de Josquin; el
himno, por su parte, se pierde como tal. Su melodía no se conserva
como melodía concreta, sino que funciona como mera sucesión de no-
tas. Cada serie de notas queda transmutada en algo propio por las sub-
divisiones del texto^ por las diferentes tramas melódicas y, sobre todo,
por las respectivas configuraciones rítmicas individuales. Para experi-
mentar esta transformación en toda la belleza de su movimiento jadean-
te y de su conducción lineal no basta con la lectura en silencio: hay
que cantar las líneas (1) a (6) del himno y confrontar su canto con las
voces correspondientes que damos a continuación:
209
208
Tratado de la firma musical
H üt Idea t/e lo cicUeo
212
213
Tratado de la forma musical H La idea de lo cíclico
Esto ya no tiene nada que ver con la «liturgia», sino sólo con la con-
figuración musical: el modelo elegido tiende a elucubraciones creado-
ras con las qué el compositor podía demostrar su oficio contrapuntísti-
co y su sentido de la forma. En principio, no es algo distinto de lo
que sucede posteriormente cuando Bach realiza versiones de concier-
tos de Vivaldi, o cuando Brahms escribe sus Variationen über ein
Thema von Schumann [Variaciones sobre un tema de Schumann]: se
trata de música sobre otra música.
El hecho de que tras el cambio estilístico acaecido hacia 1600 se
haga retroceder, hasta abandonarla, la vinculación a un cantus firmus
significa la pérdida de la unidad cíclica inmediata. Pero también, al
mismo tiempo, la ganancia de una absoluta libertad de configuración
formal que saca provecho de lo que la actitud y el texto del ordina-
rium ofrecen ya de por sí. Porque, según su actitud, las partes de la
Pa irem om-ni-po - - ten- tem
misa se agrupan en tomo al «Credo», que actúa como centro,
Resulta extraño, en principio, que Josquin tome como base una serie
neutra de notas justo en una misa. Claro está que ello nos prueba, sen- «Kyrie» «Gloria» «Credo» «Sanctus» «Agnus Dei»
cillamente, la primacía de una voluntad de creación musical. Después Súplica Alabanza Profesión de fe Alabanza Súplica
de que la misa se revelase de una vez como obra musical y de que se
la eximiese de su compromiso exclusivamente litúrgico, se suprimió
el «Aghus» vuelve, por así decirlo, al punto de partida. Resulta enton-
también su obligación a un patrón gregoriano. El hecho de que se hu-
ces comprensible, desde el punto de vista de la significación -y no
biese creado un vínculo musical resultaba más decisivo que el con qué
sólo como redondeamiento cíclico-, que un «Agnus» recurra posterior-
se había creado: además de cantos gregorianos (como el «Pange lin-
mente a la música utilizada en el «Kyrie»: en la Misa en Do mayor,
gua»), en el siglo xvi se tomaron también como modelo melodías op. 86, de Beethoven, la coda -un último «dona nobis pacem»- reco-
profanas, o incluso grupos de notas libres elaborados precisamente a ge los compases iniciales del «Kyrie»; en su Misa en Do mayor, KV
partir del sistema tonal. Tales cambios de fundamentación formal son 317 (Kr&nungsmesse [Misa de la coronación]), Mozart coloca a la úl-
menos un indicio de secularización (así se los suele valorar) que ex- tima invocación del «Agnus» (c. 57) la melodía inicial del «Kyrie»:
presión de una creciente independencia musical. En este sentido, la
misa de parodias' del Renacimiento tardío ya mucho más allá. Toma
ésta como modelo toda una composición polifónica de autoría propia
0 ajena: un motete, un madrigal, una chanson francesa. Todas las par-
tes de la misa se basan en la composición elegida. A menudo, tal
Ky - ri - e. - ton
composición se canta en el «Kyrie» de forma relativamente fiel -po- cem
«do - na no
dríamos decir que para ofrecer una primera presentación de la mis-
ma-, mientras que las partes siguientes pueden tratarla de modo tan
libre que el original queda casi irreconocible (con adiciones, elimi- Resulta difícil valorar en todo su alcance el hecho de que el texto del
naciones, cambios, inversiones, combinaciones arbitrarias, etc.). ordinario de la misa haya permanecido inalterado durante siglos. Sólo
así pudiera elaborarse directamente topoi de la musicalizáción —fuese
En general, parodia alude al uso de composiciones profanasen la en los detalles (movimientos ascendentes del «Credo» cuando se cita
música eclesiástica.
(N.dclT.)
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214
Tratado de la fortna muífcal
H La idea de lo cíclico
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217
Tratado de ¡afirma mttsical H la idea de lo cíclico
ra: el movimiento central lírico-cantable queda enmarcado por un mo- dir jovi^mente a quien escucha. El hecho de que la Sonata para piano
vimiento inicial rápido, normalmente en forma de movimiento de en L4 mayor, op. 26, de Beethoven no comience con un movimiento
sonata, y por otro final, también rápido, preferentemente en forma de de sonata, sino con una, serie de variaciones, nos lleva a un platea-
rondó. El hecho de que al primer movimiento rápido le preceda en miento extraordinario: «Allegro con variazioni»-«Scherzo»-«Marcia
muchos casos una introducción lenta es, por lo demás, una reliquia de funebre»-«Allegro». Similarmente a esta sonata, en la Novena Sinfo-
la obertura francesa} la introducción de Haydn citada en la pági- nía de Beethoven se cambia la posición tradicional de «Adagio» y
na 164, con su ritmo de puntillos, conserva aún las características de «Schérzo»: el «Adagio», en otros casos sofocado y sofocante junto al
tal obertura. impetuoso movimiento inicial, aparece como punto lírico capital en
La estructura en cuatro movimientos surge únicamente por la inclu- tercer lugar.
sión del minué, danza que se había incorporado anteriormente, esti- La dependencia recíproca de todos los elementos deja claro que, en
lizada, a la suite barroca (p. 237); ya en Haydn, pero de modo par- las sinfonías de Beethoven -de impresionantes efectos-, hay dos pro-
ticular con Beethoven, es sustituido por el Scherzo, más rápido y blemas que ocupan el foco de atención: la configuración del «Finale»
nervioso. El ciclo sinfónico de cuatro movimientos sirve también y, en relación con ello, la forma cíclica global. Frente a un movimien-
como modelo a las obras de música de cámara, como el cuarteto de to de sonata inicial, un «Finale» en rondó -también en la forma mixta
cuerda, y a las sonatas para piano (sin ser, desde luego, un patrón vin- de rondó-sonata- resulta más bien ligero; comienzo y final no se equi-
culante -las sonatas para piano de Mozart, por ejemplo, son todas, sin libran según sus pretensiones e importancia. Las Sinfonías Quinta y
excepción, a tres movimientos-): Novena de Beethoven reaccionan a esto de modo muy particular: en
la Quinta, el soberbio «Finale» en Do mayor se convierte en punto
Allegro Andante (Adagio) Minué/Scherzo Allegro (Presto)
culminante; tras el conjurante «durch Nacht zum Licht» [a través de la
noche, hacia la luz], todo apunta, desde el principio, al grandioso
Sin embargo, el cambio esencial es profundo si comparamos con la
final. En la Novena, el «Finale» coral hace saltar por los aires todas
sinfonía de ópera. La sucesión clásica de movimientos supone algo
las normas sinfónicas. La regla, establecida por estas obras, hizo del
más que el mero contraste de elementos complementarios. Su ciclo
«Finale» una piedra de toque y un desafío. Lo importante va despla-
recorre un camino en el que se reúnen el discurso humano y un calcu-
zándose cada vez más hacia atrás. £1 curso cíclico original se disuelve
lado efecto musical: desde .el relevante movimiento de sonata, que
al final, en un movimiento juguetón. En la última parte del siglo xix,
provoca un espíritu y un pensamiento despiertos, al final vivo y desen-
este trayecto se acumula hacia el final, constituyendo una concentrada
fadado, pasando por la profundidad emocional del movimiento central.
inmensidad; en las sinfonías de Gustav Mahler el «Finale» es, definiti-
La interpolación de un minué puede tender puentes: actúa como inter-
vamente, el movimiento capital.
mediario entre centro y final, entre profundidad e ingeniosidad, éntre
La forma cíclica global se resolvió por distintos medios. La 3.* Sin-
el vivir y el pasar; y media entre sus tempi, qué son empujados de ese
fonía eri re menor (1896), de Mahler -que incluye voces de canto, al
modo hacia el final.
Poro tanto, todos ios factores se condicionan mutuamente (de modo igual que la 2.*, 4.* y 8.’, y como la Novena de Beethoven se amplía a
que también otras soluciones formales derivan su sentido del conjun- seis movimientos. Mahler la divide en «secciones»; el gran movimien-
to): el número de movimientos, su carácter^ su forma y su posición. to inicial es la primera y los movimientos 2-6, la segunda: el discurso
Una sonata puede realizarse con tan sólo dos movimientos,’ de manera cíclico no está pensado como adición de movimientos singulares, sino
tal que excluya directamente un tercero o ún cuarto. El encanto y la en grandes oleadas, como dos complejos de ideas cerrados. Al co-
alegría de un rondó sólo adquieren su significado al final, para despe- mienzo del «Finale» de su 5.* Sinfonía, en SiV mayor (1875-1878),
Antón Bruckner cita movimientos anteriores -de nuevo como en la
’ Caso délas Sonatas para piano en Fa mayor, op. 54; enFa mayor, op. Novena de Beethoven-: se trata de una restrospecdva recordatoria que
78. en mi menor, trae al presente, por unos momentos, aquello que fue. Robert Schu-
op. 90, y en do menor, op. 111, de Beethoven. raann interrelaciona la temática de su 4.‘ Sinfonía, en re menor (1841/
218 219
H La kiea de ío cíclico
'nwadodelafiirma musical
do al efecto conclusivo de ésia<cc. 729 ss. -v. cc. 319 ss.*-). El nie in einem Satz [Sinfonía en un movimiento], 1951/1953; Manfred
comienzo Trqjahn, L* Sinfonía, 1973/1974); o, como alternativa, hacia una mul-
emerge de la introducción lenta (cc. 1-7); sus compases 2/3 señalan tiplicidad demovimíentos totalmente libre: la inmensa 3.* Sinfonía
también
(1976/1977) de Wolfgang Rihms, con coro y voces solistas, tiene cua-
(transportados) el final (cc. 750-754).
Temas de la exposición; tema principal articulado en dos partes (cc. tro movimientos, de los cuales los dos primeros se subdividen a su
8-17); vez en cuatro o dos partes. Las reglas se han esfumado: la «sinfonía»
un segundo tema (c. 105); el tema de los cc. 153 ss., segunda idea y la «sonata» quedan abiertas a cualquier redacción y forma.
secundaria
por su carácter y rango, se obtiene por aumento del tema principal (cc.
14 ss.). VARIACIÓN
También otras veces se llevan a cabo cambios característicos:
compárense los Variación -«cambio»- designa un principio y una forma.
cc. 9-13 con su incursión en el lirismo a partir del c. 124 y con su
El principio de variar -sea como jugueteo con las modificaciones,
transforma-
ción en arrebato entusiasta de tonos conclusivos en los cc. 682 ss., la como continuación hacia un objetivo o como mera formulación de co-
robustez sas siempre distintas- es un procedimiento compositivo fundamental.
de elab(»ación de los cc. 153 ss. con los cc. 255 ss., o loscc. 105 ss. Cuanto más variables sus fundamentos, tanto más distintos los resulta-
con los dos: la variación posibilita cambios vivificadores y generadores de in-
escindidos y «pesante» cc, 297 ss. tensidad, desarrollos coherentes y transformaciones en los procesos. Es
La parte central (cc. 347-459) es un montaje libre, expresivo y la condición previa de las variantes (p. 24), de la elaboración motívico-
rapsódico de temática (p. 95) y de la variación progresiva [en desarrollo] (p. 102).
temas de la exposición (c. 349 y, de nuevo, 433 = 153/363 = 105/394 =
Como forma, «variación» denota una sucesión de fragmentos o de
331).
movimientos independientes que interpretan modificaciones sobre la
La Sonata puede y debe renunciar a un «desarrollo» tal como éste se
conci- base de un tema o en el propio tema. La serie de variaciones puede
be normalmente; puede, porque exposición y reexposición están ya formar parte de un conjunto mayor. En las sonatas para piano de Beet-
dominadas hoven se encuentra tanto al comieTizo (pp, 26, en L4 mayor), como en
por la técnica del desarrollo, en una permanente elaboración y medio (op. 14, 2, en Sol mayor) o al final (op. 109, en Mi mayor). Si
metamorfosis una serie de variaciones se plantea por sí misma como ciclo, tanto más
del tema principal; debe, porque la parte central actúa al mismo tiempo tiene que hallar en sí misma una coherencia y un sentido. Las Variacio-
como nes para piano en Fa mayor, op. 34 (1802), de Beethoven, extraen de
«Adagio» del ciclo de la sonata. La exposición funciona simultáneamente
ello una consecuencia nueva y radical. Y el tema es de suyo inusual. AI
como
«Allegro» del ciclo y la reexposición es. a la vez, su «Finale». igual que otros muchos temas de variaciones, presenta externamente una
Podríamos pre- forma de Lied temario: 8 (período) + 6 (ampliado internamente en dos
sumir un «Scherzo» en los cc. 460 ss. -la verdadera reexposición compases, cc. 12/13) + 8 compases. Sin embargo, su actitud se sale de
entraría en- lo corriente. Un tema de variaciones normal es siempre pegadizo -el
tonces sin que lo percibiéramos (c. 523 = 25)-. Un enfoque de este tipo oyente ha de retenerio en la memoria para poder relacionarlo con las va^
resul- naciones-; es agradable -al oyente tiene que gustarle, para que'manten-
taría menos creíble, pues la ya citada introducción lenta (cc. 453-459) y ga su interés en lo que viene después-; está planteado con sencillez,
la para no anticipar nada de su posterior desarrollo; y es discreto, para no
conformación de los compases siguientes (cc. 460-467) señalan
disputar su importancia a las variaciones. El tema de Beethoven -4ie
inequívocamen-
te la «reexposición». aquí el consecuente del período inicial-
222 223
S e
Thttado de la forma musical
/Z LJ idea de lo cíclico
Tmiado de ¡a Joma musical H La Idea de lo efelico
; "T*del
incursión LJ modo menor, sobre todo, fascinó con manifiesta contun-
dencia a los compositores clásico-románticos: todos los temas de va- Tema Var. 1 2 3 4 5 6 Coda Tema
224 225
Tratado de ta forme musicat H LaideaikiocicHeo
Hay obras posteriores que vuelven a hacer productiva la técnica cercanía o lejanía respecto al tema, de su situación al filial (porque el
contrapun-
hecho de que la última variación sea al htismo tiempo el final, que siga
tística. Estúdiense: Haydn, Cuarteto (te cuerda oi Do mayor, op. 76. 3,
o no una cosa de carácter temático, que se repita otra vez el propio
segundo
movimiento; Beethoven. Variaciones 1-3 de su ciclo op. 35, en maycu*. tema o incluso que sea una fuga lo que constituye el final, todo ello
es algo que está en función del conjunto). De aquí que intentemos fi-
jar posibilidades de variación, más allá de los dos tipos paradigmáti-
Trabando y nuevas configuraciones. Claudio Monteverdi, en su cos referidos; no pretendemos ofrecer aquí cinco compartimientos
Otfeo (1607), dejó establecida compositivamente una práctica improvi- estancos, sino
Amplitud, curso animar a la discurso
armónico, comprensión de lo yquecurso
melódico sea del
sustancial
bajo en del
satoria que se remonta al siglo xvi: la improvisación vocal o instru- cada caso:
mental sobre un bajo ostinato. Oríeo canta tres melodías distintas. La tema se mantienen como vínculo de las variaciones. Este común deno-
1. Lo mismo, en un entorno cambiante. El tema en sí no se mo-
primera no es en modo alguno «tema» de las posteriores, sino sólo minador incórpora semblantes siempre distintos para las diferentes
difica desde el punto de vista externo. Se alteran las circunstancias
una primera versión cronológica sobre el fondo de un determinado re- ideas que se mantienen en cada caso. Se nos hace perceptible un plan
que lo acompañan. Claro está que la perspectiva cambiante de la ob-
corrido del bajo (reducción para piano, p. 150; damos aquí los respec- de tempi que incluye una paulatina aceleración rítmica -como en otras
servación influye en lo que se contempla: el tema tiene efectos siem-
muchas series de variaciones del siglo xvm-. Sin embargo, el asom-
pre distintos.
broso número de 62 variaciones obliga a una prudente dosificación.
Variaciones de John Bull (1562-1628) sobre el coral «Veni Creator
Variación 2: corcheas en el soprano; 3: corcheas en el bajo; 5: cor-
spiritus»: desde el punto de vista contrapuntístico, el c. f. va arropado
cheas en la voz intermedia; ya en 7: recorrido general por corcheas;
de distintas maneras (desde una hasta, finalmente, tres contravoces de
10: se toman dos ; 12: agregación de otras dos ; 13: nuevamente
rítmica cambiante) y admite diversas interpretaciones (las significacio-
otras dos... Con todo, el rasgo de ingenio está en la última variación
nes armónicas posibles de las notas del c. f. se utilizan de forma va-
-el final no puede señalarse de modo más sorprendente-. Es toda una
riable):
erupción. Un canon a dos voces devuelve todo a una sencilla línea:
2 JPi (,J A.
u -I
Además,
.'la última variación está ampliada en 36 compases: tras el
«movimiento lento» (variación 5), aquéllos constituyen el «Finale» -a
Esto sobrevive
semejanza en las
del ciclo de formas de variación
la sonata-. barrocasrelación
Este guarda de la con
chchona y
el tema
del pasacaglia, pariente de la anterior. Un bajo ostinato
sólo en los ocho primeros compases. Aparece entonces el cromatismo de fondo sir-
vede dela soporte a las de
parte central formulaciones
la variacióncambiantes de las
3, en series voces superiores;
de acordes cuyo afecto
elhace
bajo saltar
fundamenta y, a la vez$; articula
por los aires todo lo anterior:la forma.
Frente a esto, en la Chacona en Sol mayor de Georg Friedrich Han-
del podemos hablar de «tema.con variaciones». El primer tetracordo
del bajó (spl-fa#-mi-re), que cae. hacia V, figura entre las fórmulas del
bajo de la variación barroca; en este caso, el bajo regresa a 1. Sobre
esta Ixise, Hándel crea un tema cantable y cenado en sí mismo:
r*s-------- r-^----------------■-----------------------
r-^i---m i ------------■rsn 1
rJ------ La tradición vocal se une a la alegra del juego instrumental: la fasci-
■ jyr-,.
Así pues, de lo que
1 - ü^rrÉ£
ha de tratarse aquí es
de la naturaleza concreta
nación que ocasiona ese modo de variar se debe al disfrute de posibi-
lidades contrapuntísticas instrumentales no accesibles a la voz.
de las variaciones, de su tipo y de la coherencia de su sucesión, de su
f-M—IA-1----------------------------------------------------------=---------------rH=l= = = = -n---------------------------------------------------
n 226 227
•------1—----------------n
«T
^1 J
11.* SI r*
1*1.»C 1
> -----------
1F
>
-------------- 1PF■
Ll 1 C P
'^1
*
Tratado de la forma mtaical fí la Idea de lo cíclico
unas a otras sólo por su común punto de partida, apuntan más allá, in-
terpretan el tema cada una a su respectiva manera. Es decir, utilizan y
elaboran los sillares temáticos.
En las Treinta y tres variaciones sobre un vals de DiabeÜi, op. 120,
de Ludwig van Beethoven, hay elementos del vals que señorean las
Vivace
r* » *
il
II l i I ■ ■ ■
Vals
9 . 10 ,11 , 12
228 229
rnatoab de la fimut muíkal H La idea de ¡o cfctíco
Anunato
Tema (comienzo)
230 231
H La idea de lo cítí/co
Tratado de ¡a forma música}
232 233
.’m)
JJíJ
Tnuado de ¡a forma musical H ¿A idea de lo cicfíco
J
Sarabanda
(espidióla
(
) Bach, Suite para violonchelo en Do m.
grave y solemne,
compás temario (3/4,
y la musette, cuya melodía giratoria queda sustentada por una nota pe-
normalmente sin anacrusa.
Rasgo característico: dal de tipo bordón;
, acento sobre el segundo
" tiempo (ritmo típico: J J. J') Cavotte II ou la Musette
M M
I» I»
- " .j..- -.I, » ,z
Bach, Suite pan violonchelo en Re m.
Trasladar al arte un fragmento de la vida: en esto estriba, sin duda,
la fascinación de la danza y dé su estilización. Los cuatro compases
de la bourrée citada arriba mantienen una simetría de períodos mutua-
la Zwwrríe» rápida, de compás binario, la mayoría de las veces con la mente complementaria -se corresponden en lo motívico, se invierten
nerviosa anacrusa. : en la armonía:
236 237
Traiada de ¡a Joma mtisical
r I Condicionantes y libertad
ziij nj
-a
m -DÍJ ín j j innj b*
La forma musical no siempre sale redonda. Una «ha de ser así»
Tónica
Dominante Dominante predeterminado ocasiona falsas expectativas sobre la obra de arte; un
Tónica
«así es» presuntuoso result^a violento y empobrecedor. Con frecuen-
cia, la verdadera solución es justamente lo ambiguo, lo incierto, lo in-
La música artística se acerca a la danza en este principio de equili- deciso o no del todo comprensible; es decir, algo que nos empuja a
brio. Con todo, la variante rítmica JjJJ, en e! compás 4, es más que continuos replanteamientos, sin dar lugar por ello a una respuesta váli-
mera variación: los compases que siguen continúan en curso por cor- da para toda la eternidad: siempre queda una porción desafiante de se-
cheas, y al final de la bourrée (cc. 21-26) todo cae bajo el influjo de su creto. Por otra parte, lo que se sustrae a las reglas suele destacar como
magnetismo motriz. En esto, la música artística se aleja de la danza. algo extraordinario; la infracción necesita de la norma para ser inteli-
gible como desviación intencionada y significativa, como una parcela
de individualidad.
‘*
*'
r■
es el final anticipado (cc. 7/8) del tema principal que sigue. Más ade-
lante, J. Jí continúa siendo motívicamente significativo y la fórmula
armónica reaparece en los puntos angulares de articulación formal:
tras el desarrollo (gratamente interpretable ahora en un doble sentido:
el compás con la dominante prolonga armónicamente el desarrollo,
pero desde el punto de vista temático estamos ya en el comienzo de la
reexposición) y al final del movimiento.
AI comienzo del cuarteto se coloca... ¡un final}; la obra empieza
como si acabase de terminar.
238 239
/ ComtlcfoHanter y Hbaiaá
El forte del principio no es un acento dinámico, sino métrico -la ana- FORMA COMPUESTA
cnisa Endebeel tener
compásel 54 encontramos
efecto de tiempoaún«uno»otra del
idea, compás-;
(h), apenasj J esbozada,
se
acorta ena La mayor,
JlJ-el de siete
compás compases
temario bascula y hacia
fugaz Otro
agitación, que hasta
binario, se repite
que inme- ¿Dónde está el «segundo tema» en el movimiento inicial de la So-
diatamente
el sforzato (c. 4)después en modo menor
pone nuevamente -con un
en claro, con quiebro ya en eldónde
toda energía, 5.® com- nató para piano en Re mayor, op. 10, 3, de Beethoven? Repásese la
pás-; su gesto descendente, tomado del tetracordó,
está el verdadero tiempo «uno»-. Estos incordios métricos se corres* se halla ya, con to- exposición a este respecto. Tal como se los esboza en la página 80,
tal discreción, en (a):
ponden con toda una ocurrencia formal: el compás conclusivo regular los primeros diez compases se atienen, por un lado, a los planteamien-
cae en el agujero del silencio; el compás 9 también es echado a un tos de «período» y «frase»; por otro, son algo completamente distinto
lado porAM la -inesperada-54 dominante, y la tónica
. sólo aparece en el del «tema» tradicional, al que quedan ligadas las nociones de conci-
compás 10. sión melódica y diferenciación rítmica. Los compases 1-4
3. El Cuarteto en Mi^ mayor, op. 33, 2, acaba con un rasgo cómi-
co que hace sonreír: sé sugiere un final que no se lleva a efecto y se
da entrada a un comienzo que no continúa. El tema del «Finale» apa- •»
240 241
sintaxis fragmentaria y la continuación de tipo desarrollo del tetracor-
do no se ajustan a tal concepto (v. pp. 175 s.).
Plantear las cosas con mayor claridad es prácticamente imposible.
Además, perderían su sentido: las sucesiones inusuales y de suyo for-
zosas, las ambigüedades y las contradicciones son parte y consecuen^
cia de la forma compuesta.
Allegro «
——wi 1-< 1 . -—■I ■K
"^*1A =- go i » Lr Hi
En el sentido de la sinfonía, los compases 24 ss. representan la parte El minué del Cuarteto de cuerda en Sol mayor, KV 387, de Mozart,
de la derivación; en el del concertó grosso manifiestan el concertino presenta, como ordinario, la forma de Lied ternario: A (cc. 1-40), B
solista (2 violines + violonchelo): (41-62), A* (63-93). Al principio se produce un juego con la métrica:
las indicaciones dinámicas, escrupulosamente precisas, son acentos
métricos; al oyente se le hace poco claro si la pieza se inicia con un
comienzo tético o anacrúsico y el compás escrito, ¡, se trueca en el J
de la ejecución:
...
244 245
■V1 T--'---------—=------1-------------:—. rI ■-=1!—a .. FUL--------------;---------’-
T« J r»Frr r * i i j
*Tillado
1 Timado
L.111
de la formajmusical
‘r
de la forma musical
'J H 1 1 11 i'i .ríJ / Coftdiclonames y libertad
/ CondleloiuiiUes y libertad
i
tal tipo de concierto sinfónico -al que se vinculan Schumann y
Brahms-, con su Concierto para piano en Sol mayor, op. 58, se hace
al principio de modo sorprendente. Cinco compases de antecedente en
el piano, nueve compases de consecuente en la orquesta, que parece
venir de movimiento,
Tercer lejos por tema su brillante entrada en Si mayor: el comienzo solista
de la «fuga»;
se une a la continuación sinfónica. Lo que aquí queda como recogi-
miento lírico se abre hacia lo grandioso en el quinto Concierto para
piano, en Mi¡, mayor, op. 73, del mismo autor: se coloca al principio
una amplia introducción de efecto improvisatorio, por parte del piano
\
solista, cohesionada como cadencia monumental -por llamarla de al-
gún modo- mediante los grandiosos acordes orquestales de Mil,, Lat, Porque la tónica mayor, Mi mayor, en el compás 8, es-al mismo tiem-
Sil, y, de nuevo, Mi¡, mayor. po dominante del la menor del compás 1: las primeras variaciones en-
Normalmente, el solista
La propia «fuga», se manifiesta
movimiento fuera de alo continuación
común, hace del burla comienzo
de toda garzan unas con otras mediante un movimiento armónico circular.
orquestal.
norma. Se entremezcla aquí el arioso (variado) -en brusco ese
Además, se le concede una idea propia tanto en mo-
contraste Tal como solía suceder en el siglo xvni, al principio se incrementa
mento, caso de esta introducción solista (formalmente
de los caracteres-. El nuevo comienzo de la fuga, ahora en mayor, una frase con la aceleración rítmica; la variaci^ 4 (c. 33) evoca la sarabanda -con
antecedente de tipo período) del primer movimiento
se orienta sólo paulatinamente hacia la tonalidad de partida, L4 mayor del primer Con-
su característico J J. A-; las de la variación 11 (c. 73) son el
cierto
-y para pianomismo
en ese en Do mayor,
momento op. 15,
(c. de174),
Beethoven:
deja de Ser una fuga; el tema se
último peldaño de la disminución rítmica. Sin embargo, la cadena de
transforma en melodía del bajo, emparrado de diseños de semicor-
C. 107 voz sup. variaciones de ocho compases está articulada en un esquema de agru-
cheas-. La «ñiga» se trueca en «sonata» y la polifonía, cada vez
pamiento que puede interpretarse como tipo movimiento de sonata;
claramente, en melodía y acompañamiento:
como sección de desarrollo hallamos aquí la parte central, lírica y am-
plia (cc. 97-128 = variaciones 14-16). La reexposición = variación 17
queda realzada en el c. 129 con un pathos sinfónico; las variaciones
—
C.184 I M
25 (c. 193), 26 y 27 -como variaciones de variaciones (a saber, de 1,
2 y 3)- llevan adelante la reexposición. El «Finale» se halla .cerrado,
il
en el sentido de la intensificación sinfónica, por una grandiosa coda (a
partir del c. 253).
Desde el punto de vista de los últimos años del siglo xix, lo arcaico
(la antigua praxis del ostinato}, con sus correspondientes procedimien-
tos y rasgos antiguos (aceleración rítmica; tratamiento acórdico del
246 247
movimiento inicial de un concierto solista sigue normalmente la forma
de movimiento de sonata. Sin embargo, presenta una doble exposición:
la de la orquesta y la del solista. Si esta última viene realzada por
ampliaciones temáticas, aquélla plantea otra particularidad: suprime el
propio tema secundario o su nivel armónico habitual. En el primer
movimiento del Concierto para piano en Si^ mayor, op. 19, de Beet-
hoven, el segundo tema entra únicamente en la exposición del solo
(c. 128). En el primer movimiento del Concierto para piano en Do
mayor, op. 15, de Beethoven, la exposición orquestal presenta el tema
secundario inicialmente en Mi^ mayor (c. 49), y luego, con una doble
secuenciación, en fa menor (c. 56), y en sol menor (c. 63) -la domi-
nante, Sol mayor, aparece únicamente en la exposición del solo
(c. 155)-. Esto queda justificado por la idea de la forma de movimien-
to de sonata: por regla general, el verdadero contraste armónico-temá-
tico queda reservado a la exposición solista, a fin de que se pueda en-
lazar el desarrollo como su consecuencia lógica.
INDIVIDUALIZACIÓN
248 249
- MW*-
Tnoado
Tratado dt la forma
de toforma musical
musical I Cottdicfonaiiiesytiberiad
t Condicionantes y libertad
son atodo
unas otras menospor su originales: su plano
articulación de lasbásico frases seen dadeterminadas
también ennotas otras In HeC aquí
[En unDo] reto intemporal
(1964). de Terry-tal Riley,
como establece
pone de 53manifiesto
fórmulas la melódi-
indica-
muchas piezas. Tal como suele suceder
puntuales, por su seriación de áreas de densidad variable, por su nive- en las piezas lincas para pia- ción
cas, pero deja al intérprete el establecimiento de la forma global con-en
hecha sobre Beethoven-. Franz Schubcrt, Quinteto de cuerda
lación del ritmo. Desde mediados de los setenta, otras muchas obrasno
no, la individuaUdad se halla aquí en la idea y él mensaje poéticos, Docretamayor,
(v. p»op.23).163,
La segundo movimiento:
pritim vista (1962/1964)es deunaMaurició
músicaKagel
de ensoña-
propo-
seen parecen
la formaen (aunque está presente
su emocionalidad aquí un
franca,.en su detalle
discursoparticular
impulsivolá yreexpo- rico ción
ne 25 difícilmente descriptible
diapositivas a dos o-a más la que falta todo
conjuntos lo que
arbitrarios resulta fami-
de instrumentos
sición del grupo inicial de ocho compases
en contrastes, en su tendencia a imágenes sonoras bellas, marcadamen- da la sensación de ser un liar-:
-que actúan musicalmente también de modo arbitrario-; los símbolos
tecompás
sensibles más y largo, pues el movimiento
frecuentemente melancólicas.porNoscorcheas hallamosse en adelanta
ambos al de las diapositivas reclaman «sucesos acústicos» discrecionales que se
antepenúltimo compás -el compás 18,
casos frente al hecho de la individualidad, sólo que con orígenes com-que se corresponde con el 7, se suceden a voluntad: de modo similar a muchas piezas de John Cage,
escucha como «penúltimo» compás...).
pletamente distintos; sin embargo, al mismo tiempo se elabora cierto los pormenores y el planteamiento general de la forma son libres; las
modoLade diferenciación
hablar y de yconformar: el refinamiento
en la suma de todosglobal los de las recursos
obras, del la in- len- {«opuestas del compositor no son otra cosa que un impulso -vagamen-
guaje es tan sólo la consecuencia
dividualidad se diluye en un tipo común de lenguaje. de una progresiva individualización: te dirigido- a hacer música.
se dan
Ante los elúltimosrecalentainiento
cuartetos cromático
de cuerda y ladeposibilidad
Beethovende nos combinaciones
queda- Todos estos ejemplos tienen en común su apertura formal. Sólo di-
armónicas libres -hasta el punto
mos perplejos aún hoy. Por otra parte, el primer movimiento de arruinar la tonalidad mayor-menor
de su fieren en la significación y el grado de libertad que deja el composi-
al comienzo
Sonata para piano del op. siglo109, xx-, porla ejemplo,
disoluciónescapa de las correspondencias
a cualquier intento derít- tor. (Cuanto más radicalmente se manifiesta el carácter abierto, tanto
captación apresurada. ¿Sigue siendo adecuado plantearse esesintácticos
micas en prosa musical (p. 107), el abandono de patrones movi- más ampliamente se abandona la idea de una obra fija y cerrada en sí
como según
miento frase ylas período categorías o lade renuncia
«exposición», a modelos«desarrollo»formales. (en Por su caso: último, misma -y, con ella, la de su forma como algo acabado-. Como lo que
en la actualidad ya no existen -o todavía
c. 16), «reexposición» (c. 49) y «coda» (c. 66)? ¿Se hace ir la «sona- no- una forma y un lenguaje ocupa su lugar es la discrecionalidad individual, el concepto de «for-
de en
ta» validez
dirección general.a la Hay cuatro ideas
«fantasía»? ¿Concentra que nos permiten inmediato
el contraste profundizardeen ma» pierde, sin la menor duda, todo su sentido.)
esto y establecer
«Vivace» y «Adagio» ciertas distinciones:
la forma de movimiento de' sonata en su con- Una consecuencia de esta manera de componer fue el programa
traste1. temático
Bajo la (radicalizado
influencia, sobre en este todo, caso)?del compositor
Pensando norteamericano
cíclicamente, abierto. Por su parte, éste animaba a concepciones correspondiente-
John Cage,
¿coinciden en a uno finales los de los años más
movimientos cincuenta rápidose y hizo máspredominante
lento -para la mente abiertas: forma musical y presentación musical se refieren la
aleatoriedad
hallar (lat., alea = y dado).
su correspondencia En ella
realización en se pone de («Presto»)
el segundo manifiesto, y con ter- la una a la otra. En los años setenta, principalmente, se celebró un sinnú-
mayor
cero contundencia,
(Gesangvoll [Cantabile])-? la aversión a la consolidación formal. La forma mero de conciertos para el paseo -una experiencia refrescante para
es variable,
Las categoríasen formales el marco habitualesde las correspondientes
pueden fracasar reglasporde completo.
juego; las esa época-; el público escuchaba música mientras deambulaba arriba y
obras
Allí donde aleatorias
se abandonadejan alla intérprete
tonalidad unse margen habla de de atonalidad;
libertad, seadonde en deta- la abajo. En 1968, Ladislav Kupkovié puso en práctica por vez primera
lles improvisatorios,
composición ya no se seabasa en la en disposición
temas hablamos de las degrandes música líneas atemática.forma- esta idea, de modo bastante voluntarioso, con su concepción Ad Ubi-
Loles,que o yaen no ambas cosas. La
se somete a lasobracategorías
para orquesta Antífonase (1960),
tradicionales define de negati-Hans tum. Entre las 20 y las 23 horas, y siguiendo un plan horario preciso,
Wemer Henze,
vamente; nos faltan incluye -o no una se unidad
han desprovista del mareaje delpositivas
impuesto- denominaciones compás el público tenía que realizar determinadas acciones en las salas del pa-
(c. 94);
(como el en este opunto,
politonal los baterías,
el pantanal organizados en
de Schoenberg, segúnlugartres de tempi
atonal}. dis- lacio Smolenice: «tocar siguiendo una partitura», «imitar», «pp»,
Cuando las denominaciones no terminan de afianzarse, las cosas pare- el
tintos, han de repetir sus respectivos ritmos hasta que el director da «solo», «acciones vocales», «dejar que todo se extinga»... El público
siguiente
cen tiempo «uno»
inabarcables -y acaban de compás.
siendo El Cuarteto de cuerda
incomprensibles-. Existe en el dos riesgo mo- era intérprete, compositor ¡y su propio auditorio!
vimientos (1964) de WitoW Lutosl'awski
de culpar al propio objeto de lo que tiene su causa en un comienzo no está impreso en una par- 2. La composición serial (pp. 116 ss.) pretende organizar una obra
titura nonnal.
inadecuado o en Ciertoun es que lasestancado;
concepto cuatro voces cuanto quedan
más colocadas
próxima está una laso- hasta en los más mínimos detalles, por medio de su respectivo plan
música históricamente y cuanto más moderna e individual es, demás,
bre otra, pero cada una de ellas está separada de las tanto estructural individual -sin apoyarse en la tonalidad, en temas, motivos
enmarcada
más se agrava en un cajetín; la Notas
el problema. organización
puntuales, del grupos
discursode musical notas, va seña-
planos, o concisión rítmicar. Desde mediados de la década de los setenta, las
lada por indicaciones verbales («give
Uneos, espacios, timbres, se han convertido en parte importante del the cello a signa], that you have obras de una nueva generación de compositores tantean otra vez por
finished» [haga una señal al cello para
concepto de fmma desde los años cincuenta: se trata de encontrar la indicar que ha terminado]). Por el lado de lá tonalidad, se permiten nuevamente los temas, los motivos
tal motivo, en este caso se exige,
especifícación adecuada qué corresponda a cada caso o la buena, dis-y se utiliza, la máxima flexibilidad y una rítmica tangible, buscan la expresión individual inmediata -en
de partey dela los
posición intérpretes,
curiosidad sobre necesarias
musical todo en elpara aspecto rítmico -cosa
zambullirse en una que oposición a la composición orientada estrücturalmente-. Las posturas
con una notación tradicional
obra sin la protección de una red conceptual. sólo podría conseguirse al precio de una no pueden ser más enfrentadas. Los lenguajes, sin embargo, son en sí
complicación absurda (y ello suponiendo que realmente se pudiese)-. .mismos notablemente comparables. Muchas obras seriales se asemejan
250 251
J-..............J - - -"-I ........u.
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252 253
Tratado de ta forma musteal
I Condicionantes y libertad
254 255
Relación de obras
257
Tintado de la forma musical Relación de ebna citadas tn el texto
259
258
Relación de obras citadas en e! texto
TratadoTratado de la/orma
de la forma musical
musical Relación de obras citadas en el texto
Erstarrung: 205 s.
SonataSonatas
p. violínpara
op. 5,6:729
piano: Josquin des Píes Motetes:
Trisonatas opp, 1 y 3; 128 n., 130 s.
SolM.KV283.1.*m.:78,17J Ave María: 26
Couperin, Fran^ois Le Petit Rien: 196 s. Missus est Gabriel ángelus: 42 5.
Debussy, Claude Lisie joyeuse:
Re M. 20 s.KV 311,35 m.: 81.201,225 Missa La sol fa re mi: 211 ss.
Fortner, Wolfgang La creación: 255
DoM.KV330,l.*m.:76 Missa aL'homme armé» sexti toni:
Frescobaldi» Girolamo CanzonLaM. íerza:KV331.15m.:
136 s. 85 46 5.
Fa M. KV
Fiori musicali: 135,137 332. 1.* m.: 89 160. Missa aPonge lingua»: 46,209 ss., Í16
169
Toccata nona: 139 s. s Kagel, Mauricio Ludwig van: 31
Gabrielli,. Giovanni Si\,M.KV333,3.‘^m.:
Magníficat: 132 198 prima vista: 251
Dom.KV457.15m.:28
Sacrae Symphoniae: 123 Krieger, Adam Arias a solo: 204 n.
Gastoldí, Giovanni Balletti: Do
64 M. KV 545,15 m.: J72 ss. Kupovié, Ladislav
Schütz, Heinrich Adlibitum: 25i
Gregorianos, cantos Variaciones La M. KV Anh. 137: 85 x, Ligeti, Gyorgy
3455., 59,115.137, 209 Atmospheres: 119
Hándel, Georg Friedrich 224 ss.Sol M.; 228
Chacona Schumann, Roben Concierto p. violonchelo, 1.® m.: 779
Haydn,
Ockeghem,
Joseph Johannes Missa ^Ecce ancilla Domini»:
Cuartetos de cuerda: Lontano: 120 s.
Do M. 39op.
ss.1,6, minué: 77 Volumina: 2Q3 s.
Missa sine33,2,
Mi M. op. nomine, Credo:
Hnale: 240,47241 Liszt, Franz Sonata p. piano Si m.: 221
Pergolesi, Giovanni BattistaSolAria «Apprtator son io»
M. op. 33, 5, 15 m. y Scherzo:(de la ópera Lully, Jean-Baptiste Obertura de Armide: 125 s.
Olimpiade)'. 184 ss.
2395. Lutosiaski, Witold Cuartero de cuerda: 250
Pérotin. «Sederunt
Kcm.op. 2,principes»:
t*m.: 97 58 ss. Trauermusik, {M’ólogo: 113 ss.
«Videnint omnes»:
DoM. op. 76,3,228 58 Machaut, Guillaume Messe de Notre Dome, Kyrie 1:115 s.
Ravel, Maurice Bolero: 21 Mahier, Gustav
Si|,M.op. 16,4, 15 m.: 768 3.-Sinfonía: 106,219
Rihm, Wolfgang 3.’ Sinfonía: 223
Sinfonías: 9.' Sinfonía, 15 m.: 102 ss,
Riley, Thomas /nC;22s., 2507: 243 s.
Do M. núm. Finale: 106
Scarlattí, Alessandro Sinfonía de Marcom.:Aitilio
Si M. núm. 85.1." 167Regalo: 125, 10.” Sinfonía: 106
126 Martini, Giambattista Dueto de cámara: 127
Sol M. núm. 88, Finalc: 200 j,
Schoenberg, Amold (^uint^ de viento, op. 26:709 sr.
Sol M. núm. 92, Finale: 168 Monteverdi, Claudio Llncoronazione di Poppea: 51
Seis pequeñas piezas para piano, op. 19:
ReM. núm. Madrigal «Piagn’ e sospira»: 49
■706 104,15m.:
s. 163,167 s. Stockhausen, Karlheinz
Sonatas para piano:
Sinfonía de cámara, op. 9:222 Orfeo: 50,123 s., 228
Sol M. Hob
Sinfonía de XVI/8,
cámara: 1,"222
m.: 766 s., Morley,Manfred
Trojahn, Thomas Pavana>Gallarda: 234
Schreker. Franz Mozan, Wolfgang Amadeus Concierto p. violín La M. KV Anh 137:
181
Ciclos de Lieder: Verdi, Giuseppe
Schubert, Franz 83 s., 224 ss.
SoIM.HobXVI/n.l5m.:77
Die schdne Müllerin: 204,206,208 Viadana, Ludovico
^interreise: 204 s.,m.:
SdM.HDbXV»27,15 208175 s. Vivaldi, Antonio Cuarteto con flauta Re M. KV 285:799
Fantasía
Finale: 77 Do M. op. 15:220 ss. Cuartetos de cuerda:
Lieder
Mi t M. Hob XVIZ28, minué: 68 Sol M. KV 387, minué y Finale; 244 s.
Der Undenbatan:168
DoÍm.,}iobXyy36,15m.: 204 s. lj¡LM.XNA(A,i.^xa.z27
Der Tod und
DoM. HobXW50,15 m.: 168 das Madchen: 95 El rapto del serrallo, Obertura: 127
Henze, Hans Wemer DerWíwdcren-203.220 Misa Do M. KV 317 (Misa de la corona-
Xzm/one para orquesta: 250
Ives, Óiarles ción): 214 ss.
SonataDU Forelle:31
Concord: 204
ZWe liebe Farbe:
■■ The unanswered 19 30
question: Webcm, Antón Sinfonía Do M. KV 551 1,* m.: 76,
Tltree Places in New Engtand: 31 89 n.*
Heidenrdslein: 203
260 26l
¡hrBild:82&.
TrSnenregen: 204
IWxsscz/ZHf; 205
Misas:
LatM.:217
Mi i, M.: 217
Quinteto de cuerda Do M.; 25 m.:
252 s.
Symphímiae Sacrae: Í23
unsre Augen schlafen ein: 133 s.
Ciclos de Lieder:
Dickterliebe: 206,207
Frauenliebe und -leben: 206 s.
Liederkreis (sobre H. Heine): 207
Escenas de niños: 18 s., 85,249
Impromptu (de Hojas de álbum, op.
124): 78
Lieder:
Hór ich das Liedchen Klingen: 123
Mondnachí: 89
M/n hast Du mir den ersten Schmerz
getan: 206 s.
4.* Sinfonía Re m.: 219 s.
Variaciones Abegg: 231 s.
«Gruppen»fiirdrei Orchester: 255
Hymnen: 32
I.’Sinfonía: 223
Réquiem («Libera me»'): 35
Concerti ecclesiastíci: 132
El otoño (de las Cuatro estaciones):
194
Conciertos:
Do M., p. flauta: 194
Do M., p. 2 trompetas: 194
La m. op. 3,6, p. violín, 1.* m.: 52 s.,
194 s.
2? Cantata op. 3i, mov. final: 113
Seis bagatelas, op. 9:108
262
263
Tratado de ¡a forma musical
triosonata: monotematismo:
[Es- 141,168 s. reexposición: 23 s., 89 s., 153 s.,
128,233
diversidad: 17,26 s.. 44 140 n.',127
140ss.,ss..134,140
215 s.. 226 s..
-de dodccatónica
iglesia: 128,135 motete; 42 ss., 135 s., 178,214 162,
(música): v. Música variación:
246 223 ss., 247 s. tilo vocal e instrumental en la música europea], Kongrefiberichí
- forma
dodc’.de movimiento de: 153 -solista: 133 170 ss.. 178,182
- de-cuádruple:
carácter 224 s.
142 [Gesellscbaft fur
ss.,
caíónica motivo: 44 ss., 79, 94 ss., 102 s., regla: v. Norma
- figurativa: 224 s. n.
-doble: 141,143 Musikforschung] [Actas del Congreso de la Sociedad para la
double:
166 131 s.
ss., 177, 216 s., 219 s.. 221 - progresiva 106. resolución 157 s.
(en desarrollo): 101
-triple: 141,142 Investigación Musi-
s.,dualidad: 141.168 109 s.. 119 repercussa: 35
ss.,
gallarda: 234
dueto de cámara: 127 s.
243.245.249 cal], Bamberg, 1953,223-240.
motívico«temática (elaboración): repetición: 18 ss., 27,39,41,60,106
liogavota:236
ss.. 177,219 S..223
dux: 144 ss.
- movimiento de: 11, \1Z ss., 218 94
BRENN ss.. Form in der Musik [La fonna en
, Franz: s., la música], Friburgo, 1953 (=
- serie de variaciones: 82,95
giga:236
s.,q>flogo lio, 112 s.. 223
Frei- 118 s., 143 s.. 159,203
variante: 17, 24 ss., 39. 62, 95,
- del
221 esquema de Fortspinnung:
8.. 244,246 musette: 237
burger UniversitStsreden [Conferencias responsorial:
de la36Universidad
ss.; 59 s. de
101 hemiolia:
s., li, 91
- rondó 56,57,
de: v. Üorufá de sonata música retomo: 18
homofonía: AH ss.
105,223,238 Friburgo], nueva
190
stile recitativo: 49 ss. - artística: 66,122,238 retrogradación: 108,113 s.
Hupanf
varietas: 39 (bqhala/ale-lK^):
ss., 64 234 (235 serie, núm. 63
15).ss., 233,235
- en d movimiento de sonata: 155 n. -de danza: retromoduladón: 148
episodio(s) (mov. de concierto): 193 del trad.) - dodccatónica:
DAHLHÁUS , Cari: «Rhythmus107 ¡mss.,GroQen»
116 [Elricercar:
ritmo a gran escala],
135 $$., 142,152
Melos/NZfiir
ss. -minimalista: 22
Musik 1(1975), 439-441.
s., 254 s. ripieno: 134
- de la fuga: 143,151 ss. imitación: 40 ss., 49,135,139,211 -serial: 116ss.,2Sl,254s. ritcnnello *
equiliWo: 33.58.69,71.11, 92.94. - por parejas: 209 —«Zur
norma Théorie
(regla);der
10 musikalischen
s., 67 s., 72,224Form»
-en [Sobre
el aria: la
52 teoría de la s.
s., 184,190 forma
164 s., 238 musical],
S-, - en el movimiento de concierto: Ar-
impro visación; 24, 58, 138. 183,
esdsión: 15,80,87,95 chiv239 JUr Musikwissenschafi [Archivo de Musicología],
52 s., 34 (1977), 20-37.
220,
estrecho: 150 s. FISCHER , Wilhelm:36,208,215
ordinarium: s.
ZurEntwicklun^s^eschichtedes 192 ss.. 201,243,244 [Sobre
WienerklassischenStils
228,255
estribillo: 195 ss. intercambio de voces: 183,233 organura:
la evolución58 ss..
histórica ritmo armónico:
116 del estilo clásico 56.158,176
vienés], Viena, 1915 (=
estructura: 1Í9,242,251 intrada; 123 obertura:
Studien 123 ss., 216 s.. 233,243 rondó:
zur 77.82.95,195 ss., 217,218
Mu-
evolución: 75 s.. 101 introducción: 163,216 s., 248 oposición: 77 , IB (Estudios de Musicología - de sonata: 201 s., 218
sikwissenschaft 111]).
exposición inversión parámetro: 116 salmo (tono de): 34 s.
- de la fuga: 143 s., 148 s. - de motivos; 79,95 ss., 102 s..
Form 66,233 Musik (Las formas en sarabanda:
in derNeuen
partita: la nueva música], ed. de Emst
236 ss..'248
- de la sonata: 153.155 ss.,
Thomas,
passacaglia: 228 scherzo: 218 Ma-
111 s., guncia, 1966 (= Darmstadter Beitráge zur Neuen Musik X
164.165 s.. 150 passqned: 236 secuencia de intervalos de quinta:
170.173.175.178.181.221,249 [Apcmacirmes
pavana: 65,87,234 56 s., de
-de una serie: 109,111 s., 113 s.,
fantasía: 135,135 n.‘. 229 s., 252 Darmstadt
poíodo: 69 ass., la Nueva
84 s., Música X]). 99,152,175 s., 189 s.
final (grupo): 155.159,164, .167 233 , August: Von zwei Kulturen der Musik
HALM144,156,198.201, [De dos 69
semifrase: culturas musicales],
finale: 218 s., 222,227,230,240 isonitmia: 114$., 255 241 s., 250.253 s. seriación: 87,94.118 s.,
finalis: 35 pieza lírica para piano: 82 s., 136,201,203.
forma: jubilus:37s. 207,249 s. 251
17,106,120,152,218.239.243, poesía: 33 serial (música): v. Música serial'
Ucd; 203 s. poiicoral: 131 IL, 255 serie: 107 ss., 232 s.
. 250,251,254 s.
- compuesto: 85 s., 203 s. polifonía: 39 s., 47 s., 58 $., 63, seudorreexposición: 160 s., 164 s.
268 266 269 267