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TEMA 18:

EL CONCEPTO DE SACRAMENTO Y SU EVOLUCIÓN EN LA HISTORIA.


CUESTIONES SISTEMÁTICAS DE SACRAMENTOLOGÍA GENERAL:
INSTITUCIÓN, EFICACIA, NÚMERO, JERARQUÍA, Y NECESIDAD. MINISTRO Y
RECEPTOR DE LOS SACRAMENTOS.

1. EL CONCEPTO DE SACRAMENTO.

... La Iglesia es en Cristo como un sacramento o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el
género humano (LG 1) Ser el sacramento de la unión íntima de los hombres con Dios es el primer fin de la
Iglesia.

... La Iglesia es como el sacramento (signo e instrumento) en el cual el Espíritu Santo dispensa el Misterio de la salvación
(CEE 1111).

“Sentado a la derecha del Padre” y derramando el Espíritu Santo sobre su Cuerpo que es la Iglesia, Cristo actúa ahora
por los sacramentos, instituidos por él para comunicar su gracia. Los sacramentos son signos sensibles (palabras y
acciones), accesibles a nuestra humanidad actual. Realizan eficazmente la gracia que significan en virtud de la acción de
Cristo y por el poder del Espíritu Santo (CEC 1084).

“Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia por los cuales nos es
dispensada la vida divina. Los signos visibles bajo los cuales los sacramentos son celebrados significan y realizan las gracias
propias de cada sacramento. Dan fruto en quienes los receben con las disposiciones requeridas (CEE 1131).

Sacramento viene del lat. “sacramentum” que significa algo que santifica o que es santo. Es la traducción del
término gr. “misterion” que significa algo oculto y misterioso.

Sacramento es una acción simbólica o significativa que se dirige al menos a una realidad
religiosa. La voz SACRAMENTUM significa lo que es SANTO-RES SACRA. Acudimos al
Catecismo de la Iglesia Católica:

“Sentado a la derecha del Padre” y derramando el Espíritu Santo sobre su Cuerpo que es la Iglesia,
Cristo actúa ahora por los sacramentos, instituidos por Él para comunicar su gracia. Los sacramentos
son signos sensibles (palabras y acciones), accesibles a nuestra humanidad actual. Realizan
eficazmente la gracia que significan en virtud de la acción de Cristo y por el poder del Espíritu
Santo”. (CEC 1084).

“Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la
Iglesia por los cuales nos es dispensada la vida divina. Los signos visibles bajo los cuales los
sacramentos son celebrados significan y realizan las gracias propias de cada sacramento. Dan
fruto en quienes los receben con las disposiciones requeridas (CEE 1131).

Los sacramentos son “de la Iglesia” en el doble sentido de que existen “por ella” y “para ella”.
Existen “por la Iglesia” porque ella es el sacramento de la acción de Cristo que actúa en ella
gracias a la misión del Espíritu Santo. Y existen “para ella” porque ellos son “sacramentos...
que constituyen la Iglesia” (San Agustín), ya que manifiestan y comunican a los hombres,
sobre todo en la eucaristía, el misterio de la comunión del Dios-Amor, uno en tres Personas
(CEE 1118).

Los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a
dar culto a Dios, pero como signos también tienen un fin instructivo. No sólo suponen la fe, también la fortalecen, la
alimentan y la expresan con palabras y acciones; por eso se llaman sacramentos de la fe (SC 59- CEE 1123).

2. EVOLUCIÓN EN LA HISTORIA.
2.1. Sagrada Escritura.

Antiguo Testamento:

Aparece el término "mysterión" unido a la sabiduría y a lo escatológico. Y aparece sólo en los escritos del
período helenístico.

En el Libro de la Sabiduría se presenta el mysterion de Dios, que está oculto para los impíos y se ha
revelado por la Sabiduría (capacidad para descubrir los Kairoi).

En el Libro de Daniel tiene un significado escatológico, lo que está oculto en Dios y que es revelado
por una intervención suya, sucederá al final de los días (anticipación de lo que va a ocurrir) (Dn 2, 27).

Nuevo Testamento:

En el NT aparecen dos expresiones cercanas al concepto "sacramento": "semeion" y "mysterion".

En los Evangelistas se encuentra mayormente el término semeion (signo, señal) (Mt 24, 3; 12, 38; 16,
1.4; Lc 17, 20s; Mt 16, 2); una sola vez utilizan la expresión “misterio” (Mc 4, 11 y par) que aparece
principalmente en Juan (Jn 2, 11.23; 4, 48-5; 11,15.42; 12, 37). Para Lucas serán como mediaciones para
el camino y para Juan signos de la gloria y del Espíritu Santo.

En cambio el término misterio es mayoritariamente utilizado por san Pablo.

Tres sentidos principales se pueden descubrir en el NT en la expresión “misterio”:

a) Los hechos sublimes de Dios, sus intervenciones en la institución de su reino (Mt 13, 11; Ap 10,
7), su sabiduría escondida pero revelada en Jesucristo, el misterio por excelencia (Rm 16, 25; 1
Cor 2, 7s; Ef 1, 9; 3, 3; 6, 18; Col 1, 25ss; 1 Tim3, 16).

b) La revelaciones secretas (Ap 1, 20; 17, 7).

c) El sentido profundo de algunas realidades, como el destino de Israel (Rom 11, 25), la actuación
del Anticristo (2Ts 2, 7) y el matrimonio (Ef 5, 32).

2.2. Santos Padres.

Al igual que falta en la Sagrada Escritura, también en los primeros siglos de la Iglesia falta el concepto de
sacramento. Pero poco a poco los SSPP van clarificando la experiencia de la presencia salvadora de Dios
en la Iglesia.

Mientas que en los cultos “mistéricos” la salvación estaba reservada sólo a los iniciados (mystes), es decir
a los “formados”, la salvación cristiana estaba destinada a todos. Los SS PP hablan de la salvación
cristiana ofrecida a todos por Cristo quien por amor generoso se sometió a la cruz y fue exaltado por

Dios Padre, y esto contra la “gnosis” que pensaba la salvación a través del mayor conocimiento
alcanzado por unos pocos.

Mysterium: (Padres Orientales).

El único misterio de Dios en la actuación salvífica por medio de Cristo, sus palabras y gestos concreto
que son salvíficos. Luego se hará una actualización tipológica del AT hasta llegar a la Escuela Alejandrina
donde “misterion” serán las verdades o doctrinas del cristianismo. Importancia en el CULTO.
MISTERIOS DE CRISTO—DE LA VIDA DE CRISTO---AT---VERDADES---CELEBRACIONES.
Orígenes hablará de los typos; Clemente de Alejandría de las acciones salvíficas; Juan Crisóstomo de la
unión misteriosa con Dios.

Misterios Misterios Misterios Misterios Misterios

de -> (de la vida) --> del --> (Verdades) ----> como

Cristo de Cristo A.T. del Xtmo. celebraciones

Sacramentum (Padres Occidentales)

El término sacramentum en el latín profano era usado para designar la suma que una de las partes tiene
que pagar a la divinidad cuando ha perdido un proceso judicial. Más importancia tuvo su segunda
significación profana como juramento o consagración militar.

Por lo que se refiere al uso cristiano del término, comenzamos diciendo que las antiguas versiones
africanas de la Biblia, sacramentum fue la palabra usual para traducir mysterion (gr). Hoy es imposible
determinar por qué estas versiones traducen mysterion por sacramentum y no por mysterium. De esta
forma dieron al término latino un primer contenido cristiano.

Tertuliano

Tertuliano (+ 220) tuvo una importancia particularísima para la elaboración del concepto de
“sacramento”. Designa con el término sacramentum no sólo el plan salvífico divino en general sino
además los acontecimientos y figuras de la alianza antigua y los acontecimientos particulares de la vida
terrena de Jesús. Pero lo importante es que Tertuliano aplicó el término a ritos cultuales, específicamente
al bautismo y a la eucaristía, en tanto que son considerados acontecimientos salvíficos cultuales, es decir,
que no sólo expresan la salvación divina sino que también la comunican.

A partir de las primeras precisiones de Tertuliano, el sacramento es descrito como elementos sensibles
por medio de los cuales Dios otorga su gracia.

No fue el primero en utilizarlo pero si el que lo propuso de forma sistemática, ya se utilizaba en la


traducción latina africana de la Biblia.

Aún no estaba clarificado el lenguaje y durante siglos se llamarán “sacramentos” al lado del bautismo y la eucaristía a
otros muchos ritos y signos, a ciertas doctrinas t determinados servicios.

San Agustín.

Una aportación especial y significativa a la doctrina de los sacramentos es la de S Agustín (+430). Llama
al sacramento signo sagrado. S. Agustín define sacramento como signo visible de la gracia invisible.
(Quaestione in Heptateucum III, 84).

Realizó la distinción entre sacramentum (elemento visible) y la virtus o res sacramenti (la realidad
salvífica o gracia que este contiene).

El sacramento conduce al hombre desde lo externo a lo interno y de lo interno a lo superior (Carta a


Jenaro, VII, 13).

Los sacramentos tienen una doble estructura: un elemento material y la palabra que lo explica (accedit
verbum ad elementum et fit sacramentum). No obstante, el efecto del sacramento no depende sólo de la
inteligencia humana creyente: es Cristo como verdadero dispensador quien produce en él su gracia (res
sacramenti).

Afirma la validez del sacramento independientemente de que el ministro sea bueno o malo.

2.3. Siglos XI-XII.

Durante estos dos siglos cabe señalar la creación o fijación de un vocabulario técnico en la teología
sacramental. Algunos son recogidos de S. Agustín: Definición de sacramento (signo visible de la gracia
invisible), distinción entre forma y virtus, entre signum y la res. Otros nuevos son derivados de la
filosofía aristotélica: materia (gestos) y forma (palabras) para designar los elementos del rito sacramental.
Y aparecen nuevas precisiones: Causa, sustancia y presencia sustancial, transustanciación, opus
operantum (papel del ministro) opus operatum (el que recibe).

Se va precisando el número de sacramentos. Un criterio importante para esta precisión fue su


institución por Cristo.

Hugo de San Víctor: medicina para sanar y arma para proteger.

Pedro Lombardo: no se agotan en su efecto sanante. Son referidos a Cristo. Santificación del hombre.

Pedro Abelardo: es signo visible de la gracia invisible.

Santo Tomás de Aquino ejerce una importancia decisiva sobre la doctrina sacramental.

2.4. Santo Tomás.

Adopta las ideas aristotélicas de causa y efecto, de materia y forma. Subraya que los sacramentos son los
instrumentos que contienen en sí directamente la gracia. Insiste en la santificación activa que obra el
sacramento. Sacramento es un signo sagrado que posibilita el conocimiento de la realidad por él
significada: la salvación. Dimensión cristológica y antropológica: rememorativos, demostrativos
y pronósticos. Su fina es ordenar al hombre a Dios y ser remedio contra el pecado. El signo
sacramental es sacramento cuando se da la materia (elementos o sacramentum) y la forma
(palabras)—efectos (santificación) y causa (acción visible). El Sacramento produce la gracia “ex
opere opertato”, es decir, en virtud del acto realizado por sí mismo (S Th III, 62,4).

Nota: Causa: la acción visible;

Efecto: santificación;

Materia: elementos (pan y vino)

Forma: las palabras.

El Sacramento produce la gracia “ex opere opertato”, es decir, en virtud del acto realizado por si mismo
(S Th III, 62,4). Se expresa así el carácter indestructible del obrar divino, cuyo efecto ni siquiera depende
de la disposición ética y creyente del ministro ni del receptor del sacramento. Pero hay una exigencia
mínima para estos últimos: el ministro del sacramento ha de tener la intención de hacer lo que la Iglesia
quiere y el receptor no se ha de oponer, por rechazo o indiferencia, al ofrecimiento de Dios (S Th III,
68,8).

2.5. Magisterio.

En estos documentos se refleja sobre todo la doctrina sacramentaria de Tomás de Aquino.

Así, en el Decreto para los armenios del concilio de Florencia (1439) se dice:

“estos nuestros sacramentos... contienen la gracia y la confieren a cuantos los reciben dignamente” (DS
1310).

“Todos estos sacramentos se realizan por tres elementos: de las cosas, como materia; de las palabras,
como forma, y de la persona del ministro que confiere el sacramento con intención de hacer lo que hace
la Iglesia” (DS 1312). Lo sorprendente es que no se habla de quien los recibe.

2.6. Reformadores protestantes.

Los reformadores alzaron su protesta contra un tratamiento excesivamente técnico, minimalista y hasta
mágico del principio “ex opere operato”. Los reformadores protestantes sólo ven los sacramentos como
una forma especial de la palabra de la predicación y esencialmente sólo reconocen como sacramentos el
bautismo y la cena, porque sólo estos fueron instituidos por Cristo.

Lutero:

1.- Considera los sacramentos como actos que motivan la profesión de la fe.

2.- Niega que los sacramentos sean siete y los reduce a Bautismo y Eucaristía.

3.- Rechaza la causalidad sacramental “ex opere operato”.

4.- Rechaza que determinados sacramentos impriman carácter.

Según Lutero los elementos para el sacramentos son: Promesa (una promesa de salvación por parte de
Cristo que ha de estar expresada en los evangelios) signo (un signo sensible también instituido por Cristo
y vinculado a la promesa de salvación). Fe que acoja el signo y la promesa.

2.7. Concilio de Trento.

La respuesta del Concilio a los reformadores se hace de dos maneras, en forma de doctrina y en forma
de cánones. Por medio de la primera se presenta en afirmativo la fe eclesial del tema en cuestión;
mientras que en los cánones se recogen algunos puntos de la doctrina, formulándolos en negativo y
anatematizando tales negaciones. Fácilmente se descubre en los documentos tridentinos la falta de un
principio unificador, puesto que, las respuestas se formulan en base a una colección de afirmaciones
entresacadas de los escritos de los reformadores.

Establece que “por los sacramentos empieza toda verdadera justicia, o empezada se aumenta, o perdida
se repara” (DS 1600).

Entre los cánones de esa sesión, los más importantes son:

Canon 1: los siete sacramentos han sido instituidos por Cristo; (DS 160 l).

Canon 2: no se distinguen entre sacramentos de la Ley Antigua.

Canon 3: hay sacramentos más necesarios que otros. Todos no son iguales.

Canon 4: los sacramentos son necesarios para la salvación. No basara la sola fe.

Canon 5: no están solo para alimentar la fe.

Canon 6: los sacramentos contienen la gracia que significan.

Canon 7: los sacramentos confieren siempre la gracia.

Canon 8: en la Ley nueva se da el ex opere operato.

Canon 9: Bautismo, Orden y Confirmación imprimen carácter indeleble en el alma.

Canon 10: todos los cristianos no tienen poder para predicar la palabra y administrar los sacramentos.

Canon 11: los ministros tienen que tener la intención de hacer lo que hace la Iglesia.

Canon 12: el ministro aún en pecado mortal confiere el sacramento.

Canon 13: los sacramentos no pueden ser modificados.

Concilio Vaticano II.

El Vaticano II no contempla ya el concepto y la teoría del sacramento y de los sacramentos desde una
perspectiva antirreformista, sino más bien desde una perspectiva ecuménica. Con el NT y con Agustín
destaca la importancia fundamental del bautismo y de la eucaristía (SC 6; 10; LG 7/2). Es en ellos donde
se echa de ver sobre todo -muy en la línea agustiniana- la presencia y ministerio de Cristo (SC 7/1; LG
21/1).

Todas las acciones sacramentales se contemplan en el contexto de la palabra de Dios, y más en concreto
de la predicación (SC 9; 33ss; 52), y como procesos que se realizan dentro de la marcha escatológica
hacia la liturgia celeste (SC 8). El acento ya no recae sobre las exigencias mínimas, sino sobre la actuosa

participatio, la participación activa (SC 11; 21/2; 27/1; 48; 50/1), dentro por completo de la fe viva, que
ya Tertuliano reclamaba y en la que insistieron de manera más radical los reformadores (SC 59).

La importancia histórica de los sacramentos para el individuo y la comunidad destaca sobre todo en la
exposición de los «sacramentos duraderos», como el bautismo-confirmación (SC 71/1; LG 61; LG 11).

En el sacramento del matrimonio se destaca la plena responsabilidad de la fe de los seglares en la


“santificación mutua” y la edificación responsable de la Iglesia y de la sociedad (LG 11/2; 35/3), en lo
que se sugiere la idea de los carismas (LG 11/3; 12/2).

Dos cosas hay que observar aún para la hermenéutica de esta concepción del sacramento.

Primera, que los sacramentos ya no «se miden todos por el mismo rasero» (Rahner 1960, 46), sino que
también el Vaticano II tiene en cuenta su peculiaridad histórica.

Segunda, que todos se estudian en el contexto amplio de la Iglesia “como sacramento o señal e
instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano” (LG 1), Y que por lo
mismo puede también llamarse en cierto modo sacramentum (SC 5/2; 26/1; LG 9/3; 48/2). Con ello se
ilumina de nuevo el tema del NT: es el plan eterno y misterioso de Dios sobre la salud de los hombres,
revelado escatológicamente en Cristo y proclamado de continuo por la Iglesia, el que sostiene toda la
realidad sacramental y la llena de sentido.

El concilio no cede a ningún neognosticismo, ni permite ninguna reducción de la salvación a unos actos
espirituales y aislados del individuo ilustrado. Más bien valora todo lo que es materia, imagen, signo,
cuerpo como elementos queridos por Dios para un culto salvífico, en el que palabra y sacramento están
en relación mutua e indisoluble.

3. CUESTIONES SISTEMÁTICAS DE SACRAMENTOLOGÍA GENERAL:


INSTITUCIÓN, EFICACIA, NÚMERO, JERARQUÍA, Y NECESIDAD.
3.1. Institución de los sacramentos.

La teología católica ha enseñado tradicionalmente que los sacramentos tienen su origen en Jesús. (Ds
1601).

La "institución por parte de Cristo" ha sido considerada como el criterio más importante para dilucidar
si un rito eclesial es sacramento o no.

Algunos sacramentos, nos constan que provienen de Cristo. Tal es el caso del Bautismo (Mt 28, 19), la
Eucaristía (Mt 26, 26-29); Mc 14, 22-26; 1 Cor 11, 23-25).

¿Qué significa que Cristo ha instituido los sacramentos? Y en concreto “¿cómo se puede presentar en
forma históricamente creíble la sacramentalidad, es decir, en este caso, el hecho de la institución por
Cristo del matrimonio, del orden, de la extremaunción y de la confirmación” (K Rahner La Iglesia y los
sacramentos pg 45).

Rahner considera los sacramentos como actos de la concreta autorrealización de la Iglesia en cuanto ella
es el sacramento fundamental de la salvación del mundo. Cristo fundó la Iglesia con su carácter de
protosacramento. La iglesia-sacramento se expresa y se realiza en determinadas acciones sacramentales.
Así los sacramentos han sido instituidos genéricamente al ser constituida la Iglesia ya que son accione

que conforme a su esencia proceden de la naturaleza misma de la Iglesia establecida por Dios y son por
ello de derecho divino.

Pero ¿por qué estas y no otras acciones son los únicos y verdaderos sacramentos?

La Iglesia llega a reconocer que determinadas realizaciones suyas, por arrancar de su propia naturaleza,
son realizaciones fundamentales y absolutas de su propio ser y que son lo que nosotros llamamos
sacramentos (K Rahner o.c. 77).

Llegar a reconocer las propias realizaciones como acciones sacramentales es fruto de un proceso vital de
la Iglesia en virtud del cual adquiere determinadas concreciones históricas, que una vez adquiridas son
irreversibles (K Rahner o.c.77).

Hemos de decir además que, en afinidad con la doctrina del CEC 1117 que en el NT están las
insinuaciones sacramentales: “Por el Espíritu que conduce “a la verdad completa” (Jn 16, 13), la Iglesia
reconoció poco a poco este tesoro recibido de Cristo y precisó su “dispensación”, tal como lo hizo con
el canon de las sagradas escrituras y con la doctrina de la fe, como fiel dispensadora de los misterios de
Dios ( (Mt 13, 52; 1Cor 4,1). Así la Iglesia ha precisado a lo largo de los siglos que entre sus
celebraciones litúrgicas hay siete que son, en el sentido propio del término, sacramentos instituidos por
el Señor”

La Iglesia reconoció un signo en función de una finalidad espiritual. La relación entre el signo (aunque no de los elementos
significantes) y el efecto al que está destinado es a lo que Trento llama “sustancia” del sacramento. La sustancia del
sacramento es lo único que la Iglesia no puede modificar (DS 1728).

El Vaticano II presenta la unidad sustancial del rito romano como lo inamovible. (SC 38).

3.2. Eficacia de los sacramentos.


3.2.1. Los sacramentos ¿medios de la gracia?

En la mentalidad moderna se encuentran dos objeciones serias:

a).- Parece un atentado contra la personalidad humana la doctrina del ex opere operato pues suena a magia
y de ahí mucha gente no ve por qué se tiene que someter al agua, al pan, al aceite, para que Dios se
acerque al hombre o el hombre se acerque a Dios.

b).-Parece un atentado contra la personalidad de Dios, porque se tiene la impresión de que en definitiva,
la doctrina sacramental de la Iglesia equivale a afirmar que encadenamos a Dios y su soberana
independencia a ciertos gestos y cosas, a determinadas palabras o simples ceremoniales.

3.2.2. La virtus sacramenti en los Santos Padres.

Los Santos Padres nos ofrecen, no una doctrina sobre la eficacia de los sacramentos, sino la conciencia
eclesial y celebrativa de tal eficacia, basados en la fe en un "misterio" que se actualiza sacramentalmente,
y por la fuerza del Espíritu, transforma, santifica, purifica, renueva y da vida.

3.2.3. El signum efficax de los escolásticos.

Dos posturas para explicar la eficacia antes de Santo Tomás:

a).- Los sacramentos producen en el alma una disposición a la gracia (causalidad dispositiva).

b).- Los sacramentos confieren la gracia (causalidad moral).

Santo Tomás: Los sacramentos son signos eficaces de la gracia y causan la santificación. Qué clase de
causa, la instrumental; en relación con la causa principal que es Dios. Así los sacramentos son los
instrumentos o mediaciones más cercanas de una gracia que viene al hombre de parte de Dios, en virtud
de la acción mediadora-sacramental de Cristo.

3.2.4. Reformadores y Concilio de Trento.

Reformadores: Afirman que la justificación es la imputación al pecador de los méritos de Cristo, sin
tener en cuenta el propio pecado; que los sacramentos están destinados a suscitar la fe; que los
sacramentos cristianos no son más eficaces que los del A.T.; y que no pueden afirmarse que confieran la
gracia ex opere operato.

Trento (Ds 1608): Con la expresión ex opere operato pretendía:

a).- Referir a Cristo la acción sacramental.

b).- Distinguir entre el opus operatum y el opus operantis.

c).- No hacer depender el valor del sacramento y su validez de la fe del ministro.

d).- Afirmar la soberanía y dependencia de la gracia de la salvación de Cristo.

e).- Pretende poner esta eficacia en relación con la disposición del sujeto (no poner impedimento como
mínimo).

3.2.5. Explicación postridentina.

Todos están de acuerdo en afirmar que la gracia no depende ni del mérito del ministro ni de la fe del
sujeto, sino sólo de la voluntad de Dio, quien obra eficazmente a través de la acción sacramental.

3.2.6. Concilio Vaticano II.

El sacramento es, ante todo, un gesto de Dios para con el hombre, y este gesto depende exclusivamente
de Dios. Lo decisivo es la acción de Dios (Ex opere operato).

Pero no puede haber encuentro, dialogo, alianza si los diversos actores no se implica. Se requiere también el ex opere
operanti (en virtud del operante). El Vaticano II entiende los sacramentos como un hecho dialógico, ha dejado de lado esta
expresión técnica. (SC 59).

“Los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva,
a dar culto a Dios, pero como signos tiene también un fin instructivo. No sólo suponen la fe, también la fortalecen, la
alimentan y la expresan con palabras y acciones; por eso se llaman sacramentos de fe. Confieren ciertamente la gracia, pero

también su celebración dispone óptimamente a los fieles a recibir la misma gracia con fruto, a dar culto rectamente a Dios y
a practicar la caridad.

Por consiguiente, es muy importante que los fieles comprendan fácilmente los signos sacramentales y reciban con frecuencia
los sacramentos instituidos para alimentar la vida cristiana” (SC 59).

En la mentalidad moderna se encuentran dos objeciones serias:

a).- Parece un atentado contra la personalidad humana la doctrina del ex opere operato pues suena a magia
y de ahí mucha gente no ve por qué se tiene que someter al agua, al pan, al aceite, para que Dios se
acerque al hombre o el hombre se acerque a Dios.

b).-Parece un atentado contra la personalidad de Dios, porque se tiene la impresión de que en definitiva,
la doctrina sacramental de la Iglesia equivale a afirmar que encadenamos a Dios y su soberana
independencia a ciertos gestos y cosas, a determinadas palabras o simples ceremoniales.

3.2.7. CEC 1127-ss.

Celebrados dignamente en la fe, los sacramentos confieren la gracia que significan (D 1605 s). Son eficaces porque en ellos actúa Cristo
mismo...

Tal es el sentido de la siguiente afirmación de la Iglesia (D 1608): los sacramentos obran “ex opere operato” (según las
palabras mismas del Concilio: “por el hecho mismo de que la acción es realizada”), es decir, en virtud de la obra salvífica de
Cristo, realizada de una vez por todas. De ahí se sigue que “el sacramento no actúa en virtud de la justicia del hombre que
lo da o que lo recibe, sino por el poder de Dios” (Sto. Tomás). En consecuencia siempre que un sacramento es celebrado
conforme a la intención de la Iglesia, el poder de Cristo y de su Espíritu actúa en él y por él, independiente de la santidad
personal del mismo. Sin embargo los frutos de los sacramentos dependen también de las disposiciones del que los recibe.

3.3. Número.

Del N.T. no se puede deducir una argumentación en virtud de la cual se demuestre que los sacramentos
son siete y que tienen que ser los siete conocidos. Tampoco se puede obtener esa argumentación ni en
los Santos Padres, ni de los demás autores antiguos, ni del magisterio de la Iglesia hasta los últimos
años del Siglo XIII.

Cuando Pedro Lombardo afirma que los sacramentos son siete no da ni una sola razón de por qué
afirma eso. Pero Poco a poco se imponen las ideas de Pedro Lombardo y de los canonistas que
comentaron el Decreto de Graciano de su tiempo que defendían el septenario hasta llegar al S. XIII. Las
razones son varias:

- Se va imponiendo la eficacia y causalidad sacramental como aspecto especifico cualitativo.

- La razón más importante es el simbolismo del número 7, por su misterio que encierra.

Destaca sobre todo la doctrina de Tomás de Aquino, que sustenta el número siete con consideraciones
teológicas estableciendo una analogía entre el desarrollo de la vida individual humana y la social
(generación, crecimiento corporal y anímico, alimentación, una doble amenaza a la integridad del cuerpo
y del alma, necesidad de dirección y regeneración de la sociedad). Los sacramentos presentan así una
unidad orgánica al servicio de la vida sobrenatural, cuyo motor y corazón es la eucaristía.

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Los teólogos del S. XII y XIII: de la misma manera que los siete pecados indican la plenitud del mal.
Los siete sacramentos constituyen la plenitud de medios de gracia que el Señor ha colocado en su Iglesia.

En el magisterio:

El número siete de los sacramentos tiene ya cierta importancia en el concilio II de Lyon, en 1274 (DS
860).

Esa importancia la refrendó en 1547 el concilio de Trento formulándola así en un canon (Ds 1601) y el
concilio de Florencia (Ds 1310).

3.4. Jerarquía de los sacramentos.

- El sacramento culmen, centro y fin de todos, es la Eucaristía. (SC 10 y 41)

- El Bautismo junto a la Confirmación son los sacramentos de la iniciación cristiana (Podríamos incluir aquí
la Eucaristía de iniciación).

- La Penitencia y la Unción de enfermos que son los sacramentos de de la salud. Donde en situaciones
eventuales, producidas por la infidelidad a la fe cristiana y por la debilidad por enfermedad, la Iglesia
recurre a ellos para actualizar y simbolizar el perdón y salvación de Cristo.

- Los sacramentos de la madurez cristiana: Matrimonio y el Orden, constituyen a la Iglesia en cuanto


comunidad humana y comunidad de fe.

3.5. Necesidad de los sacramentos.

- La naturaleza de la Iglesia como sociedad visible exige igualmente signos religiosos visibles.

- El Concilio de Trento se pronunció contra los reformadores que atenuaban la necesidad de recibir los
sacramentos para la salvación. (Ds 1604).

- En determinadas circunstancias se puede conseguir el efecto necesario para la salvación por el simple
deseo o el anhelo de recibir el sacramento o mediante la fe en el sacramento (Ds 121, 3869 y Ds 3870).
Aunque la misión de la Iglesia no puede reducirse a la administración de los sacramentos sin más.

4. MINISTRO Y RECEPTOR DE LOS SACRAMENTOS.


4.1. Ministro de los sacramentos.

El ministro primario de los sacramentos es Cristo (Carta a los Hebreos y Ef 5, 6 es Cristo quien purifica
a los bautizados; institución de la Eucaristía en conmemoración mía; echar a los demonios en mi
nombre; mandato apostólico en el nombre del Padre…).

El ministro humano es tan sólo servidor y representante de Cristo.

a).- Quién es el ministro de los sacramentos.

-Vemos que según 1Cor 3, 7.9; 4,1 notamos que los primeros comunicadores del mensaje cristiano
tuvieron la conciencia de ser enviados.

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- Tanto las épocas apostólica como postapostólica remiten continuamente a Cristo en su actividad
sacramental.

- S. Agustín reconocía a Cristo como ministro principal (esto ha sido mantenido como constante en la
tradición católica). También es una constante de la tradición el ministro secundario, que es mandatario
del ministro primario de Cristo.

- El ministro secundario de los sacramentos es el hombre en estado de peregrinación.

- El Concilio Vaticano II subraya la participación de toda la comunidad celebrativa con su diversidad de


funciones y ministerios (SC 11; 21; 27.) La realización de los sacramentos es cosa de la comunidad
eclesial concreta en la que juega un papel fundamental la reciprocidad solidaria.

b).- Qué condiciones debe cumplir el ministro.

- Prescindiendo del bautismo y el matrimonio, para administrar los demás sacramentos es necesario ser
ministro ordenado, en contra de la doctrina reformista del sacerdocio universal (Ds 1610).

- La validez y eficacia de los sacramentos no dependen de la ortodoxia ni del estado de gracia del
ministro. Trento se pronunció contra la sentencia contraria (Ds 1617). El error de los Donatistas, que
enseñaba que para administrar válidamente los sacramentos era necesaria la ortodoxia y estar libre de
pecado grave fue refutado por Optato de Milevi y por S. Agustín pues Cristo es el ministro primario.
La prueba la tenemos en la tesis de ex opere operato y en la consideración de que el ministro es causa
instrumental respecto de Cristo.

- Para la administración válida de los sacramentos es necesario que el ministro realice como conviene los
signos sacramentales.

- El ministro ha de tener además la intención de hacer lo que hace la Iglesia. El Concilio condenó la falta
de intencionalidad mientras se administran los sacramentos (Ds 1611).

4.2. Receptor de los sacramentos.

- Sólo el hombre es receptor. Un muerto no puede recibirlos. Hace falta estado de peregrinación.

- Tener uso de razón e intención de recibirlo (Dz 799). Esta intención se funda en la libre voluntad del
hombre. Hacerle responsable de su propia decisión.

- Inocencio III (Ds 781`)--> el pecado original, que se contrae sin consentimiento se perdona sin
consentimiento (Bautismo de niños).

- Esta disposición moral, consiste en apartar de sí los estorbos para recibir la gracia.

- Esto se explica porque, en el N.T, Jesús exige mucho al receptor de su mensaje: aceptación del Reino,
cambio de mentalidad, fe viva en Dios etc.

-En los S. III y IV se habla de exigencias mínimas para recibir los sacramentos. -La escolástica destaca
por su minimalismo.

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- En la actualidad, la dimensión pastoral ya no se interesa por las exigencias mínimas. La realización del
sacramento es una integración personal en comunión con la fe donde hay intercambio entre celebrantes.

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