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PRIMERA CARTA DE JUAN

En primera de Juan hay sucesivos desarrollos del tema de la fe y el amor, que


probablemente tienen como explicación el estilo homilético y exhortatorio.

TEOLOGÍA DE LA CARTA

Entre las personas mencionadas en la Carta, aparecen como referentes principales el


Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
He aquí una visión esquemática de las principales afirmaciones:

A) El Padre (Dios).

Dios es el Padre de Jesucristo (1,3; 2,22-23).


- Dios es luz (1,5).
- Dios es fiel y justo para perdonarnos los pecados y librarnos de
toda injusticia (1,9).
- Dios es Padre justo (2,29), que nos ama con un amor tan grande
que podemos llamarnos hijos (3,1-2).
- Dios está por encima de nuestra conciencia y lo comprende
(perdona) todo (3,20).
- Mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo
(4,4).
- Dios es amor (4,8.16), que envió al mundo a su Hijo único para
que vivamos por medio de él… como víctima de expiación por
nuestros pecados (4,9-10).
- Dios nos ha dado su Espíritu (3,24),

B) El Hijo Jesucristo (cristología de la Carta).

Jesucristo es el Verbo de vida (1,1): la vida eterna que estaba


junto al Padre y que nos ha sido manifestada (1,2).
- Está en la luz. La sangre del Hijo nos purifica de todo pecado
(1,7).
- Es justo, nuestro abogado ante el Padre y víctima de expiación
por los pecados (2,1-2; 4,10).
- Es modelo de amor. El cristiano debe vivir como él vivió (del
amor) (2,6).
- El amor es verdadero en él y en nosotros (2,8).
- Él es desde el principio (2,12-14).
- Es el Hijo de Dios (1,3; 2,22-24; 3,23).
- Ha venido en carne (4,2) (por el agua y la sangre: 5,6).
- Es el Cristo (2,22).
- Jesucristo es puro (3,3), sin pecado (3,5), justo (3,7).

C. El Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es unción (Verdad interior) (2,20.27).


- El Espíritu es don y lazo de comunión: Dios nos ha dado de su
Espíritu (3,24; 4,13).
- Es el Espíritu de la Verdad, que conduce a la confesión de Cristo
(4,6).
- El Espíritu da testimonio (5,6) con el agua y la sangre.

D. La dimensión eclesial de la Comunión

Comunidad de testigos de la Palabra de vida (1,1-3).


- Comunión con el Padre y el Hijo, y entre sí (1,3-7).
- Comunidad de pecadores que reconocen sus pecados (1,6-10).
- Fraternidad (3,10).
- Unión en la fe de Jesucristo y en el amor fraterno (3,23-24).
- Confesión de que Jesús es el Cristo (2,18-28; 4,1-6).
- Comunidad de testimonio (4,13-16).
- Comunidad de hijos de Dios (3,1-2); nacidos de Dios (2,29 –
3,10).
- El mandamiento nuevo es la norma de la comunidad (2,7-11).

SEGUNDA CARTA

Este breve escrito tiene forma epistolar. El remitente es un dirigente de la Comunidad,


que se autopresenta como “El Presbítero”. Los destinatarios son los miembros de una
Iglesia vecina (la “Señora Elegida”); los cristianos son los “hijos” de esa Iglesia.

TEOLOGIA

La cristología de la Carta tiene como rasgos fundamentales la filiación divina de Jesús


(vv. 3.4) y su encarnación o venida en carne (v. 7). En consecuencia, el autor reitera la
enseñanza del evangelio (Jn 1,14) y de la primera Carta (4,2).
- La eclesiología se pone de manifiesto en el rasgo de “Elegida” con que se designa a la
Iglesia (vv. 1.13) y en los vínculos de la fe y del amor que unen a sus miembros (hijos
de la Iglesia).
- Un leve detalle escatológico aparece en la mención del Anticristo (v. 2; cf. 1 Jn 2,18-
24).

Detalles de la carta

V. 1. Remitente y destinatarios. ¿Quién es el Presbítero que escribe la carta o al que se


le atribuye? Las posibilidades son varias. Algunos exegetas apuntan a Juan el Presbítero,
del que habla Papías, que sería un dirigente eclesiástico en Asia Menor. Otros hablan de
un presbítero de alguna comunidad joánica, que se siente movido a comunicar sus
inquietudes con los dirigentes y miembros de otra comunidad joánica vecina.

Vv. 2-3. Bienes que el autor desea. Como una primera aproximación al sentido del
término “verdad”, el autor nos ofrece una de las connotaciones que dicho término tiene
en su mente: «la verdad que permanece en nosotros y que estará con nosotros para
siempre».
Vv. 4-5. Exhortación a amar. La expresión de alegría o satisfacción al comienzo de una
comunicación epistolar es propia de este género literario. El motivo de la alegría del autor
es constatar que los hijos de la Elegida «viven en la Verdad», conforme al mandamiento
recibido del Padre.

Vv. 7-8. Exhortación a guardarse de los seductores. El autor asegura que son muchos
los seductores que han salido al mundo (cf. 1 Jn 2,18ss; 4,1-6). Sin duda estamos ante un
error de los gnósticos, sobre todo de los docetas, que negaban la encarnación de
Jesucristo. El porte exterior de Cristo habría sido mera apariencia; incluso su muerte no
habría sido real. Pero esta doctrina implicaba una negación radical del cristianismo.

Vv. 10-11. Normas de comportamiento. El autor pasa ahora a aconsejar una serie de
medidas para evitar el contagio de los seductores o falsos maestros. La primera consiste
en no recibir en casa a los que vienen trayendo consigo una doctrina que no es recta.

Conclusión y despedida (12-13)


Tres cosas son importantes en esta frase. En primer lugar, el término “hijos” (tekna) para
designar a los cristianos. Ello indica una concepción de la Iglesia como Madre, muy
alejada del individualismo que se atribuye a la espiritualidad joánica. En segundo lugar,
es evangélico el hecho de que una Iglesia se diga hermana de la otra. Esta fraternidad es
la novedad fundamental del cristianismo. Finalmente, la consideración de “Elegida” que
comparten ambas Iglesias pone de relieve la conciencia que tienen los creyentes en Cristo.

TERCERA CARTA DE JUAN

El escrito llamado “Tercera Carta de san Juan” tiene como remitente al Presbítero, sin
duda el mismo personaje que aparece como autor de la segunda Carta. Se trata de un
dirigente eclesial de gran relieve, puesto que envía mensajeros-misioneros a otras
Iglesias.

DESTINATARIO
El destinatario es un fiel llamado Gayo, un cristiano que vive en la verdad y que es eficaz
colaborador de los misioneros enviados por el Presbítero. En la Carta es mencionado
también otro cristiano (Demetrio), una persona que cuenta con la aprobación de todos,
aprobación que comparte la misma Verdad.

FINALIDAD
La finalidad del escrito es dar gracias a Gayo por su comportamiento caritativo y su
colaboración en la obra misionera; a la vez, intenta prevenir a Gayo y a los demás
cristianos ante la conducta reprensible de Diótrefes, un dirigente de la Iglesia que se atreve
a criticar al Presbítero y a tomar medidas contra los que le apoyan.

TEOLOGÍA

Verdad

(v. 12). Este abundante empleo de “verdad” en que convienen las Cartas segunda y tercera
(y que está ausente de la primera) nos conduce a un ambiente de Iglesia local que trata de
autoidentificarse en el marco de la auténtica tradición joánica.
La eclesiología de la Carta está determinada, en su dimensión interior, por los términos
“verdad” y “generosidad” (lit. “caridad”)

El término “Dios” aparece solamente en dos versos (6 y 11). En este último el autor cita
probablemente una sentencia preexistente en la tradición joánica: «El que obra el bien es
de Dios; el que obra el mal no ha visto a Dios».

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