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En el mundo que vivimos, donde todo pareciera acelerarse cada día con tantas

propuestas para lograr cosas basados en lo inmediato e instantáneo, hablar de esperar


pareciera algo ridículo y fuera de contexto.

Este ritmo vertiginoso y enloquecedor de la sociedad, propone cada día acelerarnos aun
más, y afecta inclusive la forma de vivir y pensar del Pueblo de Dios. Pareciera como que
sintieramos un rechazo o que fuera difícil comprender y aceptar la idea de que en
diversas etapas de la vida podamos atravesar tiempos de espera, especialmente cuando
necesitamos con urgencia el obrar o una respuesta del Señor en nuestras vidas y nada
pareciera suceder. Cuando las agujas del reloj avanzan vertiginosamente y las
circunstancias adversas no cambian es bien dificil esperar, ¡más bien desesperamos!

Para ser sinceros muchos de nosotros, si fuera posible, haríamos cualquier cosa con tal
de no esperar, ¡inclusive lo malo a los ojos del Señor! Es por eso que debemos tratar este
tema a la luz de la Palabra de Dios para que podamos ser creyentes maduros y
renovados en nuestra forma de ver y pensar y vivir las cosas.

Debemos aprender a manejar los tiempos de espera, especialmente cuando todo lo que
nos rodea es desesperación y necesitamos salir de esa situación. Únicamente con la
ayuda del Señor y a Su manera podremos lograrlo. Si caemos en la velocidad de moda,
que es el apuro y la rapidez, prontamente caeremos en serias dificultades. El concepto
natural dice que cuando pasa el tiempo y las cosas no se dan, “¡hay que hacer algo como
sea y a cualquier costo!”, pero precisamente ese no es el sentir de Dios. El tiene otro plan
superior que nos conduce a su bendición.

Si queremos ser sensibles y obedientes a la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas,
debemos aprender a seguir la voz de Dios y hacerle caso. Muchos en su apuro pretenden
soplar más fuerte que el Espíritu Santo y ven truncado en sus vidas el obrar del Señor. El
quiere caminar en la delantera de nuestras vidas porque es El Señor. Es por eso que
quiere darnos unas cuantas lecciones prácticas para que aprendamos a movernos
cuando él se mueve y a quedarnos quietos esperando cuando él así lo decida. A menos
que aprendamos esto, nunca podremos seguir la “nube” de gloria del Señor y estar en el
cauce de Su Presencia.

Necesitamos saber que la voluntad de Dios es diametralmente opuesta a lo que


generalmente nosotros pensamos. Muchas veces por seguir nuestro pensamiento natural
fracasamos. En el reino del Espíritu lo natural para nada aprovecha. Yo he aprendido esta
lección en la experiencia de mi andar con Dios: Cuando El dice algo y yo no estoy de
acuerdo, ¡siempre el que está errado soy yo! El Señor siempre está en lo correcto, por
eso vale la pena obedecerle y seguirle aunque no lo entendamos. Dios nunca nos ha
llamado a entender las cosas sino principalmente a obedecerle con fe.

Tantas veces hemos hablado de seguir al Señor pero no sabemos que para hacerlo
debemos aprender a obedecer por fe, sin razonar, pues en muchas ocasiones El puede
decirnos que esperemos y estemos quietos sin hacer nada hasta que El comience a obrar
primero.

Nuestra óptica natural necesita ser quebrada por el Señor pues nos hace ver a los
tiempos de espera como tiempos de pérdida, pero si nos abrimos al obrar de Dios
podremos ser cambiados y transformar los tiempos de espera en tiempos de bendición.

Para muchos los tiempos de espera son tiempos de nerviosismo, tensión y


desesperación. Para poder experimentar el milagro de ver a nuestros tiempos de espera
transformados en tiempos de bendición necesitamos en primer lugar entender el
significado de la palabra “esperar’.

En el hebreo (idioma en el que se escribió el Antiguo Testamento) tiene tres significados:

1.“Dumiyah”: Significa esperar silenciosamente con una tranquila confianza.

2.“Chakah” : Significa adherirse y desear ardientemente. En el Salmos 33:20 aparece esta


palabra donde dice: “Nuestra alma espera a Jehová, nuestra ayuda y nuestro escudo es
él”

3.“Qavah” : Significa esperar con entusiasta expectación y da la idea de entrelazar. El


Salmos 27:14 dice: “Aguarda a Jehová, esfuérzate, y alientese tu corazón, si espera a
Jehová”

Creo fervientemente que el Espíritu Santo nos está invitando a gustar este tipo de espera,
que al ser practicada en nuestras vidas, suelta la fragancia celestial de la presencia de
Dios y somos renovados y bendecidos.

Estos tres significados nos dan lecciones importantes para llevar a la práctica cuando
atravesamos tiempos desesperantes:

1. Necesitamos aprender a esperar silenciosamente con una tranquila confianza en


Dios en medio de los tiempos difíciles sin nervios que nos descontrolen y originen
estrés.
Cuando el tiempo pasa y debemos tomar determinaciones debido a que se nos viene el
“mundo encima”, es allí cuando debemos rendirnos ante la majestad del Señor y
entregarle nuestro estado de intranquilidad, de duda y desesperación. Confiar en el Señor
implica descansar en El.

La mayoría de las decisiones que tomamos bajo presión y “en caliente” generalmente
luego tenemos que lamentar serias consecuencias porque nos hemos movido por
sentimientos o razonamientos y no por fe en el Señor. Cuando todo parezca empeorar y
su situación desesperar, no haga lo mismo que hacen los que no tienen a Cristo, sino
controle la tensión decidiendo esperar en silencio y con una tranquila confianza en Dios.

Confiar es más que un sentimiento, es una decisión. Realmente para hacer esto debemos
quebrar nuestra vida, pues humanamente hablando es “de locos” quedarse quietos
cuando todo se viene abajo... pero ¡bendita locura la que propone el Señor! ¡ Nunca lo
olvide: Cuando obedecemos siempre salimos ganando, aunque no veamos la salida al
presente!

2. Necesitamos aprender a esperar adheridos, “colgados” y aferrados al Dios


Poderoso, deseándole en nuestro ser ardientemente como amantes espirituales,
cuando todo parezca derrumbarse a nuestro alrededor.
Para entender la figura podemos decir que el Señor es como un cable de acero y nosotros
somos un hilo bien débil en el cual nos adherimos, entrelazamos y aferramos para
obtener fortaleza, perseverancia y resistencia.

En los tiempos de desesperación debemos aprender a esperar literalmente “colgados” de


Dios, teniéndolo a El como único recurso, como el único que puede ayudarnos. Esa es la
clase de dependencia que Dios espera de nosotros.

A veces decimos que estamos dispuestos a esperar en Dios pero cuando todo se pone
oscuro, es como que decimos: - Ya que Dios no ha hecho nada voy a hacer algo YO – o -
voy a recurrir a este amigo inconverso pues él va a ayudarme -. Si usted se mueve antes
que Dios se mueva ya no habrá nadie poderoso que pueda ayudarle, pues sin la ayuda
del Señor realmente estamos perdidos. ¡Aférrese al Señor porque sólo él tiene la salida!

3. Necesitamos aprender a esperar con entusiasta expectación, sabiendo que el


Señor tiene un plan de bendición para nuestras vidas y que nada puede sucedernos
fuera de su preciosa voluntad y que todo (aún lo malo) El lo transforma para bien
(Ro. 8:28).
A veces esperamos lo malo o lo peor y eso nos arruina espiritualmente y apaga nuestra
fe. Los hijos de Dios que esperan en el Señor no desesperan sino se mantienen creyendo
en los tiempos de dificultad. Debemos renovar nuestra manera de pensar para ocupar
nuestra mente en la victoria del Señor. Esperar en Dios trae una recompensa victoriosa.
El mundo dice: “el que espera, desespera” pero aquellos que aman al Señor esperan
confiadamente, con una actitud entusiasta de fe y expectativa, creyendo que en cualquier
momento llega el obrar de Dios.

Los tiempos de espera en el creyente no suceden en vano sino con un principal santo
propósito: Conocer al Dios que servimos. El Salmos 62:1-2 dice: “En Dios solamente está
acallada mi alma; de él viene mi salvación. El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi
refugio, no resbalaré mucho”.

Note la expresión “en Dios solamente”, “de él viene mi salvación” y “El solamente es mi
roca y salvación”. Unicamente los que aprenden a esperar en el Señor pueden unirse al
sentir del salmista. A veces Dios nos introduce en situaciones en las que debemos
esperar para poder conocerlo como el Unico y Verdadero Dios que nos salva no solo del
infierno futuro sino de un presente incierto y sin esperanza, para conocerlo como nuestra
Roca firme cuando todo tambalea y se sacude. ¡Vale la pena esperar en el Señor! La
espera confiada en Dios es la antesala de Su poderosa manifestación. ¡Aleluya!

Para los que aprenden a esperar hay tambien beneficios de parte de Dios.
Isaías 40:31 dice:
“Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán nuevas alas como las
águilas; correrán y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán”

Los beneficios son los siguientes:


1.Reciben de parte de Dios nuevas fuerzas. Esto significa una verdadera renovación
espiritual-mental-fisica. Las demoras de la vida muchas veces son utilizadas por el diablo
para desgastarnos y aniquilarnos. Cuando esperamos como Dios quiere fluye de Su
Santa Presencia fuerzas del Espíritu Santo para poder perseverar y triunfar.

2.Levantan alas como las águilas, es decir, la presencia vivificadora del Espíritu Santo nos
renueva interiormente y nos eleva a las alturas espirituales, donde encontramos
verdadera seguridad y estabilidad. El lugar más seguro es habitar en las alturas de la
presencia de Dios.

3.Correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán, esto significa que cuando el


tiempo de esperar aquietadamente se termina, debemos empezar a seguir esperando en
movimiento. Esto tambien es pura fe, ya que a veces podemos confundir “esperar en
Dios” con cobardia y falta de valor para hacer lo que debemos hacer. Hay un tiempo para
esperar en quietud y otro tiempo para esperar en movimiento. Caminando con Dios
debemos aprender a diferenciar un momento del otro.

¿Se ha dado cuenta todo lo que significa e implica esperar en el Señor? Es por eso que le
animo hoy a que reflexione en los tiempos de espera que ha atravesado o actualmente
esta atravesando. ¿Está aprendiendo las lecciones que Dios quiere enseñarle? ¿Su
tiempo de espera se diferencia de una persona que no tiene a Cristo en su ser? ¿Los
tiempos de espera han sido tiempos de bendición y crecimiento espiritual?.

El Espíritu Santo nos esta invitando en este tiempo a decidir caminar hacia una vida
cristiana de madurez que refleje la gloria del Gran Alfarero. Permitámosle que el trabaje
en nuestras vidas para que podamos ser vasijas para Su gloria y podamos ver
transformados nuestros tiempos de espera en tiempos de bendición.
ESPERAR EN ÉL, SIN DESESPERAR

Si ha pasado este año y aún no recibiste lo que esperabas, no es porque Dios se


haya desatendido de ti, o porque sea incapaz de dártelo sino porque quiere que
antes de recibir todos estos deseos, aprendas a CREERLE, a OBEDECERLE, a
AGRADECERLE y a ser PACIENTE.

DIOS DESEA QUE LE CREAS

Aunque no veas ninguna posibilidad, aunque veas que todo se ha ido cuesta
arriba, aunque veas que los recursos que dispones te son insuficientes, aunque
todos te desilusionen con sus palabras y aunque sientas que estas en el calabozo
más profundo. Es entonces cuando haz de creerle a Dios. Es a través de estas
circunstancias que llegas a la conclusión que ningún factor humano ni
circunstancial puede ayudarte, sólo Dios. Es el momento para creer en el poder
sobrenatural que sólo Dios posee y en la fidelidad de sus promesas.

Haz memoria de tus acontecimientos pasados, en los que pudiste comprobar y


testificar de cómo Dios obró de manera poderosa en aquello que no veias ninguna
salida, pues asi como lo hizo en ocasiones pasadas, también lo hará en su
momento y en este año que estamos por iniciar. Sólo basta que le creas.
Recuerda que el es poderoso para hacer todas las cosas mucho más allá de lo
que pides o imaginas.

No dudes, ni cuestiones el poder y la fidelidad de Dios para contigo, pues mientras


te mantengas en incredulidad no verás el poder de Dios concretizarse en tu vida.
Acuérdate aquellas palabras que dijo el Señor Jesús: ¿NO TE HE DICHO QUE SI
CREES, VERAS LA GLORIA DE DIOS? Juan 11:40

DIOS DESEA QUE LE OBEDEZCAS

Es en los momentos difíciles cuando es necesario que des pasos de fe y sólo se


dan pasos de fe cuando se obedece a la voz de Dios sin cuestionarle aunque
humanamente hablando sea imposible.
Abraham obedeció incondicionalmente la voz de Dios para salir a una tierra sin
saber adonde iba, obedeció aunque en esos momentos todo estaba en su contra.

Sigue las indicaciones que Dios te de en su Palabra aunque veas que todo se
pone en tu contra.

¿Por qué Josué alcanzó las promesas de Diosí


Porque obedeció la voz de Dios pese a toda oposición.
Traigo a tu memoria aquellas palabras dichas antes de conquistar la tierra
prometida:
SOLAMENTE ESFUERZATE Y SE MUY VALIENTE, PARA CUIDAR DE HACER
CONFORME A TODA LA LEY QUE MI SIERVO MOISES TE MANDO NO TE
APARTES DE ELLA NI A DIESTRA NI A SINIESTRA, PARA QUE SEAS
PROSPERADO EN TODO LO QUE EMPRENDAS. Josue 1:7.

Sé obediente a la voz de Dios aunque veas gigantes que se te opongan para


alcanzar lo que Dios te ha prometido.

DIOS DESEA QUE LE AGRADEZCAS

Dios quiere que le agradezcas independientemente a cualquiera que sea tu


situación, pues todo lo que permite en tu vida es para tu bien aunque en ese
preciso momento no entiendas el por qué de Sus propósitos.

Él sabe cómo y por qué permite situaciones inexplicables en tu vida, porque son
para tu bien, y es ante estas situaciones cuando haz de decirle: GRACIAS
SEÑOR. Es en esas situaciones en que Dios te está enseñando a tener un
corazón agradecido y conforme, en las que te está enseñando que tu gozo y paz
no dependen de las circunstancias sino de ÉL mismo; en las que te está
consumiendo todas esos estorbos que te impiden vivir en fe y en obediencia.

Asi que no reniegues si ves que aún no recibes lo que anhelas, no sea que por
ello no lo recibas. La nación de Israel, precisamente por renegar de la pedagogia
de Dios tuvo que pasar 40 años en el desierto. Que no te suceda a ti lo mismo.

Dice Pablo en su carta a los Tesalonicenses: DAD GRACIAS EN TODO,


PORQUE ESTA ES LA VOLUNTAD DE DIOS PARA CON VOSOTROS EN
CRISTO JESUS. 1 Tesalonicences 5:18.

DIOS DESEA QUE SEAS PACIENTE

Dios sabe en qué momento concederte aquello que anhelas. Es esperando en ÉL


que aprendes a creer en sus promesas, que aprendes a obedecer contra toda
lógica, que aprendes a agradecerle de antemano por lo que está haciendo en ti y
por lo que te dará.

Aprende a esperar en Dios y no en las circunstancias o personas y recuerda que


aunque para ti sea demasiado tarde, para Dios no lo es. ÉL tiene su tiempo
perfecto.
Deja que Dios te prepare, y no pretendas hacer las cosas antes del tiempo
establecido por Él porque te irá mal. Mejor espera.

Recuerda que Caleb recibió lo que Dios le había prometido 45 años después. Ver
Josué 14: 6-15.

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