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la Omega
Resource by
John Piper
ALFA
No puedo hacer demasiado hincapié en que medites sobre la verdad
asombrosa de que Dios es el Alfa absoluto. Busca un momento sereno en tu
vida y permite que la verdad se apodere de ti, de que Dios es el PRIMERO-el
PRINCIPIO. Antes de Él no había nada. Nunca hubo un “antes de Él.” ¡Solo
piensa en eso! Por millones y billones y trillones de años sin fin Dios ha
existido y nunca tuvo un comienzo. El es el comienzo. Por toda la eternidad,
El es Dios (Salmos 90:2). Nunca hubo un tiempo cuando no lo fue.
¿Que significa el que Dios sea la Omega, o el fin? Vamos a leer los versos 5-
8. “Y el que está sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las
cosas. Y añadió: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.
También me dijo: 'Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el
fin. Al que tiene sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo. Pero los
cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras
y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y
azufre, que es la muerte segunda.'”
Para aquellos que venzan, para los sedientos, Dios no es el comienzo y el fin
en la manera en que un río comienza en un manantial y termina en un océano.
Un océano es abastecido y llenado con los ríos que fluyen hacia él. Dios no es
abastecido o llenado por los santos sedientos que vienen a Él al final. No, para
los sedientos, Dios es el principio y el fin en la manera en que una caravana
del desierto comienza en un oasis y termina en un oasis. Dios es una fuente de
vida al comienzo, y El es una fuente de vida al final-para siempre.
Otros dos versículos en el Apocalipsis nos dejan bien claro que este juicio es
eterno. Apocalipsis 20:10 dice, “Y el diablo que los engañaba fue arrojado al
lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta; y
serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.”
Por si acaso pensamos que este castigo eterno es solo para el diablo y sus
siervos, Apocalipsis 14:9-11 dice, “Entonces los siguió otro ángel, el tercero,
diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe una
marca en su frente o en su mano,él también beberá del vino del furor de Dios,
que está preparado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y
azufre delante de los santos ángeles y en presencia del Cordero. Y el humo de
su tormento asciende por los siglos de los siglos; y no tienen reposo, ni de día
ni de noche, los que adoran a la bestia y a su imagen, y cualquiera que reciba
la marca de su nombre.”
Aun cuando sabes que estás a salvo en la balsa con el Capitán, los relámpagos,
truenos, las olas de 80 pies, las tinieblas y los vientos huracanados deberían de
llenarte de un escalofriante sobrecogimiento y temblar de gratitud porque
fuiste arrancado de las aguas. No es pequeña cosa el estar vivo entre el Alfa y
la Omega de nuestro Creador.
LA GRAN DIVISIÓN
Regresemos a la imagen del desierto. Toda vida comienza con el poder
creativo de Dios. Él es el Alfa. Él es el oasis al comienzo de nuestras vidas.
Todos nosotros comenzamos en el mismo lugar. Pero después, tarde o
temprano, llega una división. Y necesitamos saber que es esa división, porque
al final todo va depender de ello. Una persona se encuentra con la Omega
como una fuente de vida, y otra se encuentra con Él como un lago de fuego.
LOS SEDIENTOS
Apocalipsis 21:6-7 utiliza dos palabras para describir la persona que se
encontrará con Dios como una fuente de vida. En el versículo 6 dice, “Al que
tiene sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.” La
primera característica de la persona que se encontrara con Dios como una
fuente en lugar de un fuego es que tiene sed.
Apocalipsis 22:17 es una hermosa invitación para los sedientos: “Y el Espíritu
y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y
el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida.” Así que cuando
Dios dice que dará el agua de la fuente de la vida a los sedientos, está diciendo
que se la dará a aquellos que la desean—a los que tienen gusto por ella, que la
anhelan y que se han apartado de las bebidas para el alma del mundo.
Cuando Dios dice que la sed es una condición para la salvación, no quiere
decir que todos los que quieren evitar el infierno y vivir para siempre serán
salvos. Porque todos quieren eso. Todos están sedientos en ese sentido. Lo
que Dios quiere decir es que todos aquellos cuya sed espiritual sea en verdad
por Dios, y no sed por la adoración, el poder y los placeres de este mundo
serán salvos. Aquellas personas cuya sed los ha llevado a apartarse de los
arroyos poco profundos del pecado hacia los profundos oasis al otro extremo
del desierto—estos son a los que Dios les dará de beber del agua de la vida
para siempre.
LOS VENCEDORES
La otra palabra en el versículo 7 que describe a la persona que se encontrara
con Dios como una fuente y no como un fuego es la palabra vencer. “El
vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo.” La palabra
“vencer” se usa como una docena de veces en el Apocalipsis para referirse a la
victoria de los santos que los trae dentro de las bendiciones de vida eterna.
Por ejemplo, en 2:10–11 (LBLA), Jesús le dice a la iglesia de Esmirna, “ Sé
fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida…El vencedor no sufrirá
daño de la muerte segunda.” Recuerden que según el texto en el 21:8 la
segunda muerte es el lago de fuego. Así que este texto en el 2:11 dice lo
mismo: si vencemos, no seremos lastimados por él. Y el vencer se define para
nosotros como el ser fiel hasta la muerte: “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré
la corona de la vida.” El vencer significa obtener victoria sobre las fuerzas que
nos tientan a no serle fiel a Cristo. (Ver también 2:26 y 12:11)
LA SED VENCEDORA
Si juntamos la condición de sed y la condición de vencedor, lo que
obtenemos es algo así: Se está dando una batalla en cada uno de nosotros. La
lucha es entre estar sediento por Dios y estar sediento por cualquier otra cosa.
Si nuestra alma tiene sed por Dios de la manera en que un venado jadea por
los arroyos que fluyen, si hemos probado suficientemente de la belleza, amor
y poder de Cristo que olvidamos las cosas que han quedado atrás y lo
seguimos a El, si negamos nuestra sed terrenal y tomamos nuestra cruz y
sentimos sed de Cristo, entonces Dios se nos presentara al otro lado del
desierto como una fuente de vida que todo satisface para siempre.
En otras palabras, si vencemos a todos los competidores por nuestra sed y nos
satisfacemos con Cristo, ganaremos la herencia de vida eterna. La sed por
Cristo debe vencer a la sed por el mundo y todo lo que ofrece.
Al final de cada sendero esta Dios. Te vas a encontrar con El cómo luz y vida,
o como fuego y tormento. “A los sedientos les dará de tomar gratuitamente de
la fuente de agua de vida.”
Así que dice El Espíritu,…“Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed,
venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida.”
(Apocalipsis 22:17, LBLA).