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ACTUACIÓN

POLICIAL CON
MENORES
INMIGRANTES

AUTOR:
Iván Ocete Garrido
AUTOR Y EDITOR:

Iván Ocete Garrido

Policía Local del Excelentísimo Ayuntamiento de Albolote (Granada)

NÚMERO DE DEPÓSITO LEGAL.

GR 966-2015

COLABORACIÓN.

Sindicato Independiente de Policía Local de Andalucía

Este libro se publica con la colaboración de SIP-AN, Sindicato


Independiente de Policía Local de Andalucía, la versión libro se publica con
la intención de reciclar y perfeccionar en esta materia. También se publica
electrónicamente en la página web del sindicato, www.sip-an.es, en la sección
biblioteca virtual, apartado publicaciones de interés policial.

EJEMPLAR DE DISTRIBUCIÓN GRATUITA

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INDICE

1. INTRODUCCIÓN. ..................................................................................................... 4
2. LOS MENORES VÍCTIMAS Y OBJETO DE PROTECCIÓN. ........................... 4
2.1. Víctima menor de edad. ......................................................................................... 4
2.2. Víctima especialmente vulnerable. ........................................................................ 5
2.3. Maltrato infantil. ................................................................................................... 6
2.4. El marco jurídico de la protección infantil. .......................................................... 7
2.5. Marco penal de la protección infantil. .................................................................. 8
2.5.1. Infracciones penales. ...................................................................................... 8
2.6. Factores que inciden en la existencia de malos tratos. ....................................... 16
2.7. Evaluación del maltrato. ..................................................................................... 17
3. EL MENOR INMIGRANTE COMO VICTIMIZACIÓN SECUNDARIA DEL
SISTEMA. ..................................................................................................................... 18
3.1. El menor inmigrante dentro del contexto migratorio.......................................... 20
3.2. Victimización del menor inmigrante. .................................................................. 21
4. CONCLUSIÓN. ANÁLISIS REFLEXIVO. .......................................................... 28
5. BIBLIOGRAFÍA. ..................................................................................................... 30

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1. INTRODUCCIÓN.

Una primera parte de la publicación definirá a los menores como víctimas,


especialmente vulnerables, en la medida de que tienen limitada su capacidad de
autoprotección y de respuesta física y psicológica a la agresión, sea ésta de la índole que
sea. Esto es especialmente grave cuando la victimización se produce en el ámbito
familiar y por parte de aquellos que debían proporcionarle protección y cuidado, y a los
que el menor se haya estrechamente unido por vínculos afectivos y de dependencia
vital.
Los ilícitos penales en los que con mayor frecuencia suelen verse afectados
como víctimas los menores de edad, se presentan en tres escenarios, en el familiar, en
forma de malos tratos o desatención, en el escolar, cuando es sometido a acoso por
parte de sus iguales (Bullying), y en la última década, de forma especialmente llamativa,
en las redes de internet, pornografía infantil y por tener fácil acceso y estar expuestos a
contenidos especialmente dañinos para su desarrollo personal.
Por otra parte, a pesar del creciente protagonismo que se ha venido dando en las
últimas décadas a la consideración de la víctima dentro de los procesos penales,
atendiendo a sus derechos, sus necesidades e intereses, no ha sido tanta la atención
prestada a la adaptación de estos procesos a los intereses y necesidades de los menores.
En una segunda parte de la publicación se aborda la Victimización de los
menores inmigrantes.
“No podemos ser la guardería de África”¸dijo el Presidente de Canarias,
Paulino Rivera, al referirse textualmente que “al no estar recogido ni en la Ley de
Extranjería ni en la del Menor todos los niños que entran a Canarias se quedan aquí”.
Situaciones como, menores extranjeros indocumentados bajo tutela de la administración
pública durante meses o que se les espose entrando en plena noche, estando en un centro
de acogida para ser repatriados sin garantías de que sean devueltos a sus familias de
origen, son situaciones que desgraciadamente se están produciendo, olvidándonos de
que una persona con menos de dieciocho años, con independencia de su nacionalidad,
ante todo es un menor amparado por una normativa universal.

2. LOS MENORES VÍCTIMAS Y OBJETO DE


PROTECCIÓN.

2.1. Víctima menor de edad.

Habiendo sido objeto de estudio en otra parte del texto el concepto de víctima, se
hace preciso concretar qué es la minoría de edad.
El artículo 12 de la Constitución Española establece la mayoría de edad de los
españoles a los dieciocho años. En el mismo sentido se pronuncia el Código Civil
(vigente hasta el 15 de Julio de 2015) en su artículo 315, y la Ley orgánica 1/1996, de
15 de Enero, de Protección Jurídica del Menor, que en su artículo uno establece la

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aplicación de la Ley y sus disposiciones de desarrollo a los menores de dieciocho años
que se encuentren en territorio español, salvo que en virtud de la Ley que les sea
aplicable hayan alcanzado anteriormente la mayoría de edad.
Por tanto, con independencia de que en determinadas figuras delictivas se exija
que el sujeto pasivo del delito tenga una edad determinada, cuando con carácter general
nos referimos a la víctima menor de edad se hace alusión a la persona física menor de
dieciocho años.

2.2. Víctima especialmente vulnerable.

La edad es un factor victimógeno importante. Las personas menores de edad


ofrecen una predisposición especial para convertirse en víctimas de determinados
delitos.
Como norma general la persona menor de edad suele ser especialmente
vulnerable, es decir, puede ser dañada con suma facilidad.
Esta circunstancia suele ser tenida en cuenta como agravante específica,
suponiendo una cualificación de la pena en determinados delitos. En algunos tipos se
alude a la minoría de edad, como ocurre en la detención ilegal y secuestro (art.165 CP, a
partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo la referencia al término «persona con
discapacidad necesitada de especial protección» ha sido introducida en sustitución de la
anterior referencia al término «incapaz», conforme establece el número doscientos
cincuenta y ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo) o
cuando se facilite drogas a los menores de edad (art.369 CP); en otros se hace mención
a la especial vulnerabilidad de la víctima por razón de su edad, como en la agresión y el
abuso sexual (art.180.3ª y 182.2 CP); e incluso en algunos delitos para que pueda
apreciarse esta circunstancia se precisa que la víctima sea menor de determinada edad,
como en el supuesto de las lesiones a menores de doce años (art.148.3ª CP).
En ocasiones también será posible apreciar esta circunstancia como agravante
genérica cuando se den los presupuestos del abuso de superioridad (art.22.2ª CP). Para
ello es preciso que exista una notoria desproporción de fuerzas ente la víctima y el
sujeto activo, como pone de manifiesto la reiterada doctrina del Tribunal Supremo.
Por otra parte, dado que es frecuente que la victimización de los menores
provenga del medio familiar, resulta conveniente resaltar el concepto de “familia
vulnerable”. Este término se utiliza para describir aquellas familias que por factores de
riesgo determinados, ocurridos a lo largo de su ciclo vital, pueden ser dañadas en mayor
grado que las familias denominadas “sanas” o “normales”.
Existen numerosos factores de riesgo y condiciones de vida que hacen a una
familia vulnerable. No obstante, es posible clasificar los más significativos agrupados
como factores individuales, que hacen referencia a las características personales del
niño (prematuros, temperamento difícil, defectos congénitos, etc.), alteraciones físicas o
psíquicas de otros miembros de la familia (alcohol, drogas, minusvalías, etc.), la edad
de los padres o de uno de ellos (familia monoparental), la separación de los padres, la
escasa diferencia de edad entre hermanos o el hacinamiento; y los factores

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socioculturales, externos a la propia familia, como el desempleo, el tipo de trabajo, el
nivel de ingresos, nivel cultural, el encarcelamiento, la emigración o la vivienda.

2.3. Maltrato infantil.

El término de malos tratos infantiles suele aplicarse a las acciones u omisiones


llevadas a cabo de forma no accidental por parte de los padres o cuidadores del menos
que compromete la satisfacción de sus necesidades básicas.
No obstante, pese a que sigue siendo la familia el contexto donde habitualmente
aparece el niño maltratado, no podemos olvidar la violencia extrafamiliar,
especialmente el maltrato institucional (derivado de la actuación u omisión de los
poderes públicos o de determinados profesionales, por ejemplo, escolar, sanitario,
jurídico, policial…) o la explotación laboral y sexual.
En este sentido, el Centro Internacional de la Infancia de París define el maltrato
infantil como “cualquier acto por acción u omisión realizado por individuos, por
instituciones o por la sociedad en su conjunto y todos los estados derivados de estos
actos o de su ausencia que priven a los niños de su libertad o de sus derechos
correspondientes y/o que dificulten su óptimo desarrollo”.
Pese a la ambigüedad del concepto de maltrato, de forma progresiva se ha ido
desarrollando el consenso de profesionales e investigadores en relación a los tipos y
subtipos de maltrato.
Básicamente se identifican cinco subtipos de maltrato y su diferenciación no
implica una exclusión de las distintas tipologías, dado que, como suele ser habitual, en
la práctica se dan varios tipos de maltrato simultáneamente:
a) Maltrato físico. Cualquier acción, no accidental, por parte de los padres o
cuidadores que provoque daño físico o enfermedades en el niño.
b) Maltrato psíquico o emocional. Hostilidad verbal crónica en forma de insulto,
burla, desprecio o amenaza de abandono, y constante bloqueo de las iniciativas
de interacción infantiles (desde la evitación hasta el encierro).
c) Abuso sexual. Cualquier clase de contacto sexual en un niño menor de 18 años
por parte de un familiar o tutor adulto desde una posición de poder o autoridad
sobre el niño.
d) Abandono emocional. La falta de respuesta a las señales (llanto, sonrisa),
expresiones emocionales y conductas procuradoras de proximidad e interacción
iniciadas por el niño y falta de iniciativa de interacción y contacto por pate de
una figura adulta.

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2.4. El marco jurídico de la protección infantil.

Es importante aclarar que, de modo genérico, se entiende por protección el


conjunto de actuaciones que se desarrollen para atender a las necesidades de la niña o
niño de forma que se garantice su desarrollo integral y se promueva una vida familiar y
social normalizada.
Estas actuaciones en todo momento deberán estar respaldadas por un marco
legal, impulsadas desde las distintas administraciones públicas con competencia en
materia de menores y respaldadas por los sistemas públicos que la conforman y los
profesionales que desarrollan su labor en estas administraciones.
Los niveles de protección en la intervención profesional a desarrollar de cara a la
protección a la infancia:
1. Nivel de prevención primaria: esta es la prevención propiamente dicha. Su
finalidad es crear las condiciones de vida óptimas que impidan el desarrollo de
las situaciones de riesgo. Esta prevención primaria tiene carácter inespecífico y
debe cubrir todas las áreas que inciden en el bienestar del niño/a.
2. Nivel de prevención secundaria: estaríamos hablando de la detección de
potenciales situaciones de riesgo y de desprotección infantil. Es un proceso
concreto y específico y requisito indispensable para hacer posible la intervención
de los servicios competentes en materia de protección de menores. La detección
de la situación de maltrato o desprotección es el primer paso para proporcionar
la ayuda precisa al niño/a y a la familia que se encuentre ante una situación de
este tipo. La importancia de este nivel de intervención radica en que si no se
detecta la situación será imposible llevar a cabo las actuaciones oportunas para
proteger al menor. Lo ideal es que la detección sea los más temprana posible, ya
que en caso contrario, se incrementa significativamente la gravedad de las
consecuencias para el niño/a a la vez que se reducen de forma ostensible las
probabilidades de éxito de una intervención posterior. Detectar significa
reconocer o identificar la existencia de una situación susceptible de ser un caso
de desprotección infantil o maltrato. Sólo es posible en función de un
conocimiento previo acerca de qué circunstancias representan casos de malos
tratos a menores o situaciones de riesgo y cómo pueden reconocerse.
3. Nivel de prevención terciaria: hace referencia a la intervención que se
desarrollará desde los distintos ámbitos de la administración para paliar las
consecuencias generadas por la situación de maltrato o abuso que ha sufrido el
niño/a.
El artículo 39 de la Constitución Española, como uno de los principios rectores
de la política social y económica, establece la protección a la familia y a la infancia,
obligando a los poderes públicos a asegurar la protección integral de los hijos y
disponiendo expresamente en su número 4 que “los niños gozarán de la protección
prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos”.
En este sentido, España ha ratificado, por instrumento de 30 de Noviembre de
1990, la Convención de las Naciones Unidas sobre Derechos del Niño, donde por
primera vez, se recoge en su artículo 19 el derecho de los menores a no ser maltratados.

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En nuestro Código Penal (vigente hasta el 1 de Julio de 2015, modificado por la
Ley Orgánica 1/2015, de 30 de Marzo) se castigan en distintos preceptos las conductas
de mayor relevancia en el maltrato infantil y, por su parte, en los artículos 154 a 170 del
Código Civil (vigente hasta el 15 de Julio de 2015) se prohíbe el maltrato de los hijos,
determinándose que el incumplimiento de los deberes inherentes a la patria potestad
(comprende el deber de velar por los hijos, tenerlos en su compañía, alimentarlos,
educarlos y procurarles una formación integral, así como representarlos y administrar
sus bienes) es causa de privación de la misma.
Sin olvidar que desde el punto de vista de esta disciplina científica las cusas de
victimización quedan reducidas a las infracciones penales, en el ámbito de la actuación
policial también resulta importante conocer las medidas de protección establecidas en el
marco civil y administrativo.

2.5. Marco penal de la protección infantil.

Existen incumplimientos de los deberes que la patria potestad lleva consigo cuya
sanción puede llevarse a cabo tanto en el ámbito penal como en el civil.
El criterio para determinar en qué casos bastará una respuesta civil lo va a
proporcionar la tipicidad. La jurisdicción penal solamente puede intervenir cuando el
comportamiento sea típico, es decir, cuando coincida con el descrito como supuesto de
hecho en una norma penal.
Por ello, el estudio de la protección infantil en el ámbito del Derecho Penal
pasará por conocer los tipos delictivos más frecuentes en la victimización de los
menores, las medidas cautelares y penas previstas, y la mención de otras disposiciones
de protección específica del menor que se recogen en la legislación penal y procesal
penal.

2.5.1. Infracciones penales.

Sin olvidar que los menores pueden ser víctimas de una amplia gama de
comportamientos delictivos, seguidamente se destacan los tipos que con mayor
frecuencia se producen en su entorno habitual, teniendo en cuenta que nuestro Código
Penal será modificado por la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo:
A. Infracciones contra la vida y contra la integridad personal.

Art.138 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015 redactado por el
número setenta y seis del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30
de marzo.

Art.139 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015 redactado por el
número setenta y siete del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de
30 de marzo.

Art.140 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015 redactado por el
número setenta y ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de

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30 de marzo, y el art.140 bis introducido por el número setenta y nueve
del artículo único de dicha ley orgánica.

Art.141 del Código Penal.

Art.142 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, redactado por
el número ochenta del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de
marzo.

Art.143 del Código Penal.

Art.147 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, redactado por
el número ochenta y uno del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015,
de 30 de marzo.

Art.148 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo
la referencia al término «persona con discapacidad necesitada de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaz», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

Art.149 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo
la referencia al término «persona con discapacidad necesitada de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaz», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

Art.150 del Código Penal.

Art.151 del Código Penal.

Art.152 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, redactado por
el número ochenta y dos del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de
30 de marzo.

Art.153 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo
el número 1 del mismo es redactado por el número ochenta y tres del
artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, así como en el
número 2 de éste, la referencia al término «persona con discapacidad
necesitada de especial protección» ha sido introducida en sustitución de
la anterior referencia al término «incapaz», conforme establece el número
doscientos cincuenta y ocho del artículo único de dicha ley orgánica.

Art.154 del Código Penal.

Art.155 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo
la referencia al término «persona con discapacidad necesitada de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaz», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

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Art.156 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, redactado por
el número ochenta y cuatro del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015,
de 30 de marzo.

Art.173.2 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, redactado por
el número noventa y dos del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de
30 de marzo.

Art.617 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, derogado por el
número 1 de la disposición derogatoria única de la Ley Orgánica 1/2015,
de 30 de marzo.
En dichos artículos se recogen comportamientos de maltrato que integran delitos
de homicidio, asesinato o de lesiones.
Es necesario destacar los modos de comisión ya que todas estas infracciones
pueden cometerse mediante una omisión, especialmente en el caso de los padres o
guardadores del menor, ya que por disposición de la ley son garantes de la salud de los
menores constituidos bajo su potestad o guarda.
En el caso de las lesiones, tienen relevancia penal los comportamientos que
produzcan un quebranto no sólo en la salud física sino también de la salud psíquica del
menor. Si el resultado que produce el comportamiento maltratante consiste en un
menoscabo de la integridad corporal del menor, o de su salud física o mental, que exija
para su curación, además de una primera asistencia facultativa, tratamiento médico o
quirúrgico, estaremos ante un delito de lesiones que presenta una modalidad agravada
cuando la víctima sea menor de doce años (art.148.3 del CP).
Si el menoscabo no requiere tratamiento médico o quirúrgico, como en el caso
de arañazos, equimosis, hematomas o pequeñas contusiones, el hecho será constitutivo
de falta de lesiones (art.617.1º del CP, derogado por el número 1 de la disposición
derogatoria única de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.
Por otra parte, cuando la acción consista en golpear o maltratar de obra al menor
sin producir lesión constituirá otra falta contra la integridad corporal conocida como
falta de malos tratos (art.617.2º del CP, derogado por el número 1 de la disposición
derogatoria única de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.
Especial relevancia tienen estas conductas constitutivas de simples faltas cuando
se producen en el ámbito familiar, contexto donde con mayor frecuencia se producen los
episodios de maltrato, dado que pasan a considerarse delito previsto y penado en el
artículo 153 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo el número
1 del mismo es redactado por el número ochenta y tres del artículo único de la Ley
Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, así como en el número 2 de éste, la referencia al
término «persona con discapacidad necesitada de especial protección» ha sido
introducida en sustitución de la anterior referencia al término «incapaz», conforme
establece el número doscientos cincuenta y ocho del artículo único de dicha ley
orgánica.
En estos supuestos merece especial atención el castigo corporal causado por los
padres o tutores a sus hijos o pupilos cuando exceden del ejercicio legítimo del derecho
de corrección previsto, respectivamente, en los artículos 154 (en el último párrafo se

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establece que “los padres podrán en el ejercicio de su potestad recabar el auxilio de la
autoridad. Podrán también corregir razonable y moderadamente a los hijos”) y 268 del
Código Civil, vigente hasta el 15 de Julio de 2015.
En este ámbito de la violencia doméstica, cuando las anteriores conductas,
delitos o faltas, se producen habitualmente (para apreciar la habitualidad se atenderá al
número de actos anteriores y a su proximidad temporal, con independencia de que
recaigan sobre la misma o distintas víctimas y de que hayan sido o no objeto de
enjuiciamiento. Se exigía la constatación judicial de tres actos de la misma naturaleza en
sentencias de la Sala 2ª del Tribunal Supremo de 21 de Septiembre de 1989, 16 de
Octubre de 1991 y 30 de Diciembre de 1992) se integra un tipo distinto recogido en el
artículo 173.2 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, redactado por el número
noventa y dos del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, como
delito de malos tratos habituales.
B. Delitos contra la libertad sexual.

Art.178 del Código Penal.

Art.179 del Código Penal.

Art.180 del Código Penal.

Art.181 del Código Penal.

Art.182 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo
el número 1 del mismo es redactado por el número novena y cinco del
artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

Art.183 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, redactado por
el número noventa y siete del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015,
de 30 de marzo; el art.183 bis redactado por el número noventa y ocho
del artículo único de dicha ley orgánica; el art.183 ter introducido por el
número noventa y nueve del artículo único de la misma y el art.183
quater introducido por el número cien del artículo único de ésta.

Art.184 del Código Penal.

Art.185 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo
la referencia al término «persona con discapacidad necesitada de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaz», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

Art.186 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo
la referencia al término «persona con discapacidad necesitada de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaz», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

Art.187 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015 redactado por
el número ciento dos del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30
de marzo.

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Art.188 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015 redactado por
el número ciento tres del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30
de marzo.

Art.189 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015 redactado por
el número ciento cuatro del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de
30 de marzo.

Art.190 del Código Penal.

Art.191 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo
la referencia al término «persona con discapacidad necesitada de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaz», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

Art.192 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo
el número 1 del mismo es redactado por el número ciento cinco del
artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo; en el número
2 de éste, la referencia al término «persona con discapacidad necesitada
de especial protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior
referencia al término «incapaz», conforme establece el número
doscientos cincuenta y ocho del artículo único de dicha ley orgánica, así
como el número 3 del mismo es redactado por el número ciento cinco del
artículo único de ésta.

Art.193 del Código Penal.

Art.194 del Código Penal.


Respecto de las agresiones sexuales, cabe reiterar la especial protección de que
son objeto los menores, recogiéndose como circunstancia agravante el hecho de tratarse
de víctima especialmente vulnerable por razón de su edad, y considerándose, en todo
caso, como tal a la víctima menor de trece años.
Pero donde el problema adquiere mayor dimensión es en los abusos sexuales,
especialmente por el silencio y secreto que rodean estos comportamientos. Los abusos
sexuales a menores no constituyen hechos aislados producto de la sociedad actual, ni de
un determinado tipo de familia. La triste realidad es que han existido siempre,
generación tras generación, con más frecuencia de lo que se piensa, y ocurren también
en todos los ambientes sociales y culturales, en cualquier lugar y a cualquier hora del
día, más frecuente en el entorno cercano de la víctima.
Se producen sobre niñas y niños de todas las edades, desde los primeros años de
vida, aunque con mayor frecuencia en torno a la pubertad, entre los nueve y los trece.
Diversos estudios indican que aproximadamente veinte mujeres de cada cien y diez
hombres de cada cien sufrieron al menos algún tipo de abuso sexual antes de alcanzar
los diecisiete años de edad. Según estudios realizados por AMUVI (Asociación de
Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales de Andalucía), el 70% de este tipo de
víctimas con menores de edad.
Dentro de la relación familiar destaca el incesto, considerándose como “el
contacto físico sexual entre personas que tengan relación de consanguineidad”.

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Como destaca AMUVI en su “guía de abusos sexuales a menores”, éstos suelen
comenzar a edad temprana, a veces cuando la víctima tiene tres o cuatro años. El
abusador mediante seducción y engaño, comienza realizando caricias, besos,
tocamientos y a exhibirse delante del menor. Estas conductas se acompañan de un pacto
de silencio que el abusador impone a su víctima. La relación víctima-abusador va
cambiando, incrementándose de forma cuantitativa y cualitativa; de las caricias se pasa
a la masturbación recíproca, a la penetración bucal, anal y en algunos casos vaginal.
Poco a poco, a medida que la víctima crece y la conducta sexual se intensifica, el pacto
de silencio se garantizará mediante amenazas e incluso violencia, siendo esta época
cuando los menores comienzan a mostrar más claramente las psíquicas y de
comportamiento.
En la figura del acoso sexual sobre menores, destaca el cometido prevaliéndose
de una situación de superioridad laboral, docente o jerárquica, recogiéndose como
circunstancia cualificadora de la pena el hecho de tratarse de una víctima especialmente
vulnerable por razón de su edad.
En los delitos de exhibicionismo y provocación sexual la víctima ha de tratarse
necesariamente de un menor de dieciocho años.
Por último, respecto a los delitos relativos a la prostitución y a la corrupción de
menores, la ley prevé expresamente (art.188.5 del CP) la necesidad de apreciar un
concurso real (se impone, de forma acumulativa, las penas correspondientes, a todos los
delitos cometidos) entre estos delitos y las agresiones sexuales cometidos
concretamente sobre la persona que se encuentra en tan lamentable situación.
C. Infracciones contras las relaciones familiares.

Art.217 del Código Penal.

Art.218 del Código Penal.

Art.219 del Código Penal.

Art.220 del Código Penal.

Art.221 del Código Penal.

Art.222 del Código Penal.

Art.223 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo la
referencia al término «persona con discapacidad necesitada de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaz», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

Art.224 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo la
referencia al término «persona con discapacidad necesitada de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaz», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

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Art.225 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo la
referencia al término «persona con discapacidad necesitada de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaz», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

Art.226 del Código Penal.

Art.227 del Código Penal.

Art.228 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo la
referencia al término «persona con discapacidad necesitada de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaz», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

Art.229 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo la
referencia al término «persona con discapacidad necesitada de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaz», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

Art.230 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo la
referencia al término «persona con discapacidad necesitada de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaz», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

Art.231 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo la
referencia al término «persona con discapacidad necesitada de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaz», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

Art.232 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015, en este artículo la
referencia al término «personas con discapacidad necesitadas de especial
protección» ha sido introducida en sustitución de la anterior referencia al
término «incapaces», conforme establece el número doscientos cincuenta y
ocho del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.

Art.233 del Código Penal.


Se incluyen algunos delitos contra el estado civil como la sustitución de un niño
por otro (art.222.3 y 5 del CP) y la entrega de niños eludiendo los procedimientos
legales de guardia, acogimiento o adopción, exigiéndose que medie compensación
económica y que la entrega se realice con la finalidad de establecer relación análoga a la
de filiación (art.221 del CP).
En los delitos de quebrantamiento de los deberes de custodia y de inducción de
menores de abandono del domicilio los tipos básicos los integran la falta de
presentación o de explicación satisfactoria sobre la desaparición del menor de cuya

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 14


custodia estuviese encargado (art.223 del CP), y la inducción al abandono del domicilio
(art.224 del CP).
El delito de abandono de familia respecto de los menores de edad se comete
mediante el incumplimiento de los deberes legales de asistencia inherentes a la patria
potestad, tutela o guarda o acogimiento familiar o de prestar asistencia para el sustento
de los descendientes que se hallen necesitados.
Por su parte el delito de abandono de menores incluye tanto el abandono
temporal como el permanente por parte de la persona encargada de su guarda (art.229 y
art.230 del CP).
Dentro del abandono de menores, resulta especialmente importante la utilización
o prestación de menores para la práctica de la mendicidad, aunque sea encubierta,
destacándose una modalidad agravada para los casos en los que se trafique con menores,
se emplee violencia o intimidación o se les suministre sustancias perjudiciales para su
salud (art.232 del CP).
El concepto de mendicidad se corresponde con la solicitud de dádivas sin
contraprestación alguna, pero al incluirse la mendicidad encubierta, habrá de prestar
atención a la limpieza de parabrisas de vehículos o a la venta de pañuelos, tabaco, flores
o cualquier otra clase de objetos en la vía, lugares o edificios públicos.
De otra parte aunque se trate de faltas (derogadas por el número 1 de la
disposición derogatoria única de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo), se sigue
castigando la no presentación a su familia o a la autoridad de menores que se encuentren
abandonados y la falta de prestación de auxilio que las circunstancias requieran (art.618
del CP).
D. Infracciones contra la libertad.
En los malos tratos a menores hay que tener presente que los delitos de
detención ilegal y los de amenazas y coacciones, con sus correlativas figuras de falta, en
numerosas ocasiones son susceptibles de ser aplicados en situaciones maltratantes.
Las privaciones de libertad ambulatoria, las situaciones intimidatorias o el
anuncio de males o castigos con la finalidad de obligar al menor a determinados
comportamientos, o sin finalidad alguna, suelen ser comportamientos presentes en
situaciones maltratantes, siendo de destacar que también en estas modalidades delictivas
se configura como agravación específica la minoría de edad de la víctima.
E. Infracciones contra la integridad moral.
Dentro de este grupo de infracciones aparece una nueva modalidad delictiva que
puede encontrar en el maltrato infantil frecuentes ocasiones de aplicación. Se trata del
delito de tratos degradantes (art.173 del Código Penal, a partir del 1 de Julio de 2015
redactado en su apartado 2 e introducido el apartado 4 de éste por el número noventa y
dos del artículo único de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo), consistente en
infligir un trato degradante con menoscabo de la integridad moral.
Si el responsable se trata de autoridad o funcionario público hay que tener en
cuenta también la modalidad de comisión por omisión cuando, faltando a los deberes
del cargo, permita que otras personas lleven a cabo tales hechos.

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 15


2.6. Factores que inciden en la existencia de malos tratos.

A. Variables individuales.
Hace referencia a una serie de características de la personalidad como pobre
autoestima, escasa inteligencia, impulsividad, hostilidad, aislamiento, ansiedad, miedo
al rechazo, poca tolerancia a la frustración, narcisismo, inmadurez, desconfianza, abuso
de sustancias tóxicas y conducta delincuente; y a posibles desórdenes psicopatológicos
de las personas que maltratan, como elementos que explicarían estas conductas de
agresión.
En la mayor parte de los casos, tanto los rasgos de personalidad como las
enfermedades mentales se combinan con otros elementos, que favorecen el que se
produzca el maltrato (sólo el 10% de los casos de maltratos pueden ser atribuidos de
forma exclusiva a rasgos de personalidad o enfermedad mental del agresor/a).
Suelen presentar pocas habilidades como padres/madres, escaso autocontrol y
falta de capacidad para afrontar sus problemas.
Respecto a las características de la propia víctima, existen varias investigaciones
que defienden que existen menores que por sus características propias son más
propensos a ser maltratados, como en el caso de bebés prematuros o niños con
necesidades especiales. En la medida en que un niño difícil se encuentre con padres no
capacitados la situación podrá empeorar y la probabilidad de que sufra maltrato
aumentará.
B. Características de la familia.
La familia como grupo e institución social, posee algunas características
distintivas que hacen de ella, según muchos autores, un grupo especialmente propenso a
la violencia.
Hay que tener en cuenta que los miembros de la familia pasan muchas horas
interactuando entre sí, y que el espacio personal y la intimidad suelen ser invadidos
entre los miembros.
La pertenencia a la familia conlleva el derecho a influir en la conducta, actitudes
y valores de los otros miembros, lo que intensifica frecuentemente los desacuerdos y los
conflictos.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que las relaciones dentro de la familia son
inestables de por sí, ya que la estructura de la familia está en continuo cambio como
resultado de su ciclo vital (nacimiento, adolescencia y madurez de los hijos, la muerte
de algún miembro…). La crisis que estos cambios provocan, convierten al grupo
familiar en un lugar donde se generan niveles de estrés más altos que en otros grupos.
C. Factores sociales y culturales.
Desde esta perspectiva, los padres sufren la presión de las circunstancias sociales
tales como el desempleo, factores socioeconómicos o el aislamiento social que pueden
desencadenar, por sí mismos o combinados con variables individuales o características
familiares, el maltrato.

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 16


El maltrato infantil se encuentra inevitablemente entrelazado con un conjunto de
valores, actitudes y creencias de la infancia, la familia y la paternidad, a saber: la
aprobación cultural del uso del castigo corporal y la agresión verbal como práctica de
disciplina, la idea profundamente arraigada de la privacidad de la vida familiar y la
creencia de que los niños/as son una propiedad que puede ser manejada de acuerdo con
la libre elección de los padres.
El maltrato puede producirse de manera similar en todos los estratos sociales,
pero se conocen y detectan los de los estratos sociales más desfavorables al ser los que
acceden con mayor frecuencia a los servicios sociales.
A nivel cultural, es importante tener en cuenta que en culturas donde el castigo
infantil como estrategia educativa no se valora y es infrecuente, se dan muy pocos casos
de maltrato infantil. Esto hace pensar en que hay una relación entre la aparición de casos
de maltrato infantil y la aceptación del uso del castigo físico como estrategia educativa.

2.7. Evaluación del maltrato.

La evaluación del daño se realiza valorando el nivel de satisfacción de las


necesidades que tiene el niño/a. Eso se observa en su estado actual, teniendo en cuenta
sus capacidades y su nivel evolutivo. Cinco factores son los importantes para fijarnos en
la gravedad del daño:
1) Severidad y frecuencia del maltrato.
2) Cercanía temporal del incidente.
3) Presencia y localización de la lesión.
4) Características de comportamiento del niño/a.
5) Situación cognitiva del menor.

Al evaluar el riesgo al que está expuesto un menor debemos intentar contemplar


datos como:

Las características del incidente:

Tipo de incidente.
Severidad y/o frecuencia.
Cercanía temporal al momento de la evaluación.
Presencia y localización de la lesión.
Datos sobre historia previa de informes sobre maltrato y/o abandono.

Los factores de vulnerabilidad infantil:

Posibilidad de acceso del maltratador/a del menor.


Edad del menor.
Visibilidad por parte de la comunidad.
Capacidad del menor para protegerse a sí mismo.
Tipo de comportamiento del menor.

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 17


Las características del cuidador:

Abuso de drogas/alcohol.
Historial de conducta violenta, antisocial o delictiva.
Capacidades físicas, intelectuales y emocionales.
Interacción cuidador/a con el menor.

Las características del entorno familiar:

Datos observados o conocidos sobre la relación de pareja.


Presencia de padre o madre sustituto.
Condiciones del hogar.
Fuentes de apoyo social.
Los objetos a conseguir con la recogida de la mayor cantidad posible de datos, es
decir, de la evaluación de riesgo serán:
1. Determinar si existen evidencias fundadas que apoyen la veracidad de la
situación de maltrato.
2. Evaluar el riesgo en que se encuentra el menor de ser víctima de una nueva
situación de maltrato.
3. Garantizar la asistencia de urgencia cuando la valoración del riesgo y la
severidad del casi así lo requieran.

3. EL MENOR INMIGRANTE COMO VICTIMIZACIÓN


SECUNDARIA DEL SISTEMA.

El menor inmigrante sufre una doble victimización:


A. Víctima del país de origen: al igual que en el proyecto migratorio de los
mayores, las motivaciones y causas que llevan a los menores no acompañados a
emigrar son varias y complejas, es un fenómeno multicausal:

1. Motivos políticos: las persecuciones por razones étnicas-políticas y


religiosas hacen que algunos menores decidan abandonar sus países por
temor a la persecución, normalmente son los menores que solicitan asilo
al legar al país de acogida. Según el informe CONRED, algunos lo hacen
para evitar se enrolados en el ejército, otros porque las actividades de
oposición política de sus padres le exponen a represalias, en estos
cuentan con el apoyo familiar para abandonar el país (menores
procedentes de Irak, Afganistán, Somalia, Ruanda…).
2. Motivos económicos: estos son los menores en los que la precariedad
económica es la causa principal de su migración, ya que desde temprana
edad deben aportar a sus familias fondos provenientes de su trabajo, lo
que conlleva el abandono precoz de la escuela y la asunción por parte de
los menores de deberes de adultos y la pérdida progresiva de sus

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 18


derechos como niños. Dentro de este grupo se encuentran principalmente
los que vienen del Magreb y los de Europa del este.
3. Estrategias de mejora de las expectativas sociales y culturales: el deseo
de éxito tanto del menor como de su familia, es también causa de la
emigración de estos menores. Lamentablemente la visión de Europa a la
que acceden por los medios de comunicación o por las vivencias
familiares, que transmiten el mensaje de que este es un lugar donde es
posible conseguir sus aspiraciones y sueños, hace que muchos de ellos se
jueguen la vida en los bajos de un camión o en una patera para alcanzar
el Dorado, porque cuando no se tiene nada que perder, la esperanza de un
futuro mejor puede más que el miedo a la muerte, y así buscan escapar de
la precariedad económica y la inmovilidad social en la que viven.

B. Víctima del sistema legal establecido en el país de acogida: es la consecuencia


de la inmigración, donde se trata al menor inmigrante como al adulto
inmigrante, con procesos largos y farragosos de adaptación, resoluciones donde
no prima el interés superior del menor sino el retorno, la expulsión, el quitárselo
de encima por parte de la administración…
Por ejemplo el plazo de 9 meses desde que son puestos a disposición de los
Servicios de Protección de Menores para proceder a otorgarles el permiso de residencia.
Ello lleva en muchos casos a la desprotección del menor, ya que en la práctica este
plazo se convierte en la supuesta cobertura legal para no adoptar medida alguna de
protección, limitándose a brindar a los menores los mínimos servicios de alojamiento y
manutención…
Por otro lado el citado Reglamento introduce confusión al establecer que “en
todo caso, el hecho de no contar con la autorización de residencia no supondrá un
obstáculo para el acceso del menor a aquellas actividades o programas de educación o
formación…”, contrariando a la Ley de Extranjería que claramente establece en su
artículo 35 que “se considerará regular, a todos los efectos, la residencia de los menores
que sean tutelados en España por una Administración Pública…”, despejando toda duda
acerca de la regularidad de la residencia de estos menores la afirmación de la ley en
cuanto a que los efectos de la residencia legal “se retrotraerán al momento en que el
menor hubiere sido puesto a disposición de los servicios de protección de menores”.
A esta contradicción habría que agregar los diferentes criterios adoptados por las
Comunidades Autónomas, ya que no existe unanimidad en cuanto al momento en que
los Servicios de Protección del Menor deberían iniciar el proceso de regulación oficial
no acompañado.
En el informe de Save the Children (2003) se señala que algunas Comunidades
Autónomas inician este proceso tras comprobar que el retorno del menor a su país de
origen no está en consonancia con el interés superior del menor, no obstante en la
mayoría de las CCAA, los Servicios de Protección del Menor esperan a los nueve meses
antes de iniciar su regulación, sin tomar en consideración si el retorno del menor es
preferible. Otras Comunidades en cambio, ignoran por completo los límites de tiempo,
quedándose a la espera para comprobar si el menor se adapta bien al sistema de
protección, lo que puede llevar a importantes variaciones en los periodos de espera.

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 19


3.1. El menor inmigrante dentro del contexto migratorio.

A pesar de que el fenómeno de la inmigración es relativamente reciente en


España, éste se ha acelerado en los últimos tiempos, constituyendo una de las
principales cuestiones que deberá asumir la sociedad del siglo XXI.
Dentro de esta inmigración se ha observado una notable intensidad del
crecimiento del número de menores y jóvenes inmigrantes. Menores que por su propia
condición constituyen un colectivo que requiere mayor protección y jóvenes que por su
origen inmigrante suman a la problemática general que los afecta en esta etapa de
transición a la vida adulta, la problemática de su proceso de integración a la sociedad
española.
Esta realidad debe ser tomada en cuenta por la sociedad receptora para diseñar
políticas que permitan construir una sociedad donde todos tengamos un sitio donde
desarrollarnos y que presten especial atención a este colectivo que tiene mayores riesgos
de sufrir procesos de exclusión social.
Según los datos proporcionados por el Observatorio de la Infancia en Andalucía
del año 2010:

Población extranjera menor de 18 años según sexo y edad. Andalucía 2010

Ambos sexos Chicos Chicas

0 años 6.975 6,0% 3.636 6,1% 3.339 6,0%


1 año 7.830 6,8% 4.016 6,7% 3.814 6,9%
2 años 6.054 5,2% 3.106 5,2% 2.948 5,3%
3 años 5.815 5,0% 3.038 5,1% 2.777 5,0%
4 años 5.790 5,0% 3.045 5,1% 2.745 4,9%
5 años 5.884 5,1% 3.114 5,2% 2.770 5,0%
6 años 5.839 5,0% 2.959 4,9% 2.880 5,2%
7 años 5.876 5,1% 2.933 4,9% 2.943 5,3%
8 años 5.914 5,1% 3.053 5,1% 2.861 5,1%
9 años 6.508 5,6% 3.411 5,7% 3.097 5,6%
10 años 6.544 5,7% 3.401 5,7% 3.143 5,7%
11 años 6.611 5,7% 3.391 5,6% 3.220 5,8%
12 años 6.780 5,9% 3.538 5,9% 3.242 5,8%
13 años 6.778 5,9% 3.529 5,9% 3.249 5,8%
14 años 6.652 5,7% 3.430 5,7% 3.222 5,8%
15 años 6.607 5,7% 3.484 5,8% 3.123 5,6%
16 años 6.524 5,6% 3.472 5,8% 3.052 5,5%
17 años 6.708 5,8% 3.531 5,9% 3.177 5,7%
Total 115.689 60.087 55.602

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 20


La juventud inmigrante se presenta como un desafío nuevo dentro de la “España
Inmigrante”. Sostiene Lorenzo Cachón Rodríguez que en los últimos años se está
completando el “ciclo migratorio” y se ha comenzado a formar la “España inmigrante”,
pasando de un momento en el que el mercado de trabajo impuso su ley produciéndose el
incremento de la inmigración en España a mediados de los ochenta, el actual momento
en el que está comenzando un proceso de “enculturación” de esos inmigrantes y
comenzándose a plantear los desafíos de la integración social y la multiculturalidad. Y
dentro de esos desafíos ha comenzado a producirse de modo destacado la creciente
presencia de jóvenes inmigrantes colectivo que plantea problemáticas específicas.
Volviendo sobre el concepto de “ciclo migratorio” tomado como el conjunto de
procesos por el cual las poblaciones que pertenecen a un espacio económico periférico
entran, se establecen y se implantan en una sociedad capitalista, podemos distinguir
dentro del mismo tres momentos:
1. El primer momento, que se produce bajo el predominio de la relación salarial y
la marginalidad social
2. El segundo momento, con el proceso de enculturación de los inmigrantes, su
consolidación en el territorio y la aparición de agencias que se ocupan
activamente de ellos.
3. El tercer momento, con los desafíos de la conclusión social entre inmigrantes y
autóctonos y de los derechos de participación política de aquellos.
Es en el segundo momento donde aparecen nuevas problemáticas como es la
entrada de los niños inmigrantes en el sistema escolar, la presencia de inmigrantes en el
sistema sanitario y la cuestión de la vivienda. A partir de ahora la población autóctona
se dará cuenta que no sólo ha llegado “mano de obra” sino “personas”.
En el tercer momento del ciclo, es donde la presencia estable de nuevas
poblaciones, étnicamente diferentes, plantea su integración social. El autor citado afirma
que de la evolución que se dé a los desafíos que plantea esta integración depende que se
complemente un ciclo y se abran otros ciclos que permitan la reestructuración de las
sociedades de acogida. Podríamos afirmar que en la tercera etapa comienza a
construirse socialmente la “juventud inmigrante”, y a la vista de lo sucedido en los
países de nuestro entorno, podría incluso señalarse que su integración será uno de los
retos más importantes que habrá que afrontar en esta etapa.

3.2. Victimización del menor inmigrante.

A. Menor nacionalizado.
Los menores nacionalizados inmigrantes sufren los mismos problemas de
discriminación o de rechazo en cuanto a raza, cultura o religión que los que tenían antes
de nacionalizarse, señala Lorenzo Cachón Rodríguez (informe “Menores Inmigrantes en
Andalucía: la atención en los centros de protección de menores, 2004, Defensor del
Menor en Andalucía).
En su estudio “Los menores de origen extranjero” Carlos Jiménez Romero¸
señala el error en que se cae muy a menudo tanto en el marco institucional como en el

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 21


social, al usar en forma discriminada apelativos tales como “niños inmigrantes”,
“menores extranjeros”, “menores ilegales”…Sugiriendo el uso del término “menores de
origen extranjero”, en que se englobarían a todos los que comparten un rasgo común
que los diferencia de otros menores, ya sea por la vinculación, por nacimiento o por sus
progenitores a otro referente nacional y cultural.
Menores que en general comparten ciertas características propias, entre las que
se destacan:

Pasan o han pasado por la experiencia de la inmigración o la extranjería.


Una parte importante de su vida está condicionada por el estatus de sus padres
(precariedad económica, alta movilidad residencial…).
Socialización caracterizada por darse entre dos mundos socioculturales
diferenciados.

B. Menor extranjero no acompañado.


A la pregunta de ¿por qué un menor decide emprender una migración dejando
atrás a su familia, a sus amigos, su casa o su país?, la respuesta es tan compleja que no
admite una sola respuesta.
Dentro de la problemática del menor inmigrante, uno de los temas al que debe
prestarse especial atención es al de la inmigración irregular de menores de edad no
acompañados.
Es la importancia de destacar algunos datos, cifras que reflejan la magnitud de
esta realidad. Según los datos de CONRED, los países con mayor llegada de menores
inmigrantes no acompañados son Italia y España, en 2003 se concentraban en estos dos
países el 79% de estos menores no acompañados.
Por áreas geográficas, en España el 77.80% de los menores provenían del
Magreb, 8.02% de Europa del Este, 6.05% del África Subsahariana y el 2.06% de
América. Lo que refleja que el gran reto es resolver la situación de los menores que sin
ninguna protección cruzan el Estrecho en busca de un futuro.
Para conceptualizar la expresión “menor extranjero no acompañado” nos
remitiremos a la definición que de ella ha dado el Consejo de la Unión Europea: “todos
los nacionales de países terceros menores de 18 años que entran en territorio de los
Estados miembros sin estar acompañados de un adulto que sea responsable de ellos por
la ley o el hábito, y mientras no estén efectivamente bajo cargo de tal persona, así como
los menores nacionales de países terceros que fueran dejados solos después de entrar
en el territorio del Estado miembro”.
Por otra parte nos encontramos la evolución que el término ha tenido para el
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, quien sustituyó el
término “menores no acompañados” (en 1997 definió el término como “los niños y
adolescentes menores de 18 años que se encuentran fuera de su país de origen y están
separados de ambos padres o de la persona que por ley o costumbre le tuviera a su
cargo”), por el término “menores separados”, entendiendo que este término refleja con
mayor exactitud la realidad de los menores: “los niños separados son niños menores de
18 años que se encuentran fuera de su país de origen y separados de sus padres, o del
previo responsable legal. Algunos de los niños se encuentran totalmente solos mientras

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 22


que otros, los cuales también conciernen al SCEP, pueden estar viviendo con miembros
de su familia extensa. Todos, como niños, son niños separados y con derecho a recibir
protección internacional bajo una amplia gama de instituciones internacionales y
regionales” (Alianza Internacional Save the Children-Acnur. Declaración de buenas
prácticas, 2004).
ACNUR propone de esta forma un concepto más amplio, ya que no sólo
implicaría estar separado de sus familias sino de su hogar, de su cultura, de sus
orígenes… por situaciones como pobreza extrema, persecuciones, guerras o desastres
naturales entre otros.
C. Marco legal y de protección del menor inmigrante.
La ley 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en
España y su integración social, establece en su artículo 35 como residencia de menores:

En los supuestos en que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado


localicen a un extranjero indocumentado cuya minoría de edad no pueda ser
establecida con seguridad, se le dará, por los servicios competentes de
protección de menores, la atención inmediata que precise, de acuerdo con lo
establecido en la legislación de protección jurídica del menor, poniéndose el
hecho en conocimiento inmediato del Ministerio Fiscal, que dispondrá la
determinación de su edad, para lo que colaborarán las instituciones sanitarias
oportunas que, con carácter prioritario, realizarán las pruebas necesarias.

Determinada la edad, si se tratase de un menor, el Ministerio Fiscal lo pondrá a


disposición de los servicios competentes de protección de menores de la
Comunidad Autónoma en la que se halle.

La Administración del Estado solicitará informe sobre las circunstancias


familiares del menor a la representación diplomática del país de origen con
carácter previo a la decisión relativa a la iniciación de un procedimiento sobre su
repatriación. Acordada la iniciación del procedimiento, tras haber oído al menor
si tiene suficiente juicio, y previo informe de los servicios de protección de
menores y del Ministerio Fiscal, la Administración del Estado resolverá lo que
proceda sobre el retorno a su país de origen, a aquel donde se encontrasen sus
familiares o, en su defecto, sobre su permanencia en España.

Se considerará regular, a todos los efectos, la residencia de los menores que sean
tutelados en España por una Administración Pública o en virtud de resolución
judicial, por cualquier otra entidad. A instancia del organismo que ejerza la
tutela y una vez que haya quedado acreditada la imposibilidad de retorno con su
familia o al país de origen, se otorgará al menor una autorización de residencia,
cuyos efectos se retrotraerán al momento en que el menor hubiere sido puesto a
disposición de los servicios de protección de menores. La ausencia de
autorización de residencia no impedirá el reconocimiento y disfrute de todos los
derechos que le correspondan por su condición de menor.

Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado adoptarán las medidas técnicas
necesarias para la identificación de los menores extranjeros indocumentados,
con el fin de conocer las posibles referencias que sobre ellos pudieran existir en
alguna institución pública nacional o extranjera encargada de su protección.

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 23


Estos datos no podrán ser usados para una finalidad distinta a la prevista en este
apartado.
En cuanto a la determinación de la minoría de edad, se valdrán de una prueba
oseométrica (radiografía de la muñeca), y de un informe médico que determinará la
edad, y que será remitido al Juez de menores para que el Forense emita un informe a la
vista de las pruebas aportadas con relación a la minoría o no de la edad del extranjero.
Según Save the Children (Menores no acompañados. Informe sobre la situación de los
menores no acompañados en España, 2003) advierte que: “esta prueba conlleva
múltiples problemas que han sido bien documentados por ONGs y académicos, y
también reconocidos por funcionarios de la administración. Las críticas se centran en
los siguientes factores de inexactitud intrínseca que conlleva la prueba: su irrelevancia
étnica; la escasez de profesionales de la medicina con pericia en el desarrollo físico
típico de menores no europeos; el acceso limitado de los menores a la información
sobre el proceso de la prueba y su participación en él y finalmente, la ausencia de
supervisión eficaz durante el proceso”.
Recomendando en este sentido el citado informe, que los menores deberían tener
acceso a asistencia jurídica antes de que se les someta a la prueba de edad, si así lo
desean; si el menor no estuviera de acuerdo con los resultados de la prueba de edad, se
le debería ofrecer la opción de realizar una segunda prueba.
Toda esta problemática nos lleva directamente a la figura legal del desamparo,
definida por el artículo 172.2 del Código Civil: “cuando los padres o tutores, por
circunstancias graves, no puedan cuidar al menor, podrán solicitar de la entidad
pública competente que ésta asuma su guarda durante el tiempo necesario…Asimismo,
se asumirá la guarda por la entidad pública cuando así lo acuerde el Juez en los casos
en que legalmente proceda”.
Si bien no cabe duda que ante un menor extranjero debe tener prioridad la
aplicación de la legislación específica de menores (Convención de los Derechos del
Niño, de 20 de Noviembre de 1989 y Ley de Protección Jurídica del Menor 1/1996),
claramente protectora de sus derechos y que persigue salvaguardar su integridad física y
moral, el legislador no ha dejado de verlos como extranjeros y por ello la legislación
específica de este colectivo se ocupa de la situación de estos menores.
En virtud de lo reglado por la Constitución Española en sus artículos 39 y 53.3,
la Comunidad Andaluza tiene delegadas las competencias en relación a la protección de
menores, destacándose en este tema los artículos 13, 22 y 23 de su Estatuto de
Autonomía, que tiene desarrollo en la Ley 1/1998, de 20 de Abril de los Derechos y la
Atención del Menor y el Decreto 42/2002, de 12 de Febrero del Régimen del
Desamparo, Tutela y Guarda Administrativa.
Esta Ley establece que “la administración de la Junta de Andalucía, en
colaboración con la Administración del Estado, procurará la adecuada atención e
integración social de los menores extranjeros que se encuentran en situación de riesgo
o desamparo, durante el tiempo que éstos permanezcan en nuestra Comunidad
Autónoma, respetando en todo momento su cultura y procurando la reinserción social
en su medio familiar y social siempre que ello sea posible. A tal fin promoverá el
establecimiento de programas de cooperación y coordinación necesarios con los
Estados origen de los menores”.

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 24


Otro proceso de victimización legal es el artículo 35 de la Ley Orgánica 4/2000,
de 11 de Enero, sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y su
integración social, el cual nos introduce en otro delicado punto en relación al menor no
acompañado, “el reagrupamiento familiar” y el “retorno a su país de origen o a aquel
donde se encontrasen sus familiares” o bien su “permanencia en España”.
Previo a la decisión del retorno del menor, la Administración deberá desarrollar
acciones para identificar tanto al menor como a sus familiares, y una vez ubicados éstos,
valorar si procede o no el retorno, que sólo podrá efectuarse siempre que no exista
ningún riesgo para el menor.
En este punto hay una disyuntiva difícil que es la reunificación familiar frente al
interés del menor. En un primer momento parecería lógico suponer que el interés
superior del menor será vivir con su familia, por lo que la reagrupación familiar sería
entonces la decisión más acertada. No obstante, si tomamos en cuenta al Defensor del
Menor en Andalucía, en su Informe especial sobre Menores Inmigrantes en Andalucía
de Diciembre de 2003:”el interés superior del menor,… se encuadra dentro de los
denominados conceptos jurídicos indeterminados, en la medida en que no hay una
definición clara y terminante sobre cuál es ese interés superior, que pueda aplicarse a
cualquier menor sin distinción. Por lo que habrá que analizar cada paso en particular
para determinar qué medida de protección sería la más adecuada para satisfacer el
concreto interés superior del menor en cuestión”.
La repatriación de estos menores puede dar lugar en la práctica a conflictos con
los deseos propios expresados por el niño o su familia. Deseos que, sin embargo, no
puede expresar de manera legal, puesto que el menor de edad se encuentra sin
representación jurídica; no tiene derecho a la asistencia de un abogado, ni tiene derecho
a comparecer ante el juez.
Si bien de la Ley del Menor y del Código Civil se desprende claramente que el
principio del interés del menor debe presidir la toma de decisión acerca de su futuro, la
Ley Orgánica 4/2000, de 11 de Enero, sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros
en España y su integración social y su reglamento no son tan explícitos en este sentido,
dando prioridad a la repatriación del menor, y haciendo énfasis en el principio de
reunificación familiar. Se establece en esta normativa dos requisitos mínimos para que
pueda autorizarse la repatriación del menor:

La localización de un miembro de su familia o los servicios de protección del


menor en el país de origen que se hagan responsables del menor.
Que no exista ningún riesgo o peligro para el bienestar del menor o su familia a
su retorno.
La evaluación de si la repatriación puede considerarse como el interés superior
del menor, es mucho más compleja que la simple confirmación de que el menor será
recibido por una persona o entidad competente y que no existe ningún riesgo de
persecución.
Por otro lado si bien la legislación determina expresamente el procedimiento a
llevarse a cabo para hacer efectiva la repatriación del menor, no son pocas las
denuncias existentes en cuanto a las violaciones de los derechos del niño que con estas
prácticas se estarían llevando a cabo (ver entre otras las denuncias que se hacen en el
Informe sobre la situación de los Menores no acompañados en España de Save the

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 25


Children de 2003; Informe especial sobre Menores Inmigrantes en Andalucía del
Defensor del Menor de 2004; Informe entre la represión y la protección de la
Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía; Racismo Institucional: Malos tratos
de la Administración española a los menores extranjeros no acompañados. Mercedes
Jiménez Álvarez.):

No son informados ni los menores, ni sus familias de que se les van a retornar.
La decisión se toma de forma discrecional, no hay un informe social que lo
avale.
Se rompen procesos de escolarización, de programas educativos y de formación
profesional de los menores.
La nueva Instrucción 6/2004, de 26 de Noviembre, sobre tratamiento jurídico de
los menores extranjeros inmigrantes no acompañados, de la Fiscalía General del
Estado que retoma “un papel más coherente con su papel institucional garantizador de
los derechos e intereses del niño”, se pone en marcha un sistema de control a través del
cual la Fiscalía de Menores toma una participación fundamental en los procedimientos
de repatriación, en concordancia con los establecido por el artículo 92.4 del
Reglamento de Extranjería.
Según el señalado artículo 35 de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de Enero, sobre
Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y su integración social,
transcurridos 9 meses desde que el menor se ha puesto bajo la tutela de los servicios de
protección competentes y una vez intentada la repatriación con su familia o su país de
origen, si no fuera posible deberán instar que se les otorgue una autorización de
residencia, cuyos efectos se retrotraerán al momento en que el menor hubiere sido
puesto a disposición de los servicios de protección de menores. Esto no es garantía
absoluta de que el menor no sea repatriado si se presentan las condiciones para su
retorno.
En cuanto al destino que los Servicios de Protección del Menor dan a los
menores que no son repatriados, el caso más extendido es que se les derive a Centros
de Acogida concebidos únicamente para menores extranjeros no acompañados. En el
caso de Andalucía, es opinión de las Autoridades competentes en materia de protección
de menores, que es más beneficioso que en una primera etapa estén separados de los
niños españoles, por razón de las diferencias idiomáticas, culturales y religiosas de
estos menores y sobre todo por sus planes de futuro, ya que estos niños tienen un
proyecto de migración que no suele ser frecuente en los niños españoles. Los recursos
residenciales con que se cuenta en Andalucía son:

Centros de acogida inmediata: que son aquellos centros que atienden con
carácter de urgencia los menores que se encuentren en situaciones de
desprotección o alto riesgo por ser objeto de malos tratos físicos o psíquicos, u
otras circunstancias graves que así lo requieran. Dichos menores permanecen en
este tipo de centros un periodo de tiempo breve, durante el cual se analiza su
situación personal y sociofamiliar, realizándose las intervenciones necesarias
para proponer la alternativa más adecuada.

Residencias: estos centros ofrecen a los menores el alojamiento, convivencia y


educación necesaria para su adecuado desarrollo, durante el tiempo que se haya
establecido, y hasta que sea posible el retorno a su familia, o bien se adopte otro
tipo de medida. Las residencias responderán a un modelo de dimensiones

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 26


reducidas y acogerán a los menores objetos de esta medida de protección. En
los casos de hermanos con vínculos establecidos, acogerán a todo el grupo
familiar, con objeto de evitar ruptura de lazos afectivos.

Casas: siguen los patrones habituales que conforman una vivienda familiar de
tipo medio, y estarán ubicadas en viviendas habituales, totalmente integradas en
la Comunidad. Cuando el internamiento de los menores se presuma por un
periodo de tiempo prolongado, se llevará a efecto preferentemente en estas
casas, a fin de que los miembros que compongan puedan ser un referente
familiar frente a la imposibilidad de reintegrarse a su familia de origen u otra
alternativa.

Casas tuteladas: tienen una configuración igual a las casas antes citadas, pero
están destinadas específicamente, a jóvenes entre 16 y 18 años de edad. Su
misión es facilitar el desinternamiento progresivo de estos menores, a través de
la realización de programas específicos que desarrollen su autonomía personal y
fomenten su integración socio-laboral para lograr su independencia al llegar a la
mayoría de edad.
En cuanto al asilo de menores no acompañados, la legislación española de asilo
no prevé un procedimiento diferenciado para la tramitación de las solicitudes de
menores no acompañados, por lo que, en principio, están sometidos a los mismos
criterios de admisibilidad que los adultos.
En el caso de los menores no acompañados solicitantes de asilo, es primordial
señalar que debido a su situación de especial vulnerabilidad, no sólo están protegidos
en su calidad de solicitantes de asilo por las disposiciones de la Convención de Ginebra
y por todas las convenciones de derechos humanos, sino también, y de forma prioritaria
por toda la legislación regional, nacional e internacional dirigida específicamente a la
protección de los derechos de los niños.
El Informe de la Federación SOS RACISMO destaca que la legislación
marroquí, tras la promulgación de la Ley nº 02-03 relativa a la entrada y residencia de
extranjeros en Marruecos, a la emigración e inmigración irregulares, de 20 de
Noviembre de 2003, prevé que un menor de 18 años que haya emigrado de manera
irregular y sea devuelto a Marruecos, está cometiendo una infracción, por lo que podría
ser sancionado. Se afirma en el citado informe que “precisamente una de las causas
para poder solicitar asilo y refugio es que el extranjero pueda ser castigado al ser
devuelto a su país de origen por un delito que no sea punible conforme a la legislación
del país de acogida. De ahí, nuestra conclusión de que la vía de asilo queda abierta
para estos menores que son retornados sin garantías”.
Independientemente de ambas victimizaciones primaria y secundaria, que son
ajenas al menor inmigrante que las padece, según la mediadora intercultural Helga
Flamtermesky, los procesos psicológicos que el inmigrante experimenta lo hace de la
siguiente manera:
a) Los cambios: la inmigración supone muchos cambios en la vida de la persona
que decide o que le toca inmigrar, cambios que afectan a la comunidad que deja
como a la llegada. Se distinguen dos tipos de cambios: los que son consecuencia
de la decisión de inmigrar, y los otros que son consecuencia del encuentro que
el inmigrante tiene con otras personas y otros códigos de culturas diversas,

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 27


distinguiéndose cambios en el “área de lo personal” (las expectativas y los
sueños, el sentido de la vivienda o de hogar, pérdida o ausencia de
espontaneidad), cambios en el “área social” (cambios en la clase social, en la
capacidad de comunicación…), cambios en el sentido de comunidad y
finalmente cambios en el sentido de la política.
b) El duelo migratorio: este es un proceso complejo de reorganización al que debe
hacer frente el ser humano para adaptarse al cambio migratorio. Afrontar los
duelos no sólo es favorable para el inmigrante, es conveniente para la sociedad
para evitar la fractura social, pues la exclusión y la discriminación se aplica
sobre todo a personas o colectivos vulnerables.
c) El síndrome de Ulises: se caracteriza por un estrés crónico y múltiple,
provocado entre otras situaciones por la soledad, la lucha por la supervivencia y
el miedo que rodea al inmigrante. De acuerdo con el psicólogo Joseba
Achotegui en los menores se exterioriza frecuentemente por una gran
irritabilidad, sensación de fallos de la memoria, de la atención, sentirse perdido,
incluso perderse físicamente, hallarse desorientados a nivel temporal…Afirma
que “la confusión podría estar ligada con el tener que esconderse, hacerse
invisibles, para no ser retenidos, repatriados. Así no es infrecuente encontrar
casos de menores que han pasado por numerosos tutelados en los que dan un
nombre diferente en cada lugar. ¿cuál es el verdadero? Al final quizás ni ellos
los saben. Estos pacientes hacen comentarios muy expresivos. También la
migración en situación externa favorece la confusión, la existencia de muchas
mentiras o medias mentiras, fabulación… en las relaciones familiares. El
inmigrante apenas explica la verdad a los suyos para que no sufran por él”.

4. CONCLUSIÓN. ANÁLISIS REFLEXIVO.

Dentro del fenómeno migratorio se está produciendo la presencia cada vez más
notoria de niños y jóvenes extranjeros. Su presencia en la sociedad necesita de un
cambio de enfoque con respecto a sus padres, estos normalmente han sido vistos como
mano de obra, en cambio estas segundas generaciones plantean el gran reto de la plena
integración social.
Es fundamental reconocer que la integración no es sólo un problema del
inmigrante. Es un proceso complejo de mutua adaptación entre autóctonos y
extranjeros, y por ello requiere de acciones concretas que pasan por un establecimiento
paulatino de intervención positiva y convivencia en la sociedad.
La realidad no se puede reducir sólo a motivos económicos, dejando de lado
otras razones, como son los motivos políticos, las perspectivas de mejoras sociales o
culturales o en definitiva, la búsqueda de una vida digna. Sólo comprendiendo la
realidad que dejan estos menores en su país de origen, tomando conciencia real de la
pérdida que la migración les provoca, estaremos en condiciones de ayudarlos y aportar
en alguna medida nuestra colaboración para lograr su integración en esta sociedad que
no siempre está dispuesta a reconocer el derecho que tienen a formar parte de ella.
Es decir la migración no puede entenderse como un fenómeno coyuntural sino
como una realidad que irá aumentando progresivamente. Se hace necesario que las

ACTUACIÓN POLICIAL CON MENORES INMIGRANTES 28


sociedades actuales tengan conciencia que deben asumir la interculturalidad y de que
deben preparar los programas de acción social e institucional necesarios para asumir
este reto, fomentando el respeto con relación al otro, la tolerancia, evitar el racismo y la
xenofobia. La desinformación, la fragmentación informativa o el desconocimiento del
otro, son causas que pueden generar actitudes de desconfianza, de incomprensión, de
enfrentamiento o rechazo.
Los menores inmigrantes no acompañados o separados llegan a España después
de realizar un gran esfuerzo, en el que ponen en peligro muchas veces su vida, siendo en
un alto porcentaje varones cuyo objetivo es encontrar trabajo, ya que en muchos casos
el cruzar el Estrecho forma parte de un proyecto migratorio familiar, de una familia
cuyas condiciones extremas de pobreza las impulsa a apoyarlos en su intento de
encontrar un futuro mejor, o bien son niños que carecen de vínculos familiares, que
sobreviven en las calles cuya integración una vez llegados a España aún será más difícil.
En general nos encontramos con jóvenes que vienen con grandes expectativas,
esperando encontrar en Europa un paraíso de oportunidades y que en algunos casos son
engañados por las redes de tráfico, o en otros son empujados a intentar suerte por sus
familiares y amigos que ya viven en España o en otros países Europeos, y que al llegar
chocan con una realidad llena de dificultades, dándose cuenta de que no están
preparados para desenvolverse, sintiéndose solos, vulnerables, con miedo y
desconfianza, faltos de cariño y apoyo del entorno. Todo ello hace que, cuando son
tutelados por las Administraciones, muchos de ellos reaccionan con agresividad y
conflictividad, además de las dificultades propias de una mala comunicación, debido al
desconocimiento del idioma, bajo nivel educativo y diferencias socio-culturales
(Informe de la Conferencia regional sobre las migraciones de los menores no
acompañados: actuar de acuerdo al interés superior del menor. Torremolinos, Málaga
2005).
Para tratar con estos niños es necesario conocerlos, saber cuál es la realidad que
viven antes de migrar a España, las razones que los impulsan a venir y los medios que
utilizan para llegar a nuestras fronteras. Por ejemplo, el periódico El País publicó el 12
de Septiembre de 2005, la siguiente noticia: “hasta hace poco, los muchachos que
arribaban a las playas de Andalucía, procedían de las pandillas callejeras de grandes
ciudades como Tánger o Casablanca, estaban desnutridos, esnifaban pegamento y
rondaban la mayoría de edad. Eso ha cambiado, la mayoría de los que llegan ahora no
son desarraigados, sino que tienen un perfil claramente real: están bien alimentados y
proceden de pueblos miserables de la zona de Uarzazat, en el interior de Marruecos. A
veces, sus padres llaman por teléfono a la Junta de Andalucía para confirmar que han
llegado bien. A veces lloran porque se sienten perdidos”.
La presencia en España de menor extranjero no acompañado determina la
inmediata acción por parte del Estado para asegurar en primer lugar que el mismo reciba
la protección necesaria, y en un segundo término para decidir sobre su futuro, siempre y
cuando se respete “el superior interés del menor”, reconocido tanto por la legislación
interna como internacional. Este principio universal deberá presidir cualquier tipo de
decisión que al respecto se adopte.
Ahora bien, no se puede tomar una resolución sin tener en cuenta la opinión del
menor, por lo que es fundamental que su voz sea oída por las autoridades sobre las que
recae tan transcendente decisión para la vida del menor. El menor inmigrante debe ser
considerado antes que nada “menor”, y ello implica unos efectos legales que deben

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prevalecer sobre la normativa específica que protege a los extranjeros, sin distinción de
su lugar de procedencia. La realidad se encarga de demostrar que este principio no
siempre prima sobre el resto en los procedimientos de reagrupación familiar.

5. BIBLIOGRAFÍA.

Defensor del Menor en Andalucía. (2003). Informe Especial al Parlamento


sobre Menores Inmigrantes en Andalucía. La atención en los centros de
protección de menores.

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Infancia y Adolescencia en Andalucía.

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Menores Inmigrantes.

Save the Children. (2003). Menores no acompañados. Informe sobre la situación


de los menores no acompañados en España.

Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía. (2006). Informe entre la


represión y la protección.

Federación SOS Racismo. (2004). Menores en las fronteras: de los retornos


efectuados sin garantías a los menores marroquíes y de los malos tratos
sufridos.

Informe de la Conferencia regional sobre las migraciones de los menores no


acompañados: actuar de acuerdo al interés superior del menor. Torremolinos,
Málaga 2005.

Jiménez Álvarez, M. (2003). Los Niños Pateras.

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Administración española a los menores extranjeros no acompañados.

Ley Orgánica 10/1995, de 23 de Noviembre, del Código Penal. Boletín Oficial


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Ley Orgánica 1/1996, de 15 de Enero, de Protección del Menor, de modificación
del Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Boletín Oficial del Estado,
de 17 de Enero de 1996, número 15.

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las Naciones Unidas el 20 de Noviembre de 1989. Instrumento de ratificación
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Extranjeros en España y su Integración Social. Boletín Oficial del Estado, de 12
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Real Decreto 557/2011, de 20 de Abril, por el que se aprueba el Reglamento de


la Ley Orgánica 4/2000, sobre derechos y libertades de los extranjeros en
España y su integración social, tras su reforma por Ley Orgánica 2/2009. Boletín
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Ley nº 02-03 relativa a la entrada y residencia de extranjeros en Marruecos, a la


emigración e inmigración irregulares.

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