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2016, 25(2), 1-18

Revista de Psicología ISSN impreso: 0716-8039


UNIVERSIDAD DE CHILE ISSN en línea: 0719-0581
www.revistapsicologia.uchile.cl

Osos, conceptualizando sus masculinidades


en Santiago de Chile
Bears, Conceptualizing Their Masculinities in Santiago of Chile

Daniel Benavides-Meriño
Universidad de Santiago de Chile, Santiago, Chile

Resumen: La subcultura oso, amparada en el pro- Abstract: The bear subculture, based on the
blema de una escasa producción teórica que la vuelve problem of a scarce theoretical production that
fenómeno casi desconocido en el país, hace al pre- makes the phenomenon almost unknown in the
sente estudio pionero en la materia. La investigación country, makes the present study a pioneer in the
tiene carácter exploratorio con una muestra no pro- field. The research is exploratory with a non-
babilística por conveniencia, conformada por seis probabilistic sample for convenience, being
participantes de entre 21 y 30 años, homosexuales y made up of six participants aged 21 to 30 years
autoconcebidos “osos”. Se realizaron entrevistas se- old, gays and self-conceived bears. Semi-struc-
miestructuradas, cuyos datos fueron analizados me- tured interviews were performed, whose data
diante transcripciones y posterior categorización. were analyzed using transcripts and subsequent
Los hallazgos señalan una masculinidad subordi- categorization. The findings indicate a subordi-
nada, teñida de heteronormatividad, afirmada en la nated masculinity, tinted with hetero-identifica-
heteroidentificación y en un cuerpo fetichizado en tion, and affirmed in heteronormativity and in a
oposición a ciertos estereotipos de delgadez. La ex- fetishized body in clear opposition to some stere-
presión de su condición es relegada a la vida noc- otypes of thinness. The expression on their con-
turna y de entretención por experiencias teñidas de dition is relegated to night life and entertainment
discriminación y vulneración de derechos. La sexua- experiences dyed with discrimination and viola-
lidad del oso en Santiago de Chile presenta una ele- tion of rights. Bear sexuality in Santiago of Chile
vada actividad calificada como morbosa y promis- is highly rated as a morbid and promiscuous ac-
cua. Relativo a las prácticas se mencionan la tivity. Practices concerning the complete body
sexualización completa del cuerpo en desmedro de la sexualization are mentioned in detriment of the
genitalización. Paralelamente la figura del oso es genitalization. In parallel the figure of the bear is
concebida como significativamente intolerante y dis- conceived as significantly intolerant and discrim-
criminadora respecto de otro tipo de masculinidades. inatory with respect to other masculinities. Rele-
La relevancia de los resultados radica en entregar un vance of the results lies on providing a frame-
marco de análisis que permita comprender la reali- work of analysis to understand the reality of new
dad de nuevas identidades homosexuales masculinas male homosexual identities offering to competent
ofrenciendo a las autoridades competentes la posibi- authorities the possibility of visualization of new
lidad de visualizar nuevos actores sociales en la fron- social actors on the border of male sexuality.
tera de la sexualidad masculina.
Palabras clave: oso, argot gay, heteronormativi- Keywords: bear, gay argot, heteronormativity, fet-
dad, fetichización. ishization.

Contacto: D. Benavides-Meriño. Obispo Umaña #033, Depto. 1810 Torre Alerce, Estación Central. Santiago de
Chile. Correo electrónico: daniel.benavides@usach.cl
Cómo citar: Benavides-Meriño, D. (2016). Osos, conceptualizando sus masculinidades en Santiago de Chile. Re-
vista de Psicología, 25(2), 1-18.
http://dx.doi.org/10.5354/0719-0581.2017.44792
Benavides-Meriño

Introducción (2002), con base en el estado del arte


realizado por Kenneth Clatterbaugh
Históricamente se ha definido la mascu- (1997) respecto de la masculinidad, con-
linidad como repudio a la femineidad, densó los estudios en seis perspectivas
sometimiento al cuidadoso y persistente para indagar y explicar la jerarquización
escrutinio de la validación homosocial y de lo masculino. Una de ellas, de los gru-
como homofobia. La relación entre estas pos específicos, asegura que no existe
cuestiones hace emerger una serie de universalidad en el concepto de masculi-
preconceptos que buscan naturalizar lo nidad y que esta varía de acuerdo con las
culturalmente creado por esquemas de condiciones propias de cada sujeto, en las
referencia masculinos y femeninos en que convergen las homosexualidades, las
los que los hombres constantemente etnias y las prácticas religiosas.
deben mostrar a sí y a otros que no son
mujeres, bebés ni homosexuales (Kim- En este escenario cobra fuerza el con-
mel, 1997). cepto de masculinidades sistematizado
por primera vez por Carrigan, Connell, y
Al respecto, David Gilmore (1994) seña- Lee en su artículo “Towards a new so-
la que la masculinidad se construye desde ciology of masculinity” (1985), en el
un ideal individual y público como cons- cual intentaron oponerse a las teorías de
trucción cultural que se reproduce so- roles e ilustrar la diversidad del universo
cialmente. Esta construcción es varonil. En este se visibilizan masculini-
intervenida por distintas instituciones dades en tres categorías: hegemónicas,
como la familia, el Estado, etc., las cua- conservadoras y subordinadas. Esta úl-
les moldean modos de habitar el cuerpo, tima patenta la subordinación entre
de sentir, de pensar y de actuar (Faur, hombres, en la que los gays serían los
2004). Así, el género está contextualiza- principales discriminados al ser concep-
do en el tiempo y espacio histórico de las tualizados como femeninos (Bermúdez,
sociedades, lo que le exige una capacidad 2013) o como masculinidades de segun-
de adaptación para lograr la sobreviven- da calidad (Faur, 2004).
cia del conjunto social (Diez, 2003). En
otras palabras, el género cambia de una En este punto del devenir teórico se re-
cultura a otra, en una misma cultura a conoce como importante atender la otra
través del tiempo, durante la vida de vertiente que aporta interés al creciente
cualquier hombre individualmente y en- estudio de la masculinidad: los gay stu-
tre diferentes grupos de hombres según dies. Estos estudios, con un claro intento
su clase, etnia y preferencia sexual; lo de deconstrucción de los modelos mas-
que demuestra el aspecto dinámico de la culinos en la frontera de la sexualidad,
masculinidad (Kimmel, 1992). intentan reivindicar el derecho a las di-
ferencias sexuales en los hombres, pro-
Bermúdez (2013) señala que la hegemo- blematizando la tendencia asociativa de
nía masculina comenzó a distar en sus- masculinidad-heterosexualidad y homo-
ceptibles comparaciones del rol sexual sexualidad-femineidad (Viveros Vigoya,
masculino, puesto que no trata de roles, 2002). En ese sentido, los gay studies
sino de un modelo de masculinidad han mostrado que los comportamientos
“ideal” que no se corresponde con el de homo y heterosexual no están asociados
la mayoría de los hombres, necesaria- a un sentido diferenciado de identidad
mente. En consonancia, Viveros Vigoya sexual, necesariamente (Parker, 1998).

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La homosexualidad se ha concebido e destacarían el libertinaje, la ironía y la


identificado de variadas formas de acuer- risa, los cuales harían las veces de des-
do con el período histórico y el espacio precio por las normas sexuales de género
sociocultural de referencia (Araya An- –como el cultivo al travestismo– y el uso
drade & Echeverría Chavarría, 1998). distorsionado de la lengua (Trevisan,
Giddens (1991) entiende la homosexuali- 2000).
dad como orientación de los sentidos o la
actividad sexual hacia el mismo sexo; y Frente a esta práctica social de relaciones
Marmor (1980) como la atracción erótica sexuales entre varones, se ha construido
preferencial definitiva a miembros del un estilo de vida primero y una subcultu-
mismo sexo involucrándose en relaciones ra después, que ha logrado legitimarse
sexuales abiertas con ellos. frente a los dispositivos del control social
formal. Estas cuestiones constituyen sus
De acuerdo con Kenneth Plummer (1992), mayores éxitos en lo político, mientras
se presentan cuatro tipos de homosexuali- que en lo social se configura una identi-
dad dentro de la cultura occidental actual. dad social específica: la identidad gay
Una de ellas, homosexualidad como for- (Guasch, 2000).
ma de vida, aplica a aquellos individuos
que se autodeclaran homosexuales y que Nunan y Jablonski (2002) señalan que, a
han convertido su homosexualidad en diferencia de otras identidades, en el caso
parte crucial de sus vidas, en tanto que homosexual, el concepto permite la con-
pertenecen a subculturas gays, cuyas ac- sideración de diferencia de deseos, aun
tividades homosexuales se integran a un cuando se compartan experiencias simila-
estilo de vida concreto –mas se reconoce res de marginalidad social y un senti-
que la autodeclaración no excluye un miento común de diferencia sexual
comportamiento reservado si así el sujeto (Green, 1999). Por tanto, mientras la
lo desea o se ve obligado de alguna for- subcultura homosexual permite que mu-
ma a ello–. chos homosexuales se deshagan de las
etiquetas impuestas desde el exterior, esta
Esta homosexualidad permite, dentro de posibilita también la subdivisión de la
una sociedad, la emergencia de comuni- misma en grupos más pequeños que tien-
dades o grupos distintos que tienen su den al autoetiquetado.
propio territorio y modo de vivir (Araya
Andrade & Echeverría Chavarría, 1998). Una de las subculturas homosexuales
De acuerdo con Giddens (1991), esta que mantiene particular relación con la
diversidad cultural en el seno de una so- representación de la masculinidad es la
ciedad es lo que se conoce como subcul- bear –de los osos– que para Wright
tura, la que, según Kates (1998), se (1997) aparece como síntoma del resur-
define como ideología coherentemente gimiento de la vida gay estadounidense
articulada de significados, creencias y en la década de 1980. Luego de la con-
comportamientos, además de ser una moción causada por la propagación del
forma compleja de interacción y organi- sida en esos años –en que el varón gay
zación social. En el caso de los homose- fue el más afectado– los osos surgen con
xuales, Sullivan (1996) menciona que la una propuesta ética a la recuperación de
subcultura gay ha utilizado la subversión la autoestima para continuar con la tradi-
para resistir a los enérgicos sistemas que ción de identificación masculina gay y la
la oprimen. Como medios de subversión defensa de los valores de equidad.

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Esta subcultura, a modo de estrategia, los sujetos en la presentación de sí mis-


supone una forma de cuestionamiento a mos elaborada frente a otros (Blázquez &
una presunta naturaleza masculina a partir Liarte, 2013). Esta particular forma de
de una reivindicación artificial basada en vivir y entender la masculinidad no se
el exceso. Sáez (2005) plantea que esta concibe como forzada ni impostada, sino
subcultura produce un efecto paradójico como natural, lo que llamaría la atención
en las representaciones simbólicas y polí- del varón homosexual oso a modo de cua-
ticas de lo masculino, puesto que intenta siontología del ser masculino (Blázquez
construir un cuerpo e ideas “naturales” & Liarte, 2013). Esta observación es con-
con base en unos valores tradicionales de cebida por Sáez (2005) como una repre-
la masculinidad como la barba, el vello sentación que intenta replicar lo natural,
corporal, el cuerpo fuerte, grande u obeso, en la que el oso juega con una presunta
y la virilidad. naturaleza salvaje que constituye luego
una masculinidad idealizada y animal.
Pero, ¿qué es un oso?, ¿cómo luce un
oso? Hennen (2005) reconoce que mu- Se está, por tanto, frente a una estilización
chas de sus respuestas hacen referencia al de la conducta, proceso del que también
cuerpo como intento de describir la fisio- participa la masculinidad heterosexual, y
nomía típica de un oso. En esto destaca cuyos códigos se aprenden desde el naci-
George Mazzei con su artículo pionero miento y que continuamente se repiten,
para la revista The Advocate llamado marcando la experiencia subjetiva de la
“Who’s who in the zoo?” que caracteriza- masculinidad. Es más, Sáez (2005) sen-
ba a los homosexuales como siete tipos de tencia que “la heterosexualidad es uno de
animales, incluyendo los osos. En este se esos rasgos que constituyen la masculini-
describe al oso como barbón, risueño, dad ideal. Lo interesante de los… osos es
hogareño, amoroso y fiel, además de ser que utilizan los códigos masculinos pero
“… generalmente tipos corpulentos, ro- al final se produce una traición, puesto
bustos, con reminiscencias de un leñador que no son hombres ‘de verdad’ porque
o ex jugador de rugby” (Mazzei, 1979). son gays” (p. 145).

La forma de taxonomía física más acepta- Otra posible lectura respecto de esta natu-
da a nivel mundial se relaciona directa- ralidad plantea la integración del modelo
mente con la edad, el rol sexual, la heterosexual dominante, lo que implica la
actitud, la vellosidad y la masa corporal. recuperación subsecuentemente de su
En este ámbito destaca el Natural Bears factor plumófobo1 –además de misógino y
Classification System (Sistema de clasifi- lesbófobo–, que consiste en acusar a “las
cación natural de osos) inventado por locas”2 de dar una imagen ridícula de los
Donahue y Stoner (como se citó en Gutié- gays. De este modo, se reivindica una
rrez, 2004). Además, en Recursos para masculinidad “normal” que busca la acep-
Osos. Los Códigos de los Osos (Donahue tación del colectivo heterosexual (Sáez,
& Stoner, 2001) existen subtipos que pa- 2005). En suma, la masculinidad oso no
tentan graduación de presencia para cada se concibe como reacción contra la mas-
uno de ellos –que no representan una va- culinidad en sí, puesto que pareciera estar
loración de los mismos–. En consonancia
se evoca al cuerpo del oso como el prin- 1 Se desconoce existencia de una definición conceptual
cipal parámetro de masculinidad, lo que oficial, mas se entiende como miedo y/o rechazo a los
gays afeminados.
lleva el porte a la actitud demostrada por 2 Término peyorativo para referirse a un gay femenino.

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más interesada en la revisión de la mascu- que la sensualidad en los osos desafía los
linidad convencional, sin resignificarla. supuestos hegemónicos de la sexualidad
masculina (Gilligan, 1982), ya que se
Lo anterior denota que la subcultura oso reivindican como formas de socialización
ha sido fuertemente influenciada por la afectivas entre hombres en lugar de me-
masculinidad hegemónica y, en menor ramente sexuales. La camaradería en lu-
medida, por la heteronormatividad, pero gar de la competencia patenta un tipo de
igualmente se reconoce la resistencia e masculinidad propio de esta subcultura
innovación sexual dentro de esta, lo que que se ausenta en otras de orden homose-
señala una recuperación parcial del cuer- xual (Hennen, 2005).
po y un descentramiento –también par-
cial– del sexo fálico. En este orden de Hennen (2005) enfatiza la forma en que la
cosas se produce un interesante cruce sensualidad divide la práctica sexual del
referencial de la propuesta oso con la lea- oso entre sexual y sensual, donde esta
ther –subcultura referente a la conducta segunda arista ayudaría a fomentar una
fetichista de mirar, oler y sentir ropa y actitud más responsable respecto al sexo.
objetos sexuales de cuero–, ya que se re- Esto es significativo, porque demuestra
conoce que ambas se volvieron aliadas y que para la mayoría de los osos el fomen-
permitirían el libre cruce de fronteras en to de la cultura sexual con penetración es
la flexible ubicación identitaria (Gutié- una elección consciente y deliberada. Por
rrez, 2004). tanto, “la sexualidad entre los osos es
sensualidad primero” (p. 38).
En “Masculinidad, piel y rudeza: subcul-
tura leather” (HAZLO.mx, 2014) se ex- En consecuencia, emerge el debate en torno
presa que los elementos que se identifican a las consecuencias que esta subcultura ha
con la virilidad en ambas propuestas di- tenido en la resolución y consolidación de
cen relación con uniformes, profesiones y falsos binomios que la presente investiga-
ambientes exclusivos de varones –como ción articula entre género, sexualidad e
el ejército o la marina–, por lo que se co- identidad para reconocer la importancia del
pian y se adaptan estos referentes como cuestionamiento de la performatividad de
cuestionamiento a los mismos. Sin em- género en lo referente al surgimiento de
bargo, se alejan del estándar heterosexual nuevas masculinidades. Paralelamente re-
predominante al practicar juegos sexuales calca la relevancia de análisis y/o transfor-
descentrados del pene erecto y la eyacula- mación de modelos de masculinidad donde
ción (Sáez, 2005). Este mismo autor seña- la categoría género sigue siendo central en
la: “Esta exhibición… de la Chile para segmentar y jerarquizar a los
vulnerabilidad genital supone un giro grupos sociales, puesto que cumpliría una
histórico en la representación de la mas- función legitimadora que permite sostener
culinidad, donde el presunto falocentris- desigualdades.
mo de las prácticas gays se ve
cuestionado radicalmente” (p. 144). Para- En lo nacional, probablemente, los dis-
lelamente en los osos conviven prácticas cursos públicos hayan cambiado, pero en
institucionalizadas como el abrazo del oso un nivel latente se mantienen actitudes
y el nuzzling3 de piel, que dan cuenta de negativas hacia los homosexuales, las que
surgen en contextos menos regulados o
3 que implican respuestas no deliberadas.
Práctica de tocar, frotar o presionar algo o alguien con
suavidad, generalmente con movimientos repetitivos. Este efecto implica el desvío de los roles

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de género y no la homosexualidad en sí, que expresan una masculinidad no hege-


la que sería sancionada (Barrientos & mónica en contextos donde se la valora;
Cárdenas, 2013). vale decir, en un contexto social con una
legislación que resguarda y protege sus
En este sentido, ¿cómo los sujetos auto- derechos, pero en que viven todavía su
concebidos homosexuales osos concep- sexualidad en secreto debido a la discri-
tualizan sus masculinidades ante la minación.
contradicción de ser varones gay sin per-
der los privilegios de la masculinidad Método
hegemónica, e igualmente en contraposi-
ción a la identidad gay dominante? Para Diseño
ello se considera necesario el cumpli-
miento de los siguientes objetivos especí- De carácter exploratorio (Hernández,
ficos: identificar las significaciones que Fernández, & Baptista, 1998), esta inves-
hacen de su rol de género por medio de tigación representa uno de los primeros
los principales símbolos y clasificaciones acercamientos al fenómeno de la subcul-
propios de la subcultura; indagar en torno tura oso en cuanto forma de representa-
a la vinculación emocional y sexual res- ción, identificación y pertenencia de
pecto a otros gays y osos; y conocer la varones homosexuales en Santiago de
socialización de sus masculinidades osos Chile; esta siguió una lógica descriptiva,
entre sí y con otras masculinidades gays. al especificar las propiedades importantes
del fenómeno en cuestión donde la subje-
Esto resulta relevante para la psicología tividad se torna central de acuerdo con lo
desde el prisma de los estudios de la ho- señalado por Dankhe (1989). A través de
mosexualidad, puesto que entrega un esta se intentó generar conocimientos que
marco de análisis que permite compren- permitan incrementar las investigaciones
der la realidad de nuevas identidades ho- en el tema y construir una mirada desde
mosexuales masculinas como fenómeno los mismos participantes por medio de su
emergente en la realidad local. Lo ante- propia narrativa y discurso, centrado en
rior constituye una necesidad, ya que su conceptualización de las masculinida-
ofrece la posibilidad de proveer insumos des homosexuales oso con base en los
a las autoridades competentes para enfati- relatos vinculados al cuerpo, práctica
zar debates en la agenda pública referente sexual y socialización con otras masculi-
a la temática de las minorías sexuales, de nidades gays.
manera de que se la oriente no solo a as-
pectos como la desestigmatización e inte- Técnica de producción de información
gración social, sino también a la
visibilización de nuevos actores sociales Se realizó mediante entrevistas semies-
en la frontera de la sexualidad masculina. tructuradas que, gracias a su flexibilidad
y dinamismo, permiten adecuarse a los
Este estudio constituye un primer acer- cambios producidos en la interacción
camiento a la conceptualización de este entrevistador-entrevistado y atender par-
tipo de masculinidad homosexual en Chi- ticularidades propias del discurso de este
le, cuyo estado del arte latinoamericano último dirigidas a la comprensión de sus
es aún incipiente. Además, compone una perspectivas respecto de sus vidas, expe-
aproximación al estudio de los procesos riencias o situaciones, tal como las ex-
de socialización de género en hombres presan (Taylor & Bogdan, 1986).

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Participantes foque se centra tanto en el discurso de los


participantes como en la influencia e in-
Se consignan seis participantes seleccio- cidencia de la realidad homosexual na-
nados de manera no probabilística por cional que esto conlleva.
conveniencia al realizarse dirigida o in-
tencionalmente (Martín-Crespo Blanco & Estas categorías fueron construidas con-
Salamanca Castro, 2007), cuyas edades siderando las tres dimensiones de la uni-
oscilaron entre 21 y 30 años, autoconce- dad de análisis, además de otras que
bidos homosexuales osos y con caracte- emergieron del contenido relevante para
rísticas teóricas definitorias de lo la investigación presente en las variadas
considerado propiamente ursino: mascu- entrevistas que hizo las veces de catali-
linidad demostrada en comportamiento y zador en la adquisición de la identidad
fisionomía típica. oso. A saber: 1) conceptos de masculini-
dad, homosexualidad y masculinidad
El estudio siguió una estrategia de infor- oso; 2) sexualidad y erotismo; 3) sociali-
mantes clave y bola de nieve (Taylor & zación intra y extragrupal; 4) salida de
Bodgan, 1986) que resulta útil cuando el clóset; 5) provocación en el vivenciar
objetivo persigue comprender la red so- oso; y 6) rol sexual.
cial de un cierto grupo o comunidad
(Flick, 2004). Se está en consonancia con Una vez categorizadas todas las entrevis-
las características de la población a la tas de acuerdo con las subcategorías, se
que apunta la investigación, a la vez que procedió a capturar todos los códigos que
se considera igualmente lo exploratorio respondían a cada concepto, los cuales se
de la temática atendida. pudieron contrastar con la teoría y produ-
cir luego los resultados.
Tabla 1
Profesión/ocupación de los participantes Consideraciones éticas
Edad Profesión/Ocupación
21 Fotógrafo Para resguardar los aspectos éticos de la
29 Director de arte investigación y en conformidad a la legis-
lación vigente se consideran las siguientes
26 Publicista
normativas: a) Ley 19.628 (2012), sobre
27 Ayudante de cocina protección de la vida privada; b) Ley
23 Licenciado en Letras 20.120 (2013), sobre la investigación
30 Magíster en Química científica en el ser humano, su genoma y
prohíbe la clonación humana; y c) Nor-
Estrategia de análisis mativa institucional de la Comisión de
ética de la Vicerrectoría de Investigación
Se utilizó la categorización como estrate- y Postgrado de la Universidad de Santia-
gia de análisis, ya que permite organizar go de Chile. En conformidad a ello se
y presentar la información de acuerdo presentó un consentimiento informado a
con algún patrón o regularidad emergente los participantes para constatar formal-
(Iñiguez & Antaki, 1998) de modo que se mente su deseo de participar por medio de
destaque la importancia que se deposita la firma del mismo.
no solo en las palabras del enunciado,
sino también en los supuestos culturales a El estudio de campo de esta investigación
la base del mismo (Kulka, 2000). El en- se realizó con la conformidad del Comité

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de Ética de la Vicerrectoría de Investiga- Santiago de Chile transita desde el te-


ción, Desarrollo e Innovación de la Uni- mor/recelo –marcado por la discrimina-
versidad de Santiago de Chile. ción y la vulnerabilidad de derechos–
hasta una libre expresión naturalizada en
El compromiso ético y político fue decla- espacios ligados preferentemente a la
rado desde el primer contacto con los vida nocturna.
participantes. Vale decir, que la presente
investigación tiene un claro compromiso De esta manera, los participantes conver-
social que pretende no solo averiguar y gen en la idea de diferencias inexistentes
recopilar información, sino promover la entre masculinidad homosexual y hetero-
discusión de aspectos sociales que se sexual, pues ambas serían construidas por
mantienen naturalizados y que resultan, el devenir cultural en el que sus mismos
acorde a los tiempos actuales, suscepti- adscritos velarían por mantenerla. Es
bles de un necesario cuestionamiento –y menester mencionar que la subyugación
deseada modificación– para lograr un de lo femenino sería característica de tal
funcionamiento dotado de mayor libertad cuestión.
en las personas.
La identidad oso fue señalada o sugeri-
Resultados da por terceros la mayoría de las veces
–parejas, amigos y/o colegas– a modo de
Conceptos de masculinidad, homose- heteroidentificación. Sin embargo, el
xualidad y masculinidad oso primer acercamiento a la cuestión fue
propiciado por cuestionamientos perso-
Se apunta que, conceptualmente, la mas- nales y/o despertar sexual ligado a la
culinidad destaca por ser un término am- figura erótica del cuerpo hipermasculino
biguo, altamente subjetivo de en la adolescencia.
conceptualizar, pero claramente tendiente
a la oposición de femineidad. Aun así, se Los participantes configuran su identidad
identifican los aspectos físicos y actitudi- oso como un arma de doble filo que pro-
nales que hacen masculino a un hombre. picia garantías sociales en el capital se-
Respecto a los primeros, predomina un xual en modalidad de atractivo y cantidad
gran volumen corporal –en estatura, gra- de encuentros y, al mismo tiempo, como
sa y/o músculo–, vello facial/corporal y instancia que coarta y limita el libre trán-
una voz grave; sobre los segundos, la sito entre conductas masculinas y/o fe-
protección a otros, estoicismo y ausencia meninas desde el prisma de la
de conductas como autocuidado, aprecia- heteronormatividad. Destaca la identidad
ciones estéticas y “mujereo”4. oso como camuflaje social que permite la
entrada y salida del clóset a voluntad,
La homosexualidad es significada como mas siempre dependiente del contexto
atracción/preferencia/condición hacia donde el sujeto se inserte para cada posi-
personas del mismo sexo donde el en- bilidad.
cuentro sexual es decidor para definirse o
no como homosexual. Su expresión en Salida del clóset

Este modismo estadounidense –entendido


4 Dinámica referida al trato en femenino para y entre como la declaración voluntaria y pública
hombres –generalmente entre homosexuales– con fina-
lidad de burla, entretención o menosprecio. de la homosexualidad– resulta relevante al

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ser considerada por los entrevistados como las predilectas como actitudinales, prin-
un episodio inicial y crítico en la cons- cipalmente en la performance sexual.
trucción de sus identidades homosexua- Pese a esto, atribuyen su apariencia oso
les. De esta forma, se consigna como solo como deseable para otros osos, en
quiebre que propició la búsqueda de una tanto que los no osos serían reticen-
identificación que acunara la mezcla de tes/renuentes al contacto sexual con ellos.
visibilización de su homosexualidad con
la performance genérica masculina en Relativo a las prácticas se mencionan la
desmedro de lo propiamente femenino sexualización completa del cuerpo do-
adscrito a la condición estereotipada del tando de significativo erotismo los en-
twink5. cuentros por medio de caricias, abrazos y
besos. Del mismo modo, se cree que
Provocación en el vivenciar oso existe alta convergencia con lo leather y
los juegos de rol, pese a reconocer escasa
Los entrevistados enfatizan en la exposi- y/o nula realización de prácticas de dicha
ción que el oso da al cuerpo, por cuanto índole en el plano personal.
adopta una actitud desafiante y transgreso-
ra respecto de una imagen corporal hiper- Rol sexual
masculina; esto contrasta con una actitud
femenina y/o queer con objeto de visibili- Es entendido como la preferencia por
zar un tipo diferente de masculinidad. otorgar y/o recibir la penetración durante
el encuentro sexual y la adopción de una
Sexualidad y erotismo posición dominante o receptora –activo y
pasivo respectivamente–. Se observa una
En las entrevistas se evidencia, también, fuerte tendencia a adscribir una perfor-
una sexualidad elevadamente activa defi- mance genérica que dota de cualidades
nida como hipersexual y morbosa, en la femeninas a los pasivos lo que tiene co-
que el sexo casual y la promiscuidad son mo consecuencia que se les valore aún
la tónica experiencial. Pese a reconocerse más peyorativamente cuando estos se
preferencias por un cuerpo oso al pensar identifican como osos.
en una posible pareja sexual, ello no sería
determinante al momento de concretar Socialización intra y extragrupal
encuentro alguno, pues manifiestan tener
una diversa gama de parejas previas. La socialización dentro de la subcultura
oso estaría fuertemente influenciada por
Entre las características personales que una constante comparación a nivel indivi-
los entrevistados creen que resultan dual y (auto)discriminación a nivel grupal,
atractivas para otros homosexuales desta- observada en la tendencia de medir los
can como factores físicos el vello corpo- propios atributos típicamente osos con los
ral/facial, la masa muscular y accesorios de un tercero a modo de contrastar cuali-
como tatuajes y piercings –calificados dades desde un prisma valorativo. En con-
como fetiches–. Aspectos como la rude- traposición, se evidencia una fuerte
za, autoconfianza y desinhibición serían preferencia entre osos de relacionarse con
similares para propiciar un sentimiento de
pertenencia y aumentar el propio atractivo
5 Varones homosexuales de aspecto joven, delgado, sexual en contextos sociales.
ectomorfo; usualmente lampiños y rubios. También
puede referir al acrónimo: Teenage, White, Into No Kink,

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Las dinámicas serían realizadas preferen- Finalmente, las dinámicas extragrupales


temente en el contexto de fiesta en reco- son conceptualizadas como más sinceras
nocidas discotecas de la capital, las y honestas, ya que la performance mas-
cuales organizarían eventos temáticos culina puede flexibilizarse sin temor al
para este grupo en los que la trascenden- prejuicio ni al rechazo. Se explicita que
cia de las relaciones emergentes sería las amistades no osos conceptualizan a
dependiente de la naturaleza misma de los osos como hombres físicamente eró-
cada vinculación. No se evidencia exis- ticos y de personalidad cálida. Cabe
tencia de actividades consideradas pro- mencionar que la primera observación es
pias de oso, pero destacan los saunas y realizada por hombres homosexuales
fiestas privadas con objeto de concretar sean estos osos o no, mientras que la se-
encuentros sexuales, y actividades o gunda es otorgada preferentemente por
eventos a beneficio realizadas esporádi- hombres y mujeres heterosexuales.
camente por agrupaciones de osos
(Bear44 y Boys & Bears)6. Discusión

Respecto de los códigos de relación se Los sujetos autoconcebidos osos en San-


menciona conocer y manejar las diferen- tiago de Chile consignan una masculini-
tes clasificaciones de la subcultura, mas dad reafirmada en la apariencia y en la
no utilizarlas de forma regular e igual- que la actitud es relegada a un plano se-
mente experimentar recelo por quienes cundario. En este sentido resulta contra-
las usan en desmedida. Si bien las califi- dictorio a la teoría el que se identifiquen
can de innecesarias y segmentarias, se- como osos y no se visualicen necesaria-
rían útiles para una comunicación mente como masculinos al remarcar en sí
expedita vía electrónica en modalidad de rasgos corporales viriles que rápidamente
presentación personal por medio de apli- se siguen de ensalzamientos de compor-
caciones para ligar. tamientos en ellos considerados tradicio-
nalmente como femeninos.
Resultan antagónicas las percepciones de
existencia o no de una subcultura oso en Si bien se reconocen factores comunes en
Santiago de Chile, pues, por una parte, se los entrevistados –condición sexual, gru-
evidencia un grupo concreto de homose- po etario, raza, nivel socioeconómico–,
xuales circunscritos a las actividades se enfatiza el aspecto dinámico de su
recreativas donde el reconocimiento entre masculinidad oso que depende del deve-
ellos sería evidente. Por otra, la masifica- nir particular de cada sujeto, en el que
ción del movimiento se concibe incipien- destacan las labores académicas y micro-
te y profuso de adscritos que no hacen de activismos referidos al género y sexuali-
su homosexualidad un estilo de vida, dad como posibles causas de las
debido a que la segregación y autodis- diferencias entre ellos. Esto converge con
criminación limitarían tal cuestión. los planteamientos de Kimmel (1992),
quien refiere variaciones en las defini-
ciones de masculinidad a nivel cultural e
6 individual.
Agrupaciones de y para osos, que nacen a inicios de
2010. Su objetivo es aportar en la promoción y difusión
de la cultura oso y ser un punto de encuentro entre Lo anterior permite reflexionar sobre lo
quienes sientan atracción al movimiento. Para esto que Connel (1987) denominó masculini-
congrega a los usuarios para generar espacios de difu-
sión organizando principalmente eventos y fiestas. dades subordinadas en las que destaca al

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varón gay como principal discriminado al (Hardman, 1993). Esta puede manifestarse
ser considerado como femenino o porta- en modalidad de atracción inconsciente, en
dor de una masculinidad de segunda cali- expresiones afectivas, en fantasías y/o
dad. Ello se manifiesta en la vivencia consumarse en el encuentro físico y disfru-
teñida de temor y recelo de la sexualidad te de los cuerpos.
y el afecto en público –extrapolable a lo
homosexual en general–, siendo esta re- Con respecto a las prácticas se mencio-
legada a espacios construidos fuera de la nan la sexualización completa del cuerpo
normatividad social como la vida noctur- en desmedro de la genitalización, lo que
na y aplicaciones de ligue. dota a los encuentros de un erotismo sig-
nificativo. Esta realidad coexiste en ar-
El cuerpo ocupa un lugar privilegiado en monía con las investigaciones de Gilligan
la construcción de la sexualidad al estar (1982) y Hennen (2005), quienes plan-
repleto de significaciones y reflejar un tean que la sensualidad y dispersión
sistema de símbolos y, por tanto, resulta completa del placer por el cuerpo se pre-
fundamental en la construcción identita- senta en desmedro del énfasis fálico. Pe-
ria y en el vivenciar sexual (Viveros Vi- se a esto, la innovación y evolución
veros & Garay Ariza, 1998). En este sexual teórica, que la propuesta referen-
sentido los resultados convergen con los cial leather y que el mismo autor señala-
planteamientos de Blázquez & Liarte ra, se remiten al imaginario de los
(2013), quienes erigen el cuerpo como el participantes al percibir la cuestión del
componente clave en la conformación cuero y sadomasoquismo como propia de
identitaria del oso, al expresar que una osos, pero ajena a su vivenciar y al de
serie de elementos corporales son reque- terceros conocidos.
ridos para definirse como tal.
Por su parte, la adopción de roles sexua-
Es importante señalar la presencia de una les en las relaciones ursinas resulta con-
asociación constante entre el volumen traria a los resultados de Blázquez &
corporal con el cariño y la ternura, lo que Liarte (2013) en la identificación de los
deriva en que a los participantes se les mitos respecto de la edad y concepción
visualice como individuos altamente con- de la gordura. Los participantes refieren
fiables y cariñosos. Estos valores son una noción fuertemente influenciada por
defendidos por la propuesta oso, pero la heteronorma al referir automáticamen-
también extrapolables a la cotidianeidad te al rol pasivo una performance genérica
heterosexual de la figura del marido, “el femenina y una valoración peyorativa de
gordo”, lo que hace pensar el cuerpo oso la misma. Se señala una escasa propor-
como estereotipo corporal que escapa a ción de osos pasivos al hallarse incompa-
una condición sexual particular. tible la hipermasculinidad oso con tal
preferencia.
La sexualidad del oso en Santiago de Chile
se presenta como una práctica de elevada Igualmente, un hallazgo importante es la
actividad y que se caracteriza como mor- significación otorgada por los participan-
bosa y promiscua con una performance tes a la homofobia internalizada, proceso
altamente erótica. Asimismo se destaca que se sustenta en la construcción e in-
por la capacidad para entablar lazos afecti- ternalización de roles de género rígidos
vos con una disposición sensual también (Delgado et al., 2016). Debido a esto,
conocida como bonding homoerótico este tipo de homofobia es una de las cau-

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sas de la discriminación y autodiscrimi- las clasificaciones en la totalidad de los


nación que existe entre osos. Los osos participantes, mas, contrario a lo que
han aprendido a valorar la virilidad a evidencia la teoría, estas son percibidas
través de un desprecio y un rechazo hacia negativamente al estar teñidas de un fuer-
los hombres afeminados. Por esta razón, te juicio valórico y de una función alie-
los participantes son conscientes de la nante. Ello se sustenta sobre la
discriminación a los gays femeninos, ya percepción de categorías que instauran
que estas figuras subvierten las expecta- una determinada forma de ser, verse y
tivas de género socialmente esperadas lo actuar que puede o no ser concordante
que intensifica la discriminación y la con el carácter.
permanencia de la socialización de géne-
ro dominante (Movimiento Unificado de El oso que expresa sus emociones colec-
Minorías Sexuales, 2006). tivamente y es cariñoso con sus símiles a
través del contacto amistoso y la camara-
Referente a la socialización de la mascu- dería (Gutiérrez, 2004) se contrapone a la
linidad oso entre sí y con otras masculi- percepción santiaguina de la figura de un
nidades homosexuales, los resultados oso discriminador y poco tolerante hacia
exponen contradicciones a nivel teórico y las masculinidades. Resulta susceptible
práctico. A nivel intergrupal, se enfatiza elucubrar un excesivo apego al modelo
una percepción de comparación tendiente heterosexual dominante –con su corres-
a evaluar desde un marco valorativo los pondiente factor plumófobo y misógino–
propios atributos viriles con los de un como causa desencadenante de un implí-
tercero; emulando la competitividad en la cito deseo de aceptación del colectivo
lucha por el capital sexual tasado en el heterosexual (Sáez, 2005) que dificulta la
atractivo físico. Ello resulta antagónico a emergencia de un gay que cuestione la
los postulados de Sáez (2005), quien se- hegemonía y a la vez perturbe los códi-
ñala que la vinculación entre homosexua- gos binarios de género. Asimismo, y se-
les osos se erige sobre una política de gún lo planteado por Wright (1997), los
defensa valórica basada en la equidad. osos se comprometen con la masculini-
dad hegemónica, mas no buscan una res-
Paralelamente la figura del oso es conce- puesta alternativa a la misma.
bida como significativamente intolerante
y discriminadora respecto de otro tipo de Conclusiones
masculinidades y, por tanto, de homose-
xuales ajenos al movimiento. Se enfatiza La identidad homosexual oso, como parte
una socialización altamente segmentaria de una identidad masculina, está ligada a
y (auto)discriminadora, la que es ejempli- procesos interactivos y de heteroidentifi-
ficada con las actividades y lugares fre- cación al interior de su propia colectivi-
cuentados donde la estratificación es dad donde el cuerpo propicia la
evidente en el espacio de la discoteca. emergencia de la categoría oso y la acti-
Incluso su propia simbología es percibida tud la mantiene (Giménez, 1996). La
como marginadora al observarse un masculinidad oso, además, no solo tiene
desapego de la tradicional homosexuali- un carácter relacional, sino que también
dad por considerarla en exceso femenina. emerge como consecuencia contestataria
de una identidad homosexual que fue
Sobre esta última cuestión, los resultados imponiendo un estilo de vida constrin-
dan cuenta de un considerable manejo de gente en donde el cuerpo delgado, joven

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Masculinidades oso en Santiago de Chile

y lampiño representa uno de los más A este respecto se observa una masculi-
apreciados rasgos culturales. nidad homosexual fuertemente influen-
ciada por la hegemónica, en la que un
Previo al trabajo de entrevistas se planteó prisma heteronormativo merma la revi-
que la masculinidad homosexual oso: 1) sión de la masculinidad convencional por
emerge del doble cuestionamiento a la lo que se resignifica escasamente. Así,
masculinidad hegemónica con una per- los varones oso en Santiago de Chile se
formance que muestra la fragilidad de la definen desde una perspectiva esencialis-
misma y a la relación asociativa entre ta de la masculinidad (Weeks, 1998), sin
homosexualidad y afeminamiento; 2) se considerar las diferencias de género como
apropia del cuerpo como espacio de dife- producto de construcciones sociohistóri-
renciación y oposición ante un estilo de cas, o bien, a través de una incorporación
vida gay dominante; y 3) enfatiza una acrítica de la propuesta ursina en la reali-
socialización afectiva y amistosa entre dad local. Por lo mismo, sus atributos se
gays por un esfuerzo humanizador de la sostienen y refuerzan por mandatos socia-
misma en desmedro de lo meramente les que son internalizados y forman parte
sexual. Además de corroborar los prime- de su identidad, en otras palabras, expre-
ros y desestimar el último punto, la in- san esa masculinidad dominante que es su
vestigación ahondó en: 1) el modo de referente.
vivir que se pretende enfrentar; 2) las
percepciones valóricas sobre las taxono- Sobre el segundo objetivo, referido al
mías corporales; y 3) las opiniones sobre cuerpo y práctica sexual, se piensa que
la existencia o no de una subcultura oso más que un abogar por el cuerpo grueso,
en Santiago de Chile. gordo y velludo, se adopta una actitud de
acercamiento y exacerbación a lo tradi-
Respecto al primer objetivo, se señala cionalmente considerado masculino. Esto
que esta configuración de masculinidad a modo de reorientación del deseo hacia
no solo reproduce una división binaria de la imagen masculina que se ha mercanti-
prácticas y discursos con respecto al gé- lizado en forma de fetichización del
nero, sino que también busca distancia de cuerpo, por medio de una cadena de ofer-
todo indicio de feminización de la homo- tas y demandas. Pese a que el cuerpo oso
sexualidad. De este modo, y de acuerdo a escapa de los parámetros de belleza ac-
la categoría de género propuesta por La- tuales, se hipotetiza la existencia de un
mas (1996), los osos de la capital produ- mercado sexual corpo-subcultural enten-
cen y reproducen relaciones tradicionales dido no solo como un cuerpo individual,
de subordinación y dominación entre sino que inserto en una estructura de ta-
hombres y mujeres, las cuales, si bien xonomías corporales que le aseguran una
están físicamente ausentes, no lo están comodidad ficticia y le proporcionan
simbólicamente. Es así como los osos alimento al ego.
construyen diferencias que distinguen los
sexos a través del uso de significantes de Le Breton (1995) afirma que el cuerpo,
poder como símbolos culturales que evo- en la modernidad individualista y narci-
can representaciones múltiples –“el cola sista, funciona como un límite fronterizo,
fuerte”, “el maricón pluma”–, conceptos pues se convierte en refugio y valor últi-
normativos –“ser masculino”– o de iden- mo del individuo y, en consecuencia, se
tidad –“ser gay oso”–. transforma en una propiedad y necesidad

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de primer orden, objeto de todas las aten- Con respecto a la socialización de la


ciones. A este respecto, al cuerpo oso se masculinidad oso en relación con otras
le exige que pueda mantener y acrecentar masculinidades homosexuales, se presu-
el capital sexual bajo la forma de seduc- pone una situación de espejo consistente
ción. Se habla de una selección, jerarqui- en que los estigmatizados son tan exclu-
zación y codificación del cuerpo y la yentes como los que estigmatizan. Ello
conducta como principales rasgos subcul- con afán de mostrar lo que deben sopor-
turales en la delimitación de fronteras tar, pero también a modo de reflejo de la
simbólicas en su interacción. opresión que experimentan, buscan cul-
pables y se cobran en cada oportunidad
Subsecuentemente, la práctica sexual del (Noh Poot, 2010).
oso se enmarca en percepciones jocosas
de varones altamente eróticos y sexuales, Estos antecedentes abren una discusión
en apariencia exentos de obligación a sobre la necesidad de modificar estereo-
tener una vida sexual frecuente y cons- tipos sociales que contribuyen a mante-
tante disponibilidad. No obstante, y de ner relaciones que desfavorecen a un
acuerdo con su estrecha relación con una grupo social y que permanecen debido a
performance masculina significativamen- la falta de reflexión. Este patrón automá-
te heteronormada, es posible inquirir una tico es el que permite un enraizamiento
incitación a la desatención de sus necesi- profundo de las prácticas discriminato-
dades reales, tanto emocionales como rias, pues se ampara en un discurso ex-
físicas, entre estas, de su deseo sexual, plícito que aboga por la igualdad de
por ser varones compelidos a poseer una género y la no discriminación por la
sexualidad avasalladora como si más orientación sexual, lo que permite man-
fuera sinónimo de mejor. tener una autoimagen positiva, pero que
encubre el prejuicio (Cárdenas & Ba-
Cuestionar los convencionalismos de gé- rrientos, 2008).
nero únicamente en la intimidad de la
construcción identitaria oso resulta una Por otro lado, emergen percepciones po-
estrategia más necesaria que justa para larizadas sobre la existencia o no de una
contrarrestar los costos de salir de la nor- subcultura oso en Santiago de Chile,
ma. Esto, a su vez, les permite a los osos pues, aunque se reconoce una masifica-
ser aceptados –en apariencia– por la so- ción de la propuesta ursina y un cúmulo
ciedad y no ser configurados como com- de sujetos que se reconocen a sí mismos
pletamente disidentes. Sin embargo, al como pertenecientes a ella, la segrega-
interior de la subcultura se enarbola una ción, autodiscriminación y el hacer de
actitud erótico-relacional con el objetivo esta masculinidad homosexual un estilo
tendiente a formar parejas más inmediatas de vida periférico limitan su incipiente
que duraderas, cuyo resultado sigue sien- consolidación. En consonancia con ello,
do el mismo: el libre intercambio de or- resulta interesante que sus mismos adscri-
gasmos. De este modo, no subvierten las tos definan las relaciones extragrupales
expectativas sociales sobre la exclusividad como más sinceras y honestas, instancias
sexual monogámica, sino que, por el con- donde su performance masculina se flexi-
trario, se evidencia la promiscuidad y biliza voluntaria y casi insoslayablemente,
morbosidad como elementos apreciados y pese a que prefieran vínculos amistosos
constitutivos de su vivenciar. con sus símiles.

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Finalmente, el presente estudio cuestiona altamente discriminadores, poco toleran-


confluencias en los resultados dignas de tes y segmentarios?; la heteroidentifica-
atender, pero que escapan al objetivo del ción de oso ¿propicia una identidad o una
mismo y que pueden servir como interro- condición?; ¿reconocen la necesidad de
gantes para futuras investigaciones, a una presencia política que los ubique en
saber: ¿qué motiva a los osos a reunirse la palestra social para propiciar su conso-
si se perciben a sí mismos como sujetos lidación como subcultura?

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Fecha de recepción: 20 de septiembre de 2016


Fecha de aceptación: 29 de noviembre de 2016

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