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queta: R.A. Ge Tilo Gia La sod fodele FILOSOFIA x Y LETRAS N No cpr a eroducin tal 0 de ninguna Tora © sea electronic, me ins, por otoconia, por eso w tos me todos, sn el permiso previo y por escrito de fos eitlares del Copyright.» © ations Albin Miche, 1968 MARC BLOCH _LA SOCIEDAD FEUDAL Traduccién al espanol Eduardo Ripoll Perellé Director del Museo Arqueolégico Nacional de Madrid a s AKAL F-20768 LIBRO TERCERO EL FEUDALISMO COMO TIPO SOCIAL Y SU ACCION CAPITULO I EL FEUDALISMO COMO TIPO SOCIAL ,FEUDALISMO 0 FEUDALISMOS: SINGULAR 0 PLURAL? a ee ee administraciones diferentes”.' La ciencia actual se ha inclinado, por lo eae Ore caaee me ioe Su cmere riers Soca ace que ha sido objeto este famoso nombre en. su propia tierra ae al. base de la sociedad feudal, ha dicho Benjamin Guérard, es la pa: Es el grupo persona, replica peau ae Loe ecsieatente et evidencia, tanta’ sociedades separadas por el tiempo p al sen ne han recibido el nombre de feudales mas que en. ae le et ail, eee ees eae eae ene aa ane sin que, de antemano, separemos algunos ‘empleos, uacifcgumeste abusivos, de una expresién demasiado sonora para no sufrido peo eer : XXX, Vouzme, Fragment sur quelques rvolutons dons inde, Wek Geen, CEL 454 En el régimen que bautizaron con el nombre de feudalismo, sus rimeros padrinos, como sabemos, percibian ante todo lo que tenia de antitético con la nocién de un Estado centralizado. De aqui a cali. ficar de este modo toda fragmentacién de los poderes sobre los hom. bres, la distancia era corta. Tanto mds, que a la simple comprobacion de un hecho se venia a mezclar, de ordinario, un juicio de valor, Con cibiéndose como la regla la soberania de un Estado bastante vasto, toda excepcién a este principio parecia clasificarse entre lo anormal. Evia s6lo bastaria para condenar un uso que, por otra parte, no haria més ue engendrar un insoportable caos. A veces, se entrevé una nocion ‘mas precisa. En 1783, un modesto agente municipal, el guarda del men, ado de Valenciennes, denunciaba como responsable del encarecimiento de las mereancias “un grupo feudal de grandes propietarios ruralec" 2 jCuantos polemistas, desde entonces, han llevado ¥ traido los feuda- -lismos bancarios 0 industriales! Cargada de reminiscencias hist6ricss ‘mis © menos vagas, la palabra parece, en ciertas plumas, no evoear nada més que la brutalidad del mando; pero, con frecuencia tambien, e una forma menos elemental, la idea de una invasin de la vida pits blica por fas potencias econémicas. Pues es innegable, en efecto, que {a confusién de la riqueza —entonces principalmente ristica con la autoridad fue uno de los rasgos caracteristicos del feudalisimo me. dieval. Pero era menos en razén de los caracteres propiamente feuds les de esta sociedad que porque ella estaba, al mismo tiempo, fundada en el seftorio, Feudalismo, régimen seftorial: la confusién aqui remonta mucho ‘mas lejos. En principio, se produjo en el empleo de la palabra vasalle, La huella aristocrética que este nombre habia recibido de una eveltr cin en suma secundaria, no era tan fuerte como para que no se la Viese aplicada, desde la Edad Media, a siervos —primitivamente muy réximos a los vasallos por la naturaieza persona de su dependencia.>, 0,2 simples colonos. Lo que no era entonces més que una especie de aberracién semdntica, frecuente en particular en las regiones incom, pletamente feudalizadas, como Gascufa 0 Leén, se convirtid, a medi. da que se borraba la conciencia del auténtico vinculo de vastllaje, en lun uso cada vez més extendido: “Es bien sabido por todos”, eseribe {2 1786, Perreciot, “que en Francia los subditos de los sefiores son por to general lamados sus vasallos”? De forma semejante, se tomd la, costumbre de designar, a despecho de la etimologia, con el nombre de “derechos feudales” las cargas que pesaban sobre las tenures cam, Pesinas: aunque anunciando su intencién de destruir el feudalismo, los hombres de la revolucién entendian con ello su idea de hacer dese, Parecer al seftorio rural. Pero aqui también el historiador tiene que reaccionar. Elemento esencial de la sociedad feudal, el seRorio, como. 3 amen Les paysans dt Nor 1924 9.309 Gr assem. E. Looe, Sertom inthe Prenes, en Vierteljarache fir Soe. und MG. 1905, p31. —Sancutz-ALnonnoe, Evompas del dade Lan, Sch 5 a if 37. —Peanscior, De Ietat-ciil des personnes, Il, 1786, as 8 455, tal, era mas antiguo y tenia que ser més duradero. Es importante para, tuna clara nomenelatura que las dos nociones queden bien diferenciadas. Intentemos, pues, reunir, en grandes rasgos, lo que del feudalismo europeo, en su justo sentido, nos ha ensefiado su historia, IL. CARACTERES FUNDAMENTALES DEL FEUDALISMO EUROPEO Lo mas importante sera sin duda empezar por decir lo que esta sociedad no era. Aunque las obligacjones nacidas del parentesco fue- ‘sen concebidas en ella como muy vigorosas, no se fundaba por com- pleto en el linaje. Dicho con mas precisin: los lazos propiamente feu- dales tenian su razén de ser en que los de la sangre no bastaban. Por otra parte, a pesar de la persistencia de la nocién de una autoridad piiblica, superpuesta a la multitud de pequefios poderes, el feudalis- ‘mo coincidié con un profundo debilitamiento del Estado, en part lar en cuanto a su funcidn protectora. Pero la sociedad feudal no sélo cera diferente a una sociedad de parentelas y a una sociedad dominada por la fuerza del Estado. Venia a continuacién de sociedades asi cons- tituidas y Hevaba su huella. Las relaciones de dependencia personal {que las caracterizan tenfan algo de parentesco artificial que fue, en mu- cchos aspectos, el primitivo lazo entre los compaferos, y entre los dere- chos de gobierno ejercidos por tantos pequeiios jefes una buena parte representaban despojos arrancados a potencias regalistas. El feudalismo europeo se presenta, pues, como el resultado de la brutal disolucién de sociedades mas antiguas. Seria, en efecto, inex- plicable sin el gran trastorno de las invasiones germénicas que, ob! gando a fusionarse a dos sociedades originariamente colocadas en es- tadios muy diferentes de evolucidn, rompié los cuadros de ambas e hizo volver ala superficie muchos modos de pensar y habitos sociales de un cardcter singularmente primitivo. Se constituy6 de forma defi- nitiva en la atmésfera de las titimas incursiones barbaras, El feudali mo suponia una profunda disminucién de la vida de relaciones, una circulacién monetaria demasiado atrofiada para permitir la existencia ide funcionarios aéalariados, y una mentalidad apegada a lo sensible yaa lo proximo. Cuando estas condiciones empezaron a cambiar, le lleg6 el comienzo del fin. Més qua,jerarquizada, fue una sociedad desigual; de jefes, mas que de nobles; de siervos y no de esclavos. Si la esclavitud no hubiera desempetiado un papel tan débil, las formas de dependencia auténti- ‘camente feudales, en su aplicacién a las clases inferiores, no hubieran tenido razén de exist. En medio del desorden general, el lugar de! aventurero era demasiado grande, la memoria de los hombres excesi ‘vamente corta y la regularidad de ia clasificacién social demasiado mal asegurada para permitir la estricta constitucién de castas regulares. ‘Sin embargo, el régimen feudal suponia la estrecha sujecién eco- n6mica de una multitud de gente humilde hacia algunos poderosos. __ Habiendo recibido de edades anteriores la villa ya sefiorial del mundo 456 romano y el sistema de gobierno germénico de las aldeas, extendié y consolidd estas formas de explotacién del hombre por ei hombre y. sumando en inseparable haz el derecho a la renta de la tierra con el derecho al mando, hizo de todo ello el verdadero sefiorio. En prove- cho de una oligarquia de pretados o de monjes encargados de propi- ciar el cielo. En provecho, especialmente, de una oligarquia de guerreros, La més répida de las investigaciones comparativas basta para mos- trarnos que, en efecto, entre los caracteres distintivos de las socieda- des feudales se debe colocar la casi coincidencia establecida entre la clase de los jefes y una clase de guerreros profesionales, sicviendo de la tiniea forma que entonces parecia eficaz, es decir, como jinetes pe- sadamente armados. Ya lo hemos visto: las sociedades en las que per sistid un campesino armado, ignoraron la organizacién del vasallaje © el sefiorio, 0 conocieron de ambas formas muy imperfectas: asi, en Escandinavia, por ejemplo, o en los reinos del grupo astur-leones, El caso del Imperio bizantino quiza es ain mas significativo, porque las instituciones llevaron en él la huella de un pensamiento director mucho mds consciente. Alli, después de la reaccién antiaristocratica del siglo vit, un gobierno que habia conservado las grandes tradicio- nes administrativas de la época romana y al que preocupaba, por otra parte, la necesidad de tener un ejército sélido, creé fenures cargadas de obligaciones militares para con el Estado: verdaderos feudos en un sentido, pero, a diferencia del Occidente, feudos de campesinos, cons. tituidos cada uno por una modesta explotacién rural. Los soberanos, én el futuro, no tendran preocupacién mds grata que el proteger estos “bienes de soldados”, asi como a los pequefios poseedores en general, contra el acaparamiento por los ricos y poderosos, Llegé, sin embar- 80, hacia fines del siglo x1, el momento en que el imperio, desborda- do por las condiciones econdmicas que hacian la autonomia cada vez més dificil a los campesinos cargados de deudas, debilitado tambien por las disensiones internas, ces6 de extender sobre los libres cultiva- dores alguna proteccidn iil. Con ello, no sélo perdié preciosos recur. 50s fiscales, sino que cayé en manos de los magnates, tinicos eapaces, en adelante, de reclutar, entre sus dependientes, las tropas necesarias. n la sociedad feudal, el lazo humano caracteristico fue la vincu- lacién del subordinado a un jefe muy préximo, De escalén en escaldn, los nudos asi formados alcanzaban, como por otras tantas cadenas indefinidamente ramificadas, desde los mas pequefios a los mas gran- des. La misma tierra s6lo parecia tan preciosa porque permitia procu- rarse hombres, remunerndolos. Queremos tierras, dicen en sustancia los sefiores normandos, que rechazan los regalos de joyas, armas y ca- ballos ofrecidos por su duque. Y, entre ellos, afiaden: “asi nos sera po- sible mantener muchos caballeros y el duque no podri hacerlo”.* ‘Quedaba por crear una modalidad de derechos rsticos apropiada para la recompensa de los servicios y cuya duracién se modelase sobre ~Punon oe Sar Que, ed LAIR, Mém. Soe: Antguaries Nomandi, XXII, 13-44 (933). u 497

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