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Roberto Mazzuca – La noción de cuerpo de psicoanalisis

Consiste en la distinción de los tres registros (imaginario - simbólico - real)

Registro de lo imaginario: Tiene que ver con las imágenes. Es el orden de vida, aquello que guía a los
organismos vivientes en la búsqueda de los objetos que satisfacen sus necesidades y esto guía a los animales
en su conducta hacia esos objetos, son imágenes y también objetos imaginarios. Se distingue el objeto
imaginario del objeto real de la necesidad, es decir que aquello que guia al animal es la imagen del objeto,
no el objeto como tal. Basta con presentarle esa imagen para que esa conducta se produzca. En cambio el
registro de las imágenes en la especie humana no es suficiente para guiarlo hacia sus objetos.

Registro de lo simbólico: es fundamentalmente el lenguaje, que vienen a proporcionar las estructuras que
cubren esa falta, esa insuficiencia. Podemos entender el Edipo como un aparato, como un dispositivo para
sexuar: el Edipo es un aparato de situación. Un sujeto entra en esta estructura indiferenciada en su sexo y
sale de esa estructura con su identificación masculina y femenina, pero no es así, el varón y la nena no
entran de la misma manera al Edipo.

El humano es un animal que es captado en una estructura de lenguaje, es por eso que se produce una
desorganización en su registro imaginario. Es una estructura simbólica lo que introduce una perturbación en
el funcionamiento del organismo. Es el lenguaje, por su estructura y por sus características el que produce
un efecto de desorganización de lo imaginario. Lo imaginario, lo simbolico y lo real siempre estan.

Por ejemplo, un chico podra decir una palabra, a lo mejor, donde un adulto ya lo expresa con una frase
articulada en diferentes subestructuras. Para el chico, esa palabra tiene el valor de frase, y como tal cumple
las funciones de toda esa estructura, aunque todavia no se alla diferenciado internamente como
subestructura. Todo esto estan siempre presentes que a lo largo del desarrollo se va produciendo una
diferenciación, esta estructura termina de producir sus efectos. Como estructura la tranferencia está desde
un comienzo, esto significa que no hay comienzo, esta desde antes, pero tarda ya que lleva tiempo hacer el
"efecto".

Hay que ubicar al yo del lado del objeto. Lacan dice: "un hombre que se cree rey esta loco, pero un rey que
se cree rey no lo esta menos". El yo es fabricado por el sujeto, el yo es construido por el sujeto, el sujeto
fabrica, produce, construye su yo, lo elige y lo puede cambiar.

En el psicoanalisis la eleccion del objeto amoroso supone que la eleccion de objeto, no es ninguna eleccion,
ya viene determinada inconscientemente, el yo es un objeto de amor. Esta es la hipotesis de Freud del
narcisismo, el animal humano puede enamorarse de si mismo, mantenemos relaciones amorosas con
nuestro yo como con cualquier otro objeto, por que el yo es un objeto, mantenemos relaciones de odio con
nuestro yo porque si no hay odio no hay amor.

El registro de lo imaginario esta constituido por imagenes, las imagenes son cambiantes, hay una plasticidad,
que tiene que ver con las matices y gradaciones a que estan sujetas las sensaciones, en esto se pueden
oponer distintas formas. El termino estructura es usado en el sentido de forma, Gestaltl, figura y fondo. Es
cambiante, en cualquier comento la figura se hace fondo, pero sigue existiendo la oposicion entre figura y
fondo. En el registro simbolico es valida la nocion de estructura. Una estructura es un conjunto de
elementos, si hablamos de estructura nos referimos a simbolos, de lenguaje. Con un numero limitado y
ademas pequeño de elementos puede construirse una enorme cantidad de otras unidades de otro nivel, ya

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que hay diferentes niveles de unidades. Un elemento es lo que es reductible a otra cosa que ya no se puede
volver a dividir.

El sujeto nuca coincide consigo mismo, la nocion de reflexibilidad es una nocion sumamente problematica,
uno cree que se comprende a si mismo, pero eso es ilusorio. No hay conocimiento de uno mismo, si vamos a
entender por conocimiento esta coincidencia de que el sujeto que conoce es lo mismo que eso que esta
conociendo, si uno se cree que eso que esta comprendiendo, eso es uno mismo, podemos decir que la
hipotesis del inconsciente es la imposibilidad del conocimiento de uno mismo, es decir que está
problematicidad de la noción de unidad es la que en definitiva acarrea que tengamos inconsciente.

LA NOCIÓN DE CUERPO EN EL PSICOANÁLISIS (II(- EL UNO DE LA TOTALIDAD Y EL UNO


DE LA DIFERENCIA - PROPIEDAD ESCENCIAL DEL SIGNIFICANTE - INTRODUCCION DEL
NARCISISMO: LA UNIDAD DEL CUERPO.

El registro de lo imaginario podemos ubicarlo en el cuerpo, el registro de lo simbolico es el registro de los


significantes.

Cuando decimos uno, es decir el uno de la totalidad, el uno que tiene que ver con algo entero pero que en
otro sentido el uno tiene que ver con las diferencias, lo que hace que este uno sea diferente de ese otro
uno, el uno es lo que sirve para ir formando "totalidades", el uno es también aquel que opera fraccionando,
que opera dividiendo.

La vertiente del uno tiene que ver con las diferencias, con la estructura del lenguaje, definir sus elementos,
es decir, los significantes. Los elementos de esta estructura simbólica son los significantes. Saussure define
los elementos del lenguaje, no los significantes, sino los signos. La lengua es un conjunto de signos, y todo
signo tiene dos aspectos, dos caras, que son el significado y el significante. El toma estos aspectos del signo,
como íntimamente relacionados.

Lacan toma como punto de partida estas definiciones de Saussure, e introduce modificaciones en esta
nocion. La principal modificacion que introduce es que en la produccion de significado no se va dando
significante por significante. La significacion es siempre retroactiva: yo voy escuchando significantes; cada
uno de esos significantes me puede ir evocando algunos significados. Segun donde puntee el que escucha,
eso para el que escucha va a tener un significado o va a tener otro. En un determinado momento se ubican
estos significantes en relacion al codigo y desde alli se le otorga un significado a toda la frase. El significado
es retroactivo por eso.

Lacan pone el acento en el significante, por eso da vuelta el signo. Es el significante el que determina el
significado, usamos los significantes para producir los significados. Significado es lo que queremos decir, el
significante son los elementos con los cuales decimos eso. Un significante es lo que otros significantes no
son, se trata de una propiedad escencial del significante, que al repetirse y no es lo mismo. Un significante
por el solo hecho de repetirse ya es otro significante. Se dice que subsisten las diferencias porque un
significante es la introduccion de las diferencias, que sigue produciendo las diferencias aunque se repita
siempre el mismo, la unica manera donde el sujeto puede encontrar algo a lo cual remetirse para establecer
si diferencia con respecto a otro sujeto en definitiva es siempre un sistema simbolico, un sistema
significante. El proceso de identificacion no es fuente de identidad nunca, es siempre fuente de alienacion.
No hay sujeto si no es por una identificacion con un proceso de identificacion que se puede dar a una
identificación imaginaria. En la psicologia evolutiva adolescente se necesita figuras de identificacion porque

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su identidad no esta todavia, estas figuras pueden servir a una identifición, que a su vez puede servir para
una alienacion para la enajenación.

Freud distingue tiempos, autoerotismo, narcisismo y la fase de la libido objetal. Un estadio de la historia del
desarrollo de la libido, intermedio entre el autoerotismo y el amor objetivado, el narcisismo. Pero la va a
usar de diferente manera. El narcisismo consiste en que el individuo en evolucion, que va sintetizando en
una unidad sus intintos sexuales entregados a una actividad autoerotica, para llegar a un objeto amoroso, se
toma en un principio a si mismo, esto es, se toma a su propio cuerpo como objeto de amor, antes de pasar a
la eleccion de una tercera persona. Ubica el narcisismo como una transicion entre el autoerotismo y el amor
objetal, esta fase de transicion entre el autoerotismo y la eleccion de objeto es normalmente indispensable.
El narcisismo siempre es secundario porque no esta en el origen, sino que se construye, las identifica las
pulsiones parciales, de la fase autoerotica, que funcionan en esta fase de una manera independiente, cada
una buscando la satisfaccion con su propio objeto, independientemente de las otras, esa fase del narcisismo
se distingue de la fase anterior del autoerotismo por este proceso de "unificacion" porque las pulsiones
alcanzan una "unidad" y lo que la distingue de la fase siguiente es que el objeto no es un objeto tercero sino
que este objeto es el propio cuerpo, es el yo, el propio cuerpo del yo. Entonces lo que diferencia esta fase de
la siguiente es que el objeto es el propio cuerpo. La eleccion narcisista de objeto perdura, no se trata de algo
transitorio, de una etapa evolutiva. En esta fase intermedia cuya importancia se impone cada vez mas a la
investigacion, las tendencias sexuales, antes idependientes unas de otras, aparecen reunidas "en una
unidad", que han encontrado un objeto, el cual no es un objeto exterior al individuo, sino su propio yo
constituido ya en ese momento, tal organizacion narcisista no habra ya de desaparecer nunca por completo.

Freud llega a decir que el objeto de amor en el enamoramiento ocupa el lugar del ideal del yo.

LA NOCION DE CUERPO EN PSICOANALISIS (III)

1. EL YO Y EL ELLO: EL CUERPO COMO PROYECCIÓN DE UNA SUPERFICIE

2. EL ESTADIO DEL ESPEJO: EL CUERPO Y EL DESEO DEL OTRO

3. LOS DOS EFECTOS DEL LENGUAJE: FRAGMENTOS (ZONAS EROGENAS) Y TOTALIDADES


(CUERPO) LA EXCLUSION DEL OBJETO, LA LIBIDO Y EL NARCISISMO.

El cadaver es algo que conmueve, en "totem y tabu" Freud dice que si nos angustiamos no es por la muerte
del otro sino porque evocamos alli, el sujeto evoca alli su propia muerte. Freud dice que no hay significantes
de la mujer en el inconsciente ni tampoco hay significante de la muerte. El significante es incapaz de figurar
la muerte es siempre a traves de este rodeo, a traves de la muerte del otro.

El estadio narcisista no debe entenderse como un estado necesario, y que permanece. Es un efecto
estructura. En general, el encuentro en el otro sexo, o bien la vida en pareja, o el momento de ser madre o
ser padre pueden funcionar como desencadenantes de una psicosis, el momento del encuentro con el otro
sexo. El narcisismo es un efecto de la organizacion imaginaria, es un efecto propio de la organizacion
narcisista. El narcisismo es lo que hace la vida vivible. Las pulsiones parciales se reunen, se unifican y de la
constitucion de un objeto unico que es el cuerpo, el propio cuerpo, que surge como el primer objeto de
amor; lo primero que amamos en nuestro propio cuerpo. Como objeto libidinal en la fase narcisista tenemos

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cuerpo, cuerpo como un objeto unico pero como un objeto unificado, como un objeto entero, junto con la
nocion de cuerpo debemos ubicar la nocion de un yo corporal. El cuerpo es una superficie construida.

Los objetos parciales tenemos que ubicarlos en el registro de lo real. En Freud las zonas erogenas tienen que
ver mas bien con los orificios del cuerpo, una vez que disponemos de la nocion de cuerpo como una
superficie entera, son aberturas donde no se distinguen un exterior de un interior. Las zonas erogenas no
pertenecen a ningun cuerpo, el cuerpo se constituye despues. Podra haber zonas erogenas pero no zonas de
un cuerpo. El corte produce la superficie.

L. en el estadio del espejo destaca que el cuerpo como superficie entera, como superficie cerrada, es algo
que se constituye, y lo tenemos que entender como algo que viene desde afuera, que es tomado desde
afuera, si el sujeto construye esta superficie del cuerpo no es, a partir de su experiencia, de sus sensaciones,
sino que esto es un proceso mental, que se produce por una identificacion con una forma que esta afuera,
que esta en el Otro. No solo accedemos a la nocion de nuestra propia muerte solo a partir de la muerte del
cuerpo del otro sino que accedemos a tener un cuerpo solo a partir del cuerpo del otro. Antes de tener un
dominio real sobre el organismo, se constituye este cuerpo como proyeccion mental, por eso se dice que
esta figura del cuerpo entero se construye en anticipación. La sola vista de la forma total del cuerpo
humano le proporciona al sujeto un dominio imaginario de su cuerpo, prematuro en relacion al dominio
real.

No solo esta construccion imaginaria precede a la maduracion motriz, sino que cuando esa maduracion
matriz se produzca ya no va a tener mas remedio que seguir a esta forma que se constituyo previamente, la
especie humana es la unica especie en la que ocurren que antes de que el organismo biologico haya
madurado para el ejercicio de la funcion sexual antes de eso, de que fisiologicamente terminen de
diferenciar los sexos, esa diferenciacon ya esta producida, esta identidad sexual ya esta establecida mucho
antes de la maduracion sexual en sentido fisiologico. Pero cuando llegue esa maduracion fisiologica, cuando
el individuo apto para el ejecicio de la funcion sexual, esa funcion la ejercerá dentro de las formas ya
previamente establecidas. Este efecto de anticipacion es un efecto de lenguaje. Solamente al hombre se le
exige esta distincion sexual, se espera de el que sea un hombre o una mujer antes del momento del ejercicio
de esta funcion.

Si el propio cuerpo se constituye, se constituye por la captacion del cuerpo del otro. Ejemplo, el niño puede
darle una bofetada a otro niño y llorar el, el fue el que pegó, y reacciona como si hubiese sido pegado. Esto
es un mecanismo propio, este transitivismo, esta confusion con la imagen del otro.

Alienacion por identificacion con el cuerpo del otro, lo cual produce este efecto. El objeto del deseo es
siempre el objeto del deseo del otro, el desea un objeto por que el otro lo tiene. Ese objeto le interesa
justamente en tanto es el objeto del deseo del otro, cuando lo tiene el ya no le interesa mas, porque ya no
es mas el objeto del deseo del otro. El propio deseo, en un primer momento, desde un primer momento, es
reconocido a traves del deseo del otro, del otro o de los otros.

Es en el cuerpo del otro que reconoce su deseo, el cuerpo es algo que empieza a ser reconocido como
cualquier otro cuerpo, madura primero la funcion perceptiva, mas tarde la funcion motriz, puede captar
primero las formas perceptivamente antes de captar la totalidad de su cuerpo por el dominio. Esto no tiene
que ver con un efecto del lenguaje, es un efecto segundo del lenguaje. El primer efecto del lenguaje sobre el
organismo es el de fragmentacion, dos vertientes, dos nociones de uno: el uno para amar totalidades y el
uno para dividir. El primer efecto del lenguaje es dividir, fragmentar, cortar, asociemos lo que vimos:

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significante y corte. En este primer efecto masivo del significante, el significante que divide, que corta, que
diferencia, que troza, que fragmenta.

En la esquizofrenia no esta constituido como entero el cuerpo, el cuerpo como imagen. El cuerpo se
constituye como cuerpo entero con la condición de perder un objeto; un objeto que no formo nunca parte
del cuerpo, por que como todavia no hay cuerpo, no es que se desprendio del cuerpo. El deseo funcionara
siempre como el intento de volver a encontrar el objeto perdido. Pero que es un objeto perdido que nunca
estuvo. La nocion de pulsion sexual, en Freud, tiene que ver con el cuerpo, el cuerpo como objeto de la
libido, como objeto de amor, distinto del objeto de las pulsiones parciales.

Rodolfo Urribarri - REPLANTEOS ACERCA DEL PERIODO DE LATENCIA


1. GENERALIDADES.

Este periodo es el menos estudiado psicoanaliticamente, es por ende el poco comprendido

2. ACERCA DE LA TEORIA.

Freud dice que despues del "florecimiento temprano de la sexualidad, las aspiraciones hasta entonces caen
bajo la represión y sobreviene el periodo de latencia, que existe hasta la pubertad. Este periodo es un
fenomeno fisiologico, pero que solo puede provocar una interrupcion completa de la vida sexual, en
aquellas organizaciones culturales que han incluido en su programa una sofocación (represión) de la
sexualidad infantil. Este periodo esta definido por el nuevo ordenamiento intrapsiquico, producido por la
resolucion edipica con la concomitante operancia del Superyó, e incitando culturalmente, lo que promueve
al Yo a buscar nuevas maneras de canalizar el impulso en su labor mediatizadora. En cuanto a los
mecanismos de defensivos puestos en marcha, la sublimacion se caracteriza de este periodo, siendo de gran
importancia, ya que posibilita la descarga, tanto libidinal como agresiva y la ampliacion del Yo. La formacion
recreativa (originaria de la realizad), destinada mas a la formacion de los "diques morales", actua por
contrainvestidura, lo que tiene a limitar y empobrecer al Yo, lo que caracteriza a este periodo es la
concurrencia de diversas lineas al fin sublimatorio.

La prohibicion superyoica recae sobre los deseos incestuosos y, consecuentemente sobre la masturbación;
lo que implica redirigir el impulso. La desafectivización posibilitan la atencion, la concentracion y la insercion
escolar. La escuela refuerza el mandato represivo al tiempo que prescribe ciertas actividades y propone
algunas vias de descarga alternativas. La formacion reactiva lleva a tornarse limpio y prolijo frente al deseo
regresivo (y defensivo) de ensuciar, le posibilita ensuciar de forma controlada, prolija y segun el codigo que
lo inserta en la sociocultural amplio, es este actuar conjunto y subliminado a los fines sublimatorios, lo que
caracterizan la latencia normal. Mecanismos como la formación reactiva, el aislamiento y la
desafectavilización orientados al servicio de la sublimacion, favorecen el desarrollo y la ampliacion yoica, al
igual que la simbolizacion, la autoestima y la inserción social.

3. SUB-PERIODOS.

El cambio entre la primera y segunda latencia, o latencia temprana y tardia se da a los 8 años. El primer sub
periodo se caracteriza por la fragilidad del equilibrio intersistemico, con la angustia frente a lo impulsivo. La
lucha primera que emprende el yo esta ligada al control pulsional y, a limitar la descarga. Poder posponer el
control de la motilidad, el poder "quedarse quieto", a traves de la accion conjunta defensiva, se acceda al
aprendizaje por la via sublimatoria. Este quedarse quieto que se instala para la coartar la tendencia a la

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accion masturbatoria, tambien favorece la neutralizacion libidinal y agresiva necesaria para la sublimacion y
requeridas por la sociedad. El coartar la accion implica una parcial vuelta hacia dentro del niño que torna
mas reflexivo, incrementandose, y el fantasear se nota la creciente ampliacion de lo verbal en el
funcionamiento psiquico, que se construye por lo logros claves de este periodo. Este logro psiquico que se
hace manifiesto en el quedarse quito y la reflexivilidad, esta basado en la interiorizacion de una figura
aseguradora y permisiva que posibilita la capacidad para estar a solas.

Otros aspectos de esta primera etapa son las prohibiciones, el contenido es verbal y auditivo (pulsion
invocante). Los niños a esta edad comienzan ellos a establecer las prohibiciones, donde es claro el hacer
activo, lo sufrido pasivamente y la operancia del mecanismo de identificacion con el agresor. Implica
dificultad para aceptar las normas, suscitan comunmente rabia y humillacion por la subordinacion, que
busca revertir y descargar en la accion sobre otros. En otros casos vemos que realiza limitaciones de adultos,
como un intento de consolidar su identidad, identificando no con el agresor, sino ejerciendo derechos y
buscando un lugar que el tambien defina.

Al principio el infantil sujeto hace que, por momentos, dude si la "voz que lo ordena" viene de adentro o de
afuera, se refuerza con las ordenes y prohibiciones que le imparten las nuevas figuras de autoridad, crenado
confusión y duda acerca de quien y desde donde le hablan.

Es notable la ambivalencia frente a los mandatos del Superyó que se traducen en una oscilacion entre
acatamiento y rebeldia. El latente temprano tiene escasa tolerancia, tanto su critica como para la critica
externa que, en general, le provoca angusia, desaliento, perdida del autoestima y, a veces, desborde
afectivo.

El desenlace edipico inaugura un orden intrapsiquico, y esos primeros años suman al latente en el trabajo
psiquico de tratar de lograr ese delicado equilibrio. Algunas de las modificaciones son posibles, tambien, en
guncion de la maduracion neurobiologica entre los 6 y 8 años. La maduracion biologica brinda una nueva
ampliacion de recursos y una estabilidad funcional que inaugura la latencia tardea, a partir
aproximadamente a los 8 años. Caracteriza mayor fluidez, autonomia, continuidad y equilibrio de la
conducta, un menor sufrimiento del temor al desborde y del surgimiento de angustia, asi como una
progresiva operancia del principio de realidad. Se incrementa el fantasear, aparece el ensueño diurno, se
amplia el destanciamiento de los padres y lo familiar, y adquiere gradual importancia el grupo de pares.

Esta apariencia del Superyó mas permisivo, conflictos menos severos y debilitamiento pulsional, es debida a
la consolidacion de un Yo más efectivo en su accionar, dada la operancia fluida de las descargas
sublimatorias favorecidas por el accionar concurrente de las defensas conexas, que redirigen la pulsion, lo
que implica menos presión superyoica y, por consiguiente, decrece la emergencia de angustia.

4. EL CAMINO EXOGAMICO.

Erikson habla de que el niño debe convertirse en un "trabajador y proveedor potencial", al par que modifica
la necesidad de conquistar al otro mediante el ataque directo para convertirse en el "partenaire" sexual o
progenitor. Desarrolla la capacidad de completar un trabajo mediante el esfuerzo continuado y la atencion
sostenida. Logra conocer el placer del trabajo y del aprendizaje, asi como el del pensar y el resolver
problemas, y la ampliacion de su entorno vital. Este proceso de "invacion" e inserción implica separacion del
los padres, y la conexion con otros adultos y pares en nuevas influencias intelectuales. Esto apareja una
modificacion de la imagen de los padres, un abandono de la creencia en la omnipotencia de ellos y nuevas
tendencias identificatorias.

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En la medida que sus nuevos depositarios son diferentes se ve modificado y enriquecido, no solo va a
repetir, sino tambien ampliar y/o modificar. Este proceso implica un desplazamiento de la autoridad desde
los padres hacia maestros e instituciones. Esta sobreinvestidura de maestros o lideres grupales puede ser
calificada de amor sublimado, o de desplazamiento de las figuras parentales. Este camino exogamico en
donde el desplazamiento inicial posibilita una elaboracion paulatina de las diferencias entre los padres y los
otros, con el consiguiente enriquecimiento e incremento de la capacidad critica por via de la comparación. El
funcionamiento psiquico operando bajo el principio del placer unido y dirigido por el principio de realidad.
Produce que las funciones displacenteras puedan ser elaboradas, en un adecuado equilibrio del proceso de
investiduras displacenteras pueden ser elaboradas, en un adecuado equilibrio del proceso de investiduras-
desinvestiduras necesarias para que "lo nuevo" encuentre lugar en el psiquismo.

5. DESARROLLO INTELECTUAL Y DEL PENSAMIENTO.

La activiad del pensamiento se vincula con la pulsión de saber, que promueve el investigar y luego intenta
explicar lo observado y fantaseado. El procesamiento subjetivo de los fantasmas originarios
(fantasmatizacion) y redes de sentido que van definiendo al sujeto en la relacion con sus objetos,
determinando mdalidades de relacion de forma escenica y argumental. Durante la latencia se ve
acrecentada, por las caracteristicas del desenlace edipico, y van siendo reprocesadas y ampliadas a diversos
ambitos, situaciones y personas, acorde con las nuevas posibilidades investigativas y del pensamiento que
adquiere. El desconocimiento y la captacion del error de lo previamente supuesto, en tanto injuria
narcisistica es lo que motoriza la fantasmatizacion y el pensamiento en la afanosa busqueda del saber. El
lenguaje debera ser investido mas intensamente para convertirlo en instrumento privilegiado de su
busqueda, como asi tambien lo perceptual.

La actividad de pensar si bien busca solucionar un conflicto es a la vez fuente de nuevos conflictos. Estas
alternativas se originan desde la intersubjetividad previa, la tolerancia a la autonomia progresiva y la
aceptacion del cambio. Será posible, si la madre has previamente narcisizado el pensar del niño pequeño
como la actividad que para ella es fuente de placer, y pueden aceptar y/o promover el inicio del cambio
exogamico.

El pensamiento es ocultable relativamente, puede ser o no comunicado, o deformado. Se transforma en un


elemento de autonomia, en tanto posible rechazo u oposición interna de las ideas/ teorias/ historias de los
padres, asi como le posibilita acceder a aquello que le estaba vedado conocer, y a pensar sobre lo qu sus
padres, en especial la madre, no pueden pensar, ademas debe sortear a sus padres internalizados la
formacion de sus pensamientos, simulan la idea original y posibilitan su procesamiento realizando
activamente lo sufrido pasivamente, que tiende por el cuerpo y su funcionamiento se desplaza al respecto y
a compensar su autoestima.

El interes por el cuerpo y su funcionamiento se desplaza hacia los objetos y/o el mundo. Caracteriza este
periodo el cambio del objeto a conocer, los rudimientos del accionar del accionar cientifico, pasa de la
accion a la utilizacion del pensamiento y el lenguaje como herramienta para investigar este objeto mas
abstracto. Las fantasias criminosas edipicas y la amenaza de castracion, aparecen en la latencia, como una
progresiva preocupacion por la muerte (de los padres primero. luego de el, finalmente, de todos). Se acerca
el problema cientifico y filosofico de la vida y la muerte, que lo lleva a cuestionarse. A comienzos de este
periodo es dable observar momentos de pensamientos mágico y actitudes supersticiosas y cabalisticas,
como emergencia de resabios narcicisticos, o como intentos omnipotentes de controlar la angustia de
muerte activada por fantasias edipicas. Tambien se observa la emergencia de la velada gratificación a través

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del sueño diurno, o de los relatos de revistas, programas televisivos o libros de aventuras. Caracteristicas del
preconsciente:

A- investidura y ligadura que otorga a los procesos psiquicos cierto grado de reposo o estabilizacion.
B- lugar de las censuras, la represion y la contrainvestidura.
C- inihibión de la proclividad a la descarga.
D- la representacion de palabra permite sustituir la identidad de percepcion por la identidad de
pensamiento, por el proceso de ligadura utiliza menores cantidades de energia.
E- "capacidad de comercio entre contenidos de las representaciones, de suerte que puedan influirse
unas a otras".
F- sede del pensamiento, el examen de realidad, el principio de realidad y de la memoria ligada, que
"ha de separarse tajantemente de las huellas mnemicas en que se fijan las vivencias inconscientes.
G- el que en vez de una descarga inmediata, pueda mediatizar la palabra y el pensamiento, posibilita
al Prcc. regular el intercambio de un modo cualitativamente diferente.
H- el ordenamiento temporal de lo vivido por el sujeto. El estado preconciente y el Superyó las mas
veces permanecen incoscientes.

6. ACTIVIDAD MOTRIZ Y JUEGO.

Juego se torna mas organizado, compartido y socializado, desarrollandose la competencia y la actitud


cooperativa. Se incluyen inicialmente las letras, los numeros. Tanto la actividad motriz como el juego varian
entre la latencia temprana y la tardia. Al comienzo, predomina la actividad motriz gruesa, las piernas, como
correr, patear, patinar, saltar y trepar, donde gravita mas la fortaleza que la habilidad. Escenificar en el
espacio, mediante lo corporal, ese riesgoso y precario equilibrio intrapsiquico. El tipico juego de las
escondidas escenifica el aludir ser "descubierto" por el Superyó y poder "liberarse". Al principio, la actividad,
es tumultuosa y desordenada. Recien luego, con la posibilidad de interiorizar los roles, diferencia lugares y
funciones, encuadra una tarea de equipo. A los 8 años su actividad motriz ya combina lo armonico con lo
plastico, predominado la habilidad mas que la fortaleza. Esta actividad corporal de juego son una de las vias
privilegiadas para la descarga energetica pulsional, neutralizada y la evitación de la masturbación, al que
favorecen el desarrollo en otros sentidos, asi como de placer por el movimiento, y la sustitucion del placer
masturbatorio por el placer del juego..

En la educacion se utiliza el deporte, "sustituye en ellos el goce sexual por el placer del movimiento y
circunscribe la practica sexual a uno de sus componentes autoeroticos". En la medida que se asienta la
utilizacion de la sublimacion, se incrementa ña capacidad simbolica y se logra posponer, el juego se
complejiza y mediatiza. El "quedarse quieto" le permite realizar juegos de salon, y cuando logra la
descentralización las reglas y normas adquieren real importancia y se desarrolla un sentido de la justicia y
equidad diferente, no por lo impuesto por lo compartido con el grupo de pares. La inclusion de la regla en el
juego estable lo prohibido y lo prescripto, le permite reactualizar y elaborar, mediante el juego, situaciones
vitales, como la problemática edipica y familiar. Vemos en el ajedrez o las damas, a través de una modalidad
obsesiva y una forma enmascarada, desplegarse los contenidos edipicos, o en los juegos grupales la relación
con los otros, se liga a las actitudes hacia los hermanos. En alguna medida, podriamos establecer con el
juego un paralelismo respecto del sueño, en la latencia actúa la "censura" que genera un contenido
manifisesto encubridor y permite jugarlo sin angustia, y de esta manera desplaza elaborar la situacion. La
inclusion del azar es una forma defensiva distinada a encubrir el contenido del juego. Lo que parece estar
regido por diferencias en la mera de conceptualizar, usar y gozar el cuerpo para cada sexo, como asi tambien
en el uso del espacio. Estas diferencias en las configuraciones ludicas mas frecuentes para cada sexo parecen

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representar la funcionalidad de los genitales y corresponder con la elaboracion y ejercitacion preparatoria
del rol sexual a desempeñar, como una activa tarea encubierta de discriminación sexual.

A- La primacia genital es un logro de la adolescencia, esta se prefigura en el periodo previo. Bosquejo,


esbozo, esquicio, prefigura, diferentes vocablos, que aluden todos a pruebas o ensayos de algo que
luego se concretará, es una tarea exploratoria, o una etapa preparatoria de una definicion
posterior.
B- Periodo que toma la segunda mitad del periodo de latencia y parcialmente lo que luego se ha dado
en llamar preadolescencia, el no promover la prosecución del acto (orgasmo), el niño debe
canalizar la descarga en forma subliminada; el medio privilegiado son las activdades motoras y
juego con sensaciones placenteras y claro simbolico sexual. Los latentes tienden a separarse la
angustia de castracion, inaugura la necesidad de cada grupo a conocer y ejercitar sus diferentes.
Frente a la angustia de castracion se produce un movimiento defensivo que tiende al apartamiento,
(en casos en que es intensa se rigidifica en el aislamiento y la inihibición), pero el latente tambien
se manifiesta en un aspecto progresivo, que promueve la diferenciación sexual.

7. SENTIMIENTOS.

La nominación impone un estatuto a lo vivenciado, lo delimita y define, asi como enunciando lo que hasta
entonces no era "decible" surge un enunciante.

Durante la latencia se pruducira una notoria ampliación de la experiencia emocional en la relacion con los
otros, como con el propio cuerpo, que en tanto puede ser nominada y procesada en el registro del
pensamiento secundario contribuye a un control y adecuacion de las respuestas. El sentimiento de
verguenza tiene que ver con un otro que percibe algo inadecuado del niño frente a lo cual este se siente
como "descubierto" en algo que no debería ser "visto". Para el latente es muy importante como este visto y
valorado por sus iguales.

El pudor, es una formacion reactiva frente a las tendencias exhibicionistas. La latencia es ocultar la falta o el
defecto, tratar de evitar ser visto, en parte, los engaños, fabulaciones, mentiras y ocultamientos. Los
sentimientos de inferioridad no estan ligados a tendencias pulsionales especificas son expresiones de la
frustración, se percibe la herida narcisistica por no poder lograr conformar la imagen deseada de si. Los
sentimientos de culpa aparecen frente a los daños o a las hostilidades hacia otro es de origen interno, que el
latente se defienda de este sentimiento mediante el mecanismo de proyeccion, que se identifica con la
instancia censora y critica al Yo externalizado en otro u otros, en llamar verguenza moral, que proviene de
una idea o fantasia, frente a la cual se siente avergonzado, aunque nadie haya percibido o visto, pero está
sintiéndose descubierto y "visto" por los "ojos del Superyó" . Culpa frente a un mandato no cumplido, se
relaciona con el Superyó. Mientras que los sentimientos de inferioridad y verguenza estan ligados a la
perdida de autoestima y sensación de humillación, en tanto no se alcanza una meta anhelada, a medida que
el latente progresa, su sentimiento de autoestima se va regulando. En la latencia, la tendencia es que lo
afectivo se reserve a lo personal, se eluda la presencia de otros.

Es notorio que ante algo que les promueve llanto o rabia busquen encerrarse o ir a un lugar apartado,
cuando son reprendidos se esfuerzan por evitar el descontrol, tienen a quedar mas ligados y afectados por
lo ocurrido, se va aprendiendo a diferenciar entre público y lo privado. La identidad y la autoestima estan
condenadas por el sentimiento de pertenencia, la aprobación obtenida del grupo de pares aumenta su paso
relativo en razon directa a la perdida de valor de las opiniones

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8. AGRESION.

La agresividad carga la nueva instancia superyoica, es tambien canalizada a través de actividades sublimadas
como el juego, enfatiza en especial la competitividad, y hay formas en que aparecen mas directamente la
agresión, las mentiras, los insultos, a los pequeños daños "a ocultas", la faltas a la escuela, el molestar o
dañar una forma agresiva hacia el otro, pero muy encubierta y bajo estilos socialmente aceptables.
Refiriéndose a la utilizacion de la agresión pasiva como modo de desafio, y la ironia. La vida grupal se presta
por otra parte ára la descarga agresiva. Lo agresivo, tiende a buscar una forma enmascarada la descarga,
aunque es menos conflictiva su emergencia directa y por ende mas frecuentemente observable que lo
sexual.

Quiroga, S. (2004). Adolescencia: del goce orgánico al hallazgo de objeto.


Argentina: Ed. Eudeba.
1. Puntos de vista cronológico, biológico y antropológico
La adolescencia, en nuestra cultura, dura aproximadamente 20 años. El proceso adolescente es un proceso
de cambio y de transición. Es el momento de la vida en que se presentan más problemas nuevos y con
menos tiempo para resolverlos. La apariencia adulta del adolescente le requiere que actúe como tal, cuando
aún no tiene recursos psíquicos para hacerlo.

Cuando el desarrollo físico se torna notorio, los adultos esperan que abandone a igual ritmo la conducta
infantil y acepte responsabilidades que recién se adquirirán en la fase resolutiva de la adolescencia.

Las preocupaciones de los adultos rondan alrededor de ciertos temas que se correlacionan con las distintas
fases de la adolescencia, por ejemplo:

• La apariencia de desaliño. Este tipo de comportamiento coincide con la adolescencia temprana.

• El desafío a la autoridad de los adultos. Esta conducta desafiante coincide con un deseo de
independencia de los padres que aún no se ha logrado, y el adolescente pretende alcanzarlo a través del
“no” a casi todo lo enseñado.

• El bajo rendimiento intelectual o la repetición de año hace temer al adulto que el adolescente no logre
la responsabilidad necesaria para afrontar el futuro. Este período generalmente coincide con el
comienzo de la adolescencia tardía.

Este pasaje del adolescente desde el niño hasta el ser adulto es difícil en cuanto a las tareas que el aparato
psíquico debe realizar. Incluye el pasaje desde la endogamia hasta la exogamia; la asimilación psíquica de los
cambios morfológicos y fisiológicos que ocurren en su cuerpo y que incluyen la madurez genital y el estar
apto para la conservación de la especie; el encuentro intrapsíquico y exterior con el objeto heterosexual; y
un desenlace eficaz del narcisismo positivo, derivado de las investiduras de objeto homosexual, que
permitan transformaciones psíquicas hacia la realización laboral y los intereses sociales.

Punto de vista cronológico


• Adolescencia temprana

La adolescencia temprana se extiende desde los 8 y 9 hasta los 15 años, aproximadamente, y comprende las
siguientes fases:

• Prepubertad: 8 a 10 años.

• Pubertad: 10 a 14 años.

• Adolescencia temprana propiamente dicha: 13 a 15 años.

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El momento en el que ocurren los cambios de conducta y/o cambios físicos depende de factores genéticos,
pero también existe una influencia recíproca entre los psíquico, lo biológico y lo social, de manera que
causas de este orden pueden alterar el ritmo cronológico, inhibiendo o apresurando los procesos
fisiológicos.

El ritmo y la aparición de los caracteres primarios y secundarios en los cambios corporales está determinado
por los sexos. En las niñas, el proceso de crecimiento se inicia antes que en el varón, lo que determina
problemas de relación entre ambos. Los varones ven a las niñas muy envolventes e intrusivas, y por tal razón
se alejan de ellas. Estas perciben a los varones como huidizos e inmaduros, y los acosan como venganza, ya
que ellos las humillan y desprecian como forma de defensa.

La prepubertad se caracteriza por un cambio de conducta centrado en el incremento de la motricidad, el


tipo de juegos y las verbalizaciones, que se tornan de mayor contenido sexual. Durante esta época,
comienza una aceleración del crecimiento que comienza ente los 9 o 10 años y termina alrededor de los 17
o 18 años. La prepubertad incluye la puesta en marcha de las glándulas sexuales, que tiene consecuencias
en la conducta, tales como el incremento de la motricidad, que ocurre porque a los 8 años se completa la
mielinización de las vías de conducción de la corteza al tálamo.

La pubertad es el momento en que los cambios corporales iniciados en el período anterior comienzan a
tener efectos visibles. Se produce el desarrollo de las características sexuales primarias y secundarias. Las
primeras corresponden a los órganos sexuales relacionados con la reproducción; las segundas corresponden
a aquellos aspectos físicos que dan apariencia “masculina” y “femenina” y cumplen una importante función
en la atracción de los sexos. Fisiológicamente, este período abarca aproximadamente dos años.

La adolescencia temprana propiamente dicha abarca el último período de crecimiento corporal, que dura
alrededor de dos años. Los cambios corporales que se realizan durante esta etapa no son tan notorios desde
el exterior.

• Adolescencia media

La adolescencia media comienza entre los 15 y los 16 años y termina alrededor de los 18 años, edad que
coincide con el egreso del colegio secundario. Este período muestra al adolescente con una conducta más
ordenada en cuanto al cumplimento de las normas escolares.

El adolescente medio se caracteriza por terminar de estabilizar el proceso de crecimiento. Esta estabilidad le
permite poder salir en busca del otro, mediante un proceso de desplazamiento de investiduras libidinales
desde el propio cuerpo hacia el objeto. Se trata de un objeto en el que se busca un vínculo de intimidad, ya
sea de investidura homosexual o heterosexual. También se dan vínculos de masa caracterizados por el amor
y la identificación fraterna, con fidelidad a un líder idealizado.

El desenfreno pulsional que se observaba en la adolescencia temprana se transforma en dos grupos de


manifestaciones: 1) la toma de contacto con el hallazgo de objeto, experiencias que se manifiestan en los
primeros noviazgos, y 2) la formación de grupos en torno de una tarea, con la conducción de un líder que
puede haberse constituido en ideal.

Con la ruptura de estos vínculos de masa, que le otorgaban una pertenencia a la manera de un límite
corporal y constituido como cuerpo social, el adolescente comienza su pasaje hacia la adolescencia tardía.

• Adolescencia tardía o fase resolutiva

Podemos ubicar esta fase entre los 18 y 28 años. Las problemáticas que el adolescente debe resolver en esta
etapa son la inserción en el mundo vocacional y laboral y el encuentro con una pareja estable. Pueden
delimitarse las manifestaciones más frecuentes que se observan en los adolescentes tardíos, como
derivados de los conflictos a resolver en esta etapa. Ellos son:

• Discriminación entre “quiénes son los padres” y “quién soy Yo”. Una problemática alrededor del
desasimiento de la autoridad de los padres, que se da como delimitación de subjetividades.

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• Deseo de establecimiento de vivienda independiente.

• Deseo de independencia económica.

• Deseo de constituir una pareja estable.

• Logro de orientación vocacional y/o laboral.

En este período se diferencian tres subfases:

1- De los 18 a los 21 años. Se caracteriza por una gran conmoción y caos interior, debido al
sentimiento de soledad que lo domina. La pérdida del cuerpo institucional (como antes del cuerpo
somático) sume al adolescente en un estado depresivo, que a veces se recubre de defensas en
contra de la misma. A veces, en vez de un adolescente caótico, se observa un adolescente
sobreadaptado, en el cual parece no haber transcurrido un cambio.
2- De los 21 a los 24 años. El adolescente toma conciencia de las tareas psíquicas a resolver,
independientemente de que pueda realizarlas. Es un período de mayor posibilidad de reflexión,
donde el estado confusional se ha calmado. Si el desorden del primer período no había ocurrido,
suele encontrarse en esta segunda subfase. Se observa la inserción en nuevos grupos sociales y de
trabajos, que se saben transitorios.
3- De los 25 a los 28 años. Se configura como la entrada en la adultez y la aceptación de la
complejidad psíquica y social de esta larga etapa. La adolescencia tardía supone una capacidad de
frustración para aceptar la caída de los ilusorios característicos de la adolescencia media. Esta
aceptación es la que permitirá insertarse en la sociedad adulta.

Punto de vista biológico


La maduración sexual que caracteriza a la pubertad se vincula con la relación entre la glándula pituitaria y las
glándulas sexuales. Desde este punto de vista, puede subdividirse en tres etapas: una primera etapa
inmadura, en la que comienzan los cambios corporales, aunque aún no hay función reproductora; una
segunda etapa de maduración, en la que comienzan a producirse las células sexuales, pero en la que aún no
se han completado los cambios corporales; y una tercera etapa, ya madura, en la que los órganos sexuales
funcionan adecuadamente y las características sexuales secundarias ya se han desarrollado.

• Función de la glándula pituitaria

La pituitaria produce dos hormonas: la hormona del crecimiento, que influyen en el tamaño de los
miembros inferiores y superiores, y la hormona gonadotrópica, que actúa estimulando la actividad de las
glándulas sexuales para su maduración. Durante el período prepuberal, se produce un aumento gradual de
la hormona gonadotrópica y las glándulas sexuales se hacen más sensibles a esta hormona, lo cual marca el
comienzo de la pubertad.

• Función de las glándulas sexuales

Las glándulas sexual femeninas son los ovarios y las masculinas, los testículos. Un poco antes de la pubertad,
la hormona gonadotrópica se produce en cantidad suficiente para permitir el crecimiento de las glándulas
sexuales inmaduras, razón por la cual sobreviene la producción de células germinas y las hormonas del
crecimiento dan lugar al desarrollo de los órganos genitales y de las características sexuales secundarias.
Generalmente, estos cambios se inician en ambos sexos alrededor de los 8 o 9 años, pero pueden
adelantarse o retrasarse por la influencia de diversas variables.

El desarrollo femenino tiene lugar cuando los ovarios alcanzan la madurez y producen óvulos, evento que
llevará a la menarca. También crecen otros órganos de reproducción, como el útero, las trompas de Falopio
y la vagina.

El desarrollo masculino tiene lugar cuando los testículos producen espermatozoides, evento que da lugar a
las primeras poluciones espermáticas. Los testículos, además de producir espermatozoides, generan otras

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hormonas que controlan los ajustes físicos y psicológicos requeridos para llevar a cabo la función
reproductora.

• Transformaciones físicas de la pubertad

Los cambios en el interior y en el exterior del cuerpo se producen en un lapso de 2 o 3 años, durante la
adolescencia temprana. Estas modificaciones incluyen cuatro factores principales:

• Aumento del tamaño corporal

• Cambios en las proporciones del cuerpo

• Desarrollo de las características sexuales primarias

• Desarrollo de las características sexuales secundarias

En cuanto al aumento del tamaño corporal, la estatura es regulada por la hormona de crecimiento, que debe
ser producid en el momento exacto. La aceleración del crecimiento comienza para las niñas entre los 8 y 11
años y declina hacia los 15 o 16 años. Para los varones se inicia entre los 10 y 14 años y declina entre los 17 y
los 20 años.

En cuanto a los cambios en las proporciones del cuerpo, las modificaciones en el exterior se dan de forma
asincrónica y se manifiestan en la cabeza, que crece con lentitud en comparación con el resto del cuerpo. En
el rostro hay un ensanchamiento de la frente y la boca y un rápido crecimiento de la nariz. En el tronco se
produce un ensanchamiento de hombros en los hombres y de caderas en las mujeres. Las modificaciones en
el interior también se dan en forma asincrónica, y conducen a una inestabilidad fisiológica: aumenta el
tamaño de los órganos internos y se modifica el sistema respiratorio y circulatorio.

En cuanto al desarrollo de las características sexuales primarias, en el varón se agrandan paulatinamente los
testículos y el pene, aparece el vello pubiano y se producen las primeras poluciones nocturnas. En la niña,
los ovarios y el útero crecen con rapidez hasta que se produce la menarca.

En cuanto al desarrollo de las características sexuales secundarias, en los varones se observan leves
protuberancias alrededor de las tetillas, vello púbico, en las axilas, sobre el labio superior y la barbilla. En las
niñas incrementa la redondez de las caderas que delimita la cintura, el desarrollo de busto y aparece vello
púbico, axilar y facial.

Todos estos cambios biológicos, determinados por la herencia filogenética, no comportan una significación
propia, sino aquella que les es dada a través de la cultura en la cual se insertan.

Punto de vista antropológico


El fenómeno adolescente se presenta inserto en una estructura social que pertenece a un tiempo y un
espacio. La forma en que una cultura determina la estructura social se debe a que cada cultura se ubica
dentro de una cadena de significaciones, que está dada por los “mitos de origen” de esa determinada
cultura.

Nuestra adolescencia está inscripta dentro de la cultura occidental, pero ella a su vez comienza a
regionalizarse en la medida en que esta cultura corresponde a una determinada nación. Dentro de ella
existen diferencias, como lo rural y lo urbano. Cada uno de estos sectores contiene sus propios mitos de
origen, que influyen en lo que se conforma como “la adolescencia”. La cultura adolescente contiene su
propia historia, y ella va variando con las distintas épocas.

Cada cultura propone para la adolescencia, a través de determinados “ritos”, un momento de inicio, que se
apoya en el hecho biológico del despertar pulsional, y un momento de fin, que es altamente variable.

El concepto de adolescencia también dependerá de cierto cuerpo de valores e ideologías, que son
inherentes a cada cultura. Estos valores son expresados a través del mito de los orígenes y proponen un

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modelo de organización estructural que le da sentido a una realidad supuestamente objetiva, el “contexto”.
Esta realidad contextual tendrá injerencia en la conformación de la “realidad psíquica” de cada sujeto.

El mito se presenta como si realmente hubiera existido y, en tanto alude a los orígenes, se propone como
algo acabado y es causa de una cosmovisión de características absolutas.

El mito ha surgido en el género humano debido al estado de vulnerabilidad en que éste se halla. Freud se
refiere a las “heridas narcisistas” que el hombre está condenado a sufrir ante:

• La precariedad de nuestra vida, la angustia que sobreviene al tener que enfrentarse con la muerte.

• No poseer dominio de la naturaleza ni de aquello biológico que hay en él y que va más allá de su
propio deseo.

• La difícil interrelación que existe entre las organizaciones sociales. Aunque el hombre las ha
construido como reaseguro frente a la angustia de soledad, su complejidad no permite, en muchas
ocasiones, el logro del fin para el cual fueron creadas. Ellas se convierten en nueva fuente de
generación de angustia.

Esta vulnerabilidad social obliga al aparato psíquico a plantearse permanentes transacciones como forma de
soportar el monto de angustia que tal inseguridad provoca.

Es posible que el adolescente de todas las culturas haya sido sometido a “ritos de iniciación”, de
formalización y contención, que ponen nombre al pasaje que se produce desde el cambio biológico, cuyo
significado es la pérdida de lo infantil, la familia protectora, la endogamia, el pasado, hasta la cultura cuyo
significado es el pasaje a la adultez, los vínculos formales, la exogamia, el futuro.

El pasaje a la adultez se caracteriza por el pasaje de un desconocimiento a un conocimiento, el saber, que se


halla enlazado a la sexualidad y el trabajo, que para el mundo infantil constituyen un misterio. Es un pasaje
que involucra siempre una muerte (la de la infancia) y un renacimiento a otro lugar psíquico, la adultez.

En las sociedades “primitivas” los ritos de iniciación pertenecen al ámbito “masculino”. Esta particularidad
se explica como una respuesta social de la envidia básica que los hombres sienten frente a la “infertilidad”,
ya que son las mujeres las que poseen el misterio de la procreación.

El ”avunculado” como forma de iniciación

Toda familia implica distintos tipos de vínculo. El “avunculado” es un vínculo mediante el cual se canaliza la
salida hacia la exogamia.

Los tipos de vínculo propuestos por Lévi-Strauss son:

• De filiación: constituye la relación entre padres e hijos;

• de hijos entre sí: la relación entre hermanos;

• de contrato matrimonial, correspondiente al vínculo de pareja, y

• de toda familia, que establece un vínculo con el hermano de la madre, llamado “avunculado”.

La relación de “avunculado” corresponde al rol del tío materno o a un equivalente, es el que tiene la misión
de entregar la hermana a otro hombre. Esta función también puede corresponder al hermano o a la
hermana del padre.

En la sociedad actual, son los iniciadores los que acompañan al adolescente en la salida hacia lo exogámico y
los que son equivalentes al hermano de la madre o del padre.

En su pasaje a la exogamia, el púber necesita relaciones de “avunculado” y éstas suelen encontrarse en los
primos, tíos más jóvenes o padrinos; todos ellos hacen de mediadores en los caminos de iniciación.

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Existen iniciadores de distinto tipo. Aquellos que surgen de vínculos espontáneos, como un desplazamiento
de las figuras parentales, y otros constituidos legalmente desde la sociedad, como los ejecutores formales
de tal iniciación.

Estos ejecutores formales se encuentran involucrados dentro de instituciones, y todos tienen un rasgo
común: la iniciación se realiza en un “rito de iniciación”, que tiene su especificidad. Cada sociedad se
caracteriza por poseer sus propios ritos.

En nuestra sociedad, la adolescencia ha constituido lugares cuyo cumplimiento confirma la aceptación el


niño en el mundo adulto (la jura de la bandera, la comunión católica, la confirmación católica, el “Bar
Mitzvah” judío, el baile de los 15 años para la niña, etc). Todos estos ritos muestran que la adolescencia
temprana marca el momento de un pasaje de un estado a otro.

2. Punto de vista psicosocial: el adolescente, la familia y el grupo


Freud plantea que la relación de la familia con la cultura es conflictiva. La familia tiende a no desprenderse
de sus hijos, y cuanto mayor haya sido la unión desde la infancia, más difícil será ingresar a la cultura. La
función materna debe dar paso a la función paterna de discriminación. El padre deberá ofrecer a su hijo la
apertura al orden cultural.

Desde el totemismo, la cultura impone la prohibición del incesto entre sus miembros por medio de los
tabúes, las leyes y las costumbres. El hijo ha experimentado el placer de recibir sin dar demasiado y ha
aprendido a amar sobre la base del vínculo sensual y de ternura con la madre, pero luego la cultura le
impone desprenderse de ella. Es por eso que el tránsito de la familia a la cultura está lleno de ambivalencias
mutuas, que deberán ser elaboradas a partir de una serie de transacciones intrapsíquicas e interpersonales.

La adolescencia es analizada desde dos organizaciones grupales primarias: la familia como agente
socializador del individuo, y el grupo, que conduce al pasaje hacia los primeros contactos exogámicos. Estos
dos grupos presentan características diferenciables, en función de la organización preconsciente
predominante, la cual es impuesta por los desenlaces en las diferentes instancias psíquicas. La aparición de
estos fenómenos en el pasaje a la cultura se puede plantear desde tres perspectivas: el adolescente y la
familia, el adolescente y el grupo, y los distintos tipos de grupos.

El adolescente y la familia
Padres e hijos entran en colisión por varias razones. Entre ellas, la principal es reconocer que los hijos son
seres individuales, cuya vida les pertenece.

La madre, en la situación vincular interrelacionar necesaria para lo constitución del aparato psíquico, debe
actuar como soporte afectivo y continente: es el requisito previo para que el niño realice la investidura
narcisista del propio Yo, a través de un “acto psíquico” por el cual tiene lugar el efecto de ligadura, que
permite la identificación primaria con el otro, que se constituye para el Yo como lugar psíquico de modelo o
ideal.

A partir de esta experiencia, se constituyen diferentes lugares psíquicos, en relación con el Otro. Freud dice
que el semejante ocupa para el sujeto el lugar de modelo, de ayudante, de rival y de objeto. Los entramados
de relaciones interindividuales producen, por un proceso de desplazamiento, formaciones sustitutivas de las
figuras primarias, que constituyen distintos tipos de representación-grupo y distintos tipos de líder con
diferentes vínculos ente ellos.

Tanto el adolescente como el niño se encuentran en una situación de dependencia psíquica respecto de las
figuras parentales. Por esta razón, los conflictos de los padres inciden forma significativa sobre los procesos
de desarrollo adolescente. Cuando la patología parental es de tipo narcisista, se estructura en los hijos una
posición masoquista del Yo, que tiende a la autodestrucción.

El entrecruzamiento de la conflictiva adolescente con la de la edad media de los padres enfrenta a los hijos
con la necesidad de la construcción de un futuro exogámico e incierto, y del duelo por la dependencia y

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protección parental a la que cuesta renunciar. Los padres también enfrentan un duelo de difícil elaboración,
por varias causas: la renuncia de las propias ilusiones, el inevitable pasaje del tiempo, la angustia por lo
vivido, lo no vivido e imposible de realizar, lo muerto, y lo imposible de recuperar.

Ese encuentro-desencuentro se procesará según las posibilidades psíquicas que esas familias hayan
construido en el pasado común. El impulso hacia la progresión de los adolescentes buscará el “no” como
rebelión ante sus progenitores. No hay posibilidad de duelo y separación si ese movimiento de rebelión no
se realiza. Este “no” dependerá del decurso de las tramitaciones psíquicas que los padres hagan a partir de
este desprendimiento. El tipo de elaboración que los padres realicen dará paso a una mejor o peor
configuración psíquica definitiva de ese futuro adulto.

Se usan ciertas defensas en el ámbito familiar como forma de sostener los vínculos entre sus miembros: la
identificación secundaria como forma de constitución del Yo y del Superyó, la represión como forma de
expresión de la neurosis, la desmentida como propia de los cuadros narcisistas, y la desestima de las
psicosis. La rigidez o flexibilidad en el uso de las defensas que cada familia ha tenido en el pasado,
preanuncia la resolución de este pasaje de la endogamia a la exogamia. La mayor rigidez precipitará al
adolescente hacia desenlaces patológicos.

La adolescencia de los hijos pone al descubierto las fisuras del grupo familiar y trae consecuencias tales
como la separación de pareja, la aparición de enfermedades, y hasta la muerte de alguno de los miembros.
Intentos de suicidio, suicidios encubiertos, el abuso de drogas, son formas fallidas de manifestar la
imposibilidad de elaborar el desprendimiento.

El momento que al adolescente le toca vivir y el lema sustentado en diferentes épocas funcionan como un
mito organizante. Es un proceso del cual el adolescente no puede sustraerse y será tramitado de acuerdo
con las otras variables, como las ideologías y las creencias de los grupos y subgrupos con los que interactúa.

A través de salidas reiteradas, los adolescentes interactúan con otros grupos y otras costumbres, lo que les
permite establecer nuevos juicios acerca de su propia familia. Estos juicios son traumatizantes, porque hasta
ese momento sus padres habían sido idealizados.

Freud explica que, si esta tarea no se lleva a cabo, implicará un conflicto psíquico, ya que la entrada a la
nueva fase psicosexual coincide con la inserción de los padres en el contexto laboral y sexuado. Así, la
adolescencia se ve atravesada por un proceso de desprendimiento, que consiste en desinvestir los objetos
primarios incestuosos y reinvestir otros nuevos, exogámicos. Este proceso implica un duelo.

El adolescente es un motor de cambio para la estructura familiar, y ella deberá abrirse hacia la cultura. Esto
no es fácil, ya que la adolescencia despierta en los padres ciertas fantasías que hacen a los adolescentes
depositario de afectos negativos y conflictivos. Esto constituirá la contrapartida de la desidealización de los
padres de la infancia. Las fantasías más frecuentes son:

• El hijo peligroso o en peligro.

• El hijo sexuado.

• El hijo envidiado, salvador o rival.

• El hijo que abandona.

El hijo se torna peligroso en la adolescencia, pues comienza a querer tomar decisiones y a opinar acerca de
los comportamientos de los padres. Si la familia tiene características de rigidez, esta situación es vivida como
amenazante, por lo cual tratará de erigir defensas: tratar de expulsarlo o de doblegarlo. La expulsión impide
al adolescente el acto necesario para la confrontación. La doblegación se manifestará como un discurso que
siembra la desconfianza y el excesivo temor hacia todo vínculo exterior.

La irrupción sexual del adolescente provoca distintas reacciones en los padres. En la adolescencia temprana,
las protestas se centran alrededor de la suciedad o el encierro del adolescente. En la adolescencia media, en

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la falta de cariño o de respeto a sus padres. En la adolescencia tardía, en el temor o en el deseo de la eterna
dependencia.

Estas causas de queja son formas veladas de protesta ante la sexualidad del hijo y sus rechazos ante la
masturbación y ante el inicio de la sexualidad con el otro sexo. Varias actitudes de los padres suelen delatar
la desmentida que hacen de la sexualidad del hijo. Por ejemplo, en la adolescencia temprana, no darse por
enterados de la intimidad que la sexualidad requiere y espiar perversamente esa intimidad, justificando su
actitud a través de racionalizaciones.

En la adolescencia media, “previniéndolo” de las enfermedades sexuales y pidiéndole que cuente lo que
hace en sus encuentros con el otro sexo, acosándolo superyoicamente con obligaciones cuando el
adolescente quiere salir, o permitiendo la sexualidad en la propia casa con la excusa de “ser liberales”. A su
vez, el silencio del hijo es vivido como un rechazo.

Una causa frecuente de trastornos es la competencia de los progenitores narcisistas con el adolescente del
mismo sexo.

El progresivo retiro de la investidura de los hijos de los objetos incestuosos provoca síntomas depresivos en
algunos padres, que retienen al hijo culposo. Otros padres retienen a sus hijos a través de la oferta
seductora de concesiones que impidan la salida, lo cual anula la rebelión necesaria para el desprendimiento.
La ambivalencia que encierra esta conducta confunde al hijo, que inicia así una adolescencia inadecuada,
acentuando los rasgos narcisistas que perpetúan fijaciones infantiles. Estos casos conforman el cuadro de
“adolescencia prolongada”.

Una labor que realizan los padres es ofrecerle al hijo iniciadores que son programados por ellos. Se
manifiesta en decisiones como la elección de una escuela determinada o grupos extraescolares que poseen
líderes con valores afines a sus convicciones.

Las familias desintegradas, donde existen padres con características narcisistas, carecen de una oferta
transaccional para sus hijos adolescentes, ya que les resulta difícil entender “quién es el otro”. Esta situación
provoca procesos patológicos de salida exogámica, obturaciones prematuras de los procesos de elaboración
y aumento de acentuaciones impulsivas y pasajes al acto.

El adolescente y el grupo
Existe una formación bastante universal que aparece en la adolescencia: la formación de “la barra”. Es un
grupo formado en un momento crítico del desarrollo con el fin inconsciente de resolver problemas
comunes. Este grupo suele aislarse del resto, pues concentra su esfuerzo en la tarea que los nuclea. Estos
grupos tienen duración limitada, pues se diluyen una vez logrado su fin.

La “barra” se conforma con el fin de crear un eslabón intermedio entre el mundo familiar y el mundo adulto.
Es frecuente que en los varones surja a partir de los equipos de fútbol como forma de elaborar la rivalidad,
los celos y la competencia fraterna, unido a una descarga pulsional por medio de la motricidad, que aún no
está preparada para la vida sexual.

Las reuniones de grupo suelen desplazar sus temáticas hacia problemáticas relacionadas con ciertos
“misterios”. Al clima de misterio suele sumarse un espacio y un tiempo “tabú” conocido por los elegidos.
Suele elegirse la noche como espacio preferido, pues es un tiempo en el que no son desplazados por el
adulto.

En los adolescentes tempranos, el espacio tabú se constituye en la sede para hablar de la sexualidad
supuestamente prohibida. Al promediar la adolescencia media, puede ocurrir que el encuentro fraterno se
derive hacia temas referidos a la lucha generacional, el juicio acerca de los padres y argumentaciones acerca
de valores e ideales del Yo.

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Estos ideales del Yo suelen centrarse en los ideales de verdad, amor, justicia, orden, dignidad, belleza, etc., y
tienen su raíz en la incapacidad para actuar. Las dificultades para adaptarse al mundo adulto desembocan en
el deseo de cambiar el mundo.

El refugio de la familia y la hipertrofia de la intelectualización es la defensa con la cual el adolescente suple


su imposibilidad para la ejecución.

Esta zona intermedia que alberga un precipitado de identidades aún no diferenciadas irá cediendo el paso
hacia otro tipo de grupos, en la adolescencia tardía, más institucionalizado y burocratizado, en la medida en
que “los misterios de la vida” sean resueltos a través de experiencias.

Las instituciones que albergan adolescentes tienen como fin la contención, constituyéndose en el cuerpo
social que sostiene el desarrollo de la identidad del adolescente. La multiplicidad de “yoes” escindidos que el
adolescente despliega en los distintos roles y lugares, tiene como continente a aquellos “iniciadores” que el
adolescente busca.

Dos enfoques sobre la constitución del grupo en la adolescencia

El adolescente realiza un progresivo pasaje por organizaciones grupales en función de aspectos placenteros
diversos. La entrada al primer período encuentra a los niños latentes organizados en grupos separados por
la diferencia de sexos.

Durante la pubertad, la conclusión del desarrollo del sistema nervioso incrementa el placer por el
movimiento en grupos organizados, a través de la práctica de deportes, por ejemplo. Esta organización
grupal, que está dividida por sexos, va proponiendo encuentros esporádicos de comunicación entre ambos,
y surgen así las primeras reuniones donde se realizan juegos reglados con características eróticas. Pero el
incremento de la excitación sexual sin posibilidad de descarga suele aumentar la agresividad entre los
grupos y estos encuentros suelen terminar con descargas impulsivas o autoagresivas, como prueba de que
aún lo pulsional irrumpe en el Yo, sin tener suficientes controles preconscientes. Durante esta época
comienzan a funcionar los grupos organizados formalmente.

Los cambios corporales que se producen en la pubertad asustan al adolescente y recluyen a algunos en la
soledad y a otros en grupos de pares del mismo sexo. Las incursiones de uno y otro sexo se realizan a través
de sus líderes, que constituyen las primeras parejas heterosexuales de muy escasa duración.

Cada grupo está organizado por su líder, que es alguien del mismo sexo y que a su vez responde a las
órdenes o deseos de otro líder de grupo, también del mismo sexo. Ambos grupos repiten los movimientos
de su líder y el vínculo con él es de identificación histérica.

La ilusión de la púber es que desde el varón se repitan conductas similares a la manera de un simétrico
inverso especular y se constituyan dos estructuras, ambas homosexuales con fidelidad hacia sus propios
líderes. Esta ilusión no se cumple y los contactos entre ambos sexos, realizados por sus líderes, suelen ser
desestructurantes para el grupo por el desborde erótico y agresivo que implican.

Durante esta fase se producen cambios corporales, situación que comporta al aparato psíquico una
estructura particular, donde la palabra no funciona para pensar, sino para realizar acciones como intento de
categorizar los elementos de la realidad con la lógica concreta. Hay una tendencia al movimiento gestual o
de desplazamiento motor. El deambular es una forma de descarga y ambos sexos se unen para realizar
desplazamientos rítmicos y placenteros.

La razón de la constitución del grupo adolescente deriva de la necesidad de socializar la culpa frente al
Superyó, y colocar el conflicto en el exterior para que disminuya esa culpa. Por lo tanto, se necesitan líderes
que regulen las acciones adolescentes y organicen el pensamiento grupal. Estos líderes son ideales del Yo
grupales, que funcionan como iniciadores.

Los iniciadores

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Los iniciadores son estructuras intrapsíquicas que se constituyen en la adolescencia y forman parte de la
fantasía de iniciación. Los iniciadores tienen un lugar preponderante como precursores del enamoramiento,
la sexualidad, el hallazgo de objeto, el lugar laboral y el diálogo comprensivo acerca de los misterios de la
vida. Aparecen como seres con características idealizadas, constituyen héroes míticos, y se insertan como
líderes. El líder debe poseer su gesta heroica, que será conocida por el grupo, y que acentúa como garante
del ser del grupo y del iniciador-héroe. Este mito actúa como enlace afectivo a través del mecanismo de
identificación.

Existen distintos tipos de iniciadores. El iniciador laboral puede ser alguien que gana admiración y prestigio
por efecto de la suerte, situación que se le atribuye a un exterior contingente. Lo que no es concebible en la
mente del adolescente temprano y medio es que todo aquello que se ve como exitoso es producto del
esfuerzo personal, pues éste es un concepto que se entiende en la adolescencia tardía.

Todo aquello que pertenece al juicio de realidad es difícil de comprender en este tiempo lógico. Es común
que los adolescentes deseen el prestigio y el dinero, cumpliendo una fantasía diurna proveniente del Yo-
placer, de ser único y especial a través de la música o el deporte. Es una primera forma de combinar lo
placentero con el tiempo y el espacio laboral del Yo de la realidad. Bailarinas, músicos, deportista,
constituyen una primera forma de transacción entre los deseos de exhibición, la seducción entre los sexos y
los deseos de triunfo social. Este último impone las limitaciones de la realidad que exigen al aparato mayor
esfuerzo.

Los adolescentes suponen que el iniciador es un elegido por la suerte. La joven fantasea con casarse con
alguien poderoso que la elija por sus encantos. El joven fantasea con ser descubierto por alguien poderoso
que ha quedado fascinado por sus dotes y le otorga un lugar privilegiado en la escala laboral.

El varón sueña con ser elegido por una mujer que, por efecto del amor, lo eleve en la escala social. En
cuanto a la inserción en lo laboral, existen diferencias entre las fantasías de ambos sexos. Mientras los
varones constituyen ideales heroicos y egoístas, las mujeres constituyen un ideal más ligado al amor y a la
familia. Estas fantasías suelen tornarse preconscientes en la adolescencia media y subsistir como patológicas
en los casos de adolescencia prolongada.

El iniciador en la sexualidad es aquel que sabe acerca de los orígenes de la vida, la mecánica del coito, los
misterios del hotel alojamiento y la vida sexual de los adultos. En la adolescencia temprana, el lugar del
saber lo tiene el que conoce sobre el cuerpo de la mujer, el que se acerca a ella sin inhibiciones y prueba los
primeros contactos corporales, el que maneja la jerga de la masturbación, el que muestra videos
pornográficos al grupo. En la adolescencia media, es aquel que conoce la mecánica del coito y los lugares
donde puede consumarse, el que tiene más experiencias acumuladas.

El iniciador en el diálogo comprensivo es aquel que se coloca como doble especular del grupo, por un
mecanismo de “identificación empática”. El secreto es no intentar el diálogo reflexivo, pues este resulta
traumatizante, ya que proviene desde el Yo de la realidad y atenta contra la ilusión de completud y
omnipotencia del Yo placer.

Durante la adolescencia, la lógica de los ensueños diurnos está ligada a la hegemonía de lo visible como real,
al pensamiento mágico y al Yo de placer. Esto lleva a una menor investidura de los procesos de pensamiento
que operan con abstracciones (ligados al Yo de realidad definitivo).

Distintos tipos de grupos en la adolescencia

• Representación psíquica del grupo

La constitución de la representación-grupo se halla ligada a los distintos tipos de preconsciente y de


Superyó. La mayor complejidad del pensamiento de la adolescencia con respecto a la latencia es paralela a
la de las representaciones-grupo y ambos elementos incluyen en este período categorías más abarcadoras
en la clasificación y seriación.

19
La pulsión genital desorganiza al Yo, identificado durante la latencia con el Superyó, conflicto que debe
resolverse en esta etapa. En un principio el Yo no halla salida y recurre a la proyección, de manera que el
conflicto se transforma en conflicto con el contexto. La escisión, la proyección, la desmentida y la
omnipotencia, son mecanismos que defienden al sujeto de la angustia de castración y de la aniquilación del
sentimiento de sí. El grupo en la adolescencia temprana le permite proyectar en él partes escindidas y
rechazadas de sí en los otros miembros y defenderse de su reintroyección, así como identificarse con las
aceptadas.

Mediante la participación en el grupo, el adolescente se defiende de ansiedades preedípicas y edípicas que


le generan el tener que aceptar diferencias entre Yo y no-Yo, diferencia de sexos y diferencia generacional,
que no pueden ser verbalizadas aún por vía del preconsciente verbal para nombrar estos conflictos.
Predomina una comunicación apoyada en un preconsciente cinético característico de los procesos
inconscientes.

Estos procesos de escisión explican por qué la inclusión del adolescente en el grupo supone la existencia en
su mente del otro grupo. Ser miembro del grupo legal supone el deseo consciente o inconsciente de
participar en el grupo rebelde y viceversa. Constituyen dos grupos psíquicos necesarios, que dan cuenta de la
ambivalencia no resuelta y de la escisión del Yo. Los grupos muestran sus leyendas y vestimentas con el
objeto de transmitir mensajes que deben ser recibidos por el otro grupo.

La salida exogámica genera distintas representaciones-grupo, en las cuales el adolescente se posiciona con
un vínculo y un lugar, que es el de la masa frente al líder. Tres tipos de grupos son los que aparecen en esta
etapa: el grupo totémico, el mítico y el religioso. Ellos se articulan entre sí, aunque el primero aparece
constituido con anterioridad.

Estas representaciones son primero intrapsíquicas y son las que le permitirán insertarse en los grupos del
mundo exterior. El grupo totémico corresponde al espacio de la plaza o del barrio, y corresponde a la
constitución de espacios psíquicos: por un lado, del espacio de la cotidianeidad (del Yo real definitivo), y por
otro, el espacio de los iniciadores en los misterios de la sexualidad. La organización mítica corresponde al
espacio mental del tiempo, un espacio y una historia distintos de los actuales, donde se narra acerca de sus
orígenes. Se los denomina “tradición”, y fue gestada por héroes que identifican a todos los miembros de ese
grupo. Estos héroes son recordados y dan sentido al tiempo y al espacio actual. Más adelante aparece una
representación-grupo más abstracta que trasciende las barreras geográficas.

• El grupo como subcultura

Existen grupos que constituyen subculturas, reunidos según criterios objetivos. Estas subculturas significan
una contracultura, aquel lugar que adultos y adolescentes que se sienten un grupo marginado supieron
encontrar en el marco de una cultura determinada.

La contracultura adolescente es aquella que tiene sus normas, sus diálogos, sus criterios, su jerga y
vestimenta propios que caracterizan a sus miembros. Estos grupos buscan sus espacios, lugares donde se
encuentran. Otra forma de abrirse espacios son las inscripciones que realizan en las paredes, donde dejan
mensajes firmados por un nombre que los signa con una pertenencia.

Los espacios funcionan como mediadores, pues es allí donde se realizan aprendizajes. Los mediadores
pueden ser juegos reglados. Constituyen espacios transicionales que necesitan un líder real que funciona
como iniciador, donde los adolescentes aprenden el contacto entre ellos y con el otro sexo, a través de un
control externo que los tranquiliza.

El concepto de “espacio transicional” resulta fructífero para explicar ese lugar donde el adolescente va
templando sus pulsiones, a través de un Yo confuso, escindido y empobrecido en cuanto a sus funciones.
Esto explica por qué el trabajo-juego debe ser organizado desde fuera por un líder, como aquel que presta
un preconsciente más enriquecido y regido por el juicio de realidad.

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Existen grupos que realizan acciones delictivas con fines vindicatorios, para vengarse de alguna injusticia
supuestamente recibida. Este tipo de conductas se observa en menores pertenecientes a familias
desintegradas. El ataque es al orden establecido como representante paterno, es un problema que no
pertenece a una clase social en especial.

En la clase media, el desamparo psíquico del púber encuentra contingencia por parte de la familia y las
instituciones. La especialización del conflicto puberal se da a través de formas organizadas de
desprendimiento familiar y a través del espacio mental mítico poblado de héroes de aventuras. Parece
existir la posibilidad de una mayor elaboración por la vía de un preconsciente verbal y visual, y de una
descarga cinética regulada por acciones socializadas.

La adolescencia presenta características distintivas según la clase social. Las urgencias económicas inducen
al joven de clase baja a buscar rápidamente el lugar laboral, y la elaboración de este período queda
obturada por un pasaje apresurado a una pseudo-adultez. Este hecho coloca al adolescente dentro de una
clase que lo identifica y le da un marco de pertenencia. Este proceso es diferente al anterior, donde la
pertenencia es una no pertenencia. Las jóvenes de clase baja sin inserción social suelen comenzar las fugas
alrededor de los 13-14 años, en que son captadas para la prostitución.

La imposibilidad de crear un “espacio transicional” adecuado, crea patologías grupales. En éstas se ve la


emergencia de fijaciones pregenitales que obturan procesamientos psíquicos y deconstituyen las pulsiones
de autoconservación y el narcisismo. Estas patologías se inician en la adolescencia temprana y luego
continúan su desarrollo. Entre ellas, se encuentran la adicción a las drogas como manera de demostrar
pertenencia y de anular las diferencias (sobre todo sexuales).

El cigarrillo, el alcohol y la comida, a veces constituyen formas de toxicidad a las que se recurre frente al
surgimiento de la angustia social y de los temores tanto heterosexuales como homosexuales. Funcionan
como objetos reales, que son llevados a la boca como forma de producir una fusión con el objeto perdido y
desmentir la pérdida y el vacío.

3.Psicología evolutiva psicoanalítica: problemas teóricos, epistemológicos y


metodológicos
Acerca del concepto de normalidad
El concepto de normalidad se halla ligado al concepto de salud. La comprensión de ambos conceptos
depende de los parámetros que se adopten para definirlos. La noción de normalidad suele estar atravesada
por una serie de prejuicios fundados, por ejemplo, en la idea de que ser normal es encontrar un “lugar ideal”
luego de haber transitado un camino lineal. Algunas de estas significaciones son:

• La normalidad entendida como una serie de normas que son constitutivas de un ideal. Ellas suponen
una serie de comportamientos juzgados por una determinada ideología que, desde un grupo de elite, ha
sido transmitida a sus seguidores. Se caracteriza a ese grupo como poseedor de “un saber” o “la
verdad”.

• La normalidad entendida desde un criterio estadístico constituido como verdad, ya que surge del campo
de lo empírico objetivo. El investigador podrá afirmar que la normalidad reside en lo que indica la
mayoría.

• La normalidad como la aceptación coercitiva de normas basadas en una uniformidad. Esto ha surgido en
tiempos coincidentes con sistemas autoritarios de gobierno. Las conductas de sometimiento y
sobreadaptación han terminado por aparecer como “lo normal”.

El concepto de normalidad se vuelve incuestionable si es entendido como algo que implica mayoría y/o
uniformidad por parte de los individuos. Estos tres enfoques parten de un criterio que se apoya en “lo
exterior”, en conductas que se manifiestan como falta de síntomas.

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Es necesario abordar el tema de la evolución desde una perspectiva crítica de la normalidad, para evitar
juzgar como patología conductas que son el efecto de un contexto influyente que afecta ciertos procesos
psíquicos.

Existe una noción de normalidad que se juzga desde “lo interior”, y se asienta sobe criterios psicoanalíticos
metapsicológicos. La conducta manifiesta interesa en tanto es el resultado de un proceso psíquico que tiene
una determinación inconsciente. Surge a partir de la producción de un aparato anímico apoyado sobre una
base neuronal y un Yo-Ello indiferenciado. Va constituyendo instancias y sistemas que tienen como motor el
conflicto psíquico, que es el que produce las continuas y variadas “formas de compromiso”.

Esta forma de entender la normalidad jerarquiza “lo psíquico” como forma de procesar la pulsión. Ella se
tramita a través de la instancia yoica que tiene otros dos amos a los cuales satisfacer: la realidad y el
Superyó.

Freud sostuvo que la normalidad homologada con el concepto de salud consiste en:

• La capacidad para lograr placer en el amor. Consiste en la posibilidad de encuentro con un objeto, que
primero será el propio cuerpo y luego el objeto externo que permita la integración del placer preliminar
con el placer final y de la corriente de ternura con la corriente sensual.

• La capacidad para lograr placer en el trabajo. Surge de la transformación de investiduras de objeto


homosexual en metas sociales que implican competencia y cooperación y tienen a un fin que trasciende
al individuo. También surge del mecanismo de sublimación que impone al Yo el desplazamiento de la
meta y el objeto sexual hacia fines no sexuales y con valor social.

Desde este enfoque no sólo importa la conducta empírica, sino también cuál fue su forma de producción
psíquica, para poder extraer su sentido y eficacia psíquicas a partir de criterios que trascienden lo
observable.

Existen dos tipos de concepciones acerca de la normalidad, entendida como salud. La primera depende de
criterios empíricos, la segunda parte de criterios psicoanalíticos inherentes al aparato psíquico y es una
construcción teórica resultante de un pensamiento deductivo. En esta segunda concepción las capacidades
de amar y trabajar derivan de las innumerables transformaciones de las investiduras infantiles de la
representación-cosa y de la representación-Yo.

Evaluar la normalidad requiere criterios objetivos claros: en el caso de la pubertad y de la niñez, basados en
parámetros de crecimiento, desarrollo y maduración. Dichos parámetros tienen una cierta cronología
temporal y están multideterminados por las experiencias contextuales. En la pubertad y adolescencia las
diferencias en las pautas de crianza determinan variaciones. Sus consecuencias se observan en términos de
diferencias de crecimiento y maduración, así como también en las distintas conformaciones de la estructura
psíquica.

La noción de “normalidad” debe constituir un campo de investigación donde se articulen lo observable, lo


empírico y la teoría.

Acerca de la evolución
La evolución contempla dos niveles de análisis: el descriptivo y el explicativo. El análisis descriptivo consiste
en un proceso cuantitativo que permite realizar clasificaciones y abstraer tendencias comunes y
diferenciadas, en función de los diferentes contextos situacionales. Parte del supuesto de que el aspecto
evolutivo implica una continuidad en tanto procesos de transformación del orden de lo observable. El
análisis explicativo implica reflexionar acerca del por qué, del qué y del cómo se realiza la evolución, y lleva a
formular hipótesis que se apoyan en conceptualizaciones previas.

En el estudio del desarrollo del niño y del adolescente existe un primer momento dedicado a la recopilación
de datos. Posteriormente se analizan para describir y explicar los cambios que se experimentan en
determinados períodos.

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Los conceptos de desarrollo, crecimiento, maduración y aprendizaje se hallan unidos al e psicología
evolutiva. Si se utilizan estos conceptos es porque el desarrollo se desencadena a partir de un proceso
somático filogenético que genera un trabajo para la mente.

Fundamentación epistemológica de la psicología evolutiva

Un modo clásico de abordar la psicología evolutiva consiste en categorizar las etapas del desarrollo
definiendo las diferentes conductas que aparecen en cada estadio. Estos estadios están descriptos en
función de conceptos tales como crecimiento y maduración, y la preocupación temática está centrada en la
aparición de conductas observables y su cronología.

Las diferencias teóricas residen en la significación y la eficacia que se adscribe a aquello que se observa. Esto
está determinado por el cuerpo conceptual, seguido de un marco teórico que permite articular las distintas
manifestaciones en unidades lógicas de pensamiento.

La psicología evolutiva psicoanalítica de la adolescencia

La psicología evolutiva psicoanalítica toma como punto de partida la observación de las conductas
manifiestas, su continuidad y sus consecuencias, y agrega que dichas conductas tienen un significado latente
más amplio y determinante que proviene del inconsciente. Este último genera en el Yo diversas
transformaciones que dan se dan paso a partir de diversas formas preconscientes que se producen por
medio de mecanismos que poseen leyes.

Se trabaja en el campo de las hipótesis intermedias, y esto supone examinarlas desde las estructuras que se
van conformando y de las sucesivas transformaciones que se operan durante las fases de la adolescencia. El
psicoanálisis establece que el niño que uno fue está inserto en el adulo que uno es a través de distintas
producciones psíquicas o patológicas. En ellas se observa la vigencia de la temporalidad actualizada de las
vivencias del pasado.

Se han mencionado tres componentes necesarios para una psicología psicoanalítica de la adolescencia: 1)
las manifestaciones, 2) la eficacia psíquica de lo inconsciente, y 3) las trasformaciones con que dicha
instancia accede al Yo, traspuestas en lógicas sucesivas. Debe agregarse la instancia de la eficacia psíquica de
la historización del adolescente, un pasaje desde el mito de la infancia, como legado parental, hasta la
propia historización.

Constitución del aparato psíquico. Transformaciones de la pulsión del yo

El adentrarse en los procesos de conformación de las estructuras psíquicas, su génesis y sus


transformaciones en el transcurso de la adolescencia, significa transitar una “segunda vuelta” en la
constitución de la subjetividad. Quedan enunciados tres temas a desarrollar:

• La pulsión, su constitución y transformación.

• El Yo, su constitución y transformación.

• Constitución del aparato psíquico.

Con respecto al primer punto, supone trabajar con dos teorías enunciados por Freud: la primera teoría, cuya
polaridad está planteada entre las pulsiones sexuales y de autoconservación; la segunda, cuya polaridad
queda planteada entre pulsión de vida y pulsión de muerte. Incluye la evolución de fases de la libido, la
constitución de las distintas erogeneidades y la evolución de los distintos masoquismos, desde un
“sadomasoquismo primordial indiferenciado”, a través de la pulsión de ver, hasta la evolución de la pulsión
de saber.

Con respecto al segundo, abarca el desarrollo de la estructura, de los tres “yoes” y de las diversas
perspectivas: Yo de funciones, de representaciones y de identificaciones, y desarrollos de afecto, además de
la historia de constitución de estructuras como el Superyó y el ideal del Yo.

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Con respecto al tercero, de la combinación de ambos elementos, Yo y pulsiones en sus aspectos tópico,
dinámico y económico, de donde se desprenden nuevas estructuras (Yo-narcisismo, objetos, conflictos,
defensas, complejos, etc.). Deben tomarse en cuenta las dos formas que Freud enunció acerca de la
constitución del aparato:

• Como un sistema de huellas mnémicas que se desarrolla a partir de transcripciones de una pulsión en
representación, como forma de inhibir la descarga refleja y constituir el lugar de “lo psíquico”, que será
más tarde el lugar de “lo inconsciente”. Propone una teoría de la memoria, formada por distintos
estratos, que se distinguen por su contenido y su organización, a partir de ciertas leyes de asociación
entre representaciones, a las que queda asociado un afecto.

• A partir de la segunda teoría de las pulsiones, y del Yo y el Ello, el aparato psíquico queda constituido
como una estructura compuesta por instancias: Ello, Yo y Superyó, cada una con su lógica y
conformación intra e intersistémica.

Los complejos de Edipo y de Castración constituyen el eje alrededor del cual cobran nuevo significado las
anteriores fases de evolución del Yo y las pulsiones. El acceso a la fase genital, que surge en la adolescencia,
produce en el aparato nuevas transformaciones e impone al Yo nuevas formaciones sustitutivas, tipos de
procesamientos preconscientes, que aparecen para tramitar los conflictos que se producen entre instancias
y sistemas.

También son importantes los mecanismos de defensa que comienzan con la proyección-introyección,
escisión e identificación primaria en la fase oral, pasando por la transformación en lo contrario y vuelta
contra la propia persona en la fase anal, represión para la fase edípica y formación reactiva, sublimación e
identificación secundaria para la latencia y su reedición regresiva o en nuevas formas en la adolescencia.

El concepto de conflicto psíquico es de tipo dinámico, pero se halla ligado al de trauma, que es de tipo
económico.

El trauma sobreviene cuando existe un conflicto psíquico que le impide al sujeto integrar en su estructura
una nueva experiencia por medio de defensas adecuadas. Una situación es traumática cuando su nivel de
excitación encuentra al aparato psíquico desprevenido y atraviesa la “barrera de protección antiestímulo”.
Genera una tendencia a descargar la energía en forma de afectos desbordantes, que conducen a un
vaciamiento representacional del aparato. La situación traumática deconstituye tanto el principio de placer
como el principio de constancia que mantiene la homeostasis, y conduce a la descarga a cero que rige la
pulsión de muerte.

El funcionamiento del principio de placer permite la ligadura entre representaciones. Por el principio de
constancia, el aparato cuenta con la capacidad de ligar pulsión de autoconservación y la necesidad, y la
capacidad para liquidar las excitaciones. Si ambos principios no funcionan, la intensidad de las excitaciones
provoca una efracción en el Yo y éste queda incapacitado para controlarlas y derivarlas. Si esta situación
subsiste, el aparato tenderá a la repetición, ya que verá negado su acceso a la elaboración y el sujeto
quedará sometido a la sensación de dolor. Esta repetición será una salida del regreso a la descarga a cero de
la pulsión de muerte.

En el principio de la vida, el trauma funciona como contrainvestidura, ya que exige al Yo un esfuerzo de


ligadura entre libido y autoconservación. Este esfuerzo de ligadura corresponde a la inscripción de la
necesidad en el aparato psíquico. Tener necesidades no implica que ellas estés inscriptas.

Tipos de trauma

En el trauma somático, el dolor físico impone una desorganización de la libido narcisista.

En el trauma psíquico, ocurre una imposibilidad de ligadura ente un estímulo y las representaciones. Los
traumas imponen diferentes fijaciones y surgen por la vigencia o no de acciones específicas.

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El trauma “a posteriori” está ligado a recuerdos que se han vuelto traumáticos en un segundo tiempo del
desarrollo sexual.

Freud señala el origen sexual del trauma y su desarrollo en dos tiempos: el primero, el del trauma originario,
que ha ocurrido debido a experiencias anteriores a la sexualidad puberal, y el segundo, que aparece después
de acontecido el desarrollo sexual. Freud explica cómo el trauma se desarrolla en dos acontecimientos que
se ubican en dos tiempos cronológicos. En una primera escena, de seducción, el niño sufre por excitación
sexual causada por un adulto, sin que despierte ningún trauma. En una segunda escena, que ocurre después
de la pubertad y que por alguna asociación evoca la anterior, se produce en él un aflujo de excitaciones
sexuales que desbordan las defensas del Yo y sobreviene la situación traumática. El carácter traumático de
la primera escena es conferido “a posteriori”. En el tiempo intermedio entre ambas escenas, se establece
una defensa frente a hechos dolorosos, la “defensa patógena” que da lugar a la represión.

En un principio, Freud intenta buscar en el pasado real del sujeto la escena de seducción traumática
provocada por un adulto, pero luego se inclina por disminuir el valor de la realidad en favor de la vida de
fantasía que la sexualidad infantil provoca. La situación traumática post-puberal es referida a las series
complementarias, que están constituidas por factores endógenos y por factores exógenos. Ellas conforman
la predisposición por fijación de la libido que, sumada al acontecimiento traumático actual, desencadena la
neurosis.

Nos referimos a la temporalidad como una fijación a un tiempo circular de origen inconsciente, en el que el
sujeto tiende a repetir situaciones penosas ligadas a experiencias infantiles, traumáticas, imposibles de
recordar, pero vueltas a repetir en una eterna “repetición de lo mismo”. En este sentido, podemos distinguir
tres tipos de repetición:

• La repetición por fijación a un trauma, debido a la falta de satisfacción en determinada fase. Las
pulsiones reprimidas y sus representantes psíquicas quedan inalterados en el inconsciente, reclamando
satisfacción. Este es el caso de las neurosis de transferencia, en las que la repetición de sueños,
recuerdos o juegos displacenteros, son un intento de elaboración del trauma.

• La repetición del juego del “fort da”. A través de él, el niño intenta salir de la repetición del trauma,
operando una transformación de lo pasivo en lo activo. Este tipo de repetición corresponde a las
estructuras narcisistas.

• La repetición que corresponde a una defusión pulsional. En ella, el Yo perpetúa un goce, propio del
masoquismo erógeno, que impulsa a la muerte. Esta energía que fluye libremente responde a una
fractura en el Yo, producto de una situación traumática que desborda al sujeto y lo deja inerte.

La temporalidad se liga a dos formas del funcionamiento psíquico: 1) al determinismo de la causalidad


psíquica, en el sentido de que el pasado está inmerso en el presente a través de las producciones psíquicas;
2) al concepto de un tiempo en torsión, por medio del cual en cada etapa posterior el sujeto resignifica la
anterior. El concepto de resignificación a posteriori incluye dos posibilidades: una traducción como una
nueva escritura y otra llamada trauma a posteriori.

Laplanche y Pontalis resumen el concepto de retroactividad o a posteriori definido por Freud, y dicen lo
siguiente:

• Lo que se reelabora retroactivamente no es lo vivido en general, sino lo que en el momento de ser


vivido no pudo ser reintegrado en un contexto significativo. Su prototipo es el suceso traumático.

• La elaboración retroactiva se desencadena por la aparición de nuevos acontecimientos o por una


maduración orgánica que permite reentender experiencias anteriores.

• La evolución de la sexualidad favorece la reactividad por su desarrollo en dos tiempo o escenas.

• La reelaboración “a posteriori” supone desenlaces psíquicos que fueron determinados por el pasaje, no
sólo de una fase psicosexual a otra, sino también de una estructura del Yo y del Superyó a otra.

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¿Qué son las corrientes psíquicas?

Los complejos de Edipo y de Castración y las fijaciones son inobservables, pero pueden observarse sus
transformaciones. Pero si los complejos son universales y las manifestaciones son individuales, hay un
elemento que media entre lo individual y lo universal, que son las operaciones lógicas. Los procesos
transformadores de los complejos universales, que permiten explicar las diferencias entre las
manifestaciones, ocurren en alguno de los diferentes “yoes” y pueden ser entendidos como corrientes
psíquicas.

El fundamento evolutivo cesa cuando queda engarzado en los complejos de Edipo y de Castración. Es allí
cuando empiezan a predominar los procesos de operaciones lógicas de la fase fálica. Estos procesos se
reeditarán en la pubertad con características particulares.

Durante el tiempo anterior al complejo de Edipo, hay un predominio relativo de lo evolutivo sobre lo
defensivo, y luego del sepultamiento del complejo de Edipo, ese predominio se invierte. Durante el
desarrollo de los fundamentos evolutivos, se van constituyendo los complejos que son los fundamentos
universales del conflicto.

Además de estos complejos, es necesario considerar los procesos defensivos, derivados de las distintas
corrientes psíquicas en el Yo. En éste se conjugan el estímulo pulsional y el estímulo exterior. Cuando hay un
conflicto entre ambos, uno de los “yoes”, el Yo placer, por ejemplo, se pone del lado de los representantes
de la pulsión, y el otro, el Yo real definitivo, del lado de los representantes de la realidad exterior.

Cada corriente psíquica del Yo se define por un modo particular de resolver el conflicto ente el estímulo
pulsional y el estímulo exterior. Existen varias corrientes psíquicas y cada una de ellas se expresa a través de
una defensa del Yo. Estas corrientes psíquicas son: desestima (forclusión), desmentida (renegación),
represión e identificación secundaria. Surgen hacia la fase fálica, cuando hay un conjunto de “yoes”
suficientemente complejo como para dar lugar a distintos desenlaces en el conflicto. Estas distintas
corrientes psíquicas implican considerar los mecanismos de defensa como modos particulares de
transformar los complejos universales en fantasías específicas.

Las formaciones sustitutivas, sobre todo las fantasías, contienen elementos provenientes del conflicto entre
el Complejo de Edipo y el Complejo de Castración, además de las fijaciones pregenitales provenientes de las
pulsiones parciales oral, anal y fálico uretral. Todo ello constituye el núcleo de lo inconsciente y contiene las
investiduras de las primeras elecciones de objeto. En la adolescencia, estos contenidos serán procesados en
el preconsciente a través de fantasías, cuya forma de aparición depende de la predominancia de uno u otro
mecanismo de defensa, que permite distinguir las distintas estructuras.

Diferencias entre la manifestación y sus representantes psíquicos

No siempre los observables nos remiten a una entidad teórica. Existen procesos que ocurren en la mente
que son eficaces, pero no encuentran una manifestación observable, por ejemplo, una fantasía. Existen
procesos inconscientes que, sólo con un preconsciente bien desarrollado, logran manifestarse de manera
inteligible.

El incesante deambular de los púberes nos remite a su deseo de “saber sobre los orígenes”, pero esto no
puede ser formulado sino posteriormente, cuando el preconsciente se ha enriquecido.

Durante la adolescencia temprana, el observable es un Yo organizado sobre la base de un preconsciente


cinético. La representación-palabra parece haber sufrido una regresión, en virtud de la cual el código
organizador del aparato regresa del aparato a la acción.

Los componentes depresivos característicos de la adolescencia temprana y media femenina suelen


expresarse a través de degradaciones lógicas del Yo. La adolescente no encuentra el objeto de deseo y, en
su lugar, regresa a códigos más arcaicos de expresión de los afectos. Llorar o comer constituyen una forma
de procesar la perdida de los objetos primarios de amor.

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Existen diferentes formas de representar en el preconsciente, mociones pulsionales propias del
inconsciente. Hay procesos en la mente que no son asequibles a la observación sino mediante modos de
tramitación psíquica, que van de lo inconsciente a lo preconsciente-consciente. Si la censura les niega el
pasaje de un sistema a otro, las mociones pulsionales están reprimidas. El aparato psíquico opera con
constantes retranscripciones desde el inconsciente y sortea la censura que impone como condición una
nueva transcripción, un pasaje de un sistema anterior a otro posterior.

A estas formaciones preconscientes Lacan las llamó “formaciones del inconsciente”. Ellas se forman por
mecanismos de condensación y desplazamiento, que él llamó “metáfora” y “metonimia”. Freud llamo a
estas transformaciones, formaciones sustitutivas. Estas provienen de un momento posterior a la
constitución del inconsciente reprimido primariamente.

Estas formaciones secundarias son las formas que adopta un deseo reprimido inconsciente para ser
admitido en el preconsciente. Son representaciones reprimidas que han sido deformadas por la defensa y
constituyen el resultado de un conflicto.

Las fantasías son producciones de escenas organizadas, susceptibles de ser representadas. Provienen de
restos visuales y auditivos, y constituyen secuencias organizadas de las que el sujeto forma parte.

Existen fantasías universales que son propias del aparato psíquico del adolescente, como la novela familiar,
la representación prostituta y otras.

Nos todas las formaciones sustitutivas son síntomas. Los síntomas son formaciones sustitutivas secundarias,
que a su vez derivan de otras formaciones sustitutivas, que pueden ser transformadas en frases y que son
legibles. Es el caso de las neurosis de transferencia, en las que el mecanismo predominante es la represión y
el síntoma constituye el retorno de lo reprimido, sólo que para que cada neurosis ese retorno adquiere
características diferentes.

Surgimiento de la pulsión genital. Sus transformaciones


Alrededor de los 8 o 9 años ocurre un proceso orgánico que tiene repercusión en la psiquis: el surgimiento
de la pulsión genital. Esta pulsión se manifiesta primero en forma de tensión sin posibilidad de descarga,
descarga que encuentra hacia la pubertad, cuando aparecen la menarca y la polución.

La aparición de tensión en la prepubertad se genera en procesos orgánicos no visibles, como el comienzo del
funcionamiento de las glándulas sexuales. La tensión se corresponde con un goce no adviniente: todavía no
hay posibilidad de descarga orgástica. Este incremento tensional coloca al aparato frente a una situación
traumática, fundamento del abandono de la masturbación infantil.

En la teoría lacaniana, este ámbito del cuerpo no significado corresponde al registro de lo real. El aparato
aún no tiene posibilidad de tramitar el incremento pulsional, ni en lo imaginario, ni en lo simbólico. De tal
manera, los procesos orgánicos prepuberales colocan al aparato en situación traumática.

En un segundo momento lógico, una transformación de la pulsión significará el encuentro del sujeto con un
objeto con el cual gozar. Este objeto no implica que ese “plus” energético tenga posibilidad de una descarga.
En lugar del orgasmo, se produce un goce masoquista que puede ser de diferentes tipos: “crisis de asco”,
ataques de furia, accesos de angustia, o de intensa risa, ataque epiléptico, crisis de asma, dolor de cabeza o
de barriga, etc. En el primer momento del surgimiento de la pulsión genital, el aparato psíquico carece de
representaciones adecuadas para investir al Yo o al objeto, pues éstas aún no se han constituido. Se trata de
manifestaciones que corresponden a transformaciones de la pulsión tanto en representantes orgánicos
como afectivos.

La pulsión puede procesarse en sus formas más primitivas como: a) descarga de órgano directa, sin
representante psíquico, a través de procesos de descarga somática endógena, b) como desarrollos de
afecto, que pueden ser de descarga, cuantitativos, como angustia difusa o procesos de investidura, y c)
como procesos de investiduras de representaciones (como los deseos, que pueden investir al Yo o al objeto).

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Como consecuencia del empuje pulsional, puede ser que luego de la tensión sobrevenga un período de
intensa masturbación fálica o, por el contrario, un abandono de la misma por inhibición. Este abandono
llevará a un proceso de investidura: la constitución de fantasías correspondientes a la fase genital, las que
más tarde harán posible el hallazgo de objeto intrapsíquico.

Alrededor de los 11 años, la masturbación tendrá la posibilidad de descarga: primero como un mero proceso
de descarga y sin fantasías, pero más tarde éstas llegaran a ser casi necesarias para el logro del placer. El
surgimiento de la pulsión genital debe ser entendido como complejizante, en tanto genera nuevas
investiduras y nuevos esfuerzos de trabajo para el aparato psíquico.

El comienzo de la vida sexual puede traer como consecuencia la posibilidad de embarazo, la promiscuidad y
la contracción de enfermedades. El embarazo favorece la investidura narcisista, el deseo de ser amada y
evita la angustia del vacío, pero deconstituye las pulsiones de autoconservación y las de la especie por riesgo
del aborto, del SIDA o de la muerte.

En la fase fálica, se tienen los comienzos de una organización que subordina las otras aspiraciones al
primado de lo genital y significa el principio del ordenamiento de la aspiración del placer sexual. La
organización plena sólo se alcanza en la pubertad, quedando establecido un estado en que:

• Se conservan muchas investiduras tempranas;

• Otras son acogidas dentro de la función sexual como “placer previo, y

• Otras aspiraciones son reprimidas, o bien experimentan una aplicación diversa dentro del Yo.

El destino de las pulsiones parciales es, en parte, articularse con la pulsión genital como placer preliminar,
pero recién en la adolescencia tardía. Otra opción posible es que las pulsiones parciales, a través de
formaciones reactivas, se transformen en rasgos de carácter, que aparecerán como virtudes del Yo. En esos
casos, el Superyó amará al Yo en la medida en que éste haya dominado sus pulsiones parciales. Esta
transacción difiere de la sublimación, ya que en ésta sus productos no son modificaciones en el Yo, sino en la
realidad exterior, a partir de una crítica a ciertos valores contenidos en el Superyó, como “palabra de los
mayores”.

Por otra parte, uno de los destinos de las pulsiones parciales es mantener su autonomía. En este caso, se
produce en el aparato un mecanismo muy importante para la adolescencia: la escisión del Yo, que a su vez
genera un mecanismo de defensa: la renegación.

Durante esta fase, la pugna entre pulsiones, como producto de la pulsión parcial insatisfecha, genera un
nuevo lugar en el Yo. En él, el Yo-placer rebelde goza en la transgresión de las normas. Este Yo-placer
rebelde, identificado con la pulsión, puede producir conductas antisociales, como la necesidad de
satisfacción del Yo sin espera y sin cuidado, o conductas autodestructivas. El Yo-placer cae preso de su
propio estado de desenfreno agresivo, y el goce en el dolor puede transformarse de sadismo en
masoquismo erógeno o moral, e impone al Yo el surgimiento de fantasías masoquistas que lo atormentan, o
de sufrimientos corporales.

Este estado ilusorio de puro placer se transforma en cultivo de pulsión de muerte y produce un estado
permanente de fijación al trauma. El Yo no logra ligar la pulsión con nuevas representaciones y genera una
continua descarga de afectos displacenteros.

La imposibilidad de integración ente pulsiones es característica de esta etapa. Esta imposibilidad se refleja
en la acción antisocial del adolescente (producto de transformaciones de la pulsión anal), las adicciones
frecuentes (transformación de la pulsión oral), el “mal gusto” en las vestimentas como desorganización del
deseo de exhibicionismo, en descargas afectivas como el asco y la repugnancia (transformaciones de la
pulsión oral y anal), en la furia (transformación anal), en la angustia (transformación fálica).

Las pulsiones sexuales parciales (pares antitéticos) tienden a satisfacerse autónomamente (sadismo-
masoquismo, exhibicionismo-voyeurismo, ambivalencia formal y de contenido, autoerotismo). Estas

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manifestaciones muestran que la pulsión no ha encontrado aún su objeto exogámico. El encuentro con el
objeto comienza a tener resolución recién en la adolescencia media.

Otra opción es la “exclusión” o represión de la pulsión parcial, de la tensión genital. Por efecto de los diques,
surge la represión del deseo y el afecto que era placentero se torna displacentero. Su consecuencia es el
surgimiento, por ejemplo, de las crisis de asco, señal de alarma de la excitación sexual. Un vómito, por
ejemplo, resulta una descarga espasmódica, en sustitución del orgasmo. Otros espasmos sustitutos son los
accesos de llanto, risa o furia. Todos ellos son correlativos de un placer arruinado y sustituido por un
síntoma equivalente.

La crisis de asco constituye un rasgo habitual de las histerias, pero también es un síntoma característico de la
pubertad femenina. Este desarrollo de afecto constituye: 1) la sustitución de un dolor psíquico por la pérdida
de un placer parcial oral y anal; 2) un displacer ligado a la estética, que deriva en juicios, actitudes o
vestimentas vinculados con el mal gusto. Los juicios y los afectos displacenteros se desplazan a la mirada de
su cuerpo crecido en el espejo. Se traslada así a la nueva imagen corporal y sus productos, el dolor psíquico
por el crecimiento y la diferenciación sexual.

En la joven:

En la adolescente temprana se observa un esfuerzo por elaborar esos cambios caporales a través de “velos”:
el velo de la fantasía o el de los ropajes. Son “encantos” que le permiten reelaborar las crisis de asco. Estos
intentos a veces resultan infructuosos, y la disociación en el vestir o en el andar expresan esa sensación de
cuerpo fragmentado que experimentan ante la propia mirada de sí, desidentificada. Se trata de un cuerpo
desnudo que opera como un objeto “a”, desprovisto de significación psíquica y produce angustia. Cuando se
recubre de identificaciones, este cuerpo desnudo recobra la capacidad de gozar.

Un cuerpo recubierto de identificaciones es una posibilidad de defensa frente a la angustia del cuerpo
fragmentado. La identificación con un “falo idealizado” se manifiesta a través de los “encantos de una visión
estética o de logros motrices”; la adolescencia temprana privilegia dos tipos de encanto: aquellos ligados a
“ser mirada” como un cuadro estético, o los que forman una imagen de omnipotencia, una conjunción eficaz
del movimiento equilibrado.

El anterior sentimiento de displacer ante la fragmentación sufre una transformación psíquica, apoyada en
algunos caracteres sexuales secundarios. Este “sentimiento de convicción” le permite a la joven cambiar la
visión de “ser horrible”, por sus “encantos” para seducir a otros.

En el joven:

Los varones sienten aversión y miedo frente al cuerpo de las mujeres y al propio. Los encantos femeninos
disminuyen el temor y favorecen la constitución del objeto de deseo. La pulsión genital aparece entre los 8 y
9 años como tensión sin descarga, situación que conduce a distintos destinos de la pulsión parcial. Puede
haber una descarga endógena directa, en cuyo caso se producen espasmos de órgano.

Otro tipo de descarga se da a través de los desarrollos de afecto, de asco o de furia. Los de asco se observan
en el desagrado ante sus productos seminales, y también en el placer por humillar o asustar a las jóvenes,
como un modo de volver activo lo sufrido pasivamente. Las crisis de furia derivadas de la pulsión anal son
frecuentes en varones. La deambulación, las fugas, los aceleramientos, son descargas afectivas y motrices
que provienen de transformaciones de la pulsión anal y fálica. Derivan del sentimiento de desamparo.

En la práctica de deportes se observan intentos de dominio de la musculatura, una forma de transformación


de la fase anal.

En algunos púberes, las manifestaciones de esta erogeneidad anal, a causa de los “diques”, se manifiestan
como rasgos de carácter en forma de formaciones reactivas. Aparecen como virtudes en el Yo y constituyen
una manera de ser amados por el Superyó. Estos púberes parecen no sufrir la crisis puberal. Mientras que lo
esperable es que muestre rasgos de descontrol anal, ellos se dedican a coleccionar objetos, jugar con la PC,
etc. Con el objeto de controlar con el pensamiento procesos de excitación sexual.

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El surgimiento de la pulsión sexual coloca a la pulsión fálica como pulsión parcial. A pesar de ello, durante la
adolescencia temprana, las pulsiones parciales se manifiestan sin subordinación a la pulsión sexual y la
masturbación para ambos sexos es fálica.

Algunos púberes usan los caracteres sexuales secundarios para incrementar “sus encantos” a través ella
potencia muscular. Otros, a la manera pasivo-femenina, buscan constituir un cuadro estético y ser
admirados por las jóvenes por su belleza. Esta actitud puede conducir a una exagerada investidura narcisista
del cuerpo e imposibilitar la salida hacia el hallazgo de objeto. En estos casos, se observa una
sobreinvestidura de la vista en forma pasiva: “el ser mirado” por otros constituye un placer en sí mismo.
Durante esta etapa, la lógica de lo visible como real implica jerarquizar la vestimenta, los cortos de cabello,
en suma, los “encantos”, como contrainvestidura de lo “repugnante”.

Algunas manifestaciones patológicas

En algunos adolescentes, asociado a un contexto familiar no “contenedor”, la tramitación de las pulsiones


parciales tiene como destino el cuerpo. Son formas de modificar el propio estado de ánimo, o en el contexto
familiar o social, a costa de dañar el propio cuerpo. En esta gama se encuentran los intentos de suicidio, las
adicciones, las actuaciones y la investidura de órgano a la manera de las enfermedades somáticas. En otros
adolescentes, la modificación de un estado afectivo se realiza a través de la modificación del contexto social,
por ejemplo, en actos delictivos. En ambos hay un conflicto entre la pulsión de autoconservación y la pulsión
sexual, por lo cual la segunda arrasa con la primera y surge el peligro de la autodestrucción: una
manifestación de la pulsión de muerte desfusionada, vuelta contra el Yo.

Constitución del Yo
Se abordará el estudio del Yo en la adolescencia temprana a través de las cuatro teorías: Yo de funciones, de
las identificaciones, de las representaciones y de los desarrollos de afecto, y desde tres estructuras: Yo real
primitivo, Yo placer y Yo real definitivo.

Desde el Yo de funciones, se verán las defensas, los juicios y las formas de pensamiento. Desde el Yo de
identificaciones, se verá cómo por medio de enlaces afectivos con el objeto estas identificaciones se
constituyen en parte del Yo y del Superyó. Desde el Yo de las representaciones, se verán las formaciones
sustitutivas preconscientes y las fantasías. Todos estos tipos de Yo están acompañados por desarrollos de
afecto, como el sentimiento de aniquilación, la angustia de castración y el sentimiento de culpa. Se analizará
cómo el surgimiento de la pulsión genial genera en el Yo y en el Superyó nuevas transacciones, formaciones
sustitutivas que se manifiestan en el Yo como una complejización del preconsciente.

a. Pensamiento

Durante la pubertad, surge un tipo de pensamiento: el de las operaciones concretas, que permite construir
representaciones de mayor complejidad con respecto a la clasificación y a la seriación. Esta lógica provoca
efectos en el Yo, en relación con el juicio acerca de sus progenitores.

La madre, que en la fase fálica era “única”, comienza a ser categorizada como una más entre otras mujeres.
Esto genera en el Yo nuevos juicios, que son angustiantes. El primero es un juicio sobre la castración
materna. Si el sepultamiento del Complejo de Edipo tiene como una de sus causas la caída de la madre
supuestamente fálica, en este nuevo momento lógico, la comprensión se realiza por vía de un pensamiento
que es obtenido por deducción. La madre es alguien que desea sexualmente al padre, lo que la coloca como
alguien “faltante” y “deseante”. Surge entonces en su mente el término “prostituta” con un sentido que
hasta ese momento no tenía.

Con respecto al padre, la lógica del pensamiento concreto lo coloca en un contexto laboral más abarcador.
La lógica anterior lo colocaba al mismo nivel que “el jefe”, y era objeto de una idealización jerárquica. Con
este cambio de lógica, el púber reconoce al padre mediante una nueva transcripción psíquica: en una escala
laboral que resulta decepcionante y traumática para el Yo. Ya ha advertido que el cuerpo del padre está

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regulado por las leyes del principio de realidad. Este juicio disuelve la identificación primaria con el padre
omnipotente y desencadena un nuevo juicio: la muerte del padre, que se refiere a la muerte psíquica de una
investidura objetal. La representación-padre omnipotente se ha dejado de investir, y ello produce un
sentimiento de culpa por haberlo abandonado. Desde ese momento, el Superyó se identifica con el Superyó
paterno y no con su imagen idealizada.

La identificación con la imagen idealizada del padre se convierte en decepción y reaparece como un deseo
hostil, pues el padre ideal lo ha abandonado. Su consecuencia es el surgimiento del pensamiento mítico, que
genera identificaciones con héroes ajenos al contexto familiar. El mito es aquí equivalente a una
desmentida, surge para sostener una idealización de sí por identificación con el héroe. Es una formación
transaccional preconsciente que refuta la muerte del padre.

Existen distintos tipos de pensamiento. Cada uno supone una organización cada vez más abarcativa y
abstracta y líderes cada vez más alejados del Yo. Todos ellos se generan para sostener el narcisismo. Ellos
son: el pensamiento totémico, el pensamiento mítico, el pensamiento religioso, el de las cosmovisiones y el
científico.

En la latencia temprana, aparece el pensamiento totémico; en la prepubertad, el pensamiento mítico; en la


pubertad, el religioso y, en la adolescencia media, el de las cosmovisiones. Son formas de pensar mágico-
animista que sostienen la omnipotencia del Yo, en la medida en que sostienen la identificación con grupos
totalizantes y se esfuerzan por dominar ciertos traumas, especialmente el de castración materna, el de la
muerte del padre y el de la muerte individual.

Este estado psíquico deja al Yo de realidad desamparado. Una forma de defensa basada en la desmentida es
estructurar ciertos tipos de pensamiento, como los ya enunciados, que permiten la creación de nuevos
ídolos sostenedores de un Yo vulnerable. Esta operación psíquica tiene un costo: una escisión en el Yo que
genera dos estructuras yoicas coexistentes: la del Yo placer purificado, que sostiene ídolos, y la del Yo de
realidad que comprende nuevas realidades.

La estructura del Yo placer purificado supone la identificación con un ideal que se constituye como su doble.
Con ese ideal establece un vínculo de ser. También supone una identificación hostil con el inverso del ideal:
lo siniestro, producto de la idealización parental y la hostilidad proyectada que se puede volver contra el Yo.
Este personaje siniestro provoca el desarrollo del temor a la aniquilación del Yo. Ambos lugares psíquicos, el
de ideal y el de lo siniestro, generan representaciones constitutivas del pensamiento mítico y totémico
construida con productos del acervo cultural.

El adolescente temprano genera representaciones de animales y personajes míticos, y también una mezcla
de ambos, hombres-héroes y animales. Otro producto preconsciente combinado es el hombre-máquina del
cual surgen los robots. También hombres mutantes.

El pensamiento totémico y el mítico articulan un modo de expresión de deseos que, por medio de la
proyección de lo pulsional en el Yo placer, generan un vínculo particular con el contexto, correspondiente a
fases más primitivas. El pensamiento mágico-animista es una defensa frente al desamparo psíquico y se
sostiene en la estructura del Yo-placer y el narcisismo. La orea estructura del Yo corresponde al Yo de
realidad, que comprende al mundo cotidiano del adolescente, cuyos personajes no son míticos. Su
organización está regida por el principio de realidad y la lógica del pensamiento secundario.

El pensamiento totémico, que surge en la fase fálica, corresponde a un pequeño grupo familia-barrio, y
supone la generación de dos espacios psíquicos y exteriores: uno cotidiano y otro sagrado, donde se
encuentra el tótem. El animal o la máquina es un representante paterno que impone una actitud de respeto
y temor, y el niño le adjudica cualidades humanas.

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El pensamiento mítico implica una separación ente el animal-máquina y el hombre, pero este último posee
características de héroe. Supone dos tiempos: el de la gesta heroica y el de lo cotidiano. Si bien la gesta
ocurrió en el pasado, el tiempo del mito constituye un eterno presente que se renueva mediante “ritos”.
Durante la pubertad, el animal totémico de la latencia cambia de signo y la respetuosidad hacia él se
transforma en la búsqueda de vinculación con un animal idealizado, potente y armonioso en sus
movimientos. Este animal posee la significación del contacto con el cuerpo y la pulsión. Se trata de una
representación, generada con anterioridad en el preconsciente, que incluye un primer momento de
encuentro con el desenfreno de la pulsión y un segundo momento de esfuerzo del Yo por dominar su
energía. El púber logra dominarla a través del amor y de la comunicación que establece con este objeto.

La sobreinvestidura del animal en el Yo tiene dos cusas. La primera está ligada al crecimiento del púber: al
alejarse de sus progenitores, sustituye el cariño al objeto perdido por otro similar hacia el animal. La
segunda causa se liga a una idealización del animal, como representante pulsional autoerótico,
masturbatorio. Este mismo proceso puede establecerse con las máquinas y su deseo de dominarlas.

b. Fantasías

Existen fantasías que se organizan en esquemas filogenéticos, que Freud llamó “fantasías originarias”. El
Complejo de Edipo constituye un estrato de esta fantasía originaria, que luego queda ordenada como un
lenguaje. En la medida en que el preconsciente funciona como un síntoma de transformación del
inconsciente, la fantasía se articula con el proceso secundario, cuya representación es la palabra.

En esta fase, las fantasías son formas de procesar el surgimiento de la tensión genital y los juicios
traumatizantes acerca de la castración materna y la muerte del padre.

En el tiempo lógico de la pubertad comienza a constituirse un tipo de representación preconsciente. Esta


representación se halla en la línea del hallazgo de objeto. Su desenlace intrapsíquico es una fantasía: la
representación “prostituta”.

Una posibilidad de efectuar nuevas ligaduras preconscientes es la fantasía, que constituye “un saber” ligado
a la sexualidad, que había sido reprimido. Estos nuevos enlaces preconscientes y el nuevo empuje pulsional,
marcan el pasaje de la latencia a la pubertad. Llevan la reactivación del Complejo de Edipo y del Complejo de
Castración.

La representación “prostituta” se inviste como objeto de deseo y de identificación. Funciona como fantasía
de iniciación sexual en ambos sexos, ya que es aquella que se inscribe como la que tiene “el saber”. También
condensa hostilidad en el púber, ya que una mujer sexuada remite a la fantasía de infidelidad de la madre
hacia el niño, que es abandonado por un tercero.

El empuje pulsional provoca la nostalgia del objeto incestuoso, al cual se había renunciado. La corriente de
sensualidad con la madre ya se había sustituido por la de ternura, pero este empuje pulsional es
incompatible con la ternura, por lo cual esta contradicción se resuelve con una disociación: la madre tierna y
la mujer prostituta. Esto constituye el “complejo de la prostituta”. Esta se presenta como un objeto
anhelado y a la vez temido, como una expresión de la doble postura del Yo ante la sexualidad, la fascinación
y el horror.

Este complejo surge en una etapa intermedia entre la investidura del objeto incestuoso y el hallazgo del
objeto heterosexual. El nombre “prostituta” inviste a la mujer con un deseo erótico, disociado de la imagen
materna, que queda investida con ternura. La significación “prostituta” va desde la mujer que le despierta
deseos eróticos hasta la que comercia con su cuerpo. Esta representación aparece para ambos sexos, pues
la corriente sensual se dirigía hacia la madre, que antes fue objeto de deseo.

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En el varón, este conflicto se mantiene escindido: por un lado, la madre tierna, las niñas buenas, asexuadas
y, por otro, la “prostituta” investida por la corriente sensual.

Para la niña también ocurre una escisión y una doble identificación. Si la corriente psíquica predominante es
la represión, aparece la identificación con la madre tierna, pero si la que predomina es la desmentida, se
identifica con la prostituta. Esta es la niña que se separa del grupo de pares y se acerca a los varones.

Si la represión es excesiva, aparecen síntomas: timidez, obesidad y fobias. El ideal de la niña tímida es la
“prostituta” deseada, envidiada y criticada, ya que hace lo que ella no puede. Por momentos, este objeto
idealizado pasa a ser siniestro. La niña tímida genera una representación fantasmática del hombre como
sátiro, monstruo, violador. Se trata de una representación fantasmática que la niña proyecta al mundo
externo y de la cual debe defenderse.

Estas representaciones acerca del hombre aparecen como fantasía diurnas o alucinaciones. También surgen
como escenas relatadas por adolescentes tempranos de ambos sexos, en los que hay un hombre sexuado,
perverso, hostil que los persigue. Estos relatos pueden entenderse como las fantasías masoquistas pasivas
que surgen en la fase fálica y se vuelven eficientes en este momento, y son padecidas por el Yo.

En las niñas, estas fantasías aparecen como el temor a ser cortadas, quemadas, arrojadas y violadas. Ellas
temen ser arrojadas por su madre en brazos de un violador. La violación está ligada a la fantasía masoquista
en la que la niña es pasiva frente al otro sexo y a su propio deseo que la desborda. La fantasía de desbordar
a un hombre con su excitación y dominarlo, como la prostituta, concluye en fantasía de pasividad.

En los varones, esta fantasía masoquista se manifiesta en conductas fóbicas en el temor a ser devorado,
cortado, arrojado, violado por la madre fálica o por el padre omnipotente. Si hay predominio de rasgos
obsesivos, la fantasía corresponderá al temor de ser golpeado por la madre o por el padre omnipotente.

En la fase fálica el niño no es dueño de su excitación. Él es activo en su mano, pero pasivo con respecto a su
erección. Los púberes tienen exacerbada la meta pasiva, suponen que la excitación viene desde el exterior,
los desborda. Necesitan recluirse para salvaguardar los límites del Yo corporal, del cual no se sienten duelos,
y lo hacen reuniéndose en grupos del mismo sexo.

La fantasía acerca de su pene corresponde con la bisexualidad no resuelta, y generan fantasías pasivas y
activas acerca del órgano genital. Las fantasías acerca del tamaño se corresponden con las creencias sobre
su masculinidad. Los temores sobre una posible feminización lo angustian y una sobreinvestidura de los
rasgos masculinos suele ser la causa.

La fantasía heroica es otra de las que se estructura a partir de la prepubertad. Tiene como protagonismo a
un héroe. Es una transformación que se construye a partir del juicio de la muerte del padre, quien ahora es
visualizado en distintos contextos laborales, que le permiten al púber captar las diferencias.

Ante la desilusión, el Yo genera una defensa, a través de la creación de una fantasía, que deriva en otras
transformaciones. Una de ellas es salvar al padre de la muerte. El Yo ocupa su lugar y así impide la
decepción. Otra consiste en desmentir su origen para seguir siendo el hijo de un padre poderoso. Otra
posibilidad es idealizar otro héroe e identificarse con él.

La amenaza de pérdida del sentimiento de sí mantiene a veces al padre real como ideal, a través de una
desmentida acerca de la realidad. Esto le impide crecer, pero también impide el sentimiento de culpa por
desinvestir al padre.

A partir de los 8 años una nueva represión arrastra las fantasías al inconsciente, y surgen otras como
sustituto, derivadas de las primeras. En el caso del púber, se ligan la salvación de la prostituta, la salvación
de un personaje poderoso.

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Defensas

El aparato tiene formas de defenderse frente a los juicios referidos a la muerte y a la sexualidad, generando
distintas corrientes psíquicas en el Yo: renegación, forclusión, represión, etc.

La renegación es contra el juicio de existencia, proveniente de una percepción y de una deducción. En la


forclusión, estos juicios de existencia no se constituyen o son abolidos. La oposición a un juicio de existencia
es común a ambos mecanismos, pero se realiza de manera diferente. La renegación tratará de refutar el
juicio de varias formas, pero siempre colocando “algo” en la realidad y en su lugar. En cambio, la forclusión
tratará de rechazar esa realidad, que amenaza con desestructurarlo, aniquilando al que emite los juicios, y el
que emite los juicios puede ser parte de sí.

En la represión, se forma un territorio extraño llamado Yo de realidad que es excluido pero que regresa
deformado. En la identificación secundaria, los deseos se transforman en el Superyó, pero también pueden
poblar al Yo, enriqueciéndolo. En la sublimación se realizan los deseos, pero con un cambio de meta y
objeto, con valor social.

Las defensas imponen formaciones sustitutivas y son una expresión de las distintas corrientes psíquicas en
pugna en el Yo. Algunas pertenecen al Yo de placer purificado y otras al Yo real definitivo. En la adolescencia
temprana se construyen fantasías provenientes del Yo de placer, y su forma está dada por las defensas ante
recuerdos que se han vuelto traumáticos.

Con la aparición del juicio de existencia, opuesto al juicio de atribución proveniente del Yo placer, con
respecto a mantener a la madre como omnipotente, el Yo realiza una operación fundamental: la escisión. Un
Yo se regirá por el principio de realidad y juicio de existencia, por lo cual el mecanismo de defensa puede ser
la represión. El otro Yo, que desmiente la realidad, sustituye “la falta” colocando “algo” en su lugar: una
parte del cuerpo, una idea u otra cosa, con el objeto de sostener la idealización de una madre y un padre
completos. Esta corriente es la que habitualmente aparece como predominante en la adolescencia
temprana. Es un momento en que el Yo de realidad tiende a refutarse y hasta abolirse, y emerge lo pulsional
sin formas sustitutivas que eviten el pasaje directo a la acción. Es por este proceso de abolición que se pone
en peligro la autoconservación y aparecen conductas impulsivas.

Freud describió otros tipos de desmentida que son posteriores a la fase fálica, y que aparecen cuando el
aparato ya ha adquirido un grado de complejidad. Son posteriores a la aparición de la represión, e intentan
desmentir la muerte del padre. Estos juicios son derivados de la deducción, es decir, de un proceso de
pensamiento. Por esta razón, esta defensa no podría predominar más allá de la adolescencia media.

El juicio de existencia resulta traumático, ya que se produce por el acceso a nuevas formas de organización
del aparato. La desmentida de la muerte del padre aparece para evitar la culpa y el temor de ser
abandonado. Su desplazamiento desde el padre real ayuda al encuentro de ideales con los cuales el Yo se
identifica.

Todo intento de elaboración que pretenda desmentir la castración materna y/o la muerte del padre se
realiza a costa de entregar algo de sí, de la propia sexualidad y del propio conocimiento, y ello significa
simbólicamente la castración o la muerte del Yo.

Durante este mismo período, aparece la desestima por el juicio (forclusión) que, como defensa, anula la
percepción. Se trata de una alucinación negativa, ya que el Yo no percibe aquello que debió percibir.
Ensordecimientos y enceguecimientos, debido a que la mente está ocupada por procesos internos,
provocados por los cambios corporales y su desidentificación con el Yo infantil, que producen fantasías y
temores cuya defensa es la desestima de la realidad. El Yo del púber es víctima del Yo de placer,

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omnipotente y hostil, proyectado y que retorna desde el exterior. El cuerpo es exterior al aparato en tanto el
púber no se ha hecho dueño de él.

Este tipo de desestima es ocasional, producto de un período. En la medida que esta irrupción de lo real
puede ser simbolizada y pasa a integrar la cadena de significantes, esta defensa tiende a desparecer.

En cuanto a la represión, en la adolescencia temprana las represiones secundarias operan contra los deseos
incestuosos, y la formación de fantasías actúa como contrainvestidura. La fantasía de prostitución funciona
como defensa del deseo incestuoso con la madre. El Yo reprime el deseo y lo sustituye por la fantasía, que
emite juicios acerca de las mujeres. Como consecuencia de la represión de los deseos incestuosos, aparece
la fantasía de salvación de un personaje importante por un héroe. Esta comporta un valor defensivo frente a
la muerte del padre. El padre es salvado por el hijo-héroe, y esta operación satisface el sentimiento de culpa.

Una tarea que el aparato debe realizar es el esfuerzo por transformar el goce endogámico en goce con otro,
pues durante este período, la pulsión tiende a satisfacerse sin tramitación psíquica a través de actuaciones
en el cuerpo y en el entorno, no siempre a costa del padecimiento del sujeto.

Hallazgo de objeto heterosexual


De acuerdo con las tres subfases, encontramos distintos vínculos con el objeto y distintos tipos de
erogeneidad. Estos últimos van desde la descarga de tensión de tipo cuantitativo, sin objeto, pasando por el
autoerotismo, el narcisismo, la investidura de objeto intrapsíquico y la investidura de objeto exogámico. El
hallazgo e objeto exterior indica el pasaje a la adolescencia media (entre los 15 y 16 años).

Masturbación en la fase prepuberal

Hay manifestaciones que son modos de descarga espasmódicos, que no forman parte de la representación
psíquica del cuerpo, sino que son descargas por vía endógena intrasomática, que reemplazan al orgasmo.

En un segundo momento, el objeto con el que se goza es reconocido por el Yo y comienza a formar parte de
la representación-cuerpo, en la medida en que la sensualidad encuentra un correlato sensorial a través de
movimientos rítmicos. Este estado de goce produce una situación traumática: la pulsión genital carece de
representaciones adecuadas para ligar la pulsión. Este encuentro coloca al Yo puberal en un lugar pasivo y
genera “crisis de asco”, “mal humor”, “ataques de risa” y/o “tristeza”.

Durante la declinación del Complejo de Edipo, la masturbación de la fase fálica fue cesando
progresivamente. A los 8 años se produce una nueva represión. Paralelamente a la descarga espasmódica, la
pulsión genital remueve mociones de afecto ligadas a la investidura de objeto incestuoso. Esta reinvestidura
coloca al Yo frente a recuerdos traumáticos, y como defensa se construyen fantasías sustitutivas
correspondientes a los deseos edípicos reprimidos.

La corriente sensual hacia la madre había sido dominada por el aparato y había dado paso a la corriente
tierna. Para tal fin, divide el objeto amoroso en dos corrientes: la tierna y la sensual. Se genera la palabra
“prostituta” con un sentido sexuado que conduce a una situación traumática y ambivalente. En el varón, por
el temor y el deseo a ser desbordado por la excitación, y en las niñas, por las mismas razones, pero por la vía
de la identificación.

Masturbación en la fase puberal

La aparición de los caracteres sexuales primarios sobreinviste la zona genital que comienza a concentrar la
excitación y la posibilidad de descarga orgástica. Aparece el autoerotismo genital, en la medida en que el Yo
liga la tensión endógena con la zona erógena. Este encuentro tiene dos ritmos que tienen que producir un
encuentro posible: el de las tensiones del interior y el ritmo exterior, lo cual supone que el Yo se haga dueño
de las partes de su propio cuerpo y salga de la situación pasiva frente a la excitación. Si esta situación es

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placentera, inscribe huellas mnémicas con tendencia a repetirse. Esta experiencia tiene como soporte otra
anterior, producto de la unión con el pecho de la madre. Más tarde se relacionará con la investidura del
objeto incestuoso y obligará al Yo a buscar otra salida que no sea la masturbación.

La masturbación puberal genera nuevas sensaciones en virtud del logro del orgasmo. Genera un objeto
parcial, que está en su propio cuerpo y promueve nuevas representaciones-Yo, en tanto las experiencias le
permiten hacerse dueño de su sensorialidad y enriquecen las representaciones del cuerpo en el Yo. La
masturbación trata de encontrar un unificador corporal que dé significación al Yo y mantenga el sentimiento
de sí, es integradora.

Los cambios orgánicos y el empuje pulsional hacen que la representación-Yo corporal de la latencia entre en
caos. Se produce un estallido de la imagen corporal y la fantasía subyacente es la del cuerpo fragmentado.
Aparecen temores hipocondríacos, con respecto a las posibles deformaciones corporales. En tanto el cuerpo
significado de la infancia formaba parte de la representación-Yo, este cuerpo actual también hace estallar la
representación-Yo, que trae como consecuencia desarrollos de afecto tales como la despersonalización y el
extrañamiento.

La imagen corporal sufre un colapso y se pierden los límites de la corporeidad y del espacio, el adentro-
afuera queda deconstituido. El autoerotismo fálico de la pubertad logra reunir las sensaciones difusas en
una zona donde se obtiene la descarga de la tensión placentera, así disminuye la ansiedad de un Yo
desorganizado.

Si la masturbación es acompañada por fantasías que provienen de deseos incestuosos reprimidos, provoca
sentimientos de culpa desde el Superyó. Si a esto se le agrega la insatisfacción que la masturbación
comporta, entendemos por qué ella es abandonada progresivamente. Pero si tiende a fijarse, consolidará
derivados de las pulsiones pregenitales, que pueden perpetuarse al servicio de desmentir la castración
materna y la diferencia de sexos. La desmentida puede sustentar desenlaces del hallazgo de objeto de la
gama de las perversiones, adicciones y narcisismos, mientras que las fantasías derivadas del complejo de
Edipo fijan patológicamente una estructura neurótica y deseos infantiles.

Ubicamos dos sentidos en cuanto a la masturbación puberal: uno progresivo, que tiende a unificar las
representaciones-Yo corporales, y otro regresivo, que consolida posiciones patológicas en relación con el
hallazgo de objeto heterosexual.

En las niñas es más complicado, porque sus órganos sexuales no posibilitan la inscripción de un código visual
que dé cuenta de la representación-Yo corporal, aunque a partir del pensamiento abstracto puede construir
la representación-vagina. Sin embargo, deberá esperar a la iniciación heterosexual para investir
cenestésicamente la vagina y el embarazo, y así lograr cierta completud psíquica que posibilitará una
representación-Yo corporal adecuada.

La masturbación es tan insatisfactoria como para el varón. Al igual que en la fase fálica, el cuerpo quedará
reordenado a través de la palabra del Otro, en función de un futuro posible. La niña se llena de “encantos”,
como forma de desmentir su supuesta falta en el cuerpo y de seducir con la finalidad de ser amada.

La masturbación constituye un triunfo narcisista en el Yo: contiene fantasías de aniquilación, del vínculo de
identificación y de dependencia parental. Es una fantasía sádica, que se revertirá desde el Superyó hacia una
posición masoquista en el Yo, en forma de sentimiento de culpa.

Entre la masturbación y las fantasías, un hallazgo de objeto posible

Las fantasías que acompañan la masturbación aparecen como procesamientos preconscientes, formaciones
sustitutivas, derivadas de recuerdos y deseos reprimidos, tanto edípicos como preedípicos. En los varones,

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tienen como soporte imágenes visuales (pornografía). Para las niñas no difiere, salvo que se incluirá la foto
del hombre de sus sueños, por vía del enamoramiento.

Así como en un momento anterior se dio el autoerotismo y la descarga, ahora el joven liga su excitación con
una imagen, surgida del contexto, a la que inviste narcisísticamente.

Las pulsiones parciales imponen su polaridad ambivalente a los vínculos narcisistas y establecen un doble
vínculo: por un lado, con un ideal cuyo destino será mantener el sentimiento de sí, un doble siniestro con el
cual se establece una investidura hostil. Este doble siniestro produce imágenes de deformidad corporal,
fantasía de persecución y angustia en lo real. Otra forma de tramitar los vínculos narcisistas es a través del
vínculo que el Yo-placer establece con el animal.

Hacia el final de la adolescencia temprana, el Yo ha logrado sintetizar una nueva imagen corporal. En ese
momento aparecen dos tipos de investidura con el objeto. Uno es “el amigo íntimo” y el otro, los primeros
intentos de elección de objeto heterosexual. Ambos constituyen modos de insertarse en la cultura, aún
narcisistas.

“El amigo íntimo” es el doble especular idealizado, una imagen anticipada de “lo que quisiera ser”. Son
intentos de desinvestir la figura paternal del mismo sexo para procesar los vínculos edípicos.

La problemática del adolescente temprano está centrada en los cambios corporales, el autoerotismo y el
narcisismo. Requiere la creación de un espacio y un tiempo transicionales para ir reconociendo “lo que sale
de sí” para constituirse en sujeto. No es el tiempo adecuado para el inicio de la vida sexual genital; es
necesario saber “quién soy Yo” para poder estar con “otro”. Sin embargo, se observan adolescentes que
comienzan sus primeras experiencias en esta etapa. Estos intentos de genitalidad temprana constituyen una
huida defensiva frente a la angustia que provoca el enfrentar la exogamia, y generalmente coincide con un
contexto poco propicio para la resignificación. Cuando esto no se da, se liquida a través de conductas de
“acting-out” o pasaje al acto.

Constitución del Superyó-ideal del Yo en la adolescencia temprana

Freud distingue dos orígenes para el pensar: uno, inconsciente y propio de la especie, y otro,
correspondiente a la cultura.

El pensar cultural se introduce en el Yo bajo la forma de una orden, en imperativos categóricos, una frase
constitutiva del Superyó que el Yo debe cumplir. Son órdenes de carácter universal, cuyas razones no son
explicitadas, pues el Yo no puede entenderlas. Cuando los procesos intelectuales se complejizan, el Yo las
comprende.

Estos imperativos provienen de frases emitidas por la familia, y que luego son atribuidas a figuras más
distantes. Los valores e ideales que están contenidos en el Superyó-ideal del Yo pueden ser estudiados
desde la desinvestidura pulsional, que tiene lugar en la latencia cuando los deseos edípicos se transforman
en identificaciones en el Superyó. Estas identificaciones conducen a la producción de imperativos
categóricos ligados a los padres. Por un proceso de transformaciones, estos imperativos se vuelven más
abstractos y conducen a la formación de valores.

Podemos discriminar distintos tipos de Superyó-ideal del Yo sucesivos: totémico, mítico, religioso, de las
cosmovisiones y científico, de los cuales derivan distintos tipos de preconsciente y representaciones-grupo.
Estos dependen de la forma en que se han realizado los intercambios sociales en la historia de la
humanidad.

Los distintos tipos de Superyó –excepto el científico- tienen un origen mágico-animista. Derivan de la
omnipotencia del Yo-placer y de la estructura correspondiente al Yo-ideal infantil, que luego se transforma

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en Ideal del Yo. Esta transformación tiene lugar en la medida en que la investidura narcisista del Yo pasa al
ideal y se constituye en valores. Todos ellos son posteriores a la “horda primitiva”, y son formas en que se
fue instaurando la “alianza fraterna”, luego del parricidio e instalada la exogamia. En el caso de la
organización totémica, el desplazamiento se realiza hacia un animal.

Durante la adolescencia temprana, la organización del Superyó corresponde a tres tipos específicos –
totémico, mítico y religioso- y encierra los valores que tales organizaciones suponen.

El Superyó totémico está basado en la organización de un pequeño grupo. Sus sentimientos e ideas se
expresan a través de animales, pues el animal aún no está diferenciado del hombre. Este Superyó se
estructura en la latencia temprana y su presencia significa que se ha producido la pérdida de un progenitor,
el padre. Implica dos espacios: el cotidiano y el sagrado prohibido, espacio siniestro donde se encuentra el
tótem, lugar en el que se ha consumado la muerte del padre.

Desde la pubertad, este tótem puede ser un animal o una combinación hombre-animal-máquina que se
transforma en un ideal. Está identificado con lo pulsional y su domesticación progresiva significa la entrada
en la cultura. El animal produce una identificación en el Yo mediante la generación de un doble ideal
narcisista.

El Superyó mítico supone una diferencia entre el animal y el hombre, que aparece como héroe. Distingue
dos tiempos: el de la gesta heroica, causa de los orígenes, y el actual, que cobra sentido en función del
tiempo heroico. Durante la gesta heroica, el héroe triunfa y el animal-máquina pasa a ser un instrumento del
hombre. Se observan vestigios del Superyó totémico, pero el animal se transforma en ayudante del héroe.

La representación-grupo es más amplia: corresponde a una nación. Su significación está dada a través del
mito que supone la hazaña de un héroe que viene a restablecer la justicia y el orden a través del amor.
Luego, la representación abarca a la humanidad y el Superyó corresponde al religioso o de las cosmovisiones.
En estos, la distancia entre el tiempo del Ideal y el del Yo es mayor.

Una de las funciones del Superyó es la constitución del ideal del Yo. Este es el heredero de la omnipotencia
infantil del Yo Ideal, que coincide con el Yo-placer. Esta situación se reedita en la pubertad. Cada pulsión
fijada en el Yo se acompaña de una ilusión de omnipotencia en el Yo-placer, que va a constituir un rasgo
específico en el contenido del Ideal del Yo. La ilusión de omnipotencia muscular, la del héroe conductor del
grupo y salvador justiciero, la del juez que impone orden, etc. todos ellos son liderazgos que el púber aspira
a realizar por identificarse con el líder. Durante la adolescencia, el Yo determina la inserción en los grupos a
partir de estas formaciones sustitutivas preconscientes, que constituyen valores que corresponden sal
Superyó-ideal del Yo.

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9. El duelo y los procesos identificatorios en la adolescencia media


Según Peter Blos, en cierto período de la adolescencia media se destacan la desinvestidura del vínculo con
los padres, el hallazgo de objeto, la prevalencia del narcisismo y de ciertas defensas ligadas a él, entre las
cuales prevalecen la desmentida y la represión.

La fase genital exige tramitación psíquica en términos de hallazgo de objeto exogámico y desasimiento de la
autoridad de los padres. Esta tramitación no coincide con la irrupción genital, y permanece un tiempo
postergada. Esta situación deriva de que buena parte de ella está dedicada a la investidura sobre lo
orgánico.

A la lógica de ese período previo le sucede otro período en el que los procesos de duelo y sus consecuencias
(el desasimiento de la autoridad de los padres, el hallazgo de objeto exogámico, el incremento de los

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procesos identificatorios en el Yo y en el Superyó-ideal del Yo) constituyen manifestaciones del pasaje a lo
tópico-dinámico.

En este período, en el que hay mayor tramitación psíquica, se ha constituido un nuevo erotismo que es
menester tramitar.

La irrupción pulsional de la adolescencia temprana ha dejado al Yo pasivo e inerme, y este estado se origina
frente a procesos de tipo orgánico, ya que el adolescente, ante la percepción del incremento de tensión, no
tiene respuesta adecuada para calmarla. La masturbación constituye una respuesta orgánica del adolescente
temprano. Esta salida para las tensiones no se corresponde con algo similar en el plano del procesamiento
psíquico.

La desmentida aparece forzada por la irrupción del nuevo empuje pulsional imposible de procesar, y su
consecuencia es la imposibilidad de la elaboración de los procesos de duelo.

Se puede detectar el comienzo de la adolescencia media por un cambio en las defensas, que da paso a la
elaboración psíquica de los duelos y permite realizar al Yo esfuerzos de ligadura de la libido con nuevas
representaciones.

El duelo por el cuerpo infantil culmina en esta fase con una nueva imagen de sí, con la que se identifica. Esta
elaboración posibilita el logro de la identificación con una nueva imagen de sí correlativa de la nueva
representación corporal, y la inclusión de nuevos grupos con una mayor complejidad organizativa.

En el Superyó se producen transacciones entre la mala conciencia y la incorporación de una conciencia


moral propia. En el ideal del Yo, las nuevas identificaciones permiten la formación de nuevos ideales de tipo
totalizante, aún defensivos, debido al desamparo psíquico que produce la caída de la omnipotencia paterna.

Con respecto a los procesos de investidura objetal, el desasimiento de la autoridad de los padres conduce a
la tramitación de los vínculos incestuosos, y la consecuencia de tales procesamientos conduce al hallazgo de
objeto exogámico y al comienzo de algunas tramitaciones con respecto a la inserción laboral.

El cierre de este período lógico se ubica a partir de haberse realizado cierta elaboración de los duelos,
referida a la desinvestidura de las representaciones parentales, lo que da lugar a nuevas representaciones-
Yo y al hallazgo de objeto exogámico.

Este último se caracteriza por mantener vínculos de tipo narcisista homosexual incestuoso, con un
compromiso con el otro, poco profundo. La toma de conciencia del tener que insertase en la cultura y de ser
un sujeto reflexivo significa la declinación de esta fase y el comienzo de la adolescencia tardía.

Procesos de duelo o de desasimiento y sus transformaciones en la adolescencia media

En la adolescencia media el tema de la irrupción pulsional da paso al proceso de duelo, que el cuerpo –ya
crecido– ha dejado como efecto en el aparato psíquico adolescente.

–FRAGMENTOS DE “DUELO Y MELANCOLÍA”, PÁGINA 190-191–

Freud dice que, frente a una pérdida, el sujeto comienza haciendo un examen de su realidad, a través de
una función del Yo: su capacidad de formular juicios acerca de ella. Todo comienza con un dictamen del Yo
de realidad, que a través del juicio de existencia dice que el objeto amado, causa de investidura, no existe
más. El Yo se verá abocado a un proceso de elaboración del duelo, pues ella le demandará tiempo y energía
psíquica que posibiliten la redistribución de las investiduras.

Se habla de la necesidad de un gasto de tiempo y energía porque esta representación-cosa constituida por
numerosas huellas mnémicas y la representación-Yo, en el caso de la imagen corporal, se han forjado a

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través de innumerables representaciones unidas a afectos singulares, cada una de las cuales es menester
duelar.

Aberastury y Knobel especifican que el adolescente se verá inmerso en tres duelos: 1) el duelo por el cuerpo
infantil; 2) el duelo por los padres infantiles; 3) el duelo por la identidad (bisexualidad).

Cuando el sujeto entiende que el objeto no existe más, se resiste a abandonarlo, aunque aparezca un
sustituto.

La renuncia conduce al Yo a defenderse de esta realidad psíquica traumática. Ella se centra en dos temáticas
bien definidas: muerte del padre y la castración materna, y lo hace a través de defensas específicas: la
desmentida y/o desestimación de la pérdida. Si la defensa se ejecuta a través de la desmentida tanto de la
muerte del padre como de la castración materna, se mantendrá la idealización de los mismos o de lo que
ellos otorgan. Si se ejecuta a través de una desestimación, aparecerá la alucinación y/o delirio.

La muerte de los padres implica, no necesariamente una pérdida real, sino la caída de un juicio, entendido
como una decepción con respecto a un ideal.

Entre la desmentida, o desestima de la realidad y el juicio que admite la pérdida, se dan numerosos estados
intermedios, donde un sector del Yo (el Yo de la realidad) mantiene la percepción de ésta, y otro sector (el
Yo de placer) continúa aferrado a la idealización de las figuras parentales.

En este último sector del Yo se sobreinvisten determinadas representaciones que suscitan en el adolescente
un sentimiento de nostalgia y añoranza.

Habría tres momentos en este proceso de duelo:

• Un pronunciamiento por parte de la realidad, un juicio de existencia que dice que el objeto se ha
perdido, seguido de un corte con la realidad de carácter defensivo, que trae como consecuencia la
escisión del Yo como forma de mantener la ilusión de la presencia del objeto.

• Una sobreinvestidura de los recuerdos, de las representaciones y nostalgia y anhelo por los objetos
perdidos.

• Proceso de desasimiento propiamente dicho “pieza por pieza”, teniendo en cuenta que la historia de
constitución de ese objeto y de ese Yo se realizó a través de sucesivas inscripciones, producto de
sucesivos vínculos eróticos y hostiles, que el sujeto fue experimentando en relación con su propio
cuerpo y con el contexto.

El procesamiento del primer momento es típico de la adolescencia temprana. La escisión del Yo para el
mantenimiento de las ilusiones evita temporariamente el conflicto psíquico, hasta que la transformación de
las estructuras da paso al segundo momento.

Este segundo momento es el más importante para la adolescencia media debido al tipo de dolor psíquico
que se produce cuando la nostalgia por ese objeto ausente anhela la percepción del mismo y éste no
aparece. Los padres actuales no son aquellos que el adolescente necesita para su equilibrio narcisista, sea
porque ellos están envejeciendo, sea porque no le pueden otorgar lo que el adolescente desearía. Ese punto
condiciona un estado e conflicto para el aparato psíquico, que tiende a desmentirse, manteniendo una
intensa investidura de los recuerdos. Dado que estos recuerdos no son acores con la realidad perceptual, la
escisión va dando paso al conflicto psíquico.

El ir retirando la libido “pieza por pieza es una “solución de compromiso”, entre el deseo, derivado del
empuje pulsional, y el examen que de la realidad hace el Yo.

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Existen dos dolores psíquicos en juego: el primero se debe a que la realidad no consiente en satisfacer los
anhelos que el Yo desearía, el segundo está determinado por el desasimiento libidinal. El primero tiene que
ver con el deseo de mantener las ilusiones. El segundo, deriva de que el sujeto está desinvistiendo dichas
ilusiones y este proceso se torna peligroso para el equilibrio del Yo. Algunos adolescentes prefieren
mantener un estado ilusorio y pensar, aunque sufran por ello, que la realidad exterior es la que no les otorga
felicidad. En cambio, desinvestir las ilusiones es arduo para el Yo, pues implica dolor psíquico ante la toma
de conciencia del esfuerzo que el Yo de realidad debe realizar en el proceso de duelo.

A raíz de esta situación, el adolescente navega por estados afectivos polarizados que van desde el estado
ilusorio de completud característico del enamoramiento, a la desilusión y sufrimiento por percibir que el
amor no saldará su estado de desamparo; desde la demanda de justicia a la desilusión de darse cuenta de
que ella es un ideal, proveniente más de un deseo que de una realidad.

Aceptar la pérdida de las ilusiones supone estar acompañado por un contexto familiar aceptable, capaz de
soportar el desmantelamiento en que el aparato psíquico del adolescente queda ante la pérdida de
ilusiones. Habitualmente, lo que el adolescente siente es que la vida ha perdido sentido, dado que dicho
sentido lo daban sus padres idealizados.

Esta conflictiva deriva del desasimiento de aquellos padres que funcionan como vigías, como ideales,
cuando en su lugar no aparecen nuevas formaciones sustitutivas. Muchas veces, el riesgo de
derrumbamiento yoico ante la pérdida de ilusiones es vivido como peligroso, y el Yo decide que resulta más
económico mantener una vida de fantasía y decepcionarse de la realidad, trasladando el conflicto al ámbito
contextual.

El “duelo por los padres infantiles” puede leerse como el duelo por las distintas posiciones en que el
adolescente colocó a sus padres, y de los cuales derivaron diversas representaciones que aparecen como
recuerdos o como productos de la fantasía.

En lo que se refiere a la función paterna y materna, el “desasimiento pieza por pieza” implica un duelo por el
modelo, por el rival, por el objeto y por el doble o ayudante que cada uno fue y es. A ello hay que agregarle
dos nuevos trabajos: el duelo por la representación-Yo, y el duelo por el vínculo fraterno, que, por
desplazamiento, fue adquiriendo alguna de las distintas posiciones que los padres ocupaban, además de las
que son propias de la posición hermano, como rivalidad, identidad especular, celos, envidia, etc.

El adolescente fue constituyendo un duelo por distintas posiciones o lugares, que otorgan sentido a una
historia entramada de los vínculos paternos, fraternos y de su Yo corporal. Esos lugares son:

• El de modelo: Surge cuando el niño hace depender su ser de la percepción del otro. El enlace afectivo se
da a través de la identificación primaria.

• El de ayudante: Cuando alguien coloca a otro en la posición de modelo y no logra una identificación
primaria con él, se ubica a sí mismo en el lugar de ayudante. Ese vínculo se organiza durante la fase oral,
y continúa durante la fase anal. El ayudante aspira a un vínculo de fusión dual con el modelo, siempre
frustrado.

• El de sujeto-héroe: investido por un modelo. Constituye un pasaje a vínculos triádicos, previo al


Complejo de Edipo. Los vínculos se constituyen en términos de identifican. El modelo es lo que el sujeto
quisiera ser; el ayudante, lo que el sujeto fue, lo expulsado o destruido.

• El de rival: Se genera en la fase anal y su destino no es ser destruido, sino dominado y conservado.
Corresponde a un pasaje desde los vínculos de ser a los de tener, aunque con carácter hostil. El ser del
rival depende del no ser del sujeto. El rival anhela lo mismo que el sujeto, o sea, el modelo (padre-
madre), por lo cual se generan sentimientos de celos. Constituye el lugar del hermano.

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• El de objeto: ¿¿¿???

Estas distintas posiciones están ligadas con diferentes deseos. La relación del Yo con el modelo tiene que ver
con el deseo de ser y, en consecuencia, con la libido narcisista, identificación primaria y especular. La
relación del Yo con el ayudante tiene que ver con el deseo de perder y aniquilar. Toma al otro como un
medio para un fin, no se le concede derecho al deseo. La relación del Yo con el rival tiene que ver con la
pulsión de apoderamiento, con el deseo hostil de tener y dominar.

La relación del Yo con el objeto tiene que ver con el deseo libidinal de hacer, sobre todo de hacer un hijo a la
madre para ambos sexos. En cuanto al sujeto, se define por su actividad respecto del objeto y por la
identificación primaria con el modelo o ideal.

Las diferentes posiciones del sujeto nos llevan discriminar dos tipos de desasimiento: desasimiento de los
vínculos de ser, y desasimiento de los vínculos de tener.

En los primeros, se diferencian la producción de:

• El duelo por la erogeneidad parcial de las pulsiones parciales.

• El duelo por la representación Yo-corporal.

• El duelo por el complejo fraterno.

• El duelo por la autoridad paterna.

• El duelo por el ideal paterno.

El duelo por estos vínculos de ser produce transformaciones que llevan a nuevas identificaciones e
investiduras narcisistas. En el duelo por la erogeneidad parcial, representación Yo-corporal, y la
identificación con una nueva imagen de sí, las identificaciones se apoyan en la mirada. En el duelo por el
complejo fraterno, a la formación de grupos y vínculos sociales, institucionales y culturales extendidos. En el
caso del duelo por la autoridad paterna infantil, a la transformación del Superyó a la formación de nuevos
ideales y valores.

El desasimiento por los vínculos de tener incluye el duelo por los derivados del complejo edípico, vínculos de
amor y odio, provenientes de investiduras objetales infantiles que se reeditan en la adolescencia, y a las
cuales el Yo regresa y sobreinviste como parte del proceso de desprendimiento. Este proceso tiene que ver
con investiduras dirigidas hacia un objeto y no hacia el Yo. Conduce al hallazgo de objeto heterosexual
exogámico, luego de pasar por vínculos mediatizadores, de tipo narcisista y de investidura homosexual, que
aparecen como precursores del hallazgo y que dan paso a transformaciones en los diferentes tipos de
vínculos heterosexuales en la adolescencia media.

• El duelo por el cuerpo queda transformado en un proceso de identificación con una nueva imagen de sí.

• El duelo por los padres infantiles nos conduce al proceso de desasimiento, que incluye dos vertientes: el
desasimiento de la autoridad y del ideal parental, y el desasimiento de los vínculos objetales
incestuosos de amor y odio de la fase edípica. La primera vertiente empuja al aparato a
transformaciones de tipo identificatorio en el Yo, en el Superyó y en el Ideal del Yo del adolescente. La
segunda dirige el proceso de transformación al hallazgo de objeto heterosexual externo.

• El último se liga con el duelo por la identidad infantil, ya que aceptar el acercamiento al objeto
heterosexual implica haber realizado un duelo por la bisexualidad, proceso que se despliega
ampliamente durante esta fase, y que encuentra desenlaces más definitivos en el período posterior.

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Otro destino de los procesos de duelo, procedente de los vínculos fraternos, lo constituye la investidura de
una representación-grupo, que va más allá de la organización del grupo de pares y que se conforma en la
noción de cuerpo social.

Una forma de tramitación sublimatoria de este tipo de duelo en el adolescente medio se manifiesta en la
forma en que éste va invistiendo una representación-grupo donde queda proyectada la imagen del propio
cuerpo.

El destino de este cuerpo social es que quede proyectado en él, el vínculo con los padres. El adolescente
espera que ese cuerpo social posea un aspecto protector, anhelando la vuelta a una dependencia infantil. El
aspecto hostil del vínculo con los padres surge cuando se frustran estos anhelos de dependencia, y de ello
resultan, por desplazamiento, ataques al cuerpo social como sociedad.

Los vínculos con la sociedad que el adolescente medio establece quedan investidos al igual que los vínculos
parentales, fraternos y de objeto, con ambivalencia afectiva. Las mociones de amor y de odio se caracterizan
por su incapacidad de síntesis, de manera que la búsqueda de “padres espirituales en el ámbito social y la
identificación con estos líderes transita aún por la adhesión o rechazo a sistemas, creencias e ideas, teñidas
de afectos polarizados.

La inserción laboral es una resultante de los procesos de duelo, Es una transformación de las pulsiones de
autoconservación, de los vínculos homosexuales fraternos, especulares y de rivalidad, más un pasaje de la
pasividad infantil a la actividad, mediante una identificación secundaria. Estos procesamientos terminan de
elaborarse en la adolescencia tardía.

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1. Procesos identificatorios en la representación Yo-cuerpo


Los procesos biológicos de crecimiento y del nuevo funcionamiento hormonal traen como consecuencia un
nuevo tipo de erotismo y la necesidad de una nueva ligadura entre las representaciones.

Ese nuevo tipo de erotismo es el “erotismo genital”. En él se conjugarán más tarde las dos corrientes de
sensualidad y ternura en el amor al objeto. Durante la adolescencia temprana, en cambio, predomina la
urgencia pulsional sobre una base somática y sin una clara fijación a objetos de amor.

En un primer momento, la excitación se traduce en un incremento de tensión sin posibilidad de descarga;


más tarde, la masturbación, que primero fue mera descarga, permite al sujeto una ganancia de placer, un
plus, proporcionado por una satisfacción autoerótica, sensual, voluptuosa, parcializada. Este tipo de
satisfacción alterna con otras, en las que la sensación de cuerpo fragmentado coincide con un cuerpo que el
Yo siente como ajeno.

El cuerpo es vivido por el Yo como sede de sufrimientos, de temores hipocondríacos, y es propenso a


enfermedades reales o accidentes. La tensión genital carece aún de representaciones que tramiten los
deseos por medio del preconsciente verbal.

Tensión somática, autoerotismo, masturbación, voluptuosidad, cuerpo fragmentado y sede de sufrimientos,


conformación del Yo como extraño, no identificado con el propio cuerpo, constituyen manifestaciones
pulsionales de la adolescencia temprana.

Durante la adolescencia media, las modificaciones fundamentales del crecimiento biológico van llegando a
su fin. El cuerpo infantil va adquiriendo la forma definitiva de adulto. La estabilización de dicho crecimiento
se traduce en el asentamiento de los caracteres primarios y secundarios y en el incremento del control
sobre el mismo.

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La energía pulsional proveniente del erotismo genital se mantiene constante y su característica es la
búsqueda de un procesamiento psíquico para la misma. Este proceso produce un efecto en el aparato, que
no está acosado por el problema de crecimiento o por el desenfreno pulsional, sino por el de asumir como
propio este cuerpo, y por lo tanto abocado al esfuerzo de representar en el Yo, a través de nuevas ligaduras,
la nueva imagen corporal con la cual identificarse.

Durante la adolescencia temprana, la irrupción pulsional descontrolada, asincrónica, regresiva y con un


erotismo proveniente de las pulsiones parciales, le impidió un adecuado trabajo de duelo. En esta nueva
fase, el predominio del erotismo genital, ya constante, hace posible una tendencia a la unificación del Yo.

El estado de mayor ligadura del Yo permite manifestaciones preconscientes que aluden a la pérdida del
cuerpo infantil y que aparecen como verbalizaciones de los deseos de volver a ser niños y se acompañan de
un incremento de estados depresivos. El Yo no está sometido a irrupciones pulsionales tan violentas, se
encuentra con energía pulsional dispuesta para realiza un trabajo de reinvestidura y representar
verbalmente afectos, sensaciones e ideas acerca de sí, posibilitando así la identificación del Yo con el propio
cuerpo.

El plus que la pulsión sexual logra a través de la masturbación, se realiza acompañada por un esfuerzo de
ligadura. El primero objeto de amor hallado es la imagen del propio cuerpo, y sólo más tarde el objeto se
orienta hacia la búsqueda interpersonal.

La consecuencia de la investidura narcisista del cuerpo como imagen se manifiesta en un cuidado del mismo
para embellecerlo. En este período, un incremento de la armonía pulsional, correlativa de mayor ligadura
entre afectos y representaciones, se traduce en el logro de una imagen más armónica, observable a través
de movimientos, vestimenta y verbalizaciones de mayor equilibrio y adaptabilidad social.

Si se incorpora “lo feo” como valor estético, éste suele formar parte de una ideología de grupo.

Los afectos provenientes de procesos pulsionales invisten al objeto con ambivalencia afectiva. El lenguaje de
los afectos va acompañado de gran dramatización y puesta en escena. Un cuerpo que se esfuerza por
representarse, no sólo a través de la imagen armónica estética, sino también a través de un cuerpo en
acción, que escenifica. Cuando esta defensa fracasa, una de sus posibilidades puede ser el accidentarse.

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11. Hallazgo de objeto heterosexual


El hallazgo de objeto exterior va desde el desasimiento hasta el hallazgo de objeto, sufrirá diversas
transformaciones psíquicas que abarcan una amplia gama de manifestaciones. Estas manifestaciones
constituyen transacciones entre el narcisismo y la investidura de objeto heterosexual que plasmará en el
exterior.

Una primera manifestación de ese trabajo se observa en los productos de la fantasía. Las fantasías evitan el
surgimiento de angustias frente al contacto directo, sensorial, con el objeto exterior, permitiendo crear
nuevos espacios y tiempos intrapsíquicos y exteriores, a partir de los cuales el adolescente podrá regular el
acercamiento o alejamiento del objeto exterior.

Estos precursores no necesariamente deben ser previos al hallazgo de objeto; pueden surgir en forma
simultánea y corresponden al predominio de una u otra lógica psíquica.

Estas transacciones son coexistentes y alternativas, y muestran la forma en que el adolescente medio se
refugia en sí mismo a partir del imacto que le produce el contacto con el otro sexo.

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Estos refugios psíquicos corroboran que, en la medida en que el objeto heterosexual es siempre “otro”, es
traumático. Necesita amortiguar el trauma que le provoca esa diferencia. Se refugia en alguno de estos
productos psíquicos, que le permiten mantener el equilibrio narcisista y evitar la pérdida del límite del Yo y
el temor a su aniquilación.

Una segunda manifestación de ese trabajo psíquico es el esfuerzo del adolescente por tomar contacto
sensible con el objeto exterior. Establece con él diferentes tipos de vínculos, que también suelen ser
alternantes y coexistentes entre sí y con los mediadores.

Los tipos de vínculos que se caracterizan son:

• Vínculos parcializados, donde se jerarquiza el contacto con predicados y no con el núcleo del sujeto.

• Vínculos diádicos establecidos con un doble especular.

• Vínculos triádicos con mediadores interpersonales.

• Vínculos con características edípicas.

• Vínculos con características fraternas.

De la delimitación de posibilidades del encuentro objetal surgen dos vertientes:

• Encuentros que tienden a evitar el contacto con el objeto exterior;

• Encuentros que buscan ese contacto, pero bajo determinadas condiciones, surgidas de las limitaciones
que impone la estructura del vínculo del aparato.

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Precursores del hallazgo de objeto heterosexual. Transacciones entre el narcisismo y el hallazgo de objeto

Debido a la desinvestidura que exige el trabajo de duelo, se produce un aumento de libido narcisista, como
defensa. No es patológico. Este se manifiesta de diversas maneras. Uno de sus efectos es el aislamiento del
contacto con la realidad, mientras el objeto se recrea en la fantasía. La precariedad del Yo adolescente lo
lleva en ocasiones a actuaciones heterosexuales prematuras y traumáticas. Por tal razón, abrir un espacio
psíquico, el de la fantasía, lo tranquiliza.

Esta supuesta “tranquilidad” se debe a varias causas. La primera tiene que ver con el esfuerzo psíquico que
las relaciones sociales requieren al adolescente: siente que tiene que mostrar una imagen que coincida con
lo que supone que el adulto o el grupo esperan de él, pero que él aún no ha logrado. La segunda se
relaciones con la primera, ya que el hecho de no saber todavía “quién es uno” hace peligrar los límites del Yo
y lleva a la confusión con el otro.

La tercera está relacionada con sus afectos y la dificultad para controlarlos. El esfuerzo por evitar el contacto
con el otro está determinado por el riesgo de caer en una excitación sexual incontrolable, o en un estallido
de fueria por sentir humillación.

La tranquilidad buscada es lo opuesto de la angustia y de la desconfianza que le genera la presencia o la


palabra del otro. La tranquilidad es un territorio intermedio que funciona como espacio organizador del
mundo interno entre la realidad exterior y el aislamiento narcisista, y es el espacio de la fantasía.

Las fantasías están creadas a partir de una hiperagudización de experiencias sensoriales, otras veces como el
producto de percepciones internas. Por efecto del mecanismo de proyección, todas las percepciones
contribuyen a la construcción de un espacio de representación intermedio adentro-afuera, entre Yo-no Yo
en el que el adolescente expresa sus fantasías.

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Las prácticas donde encontramos estas manifestaciones son: el diario íntimo, la agenda u todas las formas
de creatividad artística. Todos estos productos tienen como contenido el tema del amor, la amistad, la
belleza o su futuro laboral.

Este tipo de manifestaciones constituyen transacciones entre el desasimiento y el hallazgo de objeto.


También cumplen determinados fines, como frenar actuaciones heterosexuales en la realidad para las que
aún no están preparados.

Estos productos preconscientes se desarrollan como mediadores intrapsíquicos. Constituyen intentos de


autoconocimiento, mientras mantienen el vínculo heterosexual externo lo suficientemente alejado o
superficial.

1. El diario

Es un producto íntimo, es un aliado incondicional e inmediato, reemplazante de la continencia parental y


dispuesto a escuchar. La forma del relato indica un interlocutor, que a veces es el mismo diario; otras veces
es otra persona, a la que se le “hubiera deseado” decir algo que no se le dijo. En otras ocasiones, luego de
escrito, se le ofrece a un líder idealizado, a una persona mayor.

Aunque el diario no se le dé a leer a casi nadie, tiene un destinatario, un lector que la imaginación del
adolescente forja, y que lo leerá cuando él esté ausente. Lo dota de trascendencia y es una de las formas de
plasmar su propio futuro.

El diario no se mantiene fuera de la vista de los otros miembros de la familia, ni de los amigos, pese a que
expresen la prohibición de leerlo. Su objetivo suele ser mostrar que posee secretos no compartidos, con la
esperanza de no ser censurada.

Otra cualidad del diario es que, en él, el adolescente se abstrae. El diario sustrae del vínculo de masa a un
vínculo más íntimo consigo mismo. Implica una forma de proyectarse a sí mismo como su futuro lector.
Involucra la posibilidad de anticiparse y de pensarse como “lo que llegaré a ser”.

Escribir el diario implica una experiencia importante en la constitución de la subjetividad del adolescente. La
escritura es la palabra del ausente, implica la posibilidad psíquica de decretarse ausente a sí mismo a
medida que escribe, y saber que está plasmando sus ideas o vivencias.

Este estado psíquico constituye una contraposición a las vivencias corporales, sensoriales y de desborde
afectivo, que también coexisten en esta etapa.

2. La agenda

La agenda es circulante, ya que está hecha para ser mostrada y compartida, pero no con los padres, sino
entre el grupo de amigos. Se trata de otra forma de desplegar el lazo con el otro por un tipo de
identificación histérica, con un vínculo superficial, pseudoíntimo.

La agenda constituye una transformación del lazo social con el grupo, propio de la adolescencia temprana.
Es un modo de expresar la identificación como vínculo amoroso, por la vía escrita, a través de agendas
circulantes, que aceptan una suerte de ausencia.

A través de la especialización de mensajes en imágenes, se observa cómo una parte del propio Yo pertenece
a otro, así como ora parte del Yo ajeno pertenece al propio. Supone la existencia de un Yo fragmentable, a la
manera de “un resto” y parece ser otra forma de expresar los préstamos recíprocos.

Los contenidos de la agenda giran alrededor de varios temas como:

• La idealización de valores totalizantes a los que les dedican sus producciones.

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• La idealización del objeto de deseo, a quien le envían cartas, versos que nunca llegarán, impregnados de
sentimientos románticos, que aluden a un “antes y después de conocerte”.

• Dibujos infantiles de todo tipo con sobreabundancia visual de formas y colores.

• La forma de expresión es una clara combinación de dos corrientes: una, más atadas a la sensorialidad y
los vínculos de intimidad, y otra, al intento de manifestarse con un pensamiento más abstracto. La
primera se manifiesta en la sobreabundancia visual de colores, formas y texturas. La segunda se expresa
en los textos escritos que intentan transmitir “verdades trascendentes” acerca de valores, como ideales
del Yo.

Otra particularidad en el uso de la agenda es la forma de expresar el conflicto adolescente entre el tiempo
cronológico y el “sin tiempo” repetitivo de la fantasía. La agenda tiene impreso un calendario, y sobre esta
letra impresa, expresión de normas consensuales, las adolescentes inscriben su mundo de fantasía como
forma de desalojar dichas normas. Es un intento de desmentir un juicio proveniente del Yo de realidad
acerca del paso del tiempo, la vejez y a muerte, oponiéndole otro proveniente del Yo-placer y la fantasía,
que desmiente el duelo con un tono de optimismo, apoyado en la idealización del amor, los colores
abundantes, la infancia, etc.

En el hombre, el temor a “ser igual que” culturalmente lo remite, como fantasía, a la pasividad y al temor a
la feminización. La búsqueda de diferenciación, a través de la competencia, queda asociada con la
masculinidad y la actividad.

Los adolescentes plantean la rivalidad en distintos ámbitos, lo cual constituye su forma de estar juntos. El
partido de fútbol, el aprendizaje de artes marciales, los juegos de competencia, son ejemplos de elaboración
de los vínculos homosexuales.

3. Enamoramiento del amor

Otro punto que actúa como mediador entre el desasimiento y el hallazgo es el estado de enamoramiento del
amor. Se encuentra con frecuencia en las adolescentes, aunque no es un estado ajeno a los varones. Las
adolescentes sobreinvisten este estado a través de diversas manifestaciones y lo expresan sin inhibiciones.
Constituye una forma de unión del grupo-masa.

Los varones tienden a desvalorizar este sentimiento y lo sienten como un elemento obstructor de la
amistad, un inconveniente para la unión y un motivo de burla para el grupo de pares.

El enamoramiento del amor coloca al sujeto en un estado de arrobamiento contemplativo, inhibitorio de la


acción y propicio para la fantasía. Esta situación es típicamente femenina y precisamente contraria a lo
esperado por el adolescente varón, que centra su autovaloración en la capacidad para el “hacer”, en la
acción competitiva y el combate.

Enamorarse de un objeto es traumático y doloroso para el Yo, ya que significa aceptar pérdidas, mientras
que enamorarse del amor es un enamoramiento del propio Yo, enamorado.

Esta forma de amarse del Yo adolescente se mantiene posteriormente como estructura: el Yo es siempre
amado, primero por el sujeto mismo y luego por el hombre enamorado de la mujer. El riesgo psíquico de
este estado es el estancamiento de la libido en el Yo, en una relación especular.

En el adolescente varón ocurre algo diferente. Las acciones heroicas que frecuentemente realizan tienen su
raíz en una identificación con el Yo ideal omnipotente, que desmiente la rivalidad paterna y fraterna.
Responden también l deseo pasivo de ser amado por el Superyó, mientras que la niña desea ser amada por
el objeto.

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• Amor a ideales

El enamorarse de ideales está muy ligado a la constitución del ideal del Yo de esta fase.

Una forma de constitución de ese ideal es el surgimiento de las cosmovisiones. Surgen ante los estados de
angustia y de vacío del ser, y cuando todavía el hallazgo de objeto resulta conflictivo por el peligro de la
sexualidad. Las cosmovisiones se manifiestan como un estado de fusión con valores o deidades que
representan el amor, la belleza, la verdad, la justicia, o con ideales de origen político, religioso o filosófico.
Sirven de protección contra el deseo de regresión hacia los vínculos edípicos. Se realiza por un
desplazamiento hacia otros objetos, desexualizados, y evita sentimientos ambivalentes hacia aquellos
vínculos edípicos. Frenan, aplazan o retrasan el contacto con el objeto sexual, al fusionarse con un ideal
abstracto, y esto constituye una forma de defensa ante la excitación pulsional.

12. Tipo de hallazgo de objeto en la adolescencia media


1. Vínculos parcializados. Jerarquización del contacto con predicados
Durante este período, el encuentro con el objeto exterior posee una característica: su reconocimiento se
realiza a través de experiencias de acercamiento sensorial y de estados afectivos.

El verse, tocarse, escucharse, mirarse intensamente, son una forma de reconocer el objeto a través de
ciertos predicados o atributos. Esta forma de encuentro cumple dos objetivos: satisfacer la necesidad del
adolescente de experiencias en la realidad, y satisfacer el placer de sentir sus propios sentimientos,
derivados del estafo narcisista en que el Yo se halla.

Estos vínculos jerarquizan aquellos contactos que reafirman las semejanzas, pero van en desmedro de
percibir las diferencias traumatizantes.

El progreso de la humanidad como un pasaje de la sensorialidad a los procesos de pensamiento permiten al


sujeto despegarse de la experiencia inmediata como única forma de reconocimiento del objeto.

Sin embargo, durante los primeros años de vida este reconocimiento se desarrolla a través de los sentidos.
La sensorialidad constituye una primera forma de saber quién es el otro y quién soy o con el otro.

Uno de los intentos del adolescente de elaborar el efecto traumático de estas experiencias se realiza
mediante la escritura, el dibujo, las interminables charlas de tipo catártico con el amigo íntimo, tantas veces
como el Yo placer queda traumatizado por el Yo de realidad que asume diferencias.

Esta intensificación de la sensorialidad sobre procesos de pensamiento muestra la forma superficial y


parcializada de establecer vínculos amorosos. Esta superficialidad se debe a que se ha jerarquizado el estado
de fascinación con respecto al objeto, ya sea a través de la sobreinvestidura de ciertos estados afectivos o
de la imagen visual en detrimento del núcleo, que diferencia. Este vínculo que aparenta ser un vínculo
objetal, es en realidad una investidura narcisista del objeto, que responde al anhelo de perfección y
completud del objeto que se ha ubicado en el lugar de su ideal del Yo.

Esta jerarquización de ciertos aspectos del objeto se debe al proceso e idealización que el Yo ha efectuado.
La prevalencia de los atributos permite mantener una identificación especular.

La superficialidad está basada en el recorte de ese atributo, una fragmentación del objeto, que es tomado
como su núcleo. Esta forma de reconocer el objeto a través de las partes pone en evidencia un determinado
momento en la producción intrapsíquica del hallazgo de objeto, que más tarde surgirá como producto de un
proceso de discernimiento, basado en discriminar semejanzas y diferencias entre el Yo y el objeto, entre
distintos objetos y distintas partes del Yo.

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Los varones valoran a la mujer por sus cualidades físicas. Ellas son valoradas por una parte, en detrimento
del todo, de su esencia. Ella resulta seccionada en partes del cuerpo. El adolescente queda atrapado en la
percepción excitante de un atributo corporal del objeto. Es una forma de quedar ligados a “los encantos
femeninos”, al objeto “a”.

Privilegiar los encantos significa una forma de soslayar el problema de la castración, ante el reconocimiento
de la diferencia de sexos. En lugar de quedar aterrados por el cuerpo femenino y sus diferencias, privilegian
los encantos como sustitutos. Constituye una forma de fetichismo normal en el adolescente. En una lógica
psíquica posterior, el temor a la castración se mitiga en el encuentro de un pene con una vagina, que
recupera la propia erogeneidad en el objeto. La fragmentación del objeto tiene el propósito de aislar los
afectos que surgen frente a la profundización del vínculo amoroso entre el hombre y la mujer.

En las adolescentes el enamorarse de una parte del objeto significa apelar al mecanismo de idealización, en
su anhelo de fundirse con él. La sensación de incompletud se resuelve tratando de totalizar al hombre.

En ambos sexos estas conductas remiten al complejo de castración. Para la niña, es una aspiración
totalizarse, mientras que para el varón el recuero suele ser fragmentarse o tomar una parte por el otro, a
manera del fetiche, como forma de obturar los afectos, la dependencia y, por lo tanto, la castración.

Los noviazgos suelen durar períodos cortos. Ellos confirman la imposibilidad de mantener un vínculo más
allá de lo que su propia fantasía proyectó en él y más allá del que su capacidad de entrega le permita.

El logro de la distancia “optima” entre el sujeto y el objeto se transforma en un trabajo psíquico difícil y
lento para sujeto. Oscila ente el anhelo de fusión identificatoria con un Ideal del Yo narcisista, y una excesiva
distancia e indiferencia causada por los componentes fóbicos de la relación, que evitan el temor a la
sexualidad genital que delata las diferencias.

Otro ejemplo de esta forma fragmentada de establecer vínculos se da en las largas charlas telefónicas. La
proximidad física inhibe al Yo ante el acercamiento, o lo torna distante, y por tal razón se relacionan en
distancia.

En otras ocasiones, esa misma erotización telefónica provoca la necesidad del encuentro, frente al posible
surgimiento de la angustia frente a la ausencia del otro y como forma de narcisizar el vínculo. Cuando este
estrechamiento de la distancia corporal con el objeto heterosexual es excesivo, constituye una desmentida
ante al desasimiento de los vínculos incestuosos. Desmienten la ausencia de los padres.

El acercamiento corporal se hace necesario para soportar la incompletud y forma parte del trabajo del
duelo. Este trabajo se observa tanto en la necesidad de presencia como en la necesidad de alejamiento del
objeto. La dificultad que acarre el surgimiento de la genitalidad se explica debido al carácter complejizante
de la pulsión genital, que implica un esfuerzo de ligadura entre representaciones, así como la necesidad de
una distancia regulada, que permita al sujeto la constitución del objeto intrapsíquico, sin sentirse invadido
en su intimidad corporal.

Otra causa por la cual los vínculos heterosexuales se mantienen en distancia se debe a que la libido se halla
ligada, por un lado, a los objetos incestuosos que se encuentran en proceso de duelo y, por otro, una fijación
a la satisfacción masturbatoria. Estos dos factores actúan interrelacionados. A veces la fijación a los vínculos
incestuosos es un disfraz de la fijación a la satisfacción masturbatoria y otras veces sucede a la inversa. En
parte, la masturbación constituye a veces una forma de expresar el afecto ambivalente hacia los padres y no
verse tentado por un objeto exterior.

2. Vínculos diáticos. Tramitación del doble especular complementario y hostil

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Durante la adolescencia media hay un predominio de la identificación primara por sobre las relaciones de
objeto diferenciadas, y este mecanismo actúa como defensa, frente a la posibilidad de derrumbe del Yo y
como forma de poblar un territorio psíquico vaciado de representaciones.

La estructura precaria del vínculo con el objeto externo no alcanza a modificar la prevalencia de lo arcaico,
por lo cual ellos son investidos como imágenes especulares. El proceso evolutivo determina que la
constitución de la representación del objeto sea lenta para el Yo, Por lo tanto, proyectará una
representación de su ideal sobre el objeto exterior, amándolo narcisísticamente.

Este objeto aparece como un doble especular: el otro sólo es amado porque es igual al Yo. Lo amado es
aquello familiar que pertenece al mundo de lo íntimo, mientras que lo extraño es expulsado del mundo de
las representaciones, en la medida en que provoca angustia y conduce a estados de extrañamiento y
despersonalización.

Existen formas manifiestas de mantener el vínculo identificatorio con un doble especular que sostiene en el
sujeto el sentimiento de sí, evitando diferencias: elegir una pareja del mismo sexo; elegir una pareja de
diferente sexo, pero con características bisexuales; elegir una pareja que, a través de la expresión facial
complaciente, evite la desestructuración del ser del sujeto.

Un doble especular construido a través de la expresión facial confirma, por medio de una sonrisa, el amor al
sujeto, y es muy frecuente en las adolescentes. Ella es la expresión de un afecto percibido visualmente; la
palabra, en cambio, establece diferencias, ya que el lenguaje se compone de rasgos discretos y
diferenciados, además de ser “el lenguaje del ausente”.

Freud afirma que los dobles han tenido la función de desmentir una realidad insoportable, aunque su precio
sea la regresión yoica. El doble puede presentarse en tres formas: imagen especular, sombra y espíritu o
alma.

El deseo de ser amado se relaciona con el carácter traumático que significa para el Yo percibir diferencias,
que son la prueba de la soledad en que el adolescente se halla para encarar las exigencias de la triple
servidumbre: ante el Superyó, la realidad y la pulsión.

Esto corrobora la cercanía existente entre esta estructura de pareja y el vínculo de identificación entre los
miembros de una masa. El tipo narcisista de hallazgo de objeto también se halla ligado a la forma de elegir
pareja de los adolescentes. En un principio, narcisismo es investidura del propio cuerpo, y más tarde,
investidura de un doble de sí.

El registro de la ausencia de los objetos primarios de amor suele conducir a una regresión en la modalidad
de encuentro con el objeto heterosexual. La libido retraída al Yo, busca al otro para que respuesta sonriente,
que es la confirmación de que lo aman, le permita el reencuentro con su propio Yo.

La elección de objeto narcisista en estos adolescentes parece darse muy frecuentementemente como una
búsqueda de su propia identidad a través de la identidad con un semejante que desmienta diferencias, que
remiten a una realidad insoportable.

3. Vínculos triádicos, múltiples o alternantes como mediadores del hallazgo


Los vínculos múltiples aparecen en la adolescencia media como otro de los posibles pasajes del estado de
masa al estado de pareja, en el cual la posibilidad de soportar las diferencias y la propia soledad son
condiciones para su constitución. Este pasaje se hace posible mediante transacciones psíquicas, que se
manifiestan en lo observable como “mediadores externos”. Personajes que aparecen y desaparecen
fugazmente, acompañando a la pareja como “el amigo/a íntimo”, “el hermano/a menor” o “la amiga
bajoneada”.

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4. Vínculos con característica edípica
Este tipo de vínculo constituye una forma de desplazamiento de la figura incestuosa edípica en un objeto
exogámico. Freud afirma que el desasimiento de la autoridad parental es una de las operaciones más
necesarias, pero más dolorosas del desarrollo, y que existe una clase de neuróticos en cuyo caso se discierne
su fracaso en esta tarea.

Freud realiza el discernimiento de los caminos de elección de objeto. Según el tipo narcisista, como
búsqueda del doble especular, y según el tipo de apuntalamiento, sobre el que Freud explica que el varón
elige a la mujer nutricia y la mujer al hombre protector.

Estas elecciones por apuntalamiento las vemos representadas en distintas películas y series de TV, en las
que el adolescente se enamora de la profesora o de la madre de un amigo, o la adolescente, de un hombre
mayor que la protege, o a quien quiere seducir. También son elecciones de carácter narcisista, en tanto se
trata de vínculos en los que el sujeto se coloca en el lugar pasivo y espera recibir algo de alguien que pueda
dárselo, sin tener que sobrellevar el sufrimiento que acarrea el asumir el lugar activo por medio del esfuerzo
personal.

Ésta es también la dinámica por la que se sostiene un vínculo con un iniciador; la mujer opera como
iniciadora sexual del adolescente y el hombre mayor, de la joven.

5. Vínculos con característica fraterna


Otra forma de hallazgo de objeto tiene sus raíces en las mociones de afecto desarrolladas en la infancia en
los vínculos fraternos. La influencia de un hermano del mismo sexo puede ser un punto de referencia para la
consolidación de la identidad y el encuentro con el objeto.

El mayor oficia de iniciador y protector con respecto al tercero, y en muchas ocasiones la elección de pareja
está signada por esta historia.

Pueden existir hermanos mayores con discapacidad o precocidad, e inhibir el desarrollo del otro; pueden ser
modelos sexuales e iniciadores con respecto al menor; pero otras veces la inhibición sexual del mayor
mejora, cuando el menor comienza su adolescencia y se constituye en su iniciador.

En el vínculo fraterno, suelen combinarse los derivados de dos mociones pulsionales: la erótica y la agresiva.
La erótica está ligada a la sexualidad infantil y es un correlato de los juegos infantiles y de las preguntas a los
padres sobre el nacimiento de los niños y las diferencias de sexos. La moción pulsional agresiva está
vinculada a la rivalidad entre hermanos con respecto al cariño de los padres, y se manifiesta a través de los
celos y la envidia.

Otra variante de las relaciones de objeto adolescente, que concluyen en la “desexualización” del vínculo,
puede tener su génesis en intensas mociones pulsionales, tanto eróticas como hostiles. La “desexualización”
es entonces la que encubre estos afectos reprimidos que, en caso de manifestarse en la conciencia, surgirían
como comportamientos hostiles.

Comúnmente, cuando uno de los hermanos constituye una pareja, el otro debe enfrentar la nueva situación:
el sentimiento de abandono que engendra el intento exogámico del hermano, y de celos y rivalidad respecto
del “intruso”, ya que rompe con la fantasía infantil del pacto de fidelidad endogámico entre hermanos.

Existe otro tipo de pareja que se caracteriza por la imposibilidad de consumar el vínculo. Es aquella que
representa el complejo fraterno infantil, donde los padres infantiles “prohíben la sexualidad”. Puede ocurrir
que la transformación de los vínculos fraternos hostiles se manifieste progresivamente en las parejas.

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En todos los tipos de vínculo que se desarrollan en esta etapa, observamos el predominio de la elección de
un doble narcisista especular o de la elección por apuntalamiento. En algunos casos, este trabajo psíquico,
que implica una espera, un sufrimiento, una elaboración, queda interrumpido por una acentuación del
adolescente, que transforma una experiencia transitoria de encuentro con el otro sexo, en permanente.

C. DE EDIPO. Susana Quiroga


El complejo de edipo es estructurante en el sentido de la primera topica, ya que contribuye a la constitución
del insconsciente. La sexualidad aparece originando exclusiones, ya la sexualidad no se da por constituida,
sino que es algo a ocurrir, en el superyó , se sustituyen las investiduras de objeto por "el Yo y el Ello".

El edipo adquiere aqui un caracter estructurante. El sujeto se constituye como tal en el seno de la situacion
edipica, esta apararece como condición estructurante del sujeto. En este sentido no hay un sujeto que
preexiste a la relacion con los padres. El Edipo es clave para entender la constitucion de los mecanismos de
funcionamiento psiquico, si los mecanismos son operantes de la estructura y formas de manejar simbolos,
no solo los padres aportan un conjunto de operaciones posibles sino que privilegian algunas dentro de ellas.
La identificacion es como procesos que ocurren dentro del seno de la situacion edipica, que esta marcada
por el deseo.

El superyó se forma a partir de la salida del complejo, cuando son abandonados los objetos primarios como
objetos de amor y de odio; estas investiduras van a formar parte del inconsciente en el sentido de lo
reprimido, aqui coloca la represión como fundante del inconsciente. La diferencia del complejo de edipo en
el hombre y en la mujer, haciendo hincapie en el complejo de castracion, que es angustia de castracion en el
varon y envidia de pene en la mujer. Del complejo de castracion remite al concepto de falo, es la creencia
infntil.

El termino falo es la forma en que la teoria concepcualizada la creencia. Designa una entidad de dos caras,
desde la teoria, a la falta del mismo.

En "La organizacion genital infantil" Freud establece que falico es valioso; castrado es no valioso. Sostiene
ademas que el complejo de castracion es angustia de castracion en el hombre y envidia del pene en la
mujer, es decir sentimiento de inferioridad frente al hombre. O sea que castracion implica por un lado sin
pene (imaginario) pero tambien perdida de identificación con la maxima valoración. La castración en sentido
literal es el corte de una parte del cuerpo que se separa del resto.

La castracion simbolica implica una separacion entre dos terminos, de la Estructura. para cada uno de ellos
se produce un corte y una perdida de unidad: niño-falo/ madre-falica. Dicho corte se produce entre ambos y
tambien a cada uno de los integrantes de esa unidad. No implica como cada uno (la madre o el niño) se
imaginan la castración, sino la teorizacion del corte en la estructura edipica: por eso la castracion nunca es
real sino simbolica y consciente a un objeto imaginario: el falo, el objeto que fue investido con un valor
falico; con esa maxima valoracion, que representa al falo. La perdida de ese objeto investido con ese valor
sera vivida como perdida del falo y el objeto puede ser el pecho, las hacer , el pene,etc.

"La femeneidad"

1- la inihibición
2- El caracter masculino
3- La femeneidad "normal"

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Con respecto al primer camino, Freud postula que la niña liga con deseos activos hacia la madre, como si
fuera un varoncito. Al registrar las diferencias, se le arruina el placer, renunca a la masturbación.

El segundo, la niña mantiene la actividad masturbatoria refugiandose en una identificacion con la madre
falica o con el padre. L a fase de vinculacion a la madre, que freud llama preedipica, es mucho mas
importante en la mujer que en el varon. La relacion con la madre es mas primitiva y sobre ella estructura la
relacion con el padre.

La prohibicion de la masturbacion actua como motor para abandonarla, pero tambien como motivo para
rebelarse contra la persona que la prohibe, contra la madre o sus sustitutos. La insistencia desafiante en la
masturbación parece abrir el camino hacia el complejo de masculinidad: el resentimiento. Tanto en las
inihibiciones como en el caracter masculino, la niña aspera a ocupar el lugar masculino, pero en la primera,
quien la consagra como activa es la madre y en el segundo lugar la consagración proviene de la figura
masculina: el padre

La renegación n el complejo de masculinidad actua sobre el juicio acerca de la propia falta, y entonces
afirma que le va a crecer. En las inhibiciones opera sobre el cuerpo del hombre, y a partir de la renegacion
surge la posición homosexual, y sobre ella la represion y la constitucion del superyo, la heterosexualidad.
Cuando la operacion es de represion, la estructura resultante es la del complejo de Edipo positivo y cuando
la domina la renegación es la del complejo de Edipo invertido, como ocurre en los caracteres femeninos. En
la homosexualidad el sujeto mantiene una identificacion primaria con la madre como falica (en el yo de
placer) y hostilidad hacia el padre; sostiene a ilucion de ser el falo de la madre y el goce queda reservado
para ella y las demas mujeres sufren el trauma que el ya experimento ante el registro de la diferencia.

Durante la Adolescencia "Media", los derivados de la renegación sucumben a la represión y a partir de alli se
constituyen fantasias derivadas, como por ejemplo: salvar a una prostiuta. Mientras en la Adolescencia
Temprana el Yo queda expuesto (a partir del privilegio del mecanismo de renegacion), en el varon se
sostiene la esciciój de la corriente tierna y la sensual. La fantasia de ser iniciado por otra persona mayor pero
diferente del padre o de la madre, expresa ya un cierto velamiento del deseo incestuoso, derivado del
proceso de contrainvestidura. Puede surgir el deseo respecto de la iniciación sexual, no solo como fantasias
sino como busqueda, tanto en el varon como en la niña, una intensa investidura narcisista en el Yo precede
a la elección de un objeto heterosexual.

En un segundo momento del tiempo falico, en el que el pene se inscribe como una presencia en relacion a
una ausencia. Son dos momentos: uno es previo a la diferencia sexual anatomica y el otro es el resultado del
registro de la diferencia. Que el varon adopte la premisa universal del pene como primer paso es
comprensible, en la niña. Cuando la niña toma el clitoris como pene, hay una renegación.

La premisa universal del falo parte del desconocimiento de la vagina, la niña es un varon, por eso dice Freud
que se plantea no por la primacia de los genitales, sino por la premacia de "un genital, del genital masculino,
como un ordenador. El falo seria desde el imaginario, simbolo de maxima valoración. Puede estar
representado en las heces, en el pene, en el pecho. En realidad es el simbolo que nos hace pensar que la
plena felicidad existe.

SEXUALIDAD FEMENINA.

Freud palntea que la relacion preedipica con la madre es mas intensa en la mujer que en el varon y que este
recibe en su vinculación con ella una herencia de la relacion con su madre.

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palntea tres desenlaces posibles:

1- Inihibicion o neurosis: En la fantasia de la niña le va a hacer un niño a la madre; son fantasias


activas donde ella sera el varoncito y dara ese niño a la madre. En segundo momento la niña
arruina el placer por la masturbacion, renuncia a ella y con ello a buena parte de su sexualidad. En
este primer momento, la niña queda ligada a la madre como modelo y ella queda en una posición
activa frente a la madre. Ante el registro de la diferencia, reniega y quedando vinculada a la madre
como modelo y el hombre queda investido con un caracter hostil. La renegación consiste en el
primer momento es el rechazo por el reconocimiento de la falta. La niña registra la diferencia
sexual de que a la madre le falta por que el padre se lo quito y la madre queda como modelo. El
hombre es percibido como enemigo y es colocado en la posicion de ayudante y sera entregado a la
madre para el goce de esta.
2- Complejo de masculinidad: En el complejo de masculinidad el padre es tomado como tal. El
modelo es para "ser" no para "tener". La niña registra la diferenciacion sexual y reniega de ella y
exagera la masturbacion con un matiz de rebeldia y el padre queda investido como aque que la
consagra como valiosa. En las inihibiciones o neurosis la renegacion es sobre el propio cuerpo y
sobre el valor del hombre, el hombre carece de valor psiquico por eso es tomado como ayudante;
en el complejo de masculinidad la renegacion es sobre el propio cuerpo, no es que tenga pene, en
todo caso tiene clitoris. siempre hay un primer momento en el cual registra la diferencia sexual,
pero al mismo tiempo que se registra.
3- salida "normal" (estructura neurotica): El camino normal segun Freud es que la niña advierte la
diferencia y esto constituye una herida narcisista, pero no responsabiliza al padre de la falta de la
madre. Primero sigue sosteniendo a la madre falica. Luego registra la falta en la madre, pero se
orienta hacia el hombre para recibi de él el sustituto del pene: un Hijo. (en realiddad la mujer se
acerca al hombre para que este le otorgue en valor falico y la conforme en su ser), para tener un
objeto de deseo. Freud dice que el marido recibe todo el vinculo preedipico de la niña con la
madre, que el es el heredero, esto quiere decir que la mujer depositará en el hombre toda la
problematica edipica, la rivalidad con la madre, que en la salida "normal" es un hecho importante,
yo no lo tengo, mi mama tampoco y ninguna mujer lo tiene, comienza un vinculo de rivalidad con la
madre; en la inhibicion la rivalidad es con un padre.

En la homosexualidad, el sujeto se ofrese como falo algo que fue registrado como falta de la madre, el lo
completa, satisface de esta manera, el deseo materno. La estructura madrefálica-niño-falo no esta
atravesada por la terceridad, el sujeto reniega, a partir de colocarse en el lugar de la falta y desarrolla hacia
el padre hostilidad.

"LOS BORDE <R> DE LA NEUROSIS


El Borde real se puede ubicar en la neurosis, y el quiebre del discurso lo podemos encontrar al sujeto del
inconsciente. Estos sujetos no llegan al analisis representados por su sintoma y articulando una pregunta en
relacion a el, en muchos casos, ni siquiera se quejan de algun sintoma. Podemos encontrar que en todos
ellos hay algo en comun "una falta de confienza en sl Significante", que es una adiccion, una llamativa
ausencia de lo que conocemos como "formaciones del insconsciente. Muchas veces no tienen la menor
espectacularidad, no se trata de pacientes con un gran despliegue de actuaciones, hay caracteropatias, en
las que no hay aparentemente espacio para que se despliegue una pregunta del Sujeto.

En el clima de estos pacientes con particularidades aparecen diferentes nivles

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1- DIFICULTADES EN LA TRANSFERENCIA: La tranferencia. Hay sujetos en los que la transferencia no
termina de instaurarse, cosa que se manifiesta de diferentes maneras: puede ser que el paciente
nunca tenga nada para contar, que falte seguido, que abandone facilmente su analisis, que no
entienda la interpretaciones. El sujeto tiene que tener la minima confianza en que puede haber un
Otro que escuche lo que tiene para decir. Nos referimos a sujetos que no pueden comenzar a
hablar, a asociar libremente, a producir formaciones del incosnciente, incluyendo sintomas, en
transferencia en un analisis. Lo que trataremos de ver es si esto guarda relacion con cierta
modalidad "actuadora".
2- TRAUMA INFANTIL NO REPRIMIDO: Muchos de estos pacientes tienen algun trauma de la infancia.
Por ejemplo, no es extraño que aparezcan relatos de violaciones, agresiones, accidentes,
abandonos, pero con una diferencia radical respecto a lo que describre Freud para la histeria. La
diferencia tampoco pasaria por que el trauma haya o no acaecido realmente. Otro destino es
posible, que consiste en que el recuerdo persista como traumatico y no entre a funcionar bajo las
leyes del inconsciente, que, asi sin modificar, sin tramitar, como si es tiempo no hubiera
transcurrido
3- ACTING-OUT: Caracteristica mas manifiesta de algunos cuadros: la prevalencia del acting-out, de la
impulsión, de la accion, casi como forma de vida. Hipótesis. TRAUMA Y REPRESION del TRAUMA:
Retorno de lo reprimido, formaciones del inconsciente, síntoma, transferencia.

TRAUMA sin REPRESION: actualidad del trauma, conductas impulsivas, dificultad en la instauracion de la
transferencia, falta de confianza en el significante.

Se define al acting-out como una mostracion, una llamada de atención que se realiza el analista, alli donde
ha fallado su función, le esta diciendo al analista que fallo en su funcion de corte. Acting-out se refiere a una
respuesta que se produce en analisis. El acting-out podria tener entonces dos salidas posibles, ya sea un
pasaje al acto, en que la escena mostrada se desgarra y el sujeto se arroja afuera de la misma, o bien una
entrada en lo simbolico del análisis. Cuando hay transferencia sin analista que la sostenga se produce el
acting-out, definimos el acting-out como transferencia sin analisis.

En el acting-out hay algo que ha sido forcluido de lo simbolico y que retorna en lo real, son maneras de
retorno de lo forcluido, que sea actuado o bien que sea padecido por el sujeto. Actuado, en el caso del
acting-out y padecido en la alucionacion. Podria haber una forclusion que quedaria como efecto de retorno,
ciertos fenomenos que exceden el campo del retorno de lo reprimido, es decir de lo Simbolico. Weill
diferencia VERWERFUNG y WERFUNG: el primero es para la forclusion del Significante del Nombre del
Padre, y el segundo es es tanto "rechazar", "arrojar afuera" , para todos los casos que habria retorno en lo
real, por fuera del campo de la represión, pero en los que seria posible reingresar al terreno Simbolico.

A- En primer luar, podria haber una forclusion que no fuera del Significante del Nombre del Padre
B- En segundo lugar el retorno de esta forclusion particular, podria adoptar distintas presentaciones.

No alcanza con pensar de forclusión o incripcion del Significante del Nombre del Padre, sino que habria que
pensar tambien la logica de la instauracion de la neurosis en por lo menos dos tiempos. Freud estudia las
distintas neurosis y psicosis en "Sinapsis de las Neurosis de Trasnsferencia", las diferencias, segun su relacion
con el asesinato del Padre de la Horda primitiva

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Asesinato Duelo

Psicosis NO NO

Neurosis SI SI

Melancolia SI NO

La diferencia entre forclusion del Significante del Nombre del Padre y la forclusion del objeto, se situa en dos
tiempos:

1- primero en relacion al Falo


2- el segundo en relacion al significante de la Falta en el Otro

Dos tiempos en relacion al trauma: irrupcion y represion del trauma, un borde de la neurosis, donde el
primer tiempo estaria cumplido y el segundo no

Trauma y su represión

Hay un territorio entre neurosis y psicosis que se presta a confusion: En la neurosis siempre hay un borde
real; concretamente el sintoma tiene en el nudo una cara significante y otra cara de goce, el goce del
sintoma, que se ubica entre simbolico y real

Los pacientes que ubicamos en ese borde son aquellos que aparecen no estar representados por el sintoma
y el significante, sino que funciona una "falta de confianza en el significante". A nivel descriptivo, ubicamos
alli las impulsiones (pacientes violentos, jugadores, etc), enfermedades psicosomaticas, a-dicciones. Hay
dificultades de estos sujetos en establecer transferencia, en confiar en Otro, dispuesto a escuchar a la letra
lo que tuviera para decir. En determinados pacientes, un primer elemento, que es la tendencia a las
actuaciones, otro la dificultad en instalar la transferencia, y como tercer dato presentacion del trauma
infantil, en tanto no reprimido

Freud dice que hay un doble movimiento teorico con respecto al trauma. Inicialmente el pretendia curar a
sus histericas haciendoles recordar un trauma infantil reprimido, que remitia a una escena de seduccion,
pronto introducir la escena de la fantasia: no se trataria de una escena de seduccion real sino fantaseada.
Ese mismo pasaje que hace Freud en la teoria de trauma a la fantasia, tambien va a ser un camino que
debera recorrer el sujeto en su constitucion subjetiva. Habla de un momento constitutivo del sujeto, de un
juego simbolico fundante.

La observacion que hace de su nietito, quien tiene la enojosa costumbre de tirar lejos de si todos sus
juguetes, "juega" a que los objetos desaparecen. Luego aparece otro, que consiste en arrojar un carretel y
volver a traerlo hacia si, con un hilo al que esta atado, diciendo "o-o-o" cuando desaparece "a-a-a" cuando
vuelve a aparecer: FORT-DA, diria FREud

"La interpretacion del juego estaba cerca. Tenia relacion con el gran logro cultural del niño, con la RENUNCIA
PULSIONAL que habia logrado, de aceptar, sin protestar, que la madre se fuera. Renuncia pulsional como un
logro cultural, en tanto operacion fundante, parece homologable a la Represion Primaria, una renuncia
pulsional primaria, fundante (estructuradamente necesaria) y otra secundaria, que alimentaria al Superyó

El sujeto ya no debera preocuparse por el goce de la madre, podra dedicarse a hacer su vida; adquiere la
posibilidad de constituise en un sujeto deseante. La renuncia pulsional, habla de la nenuncia de un goce,

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momento traumatica de corte con el Otro primordial, traumatico y fundante. El trauma en ese primer
tiempo de Renuncia Pulsional.

Fort-da como segundo tiempo, obliga a suponer un mas alla del pricipio de placer, que no todo esta dentro
del principio de placer, debe haberse cumplido una tarea previa para que el proceso primario pueda
comenzar a funcionar. Esta tarea previa es la ligadura, "Bindung". El niño repite en el juego el alejamente de
la madre, "para elaborar psiquicament, para ligarlo", hay que elaborar psiquicamente lo que impresiona. A
ese hecho real necesita inscribirlo para luego poder operar con el. Necesita hacerlo entrar en otro registro,
en el registro del principio de placer, del proceso primario: condensacion, desplazamiento, transferencia.
Pasar al registro significante: fort-da como primera oposicion significante. En el juego del fort-da, la
separacion, el corte con la madre, va a adquirir una cobertura fantasmatica y una articulacion significante. El
trauma se vela (cobertura fantasmatica) y se articula con el Significante.

Primer tiempo de renuncia pulsional, un segundo tiempo se introduce "o-o-o" y un tercer tiempo que se va a
llamar "Juicio del Otro", Otro que interpreta lo que el niño ha dicho. Es necesario que este "Juicio del Otro"
opere para que constituya el fort-da como primera oposicion simbolica, que hablaria de la constitucion de
un sujeto deseante. No es lo mismo que el niño diga "o-o-o" y que para la madre sea como oir llover, o bien
que la madre esto lo "interprete". Hay una aporpiacion que el sujeto hace de los significantes que vienen del
Otro, hay una convalidacion por parte del Otro, de que se trata de un registro compartido, y en tanto tal,
legible, interpretable. La convalidacion que hace el Otro en terminos de aceptar que hay alli un Sujeto; un
Sujeto que esta diciendo algo, y un Otro que intentara leer de que se trata. Siguiendo a Freud: en la psicosis
el corte con el Otro no se produjo, con lo cual tampoco se produce el Fort-da. En la neurosis, el trauma
actuo y el Fort-da tambien; y hay un borde, en el que tal vez el trauma se haya producido y el Fort-da no.

TRAUMA JUICIO DEL OTRO FORT-DA

PSICOSIS NO NO NO

NEUROSIS SI SI SI

BORDE<r> S SI NO Falta de confianza en el significante

Introducir el "juicio del Otro" como condicion del Fort-da en un tiempo fundante en relacion al Otro. Vemos
la necesidad del juicio del Otro para que se instala la confianza en el significante, y por ende transferencia. El
primer movimiento con estos pacientes apuntaria a lograr un cambio de registro: que los fenomenos que de
manifiestan a nivel del acting, de la adiccion, pasen al terreno de la diccion, puedan ser dichos.

Energia libre y energia ligada

Freud en el capitulo IV de Mas alla del Principio del Placer, dedica al trauma en el V a la pulsion, el tema de
la pulsion, dice que todos los desordenes que produce el trauma "externo", tambien pueden ser producidos
por la irrupcion de la pulsion. "Mas alla...." es de 1920, acaba de terminar la Primera Guerra Mundial.

Cuando Freud dice "mas alla del pricipio del placer", esta diciendo mas alla del proceso primario, mas alla de
las formaciones inconscientes, mas alla de la realizacion del deseo, mas alla del simbolico, el mas alla es uno
de los nombres de la Real en Freud, a partir de una irrupcion traumatica, el organismo se vera inundado por
una energia libre, una energia no ligada,a partir de alli, su unico objetivo, su unica tarea sera la de ligar la
energia.

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A esta ligadura la llama "Bindumg", y tambien la llama"elaboracion psiquica", si estamos un presencia de
energia no ligada, tendra que producirse una primera ligadura para que pueda empezar a funcionar el
Proceso y el Principio del Placer. Sin esta no podemos pensar siquiera en terminos de inconsciente.

(2) ENERGIA LIBRE (N.TRAUMATICA)

(1) ENERGIA (4) GARGA MOVIL (inc.)

(3) ENERGIA LIGADA

(5) CARGA FIJA (precc, C.c)

Hay una energia libre (1) que al ir a irrumpir en el aparato, puede seguir sienddo libre (2) o bien, puede
ligarse (3). Si no se liga, va a estar en el terreno del trauma (2). Si se liga estamos en el terreno de las
formaciones del insconsciente (3). Si se liga, sera a una representacion y esta representacion, segun tenga
carga movil (4) o fija (5), sera inconsciente o preconsciente.

La ligadura que se produce entre la energia libre y la representacion, no es la misma que l que se produce
entre representacion-cosa y la representacion-palabra. En la primera ligadura, en termino de Lacan
podriamos pensarla como un pasaje Real y Simbolico, mientras que la otra es un pasaje entre el Incc y el Pre.
-Cc. La energia queda ligadqa a una representacion y hay significacion por la articulacion de dos
significantes, en cambio si la energia esta siendo libre, estaremos en presencia de una neurosis traumatica,
cuando la ligadura se produce, tendra como entrada en lo simbolico y seguira los avatares del proceso
primario: condensacion y desplazamiento. Esa energia pura se habra convertido en un agujero con un borde
significante. Lo traumatico no podra ser elaborado mediante leyes del Inconsciente, no podra ser reprimido,
sintomatizado, olvidado,etc., hasta no ser inscripto. Aun cuando la energia se liga, esta no se liga toda:
siempre hay un resto sin ligar, que va a ser el que impulse la compulsion a la repeticion, Freud diferencia una
compulsion a la repeticion en relacion a que el trauma se haya engachado a u deseo, y otra compulsion a la
repeticion como intento de puro ligar, donde este enganche aun no se ha producido.

El goce pulsional

Lo que a Freud le llama la atención de la Neurosis Traumática es el sueño traumático, a los cual describe en
3 características.

1- Es siempre igual
2- Produce angustia
3- No es un sueño de realizacion de deseos.

El sueño traumatico intenta siempre ligarse, y esta ligadura es tarea previa, recien despues el sueño podra
tender a la realizacion de deseos,

Este intento de ligadura no responde al principio de placer, "En el caso aqui discutido solamente puede
repetir en el juego una impresion desagradable; por que con esta repeticion esta ligada una ganancia de
placer diferente pero directa". Ganancia de placer es traducido por Lacan como Goce. Hay que diferenciar el
goce del sintoma de este otro goce. El sintoma tiene una cara significante y una cara de goce. La Werfung se

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diferencia de la Verwerfung en tanto no compromete al Significante del Nombre del Padre, el "juicio del
Otro", instancia necesaria para ingresar en la logica del fort-da. El objetivo del sueño traumatico es la
ligadura, y que no entra en la cadena asociativa, sino que funciona como cuerpo extraño. Las consecuencias
clinicas de esta busqueda de ligadura conllevan un goce: un goce pulsional directo, no mediado.

Psicosis y suicidio en adolescentes. Jose Barrionuevo


Si aceptamos que las diferencias que es posible marcar entre neurosis y psicosis no se podrian limitar a
asignar un punto mas o menos remoto de fijacion en un eje lineal evolutivo, o a un objeto parcial, sino que
debemos considerar la problematica en las segundas de la imposibilidad de lograr como sujeto, un espacio
simbolico propio; las alteraciones del yo en las psicosis tendriamos que pensarlas como consecuencia de
falla en, o carencia de la constitucion de un sosten identificatorio, ausencia de la metafora del Nombre del
Padre, aporta Lacan, y no serian por lo contrario su causa.

"Soportar la vida", evitar el sufrimiento, "soportar" y "evitar" se refieren a salidas posibles que encuentra el
hombre ante el sentimiento de inermidad psiquica que lo embarga en el contacto con la nada. La psicosis
como expresion de un duelo imposible, nos hablarian de un interior fallido de evitar la insoportabilidad de la
no integridad del Otro, una respuesta ante lo incontrolable de la muerte, que es referidos a la castracion
materna y a la caida del padre del lugar de inmortal que se intentan refutar. En su busqueda de una posicion
para si como sujeto la otridad en la que aquella se sustenta supone, a la larga o a la corta, la inquietante
irrupcion de la angustia, y en lo social a la falta de espacios de intercambio y de pertenencia haria que se
replique (como en un calco), lo que en lo relativo al fracasado posicionalmente del loco ante la imagen en el
espejp denuncia la existencia de una estructura familiar que con su madurez lo condena a una solicitacion
eterna de imperativos, a la busqueda del socorro de un mandato que lo rescate de la confusion.

A falta de una representacion significante, el psicotico queda como objeto de goce de un otro, la falla en la
constitucion del Nombre del Padre no designa al Otro como lugar de la Ley. Un escencial repudio intenta
mantener intacta la ilucion respecto de la propia omnipotencia narcisistica, y la muerte puede hallarse
"accidentalmente" cuando el accionar de la desestima lleva a suponer que no puede haber peligro. En la
psicosis lo que esta en juego en ellas es una tentativa de busqueda de ser del sujeto.

Freud propone en un articulo referido al tema "perdida de la realidad" en las neurosis y el las psicosis que
esto sucederia en ambas, para luego diferencialas en aquello que es puesto en lugar de lo perdido. Lacan se
interroga sobre como se costituye el campo de la realidad, ya que este sostiene "por la extraccion del objeto
a". Este objeto a que, extraido de la realidad, habla de la falta, y su busqueda caracteriza al deseo, siendo la
muerte del sujeto en la psicosis la consecuencia de la no extraccion del objeto a. Psicosis en las que un
orden es abilido y no hay por lo tanto entrada en la legalidad del deseo, que Lacan define, tomando la linea
de Freud, a la funcion paterna, como carencia del significante, primordial, del Nombre del Padre, que deja al
psicotico pagado al goce y suspendido en un vacio aterrador, fijado a un requerimiento.

Reacia a admitir la legalidad que impone el Edipo, la psicosis queda amarada al espacio del estadio del
espejo para intentar una salida al terror sin nombre, la vivencia de despedazamiento del propio cuerpo, de
lo cual hablan el delirio y las alucinaciones . Las alucinaciones hablarian de la fragmentacion y del esfuerzo
por sortearla a travez de busqueda de la palabra de su analista en cuanto a un saber sobre como curarse. La
perdida de un lugar propio, como sucede en la adolescencia con el dejar de ser niño, en conjunción con el
incremento pulsional que dificulta la posibilidad de su elaboración, puede provocar la emergencia de nuevas
crisis en sujetos psicoticos, facilitanto la estabilizacion del cuadro.

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En la adolescencia pueden darse asimiento los inicios de las manifestaciones de una psicosis no desplega
hasta el momento. La desmentida y la desestimacion puede llevar a "adicciones" o esfuerzos por eludir la
realidad por medio de "intentos" de suicidio. Desde lo social, veiamos, se puede estimar la jerarquizacion de
la accion por sobre el pensar, facilitandose asi el mantenimiento del narcisismo, fortaleciendose la logica del
yo placer , generandose defensas "con el objeto de evitar el sentimiento de aniquilacion del yo". Freud
insistio en aclarar que en la pubertad, o algo mas tarde, era el momeno en que se instalaba la "neurosis
definitiva", en "analisis terminables e indeterminables", un profundo desequilibrio en la estructura durante
la adolescencia por el cual se alteraria la relacioon pulsional, y desde lo esterior, es posible agregar, podria
incidiarse en el proceso otorgandose al sujeto en cuestion, un lugar con la exigencia de que asuma un
mandato por el cual debe ocupar una posicion que permitiria que otro pueda mantaner el propio
sentimiento de si a costa suya. Es importante no descuidar el estudio de como influye en esto la realidad
historico-socio-cultural en la que los jovenes se hallan insertos. Con el empobrecimiento del lazo social en la
actualidad, puede afirmarse que se produce un acrecentamiento del narcisismo.

El desinvestimiento de la realidad , la sustracción de carga de oda representacion de objeto, libera pulsion


de muerte rompiendo con la fusión pulsional, siendo la autoagresión consecuencia de la agresividad no
deriva en la via que conduce al lazo social. Como en la psicosis la represion no prodra facilitar la carga de un
nuevo objeto y la libido, retraida sobre el yo, reconstruiria "un primirivo estado narcisista, carente de
objeto", segun Freud sostiene en "Lo incosciente", referiendose al apartamiento del mundo en la psicosis
ante la vivencia de catástrofe, siendo la construccion de un refugio "loco", el equivalente al recurso del
delirio en el que se eidencian las marcas de la fragmentación o destrucción ocurrida en si y proyectada luego
al exterior.

Acting-out – Pasaje al acto


Acting-out

La repetición y el recuerdo, son modos contrastantes de traer el pasado al presente. Cuando el sujeto, no
recuerda el pasado, esta condenado a repetirlo actuándolo en el acting-out. La cura psicoanalítica apunta a
romper el ciclo de la repetición, ayudando al paciente a recordar.

Actin-out: acciones con aspecto impulsivo, inarmonico con las pautas motivacionales habituales del sujeto,
son muy fáciles de aislar de las tendencias generales de su actividad. El recuerdo involucra, comunicarlo a
OTRO por medio de la palabra. El Acting-out se produce cuando la negativa del OTRO a escuchar, hace
imposible el recuerdo. Cuando el OTRO se ha vuelto sordo, el sujeto no puede transmitirle un mensaje en
palabras y se ve obligado a expresarlo en acciones. Acting-out, es un mensaje cifrado que el sujeto dirige a
OTRO que no es concsciente del contenido de este mensaje. Cuadno se produce en el curso del análisis –sea
en la sesión real o no- , el acting-out debe entenderse en su relación con la transferencia. Cuando un analista
realiza fuera del consultorio el acting-out de un deseo inconsciente suscitado en una sesión analítica, debe
una resistencia a la cura. Cuando hay un acting out durante la cura se debe a menudo a un error del analista.
Consiste por lo general en orecer una interpretación inadecuada que revela una sordera momentanea a la
palabra del analizante.

El concepto de responsabilidad esta vinculado a toda la cuestion de la intencionalidad consciente e


inconsciente. Ni el acting out, ni el pasaje al acto son verdaderos actos, puesto que en tales acciones el
sujeto no asume la responsabilidad por su deseo. Un intento suicida súbito e impulsivo no es un verdadero
acto sino probablemente un pasaje al acto.

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Pasaje al acto

Pasaje al acto proviene de la psiquiatría clínica francesa, designa actos impulsivos de naturaleza violenta o
criminal que a veces indican el inicio de un episodio psicótico agudo. Marcan el punto en que el sujeto pasa
de una idea o intención violentas al acto correspondiente. En el pasaje al acto el sujeto supone una salida
total de la escena. Un pasaje al acto es una huida respecto del OTRO hacia la dimensión de lo real. El pasaje
al acto es una salida de la red simbolica, una disolución del lazo. El pasaje al acto, entraña de todos los
modos una disolución el sujeto, el sujeto se convierte en puro objeto.

Jacques Lacan (La angustia 1962-1963) – Pasaje al acto y acting out


Lacan trata la relación de a miniscula con el Otro con mayúscula.

El aislamiento de a se produce a partir de Otro, y es en la relación del sujeto con el Otro que se constituye
como resto. Toda la existencia del Otro queda suspendida de una garantía que falta, de ahí el Otro tachado.
De esa operación hay un resto, es el a.

El a esta ligada a la función de resto. En el pasaje al acto, el dejarse caer es visto del lado del sujeto. El pasaje
al acto esta del lado del sujeto en tanto que este aparece borrado al máximo por la barra. El sujeto se
precipita y bascula fuera de la escena. El sujeto se mueve en dirección a evadirse de la escena. Es lo que lo
distingue del acting out. La distinción esencial de estos dos registros es:

1- Por una parte, el mundo, el lugar donde lo real se precipita


2- Por otra parte, la escena del Otro, donde el hombre como sujeto tiene que constituirse, ocupar su
lugar como portador de la palabra, en una estructura de ficción.

Según Freud la angustia es señal en el yo. Esta señal es un fenómeno de borde en el campo imaginario del
yo. El termino borde es la cual el yo es una superficie, incluso, añade, la proyección de una superficie. El yo
ideal es la función mediante la cual el yo es constituido por la serie de sus identificaciones con ciertos
objetos.

La propiedad subjetividad en el discurso es la relación entre el ser y el tener. Se llama a a lo que ya no se


tiene, este a se lo puede reencontrar por via regresiva en la identificación, en forma de identificación con el
ser.

Freud, regresión: paso del amor a la identifiacion.

En esta regresión, a permanece como lo que es, insturmento. Es con lo que se es que se puede tener o no.
Es con la imagen real, constituida, cuando emerge como i(a), con lo que se atrapa o no, la multiplicidad de
los objetos a. Antes del estadio del espejo, i(a) se encuentra en el desorden de los a miniscula que todavía
no es cuestión de tenerlos o no tenerlos.

Autoerotismo: lo que le falta a uno mismo

Los a miniscula, es el resto que se tiene o no se tiene. Freud dice que la angustia es un fenómeno de borde,
una señal que se produce en el limite del yo cuando este se ve amenzado por algo que no debe aparecer.
Esto es el a, el resto aborrecido del Otro.

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No es que en la psicosis los objetos sean invasores. ¿Qué peligro representa para el yo? Es la estructura
misma de esos objetos lo que los hace inadecuados para la yoizacion. En la psicosis se encuentra el
sentimiento de desposesión, en ella la especularizacion es extraña, impar, fuera de simetría.

En la separación ligada a la angustia del nacimiento, subsiste ahí alguna imprecisión, que engendra toda
clase de confusiones. Freud dice que la angustia de nacimiento, se constituye toda una constelación de
movimientos principalmente vasomotores y respiratorios, constelación real que será transportada a la
angustia en su función de señal, al modo en que se constituye el acceso histérico, reproducción a su vez de
movimientos heredados para la expresión de ciertos momentos emocionales. Esto es imposible situar al
comienzo una relación tan comple de la angustia con el yo. La angustia con el yo podrá servirle como señal
solo por intermedio de la relación de i(a) con el a, encuentra como estructural, el corte.

La separación característica al principio, no es la separación respecto de la madre. El corte de que se trata no


es entre el niño y la madre. El a puede ser para el sujeto el superyó mas incomodo.

El acting out es algo, en la conducta del sujeto que se muestra. Todo acting out, orienta hacia el Otro. El a es
símbolo de faltante, de corte, de la falta.

En el acting out, el deseo, se adentra en una via en la que solo lo consigue, de un modo singular. El deseo no
es articulable aunque este articulado. Esta articulado objetivamente con objeto causa del deseo. El acting
out es la demostración velada, pero no velada en si. Es visible al máximo y por ese mismo motivo, en un
determinado registro es invisible, al mostrar su causa. Lo esencial de lo que es mostrado es aquel resto, lo
que cae en este asunto.

Entre el sujeto $, en su estructura de ficción y el Otro A barrado, no autentificable, nunca del todo
autentificable, surge el resto a. Significa que se pueden tomar todos los prestamos que se quiera para tapar
los agujeros del deseo, como los de la melancolía. Este es el rasgo que siempre se encuentra en el acting
out. El acting out es un síntoma. El síntoma, también, se muestra como distinto de lo que es. Lo demuestra
el hecho de que debe ser interpretado. El síntoma no puede ser interpretado directamente, se necesita la
transferencia, o sea, la introducción del Otro. El acting out llama a la interpretación, pero la cuestión es,
saber si esta es posible. El acting out es una llamada al otro. El síntoma es goce, goce revestido, se basta a si
mismo, se dirige hacia la costa, una vez atravesada la barrera del principio de placer, por eso dicho goce
puede traducirse como displacer.

A diferencia del síntoma, el acting out, es la transferencia salvaje. No hay necesidad de análisis, para que
haya transferencia. La transferencia sin análisis, es el acting out. El acting out sin análisis es la transferencia.

De una falta irreductible al significante

La angustia no carece de objeto. La angustia nos introduce a un función, la función de la falta. No hay falta
en lo real, la falta solo puede captarse por medio de lo simbolico. La falta como símbolo la colma fácilmente,
designa la ausencia, presentifica lo que no esta ahí.

Punto falta de significante: La relación con el Otro, donde se situa toda posibilidad de simbolización y de
lugar del discurso, va a dar con un vicio de estructura. En este punto tocamos aquello de donde surge que
haya significante. Este punto es el que, en cierto sentido, no puede ser significado.

No es la reducción de la privación, su simbolización, su articulación lo que va a suprimir la falta. La falta en la


experiencia analitica se llama castración. La privación es algo real mientras que la falta es simbolica. La

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castración es simbolica, se relación con el fenómeno de falta. En esta simbolización una de las formas
posibles de la aparición de la falta es el soporte imaginario de la castración.

No hay discurso analítico que no nos hable de defensa contra la angustia. Mediante esta defensa contra la
angustia, se explican toda clase de reacciones, de construcciones de formaciones en el campo de la
psicopatología. La defensa no es contra la angustia, sino contra aquello cuya señal es la angustia. De lo que
se trata en realidad, no es de defensa contra la angustia, es de cierta falta, de que sabaemos que hay, de
esta falta, estructuras diferentes y definibles. Se distingue en la clínica la posición del sujeto respecto a a y la
constitución misma de su deseo.

Si se trata del perverso o del psicótico, la relación del fantasma se instituye de tal manera que a esta situado
en i(a). En este caso, para manejar la relacion transferencial, tenemos que incluir en nosotros el a en
cuestión, a la manera de que nosotros somos el paciente, ya que el objeto en tanto causa de su falta le es
absolutamente ajeno al sujeto que nos habla.

En la neurosis hay algo de su fantasma aparece en la imagen i(a). En x surge algo que es un ay que solo lo
parece –ya que el a es solo un sustituto. Solo esto motiva el profundo cuestionamiento de toda autenticidad
en el análisis clásico de la transferencia.

Definición de duelo: solo estamos de duelo por alguien de quien podemos decirnos Yo era su falta. Estamos
de duelo por personas a quienes hemos tratado bien o mal y respecto a quienes no sabíamos que
cumplíamos la función de estar en el lugar de su falta. Lo que damos en el amor es esencialmente lo que no
tenemos, y cuando lo que no tenemos nos vuelve hay, regresión y al mismo tiempo revelación de aquello en
lo que faltamos a la persona para representar dicha falta. Pero debido al desconocimiento acerca de la falta,
tal desconocimiento simplemente se invierte, o sea que la función que desempeñábamos de ser su falta
ahora creemos poder traducirla como que hemos estado en falta con esa persona –cuando precisamente
por eso le eramos preciosos e indispensables. El factor decisivo del progreso de la cura esta relacionado con
la introducción de la función del corte.

Freud – Las metamorfosis de la pubertad


Con la pubertad se introducen los cambios que llevan la vida sexual infantil a su conformación normal
definitiva. La pulsión sexual era hasta entonces autoerotica; ahora halla al objeto sexual. Hay una nueva
meta sexual, todas las pulsiones parciales se subordinan al primado de la zona genital. La normalidad de la
vida sexual, es la cual las dos corrientes dirigidas al objeto y a las metas sexuales:

1- Tierna: reúne lo que resta del temprano florecimiento infantil de la sexualidad


2- Sensual: consiste para el varon en la descarga de los productos genésicos. A este acto final del
proceso sexual va unido el monto máximo de placer. La pulsión sexual se pone ahora al servicio de
la función de reproducción

Todas las perturbaciones patológicas de la vida sexual han de considerarse, como inhibiciones del desarrollo.

El primado de las zonas genitales y el placer previo

Lo esencial de los procesos de la pubertad es el crecimiento manifiesto de los genitales externos, que
durante el periodo de latencia de la niñez habían mostrado una relativa inhibición. El desarrollo de los

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genitales internos ha avanzado hasta el punto de poder ofrecer productos genésicos, o bien recibirlos, para
la gestación de un nuevo ser.

Este aparato debe ser puesto en marcha mediante estímulos; los estímulos pueden alcanzarlo por tres
caminos:

1- desde el mundo exterior, por excitación de las zonas erógenas que ya sabemos
2- desde el interior del organismo, siguiendo vías que aún hay que investigar
3- desde la vida anímica, que a su vez constituye un repositorio de impresiones externas y unreceptor
de excitaciones internas.

Por los tres caminos se provoca lo mismo: un estado que se define como de «excitación sexual» y se da a
conocer por dos clases de signos, anímicos y somáticos. El signo anímico consiste en un peculiar sentimiento
de tensión, de carácter en extremo esforzante; entre los múltiples signos corporales se sitúa en primer
término una serie de alteraciones en los genitales, que tienen un sentido indubitable: la preparación, el
apronte para el acto sexual. (La erección del miembro masculino, la humectación de la vagina.)

LA TENSIÓN SEXUAL.

El estado de excitación sexual presenta, el carácter de una tensión. Un sentimiento de tensión tiene que
conllevar el carácter del displacer. Un sentimiento de esa clase entraña el esfuerzo a alterar la situación
psíquica: opera pulsionalmente. Siempre la tensión producida por los procesos sexuales va acompañada de
placer; aun en las alteraciones preparatorias de los genitales puede reconocerse una suerte de sentimiento
de satisfacción. Ahora bien, ¿cómo condicen entre sí esta tensión displacentera y este sentimiento de
placer?.

Modo en que las zonas erógenas se insertan en el nuevo orden es el papel en la introducción de la
excitación sexual. El ojo, puede ser estimulado casi siempre, en la situación de cortejo del objeto, por
aquella particular cualidad de la excitación cuyo suscitador en el objeto sexual llamamos«belleza». De ahí
que se llame «encantos» a las excelencias del objeto sexual. Con esta excitación se conecta, por una parte,
un placer; por la otra, tiene como consecuencia aumentar el estado de excitación sexual, o provocarlo
cuando todavía falta. Si viene a sumarse la excitación de otra zona erógena, por ejemplo la de la mano que
toca, el efecto es el mismo: una sensación de placer que se refuerza con el que proviene de las alteraciones
preparatorias [de los genitales], por un lado y, por el otro, un aumento de la tensión sexual que pronto se
convierte en el más nítido displacer si no se le permite procurarse un placer ulterior. ¿De qué modo el
placer sentido despierta la necesidad de un placer mayor.

MECANISMO DEL PLACER PREVIO

El papel que en ese proceso cumplen las zonas erógenas, en su conjunto se aplican para brindar, mediante
su adecuada estimulación, un cierto monto de placer; de este arranca el incremento de la tensión, la cual, a
su vez, tiene que ofrecer la energía motriz necesaria para llevar a su término el acto sexual. La penúltima
pieza de este acto es, la estimulación apropiada de una zona erógena (la zona genital misma en el glans
penis) por el objeto más apto para ello, la mucosa de la vagina; y bajo el placer que esta excitación procura,
se gana, la energía motriz requerida para la expulsión de las sustancias genésicas. Este placer último es el
máximo por su intensidad, y diferente de los anteriores por su mecanismo. Es provocado enteramente por
la descarga, es en su totalidad un placer de satisfacción, y con él se elimina temporariamente la tensión de
la libido.

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Placer provocado por la excitación de zonas erógenas: puede designarse convenientemente como placer
previo, por oposición al placer final o placer de satisfacción de la actividad sexual. El placer previo es, lo
mismo que ya podía ofrecer, aunque en escala reducida, la pulsión sexual infantil. Placer producido por el
vaciamiento de las sustancias sexuales: el placer final es nuevo, y por tanto probablemente depende de
condiciones que sólo se instalan con la pubertad. La nueva función de las zonas erógenas es posibilitar, por
medio del placer previo que ellas ganan como en la vida infantil, la producción del placer de satisfacción
mayor.

PELIGROS DEL PLACER PREVIO

Del mecanismo en que es incluido el placer previo deriva, un peligro para el logro de la meta sexual normal:
ese peligro se presenta cuando, en cualquier punto de los procesos sexuales preparatorios, el placer previo
demuestra ser demasiado grande, y demasiado escasa su contribución a la tensión. Falta la fuerza pulsional
para que el proceso sexual siga adelante; todo el camino se abrevia, y la acción preparatoria
correspondiente remplaza a la meta sexual normal.

El malogro de la función del mecanismo sexual por culpa del placer previo se evita, cuando en la vida infantil
se prefigura de algún modo el primado de las zonas genitales.

El problema de la excitación sexual

El origen como la naturaleza de la tensión sexual a raíz de la satisfacción de zonas erógenas, se engendra al
mismo tiempo que el placer. Esta tensión resulta de algún modo del placer mismo; queda invalidada por el
hecho de que el placer máximo, el unido a la expulsión de los productos genésicos, no produce tensión
alguna; al contrario, suprime toda tensión. Por tanto, placer y tensión sexual sólo pueden estar relacionados
de manera indirecta.

PAPEL DE LAS SUSTANCIAS SEXUALES.

Sólo la descarga de las sustancias sexuales pone fin a la excitación sexual, pero además hay otros asideros
para vincular la tensión sexual con los productos sexuales. En la polucion nocturna la tensión sexual sabe
hallar el atajo alucinatorio en sustitución del acto, como una función de la acumulación de semen en el
reservorio para los productos genésicos. Ello ocurre con una sensación de placer y en el curso de la
alucinación onírica de un acto sexual.

La acumulación de los materiales sexuales crea y sostiene a la tensión sexual. Si la excitación de zonas
erógenas aumenta la tensión sexual, sólo puede deberse a que tienen una prefigurada conexión anatómica
con esos centros, elevan el tono mismo de la excitación y, cuando la tensión es suficiente, ponen en marcha
el acto sexual, pero cuando no lo es incitan la producción de las sustancias genésicas.

La teoría de la libido

Libido: fuerza susceptible de variaciones cuantitativas, que podría medir procesos y trasposiciones en el
ámbito de la excitación sexual. Se diferencia de la energía que ha de suponerse en la base de los procesos
anímicos en general, y le conferimos así un carácter también cualitativo. Los procesos sexuales del
organismo se diferencian de los procesos de la nutrición por un quimismo particular. El análisis de las
perversiones y psiconeurosis nos ha permitido inteligir que esta excitación sexual no es brindada sólo por
las partes llamadas genésicas, sino por todos los órganos del cuerpo.

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Libido yoica: representación de un quantum de libido, subrogación psíquica; la producción de esta, su
aumento o su disminución, su distribución y su desplazamiento, están destinados a explicar los fenómenos
psicosexuales observados. Esta libido yoica se puede concentrar en un objeto, fijarse a ellos o bien
abandonarlos, pasar de unos a otros y, a partir de estas posiciones, guiar el quehacer sexual del individuo, el
cual lleva a la satisfacción, o sea, a la extinción parcial y temporaria de la libido.

Libido narcisista: es opuesta a la libido de objeto, la libido puede ser quitada de los objetos, se mantiene
fluctuante en estados de tensión y, por último, es recogida en el interior del yo, con lo cual se convierte de
nuevo en libido yoica. En cuanto a los destinos de la libido de objeto que es quitada de los objeto, se
mantiene fluctuante en particulares estados de tensión y por ultimo, es recogida en el interior del yo, con lo
cual se convierte de nuevo en libido yoica. La libido narcisista o libido yoica se nos aparece como el gran
reservario desde el cual son emitidas las investiduras de objeto y al cual vuelven a replegarse; y la
investidura libidinal narcisista del yo, como el estado originario realizado, en la primera infancia, que es sólo
ocultado por los envíos posteriores de la libido, pero se conserva en el fondo tras ellos.

La separación entre las mociones pulsionales sexuales y las otras, y por consiguiente la restricción del
concepto de libido a las primeras, encuentra un fuerte apoyo en la hipótesis, de unquimismo particular de la
función sexual.

Diferenciación entre el hombre y la mujer

En la pubertad se establece la separación tajante entre el carácter masculino y el femenino. Ya en la niñez


son reconocibles disposiciones masculinas y femeninas; el desarrollo de las inhibiciones de la sexualidad
(vergüenza, asco, compasión) se cumple en la niña pequeña antes y con menores resistencias que en el
varón; en general, parece mayor en ella la inclinación a la represión sexual; toda vez que se insinúan
claramente pulsiones parciales de la sexualidad, adoptan de preferencia la forma pasiva. Pero la activación
autoerótica de las zonas erógenas es la misma en ambos sexos, y esta similitud suprime en la niñez la
posibilidad de una diferencia entre los sexos como la que se establece después de la pubertad. La
bisexualidad, es el factor decisivo en este aspecto, sin tenerla en cuenta difícilmente se llegará a
comprender las manifestaciones sexuales del hombre y la mujer.

ZONAS RECTORAS EN EL HOMBRE Y EN LA MUJER.

En la niña la zona erógena rectora se sitúa en el clítoris, y es homóloga a la zona genital masculina, el
glande. La masturbación en las niñas pequeñas es referente al clítoris y no a las partes de los genitales
externos que después adquieren relevancia para las funciones genésicas. Las descargas espontáneas del
estado de excitación sexual, se exteriorizan en contracciones del clítoris; y las frecuentes erecciones de este
posibilitan a la niña juzgar acerca de las manifestaciones sexuales del varón, aun sin ser instruida en ellas..

La pubertad, que en el varón trae aparejado aquel gran empuje de la libido, se caracteriza para la muchacha
por una nueva oleada de represión, que afecta justamente a la sexualidad del clítoris. Es un sector de vida
sexual masculina el que así cae bajo la represión. El refuerzo de las inhibiciones sexuales, creado por esta
represión que sobreviene a la mujer en la pubertad, proporciona después un estímulo a la libido del
hombre, que se ve forzada a intensificar sus operaciones; y junto con la altitud de su libido aumenta su
sobrestimación sexual, que en su cabal medida sólo tiene valimiento para la mujer que se rehúsa, que
desmiente su sexualidad. Cuando el acto sexual es permitido, el clítoris es excitado, y sobre él recae el papel
de re trasmitir esa excitación a las partes femeninas vecinas. A menudo se requiere cierto tiempo para que
se realice esa trasferencia. Durante ese lapso la joven es anestésica. Esta anestesia puede ser duradera

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cuando la zona del clítoris se rehúsa a ceder su excitabilidad; una activación intensa en la niñez predispone a
ello. Son anestésicas en la vagina, pero en modo alguno son inexcitables desde el clítoris o aun desde otras
zonas. Y después, a estas ocasiones erógenas de la anestesia vienen a sumarse todavía las psíquicas,
igualmente condicionadas por represion.

Toda vez que logra trasferir la estimulabilidad erógena del clítoris a la vagina, la mujer ha mudado la zona
rectora para su práctica sexual posterior. En cambio, el hombre la conserva desde la infancia. En este
cambio de la zona erógena rectora, así como en la oleada represiva de la pubertad que, por así decir,
elimina la virilidad infantil, residen las principales condiciones de la proclividad de la mujer a la neurosis, en
particular a la histeria. Estas condiciones se en traman, con la naturaleza de la feminidad.

Winnicott – Objetos transicionales y fenómenos transicionales


La primera posesión

La primera posesión no-yo es posible de someterla a observación directa. La introducción del puño en la
boca que a la larga lleva al apego a un osito, una muñeca o un juguete, hay algo importante, aparte de la
excitación y satisfacción oral. Otros aspectos:

1- La naturaleza del objeto


2- La capacidad del niño para reconocer el objeto como un no-yo
3- La ubicación del objeto: afuera, adentro, en el limite
4- La capacidad del niño para crear, idear, imaginar, producir, originar un objeto
5- Iniciacion de un tipo afectuoso de relación de objeto.

Objetos transicionales y fenómenos transicionales son la zona intermedia de experiencia, entre el pulgar y el
osito, entre el erotismo oral y la verdadera relación de objeto, entre la actividad creadora primaria y la
proyección de lo que ya se ha introyectado, entre el desconocimiento primario de la deuda y el
reconocimiento de esta. El parloteo del bebe, la repetición de un repertorio de canciones y melodías son
fenómenos transicionales.

La tercera parte de la vida de un ser humano, es una zona intermedia de experiencia a la cual contribuyen la
realidad interior y la vida exterior. Zona que no se le presentan exigencias, salvo la de lugar de descanso.
Existe un estado intermedio entre la capacidad del bebe para reconocer y aceptar la realidad y su creciente
capacidad para ello (Ilusion).

Winnicott se enfoca en lo que llama la primera posesión y la zona intermedia entre lo subjetivo y lo que se
percibe en forma objetiva.

Desarrollo de una pauta personal

El desarrollo de un niño pequeño aparece, tarde o temprano, una tendencia a entretejer en la trama
personal objetos-distintos-que-yo. Estos objetos representan el pecho materno. El pulgar se introduce en la
boca mientras los demás dedos acarician el rostro mediante movimientos de pronación y supinación del
antebrazo. Casos que complican la experiencia autoerotica como la succion del pulgar:

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A) El bebe toma un objeto exterior, una parte de la sabana o frazada y lo introduce en la boca junto
con los dedos.
B) O el trozo de tela se aferra y succiona de alguna manera
C) El bebe arranca lana y la reuna y la usa para la parte acariciadora de la actividad
D) Se producen movimientos de masticación, acompañados por sonidos “mam-mam”, balbuceos,
ruidos anales.

Estas experiencias funcionales van acompañadas por la formación de pensamientos o de fantasias


(fenómenos transicionales).

Es una defensa contra la ansiedad, en especial contra la de tipo depresivo. Algun objeto blando. O de otra
clase, y lo use, y entonces se convierte en objeto transicional es la primera posesión no-yo. Los padres llegan
a conocer su valor y lo llevan consigo cuando viajan.

La pauta de los fenómenos transicionales empieza a aparecer desde los 3 a 6 meses hasta los 8 a 12. La
necesidad de un objeto o de una pauta de conducta específicos, que comenzó a edad muy temprana, puede
reaparecer mas adelante, cuando se presente la amenaza de una privación. A veces no existe un objeto
transicional a parte de la madre misma. O el bebe se siente tan perturbado en su desarrollo emocional, que
no le resulta posible gozar del estado de transición o bien se quiebra la secuencia de los objetos usados.

Resumen de cualidades especiales de la relación

1- El bebe adquiere derechos sobre el objeto. Desde el comienzo existe como característica cierta
anulación de la omnipotencia.
2- El objeto es acunado con afecto, amado y mutilado con excitación
3- Nunca debe cambiar, a menos de que lo cambie el propio bebe
4- Tiene que sobrevivir al amor instintivo, asi como al odio y a la agresión pura.
5- Al bebe debe parecerle que hace algo que parece demostrar que posee una vitalidad o una realidad
propia
6- Proviene de afuera no de adentro
7- El objeto transicional no se lo olvida ni se lo llora. Pierde significación y ello porque los fenómenos
transicionales se han vuelto difusos, se han extendido a todo el territorio intermedio entre la
realidad psíquica interna y el mundo exterior tal como lo perciben dos personas en común, a todo
el campo cultural.

Relacion del objeto transicional con el simbolismo

Un trozo de frazada simboliza un objeto parcial, como el pecho materno. El que no sea el pecho tiene tanta
importancia como la circunstancia de representar al pecho. El termino de objeto transicional deja lugar para
el proceso de adquisición de la capacidad. Es el viaje del niño, desde lo subjetivo puro hasta la objetividad.

Estudio teorico

1- El objeto transicional representa el pecho materno, o el objeto de la primera relación


2- Es anterior a la prueba de la realidad establecida
3- El objeto transicional pasa del dominio omnipotente al dominio por manipulación
4- El objeto transicional puede convertirse en un objeto fetiche y por lo tanto persistir como una
característica de la vida sexual adulta.

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5- El objeto transicional puede representar las heces

El objeto transicional no es un objeto interno, tampoco uno externo. El bebe puede emplear un objeto
transicional cuando el objeto interno esta vivo, es real y lo bastante bueno. Ese objeto interno depende en
lo referente a sus cualidades, de la existencia vivacidad y conducta del objeto exterior.

Ilusion-desilusión

Un niño no tiene la menor posibilidad de pasar del principio del placer al de realidad, o a la identificación
primaria y mas alla de ella, si no existe una madre lo bastante buena. La madre lo bastante buena es la que
lleva a cabo la adaptación activa a las necesidades de este y que la disminuye poco a poco, según la
creciente capacidad del niño para hacer frente al fracaso en materia de adaptación y para tolerar los
resultados de la frustración. La madre bastante buena comienza con una adaptación casi total a las
necesidades de su hijo, y a medida que pasa el tiempo se adapta poco a poco en forma cada vez menos
completa, en consonancia con la creciente capacidad de su hijo para encarar ese retroceso. Medios con que
cuenta el bebe para enfrentar ese retiro materno:

1- Experiencia repetida de la frustración


2- Creciente percepcion del proceso
3- Comienzo de la actividad mental
4- Utilizacion de satisfacciones autoeroticas
5- El recuerdo, el revivir de experiencias, las fantasias, los sueños: la integración de pasado presente y
futuro

La adaptación exacta se parece a la magia y el objeto que se comporta a la perfeccion no es mucho mas que
una alucinación

La ilusión y su valor

La madre ofrece al bebe la oportunidad de crearse la ilusión de que su pecho es parte de el. La omnipotencia
es casi un hecho de la experiencia. La tarea posterior de la madre consiste en desilusionar al bebe en forma
gradual, pero no lo lograra si al principio no le ofreció suficientes oportunidades de ilusión. La relación entre
lo que se percibe en forma objetiva y lo que se concibe de modo subjetivo, no hay salud para el ser humano
que no fue iniciado lo bastante bien por la madre. La zona inmediata que se ofrece al bebe entre la
creatividad primaria y la percepción objetiva basada en la prueba de la realidad. Los fenómenos
transicionales representan las primeras etapas del uso de la ilusión, no tiene sentido para el ser humano la
idea de una relación con un objeto que otros perciben como exterior a ese ser.

Hay una superposcion entre lo que la madre proporciona y lo que el bebe puede concebir al respecto. Solo
percibe el pecho en la medida en que es posible crear uno en ese momento y lugar. No hay intercambio
entre el y la madre. El bebe se alimenta de un peho que es parte de el, y la madre da leche a un bebe que
forma parte de ella. La zona de ilusión es la función principal del objeto y el fenómeno transicional. Inician
al. Ser humano en lo que siempre será importante para el a saber una zona neutral de experiencia que no
será atacada. La tarea principal de la madre ( aparte de ofrecer la oportunidad para una ilusión) consiste en
desilusionarlo. Esto es previo a la tarea del destete, y una de las obligaciones de los padres y los educadores.
Si las cosas salen bien en ese proceso de desilusion gradual, queda preparado el escenario para las
frustraciones que reunimos bajo la denominación de destete. La simple terminación de la alimentación a
pecho no es un destete.

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Desarrollo de la teoría de la ilusión-desilusion

Vincula la realidad interna con la exterior, el alivio de esta tensión lo proporciona una zona intermedia de
experiencia, que no es objeto de ataques. Dicha zona es una continuación directa de la zona de juego del
niño pequeño que se pierde en sus juegos.

En la infancia la zona intermedia es necesaria para la iniciación de una relación entre el niño y el mundo. Al
bebe se le pueden permitir los fenómenos transicionales gracias al intuitivo reconocimiento, por parte de los
padres, de la tensión inherente a la percepción objetiva. Si un adulto nos exige nuestra aceptación de la
objetividad de sus fenómenos subjetivos, discernimos o diagnosticamos locura. Pero si se las arregla para
disfrutar de su zona intermedia sin presentar exigencias, podemos reconocer, experiencia en común entre
los miembros de un grupo de arte, religion o filosofía.

Winnicott –La naturaleza humana


Desarrollo emocional primitivo

Fenomenos tempranos del desarrollo emocional:

A- Establecimiento de una relación con la realidad externa


B- La integración del self unitario a partir de un estado no-integrado
C- Alojamiento de la psique en el cuerpo

Establecimiento de la relación con la realidad externa

Relaciones excitadas y calmas

Dos aspectos de este tema:

1- Relaciones excitadas
2- Relaciones calmas

Si la madre es capaz de preocuparse por su tarea, será capaz de brindar el marco para el comienzo de las
relaciones excitadas, porque esta biológicamente dispuesta precisamente para esta tarea. A causa de la
extrema inmadurez del recién nacido, la primera lactación no puede ser significativa como experiencia
emocional, si sale bien se establece un contacto , es primera experiencia se desarrolla una pauta para las
lactaciones subsiguientes, la tarea de la madre se simplifica enormemente. Si las primeras lactaciones no se
manejan bien, pueden causarse grandes perturbaciones y en el momento de esa temprana falla en el
manejo se habrá iniciado una pauta duradera de inseguridad.

En la primera lactación, el bebe esta listo para crear, y la madre le posibilita tener la ilusión de que el pecho,
y lo que este significa ha sido creado a partir del impulso derivado de la necesidad. Si ella es suficientemente
buena, el bebe no tiene esperanza alguna de alcanzar la capacidad para una relación excitada con objetos o
personas, lo que se llama mundo real, realidad externa o realidad compartida, el mundo no creado por el
bebe.

Al principio hay una adpatacion casi exacta a la necesidad que le proporciona al bebe la ilusión de haber
creado objetos externos. Disminuye la capacidad de la madre para adaptarse a la necesidad, pero el bebe

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dispone de modos y de medios para abordar este cambio. La ilusión es tras lo cual el bebe cuenta con
muchos medios para aceptar la desilusión y aun hacer uso de ella.

Estas experiencias excitadas tienen lugar contra un transfondo de calma en el cual hay otra clase de relación
entre la madre y el bebe. Donde hay total dependencia hay una adaptación precisa; si falla la adaptación
materna se produce una distorsion en los procesos de vida individuales del bebe. En razón de la vivacidad
del bebe y del desarrollo de su tensión instintiva, llega a esperar algo y entonces se produce un querer
alcanzar que pronto cobra la forma de un movimiento impulsivo de la mano o de la boca hacia un objeto
presunto. Habria una alucinación de un objeto si existiera material mnémico para usar en el proceso de
creación. La motivación es su necesidad personal; asiste la conversión gradual de la necesidad en deseo.

La madre que pudo atender a las necesidades mas primitivas mediante cuidados físicos pasa ahora a cumplir
un nuevo papel. Tiene que atender un momento creativo especifico y conocerlo gracias a su propia
capacidad para identificarse con el bebe y observar su comportamiento. El bebe no necesita una pauta de
conducta exacta. Si todo sale bien, es capaz de descubrir el pezón con total independencia. Es muy
importante que el bebe cree el objeto, la madre situe el pezón de su pecho justo allí para que sea su pezón
lo que el bebe cree. Es muy importante para la madre que el bebe descubra el pezón de manera, creativa.

La capacidad del bebe para las relaciones excitadas se construye por una suma de lactaciones, la primera
lactación es empero el prototipo. Cuando todo sale bien, la relación puede establecerse en pocos
momentos, si hay una dificultad puede llevarles mucho tiempo a la madre y al bebe entenderse entre si. No
es del todo inusual que una falla en este momento sea innecesaria. Para que un bebe se inhiba en lo tocante
a la lactancia, o a cualquier alimentación, basta introducirle el pecho sin darle la oportunidad de ser el
creador del objeto que ha de encontrar.

El valor de la ilusión y los estados transicionales

Gradualmente va estando listo para alucinar el pezón en el momento en que la madre esta lista para
dárselo. Los recuerdos se construyen a partir de innumerables impresiones sensoriales asociadas a la
activdad de la lactancia y de encuentro del objeto. Con el tiempo el bebe se siente confiado en que habrá de
encontrar el objeto de su deseo, lo cual significa que va tolerando gradualmente la ausencia del objeto.
Inicia su concepto de la realidad externa, el cual aparecen los objetos y en el cual desaparecen. La
omnipotencia se vuelve un hecho por la adaptación sensible de la madre.

Este tercer mundo ilusorio no es ni la realidad interna ni el hecho externo. Se llama transicionales a los
objetos y fenómenos que corresponden a esta clase de experiencia. Objetos transicionales son, los usados y
los fenómenos transicionales son las técnicas empleadas. Existe un estado temporario que pertenece a la
temprana infancia, al bebe se le posibilita pretender un control mágico de la realidad externa, que se vuelve
real gracias a la adaptación de la madre.. El objeto transicional o primera posesión, es un objeto que el bebe
ha creado, es un pedazo de frazada o el fleco de una manta o pañuelo. Su importancia se refleja en su
persistencia a lo largo de los años. De estos fenómenos transicionales parte mucho, la religión y arte, o
pequeñas locuras legitimas en el momento en que suceden, según la pauta cultural prevaleciente. En la
religión y en el arte vemos socializada esa pretensión, de modo tal que al individuo no se lo tilda de loco y
puede disfrutar entre el hecho y la fantasia.

Falla en el contacto inicial

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El estado que surge ya sea cuando la madre es incapaz de atender los deseos del bebe de una manera
suficientemente sensible, o cuando el bebe esta demasiado perturbado para abandonarse a la urgencia
instintiva. El bebe que no logra entablar contacto con la realidad externa no muere, habitualmente. Gracias
a la persistencia de quienes lo cuidan, es seducido a alimentarse y vivir, por mas que la base del vivir sea
débil o este ausente. La falla agranda una escisión en la persona del bebe. En vez de que la relación con la
realidad externa sea amortiguada mediante el uso temporario de un estado ilusorio de omnipotencia, se
desarrollan dos clases separadas de relación con el objeto, pueden estar tan desvinculadas entre si. Por un
lado la vida privada del bebe, las relaciones se basan en su capacidad de crear mas que en el recuerdo de los
contactos, por otro lado, un falso self que se desarrolla sobre la base del sometimiento y se conecta en
forma pasiva con las exigencias de la realidad externa. El verdadero self solo puede manifestarse como una
negativa a ser alimentado. El falso self se organiza con vistas a mantener a raya al mundo, self verdadero, se
halla constantemente en un estado que podía denominarse relacionalidad interna. Desde el punto de vista
clínico, las pruebas de la vida interna del self oculto pueden evidenciarse en movimientos de bamboleo y
otros signos de vida muy primitiva. En los grados menores de esta enfermedad se encuentra no es tanto el
estado primario de escisión, como una organización secundaria de la escisión que implica una regresión
frente a las dificultades con que el individuo se ha topado en una etapa posterior del desarrollo emocional.

Cualquiera que ame al bebe puede satisfacer sus necesidades, pero hay dos razones por las cuales la madre
es l.a persona adecuada:

1- El amor es mas autentico


2- La madre real puede adaptarse en grado extremo y ser capaz de seguir proporcionándole todos los
pequeños detalles de su técnica personal, dándole asi un ambiente emocional simplificado
(incluyendo al ambiente físico)

Un bebe cuidado por varias personas distintas, comienza la vida de manera mucho mas compleja. Es verdad
que, las técnicas son las cosas importantes que afectan al bebe en un comienzo; pero solo una persona que
actua naturalmente puede ofrecer una técnica simple y continua; y no es probable que nadie, salvo la
madre, pueda suministrarla, con excepción del caso de una madre adoptiva. Las malas experiencias son
harto reales, ya que es muy deficiente la comprensión de la tarea especial que le toca cumplir a la madre en
la presentación del mundo a su bebe.

Obiols y Obiols – Ser adolescente en la posmodernidad


La posmodernidad propone a la adolescencia como modelo social y a partir de esto se adolescentiza a la
sociedad misma. El hemisferio no verbal ha acabado por vencer el clip ha dominado a la conversacion, la
sociedad ha acabado por volverse adolescente. Este autor identifica lo adolescente con lo no verbal, ubicado
en el hemisferio derecho del cerebro donde asienta la fantasia, la creatividad, la imaginación. Aparece
socialmente un modelo adolescente a través de los medios masivos en general y de la publicidad en
particular. Supone que hay que llegar a la adolescencia e instalarse en ella para siempre. El adulto deja de
existir como modelo físico. Ser viejo es una especie de vergüenza, una muestra del fracaso ante el paso
inexorable del tiempo, una salida definitiva del Olimpo. Se como modelo al cuerpo del adolescente y a su
forma de vida. La actitud de los padres debe ser la de aprender una especie de sabiduría innata que ellos
poseerían y sobre todo, el secreto de la eterna juventud.

¿Existe la adolescencia?

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Las ultimas décadas: la adolescencia tiende a prolongarse en el tiempo y no es vivida como una etapa
incomoda o de paso. Hoy en dia la adolescencia es glorificada en los programas de televisión, radio, diarios y
publicidad.

Francoise Dolto: la adolescencia ya no es considerada como una crisis, sino como un estado.

En la sociedad actual los padres tratan de vestirse como ellos. Los habitos de beber o fumar se han vuelto
muy difíciles de controlar. Sigue siendo útil mantener el concepto de adolescencia en tanto etapa de la vida
entre la pubertad y la asunción de plenas responsabilidades y madurez psíquica. Para el mercado es bueno
que la adolescencia dure mucho tiempo., en la sociedad actual no es fácil salir económicamente de ella. En
los países con crisis económicas no hay trabajos que permitan la independencia de los jóvenes. Los jóvenes
ven prolongado el periodo de la vida en el que viven con sus padres, no consiguen trabajos y tienen que
prepararse durante mucho mas tiempo para acceder a ellos.

Las responsabildades se postergan, una prolongación de lo bueno de la infancia con la libertad de los
adultos, un estado casi ideal.

¿Hasta cuando la adolescencia?

La diferencia entre adolescencia y juventud. Un adolescente es un ser humano que paso la pubertad y que
todavía se encuentra en etapa de formación ya sea en lo referente a su capacitación profesional, a la
estructura de su personalidad o a la identidad sexual. Joven, se designa a alguien que ya ha adquirido
responsabilidades y cierta cuota de poder, que ha madurado su personalidad y tiene establecida su
identidad sexual, el termino joven excluye al adulto joven.

Francoise Dolto: “el estado de adolescencia se prolonga según las proyecciones que los jóvenes recibe de los
adultos y según lo que la sociedad les impone como limites de exploración. Los adultos para ayudar a un
joven a entrar en las responsabilidades y a no ser lo que se llama un adolescente retrasado”.

Perfil de un adolescente moderno

El adolescente moderno, es un individuo que vivía una crisis, inseguro, introvertido, una persona en busca
de su identidad, idealista, rebelde dentro de lo que el marco social les permitia. Los adolescentes de por si
constituían un grupo marginal, los varones no tenían ya lugar junto a las polleras de las madres ni en la vida
laboral de los padres, las mujeres tenían conflictos con las madres y todavía no podía ser dueñas de sus
casas o criar sus propios hijos.

Piaget: el adolescente es su interés por todos los problemas inactuales, su facilidad para elaborar teorías
abstractas. Hay algunos que escriben y crean una filosofía, una política, una política, una estética o lo que se
quiera. Otros hablan muy poco de sus propias producciones y se limitan a rumiarlas de forma intima y
secreta. Todos ellos tienen teorías o sistemas que transforman el mundo de una u otra forma. Existe un
egocentrismo intelectual, se manifiesta mediante la creencia en el infinito poder de la reflexion, como si el
mundo debiera someterse a los sistemas y no los sistemas a la realidad. Es la edad metafísica por excelencia.
El egocentrismo metafísico de la adolescencia encuentra paulatinamente su correcion en una reconciliación
entre el pensamiento formal y la realidad

La famosa brecha generacional

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Erikson: el adolescente es alguien en busca de su identidad. El adolescente que crecia se encontraba con una
generación adulta. Entre esa generación adulta y el había una distancia, una brecha dada por las diferencias
de épocas que a cada uno le había tocado vivir y de la educacion recibida. La adolescencia es un momento
de grandes cambios y consecuentes perdidas

Los duelos en la adolescencia

Aberastury: la adolescencia realiza como tareas propias 3 procesos de duelo:

1- La negación: el sujeto rechaza la idea de perdida, muestra incredulidad siente ira


2- La resignación: se admite la perdida y sobreviene como afecto la pena
3- El desapego se renuncia al objeto y se produce la adaptación a la vida sin el. Permite el apego a
nuevos objetos

Pára Aberastury el adolescente tiene que superar 3 duelos para convertirse en adulto:

1- El duelo por el cuerpo infantil: el adolescente sufre cambios rapidos e importantes en su cuerpo, a
veces llega a sentir como ajenos, externos y que lo ubican en un rol de observador mas que de
actor de los mismos
2- El duelo por el rol infantil y la identidad infantiles: perder el rol infantil obliga a renunciar a la
dependencia y a aceptar responsabilidades. La identidad infantil debe reemplazarse por una adulta,
y por esto surge la angustia que supone la falta de una identidad clara.
3- El duelo por los padres de la infancia: renunciar a su protección, figuras idealizadas e ilusorias,
aceptar sus debilidades y su envejecimiento
4- El duelo por la perdida de la bisexualidad de la infancia: el adolescente se va adaptando a los
cambios de su cuerpo a partir de la aparición de los caracteres sexuales secundarios, las poluciones
en los varones, la menarca en las mujeres. En el cuerpo aparece simultáneamente aspectos de niño
y de adulto. No quiere ser como determinados adultos mientras que elige a otros como ideales. Se
presenta como varios personajes ya sea ante los propios padres o ante personas del mundo
externo. Tendra multiples identificaciones contemporáneas y contradictorias. La desidealizacion de
las figuras de los padres lo deja desamparado. Buscar soluciones teoricas a sus problemas es un
modo de controlar la angustia

Esta crisis total encuentra solución transitoria refugiándose en la fantasia, en el mundo interno,
incrementando la omnipotencia narcisista que le lleva a pensar que no necesita del mundo externo. Estas
conceptualizaciones Aberastury las refería a adolescentes a fines de la década del 60.

¿Qué fue de las ideologías?

La adolescencia se planteaba como una época para barajar y dar de nuevo en materia ideologica. En
diferentes épocas los adolescentes fueron los mas atraídos por las grandes ideologías sobre todo cuando
estas suponian un enfrentamiento con la de la familia. La ideología creada o recreada por cada adolescente
era, para Erikson, constituyente de la propia identidad.

La ideología es la guardiana de la identidad. Mediante su ideología, los sistemas sociales penetran en la fibra
de la próxima generación e intentan absorber en su sangre vital el poder rejuvenecedor de la juventud. La
adolescencia constituye un regenerador vital en el proceso de la evolución social, la juventud puede ofrecer
su lealtad y sus energias tanto para la conservación de lo que continua considerando verdadero como para

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la corrección revolucionaria de lo que ha perdido su significación regenerativa. El grupo de ideas que estos
cuestionaban implicaba por lo menos “la muerte de las ideologías de nuestros padres”.

La cultura posmoderna que los rodea encarna aquellos conflictos que habían sido descriptos para su grupo
etario.

Pastiche del adolescente de la posmodernidad

En el año 68 Stone y Church describen tipos de adolescencia:

1- Convencionalistas: transitaban la adolescencia disfrutándola, pero no entrando en conflicto con las


generaciones anteriores a las que buscaban asimilarse.
2- Idealistas: eran descriptos como los adolescentes rebeldes, se sienten profundamente insatisfechos
con el estado del mundo y se esfuerzan por cambiar las cosas o bien se retiran a un mundo privado
que gira en torno de la satisfacción personal.
3- Hedonistas transitorios: llevan al extremo el papel de adolescentes, convirtiéndolo en su estilo de
vida. Se sienten ajenos al mundo adulto, pero en vez de combatirlo quieren simplemente dejarlo
atrás.
4- Hedonistas permanentes: su apartamiento de la sociedad es mas deliberado, se funda en la
convicción personal y puede prolongarse toda la vida. La vida, continua búsqueda de excitaciones, a
menudo centrada en el surf o el esquí, pero con generosas dosis de alcohol, drogas, sexo, viajes, o
cualquier cosa que prometa ser estimulante.

El hedonimo es un condimento importante en nuestra época y la sociedad ofrece toda suerte de insumos
para satisfacerlo. El modelo social apunta fuertemente al del hedonista permanente. El modelo de
adolescente posmoderno parte de los medios masivos los cuales difunden un tipo adolescente en sus
propagandas y en sus programas además de divulgar las opiniones de los expertos que no siempre
concuerdan.

Jameson: La desaparición del sujeto individual, y su consecuencia formal, el desvanecimiento progresivo del
estilo personal, han engendrado la actual practica casi universal de lo que podríamos llamar el PASTICHE.

Pastiche: significa ser como si fuera otro, imitación directa sin elaboración propia, sin estilo personal.

Para Dolto la rebeldía ha sido suplantada por indiferencia, incomunicación. Quizás este hablar sin comunicar
tenga relación con el descreimiento en la palabra que surge como rasgo de la posmodernidad. Esta
neutralidad pasiva es quizá mas grave que los conflictos violentos entre las generaciones. Contrario del
amor, -.el odio es lo mismo que el amor-, la indiferencia, la neutralización de las relaciones, el silencio contra
el que no se reacciona. La responsabilidad de este hecho, es falta de estructuración de los adultos que
actúan como padres, los cuales no permiten esa rebelión.

¿Hay duelos en la posmodernidad?

La posmodernidad ofrece una vida soft, emociones light, todo debe desplazarse suavemente, sin dolor, sin
drama, sobrevolando la realidad.

a.El duelo por el cuerpo perdido

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El bebe, el niño eran modelos estéticos, se los planteaba, esculpía, grababa, para no perder ese máximo
esplendor. El adulto joven constituía el ideal estético por excelencia y el adulto maduro por su parte
alcanzaba un cuerpo con características claramente definidas; las mujeres debían tener un cuerpo
redondeado, un poco pesado, matronal.

Clasicamente, la juventud fue un divino tesoro porque duraba poco, ahora se intenta conservar ese tesoro el
mayor tiempo posible. Mucha ciencia y mucha tecnología apuntan sobre este objetivo. Cirugia plástica,
regímenes adelgazantes y conservadores de la salud, técnicas gimnasticas, transplantes de cabello, lentes de
contacto, masajes e incluso técnicas que desde lo psíquico prometen mantenerse joven en cuerpo y alma.
Cuando la técnica no puede mas, el cuerpo cae abruptamente de la adolescencia, supuestamente eterna, en
la vejez sin solución de continuidad. El adolescente posmoderno deja el cuerpo de la niñez pero para
ingresar de por si en un estado socialmente declarado ideal. Pasa a ser poseedor del cuerpo que hay que
tener que sus padres desean mantener, es dueño de un tesoro.

b.El duelo por los padres de la infancia

Ir creciendo significa, descubrir que detrás de cada adulto subsisten algunos aspectos inmaduros,
impotencia, errores. La imagen de los padres de la infancia es producto de la idealización que el niño
impotente ante la realidad que lo rodea y débil ante ellos desarrolla como mecanismo de defensa.

Ir creciendo, convertirse en adulto significa desidealizar, confrontar las imágenes infantiles con lo real,
rearmar internamente las figuras paternas, tolerar sentirse huérfano durante un periodo y ser hijo de un
simple ser humano de allí en mas. Los padres de los adolescentes actuales crecieron en los años 60,
incorporaron un modo de relacionarse con sus hijos diferente del que planteaban los modelos clásicos,
desarrollaron para si un estilo muy distinto del de sus padres. Estos padres buscan como objetivo ser
jóvenes el mayor tiempo posible, desdibujan al hacerlo el modelo de adulto que consideraba la modernidad.
Ahora se visten como sus hijos adolescentes. Los padres piensan que la verdadera sabiduría esta en sus hijos
sin necesidad de agregados, su tarea es dejar que la creatividad y el saber surjan sin interferencias. Se
declaran compinches de sus hijos, intercambiando confidencias. Ese adolescente no tiene que elaborar la
perdida de la figura de los padres de la infancia como lo hacia el de otras épocas. Aquí difícilmente haya
duelo y paradójicamente se fomenta mas la dependencia que la independencia en un mundo que busca
mayores libertades.

c.El duelo por el rol y la identidad infantiles

En la adolescencia se termina de consolidar el ideal del yo, confluyen los padres, los docentes y la sociedad
en su conjunto. Medios difunden constantemente: aprendizaje, dietas, gimnasia sin el menor esfuerzo:
tarjetas de crédito, felicidades, compra telefónica para no postergar ningún deseo, artículos únicos, lugares
exclusivos, competencia laboral que significa eliminar al otro. La sociedad moderna consagraba los valores
de un ideal del yo: la idea de progreso en base al esfuerzo, el amor como consideración hacia el otro,
capacidad de espera para lograr lo deseado. En la sociedad posmoderna los medios divulgan los valores del
yo ideal, allí donde estaba el ideal yo esta el yo ideal. Los valores primitivos de la infancia no se abandonan
ni se sostienen socialmente, no hay que abandonar ningún rol al llegar a la adolescencia. Se podrá seguir
actuando y deseando como cuando se era niño, aquí tampoco habrá un duelo claramente establecido. La
identidad se establece no por un mecanismo revolucionario que volteara las viejas estructuras sino por el
plagio que conforme el pastiche sin mayor violencia, sin cambios radicales.

¿Dónde están los adultos de antaño?

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a.Identidad sexual

La adolescencia desde que se la tomo como objeto de estudio, una etapa de búsqueda de la propia
identidad sexual, en la cual debía desestimarse alguna experiencia homosexual ya que la misma si no
quedaba fijada como conducta formaba parte de la investigacion y determinacion de la identidad sexual.

Aberastury sostenía que un cuarto duelo durante la adolescencia se debía a la necesidad de superar la
perdida de la bisexualidad infantil pero en la actualidad la bisexualidad no solo no parece requererir duelo,
sino que aparece como una característica atractiva en figuras del campo artístico, por ejemplo. El modelo
heterosexual exclusivo ha quedado como uno mas entre aquellos que muestran los medios masivos como
imitables.

b.La madurez afectiva

La independencia afectiva de los padres también debía considerarse un logro adulto. En psicoanálisis el
amor quedo en un segundo plano de los desarrollos teoricos freudianos. Para Fromm el fundamento del
amor era la actitud de dar y describio ciertos elementos de este sentimiento basico: cuidado,
responsabilidad, respeto y conocimiento.

El cuidado era un preocupación activa. Preocuparse por la vida y el crecimiento de la persona que se ama,
ocuparse del otro. Implica el segundo aspecto, la responsabilidad como acto voluntario, estar dispuesto a
responder por el otro. El respeto por el otro evita que el cuidado y la responsabilidad degeneren en
dominación. Respeto como capacidad de ver a una persona tal cual es, reconocerla como otra diferente de
uno. No se puede respetar a quien no se conoce, el conocimiento en el amor es un conocimiento que no se
queda en la superficie.

Cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento son mutuamente interdependientes. Constituyen un


síndrome de actitudes que se encuentran en la persona madura. El arte de amar se lograba dominar cuando
se llegaba a la madurez, cuando se renunciaba a los valores del yo ideal, inundados de ominpotencia y
narcisismo.

Los adultos de la actualidad han aprendido a privilegiar la obtención de placer por sobre la represión que la
sociedad pueda provocarles. Han vivido crisis respecto a la estabilidad de la pareja, considerar a la misma
como un bien transitorio. Han desarrollado una afectividad superficial.

C.La madurez de la propia personalidad

El ideal del yo alcanza su estructura definitiva solo durante la etapa final de la adolescencia. El yo por su
parte adquiere autonomía en relación con las figuras de identificación importantes. Podra afrontar sus
conflictos con sus propias armas si su desarrollo ha sido normal., hacerse cargo de conflictos ajenos, en el rol
de padre o madre que la sociedad le propone.

En la actualidad los adolescentes no encuentran fácilmente figuras, adultas, con las cuales identificarse, los
padres como los docentes han perdido ese lugar. El concepto de madurez de la personalidad suponía un
camino hacia la edad adulta. La identificación con pares suprime este desarrollo progresivo consolidando la
estabilidad de la problemática adolescente.

D.La madurez intelectual

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La posmodernidad no inspira la pasión metafísica en los adolescentes, si espera que estos como los adultos
sean productivos en términos de creatividad.

E.El reconocimiento social

La independencia económica era un logro que definia al adulto. Lograr un lugar en la sociedad ha sido
considerado siempre un examen de ingreso al mundo adulto.

Hoy en dia solo se puede aspirar a mantenerse; luchar para conseguir no volver a fojas cero. La época no
permite descansar en los laurales. Para los jóvenes la perspectiva de formación es muy larga, se necesita
cada vez menos mano de obra y mucho mas capacitada. Es difícil mantenerse económicamente, mas aun
independizarse de los padres.

F.El rol de padres

Una función adulta era, cubrir el rol de madre y padre, esto significaba: afecto, protección, contención,
transmicion de conocimientos y valores.

Francoise Dolto, situación actual:Lo que mas hace sufrir a los adolescentes es ver que los padres tratan de
vivir a imagen de sus hijos y quieren hacerles la competencia. Es el mundo al revés. Los hombres tienen
ahora amiguitas de la edad de sus hijas, y a las mujeres les gusta hoy agradar a los compañeros de sus hijos,
porque ellas no vivieron su adolescencia. Estan presas en la identificación con sus hijos.

Los adolescentes se ven obligados a ser padres de si mismos, situación que les da mas libertad pero para la
que no cuentan con elementos suficientes.

Jose Barrionuevo – Generalidades sobre la problemática de la drogadicción


Freud describe a las adicciones como sustitutos del “único gran habito, la adicción primordial, la
masturbación”

Adicciones, autoerotismo y masturbación

En contribuciones al simposio sobre la masturbación, Freud diferencia según la edad en que se produce:

1- La masturbación del lactante: maniobras autoeroticas al servicio de la actividad sexual


2- La masturbación infantil: proviene de la anterior y se encuentra fijada a determinadas zonas
erógenas
3- La masturbación de la pubertad: sigue a la infantil en forma directa o separada de aquella por la
lactancia.

Entre las consecuencias perjudiciales de la masturbación se halla el establecimiento de un prototipo


psíquico, al no existir la necesidad de modificar el mundo exterior para satisfacer exigencias pulsionales y la
posibilidad de fijación de fines sexuales nfantiles, la pubertad el momento en que la masturbación asumen
la función de ejecutora de la fantasia, en un reino internmedio entre la vida ajustada al principio del placer y
la gobernada por el principio de realidad. La masturbación permite realizar en el fantasear desarrollos
sexuales que representan nocivas formaciones transaccionales en la búsqueda de la felicidad

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En el malestar en la cultura habla de las satisfacciones sustitutivas como salidas que provee la fuga a la
neurosis. Con quitapenas escapan al peso de la realidad, refugiándose en un mundo que ofrezca mejores
posibilidades de satisfacción o de placer cuando no se puede producir ese estado de intoxicación por
procesos psíquicos.

A partir de la referencia a la masturbación. Freud enlaza el estado toxico que produce la droga con el
autoerotismo, en alusión a objeto ausente que otro suplantaría con la supuesta promesa de lograr la
anhelada fusión. Lacan en “la relación de objeto” trabaja la carencia de objeto, y se refiere a ella como el
resorte mismo que une al sujeto con el mundo porque es a partir de la perdida que el niño es capaz de
representar y en tanto el reencuentro es imposible, el desplazamiento, la metonimia, hace que el objeto
pueda ser reemplazado permanentemente. A la sustitución el adicto se opone con todos los recursos que la
droga le ofrece, demandando anhelante, imperioso, el objeto perdido, y coloca en lugar de la falta lo que la
sustancia le provee a través de sus efectos. Va por la via de la desmentida, de la renegacion, la droga
facilitara el enfrentamiento a imperativos categoricos quedando el sujeto expuesto al accionar de la pulsión
de muerte, esquivando toda duda en procura de la promesa del goce.

En este cuadro de situación que los adolescentes pueden ser campo propicio para el cautivante mensaje de
ilusión que la droga ofrece. Lacan dice que la sustancia incorporada hace de puente hacia un mundo con
cimientos evanescentes construidos desde el propio goce.

Perdida, ausencia y droga

Freud: el objeto es para el niño causa de si y dirige hacia el una intensa investidura de anhelo. El sujeto
otroga al otro en su aparato psíquico el lugar de modelo y se relaciona con el a través de un vinculo de ser.
El modelo, dador y depositario de un bien, otorga o no existencia o sentimiento de si al sujeto en tanto lo
invista o no con ese bien. La desesperación surge cuando el otro, el garante del ser, desaparece del polo
perceptivo. Se produce un monto tal de angustia que no es sentible sino que queda suprimido, hay una
alteración endógena que sustituye a un proceso psíquico. En la adicción con la supresión del afecto, la
incorporación de una sustancia o la negativa a hacerlo en la anorexia, procura de oponerse al
reconocimiento de la perdida que todo sujeto debe tramitar en cierto momento de su vida.

Freud trabaja en su estudio de la constitución del psiquismo y son retomados por otros autores desde el
psicoanálisis. Mahle se refiere al tema plantenado que el autismo infantil era una defensa ante la falta de
una simbiosis con una madre o con un sustituto materno. Lacan habla de la problemática de elisión del falo
en el deseo materno, la condición del sujeto depende de lo que tiene lugar en el Otro. Lo que tiene lugar allí
es articulado como un discurso.

El niño busca su lugar con la pregunta que deseo/s habría/n provocado su aparición en el mundo, su
nacimiento y su mirada se dirige hacia la de aquel otro, significativo, interrogándolo al respecto.

En el adicto el anhelo de encontrar un lugar desde la respuesta de otro se mantiene , si bien reniega de la
con palabra con su accion, siendo la búsqueda mas intensa en tanto la configuración clínica se asiente en
una estructura psicótica, otorgando la droga la única posibilidad de sostener un precario sentimiento de si y
para desmentir que una alucinación provendría del retorno de lo desestimado, mientras que en el perverso
o el neurótico los efectos toxicos logrados no borran aquellos juicios enunciados desde una lógica
correspondiente al yo real definitivo que aluden a realidades penosas. Cuando lo vivenciado, lo actual no
armoniza con el deseo, seria la fantasia según Freud la que puede establecer el “acuerdo”, la droga facilita la

79
presunción de que la victoria es posible fácilmente, esquivando mágicamente todo obstáculo para
concrecion de lo demandado, brindando la certeza de poseer una solución al problema de la castración.

Desmentida: el esfuerzo del sujeto para vérselas con una realidad objetiva traumatizante, reconociendo su
existencia y simultáneamente oponiéndose al juicio que asi lo decreta, rechazando tal afirmación. Supone el
intento de sostener la primacia del puro placer colocándose un juicio o un objeto en lugar de la falta (en la
dependencia a las drogas seria una sustancia y no un fetiche), con el propósito de reforzar la operación que,
es común a todo ser humano como recurso disponible para actuar ante una realidad indeseada. Los juicios
contra los que la desmentida acciona son: el que decreta a la madre como castrada y el que enuncia la
posibilidad de muerte del padre, que suponen la caída del otro del lugar de ideal que sostiene
originariamente el sentimiento de si del sujeto y es promesa ilusoria de propia omnipotencia narcisistica.

Lacan: desde la perspectiva de la relación del sujeto con la ley, la ley en la perversión y la drogadicción, la
relación de la estructura con la ley seria la desmentida, En el “ya lo se pero aun asi” con que el adicto intenta
procurarse la satisfacción sexual, oral, se consuma una relación de acción, del sujeto con el objeto, que ira
definiendo para el primero un lugar de puro objeto, un cuerpo, dificultando la posibilidad de acceso al
registro simbolico y dejándolo a expensas de la pulsión de muerte, que tiene en el suicidio un desenlace
posible.

La desmentida en la drogadicion, es erigida para conservar el autoerotismo fálico, la masturbación sustituida


por la ingesta.

Droga y desafio

Desmentido el dictamen entre yo e ideal el sujeto puede enfrentar desafiante el imperativo que se refiere, la
necesariedad del morir, que marca la exigencia del trabajo para la subsitencia y la posibilidad de la practica
sexual, de erotismo. La droga es un objeto que se incorpora en un acto entre la búsqueda de la consumación
pulsional, el autoerotismo, el desafio o la oposición a la admisión de ciertos juicios y la realización de deseos
suicidas.

El superyó castiga por partida doble sádico, vuelve desde lo real, donde el suicidio como momento de fusión
con la sustancia de un sujeto (arrojado al campo de los objetos, de los seres vivientes y no deseantes)
denuncia el fracaso del intento de identificación con el modelo y el masoquismo que se expresa via
transformación en lo contrario y en la reversión contra la propia persona. La angustia automática, invasora y
propia de las neurosis actuales, se articula con la compulsión a la repetición, evidencia el accionar de la
pulsión de muerte presente en la drogadicción. Esta angustia estaría relacionada con una vivencia
prototipica, que da cuenta de la intermidad motriz y psíquica del yo para vérselas con la pulsión, y tal
paralisis definiría una posición como objeto tanto imposibilidad de volverse activo, ser sujeto, ante ciertos
objetos. El yo como objeto, el cuerpo o una parte del mismo, podría ser el lugar en donde se consuma la
pulsión, siendo la incorporación de la droga uno de los recursos posibles. La angustia aparece como
denuncia de que la castración, lo real, anda cerca, y no enmarcada desencadena un terror sin nombre qe
invade al sujeto en el contacto con la nada y hace necesaria la presencia de un otro que, a través del dialogo
transforma lentamente, mediante la función de reverie al decir de holding permitiría su dosificación en el
marco de la palabra, aunque esta incluso no sea articulada como tal para graduar el impacto de la pulsión. El
que ocupa el lugar de modelo, ante el llanto del infans debe deducir a partir de su expresión los afectos que
experimenta sea angustia o dolor, a través de lo que Freud llama función conmiscerativa.

El drogadicto y los otros

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En el nucleo familiar y social de un adicto se observa la presencia de adicciones en otros miembros de grupo,
sea manifiesta o no, y la estimulación de una cosmovisión omnipotente. En el discurso familiar es habitual
encontrar expresiones semejantes en su estructura, y el intento angustiado de colmar la falta, en los
distintos integrantes del nucleo familiar.

En las relaciones que el adicto establece con los otros, el acto ocupa el lugar de la palabra, transformando
pasivo en activo, y con afán negativo suelen cometer a los demás a aquello que ellos habrían padecido.
Borrarlo de su mente o de su interés.

La drogadicción como configuración clínica puede encontrarse acoplada a las tres estructuras freudianas, ya
que al hablar de desmentida, lo hacemos desde la óptica del concepto de corrientes psíquicas y no como
estructura pudiendo corresponder tal manifestación a un cuadro neurótico, cuando los procesos toxicos por
medios psíquicos fracasan o una restitución psicótica, recurriéndose en ambos casos a la droga para
producir ciertos efectos, alucinaciones, depresión o estimulación, para obturar la realidad indeseada. Lacan
se refiere a la drogadicción como la pretensión de haber escapado al casamiento con el pene, implicaría la
factibilidad del reencuentro del goce imposible. La falta parece asi obturada por ejemplo en el logro de un
estado placentero de base ante la irrupción de la angustia, permitiendo conciliar el sueño, ante una
indómita inquietud, reemplazando la droga funciones que corresponden al yo real primitivo, desde la
autoconservacion. El adicto puede enfrentar, cuestionando determinadas leyes, a través de accionar de la
desmentida y también, la legalidad de la justicia. Sosteniendo el lugar de otro ubicado por el propio sujeto
como ideal con el que finalmente no puede identificarse. La ley se reconoce y se desautoriza
simultáneamente, plasmándose tal enfrentamiento en aparentes contradicciones que pueden verse por
ejemplo en la fascinación que en los jóvenes drogadictos “despierta la figura de la policía”, “representantes
de la ley”, a quienes permanentemente pretenden hacerlos caer, sobornar o corromper. Alternativa
semejante puede plantearse para el analista, juez o confidente.

Santiago Calabrese: “Hay adictos porque son adictos al superyó. El ideal del yo es una introyeccion
simbolica, como toda introyeccion.

Lacan en seminario sobre la angustia: el adicto a las drogas intenta sostener a través de su goce a otro ideal
en un lugar de mas alla de la castración a través de la incorporación de una sustancia con la cual pretende
lograr una identificación, con aquel que reiteradamente fracasa., intenta cuestionar la función paterna que
encarna la ley. En un esfuerzo por lograr la fusión, la completud, un imposible, no hay relación sexual, cada
encuentro no hara mas que recordar la prohibición, hara referencia a la ley, que con la ingesta se lograría
supuestamente burlar.

Drogadicción y escucha psicoanalítica

El adolescente drogadicto es desde lo social empujado asi hacia los limites, hacia los bordes ofreciéndosele
el espacio de lo marginal como lugar propio. La angustia, que la ingesta pretende ahogar, surge como signo
de que el en menos, lo real insiste en presentarse, y denuncia que no hay plenitud en la vida.

Jose Barrionuevo – Anorexia y bulimia en la adolescencia


La drogadicción y las adicciones en general son patologías del acto. Las patologías del acto son aquello a
través del cual se supone poder lograr certeza, escapando a la indeterminación respecto de un lugar para si
como sujeto en una cultura que borra las diferencias.

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El acto es aquello por lo cual un sujeto procura liberarse de los efectos del significante. Supone poder
escapar de sus efectos, borrar la indeterminación. La adolescencia implica la pregunta acerca de que lugar
ocupa aquel en un momento de resignificacion edipica y de asunción del cuerpo como sexuado.

El adicto dice permanentemente en su acto, en su no decir, de su pretensión de encontrar una palabra que
lo designe como sujeto; con la convicción de que no hay escucha para su angustia.

En el adicto se mantiene intacta la búsqueda de una escucha a su angustia, lo condena a la desarticulación


palabra-cuerpo por lo cual queda arrojado a la pura sensorialidad.

Las patologías del acto, la anorexia y la bulimia se presenta cada vez con mayor intensidad en la clínica con
adolescentes, que con la aparición de un ser mujer, deben procesar la presencia en si de un cuerpo
encargado de significaciones sociales en una cultura que oferta la promesa de poder lograr la completud.

La problemática central de la unidad del cuerpo simbolico, se trata de cómo un sujeto se las arregla con la
castración y acerca de cómo queda o no localizada en tal o cual zona de su cuerpo. Tanto la anorexia como
la bulimia y las adicciones en general ponen en juego en su cuerpo la castración del Otro. El lugar donde el
Otro es cuestionado y simultáneamente se intenta desmentir su castración. En “el no poder dejar de comer
nada” en “el no poder dejar de comer “ aparece un cortocircuito en cuanto al procesamiento psíquico de la
angustia y es el cuerpo en el cual hay algo que se dice sin hablar.

Anorexia: donde la demanda es de que coma, la anoréxica nada come. Se separa del Otro que aparece como
aquel que supone saber lo que el sujeto necesita, remarcando el orden de la necesidad. En lugar de escuchar
el llanto como pedido, como demanda de amor, el Otro responde a una supuesta necesidad.

Una función materna no marcada por la metáfora paterna, por la ley, la imagen es la de una madre que se
mra a si, solamente y el hijo funcionaria al modo de algo que le permitiría reconocer algo de ella, como
objeto. De allí la constante pregunta de las bulímicas y anoréxicas en relación a la imagen que el otro tiene
de ellas. Se pone en juego nueva oleada de la sexualidad, llevando a la anoréxica y a la bulímica a
perturbaciones en el proceso de la metamorfosis. El ser mujer aparece borroso en un cuerpo que en el
exceso o en la escasez oculta curvas y deseo. Ambos casos podríamos pensar que se intenta no ofrecer un
cuerpo sexuado a la mirada gozosa de otro que remite a la mirada de un padre.

Este cuerpo vehiculiza interrogantes acerca de que quiere el otro, que es ser mujer, encontrándose allí como
respuesta la falta del otro ofreciendo su propia perdida. El cambio en el cuerpo que implica la ingesta o el no
realizarla parece corresponder a otros efectos buscados, contrastando con la identificación con una imagen
no lograda. El mirarse al espejo tanto, parecen intentar encontrar y apropiarse de una imagen que les
permita reconocerse a si misma ante la imposibilidad de un enlace a una representación. Representacion
cuya constitución supone la alternancia de la presencia-ausencia, la apropiación y reconocimiento de un
ritmo propio, en una complejidad que permitiría la consolidación del propio sentimiento de si.

Ricardo O. Magnetto – Acto y cuerpo en psicoanálisis con niños y


adolescentes
Los adolescentes de hoy se sienten no solamente descalificados por los adultos sino que además muchos
vivencian una sensación de ser innecesarios e indeseados por los mayores. La adolescencia coimplica al
significante muerte en relación al procesamiento representacional a nivel intrapsiquico del cuerpo que

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comienza a producirse a partir el transito pubertad-pubescencia y que se profundiza en el ingreso pleno a la
adolescencia temprana, signada por el trabajo de duelo.

Hallamos pasajes al acto con una alta implicancia de riesgo corporal y psíquico; ingesta abusiva de alcohol,
psicofármacos y psicotrópicos; sexualidad precoz y promiscua, caracterizada tanto por la falta de afecto
como de medidas básicas de seguridad y siguiendo un patrón compulsivo. Estereotipado y falto de placer.
Desinteres generalizado; descreimiento en ideales e ideologías; búsqueda de una satisfacción inmediata que
una vez alcanzada se esfuma.

Hay un cierto punto de inflexión entre un síntoma que hace marca –y algo mas- en la representación cuerpo
y un determinado contexto donde: “coincide en un vacio dentro de las representaciones que integran el
imaginario social, produciendo a su vez una vacuidad, un vaciamiento de sentido”.

En el transito de todo adolescente podemos considerar la aparición de la fantasia de suicidio como un grado
de normalidad en la medida que la misma permitiría un cable a tierra con todo aquello que fenece,
fundamentalmente, con la representación corpórea o su entorno que se difuma sin ni siquiera dar lugar a
nostálgicas despedidas. Se trata de un efecto de estructura donde la incapacidad de tramitación psiquica
total, hara inevitable el disparo del acting –condenado desde el vamos al fracaso- que intenta sobreponer al
sujeto, fallidamente, frente al devenir pulsional. Las causales manifiestas ligadas al suicidio adolescente son
los problemas familiares; conflictos de índole amorosa y problemas alrededor del eje ideal: estudio,
vocación, trabajo, etc.

El entorno emocional es algo que va mas alla de la soledad y constituye el vacio, la sensación de nada, de un
ya no ser para otro o que se descubre como que en realidad nunca llego a estar. La gran diferencia entre
adolescente y otras edades es que en la adolescencia el suceso toma carácter de un acto súbito, de
ejecución inmediata irreflexiva. Existencia de avisos o guiños prevos también se producen con anterioridad a
la ejecución del intento. En la adolescencia el suicidio también va dedica; siempre hay por lo menos uno o
mas destinatarios.

Lleva a preguntarse el lugar de estos jóvenes, en la fantasmatica familiar y que mandato mortuorio, que no-
deseo ponen en acto en el interjuego de identificaciones. Tomar por este derrotero conlleva remontar el rio
de los fantasmas históricos que hacen e hicieron a la conjucion de la pareja parental. No hay un perfil
especifico del suicida ni es privativo de una estructura psicopatológica en particular. El déficit de
narcisizacion; labilidad en la constitución del ideal; grietas en el entramado de modelos de identificación;
tendencia a encontrar un si mismo en ámbitos de marginalidad, negativismo y devastación; son factores de
incidencia proclive a generar un tipo de estructura en la cual el acto final puede determinar un suicido. Pero
dichos articulados no alcanzan para establecer quien podría atentar contra si y quien tomar por otros atajos,
como la ingesta indiscriminada de drogas; la tendencia tanatofilica.

El discurso de familiares o padres adolescentes muestran la transparencia de un discurso inoculador,


siniestro y mortífero en su decir. Para muchos adolescentes, el suicidio se metamorfosea a través de la
trampa de la glorificación, donde el no ser es asemejado a la fantasia de trascender, en una identificación
mas con la fantasia del héroe trágico y su patético destino.

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