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ENSAYO “INTELIGENCIA ESTRATEGICA EN

CONFLICTOS BELICOS”

1. INTRODUCCION

En el presente trabajo se desarrollara la estrategia militar aplicada en la “Batalla


de Gaugamela” a la cabeza de Alejandro Magno que se desarrollo en fecha 1
de Octubre del 331 a.n.e, quien tenia como rival a Dario III.

Batalla de Gaugamela. Batalla decisiva entre el ejército persa dirigido por Darío
III y el ejército macedonio con Alejandro Magno al frente. Enfrentamiento que
destruyó al ejército persa definitivamente. Darío planeó cuidadosamente una
maniobra completa influenciado, sin duda, por el fracaso de Isoseligiendo esa
localidad, Gaugamela, porque era una amplia llanura que favorecía a sus
numerosas fuerzas montadas, situada en a ribera del río Bumodos, tributario del
Gran Zab. Dicho lugar se encuentra a unos 27 km al noreste de Mosul en la
hoy Irak y a 52 Km de Arbela.

Durante dos años después de la Batalla de Issos, Alejandro procedió a ocupar


la costa mediterránea y Egipto. A continuación avanzó hacia Siria, hacia el
corazón mismo del Imperio Persa. Cruzó los ríos Éufrates y Tigris sin ningún tipo
de oposición. La respuesta de Darío fue crear un ejército masivo, aprovechando
hombres procedentes de todos los rincones de su imperio.

2. DESARROLLO
El ejército persa congregaba cerca de 500.000 hombres de a pie y 45.000 de
caballería, entre los que se incluían los famosos soldados de la Caballería
Bactriana y los jinetes acorazados escitas, procedentes de las estepas
del Asia Central. Disponía de una vanguardia de 15 elefantes traídos
expresamente de la India y 200 carros de combate, tirados por cuatro o
dos caballos y conducido por un solo auriga, con ambas ruedas guarnecidas de
haces preparadas para segar líneas enteras de la formación enemiga. El
impresionante ejército persa lo completaba un grupo selecto de infantería persa,
constituida por leales y espléndidamente pagados mercenarios griegos, y la
propia guardia real de Darío III, de brillante trayectoria y fama militar.

Sucesos

En la batalla de Gaugamela cualquier movimiento sería crucial; y no sólo


estratégicamente, sino también moralmente. Alejandro Magno marchó de noche
a ritmo forzado hasta situarse a apenas 5 km. de las tropas persas. Sabiendo
que en sus tropas había espías persas, hizo correr el rumor de que atacarían
esa misma noche, sin descansar. Los persas fueron informados oportunamente
por sus espías, y se mantuvieron en pie toda la noche esperando el ataque. Sin
embargo, Alejandro aguardó y sus tropas descansaron. Por la mañana, los
macedonios estaban más descansados. Aún así, antes de atacar, Alejandro, a
lomos de su fiel caballo Bucéfalo, cabalgó frente a sus hombres y tras arengarlos
se dirigió directamente a Zeus. Él era su hijo, clamó, hijo de un Dios, y la victoria
tenía que estar con él, porque ningún dios podía perder. La moral macedonia al
oir esas palabras subió.

Se lanzaron a la carga utilizando la clásica formación oblicua de Epaminondas,


la cual esperaban los persas que empezaron a rodearlos; sin embargo, para
desesperación persa, la línea oblicua empezó a despalzarse hacia la derecha
atacando uno de los lados persas. Se vieron sorprendidos y mandaron a
la caballería asiática contra el flanco derecho macedonio. Estos se colocaron en
cuña, atrayendo hacia sí a los carros falcados (carros que en sus ruedas llevan
instrumentos cortantes), y cuando éstos llegaron se situaron en columnas, de
modo que los carros pasaron por medio sin apenas hacer daño. Las lanzas
volaron por el aire hasta clavarse sobre las aurigas persas y su caballería. Fue
una carnicería que terminó por ahuyentar a toda la caballería persa del flanco
derecho macedonio.

En el otro lado, los macedonios avanzaban, y Darío envió un gran grupo de


caballería para envolver todo el ala izquierda de Alejandro, dejando así
desguarnecido todo el centro del ejército persa. Era el momento que Alejandro
esperaba. Había utilizado el señuelo de atacar las bandas para que los persas
concentraran s—
us fuerzas en los lados dejando con menos defensas su centro. El Magno se
lanzó a la carga con sus mejores hombres que habían quedado atrás. A sus
flancos le protegía su propia caballería mientras él avanzaba por el centro,
furibundo contra Darío directamente. Aún así, preveyendo que pudieran
sobrepasar sus flancos, como así ocurrió, la columna central se dividió en dos,
de modo que la retaguardia se volvió contra los persas que intentaban atacarle
a sus espaldas.

Una vez más, Alejandro Magno había demostrado tener todos los movimientos
posibles de aquella partida de ajedrez perfectamente estudiados, y además,
tenía un ejército que ejecutaba al momento y con maestría todas sus ordenes.

Los persas huyeron en desbandadas al verse sobrepasado sus líneas, e incluso


su rey, Darío, huyó cobardemente. Más de 100 kilómetros estuvo persiguiendo
al rey persa que tanto le había decepcionado al huir de ese modo. Sin embargo,
la muerte del rey Darío III, asesinado por uno de sus sátrapas, Bassos, para
evitar que se rindiera, privó a Alejandro de darle caza.
3. CONCLUSIONES
En esta batalla la estrategia militar que se aplico fue una de las mas
extraordinarias y muy bien organizada, superado por casi 4 a 1, Alejandro
decidió enfrentarse en una batalla definitiva a Darió, gran rey de la Antigua
Persia. Para no verse rodeado, el macedonio decidió separar sus tropas en
distintas fracciones; con él al mando del ala derecha de la caballería. Además,
decidió alargar su flanco derecho, al mismo tiempo que avanzaba al paso de sus
unidades de apoyo (lanzadores de piedras con hondas). Dicha táctica le sirvió
para hacer que el ejército persa no se percatara de su presencia. Esto mientras
el ala izquierda se encargaba de resistir el embate persa, con esto se creó una
brecha por la que pudo pasar e inhabilitar a gran parte del ejército enemigo desde
sus filas; así como enfrentar directamente a Darío.

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