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Agua y Agricultura. Á ngel Palerm, la d iscu sión con Karl W ittfogel sobre el
Modo Asiático de Producción y la con stru cción de un m od elo para el estudio de
M esoam érica.
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F1434.2.A37 P35.20Ü7
ISBN 978-968-859-675-3
Ensayo introductorio
5 Alimento de origen prehispánico, que actualmente se compone de una bola de masa hecha
con maíz nixlamalizado (maíz remojado en agua con cal un día antes de poder ser triturado) y mo
lido, en cuyo interior se coloca un relleno que puede ser carne de pollo, res, cerdo, camarones, o
pescado; está aderezado con una salsa de tomate y chile. La masa con el relleno se envuelve en
una hoja de maíz o de plátano y se cuece al vapor. Existen numerosas formas y tamaños en la ela
boración de este platillo, cuyo consumo es muy amplio y abarca desde las clases rurales hasta las
urbanas, desde las gentes con menos recursos económicos hasta las clases sociales más pudien
tes. Existen cerca de 200 formas diferentes de tamales, adaptados a condiciones locales y a los
recursos de las distintas regiones del país y se expende desde en puestos en la calle hasta en ne
gocios especializados. Actualmente la masa puede ser sustituida por harina de maíz y se le agrega
algún tipo de grasa, con la llegada de los españoles en el siglo XVI se añadió a la masa de maíz la
manteca de cerdo.
6 Siempre mantuvo su admiración académica y afecto personal por este personaje, gran
promotor de la investigación en México, del que contaba anécdotas muy divertidas. De hecho, con
Pablo Martínez del Río se introdujo en la polémica sobre los orígenes del hombre en el continente
americano y en las primeras discusiones sobre la evolución social de Mesoamérica.
A g u a y A g ricu ltu ra 17
7 Kelly, Isabel y Angel Palerm, The Tajin Totohac. Part I, History, Subsistence, Shelter
and Technology, Washington DC 1952.
Palenn, Angel, “Etnografía antigua totonaca en el oriente de México”. En: México, RMEA,
Instituto Panamericano de Geografía e Historia (ipgh), t. xm, n.° 2-3, 1952-53: 163-173.
8 La Dra. Kelly había sido alumna de Alfred Kroeber.
9 Importante centro urbano Totonaca que alcanzó su esplendor en el período Clásico tardío,
ubicado en el centro-norte del Estado de Veracruz, que cuando Palerm realizó investigación de
campo en la zona aún estaba habitado por indígenas descendientes de los antiguos pobladores del
lugar. Actualmente la zona arqueológica fue restaurada por el in a h y ya no se permite a los indí
genas vivir dentro de ella, pero tienen acceso a las instalaciones para sus ceremonias y rituales.
10 En esa época la enaii reunía “ .. .los mejores profesores y los más avanzados métodos de
enseñanza donde los estudios se ligaban al trabajo de campo casi desde el principio...” (García
Acosta 2000: 15). Los estudiantes de antropología solían trabajar como ayudantes de algún inves
tigador, quien los entrenaba en el trabajo de campo, recolectando información etnográfica, ela
borando los informes respectivos, que posteriormente podían servirles para elaborar sus tesis.
Véase por ejemplo el preámbulo del libro de Andrés Medina (2000: 12), En las Cuatro Esquinas,
en el Centro, donde este importante antropólogo mexicano narra su experiencia formativa en la
e n a h , participando como colaborador en el año de 1958, en el proyecto Man in Nature. del De
15 Denomina barbecho no al manejo para roturar el suelo y abrirlo al cultivo, sino al sistema
agrícola donde se cultiva la tierra por un período de tiempo relativamente corto -u n año- y se deja
en descanso otro tanto.
16 Palerm, Angel y Eric Wolf, “El desarrollo del área clave del imperio texcocano”. RMEA.
México, SMA, Vol. xiv, primera parte, 1954-1955: 337-49.
A g u a >■A g ricu ltu ra 19
Palcrm, Ángel y Eric Wolf, “írrigation in (he Old Acolhua Domain, Mexico” . En: Southwes-
tern Journal o f Anthropology, Estados Unidos de América, Vol. II, n." 3, 1955: 265-81.
1956, Palerm, Ángel, Pedro Armillas, Eric Wolf, “A Small Irrigation System in the Valley
of Teolihuacan”. En: American Antiquity, Estados Unidos de América, The Society Cor American
Archaeology 1956: 396-399.
Palerm, Ángel y Eric Wolf, “Ecological Potential and Cultural Development in Mesoame-
rica”, Studies in Human Ecology: A Series ofLectures Given al the Anthropological Society o f
Washington, Washington, DC, Pan American Union, Social Science Monographs n.° 3, 1957:
1-37.
17 Palerm, Ángel y Lawrence Kräder, “Forward”. En: Studies in Human Ecology: A Series
ofLectures Given at the Anthropological Society o f Washington, Washington, DC, Pan American
Union (Social Science Monograph N." 3), 1957: m-iv.
Palerm, Ángel y Lawrence Kräder, “Prefacio”, Estudios sobre ecología humana: Conferen
cias celebradas en la Sociedad de Antropología en Washington, Washington, DC, Unión Pan
americana (Estudios y monografías No. 3), 1958: m-iv.
Palerm, Ángel y Eric Wolf, “Potencial ecológico y desarrollo cultural en Mesoamérica”.
En: Estudios sobre ecología humana: Conferencias celebradas en la Sociedad de Antropología
en Washington, Washington, DC, Unión Panamericana, Estudios y monografías n." 3,1958: 1-37.
18 Palerm, Ángel y Eric Wolf, “La agricultura y el desarrollo de la civilización en Mesoa
mérica”. En: Revista Interamericana de Ciencias Sociales, Washington DC, Unión Panameri
cana, Departamento de Ciencias Sociales, Vol. 1, n.® 1, 1961: 223-245.
20 Alba González Jácom e
19 Aunque el Balsas y el Lerma nacen en el Altiplano Central, corren hacia el oeste y des
aguan en el Océano Pacífico; sin embargo en la mayor parte de su cauce, cruzan por terrenos mon
tañosos y abruptos, donde no era y no es posible la navegación más que en cayucos o lanchas.
20 Fue entre otras cosas: Director del Departamento de Asuntos Sociales de la Unión Pan
americana, Ayudante Ejecutivo del Secretario General de la o e a ; información publicada en la re
vista Comunidad editada por la Universidad Iberoamericana AC, n.° 23, Vol. v, 1970: 45.
21 Entonces formada por su esposa doña Carmen Viqueira Landa y sus dos hijos menores
Jacinta y Angel. Los dos hijos mayores: Armando y Juan Vicente, vivían en aquellos años en Es
tados Unidos y en España respectivamente.
A g u a y A g ricu ltu ra 21
22 Palerm entendía por Mesoamérica a la región definida y establecida por Paul Kirchhoff
en su texto “Mesoamérica. Sus límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales”,
publicado por vez primera en el año de 1943 en Acta Americana, Vol. I, n.° 1. Este texto funda
mental fue reeditado en castellano en 1967, 1968,1969, 1970, 1971, 1973,1974 y 2000; en él se
define a Mesoamérica como un área cultural que para el siglo XV compartía una serie de elemen
tos entre los que estaban la agricultura y el cultivo básico de maíz, calabaza y chile.
23 Palerm, Ángel y Eric Wolf, “Ecological Potcntial and Cultural Development in Mesoa-
merica”, Studies in Human Ecology: A Series o f Lectures Given at the Anthropological Society
o f Washington, Washington, DC, Pan American Union, Social Science Monographs n.° 3, 1957:
1-37.
22 Alba González Jácom e
28 El autor se refiere a los ajustes sociales y culturales de naturaleza local, que son especí
ficos a cada sociedad humana, que están conectados directamente con su ubicación geográfica,
características del ambiente, el clima y la altitud, además del suelo, el agua y la vegetación. Estos
se relacionan también con la tecnología local, los recursos en el territorio controlado por el grupo
y su historia particular.
A g u a y A g ricu ltu ra 25
Steward (1955), para lo que Palerm (1976d) incluyó el análisis de las es
calas surgidas desde lo local hasta lo que ahora denominamos global, al
que -siguiendo a W allerstein-29 llamó el sistem a mundo; m odelo que
aplicó al estudio de la forma de articulación de M éxico con el sistema eco
nómico mundial a través de la producción y distribución de la plata30.
Muchas discusiones tras el fallecimiento de Ángel Palerm -e n 1980-
se han planteado alrededor del estudio y análisis de las interpelaciones entre
las sociedades humanas con su ambiente y para aquellos que piensan que
el concepto fue sustituido por el de diversidad -tanto ecológica como cul
tural- habría que considerar las aportaciones que en torno al concepto de
mosaico ecológico y de sus cuatro criterios han hecho autores tan relevan
tes en el campo de la arqueología mesoamericana como William T. Sanders
y Barbara Price (1968) y que, en años más recientes, vemos en los trabajos
del arqueólogo estadounidense Scott Fedick en Quintana Roo (1996) y del
geógrafo -tam bién estadounidense-W illiam E. Doolitlle con Jonathan B.
Mabry (2006:109-121). A cuarenta años de la postulación del concepto,
podemos afirmar que su aplicación al estudio de los orígenes de la agricul
tura y el cultivo de maíz en Mesoamérica y entre los mayas en particular ha
dado resultados impresionantes (Staller, Tykot and Benz 2006).
El estudio de lo que en estos tiempos se denom ina el conocimiento
tradicional -ahora tan de moda entre antropólogos, agroecólogos, ecólo
gos, o biólogos dedicados a la ciencia aplicada- se fundamenta de manera
primordial en el trabajo de campo y -si es factible- en la observación di
recta de las sociedades en cuestión, o en la investigación sobre su pasado.
Por necesidad teórico-metodológica, Ángel Palerm la aplicó en sus inves
tigaciones sobre M esoamérica, el papel del regadío en el desarrollo de la
civilización, o sobre la agricultura m exicana de las décadas de 1960 a
1970; los enfoques y estudios interdisciplinarios, construidos sobre sus
discusiones y relaciones académicas con múltiples investigadores, o por la
lectura de sus obras, le permitieron construir nuevos problemas de inves
tigación.
Un ejemplo de este diálogo interdisciplinario fueron sus relaciones
constantes: en arqueología con Pedro Armillas, William T. Sanders, Ri
29 Cuya primera edición en castellano se genera hasta 1979, pero cuya edición en inglés
había sido leída y difundida por Palerm una década antes. Véase: Immanucl Wallerstein, 1979.
El Moderno sistema mundial, México: Siglo xxt.
30 Angel Palerm, “Sobre la formación del sistema colonial en México: Apuntes para una
discusión”. En: México, La Casa Chata (Publicación provisional), 1976d, 48 pp.
26 Alba González Jácom e
de Tucta, en Tabasco.
34 Agroecólogo a quien conoció en el Colegio Superior de Agricultura Tropical ( c s a t ) en
Cárdenas, Tabasco.
35 Con quien tuvo pocas -pero fructíferas- entrevistas en el año de 1975, discutiendo lo que
Palerm denominaba la “agricultura de pantano” como opción a la roza-tumba-quema y sus pro
blemas de productividad, especialmente los relacionados con el incremento poblacional y el ur
banismo en la zona maya.
A g u a y A gricultura 27
Ángel Palerm escribe una serie de cinco artículos, que fueron publica
dos en la revista Comunidad editada por la Universidad Iberoamericana
entre 1969 y 1970, donde analiza el concepto de modos de producción y las
implicaciones que tuvo su aplicación al estudio de las sociedades antiguas,
en especial la mesoamericana. Los resultados de estas discusiones se refle
jaron en la vasta serie de publicaciones hechas por él mismo y por los -e n
tonces-jóvenes estudiantes que participaron en varios de los proyectos de
investigación apoyados por el c i s i n a h . La publicación generó una polé
mica en México, donde grupos a favor y en contra del concepto lanzaron
escritos, diatribas y respuestas diversas al autor, quien logró provocar los
ánimos intelectuales de numerosos estudiosos de la evolución social.
Palerm discute en ellos la posibilidad explicativa de un modelo ba
sado en el evolucionismo multilineal, con características distintas a la del
evolucionismo unilineal que había sido tan combatido en el mundo acadé
mico de los estudios antropológicos en los Estados Unidos, abandonado o
ignorado en el europeo y que hasta la publicación de estos textos era prác
ticamente desconocido en México. Por su estrecha relación con el marxis
mo y los marxistas ortodoxos, en especial con la figura de Karl Wittfogel,
el concepto de modo asiático de producción y el m odelo derivado de éste
fue debatido, pero no ignorado y pasó a ser un elemento fundamental en
las temáticas de estudio desde la década de 1970 y en especial en la si
guiente. Un resumen con comentarios de estos artículos se presenta al lec
tor a continuación.
28 A lba G onzález Jácom e
débil . El modelo permite incluir sociedades tanto del Viejo como del
Nuevo Mundo.
39 Palerm, Ángel, 1973. Obras hidráulicas prehispánicas en el sistema lacustre del Valle de
México, México, SEP-INAH, 244 pp.
36 Alba González Jácome
42 Ver Gordon Childe, Qué sucedió en la Historia. México: Fondo de Cultura Económica,
1946.
A g u a y A g ricu ltu ra 39
Esta última área incluye las zonas tropicales lluviosas, donde el pro
blema se encuentra particularmente en las llanuras costeras, además hay un
exceso de agua y la necesidad de drenarla. Una ilustración contemporánea
de esta última situación se encuentra en la Chontalpa tabasqueña. La aper
tura para el cultivo de la mayor parte de esta región se ha podido hacer
sólo después de controlar las inundaciones anuales del río Grijalva y de
construir un inmenso sistema de drenaje. En escala, desde luego infinita
mente más pequeña, esto es lo que se esperaría que hubieran hecho los po
bladores prehispánicos. Las fuentes del período de la conquista mencionan
con cierta frecuencia la presencia de acequias en una región donde el riego
era innecesario.
Para Palerm, el panorama del medio natural -con la imprecisión que
pueda darle la extrema abundancia y variedad de microclimas y la falta de
estudios detallados- era perfectamente coherente con la extensión alcanzada
por la agricultura de riego en Mesoamérica. Para ello realizó un mapa de su
distribución geográfica, basado sólo en fuentes escritas de hasta el último
tercio del siglo xvi que incluye la totalidad del área central de Mesoamérica.
También consideraba que era coherente con la antigüedad de los sis
temas de regadío que se remontan por lo menos a la época Arcaica o Pre
clásica y lo era también con la enorme importancia de la irrigación moderna
en México. Finalmente, era coherente con la extraordinaria variedad de
las técnicas hidroagrícolas empleadas en la época prehispánica, que van
desde las grandes construcciones hidráulicas (presas, canales, acequias) a
las chinampas; desde ingeniosos sistemas para colectar y conservar el agua
de la lluvia, hasta la excavación de pozos y la apertura de acequias; desde
los lagos, a los sistemas con pozos, para regar a brazo las huertas. Propo
ne que incluso los setos vivos o de piedra, la construcción de terrazas agrí
colas y de bancales debería considerarse, en muchos casos, como la técnica
deliberada de control de la humedad del suelo y como una manera pla
neada de retener y dirigir el agua de la lluvia.
Las exigencias del medio natural mesoamericano en términos de la
hidroagricultura, se acentúan al considerar los efectos de la irregularidad
de la temporada de lluvias y de las heladas en las tierras altas y Irías. Aún
en las zonas con suficiente precipitación, la inseguridad en cuanto al co
mienzo de las lluvias y la posibilidad de cielos intermitentes de sequía
hace casi indispensable recurrir al riego de auxilio y de emergencia. Hay
factores como las heladas, que pueden ocurrir en épocas relativamente
tempranas en el altiplano central; por ello es vital para los agricultores
sembrar lo antes posible, aún a riesgo de sufrir sequías que se compensan
A g u a y A gricultura 43
sólo con riego de emergencia. En otras palabras, se debe visualizar una si
tuación en la que la hidroagricultura es decisiva no sólo en las áreas des
érticas y extrem adam ente áridas, sino tam bién en aquellas donde la
agricultura sería siempre marginal (expuesta a heladas y a sequías inespe
radas), sin alguna forma de riego.
En opinión de Palerm, también era un factor esencial en el esquema
climático de la mayor parte de Mesoamérica, el fenómeno de la concen
tración de las lluvias durante el verano. La alternancia de dos verdaderas
estaciones, una de lluvias y otra de secas, hace imposible obtener dos co
sechas anuales de maíz -la planta básica de M esoam érica- aun cuando la
temperatura lo permita. El sistema de dos cosechas es posible sólo en las
zonas tropicales, con precipitaciones más prolongadas y temperaturas cons
tantemente altas, o bien en las zonas templadas, -subtropicales en rea
lidad-, donde se dispone de agua para el regadío.
En estas últimas zonas, que podemos com parar con los valles bajos
de Oaxaca por ejemplo, el control y manejo del agua sirve no tanto para
permitir la agricultura, (como ocurre en el desierto y en áreas de gran ari
dez) como para poner los cultivos a salvo de las sequías esporádicas y de
las heladas tempranas, como ocurre en las zonas altas y frías con régimen
irregular de lluvias. Tampoco para abrir al cultivo los pantanos y las zonas
inundadas, como en los lagos y probablemente en la llanura costera hú
meda, sino principalmente para casi duplicar los rendimientos agrícolas
de una superficie dada, particularmente si el riego se com bina con alguna
forma de fertilización artificial.
Las extraordinarias ventajas de la hidroagricultura en las condiciones
ambientales de M esoam érica explican por qué, una vez en posesión de
ciertas técnicas básicas, el sistem a se extendió incluso a zonas donde no
resulta vital ni necesario, excepto en términos de m ayor seguridad de las
cosechas y de multiplicación de los rendimientos. El control del agua con
fines agrícolas no fue un fenómeno aislado o de desarrollo limitado en
Mesoamérica, fue un fenómeno universal y de importancia económica fun
damental. Quedarían fuera de esta afirmación, al menos provisionalmente,
los hogares tradicionales de la civilización maya clásica y de los olmecas
de la costa. Pero en esos años era deplorable el desconocimiento existente
sobre la tecnología agrícola maya y Palerm consideraba que la exploración
de este problema reservaba muchas sorpresas a sus investigadores.
Palerm afirmaba que se podían dar por satisfechas las condiciones pri
mera y segunda del modelo, las que se refieren a la economía de exceden
tes, obtenida principalmente por medio de la agricultura tecnológicamente
44 Alba González Jácome
perficies regadas desde varios ríos, a los que se rectificaron los cauces ori
ginales. Resulta perfectamente legítima la pregunta de si no ocurriría lo
mismo en lugares como el valle de Cholula y Tlaxcala, con 4.000 Km2 de
extensión cada uno, que en repetidas ocasiones disputaron la supremacía
política del valle de México; en Michoacán, cuyo Estado resistió con éxito
los intentos mexicas de conquista, en Morelos y Oaxaca.
Por otra parte, aun sin alcanzar la m onumentalidad de las obras hi
dráulicas de la cuenca interior de México, la interconexión de los siste
mas de riego en algunas zonas, abarcando un núm ero considerable de
pueblos, puede haber establecido notables exigencias de organización y
control centralizado. En opinión de Palerm, ambas posibilidades estaban
abiertas y deberían ser exploradas. De cualquier manera, el hecho a su
brayarse es que, cuando menos en una región, precisamente en un área
clave del desarrollo mesoamericano - y tal vez también en otras- se cum
pla plenamente la tercera condición del modelo de Wittfogel.
Palerm resume así las evidencias en Mesoamérica que aún no contes
taban dos preguntas que forman parte de un sólo y grave problema. En
primer lugar, ¿cuál es la cronología absoluta de los sistemas hidráulicos,
como algo diferente en sus consecuencias sociopolíticas de la pequeña
irrigación, cuya antigüedad puede llevarse con seguridad hasta finales del
Preclásico? En segundo lugar, ¿cuál es la relación entre los sistemas hi
dráulicos de gran densidad y extensión territorial y la naturaleza de la es
tructura sociopolítica en el centro de Mesoamérica? Palerm proponía dos
categorías distintas de supuestos; aunque el grado en que algunos investi
gadores se inclinan por una u otra de ellas parece tener más que ver con
sus posiciones intelectuales y hasta políticas que con un completo análi
sis objetivo de la información factual (o de la falta de ella).
Si los sistemas hidráulicos estuvieron limitados al valle de M éxico y
si su desarrollo fue una obra tardía, entonces fenómenos tales como los
estados centralizados, el urbanismo y otros tendrían que ser explicados a
partir de un complejo de causas en el cual la hidroagricultura constituye un
factor entre otros posibles, tales como el comercio, la guerra, la facilidad
de transporte por agua, la religión, etc. Las grandes obras hidráulicas, en
este caso, deberían verse como el producto de Estados ya organizados,
empeñados en explotar y desarrollar al máximo las potencialidades agrí
colas de una región, para aumentar' su poder económico, demográfico y po
lítico. En este proceso los Estados mismos y toda la sociedad tuvieron que
sufrir transformaciones comparables, en cierto modo, a las que sufre un
país moderno en el trance de la industrialización. Palerm y W olf propusie
A g u a y A g ricu ltu ra 47