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Enfer medad poliquística
Falta congénita de tejido r enal (hipoplasia r enal)
La t abla 32-5 r ecoge las causas más comunes de NT. A pr incipios de la década de los ochenta se
cr eía que la glomerulonefritis en todas sus for mas er a la causa inicial más común de NT. En los
últimos años, la diabetes mellitus y la hipertensión han pasado a r econocer se como las pr incipales
causas de NT, r esponsables en conjunto de más del 70% de las insuficiencias r enales cr ónicas.
Tabla 32-5
Causas más comunes de nefropatía terminal (NT)
Par ece que el aumento de peso excesivo (obesidad) es el factor de r iesgo más impor tante de las dos
pr incipales causas de NT: la diabetes y la hiper tensión. Como se comenta en el capítulo 79, la diabetes
de tipo 2, que está muy ligada a la obesidad, es r esponsable de más del 90% de todos los casos de
diabetes mellitus. El exceso de peso es también una causa impor tante de hiper tensión esencial, r
esponsable de hasta el 65-75% del r iesgo de pr esentar una hiper tensión en los adultos. Además de pr
ovocar una lesión r enal debida a la diabetes y a la hiper tensión, la obesidad puede tener un efecto
aditivo o sinér gico que empeor e la función r enal en los pacientes con una nefr opatía pr evia.
La fr ecuencia y gr avedad de la nefr oescler osis y de la glomer uloescler osis aumentan mucho con
una hipertensión y diabetes mellitus concur r entes. De hecho, la diabetes mellitus y la hiper tensión son
causas impor tantes de NT, como se expuso antes. De este modo, la nefr oescler osis benigna
acompañada de hiper tensión gr ave puede pr ovocar una nefroesclerosis maligna r ápidamente pr ogr
esiva. Las car acter ísticas histológicas de la nefr oescler osis maligna son gr andes cantidades de
depósitos fibr inoides en las ar ter iolas y un engr osamiento pr ogr esivo de los vasos, con una isquemia
intensa en las nefr onas afectadas. Por r azones desconocidas, la incidencia de nefr oescler osis maligna
y de glomer uloescler osis gr ave es significativamente super ior en los sujetos de r aza negr a que en los
de r aza blanca con edades y gr ados similar es de gr avedad de la hiper tensión y la diabetes.
Por tanto, si la FG se r educe, la excr eción de cr eatinina también se r educe tr ansitor iamente, dando
lugar a una acumulación en los líquidos cor por ales y elevando la concentr ación plasmática hasta que
se nor malice la excr eción: la misma velocidad a la que el or ganismo pr oduce cr eatinina (fig. 32-4).
En condiciones estables, la excr eción de cr eatinina se iguala a la pr oducción, a pesar de r educciones
en la FG; per o esta excr eción nor mal de cr eatinina ocur r e a expensas de una elevación de la concentr
ación plasmática de cr eatinina, como se muestr a en la cur va A de la figura 32-5.
FIGURA 32-4 Efecto de una reducción de un 50% de la filtración glomerular (FG) sobre la concentración
sérica de creatinina y sobre la excreción de creatinina cuando su producción permanece constante.
Algunos solutos, como el fosfato, el ur ato y los iones hidr ógeno, se mantienen a menudo cer ca de
los límites nor males hasta que la FG se r educe a un 20-30% de lo nor mal. Después, las concentr
aciones plasmáticas de estas sustancias aumentan, per o no en pr opor ción con la r educción de
la FG, como se muestr a en la cur va B de la figura 32-5. El mantenimiento de concentr aciones
plasmáticas r elativamente constantes de estos solutos a medida que la FG declina se consigue excr
etando fr acciones cada vez mayor es de estos solutos que se filtr an en los capilar es glomer ular es; esto
ocur r e r educiendo la r eabsor ción tubular o, en algunos casos, aumentando la secr eción tubular.
En el caso de los iones clor o y sodio, sus concentr aciones plasmáticas se mantienen pr ácticamente
constantes incluso con r educciones intensas de la FG (v. cur va C, fig. 32-5). Este mantenimiento se
consigue r educiendo mucho la r eabsor ción tubular de estos electr ólitos.
Por ejemplo, con una pér dida del 75% de la nefr onas funcionales, cada nefr ona super viviente debe
excr etar cuatr o veces más sodio y cuatr o veces más volumen que en condiciones nor males (t abla 32-
6).
Tabla 32-6
Excreción renal total y excreción por nefrona en las nefropatías
Par te de esta adaptación se debe al aumento del flujo sanguíneo y de la FG en cada nefr ona super
viviente, lo que lleva a una hiper tr ofia de los vasos sanguíneos y de los glomér ulos, así como a
cambios funcionales que hacen que los vasos sanguíneos se dilaten. Incluso con r educciones gr andes
de la FG total, la excr eción nor mal puede mantener se todavía r educiendo la intensidad con la que los
túbulos r eabsor ben agua y solutos.
El mecanismo diluyente del r iñón también se alter a cuando el númer o de nefr onas se r educe de for
ma acusada por que el lavado r ápido de líquido a tr avés de las asas de Henle y la car ga elevada de
solutos como la ur ea dan lugar a una concentr ación r elativamente alta de solutos en el líquido tubular
de esta par te de la nefr ona. En consecuencia, la capacidad de dilución del r iñón se r educe, y la
osmolalidad ur inar ia mínima y su densidad r elativa se acer can a las del filtr ado glomer ular. Debido a
que el mecanismo concentr ador se alter a en mayor gr ado que el mecanismo diluyente en la
nefr opatía cr ónica, una pr ueba clínica impor tante de la función r enal es deter minar cómo pueden los
r iñones concentr ar la or ina cuando la ingestión de agua de una per sona se r estr inge dur ante 12 h o
más.
FIGURA 32-7 Efecto de la insuficiencia renal sobre los constituyentes del líquido extracelular. NNP,
nitrógenos no proteicos.
Hipertensión y nefropatía
Como se expuso antes en este capítulo, la hiper tensión puede exacer bar la lesión de los glomér ulos y
de los vasos sanguíneos de los r iñones y es una causa impor tante de nefr opatía ter minal. Las
anomalías de la función r enal también pueden pr ovocar hiper tensión, como se comentó con detalle
en el capítulo 19. De este modo, la r elación entr e la hiper tensión y la nefr opatía puede, en algunos
casos, pr opagar un cír culo vicioso: la lesión r enal pr imar ia aumenta la pr esión ar ter ial, lo que
lesiona más los r iñones, aumenta más la pr esión ar ter ial y así sucesivamente, hasta que se pr oduce la
nefr opatía ter minal.
No todos los tipos de nefr opatía pr oducen hiper tensión, por que la lesión de cier tas por ciones del
r iñón pr oduce ur emia sin hiper tensión. Sin embar go, algunos tipos de nefr opatía tienden a causar
hiper tensión. En los apar tados siguientes se ofr ece una clasificación de la nefr opatía que tiene que
ver con los efectos hiper tensivos o no.
Las lesiones renales que reducen la capacidad de los riñones de excret ar sodio y agua favorecen
la hipert ensión
Las lesiones r enales que r educen la capacidad de los r iñones de excr etar sodio y agua pr ovocan de
for ma casi constante hiper tensión. Luego las lesiones que reducen la FG o aumentan la reabsorción
tubular suelen pr ovocar una hiper tensión de gr ado var iable. Algunos tipos específicos de anomalías
r enales que pr oducen hiper tensión son:
1. Aumento de la resistencia vascular renal, que r educe el flujo sanguíneo y la FG. Un ejemplo es la
hiper tensión causada por una estenosis de ar ter ia r enal.
2. Reducción del coeficiente de filtración capilar, lo que reduce la FG. Un ejemplo es la glomer
ulonefr itis cr ónica, que pr oduce una inflamación y engr osamiento de las membr anas capilar
es glomer ular es y r educe por tanto el coeficiente de filtr ación capilar glomer ular.
3. Reabsorción tubular excesiva de sodio. Un ejemplo es la hiper tensión causada por una secr eción
excesiva de aldoster ona, que aumenta la r eabsor ción de sodio sobr e todo en los túbulos colector es
cor ticales.
Una vez que ha apar ecido la hiper tensión, la excr eción r enal de sodio y agua se nor maliza por que
la pr esión ar ter ial alta causa una natr iur esis por pr esión y una diur esis por pr esión, de maner a que la
ingestión y la salida de sodio y agua se equilibr an de nuevo. Incluso cuando hay aumentos gr andes
de la r esistencia vascular r enal o r educciones en el coeficiente capilar glomer ular, la FG puede
todavía nor malizar se después de que la pr esión ar ter ial aumente. Además, cuando la r eabsor ción
tubular aumenta, como ocur r e en la secr eción excesiva de aldoster ona, la excr eción ur inar ia se r
educe inicialmente, per o después vuelve a la nor malidad a medida que la pr esión ar ter ial sube.
Luego después de que se pr oduzca la hiper tensión puede no haber signos evidentes de alter ación en
la excr eción de sodio y agua apar te de la hiper tensión. Como se explicó en el capítulo 19, la excr
eción nor mal de sodio y agua a una pr esión ar ter ial elevada significa que la natr iur esis por pr esión
y la diur esis por pr esión se han r eajustado a una pr esión ar ter ial más elevada.
Hipert ensión causada por lesión renal parcheada y aument o de la secreción renal de renina
Si una par te del r iñón está isquémica y el r esto no, como ocur r e cuando una ar ter ia r enal se contr ae
intensamente, el tejido r enal isquémico secr eta gr andes cantidades de r enina. Esta secr eción conduce
a la for mación de angiotensina II, lo que puede pr ovocar hiper tensión. La secuencia de
acontecimientos más pr obable en la pr oducción de la hiper tensión, como se comentó en el
capítulo 19, es: 1) el tejido r enal isquémico excr eta menos cantidad de la nor mal de agua y sal; 2) la
r enina secr etada por el r iñón isquémico, y el poster ior aumento en la for mación de angiotensina II,
afecta al tejido r enal no isquémico, lo que hace que r etenga sal y agua, y 3) el exceso de sal y agua
pr ovoca hiper tensión de la for ma habitual.
Puede apar ecer un tipo similar de hiper tensión cuando zonas par cheadas de uno o los dos r iñones
se hacen isquémicas como r esultado de la ar ter ioescler osis o de la lesión vascular en por ciones
específicas del r iñón. Cuando esto ocur r e, las nefr onas isquémicas excr etan sal y agua per o secr etan
mayor es cantidades de r enina, lo que aumenta la for mación de angiotensina II. Estas concentr aciones
elevadas de angiotensina II r educen después la capacidad del r esto de las nefr onas, por lo demás nor
males, de excr etar sodio y agua. Como r esultado de ello se pr oduce la hiper tensión, lo que r estaur a la
excr eción r enal global de sodio y agua, de maner a que el equilibr io entr e la ingestión y la pér dida de
sal y agua se mantiene per o a expensas de una pr esión ar ter ial elevada.
Las nefropatías que provocan una pérdida de todas las nefronas dan
lugar a una nefropatía que puede no causar hipertensión
La pér dida de un gr an númer o de nefr onas completas, como ocur r e en la pér dida de un r iñón y de
par te del otr o, casi siempr e pr ovoca una nefr opatía cr ónica si la cantidad de tejido r enal per dida es
lo suficientemente gr ande. Si el r esto de las nefr onas son nor males y la ingestión de sal no es
excesiva, este tr astor no podr ía no pr ovocar una hiper tensión clínicamente significativa por que
incluso un liger o aumento de la pr esión ar ter ial elevar á la FG y r educir á la r eabsor ción de sodio en
las nefr onas super vivientes lo suficiente par a favor ecer una excr eción suficiente de sal y de agua en
la or ina, incluso con las pocas nefr onas que quedan intactas. Per o un paciente con este tipo de
anomalía puede hacer se muy hiper tenso si se imponen situaciones estr esantes adicionales, como
tomar una cantidad gr ande de sal. En este caso, los r iñones no pueden simplemente eliminar
cantidades adecuadas de sal a una pr esión ar ter ial nor mal con el pequeño númer o de nefr onas
funcionales que quedan. El aumento de la pr esión ar ter ial r estaur a la excr eción de sal y agua par a
compensar la ingestión de sal y agua en condiciones constantes.
El tr atamiento eficaz de la hiper tensión exige que se incr emente la capacidad de los r iñones de
excr etar sal y agua, bien por un aumento de la FG o bien mediante un descenso de la r eabsor ción
tubular, de maner a que el equilibr io entr e la ingestión y la excr eción r enal de sal y agua pueda
mantener se a pr esiones ar ter iales infer ior es. Este efecto puede conseguir se con fár macos que
bloqueen los efectos de las señales ner viosas y hor monales que hacen que los r iñones r etengan sal y
agua (p. ej., con bloqueantes β-adr enér gicos, antagonistas del r eceptor de la angiotensina o inhibidor
es de la enzima conver tidor a de la angiotensina), con fár macos que vasodilatan los r iñones e incr
ementan la FG (p. ej., bloqueador es de los canales de calcio) o con diur éticos que inhiban dir
ectamente la r eabsor ción tubular de sal y agua.
Líquido dializador
La t abla 32-7 compar a los constituyentes de un líquido dializador típico con los del plasma nor mal y
el plasma ur émico. Obsér vese que las concentr aciones de iones y otr as sustancias en el líquido
dializador no son las mismas que en el plasma nor mal y el plasma ur émico. En cambio, están
ajustados a concentr aciones que pr ovocan un movimiento adecuado de agua y solutos a tr avés de la
membr ana dur ante la diálisis.
Tabla 32-7
Comparación del líquido dializador con el plasma normal y el plasma urémico
Obsér vese que no hay fosfato, ur ea, ur ato, sulfato ni cr eatinina en el líquido dializador, que sí están