La teoría de las Relaciones Internacionales en los albores del siglo XXI: diálogo,
disidencia, aproximaciones- Mónica Salomón.
En la teorización sobre las Relaciones Internacionales coexisten los intentos de diálogo y aproximación entre distintos enfoques con la aparición de unas fracturas teóricas en la disciplina mucho más profundas que las que habían existido hasta hace pocos años, a partir de la emergencia de enfoques distanciados de los tradicionales no sólo por la elección de sus agendas sino también por el rechazo, por parte de algunas de estas nuevas tendencias, a las bases epistemológicas de las teorías tradicionales. Diálogo, disidencia y aproximaciones son las dinámicas que nos parecen más relevantes en el momento que vive la disciplina y en las que centraremos esta reflexión sobre la teorización actual en Relaciones Internacionales. Dialogo: el debate neorrealismo-neoliberalismo El prefijo "neo" presente en las denominaciones de las dos corrientes teóricas que trataremos a continuación denota que ambas son reformulaciones de dos tradiciones teóricas anteriores: el realismo y el liberalismo. Si tradicionalmente realismo y liberalismo se presentaban como enfoques irreconciliables, no ocurre lo mismo con los actuales neorrealismo y neoliberalismo. De hecho, ambas corrientes comparten el mismo programa de investigación o, en otras palabras, una agenda común. El diálogo desarrollado actualmente entre neorrealistas y neoliberales tiene dos grandes antecedentes. El primero es el del episodio que la historiografía de las Relaciones Internacionales describe como "primer debate" tras su configuración como disciplina autónoma en el período de entreguerras y que se conoce como "debate realismo-idealismo". El segundo se enmarca en el "tercer debate" o "debate inter- paradigmático" (realismo-globalismo) de los años setenta, cuando se cuestionó la explicación de la realidad internacional de los enfoques realistas por parte de las aproximaciones "transnacionalistas". El debate realismo-idealismo Como bien se sabe, tras la Segunda Guerra Mundial la tradición realista pasó a ocupar el puesto dominante en la teorización de las Relaciones Internacionales que había tenido el pensamiento internacionalista liberal en el período de entreguerras. La transición entre una y otra etapa suele explicarse con la idea de que realistas e "idealistas" mantuvieron una confrontación –el llamado "primer debate"– que los primeros habrían "ganado". Sin embargo, en realidad, casi no hubo intercambio de ideas entre ambos grupos. En los manuales y otras obras de Relaciones Internacionales en las que se considera la evolución de la disciplina, en los apartados dedicados al "primer debate" suele aparecer una única referencia: Edward Carr. Lo que hizo Carr en The Twenty Years Crisis fue oponer a las premisas utópicas otra serie de premisas basadas en la tradición de pensamiento realista y que, según él, coincidían con la realidad. Más que un enfrentamiento entre ciencia y utopía, el encontronazo de Carr con los internacionalistas liberales fue un choque entre dos visiones del mundo opuestas, o entre dos ideologías sociopolíticas. En el momento histórico en que se desarrolló el debate, ninguna de esas visiones del mundo estaba vinculada a una teorización lo suficientemente sistemática y articulada como para que se la pudiera considerar científica, aún en un sentido amplio. Ello, naturalmente hacía imposible que los incipientes realismo y liberalismo pudieran entablar un auténtico debate, es decir, un diálogo. El dominio del realismo en la teoría de las Relaciones Internacionales a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial no puede interpretarse, por lo tanto, como una "victoria" de los "realistas" en el "debate" contra los "idealistas", puesto que no hubo ni "debate" ni prácticamente coexistencia en el tiempo entre "realistas" e "idealistas". La preponderancia de las teorizaciones inspiradas en la tradición realista tras la guerra tuvo que ver con la utilidad de los enfoques realistas como guía de los decisores políticos estadounidenses en las dimensiones militares y diplomáticas de las relaciones internacionales –es decir, en "inspiradora de la ideología de la política exterior norteamericana –, a partir de la emergencia de los Estados Unidos como superpotencia en un sistema bipolar. En el período de más de veinticinco años que media entre el final de la Segunda Guerra Mundial y principios de la década del setenta –cuando, a partir del impacto de acontecimientos tales como la crisis del petróleo o la guerra de Vietnam el cuestionamiento al realismo se intensificó– hubo muy pocos intercambios entre las teorizaciones realistas dominantes y las corrientes herederas de la tradición liberal. El debate realismo-transnacionalismo El segundo antecedente del diálogo actual entre neorrealistas-neoliberales tuvo lugar en la década de los setenta, en el marco del llamado "tercer debate", "debate realismo-globalismo" o "debate interparadigmático", debate enmarcado en el contexto político de la distensión, la crisis del sistema de Bretton-Woods, la crisis del petróleo y el aparente declive de la hegemonía estadounidense en el sistema internacional. El cuestionamiento al "estatocentrismo" del modelo realista fue el aspecto principal de la crítica "transnacionalista" de ese momento. En un mundo cada vez más interdependiente, las teorizaciones basadas en la preponderancia del Estado-nación eran juzgadas insuficientes para describir y explicar la realidad internacional. A diferencia del debate realismo-idealismo, el debate realismo- transnacionalismo fue un debate real. En la obra editada por Ray Maghroori y Bennett Ramberg, Globalism Versus Realism: International Relations’ Third Debate (Maghroori y Ramberg (eds.), 1982) ambas partes discutieron los méritos respectivos del enfoque estatocéntrico y la noción de interdependencia. Es destacable, sin embargo, que hay un punto importante en común con el debate materializado en la obra editada por Maghroori y Ramberg y el debate realismo- idealismo de entreguerras. Quizás esa percepción (mutua) de que la posición contraria estaba basada en unos supuestos "falsos" haya sido lo que impidió que el debate se convirtiera en un auténtico diálogo, en el que las partes estuvieran dispuestas a modificar sus posiciones a partir de los argumentos del oponente. Se trata de la percepción del punto de vista contrario como un punto de vista más "ideológico" que científico. Lo que se hizo fue, simplemente, contraponer una serie de argumentos a otros sin que, por lo general, existiera una voluntad clara de volverlos compatibles. El diálogo neorrealismo-neoliberalismo: precondiciones, desarrollo y resultados Resulta muy difícil establecer en qué preciso momento el debate-enfrentamiento realismo- transnacionalismo se convirtió en el debate-diálogo del neorrealismo-neoliberalismo. Pese a que la diferenciación entre el "tercer debate" y el diálogo neorrealismo-neoliberalismo (el actual "cuarto debate") no es muy nítida en el tiempo, sí en cambio es posible establecerla claramente a partir de otros elementos. Esos elementos – "precondiciones" del diálogo– son los siguientes: a) la renuncia, por parte del sector "transnacionalista" de Keohane, a crear un "paradigma alternativo" al realismo; b) la formulación, por parte del mismo Keohane, de una propuesta concreta para integrar teorías provenientes de la tradición realista y de la tradición liberal en un enfoque multidimensional; c) el acercamiento de posiciones, consecuencia de la reformulación del realismo en neorrealismo y d) la reformulación del enfoque transnacionalista en (neo)liberalismo institucional. a) En Power and Interdependence, de 1977, Keohane y Nye sostuvieron que ya no pretendían construir un nuevo paradigma sino completar el realismo con el enfoque de la interdependencia, dedicado al análisis de las relaciones transnacionales. b) La propuesta de integrar distintos programas de investigación en un enfoque multidimensional amplio fue esbozada por primera vez por Keohane. Este procedió al análisis del "realismo estructural” y sostenía que, dadas sus virtudes y potencialidades para desarrollar una teoría lógicamente coherente, además de clara y relativamente simple podría convertirse en el núcleo de "un enfoque multidimensional a la política mundial que incorporara varios marcos analíticos o programas de investigación". Uno de esos programas sería el propio neorrealismo dedicado a investigar cuestiones relativas al poder y a los intereses. c) La reformulación del realismo en neorrealismo por parte de Kenneth Waltz en 1979 fue otra de las condiciones básicas para el acercamiento de las posiciones de los participantes en el actual diálogo. La reformulación del realismo de Waltz mantiene los principales supuestos del realismo clásico. Pero, a diferencia del realismo, el neorrealismo centra su explicación más en las características estructurales del sistema internacional y menos en las unidades que lo componen. d) Por su parte, el "programa de investigación estructural modificado" que Keohane se disponía a construir representaba un alejamiento significativo con respecto a las anteriores posturas "transnacionalistas" del autor. El programa asumía algunas de las premisas del (neo)realismo, aunque con ciertos matices: 1. La premisa de que los estados son los principales actores internacionales, aunque no los únicos; 2. La premisa de que los estados actúan racionalmente, aunque no a partir de una información completa ni con preferencias incambiables y 3. La premisa de que los estados buscan poder e influencia, aunque no siempre en los mismos términos. No obstante, y como ya hemos señalado, el centro de interés del "programa de investigación estructural modificado" es el estudio de las reglas e instituciones internacionales. El desarrollo del diálogo: temática y metodología El diálogo ha tenido dos focos temáticos principales. Uno ha sido el de la discusión de la teoría neorrealista de Waltz. Pero el tema principal del diálogo neorrealismo-neoliberalismo es el de los "efectos de las instituciones internacionales en el comportamiento de los Estados en una situación de anarquía internacional. Las discusiones sobre si la anarquía es o no superable se han materializado en numerosos artículos publicados, fundamentalmente, en la revista International Organization. Además, en Neorealism and Neoliberalism, editado por David Baldwin, el autor, sintetiza el contenido del debate neorrealismo-neoliberalismo y las principales divergencias entre ambas escuelas a principios de los noventa, que eran las seis siguientes: 1. La naturaleza y las consecuencias de la anarquía internacional. Para los neorrealistas, la anarquía plantea unas constricciones al comportamiento estatal mucho más importantes que las admitidas por los neoliberales. 2. La cooperación internacional. Para los neorrealistas, la cooperación internacional es más difícil de lograrse, más difícil de mantenerse y más dependiente de las relaciones de poder de los estados que lo que afirman los neoliberales. 3. Beneficios absolutos/relativos. Los neorrealistas sostenían que los estados, al iniciar la cooperación con otros, buscan ante todo mejorar su posición relativa frente a los demás. Los neoliberales no negaban que en determinadas condiciones la cooperación se vea impedida o dificultada por la preocupación de los estados por los beneficios relativos, pero consideraban que en general prevalecerá el deseo de obtener beneficios absolutos. 4. Las prioridades de las metas estatales. Ambos enfoques entienden que tanto la seguridad como el bienestar económico son metas importantes, pero suelen diferir en cuanto a cuál de ellas es prioritaria para los estados. Los neorrealistas, igual que los realistas clásicos, ponen el énfasis en la seguridad. Los neoliberales consideran que las prioridades económicas son básicas para los estados. 5. Capacidades e intenciones. Los neorrealistas, consideran que la distribución de recursos (capacidades) de los estados es el factor que mejor explica su comportamiento, incluida su participación en esquemas de cooperación con otros estados. Los neoliberales ponen énfasis en las intenciones. 6. El papel de los regímenes y las instituciones. Para los neoliberales, los regímenes y las instituciones internacionales mitigan los efectos constreñidores que tiene la anarquía sobre la cooperación. Sin negarlo, los neorrealistas consideran exagerado el papel que atribuyen los neoliberales a regímenes e instituciones. Algunos resultados del diálogo a) El diálogo entre neoliberales y neorrealistas ha estructurado el debate del área o subdisciplina de la Economía Política Internacional. En economía política internacional la discusión teórica ha estado estructurada, desde el nacimiento de la disciplina en los años setenta, según la misma lógica que las relaciones internacionales. Así, en los años setenta se definía como un diálogo entre realistas (o mercantilistas), liberales y marxistas y en la actualidad como un debate entre neorrealistas-neoliberales. Asimismo, puede decirse que el concepto de régimen internacional (categoría central en Economía Política Internacional, aunque empleada en general en Relaciones Internacionales) es casi exclusivamente un producto del diálogo neorrealismo-neoliberalismo. b) El diálogo neorrealismo-neoliberalismo está también en la base del intento de reconceptualización de las teorías de la integración europea emprendido por Robert Keohane, Stanley Hoffmann y Andrew Moravcsik. El "institucionalismo intergubernamental" es un intento de fusionar algunas ideas de la teoría neofuncionalista y las críticas intergubernamentalistas de Hoffmann a las teorías clásicas de la integración europea. El sistema político comunitario se concibe como un régimen internacional o como una "red" basada en la convergencia de intereses de sus miembros. El modelo institucionalista intergubernamental se ha usado para explicar la dinámica del Acta Única y del Tratado de la Unión Europea y al papel de las instituciones en la Europa de la inmediata postguerra fría. c) Un tercer esfuerzo que puede ser considerado producto del diálogo es el intento de construir una teoría general de las relaciones internacionales sobre la base del neorrealismo, pero también usando las aportaciones del neoliberalismo institucional, además de las de otras teorizaciones. Es la propuesta del "realismo estructural", de Barry Buzan, Charles Jones y Richard Little Little. Así, aun partiendo de la misma base común a neorrealismo y neoliberalismo institucional, Buzan y sus colegas proponen ciertas modificaciones importantes a las premisas neorrealistas. En primer lugar, una definición de estructura menos rígida que la de Waltz y aplicable a sectores diferentes que los estrictamente políticos. En segundo lugar, proponen desagregar el concepto de poder para explicar situaciones en las que determinadas estructuras de poder se mantengan inalterables y, en cambio, otras varíen. En tercer lugar, proponen un nuevo nivel de análisis, el de la "capacidad de interacción" entre las unidades. DISIDENCIA: LA FRACTURA RACIONALISMO VERSUS REFLECTIVISMO La disidencia es la segunda tendencia en la que focalizaremos nuestra reflexión sobre la teorización en Relaciones Internacionales en los últimos años. La contraposición entre los nuevos enfoques "disidentes" y los viejos enfoques "hegemónicos" o "tradicionales" fue planteada por primera vez por Robert Keohane el cual identificó la nueva gran fractura que, a su entender, dividía el campo de las Relaciones Internacionales. A un lado de la fractura situó las teorías "racionalistas", las que consideran posible juzgar objetivamente los comportamientos, como el realismo/neorrealismo y liberalismo/neoliberalismo. Del otro situó las teorías que llamó "reflectivistas" (reflectivist). Los enfoques reflectivistas en primer lugar, con aspectos epistemológicos, cuestionan, en mayor o menor medida, las bases del conocimiento que suelen denominar "positivista": la posibilidad de formular verdades objetivas y empíricamente verificables sobre el mundo natural y, más aún, el social. En segundo lugar, con aspectos ontológicos: el cuestionamiento de si el conocimiento puede o no fundarse en bases reales. En tercer lugar, con cuestiones axiológicas, se cuestionan las posibilidades de elaborar una ciencia "neutral". Es sobre esas bases que se reclama la "reestructuración de las Relaciones Internacionales". En este apartado consideraremos tres de los cuatro enfoques reflectivistas: la teoría crítica, los postmodernismos y los feminismos. La teoría crítica La teoría crítica en Relaciones Internacionales es un intento de aplicar, a la teorización en nuestra disciplina, una serie de conceptualizaciones elaboradas en el marco de la teoría crítica sociológica de la llamada escuela de Frankfurt. La teoría crítica es la que no sólo describe las sociedades, sino que intenta transformarlas, insistiendo en el papel que ella misma puede asumir en la configuración de los procesos sociales. La teoría crítica es la que se construye a partir de intereses cognitivos emancipatorios con el objetivo de construir un orden social nuevo. Su función precisa es la de desenmascarar las ideologías que, abierta o subrepticiamente, están presentes en las teorías sociales tradicionales o en el discurso político-social y que frenan el cambio social. Los instrumentos conceptuales de la escuela de Frankfurt se han usado para cuestionar la capacidad explicativa del realismo y, sobre todo, la del neorrealismo. Ha habido un cierto debate sobre el papel de la teoría crítica en la teorización en las Relaciones Internacionales en general. Algunos la han propuesto como "la nueva etapa en el desarrollo de la teoría de las Relaciones Internacionales", pero los propios teóricos críticos han sido más cautos. Los postmodernismos El pensamiento calificado como "postmoderno" (así llamado porque se define en oposición al proyecto ilustrado de la modernidad) tuvo una entrada bastante tardía en las Relaciones Internacionales. Si algo tienen en común los autores postmodernos es su rechazo a la posibilidad de conocer el mundo y por lo tanto de "teorizar" sobre él. Los autores que se definen como postmodernos desconfían de todos los intentos de clasificación, de todas las categorizaciones y de todos los esfuerzos dirigidos a encontrar verdades universales. Los autores postmodernos en Relaciones Internacionales comparten con el postmodernismo en general la característica desconfianza hacia las "metanarrativas". No creen, por consiguiente, que sea posible llegar a una "representación verdadera" de las Relaciones Internacionales. De ahí que, para el posmodernismo, se trate de desenmascarar las premisas, presuposiciones y sesgos que subyacen a las teorías que pretenden ser universalistas. Feminismo y relaciones internacionales Una tercera variedad de enfoques "disidentes" en Relaciones Internacionales está vinculada al feminismo, un proyecto político asociado también a una teorización: la de la teoría política feminista. En Relaciones Internacionales los enfoques feministas hicieron su aparición a fines de los años ochenta y de la mano de la entrada de los postmodernismos en la disciplina. El feminismo de "punto de vista" en Relaciones Internacionales pretende reinterpretar la teoría y la práctica de la disciplina a través de una lente feminista. Según sus practicantes, el marco conceptual de las Relaciones Internacionales está "marcado por el género" y refleja unos valores y unas preocupaciones esencialmente masculinas. Una perspectiva basada en el punto de vista debería "poder mostrar cómo las mujeres están situadas en relación a las estructuras de poder dominantes y cómo esto forja un sentido de identidad y una política de resistencia, además de sugerir maneras en las que tanto la teoría como la práctica puedan ser redireccionadas en sentido liberatorio. APROXIMACIONES: EL CONSTRUCTIVISMO Y LA PERSPECTIVA DE LA SOCIEDAD INTERNACIONAL Algunos autores han señalado el carácter "pendular" o "dialéctico" de la dinámica de los debates en Relaciones Internacionales. De manera similar, la separación entre racionalistas y reflectivistas se estaría empezando a acortar, con aproximaciones reflectivistas al campo racionalista y aproximaciones reflectivistas al racionalista. Los casos más claros de esa dinámica de aproximación son los de los autores que se identifican como "constructivistas" o "constructivistas sociales" y el creciente interés por la perspectiva de la "sociedad internacional". El constructivismo El énfasis en la idea de que las estructuras están socialmente construidas es un rasgo común a todos los enfoques reflectivistas. Pero el rótulo "constructivismo" (o "constructivismo social") se usa en una medida cada vez mayor para identificar una corriente que parece diferenciarse cada vez más del resto de los reflectivismos. El constructivismo no es una teoría de las relaciones internacionales, por más que los autores constructivistas no descarten la posibilidad de construirla en el futuro, una vez que se disponga de un número suficiente de datos acumulados. Si bien, en este momento no está claro cómo se podría articular una futura teoría constructivista con las teorías existentes, es destacable que, desde fuera, ya se está empezando a presentar el constructivismo como una alternativa válida a las explicaciones neorrealistas y neoliberales de las relaciones internacionales. Origen y planteamiento La etiqueta de "constructivismo" para designar un programa de investigación en Relaciones Internacionales alternativo a los existentes fue acuñada por Nicholas Onuf en 1989, en su obra World of Our Making (Onuf, 1989). Sin embargo, el autor más representativo de esta corriente es Alexander Wendt. Para Wendt, el diálogo entre neorrealistas-neoliberales gira en torno a la medida en que la acción estatal está condicionada por la "estructura" (anarquía y distribución de poder) o por el "proceso" (interacción y aprendizaje) e instituciones. En opinión de Wendt las posiciones neoliberales se verían reforzadas si contaran con una teoría sistemática que explicara la transformación de las identidades e intereses de los actores por parte de los regímenes e instituciones. A su vez, las teorías "reflectivistas" sí se ocupan de "cómo las prácticas de conocimiento constituyen a los individuos", una cuestión cercana, según Wendt, a las inquietudes de los neoliberales. Así pues, el autor cree posible contribuir al debate (racionalista) entre neorrealistas y neoliberales con elementos constructivistas. De las múltiples influencias provenientes de la propia disciplina de las Relaciones Internacionales los autores constructivistas destacan tres núcleos, todos ellos particularmente interesados en el papel de los factores socio-cognitivos en las Relaciones Internacionales: en primer lugar, la literatura vinculada a la teorización sobre la sociedad internacional. En segundo lugar, las aportaciones de la escuela neofuncionalista de la integración europea. Y, en tercer lugar, las de los estudiosos que se ocuparon de los problemas de la percepción en los procesos de toma de decisiones. Wendt no ha planteado una teoría sino un conjunto de hipótesis que sugirió explorar empíricamente. Lo que sí ha hecho es proponer una agenda de investigación. Ésta tendría el objetivo de evaluar las relaciones causales entre prácticas e interacciones (variable independiente) y las estructuras cognitivas en el nivel de los estados individuales y los sistemas de estados (variable dependiente), lo que equivale a explorar la relación entre lo que los actores hacen y lo que son. Desarrollo empírico El llamamiento de Wendt a la exploración empírica de las ideas constructivistas ha tenido eco, y en muy pocos años han aparecido numerosos trabajos (fundamentalmente estudios de caso) vinculados a esta agenda de investigación y con la misma adscripción "moderna". Una parte importante de los estudios de caso trata del papel de las organizaciones internacionales en los procesos de reconfiguración de intereses estatales. Otros estudios de caso se centran en la construcción de normas en sí (y menos en las instituciones que las producen). Un último grupo de estudios constructivistas que cabe destacar son los relacionados con el papel de los individuos en la difusión de las normas por parte de las instituciones. Los autores constructivistas consideran, en general, que los autores neorrealistas o institucionalistas neoliberales se han ocupado casi exclusivamente de las reglas regulativas y demasiado poco de las constitutivas, esenciales para entender los aspectos intersubjetivos de las relaciones internacionales. Asimismo, los constructivistas consideran que el papel que los neoliberales atribuyen a las normas internacionales es demasiado superficial. Para los constructivistas, el alcance de las normas es mucho más profundo: las normas forman un consenso intersubjetivo entre los actores que, a su vez, constituye (o reconstituye) las identidades e intereses de éstos. La agenda constructivista es, pues, rica y variada. En muy pocos años la producción constructivista ha alcanzado unas dimensiones respetables y el interés de los estudiosos por el papel de las ideas en las Relaciones Internacionales está lejos de agotarse. El renovado interés por la perspectiva de la "sociedad internacional" En los últimos años es patente un renovado interés por las posibilidades que ofrece para la teorización la perspectiva de la sociedad internacional. Aunque esa perspectiva suele vincularse sobre todo a la llamada escuela inglesa de las Relaciones Internacionales, ha sido desarrollada también por otros autores e incluso por otras "escuelas". El particular atractivo que esa manera de entender el estudio de las Relaciones Internacionales presenta en la actualidad se debe, por un lado, a que se la considera más capaz de dar cuenta del cambio en la sociedad internacional que los enfoques realistas o neorrealistas y, por otro, a que se percibe como compatible con aproximaciones teóricas muy diversas e incluso como un puente para el acercamiento entre "racionalistas" y "reflectivistas". La sociedad internacional como perspectiva de análisis Además de como objeto de estudio, la sociedad internacional puede entenderse como una manera de concebir las relaciones internacionales y su estudio, es decir como una perspectiva de análisis. No queremos decir con ello que todos los autores que han usado el concepto de sociedad internacional compartan la misma perspectiva. Pero sí creemos que hay elementos comunes entre aquellos estudiosos que han hecho de la sociedad internacional su centro de gravedad teórico. Nos referimos, en concreto, a los integrantes de la escuela española y de la escuela inglesa, cuya manera de concebir el estudio de las relaciones internacionales tiene muchos elementos en común. Hidemi Suganami ha caracterizado a la escuela inglesa a partir de los siguientes rasgos: su compromiso con la objetividad científica, su rechazo al behaviorismo, el uso del método sociológico y el análisis institucional, su defensa de la autonomía académica de las Relaciones Internacionales y el rechazo del utopismo. Por su parte, de la caracterización que ha hecho Esther Barbé de la escuela española se destacan los siguientes rasgos: la defensa de la autonomía de la disciplina con un espíritu interdisciplinar; la adopción de una metodología clásica y la apuesta por una teoría objetiva en el análisis y orientada hacia el problema. Es evidente que la coincidencia entre las dos caracterizaciones es muy grande. Ello nos autoriza, creemos, a hablar de una perspectiva común en la aproximación a la sociedad internacional, que ambas escuelas consideran el objeto de estudio privilegiado. Hay, no obstante, una diferencia importante entre ambas escuelas. Los autores de la escuela inglesa han centrado, tradicionalmente, más que los de la escuela española, su análisis en la dimensión estatocéntrica de la sociedad internacional. En cambio, la escuela española ha llevado más lejos que la inglesa su compromiso con la aproximación sociológica, compromiso que se materializa en una aproximación global a las Relaciones Internacionales, abarcándolas en todas sus dimensiones (estatal y transnacional) y complejidad. La actualidad de la perspectiva de la sociedad internacional Tras el recorrido que acabamos hacer por el panorama teórico actual no es difícil entender el porqué del actual auge de la perspectiva de la sociedad internacional. Si la perspectiva de la sociedad internacional se presentó tradicionalmente a sí misma como vía media entre realismo y "revolucionismo", en la actualidad se la presenta también como vía media entre racionalismo y reflectivismo. Lo sería en tres sentidos diferentes: En primer lugar, en el plano metodológico. Los análisis que se hacen desde la perspectiva de la sociedad internacional operan con una metodología tradicional, interpretativa y con un instrumental histórico-filosófico. En segundo lugar, en el plano epistemológico. La etiqueta de "positivismo" que los partidarios de la reestructuración en Relaciones Internacionales han aplicado a las corrientes clásicas en general es particularmente poco adecuada para la perspectiva de la sociedad internacional, cuyos autores suelen ser cautelosos ante las generalizaciones excesivas. En tercer lugar, en el plano normativo. La perspectiva de la sociedad internacional tiene un fuerte componente normativo. Pese a sus potencialidades, se ha apuntado que la perspectiva de la sociedad internacional está todavía poco desarrollada conceptualmente. Sin embargo, es notorio que se están haciendo esfuerzos en ese sentido. CONSIDERACIONES FINALES Queremos concluir este trabajo subrayando algunos elementos de continuidad y cambio (aquellos que nos impresionan como particularmente interesantes) en esta reciente teorización sobre las Relaciones Internacionales que acabamos de recorrer. En lo que respecta a la continuidad, el principal elemento que destacamos es la persistencia de la centralidad del realismo/neorrealismo. Como hemos visto, todos los intentos de teorizar las relaciones internacionales se hacen desde o contra él. No cabe duda de que, para bien o para mal, los postulados realistas siguen siendo el principal punto de referencia teórico. En segundo lugar, destacamos como elemento de continuidad la pregunta que subyace a buena parte del debate teórico en Relaciones Internacionales, desde la creación de la disciplina hasta los ataques "disidentes" al núcleo hegemónico: ¿hasta qué punto y en qué medida es posible ir más allá de la pura ideología sociopolítica y hacer teoría sociopolítica? En cuanto a los elementos de cambio, destacamos, en primer lugar, la novedad del intento de neorrealistas/neoliberales de someter a prueba los propios supuestos político-normativos. Se trata de un ejercicio que parte de una respuesta afirmativa a la pregunta formulada en el párrafo anterior, respuesta que, desde luego, no es unánimente compartida por los estudiosos de las Relaciones Internacionales. Un segundo elemento de cambio que queremos subrayar es el de la progresiva pérdida de la vigencia del concepto kuhniano de paradigma como elemento ordenador de los debates de la disciplina. Como hemos ya señalado, el concepto de paradigma, tal como se usaba, tendía a legitimar la falta de comunicación en nuestra disciplina. Es por ello que no podemos menos que celebrar su paulatino arrinconamiento. También celebramos, por último, la mayor sensibilidad que desde hace unos años se otorgan en nuestra disciplina a los aspectos socio-cognitivos de las relaciones internacionales. Este es un elemento de cambio desde el punto de vista de la teoría hegemónica estadounidense, pero no lo es desde la perspectiva europea y española, donde la sociedad internacional ha sido siempre el objeto de estudio que se ha intentado comprender. LA INTERDEPENDENCIA EN LA POLITICA MUNDIAL Vivimos en una era de interdependencia. El poder de las naciones se ha tornado más elusivo: los cálculos de poder son más difíciles y engañosos de cuanto eran en otras épocas. La propia naturaleza de la política mundial está cambiando. Estamos ingresando a una nueva era. El mundo se ha vuelto interdependiente en economía, en comunicaciones y, en el campo de las aspiraciones humanas. En mayor o menor medida, muchos investigadores consideran que en nuestra época el Estado territorial; figura dominante en la política mundial durante cuatro siglos a partir de la finalización del feudalismo, está siendo eclipsado por actores no territoriales como las corporaciones multinacionales, los movimientos sociales transnacionales y las organizaciones internacionales. Bajo este contexto, ni los modernistas ni los tradicionalistas disponen de una adecuada estructura para la comprensión de la política de la interdependencia global. Los modernistas señalan correctamente los cambios fundamentales que están ocurriendo., pero a menudo suponen, sin un análisis suficiente, que los avances tecnológicos y los aumentos en los intercambios sociales y económicos llevarán a un nuevo mundo en el que el Estado ya no habrá de ser importante. Los tradicionalistas son adictos a mostrar los defectos de la perspectiva modernista insistiendo en la perduración de la interdependencia militar; pero les es muy difícil interpretar con precisión ·la actual y multidimensional interdependencia económica, social y ecológica. La política mundial contemporánea no es una tela sin costuras; es un tapiz confeccionado con diversas relaciones. En un mundo así, un solo modelo no puede explicar todas las situaciones. El secreto para llegar a la comprensión reside en saber cuál enfoque o combinación de enfoques debe emplearse para analizar cada situación. Fundamentación y racionalización, presentación sistemática y simbolismo, son operaciones que se han entrelazado tanto que es difícil, aun para los propios formuladores de políticas, desenmarañar la realidad de la retórica. Las teorías tradicionales y clásicas de la política mundial hablaban de un potencial "estado de guerra" en el que el comportamiento de los Estados se 'encontraba dominado por el constante peligro de un conflicto militar. Durante la guerra fría, especialmente durante la primera década que siguió a la segunda guerra mundial, esta concepción, denominada, por sus creadores como “realismo político", consiguió amplia aceptación por parte de estudiosos y ' practicantes de las relaciones internacionales, tanto en Europa como en Estados Unidos. En la década del '60, muchos otros agudos observadores que aceptaban el enfoque realista lentamente comenzaron a percibir el desarrollo de nuevos caminos que no se centraban en los aspectos de seguridad y militares. La misma percepción, en las décadas del '70 o del '80, probablemente habría llevado a expectativas más irreales. ¿Cuáles son las características dominantes de la política mundial cuando tenemos una interdependencia -particularmente una interdependencia económica- extensiva? La interdependencia afecta la política mundial y el comportamiento de los Estados, pero las acciones gubernamentales también influyen sobre los modelos de interdependencia. Al crear o aceptar procedimientos, normas o instituciones para ciertas clases de actividades, los gobiernos regulan y controlan las relaciones transnacionales e interestatales. A estos acuerdos gubernamentales los denominaremos regímenes internacionales. Sin embargo, ¿cómo y por qué cambian los regímenes internacionales? LA NUEVA RETÓRICA DE LA INTERDEPENDENCIA Durante la guerra fría, la seguridad nacional" era un slogan que empleaban los líderes políticos norteamericanos con el fin de lograr apoyo para sus políticas. La seguridad nacional se convirtió en el símbolo favorito de los internacionalistas que propugnaban un aumento de la participación norteamericana en los asuntos mundiales. La retórica de la seguridad nacional justificaba el diseño de estrategias, a un elevado costo, para reforzar las estructuras económica, militar y política del "mundo libre". El simbolismo de la seguridad nacional fue, en amplia medida, producto de la guerra fría y del intenso sentimiento ' de amenaza que los norteamericanos experimentaban por entonces. Esta convicción resultaba incrementada por análisis realistas, que insistían en ' que la seguridad nacional era el objetivo nacional primario y que en la 'política internacional, las amenazas a ' la seguridad son permanentes. En tanto el sentimiento de amenaza a la seguridad, característico de la guerra fría, iba disminuyendo, la competencia económica externa y los conflictos distributivos internos aumentaron. La ambigüedad intelectual de la "seguridad nacional" se tomó más pronunciada en la medida en que variadas y a menudo contradictorias formas de involucramientos encontraron un refugio seguro bajo ese paraguas retórico. En la misma medida en, que la prolijidad descriptiva de la perspectiva de la seguridad nacional, dominada por intereses militares, declinaba, lo mismo ocurría con los términos del poder. simbólico. La seguridad nacional tuvo que compartir su posición de primer símbolo del léxico internacionalista con interdependencia. A menudo los líderes políticos emplean la retórica de la interdependencia para presentar a este concepto como si -respondiese a una necesidad natural, como un hecho al que la política (y los intereses sectoriales internos) debieran ajustarse y no como una· situación ' parcialmente creada por la propia política. Habitualmente sostienen que la interdependencia reduce los. conflictos de intereses y que la cooperación por sí sola es la respuesta a los problemas mundiales. Aunque las connotaciones de la retórica de la interdependencia pueden parecer bastante diferentes a las del simbolismo de la seguridad nacional. La retórica de la interdependencia y el simbolismo de la seguridad nacional no coexisten con comodidad. En su formulación extrema, la primera sugiere que los conflictos de intereses son algo anticuado en tanto que el segundo arguye que son, y seguirán siendo, fundamental y potencialmente violentos. Ni la retórica de la interdependencia ni el simbolismo de la seguridad nacional proporcionan pautas confiables para el manejo de los problemas planteados por la interdependencia extensiva. A menudo, los retóricos de la interdependencia ·afirman que, dado que la supervivencia de la raza humana se encuentra amenazada por peligros provenientes tanto del medio ambiente como de acciones militares, los conflictos de intereses entre Estados y pueblos carecen de importancia. Esta conclusión sería viable si convergieran tres condiciones: un sistema económico internacional del que dependieran todos los Estados o si la vida básica de nuestros sistemas ecológicos se viera en peligro; todos los países se sintieran vulnerables en grado significativo a semejante catástrofe; y si existiera una única solución al problema que no dejara espacio para el conflicto sobre cómo resolverlo y sobre quién debiera cargar con los costos. Obviamente, esas condiciones no se dan todas juntas. Sin embargo, las teorías del equilibrio de poder y de la seguridad nacional resultan muy pobres para el análisis de los problemas de la interdependencia económica o ecológica. Por lo tanto, pueden llegar a ser necesarios distintos conceptos de poder para enfrentar problemas diversos. Finalmente, en la política de la interdependencia se encuentran involucrados intereses internos, transnacionales y gubernamentales. Las políticas interna y externa comienzan a eslabonarse estrechamente. LA INTERDEPENDENCIA COMO CONCEPTO ANALITICO En política mundial, interdependencia se refiere a situaciones caracterizadas por efectos recíprocos entre países o entre actores en ' diferentes países. A menudo, estos efectos resultan de intercambios internacionales (flujos de dinero, bienes, personas y mensajes que trasponen las fronteras internacionales). Tales intercambios se incrementaron dramáticamente a partir de la segunda guerra mundial. Los efectos del intercambio sobre la interdependencia dependerán de las limitaciones o costos, que impliquen. Donde existen efectos de costo recíproco en los intercambios (aunque no necesariamente simétricos), hay interdependencia. Cuando las interacciones no implican efectos de costo significativos, simplemente hay interconexión. La diferenciación es vital si queremos entender la política de la interdependencia. Los efectos de costo deben ser impuestos directa e intencionalmente por otro actor. Pero algunos efectos de costo no provienen directa o intencionalmente de otros actores. Nuestra perspectiva implica que las relaciones interdependientes siempre implicarán costos, dado que la interdependencia reduce la autonomía; pero es imposible determinar a priori si los beneficios de una relación serán mayores que los costos. Esto dependerá tanto de los valores que animen a los actores como de la naturaleza de la relación. Nada asegura que las relaciones que denominamos interdependientes" puedan caracterizarse como de beneficio mutuo. Se pueden adoptar dos perspectivas distintas para analizar los costos y los beneficios de una relación interdependiente. La primera se centra en las ganancias p pérdidas comunes de las partes en cuestión. La otra pone el énfasis en las ganancias relativas y en la distribución de los temas' en cuestión. Muchos de los aspectos políticos cruciales de la interdependencia giran en tomo a la vieja pregunta de la política: ¿quién consigue qué? Es importante estar en guardia contra el supuesto de que las medidas que incrementan las ganancias conjuntas en una relación, de algún modo conseguirán liberarse de los conflictos distributivos. Las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales pugnarán por aumentar sus cuotas de ganancias en las transacciones, aun cuando ambas obtengan un enorme provecho de la relación. Por lo tanto, debemos ser prudentes ante la perspectiva de que la ascendente interdependencia estaría creando un nuevo mundo feliz de cooperación que reemplazaría al viejo y deficiente mundo de los conflictos internacionales. La diferencia entre la política internacional tradicional y la política de la interdependencia económica y ecológica no consiste en la diferencia entre un mundo de "suma cero" (donde la ganancia de una parte significa una pérdida para la otra) y los juegos no suma cero". Por el contrario, la política de la interdependencia económica y ecológica implica competencia, incluso en los casos en que la cooperación prometa amplios beneficios netos. Existen importantes continuidades, así como marcadas diferencias, entre la tradicional política de la seguridad militar y la política de la interdependencia económica y ecológica. También debemos ser cuidadosos de no definir la interdependencia completamente en términos de situaciones de dependencia mutua equilibrada. Son las asimetrías en la dependencia los factores que más probablemente han de proporcionar fuentes de influencia a los actores en sus manejos con los demás. Los actores menos dependientes a menudo se encuentran en situación de usar las relaciones interdependientes como fuentes de poder en la negociación sobre un tema y tal vez hasta para incidir en otras cuestiones. En el otro extremo de la pura simetría se encuentra la pura dependencia; pero esto es también raro. Muchos casos se encuentran entre estos dos extremos. Y allí es donde reside el corazón del proceso de negociación política de la interdependencia. PODER E INTERDEPENDENCIA El poder siempre ha sido un concepto elusivo tanto para los estadistas como para los analistas de la política internacional; en la actualidad se ha tornado aún más escurridizo. El poder puede pensarse como la habilidad de un actor para conseguir que otros hagan algo que de otro modo no harían. El poder también puede concebirse en términos de control sobre los resultados. Podemos considerar los recursos de poder iniciales que otorgan a un actor una capacidad potencial o podemos tomar en cuenta la influencia real del actor sobre los patrones de resultados. Cuando decimos que la interdependencia asimétrica puede ser una fuente de poder estamos pensando el poder como el control sobre los recursos o como el potencial para afectar los resultados. Un actor menos dependiente en una relación, a menudo cuenta con un recurso político significativo, porque los cambios en la relación (que el actor puede iniciar o amenazar con ellos) serán menos costosos para ese actor que para sus socios. Para entender el papel del poder en la interdependencia, debemos distinguir entre dos dimensiones: sensibilidad y vulnerabilidad. Sensibilidad implica grados de respuesta dentro de una estructura política (¿con qué rapidez los cambios en un país ocasionan cambios, con determinado costo, en otro país y cuál es la magnitud de ese costo?). La sensibilidad de la interdependencia se crea mediante interacciones dentro de un marco de políticas. La sensibilidad supone que el marco permanece invariado. La interdependencia de sensibilidad puede ser tanto social o política como económica. Emplear la palabra interdependencia para referirnos solamente a la sensibilidad ensombrece algunos de los más importantes aspectos políticos de la dependencia mutua. La dimensión de vulnerabilidad de la interdependencia se apoya en la disponibilidad relativa y en el costo de las alternativas que los actores deben encarar. En términos de costos de la dependencia, la sensibilidad significa una contingencia ante los efectos de costo impuestos desde afuera antes que se puedan modificar las políticas para tratar de cambiar la situación. La vulnerabilidad puede definirse como la desventaja de un actor que continúa experimentando costos impuestos por acontecimientos externos aun después de haber modificado las políticas. La dependencia a la vulnerabilidad sólo, puede medirse por el costo que implican los ajustes efectivos a un medio que ha cambiado durante cierto lapso de tiempo. La vulnerabilidad es particularmente importante para entender la estructura política de las relaciones de interdependencia. En cierto sentido, permite focalizar los actores que son "los definidores de la cláusula ceteris paribus", que establecen las reglas del juego. La vulnerabilidad es claramente más relevante que la sensibilidad. La vulnerabilidad se aplica tanto a las relaciones sociopolíticas como a las político-económicas. La vulnerabilidad de las sociedades a los movimientos radicales transnacionales de fines de los '60 dependía de sus capacidades para ajustar las políticas nacionales a los efectos de enfrentar el cambio y reducir los costos de los desórdenes. ¿De qué modo esta distinción nos ayuda a entender las relaciones que existen entre interdependencia y poder? Claramente, indica que la sensibilidad será menos' importante que la vulnerabilidad para proporcionar recursos de poder a los actores. Si un actor puede reducir sus costos mediante la modificación de su política, tanto interna como internacional, los índices de sensibilidad no serán una buena guía sobre sus recursos de poder. La interdependencia de vulnerabilidad incluye la dimensión estratégica que la interdependencia de sensibilidad omite, pero esto no significa que la sensibilidad sea políticamente menos importante. El rápido crecimiento de la sensibilidad a menudo lleva a la queja sobre la interdependencia y los esfuerzos políticos para contrarrestarla, especialmente en países con sistemas políticos pluralistas. Aunque los modelos de sensibilidad interdependiente pueden explicar dónde aprieta el zapato, una política debe basarse sobre un análisis de las actuales y potenciales vulnerabilidades. El intento de manipular interdependencias asimétricas de sensibilidad sin tomar en consideración los patrones subyacentes de vulnerabilidad es probable que fracase. Además, debe tenerse presente siempre que el poder militar domina al poder económico en el sentido de que los medios económicos por si solos son ciertamente ineficaces contra el empleo serio de la fuerza militar. El ejercicio de formas de poder más dominantes implica mayores costos. Así, en relación al costo, no existen garantías de que los medios militares sean más eficaces que los económicos para lograr un propósito dado. Sin embargo, es de esperar que en la medida en que los intereses en juego se tornen más importantes, los actores tenderán a emplear recursos de poder que se ubicarán más alto en los niveles de predominio y de costo. El desplazamiento de un recurso de poder a otro más eficaz (aunque más costoso) será más probable donde exista una sustancial incongruencia entre la distribución de los recursos de poder en una y otra dimensión. En tal situación, la disminuida posición de poder de uno de los actores puede ser mejorada levantando el nivel en que se maneja la controversia. Concluimos que un útil comienzo en el análisis político de la interdependencia internacional puede ser la consideración de las interdependencias asimétricas como fuentes de poder entre los actores. Semejante estructura puede aplicarse a las relaciones entre actores transnacionales (como las corporaciones multinacionales) y a los gobiernos, asimismo como a las relaciones interestatales. Diferentes tipos de interdependencia llevan a la influencia política potencial, aunque bajo distintas limitaciones. La interdependencia de sensibilidad puede proporcionar las bases para una influencia política significativa solamente cuando las reglas y normas efectivamente pueden darse por sentadas o en el caso de que fuera prohibitivamente costoso para los estados insatisfechos el rápido cambio de sus políticas. Si un conjunto de normas coloca a un actor en una posición desventajosa, el actor probablemente tratará de cambiar esas normas si puede hacerlo a un costo razonable. Así, la influencia derivada de asimetrías favorables en el campo -de la sensibilidad es muy limitada cuando las asimetrías subyacentes en el campo de la vulnerabilidad son desfavorables. Pero ésta no es toda la historia del poder y la interdependencia. Tan importante como entender el modo en que la manipulación de la interdependencia puede ser un instrumento de poder, resulta establecer los límites de ese instrumento. La interdependencia asimétrica por sí misma no puede explicar los resultados de las negociaciones, incluso en las tradicionales relaciones entre los estados. Como dijimos antes, el poder medido en términos de recursos o de potencial puede parecer diferente del poder medido en términos de influencia sobre los resultados. También debemos considerar su "traducción" efectiva en los procesos de negociación política. Una de las razones más importantes para ello consiste en que el compromiso del estado más débil puede ser mucho mayor que el del socio fuerte. El actor más dependiente puede estar (o parecer) más expuesto al sufrimiento. La interdependencia internacional contemporánea tiende a limitar las habilidades de los estadistas para manejar la interdependencia asimétrica. Los Estados pequeños, en especial, pueden tener mayor unidad política interna que los grandes. Aunque el Estado más poderoso pueda ser menos dependiente en términos de conjunto, puede estar más disgregado internamente, con lo que su coherencia se verá reducida por los conflictos de intereses y las dificultades de coordinación dentro de su propio gobierno. CAMBIO DE RÉGIMEN INTERNACIONAL Par a entender el concepto de interdependencia y su relevancia para el concepto de poder, es necesario responder la primera, y más "importante, pregunta de este libro, ¿cuáles son las características de la política mundial bajo condiciones de interdependencia extensiva? Nos referimos a los conjuntos de acuerdos gubernamentales que afectan las relaciones de interdependencia conocidos como regímenes internacionales. En la política mundial, las normas y los procedimientos no son ni tan completas ni tan obligatorias como en los sistemas políticos internos; las instituciones tampoco son tan poderosas ni tan autónomas. A menudo los regímenes internacionales tienen importantes efectos sobre las relaciones de interdependencia que involucran a unos pocos países o a muchos en un problema específico. Desde la segunda guerra mundial, por ejemplo, se han desarrollado conjuntos de normas y procedimientos para guiar a los Estados y ' a los actores transnacionales en medio de una amplia variedad de campos que incluyen la ayuda a ' países menos desarrollados, protección del medio ambiente, conservación de la riqueza ictícola, política alimentaria internacional, coordinación meteorológica internacional, política monetaria internacional, regulación de las corporaciones multinacionales, política de navegación internacional, política de telecomunicaciones internacionales y comercio internacional. En algunos casos, estos regímenes han sido formales y amplios; en otros, informales y parciales. Su eficacia ha variado según las áreas de conflicto y en función del tiempo. Los regímenes internacionales pueden ser incorporados a los acuerdos o tratados interestatales o pueden evolucionar de acuerdos formales propuestos y nunca implementados, o pueden estar meramente implícitos. Varían no sólo en su amplitud, sino también en el grado de adhesión que reciben de los actores más importantes. Cuando no existen normas de acuerdo ni de procedimiento; o cuando las excepciones a las reglas son más importantes que las instancias de adhesión, se produce una situación de falta de régimen. Para entender los regímenes internacionales que afectan los modelos de interdependencia, se debe considerar, la estructura y los procesos de los sistemas internacionales, asimismo como el modo en que se influyen entre sí. La estructura de un sistema remite a las capacidades de unidades similares. En los sistemas políticos internacionales, las unidades más importantes son los Estados y se consideran como capacidades relevantes a sus recursos de poder. Estructura es, por lo tanto, algo distinto de proceso, que remite al comportamiento distributivo o negociador dentro de una estructura de poder. Los regímenes internacionales son factores intermedios entre la estructura de poder de un sistema internacional y la negociación política y económica que se produce dentro del mismo. La estructura del sistema (la distribución de los recursos de poder entre los Estados) afecta profundamente la naturaleza del régimen (el mayor o menor aflojamiento del conjunto de normas, reglas y procedimientos formales e informales que son relevantes para el sistema). Los cambios en los regímenes internacionales son muy importantes. En el capítulo 3 observaremos de cerca el problema de la explicación del cambio o la persistencia de los patrones de normas, reglas y procedimientos que gobiernan la interdependencia en varios campos. En ese momento estableceremos cuatro modelos o andamiajes intelectuales a los efectos de explicar el cambio de régimen y examinar sus puntos fuertes y sus zonas débiles. Los modelos se basan en diferentes supuestos sobre las condiciones básicas de la política mundial. TEORIA DE LA POLITICA MUNDIAL: EL REALISMO ESTRUCTURAL Y LO QUE VA MAS ALLA DE EL Por más de dos mil años, lo que Hans J. Morgenthau bautizó como Realismo político ha constituido la tradición principal para el análisis de las relaciones internacionales en Europa y sus retoños en el Nuevo Mundo. El Realismo ha sido criticado a menudo durante los últimos años y se han hecho pedidos de un nuevo paradigma. La fijación de los críticos y reformadores en la teoría Realista de la acción estatal refleja la importancia de esta tradición de investigación. Desde mi punto de vista, hay buenas razones para esto. El Realismo es un componente necesario en un análisis coherente de la política mundial, porque su atención en el poder, los intereses y la racionalidad es crucial para cualquier comprensión del tema. 1. EL REALISMO ESTRUCTURAL COMO PROGRAMA DE INVESTIGACION Para explicar el programa de investigación del Realismo, empiezo con dos trabajos clásicos, uno antiguo, el otro moderno: La guerra del Peloponeso de Tucídides y Politics Among Nations de Morgenthau (Política entre las naciones). Los tres presupuestos más fundamentales del Realismo son claros en estos libros: que los agentes más importantes en la política mundial son las entidades organizadas territorialmente (ciudades-Estado. o Estados modernos); que el comportamiento del Estado puede explicarse racionalmente y que los Estados buscan el poder y calculan sus intereses en términos de poder, relativo a la naturaleza del sistema internacional que enfrentan. Los tres presupuestos que acabamos de revisar definen el centro duro del programa de investigación del Realismo clásico: 1) El presupuesto centrado en el Estado: los Estados son los agentes más importantes en la política mundial. 2) El presupuesto de racionalidad: la política mundial puede ser analizada como si los Estados fueran agentes racionales unitarios, calculando cuidadosamente los costos de los cursos de acción alternativos y buscando llevar al máximo su utilidad esperada, si bien hacen esto en condiciones de incertidumbre y sin tener necesariamente suficiente información acerca de las alternativas o los recursos (tiempo u otro) para realizar una revisión plena de todos los cursos de acción posibles. 3) El presupuesto del poder: los Estados buscan el poder (tanto la capacidad de influir en los demás como los recursos que se pueden usar para ejercer influencia) y calculan sus intereses en términos de poder, sea como fin o como medio necesario para una variedad de otros fines. Hace poco, Kenneth N. Waltz (1959) ha intentado reformular y sistematizar el Realismo sobre la base de lo que llamaba, The Man, the State and War (El hombre, el Estado y la guerra) una perspectiva de “tercera imagen". El Realismo de tercera imagen de Waltz establece conexiones entre la distribución del poder en un sistema y las acciones de los Estados: los países pequeños se comportarán de forma diferente que los grandes y en un sistema de equilibrio de poder puede esperarse que las alianzas cambien en respuesta a cambios en las relaciones de poder. La característica distintiva clave de una teoría sistémica es que los atributos internos de los agentes les son concedidos por asunción más que tratados como variables. Los cambios en el comportamiento de los agentes y los resultados del sistema se explican no sobre la base de variaciones en estas características de los agentes sino sobre la base de cambios en los atributos del sistema mismo. Para reconstruir un programa de investigación sistémica, en consecuencia, los Realistas Estructurales deben diseñar una forma de explicar el comportamiento del Estado sobre la base de características sistémicas y dar cuenta de los resultados de la misma forma. La formulación de Waltz del realismo estructural como teoría sistémica busca hacer esto desarrollando un concepto no utilizado explícitamente por Morgenthau o Tucídides: la estructura del sistema internacional. Dos elementos de la estructura internacional son constantes: 1) el sistema internacional es anárquico más que jerárquico; y 2) se caracteriza por interactuar entre las unidades con funciones similares. Estas son características de trasfondo tan perdurables que son constitutivas de lo que llamamos “política internacional". El tercer elemento de la estructura, la distribución de capacidades a través de los Estados del sistema, varía de un sistema al otro y a lo largo del tiempo. Según Waltz la estructura de un sistema internacional nos permite explicar modelos de comportamiento estatal, dado que los Estados determinan sus intereses y estrategias sobre la base de cálculos acerca de sus propias posiciones en el sistema. El vínculo entre estructura del sistema y comportamiento del agente está forjado por el presupuesto de racionalidad, que les permite a los teóricos predecir que los líderes responderán a los incentivos y las restricciones impuestos por sus entornos. Así, el presupuesto de racionalidad es esencial para las afirmaciones teóricas del Realismo Estructural. En su forma fuerte, el progralna de investigación Realista Estructural es similar al de la microeconomía. Ambos usan el presupuesto de racionalidad para permitir que se hagan inferencias acerca del comportamiento del agente a partir de la estructura del sistema. He aducido hasta ahora que el Realismo Estructural está en el centro de la teoría de las relaciones internacionales contemporánea en Estados Unidos; que constituye un intento por sistematizar el Realismo Clásico y que su grado de éxito como teoría puede ser evaluado legítimamente en parte, según patrones tales como los planteados por Lakatos y en parte a través de una evaluación de su capacidad de generar interpretaciones penetrantes del comportamiento de la política internacional. Dos pruebas diferentes, cada una de las cuales refleja un aspecto de este patrón evaluativo dualista, pueden crearse para evaluar al Realismo Estructural como programa de investigación de las relaciones internacionales: 1) ¿Cuan fructífero es el paradigma Realista para resolver enigmas e interpretar la política mundial? El Realismo fue diseñado para, suministrar reflexiones sobre dichos temas y, si sigue siendo una tradición viva, debería seguir haciéndolo. 2) ¿Responde el Realismo a los patrones de un programa de investigación científica según lo enuncia Lakatos? Es decir, si las hipótesis auxiliares del Realismo son "progresivas" ¿generan nuevas reflexiones o predicen nuevos hechos? Si no es así, son simplemente ejercicios para remendar brechas o errores sobre una base ad hoc y el programa de investigación es degenerativo.