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Promesa.

Introducción por Matt Thorn

Antes de pasar la página olvídate de todo aquello a lo que inadecuadamente


nos referimos en nuestro idioma como “comics”. Olvídate de las broncas
superpoderosas de hombres musculosos en pijama. Olvídate de los animales
antropomórficos y simpáticos. Olvídate de los comics underground, oscuros e
inaccesibles. Y ya que estás en ello, olvídate de todo lo que sepas de manga o
comics japoneses. “Promesa” y “Desde que te has ido”, de Keiko Nishi,
pertenecen a un género radicalmente distinto que nunca antes ha aparecido en
español. Ese género es el shojo manga, literalmente, “comics de chicas”. El
shojo manga, creado casi exclusivamente por dibujantes femeninas y leído por
chicas y mujeres (y algunos chicos y hombres) desde los doce años hasta los
cuarenta, es el más sofisticado y el más comúnmente malentendido de los
grandes géneros del manga.

Los que solo han visto las portadas de las revistas con sus colores brillantes o
han ojeado un tomo tienden a asumir que el shojo manga son romances
insustanciales y bobos –Arlequín con dibujitos-. Aunque el romance es uno de
los asuntos principales del shojo manga, la atención se centra en el más amplio
sentido en las relaciones humanas, ocupándose de temas –como el amor entre
personas del mismo sexo y el travestismo- que erizarían (o pondrían de punta,
según los casos) el pelo a la lectora media de Arlequín.

El estilo del shojo manga es radicalmente distinto también, no solo del shonen
manga o comic de chicos, sino de cualquier otra variedad de comic en todo el
mundo. La competencia es feroz, y solo una pequeña parte de las que desean
convertirse en artistas de shojo manga consiguen pasar al profesionalismo. Los
requisitos mínimos son dominio de las habilidades técnicas de dibujo,
composición y narrativa. La dibujante que confíe en triunfar debe ofrecer algo
distintivo a los lectores exigentes y volubles. Quizás por eso el shojo manga se
haya vuelto tan sofisticado experimentando con elementos como la
composición, la manipulación de las viñetas, la interrelación de texto e
imágenes y el uso de efectos expresionistas en los fondos. Es algo sabido
entre los guionistas japoneses de manga que el shojo manga es normalmente
más sustancial –más “literario”- que los populares mangas de chicos.

Esto no fue siempre así. Desde el final de la II Guerra Mundial hasta finales de
los 60, el shojo manga era dibujado por artistas masculinos, a menudo los
mismos artistas que escribían y dibujaban los mangas de chicos. Escritos por
adultos que intentaban imaginar lo que atraería a una chica preadolescente (el
público era más joven en aquellos días), el shojo manga era mayormente del
tipo de la Dulce Pero Maltratada Joven Heroína Cautivada Por El Príncipe
Encantador. Aristas masculinos tan renombrados como el gran Osamu Tezuka
(creador de Tetsuwan-Atom y Jungla Tatei y reconocido como fundador del
manga moderno), Shotaro Ishinomori (creador de Japan Inc., Hotel y Una
Historia del Japón en manga) y Kazuo Umezu (creador de Makoto-chan e
incontables clásicos de terror) llegaron a trabajar en el género del shojo manga.

Pero muchas de las chicas que crecieron leyendo el shojo manga creado por
estos hombres sentían que ellas lo podían hacer mejor, y a finales de los 60,
jóvenes mujeres dibujantes empezaron a introducirse en la industria del manga,
dominada por hombres; primero gota a gota, después como una riada. Estas
artistas habían aprendido la técnica de sus predecesores masculinos, pero
ofrecían a las chicas japonesas mucho más de lo que los hombres podrían
nunca hacer. En unos pocos años –hacia principios de los 70- las mujeres
dibujantes habían tomado completamente el campo.

Los lectores japoneses no tardaron demasiado en darse cuenta de que estas


artistas estaban haciendo cosas muy interesantes. En 1972, Ryoko Ikeda
desató un “boom del shojo manga” con su fabuloso éxito, La Rosa de Versalles,
una historia de la Revolución Francesa contada desde el punto de vista de
Oscar, una mujer criada como un soldado travestido asignado a la escolta
personal de Maria Antonieta. Animado como una serie televisiva de 40
episodios, una película para TV e incluso convertido en un musical de éxito, el
triunfo de La Rosa de Versalles reflejaba un nuevo respeto hacia el género.

Las artistas de shojo manga hijas de la explosión demográfica –conocidas


como “las del Cuarenta y Nueve”, ya que muchas de ellas nacieron en 1949-
experimentaron con la forma, el tema y el fondo, llevando el género hasta sus
límites. Hoy, una nueva generación de mujeres dibujantes crecidas con el shojo
manga de “las del Cuarenta y Nueve” continúa con este legado. Pero mientras
las del Cuarenta y Nueve exploraron los límites exteriores del género, tratando
grandes temas de formas grandiosas y radicales, sus sucesoras parecen más
interesadas explorando los límites interiores, bajando la escala del argumento y
el tema hasta el nivel de la vida cotidiana, examinando las sutilezas de las
relaciones humanas, buscando lo profundo en lo mundano.

Keiko Nishi está entre las más brillantes de estas jóvenes artistas. Nishi hizo su
debut profesional en 1986, en Juné, una revista de shojo manga picante
especializada en historias de amor entre gays. En 1988, cuando apareció por
primera vez en la popular revista de shojo manga Petit Flower, dio el salto de
favorita de culto a artista importante. Desde entonces ha sido habitual de Petit
Flower, produciendo ocasionalmente historias con tema gay para Juné.
También fue en 1988 cuando se publicó la primera colección de historias cortas
de Nishi, “Tengo que ser un ángel”. Desde entonces ha visto publicarse otras
cuatro recopilaciones en tomos: Quiero ser un pájaro (1990), Cuando el agua
se convierte en hielo (1990), Septiembre (1991) y Otro océano (1992). Las dos
historias presentadas aquí, “Promesa” y “Desde que te has ido” se publicaron
por primera vez en Petit Flower en 1990 y ambas aparecen en Cuando el agua
se convierte en hielo.

Tengo que reconocer que mi primer contacto con el manga de Keiko Nishi se
produjo el verano pasado, mientras investigaba en Japón. Llevo unos cinco
años estudiando el shojo manga, y durante los últimos dos años y medio he
trabajado en una tesis de antropología cultural, concentrándome en el papel del
shojo manga en las vidas de sus lectoras adolescentes. El verano pasado,
hablando con lectoras de shojo manga y leyendo respuestas a cuestiones
generales sobre el manga, el nombre de Nishi apareció una y otra vez. Había
oído hablar de ella, pero nunca había tenido tiempo para leer su obra. Al
comprender que era una vergüenza que no la conociera, salí rápidamente para
hacerme con sus cinco tomos recopilatorios. Ahora, como tantas jóvenes
lectoras japonesas que he conocido, estoy enganchado.

Las historias de Nishi son difíciles de definir. Como otros muchos shojo manga,
sus historias tienden a ambientarse en el “mundo real” y centrarse en
acontecimientos plausibles, pero a estas situaciones aparentemente ordinarias
Nishi a menudo añade elementos de lo sobrenatural. Esto es ciertamente
verdad en “Promesa”, pero incluso en historias ostensiblemente “normales”
como “Desde que te has ido”, los acontecimientos son, en cierta manera, tan
increíbles que parecen más que simples coincidencias irónicas. Otro tema
recurrente en la obra de Nishi –y esto se aplica a las dos historias ofrecidas
aquí- es la manera en que los individuos afrontan la tragedia. Debido a que
maneja este tema honestamente, Nishi a menudo rompe la regla tácita del
imprescindible final feliz en el shojo manga. Pero sus historias no son nunca
deprimentes ni cínicas. Hay mucho humor en su obra, y muchas de sus
historias sí que tienen finales felices.

Sea lo que sea lo que hace el manga de Keiko Nishi especial, no hay duda de
que hay algo que toca la fibra sensible en los jóvenes lectores japoneses, tanto
femeninos como masculinos. Júzgalo tú mismo y disfruta de la primera de la
que espero sea una larga serie de traducciones del shojo manga.

Matt Thorn
Universidad de Columbia
Diciembre, 1993

Promesa. En Barcelona dicen que estamos locos…

Cuando propusimos editar Promesa varias personas de esta editorial torcieron


la nariz.
- ¿Una historia para chicas?
- ¿Seguro que se venderá?
- ¡Pero si a las chicas no les interesan las historietas!
- Yo no lo haría, pero… ¡allá vosotros!

Y aquí nosotros.
¿Por qué publicar una historieta para chicas cuando nadie lo ve claro?
Había varias razones.
Primera, porque estamos comprobando que el público femenino está muy
interesado por el manga.
Segunda, porque estamos convencidos de que muchos chicos se van a
comprar este álbum.
Tercera, porque varios fanzines (Yokoku, Minami…) han hablado, y muy
elogiosamente, de este trabajo de Keiko Nishi.
Cuarta, porque todos cuantos están publicando mangas más o menos
románticos no se atreven a anunciarlos como tales.
Cuatro buenas razones: un poker de razones.
Hablemos de ellas.
En primer lugar es un hecho innegable que las chicas, que habían vivido de
espaldas a la historieta, durante varias décadas, comienzan a interesarse por el
manga. Editan, escriben y dibujan fanzines, mandan cartas a los correos,
entran a comprar en las Librerías Especializadas (que, antes, eran uno de los
reductos masculinos por excelencia)…
En segundo lugar, estamos convencidos de que muchos chicos se van a
comprar este álbum. ¡Y no lo van a comprar para regalárselo a sus novias! Ni
siquiera lo van a comprar tan solo aquellos que se compran todo lo que sale de
manga… lo van a comprar muchos chicos normales, y sin sentir vergüenza.
Porque Promesa no es una historieta “sentimental”, es una historieta hecha con
sentimientos. Porque Promesa no tiene nada que ver con las habituales
historietas (o películas, o novelas, o teleseries, o lo que sea) “románticas”
donde el chico es un mero objeto pasivo de la adoración de una, o varias
chicas. O viceversa. En Promesa no se habla de arquetipos, se habla de
personas, de sentimientos de personas, de frases blancas cuando queremos
que sean negras, de silencios pesados, de conductas ambiguas, de
incertezas… Estamos seguros de que muchos chicos se van a comprar
Promesa porque les interesan las historias que hay dentro.
En tercer lugar, porque varios fanzines lo han recomendado ¡y no es poco! Ya
teníamos ganas, en esta editorial, de que los fanzines dieran un paso adelante
y comenzaran a recomendar libros, a descubrir autores, a exponer obras al
público… La barrera idiomática japonesa es terrible, y eso ha dificultado que
los fanzines salieran del estrecho margen de remencionar las obras publicadas
aquí, o de “refritar” algún artículo de una revista extranjera. Los fanzines están
empezando a dar un paso adelante, y ese paso adelante nos puede favorecer
a todos: lectores y editores.
En cuarto lugar porque estamos muy orgullosos de anunciar que esto es un
Shojo Manga. Ésta es una medalla que otros han despreciado, pero que
nosotros nos sentimos muy honrados en ponernos en la solapa. ¡El primer
manga para chicas editado en España! Y con este álbum queremos dar la
bienvenida oficial a las chicas al mundo de las historietas.
¿Acaso no son cuatro buenas razones?
Pero este texto… ¿No parece una justificación para editar este álbum?
Pues sí, es una justificación.
Y una recomendación.
Chicos y chicas… no dejéis pasar de largo este álbum.
Quizá sea necesario que, antes de comprarlo, os tengamos que convencer de
hacerlo.
Pero cuando lo hayáis leído… seguro que ocupa un puesto preferente en
vuestra biblioteca.

Juanjo Sarto
Guionista de comics, novelista y Editor de Manga de Planeta-DeAgostini.

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