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FACULTAD DE PSICOLOGÍA
SEMINARIO DE PREGRADO
E-mail: sebastian_lannoo@hotmail.com
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AÑO: 2018
Introducción
A lo largo de la historia, la naturaleza de los cuadros psicopatológicos ha sido objeto
discusión, discusiones que han abarcado diversos campos disciplinares (medicina,
psiquiatría, psicología, derecho, etc.). La locura ha sido objeto de estudio desde la medicina
antigua, y ha atravesado un largo camino para conceptualizarse tal como hoy se la conoce.
Ha pasado por explicaciones totalmente diversas, ha sido entendida como posesiones
demoníacas, éxtasis místicos y brujerías, sumado a otras excentricidades. La concepción
actual de los fenómenos psicopatológicos tiene sus raíces en los aportes realizados por los
referentes de comienzos del Siglo XX, quienes intentaron por medio de diferentes
posiciones teóricas, con su base en la práctica clínica, dar cuenta de una explicación
coherente de los fenómenos de descompensación psicótica y de la génesis de su posterior
producción delirante (Conti & Stagnaro, 2009).
Pensando en el estudio de los Trastornos Delirantes, Conti y Stagnaro (2009)
postulan la existencia de tres acontecimientos que modificaron el estadío de la clínica
psicopatológica. El primero de ellos lo relacionan con los desarrollos postfreudianos,
quienes basándose en la teoría freudiana, postulaban que el sentido de la producción
delirante era en sí mismo un intento de curación de la desarticulación existente del aparato
psíquico. El segundo fue la introducción de fármacos antipsicóticos a mediados del Siglo
XX, los cuales estaban dirigidos prioritariamente hacia el apaciguamiento de los síntomas,
preocupándose luego por el remanente deficitario de las psicosis. Finalmente, el tercero,
intrínsecamente relacionado con el anterior, remite a las investigaciones en neurobiología
que han ido arrojando distintas informaciones y teorías acerca del sustrato neural
subyacente en estas enfermedades.
Con la presente revisión bibliográfica se pretende dar cuenta de algunos aspectos
puntuales sobre el cuadro patológico actualmente denominado como Trastorno Delirante,
esta caracterización se registra desde el desarrollo del DSM-III, siendo que se consolida en
el DSM-IV (Salavert et. al., 2003).
Se procederá a realizar una caracterización de este cuadro mediante una descripción
semiológica del mismo, una breve exposición sobre algunas de las teorías que intentan dar
cuenta de su emergencia desde una perspectiva psicoanalítica y neuropsicológica, como
así también las formas de tratamiento más recomendadas por los autores consultados.
También se realizará una breve exposición sobre la importancia del diagnóstico diferencial,
teniendo en cuenta algunos de los aspectos específicos que lo hacen posible.
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la capacidad interactiva cortical puede fracasar dando lugar a la aparición de los síntomas
psicóticos como delirios, compulsiones, impulsiones, etc.
En cuanto a las teorías psicodinámicas, podemos pensar en cuál es la función del
delirio, y cuáles son las causas de las producciones delirantes.
Al respecto la teoría psicoanalítica ubica a la infancia como momento de importancia
fundamental. Es en el seno de las relaciones edípicas en donde el sujeto en constitución, a
partir del modo en que se efectuó su atravesamiento por el Complejo de Edipo, se ubica
dentro de una estructura clínica, en este caso, nos encontramos en el campo de la psicosis.
La asistencia ajena implica otorgar significados, ya que el llanto del bebé no es un mensaje
en sí mismo, sino que es mediado por el otro auxiliador, es la persona que lo asiste quien
le otorga un significado. Es en este sentido que esta persona estaría respondiendo a lo que
ella misma formula. En los casos de psicosis se postula la teoría de que la madre, no logra
realizar un desdoblamiento, un corte, de la célula narcisista primordial, establecida entre
ella y su hijo, se piensa que no estaría pudiendo realizar un reconocimiento de su hijo como
un otro distinto de ella, no le permite un acceso a la formulación de un código propio. Esto
no da lugar tampoco al ingreso de un tercero que ayude a realizar la función de corte
instaurando la ley, o la castración. Esta célula narcisista parece perpetuarse a lo largo de
la vida. Esta unidad cerrada obliga al sujeto al establecimiento de un delirio como única
alternativa para poder restablecer un equilibrio, porque en esta célula existe un agujero,
que localizado en la madre, y el deseo materno, abre el campo a la cuestión del padre. Ese
agujero está tapado por el delirio.
Partiendo de este último punto se puede ubicar la idea de la formación delirante como
un intento de restitución de la realidad tal como lo formulaba Freud en el caso de Schreber
(Freud, 1991). Planteaba que el paranoico intenta restituir algo del orden cualitativo, eso
que es inaprensible por las fallas asociativas entre las estructuras subcorticales y la corteza
prefrontal. El delirio toma bajo una forma disfrazada, elementos pertenecientes a la infancia
del sujeto, en donde se encuentra un núcleo de verdad histórica. Mediante el delirio, el
paranoico reconstruye su mundo, de tal suerte que pueda volver a vivir dentro de él. Lo que
se considera como la producción patológica, en realidad es un intento de restablecimiento.
Este tipo de configuración edípica propicia trastornos en la neurotransmisión, lo cual
deriva en fracasos en la estructuración de los sentimientos de identidad. Los caracteres de
las funciones parentales, unidas a la predisposición genética neurobiológica actúan como
los elementos constitutivos de las series complementarias dando lugar a los trastornos
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Diagnóstico
Algunos datos importantes que deben intentar obtenerse mediante las entrevistas
diagnósticas son los parámetros de edad, forma de comienzo del cuadro, cuál es su curso
(episódico o continuo), con qué experiencias vitales relaciona el paciente su delirio, qué
significado le otorga él mismo a su condición, qué problemas acarrea en su vida, si existen
otros signos y síntomas (actuales, previos y preexistentes), si presentó episodios similares
anteriores, etc.
Es muy importante a la hora poder realizar un diagnóstico, indagar acerca de los
hábitos y costumbres vitales de la persona, como la alimentación, conductas sexuales,
hábitos de sueño, situación laboral, situación familiar, consumo de sustancias tóxicas, etc.
Es fundamental la caracterización de los síntomas presentes a fines de determinar si existe
una situación de riesgo posible para su propia persona o hacia terceros. Otra vertiente a
evaluar, de gran importancia, es la búsqueda de antecedentes familiares de trastornos
psiquiátricos, ya que éstos pueden aportar datos que orienten fácilmente la realización del
diagnóstico, siendo que la influencia de trastornos mentales en familiares de primer grado
es grande. Además debe conocerse el funcionamiento del entorno familiar y social en el
que se desenvuelve cotidianamente el paciente para poder determinar las posibilidades de
contención que presenta, las cuales serían beneficiarias a cualquier tipo de tratamiento
adoptado. En casos en los que el paciente no pueda colaborar, es necesario recurrir a los
acompañantes para que brinden toda esta información. (Moizeszowicz, 2000)
Es común, por las características de la patología, que los pacientes presenten
desconfianza frente al entrevistador y no quieran explicar sus ideaciones delirantes, aunque
es posible identificar igualmente los rasgos de la personalidad paranoide y otros rasgos de
personalidad que permiten una primera orientación hacia el cuadro actual. Una vez que
aceptan hablar del delirio, se muestran firmes respecto a su veracidad y recurren a todo
aquello que permite mantener sus creencias. Aquí el terapeuta no debe proponerse como
primer objetivo intentar cambiar la creencia en la idea delirante, ya que es primordial poder
establecer una relación de confianza con el paciente, adoptando una actitud de respeto y
honestidad, huyendo de actitudes de excesiva distancia o cordialidad, para esto es útil la
adopción de una actitud empática y el ofrecimiento de ayuda, porque permite la reducción
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de la ansiedad que acompaña a toda la situación que atraviesa la persona (Salavert et al,
2003).
Para poder establecer un diagnóstico diferencial en un paciente que presenta un
cuadro con delirios es necesario considerar fundamentalmente los trastornos orgánicos y
psiquiátricos en los que las ideas delirantes formen parte como un síntoma secundario. Los
trastornos psiquiátricos asociados a las producciones delirantes pueden ser la
esquizofrenia, los trastornos del estado de ánimo, el trastorno hipocondríaco y el trastorno
paranoide de la personalidad. Cada uno de estos trastornos presenta ciertas características
particulares que lo diferencian del trastorno delirante, las cuales exceden el interés y la
extensión del presente trabajo. Entonces es necesario destacar que para poder realizar un
diagnóstico final en un paciente con ideas delirantes se requiere de una evaluación médica
completa y de su estado mental general. Dentro de la evaluación médica deben incluirse
exámenes físicos con evaluaciones neurológicas y exámenes de laboratorio. También
puede solicitarse una evaluación neuropsicológica, un electroencefalograma y tomografía
computarizada. (Salavert et al, 2003)
La característica principal que diferencia a este trastorno de los demás es la ausencia
de anormalidades significativas en el estado físico y mental a excepción de las
producciones delirantes. Se trata en su estado puro de una presentación monosintomática
que puede alterar la vida cotidiana del paciente de manera importante y generalizada.
En los dos casos mencionados anteriormente (Schreber de Freud, y Ángel de
Moizeszowicz) se presentan trastornos mixtos. Al respecto Freud expresaba:
Nuestros supuestos sobre fijaciones predisponentes en la paranoia y la parafrenia permiten
entender sin más, que un caso pueda empezar con síntomas paranoicos y desarrollarse, empero,
hasta una demencia; que fenómenos paranoides y esquizofrénicos se combinen en todas las
proporciones y pueda producirse un caso como el de Schreber, que merece el nombre de
‘demencia paranoide’: da razón de lo parafrénico por la relevancia de la fantasía de deseo y de
las alucinaciones, y del carácter paranoide por el mecanismo de proyección y el desenlace.
(Freud, 1991: 71)
Conclusiones
Para dar cierre al presente escrito es importante resaltar que la situación planteada
por una urgencia relacionada al ámbito de la salud mental exige un acabo conocimiento de
las diferentes categorías diagnósticas, a fines de conocer algunas generalidades acerca del
sujeto que requiere de asistencia. En este punto es menester desarrollar flexibilidad para
escuchar y adaptarse a las distintas situaciones en las que se llevan a cabo las entrevistas
con los pacientes en estos contextos. También es importante como psicólogos poseer
conocimientos psiconeurofarmacológicos que permitan entender, acompañar y emprender
la labor diagnóstica o terapéutica junto a otros profesionales participantes del caso en un
equipo interdisciplinario.
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Referencias Bibliográficas
- American Psychiatric Association (APA) (2002). Manual Diagnóstico y Estadístico de
los Trastornos Mentales DSM-IV-TR. Barcelona: Masson.
- Conti, N., Stagnaro, J.C. (2009) Delirios. VERTEX Rev. Arg. de Psiquiatría, Vol. XX: pp
184 -186. Buenos Aires: VERTEX
- Freud, S. (1991). Obras completas. Sobre un caso de paranoia descripto
autobiográficamente (Schreber). Buenos Aires: Amorrortu.
- Laplanche, J, Pontalis, J. (2004) Diccionario de psicoanálisis. [3a ed. 6a impr. Rev. bajo
la supervisión de Lagache, D]. Buenos Aires : Raidos, 2004.
- Moizeszowicz J., Moizeszowicz, M. (2000) Psicofarmacología y territorio freudiano.
Teoría y clínica de un abordaje interdisciplinario. Buenos Aires: Paidós SAICF
- Palombo, J. (2017) The Neuropsychodynamic Treatment of Self-Deficits. New York:
Routledge
- Salavert, J., Berrospi, M., Miralles, M. L., Dueñas, M. R., Tiffon, M. L., San Molina, L.
(2003) El trastorno delirante. Revisando los aspectos de la paranoia. Rev Psiquiatría Fac
Med Barna. 30(6):304-313.
- Solimano, A. (2009) Clínica y psicoterapia de las Psicosis. VERTEX Rev. Arg. de
Psiquiatría. Vol. XX: pp 228 – 236. Buenos Aires: VERTEX