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Trastorno de salud mental que se caracteriza por depresión persistente o pérdida de interés en las
actividades, lo que puede causar dificultades significativas en la vida cotidiana.
Trastorno de ansiedad
Trastorno mental que se caracteriza por producir sensaciones de preocupación, ansiedad o miedo, tan
fuertes que interfieren con las actividades diarias de quien las padece.
Trastorno bipolar
Trastorno que provoca altibajos emocionales, que van desde trastornos de depresión hasta episodios
maníacos.
Demencia
Conjunto de pensamientos y síntomas sociales que interfieren con la vida cotidiana.
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad
Trastorno crónico caracterizado por la dificultad para prestar atención, la hiperactividad y la impulsividad.
Esquizofrenia
Trastorno que afecta la capacidad de una persona para pensar, sentir y comportarse de manera lúcida.
Trastorno obsesivo-compulsivo
Pensamientos excesivos (obsesiones) que llevan a comportamientos repetitivos (compulsiones).
Autismo
Trastorno agudo del desarrollo que afecta la capacidad de comunicarse y de interaccionar.
Trastorno por estrés postraumático
Trastorno caracterizado por la imposibilidad de recuperarse después de experimentar o presenciar un evento
atemorizante.
Las enfermedades o trastornos mentales son condiciones que afectan su pensamiento, sentimientos, estado
de ánimo y comportamiento. Pueden ser ocasionales o duraderas (crónicas). Pueden afectar su capacidad
de relacionarse con los demás y funcionar cada día.
No hay una sola causa de la enfermedad mental. Varios factores pueden contribuir al riesgo de sufrirla, por
ejemplo:
Los trastornos mentales no son causados por falta de carácter. No tienen nada que ver con ser flojo o débil.
Su historial médico
Un examen físico y posiblemente pruebas de laboratorio, si su proveedor de salud piensa que otras
condiciones médicas podrían estar causando sus síntomas
Una evaluación psicológica, en la cual responderá preguntas sobre sus pensamientos, sentimientos
y conducta
El tratamiento depende del trastorno mental que usted tenga y qué tan grave sea. Junto a su proveedor
trabajarán en un plan de tratamiento solo para usted. Por lo general, implica algún tipo de terapia. También
puede tomar medicamentos. Algunas personas también necesitan apoyo social y educación para manejar
su condición.
En algunos casos, es posible que necesite un tratamiento más intensivo. Si su enfermedad mental es grave
o tiene riesgo de hacerse daño a usted o a alguien más, es posible que deba ir a un hospital psiquiátrico. En
el hospital, recibirá consejería, discusiones grupales y actividades con profesionales de salud mental y otros
pacientes.
Comience aquí
Cambiando la manera en que pensamos acerca de la salud mental (Asociación Nacional de Salud
Mental)
Cambie de opinión acerca de la salud mental (Asociación Estadounidense de Psicología)
Enfermedad mental (Clínica Mayo) También en inglés
Salud mental en la comunidad latina (Alianza Nacional de Enfermedades Mentales)
Diagnóstico y exámenes
Infórmese (sobre los factores de riesgo y síntomas de una enfermedad mental) (Asociación
Nacional de Salud Mental)
Tratamientos y terapias
Viviendo con...
Lo que las personas en recuperación necesitan saber sobre el bienestar (Administración de
Servicios de la Salud Mental y Abuso de Sustancias) - PDF También en inglés
Asuntos relacionados
Cómo superar el estigma de las enfermedades mentales (Clínica Mayo) También en inglés
Hábito de fumar entre adultos con enfermedades mentales (Centros para el Control y la Prevención
de Enfermedades) También en inglés
Asuntos específicos
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la SALUD es “un estado de completo bienestar físico,
mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.»
La SALUD MENTAL se define así como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de
sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma
productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.
No es fácil establecer una causa-efecto en la aparición de la enfermedad mental sino que son múltiples y en
ella confluyen factores biológicos (alteraciones bioquímicas, metabólicas, etc.), factores psicológicos
(vivencias del sujeto, aprendizaje, etc.) y factores sociales (cultura, ámbito social y familiar, etc.) que
pueden influir en su aparición.
Diagnóstico
Para determinar un diagnóstico y revisar las complicaciones relacionadas, es posible que te realicen lo
siguiente:
Una exploración física. El médico intentará descartar los problemas físicos que podrían causar
los síntomas.
Análisis de laboratorio. Pueden incluir, por ejemplo, un control de la función tiroidea y análisis
para la detección de alcohol y drogas.
Una evaluación psicológica. El médico o el profesional de salud mental hablará contigo sobre tus
síntomas, pensamientos, sentimientos y patrones de conducta. Es posible que te pida que
completes un cuestionario para ayudar a responder estas preguntas.
A veces, es difícil descubrir qué enfermedad mental puede estar provocando los síntomas. Sin embargo,
dedicar el tiempo y el esfuerzo necesarios para tener un diagnóstico preciso ayudará a determinar el
tratamiento adecuado.
Los síntomas que definen cada enfermedad mental están detallados en el Diagnostic and Statistical Manual
of Mental Disorders DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5),
publicado por la American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría). Los
profesionales de salud mental utilizan este manual para diagnosticar trastornos mentales, y las compañías
de seguro lo usan para reembolsar el costo del tratamiento.
Trastornos del neurodesarrollo. Esta clase abarca una amplia variedad de problemas que, por lo
general, comienzan en la infancia, antes de que el niño empiece la escuela primaria. Algunos
ejemplos son el trastorno del espectro autista, el trastorno por déficit de atención con
hiperactividad y los trastornos del aprendizaje.
Espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos. Los trastornos psicóticos provocan
desconexión de la realidad; por ejemplo, delirios, alucinaciones, y pensamiento y habla
desorganizados. El ejemplo más notable es la esquizofrenia, aunque también existen otras clases
de trastornos que, en ocasiones, pueden asociarse con la desconexión de la realidad.
Trastorno bipolar y trastornos relacionados. Esta clase comprende trastornos con episodios
alternos de manía (períodos de actividad, energía y excitación excesivas) y depresión.
Trastornos depresivos. Comprenden trastornos que afectan la manera en que una persona se
siente emocionalmente, como el nivel de tristeza y felicidad, y pueden alterar la capacidad para
desenvolverse. Algunos ejemplos son el trastorno depresivo mayor y el trastorno disfórico
premenstrual.
Trastornos de ansiedad. La ansiedad es una emoción que se caracteriza por la previsión de
situaciones de peligro o desgracias en el futuro, junto con una preocupación excesiva. Estos
trastornos pueden comprender comportamientos dirigidos a evitar las situaciones que provocan
ansiedad. En esta clase, se incluyen el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico y
las fobias.
Trastorno obsesivo compulsivo y trastornos relacionados. Estos trastornos se caracterizan por
preocupaciones u obsesiones, y pensamientos y acciones reiterados. Los ejemplos comprenden el
trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno de acumulación compulsiva y el trastorno de
arrancarse el pelo (tricotilomanía).
Trastornos relacionados con traumas y factores de estrés. Son trastornos de adaptación en los
que una persona tiene problemas para hacer frente a una situación durante un suceso estresante de
la vida o después de él. Algunos ejemplos son el trastorno de estrés postraumático y el trastorno
por estrés agudo.
Trastornos disociativos. Son trastornos en los que se distorsiona el sentido de identidad, como
en el trastorno de identidad disociativo y la amnesia disociativa.
Trastorno de síntomas somáticos y trastornos relacionados. Una persona que tiene uno de estos
trastornos puede padecer síntomas físicos sin causa médica aparente, pero los trastornos están
asociados con niveles de angustia y deterioro considerables. Comprenden el trastorno de síntomas
somáticos (antes conocido como «hipocondría») y el trastorno facticio.
Trastornos de la conducta alimentaria y de la ingesta de alimentos. Estos trastornos
comprenden alteraciones relacionadas con la alimentación, como la anorexia nerviosa y el
trastorno por atracones.
Trastornos de la excreción. Estos trastornos están relacionados con la eliminación inadecuada
de la orina o las heces por accidente o a propósito. Un ejemplo de este tipo de trastornos es mojar
la cama (enuresis).
Trastornos del sueño/vigilia.. Estos trastornos del sueño son suficientemente graves como para
requerir atención clínica. Entre ellos, se encuentran el insomnio, la apnea del sueño y el síndrome
de las piernas inquietas.
Disfunciones sexuales. Comprenden trastornos relacionados con la respuesta sexual, como la
eyaculación precoz y el trastorno orgásmico femenino.
Disforia de género. Se refiere a la angustia que acompaña al deseo manifiesto de una persona de
ser de otro género.
Trastornos disruptivos, del control de impulsos y de la conducta. Estos trastornos comprenden
problemas con el autocontrol emocional y conductual, como la cleptomanía o el trastorno
explosivo intermitente.
Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos. Comprenden problemas
relacionados con el consumo excesivo de alcohol, cafeína, tabaco y drogas. En esta clase, también
se incluye la ludopatía.
Trastornos neurocognitivos. Los trastornos neurocognitivos afectan la capacidad de una persona
para pensar y razonar. Estos problemas cognitivos adquiridos (no del desarrollo) comprenden el
delirio, además de trastornos neurocognitivos debido a afecciones o enfermedades tales como una
lesión cerebral traumática o la enfermedad de Alzheimer.
Trastornos de la personalidad. Un trastorno de la personalidad implica un patrón prolongado de
inestabilidad emocional y comportamientos poco saludables que provoca problemas en la vida y
en las relaciones. Algunos ejemplos son el trastorno límite de la personalidad, el trastorno de la
personalidad antisocial y el trastorno de la personalidad narcisista.
Trastornos parafílicos. Estos trastornos comprenden el interés sexual que provoca angustia o
deterioro personal, o que ocasiona daños potenciales o reales a otra persona. Algunos ejemplos
son el trastorno de sadismo sexual, el trastorno de voyeurismo y el trastorno de pedofilia.
Otros trastornos mentales. Esta clase comprende los trastornos mentales que se deben a otras
enfermedades o que no cumplen con todos los criterios para encuadrarse dentro de alguno de los
trastornos antes mencionados.
Tratamiento
El tratamiento depende del tipo de enfermedad mental que tengas, la gravedad y lo que sea más efectivo en
tu caso. En muchos casos, combinar tratamientos es lo que mejor funciona.
Si tienes una enfermedad mental leve con síntomas bien controlados, el tratamiento que te ofrece un
proveedor de atención médica puede ser suficiente. Sin embargo, en ocasiones, el enfoque de equipo es
más adecuado para asegurar la respuesta a todas tus necesidades psiquiátricas, médicas y sociales. Esto es
particularmente importante para las enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia.
MedicamentosSi bien los medicamentos psiquiátricos no curan la enfermedad mental, con frecuencia
pueden mejorar los síntomas en forma significativa. Los medicamentos psiquiátricos pueden ayudar,
además, a la efectividad de otros tratamientos, como la psicoterapia. Los medicamentos más adecuados
para ti dependerán de tu situación particular y de la forma en que el cuerpo responda a la medicación.
Los medicamentos psiquiátricos con receta utilizados con mayor frecuencia son los siguientes:
Psicoterapia
Existen muchos tipos de psicoterapia, cada uno con su enfoque para mejorar el bienestar mental. Con
frecuencia, la psicoterapia se completa con éxito en pocos meses, aunque en algunos casos puede ser
necesario el tratamiento a largo plazo. Puede llevarse a cabo de forma individual, grupal o con los miembros
de la familia.
A la hora de escoger a un terapeuta, es importante que te sientas cómodo y confíes en su capacidad de
escuchar lo que tienes para decir. Además, es importante que el terapeuta comprenda la historia de vida que
te ha convertido en la persona que eres y ha definido la forma en que vives.
Los tratamientos de estimulación cerebral se utilizan, en algunos casos, para la depresión y otros trastornos
de salud mental. Por lo general, se reservan para las situaciones en las que los medicamentos y la
psicoterapia no dieron resultado. Entre ellos están comprendidos la terapia electroconvulsiva, la
estimulación magnética transcraneal y un tratamiento experimental llamado «estimulación cerebral
profunda» o «estimulación del nervio vago».
En ocasiones, puede que la enfermedad mental sea tan grave que necesites que te atiendan en un hospital
psiquiátrico. Esto se recomienda, por lo general, si no puedes cuidar de ti mismo adecuadamente o si estás
en peligro inminente de lastimarte a ti o de lastimar a otra persona.
Las opciones son la hospitalización durante 24 horas, la hospitalización parcial o diurna y el tratamiento
residencial, que ofrece un entorno temporal de atención donde vivir. Otra opción puede ser el tratamiento
ambulatorio intensivo.
Con mayor frecuencia, el abuso de sustancias se presenta junto con alguna enfermedad mental. Por lo
general, interfiere en el tratamiento y empeora la enfermedad mental. Si no puedes dejar de consumir drogas
o alcohol por tus propios medios, necesitas tratamiento. Consulta con el médico acerca de las opciones de
tratamiento.
Trabaja con el proveedor de atención médica para decidir juntos cuál es el tratamiento más adecuado en tu
caso de acuerdo con tus síntomas y su gravedad, tus preferencias personales, los efectos secundarios de los
medicamentos y otros factores. En ciertos casos, la enfermedad mental puede ser tan grave que tenga que
ser el médico o un ser querido quien decida acerca de la atención que recibes hasta que estés en condiciones
de participar en la toma de decisiones.
En la mayoría de los casos, las enfermedades mentales no mejoran al tratarlas por cuenta propia, sin
atención profesional. Sin embargo, hay algunas cosas que puedes hacer para complementar tu plan de
tratamiento:
Cumple con tu plan de tratamiento. No faltes a las sesiones de terapia. Incluso si te sientes
mejor, no te saltees los medicamentos. Si los suspendes, los síntomas pueden regresar. Además,
podrías tener síntomas parecidos a los de la abstinencia al suspender un medicamento de forma
demasiado abrupta. Si los medicamentos que tomas te producen efectos secundarios molestos o si
tienes otros problemas con el tratamiento, habla con el médico antes de realizar cambios.
Evita el alcohol y las drogas. El consumo de alcohol o de drogas recreativas puede dificultar el
tratamiento de las enfermedades mentales. Si eres adicto, dejarlos puede ser todo un desafío. Si no
puedes dejarlos por tu cuenta, consulta con tu médico o busca un grupo de apoyo para recibir
ayuda.
Mantente activo. El ejercicio puede ayudarte a controlar los síntomas de la depresión, el estrés y
la ansiedad. La actividad física también puede contrarrestar los efectos de algunos medicamentos
psiquiátricos que pueden causar aumento de peso. Considera caminar, nadar, realizar tareas de
jardinería o cualquier forma de actividad física que disfrutes. Incluso la actividad física moderada
puede marcar una diferencia.
No tomes decisiones importantes cuando tengas síntomas intensos. Evita tomar decisiones
cuando estés atravesando los síntomas de la enfermedad mental, dado que es posible que no puedas
pensar con claridad.
Establece prioridades. Puedes reducir el impacto de la enfermedad mental al administrar tu
tiempo y tu energía. Cuando sea necesario, restringe tus obligaciones y fíjate metas razonables.
Permítete hacer menos cosas cuando los síntomas empeoran. Te puede ser útil hacer una lista de
tareas diarias o usar una agenda para estructurar tu tiempo y mantenerte organizado.
Aprende a adoptar una actitud positiva. Centrarte en las cosas positivas de la vida puede
mejorar tu vida e incluso tu salud. Intenta aceptar los cambios cuando ocurren y mantener los
problemas en perspectiva. Las técnicas para el control del estrés, como los métodos de relajación,
te pueden ayudar.
Afrontar una enfermedad mental puede ser difícil. Habla con tu médico o terapeuta sobre cómo mejorar tu
capacidad de enfrentar desafíos o situaciones, y ten en cuenta estos consejos:
Lleva un diario personal. Llevar un registro de tu vida personal puede ayudarte y ayudar al profesional de
salud mental a identificar lo que desencadena o mejora tus síntomas. También es una forma saludable de
explorar y expresar el dolor, la iP: ¿Cuáles son los primeros signos de los trastornos mentales?
R: Un trastorno mental o del comportamiento se caracteriza por una perturbación de la actividad intelectual,
el estado de ánimo o el comportamiento que no se ajusta a las creencias y las normas culturales. En la
mayoría de los casos, los síntomas van acompañados de angustia e interferencia con las funciones
personales.
Los trastornos mentales producen síntomas que son observables para la persona afectada o las personas de
su entorno. Entre ellos pueden figurar:
Los signos precoces específicos varían de un trastorno mental a otro. Las personas que presentan uno o
varios de los síntomas enumerados deben consultar a un profesional si esos síntomas persisten, provocan
un sufrimiento importante o interfieren con las tareas cotidianas.
La depresión, el abuso de sustancias, la esquizofrenia, el retraso mental, el autismo en la infancia y la
demencia son ejemplos de trastornos mentales. Pueden aparecer en varones y mujeres de cualquier edad y
en cualquier raza o grupo étnico. Aunque no se conocen perfectamente las causas de muchos trastornos
mentales, se cree que dependen de una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales, como
sucesos estresantes, problemas familiares, enfermedades cerebrales, trastornos hereditarios o genéticos y
problemas médicos. En la mayoría de los casos, los trastornos mentales pueden diagnosticarse y tratarse
eficazmente.
Las enfermedades mentales abarcan una amplia variedad de trastornos, cada uno de ellos con
características distintas. En líneas generales, se manifiestan como alteraciones en los procesos del
razonamiento, el comportamiento, la facultad de reconocer la realidad, las emociones o las relaciones con
los demás, consideradas como anormales con respecto al grupo social de referencia del cual proviene el
individuo. No tienen una única causa, sino que son el resultado de una compleja interacción entre factores
biológicos, sociales y psicológicos, y con frecuencia es posible identificar y tratar una causa orgánica
subyacente.1234567891011121314
Dependiendo del concepto de enfermedad que se utilice, algunos autores consideran más adecuado utilizar
en el campo de la salud mental el término trastorno mental (que es el que utilizan los dos sistemas
clasificatorios de la psicopatología más importantes en la actualidad: la CIE-10 de la Organización Mundial
de la Salud y el DSM-IV-TR de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría), sobre todo en aquellos casos
en los que la etiología biológica no está claramente demostrada. Además, el término enfermedad mental
puede asociarse a estigmatización social. Por estas razones, este término está en desuso y se usan más
trastorno mental o psicopatología. Sin embargo, el término trastorno mental también ha sido objeto de
controversia y crítica. En su Diccionario de Psicopatología Fantástica, José Retik crea entidades
psicopatológicas fantásticas inventando sus propias patologías15. No fue el primero en realizar este
ejercicio. En 1995, al psiquiatra Ivan Goldberg, afincado en Nueva York, se le ocurrió gastar una broma.
Había leído la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM, en inglés),
la Biblia de la psiquiatría moderna, y decidió animarse con una parodia. Se inventó una enfermedad. La
llamó "desorden de adicción a Internet" (IAD, en inglés)16. Se ha demostrado que tanto el estrés como los
problemas psicológicos o psiquiátricos provocan malos hábitos alimenticios y esta mala nutrición causa
diversos trastornos de salud y empeora la salud mental, en una especie de círculo vicioso
En la antigüedad, se relacionaba los trastornos mentales con causas sobrenaturales. Las culturas más
primitivas los atribuían a posesiones demoníacas o fuerzas naturales y las culturas más complejas a los
dioses.18 Estos pensamientos primitivos dieron lugar a la práctica de trepanaciones craneanas con el objetivo
de "dejar salir a los demonios que provocaban las enfermedades mentales" y sobre las que existen
evidencias que datan desde hace más de 5.000 años, a torturas o al confinamiento de los enfermos.18
En el siglo XIX, los manicomios eran como cárceles, pues solo se disfrazaba la tortura como una curación,
uno de los tantos casos fue en el hospital psiquiátrico Charenton en París, donde aplicaban como
tratamiento, mantenerlos atados, sumergirlos en agua fría, golpes y sumergirles la cabeza en una bañera.
Todo esto para apartar las ideas e ilusiones que ellos pudieran albergar.
En 1949, Antonio Egas Moniz recibió el premio Nobel en Medicina por "por su descubrimiento del valor
terapéutico de la lobotomía en determinadas psicosis",19 técnica que consiste en retirar total o parcialmente
un fragmento del cerebro en la parte frontal. Walter Freeman, médico estadounidense, fue el pionero de las
lobotomías transorbitales, técnica que realizó profusamente y se vio envuelta en una gran polémica, hasta
su última intervención en 1967.
Paralelamente, en 1964 se llevó a cabo el proyecto MK-ULTRA, que buscaba controlar la mente y así
borrar la memoria existente y reconstruir el pensamiento, algunos de los experimentos realizados eran la
radiación, uso de psicotrópicos, inyección simultánea de barbitúricos y anfetaminas, y descargas eléctricas
al cerebro. El único resultado de este experimento fue dejar a las personas involucradas con daño cerebral.20
El primer paso ante un paciente con síntomas relacionados con un posible trastorno mental es realizar una
completa evaluación clínica, para excluir o confirmar la presencia de una causa orgánica subyacente o
asociada. Existe un amplio abanico de trastornos orgánicos que cursan con síntomas psiquiátricos o que
pueden simular un trastorno mental. Su identificación puede llegar a resultar compleja y no siempre se
realiza una adecuada evaluación del paciente.7813129 En ocasiones, los síntomas psiquiátricos se desarrollan
antes de la aparición de otros síntomas o signos más característicos de la enfermedad, como ocurre en
ciertos trastornos metabólicos,13129 e incluso pueden ser las únicas manifestaciones de la enfermedad en
ausencia de cualquier otro síntoma, como ocurre en algunos casos de enfermedad celíaca o de sensibilidad
al gluten no celíaca,8 por lo que con frecuencia no se consigue un diagnóstico correcto o este se demora
durante años.81312
Algunos de los trastornos que cursan frecuentemente con síntomas psiquiátricos o pueden confundirse con
una enfermedad mental incluyen: