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Martina Garategaray
en 1893 fue presidente del departamento Nacional de Higiene y a partir de 1908 presidió el
Consejo Nacional de Educación desde dónde puso en práctica sus ideas concernientes al rol
Durante esos años escribió varios libros a partir de claves psicológicas: Las neurosis
de los hombres celebres, La locura en la historia, Las multitudes argentinas. Ramos Mejía
comienza a escribir Las Multitudes como prólogo a Rosas y su tiempo (1907), porque
considera que antes de explicar a Rosas es necesario explicar el tipo de formación de las
su época lo llevaron a reflexionar en profundidad sobre las multitudes haciendo que este
Las masas que le preocupaban a Ramos Mejía eran las multitudes urbanas que se
hallaban vinculadas con el mundo de los trabajadores y por ende con la inmigración. Su
gran pregunta era entonces cómo evitar que su presencia afectara la gobernabilidad y el rol
de las elites dirigentes. Es así que poniendo en juego un presupuesto positivista que cree
haber descubierto leyes científicas sobre los hechos sociales, afirma que para poder
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dominar a las masas hay que conocerlas. Quién encuentre ese clave podrá no sólo
comprender, sino prever y encauzar a las masas ya que las peculiaridades de las multitudes
pareciera que el relato de Ramos Mejía apela a ellos) sino al cumplimiento de leyes morales
De este modo Ramos Mejía comienza esta obra afirmando que la plebe tiene una
función, pero que hasta entonces fue desoída. Y es necesario prestarle atención ya que en su
cumplen una función clave y una función que en muchos casos, aunque no siempre, es
positiva.
La disciplina médica será el prisma a través del cual piensa a la sociedad como un
organismo y a la multitud como un virus. Un virus que debe ser conocido ya que el mismo
puede ser favorable o nocivo, veneno o medicamento, según la dosis. En este sentido
afirmar que “el proceso de multitud hace que los hombres reunidos posean caracteres
nuevos y distintos de los que poseen individualmente”. Es así que la multitud es “el
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de esa disposición especial se atraen recíprocamente con mayor fuerza de asociación que
los que con mayor control cerebral resisten a ella por su control del razonamiento”.
fuerza psíquica que les da homogeneidad. En palabras de Ramos Mejía: “El nombre
colectivo de muchedumbre indica que las personalidades particulares de los individuos que
forman parte de ella se encuentran e identifican en una sola, por lo que forzosamente hay
que reconocer que existe algo que nos escapa y que sirve provisionalmente de pensamiento
Mejía. No sólo por el desarrollo de ciertos conceptos sino por el tipo de preguntas que
ambos se hicieron. Si el advenimiento de las masas era inevitable, ¿cómo evitar ser
gobernado por ellas?, ¿cómo se construye el vínculo entre el líder y las masas?
Sorprendido por el terror que generó en Francia la irrupción de las masas, primero
(irrupción que parece cuestionar los límites del progreso y de la razón), Le Bon afirma que
individuos. Y esta inconciencia es uno de los secretos de su fuerza: poco aptas para el
Este componente irracional de las masas se debe a que las masas no son la
sumatoria de individuos sino que en muchedumbre los hombres poseen caracteres nuevos
muy diferentes que los constituyen en un sujeto distinto. Al entrar en estado de multitud, el
individuo se aliena. A pesar de lo diferente que sean los individuos que la componen por el
solo hecho de transformarse en muchedumbre poseen una clase de alma colectiva que les
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hace pensar, sentir y obrar de una manera diferente a cómo lo harían individualmente. Es
así que Le Bon establece cómo aparecen nuevos caracteres en muchedumbre que los
individuos aislados no poseen: 1) por el hecho del número adquiere un poder invencible
que le permite ceder a instintos que solo hubiese refrenado. 2) por el contagio, ya que en
una multitud todo sentimiento, todo acto es contagioso y muchas veces lleva a sacrificar el
interés personal por el colectivo. 3) por la sugestión que hace que un individuo sumergido
inmediatamente en actos las ideas sugeridas; tales son, pues, los principales
punto de vista de los sentimientos y de los actos que estos sentimientos provocan, puede,
siguiendo las circunstancias, ser mejor o peor. Todo depende de la manera en que está
sugestionada la muchedumbre.” Lo que está planteando Le Bon y que será retomado por
Ramos Mejía es que la multitud es una fuerza y como tal funciona sin los propósitos que
informa la moral convencional, es decir que no es ni buenas ni mala, pero, al ser maleable,
afirmar que los hombres se combinan formando una multitud del mismo modo que las
moléculas forman el cuerpo. El hombre carbono, es el hombre que tiene más posibilidad de
combinarse con otros. Y lo denomina carbono porque el carbono es el átomo que tiene
mayor posibilidad combinatoria. Ahora bien, ¿quiénes son esos hombres carbono? Ramos
Mejía va a afirmar que hay ciertos individuos que tienen más capacidad combinatoria, y es
más fácil que vibren junto con otros porque tienen menos especificidades. Estos hombres
son los hombres promedio, los menos educados, los que tienen menos recursos, por lo que
podría afirmarse que hay una dimensión social que determina quiénes entran en multitud.
pensador francés en que no todos los hombres pueden ser parte de la multitud. Para serlo
deben reunir estos atributos a) ser humilde, b) de inteligencia vaga, c) sistema nervioso
rudimentario. Esta diferencia es relevante en la medida que, tal como afirma Terán,
autolegitima a los intelectuales como aquellos que pueden realizar la crítica de forma
objetiva porque no pueden convertirse en multitud. Mantener el lugar individual del crítico
le permite resguardar para sí mismo y para la elite el lugar de la razón desde el cual leer a
los otros. Y esto será fundamental para pensar una solución al problema de la multitud
moderna.
de la emancipación, las multitudes de la tiranía, y por último las multitudes de los tiempos
modernos que se identifica con los extranjeros traídos por el proceso inmigratorio. En el
caso de las multitudes de la tiranía la figura de Rosas, como el líder capaz de gobernarlas,
será central.
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Ramos Mejía recupera el término meneur del francés, que significa “aquel que
mueve a las masas”, para definir la función del líder cuya conducción no descansa en un
programa racional sino en imágenes y evocaciones sentimentales. Las imágenes más que
las ideas serán importantes puesto que, siguiendo su línea argumental y la de Le Bon, las
imágenes. Sin embargo para el alienista, el meneur está por encima de la multitud. En este
sentido hay una diferencia sustancial tanto con el planteo de Le Bon para quien el meneur
Facundo. En este último, la relación entre el caudillo y sus seguidores era pensada bajo la
es un rasgo fundamental que el caudillo no sea como sus seguidores. Si a veces el líder se
verdadero líder. Hay cohesión, pero que el líder no sea igual a la masa es, en el caso de
Ramos Mejía, lo que se busca. Es por ello que va a recuperar positivamente a Rosas ya que
Rosas no era gaucho más, era rubio, de ojos celestes, vestía de otra forma era el “hermoso
macho bravío que llegó a dominar el rio de la plata” y por ello era considerado una figura
con importantes virtudes. En Rosas y su tiempo escribe Ramos Mejía que es “el tipo más
grande para la admiración del artista y el filósofo que lo examinan dentro de su ubicación
natural.”
hace del inmigrante y del suelo argentino. Y aquí aparece una inversión interesante ya que
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sigue considerando a los inmigrantes como un aporte imprescindible para la construcción
ubican por un lado, entre sus preocupaciones por la gobernabilidad, dónde la pregunta sería
cómo conducir a estas masas que en los tiempos modernos se muestran pasivas y débiles,
preocupadas solamente por el lucro, el comercio y el ascenso social y, por el otro lado, en el
nacionalización y la educación.
evidenciar las desviaciones del inmigrante laborioso al identificar otros miembros, cuasi
zoológicos va a decir, que componen la multitud urbana. Es así que describe los tipos
aureus que se enriquece con el lucro. En esta tipología resalta el hecho de que los valores
del mercado no construyen lazo social y que por ello es necesaria la nacionalización del
Ramos Mejía encuentra que en ambos polos de la sociedad hay una degradación ya
que las nuevas multitudes carecen de la energía necesaria y las clases tradicionales no
fuerza que la ciudad no tiene y necesita. En este sentido invierte los postulados
ahora, sin salir de la barbarie, adopta una connotación positiva. Frente a la imagen de una
civilización afeminada, una civilización decadente, la presencia de los bárbaros aporta una
fuerza renovadora. La Pampa, que era el elemento que barbarizaba en Sarmiento, aquí es el
elemento que civiliza. Esta inversión se debe a que para Ramos Mejía hay una confianza en
la potencia integradora y pedagógica del ambiente argentino sobre la psicología social del
conservador. Bastaría ayudarlo un poco con una educación nacional atinada y estable;
limpiar el molde dónde ha de darse forma a las tendencias que deberán fijar el
medio peculiar, en el que ya había un plasma germinativo que la irá diseñando. Lo que
A la clase dirigente le cabe un rol importante que pueda evitar que esta situación sea
capitalizada por los socialistas. Dice Ramos Mejía “temo que el día que la plebe tenga
hambre, la multitud socialista que se organice sea implacable y los meneurs que la dirijan
representen el acabado ejemplar de esa canalla virulenta que lo contamina todo”. Es así que
Nacional de Educación.