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Extractos del libro de Clarissa Pinkola Estés, Ballantine Books, New York, 1992

Del Capítulo 12 – Marcando el Territorio: Los Linderos de la Rabia y el Perdón


La rabia corroe nuestra confianza en que algo bueno pueda ocurrir. Algo le ha sucedido a la
esperanza. Y atrás de la pérdida de esperanza por lo general hay enojo; atrás del enojo,
dolor; atrás del dolor, usualmente tortura de algún tipo, a veces reciente, pero con más
frecuencia de mucho tiempo atrás.
Los muertos huérfanos del psique son las palabras, ideas y pensamientos creativos en la
vida de una mujer que han sufrido una muerte prematura, y que contribuyen
profundamente a su rabia. En cierta forma se podría decir que la rabia es el resultado de los
fantasmas que no han sido sepultados apropiadamente.
A pesar de que algunas personas afirman poder crear a partir de su rabia crónica, el
problema es que la rabia limita el acceso al consciente colectivo —esa reserva infinita de
imágenes y pensamientos imaginales— de tal forma que la persona que crea a partir de la
rabia tiende a crear la misma cosa una y otra vez, sin que surja nada nuevo. La rabia no
transformada puede convertirse en un mantra constante acerca de cuánto fuimos
oprimidos, heridos y torturados.
Libérate a ti mismo de la ilusión de que el presente es una repetición exacta y calculada del
pasado.
Para sanar verdaderamente, debemos decir nuestra verdad y no sólo nuestro pesar y dolor,
sino también qué daño fue causado, qué enojo, qué disgusto, y también qué deseo de
autocastigo o venganza fue evocado en nosotros.
Es posible mantener una especie de válvula de presión para nuestra vida emocional, y uno
puede ser fiero y generoso a la vez. Uno puede ser reservado y valioso. Uno puede proteger
su territorio, marcar muy claramente sus límites, sacudir el cielo si es necesario, y no
obstante estar disponible, ser accesible, ser productivo al mismo tiempo.
La mayoría de las mujeres puede sentir el más mínimo cambio en el temperamento de otro;
puede leer rostros y cuerpos —a lo cual se le llama intuición— y a partir de una abundancia
de pequeñas pistas que se congregan para darle información, con frecuencia sabe lo que
tienen en mente. A fin de utilizar estos dones salvajes, las mujeres permanecen abiertas a
todas las cosas. Pero es esta misma apertura lo que hace vulnerables sus límites,
exponiéndolas por lo tanto a las heridas del alma.
Si una mujer tiene el instinto herido, a menudo tiene problemas para reconocer la intrusión;
se tarda en notar las violaciones de territorio y no registra su propio enojo hasta que está
encima de ella.
De manera típica, tales mujeres no actúan desde su rabia en el momento apropiado; quizás
se adelanten a los hechos o tengan una reacción retardada semanas, meses o incluso años
después, dándose cuenta de lo que debían o podían haber hecho, o lo que hubieran dicho.
Por lo general esto no es causado por timidez o introversión, sino por pensar demasiado,
por poner demasiado empeño en ser agradables, y por no actuar lo suficiente desde el alma.
El instinto herido debe ser corregido mediante practicar y hacer valer límites fuertes, y
practicar respuestas firmes y, cuando sea posible, generosas pero sólidas.
En su psique instintivo, una mujer tiene el poder, cuando es provocada, de enojarse de una
manera atenta —y eso es poderoso. El enojo es una de sus maneras innatas de comenzar a
estirarse para crear y preservar los equilibrios que considera importantes, todo lo que
verdaderamente ama. Es su derecho y, en ciertos momentos y bajo ciertas circunstancias,
una obligación moral.
Hay lugar y mucha necesidad para el enojo apropiado y claro, especialmente cuando se han
hecho llamadas previas a la consciencia en tonos que van desde el dulce hasta el moderado,
que no han sido escuchadas. El enojo es el siguiente paso en la jerarquía de llamar la
atención.
A veces las personas se confunden y piensan que estar atascado en una rabia antigua
significa fastidiar y lanzar rayos y sobreactuar y sacudir y arrojar objetos. En la mayoría de
los casos no significa eso. Significa sentirse cansado todo el tiempo, tener una gruesa capa
de cinismo, destruir lo esperanzador, lo tierno, lo prometedor. Significa tener miedo de
perder antes de abrir la boca. Significa alcanzar el punto de inflamación por dentro,
independientemente de si lo muestras por fuera o no. Significa los silencios biliosos y
atrincherados. Significa sentirse desvalido. Pero existe una salida, y es a través del perdón.
Nada que un humano haya hecho, esté haciendo, o pueda hacer está afuera de los confines
del perdón. Nada.
El perdón es un acto de creación. Puedes elegir entre muchas maneras de hacerlo. Puedes
perdonar por ahora, perdonar hasta entonces, perdonar hasta la siguiente vez, perdonar
pero no dar más oportunidades —será un juego enteramente nuevo si ocurre otro
incidente. Puedes dar una oportunidad más, dar oportunidad sólo en caso de. Puedes
perdonar parte, o todo, o la mitad de la ofensa. Puedes diseñar una manta de perdón. Tú
decides.
Las Cuatro Etapas del Perdón:
Desistir – Dejarlo en paz, no para pasarlo por alto, sino para volverse ágil y fuerte a fin de
desapegarse de la situación.
Resistir – Abstenerse de castigar. Tener paciencia, afrontar, canalizar las emociones.
Practicar la generosidad.
Olvidar – Apartarse del recuerdo, rehusarse a permanecer en el asunto. Olvidar es un
empeño activo, no pasivo. El olvido consciente significa abandonar voluntariamente la
práctica de obsesionarse, tomar distancia y perderlo de vista intencionalmente, sin mirar
atrás, viviendo así en un nuevo paisaje, creando una nueva vida y nuevas experiencias en
que pensar en lugar de las antiguas.
Perdonar – Abandonar la deuda. Es una decisión consciente de dejar de albergar
resentimientos, lo cual incluye renunciar a la determinación de desquitarse.
¿Cómo sabe uno si ya ha perdonado? Tiendes a sentir tristeza por las circunstancias en lugar
de rabia, tiendes a sentir pena por la persona en vez de sentirte enojado con ella. Tiendes a
no tener nada que te lo recuerde como para comentar algo al respecto. Comprendes el
sufrimiento que condujo a la ofensa en primer lugar. Prefieres permanecer fuera del
ambiente. No esperas nada. No quieres nada. No hay una soga alrededor de tu tobillo
alargándose desde allá atrás hasta acá. Eres libre para irte. Quizás no resultó ser un felices
para siempre, pero con toda certeza ahora hay un Había una vez fresco, esperándote desde
este día en adelante.
Del Capítulo 13 – Cicatrices de Batalla: Membresía en el Clan de las Cicatrices
Es bueno recordar que en fuerza tensora y habilidad de absorber presión, una cicatriz es
más fuerte que la piel.
Las lágrimas son un río que te llevan hacia algún lugar.
Las lágrimas nos hacen conscientes. No hay ocasión de volverse a dormir cuando uno está
llorando. Cualquier sueño que llegue entonces será únicamente descanso para el cuerpo.
El Clan de las Cicatrices – esa tribu eterna de mujeres que a través de los tiempos han
pasado por algo grande y sin embargo se irguieron orgullosas.
La mayoría de las veces herimos a otros donde, o muy cerca de donde, nosotros mismos
hemos sido heridos.
Del Capítulo 14 – La Selva Subterránea: La Iniciación
Una de las cosas más básicas que median entre el mundo del alma y el mundo de la materia
es que muchas de las cosas que se nos presentan no son como parecen al primer contacto.
Si en nuestras sociedades modernas las manos del ego deben ser amputadas para recobrar
nuestro puesto salvaje, nuestros sentidos femeninos, entonces deberá hacerse a fin de
alejarnos de toda seducción de las cosas sin sentido que están a nuestro alcance, cualquiera
que sea a lo que nos aferramos para no crecer.
Es un hecho psíquico que cuando uno ha dado a luz algo hermoso también surgirá algo
oscuro, aunque sea momentáneamente, algo que está celoso, que carece de comprensión o
que muestra desprecio.
El nutrimiento es absolutamente esencial para el viaje, y en cantidades substanciales. De
hecho, si no está presente en cantidades adecuadas, el buscador perderá energía, caerá en
depresión y se desvanecerá como un suspiro.
Iniciación es el proceso mediante el cual nos volvemos de nuestra inclinación natural a
permanecer inconscientes y decidimos que, cueste lo que cueste —sufrimiento, esfuerzo,
aguante— buscaremos la unión consciente con la mente profunda, con el Yo Salvaje.
Del Capítulo 15 – Persiguiendo: El Canto Hondo, La Canción Profunda
La palabra reclamación se deriva de la antigua palabra francesa reclaimer, que significa
“llamar de regreso al halcón que ha sido dejado volar.”
¿Así que cuál es el punto de esta reclamación y enfoque, este llamar de regreso al halcón,
este correr con los lobos? Es atacar por la yugular, para llegar hasta el fondo de la semilla y
de los huesos de todo y de cualquier cosa en tu vida, porque ahí es donde está tu placer, ahí
es donde está tu alegría, ahí es donde yace el Edén de una mujer, ese lugar donde hay
tiempo y libertad de ser, de vagar, de preguntarse, de escribir, de cantar, de crear, y de no
tener miedo.

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