Sie sind auf Seite 1von 502

¿Quieres ser mía?

Reyna Cariño

Libro 3:¿Jugamos a Ser…?


¿Quieres ser mía?
¿El último juego?

Con los planes de la boda de su hermana mayor y su inicio como universitaria, Brenda
se siente presionada como para continuar con su pasatiempo de paparazzi pero aun así
no dejará de hacer lo que más ama, la fotografía, y por eso en el periódico de la
universidad se ofrece a ser la fotógrafa. Pero sus fotografías son tan buenas que pronto
le llega una oferta de trabajo de una prestigiosa agencia de modelos y aunque está
tentada a rechazarlo pronto se verá incluida en ese mundo.

A sus 25 años Julián siente que su vida es un asco y ha estado pensando en renunciar
a su trabajo como modelo que sólo le deja dolores de cabeza pero, al ver al ratoncillo
de universidad que han contratado para hacer la nueva sesión de fotos, considera que
tal vez podría esperar un tiempo más...

¿Hasta dónde podrá llegar ese juego de palabras y miradas entre Julián y Brenda?
Capítulo 01

¿No quería conocerte?

Brenda

Bajó corriendo las escaleras, estaba casi lista para su primer día de clases en la
universidad, sólo el desayuno que su mamá la obligaba a tomar era lo que la detenía
de salir corriendo hacia una nueva etapa en su vida. Aunque no quería admitirlo
estaba muy emocionada de tener clases, aún más de tener nuevos compañeros que
esperaba que fuesen más maduros que la mayoría de los chicos que había conocido
en la preparatoria. Todo le era emocionante incluso pensar en las tareas le
emocionaba, estaba consciente de que los primeros semestres no eran los más
dinámicos de la carrera pero iba a esperar paciente que todo sucediera en su debido
momento, ese había sido uno de sus propósitos.

Cuando llegó a la cocina y se sentó en la mesa para empezar con el desayuno que su
mamá ya le había servido, escuchó un par de risas cursis que enseguida identifico
como Matt y Jeanne, una de las parejas juveniles más famosas del momento, el sólo
escucharlos la hizo negar con la cabeza con fastidio pero al mismo tiempo con cierta
felicidad. ¡Su hermana se casaba! Y con el amor de su vida, eso la hacía sentir tan feliz
aunque en el fondo sentía un poco de envidia.

—¡Feliz primer día en la universidad! —dijo Jeanne con una gran sonrisa en su rostro,
su novio tenía una igual.

Algo que se le hacía tonto era que en su familia buscaban cualquier excusa para
celebrar cualquier cosa. Cuando Frank tuvo su primer accidente ¡Viva!. Cuando Lissa
sacó su primer 6 ¡Hurra!.Cuando sucedía cualquier otra tontería era motivo de celebrar.
Ahora que entraba a la universidad, la tercera hija de la familia, era un ¡Felicidades!.
Sobre eso...

—¿Y Brandon? —preguntó viendo a su alrededor.


Brandon era su mellizo, él era el mayor y siempre habían sido muy unidos hasta unos
meses atrás... las cosas habían cambiado entre ellos y muchas veces madurar
significaba sacrificar algunas cosas, para ellos fue ese lazo que los mantenía tan
unidos.

—Se acaba de ir —le contestó su mamá saliendo de la cocina con una bandeja de
aluminio en las manos, ella al igual que su hermana y su cuñado tenía una sonrisa en
el rostro—. Dijo que había olvidado revisar el horario y que necesitaba llegar temprano
para eso —Anastasia se encogió de hombros y dejó la bandeja sobre la mesa, justo
enfrente de Brenda, los ojos de la muchacha se abrieron con apetito al ver los
panqueques de nuez, sus favoritos, los favoritos de Jeanne y ahora los favoritos de
Matt... en pocas palabras eran los panqueques favoritos de toda la familia.

Como bestias muertas de hambre, el par de tortolos y Brenda, se lanzaron hacia la


bandeja para ganar el panqueque más grande, Jeanne tomó el primero que alcanzó
pero Matt y ella lucharon por el panqueque más esponjoso hasta que Brenda ganó la
contienda, con una sonrisa en el rostro le dio una mordida al pan que aún estaba
caliente pero poco le importó para acabarlo en unas cuantas mordidas.

—Brenda, primero el desayuno y después el postre —le advirtió su mamá.

—Eso me recuerda a algo —susurró Matt en el oído de su novia y ella sonrió.

—Agg, si quieren besarse háganlo en otro lugar —dijo Brenda con fingida repulsión—.
Estoy queriendo desayunar y no deseo escuchar sus besos a estas horas de la
mañana.

—Ni siquiera he intentado besarla...

—Por favor, ni siquiera recuerdo un día que no se hayan besado en la mañana, en la


tarde y en la noche —vio que su mamá estaba distraída e intentó tomar otro
panqueque pero antes de poder hacerlo su mamá alejó la bandeja para que no lo
hiciera, ella frunció el ceño y tomó la cuchara para continuar con su desayuno.

—Yo recuerdo muchos días que eso no pasó —ahora fue Jeanne la que habló un poco
pensativa—. Por ejemplo cuando...
—No necesito un resumen de sus segundos sin besarse —interrumpió a su hermana
mayor—. En serio, quiero tomar mi desayuno con tranquilidad.

—En pocas palabras nos estás ahuyentando de aquí ¿no? —preguntó Matt y Brenda
asintió ya que ahora estaba masticando.

—Así es, váyanse a su casa —dijo una vez que terminó su bocado—. Shu, shu —
movió su mano para ahuyentarlos como si se tratara de un par de cachorros. Esas eran
sus típicas pláticas cada vez que estaban cerca, era su extraña forma de demostrar
que se querían. Con una sonrisa todo se arreglaba.

—¡Se me hace tarde! —Brenda salió gritando de su casa, se despidió de todos


sacudiendo su mano y corrió hasta la parada del autobús que, para su suerte, todavía
estaba estacionado esperando. De un salto entró al autobús, depositó el dinero en la
mano del chofer y corrió hasta el asiento trasero. Acomodó su mochila sobre sus
piernas y revisó lo que llevaba para su primer día de clases, sólo llevaba un cuaderno,
una pluma que tenía incluidos varios colores, un lápiz con borrador y lo más preciado e
importante para ella. Su cámara fotográfica. Eso era sin duda algo que no podía faltarle
ni en el peor de los días, podía olvidar peinarse pero no su cámara.

Observó por la ventana los 15 minutos que hacía el transporte hasta la universidad y
cuando por fin llegó su corazón latió de prisa por la emoción, una vez cruzando esas
puertas sería oficialmente una estudiante de universidad. Apenas puso ambos pies
dentro de la universidad sintió un par de miradas que no se molestó en identificar, se
había acostumbrado a ser señalada casi todos los días gracias al gran parecido que
compartía con Jeanne. Muchos la confundían con su hermana mayor y se le acercaban
emocionados para intentar hacerse su amiga. Ella los rechazaba sin importar herir los
sentimientos de alguien y sin aclarar que ella no era Jeanne, no era la prometida de
Matt ni la actriz de obras de teatro. Ella no era Jeanne, punto y final.

Caminó observando los lugares que atraían su atención mientras se dirigía a su


facultad, se detuvo un momento a ver a un grupo de chicos que platicaban sentados
sobre el césped y en sus manos tenían cámaras fotográficas profesionales, claramente
iban en cursos superiores pero deseó poder hablar con alguno de ellos, personas que
ya tuvieran experiencia.

—Presentí que estarías aquí —dijo una voz aguda detrás de ella.
Inmediatamente se volteó y bajó un par de centímetros su mirada para poder ver a su
mejor amiga en todo el mundo —después de Jeanne que aparte de ser su hermana era
también como su mejor amiga—, la pequeña pelirroja que parecía no tener más de 15
años gracias a su rostro aniñado y ayudado por su diminuta estatura, Laini.

—¿Tan predecible soy? —preguntó Brenda sonriendo.

—No, uno de mis compañeros de curso me dijo que este era el lugar en donde los
fotógrafos hacían sus cosas de fotografía —empezó a hablar su amiga y ella se vio
obligada a negar con la cabeza—. No me pidas nombres correctos —la señaló con el
dedo índice—. Sólo ve y háblales si lo quieres hacer.

—Quiero tener mínimo una hora de clases antes de mostrarle al mundo lo buena que
soy —guiñó un ojo a Laini—. No quiero que me envidien antes de tiempo.

—Me sorprende tu ego a estas horas de la mañana.

Ambas sonrieron y caminaron juntas hasta la facultad en donde estudiaría Brenda, para
la suerte de ambas amigas sus facultades estaban continuas lo que les permitiría verse
entre clases y al final de estas.

—Mañana tengo mi primer examen —se quejó Laini. Ella había entrado a clases un par
de semanas antes por la carrera que había elegido—. Los profesores son bastantes
aburridos cuando se lo proponen.

—Claro —se burló Brenda—. A ti te gustan otro tipo de profesores —su amiga suspiró
dramáticamente—. ¿Me equivoco?--

—Eso demuestra tu inmadurez... por cierto —dijo cambiando de tema


completamente—. Te he ofrecido como voluntaria para...

—¿Los juegos del hambre? —la interrumpió.

—Nop —alargó—. Para el periódico de la universidad —terminó con una sonrisa—. Ya


sabes, no te pagarán ni nada pero todo el mundo podrá ver esas hermosas fotos que
tomas, me pareció un buen lugar para que te dieras a conocer, además que ya tienes
experiencia en los periódicos —se encogió de hombros—. Pero si no quieres estamos
a tiempo de cancelar.
Brenda analizó las oportunidades, por el momento no buscaba ganar más dinero con
sus fotografías ya que había decidido dejar ese pasatiempo de paparazzi para
concentrarse en la fotografía desde otro ámbito más serio y profesional, el periódico
parecía ser un buen lugar para seguir practicando, pues en el instituto ya había
participado con fotografía y reportaje. Si pasaba las pruebas y quedaba dentro lo
aceptaría.

—Me parece genial —le dijo con una sonrisa—. Gracias por haberlo hecho.

—De nada, para eso estoy aquí, ya sabes que siempre voy a estar cuando me necesi...

—Oye Laini —la interrumpió un chico que había aparecido de la nada—. La profesora
de dibujo viene a toda velocidad con su andadera, si volvemos a llegar tarde nos dejará
fuera del salón.

—Esa anciana ya debería estar bajo tierra —murmuró Laini para sí misma—. Lo siento
Brenda, nos vemos a la salida, envíame un texto —cuando finalizó de hablar ya estaba
corriendo junto al chico que había interrumpido su plática y despidiéndose de Brenda
con la mano.

—Claro, ahora tendré que ponerle saldo a mi celular —se dijo a sí misma.

Las clases empezaron con 15 minutos de retraso gracias a la impuntualidad de la


profesora, llegó excusándose de que a cualquiera se le hacía tarde los primeros días
de clases pero que los estudiantes no tenían permitido llegar tarde a partir de la
siguiente clase.

—Entonces —dijo la profesora con emoción—. ¿Les parece si iniciamos con las
presentaciones? Siempre me parecen lo más importante de abordar el primer día de
clases —aplaudió un par de veces—. Tú —señaló a la chica que estaba sentada frente
a Brenda—. ¿Te gustaría ser la primera?

Aquella chica no quería ser la primera, Brenda notó como sus manos temblaban por los
nervios pero cuando estaba por hablar un par de golpes en la puerta del salón la
interrumpieron, la joven suspiró mientras la profesora atendía.

—Perdone por interrumpir—dijo un chico desde la puerta y Brenda rodó los ojos al
reconocer la voz. De todos los grupos que habían abierto con esa carrera él tenía que
estar, justo, en el mismo salón que ella. No le molestaba tenerlo de compañero, le iban
a molestar los futuros malentendidos que se darían entre ellos dos y su hermana.

—A-adelante —escuchó tartamudear a la profesora.

Cuando él dio un paso al interior del salón, Brenda escuchó los bostezos a medio
empezar, suspiros cortados, gritos ahogados, maldiciones a punto de decirse. La
sonrisa de Matt a medio formar.

—Puedes tomar cualquier asiento disponible —dijo la profesora demasiado ansiosa. El


único asiento libre era el que estaba al lado de Brenda. En cuanto Matt la vio corrió al
asiento y se sentó con un suspiro.

—¿En serio? —preguntó Brenda susurrándole aunque no tenía caso que lo hiciera,
todos en la clase los estaban observando—. Si no quieres llamar la atención deberías
llegar temprano a la primera clase y usar lentes de nerd.

—Me acaban de confirmar hace unos minutos que sí iba a entrar este semestre —
susurró—. Me tomó por sorpresa aunque es un alivio que me haya tocado contigo, no
me sentiré tan extraño.

Brenda medio sonrió.

—Ni creas que te dejaré juntarte conmigo en los equipos.

Matt le devolvió la sonrisa.

—Un gusto hablar contigo, compañera.

—Entonces —la profesora se aclaró la garganta en un intento de recuperar la atención


de la clase—. ¿Seguimos con las presentaciones? ¿Te gustaría empezar a ti? —señaló
a Matt sin llamarlo por su nombre, como si no lo conociera.

—No tengo de otra —murmuró Matt pero Brenda lo alcanzó a escuchar. Se puso de
pie y empezó a presentarse—. Hola a todos, me llamo Matthew, pueden decirme Matt,
tengo 22 años. Me gusta la fotografía y me gustaría no tener problemas con nadie. Por
favor, me gustaría un trato normal —finalizó en tono de súplica.
—¿Tienes novia? —gritó Brenda rodeando su boca con ambas manos y con una
sonrisa enorme que no intentó disimular. Matt la volteó a ver frunciendo el ceño, pero
sabía que le estaba haciendo un favor para dejar esos asuntos en claro.

—Sí —respondió Matt viendo los rostros de sus compañeros—. Estoy por casarme,
en realidad.

—Qué lástima —dijo Brenda fingiendo decepción y tristeza—. Escuché como 15


corazones rompiéndose, pero es lo que tiene que pasar.

—Bien, deberías presentarte tú —dijo Matt tomando asiento.

Brenda se puso de pie de un salto y vio a sus compañeros unos segundos antes de
hablar.

—Hola, soy Brenda, que les quede claro, mi nombre es Brenda, no soy Jeanne, no
soy la novia de Matt, soy Brenda, yo misma —les aclaró antes de que fueran a
confundirla con su hermana mayor—. Tengo 18 años y amo la fotografía, las fiestas e
invertir mi propio dinero en lo que me gusta. Considero que tengo experiencia con la
fotografía así que no se sientan en desventaja cuando empecemos a utilizar nuestras
cámaras, algún día lo podrán hacer bien... creo —suspiró—. En fin, si no me molestan
no los molesto.

—¿Y tienes novio? —le preguntó uno de los jóvenes que se encontraban en una de las
esquinas del salón de clase.

Brenda sonrió y negó con la cabeza.

—No me gustan los chicos.

La clase quedó enmudecida y cuando ella tomó asiento Matt le susurró.

—Para la próxima trata de presumir menos.

—Lo tomaré en cuenta —le susurró de vuelta.

La clase, o más bien, las presentaciones, terminaron temprano por lo que tenía un par
de horas disponibles antes de que Laini saliera de clases. Brenda caminó por la
facultad seguida de Matt. Al parecer su cuñado no consideraba suficiente el tiempo que
pasaban juntos en casa de sus padres que tenía que estar con ella aun en la
universidad. Intentó separarse de él en varias ocasiones pero seguía volviendo a ella y
para romper el silencio empezó a hacerle plática.

—¿Por qué iniciaste la universidad desde el primer semestre? —le preguntó y Matt
pareció aliviado de que ella le dirigiera la palabra—. Creí que habías tomado unas
clases en la universidad de España.

—Sí, pero los programas de estudios son bastante diferentes y esta vez ser "famoso"
no me ayudó, mis opciones eran o iniciar de nuevo desde cero en esta universidad o
irme a España a concluir los estudios. No tuve que analizarlo mucho.

—Técnicamente ya no eres famoso —se burló Brenda—. Has dejado de ser modelo, ya
no le importas tanto a la sociedad.

—Ah, gracias por el apoyo —le dijo apoyando el brazo en la cabeza de ella.

—Oww, ya llegó la parejita cursi —habló Laini y ambos voltearon hacia ella—. Oh, lo

siento, creí que eras Jeanne —fingió estar sorprendida y cubrió su boca con la mano
disponible, pues ahora llevaba un porta-planos en una de sus manos.

—Eso no ha sido gracioso —Brenda se cruzó de brazos.

—No, pero te ha hecho fruncir el ceño —contestó su amiga con diversión.

—Dejen de coquetear frente a mí —dijo Matt.

Brenda abrazó a su amiga y Laini se dejó apapachar.

—Sólo estás celoso de nuestro amor.

—Sí, tal vez deberías ir con Kris y abrazarse románticamente —dijo Laini, su mejilla
estaba siendo aplastada por el porta-planos y uno de los brazos de Brenda—. Tu
abrazo me está torturando —le susurró y Brenda la soltó.

Matt dio un paso hacia atrás.

—Kris y yo no somos tan cercanos —frunció ligeramente el ceño—. Y ¿Por qué


tendríamos que abrazarnos románticamente?
La sonrisa de Brenda se ensanchó.

—Siempre es un gusto para la pupila ver a dos chicos súper guapos muy juntitos...

—Lástima que tú no eres tan guapo —señaló Laini—. Kris es un...

—Tranquila amiga, tranquila. Recuerda que no puedes pensar en eso a la ligera —le
dijo Brenda.

—Todo el mundo peca, yo puedo hacerlo también...

—Ustedes dos están locas —Matt retrocedió un paso más, lucía asustado—. Ahora
entiendo porque son amigas.

—No somos amigas, somos amantes —dijo Brenda y Laini soltó una carcajada que
cubrió segundos más tarde con una tos falsa.—Creo que ya lo asustamos. Ha sido
suficiente. Por cierto ¿Y Jeanne?

—En casa —respondieron Matt y Brenda al mismo tiempo.

—Espera —Laini dirigió su atención a Matt—. ¿Estás fuera de casa sin Jeanne? Eso
debe ser un mal presagio. Tengo que ir a inventarme alguna maldición y evitar el fin de
la humanidad.

Matt frunció el ceño.

—Nunca he entendido tu afán con las maldiciones.

—Es una larga historia y sin sentido alguno —le susurró Brenda.

—Oigan, soy bajita no sorda —contestó la pelirroja—. Da igual ¿vamos a comer?


Muero de hambre.

—Tú siempre tienes hambre —dijo Matt empezando a caminar—. Por cierto, traje
panqueques de tú mamá, Brenda.

—Espero que hayas traído para mí —Laini empezó a seguirlo mientras Brenda los
observaba desde su lugar—. Aunque me gustaría acompañarlo con un café.

—No tenía idea de que iba a verte aquí —le respondió el modelo—. No te traje nada.
—Pues compartirás el tuyo.

Brenda negó con la cabeza. Gracias a Matt su vida universitaria había empezado
divertida. Y con Laini cerca de ellos todo se volvería interesante.

Inclinó su cabeza mientras pensaba en su mellizo, sentía que ese instante sería
perfecto si él estuviera con ella, pero ahora estaba en alguna parte de la universidad
conociendo personas nuevas, justo como quería. Conocer personas nuevas para
olvidarse de ella.

Sacudió su cabeza y sacó su cámara del bolsillo. Vio a través del visor y enfocó el lente
hacia Matt y Laini que ya iban bastante lejos de ella, cuando estaba a punto de tomar la
fotografía una sombra oscura se atravesó y en seguida sintió un golpe y un liquido
caliente recorriendo su mano.

Por instinto cubrió su cámara con un brazo mientras agitaba su mano con té.

—¿Le cayó té? —dijo el joven que se había atravesado. Parecía agitado y su vista
viajaba de Brenda a su cámara que seguía sosteniendo protectoramente—. Disculpa,
no me fijé por donde iba.

Ella secó su mano con su blusa y revisó la cámara, frunció el ceño y le lanzó una
mirada fulminante al joven pues su lente tenía una mancha de humedad. Suspiró
profundo tratando de que el enojo no se le notara fácilmente. Ese despistado había
echado a perder su lente y era casi nuevo, lo había comprado dos semanas atrás.

—En serio, perdona. Puedo intentar ver si tiene arreglo —ofreció rápidamente.

Brenda pensó que no había podido esconder bien su enojo pero al ver detenidamente
al joven notó que él también llevaba una bolsa especial para guardar cámaras digitales,
además de muchos papeles en las manos, los cuales se estaban mojando con las
gotas que caían del vaso y una playera con el logo del periódico universitario que
parecía demasiado pequeña para su cuerpo.

Ella empezó a notarlo incómodo.

—Si no tiene arreglo me pagarás el lente —dijo sonando molesta—. Revísalo —le
extendió la cámara y el muchacho observó a su alrededor.
—¿Te importaría acompañarme al estudio? —dirigió su vista hacia sus manos
ocupadas—. No sé donde dejar esto.

Brenda apretó los labios y sacó su celular.

***

—No toques eso —dijo el joven pero a Brenda le importó poco.

Ella estaba fascinada con todo lo que la rodeaba en la oficina del estudio
fotográfico.Aunque ella ya había estado en tiendas especializadas en fotografía, la
mayoría de las cosas siempre las veía tras una vitrina de cristal, pero en la oficina
podía tocarlos.

Sacó un difusor de luz y lo abrió, a simple vista parecía como si fuese una sombrilla
blanca sin mango, aunque en realidad era eso pero Brenda conocía su uso y los
resultados que este brindaba en las fotografías. Quería utilizar uno de esos pronto.
Quería utilizar todo el equipo de fotografía que tenía la universidad. Aunque aún
faltaban un par de semestres para que entrara al manejo de la fotografía, esperaba que
fuera emocionante.

—¿Eres de primer semestre? —preguntó el joven y Brenda se sobresaltó, había


olvidado por un momento en donde se encontraba.

—Sí, lo soy—le respondió. Y empezó a girar el difusor de luz entre sus manos.

—Sí, bueno, si alguien entra aquí no les digas eso. Los de primer semestre tienen
prohibido entrar a este lugar —comentó y Brenda frunció el ceño.

—¿Por qué?

—Supuestamente porque está tan emocionados y tocan todo —ella bajó la vista hacia
la sombrilla blanca y la acomodó de nuevo en el lugar donde la había tomado—. El
equipo es delicado...

—Lo sé. He investigado. No tienes que decirlo. ¿No deberías seguir revisando mi
cámara? —le señaló a su escritorio en donde reposaba su cámara digital con el lente
separado del cuerpo.
—Sí... —se rascó un costado de la cabeza y lanzó un suspiro de derrota mientras veía
el lente—. En serio, disculpa, el lente se mojó y...

—Me debes un lente —Brenda golpeó las palmas de su mano en el escritorio y el joven
se sobresaltó—. Era casi nuevo —volvió a golpear—. Págamelo o reponlo. Si no lo
haces te... —volteó a sus costados buscando algo en qué descargar su enojo, cuando
no encontró nada volvió a golpear el escritorio y sintió sus manos hormigueando—,
tienes que pagármelo.

—Lo haré, lo haré —el joven se puso de pie pues empezaba a sentirse intimidado por
ella, aunque le ganara en estatura y seguramente en fuerza—. Sólo que... no tengo
dinero por el momento.

Brenda se dejó caer en la silla que tenía a un costado.

—En serio, discúlpame. Hoy no tuve un buen día ¿sabes?

—¿Debo sentir lástima por ti? —preguntó mientras se sobaba las sienes.

—Es sólo que hoy renunció uno de los fotógrafos de mi trabajo y después llegué tarde
a la reunión del periódico universitario pero como si eso no fuera poco mi camiseta se
llenó de químicos del laboratorio de foto y tuve que usar esta de mi novia... no espera,
de mi ex-novia, me terminó esta mañana —eso explicaba porque parecía a punto de
reventar en esa camisa—, y después tuve que chocar con una niña de primer semestre
y arruinarle su cámara fotográfica que cuesta bastante, por cierto, el lente que tengo
que reponer costará dos de mis salarios quincenales, me quedaré sin comer y
posteriormente moriré.

Terminó de hablar y tomó una bocanada de aire.

—Interesantísimo —dijo Brenda y el joven sonrió.

—Disculpa, me fue fácil hablar contigo, me parece que eres una de esas personas
que son buenas escuchando mmm... acabo de recordar que no nos hemos presentado
—le extendió una mano—. Un gusto, soy Israel.

Brenda observó su mano extendida durante unos segundos y aunque su interés no era
presentarse, sólo quería un nuevo lente para su cámara, igual terminó estrechando su
mano.
—Soy Brenda. Y es curioso, en realidad no estaba interesada en escucharte ni en
conocerte.

—Eres graciosa.

—No intento serlo...

—Y ¿En qué tipo de fotografía estás interesada? —le preguntó interrumpiéndola.

Israel recargó su cadera en el escritorio y cruzó los brazos con confianza, aunque su
camisa seguía siendo muy pequeña para su cuerpo no parecía tan torpe como Brenda
lo había visto cuando chocaron antes, probablemente si se quitara las gafas de nerd, y
peinara bien el cabello largo y negro que le rozaba los hombros podía verse más
atractivo, pero no es como si eso fuese importante.

—Fotografía artística y conceptual —respondió a la anterior pregunta—. Aun no me


decido. Espero hacerlo pronto.

Israel negó rápidamente con la cabeza.

—No pienses en decidirte tan rápido por algo que harás el resto de tu vida. Está bien
si te tomas tu tiempo ¿Crees que pueda ver algunas de tus fotografías? —preguntó
regresando a su asiento detrás del escritorio y encendió el ordenador que estaba en
una esquina—. ¿Tienes página web?

—Sí, la tengo, aunque está bastante desordenada, mi cuñado es quien estaba


arreglándola —dijo sintiéndose repentinamente nerviosa porque un universitario con
más experiencia viera su trabajo, ella sabía que era buena pero tampoco tenía muchos
estudios sobre la fotografía y tal vez su técnica aun necesitaba mejorar. Envuelta en
sus pensamientos le dio a Israel la dirección de su página y esperó incomoda mientras
él estudiaba sus fotografías.

—¿Cuántos años tienes? —le preguntó después de unos minutos.

—18 —respondió extrañada.

—¿Habías estudiado fotografía antes? —le preguntó, él aun seguía observando la


pantalla del ordenador.
—Un curso de un mes hace medio año —dijo.

—Tus fotografías son... —asintió—. Increíbles. Maravillosas —volteó a verla y Brenda


sonrió con satisfacción—. Escucha, esto no se debe de hacer, porque los candidatos
deben de pasar por algunas pruebas para entrar pero ¿Quieres unirte a nuestro gaceta
en la universidad? No tienes que hacer pruebas ni nada y de esta forma puedes usar
los lentes que tenemos aquí en lo que repongo el que te arruiné. Se supone que los
alumnos de primer semestre entran como practicantes pero... nuestro mejor fotógrafo
se graduó el semestre pasado y le resultará difícil estar 100% activo aquí, si tú te unes
nuestros problemas estarían solucionados además que tendríamos unas fotografías
increíbles —Brenda sentía que su cabeza daba vueltas por la rapidez con la que él le
estaba hablando—. Además que esto puede ir a tu curriculum y también estarías
exenta de prácticas escolares ¿Te gustaría intentarlo?.

Brenda desvió la vista e hizo una larga pausa, fingiendo que estaba pensando algo
que ella ya había decidido mientras él hablaba y hablaba.

—Podría intentarlo —dijo con fingido desinterés—. Siempre y cuando pueda tener un
lente para el cuerpo de mi cámara.

Israel celebró y le agradeció mientras Brenda sonreía internamente. Su día, a


comparación del de Israel había empezado y terminado bien. Podía sentir como una
nueva etapa empezaba.
Capítulo 02

¿15 minutos?

—¿En serio es Matt? —Brenda escuchó un susurro que más bien pareció un grito de
una de las chicas que iba pasando por su mesa en la cafetería. Las ignoró y siguió
comiendo, era mejor hacer eso, si les prestaban atención se quedaban más tiempo
observándolos y les arruinaban su hora de comer.

—¿Y si le pedimos un autógrafo? —preguntó alguien más.

Matt se removió incómodo en su silla y Laini se golpeó la frente.

Ya habían pasado tres semanas desde que las clases iniciaron oficialmente y los
alumnos aun no se acostumbraban a ver a un ex modelo caminando por la universidad,
las chicas aun susurraban como tontas y los chicos lanzaban sus miradas celosas.

—Yo voy —dijo otra voz.

—Si alguien se acerca a esta mesa —habló Laini levantando la mirada hacia el grupo
de chicas—, necesitarán muletas para salir caminando de aquí.

Y esa amenaza bastó para que, durante los próximos 3 minutos, pudieran disfrutar de
su comida.

—Deberíamos buscar otro lugar para comer —murmuró Matt al mismo tiempo que
jugaba con su comida—. Por lo menos hasta que se les pase la impresión de verme.

—Si no fueras tan bien parecido no pasaría esto —dijo una voz masculina.

Brenda levantó la vista al reconocer aquella voz, pues casi diario estaba con él.

—¡Israel!—dijo animada y sintió un leve golpe en su pierna por debajo de la mesa,


desvió la vista hacia su amiga pero ella estaba disfrutando de su comida con una
sonrisa disimulada.
—No sé cómo se supone que deba tomarme eso —respondió Matt con un asentimiento
de cabeza, dándole la bienvenida a la mesa.

—No me sentaré, en realidad —volteó a ver a Brenda—. Vengo a robármela, la


necesito... necesitamos en la gaceta. Tenemos una emergencia, hoy vendrá una
autoridad muy importante de las universidades del país a dar una plática a los jóvenes
aspirantes a empresarios y necesitamos que estés en la conferencia para las
fotografías de la gaceta, fotografías conmemorativas y las que venderemos al periódico
local.

—¿No puede el egresado? Le prometí a Laini que saldríamos después de clases —dijo
Brenda.

—No, lo contactamos desde la mañana y nos acaba de informar que no podrá


ayudarnos, además hay algo que quiero decirte... después —Israel parecía un poco
apenado y Brenda escuchó cuando Laini se empezaba a ahogar con su bebida.

—No te preocupes por mí —habló su amiga—. Posponemos nuestra salida hasta el fin
de semana, aunque no hagas tareas.

—Esa idea me gusta más —respondió Brenda y se puso de pie acomodando su


mochila en uno de sus hombros—. Nos vemos.

Se despidió rápidamente y empezó a caminar junto a Israel.

—Tienes qué hacer tu tarea, no puedes bajar tus calificaciones —la reprendió. Ella le
sonrió y él acarició su cabeza.

***

La conferencia empezaba hasta las 4 de la tarde por lo que Brenda aun tenía tiempo
para hacer sus tareas y elegir el lente adecuado para su cámara. Cuando terminó sus
deberes corrió a la vitrina donde guardaban el equipo para las cámaras del taller y
eligió el lente, se detuvo un momento para observar los filtros de color, aunque para
esas fotografías no era necesario que los utilizara deseó poder usarlos pronto.

—¡Profesor!—entró una joven a la oficina sobresaltando a Brenda, cuando la chica la


vio se disculpó y buscó al rededor—. ¿No está el profesor Israel? —preguntó
tímidamente aunque ella era mucho más grande que Brenda.
—Acaba de salir ¿Se te ofrece algo? —preguntó.

—Oh, es que el profesor dijo que hoy podría revisar mis fotografías, pero creo que
debería volver más tarde —se dio media vuelta pero antes de avanzar volvió a voltear a
la oficina y habló—. ¿Tú eres novia del profesor?

—¿Disculpa? —Brenda tomó interés en la joven, ahora que le prestaba más atención
vio que sus labios estaban apretados, como si quisiera seguir hablando y su rostro
estaba completamente rojo. De nuevo aparecía otra enamorada de Israel.

—El profesor nunca deja entrar a nadie en su oficina —la joven estaba apretando
contra su pecho una carpeta que Brenda no había visto—, sólo a su novia, pero nos
enteramos que terminó con ella hace unas semanas... por eso...

—Sí —respondió Brenda—, hay algo entre nosotros. De hecho, deberías saber que el
profesor ha puesto mi nombre como contraseña de su usuario en el ordenador —era
verdad—, siempre utiliza el nombre de la chica por la que tiene interés como
contraseña, puedes entrar ahora mismo y ver las fotos que tenemos juntos —también
era verdad, Israel y ella habían asistido la semana anterior a un taller de fotoperiodismo
y se tomaron varias fotografías juntos.

La joven inclinó su rostro y asintió.

—Entonces, volveré otro día.

Se fue corriendo dejando a Brenda sola. Casi se sintió mal por haberle mentido a la
chica, pero el mismo Israel le había comentado los problemas que tenía en dirección
porque las chicas universitarias se la pasaban coqueteándole, él había dicho que ser
un profesor joven tenía muchas desventajas.

Al principio cuando se enteró que él era un profesor se sorprendió pues se veía muy
joven para serlo, tenía 23 años, era recién egresado y le habían pedido que impartiera
clases incluso antes de finalizar sus estudios pues la fotografía era su punto fuerte. En
ese momento Brenda saltó de alegría internamente, pues un profesor había elogiado
su trabajo y casi le había suplicado que formara parte de la gaceta universitaria.

Casi desde el primer día habían empezado a llevarse bien y para la primera semana
Brenda sabía mucho acerca de él, como que tenía una hermana menor llamada igual
que ella y que trabajaba en una agencia de modelaje, en donde tenían un problema
con fotógrafos pues últimamente estaban renunciando muchos.

—Lástima que eres menor —había dicho Israel unos días antes—, estoy seguro que
podrías trabajar medio tiempo en la agencia.

Brenda rio ante la idea de trabajar en una agencia de modelaje, le resultaba irónico ya
que su cuñado era un ex modelo y además no se veía en ese tipo de ambiente,
rodeada de personas que se preocupaban más por su imagen que por su salud, no
gracias. Eso lo había aceptado Matt, quien durante un tiempo hizo ejercicio para
mantener buena forma y terminó colapsando por no alimentarse bien.

A Brenda le gustaba comer las harinas y grasas que su cuerpo necesitaba y por nada
del mundo iba a renunciar a los panqueques de su mamá. Seguramente en las
agencias de modelaje solo había agua y pastillas para comer y cenar.

—Sí, qué lástima —le había respondido.

Por el momento estaba bastante a gusto de pertenecer a la gaceta, apenas había


salido la primera edición del semestre y había recibido felicitaciones por parte del
director de la facultad y desde luego de parte de sus compañeros.

Nunca lo había pensado pero le gustaría dejar una huella de que alguna vez estuvo
en esa universidad.

Con una sonrisa cerró el cristal de la vitrina que protegía los lentes y le tomó una foto a
su reflejo.

—Brenda, es hora de irnos —entró Israel a la oficina mientras ella hacía unas
fotografías de prueba. Le sonrió al verla y le hizo una señal con la cabeza para que se
pusieran en marcha.

Caminaron hasta el teatro y al llegar allí Brenda se quedó con la boca abierta, había
periodistas y cámaras de TV por todos lados, estaba segura que para poder tomar las
fotografías necesitaría subirse a los hombros de Israel, por suerte no era tan bajita de
estatura como Laini, eso sería peor.

—Este es tu gafete de prensa —Israel le pasó un listón por el cuello que tenía
colgando un pedazo de plástico con su fotografía, su nombre y el nombre de la
gaceta—. Vas a poder pasar entre todas esas personas, te darán prioridad por
pertenecer a nuestra gaceta, pero si no es así tienes permiso de golpear a alguien.

—Qué mal, profesor —dijo ella sonriendo—. No deberías decir eso.

—Sólo ve a hacer tu magia.

Brenda observó a la prensa y suspiró.

—¿Quieres que compita contra ellos para sacar el mejor material y venderlo a los
periódicos? —preguntó inquieta—. Seguramente ellos son mucho mejores que yo.

—Escucha —Israel colocó sus manos sobre los hombros de ella—, ellos están
hambrientos por conseguir una nota, no les importa conseguir buenas fotografías, sólo
tener fotografías. Esta es tu ventaja. Solo queda decirte una cosa —se inclinó tras ella
para hablarla al oído—. Diviértete, porque cuando lo haces tus fotografías son las
mejores.

—Lo haré —respondió más tranquila—. Me voy.

Se encaminó a la multitud y segundos después desapareció entre el mar de personas.


Israel la observó hasta que la perdió de vista y justo en ese momento apareció a su
lado un hombre que resopló.

—¿Es esa niña a la que tengo que vigilar? —habló el hombre.

Israel volteó a verlo con sorpresa a pesar de que sabía que iba a encontrarse con él en
esos momentos. Asintió mientras observaba el lugar por donde Brenda había
desaparecido.

—Estoy seguro que si tiene tu aprobación podrá trabajar en la agencia...

—Solo soy un filtro más, el jefe es quien tiene la última palabra, pero estamos tan
necesitados de fotógrafos que le daré una oportunidad, ya que es raro que sugieras a
un estudiante para un proyecto tan serio como J. Espero que no me hagas perder mi
tiempo.

—No lo perderás.Respondió seguro. Solo era necesario ver la concentración con que
Brenda tomaba las fotografías para que las personas entendieran la pasión que sentía.
Israel había descubierto a Brenda por coincidencia y quería ser el encargado de
hacerla sobresalir lo más pronto posible, el futuro de ella ya estaba marcado, pero tenía
que recibir ayuda.

—Su futuro será brillante... —dijo en voz alta pero se dio cuenta de que estaba solo,
su compañero de trabajo había desaparecido.

Brenda logró estar frente a la multitud de personas que se peleaban por tener una
buena vista de las autoridades universitarias que estaban a minutos de llegar. Tenía su
cámara lista y su gafete a la vista en caso de que alguno de las otras personas
intentara quitarla de su lugar.

—Tienes una excelente cámara —le dijo un hombre. No tenía identificación ni cámara
así que debía ser alguna persona que simplemente quería disfrutar del evento.

—Gracias —le dijo amablemente y regresó la vista hacia el camino que estaba un
poco más despejado.

—¿Siempre la usas en manual? —le preguntó el mismo hombre y ella volteó a verlo
con desconfianza.

—Sí —respondió y estaba por dejar su respuesta de esa forma pero decidió
complementarla—, no tiene caso tener una buena cámara si uno no sabe manejarla,
dejar que la cámara haga todo el trabajo por ti, es absurdo.

—Esa es una muy buena forma de pensar para una joven de tu edad.

—Gracias.

—Y dime ¿Desde cuándo tomas...?

—¡Llegaron! —exclamó Brenda y su atención se centró en los hombres bien vestidos


que empezaron a salir del automóvil. Escuchaba que el hombre la seguía llamando
pero lo oía más como un lejano susurro.

Sus manos se movían velozmente en los lugares exactos de la cámara, se notaba que
conocía lo que estaba haciendo. Nunca separaba su rostro de la cámara, el visor
parecía ser sus nuevos ojos. A veces olvidaba que estaba viendo a través de un lente y
se concentraba en capturar aquellos momentos exactos con su mente, cuando menos
acordaba tenía una sonrisa en su rostro.

Pero su sonrisa se fue cuando recordó que no había llevado flash para incorporarlo a
la cámara y dentro del teatro lo necesitaría. Mientras seguía el paso de los demás
empezó a ver a los demás fotógrafos, si era capaz de coordinarse con algunos de ellos
podría aprovechar su flash, volvió a sonreír de nuevo, seguro podría hacerlo, aquellas
personas eran justo lo que Israel le había dicho, estaban desesperados por tomar
fotografías y no La fotografía.

La bendita conferencia finalizó casi a las 8 de la noche, se sentía agotada de soportar


tantos empujones, gritos y demás cosas que pasaron. Llegó a la oficina de Israel para
notar que no estaba solo, estaba tentada a esperar fuera hasta que se desocupara
pero su estómago rugió en protesta. Tocó dos veces y sin esperar respuesta entró.

El hombre extraño que había intentado hacerle plática esa misma tarde estaba
charlando amenamente con Israel.

—¡Brenda! Perdona por haberme marchado temprano pero llegó visita y no podía
dejarlo desatendido —extendió una mano hacia el hombre y Brenda comprendió un
poco porque se le hacía extraño, esa vestimenta era demasiado... ¿anticuada?
¿Excéntrica? ¿Raro? No encontraba la palabra adecuada—. Te presento a Jona, es
uno de mis compañeros de trabajo...

—¿Quién usa trajes negros con rayas blancas en estos tiempos? —preguntó Brenda
y unos segundos después se dio cuenta que había hablado en voz alta. Se encogió
ligeramente de hombros.

—Un gusto, Brenda.

—Sí, que onda —lo saludó con un movimiento de cabeza—. Disculpa que no me
acerque más a ti pero esta tarde me pareciste bastante acosador. A pesar de que te
ignoré seguiste hablándome. Como consejo, no vuelvas a hacerlo.

—No fue mi intención incomodarte.

—Pues lo hiciste...

—... pero no parecías incómoda, me pareció que estabas muy entregada a tu trabajo.
—Me tomo en serio lo que me gusta hacer. En fin —se acercó al escritorio de Israel
con precaución. De su bolso sacó una cajita pequeña y el lente desmontado de la
cámara—. Esta es la memoria de la cámara, el lente y —se quitó el gafete—, aquí está
todo. Muero de hambre, así que mañana hablamos de las fotos y todo eso.

—Espera —se puso de pie rápidamente—, déjame invitarte a cenar.

—No. Quiero ir a casa rápido, no avisé que llegaría tarde y mis padres se pondrán
como locos —se acercó a la puerta—. Gracias, será para la otra, nos vemos mañana.
Hasta luego, acosador —le dedicó una media despedida a Jona y salió corriendo.

Camino a la parada para tomar el transporte recibió un mensaje de Laini quejándose de


la tarea que tenía y preguntándole como había estado su día. Brenda le sonrió al
celular, adoraba a su amiga, siempre le mandaba mensajes cuando los necesitaba.

Estaba por responderle cuando chocó con una espalda.

Él volteó a verla y sus ojos la hicieron soltar el celular.

Brandon, su hermano gemelo, se inclinó por el aparato y lo colocó en sus manos.


Ninguno de los dos dijeron nada hasta que el transporte llegó. Su hermano mayor subió
primero y Brenda rezó internamente para que todos los asientos estuvieran ocupados,
de esa forma no tendría que estar tan cerca de su hermano y la fría mirada que seguro
le lanzaría.

No iba a soportar verlo de nuevo.

Al subir al transporte un solo lugar estaba disponible, el que estaba al lado de Brandon,
caminó con el corazón acelerado y se sentó junto a él.

Sólo serían 15 minutos, se repitió mentalmente. Si evitaba su mirada por 15 minutos


todo estaría bien. Cerró los ojos y recargó su cabeza en el respaldo del asiento, estaba
incomoda. Su estómago estaba revuelto.

—¿Cómo te va con las clases? —le preguntó de pronto y ella sintió que quería llorar.

—Bien —respondió en un suspiro aun con los ojos cerrados—. Son más interesantes
de lo que creí. ¿Y a ti?
—Bien —hizo una pausa. Brenda sintió que la estaba viendo—. Han sido buenas.

—Suena genial.

Abrió los ojos lentamente, con temor de ver la mirada de Brandon pero, cuando volteó
a verlo solo vio su perfil. Bajó la vista a sus manos que estaban temblando, antes
cuando estaba cerca de su hermano sus manos siempre estaban entrelazadas.

Vio las manos de su hermano, sus dedos se movían ansiosamente, él estaba tan
impaciente como ella para que terminara el viaje.

14 minutos después llegaron a su parada, Brenda se levantó inmediatamente pero al


hacerlo tropezó con otro pasajero y cayó hacia atrás chocando con su hermano, él la
sostuvo delicadamente. Ella sintió el latido de su corazón golpearla fuertemente.

Brandon deslizó una de sus manos por el brazo derecho de su hermana hasta llegar a
su mano y entrelazarlas.

No se dijeron nada cuando bajaron del transporte ni cuando caminaron el par de


casas para llegar a la suya. Al estar frente al patio de la casa Brandon movió sus dedos
pero Brenda apretó su mano fuertemente, no quería dejarlo ir. Cerró sus ojos
nuevamente.Brandon acercó sus manos entrelazadas a sus labios y le dio un tierno
beso a los nudillos de Brenda, después dejó caer su mano bruscamente y entró a la
casa.

El aire se estaba escapando de los pulmones de Brenda, tuvo que sostenerse de la


pequeña cerca en el patio para no caer. No iba a entrar a esa casa hasta estar
emocionalmente estable.
Capítulo 03

¿El modelo?

Brenda estaba soñando que se compraba un lente telefoto cuando una almohada se
estrelló con su cabeza y una fuerza extraña arrancó las cobijas que la cubrían. Se
despertó sobre saltada y descubrió que la fuerza extraña había sido su hermana
mayor.

—¿Qué haces dormida? —le preguntó Jeanne.

—No sé, tal vez intentando descansar —le respondió malhumorada.

—Se supone que hoy vamos a salir —le recordó—. Dijiste que irías conmigo para ver
los salones para mi boda.

Brenda gruñó. Lo había olvidado y también se había quedado de ver con Israel en la
tarde pues según había algo muy importante que le tenía que decir. Laini dijo que
seguro se le iba a confesar e incluso apostaron, Brenda estaba casi segura que se
trataba sobre algún curso de fotografía pues era en lo único que pensaba aquel
hombre.

Apartó el cabello de su rostro y vio a su hermana mayor que tenía los brazos cruzados
y le lanzaba miradas acusadoras.

Se levantó perezosamente de su cama y levantó el dedo índice.

—Dame 10 minutos. Estaré lista en 10 minutos.

Jeanne le sonrió.

—Está bien. Te serviré el desayuno —salió por la puerta apresuradamente y Brenda


soltó un suspiro cuando dejó de escuchar sus pasos en la escalera.
A pesar de que su hermana ya no vivía con ellos estaba allí casi todos los fines de
semana, no le molestaba en absoluto, excepto cuando la despertaba temprano los
sábados por la mañana.

¡Sábado por la mañana! Recordó que también había acordado salir con Laini pues se
lo debía desde hace unas semanas. ¿Desde cuándo se había vuelto tan solicitada?

Corrió al baño con el celular en la mano para llamarle a su amiga, mientras ajustaba la
temperatura del agua se apresuró a marcar.

—Bueno...

—¡Laini! Perdón, perdón, perdón. Olvidé por completo que hoy acompañaría a Jeanne
a elegir el salón para la celebración de su boda y...

—¿Me estás cancelando? —la interrumpió—. ¿Por tercera vez?

—No fue... —necesitaba un plan de emergencia—. ¿Por qué no vienes con nosotras?
—dijo rápidamente—. Seguro que a Jeanne no le molestará, te adora.

—Pero a mí sí me molesta —le respondió levantando la voz—. No quiero estar rodeada


de las flores y color rosa que tiene el aura de tu hermana. Iré a tu casa, sólo porque ya
voy llegando, para tomarme tu bebida y me voy con...

—¡No, es la única que me queda! —se golpeó en la frente mientras luchaba para
sacarse la blusa. Casi percibió la sonrisa maligna de su amiga—. Mínimo espérame
para poder darle un último sorbo.

—No lo haré. Ya estoy llegando.

—Me voy a duchar así que no subas a mi cuarto —le advirtió pues la puerta del su
baño no cerraba y quería evitarse cosas embarazosas tan temprano—. Te veo en unos
minutos.

Terminó la llamada y gruñó mientras terminaba de desvestirse.

***

Brenda bajó las escaleras corriendo, aun tenía el cabello mojado y los últimos botones
de su blusa los había abrochado mal, pero se había apresurado lo más que le fue
posible para alcanzar a Laini. Cuando llegó a la sala la encontró hablando con Lissa y
Jeanne pero la botella de su bebida favorita estaba vacía.

—¿Cómo pudiste terminarla en menos de 5 minutos? —le preguntó caminando hacia el


sillón—. ¿Qué clase de monstruo eres?

Su amiga le sonrió.

—Uno muy sediento por caminar desde mi casa hasta aquí.

—Laini dijo que nos iba a acompañar —las interrumpió Jeanne.

—¿Qué? No, es mentira, nunca dije eso —se defendió rápidamente la pelirroja.

—Sí lo dijo ¿Verdad, Lissa? —la más joven de las tres hermanas asintió con
complicidad a su hermana mayor.

—Sí, la escuché claramente —afirmó.

—Eso es en compensación por tomarte mi bebida —le dijo Brenda sentándose a su


lado. Volteó a ver a Jeanne—. ¿Esperamos a Matt? —le preguntó.

—No, lo veremos más tarde, esperamos a Ely, no debería tardar en llegar así que te
sugiero que te apresures con tu desayuno —le señaló con un dedo hacia la mesa en
donde había servido comida como si Brenda fuese un equipo de futbol americano.

Si algo identificaba a Jeanne de ella y Lisa era ese instinto maternal que tenía, aunque
fuese la mayor de las chicas su mamá nunca la había educado para ser la niñera de
ellos, pero al parecer Jeanne estaba muy a gusto de cuidar y proteger a todos sus
hermanos, por eso todos la amaban.

Brenda amaba a Jeanne aunque en el último par de años sus caracteres empezaron a
chocar y sus discusiones se habían vuelto más frecuentes pero era una etapa por la
que todas las hermanas pasaban, incluso ellas.

Se apresuró a terminar su desayuno y cuando estaba terminando de lavar sus dientes


apareció el típico rostro rojo de Ely por la puerta. Esa chica siempre estaba sonrojada,
si era feliz, si era triste, si estaba avergonzada, si estaba falta de aire como en ese
momento... como fuese siempre estaba así. Ni siquiera Laini que era pelirroja natural
se sonrojaba.

La desventaja de tener una piel muy blanca, supuso.

—¡Respira! —le dijo Lissa echándole aire con lo que parecía ser una revista.

—¿Por qué estás así? —le preguntó Brenda.

—Es que se me hizo tarde —dijo tomando aire—. Creí que no llegaría a tiempo.

—¿Y tu auto?

—No encendió, lo venderé por partes —terminó apretando los labios, la mueca del
más grande enojo que podía mostrar.

—Creí que Kris lo había arreglado —comentó Jeanne—. Aunque él es mejor con las
motocicletas.

Ely negó con la cabeza.

—El auto no sirve, gastaría más arreglándolo que comprándome otro. Así que lo
siento, no podré llevarlas.

—Se irán caminando —se burló Lissa y subió corriendo las escaleras—. Por cierto —
gritó desde el segundo piso—. Ely, sales hermosa en la nueva revista.

Brenda no tuvo que voltear a verla para darse cuenta que se había sonrojado.

—Bien, entonces vamos que tengo cosas que hacer —las apresuró Brenda.

—¿Cosas que hacer? —le preguntó Jeanne con curiosidad y Laini hizo acto de
presencia a su lado.

—Un chico se le va a declarar. Parece que va muy en serio.

—¿En serio? —preguntó su hermana. Brenda intentó hablar pero la interrumpió—.


Creí que no te gustaban los "chicos" —señaló la palabra entrecomillas.

—Es que no es un chico, es un profesor de fotografía, tiene 22 años —apresuró Laini.


—Corrección tiene 23...

—¿No es muy mayor para ti? —preguntó Ely con interés.

—No le gusto de esa forma, está más obsesionado con mi fotografía que conmigo.

—A Brenda no le gustan los chicos, le gustan los hombres mayores que ella, no más
de 10 años, según su explicación —explicó Jeanne—. No creo que ella alguna vez
haya salido con un chico de su edad.

—Si quieren hablar sobre mi vida amorosa háganlo pero mientras caminamos hacia la
parada del autobús —empezó a empujarlas hacia la puerta.

Era cierto lo que James decía todo el tiempo, ellas 4 juntas eran un caos.
Julian

Julian levantó la vista hacia su manager, en su rostro tenía una sonrisa triunfal. Ahí iba
el nuevo fotógrafo que había contratado la agencia para las nuevas fotografías en
donde el sería el modelo principal.

Ese era el quinto fotógrafo que renunciaba en el mes. Pero él no tenía la culpa de que
todos fueran unos incompetentes que no sabían tomarle buenas fotografías y él
tampoco iba a posar para cualquiera.Tenía suficientes agencias detrás de él rogándole
porque trabajara con ellos, eso debía agradecerlo a la renuncia del otro modelo que
había sido su competencia por años, Matt, el que había decidido retirarse porque
quería tener una vida "normal", como si fuese posible.

Aunque no le importaba, ahora era mejor para él pues a pesar de tener 25 años y
empezaba a ser "mayor" para algunas agencias que buscaban a hombres más jóvenes
otras lo buscaban mucho más que antes. Podía darse esos lujos.

—Los fotógrafos que vienen aquí no cobran nada barato. Deberías de actuar más
profesional —le advirtió su manager, Jona.

—No es mi problema que ellos tampoco sean profesionales. Sólo estaba dándole un
consejo sobre como tomar la fotografía...

—No debes de hacer eso, ellos son profesionales, saben hacer su trabajo.

—Lo dudo.

—... así como a ti no te gusta que te digan como posar a ellos tampoco les gusta que
un modelo les diga cómo deben de hacer su trabajo.

Julián bufó.

—A puesto a que yo sé más de fotografía que alguno de esos tontos que se ponen
frente a mí con las manos temblando.

Jona lo observó con seriedad. Llevaba más de 10 años siendo representante de Julián
y cada año que pasaba lo veía más insoportable, presumido, egocéntrico, pero también
había ese algo en ese joven que no le permitía simplemente dejarlo solo, aunque todo
el mundo le dijera que lo hiciera. Supuso que si lo dejaba no tendría a nadie más.

Se quitó el sombrero blanco de la cabeza que combinaba con su traje del mismo color
con rayas doradas, sobó sus sienes y del sombrero desprendió una cajetilla de cigarros
que estaban asegurados con cinta adhesiva, mientras Julián se quitaba de encima la
ropa con la que había estado modelando él encendió un cigarrillo. A los dos segundos
llegó el modelo para arrebatarle el cigarro de la boca y tirarlo al suelo.

—Te he dicho que no fumes y menos aquí adentro —pisó el cigarro y siguió
desvistiéndose.

Jona sonrió de lado. Era por esos pequeños actos que tenía Julián, de vez en cuando,
que no podía dejarlo solo pero lo que sí podía hacer era darle una o muchas lecciones.

No quería hacerlo, primero porque eso sería darle la razón a Israel y era algo que no le
gustaba hacer. Segundo porque su elección era una niña de 18 años que acababa de
ingresar a la universidad y seguro no había pisado nunca un estudio fotográfico como
en el que estaba él en ese momento.

Pero...

—Chico —llamó a Julián y este volteó rápidamente mientras desabotonaba la


camisa—. Mañana ven a la misma hora.

—¿Trabajaré? —preguntó sin ocultar su disgusto.

—Lo harás. Israel consiguió a otra persona que nos ayudará con esto antes de que
acabe el plazo de entrega.

—El plazo termina en dos días. No hay persona en el mundo que pueda hacerlo. Creo
que sería mejor que busquen a otro modelo.

—Dije que vendrás mañana y sacaremos la campaña adelante antes que acabe el
plazo —levantó la voz y el muchacho retrocedió un paso—. Te espero aquí a las 11.

Julián apretó los puños.

—Aquí estaré —dijo entre dientes a la espalda de su manager.


***

Ely y Jeanne estaban encantadas con el salón que habían visitado, era el 5to que
visitaban en el día y según Jeanne era perfecto.

—Es exactamente lo que Matt y yo habíamos hablado.

—Creo que es muy pequeño —opinó Laini con un bombón cubierto de chocolate en la
boca.

—No creo que funcione un salón pequeño —estuvo de acuerdo Brenda.

—¿Por qué? —preguntó su hermana—. No será una enorme celebración.

—Porque un salón pequeño se llenaría solo con nuestra familia y supongo que
planean invitar a más personas —dijo sonriendo—. Laini deja de comer —le dijo a su
amiga que estaba por tomar otro bombón.

—Me parece perfecto —insistió Jeanne—. Pero me gustaría la opinión de Matt.

—Disculpen —habló la mujer que les estaba enseñando en salón, parecía nerviosa—.
¿Usted es la señorita Jeanne? ¿Matt es el modelo? ¿O es una coincidencia de
nombres?

Ely anotó una rayita en su cuaderno que atravesaba a las otras verticales. En todos
los lugares a los que habían ido les preguntaban lo mismo.

—Sí, somos nosotros pero Matt ya no es modelo, se retiró hace unos meses.

La mujer sonrió emocionada y empezó a decir que era fan de Jeanne y había visto
varias de las obras en donde ella había salido y muchas cosas más. A su hermana
mayor no le gustaba mucho ese tipo de atención.

Salieron del salón después de una hora. Ely y Jeanne estaban hablando sobre sus
impresiones mientras Brenda observaba ansiosa su celular, no dudaba que en
cualquier momento la llamaría Israel.

—Pareces desesperada por irte, pero ya nos van a dejar libres —le dijo Laini.
—¿Por qué lo dices? —preguntó pero al escuchar el grito de su hermana se dio
cuenta a lo que se refería su amiga.

Matt había llegado. Y como esos dos no perdían el tiempo cuando Brenda levantó la
mirada los encontró en medio de un beso.

Ely se alejó de ellos hasta llegar con Brenda y Laini.

—Así van a quedarse durante 10 horas, será mejor que nos vayamos —dijo Brenda
caminando hacia la salida del salón.

—¿No deberíamos avisarles? —preguntó Ely.

—Inténtalo aunque probablemente te escuchen hasta mañana —contestó la


castaña—. Me gustaría esperarlos pero tengo unos asuntos que atender. Disculpen por
irme así, las dejaré a ustedes juntas.

—Sí, no hay problema, Ely y yo iremos a comer algo y a quejarnos de cómo nuestras
terribles amigas nos abandonan por sus hombres —respondió Laini—. Adiós, espero
mi dinero.

—Ni lo sueñes —dijo. Se despidió de ellas y corrió hacia el restaurante en donde había
acordado verse con Israel.

Cuando llegó el muchacho la recibió con una sonrisa, la abrazó e invitó a sentarse.

—Perdona por haber tardado. Mis planes fueron alterados repentinamente.

—No te preocupes ¿Quieres comer primero antes de hablar? —le ofreció.

Brenda asintió pues moría de hambre después de estar yendo de un lado a otro
durante todo el día. Cuando sus platillos llegaron se percató de que el restaurante era
muy elegante para ser una cita sobre fotografía, empezó a creerle un poco a las
palabras de su amiga. ¿Y si Israel le declaraba algo?

Tenía que dejar en claro todo antes de que él hiciera algún movimiento. Estaba por
hablar cuando una caja apareció frente a ella. Brenda se pegó al respaldo y segundos
más tarde se acercó a la caja. Levantó la vista para ver a Israel sonriéndole.

—Ábrelo —la ánimo.


Le hizo caso y quitó el moño con cuidado, abrió la caja y soltó una carcajada. Era su
lente.

—Al fin pudiste conseguirlo —le dijo ansiosa por montarlo en su cámara.

—Sí. En cuanto recibí mi pago lo compré, aunque ese no es el motivo por el que te
cité aquí —ella volvió a verlo—. He estado hablando en la agencia donde trabajo por
una vacante de practicante —él inclinó la cabeza con una sonrisa ladeada—, me
confirmaron hoy mismo que está completamente disponible para ti.

Brenda se quedó sin hablar durante unos segundos.

—¿Qué? —logró decir después de su largo silencio.

Él le sonrió, parecía muy emocionado.

—Estamos con la campaña de Otoño-Invierno en la agencia y necesitamos ayudantes


de fotografía. Si quieres, uno de esos lugares podría ser para ti. Se te pagará y podrá
entrar para tu curriculum. Tenemos muchas ventajas para los practicantes.

—¿Por qué? —preguntó en un susurro.

—Tu talento no debe de quedarse en el periódico universitario únicamente, eres


capaz de hacer otras cosas más grandes y como tu amigo y futuro profesor me
gustaría ayudarte a sobresalir en este ámbito.

—No sé qué decir...

—Puedes responderme mañana a primera hora pues a las 11 de la mañana empieza la


campaña y necesitas llegar temprano para que veas antes de iniciar.

Brenda asintió.

Cuando llegó a su casa se dejó caer en la cama mientras seguía analizando la


propuesta. Sabía que era una oportunidad única pero trabajar en una agencia nunca
había entrado en sus planes. Sin embargo, parecía interesante.

Con ese pensamiento se quedó dormida.


Capítulo 04

¿Lentes de contacto?

Brenda tenía la vista fija en sus dedos entrelazados, con una de sus manos estaba
haciendo más fuerza que con la otra y sus dedos estaban poniéndose morados pero
eso la tranquilizaba y disminuía en temblor de estas.

Suspiró nuevamente intentando calmar sus nervios. De haber sabido que se


encontraría en esa situación hubiese rechazado la propuesta de Israel. No tenía por
qué pensar en las prácticas tan pronto, aun era estudiante de primer semestre de la
universidad y seguro tenía muchas cosas que aprender antes de hacerlas.

Sentía que era todo un desastre y se molestó con ella misma por hacerse menos en un
momento como ese, pero ¿Su ropa estaba bien? Había elegido algo casual y cómodo a
pesar de que había estado a punto de salir de casa con una vestimenta formal para
que los examinadores vieran que se tomaba la prueba en serio pero sabía que no se
sentiría a gusto de esa forma. Al final terminó eligiendo un vestido morado y se
cuestionaba si no era muy corto ¿Y sí había otras mujeres ahí y creían que se había
vestido de esa forma para atraer la atención?

Podía regresar a cambiarse, las pruebas para la campaña publicitaria empezaban en


40 minutos si se apresuraba alcanzaba a regresar a tiempo.

—No te preocupes —dijo Israel colocando una de sus manos sobre las de ella.

Brenda volteó a verlo y asintió.

—No todos van a aplicar para practicantes. Algunos vienen a otros tipos de trabajos.

—Pero los que sí parecen tener mucha más experiencia de la que yo tengo...

—Brenda —alargó Israel.


—Sí, lo siento —sacudió su cabeza—. Nunca había pensado en hacer algo así y
simplemente no me siento mentalizada para esto, espero poder cambiar en los
próximos minutos.

Él colocó sus manos en los hombros y los apretó dándole ánimo.

—Verás que todo saldrá bien.

La fila avanzó y Brenda sintió que se caía de espaldas, lo que habría pasado si Israel
no hubiera estado para sostenerla.

—Voy a morir a los 18 años —dijo y se giró para esconder su rostro en el pecho de él—
. No puedo con esta presión —murmuró contra su pecho.

—Avanza, avanza o te quitaran tu lugar —la empujo pero ella no se apartó y tuvo que
caminar un poco extraño para poder avanzar esos dos pasos que los separaban de
otras personas en la fila.

—Es gracias a ti que estoy en esta situación.

—Después me lo agradecerás —palmeó su hombro.

Brenda levantó la vista y entrecerró los ojos.

—Eso espero —le dijo con un tono de advertencia que lo hizo ponerse incomodo.

La fila volvió a avanzar y Brenda le extendió la mano.

—Por favor tómame de la mano mientras estemos aquí esperando —dijo con voz
temblorosa mientras observaba hacia el frente.

Israel le tomó la mano y ella soltó aire.

—Espero que me dejen usar mi propia cámara —murmuró.

—Lo harán, uno de los requisitos era que trajeran su propia cámara.

—Muy bien, así sentiré más comodidad.

Estuvieron 10 minutos más de pie esperando en la fila cuando un grupo de adolecentes


con uniformes de secundaria empezaron a entrar por las puertas. Los iban dirigiendo
dos profesores y un guía de la agencia. Brenda se quedó viéndolos pues el uniforme
era el mismo que usaba Lissa, su hermana menor.

—¿Por qué están aquí esos chicos? —preguntó Brenda dirigiendo su vista a Israel que
parpadeó al escucharla hablar.

—Oh, la agencia trae a grupos de secundaria de vez en cuando para mostrarles las
instalaciones y darles pláticas sobre negocios y eso —se encogió de hombros—.
Nunca he estado en uno de los recorridos pero tengo entendido que eso pasa.

—¡Brenda! —dijo una voz aguda que solo podía ser de Lissa—. Creí que ibas a salir
con Laini —su hermana ya estaba cerca de la fila—. Le mentiste a mamá —terminó
deteniéndose a escasos centímetros de ella.

—No le mentí, dije que tenía cosas que hacer relacionadas a la universidad —le
contestó—, ella fue la que dedujo que estaría con Laini.

Lissa entrecerró los ojos con sospecha y luego vio detrás de Brenda.

—Estás con un chico —señaló con la cabeza a las manos que tenían unidas—. Te
voy a estar vigilando, Brandon ha estado preocupado porque has estado mucho tiempo
fuera de casa.

—¡Brandon! —exclamó soltando la mano de Israel y viendo hacia diferentes puntos de


la sala de recepción como si el fuese a estar allí.

—Sí —Lissa se dio cuenta que había dicho algo innecesario—. Se supone que no tenía
que decirlo —dijo en voz baja—. Como sea ¿Por qué estás aquí?

Brenda tardó en responder.

—Haré una prueba para participar como practicante en la campaña de Otoño-invierno


de la agencia.

Lissa sonrió y sus ojos empezaron a brillar.

—¿Vas a estar junto a modelos y ropas hermosas? —preguntó y un aura de flores y


cosas coloridas apareció a su alrededor.

Brenda no pudo evitar soltar una carcajada.


—Si llego a quedar probablemente pueda estar cerca de eso...

—¡Tienes que traerme aunque sea una vez! —dijo abrazándola fuertemente por la
cintura.

—Primero tengo que pasar la prueba —le estaba empezando a faltar el aire.

—Vas a pasarla, yo sé —Lissa tenía más seguridad que Brenda—. Y cuando


conozcas a chicos super guapos entonces yo...

—El trabajo será trabajo —respondió Brenda intentando apartarla, finalmente la dejó
libre.

—Estoy muy emocionada, dijeron que aquí trabaja Ely y también el maldito engreído
de Julián, el rompe corazones de todas las adolescentes —estaba empezando a dar
saltos en su lugar.

—¿Maldito engreído? —preguntó la castaña.

—Es un patán —coincidió Israel—. Pero todas las chicas lo aman.

—Sí, es un hermoso ángel presumido. Lo adoro.

—Tú adoras a todos —dijo Brenda y su hermana sonrió.

—¿Te interesa el modelaje? —le preguntó Israel y Brenda volteó a verlo


acusadoramente—. ¿Qué? Si tiene interés podría venir un día a ver como se realiza
una sesión de fotos.

Lissa agitó sus manos al no poder encontrar las palabras adecuadas.

—¡Te adoro! —le dijo a Israel y empujo a Brenda para poder abrazarlo.

—Lo dije, ella adora a todos.

—A los modelos... —tomó una bocanada de aire pues la pequeña castaña aun seguía
estrujándolo en un abrazo—, le gusta que los adoren —terminó tosiendo.

Lissa lo soltó y le extendió la mano.


—Soy Lissa, la hermana menor de Brenda y la peor pesadilla de todos mis hermanos
hombres, sobre todo los mayores.

—Israel, profesor de fotografía y terror de mis alumnos en evaluaciones finales —


estrecharon sus manos—. ¿Por qué la peor pesadilla? —preguntó curioso.

—No le des cuerda, no se va a callar —advirtió Brenda pero fue demasiado tarde.

Su hermana empezó a hablar sobre la ventaja de ser la mujer menor de la familia y que
todos sus hermanos la protegieran. Brenda no estaba de acuerdo en el pensamiento de
su hermanita pero esperaba que algún día madurara y se diera cuenta que estar
vigilada por 4 pares de ojos masculinos no era algo bueno.

Jeanne y ella han intentado apartarlos de ellas desde que cumplieron los 15. Incluso
ahora que Jeanne ya era mayor y estaba comprometida James seguía
sobreprotegiéndola. Pobre Mía, su bebé la iba a tener muy difícil cuando creciera.

Brenda levantó la vista hacia donde había estado el grupo de secundaria de Lissa
minutos antes, buscó para saber donde habían ido antes de decirle a su hermana. Vio
a un muchacho que parecía buscar a alguien con la mirada y también estaba vistiendo
el uniforme.

—Lissa, tu grupo te ha dejado —le informó y su hermana levantó la vista.

—Tengo que irme —avisó empujando nuevamente a Brenda para salir de la fila—. Oh,
creo que Gio me está esperando. Es tan genial —dijo al ver al muchacho que Brenda
había visto antes, el que estaba del otro lado de la recepción—. Creo que me pedirá
algo al finalizar el día —volteó a verlos y se despidió con la mano—. Adiós, Israel, nos
veremos otro día. A ti hermana te veo en la cena —y salió corriendo.

Después de que la perdió de vista escuchó la risa de Israel. Brenda volteó a verlo.

—¿Por qué te ríes? —le preguntó.

—Son muy parecidas físicamente pero allí termina el parecido, sus personalidades son
completamente diferentes —respondió—. ¿Cuánta es la diferencia de edad entre las
dos?

—4 años, las tres nos llevamos 4 años de diferencia.


—¿Las tres?

—Sí, mi hermana mayor Jeanne tiene 22 años, yo 18 y Lissa 14, somos el sándwich de
los hermanos.

Israel parecía asombrado.

—¿Tienes más hermanos?

—Sí, 4 hermanos hombres —respondió y siguió hablando porque él parecía


verdaderamente interesado en saber—. El mayor de todos es James, tiene una bebé y
su esposa es la mejor amiga de mi hermana, sigue Jeanne, y mi hermano gemelo
Brandon —se mordió la lengua al decir su nombre—, y luego estoy yo, sigue Mark,
Lissa y por último Frank.

—Es muy, muy grande tu familia —dijo tras una pausa.

—Sí, se supone que Brandon y yo íbamos a ser los últimos pero llegaron tres más por
"sorpresa" según mis padres.

—¿Y por qué tu hermano y tu son los únicos que tiene nombres latinos?

Ella sonrió.

—Mis padres y sus locuras aunque Mark viene de Marco y Frank de Francisco —dijo
analizando los nombres—. En todo caso los únicos con nombres raros son James y
Jeanne, tengo entendido que mis papás querían que tuvieran un nombre que empezara
con la misma letra, también aplicó para mi hermano y yo, aunque estos trataron de
hacerlos más parecidos, da igual, no entiendo a mis padres en ese aspecto

—Tu familia parece genial.

—No me quejo —se encogió de hombros y la fila avanzó nuevamente.

Brenda se dio cuenta que había dejado de sostener la mano de Israel y aunque estuvo
tentada a volver a tomarla apretó sus manos para alejar la necesidad, esa era una
costumbre que le había quedado gracias a Brandon, pues desde bebés habían
sostenido sus manos.

Siguió avanzando e intentando sostenerse por ella misma.


***

Después de haber esperado por casi una hora en la fila, Brenda por fin pudo descansar
sus pies. Los habían hecho pasar a un estudio fotográfico enorme, el equipo de
fotografía se encontraba en la parte central de lugar pero en una de las paredes habían
alineado una fila de sillas para que los participantes observaran todo el proceso de
prueba.

Brenda sabía que eso iba a ser mucha presión pero también lo pensó como una
ventaja, todos intentarían hacer lo mejor posible y ella no se iba a dejar vencer.

Una vez que los 9 fotógrafos, todos mucho mayores que ella, se acomodaron en sus
respectivos lugares apareció uno de los encargados de las pruebas, en total iban a ser
tres "jueces", le había informado Israel, se trataba de Jona, mejor recordado por ella
como el acosador, y otros dos hombres que tenían mucho reconocimiento en la
agencia.

Los tres se presentaron ante ellos y les dieron una breve plática sobre por qué estaban
en ese lugar y que esperaban que todos dieran lo mejor de sí. Les advirtieron sobre lo
complicado que era pertenecer a ese ámbito de la fotografía y que tenían que tratar con
diferentes personalidades.

—Y esa la veremos el día de hoy —les informó Jona con semblante serio—. Para la
campaña de Otoño-invierno tendremos a un modelo que siempre da de qué hablar y
será con el mismo que harán la prueba. Evaluaremos su técnica fotográfica pero
también el vínculo que puedan crear con el modelo.

Vínculo, pensó Brenda, por suerte era la número 9, tendría la oportunidad de conocer
al modelo y saber la forma en que debía acercarse.

—Aquí estará el equipo que deben utilizar —señaló el otro hombre—. El tripié, las luces
y el fondo ya están en una posición. Podrán utilizar su cámara pero en caso de que no
quieran usarla tenemos una ya preparada en la mesa que se encuentra enfrente...

El hombre siguió explicando mientras los demás fotógrafos hacían anotaciones en sus
cuadernos. Brenda vio sus manos vacías, lo único que tenía era la bolsa donde
guardaba su cámara que, por cierto, era pequeña.
Vio a los demás en la fila de asientos, 6 de ellos eran hombres y solo 3 mujeres,
incluyéndose ella, pero todos llevaban su propio equipo, sus maletines eran enormes,
llevaban diferentes lentes fotográficos, filtros y demás. Y no se dijera nada de las
cámaras, todas eran los más recientes modelos.

Brenda empezó a sentirse un poco más tranquila pues aunque su cámara no fuese
último modelo la conocía y sabía manejarla casi a la perfección, llevaba casi dos años
con ella, conocía las mañas y ventajas de tenerla. Además sabía que iba a lograr los
resultados que ella quisiera y aunque a los jueces no les gustaran ella sí estaría
conforme con el producto final.

—Nuestro modelo será Julián —dijo Jona y Brenda activó sus sentidos. Dirigió su
mirada hacia la puerta donde Jona estaba señalando pero el modelo no aparecía.
Alguien tosió para llenar el silencio que se había generado en el estudio—. Julián, entra
—volvió a decir y finalmente la puerta se abrió.

Entró un joven alto, muy alto, de cabellera rubia y facciones en la cara bastante
atractivas, su sonrisa era llamativa y llevaba la camisa gris desabotonada
completamente como si su intención fuese mostrar su cuerpo, Brenda pudo haberle
prestado atención a eso pero lo que llamó su atención fueron sus ojos.

—Heterocromía —murmuró fascinada.

Uno de sus ojos era color miel con un delineado alrededor del iris de color negro pero
el ojo derecho era de color verde oliva. Si él no tuviese esa expresión en su rostro de
"soy el mejor del mundo", seguramente Brenda hubiese comentado algo sobre sus
ojos.

—Julián será su modelo el día de hoy —el joven asintió con la cabeza hacia ellos y
bajó la vista para empezar a abotonar la camisa. Jona revisó una hoja que tenía en sus
manos—. Irving será el primero. Puedes familiarizarte con el equipo.

El hombre, Irving, se puso de pie de manera automática y avanzó hacia la parte frontal
de la habitación donde se encontraba el fondo y el equipo que necesitaría.

Una joven se acercó a Julián y acomodó rápidamente su ropa mientras otra mujer
terminaba su maquillaje. Mientras el fotógrafo tomaba su cámara y montaba el flash, la
joven le roció fijador en el cabello al modelo.
Brenda no estaba segura de querer estar en un ambiente así, pero ya estaba allí y
daría lo mejor de sí.

Conectaron la cámara hacia una computadora para que los examinadores pudiesen ver
las fotografías al instante y realizar su evaluación.

Cuando el primer practicante empezó Brenda hizo notas mentales de lo que no debía
hacer. El hombre había utilizado el equipo de fotografía tal cual lo habían acomodado,
no hizo nada por acomodarlo a su favor, además que el modelo tenía una expresión de
aburrimiento, el vínculo nunca empezó.

La siguiente en pasar fue una de las mujeres, ella movió el tripié un poco pero su
comunicación con el modelo no fue buena, parecía muy nerviosa y en una ocasión
estuvo a punto de dejar caer su cámara.

—Po-podrías moverte de otra forma —le pidió la mujer y Julián negó con la cabeza.

—¿Acaso te he dicho yo como debes de tomar la fotografía? —le preguntó y la mujer


negó rápidamente—. Entonces si yo no te he dicho como debes hacer tu trabajo, no
tienes derecho a decirme como hacer el mío.

El siguiente pasó sin su cámara y utilizó la que tenía los valores predeterminados, se
confió en los valores y no hizo lecturas adecuadas, a pesar de que Brenda se
encontraba muy lejos de la computadora pudo notar que las fotografías no estaban
bien realizadas.

Siguieron pasando uno a uno las personas restantes y ninguno parecía estar seguro o
contento con sus resultados. Cuando llamaron a Brenda inmediatamente se puso de
pie y recordó lo que Israel siempre le decía.

Cuando te diviertes haces el mejor trabajo.

Ella sonrió y tomó su cámara, caminó hasta situarse frente a Julián y le dio la espalda.

—¿Cuánto tiempo tengo para hacer la prueba? —les preguntó a los tres hombres y
vio como Jona mostraba una sonrisa ladeada.

—Tienes 20 minutos —le respondió uno de ellos y Brenda logró escuchar a lo lejos
como uno de los practicantes gruñía.
Se encogió de hombros, ella no tenía la culpa de que ninguno de ellos hubiese
preguntado por el tiempo de prueba, todos intentaron hacerlo lo más rápido posible,
uno de los principales problemas.

—Gracias —se giró de nuevo hacia Julián que tenía una expresión incrédula.

—Los de secundaría están en la sala de conferencia —le señaló a la puerta.

—Oh, ¿Quieres que te acompañe? —le preguntó y el muchacho no se preocupó en


ocultar su expresión de ofensa.

Ella sonrió con inocencia.

Durante todo el tiempo de pruebas vio a dos jóvenes, uno más alto que el otro, que
estaba a un costado, en su camiseta tenía una estampa que decía "staff", supuso que
estaban ahí para ayudar y ella iba a necesitar apoyo.

—Disculpen —llamó a los jóvenes con su mano—. Necesitaré un poco de su apoyo.


¿Cómo se llaman?

Uno de ellos fue el único que contestó.

—Nos llamamos como quieras.

Ella rodó los ojos y asintió.

—Muy bien, eres cosa 1 —señaló al alto—, y tu cosa 2 —le dijo al más bajo de
estatura—. Necesito que me ayuden a mover estas lámparas de lugar, las necesito en
este ángulo —les indicó rápidamente y ellos obedecieron—. Cosa 1, ayúdame con el
exposímetro, por favor. Soy demasiado bajita para alcanzar el rostro de Julián.

El muchacho asintió y tomó el exposímetro que ella le estaba extendiendo.

—Cosa 2, necesito que muevas el tripié de aquí, no lo necesitaré el día de hoy —el
joven se apresuró a quitarlo.

Brenda conectó el cable sincronizador del exposímetro a su cámara y el cable que


proyectaría las fotografías a la computadora, cuando todo estuvo en su lugar fijó su
mirada en Julián, él parecía molesto de tenerla frente a él.
Ella se puso derecha, su cámara entre sus manos, por alguna razón Julián la imitó a
pesar de que segundos antes había estado apoyado sobre su pierna, lo estaba viendo
directamente a los ojos.

Ladeó su rostro repentinamente y cerró un ojo. El muchacho vio sobre ella y de nuevo
regresó la vista.

Brenda se giró de nuevo a los tres examinadores.

—En sí ¿Cuál es el mensaje que se intenta transmitir en esta campaña? —preguntó y


uno de ellos asintió mientras realizaba una nota rápida.

—Queremos que los jóvenes compren la nueva línea de ropa, obviamente masculina,
pero necesitamos dar a entender que la puede usar cualquier tipo de joven, ya sea
universitario, un empresario, en sí un joven común...

—Gracias —lo interrumpió y se dio la vuelta nuevamente a Julián.

El también regresó a su pose firme.

—Hola, me llamo Brenda —le extendió la mano al modelo.

Él vio su mano como si se tratara de lo más feo que hubiese visto en su vida.

—No me dejarás con el brazo extendido ¿verdad? —le preguntó y él avanzó hacia
ella.

—Julián, aunque seguramente ya me conoces —estrechó su mano rápidamente y la


soltó.

—Sí, hoy escuché sobre ti —se encogió de hombros y se quedó viéndolo durante casi
dos minutos.

Él no soportó más y se cruzó de brazos.

—Debes sostener la cámara frente a tu rostro y disparar —le dijo con actitud se
superioridad—. ¿Acaso no te lo dijeron en la secundaria?
—¿Acaso te he dicho yo como debes modelar? —le preguntó imitando el mismo tono
que él había utilizado con la fotógrafa , Julián retrocedió un paso—. Si yo no te he dicho
como debes hacer tu trabajo, no tienes derecho a decirme como hacer el mío.

El muchacho inhaló y exhaló un par de veces para no perder la compostura.

Brenda cerró los ojos.

—Empecemos —dijo y abrió los ojos.

***

Julián quería salir de allí, sentía que Jona se había burlado de él. ¿Cómo se atrevía a
poner a 8 fotógrafos expertos y luego a una niña que lo único que parecía saber hacer
era verlo a los ojos?.Lo peor esa chica, Brenda, se estaba burlando de él. Había usado
sus palabras en su contra.

Tuvo que contar mentalmente hasta 10 para calmar su disgusto.

Vio como la chica cerró los ojos.

—Empecemos —dijo y cuando volvió a abrir los ojos le provocó un ligero mareo.

Julián sabía que sus ojos eran llamativos, pues él había nacido con sus ojos de
diferentes colores pero ¿Cuándo unos ojos castaños habían llamado la atención de
alguien? ¿Cuándo unos ojos castaños habían capturado su atención?

Los ojos de ella parecían haber cambiado y no de color sino de intención.

Lucía sería, decidida, parecía que iba a matarlo con la mirada.

Lo incomodó.

—Cosa 1 puedes hacer el registro de luz con el exposímetro, por favor —le pidió al
muchacho pero su mirada estaba concentrada en él.

Julián no se dio cuenta cuando el flash que lanzó el exposímetro se encendió pero si
detectó las chispas de luz blanca que vio durante unos segundos. Sacudió su rostro y
colocó una mano en sus ojos.
Brenda tomó la primera fotografía.

Julián levantó rápidamente la vista y otra fotografía fue tomada. Sintió que debía
apresurarse para empezar a posar y que esa niña no le siguiese tomando más
fotografías que lo dejaran en ridículo.

Su error fue seguir viéndola a los ojos.

Sintió pena y ladeó su rostro. Ella le tomó otra fotografía.

Quería decirle que parara pero su voz tampoco salía.

Brenda se acercó más a él y se inclinó de rodillas.

Julián guardó sus manos en los bolsillos y vio disimuladamente a la cámara porque le
parecía mejor opción que verla a los ojos.

Ella siguió haciéndole fotografías con las poses más pobres y absurdas que él no
había hecho desde que era un niño.

En la última fotografía él tuvo que extender su mano hacia la cámara para dejar de ver
esos ojos.

Brenda terminó de tomar las fotografías y le dio la espalda nuevamente.

Él notó que ella usaba lentes de contacto.


Capítulo 05

¿Advertencia?

Brenda se frotó los ojos con una de sus mano y regresó su atención al pizarrón,
parpadeó un par de veces para ahuyentar el ardor que tenía pero en su lugar los ojos le
empezaron a lagrimear, volvió a frotar fuertemente hasta que sintió una mano detener
su brazo.

Entreabrió los ojos con lágrimas para ver a Matt con cara de preocupación.

—Tus ojos están rojos —le susurró, pues la profesora aun estaba dando clase.

—Olvidé que hoy debía cambiarme los lentes de contacto —le susurró de regreso—,
siento mis ojos muy secos y me arden —apretó la mano que Matt le sostenía.

—¿No traes otros de repuesto?

Ella negó, las lágrimas empezaron a inundarle los ojos y mojarle las mejillas.

—¿Quieres que te lleve a casa para que te los quites? —le preguntó.

—Quedé de verme con Israel porque dijo que teníamos que hacer algo —suspiró y
apretó los ojos—. No puedo faltar.

—¿Y prefieres quedarte ciega?

—Jóvenes, ¿Tienen algo que quieran compartir con la clase? —dijo la profesora
provocando que todas las miradas se dirigieran a ellos. Como si nunca fuesen el centro
de atención. Si hacían algo eran el centro de atención, ¡si no hacían nada eran el
centro de atención!

Matt soltó la mano de Brenda y se puso de pie.


—Brenda necesita atención médica. La llevaré a la clínica —dijo y Brenda logró
escuchar los suspiros de sus compañeras de clases. Estupendo, ser salvada por Matt
frente a toda la clase era lo único que le faltaba.

Con los ojos llenos de lágrimas tomó su mochila y su cuaderno y salió del salón del
brazo de su cuñado.

—¿Quieres que te lleve a casa o con un oculista? —le preguntó mientras la guiaba por
el pasillo.

—Por el momento quiero ir al baño para quitarme estas molestias —señaló su rostro—.
Necesitaré que me esperes fuera porque sin los lentes de contacto soy experta
estrellándome en paredes.

Matt quiso reír pero se reprimió. Caminaron juntos hasta el baño de mujeres más
cercano de la facultad y Brenda entró a trompicones. Para su suerte el baño estaba
vació y nadie vio cuando casi se tumbó el diente con el lavamanos.

Inmediatamente se apresuró a retirarse los lentes y lavó su rostro. A tientas tomó un


trozo de papel para secar las manos y lo mojó para colocarlo sobre sus parpados, hizo
lo mismo un par de veces hasta que el ardor disminuyó. Salió del baño unos minutos
más tarde.

Apenas lograba distinguir manchas sin los lentes de contacto. Recordó cuando era niña
y jugaba con sus hermanos a jalar los ojos como si fuese asiática, en esa ocasión al
jalar las esquinas de los ojos su vista se volvía borrosa, ahora de mayor y con su grave
problema visual veía exactamente igual. Lamentablemente no podía regresar su vista a
la normalidad.

Matt la sostuvo antes de que ella caminara a la dirección contraria.

—Quiero ir a casa —dijo rendida.

Él la llevó sin rechistar.

***

Encontró sus lentes sobre el escritorio que tenía en su habitación. Raramente los
usaba, sólo en caso de emergencia, a pesar de que no estaban feos y aunque sonara
engreída no se veía mal con ellos, prefería evitarlos todo el tiempo que pudiese. Ahora
no tenía de otra.

Se los puso y suspiró con alivio, todo era nuevamente definido.Buscó sus gotas para la
irritación de los ojos y las aplicó antes de escuchar a su mamá llamándola desde la
planta baja.

Los aplausos estallaron en la cara de Brenda cuando bajó a la sala de su propia casa.
Tardó unos segundos en comprender lo que estaba pasando.

Muy bien, pensó.

Estaba usando sus lentes y su cabello no estaba muy bien arreglado después de haber
pasado toda la mañana en la universidad, sus ojos seguramente seguían rojos por lo
que seguro no estaban celebrando su apariencia y menos su cumpleaños pues según
bien recordaba cumplía años el mismo día que su mellizo, y hacía meses que había
pasado.

Tampoco había reprobado ninguna materia en el tiempo que llevaba en la universidad


como para que lo celebraran porque, por tonto y extraño que pareciese, su familia
celebraba todo.

Entrecerró los ojos.

—¿De qué se trata esto? —les preguntó y Laini apareció detrás de Matt lanzándole un
sobre de papel como si fuese un balón de futbol americano. Brenda apenas pudo
atraparlo. Aun se sentía medio torpe por estar usando los lentes.

Como si tuviese el tiempo del mundo sacó el papel y lo desdobló para leerlo. En unos
segundos sus ojos se abrieron como nunca y el recuerdo de su mal momento de
ceguera se esfumó.

Levantó la vista hacia su familia que estaba reunida frente a ella, todos estaban ahí,
incluso Brandon, aunque este no la veía directamente a ella. Sintió que los ojos se le
llenaban de lágrimas y se dio un par de golpes con las manos sobre las mejillas para
despertarse.

Volvió a leer el contenido de la carta. Las palabras que más sobresalían fueron:
Ha sido aceptada como la única practicante para la campaña otoño invierno para
nuestra agencia...

Aceptada.

Única.

Practicante.

—¿Es una broma? —preguntó antes de demostrar lo feliz que estaba. Si era una
broma se encargaría de hacer pagar al responsable.

Todos voltearon a ver a Laini.

Ella se encogió de hombros.

—Es real —respondió—. Yo solo me he encargado de traerte los resultados.

—¿Por qué tú? —preguntó extrañada.

—Israel me encontró en tu facultad y me dijo que te lo entregara, al parecer uno de


tus profesores le informó que te sentías mal y que te trajeron a casa.

Brenda sintió que su felicidad aumentaba.

—Espera —volteó hacia su amiga—. ¿Revisaste lo que había en el sobre?

La pelirroja lanzó una sonrisa traviesa.

—Creí que era otro tipo de carta —se defendió colocando sus manos frente a ella
como escudo—. No fue mi intención husmear.

Brenda rió.

—No puede ser —soltó en un murmuro.

Todos guardaron silencio mientras Brenda se inclinaba hasta quedar sentada en el piso
de la sala. Tenía el sobre en una mano y la carta de aceptación en otra, por lo que se
cubrió el rostro con uno de sus brazos.

Estaba tan feliz que no pudo ocultar sus lágrimas. Los lentes le estorbaron.
Después de correr a su habitación para preguntarle todo a Israel bajó de nuevo a la
sala de estar y siguió el aroma de la comida hasta el patio trasero de su casa. Su
familia ya estaba reunida allí.

Se sentó en la única silla disponible de la, ahora mucho más grande, mesa familiar.

—Entonces estarás en tu primera campaña publicitaria de Otoño —comentó Matt


mientras comían—. Será intensa, por lo regular esas campañas se hacen bajo mucha
presión.

—No sé si estás intentando animarme o no —dijo Brenda.

—Estoy advirtiéndote.

—¿Te dijeron con qué modelos trabajarías? —preguntó Lissa emocionada, aparte de
Brenda parecía ser ella la más entusiasmada con la idea.

—Sé que trabajaré con Julián, pero no sé qué otro modelos habrá.

En ese momento Brenda escuchó el mentón de su hermana mayor caer en la mesa y a


Matt ponerse incomodo por un segundo.

—Quiero una fotografía con Julián —exclamó Lissa eufórica moviéndose en la mesa
como una lombriz—. Por favor, hermana, consígueme la oportunidad de tener una
fotografía con él.

—Julián no es un buen chico —dijo Jeanne con la mirada en su plato de comida—, no


deberías anhelar tomarte una foto con él, Lissa.

—Pero es guapísimo y sus ojos —Lissa saltó de nuevo en su asiento y casi derramó
el vaso de su hermana mayor. Mordió su dedo pulgar para reprimir su emoción—. ¿No
has visto sus ojos? Son hermosos.

Brenda sonrió.

—Es verdad —dejó su vaso de nuevo sobre la mesa esperando que su hermana menor
no volviese a alborotarse—. Sus ojos son especialmente llamativos.

Jeanne frunció el ceño.


—Recuerdo que los tenía cafés —agitó su cabeza—. Seguro fue por la luz de salón o
porque estaba ebrio. Como sea, no recuerdo nada memorable de ese chico.

—¿Cómo lo conoces? —preguntó Brenda con interés.

Jeanne suspiró como si le disgustara hablar de ello. De cualquier forma empezó a


contarlo.

—En pocas palabras, cuando conocí a los padres de Matt en la fiesta que ellos
ofrecieron, durante unos minutos estuve sola y Julián coqueteó conmigo, después al
enterarse que era novia de Matt me dijo algunas cosas que me molestaron mucho...

—Y a mí —secundó Matt incluyéndose en la conversación.

—... el chico estaba ebrio y me sujetó del brazo, me dijo "zorra interesada" o algo así —
Jeanne hizo una mueca—. Al final terminó retorciéndose de dolor por una patada
mortal que le dio Matt —sonrió un poco—. Mi impresión de él no fue muy buena y
después de hablar con Ely... digamos que es una de las personas menos favoritas para
mí.

—No... no sabía eso —dijo Brenda en voz baja—, nunca me lo dijiste.

—La verdad es que al conocer eso sí ha cambiado mi visión de él, un poco —dijo
Lissa bajando la mirada—. Pero eso no le quita lo guapo ni sus hermosos ojos.

Jeanne soltó una carcajada y levantó sus manos en señal de rendición.

—¿Qué tienen sus ojos? —preguntó la castaña.

Brenda llevó su mano derecha hacia su cuello y respondió.

—Tiene heterocromía, uno de sus ojos es color miel con un delineado alrededor del iris
de color negro y el ojo derecho es de color verde oliva.

—Eso no es bueno —habló Brandon atrayendo la atención de todos en la mesa—.


Brenda tiene una debilidad por los ojos, sobre todo si tienen algo fuera de lo común.

Él fijó la vista en Brenda, iniciando una riña de miradas.


—Sí —le respondió sin perder en contacto visual—, los ojos nunca mienten. Ellos son
sinceros, incluso aunque el cerebro quiera mentir, los ojos siempre dirán la verdad. Por
eso es bueno siempre ver directamente a los ojos.

Brandon apartó la mirada de su hermana segundos después.

—Pero Julián es muy inseguro sobre sus ojos —habló Matt para llenar el silencio en la
mesa—, por lo regular intenta usar lentes de contacto de color para sentirse más
cómodo, es muy raro cuando deja ver sus ojos. Así que seguramente Brenda no tendrá
distracciones con ello —le guiñó un ojo.

—Necesito más que unos ojos llamativos para tener distracciones de algo que amo
demasiado —respondió Brenda con advertencia en su voz. No sólo le decía eso a Matt
ni a todos en la mesa, eran palabras para ella misma.

Sabía que necesitaba estar 100% concentrada en la campaña, aunque nada más
fuese una prácticamente y sólo le tocase acomodar las luces o sostener el rebotador de
luz, cualquier cosa lo haría perfectamente bien.

Esa oportunidad no la desaprovecharía por nada.

***

Brenda entró corriendo ala recepción del edificio de la agencia. Había logrado llegar a
tiempo para verse con Jona pues, por lo que Israel le había hablado con anterioridad, él
le explicaría sobre su trabajo de practicante durante la campaña. Sabía que Jona era
un hombre serio y quería mostrarle la misma seriedad y dedicación.

Se acercó hacia la joven recepcionista y le pidió ver a Jona. Le gustó no tener que
esperar ni dos segundos pues parecía que ya la estaban esperando.

—Adelante —le dijo la joven señalándole hacia el pasillo que llevaba a las oficinas de la
agencia—. Su reunión es en la sala de...

—Sí, sé donde está —la interrumpió—. Me voy apresurando.

Empezó a caminar deprisa por el pasillo que le indicó la joven pero se detenía en cada
puerta para leer las inscripciones y saber en qué oficina debía entrar exactamente. En
realidad no conocía el lugar, sólo sabía que tenía que ir a la sala de juntas 51 porque
Israel le había dicho, pero si dejaba que alguien la acompañara no le darían la
oportunidad de curiosear y a ella le encantaba poder "explorar" nuevos lugares.

Recorrió los pasillos de la planta baja pero no encontró la sala de juntas, tomó las
escaleras para ir a la segunda planta. Al llegar al segundo piso escuchó unas voces y
se asomó con cautela.

—Hola, preciosa —dijo un joven rubio que inmediatamente identificó como Julián.

Él había acorralado, contra una de las paredes, a una joven que era lo
suficientemente alta para alcanzar a ver al modelo a los ojos sin tener que levantar
mucho la cabeza. Ella estaba sonriendo.

A Brenda le pareció hermosa aquella chica. Su cabello era negro y le caía por debajo
de los hombros, tenía un perfil muy lindo y una sonrisa llamativa. Dedujo por su
estatura que era una modelo y también por lo delgada que estaba, aunque al menos no
lucía delgada desnutrida, parecía que era su complexión natural.

Julián también le estaba sonriendo.

Instintivamente llevó sus manos a su cámara que colgaba de su cuello y la encendió


sin perder de vista a los dos modelos.

—Hola, guapo —respondió ella.

—¿Vienes seguido por aquí? —le preguntó.

Brenda observó a través del visor de su cámara y en cuanto enfocó empezó a tomar
fotografías.

La muchacha volvió a sonreír e inclinó ligeramente la cabeza como si tuviese


vergüenza.

—Estoy aquí por trabajo, no intento coquetear —dijo tomando un mechón de cabello
negro entre sus dedos.

A Brenda le gustaba capturar sentimientos y emociones. Una sonrisa tímida o una


coqueta. Una posición en concreto de la cabeza o la forma en que acomodaba los
dedos de las manos.
Pero sin duda lo que más quería fotografiar eran miradas. Los ojos reflejaban
emociones que las personas ni siquiera deseaban mostrar. Una mirada reflejaba amor,
odio, tristeza, aprecio, etc. Ser capaz de capturar eso para ella era todo.

—Te has hecho mejor actriz con el tiempo —le dijo Julián a la muchacha y le besó la
frente.

—He aprendido del mejor...

La joven se interrumpió y Brenda capturó su mirada.

Ups, había sido descubierta.

Al bajar la cámara y dejarla colgando en su cuello se dio cuenta que se había


acercado a la pareja de modelos demasiado, de haber estado al final de pasillo ahora
estaba a tan solo un metro de distancia.

—¿Estabas tomándonos fotografías? —le preguntó la joven.

—Sí, usualmente para eso utilizamos las cámaras —respondió Brenda y sintió la
mirada de Julián.

Desvió su vista hacia él y levantó una ceja. Él parpadeó y sacudió ligeramente la


cabeza.

La joven se cruzó de brazos y volvió a atraer la atención de Brenda.

—No puedes ir tomándonos fotos. Está prohibido. Deberías ir con tus padres antes de
que te metas en problemas —sugirió.

La castaña rodó los ojos.

—Vengo sola, tengo permiso de fotografiar lo que quiera aquí y solo para aclarar, no
soy una niña. Tengo 18 años.

—No, no es cierto —dijo la muchacha con una sonrisilla—. Yo tengo 20 y no he


cambiado mucho de cuando tenía 18 años.

Brenda se encogió de hombros.


—Es cierto...

—Creí que tenías 14 —habló Julián—. Me lo dijiste hace unos días... traías un uniforme
de secundaría. Aunque cuando tomaste las fotografías no lo llevabas... —guardó
silencio y entrecerró los ojos.

Caminó hacia ella dejando un espacio mínimo entre los dos y colocó la palma de su
mano a la altura de la cabeza de la castaña.

—Me confundiste con mi hermana, genio —dijo Brenda empujándole la mano. Ahora
entendía lo que sentía Laini cada vez que alguien quería calcular su estatura—. Ella
tiene 14 años y es la que va en secundaría. Nos parecemos pero no es para tanto.

La joven chasqueó los dedos.

—Cierto, la niña que te acosó en el pasillo —dijo sonriendo como si el recuerdo fuese
muy divertido—. Lidia, creo que era su nombre.

—Lissa —respondieron Brenda y Julián al mismo tiempo.

—Sí, Lissa. Es cierto se parecen mucho pero creo que te pareces más a Jeanne, la
novia de Matt... —la muchacha volteó a ver a Julián quien ya estaba caminando por el
pasillo para alejarse de ellas—. El innombrable —murmuró—. ¿También es tu hermana
o sólo se parecen?

Brenda suspiró con cansancio.

—Sí, escucha ¿Sabes dónde puedo encontrar la sala de juntas 51? —preguntó para
cambiar de tema.

La joven ladeó la cabeza y con la mirada señaló a Julián.

—Él va para ese lugar también.

Brenda le agradeció en silencio y empezó a caminar en dirección al modelo. Corrió


para alcanzarlo pero empezó a caminar normal cuando quedó a un par de pasos detrás
de él.
Detectó como el modelo cambió su forma de caminar al sentirla detrás de él, caminaba
muy rígido, como si de repente sus piernas de hubiesen hecho de metal y empezara a
oxidarse. Julián apretó los puños y apresuró el paso.

Brenda se divertía.

Al ser mucho más bajita de estatura que Julián tuvo que correr para alcanzarlo y a
propósito empezó a hacer ruido con su mochila para inquietarlo más. El muchacho
siguió caminando con paso apresurado hasta que llegó a una de las esquinas del
pasillo y se detuvo. Brenda detuvo su paso inmediatamente.

Julián se volteó para quedar frente a ella.

—¿Ya llegamos? —se apresuró a preguntar la castaña antes de que él le dijese algo
molesto.

—¿Llegamos? —le preguntó extrañado.

—Sí, a la sala de juntas 51 —contestó—. La chica de allá dijo que tú ibas hacia ese
lugar.

El muchacho suspiró intentando ocultar su enojo.

—Jona me las pagará —murmuró.

—Sí, después arreglas tus deudas con Jona, por el momento quiero que me lleves a
la sala 51 —dijo Brenda—. Llegaré tarde por tu culpa.

—No soy ningún maldito guía turístico para llevarte a un lugar...

—No te preocupes, no necesito que seas un maldito guía turístico sólo ocupo alguien
que me lleve a la sala de juntas.

Julián soltó un soplido que llegó hasta el rostro de Brenda.

—Estaba tan preocupado por lo que ocupabas que no pude dormir los últimos días —
dijo sarcástico.

Brenda juntó las palmas de sus manos y asintió.


—No te preocupes, esta noche al fin podrás dormir. Siempre y cuando me lleves a la
sala de juntas. Estoy segura que ni tú puedes ser tan descortés con una chica en
apuros —le sonrió y el modelo le regresó una sonrisa cínica.

Julián continuó caminando un par de puertas más y se detuvo frente a una que tenía el
número 51. Extendió la mano para girar el pomo de la puerta y cuando la abrió Brenda
pasó por debajo de su brazo, acción que no le resultó complicada pues la diferencia de
estaturas lo facilitó, y se apresuró a entrar antes que el muchacho.

—Adelante —murmuró entre dientes pero Brenda ya estaba acercándose a las sillas
de la mesa circular en donde sería la reunión.

Afortunadamente cuando entró Jona aun no estaba presente, sólo Israel, quien
sorprendió a Brenda pues ella no lo esperaba.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó sentándose a su lado—. Creí que era algo que
tenía que atender únicamente con Jona.

Israel le sonrió.

—Jona vendrá con el modelo para la campaña y me pidió que te apoyara durante la
junta con algunos detalles que puede que no conozcas, aún.

—Genial, así me sentiré más relajada...

—Cuando alguien se siente relajado frente a Jona termina repartiendo el periódico


durante toda su vida —la interrumpió Julián.

Ambos voltearon a verlo, el muchacho estaba a unos pasos detrás del asiento de
Brenda. Y hasta ese momento ella notó algo extraño en su rostro, algo que lo hacía
lucirdiferente del día de la sesión de práctica, algo que lo hacía lucir más... común.

Entonces buscó sus ojos.

Ambos ojos verdes.

Estaba usando lentes de contacto, qué decepción.

—¿Usas lentes de contacto? —le preguntó Julián.


Brenda sacudió su cabeza un poco sorprendida porque él le hiciese la pregunta que
ella se había empezado a formular.

—Sí —le respondió con una sonrisa.

—¿Clínicos?

—Ajá. ¿Cuál es tú excusa para ocultar tú heterocromía? —le preguntó apoyando su


brazo en el respaldo de la silla en donde estaba sentada.

—No es de tu incumbencia —le respondió molesto.

—Si vamos a trabajar juntos yo diría que es de mi incumbencia —dijo la castaña sin
perder de vista sus ojos. Faltaba muy poco para empezar a ponerlo incómodo—. Es
necesario que te conozca aunque sea un 10% para hacer un buen trabajo.

—Ninguno de los otros fotógrafos han necesitado conocerme para trabajar conmigo
—le respondió con una sonrisa de lado.

—¿Acaso le permitiste a los otros fotógrafos conocerte?

—Bueno...

—Seguramente no —le interrumpió—. Gracias a tu altanería es posible que te hayan


tomado las fotografías necesarias sin saber siquiera tu estatura exacta.

—¿Por qué sería importante saber eso? —Julián desvió la vista por un segundo.
Brenda sonrió con triunfo.

—¿Y por qué no?

—Muy bien —dijo una voz diferente. Cuando Brenda pudo ver al nuevo intruso en la
habitación se sintió ligeramente nerviosa—, intentar conocer, aunque sea lo básico, de
los modelos con los que trabajarás fue uno de los principales puntos que evaluamos en
tu examen. El siguiente fue tu capacidad de liderazgo, pero no estamos aquí para
hablar de cosas que ya tomamos en cuenta —Jona tomó asiento al lado de ella y dejó
en la mesa una carpeta de más de 5 centímetros de grosor—. El día de hoy
hablaremos de trabajo.

—Correcto, por eso estoy aquí —habló Brenda seriamente.


—Muy bien. Julián toma asiento rápidamente si no quieres terminar repartiendo
periódicos —el muchacho le obedeció a regañadientes y se sentó frente a Brenda sin
dirigirle la mirada—. ¿Tienen alguna pregunta antes de iniciar? —dijo seriamente y
Brenda levantó la mano.

—¿Por qué hoy vistes ropa hawaiana? —le preguntó.

***

Después que Jona hablara sobre su vestimenta, cosa que Brenda no creyó que fuese a
decir, abrió la carpeta que había dejado sobre la mesa cuando entró y sacó unas hojas
de papel que repartió a cada uno.

—Ahí está el itinerario de la campaña que estaremos haciendo estos días...

—Algo está mal aquí —interrumpió Julián sin despegar la vista de la hoja—. No está el
nombre del fotógrafo encargado de la campaña.

—Sí. ¡Taraaan, sorpresa! —dijo Jona sin la mínima gota de ánimo—. Está chica —
colocó una mano sobre el hombro de Brenda—, será la encargada de llevar a cabo la
fotografía de esta campaña. Es ¿Cómo dicen? ¿Genial? Hurra. Volviendo al itinerario.

—¡Qué! —gritó Brenda poniéndose de pie—. ¿Qué has dicho?

Jona parecía molesto por ser interrumpido varias veces, pero aun así contestó ante la
duda de todos pues hasta para Israel aquello había sido una sorpresa.

—Bien, explicaré todo de nuevo.

—No has explicado nada —dijo Julián a punto de un tic nervioso en su ojo izquierdo.

—El jefe vio la sesión de fotos que hizo Brenda contigo el día de la prueba. Quedó
asombrado con la calidad de las fotografías, parecían hechas de forma profesional pero
apenas se utilizaron dos lámparas y una cámara digital de bajo presupuesto...

—Oye... —se quejó Brenda pero Jona no se interrumpió.

—... por lo que las envió con los dueños de la revista en donde se publicarán las
fotografías y quedaron aun más asombrados. Las hemos vendido a un precio muy
elevado para ser de una novata —dirigió su vista hacia Brenda—, te haremos llegar un
cheque con las ganancias que recibirás por esas fotografías. Y bien, al tener su
aprobación decidieron que entre Brenda y el fotógrafo se llevaría a cabo la campaña
pero ayer, mientras hablé con el fotógrafo decidió dejarlo pues no estaba de acuerdo
en trabajar con una novata, así que ahora ella hará toda la fotografía.

—No estoy de acuerdo —dijo Julián poniéndose de pie.

Brenda hizo lo mismo.

—Creo que yo tampoco estoy de acuerdo. Sí, he tomado muchas fotografías que se
han vendido a precios elevados, pero sé que aun necesito estudiar y practicar mucho
antes de realizar yo sola una campaña de moda para una importante revista —negó
con la cabeza mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas—. No puedo
hacerlo, no sola.

Jona parecía enfadado, se puso de pie también, dejando a Israel como el único
sentado. Brenda se estremeció al escuchar caer la silla en donde el hombre vestido
con ropa hawaiana había estado, imaginó que hasta allí había llegado su única
oportunidad de ser practicante para la agencia.

—Israel, tú harás la campaña y esta niña te ayudará —dijo finalmente—. ¿Alguna


objeción? —terminó elevando la voz.

Julián, Brenda e Israel negaron con la cabeza al mismo tiempo.

—Me han ocasionado una jaqueca —Jona se tocó las sienes—. Terminaremos esto
mañana a la misma hora y más les vale no tener inconformidades. A ninguno.

Salió de la sala de juntas dejándolos a los tres solos.

Brenda dejó salir una bocanada de aire y se dejó caer sobre la silla.

—¿Qué fue eso? —preguntó dirigiéndose rápidamente a Israel.

—Re-rechazaste a Jona —dijo el joven profesor con una expresión de terror—. Eso
no se hace, Brenda.

—¡Yo no puedo hacerlo sola! —reclamó—. Por más halagada que me sienta no puedo
llevar a cabo una campaña de moda cuando ni siquiera sé bien en qué consiste. Es
mejor como quedó esto, que tú seas el encargado y yo tu ayudante, ese fue el fin de
las pruebas que hice hace unos días.

—Dejar que una niña me fotografíe —murmuró Julián y Brenda logró escucharlo
aunque no le dijo nada—. Como si fuera posible. Maldito, Jona.

Lo último molestó a Brenda y volteó a verlo. Se cruzó de brazos y le lanzó una fuerte
mirada.

—¿No escuchaste? —le preguntó y Julián se sobresaltó—. Las fotos que te tomé en
los exámenes fueron vendidas a un precio muy alto. Puedo hacer que luzcas mejor de
lo que otros han logrado en la última temporada.

—Eso fue solo suerte, suerte que no volverás a tener.

—¿Es una advertencia? —preguntó Brenda entrecerrando los ojos.

El modelo desvió la vista un segundo para poder verla de nuevo a los ojos.

—También podrías llamarlo "amenaza" —le respondió.

—Amenázame viéndome a los ojos —lo retó Brenda.

Israel intentó intervenir pero ambos lo ignoraron.

Julián se inclinó hasta quedar a la altura de Brenda y fijó su vista en sus ojos.

—No tendrás...

Brenda retrocedió un paso, levantó la cámara que había tenido colgando en el cuello y
le tomó una rápida fotografía al modelo. Observó la miniatura desde la pantalla de su
cámara y asintió. Julián lució aturdido y parpadeó varias veces antes de darse cuenta
que Brenda le estaba enseñando la previsualización de la fotografía, la vio
entrecerrando los ojos y se levantó nuevamente.

—Una fotografía perfecta para una novata con mucha suerte —Brenda se dio media
vuelta y salió de la sala cerrando la puerta fuertemente.

Pegó su espalda en la puerta y se deslizó hasta llegar al piso.


Todo lo que había pasado adentro con Jona había alterado su estado de ánimo,
estaba emocionada pero muy nerviosa. Por un momento había llegado a creer que
tendría que realizar una campaña de moda ella sola, era una locura incluso para Jona.

Pero por otro lado, se había molestado con Julián y quería tomarle las mejores
fotografías que nadie más hubiese hecho. Ella buscaría la forma de hacerlo durante la
campaña.Por el momento tenía una llamada importante que hacer. Tomó su teléfono
celular y marcó rápidamente un número.

—¿Lissa? —preguntó cuando su hermana respondió el celular—. Necesito que me


ayudes. Necesito que subas a internet una fotografía que logré tomar de los ojos de
Julián —tuvo que alejar el celular de su oído por el grito que pegó su hermana—. Te la
paso más tarde —le dijo y se apresuró a terminar la llamada.

Ojalá hubiese podido tomar esa fotografía de sus ojos sin lentes de contacto.

***

Brenda llegó hasta tarde a su casa y se sorprendió al ver que nadie había llegado aún.
Se quedó en el sillón de la sala viendo televisión en lugar de hacer tarea y hasta la hora
de haber llegado a su casa uno de sus hermanos entró.

Levantó la mirada para darle la bienvenida pero al ver a su hermanito Mark se puso
rápidamente de pie y corrió hacia él.

—¿Quién te hizo eso? —le preguntó mientras revisaba por moretones de su cara.

Mark le apartó la mano y caminó con una cojera hasta el sillón. Brenda frunció el ceño
al verlo en ese estado y fue a la cocina por una bolsa con hielos.

—¿Te lo hicieron en la preparatoria? —le preguntó pero Mark no contestó, ya estaba


recostado en el sillón. Tomó la bolsa de hielos y se la dejó caer en la cara.

—No importa quienes hayan sido —respondió con la voz amortiguada por la bolsa de
hielos—, ya me golpearon.

—¡Sí importa!

—No, no importa, ya pasó.


—No es justo que te golpeen solo por...

—No salgas que soy especial —le dijo cortante y Brenda le quitó la bolsa de hielo del
rostro.

—No eres especial, eres igual a nosotros —le dijo seriamente—, tener diferentes
gustos no hacen a alguien especial...

—No me ayudas, hermana. Antes eras mejor consejera. Además —lanzó un suspiro—,
no estoy de humor, mi mejor amigo se molesto por contarle sobre ello. Ya no tengo a
nadie y prefiero no hablar en este momento. Más tarde hablamos —se levantó soltando
un gruñido—, lo prometo.

Brenda asintió y dejó que su hermano menor subiese a su habitación.

Aun tenían una plática seria que tratar.


Capítulo 06

Olor a lluvia?

—Entonces ¿Cuál es la diferencia del plano americano y plano medio largo? —


preguntó Matt golpeando el bolígrafo en su cuaderno.

Brenda tomó unas de las fotografías que tenían esparcidas sobre la mesa y la observó
con detenimiento antes de hablar.

—Ninguna —dijo y regresó a su cuaderno.

—¿Y ya? —dijo Matt viéndola—. ¿Esa es tú respuesta? Mínimo merezco saber porque
no hay diferencia si tienen diferentes nombres.

—Porque se le puso el nombre de plano americano al ser utilizado en las películas de


vaqueros y que se vieran super rudos con sus armas, pero digamos que el nombre
oficial es Plano medio largo —ella se encogió de hombros sin voltear a verlo—, al
menos eso nos dijo la profesora. Aunque tú deberías saber, fuiste modelo por años.

Matt rascó su cabeza con la parte trasera del bolígrafo.

—No recuerdo que me hayan hablado de este plano.

—Tal vez no prestabas demasiada atención.

—No, era más importante pensar diferentes poses para no repetirlas en la sesión que
prestar atención a los fotógrafos —dijo Matt y cuando se dio cuenta de sus palabras tan
tontas se disculpó con Brenda con la mirada.

—Algún día serás fotógrafo —le respondió—, y sabrás lo molesto que es que algunas
personas crean que es fácil tomar una fotografía solo porque tienen una cámara.

—Entiendo —dijo Matt con la cabeza inclinada como si acabase de ser regañado, cosa
que era cierta.
Brenda siguió escribiendo en su cuaderno mientras Matt se daba una vuelta por la
casa. Ambos estaban esperando a Jeanne, Brenda porque tenía que hablar con ella
sobre la fotografía y vídeo que utilizaría en su boda y Matt porque siempre la esperaba
para cenar y siempre quería verla.

Lanzando un suspiro se acercó a la ventana y corrió una poco la cortina para tener un
vistazo de la calle.

Había días en que Jeanne se desocupaba muy tarde de su trabajo y aunque Matt
insistía en ir por ella todos los días ella prefería llegar a casa por su cuenta. A pesar de
que él era mayor por un par de meses, Jeanne parecía ser la madura de la relación.

—Por cierto —habló Brenda sacando a Matt de sus pensamientos—. ¿Me llevaran a
casa o me quedaré a dormir aquí?

—Es seguro que te quedarás a dormir aquí —le respondió dejando caer la cortina.

—Sólo espero que mi hermana y tú no sean muy ruidosos —murmuró para sí pero Matt
logró escucharla.

—Jeanne y yo no hemos hecho nada —le dijo recargándose en la pared—, aunque


dormimos juntos todo el tiempo.

Brenda enarcó una ceja. Incrédula.

—¿Es en serio? —el muchacho asintió—. ¿Nada de nada? —volvió a asentir con la
cabeza—. ¿Có-cómo lo logran? —dijo de repente levantando la voz—. No creo que sea
posible.

—Sólo así.

—Ni siquiera un poco de...

—No me siento cómodo hablando de intimidad con mi cuñada ¿Podríamos detener


esto?

Brenda levantó las manos en señal de rendición, un gesto que compartía con su
hermana mayor.
—Bien, bien, me callo —volvió a tomar su cuaderno y escribió las últimas palabras de
su tarea. De nuevo levantó la vista y la fijó en Matt—. Pero en serio ¿nada?

—¡Brenda! —gritó pero al mismo tiempo se escuchó una segunda voz que resultó ser
la de Jeanne que estaba entrando a la casa. Estaba cargada con algunas carpetas que
dejó caer al suelo para acercarse a abrazar a su hermana.

—Hola, hermana —se puso de pie para recibir el abrazo de su hermana mayor.

—Lo siento, olvidé que vendrías, si lo hubiese recordado habría llegado más temprano
—le dijo con una sonrisa en el rostro.

—Sí, yo también te extrañé mi amor —habló Matt cerrando la puerta principal—, yo


todos los días intento llegar temprano para poder pasar el tiempo junto a ti no solo
cuando habrá alguien más esperándome.

Las dos hermanas voltearon a verlo y dijeron al mismo tiempo.

—Celoso.

Jeanne rió.

—A ti te puedo ver todoslos días —dijo acercándose a él. Se abrazaron y besaron


durante unos segundos, Brenda rodó los ojos—, a mi hermanita sólo la veo los fines de
semana, si es que llega a estar en casa.

—Con verte los fines de semana es más que suficiente para mí —la interrumpió.

—Después de pasar tantos años juntas así es como me hablas —dijo Jeanne
tocándose el pecho y dejando caer su peso sobre Matt—. Incluso cuando eras pequeña
decías que te casarías conmigo y adoptaríamos monitos.

—Sin trasero rabón —recordó Brenda.

—Sí, sin trasero rabón —afirmó Jeanne.

—Definitivamente no entiendo las relaciones entre hermanos —murmuró Matt—. Como


la relación que tienes con Brandon, creo que también una vez los escuché decir eso.
Brenda desvió la mirada hacia el suelo y mordió su mejilla interior, de pronto se le
había ido el ánimo.

—Brenda se ha querido casar con todo el mundo —dijo Jeanne riendo—, hace unas
semanas dijo que se iba a casar con su cámara.

—Pero no te olvides —volvió a hablar—. Laini es mi esposa.

—¿Qué? —preguntó Matt.

—Sí. Espera —buscó el celular en uno de los bolsillos de su pantalón y marcó el


número de Laini que se sabía de memoria, puso el altavoz y esperaron dos timbres
antes de que contestara.

—Bájale a la televisión —dijo Laini antes de atender la llamada—. No voy a ayudarte


con tu tarea otra vez —respondió prestando atención al celular.

Brenda rió.

—No, no te llamo por eso esta vez. Es sólo para aclararle a Matt una cosa. ¿Verdad
que somos esposas?

—Oh, sí —respondió Laini—, nos casamos por el civil hace unos meses, justo antes
de terminar el instituto, pero le dije a Brenda que debía conseguir un trabajo antes que
empezáramos a vivir juntas.

—Nunca las entenderé —dijo Matt abrazando a Jeanne por la cintura—. ¿Ninguna de
ustedes dos es homosexual?

—¡Yo no! —gritó Laini.

—A mí no me miren —contestó Brenda—. Nos vemos el lunes, enana.

—Te voy a partir la... —Brenda cortó la llamada.

—¿No es un amor de chica? —les dijo con una sonrisa.

—Tu amistad con Laini me sorprende, ¿Cuántos años tienen de conocerse? —


preguntó Matt.
—Poco más de un año —dijo Brenda y empezó a hacer cuentas con los dedos pero
Matt se había quedado sin habla.

—¿Puedes tener una amistad como esa con alguien, en tan poco tiempo? —le
preguntó y Brenda dejó de mover sus dedos para levantar la mirada hacia su cuñado—
no me parece creíble.

—Pues debería parecerte creíble, puedo decir con toda seguridad que Laini es mi
única mejor amiga —Jeanne se cruzó de brazos al escucharla decir eso, Brenda puso
los ojos en blanco—, mi mejor amiga fuera de mi familia —aclaró y su hermana mayor
asintió con aprobación.

Matt rió y besó la mejilla de su prometida.

—Bien, no es que me aburra esta plática pero tengo hambre ¿Pasamos a la cocina?
—preguntó y Brenda pareció olvidarlo todo porque se puso de pie y corrió a la cocina.

Un segundo más tarde se dio cuenta que la intención de Brenda era ganar una de las
dos sillas del comedor y se vio obligado a sacar otra silla del armario.

Mientras cenaban, el celular de Brenda empezó a timbrar en alerta de mensajes, había


ignorado los primeros dos pero al seguir escuchando el molesto sonido y al sentir las
miradas molestas de Matt y Jeanne silenció el móvil y leyó los primeros dos mensajes.
Eran de Lissa, el primero lo había enviado a las 8 en punto y el siguiente a las 8:05 p.m
ambos mensajes tenían que ver con la fotografía que le había pasado unas horas
atrás.

En el primero le informóque ya había subido la fotografía a un club de fans y que


desde luego no había dicho como la había conseguido.

En el segundo mensaje solo había tres palabras que alarmaron a Brenda.

S.O.S

¡PROBLEMAS!

¡¡¡VIRAL!!!
Debía ser una confusión ¿Una fotografía podía volverse viral en menos de 5 minutos?
Tenía sentido, pero...

Anteriormente ella tomó varias fotografías que se hicieron virales en cuestión de


segundos pero era porque habían sido de grandes celebridades mostrando escenas
comprometedoras, pero que una fotografía que solo mostraba un par de ojos y un
diminuto grano entre las cejas se hiciera viral, le parecía demasiado. Definitivamente
las personas no tenían nada mejor que hacer en las redes sociales.

Levantó la vista del celular y vio a Matt y Jeanne con signos de interrogación en sus
ojos.

—Necesito revisar lo que está pasando en internet —dijo levantándose de la mesa y


corriendo hasta la sala.

Escuchó que un par de celulares sonaron y cuando levantó la vista Matt estaba
revisando su teléfono con el ceño fruncido, Jeanne estaba viendo sobre el hombro de
su novio y fue la primera en dirigir la vista hacia Brenda.

—Posible fotografía del reconocido modelo Julián ha dado la vuelta en las redes
sociales, sigue el link para ver la noticia completa —leyó en voz alta Matt—. ¿Por qué
presiento que esto tiene que ver contigo? —dijo viendo a Brenda.

Ella abrió la boca pero no pudo decir nada. Lanzó un suspiro y se tranquilizó.

—Yo sólo tomé la fotografía —se defendió—. ¿Cómo iba a saber que una fotografía
como esa iba a ser tan compartida en las redes sociales? ¡No es George Clooney!

—Los modelos también somos... son famosos a su forma y debo admitirlo que Julián
es uno de los modelos más reconocidos internacionalmente, ha participado en series
de T.V, películas, revistas muy importantes, etc. No debes subestimarlo —le advirtió
Matt y Brenda se encogió de hombros por el tono de voz que estaba utilizando con
ella—. Puedes meterte en problemas por esta fotografía.

—Pero...

—Dijiste que esto era importante para ti, intenta ser más cuidadosa. Mañana tendrás
que pedir disculpas en la agencia y tendrás suerte sino te sacan del proyecto.
—¿Qué tiene de malo esta fotografía? —preguntó Brenda levantando la voz—. No está
haciendo nada malo, sólo se ven sus ojos y ese granito ¿Qué pude dañar su fama ahí?
¿No estás exagerando?

—El punto no es lo que se exprese en la fotografía, el punto aquí es que tomaste una
fotografía dentro de la agencia a uno de los modelos más populares y eso está
prohibido. Y mucho más hacerla pública por internet. En el contrato que te dieron está
señalada en mayúsculas y negritas la prohibición de tomar fotografías sin necesidad
alguna —le explicó Matt—, y son reglas que debes seguir.

—No me dieron ningún contrato —dijo Brenda rápidamente antes de ser interrumpida
nuevamente por Matt—. No he firmado nada.

Matt pareció tranquilizarse un poco. A Brenda le pareció un lindo gesto que se


preocupara por su estadía en la agencia, pero le molestaba el alboroto que estaba
causando por una sencilla fotografía.

—Eso podría ayudarte. Te sugiero que lo primero que hagas mañana sea explicarles
lo de la fotografía. Invéntales algo, eres buena haciéndolo.

Esa era una forma bonita de decirle que era buena mintiendo, pensó Brenda. Qué
alboroto por una sola fotografía. Y eso que su única intención había sido que todos
vieran que hasta el gran Julián tenía un granito en su frente.

***

Cuando Brenda entró a la recepción de la agencia de modelaje las pocas miradas de


las personas que se encontraban ahí se volvieron a ella, inmediatamente identificó ese
tipo de mirada, la estaban acusando. Matt tenía razón, para variar.

En un rincón de la recepción, cerca del elevador, se encontraban tres hombres, Israel,


Jona y Julián, la persona favorita de ella en todo el mundo.

Se acercó a ellos lentamente, quería tomarse su tiempo antes de llegar a un regaño


seguro. Cuando estuvo detrás de ellos, pues los tres estaban enfrascados en una
misteriosa conversación, se aclaró la garganta para que la notaran, inmediatamente
voltearon a verla.

—¿Tú lo hiciste? —preguntó Israel interrumpiendo a Jona—. Dime que no.


Brenda pensó antes de hablar.

—Define "hacer" —dijo pero los tres hombres la acuchillaron con la mirada.

—Sabes de lo que hablamos —dijo el modelo pero parecía hablar en cierto tono
triunfal, aunque su expresión era más bien molesta.

—En realidad no sé —respondió ella pensativa—, he hecho muchas cosas buenas y


malas este fin de semana, así que no puedo decir que...

—Publicaste mi foto en internet —gruñó Julián—, no lo niegues.

—Pues lo niego —le respondió viéndolo a los ojos—. Yo no subí ninguna foto tuya a
internet —eso era en parte verdad, nunca subió esa fotografía a internet, fue su
hermana menor, y aunque no culparía a Lissa, tampoco a ella podían culparla—, yo
sólo la tomé pero no la subí a internet, pueden revisar mi página y verán que no he
publicado nada en dos semanas.

—Estaba en tú cámara, tú la tomaste. Sólo tú pudiste haberla subido a la red —insistió


el modelo—. Y es ilegal, hay un contrato que firmaste en donde...

—Sí, estaba en mi cámara y la tomé yo pero no la subí y además nunca firmé un


contrato ¿cómo sabría yo que era ilegal subir una fotografía de tus ojos con lentes de
contacto y una imperfección en tu zona "T"? —respondió.

Julián volteó a ver a Israel y Jona en busca de una respuesta, pero ambos hombres se
voltearon a ver entre sí y se encogieron de hombros.

—¿No firmó ningún contrato? —les preguntó molesto.

—No se lo di —dijo Jona—, con la molestia que me hicieron pasar ayer olvidé
entregarle el contrato para que lo firmara. Y silencio niño bonito, que fue en parte tu
culpa.

Julián dejó caer sus manos a los costados y se dio media vuelta para alejarse del
grupo, lo menos que deseaba era estar frente a ellos.

—Israel —habló Jona mientras apuntaba hacia Brenda—, habla con ella seriamente.
—Sí —asintió el muchacho y posó una mano en la espalda de Brenda para llevarla al
otro extremo de la recepción. Cuando lograron estar apartados de todo Israel le dirigió
una mirada a Brenda y ella apretó los labios—. Lo que hiciste estuvo mal.

—¡Yo no subí su foto a la red! —insistió nuevamente.

—Ese no es el punto. Si tu no la subiste alguien lo hizo por ti y fue con tu


consentimiento —ella estuvo por protestar pero Israel la interrumpió—, eso no puedes
negarlo. Tú no dejas que nadie en este mundo toque tú cámara, si esa persona obtuvo
esa fotografía fue porque se la diste ¿verdad?

—Sí —confesó—. Pero no creí que fuese algo malo, es decir, confieso que mi intención
era que todos vieran la pequeña imperfección de Julián en su entrecejo, pero lo que
quería decir era que vieran que hasta un modelo como él podía tener imperfecciones y
salir increíblemente bien en una fotografía, una fotografía improvisada. Quería que él
viera eso.

Israel sonrió y acarició tiernamente la cabeza de la muchacha.

—Julián jamás verá eso en una fotografía que le tomen sin su consentimiento.
Escucha, hay algo que debes saber de él. Ese chico tiene 25 años —Brenda asintió
con la cabeza incitándolo a que continuara pues para ella su edad no era ningún
misterio—, y esa edad para un modelo es... demasiado. Para algunas agencias a los
25 años estás viejo y ya no les sirves, ellos quieren carne fresca —ella sonrió ante el
tipo de palabras que estaba utilizando Israel, pues al ser un profesor solía a tener un
vocabulario más formal—, y en cuanto aparezca un modelo más joven y tan llamativo
como Julián, él será historia. En la agencia intentamos apoyarlo con su imagen para
que agencias que contratan modelos mayores le ofrezcan contratos. Afortunadamente
tiene unos cuantos pero si su imagen cambia aunque sea una mínima parte podemos
despedirnos de esas ofertas.

Se quedaron en silencio y Brenda bajó la cabeza.

—¿Y una fotografía podría arruinar su carrera? —preguntó levantando nuevamente su


rostro.

—Esa foto en especial ha dado mucho de qué hablar. La tomaste cuando Julián te
estaba retando, en sus ojos, en sus expresiones faciales se logra ver que no estaba
feliz cuando le tomaron la fotografía. Los blogs han empezado a hablar de una
supuesta rivalidad entre Julián y alguien más. Alguien que estuvo tan cerca de él como
para poder tomarle esa fotografía —dijo Israel—. Y esto sí puede afectar en su futuro.

—No tenía idea de eso —murmuró la muchacha para sí misma—. Es por eso que no
quería aceptar la responsabilidad de llevar a cabo una campaña publicitaria yo sola. Ni
siquiera sé sobre algo sencillo sobre esto, mucho menos sobre una campaña de este
nivel.

Israel le sonrió.

—Pero pronto lo sabrás —lanzó un suspiro y paseó la vista por la recepción—. En


unos minutos nos iremos. ¿Necesitas ir al baño o tomar agua antes de que nos
vayamos?

Brenda levantó ambas cejas.

—No tengo 5 años como para que me hagas esa pregunta.

—Lo siento —le dijo Israel y señaló con la mano. Caminaron en dirección al grupo que
iba saliendo por la entrada principal.

Al salir de la agencia Brenda levantó la mirada al cielo y frunció el ceño.

—Se está nublando —dijo a Israel que estaba a su lado.

—Sí, pero no hay probabilidades de lluvia. El pronóstico no anunciaba lluvias —le


contestó.

—El pronóstico nunca acierta en nada —murmuró Brenda mientras siguió caminando.

Las personas que llevaban el equipo pesado subieron a las camionetas más grandes y
se marcharon primero.

Brenda esperó a que Israel le dijera a cual auto se tenía que subir pues frente a ellos
solo estaba una camioneta que tenía como conductor a Jona y a Julián en el asiento
trasero casi ocupando todo el lugar.

Israel inspiró y abrió la puerta.


—Sube —le indicó a Brenda y ella casi se cae hacia atrás—. ¿Algún problema?

Ella negó con la cabeza y se encogió de hombros. Subió al automóvil de un salto y se


dejó caer en el asiento.

No fue hasta que Israel cerró la puerta que Julián abrió los ojos y vio a la castaña en el
asiento junto a él. Se levantó y le lanzó una mirada a Jona por el retrovisor pero su
manager no lo vio ni un segundo. Lo ignoró moviendo el retrovisor.

Vio de soslayo a la muchacha y esta le sonrió con burla.

Julián pensó que era hora de despedir a su manager.

—Apuesto que no esperabas que fuésemos en el mismo auto —le preguntó


sonriendo.

—Que va. Mi manager ha hecho mi sueño realidad —dijo con sarcasmo.

—Qué feliz, soy tu sueño —respondió igualando su sarcasmo.

—Mejor dicho mi pesadilla —murmuró el modelo y sacó del bolsillo del pantalón su
celular que tenían un par de auriculares enredados. Tardó más de un minuto para
deshacer el nudo de los auriculares, segundos que Brenda aprovechó para burlarse
indirectamente de él. Cuando por fin lo logró se los puso y encendió su reproductor de
música.

Se acomodó en una posición que le daba a Brenda el suficiente espacio para estar
cómoda pero igual él estaba ocupando la mayor parte de los asientos.

Cerró los ojos apoyando su cabeza en la ventana que mantuvo cerrada. Minutos más
tarde cuando los abrió vio a Brenda revisando su cámara con completa seriedad. Vio
como pulsó otro botón y colocó la cámara frente a su rostro para tomar algunas
fotografías a través de la ventana.

Notó que mientras tomaba fotografías movía constantemente los dedos que sujetaban
el lente y movía algunos anillos en el cuerpo de la cámara. Julián estaba seguro que
había visto a muy pocos fotógrafos que hicieran eso durante sus 23 años de carrera
como modelo.
Cuando ella sintió su mirada volteó a verlo aun con la cámara frente a su rostro y tomó
otras fotografías antes de colocarla sobre sus piernas

—No las subiré a internet —dijo.

—¿Qué estabas haciendo? —le preguntó.

Ella lo vio con un poco de duda antes de responderle.

—Fotografía de movimiento —contestó—. Como voy en movimiento estoy tomando


fotos a los autos para que estos se vean congelados pero el fondo en movimiento. Así
—dijo acercándose un poco a él para mostrarle la imagen.

Julián se acercó a ella también pero su error fue intentar tomar la cámara. Ella casi le
corta la mano con sus uñas.

—Pero no toques mi cámara —le advirtió.

El modelo sopló y observó la fotografía.

No entendió como era posible que Brenda hiciera una fotografía tan buena con un auto
antiguo que tenía la pintura descascarada. Ese auto bien podía haber estado en un
yonke por el mal estado en el que se veía en apariencia pero ella había logrado que se
viera decente. Justo como ella dijo, el auto estaba congelado pero el fondo se veía
borroso, como una ráfaga.

—Quedó bien —dijo sin ánimo pero ella sonrió, aunque no en su dirección.

—Por supuesto que sí. La he tomado yo —presumió.

—Tienes confianza en tu fotografía —afirmó Julián.

—A veces sí —respondió apagando la cámara—, y otras veces no la suficiente. Es


como tú. Tienes confianza como modelo con ciertos fotógrafos pero no conmigo.

—Yo tengo confianza con quien sea.

—A mí no me engañas. Cuando te tomé aquellas fotografías estabas intimidado y no


creo que haya sido por la situación.
—Estaba consternado —dijo cortante—, no intimidado.

—Fingiré que te creo y entonces supondré que hoy no pasará eso. Estoy ansiosa por
ver qué tipo de expresión tendrás hoy.

Julián desvió la mirada y volvió a colocarse un auricular dejando el otro colgado en su


cuello.

—He compartido muchas palabras contigo por un día —se colocó el segundo
auricular—. Deja de hablarme.

Aunque ya tenía la música en volumen alto logró escuchar la carcajada que lanzó la
castaña.

Nuevamente cerró los ojos y se dejó llevar por la música.

El auto dejó de moverse y antes de que tuviera la oportunidad de abrir los ojos, sintió
un dedo levantando su parpado derecho.

—Llegamos, feo durmiente —dijo Brenda y se apresuró a bajar del automóvil.

Cuando se bajaron del auto Julián vio como Brenda levantaba la mirada al cielo con
recelo.

En ese momento llegó una ventisca que levantó las pocas hojas secas del suelo y
aunque Julián hubiese preferido tener una vista como la de las películas él estaba en la
vida real y en esa vida, cuando hacía aire, el polvo se levantaba y entraba en los ojos
de las personas, ensuciaba las ropas y revolvía en cabello, justo lo que le había pasado
a Brenda.

Cuando el aire se abrió paso entre ellos Brenda lanzó un gritillo y él volteó a verla, la
vio cubriéndose el rostro con una mano y con la otra estaba intentando proteger su
cámara. Todo el cabello se le revolvió y hasta dio un traspié hacia atrás por la fuerza
del viento. La falda que llevaba estaba ondeando fuertemente golpeando sus piernas,
y aun así después de todo el caos ella levantó de nuevo su vista al cielo, inhaló
profundamente y sonrió.

—Huele a lluvia —murmuró para sí.


Capítulo 07

¿Ardilla?

Julián cerró los ojos e inspiró profundamente. Nunca le había prestado atención al olor
antes de la lluvia, por lo que sintió curiosidad pero notó que el olor antes de la lluvia era
parecido al olor después de la lluvia. Abrió los ojos y se encogió de hombros.

Dirigió su vista a Brenda que aun parecía inquieta por la apariencia del cielo.

—Descarguen el equipo —escuchó decir a Israel—. Julián tiene que empezar a


prepararse.

Los hombres se apresuraron a vaciar uno de los autos, en donde también llevaban un
vestidor portátil y fue lo primero que empezaron a armar.

Julián comenzó a quitarse la cacheta que llevaba puesta cuando escuchó un silbido.
Terminó de quitársela mientras buscaba a quien había silbado. Se dio cuenta que
había sido Brenda al ver sus ojos. ¿Y quien más pudo haber sido aparte de ella? Sólo
habían dos mujeres más aparte de Brenda, y eran un poco mayores como para jugar a
silbar al modelo.

Ella estaba sentada junto a Israel y Jona debajo de una carpa que protegían tanto el
equipo de fotografía como a ellos del inexistente sol.

Volvió a concentrarse en la tarea de desabotonar su camisa y antes de quitarla entró al


vestidor. Se tomó su tiempo para cambiarse de ropa.

Iba a usar 9 cambios de ropa en total 5 para otoño y 4 para invierno. Israel le había
pedido que usara la ropa más ligera primero por la hora y posición del sol pues
ayudaría a dar una sensación de que apenas terminaba el verano.

Estaba terminando de vestirse cuando escuchó un grito triunfal.

—¡Se hizo el sol! —gritó Brenda.


Por alguna razón él sonrió.

Salió del vestidor portátil con la camisa desabotonada —aunque llevaba una playera de
resaque debajo— pues la diseñadora de imagen era quien se encargaba de acomodar
los detalles finales de la ropa que debía vestir. Mientras esperaba a que la diseñadora
decidiera si debía dejarle 3 o 4 botones abiertos escuchó a los "cosa 1 y 2"
murmurando entre ellos.

—... tiene unas excelentes piernas —murmuró uno de los dos, honestamente no los
diferenciaba porque aun eran novatos, y aun así aunque llevasen mucho tiempo nunca
se aprendía los nombres de los asistentes.

—Que siga usando faldas —murmuró el otro—, es una bendición para los ojos.

—Definitivamente sus piernas son mejores que las de una modelo.

—Entonces —habló Julián. Ambos voltearon y se pusieron pálidos como si el jinete sin
cabeza hubiese aparecido ante ellos—, han visto muy pocas piernas.

Uno de ellos, el más alto, dio un paso hacia atrás.

—He conocido a la mayoría de las modelos de la agencia y me parece que Brenda


tiene mejores piernas —dijo en voz baja.

Así que hablaban de Brenda, pensó el modelo. Definitivamente esos dos no tenían
mucho contacto con las mujeres, le parecía tonto que creyeran que una niña de 18
años tuviese mejor aspecto físico que una modelo. Sin embargo no pudo evitar echar
un vistazo disimulado a Brenda que ya estaba de pie junto a Israel, aun seguía
haciendo aire y le estaba moviendo la falda. Parecía emocionada, estaba dando saltitos
en el mismo lugar —pero de una forma como si estuviese preparándose para un
combate— mientras Israel le explicaba algo. Debía estar demasiado concentrada para
no notar 3 pares de ojos observándola.

Julián negó con la cabeza.

—Novatos —murmuró y le prestó atención a la asesora de imagen que seguía


acomodándole la ropa.

La mujer retrocedió unos pasos para tener una vista completa y asintió con aprobación.
—Estás perfecto —dijo con satisfacción.

—Siempre lo estoy —alardeó el modelo.

Brenda volteó a verlo en ese momento y arrugó la cara como si no le gustase lo que
veía.

—Creo que te hace falta más maquillaje en ese grano en la frente —le gritó, pues
estaban alejados por varios metros—, lo alcanzo a ver desde aquí —señaló su propia
frente indicando el lugar y le enseñó la lengua.

—Los buenos fotógrafos podrían esconder eso sin necesidad de maquillaje —le gritó
de vuelta.

—Sí —respondió—. ¡Cambiando de modelo!

—Brenda, te estoy hablando —le dijo Israel y ella volvió a centrar su atención en él.

—Inmadura —dijo entre dientes. Se llevó una mano a la frente y talló el lugar en
donde tenía un diminuto grano—. Maquillaje —murmuró y la maquillista fue corriendo
hacia él.

Estuvo completamente listo al mismo tiempo que el equipo de fotografía estaba


instalado en la zona. Habían elegido uno de los parques que los separaban de la
ciudad continua, tenía altos árboles que en esa temporada ya estaban empezando a
secarse, tenían algunas ramas sin hojas que ahora adornaban el suelo y con los rayos
del sol matutino lucía un paisaje hermoso ¿Quién había tenido la idea de ir allí?

—Muy buena elección, Israel y Brenda —dijo Jona con expresión calmada.

La castaña sonrió y codeó a Israel, él la volteó a ver y le sonrió de regreso.

—Nosotros estamos listos —confirmó Israel—, podemos empezar en cualquier


momento.

Una ventisca volvió a golpearlos y Brenda se apresuró a detener su falda, pero eso no
detuvo los silbidos "discretos" de las "cosas" 1 y 2. Ella volteó a verlos con expresión
seria.
—Timón y Pumba, dejen de actuar como un par de pubertos y concéntrense, mínimo,
por el día de hoy.

Julián no quería reírse, pero terminó haciéndolo al ver la expresión de aquellos dos
tontos. Ambos estaban nerviosos y le preció un tanto extraño que Brenda pudiese
lograr ese efecto con los dos al mismo tiempo; pero sus ojos, en ellos había algo que
podía poner nervioso a cualquiera.

—Deberíamos empezar antes de que se vuelva a nublar —le dijo Brenda a Israel—.
Estoy segura que no tardará en llover —sonaba irritada.

—Sí, ya estamos por empezar. Por cierto, presta atención —le susurró al oído—. Esto
es algo que siempre hacemos en la agencia con el propósito de animar a todos.

Brenda asintió emocionada y se sintió casi eufórica cuando Israel aplaudió fuertemente
para llamar la atención de todos los presentes. Ella esperaba que hiciera algo
magnifico pero en su lugar empezó con una plática "motivacional" de un par de minutos
que la hizo bostezar tantas veces que estaba segura que había roto su record. Al
finalizar el joven volteó a verla con una sonrisa en su rostro y Brenda tuvo que mentirle
levantando los dos pulgares de su mano, como si aquello le pareciese lo mejor que
había escuchado jamás.

Con unas palabras más dieron inicio a la sesión de fotos.

—Recuerda que tienes que tomar todas las fotografías de respaldo y aunque no
significa que tengan que tener el mismo ángulo que las mías, procura que sea así —le
explicó Israel mientras se acercaban a Julián.

—Y ¿Nosotros podemos hacer sugerencias en cuanto al escenario o sólo Jona puede


alterarlo? —preguntó en voz baja, pues Jona se encontraba a unos pasos de ellos.

A pesar que ellos habían elegido el lugar para realizar la sesión Jona había sido el
encargado de la escenografía en general. Él ordenaba que cosas se quedaban y que
se iba. No le resultaba extraño pues por su forma de vestir era obvio que tenía talento
para la decoración.

—Será mejor procurar que el lugar quede como él lo ha ordenado —le respondió por
lo bajo.
Brenda soltó un suspiro de frustración y le lanzó una mirada acusadora a Israel.

—Tienes muy poca iniciativa —le reprochó—. Deberías intentar contrariar a Jona
aunque sea una vez. Me dices que me divierta mientras tomo fotografías pero tú no lo
haces por no arriesgarte ¿Qué clase de profesor eres?

—Lamentablemente yo dependo de este trabajo, Brenda, y debo esforzarme por


conservarlo —contestó sin voltear a verla.

—Es un poco triste —hizo una larga pausa y negó con la cabeza—, que consideres
esto como un trabajo. Espero no llegar a ese punto, porque si lo llego a ver como un
trabajo y no como mi pasión, me obligaré a dejar de hacerlo.

Israel se quedó quieto y la vio avanzar. Ella se acercó hasta Julián y le hizo una seña
para que se inclinara a su altura, lo más extraño fue que él le hizo caso. Brenda le dijo
un par de cosas antes de que el modelo se erguiera y le lanzara una mirada molesta.

—Dice Israel que es hora de empezar —anunció Brenda y todos voltearon a verlo
esperando instrucciones.

Divertirse. Sí. Tenía que hacerlo.

—Correcto —dijo decidido.

Brenda observó a Israel mientras daba indicaciones durante la sesión.

Aunque su trabajo consistía en estar detrás de él para tomar las mismas fotografías
muchas veces se iba hacia otros lugares para obtener diferentes ángulos, en una de
las ocasiones le pidió a uno de los ayudantes que la subiera sobre sus hombros para
tomar una fotografía en picada. Las reglas de la fotografía también estaban hechas
para romperse, incluso para una sesión de fotos tan importante.

Durante el quinto cambio de ropa e imagen de Julián, Brenda notó un desequilibrio en


su postura.

Se tambaleó un par de veces antes de estabilizarse. No sabía qué tipo de presión tenía
él, pero se atrevió a abrir la boca antes de que iniciaran a tomar esas fotografías.
Planeaba darle un tiempo para descansar.
—¿Tienen una silla? —preguntó en voz alta. Todos voltearon a verla—. Se me
ocurrió... algo.

—No tenemos contemplada ninguna silla —dijo Jona—, las que traemos no quedan
acorde con la escenografía.

—¿Y no es mejor? —le cuestionó—. Añadir un elemento externo, algo que no se tenía
planeado, le dará otro toque.

Jona permaneció serio unos segundos con los brazos cruzados, finalmente asintió.

—En el auto tengo un banco de madera que iba a mandar a restaurar, se ve viejo
pero podría servir —dijo y se alejó sin decir nada más.

—¿Por qué traería un banco en su auto? —preguntó alguien, pero para Brenda no era
de extrañar, Jona se distinguía por ser un poco excéntrico.

Entonces... ¿Julián? Lo buscó con la mirada y lo vio caminando hacia una de las
carpas. El sol estaba en su hora pico por lo que ella también fue hacia la carpa para
cubrirse. Al llegar no esperaba encontrarse con aquello.

Julián tenía un pequeño aparato en su mano y una gota de sangre en uno de sus
dedos.

Se quedó estática mientras observaba con detenimiento como Julián dejaba la gota de
sangre en una tira blanca que salía del aparato y unos segundos después aparecían
unos números en la pantalla que no logró distinguir debido a la distancia. Apartó la
mirada y volvió a verlo, se sintió extraña, no debía estar viendo eso.

Los hombros de Julián se relajaron.

Brenda se dio media vuelta y estaba dispuesta a marcharse, pero no le pareció lo


correcto.

Se giró nuevamente y Julián ya estaba viéndola.

—Lo siento. No era mi intención ver...

—No importa —se encogió de hombros—, no es un secreto, no lo cuento, pero


tampoco es un secreto.
—¿Y estás grave? —le preguntó preocupada y curiosa. No quería que él creyera que
iba a tratarlo diferente solo por tener diabetes.

—Mis niveles están bien, sólo me siento cansado.

Brenda sonrió.

—Por suerte Jona fue a buscar el banquito. Así no harás mucho esfuerzo... —
enmudeció por un repentino estruendo.

Julián salió de la carpa pero ella se quedó tiesa en su lugar.

—¿Fue un cohete? —preguntó el modelo a nadie en particular.

Brenda suspiró. Un cohete, por supuesto.

Salió de la carpa y vio al cielo. Tuvo la necesidad de cerrar los ojos por el sol.

—Aun falta mucho para navidad —dijo para sí—, deberían guardarlos.

—Niños, vengan aquí ahora, se terminó el descanso —gritó Israel y ambos voltearon
a verlo.

Julián se cruzó de brazos y no se movió de su lugar.

—Yo soy mayor que él —murmuró pero Brenda logró escucharlo.

Era verdad, Israel tenía 23 años mientras que Julián tenía 25, casi 26 años, por un
momento se había olvidado de ello. Sobre todo por la inmadurez del modelo, parecía
ser un niño.

Se apresuraron a llegar adonde estaban los demás. En efecto, Jona tenía un banco
de madera desgastada, pero debido al tema de otoño y el árbol seco que estaba detrás
de Julián, quedaba a la perfección.

—Julián, tendrás que usar el banco...

—Sé cómo se usa un banco en estos casos —la cortó—, sé hacer mi trabajo.

—Si tú dices... —volteó hacia Israel—, ¿continuamos?


—Adelante.

Continuaron tomando fotografías con ese cambio de ropa y aunque llevaban un buen
ritmo Brenda no estaba satisfecha con el resultado. Dejó de tomar fotos y observó el
lugar. Julián estaba jugando con el banco de madera y el árbol se veía genial como
fondo, pero al mismo tiempo parecía un poco vacío.

—Voy pasando, voy pasando —dijo mientras se atravesaba frente a la cámara de


Israel. Había encontrado el problema.

Aun lado de la cabeza deJulián sobresalía una rama que ocasionaba ruido visual para
ella. Si lograba acomodarla de otra forma, sin lastimar al árbol, se verían mejores los
resultados finales.

—Permiso Julián —dijo deteniéndose a su lado.

Se paró sobre las puntas de sus pies y estiró los brazos hasta que logró alcanzar la
rama.

—¿Qué estás haciendo ahora? —preguntó el modelo.

—Esta rama —pausó durante unos segundos—, debe estar más abajo, un par de
centímetros.

—Brenda, date prisa —gritó Jona—. Tenemos menos de 5 minutos para el descanso.

—Sí —gritó mientras jalaba con fuerza la rama. A pesar de ser tan pequeña tenía
mucha fuerza, logró que otras ramas del árbol se sacudieran—. Ya casi —murmuró.
Finalmente la rama bajó un poco y Brenda se alejó caminando hacia atrás, mientras
colocaba la cámara frente a sus ojos—. Perfecto —levantó su pulgar y Julián fingió su
expresión de misterio para continuar con la sesión.

Debido a que Brenda no estaba tomando las fotografías principales no tenía mucho
contacto visual con Julián, y el modelo no estaba mostrando todo su potencial, en
ocasiones lucía aburrido. Ella agradeció medir 1.60 y se puso frente a Israel sin
estorbarle, de esa forma estaba frente a la vista de Julián.
El muchacho la vio y titubeó unos segundos. Brenda sabía manejar su mirada, de
alguna manera lograba verse más intensa cuando se lo proponía. En cuanto Julián
empezó a ponerse incomodo ella sonrió.

—Brenda —murmuró Israel, tras ella—. No lo pongas nervioso.

—No lo estoy haciendo —contestó. Después de unos segundos y aun estando junto a
Israel murmuró—. Me gustaría que se subiera a ese árbol. Se vería genial.

Ninguno de los dos dejaba de tomar fotografías.

—No es un simio —respondió.

—Luciría... salvaje. Conlos colores de la ropa, el fondo que tenemos, sería la


combinación perfecta. Pero supongo que tendremos que conformarnos con que use el
banco.

—Sí, confórmate por hoy.

Brenda asintió. Se arrodilló y atrajo la atención del modelo. Ella le indicó con un dedo
que levantara la vista y éste le obedeció. Si era así de divertido fotografiar a modelos,
le interesaba conocer más sobre ese trabajo.

—¡Terminamos! —anunció Jona—. Es tiempo de descansar.

Israel bajó su cámara y Julián dejó de posar, pero Brenda siguió haciendo lo suyo,
siguió los movimientos del modelo con su cámara y capturó otras fotos que Israel ni
nadie más habían obtenido. Primero se quitó los lentes falsos que llevaba y los colgó
en el bolsillo de la camisa, después abrió un par de botones de la camisa y la sacudió.
Debido al fuerte sol, por ser poco más de medio día, el clima estaba ligeramente
sofocado. Por ello fue que llevó una mano hacia su frente y secó el poco sudor que se
había acumulado en ese lugar.

Cuando agitó el cuello de su camisa para refrescarse Julián se dio cuenta que Brenda
seguía tomándole fotografías. Apartó la mirada y le dio la espalda.

—Se terminó, después de la comida continuaremos —le informó.


—Lo sé —respondió y tomó la última fotografía—. Es sólo que en las fotografías te
hacías lucir de una forma fresca cuando en realidad no lo estás. En la fotografía
debemos de sacar todas las caras de un tema, no sólo la que se quiere mostrar,
porque uno nunca sabe si podrían servir.

Julián volteó a verla, ya tenía la cámara colgando de su cuello y su mirada lucía un


poco más "amable".

—Te daré un consejo, probablemente el único que obtendrás de mí —le dijo y ella
asintió atenta—. Una campaña publicitaria de moda no es lo mismo que un proyecto
escolar, aquí tomamos 200 fotografías con 10 vestuarios diferentes y sólo se elegirán 2
de todas esas. Lo que importa que se luzca es la marca y no la emoción del modelo.
Debes de tomar las fotografías que necesitamos, no las que crees necesitar.

Brenda levantó ambas cejas.

—¿Todos los hombres aquí son tan conformistas? —preguntó—. Creen que solo
deben hacer lo necesario y no lo que esté a su alcance. Al final una campaña es como
un proyecto escolar —el modelo negó con arrogancia ante tales palabras—, porque el
profesor da especificaciones para hacer el proyecto, pero está en uno mismo sacar un
100 haciendo lo necesario o sacar un 100 con sobresaliente por hacer más de lo que te
piden. Tal vez los dueños de la campaña te piden lo necesario, pero si les das más,
probablemente no será la última vez que te vuelvan a contratar.

—¡Chicos, la comida! —gritó alguien.

Brenda se giró para caminar hacia la carpa.

Cuando Julián estaba por caminar la rama del árbol que Brenda había estado
moviendo tronó y golpeó su cabeza.

Lo último que vio fue a la castaña inclinarse hacia él y sacudirlo por los hombros.

***

Jeanne asomó la cabeza por la ventana y en ese instante una gota de agua le cayó en
la nariz, sacudió su cabeza y levantó la vista al cielo, las nubes grises anunciaban una
larga tormenta. Renegó y se apresuró a cerrar la ventana y correr las cortinas.
—¿Por qué cierras las cortinas? —le preguntó su novio y ella se apresuró a ir hacia la
otra ventana de la sala.

—Está a punto de llover y no tiene caso tener las ventanas abiertas, a no ser que
quieras que nos inundemos —contestó recargándose en la ventana que acababa de
cerrar—. No sé tú, pero no quiero pasar mi día libre sacando agua de la casa.

Matt se levantó del sillón y cerró la tercera cortina de la sala, con eso habían quedado
completamente a oscuras. Él sabía el lugar exacto en donde estaba el interruptor para
encender las luces pero al llegar allí se topó con el hombro de su novia. Sonrió en la
oscuridad y buscó la cintura de Jeanne.

—¿Quieres que me quite? —susurró su novia, acercándose a sus labios.

Matt no tuvo tiempo de responderle porque ella había tomado la iniciativa y lo estaba
besando. Le encantaba cuando lo besaba, le encantaba cuando ella se ponía de
puntillas y se aferraba a sujetarse de sus hombros o cuando empezaba a acercarse a
él mientras el beso aumentaba de intensidad.

—Los días como estos —dijo entre un beso—, son mis favoritos.

—Lastima —Jeanne tenia apoyada su frente en el mentón de Matt, estaba respirando


fuerte—, que no llueve todo el año.

Él la tomó del mentón y le dio un corto beso en los labios.

—Si queremos días lluviosos todo el año podríamos mudarnos a otro lugar —le sugirió
con una sonrisa.

—Eso suena estupendo pero... —ladeó su rostro analizando la propuesta—, me


encantan también los días de sol para ir a la playa, nadar y refrescarme ¿No suena
maravilloso?

Matt le besó la frente, nariz y sus labios.

—Sólo si me dejas elegir tu traje de baño.

—Pero yo elijo el color.

—Hecho —la escuchó suspirar—. ¿Enciendo las luces?


Jeanne se lanzó a sus brazos mientras negaba rotundamente. Aun quería estar así
con él, sentir sus manos tocándola sin ver su rostro, sin ver sus ojos, le bastaba con
escuchar el latir de su corazón. Ese era uno de sus sonidos favoritos, todas las noches
antes de dormir recargaba su oído en el pecho de Matt y se arrullaba con los latidos de
su corazón.

La oscuridad le resultaba tan reconfortante.

Caminaron juntos al sillón.

Ella se sentó sobre su regazo y siguió besándolo. A veces se le hacía problemático


besarse de esa forma porque sentía que no iba a poder detenerse a tiempo y la
promesa que se había hecho quería mantenerla. Ser virgen hasta el matrimonio. Sabía
que muchos consideraban esa idea anticuada, incluso algunas de sus amigas o
compañeras le decían que tenía ideas del siglo pasado, pero no le importaba, porque
aunque no necesitara pruebas para saber cuánto la amaba Matt, esa era una de ellas.

Él la estaba esperando y eso hacía que una llama se extendiera en su interior.

Justo como en ese momento, que estaba sintiendo un intenso calor en su vientre, esa
era una señal que debían parar.

—Creo... —dijo Matt sin aliento.

No terminó la oración pues un fuerte estruendo los sobresaltó a ambos.

—¿Explotó algo? —preguntó Jeanne y Matt soltó una carcajada.

Se pusieron de pie.

—Me parece que fue un trueno —le respondió acercándose a una de las ventanas. Al
abrirla entró un poco de luz a la sala y Jeanne se percató que tenía su blusa
desacomodada, antes de que su novio se girara la acomodó y se sentó sobre sus
piernas en el sillón.

—¿Un trueno?

—Sí, ya está lloviendo —encendió las luces y volteó a verla—. Que mal por Brenda
¿no? Están justo en la sesión de fotos.
Jeanne abrió los ojos.

—¿Iban a tomar las fotos en el exterior? —preguntó alarmada.

—Sí —contestó confuso por la reacción de su novia—, en uno de los parques en las
afueras de la ciudad, según recuerdo. ¿Tiene algo de malo?

Jeanne asintió.

—Brenda tiene ciertos problemas con los días lluviosos... no sé si llamarla.

Matt se sentó a su lado en el sillón y la abrazó.

—Hazlo para que no estés preocupada, si es necesario podemos ir por ella. Aunque la
lluvia puede tardar unos minutos en llegar hasta donde están ellos.

Ella le sonrió.

***

Julián tenía una bolsa con hielos sobre su cabeza. El golpe no había sido tan fuerte,
por suerte, pero sí se le podía inflamar si no aplicaba hielo. Le molestaba el hecho de
que en lugar de haberle dicho algo a Brenda por haber provocado ese accidente,
algunos se habían reído y dicho que "eran cosas que pasaban".

Lo peor era que ya sentía hambre y no iba a poder comer con una sola mano.

Molesto y con dolor de cabeza fue hasta la mesa de comida.

Por su diabetes, tenía que seguir una dieta especial. Todos lo sabían por lo que había
un platillo preparado especialmente para él. Un platillo que no estaba en la mesa. Se le
hizo extraño y la única persona cerca para preguntarle era su persona menos favorita.

—Brenda, no viste un... —guardó silencio cuando ella volteó.

Brenda tenía la mano en la boca y se notaba que estaba masticando un gran bocado,
sus mejillas estaban el doble de grandes. La imagen inmediata que le vino a la mente a
Julián al verla así lo hizo reprimir una carcajada, apretó los labios pero tuvo que girarse
para poder reír. Finalmente soltó una carcajada.
La castaña tragó y levantó una ceja.

—¿Pasa algo? —le preguntó.

Julián negó y trató de calmarse antes de voltear a verla nuevamente. Cuando lo hizo
vio algo que no había notado. Seguro ella lo iba a asesinar con la mirada pero no podía
guardárselo.

—Lo siento —le dijo y ella sonrió confundida—. Cuando tenías la boca llena de
comida —apretó los labios pues estaba a punto de reírse, se aclaró la garganta antes
de continuar—. Eras idéntica a una ardilla —ella de pronto se quedó seria—. ¿No te
han dicho que estás muy cachetona?

Brenda abrió la boca sin poder decir nada, incluso su rostro empezó a tornarse
colorado.

—¡No es cierto! —dijo colocando sus manos sobre sus mejillas. Nuevamente parecía
querer hablar pero no lograba pronunciar nada.

—Sí, eres muy cachetona. En serio, pareces una ardillita —insistió Julián con una
sonrisa en el rostro.

Por primera vez, en los pocos días que llevaban de conocerse, Julián pudo ver un
punto débil en ella. Aunque era muy gracioso que de tantas cosas que pudieran haber,
se avergonzaba de sus mejillas. El rojo en su rostro la delataba, a pesar que seguía
cubriéndose con sus manos.

—No estoy cachetona —dijo de nuevo—. Mi rostro es... un poco más redondo que el
de mi hermana, es-es lo único.

—¿Y por qué te cubres entonces?

Brenda apartó lentamente las manos de sus mejillas y apretó sus labios.

Julián no podía creer que pensara que ella tenía un lado tierno. Decidió dejarlo pasar.

—Lo que quería preguntarte era sobre un plato de comida con plástico transparente
encima ¿Lo has visto?

Los ojos de la muchacha se abrieron.


—¿Uno que tenía manzana y nueces? —preguntó.

—Sí.

De nuevo abrió la boca y la cerró rápidamente, llevó una mano a su cuello y por
primera vez ella desvió la mirada del modelo.

—Tal vez, sólo tal vez vino una ardilla y se lo comió —respondió y se dio media vuelta
para alejarse de él.

El dolor de cabeza que Julián había tenido por el golpe regresó en un segundo. Por un
momento, por un diminuto momento, creyó que ella le podía agradar.

***

Brenda levantó la vista con preocupación.

—Is-Israel —lo jaló de la camisa para que volteara a verla—. Va a llover —afirmó.

El joven volteó a verla y frunció el ceño.

—Supongo que tenías razón, pero no apostamos, no te debo nada —le dio leves
golpecitos en la cabeza y se fue hacia Jona que observaba la computadora con
seriedad.

Sin alejar su mirada del cielo alcanzó una botella de agua que estaba cerca de su
mano y tomó un par de tragos. Cuando escuchó un gruñido volteó a verlo.

Julián estaba detrás de ella con la mano extendida, como si hubiese intentado tomar
algo, terminó haciendo su mano en un puño y tomando leves inhalaciones. Brenda tapó
la botella y la dejó en la mesa que estaba a su lado.

Al dejarla se dio cuenta porque el modelo estaba viéndola de esa manera. Le acercó
la botella de agua y él negó rápidamente con la cabeza.

—Lo siento —le dijo viendo su espalda, pues se había girado para tomar una nueva
botella de agua de la hielera—. No sabía que era tuya.

—Tiene mi nombre —le respondió cortante.


—Acabo de notarlo —sonrió de lado viendo la botella—. Tú lo escribiste, porque tienes
linda caligrafía.

—Sí, lo escribí para que nadie la tocara —le respondió abriendo otra botella con
molestia.

—Se dice "Gracias, no creí que alguien lo notara". Además, aun quedó agua aquí,
sólo le di dos tragos —agitó la botella frente a él—. No tienes que molestarte por una
cosa como esta.

Julián terminó el agua antes de contestarle, al apartar la botella de su boca una gota de
agua le resbaló por la barbilla y la limpió con su dedo pulgar. Brenda vio que tenía un
estilo propio para cualquier cosa que hiciera.

—Hiciste que me cayera una rama en la cabeza, terminaste con mi comida y ahora
tomas mi botella de agua mineral. Disculpa por molestarme contigo, no lo volveré a
hacer —dijo con sarcasmo.

Ella le sonrió.

—Acepto tu disculpa. Te recomiendo que tomes clases para el manejo de la ira, te


vendrían muy bien. Por otro lado me disculpo por lo de la rama, no era mi intención —
juntó las palmas de su mano—, en serio que nunca creí que fuese a caerte en la
cabeza. ¿Me perdonas?

—¿Acaso te importa si te perdono o no? —le dio la espalda y empezó a caminar fuera
de la carpa.

Brenda corrió tras él y logró interponerse frente él. Julián era bipolar, hace menos de
una hora había bromeado sobre sus mejillas y ahora parecía no querer verla ni a 10
metros bajo tierra.

—Sí, me importa, por hoy somos compañeros de trabajo y es importante tener una
buena relación con todos los que nos rodean...

—Supongo que lo habrás notado pero a mí eso no me interesa. No me importa caerte


bien o mal —balbuceó frustrado antes de poder continuar—. Lo único que quiero es
que se termine este día para alejarme de ti.
Brenda se quedó en silencio y le lanzó una dura mirada al modelo. Él se quedó
viéndola hasta que su respiración empezó a calmarse. Hasta ese momento cayó en
cuenta la dureza de sus palabras.

Brenda bajó la mirada y Julián dio un paso al frente para acercarse a ella, pero de
inmediato volvió a verlo.

—Es una lástima que sólo sea practicante y mi tiempo aquí no sea mucho, porque... —
por un segundo pareció tenerle lastima—, tú necesitas un amigo.

Se dio media vuelta y corrió hacia Israel que le estaba haciendo señales para que se
acercara a él.

Julián se quedó de pie. Cuando las cosas no le salían bien, simplemente se ponía de
mal humor.

—Muy bien —gritó Israel rodeando su boca con ambas manos—. Tenemos dos horas
más antes de que se vaya el sol y debemos terminar hoy con esta sesión. Recuerden
que tenemos el tiempo sobre nosotros —volteó a ver a Julián con el ceño fruncido—.
Haz tu mejor esfuerzo.

El modelo asintió y minutos después retomaron la sesión de fotos.

La primera gota de lluvia le cayó a Julián en la mejilla y la segunda a Brenda en la


mano.

Ella inmediatamente levantó la vista y entrecerró los ojos.

—Mi cámara se va a mojar —exclamó y corrió hacia la carpa para cubrirse. Encontró a
tiempo una bolsa transparente de hule que parecía suficientemente resistente y regresó
de nuevo. Ya había empezado la llovizna y el equipo se había empezado a movilizar
pues no tenía caso que siguiesen trabajando en esas condiciones.

—Acerquen los autos a las carpas para que sea más fácil guardar el equipo —gritó
Jona con urgencia—. No se debe mojar nada o se los cobro como nuevo.

Brenda se quedó de pie debajo de la llovizna y sintió una mano en su espalda.

—Camina —la apresuró Julián—. Se acabó por hoy.


Ella no se movió.

—Pero aun faltan dos cambios de ropa —dijo apretando su cámara dentro de la
bolsa—, y la fecha límite de entrega es hoy.

Julián avanzó, no se iba a quedar más tiempo mojándose, la lluvia estaba


incrementándose.

—Se acabó. Eso dijo Jona.

—¡Julián! —le gritó Brenda. Al voltear a verla vio que tenía una gran sonrisa en su
rostro—. ¡Está lloviendo!

Del cabello del modelo ya estaban empezando a caer gruesas gotas de agua, tenía
los ojos entrecerrados para evitar que el agua entrara en ellos y la ropa estaba
empezando a estropearse. A pesar de esos aspectos él entendió la idea que se estaba
formando en la cabeza de esa niña.

—Podemos enfermarnos —respondió sin quitarse de la lluvia.

—Sólo 10 fotos —suplicó—. Con 10 serán suficientes.

Jona e Israel ya estaban gritándoles y haciéndoles señas molestas para que dejaran
de hablar bajo la lluvia y se apresuraran a entrar al auto.

—10 —confirmó Julián y Brenda asintió con seriedad—. ¿Qué hago?

—Ven —lo tomó de la mano y se acercaron a la carpa—. Cosa 1 y 2, necesito tijeras y


la ropa de Julián —les gritó.

—¿Qué crees que estás haciendo? —le preguntó Israel molesto.

—Salvando la sesión...

—Aquí están las tijeras.

—Y aquí la ropa.

—Gracias, también necesito una toalla.

—Aquí está —dijo Julián extendiéndosela.


—Esa es tuya. Sécate el cabello y cámbiate rápido —se giró para tomar las tijeras y le
hizo un pequeño orificio a la bolsa. Tomó un par de fotografías de prueba y asintió con
determinación.

—Brenda, no puedes hacer esto —insistió Israel—. La humedad estropeará tú cámara


—se inclinó para susurrarle—. Jona se molestará contigo y significaría tu fin.

Brenda le dedicó una mirada de soslayo.

—Que me detenga él entonces.

Julián ya tenía el nuevo cambio de ropa y el cabello ligeramente seco. Debido a que el
equipo no habían previsto una lluvia no tenían paraguas pero los dos ayudantes de
Brenda estaban cortando bolsas de plástico para ayudar al modelo a cubrirse mientras
salían de las carpas.

—Cubran a Julián a toda costa —les gritó a los dos muchachos pues el sonido de la
lluvia era muy fuerte—. Cuando levante mi índice derecho se moverán para que yo
tome las fotos.

—Brenda —la llamó Israel, pero ella lo ignoró.

—Si nosotros dos lo vamos a cubrir ¿Quién te protegerá de la lluvia? —le preguntó
uno de ellos.

—No se preocupen, la lluvia no me va a deshacer —contestó sonriendo—. ¿Listos? —


indicó con la cabeza fuera de la carpa, cuando los 3 asintieron ella dijo—. De prisa.

Salieron corriendo. Los 3 chicos tardaron más en llegar pues Julián era más alto que
los dos muchachos y sus pasos fueron torpes.

—Julián, tendrás que ser rápido para no perder tiempo —le gritó—. Yo capturaré todo,
tú has lo que sabes.

Julián asintió. Brenda ya estaba completamente empapada y sus ojos se estaban


poniendo rojos, apenas si los podía mantener abiertos. Esa dedicación lo hizo tomarla
más en serio.

—Correcto —gritó.
Brenda tenía ambas manos dentro de la bolsa de plástico de forma que la señal del
índice no se percibió. Ella gruñó.

—Cuando cuente 3 se mueven —les gritó. Los muchachos estaban preparados—.


Uno, dos... ¡tres! —gritó y ellos se apartaron rápidamente.

Julián siguió las indicaciones tal y como lo habían planeado, él ya había posado debajo
de una lluvia, aunque esa vez había sido artificial, y sabía que debía ser rápido porque
no había repetición.

Hizo un doble esfuerzo por mantener los ojos abiertos aunque el agua estaba
entrando en ellos. Jugaba con su cabello, con la chaqueta del conjunto y pensó que si
era ropa de invierno mínimo le hubieran dado algo con un impermeable.

Brenda se movía de un lado a otro y en dos ocasiones los pies se le atascaron en el


lodo pero estaba bien porque se estaba divirtiendo, la sonrisa en su rostro era la
prueba de ello.

—¡Julián! —lo llamó—. ¡Foto libre! Con esta terminamos.

Él sonrió y Brenda capturó ese momento.

—Se acabó —dijo.

—¡No hice nada para la foto libre!

—Nunca dije que tú podías elegir —respondió y empezó a caminar.

Batallaron para llegar a la carpa pues el lodo y la fuerza de la lluvia les alentaba el
paso.

Finalmente llegaron y cerca de 10 personas se acercaron a ellos, 9 de ellos rodearon


a Julián y sólo Israel atendió a Brenda.

—Estas en problemas —la regañó mientras le colocaba su chamarra.

—Fue divertido —respondió con una amplia sonrisa—. Toma la memoria de la cámara
y guárdala, no sé si mi cámara vaya a servir después de esto. Salva las fotos.
—Está bien —tomó la cámara y avanzó hacia el auto—. Iré a buscar algo para
secarte.

Brenda levantó el rostro y respiró profundamente. Cerró los ojos pues le ardían por el
agua y los lentes de contacto, sabía que al llegar a casa tendría que utilizar los lentes
para que sus ojos descansaran.

Sintió una tela cubrir su rostro, al retirarle vio a Julián.

—No tenemos muchas toallas, pero al menos podrás secarte el cabello —le dijo.

Ella le sonrió.

—Gracias...

—Jona dice que tenemos que irnos o nos prenderá fuego a todos —gritó Israel—.
Ustedes váyanse a sus autos, yo me encargaré de ambos —les dijo a los miembros del
equipo.

—¿La carpa la dejarán aquí? —preguntó Brenda.

—Sí, cuando pare la lluvia vendrán miembros del equipo a quitarla, no te preocupes
por eso. Vámonos.

—Israel, trae tu maldito trasero aquí —gritó Jona desde el auto, la voz se escuchó
muy lejana pero la amenaza estaba muy presente.

—Dense prisa —los apuró y se adelantó.

Brenda se apresuró a secarse el cabello con la toallita que le había dado Julián pues
no quería dejar tan mojado el auto.

—Jona me va a matar —dijo Julián tras ella.

—¿Por qué? —preguntó la castaña intentando verlo sobre su hombro.

—Porque así es Jona cuando no le hacemos caso —sacudió la cabeza—. Ira a mi


casa y me dará una paliza.
—Pues si intenta hacerme eso en mi casa recibirá la paliza de mis 4 hermanos y mi
papá... —enmudeció repentinamente cuando un estruendo se escuchó.

—Ciertamente prefiero una paliza de él a un sermón —comentó pero guardó silencio


al ver a Brenda tiesa.

De nuevo se escuchó otro trueno y ella se cubrió los oídos.

—Brenda —le tocó el hombro.

Otro trueno más fuerte y largo la hizo caer de rodillas. Su respiración estaba
acelerada y sus ojos estaban cerrados con fuerza. Los truenos parecían estar
torturándola pues empezaron a ser continuos, uno tras otro.

Julián se apresuró a llegar al auto y del asiento tomó su reproductor de música,


nuevamente se acercó a Brenda, se inclinó y con mucho esfuerzo logró quitarle una
mano de su oído para poder ponerle el audífono, encendió la música y subió el
volumen. Ella abrió los ojos y Julián le ofreció el otro audífono, con manos temblorosas
se lo puso.

La ayudó a ponerse de pie y a caminar hasta el auto.

mucho...

—Brenda le teme a los truenos —dijo Julián mientras se sentaban en los asientos
traseros—. Es probable que casi no nos escuche, le subí todo el volumen a mi
reproductor. ¿Saben en donde vive?

Israel lucía confundido.

—Sólo sé donde vive Matt —respondió.

—¿Matt? —preguntó Julián—. ¿El Matt que yo conozco? ¿El modelo enano?

—Sí, el mismo.

—¿Qué tiene que ver Brenda con Matt?

Israel lo estaba viendo.


—¿En qué planeta vives? Brenda es cuñada de Matt, su hermana mayor es la novia
de Matt. Es imposible que no lo sepas.

Julián volteó a ver a Brenda que tenía los ojos cerrados y presionaba con fuerza el
reproductor de música. El ver con detalle a Brenda un recuerdo borroso le vino a la
mente.

Era idéntica a Jeanne, bueno Brenda era más cachetona, pero de ahí en más eran muy
similares. Por eso se le hacía tan familiar, no sólo por el hecho de haber conocido a
Lissa anteriormente, sino que le recordaba a la novia de Matt.

Aunque no recordaba haber tenido mucho trato con Jeanne, Brenda le parecía, hasta
cierto punto, más agradable que la hermana mayor.

La vio durante unos segundos y una molestia empezó a formarse dentro de él. ¿Así
que era cuñada de Matt? Qué coincidencia que ella entrara a trabajar justo en esa
agencia.

La mayor parte del viaje el auto estuvo en silencio, de vez en cuando se escuchaban
las indicaciones de Israel para llevar a Brenda a su casa.

En un momento Brenda intentó quitarse los audífonos pero Julián la detuvo, aún
seguían los truenos.

—Ya estamos en casa de Matt —anunció Israel—. Brenda —chasqueó los dedos
frente a su rostro y ella reaccionó. Con señas le señaló hacia la ventana y Brenda
asomó el rostro, sonrió de lado y llevó sus manos a los audífonos.

Nuevamente Julián volvióa impedir que se los quitara, con una señal de sus dedos le
dijo que se lo devolviera otro día. Brenda le sonrió y abrió la puerta. Israel bajó con ella
y debido a que la música estaba muy alta se alcanzó a escuchar cuando ella le dijo-
gritó.

—Espero, por tu bien, que cuides mi cámara.

Israel le respondió algo mientras la guiaba hasta la puerta de la casa de Matt.

Julián apoyó su cabeza en el respaldo y se quejó.


—Jona. Estoy seguro que me darás una paliza esta vez —comentó.

Su representante no volteó a verlo. El auto seguía encendido y tenía las manos sobre
el volante.

—¿Por qué? —fue lo único que dijo.

—Creo que me voy a enfermar —contestó y se durmió a los pocos segundos.


Capitulo 08

¿Azul?

—Lissa —gritó Brenda desde su habitación. Estaba envuelta en varias mantas y casi
en posición fetal.

Odiaba estar enferma en temporada escolar. Tan sólo el hecho de faltar a una clase la
hacía sentir pérdida, ahora faltar tres días seguidos por una molesta infección de
garganta, un resfriado y temperatura le estresaba de sobremanera. Además que no
podía ni ponerse de pie porque el cuarto se movía y la dejaba tendida en el suelo.

Y sin Jeanne ahí para cuidarla, bueno, se sentía muy sola.

También estaba tratando desesperadamente olvidar que la última vez que se enfermó,
pues su hermano había estado con ella cuidándola. Hacía muchos meses de eso.

Lo que la había hecho sentirse tranquila durante esos días, a pesar de estar sola la
mayor parte del tiempo, había sido la música del reproductor de Julián. Sí, lo había
estado escuchando desde el día de la sesión de fotos hasta ese preciso momento en
que le había aparecido una advertencia de batería baja.

Sabía que su hermana menor tenía un cargador para ese reproductor y creyó
escucharla hablar en el primer piso, por lo que era suponer que ya había regresado de
la secundaria. Ojalá se apresurara, porque se había quedado en su canción favorita.

En realidad todas las canciones se llamaban "Julián", estaban ordenadas como Julián
1, Julián 2, etc. lo había notado un par de horas después de haber llegado a su casa.
Eran 23 canciones, ninguna tenía letra, sólo era música, que nunca había escuchado,
aunque ella no era una persona que escuchase demasiada música, y mucho menos
comercial, prefería seguir a los artistas independientes.

Sus canciones favoritas habían sido Julián 5, Julián 7 y Julián 9, algo en la melodía, en
la fuerza de la guitarra acústica le había llamado tanto la atención. Las había repetido
tantas veces que había perdido la cuenta.
Pero ya no podía hacerlo porque su hermana no se daba prisa.

—Lissa —gruñó y dio patadas aun acostada en la cama—. Lissa.

—Ella se acaba de ir —dijo Brandon y Brenda se quedó quieta debajo de las mantas.
Por suerte tenía cubierto todo el rostro y su hermano no iba a poder ver su expresión—.
¿Necesitas algo? —en lugar de preguntarle parecía estar ordenándole.

—¿En serio me harías un favor? —le respondió con frialdad, aun no se atrevía a salir
de campo de protección. Soltó una risita molesta—. No, olvídalo, no necesito nada.
Sólo quería hablar con mi hermana de un chico, pero esas son cosas que no puedo
hablar contigo ¿verdad?

Inmediatamente quitó las mantas de su rostro e intentó ver a su hermano, seguía


estando acostada y no sabía en dónde había dejado sus lentes, pero hizo el esfuerzo
por encontrar el rostro de Brandon y verlo directamente a los ojos.

—Hablo en serio —le dijo a su mellizo—. No te necesito.

Él no le dijo nada más y se marchó de la habitación azotando la puerta al salir. Un


segundo después Brenda se hizo un ovillo y apretó sus ojos y labios intentando apartar
el dolor. Su pecho le dolía. Nunca le había dicho esas palabras a su hermano, a
ninguno de ellos, si ella hubiera sido la que las hubiera recibido directamente, con la
frialdad con la que las dijo, probablemente se habría encerrado a llorar todo el día.

Tal vez podía disculparse con él más tarde y echarle la culpa a su estado de salud.
Pero sabía que esa excusa no se la creería, su relación estaba tan dañada que tan sólo
había hecho falta tiempo antes de que alguno de ellos saliera con ese tipo de palabras.

Apretó sus manos y sintió el reproductor de música de Julián. Gracias a su pésima


vista no podía ver cuanta batería quedaba, pero la mancha roja que aparecía en la
pantalla estaba parpadeando. Deslizó su dedo y la mancha roja desapareció, la música
siguió sonando y por suerte estaba reproduciéndose Julián 7. Desde ese momento iba
a ser su favorita.

Se quedó dormida y cuando despertó su cuarto estaba oscuro, había gritado el nombre
de cada uno de los habitantes de esa casa, pero nadie había respondido. Se sentó en
la cama e intentó encontrar a tientas sus lentes pero sólo estaba su celular. Frustrada
buscó con sus pies sus pantuflas pero al hacerlo pateó una debajo de su cama y sólo
tenía una en el pie izquierdo, decidió arrojarla también a una parte de la habitación y
ponerse de pie.

Caminó lentamente hasta salir de su habitación y bajó las escaleras tocando la pared
con una mano y con la otra usando su celular para obtener un poco de luz, aunque no
pudiese verla mucho, detestaba tanto su mala vista. Llegó hasta la planta baja y
caminó hacia la cocina, por suerte ese lugar lo conocía casi de memoria y pudo
moverse para encender la luz y poder para tomar un poco de agua.

Salió y caminó hacia la sala en donde también encendió la luz, estaba segura que sus
padres la iban a regañar por tener las luces encendidas, pero a pesar de tener 18 años
aun seguía temiéndole a la oscuridad. En realidad estaba muy orgullosa de ella en ese
momento pues se encontraba sola y a oscuras, además de no ver casi nada y no había
entrado en ninguna clase de ataque nervioso.

Todo lo contrario a lo que le había pasado 4 días atrás en la tormenta, ahí no había
sido capaz de controlarse, tuvo tanto miedo al escuchar los truenos que simplemente
intentó protegerse inclinándose y cubriendo sus oídos. Sabía que le ocurriría eso y
estuvo tratando de decirle a Israel la mayor parte del tiempo, pero al parecer él aún no
aprendía a identificar las indirectas que ella le lanzaba.

Soltando un suspiro se encaminó hacia el sofá pero antes de dar otro paso la puerta se
abrió inmediatamente quedando a escasos milímetros de golpearle el rostro. Alguien
cerró la puerta y Brenda hizo un esfuerzo por distinguir cual de sus hermanos había
entrado.

—¡Brenda! —exclamó Mark—. Hermana ¿Ya estás mejor como para estar de pie? —le
preguntó rodeándola con sus brazos y encaminándola al sofá—. Creo que tienes un
poco de fiebre.

Brenda se apoyó completamente en su hermano, que a pesar de ser menor que ella
por 3 años era unos cuantos centímetros más alto. La ayudó a sentarse aunque ella no
lo necesitara pero decidió dejarse consentir un poco.

—¿No es un poco tarde para que no haya nadie en casa? —preguntó viendo alrededor
tomando asiento a su lado. Le pasó un brazo por sus hombros y ella se acurrucó en
él.—Lissa llegó pero por alguna razón se marchó sin avisarme y Brandon también pero
discutimos y también se fue —le explicó en un susurro.

—Ya veo —dijo pensativo—. ¿Aun no han arreglado las cosas ambos? —ella sólo
negó, pero Mark vio que estaba triste—. Sabes que no es tu culpa ¿verdad? A veces
simplemente no tenemos control sobre nosotros —se rio cansado—, yo lo sabré.

Brenda levantó su rostro hacia él.

—¿Te arrepientes? —le preguntó y el volteó a verla, no estaba segura pero le pareció
que estaba sonriéndole—. De ser homosexual.

—No —negó rápidamente—, al darme cuenta que lo soy me he sentido mucho mejor
conmigo mismo. Había ciertas cosas que no entendía porque no las sentía como los
demás, ahora lo sé, y estoy muy feliz conmigo.

—¿Cosas que no sentías como los demás? —le preguntó divertida.

Mark sonrió y dio un apretón en su hombro.

—Ya sabes, cosas como besar a una chica o simplemente ver a una. Me extrañaba
que mi vista se fuese frecuentemente más a un hombre que hacia una mujer —se
encogió de hombros—, me parece difícil explicarlo.

Brenda asintió pero siguió cuestionándolo.

—Nunca te lo había preguntado pero ¿cómo te diste cuenta de tu orientación sexual?


Siempre he querido saber eso —murmuró para sí.

—No fue nada extraordinario, simplemente había un chico del que me sentí atraído y
el resto es historia. Fue cuando te lo dije a ti —le recordó y ella sonrió.

—Debo confesar que me sentí feliz de que fueses a mí a quien recurrieras, habiendo
tantas personas en esta familia decidiste venir con la hermana más loca que tienes —
ambos rieron —. Al menos no fuiste con Brandon.

—Él sería mi última opción en el universo —espetó—, y respecto a la hermana más


loca, lo siento, Lissa te ha ganado el puesto, no existe mujer más loca que ella. Hablo
en serio.
—Entonces ¿qué tipo de hermana soy? —preguntó inconforme.

—En este momento, no lo sé, antes eras muy buena consejera, pero esta mierda que
tienes con Brandon te ha convertido en una llorona. Me dan ganas de romperle la cara
cada vez que lo veo —dijo con molestia—. No sé quién de nosotros está mal.

Brenda se apartó de él y alisó su cabello con las manos.

—No quiero que te lleves mal con Brandon por mi culpa —acomodó sus manos sobre
su regazo y empezó a presionarlas, como hacía cada vez que se ponía nerviosa—. He
tratado de ocultar esta pelea de nuestros padres, no quiero que nadie se involucre.

—Pues para mi es una mierda —protestó Mark acomodando sus brazos detrás de su
cabeza—. Brandon me cae mal por ser tan estúpido.

—No digas que te cae mal tu propio hermano —dijo con pesar—. Mejor considera
molesta a una cosa en lugar de una persona.

—Bien —guardó silencio y tras unos segundos de pensarlo habló—, el amor es una
mierda.

Brenda asintió.

—Sí —le dio un golpe en la cabeza—. Deja de repetir "mierda" en cada oración —lo
regañó viéndolo fijamente, o intentándolo.

—No tienes tus lentes de contacto ¿verdad?

—No, ¿recién te das cuenta?

—Espera aquí, iré por tus lentes a la habitación.

—¿A dónde más iría si no puedo ver? —renegó pero Mark ya se había levantado del
sofá.

Apenas su hermano había subido las escaleras Brenda escuchó cuando Lissa entró a
la casa haciendo ruido, arrojó la mochila a una parte y corrió hacia ella, la abrazó y
empezó a sorber por la nariz.

—¿Debo de preguntar qué tienes? —dijo sintiéndose extraña.


—¿Soy una mala chica? ¿Soy fea? ¿No soy femenina? —preguntó sollozando—.
¿Qué es lo malo en mí?

—¿Quién y qué te hicieron? —cuestionó con tono de advertencia.

—¿Recuerdas al chico que estaba conmigo el día de la visita a la agencia de


modelaje donde trabaja Julián? —Brenda asintió—. Pues él me había pedido ser su
novia, y no hemos pasado ni una semana y ya terminó conmigo —se limpió el rostro
con una mano y embarró las lágrimas en el sofá—, y cuando le pedí una explicación
dijo que no era lo que buscaba en una chica. ¿Pues qué es lo que busca en una?
¡Maldito cerdo!

Qué bueno que te gustaba, pensó Brenda.

—Cualquier estúpido que no aprecie a mis hermanas —dijo Mark bajando las
escaleras, pero en ese momento entró Brandon y se quedó de pie en la puerta, ambos
se vieron unos segundos y él volvió a enfatizar—, cualquier hombre que no aprecie a
mis hermanas no merece ser llamado así.

Llegó hasta ellas y le acomodó los lentes a Brenda. Ella sonrió con alivio al ver todo
claro.

—Y sólo para aclararlo —comentó Brenda—. Lissa, de nosotras 3, eres la chica más
femenina, bonita y buena persona, no hay nada malo en ti, no dejes que un chico te
haga sentir menos.

—Ninguna de las dos —habló Brandon sin verlas—, dejen que les hagan eso —terminó
de hablar y subió rápidamente las escaleras.

Lissa asintió mientras volvía a secar sus lágrimas.

—¿En qué momento llegó? —preguntó Brenda.

—Da igual —Mark se sentó entre las dos—. Yo las voy a cuidar.

—Por cierto —dijo Lissa—. En 5 días cumples años ¿Qué vas a querer? —le preguntó
a su hermano.

—Cumpliré 16, no necesito ningún regalo, con un abrazo tuyo estaré bien.
—¡Fiuu! —silbó Brenda—. Qué bueno porque creo que por culpa de Julián mi cámara
ya no sirve y tendré que comprarme otra. ¿Sólo un abrazo?

Mark entrecerró los ojos.

—Sí, y por favor no intentes hacerme pastel, ni galletas ni ningún postre, siempre te
salen salados, incluso los que no llevan sal —le reclamó y Lissa soltó una carcajada.

—Pero todos los postres llevan sal ¿no? —dijo Brenda haciéndolos reír aunque ella lo
decía en serio.

—¿Y cómo salió Julián en la sesión de fotos? ¿Crees que me puedas dar una foto
para presumirla en Instagram? —preguntó emocionada.

—En primer lugar, salió genial, después de todo yo tomé las fotos y en segundo, no,
ni siquiera yo tengo una foto.

Lissa sacó su labio inferior e infló las mejillas, Mark colocó sus dedos pulgar en índice
en el rostro de su hermanita y le sacó el aire de las mejillas provocándole hacer un
sonido extraño.

—Mínimo quiero ir a una sesión de fotos ¡por favor! —pidió suplicante—. Pide que me
dejen entrar y limpio tu habitación por lo que resta del año.

—Hecho —Brenda estrechó su mano sin detenerse a pensar.

—No descansarás hasta que hayas conocido a todos los modelos del mundo
¿verdad? —preguntó Mark viendo a Lissa. Ella le sonrió enseñando todos los dientes.

—Pues se tendrá que conformar con Julián, porque es al único que conozco —señaló.

—Con Julián es más que suficiente —exclamó Lissa y Brenda sonrió. Le alegró lo
rápido que su hermanita había olvidado su "rompimiento" con aquel chico—. ¿Crees
que se quiera casar conmigo?

Mark reaccionó rápidamente.

—¿No es como 10 años mayor que tú?


—No. Son 11 años —contestó y él se dio una palmada en la frente—. Sólo que tendría
que usar unas zapatillas con tacón muy alto el día de nuestra boda. Uno de los
atractivos de Julián es su altura —la mirada de Lissa en ese momento era poesía—,
aparte de su hermoso rostro...

—Y sus ojos —interrumpió Brenda. Mark volteó a verla divertido y ella se encogió de
hombros, aunque sus mejillas se sonrojaron levemente, el muchacho le tocó el rostro y
la notó caliente. "Tienes temperatura" le murmuró al oído.

—¡Sí! Sus ojos —exclamó Lissa—. Y sus labios, daría todo por poder besarlo en los
labios aunque fuese una vez —ambos hermanos negaron al escucharla—, ya que no
pude besar a Matt. ¡Sólo en la mejilla! Jeanne sí que me tomó el pelo hace unos años.
¡Brenda! Tienes que dejarme besar a Julián y tomar una fotografía de ese momento.

Brenda negó con su cabeza y se puso de pie.

—Estás loca, no les voy a tomar una fotografía. Y préstame el cargador de tu


reproductor de música —le pidió caminando hacia donde estaba arrumbada la mochila,
cerca de la puerta.

—Está en la bolsa de en medio —le dijo Lissa.

La puerta se abrió repentinamente y dejó a Brenda aplastada.

—¡Brenda! Castaña estúpida, me dijiste que hoy sí irías a la universidad —gritó Laini
buscándola con la mirada.

Mark se puso de pie y señaló hacia la puerta.

—Es esa que aplastaste con la puerta —caminó y desapareció en el interior de la


cocina.

Laini cerró la puerta y vio a su amiga sobándose la nariz.

—¿Lo siento? ¿Ya te recuperaste? Israel me fue a buscar a mi facultad para que te
entregara esto —le extendió un sobre blanco con el logo de la agencia de modelaje—.
Me gustaría dejar de ser la mandadera de ese hombre. Ah y esta vez no leí nada.
Sin embargo se acomodó al lado de Brenda y estuvo atenta cuando ella empezó a abrir
el sobre.

En el interior había una hoja impresa y una tarjeta bancaria.

Laini tomó la hoja y empezó a leer.

—Para Brenda, bla bla, le otorgamos la siguiente tarjeta bla bla, un gusto tenerla con
nosotros —terminó y le dio la hoja con desinterés.

—¿Qué decía? —le preguntó la castaña.

—Nada interesante. Sólo que en esa tarjeta está tu paga por haber participado en la
sesión fotográfica y otras cosas aburridas. Creí que sería algo más interesante. Para la
próxima ignoraré a Israel —se quejó.

—¿A los practicantes se nos paga? —preguntó sorprendida observando el plástico


rectangular.

—A mí me pagaban en el instituto por ser la presidenta del consejo y también cuando


me involucré en los planos para el segundo edificio y se supone que ambas actividades
contaban como practicas supongo que contigo a pasado igual.

—Igual le preguntaré a Israel o mejor a Jona.

Laini le sonrió.

—¿Ya te sientes mejor? —entrecerró los ojos estudiándola—. Te noto un poco


sonrojada —le colocó las manos en las mejillas—, creo que tienes temperatura. Ve y
acuéstate —le ordenó apuntando hacia las escaleras—. Necesito que vayas mañana a
la universidad, te extraño, los descansos no son divertidos sin ti.

Brenda sonrió y la abrazó fuertemente. Cuando recién conoció a Laini no hubiera


soltado esas palabras así de fácil, sin embargo ahí estaba, yendo a visitarla en la
noche y diciéndole que la extrañaba.

—Torpe pelirroja —murmuró—. Deja que te acompañe a la parada mínimo.

—No es necesario —señaló a la puerta—. Tengo chofer.


Abrieron la puerta y Brenda asomó la cabeza, fuera había aparcada una camioneta.
Rodó los ojos.

—Entonces vete tú sola —le señaló a fuera.

—Me voy —caminó hacia la salida. Se giró hacia ella—. Descansa bien porque si no
te veo mañana en la universidad vendré por ti y te llevaré aunque estés enferma, en
pijama y apestosa —y dicho eso se fue corriendo hacia el auto.

Brenda cerró la puerta después de que el auto arrancase. Decidió que era hora de
moverse a no ser que quisiera que los demás integrantes de su familia la aplastaran
con la puerta. Tomó el cargador de la mochila de su hermana y subió a su habitación.

Conectó el cargador a la toma de corriente y después el reproductor. Lástima que no


tenía bocinas compatibles porque hubiese querido escuchar aquella música hasta que
fuera hora de dormir. Además al día siguiente que fuera a la universidad iba a tener
que entregárselo a Israel para que se lo devolviera a Julián.

***

Brenda entró corriendo a la recepción justo antes de que la lluvia la alcanzara. Se


quedó unos segundos de pie observando a través de las puertas de cristal como caía la
lluvia fuera del edificio. Esperaba que no tronara esta vez.

Se giró acomodándose la bufanda y caminó hasta la secretaria que había estado


viéndola desde que entró, había sentido su mirada al instante.

—Estoy buscando a Jona —dijo Brenda y la mujer asintió, le echó un vistazo a la


computadora y le indicó al estudio que debía ir—. Gracias —se dio media vuelta para
salir corriendo.

—No puedes correr —le gritó alguien pero ella lo ignoró hasta que llegó a las
escaleras.

Había pensado utilizar el ascensor pues iba a subir hasta el cuarto piso, pero después
de haber pasado 5 días en cama sentía la enorme necesidad de mover sus piernas.

Al llegar al piso indicado ya se había agitado y estaba empezando a toser, tuvo que
recargarse en la pared para recuperar el aliento. Aun no se había recuperado del todo.
Apoyó la cabeza en la pared y escuchó el sonido de una guitarra, prestó más atención
y la melodía se le hizo familiar. En cuanto la reconoció siguió el sonido y llegó hasta
una puerta que tenía un pequeño letrero que decía "Azul". Sin llamar antes, abrió la
puerta lentamente, tratando de no hacer ruido.

Dentro de la habitación estaba una muchacha sobre un banquillo sin respaldo, en una
de sus manos tenía unas hojas de papel y la otra mano se apoyaba en su pecho en
donde daba ligeros golpes con su dedo índice al mismo ritmo que la música. La joven
empezó a cantar con voz muy suave pero, a pesar que Brenda no sabía mucho sobre
canto, pudo distinguir que se escuchaba nerviosa. Mientras la observaba notó como
dudaba cuando trataba de hacer un agudo.

Al verla con más detalle la identificó como la modelo que Julián había acorralado en el
pasillo.

—Relájate —dijo una voz masculina. Brenda apartó la vista de la chica para
encontrarse con Julián sentado en un sillón a tan solo un metro de distancia. Él estaba
tocando la guitarra mientras veía con atención a la joven—, imagina que estás en tu
lugar favorito —ella asintió y volvió a cantar—. Intenta hacer el próximo agudo.

No pudo hacer el siguiente agudo ni el último, justo cuando tenía que hacerlo dudaba,
no tenía mala voz, pero los nervios le ganaban.

Cuando terminó la canción la joven cubrió su rostro con las hojas que tenía y negó
con la cabeza.

—Nunca podré cantar si sigo así —bajó las hojas y las colocó sobre su regazo, levantó
la mirada hacia Julián—, deja de escribirme canciones con tantos agudos. Apenas
puedo manejar el vibrato.

El modelo apartó la guitarra y se puso de pie para acercarse a ella.

—Sé que puedes hacerlos, deberías de alejar los nervios, si no puedes cantar en este
momento en que solo somos 3 ¿cómo pretendes cantar frente a miles de personas? —
Brenda asintió de acuerdo con Julián, tenía mucha razón.

—¿Nosotros tres? —preguntó la chica y Julián apuntó hacia la puerta.


Brenda volteó hacia atrás pero la puerta estaba cerrada, un segundo después captó la
mirada de Julián sobre ella y reaccionó. La habían atrapado.

—Hola —los saludó como si la hubiesen invitado a pasar—. Concuerdo con Julián,
tienes una voz muy agradable, pero los nervios te traicionan. No permitas que te
saboteen.

—Viste mi horrible actuación —se quejó la chica moviendo las piernas, dándole un
golpe a Julián en la espinilla, se quejó pero ella lo ignoró para prestarle atención a la
castaña—. ¿Cómo te llamas? Lo siento, olvido los nombres fácilmente.

—Brenda —contestó esta estrechándole la mano.

—Soy Azul, sí como el color —dijo rápidamente—. Antes de que lo menciones... —se
interrumpió para ver acusadoramente a Julián—. ¡Deja de verla así! —le reclamó y el
modelo se sobresaltó apartando la mirada de Brenda—. No es como si ella hubiese
hecho algo ilegal.

Julián apartó la mirada de ambas y señaló con el dedo a Brenda.

—Tiene una bufanda con patitos —apuntó—. ¿Quién usa una bufanda de patitos a los
18 años?

—Uy, calma, hombre de mediana edad —respondió Brenda—. Además, mi bufanda


es muy linda, seguro te mueres de envidia por tener una así.

—La verdad es que se ve muy tierna —dijo Azul acercándose para poder ver mejor la
bufanda que rodeaba el cuello de la castaña—. Aunque no combina nada con tu ropa
—finalizó.

Brenda se observó, la verdad es que no buscaba que su ropa combinara con alguna
otra prenda, por eso el abrigo café que llevaba no lucía muy acuerdo con la bufanda
azul llena de patitos amarillos de hule, pero al menos se sentía calientita. Y no iba a
desperdiciarla. Sonrió al recordar que ese había sido un regalo para su hermana mayor
pero al ver a los patitos se había negado a usarla, aun con el color amarillo.

Levantó la mirada al escuchar como Julián y Azul habían empezado a hablar sobre su
canción.
—Ensayemos la 7 —dijo Julián regresando al sillón para tomar la guitarra. La joven
rodó los ojos y se sentó de nuevo en el banquito—. No nos iremos hasta que te salga
una bien.

—Será un largo día —respondió la chica con tristeza.

Brenda se acercó hasta ellos y se sentó en el sillón al lado de Julián. Al verla, el


modelo le lanzó una mirada extraña.

—Es una práctica privada...

—¡No tienes lentes de contacto! —dijo Brenda emocionada. Toqueteó su cuello


rápidamente y se molestó cuando recordó que no tenía consigo su cámara. Buscó su
celular pero tampoco lo llevaba con ella porque había olvidado cargar la pila la noche
anterior. Se cruzó de brazos haciendo un puchero y recargó su espalda en el sillón con
molestia. Tener la oportunidad de fotografiar sus ojos y no poder hacerlo, sólo a ella le
pasaba—. Tenía que ser hoy —murmuró para sí—, maldito modelo.

—No puedes estar aquí —insistió Julián.

—No está bien —habló Azul—. Creo que me puede ayudar si hay alguien más aquí.
Trataré de esforzarme más.

—Como quieras —se rindió.

En cuando Julián tocó los primeros acordes Brenda sonrió. Esa era una de las
canciones que había estado escuchando en el reproductor del modelo, le había
gustado tanto y el poder escucharla teniendo la oportunidad de conocer la letra la hacía
feliz.

Azul abrió primero un ojo y luego el otro cuando terminó de cantar. Julián le asintió
con aprobación pero al voltear a ver a Brenda la vio con una expresión preocupada.
¿Tan mal lo había hecho? Si había sentido que lo hizo mucho mejor que la vez
anterior.

—No pensé que tuviese una letra tan triste —dijo Brenda sin ver a ninguno de los
dos—. ¿Quién la compuso? —volteó a ver a Julián acusadoramente.
Azul sonrió viendo la reacción de su amigo, él dejó la guitarra y se alejó lo más que
pudo de ella pero sin levantarse del sofá. Julián nunca hacía eso, jamás. Nadie era
capaz de poder con el carácter del modelo, él simplemente tenía que ver fijamente a
las personas para ponerlos nerviosos y hacerlos retroceder. Por eso, ahora que se
habían invertido los papeles los estaba viendo con interés.

—¿Y qué si la compuse? —preguntó el modelo y Azul rodó los ojos. Muy bien, qué
respuesta tan madura, pensó la chica.

—¡Tiene una letra muy triste! —le reclamó—. Esa me encantó. La reproduje como mil
veces.

—¿Cómo que la reprodujiste? —intervino la chica—. ¿Ya la habías escuchado?

Brenda asintió y sacó el reproductor de Julián de la bolsa de su abrigo. El modelo


intentó quitárselo pero la castaña reaccionó rápidamente y se puso de pie mientras lo
veía con burla.

—¿Se lo prestaste? —recriminó la modelo—. ¡A mí nunca me lo has prestado! Dijiste


que hay cosas secretas ahí.

—No tuve opción —se apresuró a decir.

—Aquí no hay nada secreto —dijo Brenda empezando a revisar el reproductor—. Sólo
un montón de canciones que tienen el nombre de Julián —ya había empezado a huir
del modelo que estaba persiguiéndola para poder quitarle el aparato—. Escuché todas
las canciones durante estos días que estuve enferma.

—Dámelo —exigió Julián.

Brenda negó con la cabeza retándolo con la mirada. Julián nuevamente desvió la vista
y Azul sonrió. Que esa niña no se fuera nunca porque definitivamente quería seguir
viendo esa nueva expresión de su amigo.

—Soy miembro del periódico universitario —comentó Brenda—. ¿Sabes lo bien que me
iría si meto algún secreto del famoso Julián en la sección de espectáculos locales? —
fijó la vista en el reproductor con un ligero brillo de ambición en los ojos—. El mundo
sería mío.
—No seas exagerada —comentó Julián tratando nuevamente, sin éxito, de quitarle el
reproductor—. ¿Qué mierda tengo qué hacer para que me lo devuelvas? Te lo presté
porque no quería que tuvieras una crisis nerviosa aquél día, deberías ser más
agradecida.

Ella levantó la vista.

—No digas mierda —lo regañó—. Y no pedí tu ayuda, ese día. Pero aun así, muchas
gracias. Me evitaste una ida a la clínica.

Azul hizo un puchero al sentirse excluida, no sabía de qué estaban hablando ¿acaso
Brenda sufría de alguna enfermedad? Julián era de esas personas que no se
preocupaban por cualquier persona.

—Que me lo des —volvió a decir.

—No, es tu culpa por decir que tienes secretos aquí.

—¡Yo no lo dije! —respondió levantando la voz y volteando a ver a Azul.

La chica sonrió tímidamente y se acercó a Brenda pero en lugar de tratar de quitarle el


reproductor se quedó a su lado viendo como la castaña buscaba en las diferentes
carpetas.

—Esa carpeta luce sospechosa —le dijo a Brenda y ella asintió. Abrieron la carpeta
pero no había nada por lo que siguieron buscando—. Tal vez tenga una fotografía
vergonzosa de él.

—Eso valdría oro —murmuró.

—Suficiente —dijo Julián antes de tomar a Brenda por la cintura levantándola de


suelo—. Dámelo.

Ella se removió tratando que la soltara pero no logró nada.

—Toma, Azul —le lanzó el reproductor y esta lo atrapó con dificultad.

—No sabía que hoy era día de molestar a Julián —dijo la chica viendo el reproductor,
sonrió con malicia—. Esto será divertido.
—¿Te vas a poner del lado de ella? —preguntó el modelo, incrédulo.

—¿Me vas a dejar en el suelo? —cuestionó Brenda.

—No cachetona —respondió ganándose un golpe en las costillas.

—¡Bájame! —le gritó sacudiéndose.

—No y guarda silencio, las ardillas no hablan... ¡Quieres dejar de pegarme en las
costillas! —la castaña negó.

—Aquí no hay nada —comentó Azul con desilusión.

—Les dije que podían quedarse si no hacían tanto ruido —dijo Jona entrando a la
habitación. Se quedó de pie observándolos y negó la cabeza al ver el alboroto que
tenían—. Así que todo era por ti —fijó la vista en Brenda que aun seguía entre los
brazos de Julián.

—Lo siento, Jona —dijo Azul al mismo tiempo que el modelo.

—Hola acosa... Jona —saludó Brenda con una sonrisa.

***

—Me dijeron que venías a verme —dijo Jona sentándose en su silla detrás del
escritorio. Brenda asintió dejándose caer en una de las sillas disponibles y Julián no
tuvo más remedio que sentarse a su lado. Azul se había quedado en su habitación
ensayando las canciones.

—Sí, verás —empezó Brenda sacando de su abrigo la tarjeta bancaria que le habían
dado en la agencia, la dejó sobre el escritorio y la señaló mientras hablaba—. Hoy en la
mañana revisé la tarjeta sólo por curiosidad y creo que se han equivocado. Estoy
pensando que esta no es la mía porque tiene una cantidad de dinero que no creo se le
paga a un practicante.

Jona asintió serio pero antes de que pudiera hablar Julián lo interrumpió.

—Es cierto —habló el modelo luciendo pensativo—. Hace un par de días que consulté
me tarjeta también tenía una cantidad de dinero que no me corresponde. Te envié un
correo electrónico para avisarte. Probablemente la agencia cometió un error.
Su representante asintió y de un cajón del escritorio sacó dos revistas dejándolas con
la contraportada hacia arriba, las acercó a ellos y los invitó a tomar las revistas.

Brenda fue la primera en tomarla y ahogó un grito al ver la portada, al ver su reacción
Julián tomó la otra revista, que en realidad era un catalogo, y al voltearla desvió la
vista.

—Las fotografías de Brenda fueron utilizadas —anunció Jona—, y no solo dentro del
catalogo, sino que nos pidieron la autorización para utilizar una de esas fotografías
para la portada. Los malditos me despertaron a las 3 de la madrugada para hablar al
respecto —dijo molesto—. A las 5 de la mañana ya estaba firmando papeles. Por eso
es que tienen dinero en sus tarjetas.

—¿Por qué no me dijiste nada? —preguntó Julián intentando ocultar su felicidad.

—Porque estabas en cama con fiebre y no sé qué otras cosas más —lo acusó—.
Además que soy tu representante y puedo tomar esas decisiones sin importarme un
comino tu palabra.

Jona en realidad no era un mal representante, pero por el trabajo a veces solía
estresarse y ponerse de mal humor, más si no fumaba sus cigarrillos, cosa que Julián
no le dejaba hacer mucho menos en la agencia.

—Deberías estar feliz igual que ella —señaló a Brenda que había subido los pies a la
silla y escondía su rostro con los brazos.

—No luce muy feliz —murmuró Julián y se acercó un poco a ella—. ¿Estás llorando?

—Por supuesto que no —respondió en voz baja—. Estoy tratando de no hacerlo.

—Por cierto, niña —habló Jona haciendo que Brenda levantara su rostro—.
Probablemente Israel estará un poco molesto, te sugiero que le lleves esto —le acercó
una caja blanca de cartón y la muchacha lo observó extrañado esperando que
prosiguiera—. Me imagino que estará molesto cuando se entere que ninguna de sus
fotografías fueron elegidas para el catalogo, aun no se lo he dicho, pero todas las que
incluyeron fueron tuyas. Incluso decidieron usar 4 fotografías de las que tomaste en la
lluvia, eres una niña con suerte.
Brenda se puso a hojear el catalogo hasta que llegó a la sección de ropa masculina o
más bien debieron llamarla la sección de Julián pues se encontraba él, después un
modelo desconocido y de nuevo Julián, así en cada página. Regresó rápidamente a la
portada y la observó con detenimiento, en realidad tenía ganas de llorar, la que usaron
era la "foto libre" que le había tomado al final, aquella donde Julián salía sonriendo sin
ver a la cámara; tenía la mirada ligeramente inclinada, las gotas de agua caían de su
cabello y sujetaba la chaqueta como si estuviera a punto de quitársela.

Seguía sin creérselo.

—Tú debes estar agradecido —comentó Jona viendo a Julián—, tenías rato sin
aparecer en una portada. La buena noticia...

—¿Hay más cosas buenas? —preguntó Brenda con los ojos brillosos.

—Sí. Los quieren a ambos —los señaló—, para una nueva campaña y así como
vamos, probablemente, habrá mucho trabajo para ustedes muy pronto —el hombre
apartó la vista y revolvió unos papeles, unos minutos después los vio y frunció el
ceño—. Ya pueden irse —les ordenó y ambos se pusieron de pie.

Brenda tomó la caja blanca, su tarjeta junto con el catalogo y se apresuró a salir
apenas despidiéndose torpemente. Estaba tan feliz que quería llegar a contarle a su
familia todo lo que le había pasado. Pensar que había estado molesta por todas las
clases que había perdido a consecuencia del resfriado la hacía reír en ese momento.

***

—¿Hablas en serio? —preguntó Israel con sorpresa, tenía una enorme sonrisa que
Brenda dudaba que la noticia le hubiese sentado mal. Ella asintió en respuesta y su
amigo se apresuró a abrazarla separando sus pies del piso y sacudiéndola hacia los
lados—. ¡Felicidades! Te lo mereces, no hay nadie más que se lo merezca más que tú.

Ella le devolvió el abrazo y se separó de él.

—Deberíamos entrar a la agencia, aquí hace mucho frío —sugirió la castaña metiendo
sus manos en los bolsillos de su abrigo.
Durante toda la tarde del día anterior Brenda estuvo tratando de contactar con Israel y
cuando lo consiguió quedaron de verse en la agencia al día siguiente, pues él aun tenía
que hablarle sobre el estado de su cámara.

Aunque fuese increíble en ese momento no le importaba mucho su cámara pues aun
estaba feliz de la noticia que había recibido el día anterior y con el apoyo que había
obtenido en su casa aun se sentía en las nubes.

—Primero vamos a entrar a ver una sesión con un fotógrafo extranjero, te sugiero que
prestes atención —le avisó Israel con ánimo—. Después saldremos a cenar a donde
quieras para celebrar.

Brenda sacudió su cabeza al escucharlo decir aquello y sintió una incomodidad en su


estómago, decidió no prestarle atención y asentir con una sonrisa.

Caminaron hasta llegar al estudio en donde el equipo se estaba preparando, aun no


estaba el fotógrafo ni los modelos por lo que supuso que era temprano pero aun así el
ambiente se sentía muy tenso, las expresiones del staff lo decían todo.

—Iré por unas botellas de agua, vuelvo en seguida —anunció Israel—, si quieres ve
agarrando asiento.

Él desapareció y Brenda buscó con la mirada algo con qué entretenerse. Sobre una
mesa vio algo familiar y se apresuró a correr.

Julián se acercó a la mesa que estaba frente a él para tomar el guión que Jona le
había dejado. Al levantar la vista vio como Brenda se apresuraba corriendo hacia su
dirección. La chica llegó y dejó caer sus manos sobre la mesa para soltar unas
palabras extrañas.

—Aquí estás. Juro que nunca me alejaré de ti. Eres mi único amor.
Capítulo 09

¿La fotografía?

Julián se quedó consternado ante la forma de expresarse de Brenda hacia un objeto


inanimado. La muchacha se había acercado como bólido a la mesa en donde se
encontraba su cámara y la había tomado con sumo cuidado para envolverla en sus
brazos como si de una persona o animal se tratase.

—Te extrañé tanto —dijo sin apartar sus ojos de la cámara y haciendo una voz melosa,
segundos después empezó a revisarle con detenimiento.

Él sonrió mientras pensaba en que jamás creyó conocer a alguien más extraño que
Jona pero ahí estaba Brenda, vaya loca.

Se concentró en el guión que le había dejado su representante, llevaba tanto tiempo


insistiéndole en que lo revisara que ya estaba harto, se lo dejaba en todos lados con la
intención de que alucinara, una vez incluso se lo había dejado sobre la taza del baño.
Cuando Jona se lo proponía podía ser un dolor de cabeza.

Con resignación empezó a revisar el guión al mismo tiempo que caminaba. Llegó hasta
el sofá que habían acomodado especialmente para él, como en cada estudio
fotográfico de esa agencia. Ya que él era uno de los modelos más solicitados la
agencia tenía miedo de perderlo antes de tiempo —aunque ya la quedaran pocos
meses— y le cumplían prácticamente cualquier capricho, como acomodarle su sofá.

Se dejó caer y segundos después sintió un peso extra cerca de su brazo izquierdo. Sin
levantar la mirada supo que se trataba de Brenda, a pesar del poco tiempo que llevaba
de conocerla ya sabía reconocer el olor de su perfume.

—¿Qué es eso? —le preguntó la castaña señalando el guión.


—Es un sofá individual —ignoró su anterior pregunta mientras se removía para que ella
se bajara del reposabrazos—. Atrás hay más sillas —le indicó con un movimiento de
cabeza.

—¿Quieres que te traigan una silla? —le preguntó con diversión.

¿Hasta cuándo dejaría de molestarlo? No sabía si ella lo hacía intencionalmente o qué,


pero le estaba empezando a incomodar que siempre estuviera molestándolo.

—Quiero que te vayas hacia allá —indicó.

—Aquí logro distinguir mejor, gracias —cruzó ambas piernas sobre el reposabrazos y
apoyó su brazo sobre la cabeza de Julián—. Israel me dijo que prestara atención a este
fotógrafo porque supuestamente es muy bueno. Si me voy hacia atrás no lograré
apreciar el trabajo, estar a esta altura me beneficia. Ya sé que quieres que me vaya allá
por mi comodidad pero puedo soportar estar aquí durante unos minutos.

Él estaba intentado fuertemente no hablarle de forma maleducada, sobre todo porque


había bastantes personas alrededor y hacía años que no armaba ninguna escena, no
quería que esa niña fuese la responsable ahora. Mejor contaría hasta 100 o el número
que fuese necesario para relajarse y esperar hasta que Brenda se cansara de estar en
esa posición. Seguro no tomaría tanto pues aparte de estar sentada en el reposabrazos
estaba usando una falda lo que la haría ponerse incomoda en poco tiempo.

Pensándolo ¿por qué usaba tantas faldas? Ya hacía bastante frío como para estar
vistiendo tan descubierta además que era tan ocurrente como subirse a los hombros de
las personas con tal de conseguir una buena fotografía, incluso la había visto subir a la
rama del árbol en donde estuvieron haciendo la sesión de fotos la semana anterior.
Debería considerar mejor su forma de vestir si va a ser así de intrépida.

—Aquí tienes —apareció Israel al lado de la castaña entregándole una botella. Bien,
ahora él se la llevaría a otro lado. O el muchacho sería tan tonto como para acercar
una silla y dejar a Brenda en el mismo lugar, al lado de él. Según había dicho que se
quedarían allí porque tendrían una buena vista.

Suspiró, estaba seguro que pronto se irían de allí. Ambos.


Siguió leyendo el guión y los demás escritos anexos. Se trataba de un spot publicitario
para televisión, había salido una nueva línea de fragancias masculinas y querían que
Julián las presentara. La idea no le gustaba porque ya había hecho más de 10 spots
con la misma temática. Primero aparecía bien vestido, se encontraba con una mujer
hermosa, la llevaba a una habitación y terminaban semidesnudos en la cama, al final
aparecía la imagen del perfume con algún lema absurdo. No quería aceptarlo pero
Jona de una u otra forma lo obligaría a hacerlo. Tomó la pluma que estaba entre las
hojas y marcó con una pluma que aceptaba.

—Qué desagradable —musitó Brenda con molestia—. ¿Es necesario que se vista así
y tenga a 6 mujeres semidesnudas a su lado? ¿Acaso yo tendré que vestir con pieles y
tener a hombres súper musculosos para llamar la atención? —sonaba cada vez más
descontenta—. No gracias, quiero que me reconozcan por mi fotografía no por mi
dinero.

—Él es muy reconocido —dijo Israel con nerviosismo. Ese hombre siempre parecía
nervioso—. Deberías ver su fotografía antes.

Julián vio de reojo a la castaña que negaba con desaprobación.

—Alguien que tiene un talento en la fotografía no debería vender su imagen de esa


forma. Me molesta, luego nos etiquetan a todos por igual —dirigió su vista hacia
Julián—. ¿Tú lo conoces?

Él fijó su vista hacia el frente para ver al estrafalario hombre que acaba de entrar, le
parecía un personaje sacado de una película futurista. A decir verdad con su imagen
parecía más un hablador que un buen fotógrafo y él sabía de buenos fotógrafos, había
tenido tantos que no podía ni contarlos con todos los dedos de los presentes, pero ese
tipo definitivamente no lucía como uno.

—No lo conozco —respondió ante la insistente mirada de la castaña.

—Seguro no lo conocen ni en su casa. Oh, espera, no me digas que porque es


Europeo es bueno, porque siempre suelen decir eso —se cruzó de brazos—. Los
latinoamericanos también somos buenos.

—Ahora eres tú la que está etiquetándolos —dijo Israel.


—Es Europeo ¿verdad? —preguntó e Israel asintió con timidez.

El muchacho apartó a vista de la castaña y ella volvió a quejarse de la


sobrevaloración de los fotógrafos europeos. Cuando estaba por regresar la vista al
guión Jona se acercó a él y le extendió la mano exigiéndole algo silenciosamente, el
modelo levantó la ceja.

—Dame tu celular —le pidió y él se apuró a entregárselo—. Ayer no actualizaste


ninguna de tus redes.

Julián no era fanático de las redes sociales, la página de Facebook o su instagram ni


siquiera las había hecho él, de hecho habían pasado un par de meses antes de saber
las contraseñas para entrar y por ello casi no actualizaba nada, le parecía sumamente
aburrido perder el tiempo publicando fotos o frases para ganar seguidores. Aun así
aunque no le dedicaba tiempo era uno de los modelos con más "Me gusta" y sus
seguidoras le reclamaban contenido. Por eso era común ver a Jona con su celular para
fotografiar y actualizar sus redes.

Sin apartar la vista del guión escuchó el ruido que hacia su celular al tomar una
fotografía, después de unos minutos el aparato aterrizó en su regazo.

Movió su cabeza pero el brazo de Brenda aún seguía reposando sobre él. Ya habían
pasado como 10 minutos ¿Por qué no se alejaba de una buena vez?

Resignado sintió como su celular empezaba a vibrar, siempre pasaba eso cuando
había una actualización, sus seguidoras comentaban las publicaciones durante una
media hora de forma muy continua y después unos cuantos durante todo el día. Lo
guardó en el bolsillo de su pantalón sin tomarle importancia.

—No veo acción, me voy a dormir —se quejó Brenda.

—Ya va a empezar, guarda silencio —le dijo Israel antes de fijar su vista en frente y
no apartarla.

—Debería irme de aquí —murmuró.

¡Por favor! Gritó internamente Julián, aún tenía el brazo de ella sobre su cabeza y le
estaba cansando el cuello.
El hombre empezó a presentarse sin verse natural al hablar, en algún momento dijo su
nombre pero no le prestó atención, él mismo se daba aires de grandeza y las mujeres a
su alrededor reían y aplaudían emocionadas como si fuese un Dios. A pesar de que él
no era fotógrafo se sentía decepcionado que todos hubiesen estado tan tensos y
emocionados por ese tipo que no parecía tener talento, esperaba que se dejara de
palabrerías y se apresurara a mostrar su trabajo.

Tardó casi media hora en comenzar a tomar fotografías, y después de iniciar se había
quejado acerca de la escenografía. Los miembros del staff movieron todo nuevamente
para que el fotógrafo estuviera cómodo pero poco apreció el esfuerzo, siguió en su plan
de diva hasta que terminó con las fotos.

Todos los presentes —a excepción de Brenda y él— corrieron para poder apreciar las
fotos de más cerca.

—Es un asco de persona —dijo Brenda.

Julián asintió y él sabía lo que era ser llamado así.

—Brenda, ven —la llamó Israel.

—No gracias —respondió ella sin interés.

—Deberías ir a verlas, podrías tomar como referencia que No hacer —dijo el modelo
con diversión.

—No tengo nada que ver cuando usó su cámara en automático. Apuesto a que mi
amiga toma mejores fotografías que esas.

—Bueno, espero que en el futuro no te vuelvas una persona como él.

Brenda sonrió.

—Por fortuna tengo familia y una amiga que se encargarán de regresarme los pies a
la tierra en caso que empiece a darme aires de grandeza —de pronto ladeó la cabeza
viéndolo—. Tú no tenías a nadie que lo hiciera por ti ¿verdad?

Julián se puso de pie haciendo que la castaña casi besase el piso. Bajó la vista para
verla levantarse apoyándose en el sillón. Al estar de pie le lanzó una mirada asesina.
—Me estabas acalambrando el cuello —se defendió empezando a mover su cabeza
hacia los costados.

—Que nene —soltó Brenda para alejarse de él. La siguió con la mirada hasta que salió
del estudio.

—¿Ya lo averiguaste? —preguntó Israel repentinamente provocándole un susto. Volteó


a verlo con molestia pero el muchacho pareció no percatarse de ello pues estaba
esperando una respuesta de él—. Dime que sí, mientras pronto lo tengamos mejor.

—Ni siquiera sé que tenía que hacer —murmuró sobándose el cuello.

—El color favorito de Brenda —gruñó molesto—. Tu trabajo era averiguarlo.

Ah, cierto. Eso.

—Yo nunca me comprometí a nada con ustedes. Si tú y Jona quieren sorprenderla,


bien, háganlo y dejen de arrastrarme con sus estupideces, ni me agrada tanto la niña
como para perder mi tiempo con ella.

Israel negó molesto y se alejó caminando hacia la mesa, echó un vistazo antes de
ponerse a buscar como desesperado, movió el mantel y revisó debajo de la mesa. Se
acercó corriendo a él, el miedo estaba tatuado en su rostro.

—¿Dónde está la cámara? —preguntó al borde de un ataque—. ¡Dónde!

—Brenda la tomó —respondió sin interés.

El color desapareció de su rostro al escucharlo decir aquellas palabras.

—¿Ya se dio cuenta que no sirve? —le preguntó con nerviosismo, Julián se encogió
de hombros—. ¡Dime!

—Yo que sé —renegó alejándose de él.

Brenda entró hecha una furia al estudio y se dirigió hacia donde estaba él, pero pasó
de largo y se fue a discutir con Israel. Tenía el rostro rojo mientras hablaba y señalaba
frenéticamente a la cámara que colgaba de su cuello, el muchacho no sabía ni como
calmarla, le pareció gracioso que ella tuviera tanto poder sobre él, sobre todo
considerando que era mayor y además su profesor. Algo así le había dicho Jona.
Los miembros del staff empezaron a desalojar cuando el fotógrafo fue invitado a un
recorrido por los alrededores de la agencia. Hasta ese entonces Julián pudo salir de ahí
pues Jona le había pedido que se quedara para no ser grosero. Le valía lo que
pensaran de él pero su representante lograba mantenerlo a raya.

Caminando por el pasillo Jona le hizo una pregunta que lo hizo soltar un suspiro de
frustración.

—¿Ya sabes cuál es el color favorito de Brenda? —preguntó.

—No, ya dije que no lo iba a hacer —respondió sin dejar de caminar por el pasillo—.
Que lo haga Israel, él es muy cercano a ella. No entiendo por qué debo hacerlo yo.

—Porque fue gracias a ella que tienes una larga lista de trabajo, incluso para el año
entrante —dijo seriamente—. Desde que salieron las fotografías (y debes tomar en
cuenta que aún no han salido al público) han estado llamándome para que presentes
nuevas marcas de ropa. Admítelo, tenías tiempo sin ser tan cotizado.

—Varias agencias me habían pedido —renegó apresurando el paso. Se estaba


hartando que Jona le echara en cara que gracias a Brenda había conseguido trabajo.

—Sí, te pedían lo normal, ahora quieren mucho más de ti. Aun no sé por cuales
decidirme —por el tono de su voz parecía estar molestándose, por su salud esperaba
que no se enojara—. Haz un simple acto de agradecimiento por alguien ajeno a ti, no te
hará daño.

Y sin decir nada más lo adelantó dejándolo solo en el pasillo.

Tocó la puerta de Azul un par de veces antes de que la muchacha le abriera. Ella
acababa de terminar una sesión de fotos de temática gótica por lo que su rostro estaba
maquillada con tonos muy oscuros, en ese momento estaba quitándose la pintura de
labios con una toalla.

—Hola, Julián —le saludó la muchacha con la toalla aun sobre los labios. Tenía los
ojos brillando y eso solo podía significar que la sesión había sido muy buena, eran
raras las veces cuando ella quedaba satisfecha, solía ser muy exigente consigo misma
y le preocupaba cuando empezaba a sobre esforzarse, después de eso venían las
enfermedades algo muy molesto cuando trabajas como modelo—. Pasa, no creí que
fueras a venir a la agencia. Habías dicho que no tenías trabajo para hoy.

—No tuve —respondió cerrando la puerta detrás suyo—. Pero Jona me obligó a venir
por el fotógrafo ese que vino a hacer berrinche. ¿Quieres ir a comer?

Azul asintió rápidamente y apartó la toalla de sus labios para verse en el espejo, fue
gracioso que sus labios habían quedado con un tono azulado. El problema del buen
maquillaje era precisamente ese, aun con las lociones para desmaquillar solía ser difícil
de remover.

—¿Tienes problema que salgamos así? —le preguntó la muchacha apuntando a su


rostro.

—No —sonrió de lado—. Los del restaurante dirán que al fin te has puesto a trabajar.

La muchacha le enseñó la lengua para sonreírle.

—Sólo deja me arreglo el cabello, definitivamente no quiero salir con este arreglo de
muñequita de porcelana —señaló su cabello negro sujeto en dos colas altas. Se
apresuró a quitarse los accesorios y deshizo el peinado para tomar una liga y hacerse
una cola con el cabello desordenado. Lo revolvió mientras movía su cabeza de un lado
a otro para verse en el espejo.

Julián le sonrió.

Azul era su mejor amiga en la agencia y prácticamente de todo. Aunque cuando se


habían conocido ella le había declarado amor eterno como una alocada fanática, la
chica tenía 12 años, al volverse modelo se había propuesto a hacer una sesión de fotos
con él cuando fuese lo suficientemente buena. Lo había dicho tan decidida que Julián
le tomó cariño y la había invitado a salir, pese a la diferencia de 5 años de edad,
después de un tiempo ella prácticamente lo había rechazado diciéndole que estaba
siendo una distracción para su meta.

Ahora cuando recordaban eso ambos reían como tontos.

—¿Y por qué has venido a buscarme? —le preguntó la muchacha repentinamente
cerca. Se dio cuenta que ella ya había tomado el abrigo y su bolso.
Sí, el favor. Lo había olvidado.

—Te digo en el restaurante —le dijo y Azul sonrió como si esperara que le pidiese algo.

Ambos salieron del cuarto para escuchar los gritos de Brenda. Caminaba por el pasillo
con los brazos cruzados y veía fijamente a Israel con serias intenciones de asesinarlo.

—¿Cuántas veces tengo que pedirte disculpas? —le preguntó a la castaña y ella
entrecerró más sus ojos, un poco más y los cerraba completamente.

—Te estuve preguntando si se había descompuesto y me jurabas que no —le


reclamó—. Ya me había hecho la idea que no saldría ilesa de esta, pero ¡ni siquiera
prende! Estoy segura que no le entró tanta agua como para quedar así.

—Debes admitir que es una cámara un poco vieja —murmuró el muchacho y Julián y
Azul negaron con la cabeza. No debió haber dicho eso.

—Vieja... ¡Vieja tu suegra! —gritó con las mejillas encendidas—. La compré hace un
año y medio con mis ahorros, me costó casi un ojo de la cara ¡literal! Casi me encajó
una rama para poder sacar la fotografía que me dio el dinero para completar el costo.
La obtuve con mucho esfuerzo no era vieja ni mala. Era mi preciada cámara y la
asesinaste mientras revisabas que funcionara.

Azul dio un par de pasos al frente cuando Brenda se acercaba.

—Hola —la saludó con amabilidad y la castaña volteó a verla sorprendida—. ¿Me
recuerdas? Soy Azul.

Brenda le sonrió.

—Claro que te recuerdo —respondió. Notó como se le quedaba viendo fijamente a su


amiga. Algo que había notado de Brenda en el poco tiempo que llevaba de conocerla
era que cuando le llamaba algo la atención no se preocupaba por ser discreta, como en
ese momento. Se había acercado demasiado a Azul y si no supiese la situación podría
pensar que intentaba besarla, pero sabía que estaba viendo sus ojos—. Tus ojos son
como dorados.

Azul se sonrojó ante la cercanía y dio un paso hacia atrás.


—Me han dicho eso —dijo con timidez.

Brenda sacudió su cabeza como si hubiese salido de un trance y le sonrió.

—¿Puedo fotografiarlos algún día? —le pidió con un tono tierno.

Azul asintió con fuerza.

—Íbamos a comer ¿Quieren venir? —les preguntó la modelo.

—No puedo. Tengo que revisar precios de cámaras —dijo Israel manteniendo la mirada
fija en Brenda. Ella solo asintió sin voltear a verlo.

—Yo sí, tengo hambre. Sólo perdí mi tiempo hoy —habló con fastidio.

—Que bien. Julián paga —dijo Azul, emocionada para empezar a caminar con Brenda
a su lado.

Ni siquiera le había preguntado si podía invitarlos, a veces parecía invisible. Antes de


caminar hacia ellas sintió un tirón en el hombro y volteó hacia atrás para ver a Israel
deteniéndolo.

—Su color favorito —le recordó.

Sacudió su brazo y se alejó.

***

Brenda se adelantó a entrar al restaurante por lo que Julián tomó esa oportunidad para
hablarle a Azul.

—¿Qué tengo que hacer para que le preguntes el color favorito a esa ardilla? —
preguntó susurrándole al oído.

La modelo levantó una ceja y vio con interés hacia Brenda que ya había entrado.

—¿Ardilla? —preguntó con diversión.

—Hablo en serio.

Ella suspiró
—Quiero que me prepares Lasaña vegetariana el próximo fin de semana —pidió y
Julián asintió rápidamente.

—Hecho, ahora pregúntale cuanto antes —estrecharon sus manos y entraron al


restaurante.

Brenda ya había tomado asiento en una de las mesas cercanas a la ventana y tenía la
vista sobre un celular. Estaba escribiendo con rapidez y una sonrisa traviesa en el
rostro. No quería saber quién se encontraba del otro lado de la pantalla.

Segundos después sintió su celular vibrar dentro del bolso de su pantalón. Sí, había
olvidado que tenía que revisar las notificaciones de la foto que había subido Jona a sus
redes sociales.

Una vez que ordenaron Azul empezó a hacerle plática a Brenda sobre una sesión de
fotos que tenía y quería que la ayudara a elegir el color de un vestido.

—Siempre escojo mi color favorito —comentó la modelo—. Irónicamente es el azul.

Ambas rieron.

—Yo también, incluso para lo más tonto elijo el morado —respondió Brenda y siguió
hablando acerca de un producto para el cabello que había elegido basándose en el
color del envase y cuando lo usó este empezó a aclararle el cabello.

Julián dejó de prestarles atención para mandarle un mensaje a Jona. Solo había puesto
"Es el morado. Ahora déjenme en paz".

Lo que iba a ser una comida entre él y Azul se había vuelto una plática de chicas entre
ellas y él había sido completamente ignorado. Cuando salieron del restaurante y se
despidieron Azul había dicho que esperaba tener otra tarde como esa. Julian deseaba
todo lo contrario.

***

Cuando llegó a su casa decidió tomar una ducha rápida y descansar. Para su mala
suerte no fue suficiente con haber averiguado el color favorito de Brenda sino que
también Jona lo estaba obligando a ir con ellos al día siguiente a comprarle el regalo
para agradecerle a la castaña por su buen trabajo.
Como si esos dos no pudiesen elegirlo. En todo caso si querían una tercera opinión
podían pedirle eso a una mujer, tres hombres yendo a comprar un regalo para una
chica no parecía una buena idea, podía hacer una lista enumerando en una escala del
menor a mayor porque no era una idea viable y mandársela a su representante pero no
valía la pena el esfuerzo si de todos modos Jona iría y lo arrastraría con ellos. Lo había
hecho anteriormente, desde que tenía 8 años.

Aun recordaba el día que recibió la noticia de que era diabético. Había entrado en una
fuerte depresión y descuidó su salud. Perdió varios trabajos por no llegar a las citas,
estaba decayendo pero Jona fue a su casa y lo sacó arrastrando, cabía recalcar que
Julián tenía 22 años en ese entonces por lo que no creyó la amenaza de su
representante cuando lo llamó. Pero entonces se había presentado en su casa
rompiendo la puerta principal y sacándolo literalmente a rastras de su cama. Lo había
llevado en pijama a la agencia y lo obligó a posar así.

Por esa y muchas más razones obedecía y respetaba a Jona, había estado con él en
los momentos más difíciles de su vida, que eran los que más importaban. En los
mejores momentos siempre estaba rodeado de falsas personas.

Después de la ducha se dejó caer sobre su cama se sentía tan cansado que estaba por
quedarse dormido pero de nuevo su celular empezó a vibrar y recordó que debía
revisar sus notificaciones. Respondía algunas al azar y a otras les daba "Me gusta"
para que sus seguidores vieran que se interesaba por ellos. Así lo había obligado Jona.

Tomó el celular y entró a su página de Facebook.

Entrecerró los ojos por la luz de la pantalla y para no lastimarse la vista encendió la luz
de la habitación antes de revisar lo que Jona había publicado. Una vez que su vista se
acustumbró revisó la fotografía y sintió la necesidad de gritarle a su representante.

Los comentarios debajo de la fotografía casi no variaban. La mayoría preguntaba:

"¿Ella es tú novia?"

En la foto estaba él sentado en el sillón con Brenda apoyando su brazo sobre su


cabeza y haciendo una señal de "amor y paz". Aunque ella no estaba viendo a la
cámara definitivamente se había dado cuenta que Jona estaba tomando la fotografía
pues tenía una sonrisa burlona mientras mantenía la vista hacia abajo, como si
estuviera leyendo el guión con él.

Leyó los comentarios con más "Me gusta", el primero era de Jona y escribió:

"Linda pareja"

El segundo era de Brenda Ramírez.

"Me encanta como salgo en esa foto, lástima que esté ese rubio arruinando mi
imagen" seguido de un monito que parecía estar llorando.

Esos dos.
Capítulo 10

¿Gemelas?

Su plan original había sido hacer acto de presencia y marcharse de ahí cuanto antes
pero no contaba con que Jona le pidiera las llaves de su auto para dar una vuelta y
repentinamente tuviera que ir por "negocios" a la agencia, por lo que ahora estaba
obligado a esperarlo ahí hasta que terminara los "negocios", sí claro. Su representante
siempre se las ingeniaba para hacerlo aparecer en público con frecuencia y qué mejor
que ir a la galería universitaria para ver una exposición de obras de arte de sus
estudiantes. Si alguien lo reconocía allí y le tomaba algunas fotos los medios de
espectáculos podían hacerle un artículo en donde pensaran que se interesaba por eso.

No le interesaba mucho el arte y menos en pinturas tan raras como esas, no podía
entender como un rayón en una hoja blanca podía ser considerado arte o una pintura
de una mujer muy bonita pero con nariz gigante. No los entendía ni siquiera entendía el
título de las obras. Llevaba casi una hora ahí y ya había recorrido todo el primer piso
con la esperanza de encontrar algo bonito, pero había escasas cosas que le llamaban
la atención como para quedarse observándolas más un par de minutos. Aun le faltaba
el segundo piso pero tenía miedo de encontrar cosas más traumatizantes. Resignado
lanzó un suspiro y empezó a dirigirse a las escaleras que se encontraban del otro lado
de la galería.

—¿Dónde está? —preguntó un hombre que vestía traje y buscaba con la mirada y
rostro preocupado a alguna persona—. Hace un par de minutos la tenía a mi lado y
desapareció.

Se acercó al hombre, podría haber perdido a su hija pues había visto a un par de niños
corriendo entre las piernas de las personas. Antes de preguntarle qué pasaba otro
hombre se acercó y se encogió de hombros.

—No encontramos a la muchacha y me apena decir que no recuerdo su nombre para


mandarla a buscar —informó el otro hombre que también iba vestido de traje oscuro.
—No es tan difícil encontrarla, llevaba muchas cosas cargando y la cámara junto con el
gafete de prensa colgando del cuello —exclamó el hombre con desesperación viendo
hacia todos lados—. Sino la encontramos estaremos perdidos y todo será su culpa —
apuntó al hombre que había llegado—. Les pedí que contrataran a un fotógrafo desde
la semana pasada, si hubiesen hecho su trabajo no estaríamos en esta situación.

—Encontraré a la muchacha, señor —dijo el otro antes de salir de nuevo.

Bueno, si no era un niño perdido no le importaba. Siguió con su camino hasta llegar al
segundo piso. En esa parte las luces estaban con menos intensidad y mientras
avanzaba se oscurecía poco a poco. Eso era mucho más interesante que las pinturas
de abajo y aunque seguía habiendo cosas sin forma ni sentido para él la mayoría
estaban hechas de colores que brillaban en la oscuridad. Hubo una secuencia que
llamó mucho su atención, se trataba de una silueta femenina de espaldas sobre un
fondo negro, había líneas bifurcadas de color rojo que apuntaban a diferentes
direcciones dando la apariencia de ser ramas de árboles secos, mientras avanzaba en
el pasillo la secuencia avanzaba con él; la silueta de la mujer que estaba llena de
muchos colores pero sobresalía el morado parecía estar dándose la vuelta con el pasar
de los cuadros pero al mismo tiempo el plano entero iba reduciéndose hasta terminar
en uno cerrado centrando fuertemente la atención en unos ojos castaños muy
penetrantes. Se inclinó para poder leer el nombre de la obra pero solo ponía "BB" y el
nombre del autor era un tal Kris O'B.

Siguió observando las demás pinturas, hubo bastantes que le llamaron la atención y
cuando revisaba al autor siempre era el mismo. Lo interesante es que no manejó todas
sus obras con una sola técnica, sino hubiese revisado el nombre del autor bien pudo
haber creído que eran diferentes personas quienes las habían hecho, a pesar que él
no era un apreciador del arte le parecía bien que un autor no se estancara en una sola
técnica, la mayoría de los artistas más "famosos" terminaban por reproducir el mismo
arte una y otra vez porque ese era el que les funcionaba, por lo menos ese Kris
disfrutaba de su arte, o eso parecía.

Estaba por terminar de recorrer el segundo piso de la galería cuando escuchó un fuerte
estruendo en el piso de abajo, se acercó al barandal para poder observar. Las
personas se habían reunido en la entrada haciendo filas a cada lado de la puerta
mientras un hombre entraba saludando a todos con una falsa sonrisa y las personas le
aplaudían con ánimo.
A lo lejos pudo ver a los dos hombres con los que se había topado antes que guiaban a
una muchacha que tenía una cámara frente a su rostro, tal y como habían dicho, la
chica iba cargada con muchas cosas sobre la espalda, supuso que si Brenda tuviese
todo el equipo fotográfico también la vería de esa forma, pero por ahora ni contaba con
una cámara fotográfica ya que Israel la había descompuesto "accidentalmente"
mientras la revisaba. Julián más bien pensó que el muchacho ni sabía arreglar
cámaras.

Continuó con su recorrido y al terminar tomó su celular para exigirle a Jona que fuese
por él porque ya estaba harto de esperar. Para la otra le negaría en rotundo cuando le
pidiera su auto, se tragaría las llaves si fuese necesario pero no volvería a dejárselo a
su representante.

—Joder, que molestos resultaron ser, ni que me hubiesen pagado una cantidad
exagerada —murmuró alguien pero Julián no prestó demasiada atención pues estaba
esperando a que Jona le respondiese. Notó que alguien chocaba con su espalda pero
lejos de decirle algo sólo se apartó un poco y siguió pendiente del celular—. Oh, vaya
—dijo la persona con diversión.

Julián soltó un par de maldiciones antes de colgar el celular y guardarlo en el bolsillo


del pantalón.

Enseguida sintió una presencia a su lado y cuando empezó a hablar la reconoció.

—Hola a todos, me encuentro reportando desde la galería de arte universitaria


Blancarte, en esta ocasión estoy con el reconocido modelo juvenil (o no tan juvenil)
Julián... mmm, no sé tú apellido, que nos dará su opinión acerca de los talentos
jóvenes locales de la universidad pública, así que dime ¿Cuál es tu postura ante la
importancia de inculcar el arte en los jóvenes? —terminó Brenda acercándole el
bolígrafo que estaba usando como si fuera un micrófono.

Julián observó el bolígrafo antes de verla a ella que tenía una sonrisa en su rostro y
una pequeña cámara cuadrada que tenía una especie de soporte delgado sostenía con
su otra mano disponible. Supuso que era una cámara porque tenía un lente, pero
aparte de eso no encontraba botones para manejarla.

No sabía si responderle en serio o si ella solo estaba burlándose de él, como solía
hacerlo.
—Me apellido Santisteban —respondió alternando su vista entre la cámara y Brenda.

—¿Santisteban? ¿De dónde es ese apellido? No suena latinoamericano —dijo con


curiosidad.

—Creo que es español, no sé muy bien, pero mis bisabuelos creo que eran de allá
aunque nunca lo pregunté bien —dijo pensativo.

Brenda soltó una risita que lo hizo reaccionar. Ella empezó a guardar la cámara y la
acomodó a un costado de la mochila, hizo lo mismo con el bolígrafo y tomó el tripié con
una mano, como si estuviese acostumbrada a hacerlo, probablemente lo estaba; así
que era ella la que estaban buscando aquellos hombres.

—¿No llevas muchas cosas cargando? —le preguntó señalándola.

—Sí, pero mi ayudante aun no llega —se quejó. En ese momento sonó su celular y
como pudo se apresuró a sacarlo, Julián la observó mientras ella leía un texto su
expresión cambió de una sonrisa a una mueca de enojo—. ¡Cómo que tienes otras
cosas que hacer! —le gritó el teléfono—. Ya habías quedado conmigo pero claro si yo
me voy con Israel bien que pegas el grito en el cielo, yo debo soportar tus celos pero tú
no puedes soportarme por unas horas ¿verdad? —seguía hablando al celular. Sintió
las ganas de decirle que el celular no le respondería por arte de magia pero dejó de
gritar y se puso a teclear enfurecida.

—¿Tú novio? —preguntó sin interés.

Ella frunció el ceño y guardó el celular.

—No, mi mejor amiga que es casi como mi esposa —respondió asintiendo—. Se


supone que me ayudaría hoy ¿Estás ocupado?

—No, espero a Jona.

—Qué bien —dijo sonriendo—. Tengo que tomar algunas fotografías de este lado
¿vienes?

Sin esperar su respuesta empezó a caminar. Julián observó a ambos lados sin saber
qué hacer, ya había tenido suficiente de tantas pinturas y solo quería irse pero su
representante se negaba a responderle el teléfono, soltó un suspiro de frustración
antes de darle alcance a Brenda que ya estaba bajando las escaleras.

Caminaron por uno de los pasillos en silencio, Brenda volteaba a ambos lados viendo
los cuadros hasta que se detuvo a frente a uno y lo vio con ojos brillosos. Él negó con
la cabeza mientras ocultaba una sonrisa, esa muchacha tenía un serio problema con su
obsesión por los ojos pues el cuadro que veía como boba era el de unos ojos de
colores diferentes, uno era color vino y el otro verde pero parecía ser el de un felino
sólo que la pupila estaba en línea horizontal.

Brenda se acercó y tomó el ojo verde entre sus manos.

—¡Brenda deja ahí! —le pidió rápidamente pero ella le señaló hacia la ficha de la
obra, en el papel decía "Adelante" en letras negritas.

—Si los cuadros dicen eso significa que puedes agarrarlos y acomodarlos como
quieras —comentó la castaña girando el cuadro entre sus manos como si estuviera
buscando una nueva forma—. Se nota que eres nuevo en estas exposiciones. En esta
galería los estudiantes de la universidad muchas veces permiten que tú formes parte
de su arte. Toma ese cuadro y colócalo de este lado —le señaló al otro ojo y él lo tomó
con desconfianza, bien podía estar engañándolo para meterlo en problemas, igual le
hizo caso y lo acomodó en donde antes había estado el ojo verde—. Yo voy a poner
este aquí —dijo colgándolo del otro lado pero dejando la línea de la pupila en forma
vertical.

Brenda retrocedió un paso y sonrió. Julián vio y se sorprendió al ver que los ojos ahora
parecían tener otra forma, el ojo color vino parecía ser una puesta de sol pues el truco
no estaba solo en el cuadro sino que el color de las paredes también formaban parte de
la obra pues al haber movido los ojos los colores se confundían con el fondo centrando
la atención únicamente en el iris y la pupila; el ojo verde parecía la silueta de un pino.

Había sido buena idea seguirla pues cuando pasó por allí ni le habían llamado la
atención esas pinturas.

Brenda tomó unas fotografías desde varios ángulos y de nuevo empezaron a caminar.
Hasta ese momento Julián se percató de la extraña vestimenta que llevaba la castaña,
estaba usando una falda tipo escolar de color negro y una blusa blanca que al final de
cada una de las mangas tenía una banda negra con dos líneas blancas, sobre la blusa
llevaba una tela que se amarraba enfrente con un nudo y atrás quedaba un rectángulo.
Le recordó a la ropa que usaba Sailor Moon.

—¿Me detienes el tripié? —le pidió mientras se lo entregaba para poder tomar las
fotografías con mayor comodidad. Él lo tomó y continuaron con su recorrido, antes de
terminar de ver el primer piso Brenda se detuvo y de la mochila sacó una caja—. Como
el segundo piso es oscuro tal vez necesite un poco de flash —le explicó mientras
sacaba un flash que rápidamente acomodó sobre la cámara—. No me gusta usarlo
pero a veces es necesario.

Asintió y mientras esperaba a que ella guardase la caja en la mochila se quedó viendo
la pintura frente a él, esa parecía ser sencilla y sin truco como las tres que había
encontrado Brenda. Antes de apartar la mirada vio de reojo una luz, cuando volteó
Brenda le estaba tomando otra fotografía, ahora sin usar el flash.

—No te muevas, vuelve a hacer como si fueses conocedor del arte —dijo rápidamente
sin apartar la cámara de su rostro.

No sabía por qué pero le hizo caso, dejó el tripié a un lado y se quedó observando la
pintura frente a él con detenimiento, no volteaba a ver a Brenda pero podía escuchar
cómo se movía a su alrededor para tomarle las fotografías de diferentes ángulos.
Volteó a verla al sentir que ya llevaba mucho tiempo posando para y hasta que puso
una mano frente a su lente ella apartó la cámara de su rostro.

—Son suficientes —le dijo levantando el tripié del suelo.

—Pero si te las voy a dar —habló con tono ilusionado pero ya no iba a dejar que le
tomase más fotografías por ese día—. Te las dejaré libre de derechos para que puedas
usarlas en tu instagram o en Facebook, así tus seguidores pensaran que eres una
persona culta y con suerte muchos vendrán a la galería para ver el nuevo arte
universitario.

Ya, sabía que no le iba a dar las fotografías así porque sí. Brenda era sobre todo
ingeniosa.

—¿Quién dice que quiero subir una de esas fotos a mis redes sociales? —le preguntó.
—Pues deberías, casi no publicas nada, además si tú no lo haces se las daré a Jona —
terminó con una sonrisa antes de tomar la enorme mochila con una mano. Al hacerlo
se tambaleó y casi golpeó a un hombre que pasaba por su lado, bufó y volvió a tirar de
la mochila—. Le dije a Israel que no necesitaba tantas cosas —dejó caer la mochila y
se puso a observar a los alrededores.

—¿Brenda? —preguntó una voz masculina detrás de él para enseguida acercarse a la


castaña que inmediatamente volteó a verlo, apenas lo vio los ojos se le iluminaron y
una sonrisa adornó su rostro—. Sabía que eras tú por la ropa, te vi desde el segundo
piso pero no había podido acercarme a ti porque me tenían rodeado. Estoy feliz que
hayas venido.

Brenda asintió emocionada y le dio un fuerte y largo abrazo al muchacho, después que
se separaron sus manos quedaron unidas.

—Te busqué hace un par de horas cuando llegué pero en seguida unos sujetos del
periódico me secuestraron porque querían fotografías del dueño de la galería, ya sabes
cómo se ponen —dijo ensanchando cada vez su sonrisa—. Después me puse a tomar
las fotos para el periódico de la universidad y no pude buscarte.

Él soltó sus manos y le pasó un brazo por sus hombros o al menos eso intentó pero el
sujeto era muy alto y musculoso Brenda en cambio era bastante bajita por lo que se
veían extraños. No encajaban para nada sin embargo Brenda parecía tener cierto
aprecio hacia el muchacho.

—Estoy seguro que fuiste tú quien movió mis cuadros —dijo con una sonrisa.

—Nadie los había movido, no podía pasar por ese lugar e ignorarlo, además me
tendiste una trampa, parecían ojos —le dio con codazo.

—Tú y los ojos —bufó el muchacho divertido.

—Si no me equivoco tú también tienes cierta afición a los ojos —señaló Brenda
viéndolo con una ceja arqueada.

—Sólo a los tuyos por ser tan penetrantes y a los de Ely por inocentes —respondió
mientras asentía.
¿Ely? ¿Podría ser la Ely que él conocía? ¿Cuánta probabilidad existía de que fuese la
misma?

Apartó sus pensamientos para ver como el muchacho empujaba amablemente a


Brenda hacia las escaleras para ir al segundo piso.

—Oh, cierto —dijo Brenda girándose hacia él. Vaya, hasta que había decidido
notarlo—. Julián, ¿puedes traer la mochila?

Él casi la asesinó con la mirada antes de inclinarse para tomar la mochila, colgársela al
hombro y acercarse hasta ellos.

—Sí, olvidé presentarlos. Kris él es Julián —se hizo a un lado para que los dos
quedaran de frente y pudiesen estrechar sus manos—. Julián, él es Kris, la mayoría de
los cuadros que están aquí son de él y aún falta uno por mostrar. Su gran obra de arte,
estoy segura que te gustará —terminó de nuevo con esa ancha sonrisa.

—Un gusto —lo saludó Kris amablemente. Él por su parte se limitó a asentir—. ¿Eres
su asistente? —señaló a Brenda con la mirada y mientras a él se le desencajaba el
rostro, la castaña soltó una sonora carcajada que hizo que más de uno de los visitantes
centrara la atención en ellos.

—En realidad trabajamos juntos —aclaró Brenda rápidamente.

—Es mi fotógrafa —respondió Julián tratando de no mostrar lo irritado que lo había


dejado ese comentario—. Soy modelo y ella trabaja para la agencia también.

Kris frunció el ceño y vio a Brenda con algo parecido a la molestia.

—¿Otro modelo? —preguntó. Ella asintió fuertemente—. ¿Cómo le haces para


rodearte de personas así.

—Pues uno es mi cuñado, no es como si pudiera librarme de él fácilmente y Julián es


mi compañero de trabajo y también no es como si pudiera librarme de él fácilmente —
finalizó en voz baja.

—Esa debería ser mi línea —intervino Julián.


—¿Quieres alejarte de ella? —le preguntó Kris como si fuese la idea más tonta que
hubiese escuchado en toda su vida. Volvió a hacer el intento de pasar su brazo por el
hombro de la castaña y luego jaló una de sus mejillas—. Es de las mejores personas
que conozco.

—Me parece que no conocemos a la misma Brenda —dijo.

Un celular empezó a sonar y Kris sacó el suyo de su camisa.

—Brenda es igual con todo el mundo —comentó antes de disculparse y alejarse para
atender la llamada.

Cuando estuvo lo suficientemente lejos Julián inclinó la mirada hacia Brenda y vio
como ella seguía sin apartar la vista de la espalda de Kris. ¿Era en serio? Se preguntó.

—¿No es muy mayor para ti? —le preguntó y ella volteó a verlo entrecerrando los
ojos—. Lo es ¿no?

Tardó un rato en responderle.

—Tiene 25 años —murmuró pasando una mano por detrás de su cuello—. Y no es


como si fuese mi novio o algo.

—Pero te gusta —afirmó.

Ella se cruzó de brazos y mantuvo la vista hacia el frente, no lo negó. Por supuesto que
a Brenda le gustaba ese hombre, Julián era experto en distinguir ese tipo de mirada y
sonrisa, durante toda su vida las mujeres y algunos hombres también lo habían visto
así, sería demasiado tonto no saberlo.

Kris finalizó la llamada y se acercó nuevamente a ellos con una sonrisa.

—¿Ya subieron al segundo piso? —les preguntó y mientras él asintió Brenda negó
apresuradamente.

—Estabas arriba cuando nos encontramos —le murmuró a Brenda.

—Sí, porque me estaba escondiendo del Agente K y el agente J* —dijo en tono de


burla—. Los tipos esos de negro que me contrataron para tomar fotos del dueño del
museo. Me pagaron para registrar la entrada del hombre pero no suficiente como para
estar todo el día tomando fotos —les aclaró a ambos al verlos confundidos.

Brenda debía ver demasiada televisión para sacar nombres para todos, a los chicos del
staff de la agencia cada vez que los veía les llamaba de diferente forma, sobre todo
porque ellos también se negaban a decirle su nombre.

—Entonces vamos, hay algo que quiero que veas —dijo Kris tomándola de la mano y
apresurándose a subir por las escaleras.

Julián no tenía ganas de estar detrás de Brenda pero técnicamente esa muchacha se
había aprovechado de él y ahora parecía su ayudante pues estaba cargando con la
pesada mochila y el tripié. Sin más remedio subió las escaleras y no pudo sentirse un
poco sorprendido al ver que ambos estaban esperándolo.

—Tardas mucho, yo subí corriendo con la mochila —dijo Brenda señalándolo.

—¿Perdón? —dijo a modo de disculpa.

Los tres empezaron a caminar hasta la sección donde las luces eran casi nulas, esa
parte donde se encontraban todos los cuadros con pinturas fluorescentes. Llegaron a la
secuencia de pinturas que Julián había observado anteriormente y vio como Brenda
abrió los ojos, formó una sonrisa que adornó todo su rostro y dio saltitos de emoción.
Se acercó a la ficha técnica que estaba pegada en la parte inferior del primer cuadro y
leyó antes de lanzarle a los brazos de Kris.

—¡No puedo creerlo que lo hayas hecho! —gritó emocionada.

—Te dije que lo haría, sólo que no tuve tiempo de avisarte y no coloqué tu nombre
completo, solo puse tu apodo —señaló a la ficha.

Así que "BB" era el apodo de Brenda.

—No, es increíble. ¡Me encanta! Nunca creí que fueses a hacerlo con pinturas
fluorescentes —exclamó con felicidad mientras se acercaba al cuadro final en donde la
atención se centraba en sus ojos.

Por supuesto que le encantaba, la muchacha estaba fascinada con los cuadros, no solo
porque eran muy buenos, sino porque los había hecho una persona que significaba
mucho para ella. Desde lejos se notaba lo enamorada que estaba de Kris, le sorprendía
que el muchacho no se diese cuenta, eso podría ser por dos cosas, o el tipo era un
completo despistado o estaba enamorado de alguien más.

El teléfono de nuevo empezó a timbrar y se alejó de ellos para responder. Para ese
momento Brenda ya estaba tomando fotografías de la secuencia.

—Entonces ¿esa eres tú? —le preguntó acercándose a ella.

—Sí, hace unos meses me pidió que posara para él. Sólo tomó unas fotografías con
su celular y después no supe que hizo. Pero tomó como 15 fotos de mis ojos en
diferentes días —respondió dejando de tomar fotografías—. ¿Qué te parece? —le
preguntó sonriente.

Hizo como si estuviera estudiando los cuadros antes de asentir.

—Son muy buenos. De hecho fueron los que más llamaron mi atención desde que los
vi —comentó.

Brenda le sonrió con orgullo.

—Tengo que tomar más fotografías para la gaceta, vamos —le dijo y empezó a
caminar.

—¿Y tu amigo? —le preguntó siguiéndola.

—Ya sabe a qué vine, nos va a buscar, además no eres demasiado difícil de
encontrar —dijo viéndolo sobre su hombro sin dejar de caminar. No sabía cómo lo
hacía pero el lugar estaba lleno de personas y ella se las ingeniaba para caminar sin
chocar con nadie a pesar de no estar prestándole atención al camino.

—¿Por qué soy alto? —indagó.

—Porque eres alto, rubio y un modelo famoso ¿no has notado la cantidad de fotos
que te han tomado hoy? —preguntó—. Por eso te tomé fotos hace rato, si ellos tienen
yo también y mucho mejores, por cierto.

La verdad es que no había puesto atención a las personas, no le interesaba ser


fotografiado por extraños, llevaba 23 años siendo fotografiado por personas que
muchas veces ni hablaban su mismo idioma, qué más daba que lo fotografiaran
visitantes de una galería.

—¿En dónde dejas tu modestia? —inquirió y ella soltó una sonora carcajada.

—Eres la persona menos adecuada para hablarme sobre modestia, tú modelo con
heterocromía súper ególatra —lo señaló y se detuvo frente a unas pinturas.

—Yo no soy ególatra —se defendió—. Pero tampoco soy común como cualquiera de
aquí.

Brenda suspiró dejando de tomar fotos.

—Claro, entonces lo que me dijo Jona acerca de no dejarte fotografiar por cualquier
persona no es ser ególatra. Según recuerdo dijo que eres algo así como "No todos
pueden retratar todo mi potencial con manos temblorosas" —habló fingiendo una voz
más gruesa.

—Es verdad, no todos pueden hacerlo —respondió con seguridad. Tenía pruebas
donde expertos criticaban las fotografías de otros profesionales, no lo criticaban a él
como modelo sino la fotografía en sí, el escenario, el encuadre, etc.

—Pero yo sí ¿verdad? —dijo con burla antes de tomarle una fotografía de sorpresa.

Se dio cuenta que no estaba usando el flash que había montado en la parte superior de
la cámara. Ahora estaba pensando seriamente que sólo había hecho eso para darle a
cargar la mochila sin parecer que lo estaba obligando. Que niña tan inteligente.

Terminaron de recorrer el segundo piso y regresaron a donde se habían separado de


Kris, el muchacho aún estaba ahí pero no solo. Frente a él había una joven de cabello
rubio y muy alta, vestía elegante y tenía su cara completamente sonrojada. Después de
todo sí era la misma Ely que él conocía, sólo había una mujer en todo el mundo que se
podía sonrojar de esa forma.

Kris le dio un rápido beso sobre los labios antes de tomarle de la mano. Mientras el
muchacho hacía eso escuchó la cámara de Brenda disparar varias veces, volteó hacia
ella para verla revisando las fotos en su cámara. Tenía un esbozo de sonrisa pero no
era nada comparado a la que tenía minutos antes.
—¡Brenda! —exclamó Ely llamando la atención de ambos. La modelo abrió los ojos al
notarlo—. ¡Julián! —soltó sorprendida.

—Tu ex —le dijo Brenda con una sonrisa en el rostro.

Él entrecerró los ojos en dirección a la castaña.

***

Julián volvió a guardar su celular con el mismo resultado, sin poder contactar a Jona.
Estaba cansado, hambriento, él no podía mal pasarse tanto tiempo pues con su
diabetes debía ser muy cuidadoso, y le dolían los pies. Aunque había bancas en la
galería eran pocas y las personas mayores la estaban ocupando. Se apoyó en su
pierna izquierda y enfocó su atención al frente en donde Kris estaba explicando a
algunos de los visitantes su forma de expresar arte.

Brenda y Ely estaban frente a él, le pareció gracioso como Brenda se levantaba sobre
las puntas de sus pies y movía su cabeza hacia los lados para poder tener vista entre
la multitud pero se cansaba rápido y se quejaba.

—En realidad tengo 3 musas —comentó Kris haciendo que más de una de las
mujeres presentes lanzaran suspiros—. Dos de ellas están aquí mismo —señaló en su
dirección, obviamente hacia las chicas—. Y mi otra musa no pudo venir hoy, pero igual
están las tres en estas pinturas que están detrás de mí.

Señaló a dos caballetes que estaban cubiertos por unas telas blancas. Las personas
empezaron a aplaudir entusiasmadas. Brenda y Ely no fueron la excepción aunque la
modelo conforme Kris hablaba más sonrojada se iba poniendo, si fuese posible.

El muchacho se acercó hacia un caballete y entre aplausos descubrió la primera


pintura que era simplemente hermosa. Ely era hermosa, ella era la modelo de esa
pintura, el fondo parecía ser un salón de ballet pues estaba lleno de espejos, la
mayoría estrellados o quebrados y Ely estaba en el centro de pie con una mano
sobresu cabello como si estuviese enfadada, a pesar de que sus ojos y la forma entre
abierta de su boca reflejaba molestia seguía teniendo ese sonrojo característico de ella.
Estaba usando solo la parte baja de su ropa interior y sus senos eran medio cubiertos
por una camiseta de hombre que le quedaba grande y se le caía por el hombro
izquierdo. Daba un aire de sensualidad y picardía.
—Tengo miedo que se vaya a derretir aquí mismo —dijo Brenda susurrando y
señalando a Ely que tenía su cuello y oídos completamente rojos. Le sonrió antes de
regresar la vista para seguir admirando la pintura.

Después de unos minutos donde Kris explicó con detalle la pintura y el significado se
dirigió hacia la otra pintura y quitó la tela dejando al descubierto el siguiente cuadro.

Brenda y ¿Brenda?

Fijó su vista en la pintura y empezó a notar diferencias entre los dos rostros que
aparecían.

Brenda abrazaba por los hombros a otra mujer que se parecía a ella, tenía su boca casi
rozando el oído de la muchacha pero viendo hacia el frente y mientras ella levantaba
una ceja y lanzaba una mirada muy penetrante la otra chica tenía un rostro preocupado
con el entrecejo arrugado y una mano tocando su mejilla izquierda con delicadeza.
Viéndolo con detenimiento y tratando de buscarle un significado, Brenda podría ser la
maldad corrompiendo a la chica.

—¿Quién de ustedes ven a dos gemelas aquí? —preguntó Kris y la mayoría de los
invitados levantaron la mano inmediatamente—. ¿Alguien ve algo diferente? —Julián
levantó la mano con timidez al ver que nadie más lo hacía. Kris asintió y continuó
hablando—. Esta obra se llama ¿Gemelas? Las dos chicas que salen aquí son
hermanas pero no gemelas, se llevan casi 4 años de diferencia, pero las personas
suelen confundirlas mucho. Siempre me gustó la idea de crear este complejo de
hermana que sienten en una pintura, podría contarles toda la historia, y cada detalle,
por qué usé estos colores o por qué no manejé ningún fondo pero lamentablemente mi
tiempo ha terminado por hoy. Sin embargo estaré por aquí y con gusto responderé las
preguntas que tengan para mí.

Terminó de hablar y las personas aplaudieron fuertemente. Kris bajó el escalón que lo
separaba del resto del público y tras darles indicaciones a unas personas para que
movieran las pinturas se acercó a ellos con una gran sonrisa.

—Sigue dándome un poco de nervios estar frente a las personas explicando mis
sentimientos —dijo el muchacho al llegar.
—No se te notaba, lo hiciste bastante bien —dijo Brenda animada—. Te recomiendo
que le compres una bolsa de hielo a Ely, que creo que va a incendiar toda la galería.

Los cuatro rieron.

—Lástima que Jeanne no pudo venir por su trabajo —dijo Ely tocando sus mejillas,
eso era algo que solía hacer para "enfriarlas" y quitarse su eterno sonrojo.

—Es cierto —dijo Kris volteando a ver a Julián con sorpresa—. ¿Cómo notaste la
diferencia entre Jeanne y Brenda? Me esforcé por hacerlas lo más parecidas.

Abrió la boca sin saber bien qué decir, volteó a ver a Brenda que le estaba lanzando la
misma mirada que tenía en el cuadro y habló.

—Supongo que porque es imposible para Brenda poner una mirada inocente como la
de la otra chica —bromeó sin intención pero tanto Kris como Ely rieron, la castaña hizo
un puchero y se cruzó de brazos moviendo la cámara para poder hacerlo.

—La otra chica es Jeanne, su hermana mayor —explicó Kris—. No pudo venir pero a lo
mejor la conoces, es prometida de Matt. Que también es modelo.

—Era —dijeron las dos chicas al unísono.

—Es casi lo mismo...

—Sí, bueno yo me voy por allá —dijo Brenda para cambiar de tema—. Lamento
dejarlos pero Julián es mi asistente el día de hoy y debo entregar el equipo a la
universidad antes de las 5:00 o me sancionarán. Pero estoy muy feliz de haberlos visto,
espero que no se vuelvan a desaparecer tanto tiempo —tenía una sonrisa—. Nos
vemos.

Kris se inclinó para darle un abrazo al igual que Ely quien se quedó viendo su ropa
unos segundos antes de sonreírle.

—Traes tu Seifuku* —dijo riendo—. No creí que lo fueses a usar.

Brenda dio una vuelta sobre sí antes de señalarse con ambas manos.
—Al principio se me hacía raro pero me queda bastante bien, me siento chica de
instituto de nuevo —comentó viéndose—. Pensaba hacerme dos colitas y usar mis
lentes pero tampoco soy cosplayer.

—Pues se te ve genial —dijo Ely volteándolo a ver—. ¿Verdad?

—Parece una Sailor Moon —comentó provocando la risa de los tres.

—Bien, adiós, nos vemos para la próxima —dijo dándose la vuelta—. Vamos
ayudante —llamó a Julián y empezó a caminar.

—Voy a dejar todo esto tirado si me sigues llamando así —le reclamó pero ella movió
la mano como si fuese una boca y le estuviera arremedando.

—¿Traes auto? —le preguntó.

—No, Jona me lo quitó —se quejó y Brenda soltó una carcajada.

—¿Tu representante te quita tu propio auto? Eso debe ser lo más extraño que he
escuchado el día de hoy —se encogió de hombros y caminó hacia la salida—.
Entonces vamos a la parada.

Julián se detuvo a medio camino.

—¿Parada de qué? —preguntó incrédulo.

—Del autobús —respondió obvia.

Él se puso a reír sin emoción y negó rotundamente.

—No, nunca me he subido al transporte público y no lo haré hoy, menos contigo —


Brenda rodó los ojos y cuando estaba por decir algo el celular de Julián empezó a
timbrar.

Aliviado vio que era Jona quien lo llamaba.

—Ven ahora mismo —dijo en cuanto respondió—. Si me enfermo será tu culpa.

Vio que Brenda se acercaba sigilosamente a él pero decidió ignorarla y mejor escuchar
las excusas de su representante acerca de por qué no le había respondido el teléfono.
La sintió apoyarse en su brazo con el que sostenía el celular para escuchar la llamada.
En menos de un segundo el aparato se deslizó de su mano y vio a Brenda acercándolo
a su oído.

—Hola, Jona —saludó con una sonrisa mientras él no se podía creer que le hubiese
arrebatado el celular en su cara—. Soy Brenda, estaba hablando con Julián acerca del
transporte público y me dijo que tiene unas ganas inmensas de subirse a uno —
inmediatamente caminó hacia ella pero fue en vano porque ya estaba corriendo hacia
la salida, empezó a perseguirla hasta que salieron de la galería y pasaron hasta la calle
principal, el tripié y la mochila le complicaban alcanzarla—. Como tengo que ir a la
agencia con Israel pensé que era buena idea que fuéramos juntos... ajá... sí... muy
bien, yo le digo... sip. Llegamos en 30 minutos —dijo antes de tocar la pantalla y
finalizar la llamada

Julián estaba agitado para cuando la alcanzó. Se quedó a su lado recuperando aire
mientras Brenda observaba el celular con aburrimiento.

—¿No tienes otro fondo de pantalla? —le preguntó. ¿Cómo podía hablar con facilidad
cuando había estado corriendo y hablando por teléfono—. Este es muy aburrido, te voy
a descargar un tema para que lo pongas.

—Dame el maldito celular —pidió extendiendo la mano.

—Me dijo Jona que te lo diera hasta que llegáramos a la agencia. De hecho sonaba
muy emocionado porque quisieras experimentar cosas nuevas —habló con burla—.
Dice que si sigues así te obligará a pasar más tiempo conmigo porque soy una buena
influencia.

—Antes muerto —respondió tomando una última bocanada de aire—. Ahora dame el
celular, mierda.

Ella abrió los ojos mientras negaba con la cabeza.

—No digas mierda —le dijo en tono de advertencia—. Ven vamos, yo te pago el
pasaje porque Jona dejó claro que no vendría por ti.

Inspiró profundamente cerrando los ojos. Tenía que calmarse, sin haber comido y
haciendo corajes con esa niña podía complicarle su salud y no podía permitírselo en
ese momento. Lo habían invitado a un programa así que debía estar en perfectas
condiciones de salud. Volvió a inspirar y abrió los ojos para ver la espalda de Brenda
detrás de ella hasta que llegaron a la parada del autobús.

Nunca se había subido al transporte pero sí visto demasiadas noticias para saber las
pésimas condiciones en que se encontraban y lo mal que manejaban los choferes,
esperaba que ese no fuese su último día.

Brenda levantó la mano para que el autobús se detuviera y ella subió primero. Pasó
una tarjeta por un cuadro pequeño dos veces en donde se escucharon dos pitidos y
entró, le indicó que se diera prisa y subió con miedo. Para su buena suerte el autobús
estaba completamente vacío, no quería ir respirando olores de diferentes personas, de
solo pensarlo le daba nauseas.

—Sujétate bien —dijo Brenda caminando hacia el final del pasillo en donde había más
asientos.

Julián reaccionó demasiado tarde porque el chofer arrancó y casi cae de espaldas,
logró sostenerse de uno de los asientos antes de conocer el piso del autobús. Se
levantó gruñendo y caminó hacia Brenda que intentaba con todas sus fuerzas retener
su carcajada.

—No digas nada —la amenazó y ella solo asintió aun presionando sus labios.

Aunque todos los asientos estaban vacíos se quedaron de pie sosteniéndose del
soporte que estaba cerca de la segunda puerta. Brenda estaba moviéndole a su celular
mientras él alternaba la vista entre ella y la paisaje que obtenía a través de las
ventanas del autobús. Llevaban casi 15 minutos y nadie aparte de ellos había subido,
las únicas paradas que hacía eran las del semáforo.

Brenda levantó la mirada para sonreírle y luego vio por la ventana.

—Faltan dos paradas para que bajemos... —el autobús frenó repentinamente y de no
haber estado bien sujeto del soporte habría salido volando casi como Brenda, su
cuerpo fue el que la detuvo de caer al suelo. Lo incomodo fue que celular quedó entre
los dos encajándoselo en su estómago—. Lo siento —se disculpó apartándose con
rapidez.
—No hay problema aunque hubiese sido mejor que no me encajaras el celular en el
estómago —dijo sobándose con la mano que sostenía el tripié—. Qué bueno que ya
nos vamos a bajar.

—Sí, por suerte no nos han tocado muchos semáforos en rojo, porque hubiésemos
tardado mucho más. Por cierto ya casi termino de acomodar tu celular. Era un completo
asco, tan caro que debió haber costado como para que no lo personalices, debería
darte vergüenza —dijo sin voltear a verlo—. Usé una de tus canciones como tono de
llamada, cambié el fondo de pantalla y el protector, además que cada que te lleguen
notificaciones tendrá un sonido de un gatito maullando. El tema que descargué tiene
para bloquearlo con contraseña pero no le he puesto nada, eso de lo dejo a ti, aunque
te recomiendo que le pongas una "B" de buena o de Brenda —le guiñó un ojo y entregó
el celular.

—¿Gracias? —dijo al tomarlo.

—De nada. También puse mi número de teléfono en tu agenda.

—¿Qué hiciste qué? ¿Por qué? —preguntó confundido.

—Puede haber una emergencia y si nadie más trae saldo tú puedes llamarme y yo iré
a salvarles la sesión de fotos —explicó convencida.

—No, pues sí, eso responde todas mis dudas —dijo sarcástico.

—Oh, aquí bajamos —tocó el timbre para pedir la bajada.

Cuando por fin estuvieron en piso firme Julián aun sentía como si estuviese
tambaleándose pero siguió a Brenda mientras caminaban los metros que les faltaban
para llegar a la agencia. Al entrar sintió que por fin estaba en su zona de confort.

—Ya estoy aquí, sal de donde sea que estés —dijo Brenda con su celular al oído—.
¿Para qué quieres que te pase a Julián? Por supuesto que llegó en una pieza —rodó
los ojos y le entregó su pequeño celular morado—. Israel quiere hablar contigo.

Tomó el celular y contestó.

—Hola —escuchó la voz de Israel preguntarle si había llegado en una pieza por lo que
respondió que por poco llega a la mitad, pero en seguida cambió de tema y le pidió que
subiera con Brenda hasta el tercer piso y que le cubriera los ojos antes de entrar al
estudio—. Sí, yo le digo —colgó la llamada y vio a la castaña que tenía los ojos
entrecerrados—. Quieren que subamos al tercer piso.

—¡Qué! No, me niego, que Israel baje, aún sigo molesta con él por haber matado a mi
cámara.

¿Por qué se lo tenía que poner difícil? Ya se había cansado de cargar la mochila y el
tripié que no usó para nada pero como ya quería irse decidió hacer eso rápido. Dejó el
tripié en la recepción y se echó a Brenda en el hombro para dirigirse hacia el elevador.
Fue un poco difícil puesto que la cámara quedó entre ellos y llevaba falda, debía cuidar
que no se levantara

—¿Qué haces? Bájame —las puertas se abrieron y entraron—. Está bien, está bien,
voy sola, ahora bájame.

—Ya que te metí al elevador —dijo dejándola en el suelo—. Para la otra evítame
hacerlo.

—No habrá otra —habló acomodándose la falda.

Las puertas se abrieron nuevamente ahora dejándolos en el tercer piso. Caminaron


hacia el estudio donde usualmente hacían sus reuniones aunque no hubiese sesión de
fotos y antes de abrir él se acercó a Brenda para cubrirle los ojos, pese a las amenazas
de la castaña y la mordida que le dio consiguió abrir la puerta y hacerla pasar.

Quitó sus manos de su cara y vio como ella quedaba en silencio.

Israel, Jona y Azul estaban frente a ellos cargando una gran caja forrada (mal forrada)
con un papel morado y brilloso. Brenda se acercó a ellos y tras decirle unas palabras
de agradecimiento y felicitaciones le entregaron la caja que la chica sin ocultar su
emoción se apresuró a abrir.

Julián fue hasta su sillón para dejarse caer sin fuerzas.

—¡No es cierto! —gritó Brenda—. No existen réflex moradas ¿cómo lo consiguieron?


—preguntó dando saltitos.
—Julián logró conseguirla en este color —le respondió Jona—, por eso tardamos en
poder entregártela.

Siguió escuchándolos hablar sobre la cámara y a Brenda agradeciendo con cada cosa
que le decían. Esperaba que estuviera realmente feliz puesto que le habían equipado la
cámara con varios lentes, fundas, memorias SD y un sinfín de cosas que venían en el
catálogo de la compañía que les hizo el favor de pintarla de ese color.

Cerró los ojos e intentó descansar pero en segundos sintió algo dulce en sus labios, al
abrirlos vio a Brenda intentando meterle a la boca una trozo de manzana.

—Traga, traga antes de que mueras —murmuró empujándole con fuerza.

Abrió la boca antes de que le tumbara los dientes y tragó.

—Me dijo Jona que podías comer esto —le entregó un plato de ensalada de frutas y
se apresuró a tomarlo pues sí estaba muriéndose de hambre. Ella se sentó a su lado
en el reposabrazos y apoyó el brazo sobre su cabeza—. Muchas gracias, Julián. Sé
que no te agrado mucho pero que hayas conseguido una cámara tan especial para mí
significa mucho. Trataré de no molestarte tanto de ahora en adelante.

—Tanto —repitió—. Eso me tranquiliza.

Ella asintió con fuerza y se alejó corriendo.

***

Julián vio a Brenda correr hacia él, tenía una mueca de preocupación pero todavía
seguía cargando la caja de su regalo y el papel de envoltura en otra mano, tuvo que
detenerse a mitad del pasillo porque a esa velocidad seguramente ella lo tumbaría, lo
que no contó era con que ella redujera la velocidad y se escondiera detrás de él. Volteó
a verla sobre su hombro pero ella asomó su cabeza por un costado antes de volver a
usarlo como pared para jugar al escondite.

—¿Se puede saber que hiciste? —le preguntó irritado.

—¡Dónde estás! —gritó Jona apareciendo al final del pasillo. Su representante al verlo
empezó a acercarse a él mientras Brenda se dedicaba a murmurar algunas palabras
extrañas—. Julián, ¿viste a Brenda?
—¿Qué hizo? —preguntó confundido porque Jona lejos de parecer molesto lucía
entusiasmado.

—¿Viste la ropa que trae el día de hoy? —le preguntó y él asintió al recordar, después
de estar casi todo el día junto a ella era obvio sabría cómo estaba vestida. Sintió a la
castaña recargarse en su espalda y él se tambaleó antes de ponerse recto de nuevo—.
No me quiere dejar fotografiarle.

Ya entendía, Jona y sus gustos extraños y también Brenda con su forma extraña de
vestir ¿Cómo no quería que su representante la estuviera persiguiendo?

—¡Quieto ahí! —gritó asomando la cabeza y lanzándole el papel de envoltura para


poder aferrándose a su brazo derecho—. Tengo un Julián y sé cómo usarlo —empezó
a sacudirle el brazo antes de que él diera un jalón para que lo soltara.

—Jona no te va a dejar en paz hasta que pueda tomarte una foto con esa ropa tan rara
que traes —le explicó pero la expresión en el rostro de Brenda le causó escalofríos.

—Pues yo no te voy a dejar en paz hasta que él me deje en paz —finalizó, y con su
mano libre se aferró a su brazo como si su vida dependiese de ello.

¿Por qué? ¿Por qué a él le tenía que pasar eso? ¿No había dicho que dejaría de
molestarlo? Sacudió su cabeza mientras escuchaba a Brenda llamar a su
representante "acosador".
Capítulo 11

¿Eres perfecto?

Brenda estaba rodeada de sus hermanos, tenía a Mark de su lado derecho del sillón
con un brazo sobre sus hombros, del lado izquierdo Frank frotaba sus manos para
mantenerlas calientes y Lissa estaba acostada a lo largo del sillón de forma que su
cabeza quedaba en el regazo de la castaña. Estaban cubriéndose con dos mantas
diferentes que habían jalado de sus camas. El día había amanecido muy frío, tanto que
no sintió ganas de cambiarse el pijama a pesar de ser más de medio día, incluso no le
importó cuando Matt y Jeanne llamaron para avisarles que iban en camino, qué más
daba que su cuñado y su hermana mayor la vieran desarreglada.

Volteó hacia el sillón individual que estaba cerca de la ventana y vio a su mellizo
bostezar intentando mantenerse despierto, no lo culpaba estaban viendo un programa
de chismes porque Lissa insistió en verlo pues uno de sus muchos amores platónicos,
Julián, estaba por salir al aire. Ella prefería ver el especial de Alicia en el país de las
maravillas que estaba en otro canal, pero a veces su hermana menor podía actuar
como una niña de 4 años y sacarlos de quicio a todos. Aprovechaba los comerciales
para cambiarle de canal.

—Dijeron que Julián iba a salir en el programa sin lentes de contacto —dijo Lissa y
Brenda inmediatamente le cambió de canal. Frunció el ceño ante la mirada de burla de
su hermana, pero al menos ya había regresado de comerciales y estaba hablando una
mujer un poco mayor para la ropa tan juvenil que usaba a otra mucho más joven—.
Creo que ya va a salir —dijo emocionada dándole golpes en la rodilla.

—Tienes 14 años, compórtate como una adolescente normal —le pidió moviendo sus
piernas para hacer rebotar la cabeza de su hermana.

—Sí, porque tú te comportas como una adulta de 18 años.

—Touché —murmuró Frank.


—Síganle, ya los quiero ver en navidad dándome de abrazos para que les entregue su
regalo —comentó sonriente y en segundos sus tres hermanos la estaban llenando de
mimos y abrazos. No había sido esa su intención, suficiente era cuando se ponían así
de pesados en las fiestas, pero igual se dejó consentir.

La puerta principal se abrió y vio entrar a Jeanne con una enorme cobija entre sus
brazos y a Matt detrás de ella. Usualmente todos se hubieran levantado del sillón para
recibirlos pero en primer lugar estaban abrazando a Brenda y segundo tenían
demasiado frío para salir debajo de las cobijas.

La pareja de enamorados primero saludaron a sus padres que estaban en la cocina y


después fueron a la sala hacia ellos.

—Gracias por su cálida bienvenida —dijo Jeanne cruzándose de brazos y viéndolos a


todos acusadoramente, Mark y Frank aún seguían abrazando a Brenda mientras que
Lissa había vuelto a recostarse en su regazo—, me hace tanta ilusión que no me quiero
ir de aquí.

—Pues tendrás que irte porque usé tu cama como trampolín y creo que se rompió —
bromeó Brenda—. Además no quiero escuchar nada de lo que hacen Matt y tú en la
noche...

—¡Brenda! —gritaron todos en su casa haciéndola reír y provocándole un infarto a


Brandon que se despertó asustado casi cayéndose del sillón.

—Sólo digo la verdad, no creo que no haya pasado nada entre ustedes después de
tanto tiempo, podrán engañar a nuestros padres pero no a mí —dijo con burla mientras
sus padres la veían seriamente.

—No puedes hablar de esas cosas frente a tus hermanos, son niños —habló su madre
señalando a Frank.

—No se preocupen por mí, en serio, en clase de biología ya hemos visto temas sobre
la sexualidad —respondió el chico.

Aunque sólo tenía 7 años su forma de hablar era bastante directa, muchos de sus
hermanos —Jeanne— aún se sonrojaban al escuchar la palabra sexo, sólo por eso le
creía que era virgen. Pobre Matt, no podía evitar sentir pena por él.
—¡Ca-cállate! Ten más educación —dijo Jeanne con el rostro colorado.

—Sí, sí como digas —movió la mano restándole importancia y concentrándose en la


pantalla. La conductora del programa había empezado a narrar los logros de un modelo
mientras sonreía a la cámara.

—¡Shh! ¡Shh! Cállense todos, Julián ya va a salir —dijo Lissa retorciéndose en el


sillón y dándole una patada a Frank en un hombro—. Quiero ver a mi futuro novio —le
arrebató el control y subió el volumen de la televisión.

—¿Aún sigues obsesionada con ese tipo? —preguntó Jeanne negando con la cabeza.

—Por supuesto y seguiré así hasta el día que nos casemos...

—Me da pena mi hermana —habló Frank levantando la voz a propósito—. No sabe que
los cuentos de hadas son mentira. Al final terminará como esas ancianas que apenas
pueden caminar pero aun así van a conciertos de jóvenes famosos.

Lissa le dio otra patada antes de centrarse en la pantalla haciéndose la ofendida pero a
los minutos se le olvidaría todo y estaría peleándose con Frank como siempre.
Hermanos. Al sentir los gritos reprimidos de su hermana se fijó en la imagen que
acababa de aparecer en la televisión.

Julián salió de un costado del escenario saludando con la mano hacia el público que
gritaba eufórico por su aparición, ese día había demasiadas mujeres y muchas tenían
letreros e incluso blusas donde demostraban cuando amaban al modelo con frases
cursis y pasadas de moda. Se sentó en la silla disponible, justo en medio de las dos
conductoras que parecían demasiadas emocionadas para hacer otra cosa que sonreír
como bobas.

Brenda lanzó un soplido pero Lissa golpeó su rodilla con una mano para que se callara,
esa niña tenía un problema, nada más faltaba que les impidiera respirar porque hacía
demasiado ruido.

Regresó su vista a la televisión solo para ver que Julián llevaba lentes de contacto, eso
había sido cruel por parte de su hermana. Vio como las conductoras le daban la
bienvenida y él les agradecía con una sonrisa ladeada.
—Típico de Julián —dijo Matt detrás de ella. Al parecer se habían unido a ellos para
ver el programa y su hermana y su cuñado estaban detrás del sillón prestando
atención—. Nunca sonríe abiertamente, siempre tiene esa sonrisa cerrada —explicó y
Brenda prestó atención, en efecto Julián mantenía una sonrisa pero sin mostrar sus
dientes, usualmente era común verlo en la agencia así—. Cuando trabajamos juntos
dijo que le apenaba mostrar sus dientes.

—No debería, su sonrisa es perfecta —comentó Lissa velozmente—. Ahora cállense


que no me dejan escuchar.

Regresó su vista al programa una vez que su hermana se encargó de subirle todo el
volumen posible a la televisión. Durante unos minutos hablaron sobre sus trabajos
anteriores, al parecer había hecho un par de películas y participado en series de
televisión durante temporadas completas, además de componer canciones para
cantantes de fama internacional. Julián comentó que tenía un nuevo proyecto musical,
supuso que era el de Azul pero no fue hasta que hablaron de su más reciente trabajo
que captó completamente su atención.

"—En realidad nosotras dos estuvimos hablando acerca de esta nueva revista —dijo
la conductora mientras enseñaba el catalogo hacia la cámara donde Julián aparecía en
la portada—. Parece que tienes un aire fresco en estas fotografías y nos preguntamos
qué te hizo lucir así. Ya lo habíamos notado e incluso tú lo dijiste un par de veces frente
a las cámaras que estabas cansado de modelar y que tal vez pronto estarías
despidiéndote de esta etapa de tu vida, por lo que nos sorprendió haberte visto tan
rejuvenecido.

—Bien, eso de alejarme del modelaje más bien lo he pensado por la edad que tengo,
en la agencia no ha habido modelos que sobrepasen los 25 años y yo ya los tengo, así
que por eso aquellas palabras, además que después de 23 años me gustaría
enfocarme en otra cosa —Brenda notó como Julián se lucía confiado frente a las
cámaras, incluso parecía saber a dónde ver conforme hablaba, pero después de tantos
años sería extraño que no irradiara esa naturalidad—. Respecto a las fotografías del
catálogo. En realidad para esta sesión mi representante y su ayudante experimentaron
un poco pues me pusieron a un fotógrafo bastante peculiar.

Inmediatamente una de las conductoras lo interrumpió para hablar atropelladamente.


—¿Peculiar en qué sentido? Los experimentos de tu representante siempre suelen
ser muy entretenidos.

—Peculiar en el sentido que es muy joven, en realidad aun estudia la universidad y


cuando estuvimos trabajando juntos para esto no toleraba que estuviera mucho cerca
de mí —las conductoras lo animaron a continuar, parecían niñas en lugar de mujeres
adultas haciendo su trabajo—. Creo que aún no me acostumbro pero puedo soportar
unos minutos sin molestarme tanto.

—Eso es normal, te distingues por ser uno de los modelos con carácter más especial.
Es por eso que te adoramos".

Vaya que interesada, pensó Brenda al leer sus movimientos y la forma de hablarle.

"—Simplemente soy gruñón, no tienen por qué adornarlo con palabras bonitas, llevo
toda mi vida siendo así y sigo conforme como soy...

—Pero ¿qué hay respecto a ese fotógrafo? —quiso saber la otra conductora más
joven.

—Supongo que al ser joven tiene ideas diferentes al equipo de trabajo, eso ayudó
mucho en esta sesión, sobre todo porque le gusta mucho improvisar con cosas que hay
alrededor del escenario. Tampoco había visto que un fotógrafo usara tanto los ángulos
como lo hizo ella, me sentía tan atosigado después de la sesión que la veía por todos
lados y llegué a creer que la iba a pisar —contó sonriendo abiertamente para volver a
juntar sus labios en menos de un segundo.

—Un momento ¿has dicho ella? ¿Estamos hablando de una mujer? —preguntó con
emoción.

—Bueno, sí, hasta donde sé es mujer.

—Es extraño, por lo regular sueles tomarte fotos con el equipo de trabajo después de la
sesión pero al parecer ella realmente no te agrada para que no tengas fotos.

—No es exactamente eso. Cuando terminamos la sesión estaba lloviendo y tuvimos


que irnos antes de que el camino se pusiera difícil para salir. Las ultimas fotografías
que están en el catalogo fueron hechas al aire libre y con lluvia real, no teníamos
regadera ni nada, la foto de la portada es la última que se tomó antes de que todo
empeorara. Por eso no tuvimos la oportunidad de tomar foto con el equipo de trabajo
pero no importa, estoy seguro que más adelante mostrarán unas fotos de ella —añadió
señalando a la pantalla que estaba detrás de ellos.

—Confieso que estoy muy intrigada con tu nueva fotógrafa pero el tiempo es limitado
en un programa en vivo y queremos comentar sobre tus recientes actualizaciones en
tus redes sociales que han causado un fuerte impacto entre tus fans —en la pantalla
detrás de ellos apareció la fotografía en donde ella y Julián estaban en el sillón y
debajo de ésta el comentario que ella hizo, le impresionó la cantidad de "me gusta" que
tenía—. Esta foto —señaló la conductora a la pantalla con una sonrisa—. Después de
llevar días sin actualizar subes esa foto y todos tenemos la curiosidad por saber quién
es esa chica sobre todo porque no aclaraste nunca nada. Además tenemos el
comentario de esta chica debajo pero por más que intentamos averiguar quién es, su
perfil y todas sus fotos estaban en privado. ¿Es alguien importante?

Julián inclinó la cabeza al mismo tiempo que negaba para luego hablar señalando la
pantalla.

—Les dije que tendrían una foto de ella. Esa chica es Brenda, mi fotógrafa.

Las dos conductoras no pudieron esconder su sorpresa.

—¡Pero sí que es joven! —exclamó una de ellas.

—Yo lo dije —se defendió el modelo.

—Es que parece una niña, ¿qué edad tiene?

—Me parece que tiene 18 años...

—¡18! Cuando dijiste joven no creí que fuera tanto, usualmente llamas joven a
cualquier persona que sea meses menor que tú...

—Pero has salido en varias fotos con ella —interrumpió la otra conductora indicando a
la pantalla en donde aparecían otras fotografías de diferentes días—. Para no llevarse
bien parecen pasar mucho tiempo juntos.
—Siempre estamos trabajando, por eso tenemos algunas fotografías juntos. Pero si
quieren hacer algún chisme adelante, tienen mi permiso y seguro el de ella también
aunque puede que pierdan credibilidad al hacerlo —las ánimo con una sonrisa ladeada.

—Te encanta ponernos en aprietos ¿verdad?

—Tal vez lo disfruto —comentó y las conductoras rieron tontamente.

—Entonces esta chica es Brenda —comentó una de ellas viendo hacia la pantalla—,
tu joven fotógrafa de 18 años. A pesar que en otra foto sale ella con una cámara no
pensamos que fuese alguien importante en el equipo —la fotografía que apareció
estaban ella y Julián en medio del estudio de fotografía, tenía su cámara morada en
una mano y con la otra le daba indicaciones al modelo. Esa no fue una sesión de fotos
preparada, Jona les había dado un tema y ambos se pusieron a trabajar, su intención
había sido sacar fotos de prueba pero Jona las vio y de inmediato se marchó con la
memoria, en la noche les avisó que habían aceptado esas fotos en una revista
extranjera. Le gustaba esa foto pues ambos lucían muy concentrados en su trabajo.
—Lo es.

—Se ve muy agradable, parece que es muy graciosa —comentó la conductora joven.

—Más que graciosa en realidad le gusta molestar a las personas; a Jona siempre le
grita "acosador", a Israel le grita de todo, como son compañeros de trabajo en un
periódico y aparte él es su profesor tienen una relación muy estrecha también hay unos
chicos a los que les cambia el nombre a cada minuto.

—¿Y a ti?

—Soy el que peor la lleva con ella, pero es joven, intento creer que se debe a eso su
forma de actuar.

—Pero ¿Cómo te trata?

—Molesta en todos los sentidos —respondió cortante

—Debe haber algo más.

—Sí hay mucho más pero es un programa en vivo y estoy empezando a notar que
esta visita se ha centrado más en ella que en mí, si quieren una entrevista con ella
pueden pedírselo, estoy seguro que aceptará. Pero soy muy autorreferente, quiero
hablar más de mí —guiñó un ojo a la cámara y todo el mundo se deshizo en gritos.

—No encanta tu sinceridad pero tu idea es buena, sería estupendo que vinieran juntos
la próxima vez ¿Qué piensas?

—Que nuestro ego no cabe en este estudio tan pequeño —respondió provocando
carcajadas en todos los presentes—. Lo digo en serio.

—Julián, todas te amamos y estamos ansiosas por saber si te volveremos a ver en la


pantalla grande.

—Si se presenta la oportunidad ¿Por qué no?"

Brenda dejó de prestar atención justo a tiempo pues unas palabras después mandaron
a cortes comerciales y al regresar Julián ya no estaba en el programa.

—Hermana, felicidades, pareces una profesional con esas fotografías —dijo Mark
dándole palmaditas de apoyo sobre el hombro—. Me dan ganas de presumirte en el
instituto como Lissa con sus fotos de famosos.

—Pues yo te gané, en la secundaria les dije a todos que la chica que estaba junto a
Julián es mi hermana —habló Lissa con tono de burla.

Ella rodó los ojos al escuchar la discusión que empezaron sus hermanos.

—Julián habló bien de ti —señaló Matt. A su lado estaba Jeanne con cara de
disgusto—. Se tomó el tiempo de hablar de ti en un programa en vivo, aunque puede
que haya sonado como si no te soportara te dio importancia aun así, y entre líneas dijo
que le gusta tu trabajo. Debes estar orgullosa de eso.

—Lo estoy —respondió con una sonrisa y ladeando su cabeza lo más que le fue
posible pues su cuñado aún seguía detrás de ella—. ¿En serio? Aun tienes
resentimiento hacia Julián —le preguntó a su hermana que tenía cara de pocos
amigos.

—Me pareció muy altanero y te dijo molesta, solo yo te puedo decir que eres una
molestia, es mi trabajo de hermana mayor —se excusó la castaña cruzándose de
brazos—. Además no puedes juzgarme porque no me agrada, no he tenido contacto
con él desde el día de la fiesta.

—Por lo mismo, no puedes seguir juzgándolo igual cuando no sabes cómo es ahora
pudo haber cambiado. A mí en lo personal me agrada —admitió y Lissa le golpeó la
frente.

—No te puede gustar porque él será mi próximo novio y después nos casaremos —
habló rápidamente.

Brenda se sobó la frente con la mano lanzándole una mirada asesina a su hermana
menor, en serio necesitaban llevarla con un psicólogo o en el peor de los casos con un
psiquiatra y que se la quedaran allá.

—Nunca dije que me gustara, dije que me agrada como compañero de trabajo.

—Estoy de acuerdo con Brenda por esta ocasión —comentó Matt concentrando la
atención en él—. Durante años estuve en constante pelea con Julián, pero desde que
trabajamos juntos, ya mucho mayores, me di cuenta que no es tan mal tipo, sólo su
carácter es difícil pero una vez que uno se acostumbra puede pasar ratos muy
agradables. En realidad hemos tenido contacto y aunque sigue molesto porque me
retiré del modelaje hemos hablado sin tensión.

Brenda no pudo ocultar su asombro ¿En serio su cuñado y Julián se hablaban? Sintió
unas ganas enormes de espiarlos para ver su interacción, su encerrado espíritu de
paparazzi la estaba empujando a hacerlo, pero debía resistirse. Desde antes de entrar
a la universidad decidió que dejaría eso de lado y tomaría la fotografía desde otro
ámbito más serio, pero... era difícil cuando había hecho eso por casi tres años.
Recordó con cariño lo que era salir del instituto y buscar en internet noticias sobre
famosos que visitaban la ciudad para ir a vigilarlos y buscar cualquier cosa
comprometedora que hicieran para fotografiarlo en realidad podían estar bebiendo un
refresco pero con el ángulo adecuado y ayudándose un poco en la profundidad de
campo podía hacerlos parecer en otro tipo de situaciones.

Los primeros meses usó su celular pero conforme vendía sus fotos pudo conseguir el
dinero para comprarse una cámara digital compacta y en menos de un año ya había
logrado comprarse su primera cámara profesional, con ella hacía fotografías tan
buenas que podía venderlas a cantidades exageradas de dinero, jamás pensó que
podrían pagarle más de 500 dólares por una sola fotografía de la pareja de reyes que
visitaron su ciudad o los más de 1000 dólares por la fotografía del futbolista que salió
golpeando a uno de sus compañeros de trabajo en medio de la noche y bajo la lluvia,
sin duda fue una de sus fotografías más famosas.

Rápidamente se ganó reconocimiento por famosas revistas nacionales e


internacionales, así como programas que describían sus fotografías como artísticas
pues ella no se preocupaba por capturar la acción de la celebridad sino que además se
encargaba que tuviese belleza, si estaba fotografiando a una pareja de enamorados
que no se esperaba que estuvieran juntos hacía lucir esa escena romántica, desde
siempre incluso de forma inconsciente usaba la luz natural como su mejor ayudante.
Pero a pesar de ser reconocida nunca dio su nombre real ni dejó que fuese visto su
rostro pues era algo que hacía a escondidas de su familia, la única persona que lo
sabía era Laini y tiempo después Matt que la descubrió en una ocasión de descuido.

A veces extrañaba tanto salir a perseguir a los famosos, tal vez por eso molestaba a las
personas como había dicho Julián en el programa, era probable que sintiera la
necesidad de hacerlo pero al reprimirse terminaba descargándose con las personas de
su alrededor. Era una posibilidad aunque que lo recordara siempre había sido
fastidiosa con los demás.

—¿Qué tanto piensas? —preguntó su cuñado sentado a su lado.

Abrió los ojos y buscó a su alrededor para ver que estaba sola en el sillón, bueno
omitiendo a Matt. Lissa estaba cerca de Brandon poniéndole unas cejas falsas sobre la
frente y Mark había desaparecido de la sala, Frank caminaba con Jeanne con un par
de bandejas de bocadillos.

—Por un momento me asustaste —dijo Matt acomodando las manos detrás de su


nuca—. Te quedaste quieta viendo al infinito y tu rostro cambió conforme pasaba el
tiempo, desde tener una mueca de curiosidad hasta una de felicidad.

Se cruzó de brazos mientras le lanzaba una mirada seria.

—Estaba recordando viejos tiempos, eso es todo.

—Tienes 18 años, ¿Qué viejos tiempos puedes tener?


Tomó el cojín del sillón y se lo estampó en la cara a Matt.

—Muchos —respondió con burla poniéndose de pie para salir corriendo hacia su
habitación.

Como toda su familia iba a estar en la sala comiendo decidió bajar su puff para tener
su propio espacio pues estar en el sillón era incomodo y sentarse en el suelo con ese
frío no era un opción. Aun así le encantaba pasar ese tipo de tardes con su familia y
cuando iba James con su hija y su esposa Mónica era todavía mejor.

***

Caminaba por los pasillos de la universidad mientras hablaba con Matt acerca del
proyecto que debían realizar antes de finalizar la semana. Sentía un poco de presión
porque tenía que ir a la agencia para una sesión de fotos con Azul y Julián además de
cubrir un evento para el periódico de la universidad y ahora tenía que añadirle el
proyecto a su semana, ya estaban en martes, técnicamente tenía un día para cada
asunto pendiente.

Siguieron caminando esta vez en silencio hasta que escuchó a Matt lanzar un
angustiante suspiro. Había sido tal que hasta a ella le había erizado la piel. Volteó a su
cuñado para verlo con el semblante preocupado.

—¿Pasa algo? No luces muy feliz —intentó no sonar muy interesada.

—Jeanne y yo estamos comprometidos ¿verdad? —preguntó con angustia.

—Sí.

—A veces siento que es un sueño —tenía que ser Matt, pensó mientras se daba una
palmada en la frente—. La amo y quiero casarme con ella pero últimamente la siento
muy distante, tengo miedo que un día me diga que piensa que es un error y termine
conmigo.

—¡Woow! ¿No vino el paranoico hoy? Mi hermana no te va a dejar.

—No lo sé, hace un par de días le llegó una carta a nuestra casa, al leerla negó y tiró
el sobre a la basura. Cuando le pregunté dijo que no era nada importante, pero lo poco
que pude ver del sobre fue el logo que utiliza una importante escuela de actuación, me
hace pensar que ella está rechazando una oportunidad por mi culpa, no me siento a
gusto. Estoy incómodo con que no hablemos sobre eso.

—Si lo está rechazando entonces ¿cómo piensas que va a dejarte?

—Porque ha estado distante —respondió con la mirada pérdida—. ¿Y si lo está


pensando? No me angustia el hecho de que lo piense, más bien el que no lo hable
conmigo.

Brenda rodó los ojos.

—Entonces dile que estás volviéndote paranoico porque no hablan mucho y asunto
arreglado. Deja de agobiarte. Mi hermana te ama, no lo sabré si soy quien más la
soporta cuando no está contigo, pero hay veces que necesitamos tomar nuestras
propias decisiones, estoy segura que no pasa nada por lo que debas preocuparte —le
dio una palmada en el hombro.

—Tienes razón, siempre hemos hablado, no sé por qué no le he pedido que hablemos
sobre eso.

—Sí, y cuando lo hagan pueden ir al invernadero que está saliendo de la ciudad, creo
que es un buen lugar para ambos, además me enteré por ahí que llegaron unos
ejemplares de Chocolate cosmos, no sé, tal vez les interese.

—¿En serio? —preguntó sorprendido.

—Sip.

—Vaya, gracias —dijo con una sonrisa.

—De nada, ahora ¿Qué te parece si en agradecimiento tú haces la primera parte del
proyecto? —pidió inocente mientras Matt entrecerraba los ojos.

***

Brenda agradeció tanto que la profesora los dejara salir temprano de su clase porque
así pudo llegar antes a la agencia y encontrase con Julián muy concentrado leyendo un
bonche de hojas. Corrió hacia él para molestarlo pero se detuvo al verlo con el ceño
fruncido mientras negaba lentamente con la cabeza. Se quedó viéndolo notando que
caminaba de un lado a otro sin apartar la vista. En el bolsillo de la camisa que vestía
sobresalía su celular y de este parpadeaba una luz, eso significaba que estaba
hablando con alguien.

—No sé, no me siento convencido de esto, no quiero hacer nada cliché, sé que dije
que volvería a actuar si se presentaba la oportunidad pero no me convence mucho esta
historia —comentó el modelo.

—Lee las primeras 10 páginas, si no te convence después de eso le diré a la academia


que estás muy saturado de trabajo —dijo la voz de Jona saliendo del celular.

Brenda no perdió la oportunidad de hacerle unas cuantas tomas mientras él lucía tan
concentrado. Pensó que esas fotografías salían tan bien no solo por su talento con la
cámara sino porque el modelo era Julián. Sonrió mientras revisaba las fotos.

—Ese nombre me persigue —comentó Julián y ella levantó la mirada—. Entre millones
de nombres que existen en el mundo tiene que llamarse así el personaje —dijo en tono
divertido.

—La autora es de la misma academia de actuación —habló Jona—. El nombre es el


que tiene su hija mayor.

—Correcto, te marco más tarde, quiero concentrarme en el guión para decidirme lo


más pronto posible —sacó el celular del bolsillo para terminar la llamada, volvió a
guardarlo y sonrió, una verdadera sonrisa, antes de murmurar—. Tenía que llamarse
Brenda.

—Tanto me extrañas que te pones a murmurar mi nombre —habló Brenda y el color en


el rostro del modelo desapareció por unos segundos.

—¿Quieres matarme del susto? —preguntó molesto caminando hacia el sillón que ya
estaba acomodado en su lugar habitual—. Mínimo podrías avisar que has llegado antes
de entrar, como las personas normales suelen hacerlo, ya sabes tocando la puerta.

—Que gruñón eres, te quejas por todo —caminó hacia él para tomar asiento en su
lugar, en el reposabrazos del sillón, sabía que él detestaba que se sentara allí, era lo
divertido de hacerlo—. ¿Por qué murmurabas mi nombre? ¿Necesitas una fotografía
mía para no extrañarme?
Él la observó con molestia y pensando si debía hablarle o no, al menos por su
expresión eso parecía, finalmente suspiró y empezó a hablar.

—Una importante academia de actuación tiene una materia en donde enseñan cine y
han decidido hacer su propia película. Tengo entendido que es la adaptación de un
libro que escribió una profesora de ahí y el personaje femenino principal se llama
Brenda —explicó y Brenda frunció el ceño—. Por eso dije ese nombre, no es por ti.

Ella levantó una ceja.

—¿De qué trata la historia? Si alguien se llama Brenda seguro debe ser muy buena.

—Según la premisa es acerca de un ángel caído que por una maldición comparte
sangre con una humana. Al parecer tiene que encontrarla y viajar hacia un lugar para
romper la maldición, de esa forma él podrá hacerse fuerte y regresar a su mundo y la
joven conseguirá la vida normal que tanto desea*.

Brenda no pudo evitar lanzar un grito de felicidad, tuvo que pararse del sillón para no
caer al suelo y poder seguir con su euforia. Esa historia la conocía, por eso se le hizo
extraño cuando Julián dijo que la autora era profesora de actuación y el personaje
llevaba su nombre —cuando era más chica le había hecho ilusión que un personaje de
libro llevase su nombre— en la biografía del libro venía eso.

—¿Estás bien? —le preguntó asustado.

—¡Sí! No puedo creer que uno de mis libros favoritos vaya a ser película, en realidad
es una trilogía y el tercer libro no pude leerlo porque estaba muy caro cuando los
estaba leyendo, casi 40 dólares —se acercó a él totalmente emocionada—. Pero te
equivocaste, no es un ángel caído, es un demonio que no puede regresar al infierno
porque hizo un acto de bondad y lo castigaron dándole la mitad de la sangre a una
humana, ahora por su culpa esa chica ha tenido una vida llena de tragedia. Los libros
son increíbles. Los leí a mis doce años y me mantuvieron en vela hasta que los
terminé.

—La historia parece interesante pero ¿es cliché? —preguntó con interés y ella negó
rápidamente.
—Para nada, no te voy a negar que los personajes sienten atracción pero es debido a
la relación de sangre —se cubrió la boca y lo observó con detenimiento, a pesar de que
conocía sus facciones casi de memoria ahora no podía dejar de verlo como el
protagonista del libro que irónicamente su nombre era—. ¡Julian! Eres perfecto para
interpretar a Julian*. Es que prácticamente han sacado al personaje del libro. ¡Tienes
que aceptarlo! Oh, por favor acepta el papel, eres perfecto. Hasta sus nombres se
parecen.

—Tú emoción me asusta.

—He entrado en un estado fangirl, no me critiques tú solo acepta el papel para que
todas las fans del libro seamos felices —le ordenó.

—No pienso aceptar nada si no me gusta la historia —bajó la mirada hacia el guión—.
Voy a leerlo así que guarda silencio para que pueda decidir.

Brenda asintió fuertemente y apretó los labios. Caminó intentando no hacer ruido y
tomó una silla para sentarse a su lado. Sacó su teléfono para buscar formas de
manipular la mente de las personas, como un as bajo la manga en caso que Julián
decidiera no aceptar el papel.
Capítulo 12

¿Nena?

"¡Por qué Brenda está sentada en el regazo de Julián!" exclamó en un comentario de


instagram una seguidora del modelo.

Lo divertido de leer los comentarios eran la variedad de opiniones que había al


respecto.

"Por favor si ellos siguen saliendo juntos en fotos voy a shippearlos demasiado y no me
podré contener, no respondo" escribió otra chica con un montón de corazones y caritas
arrojando besos.

"Muchos critican a Brenda porque ha logrado acercarse al único hombre que ellas no
podrán. Envidiosas!!!" respondía otra a la cantidad de insultos que recibía por parte de
las seguidoras de Julián.

"A mí no me engañan esos dos, se nota que tienen algo. ¡Julián, deja de negar que es
tu novia! Ya sabemos todo, toooooodo"

"Brenda soy tu fan, por favor acepta mi solicitud en Facebook"

"Julián y Brenda son la mejor pareja que ha habido en mucho tiempo, aunque ellos lo
nieguen sé que son pareja"

"#Brelianesreal ¿Qué les parece su Ship?"

Definitivamente leer los comentarios era lo mejor. Jona se había lucido tomando esa
fotografía, no tardó ni dos segundos antes de subirla a las redes y etiquetarla en ella,
por eso habían pasado apenas dos minutos y ya había más de 20 comentarios y casi
100 me gusta.
Desde que Jona, y a veces Julián, habían empezado a actualizar sus redes con
frecuencia se había ganado muchos más seguidores y las fotos en donde salían ellos
dos eran las más comentadas.

Tuvo la necesidad de crearse una página personal de FB para poder comentar y ser
etiquetada sin que las personas empezaran a enviarle solicitudes de amistad o
mensajes privados con el fin de poder hablar con ella.

Incluso en la universidad se había vuelto más popular pues pensaban que era la novia
de Julián —como si no fuese suficiente con ser cuñada de Matt—.Con esa experiencia
había comprobado aquello de que las personas solo ven lo que quieren ver. En las
fotografías no siempre salían solo ellos juntos, a los lados, atrás, en frente también
habían miembros de equipo, algunos modelos de la agencia, Jona o Israel, en pocas
fotografías salían completamente solos pero sus seguidores solo los veían a ellos.

Como en la fotografía que Jona acababa de subir, detrás de ellos estaba Azul riéndose
con las manos envolviendo su estómago e Israel a un costado del sillón con una mueca
de preocupación mientras extendía la mano hacia Julián y ella, pero las seguidoras
sólo veían a Brenda sobre el regazo del modelo.

Lo que había llevado a esa fotografía fue que Brenda estuviese sentada sobre el
reposabrazos como de costumbre mientras hablaba con Julián sobre los libros y hacían
comparaciones con el guión que le habían dado para que lo revisara y evaluara si
estaba de acuerdo en interpretar al personaje principal. Se habían centrado mucho
tiempo en ello, tanto que Israel no dudó en mostrar su inconformidad diciéndole que
ella estaba ahí para trabajar en la sesión de Azul no para estar hablando con Julián, le
había pedido que preparara su equipo pero ella lo había ignorado.

—Me encanta que hayan dejado los diálogos iguales al libro —comentó Brenda
mientras le enseñaba su copia. Era un libro pequeño de pasta blanda con las hojas
descuidadas, había subrayado sus partes favoritas con marcador morado y escrito
anotaciones en los costados de algunas páginas, a pesar de estar en ese estado era
muy preciado para ella y no dejaba que nadie lo tocara.

Julián tomó el libro y comparó el dialogo que Julian decía con el del guion
comprobando que era el mismo, al parecer iba a ser una adaptación muy fiel y eso se
ganaba a los fans.
—Brenda, date prisa, ya estamos casi listos aquí —insistió Israel. Ella lo vio
momentáneamente y asintió tomando el libro de las manos de Julián pero no hizo
ningún atisbo de moverse—. Si no vienes voy a jalarte de la bufanda.

—Yo voy por ella —comentó Azul acercándose. Brenda la sintió llegar y acomodarse
detrás del sillón, fijó su vista en ellos, probablemente viendo sobre la cabeza de Julián
el guión pero no hizo ningún movimiento de querer llevarla con Israel.

Apoyó su brazo sobre la cabeza del modelo y lanzó un suspiro.

—Entonces ¿sí aceptarás el papel? —le preguntó con la esperanza que aceptase de
una buena vez porque los trucos mentales que había encontrado tenían apenas un
65% que probabilidad que dieran resultado. Había intentado usarlos en sus hermanos
pero no habían funcionado. Si él decidía rechazar el papel esperaba que tuviera una
mente manipulable para que tuvieran efecto en él.

—Estoy revisando que el papel esté de acuerdo a lo que puedo hacer como actor, si
acepto porque sí puede que durante el rodaje me dé cuenta que no soy bueno para
interpretarlo y decepcionaré a los fans del libro —respondió.

Brenda asintió y lo dejó que siguiera leyendo, se sentía feliz que pensara
detenidamente en el proyecto, aunque para ella ya no existía otro hombre en la tierra
que pudiese interpretar a Julian se sentía agradecida que él pensara en lo mejor para
los fans del libro. Tenía la sospecha que Julián realmente quería hacer el papel pues le
había pedido el libro para hacer comparaciones y había hecho un comentario acerca de
comprar la trilogía para leerla completa.

Sacudió su cabeza acomodando la bufanda con dibujos de hipopótamos que le había


regalado Lissa, al hacerlo recordó lo que Israel le había dicho cerca de jalarla de la
bufanda. Estaba por levantarse del reposabrazos cuando sintió un tirón en su brazo
izquierdo lo que la hizo desequilibrarse, no recordaba exactamente como había pasado
sólo que al tambalearse sintió otro tirón del lado contrario y en lugar de caer en el suelo
cayó en otro lado.

Abrió los ojos sin recordar el momento exacto en que los había cerrado y se cruzó con
Julián que la estaba viendo atentamente y la sujetaba por debajo del hombro derecho.
Observó rápido la escena, Israel extendía un brazo hacia ella y su rostro lucía
preocupado, Azul también parecía asustada y las hojas del guión que estaba leyendo
Julián quedaron esparcidas por el suelo. Ella estaba medio sentada en las piernas del
modelo.

Empezó a reírse de la expresión de susto de todos y colocó el libro sobre su rostro al


mismo tiempo que escuchaba la risa de Azul y el ruido de una cámara siendo
disparada.

—Creo que se golpeó la cabeza antes de caer —murmuró Julián afirmando el agarre
pues con sus movimientos por la risa ya se estaba resbalando de su regazo—.
Probablemente desde su nacimiento.

—Brenda ¿Estás bien? —preguntó Israel con culpabilidad—. Lo siento mucho, no debí
haberte jalado así.

Ella seguía riendo hasta que Julián le retiró el libro del rostro y sus ojos hicieron
contacto.

—Estoy bien —le contestó y dirigió la vista hacia Israel—. En serio estoy bien.

Su celular vibró y el de Julián soltó un maullido. Brenda vio como él ponía los ojos en
blanco cuando sacaba el celular del bolsillo del pantalón para deslizar un dedo sobre la
pantalla y revisar la notificación que había llegado, a los segundos levantó la vista hacia
Jona que estaba frente a ellos.

—¿En serio? —preguntó.

—¿Qué pasa? —quiso saber y él le mostró la fotografía que había subido a su


Instagram y Facebook segundos atrás.

Era justamente la posición en la que estaban, ella sobre el regazo de Julián


cubriéndose la cara con el libro, Azul riéndose detrás de ellos e Israel con su cara de
preocupación. Le quitó el celular para observar bien la imagen, había notado que Jona
era realmente bueno en la fotografía y le entró una curiosidad enorme por preguntarle
si él también había estudiado pero últimamente se había vuelto un poco insoportable y
se la pasaba acosándola al ver el tipo de ropa que utilizaba, sí tal vez tenía un gusto
peculiar por algunas prendas pero no era tan rara como para vestir él que en ese
momento estaba usando un traje pachuco.
Prestó atención a la cantidad de "me gusta" que iba en aumento, en serio, le resultaba
sorprendente que en cuestión de segundos las personas comentasen y no eran
comentarios de dos o tres palabras, ni estúpidos como los de "Hola máma" o "Número
1", algunos parecían escribir todo un testamento y la segunda biblia.

Se acomodó en el regazo de Julián y empezó a leer, sintió la respiración del modelo


sobre su cabeza y lo escuchó carraspear al llegar al tercer comentario que aparecía
pues era uno en donde la insultaban diciéndole "zorra barata". Había escuchado de
Azul que Julián se molestaba al leer ese tipo de comentarios, a ella en realidad no le
importaban las palabras escritas con faltas de ortografía de personas que no conocía.

Siguieron leyendo un par de minutos hasta que Israel se aclaró la garganta y le habló
en voz alta y seria.

—Si estás bien será mejor que iniciemos con la sesión de Azul que todo el retraso nos
cuesta dinero —comentó y ella rodó los ojos.

Se puso de pie, le entregó el celular a Julián y caminó hacia el escenario que habían
armado los miembros del equipo. Debía aceptar que el trabajo les había quedado
impresionante, usando unas cuantas cajas viejas de madera, una mesa blanca en
pésimas condiciones, cuadros antiguos con la pintura casi nula y paredes barnizadas
daba una apariencia de un lugar desolado y pacífico, justo el tema de la sesión de
fotos. Le emocionaba mucho que Jona e Israel le hubieran conseguido esa oportunidad
pues esas fotografías serían publicadas en un libro de nuevos fotógrafos
latinoamericanos. A pesar que sus fotografías de cuando fue paparazzi fueron
publicadas en diferentes revistas, ahora lo sentía más real.

Alcanzó su cámara para tomar una fotografía del escenario antes que Azul se
acomodara. Sonrió satisfecha e indicó a la modelo que se acercara para iniciar con la
sesión. Esperaba que no fuese tan larga como la de Julián, con él había tardado más
de tres horas en fotografiarlo sin contar el tiempo que llevó hacer los cambios de
escenarios, pero había valido el tiempo y esfuerzo de todos, le pareció que esas habían
sido las mejores que había tomado hasta el momento.

Vio como los dos chicos practicantes del staff se acercaban a ella con dos rebotadores
de luz a lo que negó inmediatamente.
—Tweedledum y Tweedledee*, no ocuparemos eso por el momento recuerden que el
tema es un poco oscuro, mejor deberían descansar —sugirió, pues llevaban toda la
mañana trabajando.

—Brenda, siempre piensas en lo mejor para nosotros, empezaré a creer que estás
enamorándote de uno de los dos —se acercó a ella el que era más alto. Llevaba más
de un mes trabajando en la agencia y ellos dos eran sus ayudantes en las sesiones
pero hasta la fecha se habían negado a decirle sus nombres reales así que ella seguía
llamándolos como bien le parecía, por suerte era una gran conocedora de películas y
series con parejas masculinas de idiotas, tenía tantos nombres para llamarlos.

—Ni en sus sueños —les dijo con una dulce sonrisa.

—Por lo menos dinos quién de nosotros dos es más apuesto —apresuró a decir el
otro chico.

¿Cómo iba a decir eso si eran casi iguales? Cabello oscuro, tez morena, delgados, la
diferencia era la estatura. No eran exactamente el tipo de chicos que captaba la
atención con verlos una sola vez.

—Prefiero guardármelo para mí —respondió y se alejó de ellos al ver como Israel le


hacía señas. Ese hombre, en serio que se pasaba de paranoico, desesperado y
nervioso, siempre estaba con los pelos de punta ante cualquier cosa que no saliese
como él lo planeaba, es decir, con todo.

Brenda dedicó unas palabras al equipo antes de empezar con la sesión, no sabía si en
todas las agencias de modelaje lo hacían pero ahí sí y nunca lo había sentido como
una obligación, le parecía adecuado decirles a todos que era un gusto trabajar con
ellos, agradecerles por todo su apoyo y esfuerzo para que el trabajo saliera adelante.

Mientras Azul se acomodaba sobre la mesa sintió una mirada detrás de ella, al
voltearse sólo estaba Julián, muy atrás sentado en el sillón pero tenía la vista en el libro
y el guión al mismo tiempo que anotaba velozmente en una de las hojas. Frunció el
ceño y regresó la vista al frente ¿Había sido su imaginación?

***

Faltaban sólo 3 minutos para que llegara el correo.


Brenda estaba sentada frente a la computadora con Julián detrás de ella y Jona e
Israel a cada lado. Todos estaban ansiosos pues una revista de moda japonesa había
elegido las mejores agencias de modelaje, a los mejores modelos y a los mejores
fotógrafos para hacer las fotos que irían en la revista mundialmente conocida de
jóvenes modelos. Cada año elegían a diferentes modelos para publicarlos en una
edición especial, los entrevistaban, fotografiaban y promocionaban tanto en su país así
como distribuían ejemplares por todo el mundo. Los países asiáticos cada vez se
abrían más paso en el mundo de la moda y los modelos querían pertenecer a ella, no
importaba su nacionalidad.

Según se había enterado esa era la 4 vez que Julián era nominado y la primera vez de
Azul así como otros modelos promesa de la agencia. Hasta la fecha no lo habían
publicado por eso él también estaba ansioso por leer la respuesta en el correo. El
ambiente estaba tenso y no le gustaba.

—Será gracioso escuchar como pronuncian el nombre de Julián los japoneses —


comentó para alivianar el ambiente.

—¿Pronunciar? —preguntó Israel a su lado izquierdo.

—Sí, dice mi amiga Laini que los japoneses suelen tener una pronunciación diferente
con algunas letras y entre esas está la "L" que suena como "R". Es decir que el nombre
de Julián sería algo como "Jurian" —dijo marcando levemente la "r" y después soltó
una carcajada—. Lo llamarán Jurian-kun cuando lo anuncien en la televisión.

—Eso sí quedo entre todos los modelos —comentó y ella levantó su cabeza hacia atrás
apoyándose en el respaldo para poder verlo.

—Por supuesto que entrarás en la lista ¿acaso olvidas quien fue tú fotógrafa? —se
señaló con ambas manos.

Él inclinó la cabeza para verla y levantó ambas cejas.

—Ahora creo que tengo menos esperanzas de quedar ahí, mejor debería irme —soltó
el respaldo de la silla pero no se alejó ni apartó la mirada de sus ojos, al parecer ya
podía durar más segundos viéndola directamente.
—Estoy segura que si no llegas a quedar es por tu culpa, el modelo tiene la culpa, esa
es mi filosofía. Azul prácticamente pasó antes que vieran sus fotografías —mintió con
una sonrisa traviesa al ver como él ponía los ojos en blanco—, sólo bastó con que
vieran mi nombre en el correo para que pasara automáticamente. Dijeron algo como
"Esta chica es la mejor fotógrafa del mundo, le doy un Sí" y presionaron un botón rojo
en signo de aprobación.

Julián sonrió un poco antes de apartar su vista.

—Esto no se trata de un reality show, es la vida real y estudian con detenimiento cada
fotografía, no les importa el nombre del fotógrafo...

—Pues por algo me eligieron como mejor fotógrafa de la agencia —se defendió. Ya le
estaba cansando tener la cabeza en esa posición.

—De hecho te eligieron por recomendación de J... —Israel se dobló con una mano
sobre sus costillas pero Brenda no supo quién le había dado ese golpe exactamente
pues Jona se había acercado a él.

—¿No pasé por mis propios méritos? —preguntó rápidamente.

—No le hagas caso —interrumpió Julián volviendo a apoyar las manos en el respaldo
de la silla—. Pasaste por ti misma, sí te recomendaron pero ellos aun así estudiaron tu
trabajo antes de elegirte —le aclaró y ella asintió con un poco de inconformidad—. No
te estoy adulando porque se te suele subir el ego y me gusta que el mío sobresalga
pero hablo en serio cuando digo que te eligieron por tus habilidades en la fotografía.

—Te creeré sólo porque has elogiado mi fotografía directamente, nunca lo habías
aceptado. Supongo que al fin estás creciendo —dijo con orgullo fingido mientras se
limpiaba una lágrima invisible.

Julián abrió la boca pero en lugar de su voz se escucharon un par de campanillas y al


dirigir la vista a la pantalla vieron 3 correos nuevos.

—¿Cuál abro primero? —Brenda preguntó tomando el ratón de la computadora.

—Los tres tienen el mismo asunto —murmuró Jona.

—Este tiene una "J" —dijo y sin esperar indicaciones abrió el correo.
El texto estaba en inglés por lo que tardó en leer el mensaje pero apenas terminó
lanzó un grito de felicidad y levantó ambas manos hacia arriba en señal de triunfo, lo
que no imaginó fue golpear en la cara a Julián. Al sentir como su puño chocaba con el
rostro de Julián levantó la vista al mismo tiempo que éste se llevaba una mano a la
nariz.

—Lo siento, lo siento —repitió un par de veces antes de ponerse de pie sobre la silla
para alcanzar a verle el rostro.

—¿Está sangrando? —le preguntó Julián dejando ver su nariz que solo se estaba
poniendo roja.

—No, Rodolfo el reno —comentó con una sonrisa ganándose una mirada molesta por
parte del modelo.

—También Azul fue aceptada —exclamó Israel con felicidad—. Es la primera vez que
dos modelos de la agencia entran a esta revista japonesa. Esta última mitad del año le
ha ido de maravilla a la agencia.

Jona asintió mientras revisaba el último mensaje, al terminar de leer cerró el correo y
apagó la computadora.

—Julián, llama a Azul, iremos a celebrar —dijo Jona.

El modelo empezó a negar en rotundo y ella lo vio extrañado. Aún seguía sobre la silla
lo que le permitía estar a su altura y verlo con claridad, él parecía verdaderamente
reacio a aceptar.

—No, ya sé dónde quieres "celebrar" y no lo acepto —habló finalmente.

—Pero esta vez sólo seremos nosotros cinco, los invitaría a mi casa pero mi esposa
está de vacaciones y quiero que descanse.

—Y yo que culpa tengo, además mí Nena está enferma y con su ruido la molestaran —
excusó el modelo—. No será en mi casa —finalizó cruzándose de brazos y negando
firme con la cabeza.

—Azul dice que va en camino a casa de Julián —se acercó Israel guardando su celular.
Julián le lanzó una mirada asesina y dio media vuelta para salir del estudio de Jona.
Cuando los tres se quedaron solos escuchó a los dos hombres reírse entre dientes.

—No tienes el número de Azul —comentó Jona y ella volteó a verlos con sorpresa.

—No, pero ninguna de nuestras casas está disponible y a tu niño no le gusta salir a
bares además que no me atrevo a llevar a Brenda a uno de esos lugares —se encogió
de hombros viéndola.

—Soy mayor de edad, puedo entrar a un bar aunque prefiero los antros juveniles pero
ustedes son demasiado ancianos para entrar a uno —terminó con desilusión.

—Si yo soy más joven que Julián —espetó Israel.

Ella bajó de un salto de la silla y empezó a caminar hacia la salida.

—Hay que darnos prisa, tengo que hacer un proyecto con Matt y me matará si llego
muy tarde —dijo sin voltear a verlos.

Le encantaba ser la más joven del grupo porque podía burlarse de la edad de todos
aunque no fuesen tan mayores. Sonrió y recordó que Julián se había quedado con la
copia de su libro, dando saltitos se encaminó al estudio, primero lo molestaría y
después le pediría el libro.

Brenda volteó a ver a Julián, ambos estaban en el asiento trasero esperando a Jona
que había parado para comprar bebidas alcohólicas. Aunque el modelo había negado
firmemente en que llevaran alcohol a su casa su representante lo había ignorado e
igual se habían estacionado cerca de la tienda.

Aun no entendía por qué Julián permitía que Jona condujera su automóvil si a cada
rato se quejaba del trato que le daba.

Regresó la vista al libro, enfocándose en su parte favorita de la historia, estaba ansiosa


por ver esa escena en la pantalla grande. Esperaba que sí saliera, Julián le había
mostrado gran parte del guión pero no todo pues según él no tenía sentido que leyese
todo el guión ya que no disfrutaría de la película de la misma forma. A ella más bien le
parecía una tortura saber acerca de la adaptación al cine antes que nadie y tener que
esperar quien sabe cuánto tiempo hasta poder verla. Pero es que le parecía
desesperante pues aún seguían buscando a la actriz que le daría vida a Brenda. Hasta
el momento no tenía en mente a nadie y lo peor de todo es que el director de la
academia comentó que no querían actores que fuesen muy conocidos —con Julián era
más que suficiente, pues debía reconocer que el modelo tenía fama mundial— de esta
forma si la película tenía éxito sería por el contenido.

—¿Esa edición que tienes es especial? —le sorprendió la pregunta de Julián y volteó a
verlo.

Se encogió de hombros.

—Fue de las primeras copias que salieron —le respondió cerrándolo para ver la
portada—. Sé que después salieron más ediciones, como con todos los libros, pero
honestamente no sé si modificaron algo externo ¿por?

Él le mostró la pantalla del celular permitiéndole ver una página en línea de libros, ahí
estaba la trilogía completa pero tenía diferentes portadas. No ocultó la desilusión en su
rostro pues el modelo la vio frunciendo el ceño.

—¿Pasa algo?

—Es sólo que será difícil encontrar el libro que me falta con la misma portada.

—¿Qué tiene de malo que sea diferente?

Ella lo volteó a ver como si fuera un monstruo.

—No soy fanática de los libros como muchos pero no me gusta que las portadas sean
diferentes, no es correcto —puntualizó señalando su copia.

Julián sonrió de lado y apartó el celular de su vista para enfocarse de nuevo en lo que
hacía antes de interrumpirla con su lectura.

Estaba por preguntarle de nuevo si aceptaría el papel, esta vez nada más por fastidiar
pero Jona entró el auto dejando las bebidas en el asiento del copiloto.

—No puedes dejar las bebidas ahí —dijo Brenda rápidamente antes que se sentara—.
Si nos llegan a detener podrían multarlos, déjalas en la cajuela —le ordenó y el hombre
la vio extrañada.

—Eres peor que mi esposa —comentó pero aun así le hizo caso.
Brenda rodó los ojos. Jona regresó al asiento del conductor y antes de ponerse el
cinturón la vio por el espejo retrovisor.

—¿Feliz? —ella asintió con una sonrisa—. Olvidé preguntarte si bebías pero de todas
formas compré bebidas con menor cantidad de alcohol por si quieres probar.

—Sí bebo alcohol.

—¿No eres muy joven? —la interrumpió Julián viéndola seriamente.

—Ya soy mayor de edad...

—No me refiero si tienes la edad para beber, me refiero a que eres muy joven para
dañar tu cuerpo con alcohol. Deberías intentar ser más sana —dijo seriamente.

—No bebo diario, sólo de vez en cuando, eso no es tan malo.

—Sí, jode tu vida ahorita para que en un par de años tengas que estar cuidando cada
detalle de tu salud por no hacerlo a tiempo —se cruzó de brazos manteniendo la vista
al frente.

—Si no recuerdo mal, mi hermana dijo que cuando te conoció estabas ebrio y la
acosaste —comentó viéndolo fijamente.

Julián inspiró pesadamente sin regresar la vista a ella.

—Sí, y mira como terminé —murmuró—. Jona si te emborrachas te sacaré a patadas


de mi casa —advirtió y su representante soltó una risa entre dientes.

Brenda entendió el cambio de tema así que regresó la vista al libro. Se mantuvieron en
silencio durante todo el camino y no fue hasta que Jona detuvo el auto que apartó la
vista para ver por la ventana, frente a la ventana del auto estaban Azul e Israel
esperándolos, este último se acercó para abrirle la puerta y ayudarla a salir.

—¿Por qué tardaron tanto? —le preguntó.

—Jona se detuvo por bebidas...

—¡Sí! —gritó Azul con emoción seguida de Israel—. Creí que Julián no iba a querer
bebidas en su casa, por eso no traje nada —comentó la muchacha con una sonrisa.
—Bola de alcohólicos —dijo Julián pasándoles por un lado para ir hacia la puerta
principal. Brenda lo siguió sin esperar a los demás y entró detrás de él al momento que
lo escuchaba decir—. Nena, ya llegué a casa.

—¿Nena? —le preguntó provocándole un sobresalto.

—Sí, la única chica en la vida de Julián —respondió Jona entrando con bolsas en cada
mano y caminando a la cocina como si estuviera en su casa.

Azul e Israel también entraron y arrojaron sus abrigos al sillón individual de la sala,
dejándose caer al mismo tiempo en el sillón más amplio. Al parecer era más común ir a
casa de Julián de lo que había imaginado, todos lucían en confianza y para no
quedarse fuera ella también caminó a la sala para dejar su cámara en la mesa de
centro.

—¿Nena? —preguntó Julián en voz alta con la mirada hacia el segundo piso—. Tal
vez aún no se siente bien —murmuró con preocupación.

De la cocina llegó un ruido de sartenes cayendo y el modelo soltó un suspiro de


frustración antes de caminar.

—Lo que dije, no puedes estar en mi casa sin destrozar ¿verdad? Mi Nena está
enferma y tú haciendo ruido —reclamó un molesto Julián.

—Intentaba preparar todo para que solo cocinaras —se defendió Jona pero a los
segundos salió por la segunda puerta de la cocina y se acercó a ellos en la sala—. Ese
muchacho no soporta un poco de desastre. Lo olvidé, ¡Mete las bebidas el refrigerador
antes que se calienten! —gritó.

Brenda sonrió y se sentó en un banco en forma de cubo negro. Mientras Jona y


compañía discutían sobre que poner en la televisión ella observó la casa de Julián
sorprendiéndose por la sencillez de esta y es que no podía compararse para nada con
la de Matt. Su cuñado tenía una casa enorme para él y su hermana, con tres plantas,
muchas habitaciones, una sala enorme con ventanales a un costado y demás cosas
que encontraba innecesarias para una pareja de jóvenes. En cambio la casa de Julián
solo tenía dos plantas, la sala era acogedora y se dividía con la cocina por un pasillo
pequeño y una pared, hacia el fondo estaban las escaleras y por alguna razón había
una almohada al pie de estás.
—Alguien debería de ir a ayudarle a Julián a hacer la comida ¿no? —comentó Azul
con al control remoto en la mano.

—No le gusta que lo molesten cuando cocina —dijo Jona restándole importancia.

¿En serio Julián les iba a cocinar? Se puso de pie dispuesta a ver al modelo en su
fase de chef pero se detuvo al ver a una bola café bajar corriendo por las escaleras y
estrellándose en sus piernas. Cuando dejó de moverse se dio cuenta que era un perro
pequeño cubierto por tanto pelo que no le encontraba forma. El perro empezó a saltar
en sus patas traseras y ella se inclinó para acariciarlo; lo tomó entre sus manos
levantándolo para verlo mejor, entre tanto pelo notó que el perro tenía algo diferente.

—Ya conociste a Nena —habló Jona, ella volteó a verlo y vio que señalaba al perro—.
No te sorprendas si...

—No tiene la patita delantera izquierda —murmuró con sorpresa pero el perro empezó
a lamerle el rostro—. No. Espera. Oye. Tranquilo —soltó riendo al mismo tiempo que
intentaba mantener la boca cerrada.

—Es hembra, por eso se llama Nena —comentó Azul con una sonrisa—. Es muy
amorosa aunque supongo que ya lo notaste.

Tuvo que dejarla en el suelo para poder limpiarse la cara, estaba acostumbrada a las
mascotas gracias a Whisky así que no le molestaba que le lamiera el rostro pero esa
perrita se revolvía demasiado en sus brazos y había temido que se le cayera. Nena
siguió dando vueltas alrededor de ella, intentó identificar de qué raza era pero entre
tanto pelo se le dificultaba.

Caminó hacia la cocina cuidando de no pisarla y entró dando tropiezos. Nena vio a
Julián y corrió hacia él dejándola, por fin, caminar como una persona normal y no como
un bebé aprendiendo sus primeros pasos. El modelo inmediatamente dejó lo que tenía
en sus manos para poder agarrarla en sus brazos, le habló tiernamente, algo que no
había visto en él y después de un rato le dejó en el suelo.

—Juro que nunca había visto a un perro tan peludo como ella —comentó y Julián
volteó a verla—. ¿Qué raza es?
—No lo sé, el veterinario dice que puede ser una mezcla de Pekinés con Spaniel pero
no sabemos con certeza.

—¿Acaso es..?

—¿Adoptada? —terminó por ella—. Lo es. La rescaté de unos niños que estaban
tronándole fuegos artificiales hace unos años, no pude salvarla a tiempo como supongo
que habrás visto, pero al menos no pasó algo más.

Brenda le sonrió abiertamente.

—Qué bueno que la rescataste, nunca pensé que fueses el tipo de persona que le
gustan los animales.

—Me gustan, tampoco soy un fanático —se acercó al fregadero para lavarse las
manos y después la cara—, pero encontré a Nena cuando me enteré que tenía
diabetes, por eso es mi... mmm...

—"La única chica en tu vida" —finalizó repitiendo las palabras de Jona y viendo como
las gotas de agua rodaban por su cuello hasta su camisa. Él asintió y tomó una toalla
de papel para secarse.

Brenda paseó la vista por la cocina notando que era demasiado lujosa y moderna
comparándola con la sencillez del resto de la casa. Los muebles tenían puertas de
cristal, el refrigerador era enorme de color plateado, la estufa era de esas digitales que
mostraban en los programas de cocina en la televisión y otras cosas más que no sabía
que formaban parte de una cocina. Le sorprendió la cantidad de trastes y utensilios que
tenía, definitivamente cocinar no era solo un pasatiempo de Julián.

—¿Puedo ayudarte en algo? —preguntó aunque era obvio cuál sería su respuesta.
Incluso ella estaba dudosa de poder ayudar en algo cuando solía confundir el azúcar y
la sal en su propia casa.

—No, gracias —respondió, concentrado.

Ella asintió y salió de la cocina a toda prisa, tomó su cámara y regresó. Las
expresiones de Julián haciendo algo que en verdad le gustaba era algo que su lente no
podía dejar pasar, empezó a fotografiarlo sin saber si Julián se había percatado de ello
o estaba tan concentrado en su trabajo que la ignoraba. Después de unos minutos dejó
de tomarle fotos y buscó con la vista el celular del modelo, lo encontró sobre la barra.
Lo tomó y entró a la página de Facebook el modelo, buscó la aplicación que permitía
transmitir vídeos en vivo e hizo una previsualización.

—Julián.

—¿Mmm? —respondió sin apartar la vista de los ingredientes que estaba mezclando.

—¿Te puedo grabar para tu página de FB?

—Mmhm.

Rodó los ojos, seguro él ni le había escuchado una palabra, pero al menos eso contaba
como que le había dado permiso ¿no?

Activó la cámara y pulsó para iniciar la transmisión primero enfocándose a sí misma.

—Hola a quien sea que esté viendo esto, hoy me he tomado la libertad de secuestrar
el celular de Julián para mostrarles esta faceta oscura de su modelo favorito —empezó
a bajar la voz para terminar hablando en un susurro—, les aconsejo a todos que se
preparen para ver lo más traumático que puedan imaginarse, advierto que el contenido
no es para todas las edades así que pido discreción a la hora de compartir este vídeo
—colocó una mano sobre su pecho y suspiró dramáticamente—. Bien, después de esta
advertencia no queda en mi las secuelas que puedan desarrollar, pero ahí vamos.

Dirigió la cámara hacia Julián que ahora servía una mezcla dentro de un sartén sobre
la estufa.

—Les presento a Julián cocinero profesional— habló con tono de vendedor de


productos por televisión—. Este es el modelo prueba así que puede tener algunas
fallas como carácter inestable y expresiones faciales limitadas, pero no se preocupen,
si llaman en este momento les haremos un descuento del 60%. Su Julián cocinero
profesional incluirá dos mandiles (sólo los mandiles, chicas) color blanco, como el que
está usando en este momento, un cucharón de acero inoxidable y un sartén —Julián
apartó la vista dándose cuenta de lo que ella estaba haciendo—. ¡Llamen ya!

—Brenda —alargó.
Escuchó unas risas provenientes de la sala, supuso que Jona, Azul e Israel estaban
viendo la transmisión.

—A continuación obtendrán una muestra de las capacidades culinarias de Julián


cocinero profesional, porque no aceptamos devoluciones —se acercó a la comida que
ya había terminado inclinándose para darle más volumen y que luciera el doble de
deliciosa, la verdad es que no tenía ni idea de qué tipo de comida era pero lucía
apetitosa y saludable—. ¿Qué tipo de comida es esta? —le preguntó dándole la
cámara.

Julián sonrió de lado antes de suspirar.

—En general es carne asada en sartén con ensalada, salsa de soya y sopa de
verduras. Y aquí —señaló del otro lado de la isla*—, preparé unos jugos de frutas para
que consuman algo saludable antes que se emborrachen —apuntó en tono acusador.

—Luce delicioso y es mentira —aclaró Brenda colocándose a un lado de Julián para


poder aparecer en cuadro—. No vamos a emborracharnos, sólo celebraremos, eso es
diferente.

—Ya veo, debí entender eso antes —habló con sarcasmo—. Discúlpame.

—Estás disculpado pero no lo vuelvas a hacer —le dio unas palmadas en el brazo
antes de girarse para grabar lo que seguía en la estufa—. ¿Y qué es esto?

—La comida de mi Nena —respondió con diversión.

—Woow, hasta tu mascota tiene un banquete especial. ¿Conocen a Nena? —preguntó


dando la cámara a Julián.

—La han visto en algunas fotografías pero no en vídeo. Nena, ven —llamó a la perrita
que apareció debajo de la isla. Julián se inclinó para tomarla en brazos pero
manteniendo una distancia adecuada para que no cayera nada a la comida.

Brenda enfocó unos segundos a la perrita antes de tomar un plano medio para que
salieran ambos.

—Ella es Nena, para quien no la conocía, me conoció hace unos minutos pero ya me
ama —comentó la castaña ganándose una mirada de Julián.
—No te ama, sólo me puede amar a mí.

Soltó una carcajada.

—Julián es muy celoso, no acepta que su Nena me ame. Bien, te haré creer que solo
te ama a ti. Vamos Nena, demuéstrale tu amor —dijo y en seguida la perrita empezó a
revolverse en los brazos del modelo para poder lamerlo en el rostro provocando que
una brillante sonrisa adornara su rostro. Segundos después la dejó en el suelo y se
lavó la cara—. Nos acaban de informar que ya no hay más Julianes disponibles así que
aquí termina la transmisión del día de hoy. Adiós. Julián ¿quieres decir algo?

El muchacho levantó la cara y apartó la toalla de papel del rostro. Brenda puso el
celular a la altura de su nariz.

—¿Adiós? —dijo y ella negó con una sonrisa en su rostro antes de terminar la
transmisión.

***

Brenda no entendía porque si había personas con poca tolerancia al alcohol bebían
como si no hubiese mañana. Ella tenía la suerte de poder embriagarse a más no poder
y seguir consciente de sus actos, podía recordar todo lo que había hecho al día
siguiente, lo sabía por experiencia pues cuando estaba en el instituto se había
emborrachado pero supo llegar a la parada del transporte y bajarse en la calle donde
quedaba su casa, otra cosa fue la forma en que llegó, pues iba sosteniéndose de cada
pared que se cruzaba en su camino.

Estaban en el patio excepto Julián que había acompañado a Azul a la entrada principal
pues había terminado tan ebria que no podía ni levantarse, se le hizo extraño que una
modelo bebiera tanto pero ella aseguró que tenía más de 6 meses sin probar ni una
gota del alcohol y que era justo consentirse. Solo esperaba que su madre no la
regañara pues se escuchaba bastante molesta cuando Julián la llamó para avisarle que
le llevaría a su casa en su propio auto, al final la mujer le dijo que ella iría por su hija
para no dejar el auto de la modelo en la casa de él.

Ahora estaba ella entre Jona e Israel que mantenían una acalorada discusión sobre
sexo y borracheras. Al parecer los ebrios no tenían ningún otro tema que discutir
cuando se encontraban en ese estado, no importaba si eran adolescentes, estudiantes
universitarios o adultos, siempre hablaban de lo mismo.

Se cruzó de brazos observando a ambos mientras hablaban arrastrando las palabras y


agitaban sus manos con las que sostenían sus bebidas provocando que se derramara
el líquido.

—Tú no sabes nada, eres un niño —renegó Jona.

Era tan gracioso verlo en ese estado considerando su actitud seria de siempre, sin
duda las fotografías que había tomado antes valdrían oro para sobornar a cualquiera
de esos dos.

—¿Cuántos años tienes, Jona? —preguntó Brenda pues no recordaba que le hubiera
mencionado su edad,

—No estoy tan ebrio aun —respondió derramando lo poco que quedaba de su
bebida—. Mañana... recordaré nada por eso no responderé nada de ti —balbuceó.

—¿Pero qué podría hacer yo con esa información? —preguntó inocente colocando las
palmas de sus manos en las mejillas.

—No hablaré más contigo —insistió.

Dejó caer sus manos y lo vio con enojo. Ni que fuera tan malvada.

Escuchó la puerta corrediza abrirse y Julián salió al patio para encontrarse con ellos, en
una de sus manos llevaba una bolsa negra para la basura y en la otra cargaba a Nena,
en realidad ese chico quería demasiado a la perrita.

—Brenda ¿puedes cargarla? —le pidió acercándose a ella—. Quiero revisar el piso
porque Azul quebró una botella y no quiero que se lastime sus patas. Intenté dejarla
dentro pero no me obedecía.

Ella asintió y tomó a la perrita en sus brazos.

—Es que quiere estar conmigo, por eso no te obedeció —comentó acariciando el
pelaje.
—Pues conocí a mi esposa en una discoteca —dijo Jona levantando la voz—. Así que
yo sé más que tú.

—He conocido a muchas chicas y ninguna me ha gustado —atacó Israel—. Prefiero


sexo sin compromiso —terminó haciendo pausas en cada palabra, no supo identificar
que había hablado así para remarcar su punto o porque estaba tan ebrio que no podía
hablar de otra forma.

—Eso no es bueno.

—Mejor sexo sin ataduras, es más sin siquiera desnudar a la mujer, para qué
tomarme mi tiempo. ¡Julián! ¿Tú qué prefieres?

—Prefiero que se vayan a su casa —le respondió poniéndose de pie—. Y dejen de


hablar de eso frente a Brenda ¿no ven que es muy joven?

—¡Ja! Brenda es joven pero no inocente —soltó Israel para reírse y verla con ojos
brillantes—. ¿Qué piensas? ¿Tener sexo con o sin ropa? —le preguntó, a continuación
sirviéndose otro vaso con alcohol. Definitivamente estaba ebrio, él jamás le preguntaría
algo así.

Ella pensó solo dos segundos antes de responder.

—Sí solo es sexo casual para qué perder el tiempo de desnudarte y desnudar a esa
persona, si al fin no quieres nada más que satisfacción. Pienso que sólo debes
desnudar a la persona cuando quieres hacer el amor pero no solo se trata de
despojarla de sus ropas, sino llegar a ser capaz de desnudar su corazón, quitar esas
posibles capas de dolor y tristeza y amarla como ser humano no usarla como juguete
sexual —se encogió de hombros—. Al menos eso pienso.

Se quedaron en silencio y lo único que se escuchaba era la bolsa que Julián tenía en
las manos y cada que arrojaba un pedazo de vidrio dentro. Unos minutos después Jona
pareció reaccionar.

—Te he subestimado, Brenda. Eres mucho más... —se quedó callado intentando
pronunciar la palabra que tenía atorada en la boca—. ¿Sensata?
—Precisamente inteligente —dijo Julián poniéndose de pie dirigiendo su mirada a
ella—. Probablemente estos dos pasaran la noche aquí ¿Quieres que te lleve a tu
casa?

Negó rápidamente, de ahí tenía que irse con Matt para terminar el proyecto que
debían entregar al lunes a primera hora.

—No, sólo necesito que me des la dirección para que Matt venga por mí —
respondió—. Me iría yo pero creo que estoy un poco mareada —confesó.

—Yo se la mando a Matt —comentó entrando a la casa.

¿Tenía su número de teléfono? Cada vez se sorprendía más de la cercanía de esos


dos. Se quedó en el patio inspirando el aire fresco y con Nena sobre su regazo que
parecía haberse quedado dormida. Jona e Israel habían empezado a hablar de otro
tema pero esta vez decidió ignorarlos.

Un par de minutos pasaron antes de recibir un mensaje. Cuando lo revisó vio que era
Matt donde le decía que estaría en casa de Julián en 5 minutos. Se levantó dejando a
Nena en la silla y empezó a levantar los vasos y platos con los que habían comido esa
tarde, entró a la cocina y dejó todo. Iba a empezar a lavarlos cuando Julián entró.

—No lo hagas, mañana Jona e Israel lo harán como castigo —sonrió de lado y casi
pudo identificar su plan—. Pondré música a todo volumen, esconderé el agua y lavaran
los trastes además que limpiar el patio trasero. Que recuerden que en mi casa no se
viene sin hacer nada a cambio.

Brenda sonrió con complicidad.

—Me gusta, pero yo añadiría que limpien el baño con las manos y sin guantes.

Julián fingió pensarlo pero al final asintió estando de acuerdo.

—Bien, iré encaminándome a la parada para encontrarme con Matt. Intentaré caminar
sin tambalearme. Dime que tal lo hago —se giró y caminó recto hasta la puerta
saliendo de la cocina.

Sintió que había hecho un buen trabajo pero aun así esperó a que Julián saliera y le
dijera como lo había hecho.
—Parece que tienes mucha experiencia en esto —comentó el modelo.

—Es que las personas inteligentes seguimos siéndolo aun ebrios, además solo me
tomé dos vasos... —vio la mirada que le lanzaba y se corrigió—. Bien, casi tres vasos y
medio, pero no es para tanto. En fin, nos vemos, el día que sea y espero que aceptes
el papel para la película o le diré a Matt, seguro a él también se lo dan.

Caminó a la sala para tomar su cámara y después a la puerta.

—Matt no tiene la apariencia indicada para Julian, tal vez podría ser Rafael, pero aun
lo dudo —respondió abriendo la puerta para ella—. Además soy mejor actor que él.

—Demuéstralo —dijo saliendo de la casa. Para su sorpresa Matt estaba llegando, aún
no habían pasado 5 minutos. Corrió hacia su auto en cuanto estacionó y sin decir nada
se sentó en el asiento del copiloto—. Tardaste menos.

—¿Has bebido? —le preguntó Matt apenas abrió la boca. Asintió mientras se ponía el
cinturón. Él asomó su cabeza del auto y le gritó a Julián—. Gracias por no haber dejado
que se fuera sola.

—De nada —le respondió el modelo y cerró la puerta de la casa.

Llegaron a casa de Matt en poco tiempo y apenas entró sintió el ambiente tenso.
Volteó a ver a su hermana que se encontraba en el sillón sin apartar la mirada de la
televisión, regresó la vista a su cuñado que estaba de pie detrás de ella y abrió los ojos.

—¿Acaso está peleados? —preguntó con sorpresa.

Jeanne apretó sus labios y siguió viendo la televisión, Matt suspiró cerrando la puerta y
se encogió de hombros para subir hacia la segunda planta.

Se quedó de pie sin saber con quién de los dos debía hablar.
Capítulo 13

¿Hablar de travesuras?

Soltó otra carajada al leer uno de los comentarios del vídeo que había transmitido en la
página de Julián. Cuando lo estaba grabando no creyó que luciera tan divertido aunque
los comentarios eran los que se llevaban todas sus carcajadas.

—Brenda —advirtió Matt por milésima vez.

Matt y su hermana estaban cenando ya que ella había quedado más que satisfecha
con la comida en casa de Julián, pero aun así estaba sentada en el comedor porque
con suplicas silenciosas ambos le pidieron que los acompañara. Aunque sentía
curiosidad por saber cuál era el motivo de su pelea decidió dejarlos hasta que ellos le
dijeran todo. Tarde o temprano lo harían y si no entonces en el momento más
inoportuno les preguntaría. Por eso prefirió leer los comentarios, desde que conoció a
Julián había desarrollado un extraño gusto por hacerlo.

—No celulares en la mesa —dijo Jeanne dejando su tenedor sobre el plato y viéndola
seriamente.

Brenda levantó la mirada para fijarla con la de su hermana, no fueron ni cinco


segundos de contacto cuando Jeanne apartó la vista.

—Bueno, en casa me enseñaron que los problemas personales se dejan de lado a la


hora de la cena, pero aquí estamos —comentó y al ver la incomodidad de ambos
regresó la vista al celular.

—Son cosas diferentes —comentó su hermana.

Ella sonrió con diversión.

—Pues entonces me voy a la sala para poder estar con mi celular y no sentirme como
el tercero en discordia —empezó a levantarse de la mesa pero ambos parecieron
tensarse ante su movimiento. Con una sonrisa triunfal se dejó caer sobre la silla y
mostrándoles el celular con burla empezó a teclear sobre la pantalla.

Después que ambos terminaran de cenar Matt hizo espacio en la sala para que
pudiesen terminar su proyecto. Debía admitir que su cuñado tenía una calidad
impresionante en redacción y ejemplificación de temas, él había hecho gran parte del
trabajo, ahora solo les quedaba usar su creatividad para hacer una línea cronológica
sobre el tema. Brenda se consideraba creativa, tal vez no la mejor de la clase pero
tenía creatividad suficiente para sacar una buena nota en ese trabajo.

Mientras ellos dos se encargaban de hacer la tarea Jeanne veía la televisión con el
volumen muy bajo para no distraerlos. Después de casi dos horas ya tenían todas las
piezas de la cámara de cartón análoga y solo quedaba unirlas con cinta adhesiva y
pegar la información narrada con imágenes en las hojas blancas que habían utilizado
como película fotográfica. La idea de hacer la línea de tiempo así fue de ella pero ahora
les estaba tomando mucho tiempo terminarla y ya estaba cansada del olor a
pegamento. Dejó caer la cabeza sobre la mesa.

—Me rindo —su voz sonó amortiguada—. Que nos bajen la calificación pero ya me
cansé de pegar las imágenes.

Dejó el pegamento y se acostó en el suelo. Jeanne la volteó a ver y se puso de pie


para sentarse en uno de los cojines que había al lado de Matt, tomó el pegamento, le
quitó una imagen a su novio y empezó a ayudarles con su trabajo. Su cuñado vio a su
hermana de reojo con una sonrisa y le besó la mejilla antes que ella se volteara hacia
él y se dieran un rápido beso en los labios.

Bueno, al menos su pereza había traído algo bueno.

Después de un breve descanso volvió a tomar las imágenes y terminar el trabajo. La


cámara de cartón había quedado bastante grande pero era necesario para poder
guardar la línea de tiempo dentro. Revisaron que funcionara, aunque durante el
proceso de pegarla habían revisado que todo quedara de acuerdo al plan, de igual
forma Matt se colocó a un costado de la cámara y ella del otro extremo, empezó a
explicar el tema a su única espectadora mientras su cuñado iba sacando las hojas con
imágenes que ejemplificaban lo que ella iba diciendo. Las hojas tenían dobleces que
permitían acomodarlas como si fuera un acordeón y no molestaba al momento de sacar
la siguiente. Satisfechos con el resultado y sin limpiar todo el desorden que habían
hecho en la sala descansaron, pasaban de las 11:00 de la noche cuando empezó a
bostezar y vio como la pareja de enamorados se susurraban al oído. Entendió esa
señal como el momento de ser imprudente.

—Disculpen que mi curiosidad de periodista se entrometa justo en este momento de


paz pero ¿Por qué estaban molestos hace rato? —preguntó sin sentirse culpable.

Jeanne tomó la mano de su novio y sin levantar la vista respondió.

—Me han ofrecido una oportunidad un poco loca —entrelazó sus dedos con los de Matt
dejando a la vista su anillo de compromiso. Brenda volvió a bostezar—. Una academia
me ofreció interpretar un papel protagónico en una película —la boca de Brenda quedó
abierta alejando cualquier pisca de sueño que tenía. ¿No podía ser la misma que...?—.
Es una película independiente financiada por la escuela de cine de la academia.
Buscan talentos "nuevos" según su explicación en las dos cartas que he recibido y
como me han visto actuar me han pedido que sea la protagonista del film. Es una
buena oportunidad...

—Una excelente oportunidad —interrumpió Matt.

—Pero no quiero aceptarla.

—Sí quieres hacerlo —insistió su cuñado.

—Se interpone en mis planes —contraatacó. Brenda pudo notar como su hermana
empezaba a ponerse ligeramente molesta—. Nuestros planes.

—Creo que estoy perdida, no hablen en clave y expliquen con lujo de detalle porque
probablemente voy a desmayarme en este momento —dijo con más tranquilidad de la
que creyó tener pues por dentro estaba en un tipo de ataque fangirl.

—Jeanne se niega a aceptar esta gran oportunidad porque justo los meses de
filmación se atraviesan en la fecha que tenemos planeada nuestra boda. No quiere
retrasarla a pesar de tener unas ganas inmensas de pertenecer a esa película
respondió Matt rápidamente—. Yo digo que acepte pero ella se niega, por eso
discutimos esta mañana.--- Se quedaron en silencio hasta que golpeó fuertemente la
mesa atrayendo la atención de ambos.
—Joder, firmen el puto papel en el registro civil, se casan de una, vas a filmar la
película, regresas para la fiesta y se van de Luna de miel —habló exaltada.

—¡Brenda! —exclamó Jeanne viéndola mal—. No hables así. Se supone que eres tú la
que se molesta cuando las personas dicen "mierda".

—Pero es que esa es una palabra muy fea —explicó confiando en su argumento.

—¿Y la que acabas de decir no?

—No, para mí no —sacudió la cabeza—. Pero eso no importa. Hermana ¿en serio?
¿Serías capaz de desperdiciar una oportunidad como esa?

Jeanne suspiró.

—No quiero retrasar nuestra boda además soy actriz de teatro no de cine, es algo
completamente diferente...

—¡Es una nueva experiencia! Si no funciona está bien pero no te quedaste con las
ganas de hacer algo diferente. Si a mí me ofrecieran hacer fotografía de cine en lugar
de la fotografía fija que es mi fuerte lo haría, puede que sea un asco o darme cuenta
que soy incluso mejor de lo que esperaba. Pero habré hecho algo más. Y que su boda
se retrase unos meses no romperá el amor que se tienen ¿o sí?

Su hermana negó con la cabeza y Matt le besó la mejilla.

—Analízalo desde otra perspectiva. Ustedes dos se aman así que adelanten su boda o
retrásenla, eso no cambiará sus sentimientos ni el significado. Matt está de acuerdo
¿no debería importarte esa opinión más que nada? Tú quieres hacerlo y con una buena
planeación pueden hacer que eso funcione sin sacrificar una cosa o la otra —finalizó
con el rostro serio.

—Brenda, creo que te equivocaste de carrera ¿no pensaste ser psicóloga o algo
parecido? —preguntó Matt con una sonrisa.

De nuevo esa pregunta, había perdido la cuenta de cuantas veces le habían dicho eso
en ese año, porque si contaba los años anteriores, bueno jamás acabaría.
—Lo que tienes es miedo a que sea tu competencia en el mundo laboral y por eso
quieres desviarme de mi meta —respondió con una sonrisa—. Pero olvidas que voy por
delante de ti, por el momento soy fotógrafa de Julián y de Azul, cuando tú te gradúes
de la universidad yo ya habré conquistado a todo el mundo con mi fotografía. Muajaja.

—Esa risa se escuchó muy falsa —señaló su cuñado.

—La hice así al propósito, torpe.

—¿Podrías dejarnos solos, Brenda? —pidió Jeanne con expresión firme.

Asintió y tomando su celular se puso de pie para correr hacia el segundo piso. Le
verdad es que quería darse una ducha pues sentía todo el cuerpo con olor a
pegamento.

Brenda estaba acostada sobre su estómago sosteniendo su peso con los codos para
poder escribir en el celular. Cuando se dio cuenta que era mucho lo que estaba por
contarle a su amiga prefirió mandar un audio, terminó de hablar al mismo tiempo que
escuchaba cerrar la puerta de su habitación —en realidad era la habitación de visitas
en la casa de Matt—. Se giró quedando sobre su espalda para ver a su hermana mayor
recargada en la puerta, ya vestía su ropa de dormir y temió que estuviese allí para
pedir que durmieran juntas. No lo aceptaría y la mandaría a dormir con su prometido
costase lo que costase. Quería esa enorme y cómoda cama para ella sola.

—¿Estás ocupada? —le preguntó Jeanne con timidez.

—Estaba hablando con Laini sobre mi genial vídeo con Julián —respondió
sentándose en la cama y cruzando las piernas—. ¿Necesitas algo?

Su hermana se acercó a gran velocidad a su cama y se sentó de inmediato imitando su


posición, tomó uno de los cojines y lo abrazó entre su estómago.

—Quiero hablar contigo.

El sonido de un nuevo mensaje captó su atención y leyó el mensaje de Laini, lo


contestó y sintió un almohazado en un costado de su cabeza.

—Deberías de escucharme cuando digo que quiero hablar contigo, no seas


irrespetuosa con tu hermana mayor —pidió extendiéndole la mano. Era una indicación
que debía entregarle el celular, su mamá solía hacer eso si los veía en la mesa con
cualquier tipo de distracción, pero no estaban en casa de sus padres así que le enseñó
la lengua y negó terminando de escribir el mensaje.

—Mínimo deja que le de las buenas noches a mi esposa.

—Dile a tu esposa que no sea tan acaparadora por derecho soy yo quien debe tener
tu atención.

Ya volvía a tener la vista en el celular mientras veía la imagen de un osito con la pijama
puesta. Su amiga se estaba despidiendo pues pasaba de la media noche y ambas
tenían clase al día siguiente a primera hora.

—¿De qué quieres hablar? —le preguntó a su hermana que abrió la boca pero no dijo
ni una palabra antes de ponerse colorada hasta las orejas. Inmediatamente identificó el
tema, Jeanne no era de las que se sonrojaban por cualquier cosa—. ¿Sobre sexo? —
preguntó divertida y alargando la última palabra.

Ahora el cuello de su hermana también había tomado el mismo color que el de su


rostro.

Se apresuró a tomar el celular, presionó el icono del micrófono para hacer su grabación
mientras observaba a su hermana mayor con diversión.

—Amor mío. Mi hermana necesita una consejera para hablar de travesuras, mañana
terminamos con nuestra platica. Me saltaré la clase de las 11 para vernos en la
cafetería —terminó la grabación y sin esperar respuesta alejó su celular y fijó la vista en
su hermana que guardaba silencio.

—¿Por qué dijiste "hablar de travesuras" en ese tono? puede malpensarlo.

—Laini puede malpensar cualquier cosa sin importar el tono que utilice.

—Son unas pervertidas.

—Preferimos el término "mente sexy", suena menos corriente. Pero anda, a lo que
viniste —la animó.
Jeanne apretó los labios y tras no poder hablar escondió la cara en la almohada
soltando un grito de frustración.

Pensó en aligerarle el tema y habló por su hermana mayor.

—¡Yo sé, yo sé! —dijo como niña pequeña mientras levantaba la mano con
entusiasmo—. Tienes tantas ganas de hacerlo con Matt que estás pensando en enviar
al diablo los planes de boda y pasar directamente a la acción. Es eso ¿verdad? Por
supuesto que lo es —finalizó con confianza.

—N-no, yo —ahora parecía que el color rojo era el nuevo tono de piel de su hermana—
, ya he dicho que quiero llegar virgen al matrimonio —respondió apartando su mirada.

—Hermana —habló llamando la atención de Jeanne—. Me parece que es bueno que


seas fiel a tu idea de ser virgen hasta el matrimonio, hoy en día muy pocas personas
pueden llegar hasta donde estás pero ¿segura que estás bien con eso?

Jeanne lució confundida y apenada.

—Creo que sí —respondió en un susurro.

—¿Y Matt?

Su hermana se quedó en silencio para segundos después asentir con inseguridad.

—Creo que es genial que él te respete de esta forma. Te demuestra lo mucho que te
ama pero ¿En serio necesitas un papel para darte cuenta que estás casada? Mírate,
vives en casa de Matt, duermen juntos, él te lleva al trabajo para después marcharse a
la Universidad cada mañana, hacen tantas cosas como una pareja de casados lo haría
¿Es necesario un papel y una ceremonia para dar por hecho su matrimonio? Yo creo
que no. Pero desde luego es mi punto de vista. A pesar de ser hermanas y físicamente
lucir casi iguales nuestras ideas son completamente distintas. Si yo tuviese a alguien
que me amara como te ama Matt no dudaría en entregarme a él completamente,
incluso si no tengo un papel que demuestre algo.

Jeanne se quedó con las palabras en la boca, vio el debate interno de su hermana. Era
gracioso que ella siempre resultaba ser la de los consejos, los papeles estaba
invertidos en su familia.
—Temo no ser buena para Matt —susurró, algo apenas audible que no hubiera
escuchado si la habitación no hubiese estado en silencio sepulcral. Jeanne levantó la
mirada hacia ella—. Sé que me ama pero temo no ser lo suficiente para él.

—Inseguridad al hacer el amor —asintió comprendiendo a su hermana—. Todo el


mundo pasa por ello cuando se ha estado "guardando" durante tantos años para una
persona especial, para los que no pensamos eso da igual —Jeanne abrió los ojos
viéndola acusadoramente—. ¿Y si no le gusta mi cuerpo? ¿Y si no soy buena y se
decepciona? ¿Si me deja después de hacerlo? —preguntó Brenda fingiendo
desesperación ganándose otro almohadazo por parte de su hermana, rio
acomodándose el cabello antes de proseguir—, no eres la única que lo ha pensado y
está bien tener esas dudas antes de hacer el amor con la persona, pero solo antes de
hacerlo. Porque créeme, una vez estando con la persona que amas esos pensamientos
no estarán presentes nunca más.

Jeanne sonrió abrazando la almohada contra su pecho.

—Y... ya sabes —preguntó con timidez—. Cuando perdiste la virginidad ¿te dolió?

Brenda rio, en serio que los papeles estaban invertidos de una manera que empezaba
a causarle escalofríos.

—En primer lugar, la virginidad es algo más —señaló a su sien con el dedo índice—,
mental. A mí no me dolió y ni siquiera sangré ni nada de esas cosas que nos meten en
los libros de la escuela o en las novelas juveniles, muchas cosas son mitos inventados
por machistas de hace siglos y otras cosas solo le suceden a algunas personas, no
todos somos iguales, nuestros cuerpos son diferentes así que no todo aplica por igual.
Que te entre bien en la cabeza —le dio unos golpecitos en la frente haciéndola fruncir
el ceño.

—Eso ya lo sé —respondió apartándole la mano.

—Entonces no pienses que mi experiencia va a ser igual a la tuya. Yo solo he tenido


sexo, no he hecho el amor ni una sola vez, esa será nuestra primera diferencia —
aclaró y sonrió desviando la mirada de su hermana unos segundos antes de volver a
verla—. Como dije, para mí cuestiones como la primera vez son diferentes a las de un
porcentaje de la población —Jeanne rio fuertemente, seguro por el tipo de palabras que
estaba utilizando pero es que cuando entraba en su modo de consejera no podía evitar
hablar de esa forma—. Solo he tenido sexo, así que no he experimentado lo que es
hacer el amor. Se puede decir que no he tenido mi primera vez. También estoy en
espera de la persona indicada para hacer el amor por primera vez.

—Yo no estoy esperándolo, tengo a Matt esperándome con paciencia infinita, aquí la
única que debe buscarlo eres tú.

Ambas se sonrieron.

—Es verdad, pero tengo mucha flojera de buscarlo ¡viva la pereza! ¿Crees que esa
persona vendrá por sí solo? Si no me quedaré soltera por siempre —dijo divertida.

Vio a su hermana que parecía estar analizando las palabras que había dicho
anteriormente. Se quedaron en silencio durante unos minutos hasta que Jeanne soltó
un largo suspiro.

—Mañana después que salgan de la universidad me gustaría ir a casa de nuestros


padres ¿Crees que puedas estar allí? Me refiero a que si no tendrás trabajo o algo.

No podía asegurar algo como eso pues Israel solía decirle en el mismo día incluso
con apenas un par de minutos de anticipación si debía ir a la agencia o no.

Últimamente no solo trabajaba para Julián y Azul, de vez en cuando solía participar en
sesiones de fotos de otros modelos pues tenían curiosidad por saber el motivo de ser
tan solicitada por Julián.

Le asintió a su hermana con la idea de rechazar a Israel si le pedía que fuese a


trabajar.

—Bien —dijo con una sonrisa.

—Oye y regresando a lo que estábamos hablando hace rato ¿Para qué película te
han ofrecido el papel que "no" quieres tomar? —preguntó más que nada para confirmar
sus sospechas.

Jeanne ensanchó más su sonrisa.

—Si te digo te mueres aquí mismo —respondió con diversión—. Pero digamos que tú
conoces la historia muy bien ¿Te suena un demonio muy sexy llamado Julien?
Brenda detuvo un grito cubriéndose la cara con una almohada y empezó a patalear con
emoción sobre la cama.

—No sé si estas convulsionante o qué —comentó Jeanne riendo.

—Se llama Julian, no Julien, pero casi le atinas para haber leído solo el primer libro —
intentó tranquilizarse—. ¿Cómo esperas que te deje renunciar al papel ahora que sé
que podrías interpretar a mi tocaya? No ni hablarlo, tienes que aceptar esa
oportunidad.

Jeanne negó con la cabeza e intentó ponerse de pie pero se detuvo al escucharla
hablar.

—Otra duda ¿Sabes quién será el que interprete al personaje masculino del libro?

—No, en la carta no viene. Creo que el candidato aun no responde y no pueden decir
nada hasta que alguno de los dos respondamos el mensaje.

Asintió sin borrar la sonrisa en su rostro.

—Bien, largo de aquí. Necesito fangirlear en privado —empezó a golpearla con la


almohada hasta que se levantó y salió de la habitación.

Una vez con la puerta cerrada se dejó caer de espalda sobre el colchón y cubrió su
cara con la almohada. Pegó un grito antes de empezar a girar y dar patadas
descontroladas. Se quedó quieta con la vista hacia el techo y una sonrisa en el rostro.

Lo único que podía pensar era en que si Julián aceptaba el papel y Jeanne también
habría una adaptación épica. Las personalidades de ambos chocarían inmediatamente
justo como los personajes del libro, su actuación sería simplemente natural y era
seguro que conforme fuesen conociéndose tendrían más química frente a la pantalla.

Estaban tan emocionada que no podía para de imaginarse la película en su cabeza con
Julián y Jeanne. A partir de ese momento ya no había nadie más para interpretar a
esos personajes más que ellos.

***
Estaba tan aburrida escuchando la exposición del equipo en turno —ella y Matt habían
sido el primer equipo en presentarse— que escondiéndose del profesor sacó su celular
y mandó un mensaje a Laini. Su amiga había tenido la suerte de salir antes pues uno
de sus profesores tuvo que salir de viaje por un congreso o algo parecido. Ojalá ella
hubiese tenido la misma suerte.

"Sácame de aquí antes que muera de aburrimiento" envió el mensaje y se apresuró a


silenciar el celular antes de tener respuesta.

"Mejor aviéntate de la ventana y te atrapo aquí abajo" le contestó casi al instante.

"Prefiero no confiarte mi vida de esa forma >_< ¿Qué estás haciendo?"

Laini no respondió en los siguientes tres minutos y se preocupó. Estaba por llamar a la
policía antes de ver que ella le escribía de regreso.

"¡Brenda! ¡Acabo de colgar con Sandra y adivina qué me dijo!"

"Espero que algo suficientemente bueno para haber tardado tanto en responderme" le
escribió poniendo un par de caritas.

"Muy bueno. Mi profesor de cálculo se fue a un congreso desde hace casi una semana
y no regresará pronto. Tendremos un reemplazo. ¡Adivina quién será!" ahora fue el
turno de su amiga de llenar la pantalla con un montón de caritas y monitos. Sonrió a la
pantalla imaginándose la respuesta. A Laini solo había un profesor que le agradaba.

"¡Tardas mucho en responder!" le reclamó su amiga "Pero sí, es Martín ¿Puedes


creerlo? Él ya había dado clases en universidades pero no tenía idea que pudiese dar
clase en la facultad de arquitectura. Aunque solo será un reemplazo temporal, pero
será mi profesor de Calculo"

Sonrió y echó un vistazo a su alrededor para comprobar que nadie la estaba viendo
antes de responder.

"Creo que quiero volver a cursar la clase de cálculo en tu facultad 7u7" Escribió.

"Ven. Yo te adopto"

"¿Martín sigue igual de guapo?"


"¬¬"

"Es una pregunta seria" sonrió con burla a la pantalla del celular.

"¬¬"

—Brenda —la llamó Matt provocándole un sobresalto. Su cuñado le indicó que


levantara la mirada. El equipo en turno ya había terminado y el salón aplaudía como si
en verdad hubiesen prestado atención. Escondió el celular.

—Ah, sí. Clap, clap, clap —dijo sin ganas mientras fingía aplaudir.

Después de eso el profesor dio unas instrucciones y por fin dejó de torturarlos.

Salió del salón junto a Matt que cargaba sus mochilas, por ese simple gesto de su
cuñado hacia ella habían empezado a hablar mal de ambos, inventándose que tenían
una relación romántica y ambos engañaban a Jeanne. Pero a ninguno de los tres les
importaban esos rumores así que seguían con sus costumbres.

—¿Con quién hablabas? —le preguntó Matt.

—Laini ¿Quién más podría ser?

—Creí que era Brandon —dijo pensativo—. Aunque ahora que lo pienso ya no los he
visto juntos ¿Pasó algo?

Sólo había una cosa que podía dejarla sin palabras y era esa. Suspiró con la mirada en
el piso.

—Ya sabes, peleas de hermanos —se encogió de hombros.

Algún día, algún día tenía que hablar de eso, pero no sería con Matt o con alguien de
su familia, exceptuando a Mark y Lissa que se habían enterado. Laini también lo sabía
pero su amiga la conocía mejor que ella misma.

—¿Hoy no tienes que ir a la agencia? —preguntó Matt interrumpiendo sus


pensamientos.

—Es cierto. Corre y mantente alejado de la vista de Israel antes que me secuestre. Le
prometí a Jeanne que iría a casa después de la universidad.
Apenas dijo eso Matt asintió contento y la jaló para dirigirse al estacionamiento.
Caminaron hacia el "discreto" auto amarillo y entraron a toda prisa.

En cuestión de minutos llegaron a casa de sus padres. Al entrar vieron a Jeanne con
Mía en sus brazos, caminaba en círculos mientras arrullaba a la niña. Mía era la hija de
su hermano mayor James y Mónica, mejor amiga de Jeanne. En cuanto Matt la vio
corrió hacia ellas y las abrazó. En serio que a esos dos les hacía falta un hijo.

James y Mónica estaban sentados en el sillón, ella sobre el regazo de su hermano,


junto a sus padres. Brandon estaba donde siempre pero con Lissa sobre él que no
dejaba de molestarlo. Frank y Mark habían arrastrado las sillas del comedor.

Todos estaban reunidos en la pequeña sala y no sabía si había sido una coincidencia o
Jeanne había mandado a reunir a toda su familia.

Se apresuró a subir a su habitación para bajar su puff y estar cómoda.

—Y nosotros que pensábamos irnos temprano —dijo James cuando ella iba bajando
las escaleras—. Es casi un fenómeno sobre natural que nuestra familia esté reunida
completa. Con mascota y todo —señaló a Whisky que estaba tumbado frente a la
puerta.

—Yo sólo vine porque me prometieron panqueques —se dejó caer sobre el puff
cuidando que la falda no se le levantara, aunque siempre usaba short debajo—. Espero
que cumplan con la promesa.

Jeanne entrecerró los ojos en su dirección, ahora era Matt el que cargaba a Mía.

—Esperen ¿no me digan que romperán su compromiso? —preguntó James con


esperanza. Mónica lo golpeó en la cabeza pero él le regresó un beso.

—¡No! — exclamó Matt molesto.

Esos dos no se llevarían bien nunca.

—¿Cómo van a romper su compromiso si Jeanne está embarazada? —dijo Brenda


con una sonrisa burlona que provocó que el color del rostro de su hermano
desapareciera.
—¡Es mentira! ¿verdad? ¡Díganme que lo es! —exclamó exaltado.

—En realidad tengo casi 3 meses de embarazo —mintió Jeanne sonrojándose.

James fingió un desmayo, o al menos eso creyó. Todos en su familia empezaron a


reírse y su hermano mayor solo reaccionó cuando Mónica lo besó. Si existía una pareja
más cursi que Matt y Jeanne sin duda eran esos dos. Después de haber aclarado todo
el alboroto Jeanne y Matt fueron los únicos en no tener un asiento pero al parecer iban
a tomar el puesto de oradores porque incluso se estaban aclarando la garganta.

—¡Suelten la sopa! —gritó ahuecando las manos alrededor de su boca.

Todos volvieron a reír y Jeanne por fin habló.

—Tengo que contarles algo —empezó y relató todo acerca de su oportunidad para
hacer la película. Esa escena le recordó mucho a la vez que anunciaron su
compromiso, toda su familia había estado reunida en esa misma casa, estaban felices,
sonriendo y escuchando con atención. Algunos asentían conforme escuchaban, otros
permanecían estáticos pero sin dejar de verse felices y ella que siempre sabía las
cosas con anticipación.

Vio a Brandon levantarse y desaparecer de su vista, seguro había ido por agua, él
siempre tomaba agua cuando estaba ansioso y como el relato de Jeanne no parecía
tener fin no era extraño que lo estuviera.

—... lo hablamos con más seriedad ayer y decidimos retrasar nuestra boda —se sentó
lo más recta que pudo en el puff—. He decidido aceptar el papel en la película.

No pudo contener su grito de emoción al que se le unió el de Lissa. Su familia empezó


a felicitarlos a ambos, su papá diciéndoles que habían tomado una excelente decisión
simplemente por haberlo hecho juntos.

Seguía emocionada pataleando provocando que su mellizo se tropezara cuando


pasaba junto a ella, si la vio mal ni se dio cuenta. Mark que también intentaba pasar
retrocedió con temor.

—Eres peor que Lissa cuando se pone de loca con sus modelos —dijo sin apartar la
mirada de ella.
Sentía que no podía aguantar su felicidad. Tomó su celular para contarle a Laini lo
que estaba pasando pero al encender la pantalla del celular vio que tenía un mensaje.
Se apresuró a abrirlo y en el nombre del contacto aparecía:

Julián.
Capítulo 14

¿Personalidad especial?

Brenda entró con apuro a la agencia, su sombrilla se atoró en una de las puertas pero
logró sacudirla para quitarle el exceso de agua y dejarla en el escurridero de la entrada
junto a las de otros empleados. A pesar que solo había caminado una calle sus mejillas
se habían entumecido por el frío y no dudaba que estarían ligeramente rojas. Se quitó
un guante y palmeó su mejilla derecha un par de veces antes de ver una silueta
conocida. A punto de gritarle notó que Julián parecía estarse escondiendo entre la
pared del pasillo, tenía el celular en la mano y se asomaba con cautela.

Ella se cruzó de brazos y esperó. Hasta ese momento notó que la recepción se
encontraba vacía, no estaba ni siquiera la mujer que siempre le lanzaba miradas
molestas. Vio que Julián empezaba a caminar hacia ella con la vista sobre su hombro
para revisar que el camino estuviera libre y no se percató de su presencia hasta que
casi la atropelló. Chocó con ella y dieron un par de traspiés antes de estabilizarse. La
vio fijamente antes se suspirar.

—Creí que hoy no te tocaba venir —le dijo echando un vistazo hacia atrás.

—No, pero recibí un mensaje tuyo donde me pedías que viniera a verte con urgencia —
le dio una sonrisa burlona y sacó su celular.

—Yo no te envíe nada —aclaró rápidamente.

Brenda rodó los ojos, sabía de antemano que él no le había enviado el mensaje, esa
forma de escribir no era de Julián y su primera sospecha fue aquel hombre con un
gusto extraño por la ropa extravagante.

—Pero sí aquí pusiste —dirigió la vista a la pantalla del celular y leyó con voz
exagerada—. Necesito que vengas con urgencia a la agencia mañana después de tu
labor universitaria.
—Yo no escribí eso.

—Ya lo sé —dijo con obviedad—. Estas son palabras de alguien inteligente.

—Exac... —le lanzó una mirada asesina.

—Y ¿De quién te escondes? —le preguntó ignorando los rayitos dirigidos a ella que
parecían salir de sus ojos.

Julián volvió a voltear hacia atrás como si hubiera olvidado que se escondía de alguien.

—De Jona. Necesito salir por un momento pero no me dio permiso así que estoy
escapando —contestó, esta vez murmurando y aunque no había nadie a la vista con su
representante nunca se sabía, él aparecía como por arte de magia—. ¿Quieres venir?

Brenda le sonrió.

—Ni siquiera sabes a donde voy —habló Julián cuando salieron del estacionamiento—.
¿Sueles subirte al auto de cualquier persona sin preguntar a dónde va?

Brenda se colocó el cinturón de seguridad y arregló su cabello antes de acomodarse en


el asiento, una vez cómoda volteó a ver a Julián que ya conducía por la carretera.

—Solo en los autos de personas con buena posición económica, así si me secuestran
o venden en el mercado negro mi familia puede denunciarlo y sacar provecho a lo
grande —respondió con confianza haciendo que Julián sonriese de lado.

—Tienes una grande imaginación.

—Solo estoy preparada para lo que se venga —estiró sus piernas y como ninguno de
los dos parecía querer seguir con la plática decidió empezar a tocar alguna canción
golpeando las palmas de sus manos en sus piernas.

Estaba centrada viendo por la ventana, ya habían recorrido bastante del camino en un
cómodo silencio, al menos por parte de ella que se sentía muy a gusto en el auto.

Sintió la mirada de Julián apenas un segundo sobre ella antes que frenara el auto
repentinamente. Debido a la fuerza se sacudió hacia el frente sosteniéndose con las
manos y con el corazón latiéndole a mil por hora volteó a verlo.
—¿Qué pasó? —le preguntó asustada.

El muchacho negó con confusión antes de ver por el retrovisor y apagar el auto.

—Creí ver un animal —respondió con nerviosismo. Pudo notar con facilidad como las
manos del modelo temblaban sobre el volante del auto, con una inspiración bajó la
ventana y asomó su cabeza tomando aire y revisando la carretera—. Me distraje y al
parecer solo vi mal.

Cerró la ventana y encendió el auto aunque se quedaron todavía un par de minutos en


ese lugar.

—Se supone que yo soy quien está casi ciega —habló con tono de burla en un intento
por alivianar la tensión. Vio como Julián sostuvo con fuerza el volante antes de poner
en marcha el auto. ¿Qué le había pasado? Pensó algún tema de conversación pero él
se adelantó.

—¿Estás usando pantalón hoy? —preguntó sin despegar la vista de la carretera.

Ella bajó la mirada hacia sus piernas, estaba usando un pantalón de mezclilla color
negro con unas botas cafés hasta la rodilla que había combinado con un abrigo del
mismo color. Asintió con una sonrisa.

—¿No has visto el clima? Me gustan las faldas pero también sé cuándo debo usar un
pantalón para protegerme del frío. Es una lástima que no puedan admirar mis piernas
en todo su esplendor —terminó con una sonrisa.

—Uy sí, una lástima —comentó sarcástico.

—Pues creo recordar que una vez en cierta sesión de fotos tú junto a Tom y Jerry
estaban viendo mis piernas —le recordó haciendo que Julián apretara los labios con
incomodidad—. ¿En serio creyeron que no me daba cuenta con sus comentarios
descarados?

—En primer lugar yo no dije nada sobre tus piernas —indicó rápidamente—, y segundo
lugar eran esos asistentes los que estaban hablando tonterías y...

—Y en tercer lugar hoy notaste que no estaba usando falda ¿Qué hacías con la
mirada tan debajo de mi cara? —preguntó burlona—. ¿Es qué eres un pervertido?
Julián volvió a apretar sus labios mostrándose incómodo. Brenda supuso que él se
había dado cuenta que invitarla a donde sea que fuesen había sido una mala idea, pero
era superior a ella la necesidad de molestar a las personas a tal grado de hacerlos
sentir incómodos y Julián era su persona favorita para hacerlo.

—Sería imposible no notarlo cuando tus piernas siempre están a la altura de mis ojos
—murmuró el muchacho en respuesta a su anterior comentario.

—Si me hicieras un espacio en tu sillón no tendría por qué sentarme en el


reposabrazos.

—Es un sillón individual y hay mucho lugar para que te sientes, sé que lo haces para
molestarme.

—Denle un premio al más inteligente del mundo, por favor —dijo con fingida emoción
mientras aplaudía con entusiasmo.

Antes de seguir con su burla el teléfono de Julián empezó a timbrar y como él estaba
manejando Brenda lo tomó rápidamente, vio la pantalla y al ver el nombre de Jona
sonrió malévolamente. Descolgó poniéndolo en altavoz y antes que ella pudiese hablar
el hombre empezó a reclamar sin parar.

—Cuando digo que no puedes salir es NO. ¿Acaso no entiendes? ¿Tengo que volver
a confiscarte las llaves del auto para que lo hagas? Y encima para ir por ese lugar,
espero que mínimo hayas tomado alguna vía alterna. Si vuelves a tener otro ataque
nervioso te dejaré abandonado en el hospital —terminó Jona guardando un silencio
mortal del otro lado de la línea, cuando ninguno de los dos le respondió volvió a
hablar—. ¿Julián?

Brenda inhaló exageradamente.

—Jo-Jona —habló con pesar—. Soy Brenda, escucha. Cuando iba llegando a la
agencia vi a Julián salir a toda prisa y sabes que me encanta molestarlo así que lo
seguí —hizo una pausa y sollozó fuertemente—. Pero antes de alcanzarlo unos tipos
salieron de la nada y lo golpearon hasta dejarlo inconsciente, sé que debí llamarte pero
lo primero que hice fue llamar a una ambulancia porque había mucha sangre. Tengo su
celular, te iba a llamar desde aquí pero no tenía saldo y no sabía qué más hacer —
fingió un llanto desesperado y Julián a su lado apretó los labios pero ahora para no
dejar salir una carcajada—. ¿Jona?

Silencio.

Ups, probablemente se había pasado con eso, si bien Jona era su representante
también tenía cierto cariño paternal hacia Julián.

—Creo que ya lo mataste —dijo Julián en voz alta.

—Tú cállate, estás muriendo, así que no debes hablar. Es más, ponte a imitar el
sonido de una ambulancia —lo apuró y extrañamente le hizo caso.

—¿Uuuuh, uuuuh?

—¿Es que jamás has escuchado el sonido de una ambulancia? Eres pésimo.

—Mejor haz que Jona hable o me empezaré a preocupar —le exigió.

—Te estaba creyendo todo hasta que dijiste que el celular de Julián no tenía saldo —
habló Jona dejando salir un suspiro—. Su celular es de plan.

Chasqueó con la lengua, nunca pensó eso.

—Eres una excelente mentirosa —volvió a hablar—. ¿No te interesa ser actriz? Serías
muy buena en eso.

Soltó una carcajada.

—La actriz es mi hermana, yo prefiero ser la fotógrafa con un extraño sentido del
humor. Digo no sería justo que fuese actriz porque le robaría el empleo a mi hermana,
si siendo fotógrafa estoy compitiendo con mi cuñado, eso sería demasiado, sólo puedo
ser perfecta en una cosa.

—Tu autoestima me sorprende —comentó Julián virando el auto—. Creo que tienes
incluso más que yo.

—Jona tiene más autoestima que tú y yo juntos —le respondió y fijó la vista en la
pantalla del celular como si pudiese verlo—. Sin ofender.
—No me ofendes, ni Julián se puede ver tan apuesto como yo con cualquier conjunto
—dijo Jona con un tono orgulloso en la voz. Ella y Julián se vieron con complicidad—.
Cambiando de tema, me alegra que estén juntos, al menos le puedo decir a Israel que
no te secuestraron de camino a la agencia —soltó un suspiro—. Ese hombre debería
estar medicado, siendo tan joven y con ese problema de nervios. En fin, dejo a Julián
en tus manos, Brenda, pero por favor tráelo en una sola pieza.

—Estás en mis manos, Julián —se burló.

—Estoy muerto. Mínimo deja llego a los 26 ¿no?

—No. Adiós Jona —le colgó y dejó el celular en donde lo había agarrado.

—No entiendo por qué Jona te tiene tanta confianza —renegó el muchacho.

Ella negó al mismo tiempo que dirigió su mirada al frente en donde vio un refugio para
animales y al lado un hospital veterinario. Julián acercó el auto a la acera y estacionó.
Volteó a verlo rápidamente.

—¿Le pasó algo a Nena?

Se encogió de hombros y dejó salir un suspiro preocupado.

—Lleva enferma un par de semanas, ya la había traído al veterinario y estuvo bien


durante varios días, pero ayer de nuevo parecía cansada. La traje en la mañana y se
quedó aquí para que le hagan estudios, dijeron que a esta hora ya estaría dada de alta.

Asintió y vio como Julián lucía verdaderamente preocupado. Se quitó el cinturón y


abrió la puerta para revisar si aún seguía lloviznando, al no sentir ni una gota dejó la
sombrilla dentro del auto y salió corriendo hacia la puerta del conductor, abriéndola con
ánimo para apresurarlo.

—Será mejor que nos demos prisa —le extendió la mano con una sonrisa.

Entraron juntos y no pudo apartar la mirada del lugar al ver a familias con sus mascotas
como si fuesen bebés, le parecía tierno y supuso que Julián también trataba de esa
forma a Nena. Al sentir un tirón se apresuró a alcanzar a Julián, pues sus manos
seguían unidas y por la diferencia de estatura debían caminar a la par para evitar un
torpe andar.
Brenda había aprendido a identificar las emociones de las personas no solo por
observar sus ojos sino también al sostener sus manos. Al sentir la presión que le
transmitía la mano de otra persona podía sentir su estado de ánimo, por ejemplo, Julián
en ese momento se sentía muy nervioso, apretaba con fuerza su mano y estaba
temblando. En otras ocasiones sentía la comodidad, la ansiedad, tristeza, inquietud, y
diferentes emociones.

Se acercaron al escritorio donde un muchacho acomodaba papeles y tecleaba en una


computadora.

—Bienvenido de vuelta, Julián. La doctora está en la sala, puedes pasar —indicó el


muchacho con una mano sin dirigirles la mirada.

—Gracias.

Caminando por un pasillo con paredes de cristal en ambos lados vio una increíble
cantidad de perros jugando ya fuese entre ellos, con niños o con encargados, estos
últimos los distinguió por el uniforme. Buscó a Nena pero supuso que si se encontraba
mal de salud estaría en otro lugar.

Al final del pasillo Julián abrió una puerta que en el interior parecía una sala de espera
mucho más grande que la anterior, había sillas de colores, cojines, juegos para gatos y
perros y, pegado a la pared, un escritorio de madera con las patas mordisqueadas, una
de éstas tenía un pedazo de cartón para estabilizarlo. Le causó gracia pero la mujer
que estaba detrás del escritorio con ojos brillosos mientras peinaba a Nena le provocó
ternura.

—Doctora —habló Julián para llamar la atención de la mujer que levantó la mirada
hacia él y le sonrió con cariño.

—Julián, corazón, tan puntual como siempre —agitó una mano indicándoles que se
acercaran. Aflojando su mano de la de Julián para que se fuera sintió como él afirmaba
su agarre, nuevamente estaba temblando. Y no se movía. Tomó la delantera y lo jaló
hacia el escritorio de la doctora que le sonrió con calidez—. Es claro que no eres Azul.

—No, soy Brenda, la fotógrafa y peor pesadilla de Julián. Mucho gusto —le extendió
su mano libre y se saludaron antes que Nena saltara en el escritorio con felicidad
intentando lamer la mano de Brenda.
—Parece que ya te sientes más animada ¿verdad? —la doctora la tomó en brazos y la
extendió a Julián que finalmente soltó su mano para sujetarla.

—¿Está muy enferma? —preguntó con nervios. La doctora negó—. ¿Entonces que
tiene?

—Depresión —respondió cruzándose de brazos—. Nuestras mascotas también


suelen deprimirse si no pasamos tiempo con ellas, esa pérdida de apetito y ánimo es
depresión. Supongo que has tenido mucho trabajo últimamente y no pasas suficiente
tiempo con ella. Verás que si la sacas a pasear todas las mañanas y juegas con ella
volverá a ser como antes.

Julián sonrió aliviado.

—Eres un mal dueño —le dijo negando con la cabeza y chasqueando la lengua.

—No quiero escuchar eso de ti —respondió entrecerrando los ojos.

—Por eso yo no tengo mascotas, solo a Whisky, pero es de mi hermana casi no está
en casa.

—¿Jeanne es tu hermana? —preguntó la doctora.

—Sí...

—No había tenido a ningún cliente que llamase a su mascota como una bebida
alcohólica hasta que vino tu hermana aquí.

—Y tuvo suerte, yo pensaba en ponerle "Chupitos", ya sabe cómo la bebida...

—Si yo soy pésimo imitando sirenas de ambulancia tú eres pésima eligiendo nombres
—habló Julián que empezaba a batallar con Nena en sus brazos.

—Oye, yo elegí el nombre de mi sobrina.

—Pobre criatura.

—Entonces —habló la doctora llamando su atención—. Llegamos al momento feliz


donde te entrego la factura y tú me pagas —terminó con una ancha sonrisa.
Ella y Julián se vieron encogiéndose de hombros.

***

—Creo que la cuidas en exceso —dijo Brenda viéndolo acusadoramente. Él abrazó


más a su mascota y negó con la cabeza—. Déjala en el suelo —le ordenó señalando
hacia abajo.

—No, está mojado y puede hacerle daño.

No pensaba dejar a su perrita en el piso corriendo el riesgo que enfermase, le ponía


de nervios verla en mal estado. Brenda se golpeó la frente con una mano y negó.

—Creo que le enferma tu sobreprotección.

—Ya dijo la doctora que es por depresión.

—Y la mejor forma de tratar la depresión de un animal es sacándolo a pasear, pero el


perro debe caminar no ir en brazos del dueño.

—No intento sacarla a pasear en este momento, quiero que entremos los tres a mi
auto —se giró para caminar los pocos metros hacia su auto, llevaba a Nena en sus
brazos y Brenda caminaba detrás de él murmurando algo sobre detestar a las personas
sobreprotectoras.

Abrió la puerta del conductor y dejó a Nena dentro antes de asomarse por el techo
para ver a Brenda que frotaba sus mejillas para calentarlas. Suspiró.

—¿Por qué no te vas en el asiento trasero? —le preguntó y ella puso una expresión
de asco—. Para que vayas con Nena.

Ella abrió la puerta del copiloto.

—No seas tan sobreprotector con tu perrita, si se va en frente sobre mis piernas no
pasará nada. De prisa, entra que se me congelan las manos y no sé dónde dejé mis
guantes —entró al auto y la escuchó llamar a Nena.
Un par de minutos después ya estaba conduciendo al mismo tiempo que escuchaba a
Brenda hablar con su mascota.

Al conducir mantuvo la vista fija en la carretera, ya sentía de nuevo esa sensación de


angustia, sin darse cuenta del momento exacto sus manos estaban sudando otra vez,
temiendo perder el control del auto alternó cada una de sus manos para poder
limpiarse el sudor en sus pantalones. Vio de reojo a Brenda y se maldijo por haberle
ofrecido ir con él. Ni siquiera entendía por qué lo había hecho, en primer lugar.

Estaba a solo unos metros, fijó su vista en ese punto exacto de la carretera con el
corazón latiéndole con fuerza. Un instante vio a Brenda y al siguiente, de forma
inconsciente, frenó el auto de golpe.

Apretó sus manos, maldiciendo interiormente. Golpeó el volante.

—¿Otro animal? —preguntó Brenda con la voz sonando agitada pero sin dejar de lado
el sarcasmo. Ella observó la zona y entrecerró los ojos—. Creo que pudiste haber
tenido una mala experiencia por este lugar, no creo que sea coincidencia que hayas
frenado el auto en el mismo sitio —llevó una mano a su pecho.

Asintió sin atreverse a decirle una palabra. Intentó tranquilizarse y no cerrar los ojos
esta vez. Sintió a Nena acomodarse en su regazo como hacía cuando lo sentía
preocupado y acarició su pelo.

Brenda encendió las preventivas justo a tiempo pues a los pocos segundos un auto
empezó a tocar la bocina, ella, tan amable como siempre, bajó la ventana y sacó casi la
mitad de su cuerpo gritándole cosas nada agradables al conductor, hasta que el dueño
del otro auto se marchó Brenda volvió a acomodarse sobre el asiento.

—Qué irrespetuoso —dijo acomodándose el cinturón—. Las preventivas ya estaban


encendidas. Hay cada persona grosera en este mundo.

Una sonrisa se formó en su boca y dejando caer la cabeza hacia atrás soltó una
carcajada cansada. Esa chica en verdad tenía una personalidad muy especial.

—Tengo hambre ¿vamos a comer? —sugirió Brenda de repente—. Y me cuentas por


qué te da miedo pasar por aquí. Lo merezco, casi me arrancas la cabeza dos veces.

—Bien, pero no soy mucho de ir a restaurantes.


Ella ladeó la cabeza viéndolo con curiosidad.

—Si encuentras mis guantes en alguna parte de tu auto quiero que me los devuelvas
—pidió Brenda mientras se limpiaba los zapatos en el tapete de su casa.

—¿Por qué iba a querer quedármelos? —preguntó tras ella apresurándola a que
entrara para cerrar la puerta. En serio que la temperatura estaba bajando a cada
minuto.

Dejó a Nena en el suelo y Brenda corrió al baño como si estuviese en su propia casa,
aunque después de conocerla durante unos meses no le debería sorprender la facilidad
con que ella se adaptaba a cualquier lugar que pisara.

Se dirigió a la cocina, después de haberse lavado y desinfectado las manos revisó lo


que tenía en el refrigerador para empezar a cocinar. Era lo que más le gustaba hacer y
lo relajaba de una forma que no sabía explicar, pero debido a que vivía solo no es
como si pudiese cocinar mucho y a veces hacer una porción de comida no era
suficiente. Por eso, aunque no lo admitiría en voz alta, le gustaba cuando Jona llegaba
con su esposa de improvisto o cuando hacían esas "fiestas" en su casa, ahí podía
cocinar para muchas personas.

—Julián, se me cayó el jabón a un lado del mueble del baño, no pude sacarlo pero
como tú tienes brazos más largos seguro sí podrás —Brenda entró a la cocina
secándose las manos con una toalla de papel—. ¿Qué hay en el menú?

—El frasco de jabón está atorado en la pared...

—Estaba.

—¿Cómo lo tiraste? —ella se encogió de hombros como respuesta. Inspiró


profundamente, lo sacaba tanto de sus casillas.

—¿Qué vamos a comer? —preguntó de nuevo tomando asiento en una de las altas
sillas de la isla—. En serio muero de hambre.

—¿Alguna sugerencia? Me inclino más hacia lo vegetariano pero creo que tengo algo
de carne en el congelador.

—Como lo que sea mientras sea digerible para mi estómago. ¿Eres vegano?
—No, simplemente me gustan los vegetales más que la carne, aunque sí suelo
comerla, pero en porciones pequeñas —ella asintió comprendiendo.

—¿Es muy difícil alimentarte siendo diabético?

La vio fijamente, lucía interesada en el tema, no como otras personas que parecían
verlo con lastima, como si tener diabetes fuera la peor enfermedad del mundo. Desde
su punto de vista cualquier enfermedad podía ser mala si no se cuidaba el paciente,
pero él lo hacía todo el tiempo, no tenía mucho de qué preocuparse.

—No en realidad. Puedo comer casi de todo pero midiendo las porciones, no es muy
diferente a una dieta normal de un modelo —sacó ingredientes dejándolos sobre la
mesa de la isla—. Ya sabes, cuidando cada cosa que entra a nuestra boca, haciendo
ejercicio, yendo a chequeos médicos cada mes.

Ella sonrió.

—Qué fea es la dieta de un modelo, yo no puedo vivir sin comer los panqueques que
cocina mi mamá —se sacudió como si la idea de imaginarlo le causara escalofríos—.
¿Te ayudo en algo?

No.

—No he olvidado lo que pasó hace unas horas —dijo Brenda limpiando su boca y
dando un largo trago a su té—. Exijo saber por qué casi me asesinas ¡dos veces!

Le sonrió.

—Es que ya no te aguanto —confesó—. Era en plan perfecto para deshacerme de ti.

—Lamento informarte que no podrás deshacerte de mí así de fácil, ni siquiera


contratando a la mafia —dijo orgullosa. De nuevo regresó a verlo con una mirada seria
y supo que hasta ahí era donde iba a poder retrasar todo—. Hablo en serio, si tienes un
mal recuerdo de ese lugar podrías tomar otra vía como sugirió Jona durante la llamada.

—Sólo fue un accidente —jugó con su comida sin dirigirle la mirada—, en donde yo no
salí ni con el mínimo rasguño pero mi acompañante quedó muy mal durante mucho
tiempo —levantó su mirada. Ella lo observaba de esa forma como al tomarle
fotografías, sintió la necesidad de apartar la vista de inmediato, no le gustaba ser
"evaluado" por nadie, aunque su trabajo prácticamente era eso. Inspiró—. ¿Has visto
los ojos de Jona?

Ella frunció el ceño ante la pregunta, con confusión asintió lentamente.

—Jona suele ser bastante acosador así que no he querido fijarme mucho tiempo en
sus ojos, pero tiene una mirada muy seria, aunque he notado su ojo derecho se desvía
en ocasiones.

Dejó el tenedor encajado en su comida.

—No, no se le desvía simplemente no tiene un ojo —guardó silencio, ella no ocultó la


sorpresa, incluso tomó aire fuertemente—. Tiene una prótesis ocular, perdió su ojo
derecho en ese accidente. Y fue por mi culpa.

—¿Tan grave estuvo? Es que no recuerdo que hayan pasado eso en las noticias y yo
siempre las veo, desde los 10 años me ha gustado desayunar viendo noticias y leo los
periódicos en línea. Y bueno, siendo un modelo famoso creo que eso definitivamente
debió ser noticia nacional —habló muy rápido y calló para dejarlo continuar.

—Sí, respecto a eso, tuvimos que hacer algunos movimientos para que no saliera el
accidente a la luz —ella entrecerró los ojos con desconfianza—. No estaba ebrio ni
nada si es lo que piensas —aclaró pero ella cruzó los brazos sobre su pecho y se
recargó en la silla, levantando una ceja de forma altanera—. Sucedió en la madrugada,
la carretera estaba casi vacía y yo iba discutiendo con Jona porque no me dejó trabajar
para una sesión en donde saldría Matt y otros modelos famosos, me habían rogado
para que participara en esa campaña pero Jona declinó la oferta diciendo que tenía
mucho trabajo. Me molestaba porque a pesar 19 años seguía atado a las decisiones
que mi representante tomara, y como cualquiera a esa edad estaba en una etapa
rebelde, quería hacer las cosas a mi forma. Estaba tan furioso que conduje a alta
velocidad, recuerdo que Jona apenas había logrado cerrar la puerta cuando arranqué
el auto, no le di tiempo de ponerse el cinturón y como estábamos discutiendo fue lo
último que pasó por su cabeza. Al no prestar atención a la carretera no vi que me metí
al carril equivocado hasta que la luz del otro auto me cegó, logré evitar un choque pero
al hacer el cambio de carril perdí el control del volante y el auto se estrelló en una
barrera de seguridad. Con el impacto apenas si me golpeé pero cuando volteé hacia
Jona él no estaba dentro del auto, la puerta del copiloto estaba deshecha y él a más de
metros en un charco de sangre.

Brenda ya había terminado su té cuando levantó la mirada para verla.

—De verdad querías matarme ¿no? —comentó y no pudo evitar rodar los ojos ante
sus palabras—. ¿Su vida corrió peligro? La de Jona, me refiero, la tuya no importa
porque tú no me pagas.

En serio que ella...

—Estuvo casi un mes y medio internado en el hospital recuperándose de sus fracturas


y otro par de meses en reposo, tuvo que ir a rehabilitación para poder caminar de
nuevo porque una de sus piernas sí quedó en muy mal estado. También está lo de su
ojo se fue por un mes del país para atenderse con un ocularista pero regresó listo para
seguir con su trabajo.

Ella asintió y la vio tomar té, frunció el ceño pues recordó haber visto su vaso vacío,
cuando se fijó con detalle vio que esa era su taza ¿En qué momento la había
agarrado?

—Tienes al mejor representante, aunque no entiendo por qué cubrieron el accidente.

Se recargó en el respaldo y resopló.

—Ese no fue un buen año para mí, me despidieron de un trabajo, golpeé a un


paparazzi —Brenda se removió incomoda en su asiento—, me peleé con Matt a golpes,
conduje en estado de ebriedad, estuve saliendo con dos mujeres, una modelo de mi
edad y otra mujer mayor y por supuesto que medio mundo se enteró de eso, despedí a
tres fotógrafos en plena sesión... —enumeró con los dedos y decidió que era momento
de parar o de otra forma se le acabarían los dedos para contar todo lo que había
hecho, definitivamente no había sido un buen año para su imagen—. Digamos que no
necesitaba más atención de los medios.

—Y mis padres se quejan porque dicen que soy la más "rebelde" de todos mis
hermanos solo porque soy un poquito —juntó sus dedos índice y pulgar—, traviesa.

—Poquito nada más —dijo sarcástico.


—Al menos no se compara con lo que tú hiciste en un año, aunque no puedo cantar
victoria porque aún tengo 18, no puedo decir como seré a los 19 años.

—Por el bien de la humanidad espero que sigas como hasta ahora.

—Jona, Israel y tú siempre me toman como si fuera un demonio —se cruzó de brazos.

—Como el mismísimo satán puedo asegurarte.

—Ni que fuera tan mala. Es porque no conocen a mi amiga, bueno Israel sí pero ella es
peor que yo, deberían estar agradecidos por que yo soy la versión buena —suspiró con
satisfacción y estiró sus brazos sobre su cabeza—. Creo que será mejor que vayamos
a la agencia, se supone que tenía que estar ahí a las 2 de la tarde, ya van a dar las 5.

¿Tan rápido? Se giró para ver el reloj en la pared de la sala para confirmar que
faltaban 6 minutos para las cinco de la tarde. Le sorprendió que el tiempo pasase tan
rápido. Limpiaron la mesa y una vez que dejó limpia la cocina tomó las llaves de su
auto para salir a la agencia. Brenda estaba sentada en el suelo jugando con Nena que
no paraba de mover la cola con felicidad.

—¿Lista? —preguntó llamando su atención.

Se levantó de un salto y caminaron a la puerta.

—Ven, Nena —Brenda llamó a la perrita que con gusto la siguió.

—No. ¿Estás loca? No puedo llevarla a la agencia.

—Tú no pero yo sí —se inclinó para tomarla en sus brazos—. ¿No recuerdas lo que
dijo la doctora? No puedes dejarla sola en la casa, mínimo déjala al cuidado con
alguien de confianza.

—Ese es el problema, no tengo a nadie de confianza —murmuró y salieron de la


casa.

—Vive del otro lado de la ciudad.

—Buen punto.
Le entregó las llaves a Brenda para que entrara al auto y no se fuese a enfermar por
el frío. Ya que llevaría a Nena a la agencia debía llevar algunas bolsas en caso de
necesitarlas, también gel desinfectante y toallitas húmedas porque con su perrita todo
el mundo terminaba babeado. Una vez con todo listo salió cerrando la puerta principal y
cuando escuchó el motor de su auto corrió para ver a Brenda sentada en el asiento del
conductor con el cinturón ya puesto.

—No. No. No, cámbiate de lugar.

Ella volteó a verlo con desinterés y acomodó ambas manos sobre el volante,
retándolo.

—Se manejar un poco —comentó palmeando el asiento del copiloto.

—No, para nada. Cámbiate ahora —ordenó con tono severo pero ella lejos de hacerle
caso se encogió de hombros y arrancó el auto sacándolo del estacionamiento y
deteniéndose frente a su casa. Corrió hacia ella pero en los pocos segundos que había
tardado en llegar ella ya estaba sentada en el asiento del copiloto con Nena en sus
piernas.Unas semanas más, solo unas semanas más...

—¿En serio sigues molesto por hacerte el favor de sacar el auto? —le preguntó Brenda
caminando frente a él. Se detuvo a unos pasos del ascensor impidiéndole avanzar y
levantó a Nena a la altura de su cabeza juntándolas, hizo un puchero con su boca pero
le sacó la vuelta y caminó hacia el ascensor para abrir las puertas—. ¡Me estás
aplicando la ley del hielo! Y me dices que madure.

Lo siguió corriendo y dentro del ascensor dejó a Nena en el suelo.

—Simplemente aprende a hacer caso a los demás...

—Aprende a pedir las cosas por favor —exigió con tono fuerte. Las puertas ya se
habían cerrado pero no pulsó ningún botón porque la mirada de Brenda lo había
atrapado—. En ningún momento dijiste "por favor". Verás que si haces más uso de
esas pequeñas palabras las personas probablemente te obedezcan. Tal vez yo no pero
alguien lo hará.

Negó y pasó su mano por encima de la cabeza de Brenda para presionar el botón del
5to piso.
Guardó sus manos en los bolsillos del pantalón y vio la cabeza de la castaña
balancearse al ritmo de la música del ascensor. De pronto recordó su intención al
haberle sugerido ir con él a donde Nena, fijó su vista en su cabello antes de hablar.

—Oye te iba a decir algo —las puertas del ascensor de abrieron y ella salió rápido
seguida de la perrita y luego él, una vez fuera lo vio sobre su hombro—. Es sobre la
película —Brenda se detuvo en seco—. Acepté el papel.

Se giró de inmediato y retrocedió un paso.

—¿Es en serio? —preguntó con desconfianza.

Sonrió de lado antes de afirmar con un fuerte asentimiento de cabeza.

Brenda sonrió con un brillo en los ojos que lo distrajo por un segundo, preciado
segundo que pudo haber estado alerta al momento en que ella se lanzó hacia él pues
al no esperarlo casi cae con ella en sus brazos. De alguna forma había conseguido
sujetarse de su cuello y él instantáneamente reaccionó sosteniéndola con uno de sus
brazos por la cintura, Nena a empezó a correr a su alrededor de felicidad.

—¿No me mientes? —preguntó con una sonrisa—. Si lo estás haciendo jamás en tu


vida volverás a caminar —le advirtió.

—Estoy hablando en serio —respondió con un suspiro y sintió los labios de Brenda
sobre su mejilla antes de revolverse para bajarse de sus brazos e inclinarse a Nena,
con ella en brazos corrió hacia la puerta final del pasillo que estaba abierta y donde se
veían Jona con algunos miembros del equipo.

—Jona, Jona. Julián ya aceptó el papel —alcanzó a escuchar antes de que su voz se
perdiera dentro del estudio.

Sonrió antes de caminar tras ella.


Capítulo 15

¿Pequeña mentirosa?

Sus padres mantuvieron la mirada fija en ella durante bastante tiempo, era un record,
pensó, pues nunca le habían soportado la mirada más de unos segundos pero esa era
una ocasión que lo ameritaba, estaba tomando una decisión importante y sus padres
no querían que fuese muy apresurada ni tomada a la ligera. Siempre les habían dado la
libertad que necesitaban a ella y sus hermanos y no por eso eran malos padres, todo lo
contrario, gracias a eso era capaz de tomar sus propias decisiones. De todos los
hermanos ella siempre había sido la más independiente, la que trabajaba desde niña
para conseguir dinero y comprar sus propios dulces, sus propios juguetes, la que elegía
su ropa, etc. Y por eso mismo estaba segura de hablar con sus padres en ese
momento.

Su papá suspiró y volteó a ver a su esposa a quien le tomó la mano con ternura.

—¿Es esto lo que en verdad quieres? —le preguntó seriamente su papá.

—Sí, llevo casi dos años pensándolo y creo que es uno de los pasos finales que debo
hacer para madurar —respondió con firmeza sin apartar la mirada.

—¿No piensas que sería mejor algo más pequeño? Para empezar —sugirió su mamá.

—Con el precio de la renta que tiene los departamentos no creo que me convenga. Ya
lo he pensado y creo que una casa es lo mejor.

—No es que queramos detenerte, aunque serías nuestro 3er hijo que se va de casa,
pero estoy de acuerdo con tu mamá una casa me parece mucho para ti sola y además
esa zona es una de las más costosa de la ciudad ¿Puedes pagar siquiera el
enganche? —señaló a las fotografías impresas en papel que ella les había mostrado.

Breda se encogió de hombros.


—La verdad es que puedo pagar incluso más de la mitad de la casa, he ahorrado
dinero durante toda mi vida y los trabajos que he tenido me han ayudado con gran
cantidad de dinero.

Sus padres se vieron momentáneamente a los ojos antes de regresar a ella.

—Preferiría que tuvieses un trabajo estable antes que vayas a vivir sola, recuerda que
una vez que tengas tu propia casa también te harás cargo de todos los gastos, comida,
servicios, los pagos mensuales y no hay que olvidar la universidad. Es mucho gasto y
no quiero que tengas dificultades en el futuro —su padre suspiró y asintió—. Aquí en
esta casa tienes todo y aunque desde siempre te has hecho cargo de ti misma por lo
que ambos confiamos en tu madurez, creo que aun eres muy joven. Con James fue
diferente y no por ser hombre, sino que él ya tenía a su esposa, Jeanne está con Matt a
poco tiempo de casarse. Pero tú... creciste muy apegada a Brandon, hasta hace un par
de años no habías tenido amigos por ser tan cercana a tu hermano, siempre nos has
tenido a nosotros, creo que irte a vivir sola así de repente sería un cambio de ambiente
muy brusco, puede que hoy no lo veas así pero cuando vivas sola lo sentirás y siempre
tendremos abiertas las puertas para todos ustedes...

—Pero —alargó al sentir que su papá empezaba a darle vueltas al asunto.

—Pero al final es tu decisión, conociéndote, si te decimos que no puedes irte a vivir


sola lo harás y de forma más apresurada. Así que ahora que nos has comentado y
nosotros hablado contigo la decisión recae en ti —le entregó las hojas donde mostraba
la casa, documentos y demás. Brenda vio fijamente a sus padres y les sonrió. Se
levantó de la silla y se acercó a ellos para besarles la mejilla, ambos palmearon sus
brazos de forma cariñosa.

—Muchas gracias, los amo demasiado. Y en cuanto al trabajo, por el momento sigo
en la agencia y honestamente no se ve que tengan ganas de despedirme, no estoy
confiando mi futuro solo en eso, pero se podría decir que ya tengo una entrada de
dinero estable.

—Eso esperamos —murmuró su papá con una sonrisa.

Tomó todos los papeles de la mesa y caminó hacia las escaleras para subir a su
habitación, al final de estas vio a Brandon y al no esperarlo ahí le provocó un susto de
muerte. Su hermano estaba cruzado de brazos, apoyándose en la pared del pasillo, se
veía cansado y con su, ahora, habitual semblante serio. Apretó las hojas contra su
pecho y lo vio fijamente preguntándose en qué momento había llegado a casa, pues
cuando ella había decidido hablar con sus papás la casa había estado completamente
vacía.

—¿Te vas a ir de la casa? —preguntó su mellizo rompiendo el silencio.

—Es probable —respondió con firmeza.

—¿Cuándo?

—Iniciando el año, tal vez para mi cumpleaños...

—Nuestro —interrumpió—. Es nuestro cumpleaños.

—Sí, nuestro cumpleaños.

—Eso sería en un mes y medio ¿no?

—Aproximadamente —asintió mientras contaba los días en su mente. Estaban a una


semana de entrar al mes de diciembre. Abrió los ojos, ya casi era navidad y su familia
aun no sacaba los adornos para decorar la casa, sin duda eso sería lo primero que
haría en cuanto regresara de la agencia, pero no empezaría sin Lissa, a ella se le
daban mejor la decoración pues aunque fuesen los mismos adornos cada año ella
conseguía acomodarlos de una forma que la casa nunca lucía igual.

—Adiós, hermana —susurró Brandon dándose media vuelta para bajar con paso
apresurado las escaleras.

Ella se quedó de pie viendo su espalda hasta que desapareció, sintió extraño que por
primera vez la presión en su pecho no dolía tanto como antes.

***

Brenda entró a la agencia con una sonrisa en su rostro que se borró cuando vio como
unos hombres de una casa hogar —los identificó por el uniforme— llevaban cargando
hacia la salida el sillón de Julián, tuvo que moverse rápido antes que los hombres la
arroyaran.
Llevó una mano a la correa de su cámara que reposaba en su cuello. Por alguna razón
se sintió inquieta.

Entró a la recepción y vio a Jona cerca del elevador, se acercó a él con paso lento para
escuchar lo que hablaba por celular sin parecer muy entrometida.

—Sí, es probable que la hayamos olvidado en tu casa —murmuró Jona—. Será mejor
que entres, te veo en el estudio —terminó la llamada y presionó el botón para el
ascensor. Brenda apresuró el paso para alcanzar a entrar con él, en cuanto cruzó la
puerta Jona le sonrió—. Llegas temprano hoy.

Asintió con media sonrisa.

—Hoy no tuve clase, así que tuve tiempo de sobra. Ya sabes, las últimas semanas
casi no hacemos nada más que entregar proyectos finales y exámenes. ¿Y Julián?

—Fue a buscar su agenda,hoy tenemos un día muy ocupado y todo estaba organizado
ahí pero parece ser que se nos olvidó en su casa. Tendré que improvisar con lo que
recuerdo —se recargó en la pared mientras el ascensor subía. Ese día Jona llevaba
unos lentes oscuros, aun en el interior, usaba un traje que constaba de unos
pantalones guindas, una camisa blanca con el cuello desarreglado, la corbata del
mismo color que sus pantalones, un saco blanco con rayas negras y unos lustrosos
zapatos negros. No sabía mucho de moda pero estaba segura que esa ropa no se
vería bien en nadie más que en él, ni siquiera en Julián. Supuso que había ropa que
simplemente estaba hecha para un tipo de persona.

Las puertas se abrieron en su piso y ambos salieron al pasillo.

—¿Por qué esos hombres llevaban el sillón de Julián? —preguntó caminando frente a
él—. ¿Traerán al fin uno más grande en donde yo pueda sentarme cómodamente?

—Creí que solo te sentabas ahí para molestar a Julián.

Ella volteó a verlo, le incomodaba el hecho que estuviera usando lentes oscuros dentro
del edificio, ahora mucho más que sabía acerca de sus ojos. Nunca hubiese imaginado
que usara una prótesis ocular, pero aun con prótesis o sin ella le molestaba que las
personas llevaran lentes oscuros mientras mantenían una conversación con ella.

—Por supuesto que lo hago por molestarlo.


—Pero si fuese otra persona quien le hiciese eso lo habría empujado sin dudarlo,
contigo extrañamente no lo ha hecho —confesó Jona. El secreto de Brenda era que

enterraba una de sus manos en el cabello de Julián, si intentase empujarla


probablemente se quedaría calvo de la parte superior de la cabeza, él lo sabía, era muy
probable que ese fuese el motivo por el que nunca se había planteado empujarla.
Llegaron al estudio y él abrió la puerta dejándola pasar primero—. Durante estos
meses he notado un cambio en él, para bien. Qué lástima que ya no estará aquí,
espero que no vuelva a ser como antes.

Se quedó quieta mientras Jona pasaba por su lado. En el fondo del estudio ya había
miembros del equipo que los ayudarían con la sesión de ese día, eran muchos pues
debían terminar pronto ya que Julián tenía prisa por irse. Irse...

—¿A qué te refieres con que Julián ya no estará aquí? —preguntó, quizá demasiado
seria.

Jona volteó a verla quitándose los lentes y guardándolos en el bolsillo de su saco.

—Como se irá a filmar la película a finales de este año decidió que era hora para dejar
la agencia. Quiere irse antes de cumplir los 26, aunque de cualquier forma es el modelo
con más años aquí, se le recordará por haber sido el modelo que ha trabajado tanto
tiempo en la agencia.

—¿Estás hablando en serio? —preguntó, aun incrédula.

—Sí, ¿por qué? ¿No te había dicho?

—No... —además ¿por qué le diría?

***

Decidió subir cuatro pisos por las escaleras, ese estaba siendo un día muy ocupado y
caminar siempre lo relajaba, además que no podían empezar a trabajar sin Brenda y
ella entre semana siempre llegaba tarde, podía tomarse su tiempo para llegar al
estudio. Pasó por la puerta de Azul pero no se acercó pues su amiga no estaba, había
salido de la ciudad por trabajo. Últimamente era muy solicitada y como no serlo si
conforme pasaba el tiempo se volvía más hermosa y profesional, era muy feliz por ella,
siempre había sido su sueño, quería ser una modelo reconocida, lo suficiente como
para poder contratar su propio fotógrafo y hacer el mejor equipo... que bueno que se
llevaba tan bien con Brenda, aunque él no estuviera ahí Brenda seguiría teniendo
trabajo con Azul y otros modelos que la habían estado pidiendo, Jona se estaba
encargando de todo eso junto a Israel que había decidido tomar el papel de
representante de Brenda para que nadie intentase aprovecharse de ella y su edad,
aunque conociéndola...

Entró al estudio dejando la puerta abierta, estaba acomodándose los puños de la


camisa cuando sintió un par de ojos fijos en él, de inmediato levantó la vista para
encontrarse con Brenda que lo veía con furia. Se quedó de pie a unos pasos de la
entrada.

—¡Tú! —gritó la muchacha en su dirección. Sólo para estar seguro vio sobre su
hombro con la idea que ella pudiese estar hablando con alguien más, pero no había
nadie. Dirigió una rápida mirada a su representante y se dio cuenta que ya le había
dicho aquello.

—Era una cosa u otra —se defendió de la castaña que se acercaba con paso
amenazador.

Al ver que ella se detuvo cerca de una mesa para dejar su cámara entendió que debía
correr.

Salió del estudio caminando hacia atrás con Brenda acercándose con prisa a él.

—¿Por qué estás tan molesta? —le preguntó una vez que estuvieron fuera del
estudio. Vio como Jona cerraba la puerta con una mirada divertida.

—No me dijiste que si aceptabas el papel dejarías la agencia —le reclamó.

—¿Y cómo iba a saber que te interesaría si dejo de ser modelo o no?

Ella se detuvo en seco a un par de pasos de él, como si eso también fuese una
sorpresa. Brenda podía lucir imponente a pesar que él era mucho más alto y ella tenía
la cabeza totalmente levantada para poder ver su rostro.

—¿Ya no serás modelo? —le preguntó bajando la voz.


—No, una vez que salga de la agencia dejaré también el modelaje, lo he estado
diciendo desde hace tiempo.

Brenda hizo un puchero.

—¿Y por qué no me lo habías dicho? Eres malo, malo, se supone que somos
compañeros de trabajo, soy exclusivamente tu fotógrafa, decirme con un par de días de
anticipación hubiese sido correcto.

—No creí que te importara.

—Claro que me importa ¡Me dejarás sin trabajo! Ya había hecho planes y ahora por tu
culpa estaré desempleada y viviendo debajo de un puente.

Por supuesto, el trabajo, a pesar de la inmadurez de Brenda ella siempre era muy
dedicada a su trabajo y había escuchado de Israel que, aunque vivía con sus padres
ella se hacía cargo de sus propios gastos por decisión propia, por eso mismo se había
ocupado de hablar con Azul para que Brenda tomara el puesto de su fotógrafa, no sería
el culpable de que "viviera debajo de un puente" según sus palabras.

Era verdad también el punto de Brenda, ella trabajaba para él por así decirlo, pudo
haberle comentado que en un par de semanas dejarían de trabajar juntos pero
simplemente no pensó que a ella le importase.

—Tendré que retrasar mi mudanza —escuchó que murmuraba mientras empezaba a


hacer cuentas con los dedos—. Mínimo un mes más.

—Muchachos, tenemos que empezar ya —anunció Jona asomando la cabeza por la


puerta pero un vez que avisó volvió a cerrarla.

—Sí, será mejor que nos demos prisa ya que hoy el señor misterioso tiene un día
taaan ocupado —dijo Brenda con molestia.

—¿Quieres venir? —preguntó con rapidez, estaba seguro que se arrepentiría de


invitarla—. La razón por la que tengo prisa es porque hoy iré con los productores del
film para conocer a mi coprotagonista, también conoceré a la autora de la trilogía y
Jona hablará de algunas cosas con ellos...
Dejó de hablar al ver como la mirada hostil de Brenda fue completamente eliminada por
unos ojos brillosos y una sonrisa de oreja a oreja, ahora lo veía como si él fuese un
Dios o algo parecido.

—¿En serio puedo ir? —preguntó con un tono de voz muy agradable, impropio de ella.

No, en realidad no podía llevarla.

—Sí, no hay problema.

—Ya no estoy tan molesta contigo —dijo estrellándose contra él en un abrazo. Levantó
la cabeza, sin dejar de abrazarlo, para poder verlo—. ¿También podré conocer a la
autora? Seria genial tener su autógrafo. Lástima que mis libros estén en casa.

—Tal vez más adelante pueda conseguir un autógrafo para ti —sugirió.

—¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! —lo soltó para empezar a saltar eufórica pero dos segundos después
se detuvo bruscamente y volteó hacia él, lo tomó de la mano y empezó a jalarlo hacia
el estudio—. Hay que darnos prisa o se te hará tarde y no podré ir. Vamos, vamos.

Israel tenía sus manos apoyadas en los hombros de Brenda proporcionándole


amigable un apretón por cada elogio que recibía por parte de Jona y del representante
de la marca para quien habían hecho la sesión de fotos. Él tuvo la oportunidad de ver
las fotografías en cuanto terminaron de tomarlas y fueron un trabajo impecable, no
entendía como Brenda podía lucirse de esa manera con un par de adornos en el
escenario, sus fotografías no solo eran para anunciar una marca de ropa sino que eran
artísticas, conseguía destacar todo tipo de belleza y por esa razón le gustaba trabajar
con ella, a pesar que seguía sintiéndose incomodo cada vez que ella estaba frente a él
con una cámara fotográfica el resultado valía la pena.

El representante volvió a elogiar el trabajo de Brenda entregándole una tarjeta que


ella tomó frunciendo el ceño, a su lado Israel deslizó una de sus manos por el brazo de
Brenda, un gesto que parecía ir más allá de la amistad.

—Jona ¿Cuándo nos vamos? —preguntó demasiado alto para llamar su atención.

Brenda guardó la tarjeta en el bolsillo de su pantalón y asegurando la cámara en su


cuello se acercó a él que estaba sentado en una de las incomodas sillas, al fin
comprendía a la castaña acerca de esa maña que tenía al querer sentarse en su sillón,
en realidad era muy incómodo pasar más de 5 minutos. Se puso de pie al verla
acercarse.

—Estaba pensando —le dijo con una sonrisa—. ¿Crees que me dejarán tomar algunas
fotos allí? Es que me encantaría retratar el encuentro entre tu coprotagonista y tú.

—Honestamente no creo, esto suele ser muy confidencial, sobre todo porque es un
film independiente pero tampoco pierdes nada con preguntar, además conociéndote
tomarás las fotos tengas el permiso o no —finalizó convencido.

Brenda asintió con orgullo.

—Aún tenemos un poco de tiempo, pero será conveniente irnos adelantando —habló
Jona viendo su reloj—, cualquier cosa puede suceder.

Estaba en el asiento trasero del auto junto a Brenda pues Jona había dicho que sería
de mala educación dejarla sola. Ella estaba demasiado silenciosa jugando con su
celular, en algún momento se lo había pedido pero ahora estaba demasiado inquieto
pues ahí tenía abiertas todas sus redes sociales y en más de una ocasión esa niña
había subido contenido a su instagram y Facebook, fotografías de él bostezando o
rascándose la cabeza aunque también había subido buenas fotos como una donde
estaba estirando sus brazos y se marcaban sus músculos o aquella donde había
arrojado las llaves de su auto a Jona y la pose en que había quedado fue estupenda
pero aun así no podía olvidar aquel vídeo en donde lo exhibía como utensilio de cocina.

—Este es el Julianus Pensativus —dijo Brenda en un susurro con el celular frente a su


rostro. No era cierto—. Tiene la fama de alterarse al escuchar sonidos fuertes por lo
que es recomendable hablar en voz baja si estás cerca de él. En este momento lo
estamos viendo en su hábitat natural y pueden verlo con esa seriedad característica de
su especie. Este es especial pues se quedó en proceso de pigmentación, su cabello no
logró ser del todo oscuro, sólo las raíces y sus ojos no terminaron de tomar el color
indicado dejándolo con heterocromía —frunció el ceño ante la cámara pero eso no
detuvo a Brenda de seguir hablando—. Sufre de rechazo por parte de los suyos pero
ha logrado sobresalir a pesar de las dificultades, lo único malo es que no ha logrado
conseguir pareja y cuando está cachondo...
—¡Suficiente! Dame el teléfono —exigió desabrochándose el cinturón de seguridad
para alcanzarla.

Empezaron a forcejear por el celular pero Jona se los arrebató cuando les tocó un
semáforo en rojo sin embargo en ningún momento detuvo la grabación.

—No me di cuenta en el momento que subí la voz, pero esto es lo que pasa cuando
se altera el Julianus Pensativus... —él le dio un golpe en la cabeza mientras ambos se
acomodaban en sus respectivos lugares—. Se vuelven agresivos y...

—No volveré a prestarte mi celular aunque me hagas tus caras —afirmó pero ella agitó
la mano restándole importancia a sus palabras.

—Tus seguidores aman cuando hago estas transmisiones en vivo deberías ser
agradecido, aporto contenido saludable a tu página de Facebook —sacó su celular del
bolsillo y encendió la pantalla—, si leyeras los comentarios te darías cuenta que
cuando subes una fotografía y yo no aparezco empiezan a preguntar por mí como
locos.

Se rascó la cabeza pero no le dio la razón en voz alta. Era verdad, las fotografías
donde ellos dos salían juntos siempre tenían más "Me gusta" y comentarios que todas
las demás. Incluso una marca ya había contactado con él pues querían que junto a
Brenda modelaran ropa de pareja para el día del amor y la amistad. Los rechazó de
inmediato.

—Lee este —Brenda se acercó hasta que sus brazos se tocaron o la tela de sus ropas
hizo contacto—. Aquí dice: "Ya extrañaba las ocurrencias de Brenda, Julián, deberías
prestarle el celular más seguido" —leyó en voz alta.

Julián levantó la vista para ver que Jona seguía grabándolos sin disimular su diversión.
Se fijó por la ventana mientras Brenda leía otro comentario donde la adulaban y notó
que estaban estacionados a una calle de la academia, ¿cuándo habían llegado?

—¿Brenda y Julián son novios? ¡Alguien que me digaaaa! —leyó alargando la última
vocal—. Esta —exclamó con ánimo—. Si estuvieras en una isla desierta y tuvieras la
oportunidad de salir si te casas con Brenda pero sin poder divorciarte ¿lo harías?

—Sé pescar —respondió rápidamente.


—Suerte la tuya porque yo no me quiero casar —comentó Brenda negando con la
cabeza.

Echó un vistazo al celular para leer los comentarios que les estaban dejando en la
trasmisión en vivo, era increíble la velocidad con que desaparecían por los nuevos que
iban publicando.

—¿Qué dice ese? —preguntó y Brenda lo leyó en voz alta.

—¿Podrían hacer un poco de "fan service" a nosotras que los adoramos como
pareja? Sólo tienen que fingir ser novios por un par de minutos.

—No entiendo su empeño por hacernos pareja.

—¿Has visto la cantidad de Fan arts y Fanfics que han hecho de nosotros?

—Sí —respondió con una sonrisa—. De hecho hubo un dibujo que me pareció un
increíble trabajo, fue el que subí a mi instagram.

—¿El de las bicicletas? —él asintió en respuesta—. Sí, fue muy lindo sólo que no me
sonrojo con facilidad pero fue bueno —devolvió la vista al celular y leyó varios
mensajes en voz alta, básicamente todos apoyaban a la chica que pidió el "fan
service"—. Creo que no he leído otro comentario además de eso, ¿qué les pasa?
Antes eran más divertidos.

—Bueno —tronó sus dedos—. ¿Jugamos a ser novios? —le preguntó y ella soltando
una carcajada asintió.

La cantidad de comentarios que aparecieron después de haber hecho aquella pregunta


lo abrumaron, la mayoría eran de mujeres pero también había hombres "llorando"
porque Brenda ya no estaba disponible. Estaba completamente seguro que después de
ese vídeo tardaría un par de semanas en convencer a sus seguidores que no eran
novios.

—Hipotéticamente hablando —leyó Brenda—. ¿Quién declaró primer su amor?

—Brenda...

—Julián, siguiente pregunta...


—Oye fuiste tú, dame alguna razón por la que yo lo hubiese hecho.

—Fácil, a mí no me gustan los hombres con cabello claro y sólo te diría que sí por tu
heterocromía pero en cambio tú tienes mil y un razones para amarme con locura.
Siguiente pregunta.

Le arrebató el celular y él leyó.

—¿Qué te gusta de Brenda? —gruñó al leerla—. ¿Por qué todas las preguntas son
sobre ti?

—Me aman, acéptalo y entonces ¿Qué es lo que más te gusta de mí?

La observó unos segundos antes de responder al celular que seguía sosteniendo su


representante.

—Sus mejillas.

Ella bajó la mirada un segundo antes de sonreír provocando que sus mejillas se
abultaran.

—¿Qué te gusta de mí? —le preguntó con rapidez.

Brenda rodó sus ojos.

—Esa es la respuesta más estúpida que alguien me puede hacer porque es lo más
obvio pero en fin —volteó al celular—. Me encantan sus ojos sin los lentes de contacto
son de los más hermosos que he visto en toda mi vida y he visto demasiados ojos. Es
como mi fetiche.

—Siguiente pregunta... qué raro, otra sobre ti "¿Si no te gustan los hombres de cabello
claro por qué aceptaste salir con Julián?"

—Es cierto. Si vamos a ser novios —empezó Brenda quitándole el celular—. Tendrás
que teñirte el cabello, no me gustan los hombres rubios.

Julián negó en rotundo.


—Soy rubio, es mi marca registrada, inventaron este tono exactamente para mí.

—Entonces aquí termina lo nuestro —se llevó una mano al pecho y puso una expresión
de dolor. Permaneció con la mirada al frente unos segundos y asintió—. Es en serio,
aquí termina la transmisión, se te hará tarde. Oh, pero antes de irnos esta noche en mi
página tendré la exclusiva de una noticia sobre Julián, no se lo pierdan...

—Nada de exclusiva, no prometas nada.

—Pero...

—Andando muchachos, despídanse o los dejo encerrados en el auto con las ventanas
cerradas para que terminen inconscientes —comentó Jona con seriedad.

En realidad conociéndolo sí podría cumplir su palabra.

***

—Esta academia tiene un estilo Norteamericano por todos lados —murmuró Brenda
sin dejar de ver los alrededores. A pesar que él ya había estado ahí anteriormente
seguía sorprendiéndole la enorme fuente que había en el interior de la estructura, en
lugar de parecer fuente lucía más como una alberca pero la ventaja de haberla visto es
que les servía como punto de referencia para llegar a la sala donde los habían citado
pues los pasillos parecían laberintos y era muy fácil perderse, como ya les había
pasado, de no ser por Brenda ahora estuvieran del otro lado de la academia, Jona y él
tenían pésimo sentido de la orientación pero nunca lo admitiría.

—El mapa que hay en la entrada no sirve de mucho —habló Jona de mal humor.

—Sí sirve, el hecho que no sepas leerlo es diferente, en la universidad donde voy
tenemos mapas por todos lados pues también es un lío con las facultades. Por suerte
ya conocía un poco gracias a mi hermana —dijo Brenda. Conforme pasaban los
segundos parecía más emocionada—. En el siguiente pasillo tenemos que doblar a la
izquierda y ahí estará la sala de espera. ¡Estoy tan emocionada! El encuentro entre los
actores será épico.

—Tranquila, mujer, sólo somos actores no los personajes sacados del libro, relájate
un poco —en verdad necesitaba que se relajara porque lo estaba empezando a poner
nervioso y él nunca se ponía nervioso.
Giraron en el pasillo que les indicó Brenda y dos puertas después encontraron una
puerta blanca con vidrio esmerilado que no dejaba ver el interior más que un par de
bultos. Lo que sí pudo distinguir fueron unas voces, una masculina extrañamente
familiar y otra femenina, inspiró profundo. Al parecer su compañera ya había llegado, él
prefería ser quien llegase antes y no quien habría la puerta de último.

—¿Cuánto más tardarás en abrir la puerta? —preguntó Brenda con desesperación.

Tomó el pomo de la puerta y cuando iba a girarlo escuchó una voz femenina detrás de
él.

—¡Eres Julián! —preguntó una mujer adulta que iba acompañado de un fotógrafo con
una cámara roja colgando de su cuello y un hombre con una exagerada barba
canosa—. Yo sabía que eras perfecto para el papel y tú —volteó hacia Brenda y
extendió las manos como si quisiera tocarla—, eres perfecta como Brenda, es que
tienes la misma carita regordeta que me imaginé mientras escribía mis novelas.

Brenda levantó una ceja y apoyó una mano sobre su cadera. Ahí estaba su primera
impresión de la autora que le encantaba.

—Ha cometido un error, yo no soy actriz —respondió aunque no parecía disgustada.

—Ese también es un error —murmuró para sí. Si esa chica estudiaba un poco de
actuación podría hacer un muy buen trabajo.

—Oh, lo siento, es que se parecen tanto, pero entremos, entremos, no quiero hacerlos
esperar más. Tenemos mucho que hablar el día de hoy...

—¿Puedo tomar algunas fotografías? —preguntó Brenda rápidamente—. He visto que


trae a su propio fotógrafo pero Julián me invitó aquí con el fin de poder capturar el
momento para poder publicarlas en su página personal —mentirosa—. Quiero tener su
permiso primero antes de obedecerle.

Pequeña mentirosa.

La mujer decidió pensarlo un momento, compartió unas palabras con el fotógrafo que la
acompañaba y ambos voltearon a verlos.
—Sólo si las utilizan con uso exclusivo para redes sociales, pues mi fotógrafo es quien
las venderá para los programas y revistas —puntualizó.

—Sí, no tenemos ningún problema con eso —volteó a verlo con una sonrisa triunfal—.
¿Verdad Julián?

—Ninguno... —dijo entre dientes.

—Aclarando esto hay que proseguir, si tú no eres mi actriz ella estará aquí adentro y
no es justo hacer esperar a nadie —ella abrió la puerta y entró primero, Brenda, Jona y
él la siguieron por ultimo entraron sus dos acompañantes.

Una vez que Jona se movió dejándolo ver la habitación vio a dos personas que se
estaban poniendo de pie, al primero que vio fue a Matt que no pudo ocultar su rostro de
sorpresa y después su mirada se encontró con la de Jeanne, la novia de Matt. Ella
entrecerró los ojos pero inmediatamente su mirada se desvió hacia Brenda que estaba
tomando asiento junto a Jona y dejando un lugar libre junto a la autora para él.

—Brenda... —murmuró Jeanne pero o la muchacha no escuchó o decidió ignorar a su


hermana pues estaba muy entretenida con su cámara fotográfica.

Se acercó al asiento libre y tomó su lugar. La mesa tenía forma de "U" con un hueco a
lo largo del rectángulo, las sillas estaban acomodadas a lo largo de la mesa de forma
que todos podían verse a la cara sin necesidad de dar incomodas vueltas. Podía ver el
rostro de Jeanne enteramente de frente.

—Con su permiso —habló Matt educadamente y dando un apretón en el hombro de su


novia que acababa de tomar asiento.

—No hay necesidad que te marches —habló la mujer indicándole que podía tomar
asiento con ellos—. Insisto —dijo al ver que Matt no se sentaba, acabó tomando
asiento—. Correcto, jóvenes. Esto no es tan formal así que no hay necesidad de
parecer robots, pueden hablar con confianza. Me presento, soy Lili Lovera autora de la
trilogía y también guionista de la producción, este hombre a mi izquierda es Hiram
Alfaro productor del film y por aquí tenemos a Paolo practicante de fotografía, el
director Alejandro no pudo estar disponible, tuvo un imprevisto de último momento pero
lo conocerán más adelante. Y bien, a pesar de que todos somos importantes aquí me
gustaría empezar por presentarlos a ustedes —lo señaló a él que tenía el corazón
acelerado y a Jeanne quien no le dedicaba ni una distraída mirada—. Julián, es un
placer tenerte aquí y un honor el hecho que hayas aceptado ser parte de esta
producción con el personaje de Julian —inmediatamente volteó a ver a Jeanne que
parecía tener problemas para respirar aunque nadie excepto él se percató—. Y Jeanne,
perdónanos por ser tan exigentes pero tanto el director como yo necesitábamos que
fueses nuestra actriz para Brenda. Hace un par de días cuando viniste a presentar
audición quedamos completamente convencidos que eras la única indicada para el
papel, estamos seguros que no hemos hecho una mala elección con ustedes.

A lo lejos escuchó silbar a alguien y al levantar la mirada vio a Brenda en un extremo


de la mesa tomando fotografías, ¿en qué momento se había levantado de su lado?

—Julián y Jeanne ¿ya se conocían? —preguntó Lili.

—Un poco —respondió Jeanne rápidamente—. Apenas hablamos por unos minutos.

—En sí aun no nos habían presentado formalmente —dijo dándole una sonrisa.

Lili siguió hablando junto con el productor y ellos, Jona también aportaba a la plática
cuando era necesario pero la mayor parte del tiempo lo dejó a él hablando. Brenda no
paró ni un segundo de tomar fotografías moviéndose por toda la habitación y Matt
permanecía en silencio con una sonrisa ladeada.

—Perfecto, me gustaría que actuaran una escena juntos —les entregó a cada uno un
par de hojas que formaban parte del guión—. Los he visto actuar tantas veces que no
necesito verlos pero para que vayan familiarizándose a trabajar juntos podrían
interpretar la escena que está señalada.

Jeanne y él se pusieron de pie y caminaron hasta el hueco que dejaba la mesa. Con
el guión en la mano ambos, a pesar de sus diferencias, se dejaron llevar por sus
personajes.

***

—Jeanne —la llamó apresurando el paso para darle alcance.

—Hola —ella se detuvo y giró lentamente, respondiendo con seriedad.


—Sé que hay incomodidad entre nosotros, pero quiero decirte que me alegró mucho
poder hacer aquel ensayo de hace unos minutos, creo que realmente haremos un
equipo estupendo —comentó con honestidad.

—Somos profesionales o al menos un intento de ello —su voz se escuchaba tan


neutral que lo incomodaba.

—Sé qué hace tiempo yo...

—Entiendo —lo cortó con rapidez y se giró de nuevo dándole la espalda.

—Espera, yo quiero hablar más contigo.

—Julián, lo siento, no me puedes agradar de la noche a la mañana por mucho que le


agrades a mi hermana —habló sin encararlo—. No pretendas ser amigable conmigo y
mucho menos que yo sea recíproca. Estoy dispuesta a ser profesional en este trabajo y
si más adelante puedo llevarme bien contigo perfecto, pero por hoy... basta. Estoy muy
impresionada para ser cortés.

Ella se marchó desapareciendo en uno de los pasillos.

Brenda salió de la sala y se detuvo a su lado con la vista en el pasillo.

—Encantadora ¿no es así? —preguntó con sarcasmo—. No te preocupes, mañana


habrá olvidado aquella vez que la llamaste zorra barata y trabajarán muy a gusto. Así
es mi hermana.

Le lanzó una mala mirada pero Brenda se limitó a suspirar exageradamente sin apartar
la vista del frente.

—Tú sabías todo pequeña mentirosa. Pudiste haberme dado una advertencia pero en
su lugar tomaste fotografías de nuestras reacciones —le reclamó aunque no sonaba
molesto.

Ella se cruzó de brazos y lo vio de forma acusadora.

—Sí, eso iguala el que tú no me hayas dicho que dejarías de modelar en un par de
semanas. Jamás superaré esa traición tuya.

—Ya te dije, no creí que fuese de importancia para ti.


—Como sea. ¿Y cómo está Nena? Me gustaría visitarla y ya sabes, estando allí tal vez
podrías hacer la comida mientras yo juego con ella y subo las fotografías a tu página o
instagram.

—Sí, no hay problema te invito —dijo sarcástico.

Ella asintió con entusiasmo y lo jaló del brazo.

***

Jona se había sentido muy cansado, lo cual se notó desde que llegaron a la academia
pues apenas había hablado por él, algo no muy normal en su representante. Después
de dejarlo él y Brenda fueron a su casa, la mujer que hacía la limpieza se había ido
dejándole una nota diciéndole que Nena necesitaba comida.

—Ya me extrañabas ¿verdad? —preguntó Brenda con voz chillona mientras recibía
lamidas en todo el rostro por parte de su mascota. Era una traidora, como podía darle
cariño a Brenda que era prácticamente una desconocida en lugar de ir hacia él que era
su dueño.

—¿Algo en especial que quieras comer?

Brenda negó apretando los labios y tratando de mantener los ojos abiertos ante las
lamidas de Nena.

Cuando tuvo la cena lista decidió que por comer en la sala una vez no haría mal a
nadie. Estaban en el sillón con la laptop frente a ellos revisando la enorme cantidad de
fotos que había tomado Brenda, todas demasiado buenas que se le dificultaba elegir
para subirlas en Facebook o instagram.

Entre tantas terminaron publicando primero la fotografía donde él y Jeanne estaban


leyendo los guiones e interpretando la escena, sin importar que no se escucharan sus
voces y su acción estuviese congelada se veía a la perfección el sentimiento de
rivalidad que ambos reflejaban.

Mientras elegían la siguiente fotografía empezaron a llover comentarios y el primero


que dejaron sus seguidores fue:

"¿Brenda y Julián están actuando?"


Capítulo 16

¿Nuestro personaje?

—Eres una traidora, mentirosa y, y mala hermana —estalló Jeanne que empezó a dar
vueltas por toda la sala con desesperación.

Brenda estaba echada en el sillón con la cabeza colgando donde se suponía que
debían ir los pies y sus piernas apoyadas en el respaldo. Matt estaba a su lado con la
mirada fija en Jeanne, desde que salieron de la reunión con los productores el día
anterior él había tenido una sonrisa de burla en el rostro, Brenda no sabía cómo
tomarse aquella mueca de su cuñado pero debía admitir que la reacción de Jeanne era
digna de tirarse al suelo para reír a carcajadas. Y lo habría hecho pero no podía ser tan
cruel con su hermana mayor, lamentablemente.

—Tú sabías todo, seguro desde ayer o antes ya sabías que Julián y yo actuaríamos
juntos y no pudiste decírmelo, a mí ¡tú hermana! —siguió soltando palabrería hasta que
se cansó y dejó caer en el sillón junto a Matt—. Creo que me insististe tanto que
aceptara el papel solo para disfrutar nuestras reacciones ¿no es así? —preguntó en
tono acusador.

Brenda cambió el canal a la televisión que encendió mientras Jeanne sacaba toda su
furia.

—No le haría eso a Julián, pobre tener que soportarte tanto tiempo. En realidad insistí
porque era muy buena oportunidad para ti y además porque eres idéntica al personaje
de Brenda... ¡Oh! ¿Sabes lo que me dijo la autora? Me dijo que me parecía demasiado
al personaje de Brenda —exclamó con felicidad—. Dice que soy tal y como la imaginó
mientras escribía los libros. Me provocó mucha ilusión cuando dijo eso, aunque
después dijo que mi cara era regordeta ¡sólo tengo un poco de cachetes! Pero si
hubiese seguido estudiando actuación como tú hoy podría haber sido tu rival.
Jeanne se cruzó de brazos malhumorada.

—Somos prácticamente iguales, obvio que si yo me parezco tú también vas a parecerte


al personaje.

—Julián dice que no entiende como las personas pueden confundirnos si somos muy
diferentes físicamente y mucho más mentalmente. Creo que dijo algo como que te
faltaban unos tornillos —se burló y la expresión de su hermana fue digna de ser
fotografiada.

—No es por defender a Julián —interrumpió Matt—. Pero estoy seguro que él no usaría
palabras como "le faltan unos tornillos". De todos los modelos de nuestra generación él
siempre fue el aburrido que hablaba demasiado "formal".

Brenda rodó los ojos.

—Bueno, tal vez no lo dijo con esas palabras...

—Da igual lo que haya dicho, el punto aquí es que me mentiste.

—No te mentí, solo te oculté la verdad momentáneamente. Además creo que alguien
por aquí mintió hace muchos años acerca de tener un novio pero en realidad solo
estaban fingiendo serlo, sólo que no logro recordar quien fue la persona que mintió no
solo a nuestra familia sino a miles de personas —dio un par de golpecitos en su
mentón con el control remoto—. Creo que era, no sé, TÚ.

—Esas son cosas diferentes.

—Y no importa ¿Acaso habrías rechazado el papel si te hubieses enterado que Julián


sería el protagonista también? —preguntó regresando la vista hacia el televisor. Sentía
como su rostro empezaba a ponerse rojo, era una señal para sentarse como una
persona normal si no quería tener un derrame o algo por la acumulación de sangre en
su cabeza. Con una voltereta se puso de pie para después dejar caer su peso en el
sillón. Su hermana mayor aún seguía pensando la respuesta a su pregunta anterior.

—Es sólo que temo no actuar bien las escenas donde haya acercamiento entre los
personajes principales —murmuró Jeanne—. Quisiera que Julián me agradara más
para poder hacer una excelente actuación pero no puedo.
—¿Y por qué no lo perdonas? Vi que él intentó disculparse contigo ayer pero tú no le
permitiste hablar, te fuiste molesta y él se quedó incómodo y nervioso. Él también
quiere que esto funcione.

—¿No piensas que es demasiado tarde para disculparse?

—Es extraño porque para ti "nunca es demasiado tarde para nada" —imitó las palabras
que Jeanne solía usar con regularidad—. Es una extraña coincidencia que ahora
resulte ser demasiado tarde.

Su hermana mayor pareció ofendida por esas palabras.

—Parece que estás a favor de él en lugar de ponerte a mi favor, se supone que soy tu
hermana...

—Oh, por favor ¿en serio? Vas a usar el truco de "somos hermanas". Es
desagradable.

—Muchachas, creo que es mejor dejar esto aquí...

—¡No! —gritaron a unísono callando a Matt.

—Y sí —prosiguió Brenda—. Sí, estoy del lado de Julián en esta ocasión, si él no


hubiese intentado hablar contigo de una buena forma estarías en todo tu derecho de
seguir molesta con él pero como dije Julián trató de disculparse.

—Me insultó —repitió Jeanne—. No puedo perdonarlo así de fácil.

Ella rodó los ojos y golpeó su frente con su mano, en serio que Jeanne lograba sacarla
de quicio.

—¿Sabes cuántas personas te han insultado? —preguntó con burla—. Cientos,


probablemente miles de personas te han insultado desde que empezaste a salir con
Matt o desde que empezaste a actuar, incluso tal vez mientras caminabas en la calle y
por error empujaste a alguien, esa persona pudo haberte insultado en su mente, un
completo desconocido justo lo que era Julián en ese mismo momento, pero creo que lo
que te molesta es que te lo haya dicho en la cara pero sabes algo hermana, prefiero mil
veces que las personas me insulten en mi cara que a mis espaldas. Si te pasaras la
vida detestando a las personas que te insultan pues serías una completa amargada.
Pobre Matt —volteó a ver a su cuñado—, te compadezco.

—Así la amo —le respondió este con una sonrisa.

Jeanne por su parte se quedó en silencio con la mirada en la televisión. De nuevo se


había quedado pensando en una forma de contraatacarla pero tendría que hacer un
mayor esfuerzo, ella conocía a Julián y por obligación conocía a su hermana, tenía
ambos puntos de vista.

Sintió su celular vibrar, lo sacó de su bolsillo para encontrarse con una foto de Julián en
la pantalla, tocó la miniatura y se abrió un texto.

"Azul y yo saldremos a cenar mañana en "celebración" por haber obtenido el papel en


la película ¿Quieres venir?" decía el mensaje.

Ese definitivamente sí era Julián, aun le causaba gracia el mensaje anterior que había
recibido por parte de Jona, aquellas palabras nunca las usaría ningún joven por muy
"aburrido" que fuese como había dicho Matt anteriormente. Con una sonrisa respondió
el mensaje.

"Me gustaría pero tengo tarea, ya sabes, desventajas de ser universitaria" envió el texto
pero añadió "Si me ayudas iré" en seguida envió un guiño.

Guardó el celular pero en cuestión de segundos volvió a vibrar, extrañada revisó la


pantalla solo para ver que Julián le había respondido. No sabía la razón pero pensó
que era de esos que tardaban un día en responder.

"No sé nada sobre fotografía. Si fuera química, física o matemáticas haría la tarea por
ti" respondió.

"No creo que seas tan cerebrito si acaso creo que seas un poco, solo un poco, bueno
en química, solo es aprenderse la tabla periódica"

Julián envió una cara como si estuviera ofendido y después varias arrojando humo por
la nariz como si estuviese furioso "Para cocinar se necesita química, pequeña ardilla,
además de matemáticas y física, aunque eso es si quieres realizar algo más
complicado como Cocina molecular"
"¿Cocina molecular? Por favor, apenas sé hacer un vaso de agua"

"Dirás servir un vaso de agua. Para hacer un vaso de agua necesitas de Cocina
molecular"

"Espera, espera cerebrito, aquí hablábamos sobre mi tarea no sobre tus sueños de ser
chef en el futuro"

"No sueño con ser chef en el futuro"

"Entonces qué harás cuando dejes de modelar y terminen de filmar la película"

Esta vez Julián tardó más tiempo en responder. Casi 10 segundos.

"No sé qué haré, planeo tomarme un descanso, llevo 23 años trabajando, creo que me
lo merezco ¿no?"

"Definitivamente te lo mereces, pero ¿y después? Yo estoy segura que serás chef. Lo


puedo saborear :P"

"Primero me preocuparé por mis merecidas vacaciones, después pensaré en mi futuro.


Entonces ¿vienes mañana?"

"Cuando seas chef recordarás a esta ardilla, ya lo verás"

—¿Es Laini? —preguntó Matt sobresaltándola. Él y Jeanne ahora estaban muy juntos
en el sillón viendo la televisión. Al parecer esos dos no hacían nada más, por eso su
hermana seguía siendo virgen—. Dile que sí me di cuenta que se comió mi panque.

Ella rodó los ojos.

—No es Laini y por supuesto que te diste cuenta, lo agarró frente a tus ojos.

—¿No es ella? —Matt lució sorprendido—. Estabas sonriendo mucho.

Abrió los ojos y se apresuró a tomar un cojín del sillón para lanzárselo a su cuñado.

—Son imaginaciones tuyas —se apresuró a decir al mismo tiempo que se levantó del
sillón y corrió hacia el cuarto de invitados donde dormía siempre que se quedaba en
casa de Matt.
Cerró la puerta al entrar y se apoyó en esta.

"¿Vendrás o no?" volvió a preguntar Julián.

"¿Qué parte de tengo mucha tarea no entendiste? Quisiera salir como sueña
cualquier joven universitaria pero dejé algunas tareas para el final y ahora siento la
adrenalina en mis venas" puso un par de caritas llorando. "Ayúdame con mis tareas y
voy a disfrutar de la vida"

"¿En qué podría ayudar? Sólo sé modelar"

"Justo necesito a un modelo que se desnude para una sesión. Muchas gracias por
aceptar"

"¡NO ACEPTÉ NADA! Te puedo ayudar a otra cosa pero no en eso"

"¿Me ayudarías a hacer mi tarea con tal que vaya a la cena?" muy bien, en ese
momento no podía negar que estaba sonriendo demasiado a la pantalla del celular.

"Bueno, Azul quiere que salgamos los 3 juntos antes de separarnos, ella se irá de
vacaciones con sus padres antes de navidad, yo después de navidad me voy de la
agencia, así que podría pasar mucho tiempo para volver a salir los 3"

No pudo evitar sentirse un poco triste, era verdad, al empezar el año nuevo Julián ya
no estaría en la agencia y ella se dedicaría a trabajar para Azul y un par de chicos más
que estaban ansiosos por trabajar con ella.

"Bien, iré" respondió "Pero vendrás a mi casa para ayudarme con la tarea. Sólo harás
correcciones"

Julián de nuevo tardó en contestar, pero cuando lo hizo escribió. "Lo que hago para
tenerlas contentas a ustedes. ¿Paso por ti o prefieres que nos veamos en algún lugar?"

Ella sonrió mientras caminaba hacia la cama "Te veo en la agencia será más fácil
encontrarnos ahí. Al menos que quieras soportar a mi hermanita"

"La agencia es un excelente punto de reunión, te veo ahí entonces. Buenas noches"

"Buenas noches" le respondió.


Esperó con la mirada fija en el celular pues aparecía la advertencia que Julián estaba
escribiendo algo pero luego de unos segundos dejó de aparecer y ya no hablaron en
toda la noche.

—Tenemos que terminar la tarea hoy ¿cómo pudiste hacer planes para esta tarde?
¿No era mejor que saliesen a desayunar? —preguntó Matt sin ocultar su disgusto por
decirle que saldría. Eran compañeros de equipo y en parte no era justo que lo dejase a
él haciendo el trabajo pero también quería divertirse un poco, salir por un par de horas
no haría mucha diferencia—. En la noche estaremos estresados por tanta tarea.

—Julián vendrá a ayudarnos, esa fue la condición —escuchó el tenedor de su hermana


caer al suelo.

—¿Va a venir? ¿Por tarea universitaria? —preguntó su cuñado sorprendido.

Asintió fuertemente con una sonrisa.

—Dijo que a veces tenía que hacer sacrificios para mantenernos contentas a Azul y a
mí.

Matt sonrió de lado sin apartar la vista de ella.

—Si claro, mantenerlas felices siempre ha sido su prioridad —murmuró con sarcasmo.

Brenda rodó los ojos y siguió desayunando lanzándole miradas a su hermana que tenía
el rostro rojo por contener sus palabras.

En realidad era un buen plan, si Jeanne realmente quería llevarse bien con Julián lo
ideal era que convivieran antes de empezar a filmar la película y que mejor que pasa
una tarde-noche juntos con Matt y ella de intermediarios, si las cosas empezaban a
ponerse incomodas ellos los ayudarían.

Y así mataba dos pájaros de un tiro, su hermana y Julián hacían las pases y además
terminaban su proyecto.

***
Azul empezó a lamentarse al ver que su cena estaba por terminar y empezó a arrojar
palabras hacia Julián por haber roto su pequeñito pero unido grupo de amistad. Ambos
la veían con una sonrisa en el rostro.

—Me deprimiré y no sabré que hacer por tu culpa —siguió quejándose Azul de forma
muy dramática—. Y lo peor es que no podré ir a despedirte al aeropuerto.

Brenda dejó de quitarle comida a Julián, que estaba sentado a su lado, para verla con
confusión.

—¿No estarás aquí el día que se vaya Julián? —preguntó viendo como Julián
apartaba su plato de ella. Tacaño, si ella había pedido esa pizza vegetariana por él,
mínimo debería darle un poco ¿no?

—Sí, regreso ese mismo día pero si voy a despedirlo me pondré a llorar y eso iría
contra de mi personaje, así que tendré que verlo partir en fotos —respondió con dolor
en la voz.

—¿Personaje? —dijo aún más confundida.

—Sí, ya sabes —Azul suspiró y apartó su bebida para no derramarla mientras


empezaba a hablar. Si algo tenía esa chica era la forma de mover sus manos al
hablar—. Mi imagen ante los demás, ya sea medios o mis seguidores es siempre la de
una chica alegre que nunca se deja ver triste aun en los peores momentos. Ese es mi
personaje y por nada del mundo debo salirme de él en público. Aquí con ustedes puedo
ser yo libremente pero si alguien lograse tomar una fotografía mía con apariencia triste
se crearía un chisme de esos que duran semanas o meses.

Brenda levantó una ceja con incredulidad.

—No entiendo, ¿estás diciendo que vendes una imagen tuya que no es real? Como si
estuvieses actuando todo el tiempo —preguntó y escuchó a Julián reír por lo bajo.

—Así es, todos los famosos tienen un personaje, te daré un unos ejemplos, yo soy el
personaje alegre, Matt era el personaje amable y galán frente a las cámaras, aunque
sé que cuando era más chico en la vida real era un poco altanero, Ely es la modelo
tímida, aunque esa es su personalidad en la vida real y Julián, él es el modelo
arrogante, ególatra, que solo piensa en él.
—¿Y cuál es la diferencia de su yo real? —preguntó lanzándole una mirada de burla.

—Hay algunos que sí les queda su imagen con la personalidad que tienen, Julián es
uno de ellos. Es decir, si ves a un chico rubio, alto que suele ser serio la mayor parte
del tiempo y con cierto porte elegante y de rechazo las personas se hacen una imagen
de él, no creerías que sea un chico super tierno ¿verdad? Automáticamente piensas
que es prepotente o algo por el estilo —comentó Azul ladeando la cabeza.

—¿Y para qué hacen eso? —volvió a preguntar pues se le hacía estúpido eso de tener
"personajes".

—Para asegurarnos seguidores —respondió Julián—. Entre otras cosas, pero en esta
industria lo que importa es tener seguidores, hay escuelas donde personas se
especializan en la imagen para otras personas, nuestros representantes solo son una
de las tantas personas que están detrás nuestro, claro personas como yo, que estamos
en los medios desde bebés nos es más sencillo esto que a jóvenes pues ellos ya tienen
una personalidad y al entrar a los medios tienen que construirse una nueva. Por
ejemplo, si alguien se quiere lanzar como cantante y ahora estamos contra la
discriminación lo ideal será empezar a vender la imagen de ese joven como una
persona que no discrimina, "sus letras" —que la mayoría son compuestas por
profesionales en estos temas— hablarán sobre el respeto hacia los demás, se tomará
fotos y acudirá a eventos y marchas contra la discriminación de cualquier tipo, es
probable que en un año o menos aparezca con una pareja de su mismo género solo
para tener a sus seguidores en la palma de sus manos. Lo importante en estos tiempos
no es el talento en sí, es conseguir llegar y remover las emociones de las personas,
dime ¿por qué crees que hay tantos famosos "vegetarianos" o que promueven la
adopción de mascotas aunque nunca se les ha visto con uno que no sea de raza? Para
llegar a sus fans, para obtener ingresos, para tener unos minutos de fama. Este es solo
un ejemplo de los miles que hay.

Permaneció en silencio procesando lo que Julián le había dicho, a pesar que en


algunos casos eso se le hacía demasiado obvio con los artistas comerciales que
aparecían solo por temporadas realmente podía imaginar a otros famosos siendo
manejados de esa forma. Vaya desilusión para esos fans que defienden a sus estrellas
a capa y espada si se enteraran que jamás podrán conocerlos por más fotografías y
vídeos que compartan en sus redes sociales, solo ven lo que ellos quieren mostrar.
—Es por eso que no puedo ir a despedir a Julián, es más fácil para mi representante
decir que mi vuelo se retrasó y por eso no alcancé a mi mejor amigo a que rompa mi
imagen de la alegría viviente —comentó Azul lanzando un suspiro—. Espero que tomes
muy buenas fotografías para poder llorar a gusto en mi habitación.

Brenda posó una mano sobre su pecho fingiendo estar ofendida.

—¿Aun dudas de mi talento? Serán tan buenas que llorarás durante los 3 meses que
Julián esté filmando la película.

Azul fingió quitarse lágrimas con sus manos y limpiarlas en su pantalón. Brenda sintió
la mirada de Julián y volteó a verlo dedicándole una mirada picara.

—¿Qué?

Él sonrió.

—Me estaba preguntando qué imagen te quedaría a ti si fueses modelo u otra cosa.

—Sería un poco difícil hacerle una imagen ahora que ya sabemos cómo es de verdad,
ella sería... —Azul se quedó en silencio pensando al igual que Julián—. Es extraño no
encuentro un nombre a tu personalidad. Eres tan...

—Tan... —secundó Julián.

—¿Sarcástica? —sugirió Azul.

—¿Molesta? —siguió Julián.

—¿Infantil? ¡De una buena forma!

—¿Pícara?

—¿Astuta? —alargó Azul.

Bien ya le había quedado claro que no tenía una palabra exacta para definir su
personalidad pero ellos seguían y seguían dando opciones como si se hubieran
olvidado que aún estaba ahí.

—¿Especial?
Su amiga negó con una sonrisa.

—Siempre terminas con lo mismo —lo acusó.

—Tiene una personalidad especial —la señaló como si eso defendiera su punto de
vista.

—Y si no supieran como soy o si hubiese empezado desde pequeña ¿qué tipo de


imagen me darían? —les preguntó.

—Igual es difícil saberlo, a mí me educaron para ser así —contestó Julián—. Mientras
crecía me daban instrucciones para hablar y actuar frente a las cámaras, con el tiempo
me fui acostumbrando a ser así. Si hubieses empezado de pequeña habría muchos
factores para determinarlo, tus representantes habrían hecho contigo lo que
consideraran correcto.

—¿Jona te dio ese personaje? —preguntó con curiosidad.

—No, Jona empezó como mi representante cuando tenía como 9 o 10 años, no


recuerdo bien. Quien me educó así fue mi madrastra.

—¿Y te gusta quien eres ahora?

Julián frunció el ceño y un par de segundos después la vio.

—Por supuesto...

Ambos callaron al escuchar unos sollozos, voltearon a ver a Azul que tenía los ojos
llorosos y la cabeza ligeramente inclinada. Julián se levantó de su asiento para
sentarse al lado de su amiga y abrazarla, Brenda se pasó por debajo de la mesa y se
sentó del otro lado.

—Soy muy feliz estando con ustedes dos —murmuró la muchacha con voz
quebrada—. Pero presiento que para el próximo año será complicado que hagamos
reuniones como estas ¿Qué se supone que voy a hacer en la agencia sin ti? —
preguntó viendo a Julián con sus ojos brillosos—. Sí, tendré a Brenda pero empecé a
modelar gracias a ti, me duele saber que ahora tengo que seguir sin que estés
conmigo. Lo único bueno es que me quedaré con la mejor fotógrafa que has tenido.
Brenda asintió con orgullo y le tomó una mano a Azul que volteó a verla con ternura.

—Los quiero mucho —exclamó en voz alta abrazando a ambos.

Julián besó la cabeza de su amiga y dejó su mentón apoyado en ese lugar, Brenda no
estaba segura si vio mal o por una milésima de segundo los ojos de Julián brillaron
como si estuvieran acumulándose lágrimas.

***

—Azul es muy sentimental ¿no? —preguntó dentro del auto de Julián.

Ya iban camino a casa de Matt, él le había dicho que solamente la llevaría hasta allí
pero Brenda no olvidaba la promesa que le había hecho acerca de ayudarle con sus
tareas pues ella sí lo había dicho muy en serio.

—Así ha sido siempre aunque cuando está en su periodo es más sentimental que
nunca —comentó.

Soltó una carcajada.

—¿Sabes cuándo tu amiga está en su periodo? Eso es nuevo. No, es más, que un
hombre mencione la palabra periodo sin hacer muecas de asco es mejor.

—No le veo nada de malo —se encogió de hombros—. ¿Es por aquí? —señaló al
frente entrando al conjunto de casas donde vivían Matt y su hermana.

—Sí, un poco más adelante. Le avisé a Matt que ya veníamos así que es probable que
esté esperando para abrir la cochera.

—¿Cochera?

—Sí, ¿acaso quieres dejar tu auto afuera? Recuerda que tienes que ayudarnos con la
tarea —le advirtió y lo vio resoplar.

—Creí que lo habías olvidado —dijo con cansancio. Se frotó la cara con una mano—.
No querrás que me quede toda la noche ¿verdad?

Negó como si le pareciera tonta esa idea.


—No, sólo el tiempo que tome terminar la tarea, no creo que sea toda la noche,
probablemente todo el domingo también —murmuró lo último pero Julián alcanzó a
escucharla porque le dio un suave golpe en la cabeza que más bien se sintió como una
caricia.

Al ver al frente encontró a Matt que levantó una mano para saludarlos y abrió la
cochera desde la puerta principal. Una vez que el auto estaba dentro salieron y su
cuñado los recibió. Parecía muy entusiasmado al verlos llegar.

Ambos se saludaron dándose de esos abrazos donde apenas chocan sus hombros y
se dan un par de palmadas en la espalda. Entraron hablando a la casa dejándola a ella
olvidada. ¿Ahora eran mejores amigos? Ya sabía que se llevaban bien pero ahora
parecía como si se estuvieran reuniendo después de mucho tiempo de no haberse
visto.

Los ignoró apresurándose a subir a su habitación para cambiarse y tomar su laptop y


demás cosas que utilizaría. Estaba convencida que sería una larga noche por lo que
escogió su pijama más cómoda y sujetó su cabello en una trenza que pasó por su
hombro, notó que llevaba el cabello muy largo y aunque le gustaba tenerlo así creía
que era hora de un corte pero también había hecho una promesa silenciosa en donde
dejaría crecer su cabello tan largo como el de su mejor amiga Laini. Se encogió de
hombros y se alejó del espejo.

***

No se dio cuenta en qué momento desapareció Brenda hasta que Matt salió de la sala
de estar con la excusa que iría a su estudio para prepararse con el material para los
proyectos que harían de tarea. En verdad lo pondrían hacer tarea universitaria y de
fotografía, lo que sabía era mínimo y aunque Brenda le había dicho que solo corregiría
el trabajo escrito lo dudaba seriamente, a ella le gustaba ser un poco mentirosa.

Ahora entendía que cuando Brenda decía algo era muy probable que fuese verdad, tal
vez se quedaría ahí todo el domingo y no solo esa noche, lo único que lo incomodaba
era el hecho de tener que dormir con la misma ropa.

—Ya llegué, amor —gritó una voz femenina al mismo tiempo que se cerraba una
puerta—. Pasé a la tienda a comprar una botana para la noche... —Jeanne apareció en
la sala sujetando un par de bolsas en una mano y una correa con un Golden retriever
en la otra.

—Tu amor está en su estudio —señaló hacía el lugar donde había visto a Matt
desaparecer.

Jeanne asintió y por la forma en que su garganta se movía pudo reconocer que estaba
haciendo lo posible para no hacer una mueca de desagrado o algo peor. Bajó la mirada
hacia el perro y este empezó a mover la cola de forma animada, típico de perros.

—¿Puedo? —señaló al perro y Jeanne asintió lentamente. Se acercó para poder


acariciarlo—. ¿Cómo se llama?

—Whisky —respondió. Sentía que ella hacía un esfuerzo para no sonar cortante pero
le estaba costando demasiado y él hacía el mayor esfuerzo por no sentirse incómodo—
Le gusta que lo mimen —añadió después de un largo silencio.

—Lo noté, mi Nena es similar —dijo sin dejar de acariciar al perro—. Sólo que ella ama
lamer a las personas y Brenda es su persona favorita para atacar.

Jeanne abrió la boca para decir algo pero en su lugar salió un gruñido seguido de un
grito molesto.

—¡Matt! ¿Dónde dejaste mi cuaderno morado? Te mato y dejo a mi hermana viuda


antes de tiempo si lo llegaste a tocar —gritó Brenda y aunque su voz se escuchaba
distante aun así Matt consiguió escucharla pues le regresó el grito.

—¡Esta mañana lo dejaste en mi estudio! No me eches la culpa de tu despiste.

—¡No me grites o te castro!

—¡Tú fuiste quien me gritó primero!

Jeanne suspiró atrayendo su atención de nuevo. Ella le dirigió una sonrisa ladeada y
señaló con su cabeza hacia el pasillo.

—Son buenos cuñados ¿no? —comentó la castaña.

—Eso creo —le respondió y ella con un asentimiento de cabeza se alejó.


Suspiró sentándose en el sillón de la sala, Whisky lo siguió acostándose a su lado; en
verdad quería llevarse bien con Jeanne pero ella parecía ser una persona muy difícil
¿por qué no podía ser un poco más parecida a Brenda? Al menos con ella era más fácil
hablar.

Pasaron un par de minutos antes que Brenda y Matt aparecieran en la sala discutiendo
sobre sus gritos y quien iba a castrar al otro, no estaba seguro si esas eran
conversaciones adecuadas entre cuñados pero ellos lo hablaban como si estuvieran
solos. Siguieron discutiendo mientras movían los sillones para hacer más espacio y
poder poner unos colchones de aire, sabanas y almohadas para estar cómodos, en
medio quedó una mesa baja y a cada lado estaban los colchones, Brenda
inmediatamente tomó su lugar cerca de él y arrojó una almohada a Matt que acababa
de encaminarse hacia la cocina.

—Espero que para el próximo semestre consiga amigos y tenga a otros compañeros
de equipo que a veces me saca de mis casillas —murmuró malhumorada al mismo
tiempo que encendía su laptop.

—Creí que se llevaban bien —comentó.

—La mayor parte del tiempo nos llevamos bien pero en ocasiones él se pone de
orgulloso, yo también y nunca acabamos —soltó un suspiro fijando sus ojos en él—.
¿Has tenido esta clase de problemas?

—Pues no tengo hermanos cercanos a mi edad, sólo una media hermana menor como
de 6 o 7 años pero no la conozco así que nunca me he tenido que preocupar por
llevarme bien con nadie más que con las personas del trabajo.

—Cierto, hace rato mencionaste algo sobre tu madrastra, si se puede saber ¿Qué pasó
con tú mamá? Nunca te he escuchado hablar sobre tus padres.

Él se encogió de hombros, no le molestaba hablar de su madre aunque también creyó


que pudo haber otro momento y otro lugar para tener esa plática.

—Pues mi mamá...

—Julián ¿puedes beber café? —entró Matt interrumpiéndolo.

—No me gusta el café, pero gracias.


—Dale té verde —sugirió Brenda.

Matt asintió marchándose de nuevo, Brenda iba a preguntarle de nuevo pero su laptop
emitió un sonido y fijó la vista en la computadora, abrió unos documentos y asintió con
aprobación cuando encontró el que buscaba.

Giró la computadora para que él la viera.

—Tu tarea de esta noche será hacer correcciones de cualquier tipo a este documento,
Matt y yo estaremos editando unas fotografías y haciendo otra parte del proyecto, mi
hermana solo estará aquí comentando algunas cosas pero no hará nada —se acercó
más a él para poder susurrarle—, así que si quieres intentar hablar con ella hazlo ¡pero
no te distraigas del proyecto! —terminó advirtiéndole.

Soltó un resoplido acercando la computadora hacia él, lo primero que hizo fue revisar la
cantidad de hojas y casi se cae de espaldas al ver las 238 páginas que debía leer,
revisar y corregir, eso no podía ser solo un proyecto final debía ser una tesis o algo
parecido. Definitivamente se quedaría hasta el día siguiente ahí. Volteó a ver a Brenda
pero ella estaba prendiendo otra laptop que tenía un sticker de una extraña flor.

—¿Y esa flor? No la había visto.

Brenda inclinó la tapa para poder verla y sonrió de lado.

—Se llama Chocolate cosmos o flor de chocolate, no sé exactamente que representa


solo que huele como a chocolate, ah y es la favorita de mi hermana, cuando Matt le
pidió matrimonio le entregó un ramo de esas flores —entrecerró los ojos viendo al
frente—, recuerdo que casi me como una.

—Nunca había escuchado sobre esa flor —murmuró.

—Ni yo, hasta que hace unos años mi hermana se encaprichó por conseguir una pero
creo que ya se extinguieron —sacudió la cabeza con fuerza apenas despeinándose la
trenza que se había hecho—. Ponte a trabajar que mientras más pronto termines
mejor.

En parte tenía razón, se había comprometido a ayudarle con la condición que salieran
los 3 juntos a cenar aunque no se imaginaba que lo pondría a editar todo un libro, de
cualquier forma lo haría porque era un hombre de palabra y lo volvería a hacer por
cualquiera de ellas dos si volvían a pasar una tarde tan agradable.

Unos minutos después de haber empezado Matt y Jeanne se unieron a ellos, Whisky
también se acercó y estaba cambiándose de un lado a otro cada cierto tiempo para que
lo llenaran de caricias.

—¡Tengo sueño! ¡Tengo hambre! ¡Ya quiero irme de aquí! —exclamó Brenda
provocándole un sobre salto a todos. Al menos eso sirvió para despertarlos, sentía su
cabeza dar vueltas pero ya casi terminaba con la inmensa investigación, solo 10
páginas más y podría dejar de leer. Nunca había odiado tanto estar frente a la
computadora.

—No estamos en la universidad y si tienes hambre puedes comer lo que sobró de la


cena —dijo Matt irritado. Todos estaban irritados, consecuencia de desvelarse.

—No, no puedes comer —habló rápidamente y los tres se quedaron viéndolo con ojos
confundidos—. Es malo para su salud comer a estas horas.

—Sí, además ya estamos por terminar, una vez que Julián acabe la corrección
agregamos esto —señaló las computadoras donde estaban trabajando unas ediciones
fotográficas—, y terminaremos con todo.

Brenda asintió de mala gana y se recargó en él de nuevo como había estado casi toda
la noche. Al principio creyó que se le haría incomodo trabajar con ella apoyada en uno
de sus brazos pero extrañamente se había adaptado de forma rápida a esa posición.
Con esa cercanía notó que Brenda no solo era buena tomando fotografías sino también
editándolas aunque se quejaba a cada rato que la edición era para los malos fotógrafos
que no sabían medir bien la iluminación y otros términos que no se molestó en
escuchar. Pese a todas sus protestas estaba haciendo un excelente trabajo.

Cuando llegó al final de la última página soltó un suspiro alivio y apartó la computadora
de inmediato como si le estuviera quemando. Lo que sentía que ardía eran sus ojos
que frotó con ambas manos dejándolos, seguramente, más rojos de lo que estaban.
Sentía unas ganas de quitarse los lentes de contacto pero con Brenda a su lado no era
seguro hacerlo.

Se quedó descansando unos minutos más hasta que Matt susurró.


—Ya terminé con esto, llevaré a Jeanne a nuestra habitación y vuelvo en unos minutos
para terminar de acomodarlo en el documento —habló tan bajo que casi tuvo que leerlo
los labios.

Volteó a ver a Jeanne que estaba con la cabeza apoyada sobre la mesa. En toda la
noche apenas habían compartido unas cuantas palabras pese a los intentos de Matt y
Brenda por hacerlos conversar.

—Mejor no vuelvas, yo me encargo de los detalles finales —murmuró Brenda sin


apartar la vista de Matt que empezaba a tomar a su novia entre sus brazos con suma
delicadeza—. Descansen, buenas noches.

Matt les agradeció y se alejó con Jeanne mientras le decía algunas palabras para que
siguiera durmiendo.

Brenda se estiró sobre la mesa para jalar la laptop de Matt y por medio de una memoria
externa empezó a transferir todos los datos hacia la suya.

—Si quieres puedes ir a dormir también —le dijo con voz ronca—. Te llevaría a la
habitación pero quiero terminar con esto. Igual no te pierdes es la tercera puerta del
segundo piso, la tercera porque la segunda es mía. Buenas noches.

Estaba por ponerse de pie pero ella también lucía tan cansada que no pudo dejarla
sola, prefirió recostarse sobre el colchón inflable y esperar a que terminara, Brenda no
dijo nada así que empezó a revisar su celular, tenía algunos mensajes de Jona y Azul,
sociales. Terminó de revisar justo cuando Brenda se dejó caer a su lado.

—Ya no puedo más, por suerte al fin terminamos y no tendremos que preocuparnos
más que por imprimirlo. Amo y odio a la universidad al mismo tiempo ¿Te pasó lo
mismo? —preguntó girándose sobre su lado izquierdo para poder verlo.

—No estudié la universidad y todas mis clases fueron siempre en casa así que nunca
tuve que "sufrir" con algo como esto.

—No sé si eso fue malo o fuiste afortunado.

Con una sonrisa perezosa le dio la razón.


Se despertó cuando no sintió su brazo derecho, había soñado que se lo cortaban y por
eso sentía un hormigueo pero al despertarse se dio cuenta que la razón por la que no
sentía su brazo era gracias a Brenda que se había quedado dormida sobre él y no solo
eso sino que en alguna parte de la madrugada habían entrelazado sus dedos de la otra
mano, no se explicaba cómo habían acabado así pues no estaba en una posición
precisamente cómoda.

Le resultó extraño que ninguno de los dos se había despertado por la incomodidad.

Con cuidado de no despertarla separó sus manos y la recostó sobre el colchón, por su
parte tuvo que mover el hombro hasta que empezó a sentir su brazo. Caminó alrededor
de la sala para estirar su cuerpo pero por unos segundos Whisky, que se había
quedado con ellos, le gruñó antes de reconocerlo y seguir durmiendo, pero eso bastó
para despertar a Brenda.

Se sentó sobre el colchón tallando sus ojos con ambas manos en un gesto muy
aniñado, cuando lo vio tuvo casi la misma reacción que Whisky pues pareció no
reconocerlo y se quedó como estudiándolo durante unos segundos antes de asentir y
pasarse una mano sobre su trenza que estaba desordenada.

—Buenos días —susurró—. ¿Sabes qué hora es?

Buscó algún reloj y encontró uno pequeño en un mueble cerca de una de las ventanas
de la sala.

—Casi son las 9 de la mañana.

—¿Por qué estás despierto tan temprano? Es domingo, día de dormir hasta el
mediodía.

—Me dio hambre —dijo y era verdad, su hora de desayunar era siempre a las 7:45 de
la mañana y ya se había malpasado con sus horas de sueño y ahora con el desayuno,
si seguía aplazando el desayuno podía ponerse débil por su diabetes.

Brenda se puso de pie y se tambaleó un par de veces, una vez estable caminó hacia
el pasillo que conducía a la cocina, él la siguió sin decirle nada.
—Esta es la cocina —dijo Brenda sonando ligeramente más despierta mientras
entraban a la cocina—. ¿Quieres que hagamos el desayuno? Y por decir "hagamos"
me refiero a que tú lo hagas.

Le sonrió acercándose a la estufa pero se retractó antes de tocar algo.

—No creo que tenga permiso de cocinar aquí...

Brenda agitó una mano restándole importancia.

—Mi hermana y Matt siempre dicen que esta es como mi casa y puedo hacer lo que
quiera, así que como puedo hacer lo que guste con el poder que me confieren los
dueños de esta casa te doy el permiso para que hagas el desayuno —señaló a la
estufa con ambas manos—. Apúrate que tengo hambre.

Sin añadir nada más empezó a abrir puertas en la alacena para que revisara los
ingredientes y se decidiera por hacer algo, en una de las puertas tomó un enjuague
bucal que estaba sellado y lo abrió, tomó un trago y le extendió la botella, él
encogiéndose de hombros la aceptó.

Brenda escupió primero en el lavabo haciendo una mueca y apartándola siguió él


limpiándose la boca con la mano.

—Qué asco era hierbabuena, ¿Por qué no compran de menta como todas las
personas normales? —Terminó alejándose para dirigirse al refrigerador—. ¿Hay algo
que quieras hacer en especial? Futuro chef.

Le sonrió mientras negaba con la cabeza. Él no iba a ser chef, para eso se necesitaba
más que el gusto de cocinar.

—Revisa si hay tomates, lechuga, aguacate y limón, si está todo eso lava el tomate y la
lechuga con desinfectante —le pidió mientras él se giraba para buscar un sartén.

Escuchó a Brenda empezar a sacar todo y dejarlo caer sin cuidado sobre el lavabo,
después abrió la llave y empezó a salpicar el suelo. Con dos pasos largos se acercó a
ella para cerrar la llave y verla con desaprobación.

—Podrías ser más cuidadosa —le pidió y ella le enseñó la lengua antes de abrir la llave
a presión salpicándolos a los dos.
***

Jeanne bajó las escaleras y escuchó ruido en la cocina, se acercó con pasos
silenciosos y se asomó con cuidado de no ser vista por la ventana que dejaba la barra
de desayunar. Vio a Julián riendo junto a Brenda mientras ambos se limpiaban el rostro
con toallas de papel.

—Eres demasiado brusca para la cocina —dijo Julián dándola unos golpecitos
amistosos en la cabeza.

—Tu eres demasiado delicado —comentó su hermana proporcionándole un codazo—.


Ya lavé las verduras ¿qué hago ahora?

Julián la vio como si fuese un monstruo.

—Estás loca, solo tiraste el agua en todos lados, hasta el piso está mojado —ambos
bajaron la vista para verificar si era verdad—. Mejor limpia el piso y yo lavo esto.

—De todo te quejas, Julián. Nada te parece.

Brenda empezó a caminar hacia el armario donde guardaban los artículos de


limpieza.

—Bueno, ya no me quejo tanto de ti, creo que eso es un punto a favor ¿no?

Jeanne notó como su hermana se sonrojó antes de salir de la cocina.


Capitulo 17

¿Soltarás mi mano?

—¿Un calendario? —preguntó Matt con sorpresa.

—Sí —afirmó Julián rascándose la cabeza y señalándole con la mirada a las hojas que
tenía esparcidas sobre la mesa del restaurante—. Se hacen dos versiones, una es la
venta en línea, que en sí funciona como una aplicación y la segunda es en físico, las
ganancias van a ir a diferentes casas de ayuda ya sea para niños o personas de la
tercera edad o con bajos recursos, etc. Por supuesto estamos buscando a modelos que
quieran participar sin obtener compensación monetaria.

Matt asintió mientras revisaba las hojas con los borradores de cómo sería el calendario,
movía la cabeza constantemente pero al mismo tiempo no lucía del todo convencido.
En realidad se le hacía extraño pues Matt era de esos que les gustaba ayudar a los que
lo necesitaban, nunca se había negado a una propuesta por muy inconveniente que le
resultara.

—La idea es asombrosa, aunque recuerdo haber escuchado a Brenda hablar sobre
algo similar —Matt levantó la mirada para verlo—. ¿Lo planearon juntos? —asintió a
forma de respuesta—. Me encantaría participar pero como sabrás yo dejé de modelar
hace unos meses, ya no soy más parte de ustedes, no creo que sea adecuado, podría
quitarles credibilidad. Pero lo que sí puedo hacer es patrocinarlos o haciendo la
fotogra...

Empezó a negar con rapidez antes que terminara de decir la palabra, sólo a él se le
ocurría pedir la fotografía cuando Brenda era una de las organizadoras del proyecto.
Esa ardilla ya se había encargado del diseño del calendario, la publicidad y elegir una
lista de posibles modelos que podían participar. Recordó con molestia cuando él
empezó a revisar la lista y no encontró su nombre, Brenda le había dicho que el tema
eran modelos naturales y si él se empeñaba en salir con sus lentes de contacto
entonces no lo contaría como posible candidato.
—¿Puedo pensarlo entonces? —preguntó Matt atrayéndolo su atención—. Te
respondería hoy en la noche. Me gusta la idea, creo que es estupenda pero me intimida
un poco no ser modelo y echarles a perder el proyecto.

—Está bien. Mientras más pronto tengas las respuestas mejor porque empezamos el
viernes con las fotografías, estamos con un mes de retraso mientras más rápido
terminemos la producción mucho mejor.

—Sí, de acuerdo —Matt estrechó su mano.

***

"Al final me dijo «Sí, de acuerdo»" le comentó a Brenda por mensaje "Pero no sé si eso
significa que aceptó o no"

"¿Y no lo amenazaste como te enseñé? Deberías decirle que lo ibas a castrar, él


muere por tener hijos así que esa sí es una amenaza real. Ya no te volveré a dar
consejos si los desprecias de esa forma"

"Es tú cuñado, debiste ser quien le hubiese propuesto eso no yo" escribió con
velocidad y lo envió.

Esperó con el celular en la mano pero Brenda era de esas personas que tardaban un
poco en responder aunque al final solo dijera una palabra y cuando la pereza le ganaba
empezaba a enviar audios aunque siempre lo hacía cuando ya era muy noche y no le
gustaba pues su voz siempre sonaba muy agotada además que la mayoría de las
veces escuchaba de fondo el tecleo constante de la computadora. No podía negar que
se empezaba a preocupar por ella, con los estudios, el trabajo en la agencia y otros
proyectos que tenía en mente estaba descuidando su salud, durmiendo tarde y pocas
horas además de saltarse las comidas. Él empezó así y unos años después le dio
diabetes, era normal preocuparse por una amiga.

"Pero ahora estoy en casa de mis papás y no me gusta hablar con Matt por teléfono,
prefiero que sea de frente, y como tú no tenías nada que hacer por eso te dejé esa
tarea, pero al final no resolviste nada. Es la razón que necesitaba para dejarte fuera
del calendario :P" respondió Brenda. "Mira" escribió después y le envió unas capturas
de pantalla donde le mostraba el diseño del calendario para dispositivos móviles. El
diseño era increíble.
"Impresionante, no puedo creer que también puedas hacer algo así" le escribió y ella
solo le respondió con una carita sacando la lengua.

Podía imaginarla haciendo eso frente al celular. Esta vez no tardó tanto en responder.

"En realidad yo no lo hice, solo me encargo de acomodar algunas cosas pero gran
parte del diseño es de Kris y la aplicación la está haciendo mi hermano mayor, James
porque él es programador. Más bien yo soy la jefa mandona :D"

Eso no se lo discutía. Siguieron hablando por un tiempo hasta que se fijó en la hora,
faltaba poco para que diera la media noche y el día anterior también habían estado
hablando hasta muy tarde, además que Brenda le había dicho que se había quedado
despierta terminando un trabajo final, esperaba que ahora no estuviera haciendo otro.

"¿A qué hora te vas a dormir?"

"En cuanto termine este trabajo" le respondió y añadió una cara triste "Tal vez no
duerma hoy tampoco"

"¿Te puedo ayudar? Sabes que no sé mucho pero en algo puedo ser de ayuda"

"¿Entonces sí posarás desnudo para mí? :D"

"¡NO! Estoy hablando en serio, déjame ayudarte"

Ella tardó en responder.

Pero vaya que era insistente con la sesión de desnudo que quería hacer. Al principio
creyó que era mentira acerca de ser un proyecto universitario pero cuando preguntó a
Matt supo que era en serio aunque aún no llegaban al semestre en donde se les pedía
a los alumnos que llevaran a un modelo para hacer la sesión de desnudo. De cualquier
forma no lo haría, si habían sido muy exclusivas las veces que posó en ropa interior
para caballero, nunca le había gustado mucho hacer ese tipo de fotografía.

Un sonido lo regresó a la realidad.

"Prende tu laptop para hablar por videochat y explicarte que vas a hacer"
Hizo lo que le pidió y un par de minutos después vio a Brenda por su pantalla. Le sonrió
a su imagen al verla usando lentes, hacían ver su cara más redonda y sus mejillas más
abultadas, se veía muy bonita, pensó que debería usarlos más seguido.

Se quedaron despiertos hasta las dos de la mañana pero habían conseguido terminar
en la mitad de tiempo, le alegró saber que esa semana era la última en que Brenda
asistiría a clases.

—Mañana nos vemos en la agencia —dijo Brenda después de soltar un largo


bostezo—. Aun necesitamos ver los últimos detalles y confirmar a todos los modelos,
son 11 en total ¿no?

—Sí, eso si Matt acepta —le recordó y ella apretó su boca inflando sus mejillas.

—Si él no acepta entonces te pondremos a ti —dijo con burla—. No tendremos otro


remedio.

—Ja, ja, ja muy graciosa.

Brenda apartó la vista de la cámara y tomó su celular con una mano, a pesar que el
lugar donde ella estaba se encontraba oscuro y sólo la luz de la laptop le permitía verla
pudo notar como una sonrisa empezó a formarse en su boca, después de leer lo que
sea que le enviaron suspiró fingiendo pesadez y regresó la vista a cámara.

—Ni modo, me acaba de decir Matt que sí aceptará modelar siempre y cuando le
demos el mes de Mayo porque es cuando cumple años mi hermana —se encogió de
hombros y luego frunció el ceño—. ¿Qué rayos hace despierto a estas horas? Él ya
había terminado todos sus trabajos finales ¡Debería estar durmiendo!

Sonrió de lado ante el berrinche de Brenda. Ella también ya había terminado así que
igual que Matt debería estar durmiendo pero estaba ahí hablando con él y haciendo
berrinches. Terminó por arrojar el celular a una parte de la habitación pues se escuchó
que chocó contra algo y cayó haciendo mucho ruido, Brenda abrió los ojos diciendo
únicamente ¡Ups!

—Eso significa que no estarás en el calendario, podría darte un lugar en él si no usas


tus lentes de contacto...

—Eso no pasará, y únicamente no lo haré para no darte el gusto.


Ella llevó una mano a su pecho y puso una expresión de dolor.

—Eres un mal amigo —dijo y soltó un largo bostezo.

—Ya debes ir a dormir. Buenas noches —se apresuró a decir para que ella no alargara
la plática.

—Sí, pero antes tenemos que ver lo de...

—Más tarde que nos veamos en la agencia resolvemos todo lo que está pendiente, es
todo por hoy, descansa, entrega tu trabajo final y te veo allá. Buenas noches.

—Bien, bien. Buenas noches sueña bonito, es decir conmigo —le guiñó un ojo antes
de cerrar el videochat.

Bueno, estaba seguro que si soñaba con ella sería más bien una pesadilla en lugar de
un "sueño bonito".

***

Entró a la agencia con retraso pues se había quedado dormido y pasaban de las 11 de
la mañana, le resultó extraño que Jona no le hubiese hablado para llamarle la atención.
En sí ese día no tenían trabajo pero estaba encargado de supervisar a los dos nuevos
modelos que se acababan de unir a la agencia, indirectamente como un reemplazo por
él. Entró a una de las salas de juntas pero la reunión ya había terminado y las pocas
personas ahí hablaban cómodamente.

Caminando hacia atrás salió de la sala sin tomarle mucha importancia a su retraso
siempre se podía justificar su ausencia con ayuda de su personaje desinteresado y
ególatra.

Se alejó por el pasillo y su celular empezó a timbrar, al ver la pantalla temió responder
pues era su representante y bastantes regaños había tenido en el pasado por sus
ligeros retrasos de apenas minutos o segundos, no se imaginaba lo que le diría ahora
por una hora, sin tener de otra atendió la llamada.

—¿Dónde estás? —preguntó antes de que el pudiera saludar—. Brenda te estaba


esperando y se fue a dormir al vestidor de Azul. Date prisa o te pondré a vender
periódicos —lo amenazó antes de colgar.
¿En serio? No llegaba a una reunión por parte de la agencia y su representante lo
regañaba porque no había ido con Brenda. Además por qué ella estaba ahí si todavía
no era medio día, en fin, mientras no se saltara las clases todo estaba bien.

Se fue directo al vestidor de Azul tocando antes de entrar pero al no escuchar


respuesta del interior abrió la puerta para encontrar a Brenda acostada en el diván, su
mochila estaba a un lado con uno de los tirantes todavía entre sus dedos. Al parecer
había llegado directo a dormirse sin preocuparse en la forma en que cayó sobre el
diván, estaba boca arriba con un brazo y una pierna colgando, el otro cubría sus ojos y
su boca entreabierta.

No sabía si despertarla, pues no debía dormir en ese lugar, o acomodarla para que no
despertara con dolor en los músculos por su extraña posición.

Estaba tratando de pasar de nivel en el juego que Brenda le había descargado en su


celular cuando sintió la mano de ella posarse sobre su hombro, intentó voltear a verla
pero como se había sentado en el suelo —después de haberla acomodado— y
recargado en la parte alta del diván se le dificultó girar su cabeza, se quedó inmóvil
escuchando la respiración pesada de la castaña lo que le hizo suponer que seguía
dormida. Decidió no moverse y continuar jugando pero al poco rato la mano de Brenda
se deslizó desde el hombro hacia el cuello y sintió su nariz rozar la parte baja de su
nuca, en cuestión de segundos la respiración en esa zona le empezó a provocar un
cosquilleo incomodo, apenas estaba pensando en despertarla cuando sintió una
mordida en su cuello. Se alejó inmediatamente un par de metros y aun en el suelo giró
para verla. Ella estaba riendo a carcajadas tocándose el estómago con una mano y
moviendo las piernas frenéticamente.

—Eres... —Brenda intentó hablar pero todavía seguía deshaciéndose en carcajadas—.


No puede ser... si todo el tiempo eres así de lento no me explico cómo ninguna de tus
locas fans ha conseguido violarte —y continuó riendo.

Llevó una mano a la zona donde ella le había mordido y le lanzó una mala mirada.

—Creí que estabas dormida, por eso no quise moverme —le espetó.

—¿Entonces dejarías que cualquier chica te mordiera solo porque está dormida?

No.
Brenda se sentó en el diván acomodándose el cabello, él se puso de pie sacudiéndose
la ropa.

—¿Por qué no me despertaste? Ahora hemos perdido tiempo y debo estar en mi casa
a la 1:00 ¿Qué hora es? —preguntó buscando su mochila.

Julián vio la hora en su reloj y abrió los ojos, faltaban 25 minutos para la 1 de la tarde y
aun debían ver los detalles del calendario para tener todo listo el viernes que
empezaran con la sesión de fotos. Brenda soltó un grito de frustración, seguro acababa
de ver la hora.

Se levantó colgándose la mochila en los hombros y dando vueltas con el celular en la


mano.

—Bien, bien, tengo que irme ahora o no alcanzaré a llegar a tiempo para recibir el
paquete —levantó la mirada para verlo—. Iré a casa, recibiré esa cosa de mi padre y
regresaré a la agencia. Espérame aquí —lo señaló con un dedo para en un segundo
haber desaparecido del vestuario.

Frunció el ceño y salió corriendo detrás de ella, pudo alcanzarla cuando las puertas del
ascensor estaban por cerrar, entró en el último segundo y Brenda levantó una ceja.

—Tengo un auto ¿sabes? Puedo llevarte a casa si lo necesitas —sugirió y Brenda


sonrió abiertamente.

—¡Bien! Me acabo de ahorrar el dinero del transporte —dijo con ánimo.

***

Era tan alto que se tuvo que inclinar ligeramente para poder entrar a la casa de los
padres de Brenda, aunque no lo necesitó pero durante unos minutos se sintió un poco
abrumado pues por fuera la casa se veía pequeña. Habían llegado justo a tiempo pues
el repartidor estaba bajando una enorme caja de un camión, Brenda se había quedado
afuera y le había pedido que entrara.

Se quedó en medio de la casa, a unos cuantos pasos de él había una escalera que
conducía a la segunda planta, del lado derecho la cocina que tenía las persianas de
madera cerradas y otro cuarto a lo lejos, de su lado izquierdo estaba una puerta que tal
vez conducía a un baño y después había una pequeña sala con un sillón largo, otro
individual y sillas, que no combinaban entre sí ni con los demás muebles, acomodadas
frente a un televisor.

Escuchó a Brenda hablar con el repartidor y caminó hacia la sala, en seguida vio el
mueble que en muchas casas tenían llenos de fotografías, esa no era la excepción,
aunque había muchos portarretratos uno captó inmediatamente su atención, en él
estaba Brenda con unos años menos y a su lado un muchacho que se parecía mucho a
ella, el chico apenas unos centímetros más alto que ella la abrazaba dándole un beso
en la mejilla. La sonrisa de Brenda no cabía en su rostro. Se quedó más tiempo viendo
esa foto y es que el parecido era impresionante pero no podría ser su gemelo ¿o sí?
Ella nunca había mencionado nada acerca de tener un hermano de su edad, solo sabía
acerca de Lissa y Jeanne, pero ese chico debía ser miembro de su familia...

—¡Bu! —dijo Brenda picándole las costillas antes de acomodarse a su lado con una
sonrisa—. ¿Qué pasa? ¿Estás encantado por mi belleza?

—Ese chico —señaló a la foto y Brenda puso cara de horror.

Llevó una mano a su pecho fingiendo dolor.

—Ahora resulta que eres gay y te has enamorado de Brandon —sollozó llevando las
manos a su rostro—. Y yo que creí que te habías enamorado de mí.

Rodó los ojos y le dio un golpe muy suave sobre la cabeza haciendo que ella apartara
una mano de su rostro para poder verlo, apenas sus ojos conectaron y ella rio
descubriendo su rostro.

—¿Quién es Brandon? —le preguntó y ella volteó a ver la foto con una mirada distante.

—Es mi mellizo, pero él diría "soy el hermano mayor" —hizo un lamentable intento de
voz grave—. Tomaron esa foto hace casi tres años.

—Parecen muy unidos ¿no? Debe ser bueno que se lleven así siendo mellizos, he
conocido a un par que no se llevan bien porque siempre los han obligado a estar
juntos.

Brenda permaneció en silencio y él volteó a verla, apretó su labio inferior entre sus
dientes y su frente se arrugó como si quisiera llorar. ¿Había dicho algo malo? Se giró y
la volteó tomándola de los hombros por alguna razón sintió que viendo esa fotografía
terminaría llorando.

Ella levantó su rostro permitiéndole verla, de pronto su mirada era tan intensamente
triste que algo en su pecho le causó una incomodidad que no podía explicar. Llevó una
mano hacia su mejilla acariciándola con delicadeza.

—¿Pasó algo malo?

—Discutimos hace unos meses, una pelea que nos hizo distanciarnos —se encogió
de hombros sin apartar su mirada de él.

—¿No han intentado arreglar su relación? —preguntó en voz baja, su garganta se


sentía seca.

—Creo que ambos tenemos miedo de acercarnos y hacernos más daño —murmuró.
Sus ojos estaban brillosos intensificando su mirada. Él deslizó su dedo pulgar en la
mejilla de Brenda repetidas veces mientras permanecían en silencio hasta que ella lo
rompió—. ¿Nunca has tenido miedo de acercarte a alguien, demasiado?

Su dedo se detuvo y lentamente apartó su mano al escucharla preguntar eso. No


encontró voz para responderle por lo que terminó asintiendo lentamente.

Unos gritos que venían de afuera llamaron su atención, fijó la vista en la ventana de la
sala pero las cortinas estaban cerradas impidiéndole ver.

Brenda parpadeó un par de veces antes de abrir los ojos y voltear hacia la puerta con
prisa.

—Es Lissa, solo ella cree que eso que sale de su boca es canto —empezó a
empujarlo en dirección a las escaleras—. Sube y entra en la puerta donde dice "No
molestar, soy el futuro del país".

Soltó una carcajada mientras era empujado.

—¿En serio pusiste eso?

—¡Date prisa! ¿O es que quieres ser secuestrado por mi hermana menor?


De pronto seguir las indicaciones de Brenda lucía demasiado atractivo. Subió los
escalones de dos en dos y apenas había encontrado la puerta con el letrero que le
había dicho escuchó la puerta abrirse bruscamente y los gritos sonaban más fuertes. O
el canto...

—¿Estás segura que no hay problema porque esté aquí? —le preguntó sentándose en
el puff que había en la habitación.

Brenda negó encendiendo su laptop. Ella se había sentado en la cama arrojando todas
las almohadas y peluches al suelo, no le sorprendía que hiciera eso.

Observó la habitación encontrando un contraste tan raro en ella y es que una mitad era
morada mientras que la otra era amarilla adornada con flores de diferentes colores,
supuso que compartió habitación con una de sus dos hermanas... ¿Cuántos hermanos
tenía? Ahora que lo pensaba conocía a Lissa y Jeanne en persona, pero había visto
una foto de su mellizo y también había nombrado a su hermano James que era
programador. ¿Eran 5 con ella?

—Brenda, ¿tienes 4 hermanos? —le preguntó y ella le sonrió negando.

—No, no son 4 —habló como si fuera ridículo—. Son 6 hermanos en total.

—¿Es una broma? —intentó sentarse en el puff pero terminó medio acostado.

—No, en total somos 7, nuestros padres y un perro, bueno si contamos a la esposa de


mi hermano mayor, a su bebé y a Matt... haz la cuenta.

Era una familia enorme.

—No te sientas abrumado, todo el mundo reacciona así como tú —dejó la laptop a un
lado y se arrastró por la cama para empezar a echarle aire con las manos—. Por suerte
ya no viven todos aquí. La primera vez que vino Matt estábamos toooodos y el pobre
casi cae desmayado, también en parte se debió a que Lissa estaba aquí y por poco
saltaba hacia él.

—¿Lissa? ¿También es admiradora de Matt? —ella asintió—. ¿No que era la


presidenta de mi club de fans?
—Se va por el soltero del momento, si llegas a tener novia se irá con otro, así es
Lissa, de esa forma no hieren su orgullo. Es decir, fue un golpe duro que su hermana
mayor le robara a su platónico.

—En parte creo que eso me asusta un poco.

—Sí... Como sea, hay que revisar los pendientes. Mientras yo reviso la aplicación tú
revisarás los correos para ver si están confirmados todos los modelos, sé que ayer
revisaste pero más vale prevenir a elegirte como última opción.

—Ja, ja, ja. Me matas de risa —le respondió poniéndose de pie para sentarse a su lado
en la cama—. También revisaré que esté el estudio principal reservado para el viernes,
no podemos meter a 12 modelos en uno pequeño.

—Bien, deja busco la plantilla de los calendarios impresos para que los veas, estos me
ayudó a diseñarlos Kris, dijo que no le importaban los créditos pero me gustaría que los
tuviera de todos modos.

—Todo llevará créditos y al final en los agradecimientos también estarán todos los
que apoyaron el proyecto.

—Mi nombre en letras más grandes —dijo Brenda riendo.

—Tu nombre va a estar en la esquinita negra en tinta negra.

Ella le lanzó una mirada.

—Sólo yo puedo hacerte ese tipo de bromas —le advirtió y él le dio un par de
palmaditas en la cabeza.

Estuvieron trabajando y resolviendo todos los problemas que tenían pendientes,


después de más de 3 horas todo parecía estar listo para esperar la sesión del viernes y
poner en marcha el proyecto, por el momento él y Jona se iban a encargar de difundirlo
en las redes sociales aunque ella ya había hecho parte de la publicidad.

—Muero de hambre —se quejó Brenda rodando sobre su estómago para quedar
acostada sobre su espalda. Él también estaba recostado a su lado.
—¿Quieres que vayamos a un lugar para comer? —preguntó pero ella negó
rápidamente.

—Mis papás ya me llamaron la atención por cenar fuera todo el tiempo además ya
estoy aquí y ellos llegaran en unos minutos.

Revisó la hora en el celular de Brenda pues el suyo ella lo había dejado del otro lado
del colchón.

—Es hora de irme, ¿nos vemos mañana? —se sentó en la cama.

Brenda frunció el ceño.

—Mañana no tenemos nada que hacer, ya hemos terminado todo.

—Ah, cierto, entonces nos vemos hasta el viernes.

—Sí, adiós ya sabes en donde está la puerta —sacudió la mano despidiéndose de él


sin hacer el menor intento de levantarse.

—¿Y qué tal si tu hermana me secuestra?

Ella le sonrió.

—Está en su clase de inglés, regresa hasta las 6, no tienes de qué preocuparte.

—Bien —se estiró pasando una mano sobre Brenda para alcanzar su celular—.
¿Podrías pasármelo?

Ella ladeó la cabeza y negó con cansancio.

—Está muy lejos —movió sus dedos como si no pudiera alcanzarlo cuando podía
hacerlo estirando un poco la mano—. Hazlo tú pero intenta no caer sobre mí, no creo
que mi metro sesenta soporte tu metro noventa y dos.

Apoyó su peso en una mano para poder alcanzarlo con la otra, en sí estaba casi
encima de ella pero poco parecía importarle.

—Oye hermana...
Alguien tocó la puerta y Brenda con una sonrisa maliciosa pasó ambas manos por su
cuello atrayéndolo hacia ella al mismo tiempo que gritaba "adelante". Un muchacho
entró a la habitación y seguro la imagen que él veía fue la razón por la que se quedó
sin habla.

—Brenda suéltame o te voy a... pellizcar —exclamó.

Ella le dedicó una sonrisa pícara.

—Uuuy qué travieso ni siquiera porque tenemos público te puedes controlar.

—Aún no he aprendido a no caer en tus bromas —dijo el muchacho—. Debí haberlo


sospechado por el auto fuera de la casa —negó con la cabeza—. Mamá y papá
llegarán en unos minutos y Lissa también. Dense prisa en lo que sea que estaban
haciendo —finalizó saliendo de la habitación.

—Brenda suéltame —le pidió una vez que la puerta se cerró.

Ella rodó los ojos y apartó sus manos de él dejándolas caer a su costado. Tomó su
celular sentándose en la cama.

—Cómo te encanta crear malentendidos.

—Es mi hermano, él sabe... bueno todos en esta casa saben cómo soy. No es
novedad.

—Sí, lo normal —dijo con sarcasmo quedándose de pie en la habitación esperando a


que Brenda se levantara pero al parecer era verdad que no lo despediría en la puerta
como las personas normales. Pensándolo bien ¿ella era normal? Sacudió la cabeza y
sonriendo de lado—. Me voy, buenas noches.

—Adiós, buenas noches —murmuró acomodándose de lado como si fuese a


dormirse.

Salió de prisa de la casa, no vio a nadie en el camino, ni al hermano que había


entrado al cuarto de Brenda ni a Lissa, lo cual fue una suerte, a quien le hubiese
gustado encontrarse era a Brandon y ver qué tipo de expresión tenía ahora que estaba
distanciado de su hermana, seguro no se parecía nada al de la fotografía o al menos
esperaba eso pues no era justo que Brenda estuviese tan dolida y él no.
Alejó esos pensamientos y entró a su auto esperando a que llegara el viernes.

***

—Por alguna razón me siento muy emocionada —dijo Brenda.

Estaban hablando por celular, él iba entrando al estacionamiento de la agencia y


Brenda le había dicho que estaba por bajarse del transporte. Habían quedado de verse
en la entrada pues ella quería manejar su propio equipo fotográfico que había estado
empezando a formar desde que empezó a trabajar y aunque no sabía que tanto era
quiso esperarla para ayudar. Al menos le alegraba que empezara a abrirse a más
posibilidades respecto a la fotografía, pues aunque ella lograba hacer maravillas con
solo su cámara era necesario que se adaptara a diferentes cosas y dejara un poco el
orgullo de lado.

—Dice Jona que aún faltan 3 modelos por llegar, Matt ya llegó y Jeanne está con él —
respondió.

—Eso es genial, sirve que puedes hablar con mi hermana ¿no te parece? En unos
días empezarán a filmar la película y aun no veo que hablen, en estas fechas cuando
todo está por empezar los actores profesionales salen juntos para familiarizarse y esas
cosas.

—Lo sé, pero si tu hermana fuese más como tú todo sería más sencillo —escuchó un
silencio abrumador del otro lado de la línea—. ¿Brenda? —más silencio—. ¿Sigues
ahí? ¿Estás por la parada verdad? Voy para allá.

Estaba por colgar cuando escuchó un murmullo.

—No hace falta, es que me estaba cayendo y casi me encajo el tripie en la cabeza.

—Camina bien.

—¡Entonces no me distraigas! —gritó y colgó sin despedirse. Unos segundos después


logró distinguirla en la calle. Llevaba el tripie en una mano, una mochila grande en la
espalda y su típica cámara morada colgada de su cuello. Fue a su encuentro y ella le
lanzó una mirada asesina antes de darla la mochila—. Si quieres que preste atención
deja de hablarme así —dijo y se adelantó varios pasos.
—¿Hablarte cómo? —preguntó con confusión

—Olvídalo.

Ella corrió hacia la puerta dejándolo muy atrás. ¿Qué había dicho?

***

—Quedan libres los meses de enero y noviembre, diciembre no cuenta porque ahí
saldremos todos —señaló Matt a las anotaciones de Brenda que él no encontraba ni
pies ni cabeza, eran solo líneas, curvas, letras y caritas con narices grandes simulando
ser los modelos. Apartó la mirada de los apuntes y se concentró en ella, estaba tan
sumergida en su trabajo que incluso los modelos que ya habían pasado con ella
declararon sentir escalofríos, o la piel erizada por la intensidad en su mirada o la fuerza
en sus indicaciones.

En ese momento estaba retratando a los gemelos del mes de Junio, se notaba
especialmente concentrada en ellos, tratando de encontrar el ángulo perfecto, la
armonía perfecta, había movido cada elemento de la escenografía creada para ellos,
supuso que parte de esa concentración era gracias a su experiencia con un hermano
casi igual a ella.

No se le dificultó imaginar a Brenda junto a su mellizo siendo retratados en lugar de


aquellos modelos.

—¡Sí! —gritó con ánimo—. No se muevan, así están perfectos —les indicó y empezó
a moverse a toda velocidad alrededor de ellos. En ese momento no podía evitar
imaginarla como un personaje chibi de anime.

Una vez que terminó les señaló a la mesa donde estaba Jona para que fuesen a ver el
resultado de la fotografía y una vista previa de cómo quedaría en el calendario. Con
una ancha sonrisa se acercó a él y Matt que seguía sosteniendo los apuntes.

—¿Quién falta? —preguntó y su cuñado revisó la hoja girándola varias veces para
comprender esos jeroglíficos.

—Ah, ya entendí, dice que falta Ely, pero ella todavía no llega y por último queda Azul
—dijo Matt y él frunció el ceño. Azul no estaba ahí seguía en su trabajo.
La mano de Brenda lo tomó por el codo y empezó a jalarlo a la escenografía que
estaba siendo cambiada por los miembros del equipo.

—¿Qué haces? —preguntó confundido. Ella seguía sonriendo.

—Tendrás que reemplazar a Azul —respondió jalando una silla y empujándolo para
hacerlo sentar.

—¿Por qué la añadiste a la lista? Sabías que Azul no iba a estar disponible para la
sesión.

—Y tú también sin embargo lo notaste hace 5 segundos.

—Bien, pero espera a que me maquillen...

Ella negó fuertemente con la cabeza.

—Mi plan funcionó, tendré a un Julián casi 100% natural, sin maquillaje, con el cabello
sin tantos químicos para que se queden en su lugar. Además tu vestimenta es semi
formal como siempre, te ves mucho mejor de esta forma, solo te hace falta una cosa —
apartó la mirada de él llamando a alguien con su dedo índice, de pronto sintió algo
sobre su cabeza y al levantar las manos sintió una corona—. ¡Eres el rey de los
engreídos!

—Bueno, no te quedas muy atrás, me haces competencia —ella sonrió con orgullo.

—Julián ¿qué mes quieres? —gritó Matt agitando la hoja.

—El que sea.

—Brenda ¿Cuándo cumples años? —volvió a gritar Matt, ella le dedicó una mirada
asesina.

—¿Cómo es posible que no sepas el cumpleaños de tu cuñada? —dijo ofendida—. Y


cumplo años en enero.

—Perfecto, Julián, tienes enero y Ely se queda en noviembre, qué suerte, justo el mes
del cumpleaños de Kris —Matt golpeó su mentón—. Soy un experto en esto.
—Sólo elegiste los que quedaban, yo hice todo el trabajo. Como sea, hay que darnos
prisa que Ely llegará en unos minutos y necesitamos tomar la foto de diciembre donde
aparecerán todos —se giró hacia él y le sonrió—. ¿Listo para tu última sesión de fotos
conmigo?

No.

—Adelante —le pidió colocando una mano en su pecho como si estuviera haciendo
una reverencia aunque él era el rey.

Brenda le dedicó un guiño y apenas levantó la cámara hacia su rostro esa mirada
amigable que tenía cambió. De nuevo esa emoción que recorría su cuerpo cada vez
que trabajaba con ella apareció y lo iba a extrañar.

Como era usual ella invadió su espacio personal, se acercaba mucho, se alejaba
demasiado, siempre un extremo a otro.

Brenda se tardó más con él que con Ely quien en diez minutos terminó con sus
fotografías. Ahora faltaba esa donde todos hacían cosas tontas, sería la del mes de
diciembre y aunque Jona había dicho que era necesario que salieran con detalles de
Navidad ese no era el concepto del calendario pero aun así a él le terminaron poniendo
una estrella en la cabeza pues era el más alto. Esa fue la única fotografía que no les
permitieron ver, ni siquiera a él que formaba parte del proyecto.

***

Brenda no estaba en contra del invierno, no le resultaba molesto a pesar que no podía
usar las faldas que tanto le gustaban pero en ese momento sentía que lo detestaba un
poco, eran las 5 de la mañana y sus huesos eran casi hielo mientras esperaba a Jona y
Julián. Israel había ido a comprarle un café pero llevaba más de 10 minutos y no
aparecía. A partir de ese día iba a odiar los aeropuertos ¿no deberían tener un buen
clima dentro?

Su celular timbró y con manos temblorosas lo sacó y respondió.

—¿En qué parte estás? —le preguntó Julián.

—¡En la más fría! ¿Por qué tardaron tanto? —reclamó con sus dientes chocando en
cada palabra—. ¿Qué no saben que deben estar 2 horas antes de que salga el vuelo?
—Eso no aplica para nosotros, tenemos inmunidad —dijo en tono de broma.

—Pues yo no soy inmune al frío, dense prisa o no habrá quien registre su partida —
colgó la llamada.

Un par de minutos después distinguió a dos figuras familiares. Jona estaba vistiendo
una gabardina verde militar y una boina negra, se veía demasiado elegante. Julián por
su parte vestía con su ropa semi formal de siempre unos pantalones de vestir oscuros,
playera blanca y una chaqueta café. Ninguno llevaba equipaje de mano pero Julián sí
llevaba un pequeño vaso en una de sus manos.

—Ya estamos aquí —anunció Jona sonriente—. Tardamos un poco más porque
Julián dijo que te compráramos un chocolate caliente.

—Ah, sí toma —le extendió el pequeño vaso—. Sólo había de este tamaño.

Ella sonrió y lo tomó, apenas conseguiría calentarse con tan poco pero era un gran
detalle por parte de Julián. Bebió el chocolate y aunque se quemó la lengua poco le
importó.

—Creo que vi a algunas de tu club de fans en la puerta dos —les señaló y Julián
tragó—. Ya tomé unas fotos. De nada.

—Gracias —le dijeron al mismo tiempo.

Terminó el chocolate y le dio el vaso a Julián, él frunció el ceño pero aun así buscó un
bote de basura para tirarlo.

—Aquí está —habló Israel llegando a ella, le entregó un vaso pequeño—. Lo siento,
había muchas personas y solo tenían vaso chico.

Encogiéndose de hombros lo tomó. Volteó a ver a Julián que tenía una extraña
expresión viendo fijamente a Israel.

—¿Nos vamos? Están como a 15 minutos para abordar —les recordó.

Bebió el café con prisa y le dio el vaso vacío a Israel que también la vio mal.

Empezaron a caminar y desde ese momento ella empezó a hacer fotografías, aunque
se suponía que debió haberlo hecho desde el instante que pisaron el aeropuerto Jona
prefirió que se enfocara solamente cuando estuvieran dentro pues para esas fotos
habrían otros reporteros para sus programas. Al llegar a la puerta 2 las locas fans de
Julián se hicieron notar con gritos, carteles y algunos llantos exagerados.

Israel tomó vídeo de esas reacciones, más tarde se reirían y burlarían de todas.

Era impresionante que un modelo tuviera el mismo impacto que una estrella de
Hollywood. Las fans se encimaban para poder acercarse, por suerte había una barrera
que los dividían de ellas, no quería morir de una forma tan absurda. Julián se dedicó a
saludar a sus seguidoras un par de minutos y siguieron caminando. Ya dentro de la
sala de espera aun habían algunas fans, seguro viajarían al mismo destino, esperaba
por el bien de Julián que no en el mismo avión.

Las personas ya estaban pasando pero como ellos irían en primera clase pidieron
entrar al final.

Y entonces estaban ahí.

Jona se despidió de ella abrazándola con fuerza, también de Israel dándole un golpe
amistoso en la espalda y entró.

Julián se despidió primero de Israel y a ella la tomó de la mano caminando hacia la


puerta del pasillo para subir al avión.

—Adiós, Israel —volvió a decir Julián sonriendo y sin soltarle la mano—. Les dices a
sus padres que le envíen equipaje.

Ella soltó una carcajada y caminó a su ritmo. Distinguió los "discretos" gritos de
emoción de las fans que todavía estaban en la sala de abordar.

—Su pase de abordar —pidió una aeromoza y Julián le entregó el suyo, después se
dirigió a ella pero le respondió encogiéndose de hombros—. No puede subir sin su
pase.

—Y ya no hay lugares —añadió la otra joven que acababa de salir por el pasillo.

—¿Y si se va en mi regazo? —preguntó Julián.

Ambas sonrieron y negaron.


—¿Qué se le puede hacer? —dijo sonriéndole—. ¿Soltarás mi mano?

—Tú eres quien está agarrándola —señaló sus manos que ambos sostenían.

Ella abrió la mano y empezó a jalarla.

—¿Ves? Eres tú.

Julián le sonrió y dejó ir su mano.

—Adiós, Brenda y gracias por todo lo que has hecho estos meses.

—De nada —asintió y suspiró—. Adiós. Tal vez vaya a molestarte algún día durante
las grabaciones.

—Hazlo —le pidió.

Se inclinó para abrazarla, tardaron unos segundos así y después Julián tomó su rostro
ladeándolo ligeramente para besarle la mejilla.

Sin decirse nada, él se alejó y ella le dio la espalda después de todo Israel había
continuado con el registro fotográfico.

—¡Brenda! —le gritó Julián desde la puerta.

Volteó al mismo tiempo que él le lanzaba una pequeña caja, la atrapó y él desapareció
cuando la puerta se cerró.

Brenda decidió abrir la pequeña caja y sonrió al ver el contenido.

Un peluche de una ardilla muy cachetona que tenía una cámara morada en sus patitas
era el obsequio de Julián.
Capitulo 18

¿Piel contra piel?

—¡Feliz día de los inocentes! —gritó Brenda tomando un panqueque de nuez al que le
había puesto una vela pequeña de color verde—. Sopla la velita.

Vio a Julián reír a través de la pantalla y ella se apresuró a apagar la vela antes que la
cera empezara a caer sobre el chocolate que le había embarrado al panqueque para
simular el betún.

—Creo que quisiste decir ¡Feliz cumpleaños, Julián! ¿no? —preguntó y ella agitó la
mano en negación.

—No, hoy es día de los inocentes, no es mi culpa que hayas nacido este día. Pero
cambiando de tema, ya tienes 26 años, dime ¿Qué se siente ser tan viejo y seguir de
foverer alone? —le preguntó con malicia.

Él hizo ademán de apagar la computadora como si ya no quisiera seguir hablando con


ella pero en seguida le sonrió y se acomodó. No era la primera vez que se hacían ese
tipo de bromas, desde que él se había ido a principios de diciembre empezaron a
hablar por video chat casi todas las noches aunque con las 3 horas de diferencia entre
las ciudades se les había dificultado al principio consiguieron adaptarse en un par de
noches, restando aquellas en que las grabaciones fueron de noche.

Para suerte de Julián solo habían sido dos ocasiones en las que habían filmado en la
noche, todos en la producción eran conscientes de su salud y trataron de acomodar los
horarios para no perjudicarle en nada aunque ahora que empezaría a grabar junto a
Jeanne seguro se sobreesforzaría más. Daría lo que fuese por ser una ardilla y haber
entrado en una de las miles de maletas que llevó su hermana, de esa forma habría
podido ver la producción de la película y lo más importante, a Julián y Jeanne actuando
juntos.

—No estoy forever alone —habló Julián respondiendo a su pregunta anterior.


—Eso me lo dirá mi hermana cuando te vea. En la mañana salió junto a Matt.

Esta tarde deberían estar llegando al hotel a no ser que se pierdan por ahí —le guiñó
un ojo—, ya sabes.

Julián se recargó en el respaldo de su cama y apartó la vista de la pantalla, ella sabía


lo nervioso que estaba por actuar con Jeanne. A pesar que no lo había aceptado en
voz alta le hacía mucha ilusión hacer aquel papel pero temía hacerlo mal al tener a su
hermana presente.

—¿Qué hora es allá? —le preguntó cambiando de tema.

—Las 9:10 —se quejó—. Mañana tengo que ir a la agencia temprano.

—Oye al menos trabajas en algo que te gusta —la ánimo.

—Sería mucho mejor si mi trabajo empezara a medio día.

—¿Y terminara a las cinco de la tarde?

Ella asintió con una sonrisa.

—Tú me entiendes, pero solo los fines de semana para salir de fiesta, hace mucho que
no voy a un antro, tengo muchas ganas de bailar ¿te gusta bailar?

Él se quedó pensativo antes de encogerse de hombros.

—Sé bailar un poco pero no sabría decir si me gusta hacerlo.

Rodó los ojos.

—Sabes hacer un montón de cosas pero no sabes si te gustan ¡decídete por algo!

—¿Qué montón de cosas? —chasqueó la lengua.

—Modesto el muchacho ¿eh? —tomó el panqueque que había dejado a un costado de


su cama y agarró un trozo para comerlo manchándose los dedos de chocolate,
después de pasarlo aclaró su garganta levantando el dedo, lo vio y lo lamió antes de
hablar pero no supo si fue su imaginación cuando escuchó a Julián aclararse la
garganta—. Eres modelo, actor, compositor, músico, creo que cantante, chef, muy
bueno por cierto —lo vio sonreír—, sabes química, física, matemáticas y no sé cuántas
jodidas cosas más, pero de eso sólo sabes con seguridad que te gusta hacer una solo
cosa, cocinar.

Todo lo demás lo desperdicias.

—Bueno, no puedo ser perfecto en todo —le guiñó un ojo—. Como tú, no puedes ser
perfecta en todo.

De inmediato se llevó una mano al pecho.

—Disculpa pero soy perfecta en muchas cosas —fingió indignación y ladeó la cabeza
dejando a la vista solo su perfil.

—Tomar fotografías, tomar fotografías y tomar fotografías —enumeró Julián con sus
dedos y asintió—. Sí, son tantas que casi cuento con los dedos de mis pies.

—Tomar fotografías, bailar, mentir, joderte, molestar a los demás...

—Esos dos son lo mismo —la interrumpió—. Ah, espera, eres perfecta en ser
cachetona también.

Se tocó las mejillas presionándolas como si con eso fuese a reducirles el tamaño. No
sabía pero cada vez que podía él le decía algo sobre sus mejillas, pero no importaba la
alimentación que llevara esos bultos en su cara jamás desaparecerían.

—¿También puedes guardar comida en ellas? —le preguntó burlándose.

—Sabes qué, adiós —estaba por presionar el botón para cortar la llamada pero él
empezó a pedirle que no lo hiciera.

—Ya, perdón, perdón, no te vayas —dijo riendo.

Odiaba que le dijera eso tan fácilmente.

—De todos modos hoy me voy temprano, mañana tengo que madrugar porque Israel
no podrá llevarme a la agencia —se cruzó de brazos—. Empiezo a sospechar que está
saliendo con alguien.
Julián se incorporó y se acercó un poco a la pantalla como si fuese muy interesante
para él lo que pasara con Israel, había notado que ambos no se llevaban muy bien,
algo que le resultaba extraño pues tenían bastante tiempo trabajando en la misma
agencia y cuando recién los conoció no parecían llevarse mal. Cosas de hombres que
no le interesaba entender.

—¿En serio? —preguntó levantando una ceja—. ¿Cómo lo sabes?

—De pronto me empezó a ignorarme y cuando suena su celular se aleja hasta las
profundidades del abismo con tal que no escuchemos nada y mira —añadió
mostrándole su celular.

Había abierto la galería en una foto que se había tomado un par de días atrás con su
amigo, él la estaba abrazando por la espalda mientras ella hacía una señal de amor y
paz.

—¿Quién es él muchacho? —preguntó Julián entrecerrando los ojos para conseguir ver
mejor la imagen.

Sonrió malévolamente. Una pequeña broma no le haría mal a nadie.

—No me digas que eres doblemente gay y quieres hacer un trío con Brandon e Israel
ahora que se ha cortado el cabello —cubrió su boca he hizo una mueca de dolor—. Así
no se puede, todos los guapos se vuelven gays.

—¿Es Israel? —abrió los ojos con sorpresa—. ¡Y no soy gay!

—Lo que digas —lanzó un suspiro dramático—. Y sí, es Israel se hizo un cambio de
imagen, se cortó el cabello, afeitó esa horrenda barba que tenía, cambió parte de su
guardarropa. Estoy segura que tiene novia.

—O intenta impresionar a alguien —murmuró rápidamente.

—¿Eh?

—Nada —dijo soltando un suspiro.


—Brenda —la llamó Frank tocando la puerta antes de asomar la cabeza—. Dice papá
que te des prisa con lo que sea que estés haciendo porque hoy desconectará la
corriente por los vientos —avisó su hermano—. Lo que significa adiós internet.

—Es verdad —se quejó—, gracias y buenas noches —él se despidió y cerró la puerta.
Brenda regresó la vista a la pantalla—. ¿Escuchaste?

—Sí ¿mal clima?

—Amenaza una tormenta de nieve para esta noche. La buena noticia es que si llega
mañana no iré a la agencia —dijo con ánimo.

—Bueno de cualquier forma cuídate y hablamos mañana —guardó silencio antes de


sonreírle—. Eso si no te pones a hibernar.

—¡No eres gracioso! —le gritó cerrando el vídeochat.

Apagó la computadora y se recostó.

Siempre se despedían de esa forma, diciéndose de cosas pero no se imaginaba otra


forma de despedirse. Sonrió escondiendo su rostro en la almohada.

Su celular vibró, tanteó el mueble hasta que lo encontró y observó la pantalla.

Era un mensaje de Julián dándole las buenas noches. Volvió a sonreír y cerró los ojos
con el celular en la mano.

***

Brenda bajó las escaleras aun soñolienta y rascándose la cabeza, apenas puso un pie
en la sala y el familiar grito de ¡sorpresa! resonó en toda la casa. Vio a la mayoría de su
familia reunida ahí felicitándola por sus 19 años con la canción de feliz cumpleaños,
recordando cuanto odiaba esa canción.

—¿Y el pastel? —preguntó antes de que terminaran de cantar. Buscó con la mirada
pero probablemente aún estaba guardado.

—Hasta que llegue Brandon, salió hace unos minutos pero dijo que no tardaría. No
querrás celebrar tu cumpleaños sin tu hermano ¿verdad? —habló su mamá
sonriéndole.
—¿Y los regalos? —preguntó insistente.

—Hasta que llegue Brandon —señaló su papá y ella hizo un puchero.

Para su suerte de cumpleañera Brandon entró a los pocos segundos con dos cajas de
regalo dando tropiezos y batallando para cerrar la puerta, al final Lissa tuvo que hacerlo
mientras él dejaba ambas cajas en la mesa de centro de la sala.

—Voy por el pastel —anunció su mamá desapareciendo del lugar junto a su papá.

—¿Te dieron esos regalos? —preguntó Lissa acercándose con intención de abrirlos
ella, no era la primera vez que lo intentaba, en cada cumpleaños de cada integrante de
la familia quería ser ella quien abriera los regalos, no importaba cuantos años pasaran
seguía haciendo lo mismo.

—No, ni los toques —dijo Brandon quitándose el abrigo y la bufanda.

Brenda caminó dejándose caer en el sillón quedando con ambas cajas frente a ella.

—Son un regalo para Brenda y tu autoregalo de todos los años —murmuró Mark con
fastidio sentándose cerca de ella. Últimamente cuando Brandon estaba cerca se ponía
en modo guardián por si la situación lo ameritaba. No podían gritarse frente a sus
padres ni dejar ver que no se llevaban tan bien como antes.

—Todos nos damos autoregalos, no te hagas que tú lo hiciste también —Brandon le


sonrió con burla a su hermano menor que se cruzó de brazos—. Y no, mi autoregalo
son los boletos para ir a ver el partido de Futbol. Me gané una convivencia con León
Morales —dijo con felicidad. Brenda sonrió al verlo así, hacía mucho tiempo que no lo
veía reír.

—¿Recuerdas cuando León no era famoso y lo vimos en el centro comercial? —le


preguntó a su mellizo. Él volteó a verla y asintió contento.

Eran unos niños y Lissa junto a Mark empezaron a hacerles muchas preguntas a León
y a su novia. Quien imaginaría que ese muchacho se convertiría en uno de los
jugadores de futbol más famosos, y es que tenía tanto a su favor, era guapo,
inteligente, un padre joven y responsable. El sueño de toda chica lastima para esas
locas que iban a los juegos enseñando los senos pues él ya estaba casado y en la
cima de su carrera.
Brandon era un gran fan de los deportes incluso en el instituto había sido capitán de los
clubes deportivos solo porque admiraba a León, debía ser un sueño para él tener esa
convivencia, eso explicaba porque le sonreía en lugar de lanzarle las miradas hostiles a
las que se había acostumbrado.

—Entonces ¿la otra caja qué es? —preguntó Frank que aún estaba en pijama y con el
cabello alborotado. Igual que todos a excepción Brandon.

Su mellizo frunció el ceño viendo en dirección a la caja pequeña que había acomodado
sobre la más grande.

—Esa la encontré en la puerta, casi caigo por su culpa —volteó a verla—. Dice que es
para ti pero no tiene remitente ni nada. La caja grande también es para ti, por cierto.
Espero que te guste... —inclinó la cabeza como si estuviese apenado y de nuevo
regresó la vista conectando con la de ella—. No sé si tus gustos han cambiado así que
me fui por lo seguro —se acercó a la mesa y apartó la caja pequeña para entregarle la
otra—. Feliz cumpleaños.

Brenda se puso de pie con una sonrisa y aceptó el regalo envuelto en papel morado.
Brandon con una inclinación le dio permiso para que lo abriera. Se apoyó en la mesa
para poder abrirlo con ambas manos, le encantaban los regalos como probablemente a
todo el mundo.

Rasgó el papel y abrió las solapas, dentro había mucho papel y más cajas, 4 en total,
una grande abarcando todo el rectángulo y tres encima de forma alargada. Tomó la
primera y la abrió, su grito probablemente había terminado de despertar a toda la
ciudad, al menos hizo que sus padres salieran apresurados de la cocina para ver qué
había sido aquel ruido.

Siguió con la siguiente cajita y la siguiente, con cada que abrió gritó nuevamente de
felicidad.

—¿Qué rayos son? —preguntó Frank con desinterés.

—Son lentes para cámaras pero no encuentro la diferencia en ellos —respondió Lissa
tomando uno pero ella inmediatamente se lo arrebató. Nadie podía tocar sus objetivos
nuevos y menos sin haberlos utilizado.
—La diferencia es que este es un objetivo Gran angular —señaló al más pequeño—.
Este es uno Macro y este un Teleobjetivo de 200mm. No puedo creerlo, Brandon esto
debió haberte costado una fortuna —volteó a ver a su mellizo que se encogió de
hombros. ¿Eso podría significar que su problema había quedado atrás y podrían volver
a ser casi tan cercanos como antes?

—Pues todos sirven para lo mismo ¿no? —preguntó Frank ganándose una mirada
asesina por su parte.

—Aún falta un regalo más —gritó Lissa emocionada señalando al interior.

Era cierto, tomó la última caja y la más grande del regalo de Brandon, ahí encontró un
bolso café con una larga correa y dentro tenía compartimentos para guardar su
cámara, lentes y otros accesorios. Ella había tenido una hace unos años pero era vieja
y terminó rompiéndose meses atrás, esta era muy parecida pero mejor. La ventaja de
esas bolsas era que lucían como una mochila de lado por lo que había más seguridad
para llevar la cámara, siempre le habían gustado.

Se levantó y abrazó a su hermano como no lo había hecho en meses, le agradeció por


los obsequios sintiéndose mal porque ella no le había preparado nada.

—¿Y ese regalo misterioso? —preguntó Mark tomando la caja más pequeña que había
llevado Brandon.

—Me da desconfianza ¿y si es una bomba? —Lissa fingió una voz macabra.

—Pues entonces la aventaré en tu dirección cuando la abra —le dijo con burla y ella le
enseñó la lengua.

Le arrebató la caja a Mark y la observó, también tenía papel morado de envoltura y una
etiqueta que decía "Para: Brenda", estaba escrito a mano y la letra se le hizo familiar.
Sonrió antes de apresurarse a abrirlo. Rasgó un costado y agitó la caja sobre sus
piernas para que saliera lo que tuviese dentro, primero cayó una tarjeta o un papel
morado doblado a la mitad que decía: "Léeme después de haber visto el regalo" ella
como obediente que era siguió agitando la caja hasta que algo pesado y rectangular
cayó en sus piernas.
Lo tomó y un fuerte grito se quedó atorado en su garganta. Era un libro. Lo abrió y en la
primera página se encontró con una nota, era de parte de la autora y estaba dedicado
especialmente para ella agradeciéndole por haber leído sus libros y haber convencido a
Julián de que aceptase el papel para la adaptación cinematográfica. Sin apartar la vista
del libro tanteó sus piernas hasta que sus dedos atraparon la hoja doblada, la abrió y
leyó.

"Feliz cumpleaños, Brenda.

Espero que te guste.Pensaba dártelo en Navidad pero no conseguía la edición que


querías a tiempo así que supuse que era un buen regalo de cumpleaños.

¡Necesito saber si te gustó! Envíame un mensaje con la respuesta o me sentiré mal


persona por no conseguir algo adecuado para una ardilla cachetona de 19 años y no
podré actuar bien.

PD: Sigo esperando a que vengas a molestarme"

—¿Por qué te sonrojaste? —preguntó Lissa viéndola con desconfianza.

Reaccionó sacudiendo la cabeza.

—Son imaginaciones tuyas —respondió al tiempo en que sus papás entraban a la sala
de estar con un gran pastel, mitad de chocolate para ella y mitad moka para su
hermano.

Pasaron toda la mañana comiendo pastel, abriendo los regalos y ensuciando la


alfombra con betún. A pesar que faltaban James y Jeanne pasó un cumpleaños muy
agradable y animado con el resto de su familia.

Ya en la tarde subió a su habitación para llamar a Julián.

No podía creer que le había conseguido el tercer libro con la misma edición que ella
tenía de los dos anteriores y además dedicado. Y pensar que ella solo le había
felicitado por videochat con un panqueque que terminó comiéndose frente a él... le
parecía mejor no recordarlo.

Julián respondió rápidamente como si estuviese esperando su llamada.


—Es increíble que hayas conseguido esa edición del libro. Te pasaste, con lo mucho
que esperé la conclusión de la trilogía y aparte me lo das dedicado ¡en mi cumpleaños!
¿Eso responde a tu pregunta sobre si me gustó? —habló rápido escuchando la risa de
Julián.

—Qué alivio. Me alegra escuchar eso —en realidad su voz sonaba con alivio—. Feliz
cumpleaños.

—Gracias —la sonrisa en su rostro no se borraría en un tiempo y mucho menos en las


casi 3 horas que pasó hablando con él ese día.

***

—¿Quieres darte prisa? —le gritó Matt desde la sala—. Son más de 8 horas de viaje
en auto.

—Tú quieres que te castre ¿verdad? Si te quedas callado nada malo les pasará a tus
nenes —le amenazó.

Estaba en su habitación guardando su cepillo y crema dental en la maleta, sólo se iban


por 6 días pero aun así la había llenado hasta reventar, había batallado para conseguir
cerrarla pero después de sentar a Frank y Lissa lo había logrado.

Tomó el bolso en donde tenía su cámara, también la maleta y guardó el celular en el


bolsillo del pantalón. Revisó su habitación para verificar que nada se le olvidaba y una
vez segura salió arrastrando la maleta. En el borde de las escaleras la acostó en el
suelo y se subió en ella para deslizarse como si fuese una resbaladilla. Casi atropelló a
su cuñado pero poco le importó.

Mientras Matt guardaba su equipaje en la cajuela del auto ella se despidió de su


familia.

—Saludas a Jeanne de nuestra parte —le pidió su mamá.

—Lo haré. Ahora me voy antes que Matt se vuelva loco por no ver a su novia desde
hace unas semanas —los abrazó por última vez y salió corriendo.
Viajar en auto era horrible, su trasero estaba dolorido y apenas llevaban la mitad del
camino. Además que con el frío no tardaban mucho tiempo fuera del auto en las
paradas que hacían.

Había muy pocos viajeros en las carreteras y con la neblina la vista era bastante
tenebrosa. Algo que aprovechó muy bien para empezar a contar historias de terror con
su cuñado.

Otras horas de sufrimiento más bastaron para llegar a la ciudad donde Jeanne y Julián
estaban filmando la película.

Primero llegaron al hotel donde se quedarían esa noche, al día siguiente se moverían
al departamento que Jeanne había decidido alquilar, no llegaban directamente porque
Matt no conocía mucho la ciudad y preferían esperar a perderse. No le agradaba la
idea de quedarse con ellos y escucharlos besarse pero no tenía elección al menos que
se quedase a dormir en el auto y no sentía ganas de volver a pasar tanto tiempo ahí
hasta dentro de 6 días, si era posible mejor se regresaba en avión.

—¿Tienes hambre? —le preguntó Matt una vez dentro de la habitación del hotel—.
Aún faltan dos horas para que nos dejen entrar al estudio.

—Entonces vamos a comer y quiero algo con mucho chocolate. Creo que estar tanto
tiempo en tu auto me bajó el azúcar, el ánimo y mi peso —bromeó antes de salir junto a
Matt al restaurante más cercano.

Moría de ganas por ver como filmaban la película sobre todo si las escenas que
estaban grabando eran las que Julián le había dicho. Definitivamente sería grandioso si
le permitieran entrar y ver todo en primer plano.

***

Para poder entrar al estudio de filmación les hicieron cambiarse los zapatos por unos
que parecían pantuflas además de pedirles que guardaran silencio, de hecho les
dijeron que si contenían la respiración sería mejor. Un hombre se encargó de
conducirlos hasta el equipo de filmación.
Brenda no pudo creer la suerte que tuvo, estaba el director y la autora del libro
revisando el guión mientras observaban silenciosamente y con atención a Jeanne y
Julián.

En esa parte del set de filmación habían lo que se suponía era una habitación pero sin
techo y sin partes de las paredes. Además de luces suficientes para una pista de
aterrizaje de avión.

Se acercaron lo más que les permitieron para verlos en acción.

En esa escena Julian (Julián) y Brenda (Jeanne) acababan de pelear con unos
enemigos debajo de unas alcantarillas por lo que habían entrado al motel más cercano
para limpiarse quedando ambos con pocas ropas, ella con un short muy corto y una
blusa blanca desgarrada que le dejaba el vientre al descubierto mientras él vestía un
pantalón roto y sin camisa.

A su hermana la había caracterizado tan bien hasta le habían puesto extensiones para
que su cabello tuviera el largo del personaje y Julián, bueno él era prácticamente igual
al personaje, solo le habían oscurecido un poco más el cabello pero como lo había
visto casi diario por el videochat no sentía que hubiese mucha diferencia.

Jeanne tan metida en su papel realizó todos los movimientos que ella se imaginó
mientras leía el libro. Caminando a la ventana, abriendo las pequeñas puertas
corredizas para salir a un "balcón" y sentarse allí con un elegante brinco. Julián
siguiéndola manteniendo su distancia con una expresión de cansancio.

—Ha sido mi culpa —dijo Julián o más bien Julian—. Pude haber prevenido todo —
soltó un profundo suspiro—. ¿Te han herido mucho?

Brenda volteó a verlo obsequiándole una intensa mirada que en segundos se suavizó
hasta conseguir una sonrisa por su parte.

—Unos golpes, nada mortal —respondió.

—Yo...

—Sé que te estarás culpando y no te detendré, pero no se te ocurra hacerlo frente a


mí —espetó Brenda.
Julian se acercó a ella lo suficiente para poder apoyar su frente en la de ella. Ambos
cerraron sus ojos ante el contacto de la piel contra piel y en sincronía se movieron para
conseguir alinear sus bocas.

—¿Vas a besarme? —preguntó Brenda en un susurro.

La respuesta de Julian fue esa acción. Sus labios se unieron.

Y la magia acabó ahí. Jeanne estaba tensa desde el primer segundo en que sus
labios hicieron contacto, no importaba todo lo que Julián hiciera para conseguir
tranquilizarla ella estaba reacia a besarlo.

Que forma de arruinarle su escena favorita.

—Es la sexta vez que repetimos la escena —dijo el director sin ocultar su molestia.

—¿Puedo decir corte? —habló Brenda colocándose a su lado mientras le señalaba el


megáfono. Quedó entre el director y Lili, la autora. Ella pareció reconocerla enseguida
pues le sonrió animadamente.

—¿Quién eres? —le preguntó el director.

—Es Brenda —respondió Lili—. No la Brenda de mi libro sino la hermana menor de


Jeanne. Han venido a visitar el estudio. Ya tenían permiso.

—Brenda... —musitó el director.

—¿Puedo decir corte? —insistió. El hombre sin quitarle la mirada le entregó el


megáfono y ella dirigió su vista a Julián y Jeanne que aún seguían besándose. Colocó
el aparato sobre su boca antes de tomar aire—. ¡Coooorte! —gritó fuertemente—.
Jeanne se supone que estás en un momento de lujuria con Julian, debes parecer
ansiosa por pasar al siguiente nivel no poner cara de sufrimiento como si te fuese a
aventar por el balcón —la señaló acusadoramente. Ambos muchachos la vieron
confundidos hasta que Julián le sonrió mientras negaba con la cabeza—. ¡Julián! Tú
estás bien, pero se supone que acabas de salir de la ducha, que alguien te rocié agua
sino se le quita toda la sensualidad a la escena ¿dónde está la manguera?

Le entregó el megáfono al director y todos soltaron carcajadas.


Julián ahuecó sus manos alrededor de su boca.

—Definitivamente eres tú —le gritó y ella volvió a agarrar el megáfono.

—Por supuesto que lo soy. ¿Cómo osas dudarlo? —le respondió.

Ni Jeanne ni él se habían movido de sus posiciones hasta que alguien les dio la
indicación. Por lógica primero debía haber ido a saludar a su hermana pero Julián ya se
había adelantado quedando frente a ella. Ambos se sonrieron antes de abrazarse.
Debido a la diferencia de estatura Julián terminó levantándola en sus brazos
envolviéndola fuertemente. Unos segundos después se separaron.

—Ella —escuchó una voz por detrás y sintió una mirada en su nuca que le erizó la
piel—. Ella, por favor.

Sin embargo antes de voltear para matar con la mirada a quien sea que la veía tan
fijamente escuchó el grito agudo de su hermana cuando era levantada por los aires.
Volteó a verla y sonrió con malicia cuando vio como Matt la besaba.

—Jeanne acaba de besar a Julián y ahora besó a Matt, técnicamente ustedes dos se
acaban de dar un beso indirecto —se burló en voz alta y soltó una carcajada al ver la
expresión de Matt. Ambos muchachos se tallaron frenéticamente los labios provocando
más carcajadas por parte del equipo de la producción.

—Supongo que esto es un descanso —dijo Julián tallando su mano en el pantalón.

Volteó a verlo y apartó su vista casi de inmediato apretando sus manos a los
costados... Julián seguía sin camisa y lo había abrazado así...

—Por favor tú —la señaló el director poniéndose frente a ella—. ¡Te necesito!

—¿Qué? —preguntó confundida.

—Me presento, soy Alessandro, el director de esta película. Como sabrás es un film
independiente lo que significa que no tenemos mucho presupuesto y eso nos ha traído
algunos inconvenientes, por ejemplo el hecho que solo tenemos una doble para Jeanne
y hoy no pudo venir porque amaneció enferma.

—¿Y a mí me importa por qué? —cuestionó alargando la última "e" de su pregunta.


—Te llevas bien con Julián ¿no? —ella asintió en respuesta—. ¿Crees que podrías
realizar una prueba para esta escena?

—Espera —habló Julián poniéndose frente a ella—. No es actriz y ni siquiera se parece


tanto a Jeanne.

—Las dobles ni siquiera se parecen a los actores —señaló Alessandro y se movió para
poder verla—. ¿Te gustaría tratar?

Brenda levantó una ceja y se cruzó de brazos.

—Es cierto lo que dice Julián, no soy actriz —habló con desinterés pero en cuestión
de segundos una sonrisa empezó a formarse en su rostro—. ¡Pero diablos, sí! —
exclamó con felicidad dando saltitos en su lugar—. Estamos hablando de mi trilogía
favorita y la posibilidad de participar en su película. Acepto ¿Dónde firmo? Ah, espera
¿no hay contratos y esas cosas?

Alessandro se acercó a ella pasándole un brazo sobre sus hombros.

—Soy el director y esas formalidades me las paso por el arco del triunfo —le señaló al
infinito con un dedo.

—¿Quieres que haga ESA escena con Brenda? —preguntó Julián con una alarma en
sus ojos—. No puedo besar a mi amiga.

—El arco del triunfo para tus peticiones —dijo Alessandro con burla—. Vamos alisten a
esta chica para grabar.

—Espera, ¿no sería adecuado hacer primero una prueba antes de que pierdan el
tiempo caracterizándome?

—El arco del triunfo —volvió a repetir.

—Te voy a dar tu arco del triunfo —empezó a hablar pero unas manos empezaron a
jalarla hacia una habitación.

***

Vio cómo se llevaban a Brenda hacia los vestidores y cuando desapareció volteó a ver
a Alessandro que lucía emocionado.
—¿Cómo se te ocurre tomar una decisión tan estúpida como esa? —le reclamó.

—Admítelo, Jeanne no podrá hacer esa escena y necesitamos que quede esto para
ayer. Además si son amigos un beso no significará nada. No sé pero ella ha caído del
cielo en este día es idéntica a Jeanne y por su actitud siento que es la Brenda salida
del libro. Tú que la conoces más ¿no te parece?

Era verdad, Brenda podría haber sido la Brenda del libro y apostaba su cabellera rubia
marca registrada a que si hubiese sido actriz ella sería la protagonista en lugar de
Jeanne, pero en esa realidad ella solo era fotógrafa y ahí debía quedarse. ¡No podía
actuar en ese tipo de escena con ella!

Después de más de media hora Brenda salió corriendo del vestuario caracterizada
como Brenda.

Usaba el mismo vestuario que Jeanne, un short muy corto, un brazalete en el tobillo y
esa blusa blanca con agujeros que le dejaba al descubierto el vientre. La habían
maquillado un poco pintándole unos rasguños en el rostro, producto del contexto en la
historia, pero además le habían afinado más la cara desapareciendo parte de sus
mejillas.

Sin embargo no pudo evitar sonreír al verla en posición de ataque cuando se


acercaban a ella con un rociador de agua.

—Necesitamos humedecerte el cabello —le insistió una de las asistentes de imagen—.


Recuerda que según la historia acabas de salir de la ducha.

—Tardé como una hora para peinarlo así —señaló su cabello ondulado. ¿No era
ondulado siempre?

—Sí, estoy de testigo —habló Matt afirmando con un fuerte asentimiento.

—Te lo volveremos a peinar después. Debes saber que cada minuto perdido es
dinero tirado a la basura —le advirtió una de las mujeres.

Después de una discusión Brenda accedió a que le humedecieran el cabello y al mismo


tiempo a él lo empezaron a preparar de nuevo. Le despeinaron el cabello, acomodaron
la cadena de plata que usaba su personaje y rociaron su pecho con agua dejando que
gotas de agua se deslizaran por su abdomen. No le gustaba mucho la sensación.
—Está lista —habló una de las mujeres a Alessandro que corrió hacia Brenda para
admirarla como si fuese un trofeo.

—Eres perfecta, si tan solo fueses más alta —Brenda le vio con ganas de asesinarlo—.
Pero es un detalle mínimo que no se notará. Correcto —volteó hacia el equipo que ya
estaba regresando a sus posiciones y empezó a dar indicaciones—. Primero haremos
un repaso con los dos y después se grabará la escena.

¿Entonces por qué lo habían mojado desde ahora si primero iban a ensayar?

Se acercó hacia Brenda y apretó sus manos a los costados.

—No hay problema si no te sale a la primera —se acercó Lili tratando de darle
ánimos—. Sabemos que no eres actriz y además no has leído el guión.

—¿Es igual a la escena del libro? —preguntó Brenda. Lili asintió en respuesta y ella
sonrió con confianza—. Entonces me la sé completamente.

—En el guión es un poco más ligera por ejemplo Julian no le quita la blusa a Brenda,
de hecho la escena se corta justo ahí. No tienes que preocuparte por eso.

—Yo no me preocupo —respondió en tono burlesco volteándolo a ver.

—Muy bien, entonces un ensayo antes de grabar la primera prueba —sugirió Lili.

Brenda se apresuró a acomodarse en su posición, justo en medio de la habitación


construida y él de acomodó en la supuesta puerta del baño como si acabara de salir de
la ducha.

—Primero caminarás hacia la ventana corrediza, apoyarás tu mano mientras finges


observar el paisaje y en seguida la abrirás...

—Luego salgo, me subo al barandal del balcón y espero a Julian hasta que se
acerque, se ponga de mártir y luego tratará de besarme pero como es disque tímido lo
tengo que provocar hasta que lo haga —repitió exactamente lo que sucedía en el libro.

—Así es —Lili lucía sorprendida—. Después Julian te tomará de la cintura y tú vas a


poner...
—Sí, en serio, sé lo que tengo que hacer. Cuando escuchemos el corte nos
detenemos ¿no? —preguntó.

—Perfecto. Yo sabía que ella era la indicada —interrumpió Alessandro—.


Ensayaremos una vez sin besos y luego veremos qué pasa.

Definitivamente era una película grabada por novatos, no juzgaba mucho el trabajo
pues hasta ese momento todo había sido controlado y profesional pero esa idea era
tonta, pidiéndole a alguien que no era actriz que hiciera el trabajo que no le
correspondía. Que absurdo.

Decidió meterse en su papel y así realizaron el primer ensayo apenas tocándose y él


sin poder ver a Brenda a los ojos pues cuando lo hacía ella se burlaba. El ensayo se
repitió 4 veces hasta que Lili y Alessandro quedaron conformes.

—Muy bien, grabaremos la primera prueba. ¡Vestuario! —gritó Alessandro y las


mujeres fueron corriendo hacia ellos—. Arreglen los detalles.

Ella empezaron a hacer su trabajo mientras Lili observaba a Brenda con interés,
cuando terminaron se alejaron y ella le dio el visto bueno a Brenda.

—Ya empezaremos ¿tienes alguna duda cariño?

Brenda se quedó pensativa y asintió.

—Sí, no entiendo por qué el sostén es negro si la blusa es blanca —dijo señalándose.

Definitivamente era Brenda.

El set se quedó en completo silencio y hasta que escucharon la señal de acción


empezaron.

Brenda caminó con pasos lentos hacia la ventana corrediza que daba al balcón,
apoyó una de sus manos con suma delicadeza y tras un suspiro abrió la puerta para
salir dando solamente dos pasos para topar con el barandal que pequeño balcón,
después de todo era un motel barato. Ella dio un ligero salto para sentarse en el borde
y volteó solo dejó a la vista su perfil.

Él se acercó a ella caminando con cautela y nervios.


—Ha sido mi culpa —murmuró con cansancio—. Pude haber prevenido todo —soltó un
profundo suspiro sin apartar la vista de ella—. ¿Te han herido mucho?

Brenda volteó a verlo obsequiándole una intensa mirada —tan característica de ella—
que en segundos se suavizó hasta conseguir que una sonrisa adornara su expresión.

—Unos golpes, nada mortal —respondió.

—Yo...

—Sé que te estarás culpando y no te detendré, pero no se te ocurra hacerlo frente a mí


—le advirtió.

Julian se acercó lo suficiente para poder apoyar su frente en la de ella. Al sentir el


contacto de su piel cerró los ojos inclinando la cabeza para llegar a sus labios.

—¿Vas a besarme? —preguntó Brenda en un susurro.

Era el momento de besarla y sin embargo después de dos, tres, cuatro valiosos
segundos no había dado indicio de hacerlo. Brenda le deslizó la mano desde su codo
hacia su cuello y se inclinó hacia atrás para separarse.

—O eres un cobarde para si quiera intentarlo —añadió un dialogo que no estaba en el


guión. Sonrió ladeando la boca y entrecerrando los ojos—. ¿Tienes miedo que mis
besos te dejen sin aliento? ¿Sin vida?

La pequeña mano de Brenda se deslizó hacia su mejilla y él la tomó entre la suya para
llevarla a sus labios.

—¿Y si te arrepientes? —le preguntó en un susurro.

—¿Y si tú lo haces? —contraatacó.

Soltó una risa cansada y se inclinó para unir sus labios.

Comenzó siendo un roce de labios, apenas presionando sus bocas pero al siguiente
segundo alguno de los dos abrió más la boca dando la oportunidad para profundizar el
beso. Cuando sintió las manos de Brenda subir por sus brazos hacia su cuello la atrajo
más a él sosteniéndola con un brazo por la cintura dándole la oportunidad a ella de
enredar sus piernas alrededor de su cadera y gracias a ese movimiento dejándola unos
centímetros más alta.

Pasó su brazo libre por sus glúteos levantándola más y empezó a caminar con ella
hacia la cama.

No recordaba bien en ese momento qué debía hacer, ¿eran cinco o seis pasos antes
llegar a la cama y dar media vuelta para dejarla sobre el colchón?

Ella se separó apenas un segundo pero inconscientemente volvió a besarla y


perdiendo la cuenta de los pasos que llevaba cayó él sobre el colchón de la cama con
ella quedando sobre él. Se quedaron así y empezó a recorrer con las manos su
espalda por debajo de la blusa sintiendo la cálida piel.

Brenda suspiró entre un beso y él se encargó de girarlos para ahora ser su turno de
estar sobre ella. Pasó una mano por debajo de ella para atraerla hacia él, sintiendo
como la piel desnuda de su vientre chocaba contra su abdomen, la calidez de la piel
contra piel rozándose le hizo nublar sus sentidos por completo.Acarició su espalda
siguiendo el recorrido hacia su vientre y llegando hacia sus piernas deteniéndose ahí
para repartir delicadas caricias. Empezó a disminuir el beso para bajar hacia su cuello y
dejar un camino de besos.

No se enteró si fue su imaginación o alguien en el estudio gritó "corte".


Capítulo 19

¿Uno más?

El pecho de Brenda se elevó y él respiró profundamente antes de levantar la mirada su


cuello hacia el "publico". La mayoría estaban estáticos en sus lugares, el joven del
micrófono estaba tan anonadado que casi lo dejó caer sobre sus cabezas por suerte
consiguió reaccionar antes de ocasionarles algún accidente.

—¡Eso es a lo que llamo química frente a las cámaras! —celebró Alessandro mientras
los señalaba con entusiasmo. Él era el único que no parecía estar en shock porque
incluso Lili estaba apretando el guión con ambas manos mientras sus ojos brillaban.
¿Tan bien lo habían hecho?

—Por supuesto, yo hice la mejor parte —dijo Brenda removiéndose para salir debajo de
él y poder sentarse frente a la cámara. Sus mejillas estaban sonrojadas pero tenía una
sonrisa burlona a pesar que no lo había volteado a ver—. Esos 7 meses que mis
padres me obligaron a ir a clases de actuación no fueron en vano —volteó a verlo con
una sonrisa pícara—- ¿Tú qué opinas?

Él ya se había sentado en la cama acomodando su pierna para poder apoyar uno de


sus brazos sobre la rodilla, cuando la vio a los ojos desvió la vista. Su respiración
seguía acelerada después de besarla tanto tiempo.

Sintió que fueron demasiados minutos.

—¿Estudiaste actuación? —preguntó Matt con sorpresa. Volteó a verlos y se encontró


a Jeanne con las mejillas completamente rojas y a Matt sonriendo con diversión
notando como guardaba su celular en el bolsillo de su pantalón. No se atrevería a
fotografiar algo de lo que acababa de pasar ¿verdad?

—Sí, también danza, canto, pintura, música, cocina y taekwondo —contó con los
dedos—. Todos mis hermanos han estudiado lo mismo.

—Pues quiero agradecerles a tus padres por haberte metido a clases de actuación. Te
necesitaremos mañana para la otra escena —habló Alessandro acercándose a ellos, al
verlos suspiró con alivio—. No recuerdo cuando fue la última vez que grabé una escena
de romance sin tener que repetir.
—Pero es tú primera película —gritó Lili burlándose de él a lo que le respondió
entrecerrando los ojos.

—Da igual. Entonces ¿te veo mañana para la siguiente escena de amor? —le preguntó
a Brenda elevando ambas cejar al decir la última palabra.

—¿Qué? —preguntó con cansancio.

—La escena del puente toca mañana. Ya sabes otro beso intenso —le recordó
volteándolo a ver. Ese hombre parecía a punto de ponerse a bailar de felicidad.

—¡Adoro la escena del puente! —exclamó Brenda animada siguiéndole la corriente a


Alessandro—. Esa es probablemente la única escena romántica que tienen los
personajes.

—¿Y esta no lo fue? —le preguntó atrayendo la mirada de Brenda que al instante de
verse ambos se sonrojaron.

—No —sacudió la cabeza sin apartar la mirada—. Esta fue una escena de lujuria ¿Qué
no leíste bien el libro? —apoyó una de sus manos sobre el colchón para alcanzarlo con
la otra mano y darle un golpe en la cabeza, quedando muy cerca de él aunque se
apartó demasiado rápido pues Alessandro empezó a dar indicaciones para que
alistaran a Jeanne para la siguiente escena y ella tuvo que bajarse de la cama.

Al bajarse le dio la espalda y caminó con la cabeza levantada hacia donde Matt se
encontraba de pie, poco antes de llegar volteó para verlo lanzándole una mirada
burlona, mordiéndose el labio y guiñándole un ojo antes de ponerse a hablar con Matt.

Ella era tan... Brenda.

Negó con la cabeza y atendió las indicaciones que le empezaron a dar.

***

—Tengo hambre —anunció Brenda mientras los cuatro caminaban hacia la salida del
estudio de filmación—. ¿Hay cocina en tu departamento? —le preguntó caminando a
su lado.

—¿Qué tiene que haya cocina o no? —preguntó Jeanne que iba caminando detrás de
ellos con Matt a su lado, antes de que él pudiese hablar.

—Julián se cree chef y tenía la esperanza de que hiciera la cena antes de irnos al
hotel.

—¿Cómo que me creo chef? Nunca lo he dicho —renegó viéndola fijamente.

—No lo has dicho en voz alta pero apuesto que en más de una ocasión lo has
pensado —dijo sin apartar la mirada de él.
Podía notar como las mejillas de Brenda empezaban a sonrojarse pero ella parecía
reacia a apartar la mirada, la verdad es que por ese pasillo hacía mucho calor, él
también se sentía sofocado. Ella suspiró antes de hablar, sin dejar de verlo fijamente.

—Puerta —murmuró deteniéndose.

Solo un segundo después cuando su cuerpo se estrelló con la puerta principal,


entendió. Brenda, como siempre que le pasaba algo malo, soltó una carcajada y
cuando él le frunció el ceño ella solo le enseñó la lengua.

—Julián —lo llamó Matt mientras abría la puerta—. Primero se tiene que abrir y
después tratar de salir, no al revés —se burló dándole un golpe en el hombro para
empujarlo a la salida, provocando las carcajadas de ambas chicas.

Suspiró inhalando el aire fresco. Necesitaba despejar su mente, se sentía muy distraído
y no era propio de él. Últimamente hacía y sentía cosas no muy propias de él.

—En fin, mi departamento tiene una pequeña cocina ¿sirve para algo? —sugirió
Jeanne a Brenda que asintió como si ella fuese a cocinar.

—Sí, a Julián no le molestará, él cocina donde sea.

—Bien, aunque primero debemos ir a comprar algo porque no tengo nada en el


refrigerador —dijo Jeanne con timidez.

—Se me antoja la pasta —habló Brenda relamiéndose los labios.

—Esperen —se apresuró a decir provocando que todas las miradas se enfocaran en
él—. Necesito pasar antes a la guardería.

No puedo evitar reír al ver los rostros confundidos de todos.

Subieron al auto de Matt, él y Brenda en los asientos traseros. Apenas habían entrado
cuando Brenda sacó su celular y empezó a teclear velozmente. Él se acomodó el
cinturón de seguridad pero ella solo aseguró la puerta y se recargó estirando sus
piernas a lo largo de los asientos aunque las flexionó un poco antes de tocarlo.

—Brenda siéntate bien —le ordenó Matt que la veía por el retrovisor—. Vas a molestar
a Julián.

—¿Y qué? —murmuró sin apartar a vista del celular—. A Julián le gusta que lo
moleste. Mira —estiró más sus piernas para empezar a darle golpes como si estuviera
caminando sobre él.

—Brenda —le pidieron los 3 al unísono y ella rodando los ojos dejó de patearlo pero no
quitó sus pies de su regazo. Su mirada seguía en el celular y dos segundos después
vio como sus ojos brillaron y una sonrisa apareció en su rostro.
¿Con quién estaba hablando?

Frunció el ceño y recargó su cabeza en el respaldo tratando de descansar, cerró los


ojos y extrañamente durante unos minutos el auto quedó en un silencio cómodo. Pero
minutos después sintió unos golpes de impaciencia en su regazo, al abrir los ojos vio a
Brenda que movía una de sus piernas.

Ella seguía con sus pies sobre su regazo y hasta ese momento notó que su calzado
había cambiado porque cuando la vio caminando por los pasillos del estudio ella había
usado unas botas largas pero en ese momento estaba usando unos tenis —que
anteriormente había visto en Jeanne— y llevaba el borde del pantalón doblado lo que le
permitió ver que aún tenía la pulsera en el tobillo con la que filmaron la escena juntos
¿se la habrían obsequiado? Sin pensar deslizó un dedo entre la pulsera y su tobillo
rozando su piel.

Brenda suspiró pero no pudo voltear a verla.

***

Brenda se subió al auto y colocó el seguro para evitar salirse mientras este estuviese
andando, porque una vez por recargarse en la puerta y no revisar el seguro casi se cae
en plena vía. Cuando estuvo segura de estar a salvo se recargó en la puerta y estiró
sus piernas dispuesta a ponerlas sobre el regazo de Julián pero al último momento se
arrepintió no queriendo incomodarlo tanto por un día por lo que se detuvo a tiempo
flexionando las piernas para dejarle su espacio.

Vio la pantalla del celular donde estaba la foto de Laini. Abrió la conversación para
seguir hablando sobre lo que pasó esa tarde. En el estudio habían empezado a
mensajearse pero uno del staff le pidió que guardara el celular por lo que apenas le
había empezado a contar sobre a escena que grabó con Julián cuando tuvo que
despedirse de ella. Ahora su esposa le exigía una respuesta o llamaría a un abogado
para pedir el divorcio por estar de infiel, esas fueron justo sus palabras.

Sonrió ante el mensaje de Laini y negó levemente con la cabeza, estaba por
responderle cuando escuchó a su cuñado hablarle.

—Brenda siéntate bien —le ordenó Matt viéndola por el retrovisor—. Vas a molestar a
Julián.

—¿Y qué? —soltó sin apartar a vista del celular pues Laini estaba escribiendo de
nuevo—. A Julián le gusta que lo moleste. Mira —estiró más sus piernas y dio algunos
golpes en su regazo como si estuviera caminando sobre él.

—Brenda —le pidieron los 3 al unísono. Ella rodando los ojos dejó de patearlo pero
aprovechando la situación decidió dejar sus pies sobre el regazo de Julián que al verlo
de reojo notó que en realidad no parecía molesto.
"¿Pero lo besaste besaste o solo fingieron como se le hace en las obras escolares?"
preguntó Laini poniendo caritas con los ojos abiertos.

"En verdad lo besé besé" respondió "En el libro los personajes se dejan llevar por la
lujuria y se besan sin dejar ningún rincón sin explorar y en realidad creo que lo mismo
pasó con nosotros. Sin mencionar que teníamos poca ropa... No sé, la verdad no
presté mucha atención después que empezó a besarme".

"Estás completamente loca por él" escribió Laini.

"Se supone que debes aconsejarme sobre esto, mañana tengo que besarlo de nuevo.
¡Se una buena amiga! Eso es lo que hacen las mejores amigas" le pidió poniendo un
monito suplicando.

"¿Es en serio? Tienes a la amiga equivocada entonces porque yo de eso apenas


puedo con mi vida".

"Es cierto, apestamos en esto".

"La buena noticia es que al menos ya sabes que te gusta y no estás como idiota
preguntándote por qué rayos sentiste maripositas en el estómago y todas esas
mierdas"

"¡No digas mierda!" la regañó pero en segundos sonrió ampliamente a la pantalla. Era
cierto, había admitido que Julián le gustaba de otra forma diferente a la amistad. Se
había dado cuenta el día de su cumpleaños cuando recibir ese libro significó tanto para
ella, pasó toda la noche hablando con Laini acerca de las emociones que habían
empezado a volverla loca. Ambas con su inexperiencia en el amor habían llegado a la
conclusión de que le gustaba Julián.

"Pero ¿cómo reaccionó Julián con eso?" preguntó su amiga "Estoy segura que él
también está hecho un lío después de esa escena. Ya sabes que soy #TeamBrelian
jajaja :P"

"No sabría decirlo con exactitud. Julián es un estúpido, si él siente algo lo esconde muy
bien, así creció y le cuesta expresar sus emociones. En este momento está
descansando porque tiene los ojos cerrados pero..." empezó a mover su pie con
desesperación "Esto es el colmo ¿Por qué me tenía que empezar a gustar un modelo?
¿Por qué no me pudo gustar Israel o cualquier otro en la agencia? ¡Hay tantos
hombres!"

"Supongo que es porque pasas más tiempo con Julián ¿no? En serio, apesto dando
consejos"

Dejó sus manos congeladas en la pantalla del celular al sentir los dedos de Julián
tocando su piel, estaba deslizando un dedo entre su tobillo y el brazalete. Suspiró
lentamente ante el roce y apretó sus labios, disfrutando antes de escribirle a Laini.
"En este momento me está toqueteando"

"( ͡° ͜ʖ ͡°)

"¡Laini!"

"Jajaja perdón, perdón. ¿Qué quieres que diga? ¿Enciérrate con él en una habitación
hasta que la situación se ponga candente?" respondió seguida de muchas caras
llorando de risa. En serio que hablar con Laini de esos temas no era lo más
conveniente. Necesitaba verdaderos consejos pero ella definitivamente no era la
indicada y Jeanne... bueno, ella tampoco porque al traerla contra Julián le diría cosas
fuera de lugar.

Fingió escribir pero levantó la vista para ver a Julián que seguía deslizando sus dedos
sobre su piel aunque cada vez tardaba más tiempo en recorrer la pulsera.

—Ya estamos aquí —interrumpió la voz de Matt provocando sobresaltos a ambos.


Sintió como de inmediato Julián retiró la mano de su pie—. Debiste de haber dicho que
era una "guardería" para mascotas, por un momento creí que sí tenías un hijo, que no
tiene nada de malo pero bueno... —dijo su cuñado estacionando el auto.

—¿Nena? —le preguntó con alegría. Él asintió.

—¿Te esperamos aquí? —preguntó Matt que estaba asomando la cabeza entre los
asientos delanteros.

—Sí, no tardaré nada —Julián abrió la puerta y ella se apresuró a salir del auto para
darle alcance. Lo agarró del brazo con ambas manos pero él en lugar de apartarla
sonrió volteándola a ver

—No sabía que existían guarderías para mascotas.

—En las ciudades grandes como esta las hay, aunque por ejemplo aquí puedes traer a
tu mascota si estás muy ocupado y tienes la opción de que los lleven a la cafetería de
enfrente para que convivan con los clientes, así no se sienten solos, la idea la trajeron
de Japón.

—¿Y dejas a Nena convivir con los clientes?

—Sí, no le hará daño y no quiero que vuelva a deprimirse así que si no estoy yo para
cuidarla que alguien más le demuestre cariño está bien.

La última vez que vio a Nena fue un par de días antes de la partida de Julián, aunque
ese día no la llevó con él, la esposa de Jona se encargó de llevarla cuando fue a
visitarlos. Julián había estado tan feliz de tenerla cerca que había subido un video a su
instagram mientras jugaba con ella. Julián nunca hacía eso, al menos no antes, su
página siempre estuvo abandonada y cuando subía algo solo eran fotos, el hecho de
que subiera videos volvía locos a todos sus seguidores y más algo tan tierno como él
jugando con su mascota.

Entraron a la guardería para mascotas y soltó a Julián del brazo para que se
apresurase a ir por Nena, prefirió quedarse en recepción pues los tenis de su hermana
no le calzaban del todo bien y sus pies habían empezado a dolerle. Ni siquiera
recordaba como rayos se habían cambiado los zapatos. Dejó salir un suspiro y sonrió
cuando vio a Nena removerse inquieta en los brazos de Julián que tuvo que dejarla en
el suelo. La perrita corrió hacia ella pero en lugar de dejarse abrazar empezó a dar
vueltas a su alrededor.

—¿Te emocionas más al verla a ella que a mí? —le reclamó Julián.

—Ya te dije, tendrás que aceptar que también me ama —por fin consiguió sostenerla
en sus brazos y empezó a caminar hacia la salida dejándolo atrás—. Tenemos que
darnos prisa o esos dos harán cosas inadecuadas dentro del auto.

—Te burlas mucho de Matt y Jeanne ¿no crees? —habló Julián detrás de ella.

—Yo me burlo de toooodo el mundo —salieron a la calle y fijó la vista en el auto donde
su hermana y cuñado hablaban.

Típico de ellos, no hacían nada malo nunca. Mínimo un beso travieso...

Un beso.

Sonrió y frotó su rostro contra el pelaje alborotado de Nena.

—Sé que estás hambrienta pero no te comas a mi Nena. Espera a que lleguemos a
casa de tu hermana para la cena —le colocó una mano en la espalda guiándola hacia
el auto.

Una vez dentro de sentó cerca de Julián con la excusa de poder juguetear con la
perrita. Durante un instante desvió la vista y notó a su hermana que la veía con
preocupación. Seguro que se había hecho mil y un ideas raras sobre Julián y ella.

Después de una parada rápida en una tienda para comprar los ingredientes de la cena
llegaron al departamento que Jeanne había rentado, uno bastante grande para una
sola persona, usualmente rentaban habitaciones de hotel pero ella prefirió un
departamento pues iba a pasar poco más de 3 meses, aunque ahora faltaba menos
tiempo.

Por suerte.

Durante la cena relamía sus labios más de lo habitual pero lo hacía al propósito porque
Julián había decidido fijar su vista en ellos todo el tiempo. Era seguro que él no sentía
atracción hacia ella pero al menos ese beso había logrado confundirlo un poco y le
divertía verlo con esa distracción.
—Creo que Matt y yo debemos ir al hotel antes que se haga más noche —dijo después
de la cena.

Su cuñado volteó a ver a Jeanne con una sonrisa simpática.

—En realidad pensé que estaba bien pasar la noche aquí —habló en tono de pregunta.

—Qué ¡pero nuestro equipaje está en el hotel! Mi pijama está ahí. Por eso te dije que
mejor dejáramos las maletas en el auto pero nunca me escuchas —le reclamó
señalándolo amenazadoramente con el dedo.

—En realidad también pensábamos que Julián se quedase aquí —ofreció Jeanne
haciéndole olvidar las amenazas que estaba por decirle a Matt. ¿Esa era Jeanne su
hermana mayor? No, seguro que un fantasma había poseído su cuerpo porque ella no
podía estar haciendo esa oferta—. Es muy tarde y no tienes auto —siguió su hermana
hablando directamente a Julián que estaba de pie cerca de la puerta—. Es solo una
sugerencia.

Sonrió con malicia aprovechando la confusión de ellos dos para acercarse a Julián y
tomarlo de la mano para empezar a jalarlo hacia la habitación.

—Bueno como somos los invitados, Julián y yo dormiremos en la habitación y ustedes


aquí en el sillón. Buenas noches.

Matt se puso frente a la puerta.

—En realidad el plan es que las chicas duerman en la cama y nosotros aquí en la sala
—señaló Matt apresuradamente.

—¡Aburridos! —exclamó con diversión. Volteó hacia su hermana—. Préstame algo


para dormir.

Trató de caminar pero el fuerte agarre de Julián la hizo rebotar, había olvidado que
tenían sus manos entrelazadas pero aun así cuando aflojó su agarre él no pareció
reaccionar, se sacudió un par de veces antes de que él soltara su mano. Siguió a su
hermana hacia la habitación sin dejar de verlo dedicándole una sonrisa traviesa hasta
que cerró la puerta.

***

Brenda tuvo la excelente idea de ver una película entrada la media noche presumiendo
que tenía tanta energía que no podía dormir. No debió creerle. Se quedó dormida en el
sillón junto a él. Al final Matt y Jeanne habían ido a dormir a la habitación —y la
convenenciera de Nena había logrado que la dejaran dormir en la cama— y él se había
quedado ahí con Brenda.

No había podido dormir, pasaban de las 4 de la mañana y lo único que tenía en su


mente era la calidez de la mano de Brenda aferrándose a la suya o de su cuerpo
recostado sobre él, había conseguido seguir su respiración y ahora ya estaban
sincronizados.

Pero sin duda lo que más ocupaba su mente era la poca ropa con que Brenda había
salido de la habitación, estaba usando una camisa que apenas le cubría los muslos.
Cuando la vio salir se había atragantado con su propia saliva pero al aparecer Matt
estaba muy acostumbrado a verla así pues en ningún momento la vio mal o le dijo algo
para que cubriese más sus piernas.

Además aún seguía con el brazalete en el tobillo.

Siguió acariciando su cabello como había estado haciendo desde que se quedó
dormida.

Debía admitir que el cabello de Brenda era muy bonito, le gustaba la sensación de
pasar sus dedos entre la suavidad de su cabello castaño y seguir acariciando hasta la
parte baja de su espalda.

Cerró los ojos acomodándose tratando de no despertarla y siguiendo el ritmo de su


respiración empezó a sentir sus parpados pesados.

Escuchó las pisadas de Nena en el piso y abrió los ojos con lentitud. Sintió la lengua de
su perrita lamerle los dedos y una risita.

—Nena, ven —exigió la voz en un susurro.

Llevó su mano libre a sus ojos y los talló antes de aclarar su vista para ver a Jeanne
tratando de hablarle a Nena para que no los despertara. Hasta que estuvo despierto
Nena saltó a los brazos de Jeanne, ella se dio cuenta y le sonrió con timidez. Una
sonrisa completamente diferente a la de Brenda.

—Perdón, salió corriendo de la habitación apenas abría la puerta —murmuró Jeanne.

—Está bien —respondió con voz ronca. Inclinó un poco la vista para poder ver a
Brenda que seguía durmiendo tranquilamente—. ¿Nada la despierta?

Jeanne sonrió.

—Si ella está sosteniendo la mano de alguien mientras duerme podemos considerarla
en estado de coma —bromeó.

—¿Es normal que sostenga la mano de alguien? —cuestionó.

—Sí, siempre que duerme o está nerviosa sujeta la mano de alguien, es un reflejo que
tiene desde bebé. Bueno, disculpa por haberte despertado. Son las 7 y las grabaciones
empiezan hasta las 11 así que si puedes dormir más hazlo —se escogió de hombros—.
Sé que debes descansar mucho por tu salud.
—Gracias —murmuró y con una sonrisa Jeanne regresó a la habitación sosteniendo a
Nena en sus brazos.

Lo que detestaba era que cuando despertaba le resultaba difícil conciliar el sueño
nuevamente. Intentó levantarse un par de veces tratando de no despertar a Brenda
pero al no conseguirlo sacudió su hombro. Recordó aquella vez en casa de Matt donde
también se quedaron dormidos y sonrió al verla levantarse perezosamente igual que
aquella vez.

La vio sentarse acomodando una pierna debajo de la otra y tambalearse hasta apoyar
ambas manos en el sillón.

—Eres demasiado perezosa ¿te lo han dicho?

Ella asintió aun parpadeando pesadamente. Se quedó quieta y estuvo por irse hacia
enfrente si no se hubiese apresurado a detenerla.

Se puso de pie para recostarla en el sillón y en segundos volvió a quedarse dormida.

No podía creer que estuviese pensando las palabras Brenda y linda en una sola
oración.

***

—¿Están listos? —preguntó Alessandro gritando desde su asiento.

Brenda se echó un vistazo y levantó el dedo pulgar, ella se sentía lista aunque un poco
nerviosa, pero sabía manejar muy bien ese tipo de nervios. Volteó a ver a Julián que
aún seguía con las maquillistas pero al escuchar la risa burlona de su cuñado apartó la
vista para amenazarlo.

—Las estoy contando y acumulando —le amenazó con voz inocente—, algún día me
las cobraré todas juntas.

Dio media vuelta viendo hacia parte de la escenografía construida, hasta ese momento
se dio cuenta de la necesidad por los productores de tener tantos millones para una
película. Para esa escena habían construido un puente o más bien la mitad de un
puente destruido, estaba apenas a un metro separado del suelo y rodeado de fondos
verdes.

En cuanto le hicieron la señal se acercó a un costado donde habían dejado una


escalera y subió con prisa con una sonrisa. En esa parte que estaban a punto de
grabar el personaje de Brenda entraba en una crisis al creer que Julian estaba muerto
pues ella lo había visto caer desde el puente. Se sabía la escena a la perfección y
aunque supuestamente ella no debía hablar pues esas partes se grabarían con Jeanne
la habían hecho estudiar el guión y ensayar un par de veces con Julián, por ella no
había ningún problema pero Julián se había portado un poco esquivo desde que
habían empezado con los ensayos.

—Idiota —murmuró justo antes de verlo subir por las escaleras.

Si actuaba así por un beso ¿cómo sería su reacción si se enterara que le había
empezado a gustar? Definitivamente no podía dejar visibles esos nuevos sentimientos,
se había propuesto a molestarlo igual que siempre además que sintiera una atracción
hacia él no significaba que lo quisiese como novio.

Tuvieron que esperar unos minutos más hasta que los hicieron acomodarse en sus
posiciones y esperar la señal.

A la señal de acción se dejó caer de rodillas al suelo y llevó ambas manos a la cabeza
con frustración soltando gritos de dolor y en cuestión de segundos sintiendo lágrimas
en sus mejillas, se felicitó internamente por lo buen actriz que era y siguió en lo suyo.
Tenía que gritar el nombre de Julián... no, el nombre de Julian mientras maldecía a
todo el mundo por su perdida.

Se arrastró lejos de la orilla del puente intentando olvidar lo que segundos antes había
visto y apoyó una de sus manos en un montón de escombros mientras trataba de
limpiar sin éxito las lágrimas en su rostro.

—No puedes estar muerto, grandísimo pedazo de mierda —gritó raspándose la


garganta.

—Sí, no puedo —respondió Julian con un quejido detrás de ella—. Soy un maldito
demonio, no puedo morir.

Lo escuchó arrastrase hacia ella hasta sentirlo apoyarse en su espalda, probablemente


era su frente, estaba respirando pesadamente pero al menos ahí estaba y lo sintió.

Él subió sus labios hacia su cuello dejando un débil beso y dándole una caricia con su
respiración. Se giró con prisas para poder estar segura que se trataba de él pero al
verlo todo ensangrentado, sucio, lleno de sudor sintió como su corazón se encogía sin
embargo él no hizo más que reducir la distancia entre ellos.

—No llores por mí —le susurró sobre los labios—. Me pondré bien en unos días y te
seguiré amando con la misma intensidad.

Y la besó.

Esta vez Julián no había dudado ni un segundo, la había sujetado por la cabeza
apresurándola a acercarse para besarla.

El beso anterior había sido tan gradual, primero un ligero roce, una presión, hasta
transformarse en algo profundo y deseoso, pero este había empezado siendo urgente,
sí era verdad que el guión así lo ponía pero ese beso estaba fuera del guión. Tomó aire
con un suspiro mientras se dejaba a merced de Julián que la acariciaba en la cintura y
en las piernas, ahí permaneciendo mucho tiempo.

Consiguió apartarse de él pues creyó haber escuchado corte pero Julián la volvió a
atraer y ella no supo hacer otra cosa más que dejarse llevar. Se estremeció cuando
sintió la lengua de él rozar la suya y por instinto se aferró a su cuello. No se dio cuenta
del momento exacto en que había terminado sentada sobre él pero... se sentía tan
bien.

—Corte —escuchó fuerte y claro.

Se separó de nuevo pero Julián la tomó por las mejillas y siguió besándola.

—Julián —lo llamó cuando este le permitía. Colocó ambas manos en su pecho para
apartarlo—. Han dicho corte.

Pero él parecía no escuchar hasta que decidió morderle el labio provocando que se
apartara rápidamente.

—¿Por qué hiciste eso? —le reclamó pasando su lengua por el labio inferior.

—Dijeron corte desde hace rato y no me dejabas respirar —respondió en un susurro.

—No es cierto, yo no escuché nada.

—Pues yo sí, traté de separarme y no me dejabas —ladeó la cabeza empezando a


sonreír, apostaba a que sus mejillas estaba encendidas pero una oportunidad de
burlarse era algo que no sabía desaprovechar en la vida—. Ya sé que mis besos son
irresistibles pero estamos actuando, intenta controlarte —se acercó a darle un beso
que apenas rozó sus labios—. Uno más —le guiñó el ojo antes de levantarse aunque
no sabía si tenía permiso de hacerlo.

La escena había sido "perfecta" de nuevo por lo que no hubo necesidad de repetirla así
que mientras esperaba a que Jeanne grabara su escena de pelea decidió acercarse a
la mesa de comida. Tomó un plato de papel y agarró algunos trozos de frutas, solo
había eso, la verdadera comida llegaba hasta el descanso de todo el equipo. Resopló y
buscó una botella de agua con la vista.

Volteó y se asustó al ver a Julián detrás de ella, él estaba sosteniendo una botella de
agua y sus manos estaban muy entretenidas jugando con la tapadera.

—Creí que seguías en el puente falso —le señaló a donde estaba su hermana pero él
negó.

—Me echaron de ahí apenas empezó Jeanne, según estorbo —desvió la mirada.

—Yo creo que serías un lindo adorno —comió un trozo de manzana y le quitó la botella
de agua para darle un sorbo.
Las manos de Julián se apretaron a su costado y se inclinó para estar a la misma altura
que ella.

—Brenda —la llamó seriamente—. Uno más.

Y de nuevo la besó.
Capítulo 20

¿Arrepentidos?

Matt vio a Julián aun aturdido por el beso con Brenda. Estaba bajando por las
escaleras con la mirada inclinada y las manos temblando, bueno, esperaba que
estuviese así por el beso y no por su diabetes. Pensó en acercarse a él para saber si
se encontraba bien cuando lo vio levantar la mirada y entrecerrar los ojos. Volteó con
disimulo hacia donde veía para encontrarse a Brenda revisando la barra de comida.

Julián intentó caminar hacia otra dirección pero se quedó de pie debatiéndose.

Debía admitir que era gracioso verlo en ese estado, conocía a Julián prácticamente
desde que eran niños y aunque durante años no se habían llevado para nada bien los
últimos años su relación había mejorado considerablemente pero siendo amigos o
"enemigos" había sido consciente de su forma de ser con las mujeres que le atraían, la
única chica que había conseguido dejarlo como idiota fue Ely pero al parecer Brenda
estaba logrando lo mismo.

Después de unos minutos Julián giró hacia el lado contrario donde estaba Brenda por
lo que él decidió acercarse a su cuñada para no estar solo. Aunque un 90% del tiempo
que estaba con Brenda terminaban discutiendo le gustaba su compañía, sentía que si
tuviese un hermano o hermana tendrían una relación como esa.

un par de metros de su cuñada vio a Julián acercarse mientras agitaba una botella de
agua en sus manos. Prefirió guardar distancia.

Brenda volteó y se encontró con Julián que la veía fijamente.

—Creí que seguías en el puente falso —habló Brenda señalando distraídamente hacia
su espalda, si Julián hubiese seguido con la mirada la mano de su cuñada lo habría
visto enseguida pues no se había molestado en ocultarse en ningún lugar.

—Me echaron de ahí apenas empezó Jeanne, según estorbo —desvió la mirada hacia
el lado contrario donde él estaba.

—Yo creo que serías un lindo adorno —dijo ella comiendo un trozo de manzana
segundos después de arrebató la botella de agua dándole un sorbo.

Vio la expresión de Julián ponerse seria al mismo tiempo que apretaba las manos a sus
costados y se inclinaba para poder verla directamente a los ojos.
Muy bien, sabía que estaba a punto de ver algo íntimo entre esos dos. No apartó la
vista.

—Brenda —la llamó seriamente—. Uno más.

Julián la besó, deslizando una mano por su cabello para acercarla.

Brenda arrojó el plato en la barra de comida y colocó sus manos en los hombros de
Julián consiguiéndolo apartar unos milímetros antes de susurrarle algo que no logró
escuchar pero permanecieron con las frentes unidas —Julián manteniendo los ojos
cerrados— antes de que Brenda actuase como Brenda tomando un trozo de manzana
para presionarlo en la boca de él.

Julián se apartó de inmediato masticando la manzana mientras la veía con el ceño


fruncido.

—Ya no hay más escenas que grabar, ya no hay más besos —aclaró Brenda
guiñándole un ojo. Se acercó de nuevo a la mesa, tomó el plato y se marchó con las
mejillas encendidas.

Julián cerró un ojo y juntó sus manos simulando ahorcar a Brenda, con frustración dejó
caer ambas manos y fue a sentarse a su silla para "revisar" el guión. Su cuñada
desapareció durante mucho tiempo y regresó cuando fue la hora de comer pero en
ningún momento se apartó del celular. Lo que le sorprendió fue que ambos se sentaron
juntos, como si nada hubiera pasado.

Ese par de tontos le causaban tanta gracia.

***

—¿Les gustan los juegos mecánicos? —preguntó Alessandro.

Jeanne y Brenda voltearon inmediatamente como si las hubiesen llamado a ellas


específicamente.

—¿Hay una feria? —preguntó Brenda con una sonrisa enorme en su rostro.

—¿Te gustan las ferias? —preguntó Julián con sorpresa aunque en seguida negó
rodando los ojos—. No sé ni porqué me sorprende.

—Pues sí, la hay —se apresuró Alessandro—. Está a unos 30 minutos de aquí y Lili
junto con algunos compañeros tenemos planeado ir. Solo que no sabíamos si ustedes
son chicos de adrenalina o si Julián puede ir.

—Tengo diabetes no estoy embarazado —dijo con burla—. Sí puedo ir y sí me gusta.

—Pues entonces vamos —aceptó al mismo tiempo que escuchaba los gritos de alegría
de su novia y Brenda.
Se había olvidado de lo adictos que eran todos en la familia de Jeanne a las emociones
fuertes, con ellos había subido a toda clase de juegos que nunca imaginó en su vida y
de hecho en una de las cosas que su novia quería hacer antes de morir era
paracaidismo. Él debía admitir que era un poco cobarde antes esa idea, ver tantos
programas no era tan bueno pues había llegado a imaginar que el paracaídas no
abriera o que quedara atrapado en la rama de un árbol...

—... ¡piedra papel o tijeras! —exclamó Brenda y los vio agitando sus manos hasta que
mostraron su resultado—. Piedra, los quebró, los quebró —dijo con emoción pegándole
en la mano a Jeanne y a Julián, ambos habían sacado tijeras—. Mi hermana paga mi
entrada y tú la comida —señaló a Julián que se encogió con resignación.

—No es justo, sabes que siempre pierdo en esto —se quejó su novia cruzándose de
brazos.

—Sí, pobre de ti, no entiendo como no puedes ganar en un simple juego de "piedra,
papel o tijeras" —coincidió Brenda—. Eres tan desafortunada.

—Ah, gracias.

—De nada, para eso estamos las hermanas —Brenda sonrió exageradamente al
mismo tiempo que batía sus pestañas a Jeanne.

—Hey, Julián, me dijeron que no podías volver a dejar el auto de renta aquí —le
informó Alessandro—. Eso me dijeron los guardias de la noche, según no se hacen
responsables de nada que pueda pasarle.

—Bien, tendré que llevarlo a la feria entonces, solo déjenme llamar a Jona para que
vaya por Nena a la guardería —se disculpó alejándose de ellos para hacer una
llamada.

Volteó a ver a Jeanne y a Brenda que empezaron a susurrar sobre los juegos a los que
subirían primero, se acercó a su novia para agarrarla de la cintura y la jaló hacia él.

—Pues vamos al estacionamiento para no retrasar más su emoción —les dijo a ambas.

—Yo me iré con Julián —habló Brenda inmediatamente volteando a donde él se


encontraba—. ¿Verdad que sí? —le preguntó y él confundido negó con la cabeza antes
de colgar.

—Nunca diré que sí a una pregunta inexistente de tu parte —respondió acercándose


de nuevo a ellos—. ¿De qué se trata? —preguntó guardando sus manos en los
bolsillos del pantalón.

—Que me voy a ir contigo a la feria —repitió su cuñada inflando las mejillas.

—Ah, eso sí —dijo relajado sacando una mano de los bolsillos para presionar una de
sus mejillas haciendo que ella intentara morderle un dedo.
—Entonces nos vemos en 30 minutos en la entrada principal de la feria, así no nos
perdemos —comentó Alessandro y se alejó despidiéndose con la mano.

Brenda y Julián también se fueron sin despedirse y solo escuchó el suspiro que lanzó
Jeanne al verlos salir.

—¿Estás bien? —le preguntó y ella asintió con una sonrisa—. Están bien —afirmó
dirigiendo la mirada al frente.

***

—¿A cuál juego recomiendan subirse primero? —preguntó Alessandro observando a


su alrededor con asombro.

Había demasiada gente y era seguro que reconocerían a Matt y a Julián tarde o
temprano por lo que ella y Brenda habían planeado entrar a la mayoría de los juegos
techados como casas de terror, ilusiones ópticas, casa de espejos, los laberintos y más
para que hubiese menos personas en la feria cuando ellos fueran por las atracciones
más grandes pero tanto ella como Brenda eran aficionadas a las montañas rusas que
corrieron a la fila en cuanto entraron.

Mientras hacían fila vio a Julián echarse un par de pastillas a la boca y a su hermana
menor que lo observaba con preocupación, cuando él lo notó le sonrió y ella lo imitó
regresando la vista hacia el frente.

—No quiero que se alarmen —dijo Matt llamando su atención—. Pero no tengo idea de
donde están Alessandro y los demás y creo que hay algunos disque paparazzi
fotografiándonos por las casetas de tiro —señaló con la mirada para ver a un par de
jóvenes con lentes de sol (más obvias no podían ser pues ya pasaban de las 9 de la
noche) y sus celulares frente a ellas como si estuviesen escribiendo.

—Con esos celulares no podrán hacer ninguna buena foto, se verán todas fuera de
foco y pixeladas, bien podrán venderlas a fanáticos de los extraterrestres diciendo que
somos aliens a punto de subir a su nave —comentó Brenda con suficiencia.

—¿Y tú cómo sabes? —preguntó Julián con curiosidad.

—Digamos que fui una fotógrafa de prensa que se preocupaba por llevar información
fresca de los famosos del momento...

—Eras una paparazzi también —terminó Julián mientras negaba.

—Pero honrada —admitió llevándose una mano a su pecho.

¿Brenda fue paparazzi? Sabía que durante un tiempo habían dejado de ser tan
cercanas, más que nada por su relación con Matt, admitía que durante algún tiempo
había puesto a su prometido sobre su familia y con quien se había visto más ese
distanciamiento fue con Brenda, pero ¿había sido tanto como para desconocer que
trató de ser paparazzi?

Julián apoyó un brazo en la cima de la cabeza de Brenda y esta intentó apartarlo a


manotazos hasta que se rindió. No puedo evitar sonreír ante esa imagen, sobre todo
porque le recordó la primer foto que vio de ellos juntos, solo que en esa ocasión fue
Brenda quien tenía la mano sobre la cabeza de Julián gracias al sillón en donde
estaban sentados.

No podía decir que se sentía a gusto con la extraña relación que estaban teniendo
Julián y su hermana en ese momento, parecía como que ambos se gustaban pero
ninguno daba el primer paso. Pero se negaba un poco a creerlo porque de ser así
Brenda le hubiese dicho que le gustaba Julián ¿no?

Y bueno, Julián aun no la convencía del todo, sí admitía que tenía un carácter
agradable, al menos durante esos meses de rodaje él se había mostrado amable pero
tenía tan mala fama, sobre todo con las mujeres que le preocupaba tenerlo cerca, más
aun de su hermana menor.

***

Unos gritos se escucharon en una de las casetas de juegos y varios jóvenes que
estaban ahí salieron corriendo mientras agitaban sus manos y las apretaban. Jeanne
notó como los ojos de su hermana brillaron.

—Quiero jugar ahí —señaló la caseta donde los empleados animaban a pasar a quien
caminara cerca de ellos.

—¿Qué es?-- Preguntó Matt con desconfianza.

—Juego de toques —leyó Julián.

Ambos estaban por negar pero ella y Brenda corrieron a la carpa entregando sus
boletos. El juego era para cuatro personas, tenían que ir respondiendo algunas
preguntas y si las fallaban empezaban a aumentar el nivel. Las dos se sentaron y
enseguida pusieron sus manos en los tubos plateados que sobresalían del juego, sin
muchos ánimos los dos chicos las imitaron.

La dificultad en las preguntas fue en aumento y ella fue la primera en equivocarse


ganándose una descarga para los cuatro, Matt fue el primero que apartó la mano y en
la segunda ronda ella fue quien perdió. Brenda y Julián tenían algo en común y era lo
competitivos, ya iban en el nivel 8 de toques pero ninguno se rendía, las personas se
empezaron a reunir a su alrededor para verlos, muchos apoyaban a Brenda pero al
final terminó perdiendo.

—¿Eres de goma? —le preguntó Brenda con molestia.


—Soy más tolerante de lo que pensé —respondió Julián con alegría—. Casi no sentí
nada.

—¿En serio piensas que te voy a creer cuando dices que no sentiste nada?

—Ni la más mínima corriente —afirmó.

—Me sorprende lo mucho que les gusta discutir —habló Matt viéndolos discutir, Brenda
aseguraba que había hecho trampa y él argumentaba que su cuerpo simplemente era
más tolerante—. Parecen una pareja de casados.

Era cierto, casi en cada juego terminaban discutiendo, incluso a la hora de elegir la
comida Julián empezó a reprocharle.

—Quiero unas papas con queso, carne y salsa por favor —pidió Brenda dándole el
dinero que Julián le había pasado.

—¿Sabes lo insano que es eso? —le preguntó Julián a su hermana con una expresión
de repulsión.

Ella lo ignoró hasta que le entregaron su orden y probó una papa frita.

—Qué rico ¡grasa! —exclamó comiendo otra—. Esta es mi suerte de ser fotógrafa y
no modelo, puedo comer lo que quiera.

—Espera unos años más y no podrás comer nada de esto —le advirtió.

Y de nuevo empezaron a discutir. Eran demasiado graciosos e interesantes

***

—La casa de espejos conduce hacia el laberinto —indicó el joven de la casilla en la


atracción—. Mi compañera les entregará un botón de pánico, si creen que no pueden
salir de cualquiera de las dos atracciones solo tienen presionarlo una vez y llegaran
empleados a ayudarlos. Les recordamos que si son claustrofóbicos o le temen a la
oscuridad es mejor no seguir. No nos hacemos responsables por objetos perdidos. Por
último, si quieren ganar alguno de nuestros premios especiales pueden buscar los
tickets que habrá dentro y recoger su premio ¿alguna duda?

La joven pasó por su lado entregándoles a todos una pequeña pulsera con un botón
rojo y mientras la acomodaban Brenda levantó la mano.

—¿Está muy oscuro dentro? —admitió que se sorprendió por la pregunta de su


hermana, ella siempre salía con cosas tontas—. No tengo muy buena vista.

—Dentro del laberinto sí hay iluminación, en la casa de espejos hay una tenue luz azul
y se prende una de color blanco durante unos segundos cada vez que alguien
encuentre alguna de nuestras pistas —Brenda asintió y el joven volvió a fijar la vista en
todos los que conformaban la fila—. ¿Alguna otra pregunta?

Brenda volvió a levantar la mano pero fue Julián quien le bajó la mano sujetándola a su
costado, el joven los vio extrañados pero no hizo ninguna pregunta.

—¿Formamos equipo? —le susurró Matt.

—No, sin equipos —los señaló Brenda—. Nos separaremos y que cada quien busque
un ticket y al final repartimos el premio.

—Pero el premio son dulces o algo así —indicó Julián.

—Qué mal... ¡yo me quedo con su parte del premio!

—¿No sería mejor que quien consiga más tickets se quede el premio? —sugirió Julián.
Todos aceptaron.

La fila empezó a avanzar y en segundos estuvieron dentro, de inmediato tomó la mano


de Matt, que importaba lo que Brenda dijera si ella había corrido, no notaría si ellos dos
fueron juntos o se dividieron. Siguió el camino tentando el espejo a su lado con la mano
que tenía libre cuando sintió confianza dio un paso más grande jalando a Matt con ella
pero enseguida se estrelló con un espejo. Su novio soltó una carcajada y la giró para
revisarle el rostro.

—Aun no terminas de filmar la película, no puedes dañar tu hermosa cara —susurró


antes de darle un beso que la hizo de nuevo golpearse con el espejo solo que en esa
ocasión fue su espalda y no le causó ningún dolor. Se dejó llevar aferrándose a la
camisa de Matt para tenerlo más cerca, olvidándose de donde se encontraban y lo que
le recordó fue la luz blanca que parpadeó rápidamente mostrando el camino fácil.
Fueron como 3 segundos pero le permitió ver a Brenda correr.

Sonrió y se apartó de Matt tomándolo de nuevo de la mano para seguir con su camino.

Una hora, sentía que llevaba una hora y no podían salir aunque Matt le insistía en que
no llevaban ni 5 minutos pero eso de estrellarse a cada paso con espejos había
empezado a irritarla. La luz blanca volvió a parpadear y ambos aprovecharon para
moverse, de nuevo regresó la luz azul pero esta vez era un poco más clara y le
permitió ver a su hermana que caminaba al mismo tiempo que guardaba algo en los
bolsillos del pantalón.

Abrió la boca para gritarle pero vio a Julián también, bueno a él y muchas copias,
probablemente al que estaba viendo fijamente también era un reflejo, al parecer él
había visto a Brenda porque parecía seguir su reflejo. Su hermana siguió caminando
hasta que lo notó.
A su tonto y cursi corazón le emocionó aquella imagen. Brenda y Julián se sonrieron y
ambos se acercaron entre tantos reflejos quedando frente a frente pero cuando ambos
estiraron sus manos se toparon con un espejo.

Si eso era un gesto romántico se acabó cuando Julián levantó la mirada pues Brenda lo
siguió y ambos se concentraron en un papelito colgado, de nuevo conectaron sus ojos
para verse retadoramente y en un conteo mental de ellos se movieron, Julián estirando
su brazo y Brenda saltando.

Su hermana celebró mostrándole el ticket a Julián antes de enseñarle la lengua y


empezar a correr gracias a la luz blanca que parpadeó. Él también aprovechó a correr y
no pudo contener su carcajada al ver que estaban dándose la espalda. Rió tan fuerte
hasta que Matt le empezó a abanicar el rostro.

—Sí, tienes razón —le dijo a su novio—. Ellos estarán bien.

***

Brenda siguió corriendo a través del laberinto pues no solo estaba compitiendo con su
hermana, Matt y Julián, además había un chico necio a querer robarle los tickets, ya
llevaba 16 pero aun así no debía confiarse. Giró por una esquina y gruñó al ver el paso
bloqueado. Regresó por donde llegó y distinguió a Julián —no era tan difícil cuando era
el único rubio castaño que medía casi dos metros— revisar fijamente uno de los muros,
estiró una mano y tomó un ticket.

—Genial, este vale por 3 —celebró Julián contando con los dedos—, ya son 16 con
este.

Maldijo en voz baja y se alejó.

¿Cómo era posible que él también llevara 16 si lucía como tonto dando vueltas en la
casa de espejos? No es que hubiese estado viéndolo ni siguiéndolo con la mirada a
cada rato, es que él siempre se cruzaba en su camino.

Siguió con paso apresurado revisando cada rincón del laberinto, en la casa de los
espejos fue más fácil pues todos estaban colgando en las esquinas, pero el laberinto al
tener más lugares donde esconder debía revisar en cada espacio por pequeño o
grande que fuese. Encontró 4 más antes de darse cuenta que ya estaba en la salida
pues un detector de movimiento empezó a pitar hasta que ella atravesó la línea de
salida. Ya no podía regresar a buscar más pues su salida ya estaba marcada.

Buscó entre las personas que estaban afuera a su cuñado, a Jeanne o a Julián pero no
los vio. Después de diez minutos de esperarlos le llamó a su hermana por celular.

—Acabamos de salir de la casa de espejos —habló Jeanne—. Fue muy difícil, creo que
no hay ninguna parte de mi cuerpo que esté libre de golpes.
—Pero sí era fácil salir, Julián ya está en el laberinto y él sí que se veía perdido. Me
siento decepcionada de mi hermana mayor —fingió un sollozo.

—Creo que no tardaremos tanto, Matt está ubicándose en el laberinto, te veo en unos
minutos y no te vayas sin nosotros —le advirtió antes de cortar la llamada.

Guardó su celular y volteó hacia la salida esperando a ver a Julián pero solo salían
desconocidos, algunos llorando como si acabasen de salir de alguna casa de sustos.

—¿Brenda? —la llamó una voz masculina que se le hizo familiar—. Sí ¡Brenda!

—¿Gerardo? —exclamó.

Un muchacho se acercó a ella con los brazos abiertos mientras le sonreía con
entusiasmo, cuando lo reconoció le dio permiso para que la abrazara acto que realizó
el muchacho consiguiendo levantarla del piso.

—Qué alegría verte aquí, no pensé que te encontraría jamás en esta ciudad —la dejó
de nuevo en el suelo y observó con los ojos brillosos mientras le frotaba los brazos
como siempre lo había hecho, era su forma de demostrarle su cariño.

Se quedó viendo a Gerardo con una sonrisa, no se había dado cuenta de lo mucho que
lo había extrañado hasta ese preciso momento.

—¡Gerardo! ¿No vienes? —lo llamaron un grupo de chicos.

—Adelántense, si no los veo les marco en unos minutos —les dijo antes de volver a
verla—. Dime ¿qué haces aquí?

—Vine a visitar a mi hermana y a un amigo que están trabajando aquí, hace un par de
horas salieron y decidimos venir a la feria para distraernos un rato.

—Oh, Brenda, me hubieras dicho que estarías aquí, me habría encantado mostrarte un
poco de esta ciudad —le acarició la mejilla—. Y sobre todo pasar tiempo contigo, como
en los viejos tiempos.

—Sonaste como un anciano, cosa que eres por cierto, y dudo que podamos estar como
en "los viejos tiempos".

—Bueno, pero igual me hubiese gustado pasar tiempo contigo.

Le sonrió y colocó un dedo sobre su barbilla como si estuviese pensando con


detenimiento.

—Pues creo que podría retrasar mi regreso un día más —sugirió.


En realidad aún tenía 4 días en la ciudad pero si no decía la verdad parecía más
interesante, según lo que Laini le había dicho. Los ojos de Gerardo brillaron antes de
volver a abrazarla fuertemente.

—¿A qué hora puedes mañana? Yo estaré libre todo el día, si no sabes puedes
avisarme en cualquier momento y pasaré por ti en donde me digas ¿estás en un hotel?
—preguntó rápidamente.

—Estoy en un departamento que ha rentado mi hermana pero honestamente no sé el


nombre de la calle.

—Bueno no importa, me dices después ¿estás esperando entonces a tu hermana?

—Sí, a ella, a mi cuñado y a un amigo... —guardó silencio al escuchar su celular se


disculpó con una señal y revisó la pantalla para encontrarse con la foto de Julián. Se
apresuró a responder pero él habló antes de dejarla decir "Hola".

—Brenda ¿dónde estás?

—En tú corazón, Julián —le respondió llevándose una mano al pecho. Gerardo soltó
una carcajada.

—Nunca cambias ¿verdad? —le preguntó y ella se encogió de hombros fingiendo no


entender a lo que se refería.

—¿Estás con alguien? —le preguntó sin ocultar su tono de sorpresa—. Como sea ¿ya
saliste del laberinto? Estoy en una de las salidas y no he visto a nadie.

—¿Había más salidas? —preguntó extrañada.

—Sí —respondió Gerardo acercándose—. Está la principal por dónde has salido y dos
a los laterales, si alguien salió por las otras significa que perdió.

—¡Sí! —gritó con felicidad—. ¿Escuchaste, Julián? Te gané. ¡En tú cara! Bueno, no
exactamente. Ven a la entrada principal para poder burlarme en tu cara.

—¿Dónde se supone que está la entrada principal? ¡Y no digas que en tú corazón! —


dijo levantando la voz.

Ella rió fuerte antes de responderle.

—No tengo idea, ni que yo hubiese construido este lugar, da la vuelta hasta que me
veas. Oh, si encuentras a Matt y a Jeanne haciendo cosas sucias les echas un balde
de agua fría de mi parte. ¡Adiós! —se despidió colgando la llamada.

Guardó el celular y volteó a ver a Gerardo que la veía con una expresión de duda.

—¿Es tú novio? —le preguntó lanzando un suspiro.


—No —le hizo una seña para que se acercara a ella—. Aunque tal vez él quiera eso.

—No lo dudo.

Brenda notó como la sonrisa de Gerardo dejó de verse tan ancha desde que empezó la
llamada con Julián y ese tremendo suspiro que había lanzado cuando le preguntó si
era su novio le hizo pensar en seguida que podía seguir teniendo sentimientos hacia
ella.

Se acercó a él pasando sus manos por el cuello de Gerardo, él no era tan alto por lo
que no se le dificultó hacerlo.

—¿Estás celoso o es mi imaginación? —le preguntó en tono coqueto.

—Si estuviera celoso no tengo ningún derecho a quejarme porque no somos novios —
Gerardo levantó la vista—. Y sabes que no soy nadie celoso —volvió a regresar la vista
a ella—. ¿Estás segura que no tienes novio?

—Sí, ¿por qué?

Volvió a levantar la vista y ella volteó hacia atrás. Julián estaba caminando hacia ella
con paso veloz y el semblante serio. Vio a Gerardo y se encogió de hombros.

—En serio, no tengo novio. De hecho ni siquiera sé quién es él.

—Brenda —la llamó Julián.

—Hola, tú —se apartó de Gerardo y le sonrió—. ¿Quieres un autógrafo?

Julián levantó ambas cejas y le sonrió de lado.

—A veces tengo fans locos que me siguen por todo el país para una foto o un
autógrafo, es un poco agobiante pero tengo que soportarlo —le dijo a Gerardo.

—En serio, jamás cambias.

—Oye, crecí dos centímetros desde que te fuiste —presionó la palma de su mano en
su cabeza.

Julián la jaló hacia él pegándola a su pecho para poner una mano en su cabeza, la
tomó por sorpresa pero después de dio cuenta que él la estaba midiendo.

—Sigues siendo la misma enana —le dio un par de palmaditas en la cabeza antes de
colocar una mano en sus hombros.

—Sí, la sigo viendo igual —coincidió Gerardo.


—Ahora resulta que ambos se ponen en mi contra —se cruzó de brazos en un intento
de berrinche—. Y eso que ni se conocen... lo que me recuerda, Gerardo él es Julián del
que te pusiste celoso hace unos minutos, Julián te presento a Gerardo.

Ambos estrecharon sus manos mientras que Julián seguía en su pose firma Gerardo
empezó a reconocerlo hasta separarse de él apartando su mano como si estuviera
tocando a alguien equivocado. Levantó la cabeza para poder ver a Julián, capaz que le
había hecho alguna mueca extraña pero incluso él parecía extrañado ante la reacción
de su amigo.

—Brenda, ¿es Julián el modelo? —preguntó viéndolo fijamente.

—Ex modelo, en realidad, pero sí es él.

—Increíble. No puede ser, eres Julián, es que eres tú —empezó a decir con asombro y
nerviosismo—. Mi hermana te admira, y yo también. Y esto es increíble, no puedo creer
que te encuentro aquí y con Brenda.

Siguió balbuceando por lo que ella de nuevo volvió a levantar la cabeza para ver a
Julián que tenía una expresión más relajada. Bajó la mirada para encontrarse con ella y
le sonrió acariciándole una mejilla.

—Él quería ser modelo y durante mis primeras sesiones con personas modeló, creo
que por eso parece enamorado de ti.

—Bueno, debe saber que a mí solo me gustan las chicas.

—A él también... hasta donde sé.

—Quisiera tu autógrafo —interrumpió Gerardo—. Pero no tengo nada —revisó su


chaqueta y lució decepcionado.

—Mañana que salgamos le digo que pase por mí y que te autografíe el auto si quieres.

—¡Eso sería asombroso! —escuchó un celular sonar pero no era el de ella ni el de


Julián, cuando la expresión de Gerardo cambió esperaron a que él atendiera la
llamada—. Mis amigos ya se van, lo siento, también tengo que irme. Nos vemos
mañana, Brenda. Y un placer conocerte —inmediatamente levantó las manos y se alejó
un par de pasos de ella—. Solo para que quede claro, no somos novios ella y yo. Y
bueno, me retiro, adiós.

Gerardo se fue corriendo y ella reprimió una carcajada.

—Es agradable ¿eh? —habló Julián rompiendo el silencio—. No me lo esperaba.

—¿Por qué no lo esperabas? ¿Por qué es mi ex? —preguntó inocente pero la


expresión de Julián cambió.
Al ver su reacción se giró y lo abrazó.

—¿Tú ex novio?

—Sip. Salimos hace como un año pero él tuvo que mudarse a esta ciudad y
terminamos, no de la mejor manera pero un tiempo después hablamos por Facebook y
aclaramos todo. Es la primera vez que nos reencontramos desde entonces, ha
cambiado mucho —dijo recordando su cabello café oscuro que siempre llevaba corto y
ahora lo tenía bastante largo o esa sonrisa tímida que tenía todo el tiempo. Gerardo no
era un chico exactamente guapo, tenía la nariz desviada y una cicatriz en la ceja
producto de una caída en bicicleta cuando era niño, también tenía algunas marcas de
acné y era bajo de estatura según todos sus amigos, pero tenía unos hermosos ojos
color miel, siempre que estaba feliz le brillaban de una forma encantadora y eso la
enamoró desde el primer momento que se conocieron cuando ella fue a hacer un
trabajo de investigación del instituto a la universidad donde él iba. Él fue su primer
novio y el tiempo que pasaron juntos lo recordaba con mucho cariño.

—Tierra llamando a Brenda —Julián sacudió una mano frente a su rostro.

—La tierra no habla —respondió levantando su cabeza para verlo. Ella estaba
abrazándolo por la cintura, la única forma en que lo alcanzaba bien y él tenía ambas
manos en sus hombros—. De mi lado izquierdo hay dos chicas con cámaras digitales
grabando y del lado derecho hay una que quiere tomar una foto, ninguna tiene un buen
ángulo así que no saldrán bien sus fotos o vídeo pero si no quieres meterte en
problemas sugiero que corramos.

Julián asintió y ambos empezaron a correr hasta que perdieron a las chicas de vista.
En serio que empezaban a ser un dolor en el trasero.

Después de 15 minutos encontraron a Matt y Jeanne saliendo del laberinto, como todos
habían salido por las puertas equivocadas ella fue quien ganó todos los tickets y el
premio de "dulces" que había comentado Julián terminó siendo una pantalla LED. No
paró de presumirles toda la noche la buena suerte que tuvo ese día.

Pasaban de las 2 de la mañana cuando salió de una ducha en el departamento de


Jeanne y escuchó su celular sonar. Lo tomó del sillón y vio una notificación de parte de
Julián. Cuando revisó el mensaje él sólo le escribió.

Mira esto: y un link.

Al abrirlo vio una fotografía de ellos dos cuando estaban abrazados fuera de la puerta
principal del laberinto. La fotografía no tenía buena calidad, incluso estaba movida y un
poco lejos, pero estaba cumpliendo su propósito, alborotar a todos los seguidores de
Julián y a varios programas de chismes que ya habían publicado esa fotografía en sus
redes sociales nombrándolos como una pareja de enamorados.
No sabía exactamente cuál era su relación con Julián, él había admitido que la besó
simplemente porque quiso hacerlo y que no se arrepentía.

Y ella. Ella tampoco se arrepentía de nada.


Capitulo 21

¿No estoy enamorada?

¿No estoy enamorada?

No podía creer que estaba de nuevo en la puerta de su casa con un par de maletas y
despidiéndose de sus padres por segunda ocasión en el mismo mes. Ellos aun
parecían un poco desconfiados pero tenían que dejarla ir pues ya le habían dicho a
Julián que tenía su permiso. Los vio suspirar al mismo tiempo y sonrió con ternura, en
verdad les afectaba que se fuera de casa aunque no era permanente.

—Ya me voy —les avisó dándose media vuelta.

—Necesitamos hablar en persona con ese chico —dijo su papá con voz seria por lo
que se giró para verlos a la cara—. No me importa que tenga la aprobación de Matt y
Jeanne, hasta que no lo conozca en persona no daré la mía. ¿Cree que con una
llamada por teléfono basta?

—Estoy de acuerdo con papá —intervino Lissa con expresión molesta—. Él debió
haber venido aquí para hablar —se cruzó de brazos viéndola fijamente como si ella
fuese una traidora—. Pero sabes, creo que estoy bajando mis calificaciones en la
secundaria, si pudieras comentarle que...

—Olvídalo, no soy Jeanne ni él Matt, no caerá en tu trampa —Lissa hizo un puchero.

—Eres una traidora, tú sabes que él es mi amor platónico y ahora tú vas a estar...
mejor me voy de aquí, es demasiado doloroso —terminó empujando a su papá para
refugiarse en el sillón, sabía que estaba fingiendo, no por nada era la reina del drama
en la familia.

—Lo extraño es que dos de nuestras hijas han terminado con modelos —comentó su
mamá como si lo hubiese pensado mucho tiempo.

—Mamá, ¿recuerdas que soy un alma libre? ¡Julián no es mi novio! ¿Ahora ya no les
importa la edad? Cuando salí con Gerardo se pusieron en plan "es mayor para ti. Los
universitarios son peligrosos" —les recordó pues había salido bastante tiempo a
escondidas con su ex novio porque ellos no estaban de acuerdo en que saliera con
alguien mayor pues según podía tener malas intenciones.

—Bueno es que Julián es muy lindo —habló su mamá con una sonrisa—. Incluso más
que Matt.
—Aquí estoy, muchas gracias, suegra —gritó su cuñado que la esperaba recargado en
la puerta del auto.

Rio antes de abrazar a sus papás y tomar de nuevo sus maletas para subirlas al auto
de Matt. Una vez todo asegurado entró al auto y se despidió de todos agitando la mano
con entusiasmo.

—¡Los veo en un mes! —gritó para que pudiesen escucharla. Se acomodó en el


asiento y empezó a abrocharse el cinturón de seguridad antes de hablar—.Entonces a
casa de Julián.

Apoyó sus manos en sus piernas y vio al frente lanzando un suspiro.

—Bien, y su casa queda en ¿Dónde? —preguntó Matt viéndola mientras movía los
dedos sobre el volante.

—Una excelente pregunta a la cual no tengo respuesta —sonrió tímidamente ante la


expresión de su cuñado—. No me veas así, siempre que he ido a su casa voy distraída
y no me he fijado en donde vive. ¿No tenías tú su dirección? Una vez fuiste a su casa
por mí.

Matt negó con la cabeza sacando el celular para revisar la dirección, ella también sacó
el suyo pero con la intención de avisarle a Julián que ya iba en camino, aunque
probablemente lo vería mucho después que terminara de grabar y ella ya estaría en su
casa disfrutando de un poco de tranquilidad.

No podía creer la suerte que tenía, iba a poder experimentar lo que era vivir sola por
más de un mes gracias a Julián.

Mientras estaba en su corto viaje para visitar a su hermana y a él en los estudios donde
filmaban la película habló sobre su idea de rentar un departamento para ella sola pues
estaba segura que era hora de valerse por sí misma, tenía 19 años y sentía que su
tiempo en casa de sus papás ya estaba agotándose, además tenía mucho dinero
ahorrado con el que podía mantenerse y si seguía trabajando no sería un problema
para ella vivir por su cuenta.

Julián la había escuchado detenidamente mientras cenaban y al día siguiente le había


hecho una propuesta que no dudó en aceptar. Él le ofreció su casa durante el tiempo
que estuviese grabando la película, faltaba todavía un mes de grabaciones y algunas
semanas más para las entrevistas que siempre les hacían y vídeos para promocionar la
película por lo que su casa iba a estar vacía un largo tiempo lo cual le parecía un
"desperdicio" según sus palabras así que a cambio de que limpiara de vez en cuando
ella podía ir quedarse con dos condiciones, no fiestas y no chicos.

—Pero no me gustan los chicos —le dijo de forma inocente.

Julián la vio con desconfianza antes aclararse la garganta.

—No hombres —advirtió y ella sonrió chasqueando la lengua.

No había caído en su trampa. Le encantaba hacer esa "confesión", muchos creían que
era homosexual e incluso de habían mostrado su "apoyo" como si serlo supusiese algo
malo. Más de una vez había querido sacarles los ojos con una cuchara a esas
personas de mente cerrada.

—Qué aburrido. Mejor rento mi departamento, ahí podré llevar a quien quiera.

—Entonces hazlo porque a mi casa no entra ningún tipo que no tenga mi aprobación.

—Dudo que alguien tenga tu aprobación. Eres demasiado selectivo —dijo con
fastidio—. Ni siquiera tienes amigos.

Él pasó un brazo por sus hombros para atraerla más cerca.

—Es cierto, mi carácter y mi personaje me han hecho elegir a mis amistades con un
alto grado de selectividad y por eso tengo pocos, pero puedo llamarlos amigos con toda
seguridad.

—Y ellos son Azul y ah sí, Azul.

—Azul, Jona, tú...

—Friendzone —murmuró para sí pero como Julián siguió hablando estuvo segura que
no logró escucharla.

—Entonces ¿puedo confiarte mi casa con la esperanza de no encontrarla en llamas o


en ruinas? —inquirió después de un rato.

Brenda asintió.
—¿Y me puedo llevar a Nena? —preguntó con una sonrisa.

—No —negó en rotundo—. Nena se queda conmigo. Es más preferiría que hicieras
explotar la casa antes de dejarte a Nena.

—Qué cruel eres —fingió indignación—. Sé cuidar mascotas perfectamente, mis


hermanos menores siguen vivitos y coleando.

Él le lanzó una graciosa mirada.

—Ahora tengo miedo que te acerques a la calle donde vivo.

—Ni modo, no puedes retractarte que mañana mismo que me vaya de aquí llego a tu
casa...

—¿Te vas mañana? —la interrumpió.

—Sí, el lunes regreso a clase así que necesito irme mañana o iré de pésimo humor el
primer día de clases y no es algo que quisiera experimentar de nuevo —le explicó pero
él había apartado la mirada de ella.

—Universidad de mierda —lo escuchó susurrar.

Con una sonrisa que ocupaba todo su rostro lo agarró del brazo con una mano y le dio
un golpe con la otra viéndolo fijamente.

—No digas mierda —le advirtió antes que ambos se soltaran a reír.

—Quita esa sonrisa de boba —le habló Matt distrayéndola de sus recuerdos.

—¿Cuál sonrisa de boba? Tú eres el bobo —bajó la vista a su regazo donde reposaba
su celular que estaba vibrando por los mensajes de su amiga. Aunque Julián le pidió
que no le dijera a nadie más que a su familia que iba a vivir ahí por un tiempo no pudo
ocultarle eso a Laini, era su mejor amiga, parte de su familia y debía saberlo como si el
mundo dependiese de ello, ya después le diría a Julián.

Levantó la vista del celular hasta el momento en que Matt le indicó que habían llegado
a casa de Julián, de nuevo no se había fijado en el recorrido como todas las veces
anteriores que estuvo ahí pero con el GPS en su celular no se perdería fácilmente, le
mandó un último mensaje a Laini avisándole que había llegado y se bajó del auto
metiendo una mano en el bolsillo de su pantalón para sacar la llave que Julián le había
dado, en realidad era un juego de llaves.

—Matt por favor pásame mis maletas —le gritó sin dejar de caminar hacia la puerta.
Una vez frente se apresuró a abrirla con la llave que Julián le había etiquetado y entró
a la casa con una sonrisa en su rostro.

Si se sentía así de feliz en una casa "prestada" no se imaginaba como sería cuando
fuese a vivir en su propia casa. Ella estaba lista para vivir sola aunque su familia dijera
que no.

Corrió a abrir las cortinas para iluminar un poco la sala principal y aunque con el cielo
nublado no se veía como lo hubiese esperado aun así la acción le motivó.

Vio a Matt dejar dos maletas en la entrada mientras la veía mal.

—Dijiste "pásame las maletas" —le reclamó usando una voz más aguda tratando de
imitar su voz—. Pero parezco tu botones.

Brenda se acercó a él sonriéndole con maldad.

—No te preocupes. Ten —le tomó una mano dejándole un billete de dólar en la
palma—. Aquí está tu propina.

Su cuñado casi la mató con la mirada.

—Es un jodido dólar, ni me alcanzo a comprar un jugo con esto. Me voy, dejaré tus
otras maletas en el patio y ahí te encargas de meterlas. Adiós —se despidió agitando la
mano mientras le daba la espalda.

Vaya que ser alejado de Jeanne realmente lo ponía de mal humor. Si él hubiese tenido
un poco de acción con su hermana seguro que estaría arrojando arcoíris de felicidad
pero Jeanne seguía necia con llegar virgen hasta el matrimonio, ¡tonterías!

Sacudió su cabeza alejando los problemas de su hermana para centrarse en lo primero


que haría en esa casa. Con prisa metió sus maletas a la casa y dio una vuelta por la
planta baja antes que su celular empezara a sonar con el tono de llamada especial
para Laini.
—¿Ya llegaste a casa de Julián? —preguntó su amiga sin detenerse a saludarla—. Lo
primero que debes hacer es revisar su cuarto, es de ley. Es imperdonable que no lo
hagas.

Y por eso es que eran mejores amigas.

—Estoy justo caminando hacia la segunda planta —contestó sonriendo.

—Depende de lo que un hombre tenga en su habitación sabremos si vale la pena o lo


dejas pasar —siguió hablando Laini con tono firme, como si se tratase de una
importante investigación—. Es decir, un hombre no puede tener una habitación que
luzca como si fuera la de un adolescente porque entonces todo sería un juego para él y
como no conozco a ese tal Julián en persona tendré que juzgarlo por medio de su
territorio.

—Entonces ¿no sería mejor que vinieses a su casa? —preguntó deteniéndose en la


puerta de la habitación de Julián—. Ven, mejor te espero ya que pareces ser muy
experta en esto —dijo sonriendo.

—¿Estás segura? Creí que el chico había prohibido visitas de desconocidos.

—Dijo hombres, además él sabe que eres mi mejor amiga, si yo estoy aquí
automáticamente tienes el poder de venir cuando quieras o cuando yo quiera y ahora lo
quiero —finalizó con tono exigente.

—Si tu insistes tendré que ceder solo por hoy —soltó un suspiro dramático y colgó la
llamada sin siquiera despedirse. Qué bueno que no quería ir, pensó sarcástica, estaba
segura que llegaría en menos de media hora.

Un par de minutos después de haber terminado la llamada su amiga le envió un


mensaje pidiéndole la dirección, se vio en un aprieto al no saberla pero por suerte en
un corcho colgado en la pared del pasillo para ir a la cocina tenía pegado un recibo
donde aparecía la dirección y el número de casa, se lo envió a Laini y se encargó de
memorizarlo para no perderse al día siguiente que tuviese que ir a la universidad.

Decidió ponerse en marcha antes que llegara su amiga y todo fuese un caos. Abrió la
habitación seguida de la de Julián y empezó a meter sus maletas, limpió ligeramente
antes de desempacar sus cosas, estaría por más de un mes así que decidió sacar todo
lo que llevaba y acomodar la habitación de invitados como si fuese suya, el pequeño
armario quedó lleno con su ropa, en el escritorio dejó su computadora portátil, una
lámpara de lava que prendía en las noches para poder dormir con un poco de luz y
algunos CD de música. En el buró al lado de su cama dejó el cargador del celular y el
calendario de escritorio que había comprado donde aparecían todos los modelos y
Matt. Una vez que terminó echó un vistazo y contenta con el resultado salió de la
habitación.

Decidió bajar a la cocina para buscar alguna golosina cuando su celular empezó a
sonar, sin revisar el número respondió con ánimo.

—Acabo de terminar de acomodar mi cuarto ¿Crees que puedas traer comida? Lo que
sea está bien para mí —terminó de hablar pero al no escuchar la aguda voz de su
amiga apretó los labios deseando que no fuese quien tenía en mente.

—¿Cuánto llevas en mi casa? ¿Dos horas y ya invitaste a alguien? —habló Julián con
tono serio.

—No me iba a quedar solita, le tengo miedo a la oscuridad así que necesito compañía,
después te lo presento, estoy segura que te agradará es un tipo increíble —dijo
tratando de provocarlo.

Entró a la cocina y abrió una de las puertas de la alacena para buscar algo de comida,
no estaba segura de aguantar hasta que Laini llegara pero al abrir y cerrar varias
puertas escuchó la risa de Julián por el celular.

—No dejé comida, todo lo que me sobró lo doné antes de irme.

—Mínimo hubieras dejado alguna golosina ¡qué sé yo! —reclamó revisando los
cajones y azotando las puertas solo para molestarlo.

—Pero las hormigas...

—¿Cuáles hormigas? ¡Estamos en invierno! Ahora me voy a morir de hambre hasta


que llegue mi amor —dijo con dramatismo y se encaminó hasta la sala para dejarse
caer en el sillón—. Me hubieras advertido que no tenías comida.

—¡Te advertí que no llevaras a ningún tipo a mi casa! De nada te sirve que te advierta
las cosas si siempre haces lo que quieres —reclamó.
—Pero con la comida no se juega. Pero ya qué, tendré que esperar y dime ¿Cómo
están por allá? ¿Sigues teniendo problemas para hablar con mi hermana? —preguntó
en tono burlón para molestarlo. Siempre que tenía la oportunidad le recordaba y él se
ponía todo nervioso porque quería agradarle a Jeanne para que existiera una mejor
química entre ellos al momento de actuar.

Escuchó a Julián reír y frunció el ceño.

—En realidad ha sido extraño pero ahora que se han ido Matt y tú parece que nos
llevamos mejor, ¿no has revisado mi instagram? —preguntó curioso.

—Nop.

—Deberías hacerlo.

—Tal vez más tarde lo haga.

—Lo que sí tiene de nervios a Alessandro es el soundtrack de la película, no sé si


recuerdas que él solo quiere a cantantes nuevos o independientes y el grupo que había
quedado de hacer el tema principal decidió firmar con una reconocida disquera y se
negó a que su sencillo fuese utilizado en la película.

—Eso es una estupidez —exclamó indignada, entendía completamente a Alessandro y


si fuese él ya estaría demandándolos por incumplimiento del contrato—. ¿No les
convendría a ellos que el sencillo saliera también en la película?

—Sí, pero decidieron poner a la disquera antes que la película, ya sabes, al ser un film
independiente puede que no tenga mucho éxito, ellos quieren algo seguro, como
cualquier persona —casi pudo verlo encogiéndose de hombros.

—No creo que a todos les importe eso —dijo intentando no sonar orgullosa—. Tú
aceptaste ser el actor principal a pesar de saber que es una película independiente de
bajo presupuesto que además tiene actores no muy reconocidos y a un estudiante de
cine como director. Lo que me lleva a preguntar realmente ¿por qué decidiste
participar?--Terminó de hacer su pregunta pero Julián no respondió, parecía como si la
llamada se hubiese cortado por lo que alejó el celular solo para comprobar que la
pantalla aún estaba el conteo de los minutos que llevaban hablando. Volvió a acercarlo
a su oído para por fin escucharlo lanzar un leve suspiro.
—Es cierto que no habría aceptado actuar en una película así hace unos meses, me
declaro culpable en eso —habló riendo—. Con el primer vistazo que le eché al guion ni
siquiera llamó mi atención y por mi personalidad siempre he escogido papeles más
serios, la sola idea de imaginarme interpretando a un demonio... bueno me parecía
estúpida. Pero... —guardó silencio—, me motivaste a hacerlo —confesó y por su voz
podía asegurar que él estaba avergonzado, ella por su parte no pudo evitar que el aire
escapara de sus pulmones, probablemente era estúpido pero ser el motivo por el que
Julián se involucrara en algo así había puesto como locas a las ardillitas en su
estómago—. Me empezaste a insistir en que yo era perfecto para el trabajo, no es algo
que se escuche a diario, me convenciste de que podía hacer algo que nunca había
pensado. Y cuando menos acordé simplemente quería ser el actor, esperé
pacientemente a que respondieran positivamente a la carta de aceptación que les
mandé.

—En pocas palabras estás diciendo que sí he influido en ti —presumió con una sonrisa
que no cabía en su rostro—. Ya lo sabía —dijo con aires de superioridad.

—Sí, sí lo has hecho —le habló con una risa bajita.

Se quedaron en silencio hasta que el timbre de la casa llenó el vacío nada incómodo.

—Creo que ya llegó Laini —murmuró al teléfono poniéndose de pie.

—Pensé que era un chico —habló Julián sin esconder su tranquilidad.

—Tú siempre desconfiando de todas las personas, por eso estás solo —rio—. Y yo
siempre de buena niña. Creo que debería dejar de hablar contigo porque me mal
influenciarás.

—Ah, sí, por supuesto que yo soy el malo aquí.

—Sí, así que mejor te dejo... —lo escuchó reír.

Últimamente Julián reía mucho, si hablaban por video chat podía verlo carcajearse
cada dos segundos, si estaban al teléfono lo escuchaba reír aunque en algún momento
su conversación llegaba a los susurros, sus voces empezaban a escucharse
adormiladas y sus parpados se volvían pesados pero aun así seguían hablando y
riendo a altas horas de la noche hasta que sentían que ya no podían más o cuando ella
empezaba a preocuparse por la salud de Julián, o cuando él empezaba a ver sus
ojeras a través de la pantalla y le insistía en que era hora de dormir.

Recargó su cabeza en la puerta pero el insistente sonido del timbre la sacó de sus
pensamientos.

—Adiós, Julián. Mi esposa probablemente te matará si sabe que tardé en abrirle por tu
culpa.

—Está bien, adiós, descansa y si metes a algún desconocido en mi casa ¡lo sabré!

—No, no lo sabrás.

—Sí, lo haré —otra risa—. Buenas noches.

—Buenas noches...

Apartó el celular de su oído y terminó la llamada antes de que alguno de los dos
volviese a sacar tema de conversación y siguieran otras dos horas hablando de todo y
de nada.

Se apresuró a abrir la puerta para ver a su pequeña amiga que ya tenía su boca
empezando a formar un puchero.

—Perdona —le disculpó sonriéndole juguetonamente.

La hizo pasar y Laini entró a la casa con un par de bolsas en sus manos, eran tan
buenas amigas que sin importar que ella no le hubiese pedido comida aun así su amiga
la había llevado, se encargó de llevarlas a la cocina mientras su Laini admiraba la casa.

—Debo confesar que me esperaba una casa más lujosa, digo para ser un modelo es
bastante normal pero se siente muy acogedora también —comentó Laini girando sobre
sus pies hasta quedar frente a ella, con solo verse a los ojos ambas se sonrieron con
complicidad—. Y ahora la principal razón por la que estoy aquí. ¿Su habitación?

Le señaló con un dedo hacia las escaleras y ambas iniciaron una carrera hasta llegar al
segundo piso. Por alguna razón al estar frente a la habitación de Julián caminó de
puntillas como si él la fuese a escuchar, al darse cuenta de ello se sintió como una
tonta y se apresuró a abrir la puerta. Ambas entraron al mismo tiempo pero Laini fue
quien se apresuró a recorrer toda la habitación, ella se quedó observando un
portarretratos digital en el mueble que estaba a un lado de la televisión, en él aparecían
diferentes fotografías, algunas ella las había tomado y en muchas otras ella aparecía
con Julián, pudo notar que eran las mismas que subía a sus redes sociales.

No sabía si Julián había alterado las fotografías pero en varias se veía realmente
cachetona. Por impulso apretó sus mejillas tratando de desaparecerlas.

Escuchó a su amiga decirle algo pero no le entendió. Decidió dejar de ver las
fotografías y prestó atención a su alrededor. La habitación era de lo más normal salvo
la cama que destacaba por las sanabas verde oliva, el color favorito de Julián. Las
paredes de color blanco adornadas con un par de cuadros, uno de la ciudad de Tokyo
que solo lo supo por la etiqueta que tenía a un costado y otro más donde una mujer
muy hermosa de cabello castaño claro, casi rubio, sostenía a un bebé en sus brazos.
Inconscientemente se acercó al cuadro y acarició el marco, ella era la mamá de Julián,
eran tan parecidos.

Esperaba pronto poder hablar de ella con Julián.

Escuchó la cadena de un baño y volteó hacia un costado donde su amiga apareció


secándose las manos en el pantalón que vestía.

—Huele a limón ahí dentro, tiene punto bueno por eso —dijo Laini levantando el pulgar
en su dirección—. ¿Qué te parece su habitación? Creo que esconde algo —dijo en
tono de misterio y agitando sus dedos a la altura de su boca—. Me parece extraño que
solo tenga una televisión, una cama y algunos muebles pero vacíos.

—Es Julián, por alguna razón vive con lo suficiente... ¿Qué haces? —le preguntó al ver
como se inclinaba al borde de la cama y empezaba a arrastrarse como gusanito hasta
desaparecer debajo.

—Está muy limpio aquí abajo —gritó pero su voz fue amortiguada por la cama—. Tiene
otro pulgar arriba.

Salió del otro lado pero estaba frunciendo el ceño.


—En serio que no me creo que Julián no tenga nada indecoroso debajo de su cama.
Sería el segundo hombre que conozco y no esconde porno como todos lo suelen
hacer.

Brenda soltó una ruidosa carcajada al escuchar a su amiga. Laini no tenía filtro en esa
boquita. Muchas cosas de Laini se le habían contagiado.

—¿Y quién es el primero? —preguntó con curiosidad aunque estaba segura de saber
la respuesta.

—Martín —respondió con una sonrisa.

—Bueno pero es que ambos son hombres y no chicos inmaduros. Es parte de su


encanto.

—Igual no se ha salvado, necesito conocerlo en persona para juzgarlo.

—Bien, pero si lo matas dame sus ojos —dijo bromeando mientras le guiñaba un ojo.

—Todos tuyos —le regresó el guiño y se acercó al cuadro donde estaba su mamá
cargándolo en brazos—. Aquí hay una pared secreta —murmuró su amiga siguiendo
una fina línea con uno de sus dedos. Se acercó percatándose de ello y sin explicarse
cómo es que no lo notó anteriormente. Su amiga movió el cuadro para encontrar un
botón color gris que presionó sin pensarlo dos veces. La puerta corrediza emitió un leve
sonido y se recorrió dejando a la vista una pared con estanterías de aproximadamente
3 o 4 metros de ancho y casi del alto de la habitación—. Ya decía yo que escondía algo
este modelo tuyo.

—Ex —remarcó viendo las estanterías llenas de artículos de colección. Había desde
monedas, algunos libros extraños, figuras y más.

—¿Disculpa? —preguntó su amiga que parecía también embobada en las estanterías.

—Me refiero a que es ex modelo —aclaró.

—Espera esto es... —empezó a hablar pero se alejó corriendo hacia el final de la
pared—. ¡Tiene mi aprobación! Hazlo tuyo cuando quieras y dile que me preste algunos
de estos dvds —exclamó su amiga con entusiasmo mientras saltaba para poder leer
los títulos de las películas de anime.
No podía creer que le gustara el anime a Julián, eso era demasiado interesante.
Aunque eso explicaba cómo es que varias veces la había comparado con algunos
Pokemón y le había dicho que se parecía a una Sailor moon cuando se vestía con su
seifuku. Seguro le había hecho más comparaciones pero ella no sabía tanto de anime
salvo algunas cosas y todo era por Laini que era una gran fan de la animación
japonesa.

Tuvo que sacar a rastras a Laini de la habitación de Julián antes de que cometiera
robo. La llevó casi cargando hasta su habitación, que estaba al lado, y se aseguró de
cerrar la puerta con llave hasta que su fangirleo cesara.

Unos minutos después estaban acostadas con la cabeza colgando del colchón
hablando sobre todas las cosas que habían pasado en clases, con sus respectivas
familias e incluso hablaron sobre las escenas que ella ayudó a grabar para la película
provocando que su rostro se pusiera rojo y no precisamente por la posición en que
estaban.

—¿Por qué tienes tu calendario en el mes de Enero si ya estamos en febrero? —le


preguntó Laini interrumpiéndole, aunque ya estaba a nada de terminar de hablar pero
aun así de dio un almohadazo—. Sólo di que estás completamente enamorada de él —
le dijo su amiga al mismo tiempo que se sobaba la cabeza. Al mismo tiempo se
sentaron en la cama quedando frente a frente.

—¿No estoy enamorada de él...? ¡Solo me gusta! —aclaró levantando la voz para dar
énfasis a sus palabras.

Su amiga le sonrió con maldad.

—Diré que te creo.

Volvió a darle otro almohadazo.

—¡No me devuelvas las palabras que te dije hace un año! —le reclamó pero Laini ya se
había dejado caer sobre el colchón para reírse como si no hubiera mañana. Al verla tan
divertida no pudo evitar empezar a reír.

Con Laini apenas llevaba una amistad de poco más de un año pero quien sea que las
conociese aseguraría que su amistad era de toda una vida y es que así la sentía. Al
principio Laini había sido muy reacia a aceptar amistades en su vida pero apenas
consiguió entrar a su corazoncito su amiga la aceptó completamente, se abrió ante ella
permitiéndole conocer todo sobre sus vivencias. Surgió una confianza y una amistad
que nadie podría romper nunca.

Ambas tenían algo en común y es que cuando querían a alguien entregaban su


corazón por completo.

Y a veces tenía miedo de ello.

Se le había ocurrido una idea desde el momento en que Julián le había dicho que
estaban buscando una canción principal para la película. Se había llevado casi 5 días y
una pequeña cantidad de su dinero ahorrado pero el CD que tenía en sus manos
seguro iba a ser un éxito.

No entendía como Julián podía ser tan tonto para no recordar que él era compositor y
que una de sus mejores amigas era cantante. Es que tenía que ser un ciego para no
ver que ahí estaba la solución a sus problemas.

Sin mucho esfuerzo lo había convencido de que le cantara por medio de un video chat
una de sus más recientes composiciones que él mismo había dicho se inspiró en la
película. Una vez con la letra escrita en un cuaderno fue corriendo con Kris para que
hiciera la composición de la música y lo más complicado había sido convencer a Azul
para que se aprendiera la letra en un día para que al siguiente ya estuviera grabándola
en un estudio de música semiprofesional.

Tal vez no era la mejor calidad, ni la mejor voz de Azul pero si aceptaban el demo
seguro que sonaría espectacular para la película.

Metió la mano en el bolsillo de su abrigo para sacar la llave y abrir la puerta, una vez
dentro corrió a su habitación y encendió su computadora portátil. Faltaban 13 minutos
para las 8, hora que había citado a Alessandro para un chat, pero aun así estaba tan
emocionada que le parecía eterno el tiempo que tardaba en encenderse su
computadora. Un par de minutos después ya había pasado la canción a la
computadora lista para reproducirse apenas Alessandro se conectara.
Estaba revisando su Facebook cuando le apareció una ventanilla avisándole que un
contacto quería iniciar una conversación en vídeo con ella. Inmediatamente lo aceptó y
la cara agotada del joven director de la película apareció.

—Sólo estoy aquí porque me dijiste que tenías una idea para el soundtrack y mi
desesperación es tanta que estoy dispuesto a escucharte.

—Bien, directo al grano, como me gusta —habló ella asintiendo con la cabeza—.De
cualquier forma en unos minutos tengo que hablar con Julián así que no quiero
desperdiciar mi tiempo contigo.

—¿Entonces? Necesito sabes cuál es tu idea —le pidió.

—Mi idea es que cierres los ojos y escuches con una atención total la canción que te
pondré en seguida.

Alessandro le obedeció aunque por su rostro parecía que desde ya consideraba eso
una pérdida de tiempo. Reprodujo la canción en cuanto él se quedó quieto haciendo
inspiraciones profundas.

Cuatro minutos con treinta y siete segundos después Alessandro abrió los ojos con una
expresión anonadada.

—¡Es perfecta! Es más que perfecta. Parece compuesta especialmente para la película
¿Es tuya? ¡Necesito los derechos! —exclamó completamente eufórico.

—No es exactamente mía. En realidad el compositor es nada más y nada menos que
tu actor principal en la película, la cantante es una modelo y quien me ayudó en la
música por esta ocasión fue un estudiante de arte. Pero estoy segura que todos
estarían felices de apoyarte.

—Excelente. Hablaré inmediatamente con Julián. Pásame por favor una forma de
contactarme con los dos chicos que dijiste. Si todo sale bien tú vas a ir al cielo —le dijo
antes de finalizar la llamada.

Pero ella no quería ir al cielo...

Aceptó la llamada de Julián e inmediatamente la ventana con el rostro asombrado de él


apareció.
—Ahora soy compositor de la película —dijo con una mueca de felicidad. Realmente
parecía aun no asimilarlo.

—De nada —le sonrió y él fijó la mirada en sus ojos.

Se dio cuenta que no estaba usando sus lentes de contacto y sus ojos de diferente
color se notaban claramente. De forma disimulada tomó una captura a la pantalla pero
eso no la detendría de tomarle una verdadera fotografía a sus ojos.

—No puedo creer que hayas conseguido hacer algo así en tan pocos días.

—Pero fue bueno ¿no?

—¡Demasiado! Te besaría si estuviera frente a ti.

—Estoy segura que lo harías —le guiñó un ojo—. Con eso que no escuchabas los
"cortes"... —terminó bajando la voz, tratando de sonar despistada.

—Ya te dije que me dolía la cabeza ese día —de nuevo con esa pobre excusa.

—Fingiré que te creo, por onceava vez.

—Lo que sea, por cierto tu exnovio no deja de acosarme por todos lados —le reclamó
con una sonrisa.

Y ella qué podía hacer si no estaba cerca. Se encogió de hombros antes de


responderle.

—Deja de quitarme a los chicos guapos, que con Gerardo ya completas para una
orgía...

—Mejor deja de emparejarme con cada chico que conoces. Además Gerardo es quien
comenta cada publicación que hago en mis redes sociales, desde el sábado he tenido
que salir a comer con él porque me hace guardia fuera del estudio de filmación.

—Qué romántico, ya hasta citas tienen —dijo con burla por lo que él le dedicó una
mirada de advertencia—. Ya, si tanto te molesta entonces dile que prefieres no salir
porque necesitas descansar para la película o algo. Sé mentiroso de vez en cuando. A
mí me funciona muy bien cuando quiero zafarme de algo. ¿Qué hiciste para no "salir" a
cenar hoy con él?
Julián guardó silencio apartando la mirada de la cámara como si estuviera apenado,
sonrió al verlo así y es que si meses atrás le hubieran dicho que él podía tener ese tipo
de expresiones se hubiera soltado a reír hasta caer en el suelo y rodar pues con la
fachada que se cargaba era imposible pero ahora ella lo había observado varias veces
poner ese tipo de cara.

—En sí fui honesto —respondió después de unos segundos—. Le dije que quería
hablar contigo un rato... —finalizó casi susurrando las últimas palabras.

Antes de que se pusiera incomodo...

—Obvio todo el mundo quiere hablar conmigo de hecho deberías estar agradecido
porque te he dado preferencia, sólo te aviso que Laini te matará cuando regreses
porque he reducido el tiempo con ella para poder darte unos minutos —vio su muñeca
como si trajese un reloj y negó con la cabeza—. Por cierto ya pasó tu tiempo, es hora
de terminar aparte de que tengo hambre.

—¿No has cenado?

—No, llegué directo a hablar con Alessadro, después le pasé los contactos que me
pidió y ahora estoy hablando contigo. Soy una mujer ocupada, no tengo tiempo para
comer.

—Mujer ocupada, será mejor que comas algo antes de que enfermes y me provoques
un infarto.

—Hombre infartado, será mejor que te apresures a terminar esa película y me


prepares una cena como debe ser.

—Cuando regrese te prepararé un banquete si quieres.

—Mmm, me agrada la idea.

Julián suspiró viéndola fijamente. Casi podía sentirlo frente a ella sin una pantalla de
por medio.

—¿Me creerías si te digo que te extraño? —le preguntó sorprendiéndola y de nuevo


provocando que las ardillitas en su estómago se alborotaran. Pero tenía que calmarlas,
no tenía caso que pensara en cosas que ni iban al caso.
—Sí, te creo, es que quien no me extraña...

—Siempre tomas todo a juego —chasqueó la lengua—. Será mejor que vayas a cenar.
Buenas noches.

Apenas iba a abrir la boca cuando él cortó la llamada.

Unos segundos después bajó la tapadera de su computadora y recargó su cabeza en


el respaldo de la silla giratoria. Con un pie se impulsó para darse vueltas.

—Esto no es fácil —murmuró y su estómago hambriento fue quien le respondió—. ¡Tú


cállate! —le gritó molesta.

Muy bien, estaba a un pasode volverse loca.


Capítulo 22

¿Lazarillo?

Tenía tanto sueño que su vista estaba borrosa pero de igual forma eso no le impidió ver
la foto que había subido Julián a su instagram, no sabía cuántas eran, pues no llevaba
la cuenta pero sí eran bastantes donde él salía con Jeanne. Era cierto que se llevaban
mucho mejor que antes como para estar publicando fotos juntos ya sea ensayando,
saliendo a cenar o en el estudio mientras descansaban y tampoco podía evitar esa
punzada de molestia al verla junto a él, de cierta forma podía decir que eran celos pues
meses atrás era ella quien aparecía en todas las fotografías que Julián posteaba.

Dio me gusta a la publicación sin leer la descripción y apagó la pantalla del celular para
prestar atención a Jona, Israel y el representante del modelo para quien había
trabajado esa mañana.

Aun no sabía qué estaba haciendo Jona ahí en la ciudad si Julián todavía estaba
filmando la película.

—Esta es perfecta —señaló Jona a la pantalla de la computadora. Los otros dos


hombres estuvieron de acuerdo pero segundos después Israel negó.

—La anterior estaba más que perfecta también pero ese desenfoque...

—Perdón, no he dormido bien y creí haber enfocado correctamente —dijo en tono


molesto a Israel que la vio con una expresión de disculpa.

No era su culpa, había estado haciendo un ensayo hasta la 1 de la madrugada y a las 5


la había despertado Israel pidiéndole que fuese a una sesión de fotos porque la
ocupaban de emergencia, la única razón por la que había aceptado fue porque le
ofrecieron más del doble de paga que normalmente ganaba, solo por avisarle de
improviso. Las fotografías salieron perfectas, salvo por dos que estuvieron fuera de
foco, pero debían hacerle un altar por estar ahí tan temprano.
Soltó un bostezo y apoyó su cabeza sobre la mesa, cerró los ojos por lo que se sintió
un momento pero cuando levantó la cabeza de nuevo ya habían terminado de ver
todas las fotografías y habían hecho la selección. Si no la necesitaban la hubiesen
dejado marchar para dormir antes de entrar a clases.

Frotó sus ojos viendo en dirección a la pantalla tratando de identificar los números de
las fotografías seleccionadas pero su vista estaba demasiado cansada.

—¿Ya has ido a revisar tu graduación con el optometrista? —le preguntó Jona.

—No —respondió con un suspiro. No lo necesitaba, su vista estaba cansada por no


dormir bien, no porque estuviese empeorando.

—No es normal que tengas estas fallas, hasta ahora habías hecho un trabajo
impecable que me costaba trabajo creerlo, pero ya van varias sesiones donde tienes un
par de fotos fuera de foco. Por tu bien y futuro como fotógrafa te aconsejo que vayas a
revisar tus ojos.

Asintió haciéndole creer que iría pero ella sabía que su vista estaba bien, fin del tema.

—Si no me necesitan entonces nos vemos mañana porque hoy entro a las 12 a la
universidad —se levantó y extendió la mano para alcanzar su cámara pero se detuvo a
medio camino al escuchar la pregunta de Jona.

—¿Por qué entras a medio día? —le preguntó.

—Fue gracias a Israel, como mi fotografía es "avanzada" les sugirió a los


coordinadores de la carrera que me dejaran saltar un par de materias y unos días entro
tarde —sonrió orgullosa—. Es la única forma en que yo aceptase venir temprano el día
de hoy.

—Qué lástima y yo que pensé que podría deberse a mí —dijo una voz que en seguida
reconoció, no fue necesario reproducir esas palabras en su cabeza, él tenía una voz
que reconocería aun inconsciente.

Quiso voltear pero al segundo se retractó y para detener a su cuerpo que


involuntariamente quería moverse para verlo se sujetó con ambas manos de la mesa.
—¿Ya es temporada de mosquitos? —preguntó a Jona que estaba a su lado dándole
una sonrisa ladeada—. Me pareció escuchar un molesto zumbido cerca por suerte
traigo repelente para que no se me acerque cualquier insecto.

—¿Por qué mierda quedé reducido a ser un insecto? —preguntó Julián que se
escuchaba unos metros más cerca.

—¡No digas mierda! —exclamó girando velozmente para ver cómo él le dedicaba una
sonrisa. Ella infló las mejillas y levantó una de sus manos ahuecando y levantando el
índice para fingir que presionaba algo—. Pshh. Muere mosquito. ¡Muere!

—El repelente invisible no tiene efecto en mí —le dijo guiñándole un ojo y tomándole la
mano con la que había intentado rociarle repelente imaginario.

Mierda. Mierda. Mierda. Sentía su cara arder.

¡No digas mierda! Se regañó así misma mentalmente.

Bien, estaba loca. Culparía a Laini por eso, no era tan loca hasta antes de conocerla.

Tan distraída estaba regañándose que no se dio cuenta del momento en que Julián
puso ambas manos en sus mejillas presionándolas como ella siempre hacía para
ocultarlas cuando él le recordaba lo cachetona que era. La diferencia que con sus
manos pequeñas no conseguía hacerlo en cambio las de Julián abarcaban casi todo su
rostro.

Lo vio a los ojos. Él se había inclinado aunque aún tenía que levantar la mirada para
poder verlo. Con esa cercanía le hubiese encantado verlo sin lentes de contacto.

—¿Por qué presionas mis mejillas así? —dijo en voz baja. Estaba segura que su boca
se veía extraña por la presión—. Pensé que te gustaban.

—Me gustan pero quería saber que se sentía hacer esto —le respondió.

Se quedaron unos segundos hasta que ella se sacudió para quitárselo de encima.

—Suficiente, suficiente —dijo agitando su mano como si estuviese espantando moscas.

—Creí que estabas apresurada por salir de aquí —interrumpió Israel, ella volteó a
verlo, estaba de brazos cruzados mientras le lanzaba una mirada seria. Esa pose no se
la creía ni su mamá aunque con su nuevo cambio de imagen trataba de parecer un
chico malo y muchas chicas en la universidad y en el trabajo habían fijado sus ojos en
él para ella no era más que una fachada. El Israel torpe que había conocido el primer
día de clases es la imagen que estaría siempre con ella. Y por extraño que resultara le
llamaba más la atención antes.

Lo vio acercarse pero sintió un tirón y de alguna forma terminó sobre la espalda de
Julián, agarró sus hombros con ambas manos para no tambalearse.

—¿Qué rayos haces? —le preguntó en tono molesto.

—Adiós —se despidió Julián con una mano provocando que ella empezara a
resbalarse, antes de avanzar la levantó sujetando fuertemente sus piernas, si hubiese
llevado falda seguro habría notado su piel erizada, por suerte todavía estaban en
invierno.

—¿Cómo que "adiós"? No dejaré mi cámara y mi bolsa aquí —protestó en vano pues
ya habían salido del estudio y estaban por los pasillos de la agencia.

—Ahorita regresamos. Cuando ellos se hayan ido —movió la cabeza en un intento por
señalar al estudio.

Siguieron caminando, más bien él, Brenda estaba muy a gusto en su espalda ahora
con sus brazos rodeándole el cuello y reposando su mejilla en un costado de la cabeza
de Julián. No pudo evitar comparar la suavidad de su cabello en ese momento con la
de antes cuando apenas se estaban conociendo. Ella lo molestaba sentándose en el
reposabrazos de su sillón y poniendo su mano en su cabello despeinándolo algo que
se le dificultaba por la cantidad exagerada de fijador que usaba, la excusa de Julián era
que un modelo no podía ir por la vida despeinado y menos él con su cabello rubio
"marca registrada". Se preguntó en más de una ocasión si sería verdad eso de que
habían hecho ese color de tinte especialmente para él. Daba igual porque ahora su
cabello tenía el mismo tono que había usado para la película y estaba tan suave que
ganas le sobraban para despeinarlo.

—¡Julián! —gritó Azul que estaba saliendo del ascensor. Corrió hacia ellos con una
sonrisa en su rostro, acercándose a él para saludarlo con un beso en la mejilla—.
¿Cuándo llegaste? Jeanne me dijo que llegaría en 3 o 4 días, pensé que llegarían
juntos.
—Sí... decidí adelantarme un poco. Recuerda que yo llegué antes que ella, por eso en
la foto que publiqué esta mañana en Instagram dije que era nuestra última foto juntos
en algún tiempo.

Así que eso decía la foto, probablemente si hubiese leído la descripción habría
esperado su llegada.

—Y Brenda está en tu espalda porqué... —alargó la última letra.

—Ah, es que... Estoy vendiendo Brendas ¿Quieres una? —se dio una media vuelta
para que ella quedase a la vista de Azul. Brenda saludó rápidamente agitando la mano
pero de igual forma Julián volvió a quedar frente a su amiga—. Si no vas a comprar no
la veas tanto que la desgastas.

Azul soltó una carcajada provocando que algunas personas que pasaban por ahí
voltearan a verlos.

—Quiero dos para llevar por favor —respondió aun riendo.

—Bien, te las entregaran de 3 a 4 días hábiles pero no aseguro que vengan con tanto
cachete, esta es especial para mí.

—¿Escuché bien? ¿Alguien aquí dijo que vende Brendas? —preguntó uno de los
chicos de Staff, decidió llamarlo Phineas por ese día. Hasta la fecha se negaban a
decirle sus nombres.

—Yo quiero una por favor —apareció quien sería Ferb de alguna parte.

—Para ustedes el precio aumenta y tardaría de 6 a 7 días en llegarles.

—No importa, siempre he querido una Brenda para mí solo...

—Para que te golpee ¿verdad? —dijo ella con tono amenazador.

—Sí... —respondió haciéndose el tonto.

—Cancelada la venta para ustedes. Mejor cancelo las ventas por hoy. Largo —ella
sacudió las manos para ahuyentarlos ya que Julián no podía hacerlo pues aún seguía
sujetándola por las piernas.
—Creo que Brenda te ha pegado su locura —señaló Azul—. Primero ella te vendía
como producto de cocina y ahora tú la vendes.

—Es cierto, esto es un plagio a mis ideas ¡te denunciaré! —le colocó dos dedos en la
sien como si estuviese poniéndole una pistola—. Dame tu casa.

—¿Me estás denunciando o asaltando? —preguntó tratando de verla.

—Lo que resulte más conveniente para mí.

—En serio están locos. Me voy, me están esperando para una sesión, espero verlos al
rato. ¡Tenemos que celebrar! —Azul se despidió de Julián dándole un beso en la mejilla
y a ella dándola unos golpecitos en un brazo.

—Concuerdo con ella, tenemos que celebrar —le dijo al oído.

—Sí, ve por tu bolso. No he olvidado que te prometí un banquete.

—¿Para hoy?

—Claro, vamos a comprar los ingredientes porque seguro no tienes nada en la casa
para hacer de comer. ¿Cómo le hiciste para alimentarte este tiempo? —le preguntó
mientras regresaban al estudio.

—Laini... ella me dio algunas recetas fáciles para cocinar sin que se incendiara tanto la
cocina.

—¿Co-cómo que tanto? ¿Qué le has hecho a mi cocina?

Ya estaban dentro del estudio y ella aprovechó para bajarse rápido de su espalda.

—Nada que no se pueda arreglar con un poco de pared nueva.

—Es mentira ¿verdad? —la estaba viendo con una mirada de susto.

—Ajá.

—¡Brenda! —le gritó pero ella se apresuró a esconderse detrás de Jona que seguía
hablando con Israel y el otro hombre.

Había extrañado mucho todo eso.


—¿No habías dicho hace unos minutos que tenías clase? —le preguntó Israel
siguiéndola de cerca—. No puedes saltártelas.

—Sólo será esta clase, por el día de hoy. Tengo que empacar todas mis maletas de
nuevo y no alcanzaría si voy a la universidad. Tranquilo, no voy a reprobar una materia
por un día que falte —le explicó con calma mientras se colgaba la mochila en el
hombro—. Te lo prometo por mi cámara.

Israel soltó un suspiro antes de asentir, igual llevaba las de perder pues si ella se había
decidido a no ir a esa clase simplemente no asistiría, tenía derecho a consentirse una
falta por semestre en lo que quisiera. Le dio un rápido abrazo antes de alejarse
corriendo para ir con Julián que estaba hablando con su representante.

—Julián, ya estoy lista —le avisó, estaba a dos pasos de llegar a él cuando todo se
volvió oscuro.

Se quedó congelada en su sitio al mismo tiempo que algunos gritos lejanos se hacían
notar exclamando la ausencia de luz.

—Qué extraño, no se han prendido las luces de emergencia —murmuró Jona.

—Da igual, nosotros ya nos íbamos —dijo Julián.

Su respiración empezó a acelerarse, sabía que se había ido la luz y que esa oscuridad
no era ningún problema con su vista pero no podía evitar que el miedo se apoderara de
ella aunque estuviese rodeada de personas que conocía y con seguridad la ayudarían.
Trató de regular su respiración y retener sus manos a los costados pero
involuntariamente se las llevó a los ojos y empezó a presionarlos con las palmas.

Estaba bien. Estaba bien. En cualquier momento volvería la luz, vería con claridad y no
tendría miedo.

—Brenda ¿estás bien? —le preguntó Julián que en algún momento había conseguido
colocarle las manos sobre sus hombros. Trató de responderle, seguramente si hablaba
con él terminaría por olvidarse de la oscuridad pero lo único que consiguió al abrir la
boca fue empezar a soltar bocanadas de aire. Julián murmuró una maldición y
segundos después sintió sus brazos alrededor de ella.
Estaba cargándola mientras le decía que estaba bien con él. Escondió su cabeza entre
su cuello y hombro al mismo tiempo que trataba de respirar con tranquilidad, al ritmo de
la respiración de Julián, si bien él tampoco estaba relajado era más estable que la de
ella.

—Es verdad que le temes a la oscuridad ¿eh? —le preguntó tratando de distraerla.

Creyó llevar mucho tiempo en sus brazos pero se sentía bien.

—No que va —respondió con la voz temblorosa.

Después de un tiempo escuchó la alarma del auto de Julián y con un poco de dificultad
consiguió meterla dentro en el asiento del copiloto. Brenda abrió los ojos pero el
estacionamiento estaba bajo techo y también oscuro como toda la agencia. Apretó sus
parpados y limpió sus lágrimas. Cualquiera ya le habría dicho que dejase de ser
exagerada pero en lugar de eso Julián estaba apresurado por prender el auto y salir de
ahí.

Recargó su cabeza en el respaldo manteniendo sus ojos cerrados.

Abrió los ojos acompañado de un respingo. Había mucha luz, se sentó y vio alrededor
solo para darse cuenta que seguía dentro del auto de Julián, en los asientos traseros,
él no estaba por ningún lado pero le había puesto su chaqueta para cubrirla. Parpadeó
varias veces para aclarar un poco su visión.

Las cuatro ventanas del auto estaban abiertas un poco menos de la mitad por lo que
pudo ver con claridad que estaba frente a un parque, trató de buscar a Julián pero no
había nadie más que un anciano sentado en una banca con una chamarra muy grande
y bebiendo una taza de café. Se acababa de despertar pero su estómago hizo ruido por
el antojo, quería un café...

Se puso la chaqueta de Julián y salió del auto. Cuando azotó la puerta el anciano
levantó la mirada para verla dedicándole una sonrisa, por su apariencia no tan limpia
dejaba fácil ver que era un sin techo.

—Ya despertaste —le habló amablemente el anciano—. Tu novio no debe tardar,


hace como 20 minutos que se fue al centro comercial —le señaló al frente donde un
pequeño centro comercial seguía adornado con luces tipo navideñas a pesar que la
temporada había pasado hace meses.

—¿Conoce a Julián? —le preguntó con sorpresa.

El hombre asintió.

—Muchos lo conocemos. Cuando es temporada de invierno deja cafés y comidas


pagados por varios restaurantes para que nosotros podamos pedirlos cuando lo
necesitemos. Aunque este me lo compró hace rato pidiéndome que te cuidara hasta
que él llegara, dijo que esperaba no te despertaras antes que llegara.

—¿Y por qué no me despertó él para acompañarlo? —preguntó cruzándose de brazos.

—Lo intentó por bastante tiempo pero no le hiciste caso.

Eso era probablemente verdad. Siempre le costaba mucho despertarse cuando dormía
de día.

—Bueno, lo perdonaré por esta ocasión —dijo viendo como el hombre le hacía espacio
en la banca. Se sentó pero por un segundo planteo levantarse, su trasero se estaba
congelando—. ¿De casualidad sabe qué hora es?

El hombre levantó la mirada al reloj del parque. Vaya su torpeza.

Era la 1 de la tarde, eso explicaba por qué tenía tanta hambre, ni siquiera pudo
desayunar por salir corriendo a la agencia. Por cierto, debía revisar que ya le hubiesen
depositado su pago en la tarjeta o les cobraría el doble por cada hora que tardaran.

—¿Sí eres su novia? —le preguntó el hombre dando un sorbo a su café—. De Julián.

Ese viejillo era un chismoso.

—Eso depende de qué tan bien nos veamos juntos —le respondió con una sonrisa
juguetona.

—¡Brenda! —la llamó Julián desde el otro lado de la calle. Llevaba algunas bolsas de
tela cargando pero lo que le sorprendió era que a pesar del frío solo tenía una camiseta
de manga corta, se veía tan casual pero de igual forma se sintió culpable por que ella
tenía su chaqueta.
Cuando él empezó a cruzar la calle Brenda se puso de pie para alcanzarlo en la acera
y ayudarle.

—Saca las llaves —le pidió—. Están en el bolsillo izquierdo del pantalón.

Le hizo caso y corrió al auto que estaba a unos pasos para abrir la cajuela, se
sorprendió más al ver lo que había dentro. Alrededor de unas 4 chamarras como la que
tenía el anciano estaban bien dobladas en una de las esquinas, se veían nuevas y
estaba segura que las repartía entre las personas sin hogar. Julián realmente era muy
amable.

—Perdón por haberte dejado dormida, traté de despertarte pero tienes el sueño muy
profundo —dijo cerrando la cajuela.

—No importa, ahora lo que más interesa es qué vas a cocinar.

—Traje para hacer 5 diferentes platillos, tienes para escoger —le pasó un brazo sobre
sus hombros apegándola a él.

El anciano rio y ella volteó a verlo.

—Muy bien —le respondió dándole otro sorbo a su café.

—Ya lo sabía —le giñó el ojo.

—¿De qué me perdí? —preguntó Julián confundido.

—De nada ¡vámonos que tengo hambre! —lo jaló del brazo para llevarlo al auto.

Nena los recibió corriendo entre sus piernas en un intento por asesinarlos.

Julián fue directo a la cocina mientras ella cerraba la puerta. Se fijó en que las maletas
estaban en la sala, hasta la casita de Nena, parecía como si hubiese llegado aventando
todo para salir apresurado pero él no era de ese tipo de personas, era probable que los
del aeropuerto o incluso Jona hiciesen eso.

Dejó la chaqueta de Julián en una de las maletas y tomó a Nena en sus brazos para ir
a la cocina.
—Esa mancha no se le va a ir fácilmente —se quejó Julián mientras tallaba con un
trapo a un costado de la estufa donde había una diminuta mancha de alguna comida
que había intentado hacer hace una semana.

—No te quejes, casi ni se ve —sacudió una mano restándole importancia. Además que
rápido la había visto, ella ni cuenta se había dado hasta que Laini fue y le dijo que
Julián la iba a sacar de los cachetes cuando llegara y viese el desastre que había
hecho. Por suerte su amiga también fanática de la cocina conocía productos para
limpieza que hicieron milagros y dejaron todo brillando de limpio. A excepción de esa
manchita que se había negado a irse.

—Pero si la vi apenas entré a la cocina, por supuesto que se ve —volteó a verla—. ¿No
necesitarás más graduación? —dijo bromeando pero ella se quedó seria. Bajó la
mirada y respiró profundamente. Se inclinó para dejar a Nena en el suelo y vio los
zapatos de Julián frente a ella, levantó la cabeza para verlo—. ¿Dije algo malo? —le
preguntó preocupado.

Desvió la mirada y se encogió de hombros.

—Brenda...

—¿Sabes por qué le tengo tanto miedo a la oscuridad? —preguntó en un susurro sin
voltear a verlo.

—He querido preguntarte todo este tiempo pero no lo consideré oportuno.

—La verdad es que cuando estaba pequeña jamás le tuve miedo, incluso me burlaba
de mis hermanos pequeños apagando la luz mientras jugaban o cuando se bañaban —
lo escuchó reír—. Debido a eso Lissa se cortó cerca de la ceja porque salió
completamente enjabonada del baño y tropezó con un mueble pegándose en la
esquina. Como sea, mi miedo entró ya más grande, hace unos años cuando mi vista
empezó a ser mala. En ese entonces yo empezaba a tomar fotografías y estaba siendo
muy feliz, pero me di cuenta que cada vez se me dificultaba ver las cosas, no importa si
estaban lejos o cerca simplemente empezaban a verse borrosas —Julián le ahuecó el
rostro y ella lo vio, él estaba ligeramente más borroso que cuando lo conoció—. Dejé
pasar mucho tiempo ¿sabes? Me daba miedo escuchar la verdad. No quería utilizar
lentes así que no le dije a mis padres hasta que mi hermano Brandon habló. Él era
quien batallaba con mi problema visual, tenía que dictarme algunas palabras que no
alcanzaba a ver en clases o llevarme de la mano para no chocar con postes o ese tipo
de cosas.

»Cuando me dieron mis primeros lentes dijeron que con usarlos mi vista se empezaría
a corregir pero... en cada revisión mi graduación aumenta. Y tengo miedo de seguir así,
he conocido a personas que han quedado ciegas o perdido un ojo a causa de esto —
suspiró profundamente, no quería llorar—. El solo saber que existe la posibilidad de no
ver bien nunca... me aterra. Desde que mi vista empezó a fallar no puedo dormir en
completa oscuridad porque temo un día despertar y no ver jamás, cuando la luz se va
me entra una crisis y me pongo a llorar, una vez incluso golpeé mi cabeza con mis
manos tan fuerte que mi familia creyó que alguien me había hecho daño por los
moretones. Me da miedo cambiarme los lentes de contacto, por lo regular siempre
tengo que tener a alguien conmigo para sentirme segura.

»Quiero ser fotógrafa toda mi vida, hasta que sea anciana, pero si mi vista empieza a
empeorar... no quiero imaginarme una vida así.

Julián la abrazó sobando su espalda y pasando los dedos de su mano por su cabello
que llevaba suelto.

—Brenda, no te quedarás ciega, eso es imposible y ahora con tanta tecnología no


deberías temer.

—Pero he conocido a personas que...

—Sí —la interrumpió sin dejar de abrazarla—. Yo también conocí a diabéticos que
murieron al poco tiempo de haber sido diagnosticados, también me asusté como la
mier... demasiado cuando me dijeron que tenía diabetes, no pude imaginar otra cosa
más que estar lleno de medicamentos toda mi vida pero y qué. Todos somos
diferentes, si no cuidamos de nosotros mismos siempre habrá consecuencias. Si tanto
miedo le temes ¿por qué no recurres a la cirugía?

Negó rápidamente en su pecho.

—No quiero dejarle mis ojos a nadie. Podrían empeorar todo, además son costosas.

—Podemos ir a la clínica que va Jona. Confió en ellos y sí es costosa pero puedo


ayudarte... te diría que te pago todo pero estoy seguro que te pasarías mi generosidad
por el arco del triunfo —bromeó y ella soltó una risa—. No tengas miedo, no te
quedarás ciega pero en el 0.000000000000000001% de probabilidad que haya, yo
sería tu lazarillo.

Se apartó de él sonriéndole.

—Eres muy amable. Siendo sincera no lo esperaba —apoyó su barbilla en el pecho de


Julián, resultaba incomodo pero era agradable la cercanía que sentía al estar así con
él—. ¿Sabes que en muchos blogs te critican por no ser solidario? Dicen que cuando
donas algo es porque Jona te obliga.

—Qué digan lo que quieran. Suficiente era con ser fotografiado en el trabajo como para
todavía ser seguido por cámaras de programas de chismes solo para enterarse primero
de la cantidad que donaba. Prefiero el anonimato.

—Te queda bien el anonimato, es más gratificante así ¿no?

—Sí, lo es —respondió en voz baja, subiendo una mano para acariciar su mejilla
bajándola por su cuello, al pasar por ahí le dio cosquillas y se sacudió hacia atrás sin
dejar de abrazarlo por la cintura.

Le gustaba mucho.Y probablemente Julián sentía algo por ella también, pero quería
estar segura antes de dejarle ver sus sentimientos.

Por mucho que ella tuviese un carácter fuerte, a una Laini que mataría por ella y una
familia cariñosa, si se llevaba una decepción le resultaría difícil sobresalir y no era el
momento para estar triste, estaba estudiando y tenía un gran trabajo que adoraba
aunque la hicieran madrugar o desvelarse. Simplemente no era el momento para
aventurarse con algo inseguro entre ella y Julián.

Se separó de él.

—¿Qué te parece si mientras tú haces la cena yo hago mis maletas? —propuso y vio
como el pánico se adueñó del rostro de Julián.

—¡No! —dijo y se aclaró la garganta de inmediato—. No tienes por qué irte hoy.
Podrías esperar hasta mañana o el sábado, porque hoy no podría llevarte ni ayudarte a
empacar.
Sonrió con maldad ante el nerviosismo que mostraba Julián.

—No te preocupes, puedo empacar sola y llamar un taxi, sólo son dos maletas. Es
más, Nena puede ayudarme —se dio media vuelta para salir de la cocina pero Julián la
atrapó abrazándola por detrás, su espalda quedó pegada a su pecho y los brazos de
Julián por debajo de su busto.

—Mejor ayúdame con la comida, después me ayudas a desempacar y luego yo te


ayudo a empacar, te llevo a tu casa y hablo con tus padres antes que sigan
haciéndome vudú —sugirió afirmando su agarre.

—Creo que quien te hace vudú es Lissa no mis padres. Me dijo que estaba enojada
contigo porque tienes fotos con Jeanne y conmigo pero con ella solo dos y son de hace
como tres años dice que siendo tu más grande fan tiene derecho a una foto contigo
mínimo cada mes.

—Entonces, el sábado cuando te lleve a tu casa me tomaré una foto con ella y la subiré
a instagram ¿crees que le parezca?

—La dejarás tan sorprendida que probablemente salga desmayada en la foto —dijo
riendo.

—Hablando de foto, debemos tomarnos una ahora —sacó su celular del bolsillo del
pantalón pero ella se lo arrebató dando un salto para alcanzarlo.

—La tomo yo, no puedo dejar que tu nulo talento en fotografía retrate a esta belleza —
se señaló con una mano—. Ven Nena —aplaudió para llamar su atención. Julián la
cargó con uno de sus brazos y la acercó a ella para poder salir bien en la foto—.
Inclínate y acércate más que no sales bien —dijo viendo la imagen por la cámara
frontal. Mientras acomodaba la toma Julián hizo bizcos y aprovechó para tomarle una
foto así, no la subiría, quería esa foto para ella.

***

Como era normal cada vez que Julián subía una foto junto a Brenda los comentarios de
las seguidoras no se hacían esperar haciendo miles de suposiciones acerca de la
forma en que se habían tomado la foto, las expresiones que tenían, etc.
La fotografía al final había quedado con Brenda en uno de sus brazos y Nena en el
otro, ella había guiñado un ojo manteniendo una sonrisa enorme y él había besado una
de sus mejillas. Por si no fuera poco la foto lo que dio de que hablar fue la descripción
que puso en la imagen, sólo 3 letras.

BAE* ❤ "before anyone else" que significa "antes que nadie"


Capítulo 23

¿Juzgar por apariencias?

—¡Atrápalo! —gritó Brenda y escuchó a Nena correr por la habitación.

Cerró una de las puertas del armario y volteó hacia Brenda que estaba sentada en el
suelo buscando en el interior de su maleta más calcetines para jugar con Nena. Había
sido mala idea pedirle que le ayudara a desempacar, no había hecho otra cosa más
que hacer desorden en su habitación. Ahora tardaría el doble en tener todo acomodado
aunque eso le convenía pues así no tendría el tiempo de llevarla a su casa y podría
retrasarla un poco.

—Ve por este, Nena, puedes romperlo, este es peor que el anterior —murmuró con
desagrado.

—Brenda, deja de arrojarle mi ropa interior a Nena —le pidió.

Ella volteó a verlo con una sonrisa divertida antes de tomar otro par al azar y
arrojárselo a su perrita.

—Oye es tu culpa por haber olvidado sus juguetes, ahora se divertirá con esto —tomó
otro calcetín—. ¡Ahí va, Nena! En serio tu gusto en calcetines es tan malo como el de
Jona al vestir.

—¿Qué tienen de malo? —preguntó inclinándose para quitarle la maleta y empezar a


guardar lo poco que quedaba dentro.

—¿En serio? Yo usaba calcetines con bolitas como a los 3 años.

—Pero ahora usas de colores fosforescentes y rayados —se burló y ella abultó sus
mejillas. Quería apretarlas.

—Esos son cómodos y con estilo.


—Estos también son cómodos.

—¡Pero no tienen estilo para un hombre de 26 años!

—Entonces vamos a comprar calcetines juntos, yo elijo los tuyos y tú los míos según tu
criterio de "estilo para un hombre de 26 años".

Aunque lo había dicho de broma ella pareció analizarlo antes de extenderle la mano
para cerrar el trato. Permaneció sosteniendo la mano de Brenda entre la suya hasta
que Nena se acercó dejando un calcetín babeado entre los dos. Brenda apartó su
mano.

—Y a ti —dijo abrazando a Nena y hablándole con un tono muy agudo—. Te


compraremos algunos juguetes para reponer los que tu mal padre olvidó.

—No fue mi culpa —le repitió y ambas voltearon a verlo—. Jona se hizo cargo de parte
de mi equipaje y ahí venían sus juguetes ¡A mí también se me quedó una maleta!

—Esa no es excusa —volteó con Nena de nuevo—. ¿Verdad que no? ¿Verdad que
no?

Sonrió y siguió acomodando su ropa escuchando de fondo la voz de Brenda. Era


increíble como una sola persona en su casa hacía tan gran diferencia.

Terminó con su maleta y empezó a levantar todos los pares que Brenda había
aventado para echarlos al cesto de ropa sucia, la mayoría estaban llenos de baba de
Nena y los otros con el simple hecho de haber tocado el suelo ya podía darlos por
sucios.

—Veamos, ardilla cachetona —dijo saliendo del baño pero Brenda volteó a verlo
inflando las mejillas para luego sonrojarse y presionarlas con ambas manos.

—¡Deja de decirme cachetona! —gritó arrojándole un calcetín que esquivó sin


dificultad. Detrás de él se escuchó un fuerte ruido y la expresión de Brenda lo obligó a
voltearse para ver que había caído—. ¡Lo siento! —exclamó acercándose a él.

Ambos caminaron unos pasos y él se inclinó para levantar el cuadro donde estaba la
fotografía de su mamá y un Julián de bebé.
—En serio que lo siento, no creí darle al cuadro. No fue mi intención. ¡Para que te
mueves! —Terminó golpeándole el hombro. Él soltó una carcajada y ella lo vio mal—.
No te rías, me haces sentir terrible.

—Tranquila, tranquila —revisó el marco de la fotografía descubriendo que una de las


esquinas inferiores se había dañado un poco, escuchó un lamento por parte de Brenda
y volteó a verla pero ella no apartaba la vista de la fotografía—. No le ha pasado nada a
la foto, el cuadro no importa se puede reponer y ya.

—¿Estás seguro que no importa mucho? —preguntó con angustia.

—Seguro, solo ayúdame a retirar la foto y mañana subiré al ático para buscar un nuevo
marco —le dijo entregándole el cuadro mientras él buscaba unas pequeñas pinzas para
abrir la madera de atrás. Las encontró en el mueble al lado de su cama y volteó para
ver la mirada perdida de Brenda en la fotografía, tenía una sonrisa mientras acariciaba
a él de bebé—. ¿Me parezco al Julián de 4 meses?

Ella se sobresaltó pero no alejó su mano de la foto. Con una sonrisa cerró un ojo
ladeando su rostro para verlo y negar, Brenda se sentó en la cama y él se acercó para
poder acomodarse a su lado.

—No, definitivamente eras más bonito de bebé.

—Pero ahora soy guapo que es mejor.

Ella sacudió la cabeza lentamente.

—No, pero tu sonrisa es igual a la de tu mamá. Muy hermosa.

Apartó su vista de Brenda un par de segundos, en esos momentos el verla a los ojos lo
ponía loco porque su mirada era demasiado sincera.

—No me digas eso, siempre he evitado reír mucho porque siento que mi sonrisa es
extraña y saber que se parece a la de la única mujer que me ha amado hará que me
arrepienta toda la vida.

Brenda suspiró, sus mejillas volviéndose cada vez más rojas y él sin poder evitarlo le
dio un beso en una de ellas. Ella aclaró su garganta antes de apoyarse en él.
—¿Cuál era su nombre? —le preguntó regresando la vista a la fotografía.

—Se parece al mío ¿puedes adivinar? —siempre que preguntaba eso todo el mundo
daba por sentado que se llamaba Juliana y cuando les decía el nombre afirmaban que
no se parecían solo porque iniciara con la misma letra. A él le daba igual lo que
pensaran, pero parte de haber escogido esa pronunciación para su nombre había sido
gracias al de su mamá.

—¿Julieta? —respondió dudosa volteándolo a ver.

—¿Por qué Julieta? —preguntó sonriendo.

—Tiene cara de llamarse Julieta —se encogió de hombros.

—Sí, ese era su nombre —suspiró viendo la fotografía de su mamá—. Era hermosa
¿no?

Brenda asintió fuertemente sin decir una palabra.

—¿Qué edad tenía en esta fotografía? Me parece que se ve extremadamente joven.

—Es porque estaba muy joven cuando quedó embarazada de mí, tenía 18 años en el
momento que tomaron la fotografía, pero me tuvo a los 17, ella... —Brenda lo estaba
viendo fijamente, prestándole toda su atención como si en verdad conocer eso fuese
importante para ella. Quiso pensar que lo era, que no lo escucharía por compromiso y
que se quedaría a su lado hasta haberle contado todo. Suspiró y ella esbozó una
sonrisa dándole la confianza que necesitaba para contarle. Se puso de pie apartando el
cuadro de las manos de Brenda para apoyarlo en el mueble donde estaba la televisión.
De nuevo se acercó inclinándose frente a ella y por reflejo tomó su mano entrelazando
sus dedos—. Mi mamá también era modelo —continuó—. ¿Quieres ver sus fotos? —
Brenda asintió con una sonrisa—. No están tan bien cuidadas como quisiera pero ella
me las dejó.

Se apresuró a acercarse a la pared en donde guardaba cosas valiosas presionó un


diminuto botón y la pared se deslizó a un costado. De la tercera estantería tomó un
cuaderno viejo y lo abrió.

Acercándose a Brenda le extendió el cuaderno. Ella lo tomó con cuidado y observó la


primera fotografía. Había una joven de cabello casi rubio y ojos verdes sentada sobre
un cubo gris con un fondo blanco, tenía una amplia sonrisa y el punto de atención eran
las zapatillas de tacón que usaba con un atuendo que ya nadie se pondría.

Siguió pasando las hojas prestando atención en las imágenes y después llegó a unas
que a él no le gustaban pero nunca se había atrevido a mover ni una página del diario
de su mamá. Ahí estaba su mamá vistiendo el uniforme de la preparatoria donde
estudiaba y a su lado un hombre que le doblaba la edad, tenía esa sonrisa
resplandeciente que le hubiese gustado ver mínimo una vez, mientras sostenía la mano
de aquél hombre. Era un recorte de periódico y lo que decía no era precisamente algo
bueno.

—La famosa modelo juvenil de 17 años, Julieta, ha confirmado su embarazo con el


empresario Noel de 34 años —leyó Brenda con asombro—. Eso es mucha diferencia
incluso hasta para... —esperó a que terminara pero siguió pasando las hojas—. Los
padres de Julieta denuncian al empresario Noel por viola... —ella levantó la mirada
hacia él pero rápidamente negó y le pidió con la mirada que siguiera leyendo—. Dan
orden de restricción a Noel, no podrá conocer a su hijo —la expresión de Brenda había
empezado a endurecerse frunciendo el ceño—. Julieta ha dejado el mundo del
modelaje por embarazo. Noel fue arrestado por verse a escondidas con Julieta. Julieta
regresa a su país natal.

Después de eso las fotografías eran de Julieta sola en un campo, dentro de un


automóvil, en algunas salían sus padres pero ella solo tenía una sonrisa ladeada a
comparación de la sonrisa brillante que siempre mostraba cuando estaba sola. A pesar
de todo ella mes con mes iba tomándose fotografías para registrar su embarazo.

Y finalmente la fotografía que siempre le había gustado, su mamá sosteniéndolo de


recién nacido, podría tener la apariencia de una jovencita pero el brillo en sus ojos era
el de una mujer que amaba a quien tenía en sus brazos. A pesar de no recordarla con
esa fotografía había conseguido amar a quien le dio la vida.

Brenda se aclaró la garganta y pasó las siguientes hojas. En una estaba una miniatura
de la fotografía que él tenía enmarcada en su habitación y más adelante Julieta
empezaba a verse más delgada y pálida.

—Con mis dos amores —leyó Brenda en voz baja y se dio cuenta que había llegado a
la foto donde Noel había logrado reunirse con Julieta a escondidas, estaban en una
habitación que parecía de hotel, ambos sonreían pero mientras su mamá veía a la
cámara Noel lo sostenía en sus brazos con cierta delicadeza—. Se ven muy felices.

—Fui el primer hijo de Noel también —comentó—. Me dijo que nunca había sostenido a
un bebé hasta ese día.

—Se le nota —dijo Brenda riendo pero su sonrisa se borró al ver que el diario había
acabado. Levantó su vista para que él aclarara el final tan abrupto, si bien no era un
libro ahí no estaba todo el año y medio que vivió al lado de su madre.

—Mi mamá empezó a enfermar de una extraña bacteria del campo —tragó apretando
sus puños—. Noel intentó convencer a sus padres de llevarla a un hospital en la ciudad
pero ellos se negaron, dijeron que se recuperaría pronto y que él debía marcharse.
Cuando yo tenía un año y 7 meses mi mamá falleció, tenía fuertes convulsiones y
cuando sus padres decidieron llevarla al hospital era demasiado tarde. Lo que me
enoja es que ella sufrió mucho. Escribió sus últimas palabras para mí en una carta.
Dice Noel que cuando su corazón dejó de latir ella colocó el punto final a la carta.

»Ella en toda la carta no paraba de decirme lo feliz que había sido desde el primer
momento que supo de mi existencia, lo mucho que me había amado y a Noel,
esperaba que pudiésemos vivir juntos como padre e hijo. Le había pedido a Noel que
me llevara a vivir con él a la ciudad y me diera una madre para crecer con amor de
ambos padres pero... —Brenda se había puesto de pie para quedar frente a él, le
sostuvo las manos que estuvo apretando en puños mientras hablaba—. Pero —repitió
tratando de calmarse—. Él se casó inmediatamente con otra modelo rubia de ojos
verdes de 20 años y me dejó al cuidado de ella. Yo no le importaba a Noel sino estaba
mamá conmigo...

La calidez de las manos de Brenda sosteniendo las suyas consiguió relajarlo, siempre
le molestaba hablar de su madrastra, aquella mujer que intentó ser una copia de su
mamá con tal de poder casarse con Noel por interés.

—¿Ella te crio? ¿Es la que te metió como modelo?

—Si se le puede llamar así. Aquella mujer decidió que cuidar de un bebé que no era de
suyo resultaba muy aburrido así que al ver una audición para algunos anuncios de
televisión donde ocupaban a un bebé de cabello claro, ojos bonitos decidió llevarme.
Desde entonces trató de ganar todo el dinero que podía conmigo, no le bastaba con lo
que Noel le daba por cuidarme.

—Mujeres interesadas hay en todos lados pero meterse con un bebé es algo que no
cabe en mi cabeza —dijo Brenda en tono molesto.

—Lo peor es que no sé si agradecerle o enfurecerme más ¿sabes? Ser modelo nunca
me ha gustado del todo, ella me obligó a estar frente a las cámaras, me hizo esta
personalidad —soltó una mano de Brenda para poder señalarse pero inmediatamente
volvió a entrelazar sus dedos—. Trató de obligarme a usar el nombre de Julian solo
porque se escucha más elegante que Julián, al final me salí con la mía y usé el nombre
como mi madre lo eligió y su apellido, pero nunca pude quitar la presión de aquella
mujer sobre mí, por más ayuda que le pedía a Noel, él seguía ignorándome, creyendo
que ella era lo mejor.

»Y mientras crecí escuchaba sus constantes palabras de que solo servía para hacer
dinero, que la única cosa que podía hacer era modelar y entonces con más ganas
trataba de ser mejor que los demás modelando y aprendiendo otras actividades.
Mientras los niños de mi edad jugaban yo estaba practicando deportes, trabajando
horas extras, tocando instrumentos, aprendiendo idiomas, peleándome con Matt, todo
eso para dejar de ser bueno solo como modelo.

—Perdona por decir esto pero anteriormente dijiste que no sabías si agradecerle o
enfurecerte más, en mi caso le agradezco infinitamente a esa mujer porque gracias a
esto eres un chef excelente —le interrumpió Brenda y él sonrió de lado tomándola de la
cintura para poder subirla a la cama y que sus estaturas no fueran tan desiguales—.
También gracias a eso le quitaste la novia a Matt y entonces él tuvo que pedirle a mi
hermana que fuese su novia y ellos me pidieron a mí que les tomara una fotografía, ahí
me enamoré del poder de una imagen así que decidí ser fotógrafa entrando a la
universidad donde Israel dejó caer su bebida en mi cámara terminando en su oficina
donde me ofreció ser practicante en una agencia de modelaje para un insoportable
modelo con heterocromía que ahuyentaba a todos los fotógrafos menos a mí porque
soy asombrosa y una persona como yo solo puede trabajar con otra persona
asombrosa como tú. No justifico lo que esa mujer... ¿cómo se llama?

—Victoria.
—Victoria te hizo pero las cosas siempre pasan por una razón y creo que esa razón la
estamos sintiendo en este momento.

—Por esa misma razón no sé si debo o no agradecerle —acercó su rostro al de


Brenda—, porque es por esto que ahora tengo a personas a mi lado que no quiero que
se alejen nunca.

—No le agradezcas directamente porque, en serio, si yo la tuviese enfrente en este


momento le rompería toda la cara...

—Pero me tienes a mí enfrente, ¿qué quieres hacer conmigo? —preguntó sonriéndole.

Ella se quedó seria y sus mejillas empezaron a tornarse rojizas, no se mentía cuando
pensaba lo mucho que le gustaban sus mejillas, lo mucho que le gustaba todo de ella.

Él acercó su boca a la de Brenda obteniendo lo que quería. La besó lentamente


mientras ella decidía corresponderle, apretó sus manos alrededor de su cintura y
Brenda se acercó más a él pero al sentir a Nena corriendo animadamente entre sus
piernas lo hizo separarse más rápido de lo que hubiese querido.

—Nena —se quejó bajando la mirada para ver como corría hasta subirse a la cama y
empezar a dar vueltas alrededor de Brenda, esa era la forma de demostrar que ella
también se ponía feliz pero ¿no pudo haber esperado un segundo más para compartir
su felicidad?

Siguió con la mirada a Nena hasta que se bajó de la cama y salió corriendo de la
habitación pero un movimiento de Brenda llamó su atención. Ella se acercó dándole un
rápido beso en los labios antes de seguir la acción de Nena y bajarse de la cama.

—Tengo sueño, me voy a dormir. Hasta mañana —dijo sin voltear a verlo.

Vio a Brenda salir de su habitación y se quedó con las ganas de pedirle que durmiera a
su lado. No sería la primera vez, ya habían dormido juntos en la casa de Matt y
después en el departamento de Jeanne unas semanas atrás aunque esas podían
considerarse como coincidencias.

Se acostó en la cama, lanzó un suspiro y acomodó ambas manos debajo de su cabeza


fijando la vista en el techo. Hacía tanto que no se había sentido de esa manera y no
quería echar nada a perder con ella. Prefería que su cabeza fuese un lío en ese
momento y tener las cosas claras a su tiempo.

***

Se levantó y aun adormilado salió de su habitación para ir a la de Brenda y despertarla


pues era viernes, tenía clase y eran las 7:30 de la mañana. Tocó la puerta un par de
veces pero ella no respondió y por anterior experiencia sabía que a ella le costaba un
poco despertarse por las mañanas, tardaba algunos minutos viendo hacia un punto fijo
en la habitación donde se encontrara.

Abrió la puerta sin hacer mucho ruido y asomó la cabeza para ver si ella seguía
dormida, la respuesta fue sí pero además hubo algo que le causó ternura. Brenda
estaba durmiendo con Nena sobre su estómago, ya se le había hecho raro que Nena
no se hubiese aparecido en su habitación a media noche para dormir con él como
siempre, vaya que su perrita quería tanto a Brenda como para cambiarlo de esa forma.

Se acercó a la cama y encendió el despertador aunque por un momento se planteó


despertarle de una forma más dulce pero... no. Brenda se removió en la cama y con los
ojos cerrados buscó el despertador hasta que lo tiró del mueble consiguiendo apagarlo,
jaló la cobija y siguió durmiendo ahora abrazando a Nena que también se había
despertado y se había arrastrado hasta la altura del rostro de Brenda.

Se inclinó para levantar el despertador y nuevamente presionó el botón para que


sonase acercándolo al oído de Brenda, esta vez se despertó gruñendo y buscando con
el ceño fruncido el aparato. Cuando lo vio se dejó caer de lado inflando las mejillas.

—Déjame dormir —le reclamó con voz ronca.

—Tienes que ir a la universidad y son las 7:30 ¿a qué hora entras? —apagó el
despertador y lo dejó en el mueble.

—Entro a las 10, todavía tengo un par de horas para descansar —dijo tentando la
cama para cubrirse de nuevo.

Él apartó las mantas tirándolas al suelo.

—No, levántate, date una ducha y baja para desayunar. Tienes 15 minutos —le
alborotó el cabello y ella le apartó la mano con un golpe.
—Pobre de tu futura esposa, sufrirá con tus horarios —murmuró de mal humor
levantándose de la cama hasta desaparecer en el baño de su habitación.

Con una sonrisa salió encaminándose a la cocina.

Terminó de hacer el desayuno y revisó la hora en el reloj que tenía la estufa, abrió la
boca para gritarle a Brenda pero ella apareció en ese instante en la cocina buscando
con la mirada y siguiendo el olor del desayuno con la nariz.

—Huele muy rico, ¿qué es? —le preguntó.

Definitivamente la ducha le había sentado muy bien, se veía despierta y con ánimos
pero su cabello...

—¿Qué le pasó a tu cabello? —le preguntó extrañado.

Ella tomó un mechón y frunció el ceño.

—Así se ve cuando lo lavo —dijo confundida—. ¿Qué tiene de malo? Sólo está
mojado.

—Pero está lacio. Siempre has tenido el cabello ondulado ¿no?

Brenda sonrió y se acercó agarrándolo del brazo con ambas manos.

—Mi cabello es lacio como el de toda mi familia, solo que todas las noches me hago
trenzas para que se vea ondulado, excepto si me baño en la mañana como hoy. En
realidad lo empecé a hacer así para no parecerme tanto a Jeanne cuando ambas
llevábamos el mismo largo, pero luego ella se cortó el cabello y aun así seguí
ondulándolo ¿cómo me veo? —dio una vuelta agitando su cabello.

—Te ves muy bien sólo que me sorprendió verte el cabello así —acercó su mano para
acariciarle el cabello, deslizó sus dedos entre los mechones.

—Por cierto —empezó Brenda aclarándose la garganta—. Ayer te interrumpí y antes


de quedarme dormida me quedé pensando ¿en qué momento que lograste librarte de
aquella bruja y conociste a Jona?
Se quedó pensando unos segundos, era cierto, lo había interrumpido pero en ningún
momento lo sintió así, supuso que fue porque en ese instante lo único que ocupó su
mente fue el deseo de robarle un beso de una u otra forma.

—Es cierto pero primero ten —le extendió el plato de su desayuno y juntos caminaron
hacia la mesa. Dejó su comida y de nuevo entró a la cocina para tomar dos vasos y
una botella de jugo natural. Se sentó al lado de Brenda y después del primer bocado
empezó a hablar—. Victoria estuvo conmigo hasta los 15 años, a pesar que Noel se
divorció de ella cuando yo tenía 12 años siguió como mi representante pues ya había
crecido amoldado de una forma y muchos otros huían de mí por mi carácter, nadie me
soportaba más de un mes.

—Definitivamente eso suena a ti —dijo Brenda con el tenedor en la boca.

—Gracias —entrecerró los ojos y siguió hablando—. Noel no estaba de acuerdo en que
ella siguiera como mi representante porque Victoria le había robado una enorme
cantidad de dinero y no dudaba que lo mismo estuviese haciendo conmigo, así que
buscó por todos lados representantes para mí.

»Después de protagonizar un fuerte escandalo donde esa bruja aseguraba que yo la


había obligado a tener relaciones sexuales conmigo y Noel la desapareció del mapa —
Brenda abrió los ojos atragantándose con su desayuno, le dio un par de palmadas
hasta que ella le indicó que continuara—. En sí tuvo que darle más dinero para que ella
se retractara, quedando como una mentirosa, y accediese a irse a otro país. Después
de eso y hasta el momento no he sabido nada de ella.

»En cuanto a Jona, él llegó por sí mismo, vio a Noel desesperado y se ofreció a ser mi
representante. Me citó 4 veces para presentarse y decirme como trabajaríamos pero a
todas esas citas falté. Tenía 15 años, estaba en mi plan de no necesitar a nadie
controlándome, hacerme cargo del dinero, trabajo y demás eran cosas que yo podía
hacer. Hasta que un día cuando entré a mi casa él estaba sentado en mi sala fumando
un cigarrillo. Fue un poco extraño, por un momento pensé que era un acosador o algo
parecido.

Brenda asintió con fuerza.


—¿Verdad? Yo pensé lo mismo cuando lo conocí, además ¿quién rayos se viste así?
Era muy raro sentir que me veía mientras yo hacía mi trabajo. No me imagino como fue
para ti, sobre todo porque no lo querías.

—Fue frustrante —aceptó—. Lo ignoraba, le cerraba la puerta en la cara, faltaba a las


reuniones para trabajos que él me había buscado y solo iba cuando él me arrastraba
pero mi actitud era todo lo que pudiese hacer para que se largara. En sí no me llevaba
muy bien con él hasta el accidente que provoqué —suspiró y apretó sus manos
recordando sus malditos errores que siempre dañaban a otros menos a él. La mano de
Brenda apareció sobre la suya abriendo sus dedos para poder entrelazar sus manos—.
Yo estaba seguro que él se iría después de eso pero apenas se recuperó regresó otra
vez para trabajar junto a mí, sin resentimientos, sin nada... por más arrepentido que yo
luciera para él era estúpido, diciéndome que las cosas siempre pasan por una razón y
me enseñó a perdonarme, aunque aún trabajo un poco en eso, me enseñó a ser un 2%
más amable argumentándole a los demás que le aconsejaban dejarme que había
crecido así durante 15 años, él no esperaba que cambiara de un momento a otro.
Siempre apoyándome... para mí Jona ha sido más un padre que Noel —murmuró y ella
le sonrió.

Mientras hablaban terminaron de desayunar y se habían cambiado a la sala donde


Brenda se había acostado con su cabeza apoyándola en su regazo. Le estaba
acariciando el cabello que ya tenía seco y muy lacio.

—Siempre somos buenos para criticar a las personas por las apariencias —dijo Brenda
después de un largo silencio—. Yo hice eso contigo, los dos primeros días que te
conocí creí que eras un modelo idiota del montón. Y entonces vi que tu carácter era
algo especial, me recordaste a mi mejor amiga Laini. Ambos muy reservados pero
fanáticos de la atención, con mirada dura, pose a la defensiva, sin saber captar bromas
ligeras y entendí que simplemente necesitabas un amigo que no estuviera en tu
"mundo". Eso sin contar que me volví débil ante tus ojos —aclaró sonriendo—. Aun así
traté de forma insistente ser tu amiga, sabía que no me querías cerca y mucho menos
querías una amistad conmigo...

—Ni en este momento lo quiero —la interrumpió tratando que sus palabras sonasen lo
más serías posible. Dejó de acariciarle el cabello y deslizó una mano por su cuello
hasta detenerse en su mentón tocándole suavemente el labio inferior con el pulgar—.
No es lo único que quiero de ti...
—Estás diciendo... —Brenda frunció el ceño y después él al escuchar un ruido poco
familiar—. ¡Mi alarma! —se paró de golpe—. Se me hace tarde para ir a clases —gritó
subiendo las escaleras.

¿Pero qué tenía el mundo contra él ese día? ¿Es que era mucho pedir unos minutos de
tranquilidad para poder hablar claramente?

Gruñendo se levantó para salir y encender el auto.

Había un poco de tráfico, Brenda encendió el estéreo para poner las noticias, por lo
regular esa zona no tenía estancamientos como ese y era probable que se tratara de
un accidente, después de comprobarlo efectivamente un choque por un par de jóvenes
que habían estado en sus teléfonos celulares mientras manejaban era el causante
cambió de estación para poner música.

Pasó una canción que en su tiempo había sido muy famosa pero ella enseguida la
cambió haciendo una mueca de desagrado.

—No entiendo por qué esa canción dice mierda tantas veces. Si no sabía cómo
componer una canción mejor no hubiera hecho nada —terminó apagando el estéreo
bruscamente.

Rio al verla cruzar los brazos.

—No entiendo por qué detestas tanto esa palabra pero otras que yo considero son más
fuertes sí las has dicho en alguna ocasión.

—Bueno... —Brenda fijó la vista en el espejo retrovisor y después vio la hora en el


celular antes de quitarse el cinturón de seguridad para tomar el volante con una mano y
girarlo bruscamente cambiándolos de carril. Él con el corazón agitado la vio molesto y
ella se encogió de hombros—. De todas formas no iba a llegar a tiempo a clase.

Brandon despertó de golpe.


Capítulo 24

¿Gemelos fraternos?

Brandon

—¡QUÉ! —el grito de Lissa lo despertó de repente. Se sentó en el sillón de la sala con
la respiración acelerada y volteó a ver a su hermana menor que aún seguía
hiperventilando por lo que sea que estuviese viendo en el celular.

Pasó una mano por su rostro y buscó el reloj, eran las 9:45 de la mañana. Por suerte
ese viernes no tenía clases, le había tocado un fin de semana largo aunque no era algo
que precisamente le alegrara mucho, tal vez si tuviese verdaderos amigos en la
universidad para salir a dar una vuelta le parecería bien 3 días sin nada qué hacer pero
lo único que haría en sus días libres eran proyectos.

—No puedo creer que por un solo día de no entrar a mi instagram me pierda de tanto
—exclamó Lissa molesta—. Nunca más lo vuelvo a hacer.

—¿Qué tienes? ¿No puedes estar un solo día sin gritar? Aun no son las 10 de la
mañana —exclamó con fastidio.

Su hermana lo vio molesta antes de seguir ignorándolo y jurar a todos los dioses que
no se despegaría de sus redes sociales en toda su vida.

—Es la segunda hermana que osa robarse a mi futuro esposo —habló con pesar—. Lo
que más detesto es que se ven tan bien juntos...

—Creí que no te gustaba la imagen de la pareja de Matt y Jeanne —recordó todas las
veces que Lissa aseguraba que al verse ambos con esa aura de niños buenos no
lucían tan bien como pareja. Él no tenía idea de cómo se supone que una pareja se
veía bien o no.
—Estoy hablando de Brenda —dijo remarcando cada una de las palabras... o
probablemente su hermana había hablado normal pero era él quien sentía como
remarcaban el nombre de su melliza cada vez que la mencionaban—. Por no entrar
ayer a mi instagram no vi que Julián subió una nueva fotografía. Él llegó ayer a la
ciudad... —Lissa empezó a respirar deprisa como si hubiese corrido en un maratón
mientras revisaba su celular—. Eso significa que pasaron la noche juntos, pobre Julián,
quien sabe qué cosas depravadas le habrá hecho la malvada de Brenda.

—Aquí la única que haría cosas depravadas con un chico como él eres tú —dijo Mark
saliendo de la cocina con un plato de dulces. Caminó hacia la sala tomando el control
remoto de la televisión que estaba sobre la mesa del comedor, cambió de canal antes
de sentarse en el sillón individual y empezar a comer los dulces sin apartar la mirada
de él.

Desde que había tenido aquella pelea con Brenda, Lissa y Mark se habían puesto de
parte de su melliza, pero más Mark que lo amenazaba con la mirada e incluso con
palabras cada vez que tenía la oportunidad. Mark se había vuelto extremadamente
protector con Brenda, según Lissa la "gran" caja fuerte de secretos en la familia le dijo
una vez, por accidente, que Mark y Brenda compartían algunos secretos muy
personales, esa vez sintió una punzada de dolor pues durante años él había sido el
más grande confidente de su hermana.

Lissa volvió a gritar logrando que Mark apartase su vista de él y la centrase en ella.

—¿Quién te dio permiso de cambiarle al canal? —reclamó Lissa—. Regrésale


inmediatamente, ya se va a presentar uno de mis amores platónicos.

—¿Cuántos amores platónicos tienes? —le preguntaron ambos al mismo tiempo y


luego se vieron con fastidio.

—Los que sean necesarios. Una mujer debe tener al menos 15 amores platónicos por
época de su vida, tener muchos sirve como arma de defensa para cuando alguno tenga
novia o se case tengas a otros de repuesto —explicó como si eso tuviese lógica.

Gruñó al escuchar a sus hermanos discutir de nuevo por la televisión, estaba


recostándose de nuevo en el sillón para seguir con su siesta matutina cuando el
teléfono de la cocina timbró y Lissa se levantó corriendo dejándolo solo con Mark que
seguía "desayunando" dulces.
—Has madurado —habló Mark con burla.

—De qué hablas —preguntó con fastidio.

—Creí que te pondrías a hacer una escena con lo que dijo Lissa. Sólo espero que
cuando regrese Brenda no te pongas como desquiciado porque esta vez ni Lissa ni yo
te cubriremos de nuestros padres.

—Tal vez deberías meterte en tus propios asuntos y dejarme en los míos —dijo
poniéndose de pie—. Los problemas que tenga con mi melliza son entre ella y yo.

Mark soltó una carcajada fingida.

—¿Melliza? Creí que preferías el término "gemelos"...

—Deja de... —dio un paso hacia Mark pero Lissa se interpuso lanzándole una dura
mirada.

—Vete a correr mejor —le aconsejó tomándole una mano para darle las llaves de la
casa.

Se apartó de mala gana y caminó hacia la puerta en donde tomó la sudadera que había
dejado la noche anterior, se puso unos tenis que probablemente eran de Mark y salió
de la casa guardando las llaves en el bolsillo de su pantalón.

No tenía muchas ganas de correr, usualmente si no salía a las 6 de la mañana después


no se sentía con energía para hacer nada. Pero un nudo en su pecho lo hizo
molestarse más y más consigo mismo dándole el impulso para hacer una carrera hacia
el parque más cercano. Al ser un viernes por la mañana no había tantas personas
como esperó, salvo el anciano que limpiaba el parque a todas horas y a algunos que
probablemente también se les hizo tarde para salir a correr.

Subió el cierre de su sudadera completamente y empezó a dar una vuelta al parque,


lamentó no haberse llevado su reproductor de música pues al estar en silencio su
mente no hacía más que vagar imaginándose cosas molestas. Si mínimo le hubiese
avisado a su compañera de ejercicio que saldría más tarde tendría a alguien con quien
hablar.
Siguió corriendo tarareando en su mente un popurrí de canciones pues extrañamente
por mucho que le gustara una canción jamás conseguía aprendérsela por completo.
Levantó la mirada para ver a una joven de cabellera rubia saludándolo con emoción.
Aún estaba bastante lejos de ella pero le sonrió al ver que ella sí había salido con ropa
adecuada para hacer ejercicio.

—¿Por qué parece que has salido con el uniforme de educación física de la
preparatoria? —lo saludó Micah cuando llegó con ella.

Él se vio el pantalón tipo pants, no se parecía al uniforme de E.F pero se encogió de


hombros.

—Creí que ya habrías venido en la mañana a correr—le dijo dándole un beso en la


mejilla.

—Yo también pensé lo mismo de ti y casi me había sentido culpable por no avisarte
que me quedé dormida pero ahora deberías pedirme disculpas tú a mí por no avisarme
que te quedaste dormido —le reclamó fingiendo estar molesta.

—¿Por qué piensas que me quedé dormido? Tal vez no quería ver tu horrible cara sin
maquillaje por una vez en la mañana —dijo con burla y ella abrió los ojos dándole
muchos golpes en su brazo.

Se rio de la reacción de Micah y empezó a correr para alejarse de sus golpes, ella lo
siguió de cerca y al cabo de unos minutos hicieron una carrera para ver quién era más
rápido dándole la vuelta al parque.

Como siempre Micah le ganó, él le observó la espalda durante varios minutos hasta
que en una vuelta la perdió de vista.

Micah era una de las mejores amigas de Jeanne que desde siempre fue una de las
chicas más populares con los hombres de todas las edades debido a su belleza, la
conocían en tantas preparatorias y universidades desde que ella estaba en secundaria
gracias a su increíble habilidad en ser excelente en todos los deportes que le pusieran
enfrente, había ganado medallas de oro en futbol, baloncesto incluso en tiro con arco y
golf. Además que todo el mundo admiraba su belleza y se pasó el estereotipo de "rubia
tonta" con el que alguna vez la llegaron a señalar por el arco del triunfo. Si es verdad
que se graduó un semestre después que su generación en la preparatoria pero había
sido su decisión al dejar un par de materias fuera de ese semestre pues interrumpían
en su entrenamiento.

Y a pesar de tener tanto tiempo de conocerse gracias a Jeanne nunca habían


entablado una conversación hasta que él se volvió capitán de los equipos deportivos en
el instituto donde estudiaba y Micah fue a pedir equipo para unas competencias
estatales. En esa ocasión apenas se habían saludado pero todos en el club empezaron
a burlarse de ellos, los intentos en explicar que se habían saludado con un beso en la
mejilla debido a que ya se conocían fueron en vano pues cada vez que ella iba le
decían cosas como "ahí viene tu novia" o "no sabía que te gustaban mayores" y demás
cosas.

Después de eso habían desarrollado una paulatina amistad, tenían gustos en común
pero Brandon era tímido y las únicas mujeres a las que les había hablado eran a sus
hermanas por lo que a pesar de las insistentes pláticas de Micah había tardado mucho
en hablarle con esa confianza que ahora tenían. Le gustaba estar con ella, le hacía
olvidar a la otra mujer que siempre ocupaba sus pensamientos.

Levantó la vista mientras seguía corriendo solo para ver a Micah señalándolo con burla
por ser tan lento, un poco fastidiado intentó correr más rápido pero al no haber hecho
calentamiento un tirón en su pierna lo detuvo hasta que cayó al suelo, ella se acercó a
él con preocupación.

—¿Estás bien? —le preguntó ayudándolo a levantarse.

—Sí —gruñó mientras apoyaba parte de su peso en ella—. Es que no tuve tiempo de
calentar.

—Oh —Micah se tensó—. ¿Mal amanecer?

—Sí —respondió y caminaron hacia una banca en silencio. Una vez que se sentaron
Micah habló.

—También lo vi esta mañana.

Él la volteó a ver.

—¿Sigues a Julián en sus redes sociales?


Ella sonrió con picardía.

—Es guapísimo y sus ojos —empezó a mover sus piernas con emoción—. Esos ojos
no parecen reales... —le cubrió la boca con una mano sorprendiéndose de haberlo
hecho.

—Suficiente tengo con Brenda y Lissa diciendo eso a cada segundo —dijo apartando
su mano y llevándola a su cuello.

Ella se encogió de hombros.

—Hay cosas que no se pueden negar y una de esas es que se ve en los ojos de Julián
y Brenda lo mucho que se quieren —señaló Micah hablando con delicadeza. Ella era la
única fuera de sus hermanos menores y Laini que sabían lo sucedido con su melliza,
debía admitir que se lo había dicho por accidente, en una de tantas veces que había
salido a correr para liberarse de esos problemas.

Él lo sabía, su melliza estaba enamorada de aquel modelo que según todos en la


familia era genial, lo sabía y era lo mejor para ella ¿no? Pero le molestaba tanto por
más que tratara de hacer entender a su cerebro que estar celoso estaba mal. Si fuesen
celos de hermano como los de James con cada una de sus hermanas sería diferente,
sería fácil de admitir e incluso le daría risa por lo estúpido que resultaba pero lo que él
sentía era enfermo, le hacía darse asco a sí mismo.

Amar a su melliza no estaba bien.

***

—¿No están muy grandes para ir tomados de la mano todo el tiempo? —les dijo un
compañero de la secundaria con burla, señalándolos casi con repulsión—. A nuestra
edad a quienes debemos tener así a nuestro lado solo son a nuestras novias, no a las
hermanas. Yo a mi hermana no la toco ni con una rama sucia.

Brenda rodó los ojos y siguió escribiendo lo que él ya había anotado en su cuaderno
mientras debajo de la mesa apretó con fuerza su mano.

No sabía desde cuando habían hecho eso, según sus papás desde el primer momento
en que durmieron juntos de bebés se habían sostenido las manos, seguido les habían
hecho la burla que desde que estaban en el vientre de su madre habían tenido las
manos unidas. Y para él nunca significó nada malo, era de lo más normal tomar la
mano de su hermana ellos eran gemelos, más unidos que los hermanos comunes.

—Pero ustedes no son gemelos —alguien les había gritado—. Los gemelos son del
mismo sexo, ustedes son mellizos. Dan asco que sean tan unidos.

Brenda le había soltado la mano solo para amenazar a esa persona gritándole que
existía el término "Gemelos fraternos" y eso eran ellos, así que seguirían llamándose
gemelos todo el tiempo que quisieran. Ese mismo día llegó a su casa y buscó aquellas
palabras en internet, era verdad, existía ese término pero a fin de cuentas significaba lo
mismo que mellizos.

Pero no le molestaba, ser llamados mellizos o gemelos le era indiferente, lo único que
le importaba era ser el más cercano a Brenda.

Y ahí se dio cuenta que las cosas no estaban bien.

—¿Quién fue tu primer beso? —le preguntó uno de sus compañeros en la secundaria.
La misma pregunta le había hecho a todo el grupo de amigos pero cuando fue su turno
le sorprendió, era el único que no había besado a una chica, todos lo habían hecho
pues según a los 15 años era el momento de hacer ese tipo de cosas, unos incluso
comentaron que ya habían perdido la virginidad.

Sacudió la cabeza y echó una mentira para zafarse pero durante muchos días la duda
se había quedado en su cabeza. ¿Qué se sentía dar un beso?

Y entonces había soltado esa duda frente a Brenda que estaba buscando ropa en el
armario de Jeanne. Ella lo había visto frunciendo el ceño para después reírse a
carcajadas.

—¿No has dado tu primer beso? —preguntó con burla.

—¿Tú ya besaste a alguien? —le preguntó sorprendido acercándose a ella.

Brenda ladeó la cabeza con la mirada perdida, unos segundos después clavó la
mirada en él y se encogió de hombros.

—Casi di mi primer beso pero el tonto se acobardó y salió huyendo de mí —se cruzó
de brazos con furia—. Ni quien lo quisiera besar, probablemente le apestaba la boca al
cerdo descerebrado. Oye pero al menos estuve a punto de darlo, no puedo creer que
no hayas dado tu primer beso...

—¿Quién fue? —le preguntó a Brenda. Estaba apretando sus manos con fuerza.

Ella se quedó pensativa de nuevo y se encogió de hombros tomando una blusa de


Jeanne.

—No recuerdo su nombre pero iba saliendo de la secundaria, fue el año pasado.

—¡No puedes! —gritó y se alejó un paso de su hermana porque sintió la necesidad de


tomarla por los hombros y sacudirla hasta que entrara en razón—. Digo... —
tartamudeó—. No puedes simplemente besar a alguien al azar, debe ser con alguien
especial.

Brenda lo vio con cara de aburrimiento y cerró las puertas del armario de Jeanne.

—El primer beso la mayoría de las veces se da por curiosidad, no porque se planee
que sea especial.

Ella le dio la espalda y abrió las puertas de su propio armario para empezar a buscar
dentro. Ahora que lo pensaba, siempre habían sido unidos pero en algún momento
Brenda se había escapado de su lado solo para casi besarse con algún extraño. Y no
quería eso, le estaba molestando tanto que sentía su rostro enrojecerse.

—No puedo evitar esa curiosidad —murmuró pero Brenda no volteó a él, seguía
moviendo ropa de un lado a otro—. Quiero dar el primer beso.

Su gemela sacó el medio cuerpo que tenía dentro del armario y volteó a verlo con una
sonrisa para guiñarle el ojo.

—Deberías darlo, yo lo haré pronto, no quiero estar como Jeanne que casi tiene 18 y
no ha besado a nadie —se sacudió como si eso fuese lo peor que podía pasarle.

Frunció el ceño, ¿desde cuándo su hermana pensaba así? Según ella no le


interesaban los chicos, quería centrarse en sus estudios, eso siempre lo hablaban, no
entendía cómo era posible que ahora tuviese otra clase de pensamientos. Eran
gemelos, los hermanos más unidos que nunca habían existido, sabían todo del otro... o
eso pensaba, ¿por qué con un solo tema sentía que de repente su hermana se estaba
alejando de su lado? ¿Por qué le molestaba tanto la idea de que ella tuviese en mente
a otros chicos?

—Brenda —habló seriamente—. Estaría mal que nosotros...

Ella levantó una ceja con la duda en su rostro y ladeó la cabeza.

—Me refiero a que si es solo curiosidad no creo que estaría mal que nosotros...
intentáramos —ella frunció el ceño y él sintió su corazón golpear fuertemente—.
Nuestro primer beso... si es entre nosotros sería mejor porque nos conocemos ¿no?

Su hermana abrió los ojos con sorpresa, esa fue una de las pocas veces que ella
pareció quedarse sin habla frente a él, siempre tenía algo para decirle, Brenda siempre
hablaba aunque fuese una tontería o las palabras más hermosas que alguien pudiese
pronunciar pero contadas habían sido las veces que se había quedado así.

Entonces Brenda empezó a carcajear muy fuerte y se cubrió la boca viéndolo con
burla.

—¿Tan necesitado de dar un beso estás? Es fácil esperar hasta mañana y robarle el
beso a una chica en clase.

—Sí es cierto —dijo dejando salir aire y llevando una mano a su cabeza que parecía
martillear rápida y fuertemente—. Sólo era una pregunta tonta.

Ella asintió lanzándole una mirada de desconfianza y siguió buscando ropa aunque ya
parecía ida, solo movía ropa de un lugar a otro sin revisar con detenimiento, unos
minutos después cerró la puerta con frustración y arrojó las prendas que había
agarrado a la litera que compartía con Jeanne, se acercó hasta quedar frente a él y lo
vio a los ojos.

La mirada de Brenda siempre había sido tan fuerte que no había conocido a alguien
que pudiese aguantarla más de un par de segundos. Cerró sus ojos para evitarle pero
entonces sintió unas manos en sus hombros y algo muy muy suave sobre sus labios.
Abrió los ojos solo para ver el rostro de su hermana demasiado cerca.

Él creyó que el primer beso era solo presionar los labios de la otra persona unos
segundos pero Brenda, la mentirosa de su hermana gemela sabía dar más que un
simple beso, había separado sus labios para darle uno y dos y tres besos antes de
apartarse y sonreírle como alguien que se había salido con la suya.

—Listo, nuestro primer beso. Ahora deja de torturarte por algo tan estúpido como esto
—apretó sus hombros con ambas manos y lo vio seriamente—. Vas a tener muchos
primeros besos a lo largo de tu vida, mañana si besas a otra chica será tu primer beso,
por curiosidad o por amor, un beso no significa nada hasta que tienes a la persona
correcta —una de sus manos se apartó de su hombro y lo sujetó del mentón con fuerza
como lo había hecho algunos veces su mamá para regañarlo—. Ahora es lo último que
haré por ti. No te atrevas a pedirme otra cosa, porque somos hermanos y te amo así.

Y dicho eso Brenda salió de la habitación que compartía con Jeanne, pero él no podía
olvidar lo que había pasado ahí.

Después de esa situación se dio cuenta que su hermana lo amaba de una forma
normal, y él no.

Sabía que estaba mal así que se decidió empezar a alejarse de su hermana, tenía que
mantener distancias, ir con el psicólogo y si eso no funcionaba iría con el psiquiatra,
con quien fuese necesario ir para ver a su hermana como lo que era, su hermana
gemela, solo eso.

Pero entonces pasó algo que le hizo más difícil alejarse de ella.

Brenda había empezado a perder la vista y se molestó consigo mismo por no haberlo
notado antes. Brenda últimamente le pedía sus apuntes para copiar lo que estaba en el
pizarrón, en la cafetería siempre se acercaba al mostrador para leer el menú pero
prefería pedir la comida del día y muchas veces ni si quiera le gustaba, también parecía
algo más torpe al caminar, se tropezaba con desniveles en el suelo bastante evidentes.
Brenda no quería preocupar a nadie pero se había aferrado a él como nunca antes,
ahora no solo tomaba su mano sino lo abrazaba y se mantenía muy cerca, en las
noches cuando no estaba Jeanne en su habitación haciéndole compañía empezaba a
llorar y él iba a quedarse con ella hasta que se durmiera, no solo en su propia casa,
también cuando habían ido con Matt a un paseo ella estuvo insistente en querer dormir
con él, por suerte Jeanne les había negado rotundamente. Para él mucho mejor.

Estaban creciendo, pasando esa etapa de adolescentes donde las hormonas estaban
ansiosas por cosas nuevas, una noche antes mientras Brenda dormía la había besado
de nuevo y había acariciado su rostro, su cuello, bajando por sus senos y
deteniéndose con mucho esfuerzo en su cintura.

Y no solo eso, al ver que Brenda lo necesitaba tanto él le había hecho creer eso con
más ímpetu.

No veas a esos chicos ellos nunca te ayudarían como yo.

No necesitas a nadie más que a mí.

Si alguien te toca le romperé la cara.

Esas chicas nunca podrían ser tus amigas, son muy diferentes.

Pero entonces la vista de Brenda empeoró y no hubo remedio más que decirles a sus
padres después de mucho tiempo. Cuando al fin tuvo sus lentes ella empezó a
necesitarlo menos. De tenerla a su lado casi hasta la hora de dormir ella se alejó hasta
apenas rozar sus manos. Era como ver esa separación en cámara lenta.

Al llegar al instituto Brenda tenía muchos conocidos, hombres y mujeres, y después de


años de solo ser ellos dos una nueva persona había llegado a la vida de su gemela,
Laini que rápidamente se convertiría en su mejor amiga, con quien compartiría muchos
secretos que nunca le contó a él.

Al fin estaba consiguiendo lo que se había propuesto unos años atrás ¿no? Alejarse de
su gemela para aclarar su mente. Eso estaba bien, ser más independientes, ambos
haciendo amistades. Definitivamente estaba bien.

Pero entonces tuvo que enterarse de algo que había sacado todo lo que llevaba años
ocultando.

Brenda su pequeña e inocente hermana gemela tenía novio y no solo eso, él era mayor
y no solo eso, llevaban casi 4 meses de relación cuando él se enteró pero no solo
eso... ese mismo día que se había enterado su hermana no llegó a casa en toda la
noche... ella había pasado la noche con aquel novio, había perdido su virginidad con
cualquiera y eso lo había vuelto loco.

Probablemente fue el destino o una simple coincidencia pero ese día —el peor para
todos los que estaban presentes en su casa— sus padres habían salido por su
aniversario, durante 3 días se habían quedado solo Mark, Lissa, Frank, Brenda, él y
Jeanne que esa mañana había salido corriendo a la universidad.

Esperó a Brenda en la sala toda la noche y fue hasta la mañana siguiente que ella
llegó, la vio por la ventana, ella estaba llorando en los brazos de aquél chico y él
también parecía verse triste, Brenda le dijo algo con lágrimas en los ojos pero él negó y
después de darle un beso en la frente se fue corriendo.

No supo cómo fue capaz de quedarse ahí viendo y no salir a romperle la cara a ese
infeliz que se había atrevido a tocar a su gemela.

Cuando Brenda entró a la casa lo vio y corrió a abrazarlo pero él la apartó de un


empujón.

—¿En dónde estuviste? —le preguntó con miedo, él ya sabía todo.

Brenda inclinó la cabeza aun con los ojos llorosos.

—Estuve experimentando lo que es un corazón roto —murmuró sollozando.

—Pasaste la noche con él —levantó la voz—. Te acostaste con él ¿verdad?

La mirada de Brenda se endureció, limpió sus lágrimas pasando su brazo por los ojos y
lo miró fijamente.

—Era mi novio...

—Te usó y tú como estúpida estás llorando por él. Tuvo sexo contigo y ahora te ha
desechado -- rio con desesperación—. Te has convertido en una cualquiera...

La mano de Brenda se estrelló en su mejilla tan fuerte que el golpe no solo se quedó
marcado en su piel sino lo hizo morderse la mejilla interna provocando un sangrado.

—Tú no sabes nada, deberías mantener la boca cerrada...

—¡Y sabes por qué no sé nada! ¡Será porque me lo ocultaste! ¡Porque nunca me dijiste
que tenías un maldito novio! —le reclamó entre gritos y escupitajos para librarse de la
sangre.

—Si te hubiera dicho no me habría ganado nada, más que tus insultos adelantados.
Él se apartó de ella y empezó a dar vueltas por toda la sala. Escuchó unos pasos
apresurados bajando y después a Lissa pedirle a Frank que subiera a su habitación.

—Mierda, mierda, mierda —murmuró alborotándose el cabello con desesperación—.


Mierda, Brenda, no puedo creer que hayas hecho algo tan estúpido como eso.

—¿Qué está pasando? —preguntó Mark bajando las escaleras, detrás de él estaba
Lissa viéndolo fijamente.

—Esto es entre nosotros —le gritó a su hermano y volvió a ver a Brenda que lo veía
con una mezcla de enojo y asco—. Maldita mierda que has resultado ser...

De nuevo otro golpe en su mejilla. Esta vez Mark se había acercado a él para
interponerse entre él y su melliza pues en algún momento él le había levantado la
mano a Brenda como si quisiera pegarle.

Se alejó de ella hasta golpear sus piernas con el sillón.

Brenda había empezado a llorar sus lágrimas resbalaban por sus mejillas sin embargo
esa mirada de odio permanecía clavada en él.

—Brenda... —habló Lissa en voz baja tratando de jalarla pero ella no se movía.

—Si yo he resultado ser una mierda —le habló con la voz entrecortada—. Tú has
resultado ser un maldito enfermo.

Brenda empezó a llorar con hipidos y él también.

—Te amo —le dijo pero ella negó con la cabeza cada vez más fuerte mientras él le
repetía aquellas palabras—. Te amo.

Escuchó un grito ahogado por parte de Lissa y vio de reojo como Mark la protegía con
su cuerpo, como sí él fuese una amenaza, probablemente lo era.

—No, tú no me amas. Estás confundido —Brenda seguía llorando, cada vez le


entendía menos cuando hablaba pero ella seguía soltando palabras—. Yo no te amo y
jamás podré hacerlo de esa forma. Eres mi hermano... mi mellizo y los hermanos no se
ven así.

—Mierda, mierda, mierda... ¡Por qué! ¡Por qué nosotros! Mierda.


—¡Deja de decir mierda! No digas mierda —gritó llevándose ambas manos a los
oídos—. Ya no hables, cállate. No te acerques a mí. Por favor —suplicó gritando con
frustración.

Le lanzó una mirada de desprecio antes de subir corriendo seguida de Lissa que
también lo había visto con miedo. Escuchó el portazo y se cubrió los oídos para no
escucharse a sí mismo llorar.

—No te quiero ver cerca de ninguna de las dos —le advirtió Mark con furia—. Si tocas
a mis hermanas te enviaré a la cárcel. No diré nada a nuestros padres pero al primer
error que cometas por muy pequeño haré que todo el mundo se entere —lo amenazó y
fue a seguir a sus hermanas.

Y desde ese momento apenas si podía ver a Brenda a la cara. Hubo un instante en los
meses pasados que intentó hablar con ella, quiso pedirle perdón pero no había nada
que pudiese decir, le había hecho tanto daño a su melliza que el solo querer pronunciar
una palabra respecto a tema lo hacía temblar de miedo.

No se dio cuenta en qué momento fue que había empezado a llorar ni cuando Micah se
había unido a él abrazándolo para reconfortarlo. Ella también estaba llorando y tenerla
cerca le daba tanto valor.

***

Julian

La abrazó con fuerza.

El llanto de Brenda era incontrolable.

Ella le había contado todo sobre la pelea con su mellizo, Brandon. Durante una parte
de la plática habían estado caminando en un parque cercano pero mientras empezaba
a contar más y más había empezado a llorar tanto que no había sido capaz de
sostenerse con sus pies.
Él la había sostenido en sus brazos y llevado hacia su auto para meterse en la parte de
atrás y seguir escuchándola.

Brenda estaba tan dolida y se sentía culpable de todo.

—Si no hubiese dependido tanto de él seguramente nada de eso habría pasado —dijo
entre el llanto haciéndose un ovillo más pequeño entre sus brazos—. Confundí a
Brandon, todo ha sido mi culpa. Yo lo besé, yo le pedía que me ayudara a caminar, que
sostuviera mi mano, le pedía que durmiese conmigo. Todo fue mi culpa. Le dije cosas
tan horribles.

—No Brenda, no fue tu culpa. No hay un culpable para eso.

Le acarició la espalda tratando de tranquilizarla. Su rostro estaba tan rojo que le daba
miedo que fuese a desmayarse ahí.

Ella levantó la cabeza para verlo, por primera vez observó en el pequeño y redondo
rostro de Brenda una mirada de miedo y estaba dirigida a él.

—Julián, no me odies, por favor —le suplicó enterrando su rostro en su pecho—. No


podría soportar tu odio también.

—Brenda, no te odio —apoyó su mejilla en la parte superior de la cabeza de ella—.


No podría odiarte. Mírame —la obligó a levantar el rostro y que sus ojos cristalinos lo
vieran con atención—. No te odiaría nunca. Y cualquier persona que en serio quiera a
alguien no podría odiarla por este tipo de problemas, son cosas que pasan. Y estoy
seguro que tu hermano no te odia —le apartó un poco de cabello de la cara y le besó la
frente—. Te quiero —murmuró en su frente.

—Yo también —sollozó Brenda antes de volver a soltarse a llorar.

La abrazó con fuerza. No podía creer que detrás de esa fuerte mirada, aquella sonrisa
y actitud traviesa se escondiera una joven tan frágil con ese tipo de problemas tan
difíciles de sobrellevar.

Sonrió cuando ella se quedó dormida en sus brazos. Al parecer era común en ella
dormir después de llorar.
Nunca en su vida imaginó que aquella expresión "no digas mierda" que Brenda usaba
tanto en realidad tenía un pasado tan terrible para ella. Se sintió culpable de haberle
dicho mierda en varias ocasiones solo para escucharla decir eso. Mientras que a él le
pareció una divertida expresión para Brenda solo evocaba malos recuerdos.

Besó su frente y le volvió a susurrar: Te quiero.


Capítulo 25

¿Igualar el marcador?

Brenda

—¡Iremos a la playa! —celebró Brenda haciendo un extraño baile en su asiento dentro


del automóvil al mismo tiempo que intentaba ponerse el cinturón de seguridad—. Podré
usar mis faldas durante tres días, me compraré un par de bikinis nuevos, me broncearé
y...

—Y vas a trabajar, no a tomar unas vacaciones —le advirtió Julián, ella volteó a verlo
inflando las mejillas pero no le hizo caso porque siguió hablando en tono serio—. Israel
arregló tus faltas en la universidad con la justificación de que vas a trabajar no ha
lucirte en la playa.

—Puedo lucirme y trabajar al mismo tiempo, se me da muy bien eso —le guiñó un ojo
pero Julián parecía evitarle la mirada desde que entraron a la agencia, probablemente
se debía a que todos en el lugar sabían que ellos habían pasado un par de días juntos
y Julián aunque siempre había sido muy descarado en ese momento no dejaba de lucir
avergonzado, era uno de sus lados tiernos y ella se había dado cuenta que tenía
demasiados.

—De todos modos no creo que sea buena idea que uses un bikini, recuerda que
estarás con puros hombres... —sacudió la cabeza—. ¿Desde cuándo tu equipo de
trabajo tiene tantos hombres?

Ella hizo memoria pero pudo responder rápidamente.

—Desde el principio Julián, solo que antes no lo habías notado o no te importaba tanto
—dijo en tono burlón.
—Tengo que ir —decidió fijando la mirada al frente como si el parabrisas le fuese a dar
permiso, ambos sabían que si Jona decía no, debía obedecer, aunque también existía
la posibilidad que pudiese ir pues su representante parecía más que dispuesto a ir a la
playa y no precisamente a trabajar, apostaba todo su sueldo de esa sesión a que Jona
usaría aquel traje de hawaiano que vistió el año pasado cuando ella apenas empezaba
a trabajar en la agencia.

En ese momento esos recuerdos le parecían tan lejanos. Ella nerviosa por enfrentarse
a una sesión para practicantes, Jona aceptándola como miembro del equipo, Julián
detestándola... y empezar a hacerse más cercanos de forma paulatina hasta caer
enamorada de él.

Qué calor.

Suspiró sacando el celular para avisarles a sus padres que ya iban en camino y
empezó a idear un plan convincente para decirles que de nuevo se iría de casa por 3
días a causa de su trabajo. Esa era una de las razones por las que quería su propia
casa, porque aunque amaba a sus padres y sus hermanos, se sentía culpable por no
llegar en días. Pasar ese mes en casa de Julián viviendo sola le había hecho darse
cuenta de lo que quería, sí, era el momento de independizarse pero... por casi un mes
se había sentido muy bien estar sola y hacerse cargo de sí misma completamente pero
también ese par de días que pasó con Julián se habían sentido aún mejor. Tal vez Laini
querría vivir con ella o tal vez Julián...

El celular vibró en sus manos, su papá le había respondido el mensaje con


un emoji sacando la lengua y una pistola apuntando a la carita... padres y las nuevas
tecnologías, jamás congeniarían.

—¿De quién es el mensaje y por qué razón he sentido un escalofrío empezando en mi


cabeza? —preguntó Julián aclarándose la voz.

Ah, eso significaba el mensaje.

Pobre Julián.

Ella tenía una sonrisa traviesa en su rostro mientras a su lado Julián estaba estático
únicamente moviendo sus manos de manera casi imperceptible pero sin poder
ocultarle, al menos a ella que lo conocía tan bien, lo nervioso que estaba al tener
enfrente a sus padres con miradas desaprobatorias y a Lissa rindiendo cuentas con el
celular en la mano para demostrar cada palabra que decía.

—Según la foto que Julián subió a su instagram, ustedes dos se reunieron el día jueves
en la tarde-noche —parloteó Lissa, seguro en su imaginación creyéndose el personaje
principal de una serie de investigación—. Analizando el fondo de la fotografía podemos
notar que están en la cocina de Julián, lugar que ha mostrado anteriormente en
algunos videos y fotografías lo que significa que ustedes dos estuvieron habitando en la
misma casa desde el día jueves en la noche, pasando por todo el viernes que fue
cuando yo pude ver esta fotografía, la mañana del sábado y parte de la tarde. De
acuerdo con esto podemos concluir que... —guardó silencio y fijó su vista en Julián que
estaba poniéndose pálido y en lugar de causarle gracia empezó a preocuparla,
realmente no quería verlo en mal estado y menos por culpa de su fanática hermana
menor. Le tomó la mano pero inmediatamente él la soltó y no porque quisiera evitarla
sino por la acción de Lissa al jalarlo hacia abajo y empezar a revisarlo—. ¿Estás bien?
¿Mi hermana no hizo nada inadecuado con tu cuerpo? ¡Cuántos dedos ves aquí! Estoy
segura que pasar tantos días y sobre todo noches en la misma casa que ella debió
dejarte traumatizado. Si necesitas terapia yo puedo ayudarte.

Rodó los ojos antes de jalar a Julián lejos de su hermana y tranquilizarlo con un
apretón de manos.

—Si les sirve de consuelo lo dejé esposado en su cama toda la noche —explicó con
una sonrisa angelical a sus padres pero Lissa de nuevo lanzó un grito exagerado y jaló
a Julián a su lado.

—En serio debiste dejarlo traumatizado ¿Cómo puedes ser una mujer tan malvada con
un angelito como él? —volteó a ver a sus papás con una mirada seria—. Ustedes sigan
regañando a Brenda, yo tranquilizaré a Julián dentro.

Intentó caminar llevando a Julián tras ella pero sus padres no se movieron ni un
milímetro de la puerta para permitirle pasar, en su lugar les lanzaron una mirada de
advertencia a ellas, primero a Lissa y después a ella.
—Aquí la única persona que corre peligro con cualquiera de esta familia es el
muchacho —habló su mamá por primera vez en tono amable viendo en dirección a
Julián y después volteando a su papá—. Cariño, quieres dejar de asesinarlo con la
mirada, agradece que no nos ha demandado por el maltrato psicológico que ha sufrido
con Brenda y Lissa.

—Solo lo estoy probando —se excusó su papá endureciendo la mirada.

—Papá, por favor, Julián tiene diabetes y creo que ya lo estás matando.

—Oh, uno de mis jefes murió por esa enfermedad —comentó sonriente y cruzándose
de brazos.

Las tres voltearon a verlo molestas.

—Ya veo de dónde has sacado tu sentido del humor —murmuró Julián aclarándose la
garganta—. Fue una broma ¿verdad? —le preguntó a su papá.

—Sí, por supuesto, una pequeña broma —le sonrió malvadamente.

Suspiró ruidosamente. Estaba segura que sería una larga tarde.

***

Sus padres se quedaron sentados en el sillón de la sala "viendo" la televisión y Lissa


estaba supuestamente encerrada en su habitación intentando olvidar la posible relación
entre ella y Julián, sus hermanos estaban en el patio trasero perdiendo el tiempo. Así
que lanzándole una última mirada a sus padres cerró la puerta tras ella para recargarse
y ver de frente a Julián quien estaba respirando profundamente como si experimentase
eso por primera vez, aunque estando en su diminuta casa con la mirada de sus
familiares presentes podría ser posible. Siempre le causaba gracia que su familia
hiciese sufrir tanto a las visitas masculinas.

—¿Quieres que pase mañana por ti para ir a la agencia? —le preguntó Julián
rompiendo el silencio en que se encontraban.

—No es necesario, Jona dijo que me enviaría el itinerario por correo así que no tengo
que estar presente. Probablemente pasaré hasta el mediodía acomodando mis cosas
en mi habitación que espero siga intacta.
—¿Y después qué harás? —preguntó de nuevo.

—Necesito pasar tiempo de calidad con mi esposa —respondió seriamente recordando


que no se habían visto en el último par de días, para algunas personas podría parecer
una exageración pero ellas siempre sacaban tiempo hasta por debajo de las piedras
con tal de verse y platicar, siempre tenían algo de qué hablar aunque llevasen
solamente dos minutos sin decirse una palabra.

—¿Y al día siguiente estarás libre? —insistió.

Ella intentó recordar qué más tenía que hacer hasta que vio como Julián parecía
ansioso dándose cuenta de la intención de sus preguntas, sonrió antes de negar con la
cabeza.

—No tengo nada que hacer.

—Perfecto, entonces podríamos salir y...

Julián desvió la vista hacia el lado izquierdo y su entusiasmo se vio congelado


instantáneamente. Se arregló la ropa y habló manteniendo la voz baja casi inclinándose
sobre ella como si alguien los estuviera escuchando lo cual no le parecía nada extraño
estando en su casa.

—No sé si estoy siendo demasiado paranoico o en realidad siento a tu familia


observarnos por la ventana.

Ella se ladeó para poder verlos pero lo único que logró distinguir fue la cortina
agitándose por el movimiento. Volvió a centrarse en Julián que la veía con atención.

—No te sientas especial, con Matt fue lo mismo.

—¿Y qué hizo Matt?

—¿En verdad quieres saberlo?

—¿Hizo algo que yo no me atrevería a hacer?

—Definitivamente.
—Me siento en desventaja porque Matt vino aquí cuando tenía ¿qué? 17 o 18 años
¿no? —le preguntó levantando las manos al aire, un gesto que Jeanne hacía mucho
cuando se exasperaba.

—Sí pero Matt no quería salir conmigo —le guiñó un ojo y juraría que el rostro de Julián
empezó a tornarse rojizo pero no supo con exactitud puesto que unas risas la hicieron
voltear de nuevo a la ventana.

En serio que amaba a su familia pero en ese momento los quería en Marte para poder
tener más tiempo a solas con él y no sentirse como parte del elenco de un reality show.

Durante unos segundos se perdió imaginándose a su familia en una nave espacial y


ella debajo agitando un pañuelo blanco despidiéndose en son de paz.

Su mente regresó a la tierra cuando Julián empezó a toser con fuerza, alarmada volteó
a verlo al mismo tiempo que él guardaba su celular rápidamente en el bolsillo del
pantalón como si no quisiera que alguien viera lo que hubiese ahí.

—Maldito Matt —lo escuchó murmurar.

—¿Pasa algo? —le preguntó con curiosidad, si conseguía distraerlo lo suficiente


probablemente podría sacarle el celular y ver lo que intentaba esconderle.

—¡No, nada! —respondió a la defensiva pero luego se acomodó la ropa tratando de


lucir calmado—. Unas cosas entre Matt y yo.

Ella juntó sus manos debajo de su mentón como Laini lo hacía en ocasiones y puso
una cara soñadora.

—¿Matt y tú? ¡Podría ser yaoi! —exclamó con falsa ilusión. Tenía un vago
conocimiento de lo que eso significaba gracias a su amiga que siempre le contaba la
historia de algunos animes que veía, pero si podía molestar a Julián con eso debía
aprovecharlo.

—¡No! ¿De dónde aprendiste eso? —la cuestionó pero de nuevo intentó parecer
calmado. Eso que vio en su celular debía ser algo sumamente interesante. Él sacudió
la cabeza acercándose a ella—. Da igual, me tengo que ir pero te veo mañana
entonces.
—Pero mañana no...

—Creo que tus padres me están haciendo vudú —vio como entrecerró los ojos en
dirección a la ventana y regresó la vista a ella rápidamente—. Hasta mañana.

Se inclinó y le dio un ligero beso en los labios que la dejó embobada la mañana
siguiente.

Jeanne (para que no haya confusiones xD)

Julián estaba loco por Brenda.

Era un hecho, al principio se había negado ante las locas palabras de Matt, le parecía
completamente disparatado que aquel modelo super engreído, grosero y que solo
pensaba en él estuviera si quiera un poco atraído a su loca hermana con pensamientos
macabros y apariencia infantil, pero en ese momento al observarlo detenidamente y
habiéndolo conocido tanto durante las grabaciones de la película le hizo sentir tonta por
no haberse dado cuenta de ello.

Ella se sabía que su atracción no fue instantánea, para ninguno de los dos. Si Brenda
molestaba a Julián durante los primeros meses de conocerse era más por curiosidad
de saber acerca de él que por alguna atracción y qué decir de Julián, ese chico
probablemente tuvo que desenamorarse de él mismo antes de empezar a ver a Brenda
como algo más que una molestia.

Pero en ese momento, le causaba gracia como él parecía desesperado porque


empezara el programa, les hicieran la entrevista y salir corriendo hasta la ciudad en
donde Brenda estaría con el equipo de la agencia haciendo alguna extraña sesión de
fotos.

Debía admitir que no había apartado la vista de él, la forma en que golpeaba el celular
contra la palma de su mano como si con eso fuese a conseguir que el tiempo pasase
más rápido o como respondía inmediatamente a los mensajes que se mandaba con su
hermana era simplemente lindo.
—Confieso que me estoy poniendo celoso —le dijo Matt a su lado haciéndola voltear a
verlo inmediatamente—. No has apartado la vista de él desde que saliste de maquillaje.

Le sonrió a su novio besándolo en los labios suavemente, para su mala suerte le


habían puesto un labial rosa que hacía sentir sus labios remojados, no le gustaba esa
sensación, cuando se maquillaba prefería usar tintas así podía besarlo el tiempo que
quisiera sin que él terminara con labial por todos lados.

—Es extraño que no notes como te veo todo el tiempo—le susurró sonriendo—. En las
mañanas al despertar, mientras desayunamos y veo como limpias tu labio inferior con
tus nudillos cada dos bocados, o cuando salimos y me llevas al teatro y espero hasta
que tu coche desaparece por la calle...

—Ya entendí —la interrumpió besándole también de forma suave—. Es solo que
últimamente pareces un poco obsesionada con Julián y tu hermana.

Volvió a regresar la vista a Julián y lanzó un largo suspiro.

—Sé que sonará extraño esto viniendo de mí pero... ¡ya quiero que sean novios!
¡Cásense! —exclamó susurrando mientras juntaba ambas manos como si fueran bocas
besándose.

Matt rio a su lado fuertemente atrayendo la mirada de Julián hacia ellos y mientras a
ella le dedicó una sonrisa amable a su novio lo vio lanzándole una mirada molesta. No
sabía con exactitud qué había pasado y siendo sincera prefería no saberlo, verse
involucrada en cosas de ellos era algo que prefería evitar.

—Julián y Jeanne ¿están listos? —preguntó uno de los miembros de producción del
programa.

Ambos asintieron y caminaron hacia donde minutos antes les habían indicado. Estaban
ahí para empezar a dar promoción a la película, a pesar que solo habían pasado un par
de semanas de acabar con la filmación, Alessandro estuvo informándoles de todo
acerca de la postproducción, fechas para el estreno de teaser tráiler, del tráiler y aún
estaban en discusión para el estreno oficial. También les habían mencionado algo
sobre la grabación de un video clip original para la película pero no habían
profundizado en esa idea.
A pesar de que el equipo se estaba encargando de la difusión de la cinta ellos también
habían prometido poner todo de su parte y ahora que tanto ella como Julián estaban de
regreso en la ciudad los habían contactado muchos programas y revistas para
entrevistarlos sobre su nuevo proyecto. Julián le había dado muchos consejos acerca
de la forma de responder a las preguntas, anteriormente ella había estado en un par de
programas en vivo anunciando sus obras de teatro pero esa era la primera vez que se
enfrentaría a algo mucho más grande como ser la imagen principal de una película.

Que Brenda también la hubiese podido reemplazar en esa ocasión no le habría


molestado.

—¡Jeanne! —la llamó Julián señalándole con la mirada hacia el estudio.

Al parecer ya les habían dado la señal para salir. Ella asintió y volteó hacia Matt que la
animó a salir con una sonrisa y un asentimiento de cabeza.

Salieron al escenario y por un momento las luces la encandilaron un poco pero caminó
hacia uno de los sillones pequeños que habían preparado para ella y Julián. Saludaron
a los tres conductores del programa y se sentaron todos al mismo tiempo.

—Estamos tan emocionados de tenerlos aquí —anunció la conductora de nombre


Sandy—. Desde que nos enteramos que Julián volvería a la pantalla grande todos en el
programa nos pusimos en nuestro modo fangirl —se escucharon carcajadas por parte
del público—. Y discúlpenos al meter a tu hermana aquí pero muchas de nosotras le
agradecemos haber convencido a Julián de haber aceptado el papel para la película.

—No se preocupen, nosotros también se lo agradecemos —comentó ella


sonriéndoles—. En sí se podría decir que ambos fuimos víctimas de su malvado plan.

—He escuchado que ella es malvada pero que su hermana lo diga creo que aleja
cualquier duda —comentó el único conductor, Julio era su nombre—. Pero bien, nos
gustaría que hablaran acerca de esta película su trama, su experiencia grabando,
sobre todo porque sabemos que ustedes llevaban una relación un poco tensa fuera de
las cámaras y bueno como muchos de nosotros que leímos el libro sabemos que hay
un par de escenas picantes que serían interesantes de contar.

Ella y Julián se miraron antes de responder a sus preguntas.


—Me gustaría contarles un poco sobre la película y que Julián hable acerca de esa
tensión que tuvimos —habló Jeanne volteándolo a ver y siguió con su oportunidad de
hablar cuando él aceptó su idea—. La historia trata sobre esta chica Brenda que ha
tenido una mala vida, siempre le ha pasado tragedia tras tragedia, ella está convencida
que tiene una maldición y por otro lado tenemos a Julian quien es un demonio atrapado
en la tierra pues no puede volver al mundo de los demonios ya que fue castigado por
hacer un "acto de bondad", estos dos personajes están unidos por un lazo de sangre y
para que puedan obtener lo que ambos quieren deben deshacerse de ese lazo. Los
personajes mantenían esa tensión al principio de la historia que compartíamos nosotros
dos en la vida real. Es cierto que no nos llevábamos muy bien al empezar con la
película pero gradualmente fuimos acercándonos.

—Y respecto a las escenas románticas ¿cómo fue que lograron hacerlas? ¿Fue antes
o después de que su relación empezara a mejorar?

Ambos se vieron nuevamente antes que Julián tomara la palabra.

—Fueron difíciles —confesó Julián—. Personalmente estaba muerto de nervios al


saber que íbamos a hacer esas escenas y justamente una después de la otra. Pero
desde mi punto de vista una vez estando en la grabación de las escenas fue sencillo
hacerlas.

—Es que Julián se divirtió mucho —le interrumpió.

—Solo diré que ya nada ha sido igual desde esas escenas —rio Julián—. Lo admito
totalmente.

—Te noto más feliz —dijo y todos se rieron aunque solo ellos dos sabían el motivo real.
Aun no podían revelar que en verdad los que habían grabado esas escenas habían
sido Julián y su hermana menor.

—¿Y sus parejas estuvieron de acuerdo en eso? —preguntó la otra conductora que era
nueva y por grosero que fuese no recordaba su nombre, pésima memoria para una
actriz de teatro como ella.

—Matt sabe que es actuación, él también ha hecho varios papeles en películas y yo


soy actriz, son cosas que no nos incomodan.
—¿Y en tu caso, Julián? Digo, sabemos que ella solo es fotógrafa —comentó Julio.

—Primero, ella no "solo" es fotógrafa, es la mejor que he conocido y segundo no es mi


novia... aún —agregó en voz baja pero estaban rodeados de micrófonos por lo que
todo el estudio lo escuchó y muchas mujeres del publico lanzaron gritos de emoción y,
él tenía una sonrisa tan amplia que no parecía ser la de ningún Julián con quien ella
estuvo los meses anteriores.

—Creímos que era tu novia.

—Todo el mundo cree lo mismo —añadió Julián—. Y no los culpo.

Le agradaba tanto el hecho que Julián no escondía en absoluto sus sentimientos hacia
Brenda, durante todo el programa estuvo dando "indirectas" muy directas acerca de su
estrecha relación con Brenda, durante los últimos minutos de su entrevista se volvió
más un preguntas y respuestas cerca de Brenda y Julián, algo que no le molestó en
absoluto.

Cuando terminó el programa Julián se disculpó y despidió de todos para poder salir
hacia la ciudad en donde Brenda estaba trabajando en la sesión, eran 4 horas de viaje
y no le sorprendió saber que él tenía sus maletas listas para viajar en carretera durante
tanto tiempo.

Deseándole lo mejor lo observó marcharse.

***

Después de 4 horas de un cansado viaje llegó a la playa donde se estaba llevando


acabo la sesión de fotos y lo primero que hizo al encontrarse con su representante fue
preguntar por Brenda.

—¿Y Brenda? —interrogó a Jona quien se veía radiante y con toda la facha de no
haber ido a la playa a trabajar. Estaba tendido sobre una silla de playa y debajo de una
sombrilla, además de estar tomando una fotografía a su coctel. Su representante
levantó la vista y bajó un poco los lentes de sol por el puente de su nariz para verlo.
—Tenemos 2 horas libres, si no está en el restaurante del hotel se fue a descansar a
su habitación —le respondió con voz serena—. Deberías llamarle a su celular si tanto
te preocupa.

Quiso explicarle que ya le había llamado más de 15 veces y lo mandaba directo a


buzón pero Jona ya estaba disfrutando de su coctel así que despidiéndose vagamente
se marchó dejándolo disfrutar de sus mini-vacaciones dadas por él mismo.

Caminó hacia el hotel, si Brenda no respondía el celular seguro estaba en su habitación


y quería estar a solas, presentía conocer el motivo por el cual se había apartado de
todo el equipo. Ella necesitaba ayuda y aunque no quisiera él se iba a encargar de
apoyarla en todo.

Después de discutir con el recepcionista del hotel, pues éste se negó durante minutos a
darle el número de habitación de Brenda, llegó hasta la puerta marcada con la cifra 31,
levantó su mano para tocar pero vio que la puerta no estaba cerrada completamente,
respiró profundo y entró a la habitación tratando de no hacer mucho ruido.

El lugar era pequeño, un corto pasillo con dos puertas a cada lado, una donde seguro
estaba el baño y otra corrediza que debía ser el armario, acabando el pasillo estaba
una silla al lado de un tocador con un espejo y algunos productos que el hotel
obsequiaba, delante un gran ventanal que en ese momento se encontraba cerrado en
su mayoría por una cortina café oscuro, en el centro de la habitación una cama
matrimonial ocupando casi todo el espacio y sobre ella estaba Brenda recostada
dándole la espalda.

La escuchó sorber por la nariz y se acercó hasta la cama, se sentó y le acarició el


cabello, ella no pareció sorprendida ni se giró para verlo como si ya supiera que era el
único que iba a entrar a su habitación a pesar que había dejado la puerta abierta.

—¿Por qué lloras? —le susurró y ella movió su cabeza sobre la almohada.

—No estoy llorando —habló suavemente.

Rio quedamente y se recostó a su lado, extendió su brazo derecho y Brenda aprovechó


para usarlo como una nueva almohada, seguía dándole la espalda pero de esa forma
la abrazó posando su mano izquierda sobre su vientre que estaba cubierto por una
delgada blusa de tela semitransparente. Ni siquiera se había quitado el bikini.

Brenda apretó su mano fuertemente y después de un silencio murmuró unas palabras.

—Fueron 5 el día de hoy —ya no estaba llorando pero seguía apretando su mano con
fuerza—. Y aún faltan las fotos de la tarde y mañana haremos las que no tomamos hoy.
Llevamos poco menos de la mitad del trabajo y 5 fotografías ya salieron desenfocadas.
Estaba segura de haber hecho todas las tomas perfectas, iluminación, escenografía...
enfoque. No sé si es mi miedo pero siento que veo menos, se me acelera el corazón
cada día que despierto y quiero ver mi reflejo claramente en el espejo.

—Deberías...

—Revisar mi vista —dijo con tono cansado pues no había momento en que él no le
dijera aquella frase—. Lo sé y ya lo hice. En el primer cajón del tocador están mis
nuevos lentes... es solo que mi graduación sigue aumentando ¿cuándo se va a
detener?

Guardó silencio y empezó a moverse en la cama para poder girarse y quedar frente a
él, cuando lo consiguió lo vio frunciendo el ceño.

—Lo siento. Últimamente lo único que hago es hablarte de mis problemas de vista y
eso.

Le sonrió acomodándole el cabello hacia atrás para poder ver su rostro claramente.

—Es extraño porque últimamente lo único que me gusta hacer es escucharte hablar —
le confesó y ella desvió la vista con una verdadera sonrisa adornando su rostro, se veía
tan hermosa a pesar de tener su rostro un poco sonrojado debido al sol que había
empezado a quemarle la piel. Brenda jugueteó con uno de los botones de su camisa.
Pasaron unos minutos en silencio antes de que él hablara intentando que no sonase
como reclamo—. Te marqué a tu celular antes de venir aquí pero me mandaba a
buzón.

—Ah, sí, se me descargó antes de que llegáramos y no me dio tiempo de cargarlo


porque rápido empezamos a trabajar, debe estar en mi maleta.
—Lo pondré a cargar —trató de levantarse pero ella se lo impidió arrancándole uno de
los botones de la camisa al intentar detenerlo, Brenda vio el botón en su mano y lo
arrojó a alguna parte de la habitación poniendo una cara de inocencia.

—Yo que tú demandaría a quien cosió eso, no estaba bien hecho y no intentes
levantarte o seguirán desapareciendo uno a uno —le advirtió enterrando su rostro en
su pecho—. Quiero que nos quedemos así un rato. Se siente bien.

—Es cierto, se siente bien.

Estuvieron acostados uno al lado del otro abrazándose y escuchando sus respiraciones
por más de una hora. Ninguno de los dos se durmió aunque él sí se sentía cansado por
el viaje pero la agradable sensación de estar de esa forma con una persona que quería
ahuyentó cualquier rastro de sueño. No recordaba ni una sola vez en su vida haberse
quedado al lado de una persona con la única intención de sentir su calor pero
agradecía haber descubierto eso con Brenda.

Ella suspiró con resignación.

—Creo que ya es hora de volver al trabajo. Qué bueno que no pusiste a cargar mi
celular, porque si me he pasado del tiempo de descanso es muy probable que el
equipo me haya estado llamando —comentó sin culpabilidad alguna.

Brenda se sentó en la cama y empezó a estirar sus brazos y a mover su cuello en


círculos, él notó como el lazo de la parte superior de su bikini se deshizo y se apresuró
a levantarse para anudarlo sin avisarle. Brenda se tensó unos segundos pero lanzó un
suspiro moviendo su cabello de lado para permitirle amarrar esas delgadas tiras de tela
detrás de su cuello.

Cuando terminó levantó su vista solo para darse cuenta como ella lo había estado
observando a través del espejo del tocador que estaba justo enfrente de ellos, tenía
una de sus sonrisas traviesas como si hubiese deshecho el nudo de los lazos a
propósito. No lo dudaba.

—No quiero arruinar el momento —le habló viéndola por el espejo—, pero podría ser
buena idea que tomes estas fotografías usando tus nuevos lentes para que te sientas
más segura. Hacer lo que amas no debería ser sinónimo de miedo.
—Lo sé... pero.

—Te propongo un trato —ella volteó a verlo con interés—. Yo dejaré de usar mis lentes
de contacto y podrás retratar mis ojos si así lo quieres con la condición de que uses tus
nuevos lentes y te hagas un estudio a profundidad sobre el estado de tus ojos.

Brenda lucía estupefacta.

—¿Hablas en serio? —murmuró sorprendida.

—Totalmente —le respondió con seriedad.

—¿Lo harías por mí?

—Por nadie más.

Con la boca abierta ella asintió con rapidez.

—¡Sí! Digo, si tú lo quieres, no debes hacerlo a la fuerza porque si lo haces por eso
entonces me molestaría.

Rio acercándose al borde de la cama para estar más cerca del espejo, Brenda se puso
de pie con rapidez y se quedó a su lado expectante.

Con ayuda de sus dedos retiró el primer lente de contacto de su ojo parpadeando
varias veces para acostumbrarse, hizo lo mismo con el otro y se puso de pie para
tirarlos a la basura, era la primera vez que los tiraba por decisión propia y no porque ya
no sirvieran. Se sentó de nuevo en la cama y Brenda sin darle tiempo de hacer otra
cosa se puso frente a él apoyándose en sus hombros.

—Tus ojos son hermosos —habló con fascinación sin dejar de verlo fija e intensamente
a los ojos—. Y no lo digo porque ame la heterocromía yo... eres perfecto así, es como
si al fin estuvieses completo. Siempre pensé que tus ojos de color diferente reflejaban
bien tu personalidad y ocultarlos era algo horrible porque algo tan hermoso no debía
ser escondido y yo... —ella abrió los ojos y lo sacudió por los hombros—. No pienses
que no te quería con tus lentes de contacto, es decir, me gustabas así porque sigues
siendo Julián, solo que sin ellos eres un poco diferente y me encantas...
Soltó una carcajada, Brenda lucía entre nerviosa y emocionada y le encantaba verla de
esa forma aunque en ese momento infló las mejillas al escucharlo reírse.

—¡No te rías! —le reclamó pegándole suavemente en el pecho.

—Perdón, pero tú emoción me ha hecho preguntarme por qué no me había quitado mis
contactos antes.

—Pues sino mal recuerdo me dijiste meses atrás que nunca te los quitarías frente a mí
solo para no darme el gusto —le recordó y él hizo memoria solo para darse cuenta que
así lo había dicho y justo con esas palabras. Ella sonrió con maldad—. Pero al final de
una u otra manera me he salido con la mía.

—Ha sido un caso especial, no me has ganado.

—¡Ja! —soltó en tono sarcástico al mismo tiempo que puso los ojos en blanco
regresando la vista nuevamente hacia él, aún más intensa que antes—. Admítelo,
Julián, el marcador entre nosotros dos se inclina considerablemente hacia mi lado.

—Algún día conseguiré igualar el marcador.

—Dejaré que creas eso —le guiñó el ojo y se inclinó hacia él besándolo.

Definitivamente sería un poco difícil igualarla en el marcador.

La tomó de la cintura acercándola a él pero Brenda decidió que la cama era un


impedimento para besarse cómodamente y terminó subiéndose sobre él dejando sus
piernas a cada lado.

Decir que se besaban con urgencia era poco, buscaban besarse de una forma que no
lo habían hecho antes, estaban solos, nadie los interrumpiría ni tenían que seguir las
indicaciones de un libreto. Él ya no estaba contando los segundos y cuando Brenda se
separaba de él para tomar aire no decía nada relacionado a "corte" o cuando le mordió
el labio lo hizo de forma delicada y no para terminar el beso.

Ella se había dedicado a despeinarlo y creyó escuchar que otro botón de su camisa
había sido arrancado pero no estaba seguro pues él se había centrado en jugar con los
lazos de su bikini, acarició su espalda, cada milímetro de esta, por debajo de la delgada
tela de la blusa jalando los lazos del bikini sin atreverse a deshacerlos pero a cada
segundo más tentado a hacerlo.

Se sintió tan acalorado cuando Brenda lanzó un leve gemido después que él levantara
un poco su falda y tocara sus glúteos.

Pensó que ya llevaban mucho tiempo besándose en esa posición y cuando intentó
moverse un fuerte golpe interrumpió todo.

Siguieron varios golpes en la puerta que ellos tardaron en reconocer debido a sus
mentes aun vagando en lo que segundos antes había sucedido. Seguían abrazados y
con la respiración acelerada cuando Brenda volteó a la puerta con una expresión que
apostaba podía asesinar a quien estaba detrás de ese escándalo.

—Brenda si estás ahí más te vale salir en ese momento —gritó la voz de Jona
claramente molesto.

—No está aquí —dijo una segunda voz que se parecía a la de Israel—. Ella siempre
deja la puerta entre abierta si está en su habitación de hotel. Creo que vio una película
y quedó un poco traumada.

—Entonces llámala, ha retrasado más de 20 minutos de la sesión y lo más importante a


interrumpido mi descanso —su voz se alejó refunfuñando algo acerca de que nunca
podía tener un minuto de relajación.

Él seguía con la vista en la puerta cuando Brenda lo tomó del rosto para besarlo
profundamente antes de bajarse de la cama para caminar al tocador y sacar sus lentes.

—Debo irme —habló dándole la espalda para ponerse sus lentes—. 20 minutos de luz
pueden hacer una gran diferencia —se giró hacia él con una sonrisa enorme en su
rostro—. ¿Qué tal me veo?

—Perfecta —le respondió sin moverse de su lugar.

Ella negó con la cabeza mientras reía.

—Te recomiendo un baño con agua helada, péinate y creo que ocuparás una nueva
camisa —se encogió de hombros luciendo aún más inocente de lo que se veía con sus
lentes de armazón morado oscuro—. O botones para ella.
Y sin decir nada más caminó dando saltitos hacia el armario de dónde sacó su cámara.

—Y también iré a pedir una habitación —murmuró pero Brenda consiguió escucharlo y
regresarse para verlo con los ojos muy abiertos.

—¿Aun no reservas una habitación? —preguntó con burla. Él negó en respuesta


ganándose otra burla por su parte—. Te veo en la noche.

Escuchó la puerta cerrarse y él se dejó caer sobre el colchón al mismo tiempo que
cerró los ojos.

Aproximadamente 5 minutos después tocaron la puerta, al abrirla se encontró con una


mucama que llevaba un par de almohadas extras, toallas y artículos de aseo personal.
Según aquella mujer una jovencita las pidió en recepción. Al principio no comprendió
hasta que después de su larga ducha fría bajó a la primera planta con la intención de
pedir una habitación y encontrarse con que la lista de espera era de 3 semanas.

Brenda y él cenaron a diferentes horas, él por su cuenta y ella cuando finalmente se


desocuparon de la sesión de fotos por lo que no se vieron hasta que anocheció. Estaba
completamente seguro que Brenda sabía que no consiguió habitación y por eso había
pedido cosas extras para la habitación, pero quedarse con ella después de lo que
había pasado en la tarde lo hacía ponerse nervioso.

Si la volvía a tocar no se detendría.

Estaba acostado en la cama viendo la televisión cuando Brenda entró lanzando un


bloqueador solar al piso alfombrado y con la cara roja.

—Nunca en mi vida vuelvo a usar esa marca —dijo guardando su cámara en el


armario—. Julián ¿conoces una buena marca de bloqueador que no me deje la cara así
como la tengo?

—¿Así con tus cachetes de ardilla rojitos? —preguntó riendo.

Ella se sentó en la cama levantando una ceja ante sus palabras.


—Sigue de gracioso y te hago dormir el en pasillo —se burló de él señalándolo con el
dedo—. No puedo creer que hayas pensado en tener una habitación en un hotel tan
solicitado con solo llegar y pedirla.

—Pues ciertamente no lo pensé, usualmente siempre una se reserva y te hacen pagar


el doble o triple con tal de dártela pero aquí no tienen eso. Aun no me siento preparado
para el mundo real —fingió terror haciéndola reír. Sus mejillas rojas quemadas por el
sol se veían tan lindas.

—Como sea, te puedes quedar aquí, no me molesta en absoluto.

—Gracias por tu hospitalidad —bromeó con ella sintiendo unas ganas de besarla de
nuevo.

—Iré a darme un largo baño para tratar de quitarme lo quemado del sol —se quejó
levantándose con pesar—. Casi pasa de la media noche, deberías dormirte yo tardaré
mucho.

—Te esperaré —aseguró.

Julián era un mentiroso. Cuando salió de su largo baño, después de haberse secado el
cabello lo encontró completamente dormido, le habló en voz baja para comprobarlo.

Suspiró mientras trenzaba su cabello y lo veía dormir. Parecía un bebé.

Sujetó su cabello con una liga y se aplicó una loción para tratar sus quemaduras del sol
que solamente parecían notarse en sus mejillas después de eso se acostó al lado de
Julián dándole un beso antes de tomar su mano y quedarse dormida al instante.
Terminaron con la sesión de fotos antes del mediodía. Tenían toda la tarde y el día
siguiente para disfrutar pero a pesar de estar junto a Julián en la playa con tiempo libre,
usando sus cómodas faldas que extrañó usar en su ciudad que aún seguía en invierno
algo la incomodaba. Sentía una presión en el pecho, era esa extraña sensación que
aceleraba el corazón en momentos como si de un presentimiento se tratase.

Estuvo sonriendo todo el tiempo porque estaba feliz pero en momentos esa sensación
regresaba incomodándole de sobremanera.

Julián lo notó y no dejó de lucir preocupado, en realidad no quería arruinarle el día y


estaba haciendo su mejor esfuerzo.

Después de la comida salieron a dar una vuelta sobre el malecón cuando un llanto
llamó su atención. Buscó con la mirada hasta encontrarse a dos pequeños, un niño que
trataba de calmar a una niña rubia muy bonita que lloraba con fuerza.

—Si no encontramos el bloqueador me pondré morena y con mi cabello rubio pareceré


Shakira —exclamó la niña entre el llanto.

—Shakira es muy guapa —dijo el niño ladeando la cabeza.

—Concuerdo con el niño —asintió Julián a su lado.

—Pero yo sí soy rubia natural, ¡no quiero parecer oxigenada! —gritó la niña haciendo
berrinche.

—Entonces vamos a seguir buscando la tienda para comprar tu bloqueador —habló el


niño tomándola de la mano.

—La tienda debería venir aquí —dijo la niña soltándolo y cruzándose de brazos.

—Alix —alargó el niño.

—Esa niña es genial —dijo ella viéndola como estaba convencida de que la tienda
debía acudir a ella si quería tener ventas—. Es perfecta, así será mi hija, cuando tenga
una.

—Excepto que no será rubia —comentó Julián y ella volteó a verlo con una sonrisa
juguetona.
—Sí tu eres el padre ella bien podría ser gemela de esta pequeña.

La expresión de Julián cambió completamente.

—Si no quieres buscar un bloqueador entonces vayamos a buscar a nuestros padres


—insistió el niño.

—No, ellos no me hicieron caso cuando les dije que ya no tenía bloqueador. Que nos
busquen... pero si no nos encuentran rápido vamos a dejarlos en ridículo con los
señores de papás perdidos —la niña sonrió con inocencia.

—No es la primera vez que lo hacemos —habló el niño—. En cada vacaciones a las
que vamos terminan perdiéndonos.

—Si están perdidos deberíamos ayudarlos —le dijo a Julián que parecía haberse
quedado en su mundo. Rodó los ojos y lo jaló de la mano para acercarse a los niños.

Cuando la pequeña vio a Julián los ojos se le iluminaron y lo señaló emocionada. Ella
parecía demasiado pequeña para saber quién era él.

—Mira Ethan, ese muchacho parece mi hermano mayor —saltó la niña.

—Tú no tienes hermano mayor —dijo el niño.

—Pero si tuviera uno sería igual a él.

Ella les sonrió antes de hablarles.

—¿Necesitan ayuda?

—¿Tienes bloqueador? —preguntó la niña con los ojos muy abiertos—. Si me quemo
me pareceré a Shakira y no quiero eso.

—¡Alix! Así no se piden las cosas —exclamó el niño que creyó recordar su nombre era
Ethan—. Lo siento, es muy confiada.

—No te preocupes, si necesitan ayuda pueden decirnos...

—En realidad Ethan hizo que nos separáramos de nuestros papás y ahora están
perdidos —interrumpió Alix señalándolo.

—Pero...
—¡Alix! —se escuchó un grito de una voz mucho más adulta y la niña se asustó
apresurándose a esconderse detrás de Ethan.

Ella y Julián voltearon a ver a un grupo de adultos que corrían hacia ellos.

—Ethan, ¿Qué tan enojada se ve mamá?

—Muy enojada —respondió el niño.

Un rostro que ella reconoció enseguida se acercó abrazando a ambos niños, Brenda se
quedó estupefacta al darse cuenta de lo familiares que los cuatro adultos se le hacían
conocidos.

—Hey, es León —dijo Julián señalándolo—. León Morales, el jugador de Futbol.

—Y Adrián —exclamó ella feliz no de haber alucinado—. No puedo creer que sean
unos padres tan descuidados.

León volteó a verla con el rostro serio.

—Es difícil tener unos hijos como ellos, créeme.

—Pero también somos descuidados —dijo Adrián que lucía más guapo en persona—.
Mi princesa tiene apenas 5 años y ya se ha perdido dos veces... aunque ahora que lo
recuerdo siempre es por culpa de tu hijo —vio con molestia a León.

—Pero si tu hija es la que lo mal influencia —exclamó el aludido.

—Ya cállense los dos —dijo la esposa de León viéndolos con enojo a ambos—. Lo
importante es que los niños están bien y que estos muchachos los cuidaron. Muchas
gracias por haberlo hecho.

Julián y ella asintieron en respuesta.

—Pero si ni siquiera me dieron mi bloqueador —habló la niña que seguía escondida


detrás de Ethan.

Los cuatro adultos la vieron fijamente y ella les sonrió ampliamente, hasta ese
momento notó que la pequeña no tenía uno de sus dientes delanteros y aun así
conseguía verse tierna. Alix tomó la mano de Ethan y salieron corriendo.
—Si no los perseguimos se volverán a perder —comentó al esposa de León pero la
primera en salir corriendo detrás de ellos fue una mujer rubia que era idéntica a Alix.

Adrián la siguió y después la esposa de León dejando solo a León frente a ellos y
viéndola a ella con curiosidad.

—Lo siento pero por alguna extraña razón te me haces muy familiar —habló pensando
con detenimiento sus palabras—. Pero debo estar loco, he visto a tanta gente... y tu
rostro se me viene a la mente con tú misma edad actual. Lo siento y muchas gracias
por haber cuidado de los niños. Probablemente se acaban de perder otra vez.

Se despidió agitando la mano y empezó a correr.

—Esta es la primera vez que me confunden que Jeanne y no me molesta en absoluto


—le dijo a Julián y él le sonrió extrañado—. Hace unos años los conocimos en el centro
comercial y el niño era apenas un bebé —explicó—. Si Brandon estuviera aquí...

Y de nuevo aquella sensación en su pecho apareció, esta vez tan fuerte que borró la
sonrisa que aquella familia alocada había dejado en su rostro para dejarle un fuerte
dolor. Cuando menos acordó Julián le hablaba sacudiéndola por lo hombros.

—Brenda, ¿qué pasa? —le preguntaba con insistencia pero lo único que ella fue capaz
de pronunciar mientras sentía el sabor de sus lágrimas fue.

—Brandon.

***********************

Feliz navidad, Feliz cumpleaños Julián, Feliz día de los inocentes, Feliz año
nuevo, Feliz día de reyes, Feliz cumpleaños Brenda, Feliz 14 de febrero... ¿me
falta algo? xD

Espero que les haya gustado el primer capítulo del año en pleno marzo :v

Para quienes les interese leer un poco acerca de porqué no he actualizado pues
pueden seguir leyendo esta nota de autor y para quienes no muchas gracias por
seguir aquí apoyándome, la novela casi va a acabar así que paciencia por favor
:D

Las razones por las que no he actualizado las he dicho muchas veces tanto por
aquí como por mi página de Fb que está en mi perfil en caso que aun no me
sigan. Mi final de año y mi inicio fueron pésimos, estuve enferma, muy enferma
todo diciembre y por más que me cuidara con el trabajo que tengo me era
imposible recuperarme del todo, aun tengo secuelas de ello xD Entrando enero
tuvieron que operarme y todavía seguía trabajando, además también me quedé
sin celular así que imagínense nada más mi suerte. Entrando febrero inicié mi
ultimo semestre en la universidad y con ello mis prácticas además de seguir
trabajando eso sin contar que tuve un altercado con un taxista y mi rodilla
terminó con 7 puntos y casi todo el mes de Febrero entre recuperación y
rehabilitación para poder flexionar un poco la rodilla, aun sigo trabajando con mi
pierna :D

Trabajo, prácticas y universidad no son nada buenos combinados XD

Muchos no comprenden que tengo una vida fuera de Wattpad y que como podrán
ver en ese breve resumen suele ser un poco loca xD Así que quiero que sepan
que hago un gran esfuerzo para publicar y lastimosamente no siempre me es
posible.

Como dije anteriormente, muchas gracias por seguir leyendo y apoyando esta
novela pero a aquellas personas que me envían mensajes amenazantes tipo "Si
no actualizas dejaré de seguirte o denunciaré tu novela o incluso un te haré mala
fama" Adiós :D Seguro que habrá otras novelas y otras autoras mucho mejores
que yo y no les harán pasar malos ratos como yo.

Reyna ya deja de hablar y actualiza :v

Adiós y muchas gracias de nuevo :)


Capítulo 26

¿Demasiado tarde?

Le gustaba mucho caminar, era relajante, sobre todo cuando no había tantas personas
haciendo ruido. A pesar de lo que le gustaba caminar en silencio no es como si le
gustara vivir en algún lugar apartado de la civilización, la ciudad tenía todo lo que él
necesitaba y si quería estar junto a la naturaleza existían muchos parques para pasear,
relajarse y reír un rato.

El parque que estaba fuera del consultorio de su psicóloga era de sus favoritos, bueno
en sí cualquiera que fuese grande le gustaba y sobre todo si tenía compañía.

—Y accidentalmente se rompió su costosa raqueta —dijo Micah a su lado.

Él volteó a verla sonriendo.


—Y estoy seguro que tú no tuviste nada que ver con la misteriosa plaga de polillas
¿verdad? —preguntó conociendo la respuesta pues había escuchado con atención a
cada palabra que ella había dicho, incluso aquella parte donde bajó mucho la voz
diciendo que se habían escapado algunas de las polillas que había llevado en una caja
de cartón... Micah era muy inteligente solo en escasos momentos mostraba algo de su
torpeza de humano, como en esa ocasión pues le aseguró que no creía que las polillas
acabarían con una caja de cartón.

—No fue a propósito —se cruzó de brazos—. Eso terminó perjudicándome a mí porque
tuve que perder para que los jueces no creyeran que hice trampa. Una derrota duele
aunque uno mismo la haya provocado... Y ahora tendré que comprar más polillas para
arruinar el librero de mi vecina.

—Esa manía que tienes con tu vecina me preocupa. Déjala que siga comprando
libros...

—¿Y permitir que me siga multando la dueña de los departamentos porque me dejan
cajas y cajas de libros frente a mi puerta tapando todo el pasillo? Ni loca, ya debo casi
100 dólares por algo que no es mi culpa. Si acabo con sus libreros... ajam, las polillas
acaban con sus libreros y de paso con sus libros estaré tranquila por una temporada —
sonrió con orgullo y sin temer el decirlo en voz alta en medio del parque donde podría
encontrarse con su vecina. Micah de repente puso una expresión dolida—. Aun no le
perdono que haya envenenado a mi Lola.

Recordó la mascota "especial" de Micah, un ratón gris que rescató en alguna ocasión
de una ratonera, en parte estaba de acuerdo con su vecina pero nunca lo admitiría
frente a ella que menos que quisiera recibir un golpe en sus... bueno, simplemente no
se lo diría.

—Sólo fue tu mascota durante 4 días —le recordó y ella tocó levemente sus mejillas
como si estuviese limpiando sus lágrimas.

—Los mejores 4 días de su vida, mi pobre Lola.

—Y era macho...

—Mi pobre Lolo —se corrigió como siempre lo hacía.


—Empezaste hablando sobre el juego de tenis y terminaste con tu ratón muerto ¿cómo
llegamos a eso? —preguntó.

—Todo fue culpa de mi vecina, esa mujer debe ser amiga de satán, siempre está en
interfiriendo en mi vida —explicó agitando su puño al frente pero a nadie en específico.

Soltó una carcajada al escucharla decir eso. Gracias a ella sentía que su vida estaba
en equilibrio, no lo dejaba que se sintiera solo e incluso estaba dispuesta a ir con él
todos los martes y jueves a su consulta con la psicóloga perdiendo 1 hora de su tiempo
fuera mientras fingía leer una de las revistas científicas que estaban en recepción o
golpeaba una de las paredes de la sala de espera con una pequeña pelota de tela que
siempre guardaba en sus bolsillos en caso de tener un ataque de nervios, aunque más
bien era al recepcionista a quien le causaba esos ataques con su ruido constante, de
hecho notó como el hombre se alegró cuando lo vio entrar solo en un par de ocasiones
que Micah no pudo acompañarlo.

Era extraño, todos los hombres sin importar la edad terminaban sintiéndose atraídos
por ella, algo que no siempre era bueno pues sufría constantemente de acoso callejero
y por eso no podía dejarla sola. Sus ataques de nervios empezaron a consecuencia del
acoso.

No siempre funcionaba pero si veía a algún hombre con miradas lascivas hacia ella
solía tomarla de la mano o abrazarla por los hombros. Él lo haría todo por la única
persona que nunca lo abandonó.

—Micah llamando a Brandon, ggg, ¡cambio! —lo sacó de sus pensamientos al


momento que se pudo frente a él ahuecando una de sus manos como si fuese un
micrófono.

—¿Qué ha sido ese "gggg"? —trató de reproducir el sonido que ella hizo—. Y si
intentas imitar un radio lo estás haciendo muy mal.

—Mis imitaciones son las mejores, que tú seas pésimo adivinando es otra cosa.

—Mejor vamos a comer, yo invito —ofreció y ella sonrió abiertamente.

—Estaba esperando que dijeras eso y como invitas hoy elegiré la comida más cara.
—No te pases... —empezó a decir pero una conversación entre dos chicas llamó su
atención.

—¿Debo llamar a la policía? —preguntó una de ellas con nerviosismo—. Se veía como
que iban a empezar una pelea.

—No hagas nada, si son parte de alguna pandilla podríamos meternos en problemas,
mejor que ellos lleguen cuando las cosas se pongan graves —susurró la otra chica.

Micah pasó frente a él y se acercó a las jóvenes obsequiándoles una sonrisa


encantadora.

—¿Me podrían pasar el chisme completo? —les preguntó con voz molesta pero ellas
con tal de no guardárselo le dijeron todo en tono secreto.

—Girando esta esquina —señaló una de ellas—. Hay un grupo de chicos molestando a
dos niños, la diferencia de edad es notoria, el local frente al que están ya cerró por los
empujones que se estaban dando, no alcanzamos a ver si estaba armados pero como
estaba la riña es probable que pase algo malo.

—Creo que uno de ellos es gay y por eso lo estaban molestando —susurró la otra con
una expresión incomoda.

Micah volteó a verlo al escucharlas.

—Gracias —se apresuró a responder y sin decirle nada salió corriendo, él la siguió
tratando de tomarla de la mano.

Las personas racistas eran las peores y si ella se metía en una pelea... no quería ni
imaginarlo.

Girando por la esquina que señalaron las chicas consiguió tomarla de la mano
deteniéndola y vieron al grupo de chicos gritando insultos a otros que no distinguió.

—¿Bueno? —escuchó a Micah y la vio con el celular al oído—. Quiero reportar una
pelea en la calle 18... sí... sí, es un grupo grande... y... sí... ¡Manden a una puta patrulla
y déjense de preguntas estúpidas! —les gritó para colgar con enojo. Al voltear a verlo
distinguió como ella parecía a punto de entrar en uno de sus ataques de nervios. Las
peleas la ponían de mal humor como a cualquiera y le provocaba una fuerte
impotencia.

La tomó por los hombros firmemente.

—Quédate aquí hasta que llegue la patrulla...

—No, Brandon —dijo ella con la voz temblorosa.

—Tranquila, no me arriesgaré —le sonrió para darle confianza y tranquilizarla—. Sólo


me acercaré y llamaré a la policía para presionar más ¿sí? Lo prometo.

Ella negó con la cabeza apretando su mano fuertemente pero aun así consiguió
soltarse para correr a donde estaban reunidos aquellos chicos formando un medio
círculo y arrinconando a aquellos chicos con tan mala suerte contra la pared, tenían
fachas de pandilleros. Muchas personas pasaban solo viendo y marchándose
corriendo. Algunos desde lugares "seguros" ya estaban sacando sus celulares para
grabar y subirlo a redes sociales provocando más morbo. La idea le causó nauseas
pero prefirió ignorarlo.

—Dan tanto asco —escuchó decir a uno de los pandilleros—. Personas como ustedes
deberían estar muertos. Malditos enfermos.

Y entonces el semicírculo que estaban formando ellos se rompió cuando uno de los
chicos fue empujado contra el suelo.

—¡Déjenlo! —gritó una voz que reconoció en seguida.

Sintiendo la adrenalina correr por su cuerpo levantó la vista para ver como dos sujetos
detenían a Mark mientras él se agitaba para librarse. Tenía la cara llena de sangre pero
poco le importaba, poniendo resistencia se ganó un golpe en el estómago que lo dejó
con la cabeza colgando.

Sus pies se movieron solos, no le importó nada, ni las diferencias que pudo haber
tenido con su hermano meses atrás o la promesa que le hizo a Micah de no interferir.
No iba a quedarse parado como espectador viendo a su hermano ser golpeado por
unos infelices.
Su puño se estrelló en el rostro de uno de los que sujetaban a su hermano, eran 6 en
total y sabía que no podría con ellos ni de broma, pero trataría de hacer tiempo en lo
que la policía llegaba, si es que llegaba.

Un puño golpeó su espalda pero él siguió arremetiendo con las manos y los brazos
contra los que sujetaban a su hermano, de alguna forma y su vista siendo nublada por
la adrenalina consiguió tener a Mark en sus brazos, él estaba consiente aun pero le
costaba respirar, podía escucharlo inhalar pesadamente. La sangre le goteaba del
cabello manchando su ropa.

—¿Qué? —dijo uno de los tipos viéndolo con diversión—. Otro puto asqueroso. El
mundo nos agradecerá si acabamos con ustedes 3 de una vez.

Sintió un fuerte impacto en su cabeza que lo hizo tambalearse pero no por eso dejó a
su hermano. Frunció el ceño para ver con claridad y sintió un hilo de sangre corriendo
por un costado de su cara. Esas personas tenían algo debajo de los guantes para
poder herirlo con un solo golpe.

—¿Brandon? —murmuró Mark tosiendo sangre.

—Calla —murmuró caminando hacia atrás con él, lo único que estaba logrando era que
los acorralaran más pero con su hermano casi inconsciente no podía hacer mucho—.
Dime que te puedes mover.

—Apenas, siento, mis piernas —consiguió escucharlo.

—Ey, hermosa, ¿a dónde llevas a nuestro amigo? —habló uno de los sujetos y logró
distinguir a Micah arrastrando al otro chico que había caído inconsciente y por el cual
Mark se había ganado ese golpe en el estómago. Ella se apresuró a jalarlo hasta un
grupo de personas que solo estaban viendo y ya ellos le ayudaron a recostarlo.

—Alguien encárguense de esa perra —bramó uno.

Él sintió un tirón y el terror que sintió cuando Mark se apartó de sus brazos fue algo que
nunca había experimentado y en esos meses sí que había tenido todo tipo miedo.
Alguien lo inmovilizó y otro le golpeó el estómago con los puños y patadas pero no le
importaba, estaba bien que se distrajeran con él y olvidaran por un momento a su
hermano que había quedado tirado en el suelo.
Los golpes le dolían menos que verlo en ese estado.

—¿Es lo mejor que tienes? —gritó Micah y logró verla como escupía sangre.

Ellos no se detendrían ni porque ella fuese una mujer.

Trató de moverse agitando los pies como ella le había enseñado. Si salían de esa
nunca la volvería a ignorar cuando ella trataba de enseñarle defensa.

Consiguió golpear en la cara a uno y se liberó. Se inclinó para tomar a Mark


esquivando unos golpes que no tenían la intención de dejarlo inconsciente, querían
matarlos frente a toda la gente que estaba viendo como inútiles. Querían humillarlos y
demostrar que personas como ellos no valían nada por ser una minoría.

Micah gritó y su corazón se paralizó, esquivó un puño y golpeó a alguien tan fuerte que
fue capaz de dejarlo en el suelo, logró distinguirla, su cabeza siendo pisada contra el
concreto.

Quiso gritar pero la sangre pasaba por su garganta atragantándolo y algunos de ellos
bloquearon su vista. Él sentía que en ese momento era capaz de matar y los
pensamientos lo estremecieron pero no le impidieron seguir defendiéndose dando
golpes en zonas que sabía podrían resultar mortales, lo único que le importaba era
tener a salvo a Mark y a Micah. Él podría ir a la cárcel y estaba bien, podría morir y
estaba bien, pero no que les hicieran nada a las personas que amaba porque eso
nunca lo perdonaría.

—La chica viene armada —gritó alguien y pese al ruido logró distinguir como uno salía
corriendo con una pierna arrastrando.

—Estoy bien —Micah gritó con dolor—. Estoy bien —le avisó para que no se
preocupara.

—No por mucho —escupió alguien.

—Te presto mi táser y me quedo con la navaja —soltó Micah riendo—. Funcionó con tu
amigo.
A pesar de la situación no pudo más que sentirse orgulloso de ella, tan valiente en un
momento como ese luchando contra sus ataques de nervios para protegerlos a ellos
que no eran parte de su familia, arriesgando su vida.

Un sonido hizo eco por las calles y nunca le había aliviado escucharlo tanto como en
ese momento, sin embargo aunque las sirenas estaban cada vez más cerca aquellos
pandilleros les importaba un bledo, consiguieron tumbarlo y él trató desesperadamente
de cubrir a Mark con su cuerpo recibiendo golpes en su espalda.

Alguien gruñó de dolor, un hombre y escuchó el grito de Micah por última vez antes de
sentir un dolor indescriptible en su nuca y no sentir nada más.

Micah

—Mátenlos antes de que llegue la policía —gritó el hombre con el que ella se
enfrentaba.

Esquivó un golpe dejándose caer sobre sus manos para tumbarlo con una pierna, lo
dejó en el suelo y sin darle oportunidad de moverse le dio una descarga en el cuello.

Su corazón latía deprisa cuando volteó hacia Brandon y lo vio en el suelo siendo
golpeado mientras él trataba de proteger a Mark. Corrió con todas sus fuerzas pero no
logró llegar antes de ver cómo le daban un golpe en la cabeza con una especie de tubo
metálico.

—¡Brandon! —gritó desgarrando su garganta mientras los pandilleros empezaban a


escapar al escuchar las sirenas de las patrullas cerca.

Ella se dejó caer sobre el concreto abriéndose las rodillas por el golpe pero poco le
importó cuando vio los ojos de Brandon ponerse blancos y su cuerpo sacudirse
descontroladamente. Lo movió, en ese momento no recordaba si estaba bien hacerlo
pero no podía quedarse como una inútil mientras él sufría, sin otra alternativa lo puso
boca arriba y le metió los dedos en la boca para evitar que se mordiera la lengua como
escuchó alguna vez en sus clases de defensa. Presionó sus ojos con fuerza para
apartar las lágrimas cuando sintió a alguien tomarla por los hombros. Estaba lista para
soltar un golpe hasta que vio a un paramédico aparecer frente a ella y empezar a tratar
a Brandon.

Algo le dijeron todas las demás personas que se bajaban de las patrullas, de la
ambulancia y del camión de bomberos pero ella no podía apartar la vista de Brandon y
Mark que estaban siendo subidos a camillas.

Alguien la sujetaba mientras ella temblaba.

—Brandon —gritó mientras lo subían a la ambulancia.

—Él estará bien. Los conoces ¿verdad? Necesitamos que te calmes.

—Convulsionando —balbuceó.

—Será atendido pronto y tú también ¿te apuñalaron en el brazo?

Negó pero apartó un segundo la vista de Brandon para ver su brazo que estaba
bañado en sangre.

Las puertas de la ambulancia se cerraron y empezó a gritar y jalonearse. Sabía que su


fuerza era incontrolable en esos momentos, nadie la detendría hasta estar con ellos.

—Mark, Brandon y el otro chico —gritó corriendo hacia la ambulancia y golpeando las
puertas.

—¡Déjenla subir! ¡Déjenla subir! Está en shock, así no nos dirá nada y necesita
atención médica urgente, perderá más sangre, tiene una puñalada —gritó un policía
ayudando a abrir las puertas de la ambulancia y subiéndola.

Sólo había una camilla, era la de Brandon.

—Mark y el otro chico —balbuceó.

Uno de los paramédicos se puso frente a ella y empezó a hablarle con calma.

—El otro joven que estaba con él —señaló a Brandon—, está siendo llevado en otra
ambulancia. Estarán bien, y viene otra tercera ambulancia en camino para el otro joven
que mencionas ¿sí?
—Brandon...

—Él va a estar bien ¿de acuerdo? Necesito que tomes esto —le extendió una pastilla
pero ella la arrojó por la ambulancia pues le impedía ver a Brandon.

No podía dejar de verlo, si apartaba la vista entonces despertaría en otro lugar y no


volvería a saber de él, no podía pasar eso... despertar. ¿Y si eso era un sueño? Una
pesadilla, sí eso debía ser. Aquella hermosa tarde que estaba teniendo no podía haber
llegado a esa situación, seguro estaba dormida aun en los cómodos sillones de
recepción fuera de consultorio donde Brandon estaba con la psicóloga, sí, eso debía
ser, estuvo tan aburrida esperándolo y estaba teniendo un sueño, una terrible pesadilla.

El paramédico le siguió hablando pero ella se concentró en un inconsciente Brandon


mientras trataba desesperadamente de cerrar los ojos y dormir para despertar de esa
pesadilla. Había escuchado que en los sueños los dolores no se sentían y ella no
sentía el dolor de la puñalada en su brazo o los dedos mordidos ni los golpes que había
recibido por todo el cuerpo así es que cada vez se convencía más de ello.

Pero no podía parpadear, sus ojos se negaban a cerrarse ni un segundo, no querían


dejar de ver a Brandon. La ambulancia se detuvo y solo se percató de ello porque las
puertas se abrieron y varios paramédicos estaba ahí bajándolo de la ambulancia, a ella
también la ayudaron a bajar, le acercaron una silla de ruedas pero corrió sujetándose el
bazo bañado en sangre, de repente le dolía, hasta estar junto a la camilla de Brandon
que estaba siendo ingresado al hospital, atravesando varias puertas pero entonces
algunos brazos la detuvieron y ella retuvo el grito.

No la estaban jalando simplemente la detuvieron para que no fuese más allá. En


seguida pasó otra camilla y vio a Mark haciéndose un ovillo mientras abrazaba su
estómago, después el joven a quien no conocía, lucía mucho mejor que Mark pues él
estaba sentado sobre la camilla viendo a su amigo con preocupación.

Ya estaban en el hospital, iban a ser atendidos y nada malo iba a pasarles, estaba
segura así que cuando las puertas se cerraron el sueño volvió a ella y se sintió feliz de
al fin poder despertar de esa pesadilla.
Julián

Él sabía que Brenda nunca se mordía las uñas o al menos en el tiempo que llevaba de
conocerla jamás la vio hacer eso pero en ese momento estaba por devorar su dedo.
Tomó su mano izquierda y le dio un apretón para tranquilizarla, ella volteó a verlo
dedicándole una sonrisa ladeada pero se borró y sus ojos se llenaron de lágrimas que
no derramó, en su lugar se acercó a él y lo abrazó enterrándole el rostro en su pecho,
aspiró profundamente varias veces hasta que su temblor se calmó.

La abrazó, no quiso decirle nada, las palabras no servían en ese momento en su lugar
levantó la mirada para ver a Jona que estaba concentrado en la carretera y en acelerar
el auto cada vez que podía. Fueron por la carretera más rápida, ya llevaban la mitad
del camino.

Él en serio esperaba que ese presentimiento de Brenda fuese solo algo loco en su
cabeza, quería creer que esas conexiones entre gemelos y mellizos eran falsas,
deseaba con todas sus fuerzas que la familia de Brenda estuviese bien, riendo en la
sala de su casa todos apretados por el pequeño espacio, que Frank el más chico
estuviese sentado en el piso viendo la televisión y comiendo golosinas, que Lissa y
Mark peleasen por el control remoto, que Brandon estuviese en un profundo sueño
como siempre y sus padres le estuviesen haciendo vudú a él o a Matt, de preferencia a
Matt.

—Gracias, por hacerme caso —murmuró Brenda en su pecho—. Si hubieses sido otra
persona estoy segura que no estaría ahorita de camino a casa con la gran posibilidad
de que nada malo esté pasando. Muchas gracias, Julián, por estar siempre a mi lado.

Él sonrió feliz de escucharla decir aquello. Quería estar a su lado mucho tiempo más.
La abrazó.

—Creo que no me gusta que uses camisa de botones —dijo Brenda empezando a tirar
de uno de la camisa que se puso a las carreras—. Me provoca querer arrancarlos
todos.

—Deberías hacerlo —la animó y ella levantó la cabeza viéndolo con picardía mientras
alzaba una ceja.
—Sabes en la situación en que me gustaría quitártelos ¿cierto? —le preguntó y él se
encogió de hombros como respuesta.

—Niños, agradecería que no hablen sobre sus deseos sexuales frente a mí —dijo Jona
en la parte delantera del auto.

—No estamos hablando frente a ti, estamos hablando a tus espaldas, literalmente —le
respondió y su representante le lanzó una rápida mirada por el retrovisor antes de
regresar la vista a la carretera.

—Además —Brenda se acomodó en sus brazos sin dejar de juguetear con uno de los
botones de su camisa que estaba empezando a soltarse—. Seguro tu esposa y tú han
hecho lo mismo demasiadas veces.

—A diferencia de ustedes, nosotros llevamos 15 años casados...

—Y de seguro llegaron sin tener sexo hasta el matrimonio —se burló Brenda.

—En mis tiempos eso era posible —respondió Jona.

—Ah, pero eso no responde a lo que dije...

—Al menos ya éramos novios —atacó Jona.

—Touché —dijeron él y Brenda al mismo tiempo.

Y aunque la conversación siguió por esa línea siendo cada vez más incómoda al
menos para él agradeció que por un rato Brenda estuvo tranquila. Su respiración
empezó a acelerarse de nuevo cuando que un enorme letrero les dio la bienvenida a la
ciudad, para su suerte el tráfico era casi inexistente, algo no muy común en esa
enorme ciudad en que vivían.

Con las manos temblando Brenda encendió su celular que mantuvo apagado durante
todo el camino para evitar leer mensajes y recibir llamadas. Apenas el aparato se
encendió advertencias de llamadas perdidas y mensajes aparecieron en pantalla. Tocó
uno solo con el dedo en donde le avisaban que fuese al hospital.

Ella respirando profundamente le pidió a Jona que los llevase a la dirección que Lissa
le había escrito y en menos de 15 minutos estaban bajando del auto.
Brenda lo sujetaba con fuerza mientras caminaban a la entrada principal del hospital.
Era extraño o tal vez no tanto pero se sentía tan nervioso y preocupado como
probablemente Brenda estaba.

Entraron y apenas pusieron un pie Brenda se llevó su mano disponible al pecho apretó
la tela de su blusa blanca con morado y cerró los ojos con fuerza. Él la guio hasta un
grupo de personas que se le hicieron conocidas, estaban sus padres, Lissa y Frank
pero no vio a sus otros dos hermanos ni a Jeanne o Matt.

Brenda soltó su mano y dio un paso al frente manteniendo las manos a los costados
formando puños.

—¿Quién es? —preguntó con voz quebrada.

Sus padres no dijeron nada pero Lissa con los ojos rojos y las mejillas manchadas por
lágrimas secas les sonrió débilmente antes de hablar.

—Unos pandilleros se metieron con Mark y unos de sus amigos —empezó a hablar—.
Casualmente Brandon y Micah estaban pasando por ahí y bueno —ella se encogió de
hombros con los ojos volviendo a llenarse de lágrimas—. Ya sabes lo imprudentes que
son estando juntos. Se metieron en la pelea aparentemente sin pedir ayuda. Mark está
siendo evaluado para ver si ocupará cirugía, al parecer tiene una hemorragia interna
pero el doctor dio a entender que puede no ser tan grave, su amigo es el que mejor
está, unos golpes que se curarán en un par de semanas... Micah perdió mucha sangre
y está grave...

Silencio.

¿Y Brandon? Pensó él con el corazón acelerado.

—¿Y Brandon? —preguntó Brenda tratando de mostrarse fuerte.

—Recibió un golpe en la cabeza y convulsionó... estuvo estable cuando llegó aquí pero
de nuevo empezó a convulsionar y no nos han dicho más desde entonces.

Brenda asintió lentamente, llevó una mano a su cabeza y las lágrimas empezaron a
caer por su rostro como si de una tormenta se tratase.
—Necesito verlo —murmuró—. Necesito verlo. ¡Necesito verlo! ¡Debo estar con él! —
empezó a gritar en medio de la sala de espera atrayendo la atención de los demás,
provocando el llanto de su hermano pequeño—. ¡Brandon me necesita! —la abrazó por
la espalda intentando detener sus manos que se agitaban violentamente—. ¡Por favor!
Necesito estar con él. ¡Debemos estar juntos! Nadie va a entenderlo, sólo yo. Por favor
—suplicó.

Y con dolor al verla así la retuvo entre sus brazos hasta que entró en una especie de
shock en donde se quedó sin fuerzas, sin ganas de llorar, sin poder hablar, como una
muñequita de trapo en sus brazos.

Brenda

Su mano estaba cálida y ella sonrió al reconocer esa calidez. Era extraño pero cada
persona le transmitía una calidez diferente, no era lo mismo sostener la mano de Laini
que la de Julián o la de Brandon, aun dormida, como se encontraba en ese momento
sabría identificarlos.

Movió sus dedos con la intención de disfrutar más esa calidez y frunció el ceño ante la
incómoda luz que le dio en la cara, giró su rostro tratando de esconderlo pero al hacerlo
chocó contra algo. Con un poco de malestar abrió los ojos para encontrarse con el
rostro de Brandon frente a ella.

Tenía los ojos cerrados pero ahora solo estaba dormido, ella lo sabía, su corazón lo
sentía, le estaba diciendo que él estaba bien. Su mellizo se repondría, es más, estaba
tan segura de que él abriría los ojos en algún instante.

—Buh —murmuró él abriendo los ojos lentamente y dándole una sonrisa entre cansada
y llena de alivio—. Me asustaste, dijeron que te desmayaste y no habías despertado
pero mi corazón me decía que estabas bien, solo muy asustada.

—Me preguntó a qué se debió ese susto —respondió ella acariciándole la cara con la
mano que anteriormente estaba entrelazada con la de él.
—No sé, pero por ahí escuché que unos chicos buena onda hicieron un gran acto
heroico aunque se ganaron una tremenda paliza —se quejó al terminar de hablar y
guiñó un ojo con rastro de dolor—. A lo mejor escuchaste la versión dramática porque
aquí todos estamos listos para ir de fiesta esta noche.

Ella rio.

—Tal vez no debí haberle hecho caso a Lissa —sugirió.

Brandon asintió lentamente pero al parecer mover la cabeza le dolía.

—Menos a ella, no puedo creer que sigas sin aprender la lección y continúes
haciéndole caso a la chica que inventa historias de amor con sus platónicos.

Ella soltó carcajadas que lentamente fueron transformándose en horrendos y penosos


sollozos. Se cubrió la boca en un intento de reprimir el llanto pero solo fue un intento
pues su mellizo se encargó de limpiarle las lágrimas con aparentemente la única mano
que podía mover sin sentir tanto dolor.

—Lo siento —habló llorando—. Siento tanto haber esperado hasta estar en esta
situación.

—No importa...

—Sí, sí importa. Te lastimé, te lastimé tanto, te confundí y en lugar de tratar de


arreglarlo hui de lo que provoqué de la peor forma y todos los días me levantaba
pensando en que debía pedirte perdón antes de que fuese demasiado tarde y hoy
cuando mi pecho empezó a doler llegué a pensar... —se atragantó con un sollozo—,
llegué a pensar que era demasiado tarde.

Brandon rio seguido de un gruñido de dolor.

—También intenté hacerlo, ambos fuimos víctimas y culpables, quería llegar y decirte
"hey, hermana, todo está bien conmigo, he ido a terapias con psicólogos durante
meses y al fin estoy bien. Confundí las cosas como el niño que piensa estar enamorado
de su mamá, solo era algo llamado complejo fraterno. Pero ya no me temas, quiero que
volvamos a ser hermanos como antes ¿podemos?" —rio—. Y después darnos un
abrazo de mellizos.
—Estoy segura que podemos hacer eso —sonrió con lágrimas en sus ojos.

—Sí, también lo creo pero me gustaría que fuera cuando mis huesos estén de nuevo
en su lugar.

—Ten por seguro que será así.

Pero lo abrazó en ese momento ambos recostado en la cama del hospital provocando
que él se quejara por el dolor y descubriera que probablemente tenía otro par de
costillas rotas.

***

Fue hasta el día siguiente en que permitieron que Mark se pusiera de pie y fuese a
visitar a Brandon. Ella y Julián lo ayudaron a caminar a lo largo del pasillo, algo muy
trabajoso para quien debía estar en reposo mínimo una semana pero después de
minutos entraron a la habitación para ver como Brandon hacía un gesto de asco a la
comida del hospital.

—Creí que exageraban en las películas cuando decían que la comida sabía asquerosa
pero ahora lo he confirmado. ¡Tráiganme unos tacos! —les dijo a sus padres pero fue
Lissa quien le metió la cucharada de puré a la boca.

—¿Ahora me entiendes? —le preguntó Mark pues minutos antes habían tenido una
plática similar.

—Ellos ya están bien, mejor vámonos a casa —dijo un aburrido Frank.

—No me puedo ir del hospital sin haber comido tacos de contrabando —afirmó
Brandon y Mark asintió secundándolo, ella le dio un golpe en la cabeza olvidando que
tenía una pequeña herida—. Por cierto ¿alguien sabe si Micah ya despertó? Por ahí
escuché que un enfermero estaba hablando sobre ella y no de forma muy amigable.

—Sigue dormida —habló Julián—, pero me he asegurado de que solo tenga


enfermeras.

—Tú muy bien —dijo Brandon levantando el pulgar.


—Ya como sea, a lo que vine —habló Mark señalando a Brandon con un tembloroso
dedo—. Lo siento y muchas gracias. Ya pueden llevarme a mi cuarto.

Hizo ademán de darse la vuelta pero no pudo hacerlo antes que su mellizo hablara.

—¿Qué es lo que sientes y gracias por qué? —le preguntó con tono de burla.

Se sentía tan orgullosa de que Brandon estuviese tan normal, incluso mejor que antes.

Mark gruñó y tardó más tiempo en hablar.

—Perdona por haberte dicho cosas tan feas hace unos meses y por esas amenazas,
no las merecías y creo que todos estábamos asustados —Mark volteó a verla y ella
asintió animándolo a continuar sobre todo porque aún seguía soportando todo su
peso—. Y muchas gracias por haber arriesgado completamente tu vida para ayudarme,
si no lo hubieras hecho probablemente estaría muerto y también mi amigo que nada
tenía que ver —suspiró y frunció el ceño—. ¿Es suficiente?

Brandon tragó un poco del puré que Lissa nuevamente lo había obligado a tragar y
asintió.

—Eso podría ser una parte.

—¿Cómo que una parte? —exclamó Mark de mal humor.

Y en esa pequeña habitación de hospital su familia empezó a reír tratando de evitar


que los dos más lastimados se volvieran a dar de golpes. Pero eran cosas de
hermanos.

Sonrió volteando a ver a Julián que tenía rato observándola y le agradeció con la
mirada por todo lo que hizo por ella y su familia; pues gracias a él ella consiguió
despertar junto a Brandon el día anterior y arreglar su malentendido y cada uno obtuvo
una habitación y el mejor trato del hospital.

Ella no necesitó que él hubiese hecho eso para saber lo mucho que él la quería y lo
mucho que ella lo quería. Que quería estar siempre a su lado.

Todo el tiempo bastaba con que se vieran a los ojos para saberlo.

*************
En serio tienen que pedir un deseo xD

He vuelto en menos de un mes y publicando entre semana, algo jamás visto con
esta novela xD Pero quería subir este capítulo ya porque me gustó mucho
escribirlo y al mismo tiempo me enojaba, pero así debía ser.

Espero que les haya gustado y si fue así no olviden dejarme un comentario o una
estrellita que ambas cosas son gratis.

También muchas gracias por su apoyo en el capítulo anterior y sus comentarios


sobre mi lesión. Actualmente estoy bien, he mejorado un poco... tanto que estoy
de viaje xD

Gracias por todo y saludos desde Guadalajara!! :D

Comenta #ReynaNoDescansa si leíste hasta el final jaja no mentira, de nuevo


gracias!! :D

Capítulo 27

¿Quieres ser mi...?

Julián se inclinó para tomar a Nena en sus brazos y entrar con seguridad al ascensor
pues suficientes videos había visto sobre mascotas ahorcadas por las correas y las
puertas. No quería ser un dueño irresponsable ni ver sufrir a Nena.

Llegó al cuarto piso de la agencia y salió del ascensor viendo a sus alrededores. En
esa ocasión no estaba ahí por trabajo ni por pedido de Jona, decidió ir pasa aclarar las
cosas con cierta persona y advertirles a otros dos...

Nena se agitó en sus brazos pidiéndole que la bajara, cuando la dejó en el suelo ésta
corrió por uno de los pasillos que él no tenía la intención de visitar pero tampoco podía
dejar a Nena vagando sola y que hiciera sus necesidades por ahí.

Al doblar por una esquina escuchó una risa conocida al mismo tiempo que vio a Nena
sentarse a mitad del pasillo. Segundos después apareció Azul con los ojos iluminados
al ver a Nena, aparentemente sin notarlo a él se inclinó y empezó a hacerle cariñitos en
la cabeza y detrás de las orejas, él tuvo que aclarar su garganta de forma ruidosa para
que su amiga por fin levantara su vista y lo viera.

—¡Julián! —exclamó con una sonrisa y se levantó para abrazarlo fuertemente, debía
admitir que extrañaba los abrazos eufóricos de su amiga—. Ya se me hacía raro que
Nena estuviese sola por aquí.

—Pero si he estado aquí con Nena todo el rato.

—Ah... perdona, he estado distraída últimamente —sonrió con un poco de vergüenza—


. Por cierto ¿Y Brenda? Lleva unos días sin venir a la agencia.

Esbozó una sonrisa, era frecuente que sonriera cuando escuchaba su nombre o solo al
recordarla. Eso era consecuencia de estar enamorado, supuso, no se había sentido así
probablemente nunca.

Reaccionó cuando Azul tronó los dedos frente a sus ojos.

—Sí. Hoy íbamos a desayunar juntos pero al final me dijo que tenía un par de
pendientes que terminar y para que ella rechace una comida debe ser muy importante,
probablemente tenga que ver con la universidad, la ha tenido muy ocupada.

Azul le golpeó el codo jugueteando.

—Parece que pasan mucho tiempo juntos ¿acaso se mudó contigo?

Soltó una carcajada fingida pensando en lo maravilloso que sería eso. Pero no tenía
tanta suerte aun.

—No, me quedé algunos días en su casa bajo el cuidadoso ojo de su padre —se
estremeció de recordar esos momentos—. Casi me manda a dormir a la casa del perro.

—Así que eres la razón por la que Brenda no ha dormido bien —rio Azul exagerando—.
Hace una semana más o menos se quedó dormida antes de una sesión de fotos...
aunque supongo que ese también tuvo que ver con lo que le pasó a sus hermanos, por
cierto ¿Cómo están ahora? —preguntó con preocupación.

De solo recordar aquellos días un sabor amargo inundó su boca.


Gracias a los doctores todos estaban bien, Mark y su amigo fueron dados de alta a los
cuatro días de ser ingresados al hospital pero Brandon y su amiga Micah estuvieron por
9 días pues sus heridas fueron más serias de lo que pensaron. Ella perdió tanta sangre
que de acuerdo a las palabras de los doctores estuvo a unos minutos de morir además
de un severo golpe en la cabeza que recibió cuando la golpearon con el concreto. Se
habían esperado lo peor pues cuando ella despertó no podía ver bien con el ojo
derecho pero no fue más que un susto y con el medicamento su recuperación estaba
siendo satisfactoria.

Y qué decir de Brandon, el pobre muchacho iba a estar medicado una larga temporada
luego de que en su estadía en el hospital lo volviera atacar una convulsión, llevaba tres
desde que recibió aquel golpe en la nuca hasta que lo dieron de alta y aunque con el
medicamento parecía estar mejorando iba a tener que ser sometido a más estudios
esperando que las convulsiones no se volvieran a repetir jamás.

Pero si de algo estaba seguro es que la familia de Brenda era muy fuerte y saldrían
adelante sin importar qué.

—Ya veo —murmuró Azul que ahora estaba recargada en la pared del pasillo en el que
se encontraban—. Pero tienes razón, ellos pueden con cualquier cosa. Tenemos a
Brenda que pudo contigo. No hay nada peor que un Julianus pensativus.

—Qué graciosa —fingió molestarse.

—Oh, no, espera, también está Jona y de nuevo pudo con él... —de repente se quedó
callada viéndolo fijamente como si recién captara que él estaba allí—. Un momento,
Jona no está aquí en la agencia lo que significa que él no te pidió que vinieras y es
obvio que no estás aquí para visitarme porque me habrías marcado lo que me hace
cuestionarme... ¿A qué has venido hoy?

Cierto. Hablar tanto tiempo con Azul le hizo olvidarse momentáneamente de su


propósito; y como si sus pensamientos lo hubieran invocado vio a Israel caminando por
el pasillo. El muchacho se acercó sonriente a saludarlos.

—Hola ¿cómo están? —les saludó a ambos con un estado del humor inusual en él. Por
lo regular siempre estaba nervioso pero en ese momento irradiaba felicidad.
Lástima que iba a durar poco.

—Estoy bien ¿y tú? —respondió Azul con amabilidad dándole un beso en la mejilla.

—Bastante bien, en realidad estaba hablando con Brenda y...

—Y tengo que dejarte algo en claro —habló seriamente interrumpiendo a Israel—. Está
claro para todo el mundo que entre Brenda y yo hay algo. Para no hacer esto más largo
te pido que dejes de insinuarte a Brenda. Ella es mi no... bueno, casi es mi novia, así
que debes controlarte con ella, nada de acariciarle el cabello y los brazos como sueles
hacerlo —en algún momento terminó frente a frente con Israel, casi acorralándolo a la
pared, cuando se percató de ello no se apartó, debía mostrarse serio, que le temiera—.
Ya sé que te gusta pero...

—¡Qué! ¡No! —murmuró Israel e intentó aclararse la garganta para no sonar como si
acabase de hacerse en los pantalones—. A mí no... no me gusta Brenda. Yo la respeto
y la aprecio como mi alumna. Pero no me gusta para nada, no soy ningún asaltacunas.
No podría salir con una persona menor que yo por tantos años. Sin ofender, sin
ofender.

Dio un paso atrás no muy convencido, ese hombre era especialmente cariñoso con
ella, él lo había notado, casi desde que tuvo su primera sesión de fotos con Brenda.
Israel siempre la abrazaba para felicitarle, le hacía obsequios costosos y no paraba de
sobarle los brazos cada vez que alguien elogiaba su trabajo. Pero lo mantendría
vigilado. Mandaría a vigilarlo con todas las cámaras de la agencia de ser necesario.

—Pues yo sí voy a salir con una persona menor que yo así que quedas advertido.

—Está bien, sí. Tranquilo —balbuceó Israel protegiéndose con las manos—. Rayos,
hace unos minutos cuando dije Brenda ni siquiera me refería a ella. Mi hermana menor
se llama Brenda.

Se cruzó de brazos.

—Sí claro, ahora me vas a decir que es el nombre más común del mundo.

—Pues más común que Azul sí —interrumpió su amiga.


—Y más común que mi nombre también —agregó Israel—. Acéptalo, su nombre no es
muy raro.

—¿No me digas que solo viniste para hablar con Isra? —preguntó Azul con emoción.

—Algo así —respondió esquivo.

Su amiga lo tomó del brazo sacudiéndolo con emoción.

—¿Significa que tú con Brenda ya es oficial?

Sonrió y se inclinó para tomar a Nena en sus brazos. Se dio la vuelta sin voltear a
verlos.

—Tengo que ir a buscar a Drake y Josh para advertirles también —agitó una de sus
manos en señal de despedida.

No podía evitar ser feliz al saber que el día siguiente todo sería un caos.

Brenda tenía 19 años de experiencia practicando su perfil malvado. Sabía que al


levantar su ceja derecha y ladear un poco su sonrisa conseguía una expresión
aterradora, ahora agregando su dura mirada natural confiaba en su capacidad de que
la persona más valiente de su ciudad se hiciera en sus pantalones... o falda, lo que sea
que vistiese.

Pero si a todo eso le agregaba a una diminuta pelirroja que con una sonrisa consiguió
dominar a todo un instituto, bueno, el mundo podía darse por acabado y eso que aún
no pasaba del medio día.

Por eso su sorpresa fue grande al ver que Ely mantuvo sus pantalones intactos,
aunque no pudo decir lo mismo de su rostro que al instante de verse acorralada por
ambas perdió su ya "clásico" color rojo. Pobre Ely, no le hubiese gustado estar en su
lugar pero esa mujer tenía valiosa información que ella necesitaba y que, por increíble
que le pareció en su momento ni siquiera Azul o Jona conocían. Lo sabía porque ellos
pasaron por la misma situación.
Se encogió de hombros pensando que probablemente Jona le pondría una orden de
restricción, bien, no sentía arrepentimientos. Por lo menos se había dado cuenta que si
él se sentía intimidado le daba un ataque de hipo.

—Creo que escucho como su corazón late más lento con el paso de los segundos —
dijo Laini a su lado.

—Alto —le colocó una mano en el pecho a su amiga—. Aun la necesitamos con vida.

—Pues espero que no me necesiten con buena vista porque me están dejando ciega
con esa luz apuntando directo a mis ojos —reclamó Ely moviéndose incomoda en la
silla—. ¿No podríamos hablar como personas civilizadas?

—¿Y en qué parte queda la diversión? —preguntó Laini caminando a su alrededor sin
apartar la lámpara de mano del rostro de Ely.

—En la parte que podemos comer delicioso, algo que no pasará si me dejan ciega y sin
manos.

—Tenías razón —le dijo a su amiga—. Atarla a la silla ya es demasiado.

Lanzó un suspiro y caminó detrás de Ely desatando el fuerte nudo que hizo con un
pañuelo.

—Siempre tengo razón, no sé cómo osas dudar de mí —dijo Laini chasqueando la


lengua un par de veces—. Así es como las relaciones van en declive, si no hay
confianza entre la pareja el divorcio se encuentra a la vuelta de la esquina. ¿O qué
opinas, Ely?

La muchacha lanzó un suspiro y frotó sus muñecas con alivio, en seguida levanto la
mirada para verlas mal. Se levantó de la silla y caminó fuera de la sala para encender
las luces de la casa. Laini se había encargado de botar el breaker para que todas las
luces se apagaran, eran ventajas de tener una esposa miniatura, pues gracias a su
estatura pudo entrar a la casa antes y llevar parte de su malvado plan con éxito.

Era una lástima que ambas fueran débiles ante la palabra "comida".

—Opino que están locas —dijo Ely regresando a ellas—. ¿Cómo se les ocurre entrar a
una casa y fingir un secuestro?
—No es un secuestro si es en tu propia casa... —empezó a hablar pero fue
interrumpida con Laini.

—Brenda, ella tiene razón, es un secuestro... que se volverá a repetir si no nos


alimentas —amenazó la pelirroja con voz desafiante.

A veces, en pocas ocasiones pero se llegaba a dar, hasta ella misma le temía a Laini.
Era una clase de bendición tenerla de su parte.

Ely rodó los ojos y caminó a la cocina. Ambas la siguieron contentas y se entretuvieron
con una bolsa de papas fritas que les dejó la modelo sobre la mesa.

—¿Y Kris? —preguntó con la boca llena y extrañándose de pronto el no verlo por la
casa. Siempre estaba con ella.

—Hay una exposición de motocicletas —respondió Laini en lugar de Ely—. Imagínate


donde está.

—Imagínate —suspiró con resignación Ely mientras trataba de llevar un mechón de su


cabello detrás de su oreja algo en lo que fracasaba constantemente pues era
demasiado corto del frente y no se atoraba ni con 10 broches, aunque el resto de su
rubio cabello era más largo por la parte de atrás.

Siempre había pensado que Ely era tan hermosa, pero tenía baja autoestima, aunque
en los últimos meses tuvo un cambio para bien. Sin embargo durante un tiempo Ely no
podía salir a la calle sin una gota de maquillaje y arreglar a la perfección hasta el último
cabello pues según ella era la cosa más espantosa del universo, la misma idea tenía de
su cuerpo y de sus capacidades en general. No tenía ni 2% de confianza en sí misma.
Desventajas de crecer en un mundo rodeado de estereotipos. Lo bueno era salir de ese
mundo y toparse con personas como Jeanne o Kris que le enseñaron lo valiosa que
era. Aún tenía mucho que avanzar pero ya era algo, por lo menos su rostro estaba un
95% del tiempo sin maquillaje dejando ver su adorable sonrojo natural.

—¿Qué se siente que tu chico te cambie por unas motocicletas? —le preguntó
burlándose.

—Yo lo mandé allá —comentó—. Necesita distraerse pues con la universidad ha


dejado muchas cosas de lado. Ha estado muy cansado y estresado.
—Es cierto y noté que su cabello está más largo —añadió Laini limpiándose la boca
con la mano—. Qué suerte tienes, se ve genial con cualquier largo de cabello.

—Igualmente —respondió Ely.

—Creo que debería estar en ese lugar tomando fotografías para subirlas a internet y
que los demás fotógrafos se sientan mal por su pésimo trabajo —pensó en voz alta
ganándose una mala mirada por ambas chicas.

—Eso es malvado hasta para mí y tienes estrictamente prohibido ser más mala que yo
así que retracta tus pensamientos —habló Laini en tono serio—. Además estás aquí
porque quieres saber sobre Julián ¿no? Date prisa.

Ely volteó a verla con interés, de pronto ella pareció lanzar una mirada malvada, pero
era algo imposible, la tierna y dulce Ely jamás podría tener maldad en su interior. No,
esa mujer le diría todo lo que quería saber así tuviera que volver a atarla en la silla. ¡A
una eléctrica si era necesario!

—Así es —habló con un tono serio y dirigiendo la mirada a Ely que parecía estar
precavida a lo que le fuese a preguntar—. Seré directa porque así soy. Quiero saber
todo lo que pasó entre tú y Julián cuando fueron novios.

Ely levantó ambas cejas como si la pregunta fuera tan común, probablemente se
esperaba algo más y si tenía más secretos con Julián ese era el momento para
sacárselos aunque fuese por la fuerza bruta.

—¿Sólo eso? —preguntó con incredulidad—. Hay como mil páginas en internet que
cuentan mejor nuestro dramático noviazgo de lo que yo puedo hacerlo. Incluso ellos
tienen fechas exactas y citas de las que ni yo me acuerdo.

—No, tú tienes que decírmelo. Julián está a punto de ser mi novio y necesito saber
hasta el último detalle para después no estar como novia celosa cuando descubra algo
—habló empezando a alterarse al ver que las cosas no salían como ella quería—.
Quiero saber cómo empezaron a salir y por qué terminaron.

La modelo se encogió de hombros, era probable que hubiese contado esa historia una
y otra vez pero jamás le había interesado la vida de los "famosos" hasta que se había
enamorado de uno. Tal vez era cierto, pudo haberle pedido a Lissa que le dijera todo
sobre Julián pero ese no era el punto, quería escucharlo de quien lo vivió en carne
propia.

—Yo le dije que le preguntara directamente a Julián pero no me hizo caso —escuchó
hablar a Laini quien ahora tenía una taza con café, cuando le dio un trago su amiga
hizo una mueca de disgusto y la apartó de su lado. No era novedad, ella solo tomaba el
café de una persona en especial.

—Es tan extraño conociendo lo directa que es Brenda en estas cosas —dijo Ely
apoyando el mentón en la palma de su mano—. Supongo que te ha de gustar tanto
Julián que no te atreves a preguntarle directamente.

—No —respondió ella enseguida—. Me gusta tanto que le pregunté en varias


ocasiones pero me dijo que simplemente los obligaron a salir juntos, se enamoraron,
los separaron y fin. Ocupo detalles. ¡DE-TA-LLES!

Ely rio y ladeó un poco su cabeza como si empezara a recordar algo.

—La verdad es que eso fue todo lo que pasó, no hay tantos detalles que te pueda dar
pero si insistes... Yo le gustaba a Julián, pero en ese tiempo estaba saliendo con Matt
porque una marca me lo pidió, me terminé encariñando de él pero me hicieron
terminarlo mintiéndole de una forma muy dolorosa simplemente para que me dejara
sola y poder salir con Julián, empezamos nuestra relación y hubo algo entre nosotros...
creo que realmente nos enamoramos —Ely fijó la vista en ella, dejándole saber que
todo lo que estaba contando era en tiempo pasado—. A pesar de nuestros sentimientos
todo se volvió muy difícil en la agencia, Matt y Julián se pelearon a golpes en una
ocasión por mi culpa, me hicieron elegir entre uno de los dos. La agencia terminó
"despidiendo" a Matt y solo unos meses después me hicieron terminar con Julián
porque el "trabajo" estaba terminado. Es todo, fuimos marionetas de una agencia que
se encarga de exprimir a modelos y arrojarlos a la basura cuando ya no servimos.

Brenda se quedó digiriendo esas palabras, era casi lo mismo que Matt y Julián le
dijeron, desde luego, cada uno tenía sus puntos de vista pero todo concordaban con
ser víctimas del maltrato de esa agencia, los obligaron a estar en un triángulo amoroso
dañando esa amistad que pudo haber surgido desde jóvenes... aunque pensándolo
bien si todo eso no hubiese pasado probablemente Matt y Jeanne jamás se hubiesen
conocido, ni ella y Julián, aunque sonara doloroso todo pasaba por algún razón.

—¿Puedo hacer una pregunta indecorosa? —interrumpió Laini levantando la mano


como si estuviese en clase, aunque jamás hizo eso en el instituto, por lo regular
hablaba antes de pedir la palabra. De cualquier forma antes de que alguna pudiese
responder su amiga se apresuró a hablar con un tono de maldad pura—. Entre Julián y
tú hicieron el tikitiki* ¿verdad? Ese "hubo algo entre nosotros" se escuchó muy
comprometedor.

Ella soltó una carcajada ante las palabras de su amiga pero se detuvo cuando vio el
intenso sonrojo de Ely. Puso las manos sobre la mesa impresionada por lo que la
bromista de su amiga le hizo descubrir.

—¿No me digas que él fue tu primera vez? —preguntó incrédula.

—Tenía 18 —respondió una Ely muy avergonzada—. Antes de esa edad ni siquiera me
ponía a pensar en eso. Por su puesto que fue mi primera vez... ¿No tendrías que estar
molesta en lugar de burlarte de mí? —exclamó con la cara ardiendo, estaba tan roja
que si ponía a un tomate con ojos y boca al lado de su cara se confundirían.

—Molesta ¿Por qué? Es tan graciosa tu reacción que quisiera grabarla.

—Eres rara —dijo Ely golpeándose las mejillas para disimular el sonrojo—. Yo me
molestaría si supiera quien fue la primera vez de la persona que me gusta.

—Sería más raro que Julián con 26 años no hubiese tenido una primera vez... es decir,
tendría que enseñarle a alguien mayor que yo, no tiene lógica —volteó a ver a Laini
que soplaba el rostro de Ely—. ¿Verdad, amiga?

—Coincido totalmente contigo sobre todo si... —las tres guardaron silencio cuando
diferentes tonos se celulares las interrumpieron—. Eso fue macabro —dijo Laini
sacando su celular.

Ely también sacó su teléfono.


Ella decidió no hacerle caso pero su celular fue el único que volvió a sonar una
segunda vez por lo que pensó que podía ser una emergencia y con Brandon tan débil
como se encontraba aun no podía ignorar ningún mensaje o llamada.

Se apresuró a sacar su celular para sonreír como tonta pues Julián era el dueño de uno
de esos mensajes, el otro era de Jeanne así que podía dejarlo para después. Abrió el
mensaje y soltó un grito.

—Me tengo que ir. Julián está como a 5 minutos de aquí y en la mañana le cancelé por
venir a atormentar a Ely.

Ely le lanzó una mueca de burla.

—Creí que querían comer.

—Oye, ella es la que se va, yo no —interrumpió Laini poniéndose cómoda en la


cocina—. Te haré compañía hasta las 3.

Ella asintió y se despidió de ambas antes de salir corriendo.

—¡No puedo tener bebés aun! —gritó llevándose una mano al pecho—. Soy demasiado
joven y con una vida por delante de viajes en una camioneta vieja.

Julián le pasó un brazo sobre sus hombros para atraerla a él provocándole una sonrisa
en el rostro que no disimuló para nada a pesar de las tantas personas que los estaban
viendo.

—¿Y qué dices de mí? Yo también soy joven para ser padre.

Ella empezó a asentir pero se quedó quieta en un segundo y levantó la mirada para
verlo.

—No... no Julián, tú sí estás viejo, acéptalo —bromeó ganándose un coscorrón por su


parte.

Siguió leyendo el fanfic en voz alta para quienes seguían la transmisión en vivo y
decidió saltarse todas aquellas partes donde ella terminaba peleada con Julián
mientras luchaba sola con el embarazo. No quería ser la protagonista de una historia
en donde terminaba como madre soltera y 10 años después regresaba Julián para
conquistarla nuevamente y formar una familia con los supuestos gemelos que tuvo de
él.

¿Por qué en un 70% de los fanfics terminaba con hijos? ¿No podían escribirla como
una alma viajera junto a Julián? No le aterraba la idea de ser mamá pero sí el serlo tan
joven. Quería descubrir el mundo, descubrirse a ella misma y si Julián estaba en su
futuro quería descubrir la vida que tendría junto a él antes de cargar a una personita en
su vientre.

—Ya hay más de 5000 personas viéndonos —habló Julián revisando la laptop frente a
ellos y saludando a la cámara del celular que acomodaron de forma improvisada sobre
unas cajas que se encontraron fuera del salón en donde Jeanne los citó. Llevaban más
de 20 minutos esperando.

—No puedo creer que más de 5000 personas pierden su tiempo viéndonos o
escuchándonos leer los fanfics que nos envían.

—No te hagas ilusiones, se quedan para ver al guapo modelo que está a tu lado —dijo
pasándose una mano por el cabello de forma seductora que volvía locas a todas las
adolescentes calenturientas. Admitía que también le enloquecía verlo así sobre todo
ahora que sus lentes de contacto desaparecieron de sus ojos. Si alguien viera las
cosas que pasaban por su mente seguro la censurarían.

Agitó su cabeza para alejar sus malos pensamientos rápido y vio a Julián antes de
soltar otro de sus comentarios para burlarse amablemente de él. Bueno, tal vez no tan
amable.

—¿Cuál modelo? —volteó a sus lados buscando con impaciencia—. Yo solo veo a un
EXmodelo a mi lado y del otro a Nena dormida. ¡Exijo ver a ese guapo modelo para
retratarlo!

—Aquí está —respondió tomándola del mentón para que lo viese a los ojos pero ella
desvió la mirada solo para provocarlo, cuando lo conseguía, que era casi siempre,
terminaba besándola sin importar el lugar y quienes estaban presentes.
Todo el mundo afirmaba que eran novios.

Aunque ninguno de los dos se lo había pedido al otro.

Le daba hasta esa noche a Julián para que se lo pidiera, si él no hacía nada entonces
ella tomaría la iniciativa, nunca fue una mujer cobarde, si quería algo iba por ello y en
ese momento quería a Julián, se atrevió a pensar que lo quería más que a su cámara.
Eso era mucho.

Vio a Julián acercándose a ella y apartó su rostro para seguir leyendo la pantalla del
celular.

Tampoco le dejaba las cosas fáciles.

—No me había dado cuenta que Julián es mucho más grande que Brenda ¿No es
ilegal? —leyó un comentario en voz alta.

—No, no, no —habló inmediatamente Julián—. Ella ya tiene 19 años, no hay nada
ilegal aquí señor juez.

No pudo evitar soltar una carcajada y estar de acuerdo con él. Ya en una ocasión —
cuando cuidaron a Brandon unas semanas atrás que estuvo en el hospital— Julián
mencionó que si ella hubiese sido un par de años menor se hubiese sentido igual a su
papá al querer a una chica más joven y las comparaciones entre ellos no se habrían
detenido nunca.

Pero ella ya tenía 19 años, mayor de edad en su país, tal vez no en todo el mundo pero
sí donde contaba. De cualquier forma para ella jamás supuso un problema la diferencia
de edad, siempre se imaginó con alguien mucho mayor.

—¿Alguna vez nos explicarán por qué estuvieron tantos días en el hospital? —leyó otro
comentario—. ¡Entonces Brenda sí está embarazada! Ya entiendo por qué se ve más
rellenita de la cara.

—Esto me está asustando —habló Julián—. La razón por la que estuvimos en el


hospital no la diremos nosotros, personalmente yo no hablaré por respeto a Brenda y a
su familia. Y también, por respeto a Brenda aclararé que... ella sólo es cachetona, no
está subiendo de peso, no está embarazada solo tiene los cachetes más grandes del
mundo.

Terminó pellizcándole una mejilla.

—Dice Julián que tengo el record guinness de ser la más cachetona del mundo.
Buscaré si existe eso y postularme, que sirvan de algo —sonrió a la cámara.

Jeanne se aclaró la garganta y ambos levantaron la vista.

—Aquí nos despedimos —habló Julián y se levantó para detener la transmisión.

—No me respondiste el mensaje —reclamó Jeanne cruzándose de brazos—. Hasta


Laini me confirmó de recibido.

—¿Mensaje? —preguntó extrañada a lo que su hermana se ofendió—. Ah, sí el


mensaje... lo respondí desde el celular de Julián.

—No es cierto —dijo el aludido desde lo lejos.

—Da igual lo bueno es que estás aquí —su expresión cambió a una de felicidad, si la
felicidad tuviera rostro sería el de su hermana, con ojos castaños radiantes y labios
rosados formando una sonrisa ancha—. Cité a todos aquí porque quiero que vean el
salón que he escogido.

—Y quieres verificar que sea lo suficientemente grande para la familia —se burló Laini
que iba llegando con Kris y Ely.

Fijó su atención alrededor solo para darse cuenta que toda su familia estaba llegando;
James y su esposa Mónica, Matt que estaba ayudando a bajar a Brandon de la
camioneta de sus padres, también Lissa, y Mark que estaba molestando a Frank con
las muletas interrumpiéndole el paso, además de Ely, Kris y Laini a quienes vio
primero.

—¡No me digas que decidiste adelantar la boda! —exclamó con temor. Si era así no
estaba preparada para tomar las mejores fotografías, ni siquiera llevaba su cámara,
bueno sí, estaba en el auto de Julián pero no llevaba todo su equipo fotográfico.
—¿Qué? ¡No! —respondió Jeanne—. Si fuese así yo estaría en mi vestido de novia,
tanto que tardé en encontrarlo. Simplemente quiero que vean el salón, tengo esta
propuesta y otra, solo que queda a las afueras de la ciudad. Su opinión es muy
importante para mí.

Soltó un suspiro de alivio y siguió a su hermana dentro del salón sintiendo a toda su
familia detrás de ellas.

Al entrar su boca quedó completamente abierta. El lugar parecía decorado para


empezar una boda inmediatamente, adornos color blanco y perla caían del techo,
decoraban las sillas y mesas, centros de mesa de cristal y qué decir de la mesa para
los novios, le pareció todo tan hermoso que le daban ganas de casarse en ese
momento.

—Si cabemos todos —bromeó Brandon—. Prueba superada.

Su familia rio y ella empezó a caminar alrededor del salón buscando los ángulos
perfectos para hacer las mejores fotografías y que su hermana tuviese los mejores
recuerdos de su boda.

—Bueno, el salón es perfecto —le dijo a su hermana que estaba caminando hacia
ella—. Estoy pensando en poner un par de GoPro aquí y aquí —habló señalando con
emoción.

—Brenda, espera —Jeanne se puso frente a ella y le tomó las manos—. Tú sabes
cuánto admiro tu talento para la fotografía, estoy segura que no hay nadie mejor que tú
para esto... sin embargo, porque será mi boda quiero que estés a mi lado sin
preocuparte estar haciendo un "buen trabajo". Serás mi dama de honor y quiero que
disfrutes esto tanto como yo y cualquiera de los presentes en este lugar.

—Pero...

—Quiero hacer recuerdos contigo como mi hermana y dama de honor y no como una
fotógrafa que probablemente no veré en toda la noche y con la cual no tendré ni una
foto —Jeanne le sonrió con ternura—. He contratado a otros fotógrafos no tan buenos
como tú pero creo que harán un buen trabajo.

Ella sonrió de lado.


—Has roto mi corazón —infló las mejillas y la preocupación se marcó en el rostro de su
hermana—. Pero supongo que estaré bien para la noche. Eso sí, tendré que hacerles
unas cuantas pruebas a esos fotógrafos.

Jeanne asintió animada.

La verdad es que su familia era demasiado grande tanto que con un poco de música
ese salón parecería estar en su máxima capacidad.

Suspiró y vio a Julián acercarse a ella.

Él la abrazó en cuanto estuvo a su lado.

—¿Estás bien? —le preguntó acariciándole el rostro.

—Sí, no me esperaba que mi hermana me dijera que siempre no me quiere como


fotógrafa de su boda pero en parte supongo que lo entiendo —juntó las palmas de sus
manos con las de Julián entrelazando sus dedos—. ¿Tú me contratarías como
fotógrafa para tu boda?

Él abrió los ojos y negó rápidamente.

—La novia no puede ser fotógrafa.

—Ah ¿en serio?

—Bueno, es algo que no he visto.

Permanecieron viéndose a los ojos mientras movían sus manos entrelazadas de un


lado a otro. Al principio Julián la observó manteniendo una sonrisa en su rostro pero se
fue desvaneciendo poco a poco. Sintió cuando apretó el agarre de sus manos y vio en
sus ojos aumentar el nerviosismo.

—Brenda...

Un prolongado silencio siguió después de su nombre.

—¿Sí?

No estaba segura pero era probable que toda su familia ahora estuviese concentrados
viéndolos a ambos.
—Brenda... yo...

Julián sabía perfectamente que los silencios prolongados no eran su cosa favorita.

Así que tenía 5.

—Yo quiero...

—Tú quieres...

—Qué difícil... —murmuró tan bajo.

—¿Quieres ser mi...

1 y 0.

—Julián —empezó ella sin titubear he hizo esa pregunta de forma tan natural—.
¿Quieres ser mi novio?

*******************

¡Hola! :D

Ustedes:

Jajaja bueno, ya. Muchas gracias a todos ustedes por esperar tanto tiempo mis
novelas, muchos han sido tan lindos de apoyarme dándome palabras de aliento,
etc. Así que después de meses les dejo este capítulo que junté con el 28 para que
fuese más largo y valiera la espera :D
***Ya casi me gradúo y espero tener más tiempo para mis novelas, por el
momento no canto victoria jajaja xD***

Para comunicarse conmigo, leer adelantos, etc. pueden seguirme en mi:

Facebook.com/LetrasDeReynaCary

Mi instagram: reynacary

En estas dos redes siempre estoy metida y ahí sí respondo xD Luego me dicen
que los ignoro pero no es a propósito, es que en Wattpad entro solo cuando
tengo WiiFi y pues uuuuy! xD

De nuevo muchas gracias por todo su apoyo, si les gustó el capítulo pueden
dejarme una estrellita o un comentario.+

PD: ¿Creían que Brenda lo iba a pedir? :D

Capítulo 28

¿No es la novia de Julián?

—Sí...

Frente a él Brenda se cruzó de brazos con expresión ofendida.

—¿Qué pasa con esa respuesta tan seca? —preguntó—. Debes estar emocionado
porque eres mi novio.

—Y lo estoy pero... ¿no pudiste esperar un segundo más? —se llevó las manos a la
cabeza—. Es la primera vez que le iba a pedir a una chica que fuese mi novia... y la
última. ¡Acabas de arruinar mi oportunidad de pedirte que seas mi novia! ¡Eras mi
primera vez!

—Eso, grítalo, qué todos sepan —dijo Brenda con orgullo mientras agitaba su puño
frente a su corazón.
Una sonrisa involuntaria se formó en su rostro y terminó por levantar a su novia en un
abrazo. Brenda se sujetó de sus hombros y ladeó su cabeza con una expresión de
suficiencia.

—Eres malvada —le besó la nariz.

—Pero así me quieres —dijo y lo besó. Brenda usualmente iniciaba sus besos, pero él
sería quien la sorprendería de ahora en adelante. En una relación ambos podían llevar
la iniciativa de vez en cuando ¿no? Y más en la suya donde ambos tenían el ego por
los cielos a pesar de sus personalidades tan diferentes, a pesar de todo eso estaba
seguro que no había persona más indicada para él que Brenda.

—Ya se están poniendo cachondos igual que cuando grabaron la película —habló
seguramente Laini. Apenas había pronunciado unas palabras pero su particular voz tan
aguda era inconfundible aunque él estuviese perdido besando a Brenda.

—Vuélvelos a grabar Matt —se burló Jeanne.

Brenda se apartó con brusquedad girando la cabeza por lo que él terminó besándole el
cuello.

—¿Cómo que "vuélvelos a grabar"? —preguntó Brenda rodeándolo con ambos brazos
por el cuello pero sin apartar la vista de su cuñado y su hermana que los estaban
viendo con expresiones divertidas.

Él vio como Jeanne le guiñaba un ojo.

—El día de la grabación de su escena sexy los grabé —confesó Matt con orgullo
llevándose las manos a la parte trasera de su cabeza—. Supuse que después podía
usar ese video para sobornar a Julián. A ti no porque te conozco y sé que
probablemente tienes algo mejor con que atacarme.

Ella volteó nuevamente a verlo y entrecerró los ojos estudiándolo.

—¿Para qué te sobornó?

—Quería prepararle una cena sorpresa a Jeanne y como es un asco en la cocina me


pidió "ayuda" —pensó esa última palabra entrecomillas puesto que seguía sosteniendo
en sus brazos a Brenda y no tenía la más mínima intención en dejarla por el momento,
le gustaba la sensación de rodear su cuerpo con ambos brazos y que ella luciese tan
segura con él.

—Oye —habló Matt renegando—. No cocino tan mal, solo te pedí ayuda por ser una
ocasión especial, usualmente cocino.

—Pobre Jeanne —dirigió su mirada a ella—. Debe tener un estomago muy fuerte o
muy destrozado para soportar tu comida sin sazón.

—No cocino mal —insistió y tomó a Jeanne por los hombros empezando a hablar con
desesperación—. ¿Cocino mal? ¿Es por eso que la semana pasada estabas con
nauseas?

Jeanne se sonrojó y negó inmediatamente.

—No, ya te dije que no fue por eso. Recuerda que a veces cuando me llega el periodo
me pongo así —dijo con vergüenza viendo a todos los que estaban presentes en el
salón que intentaron ocultar sus risas.

—No puedo creer que te hayas dejado chantajear por Matt —habló su novia negando
con la cabeza—. Necesitaré darte unas clases de amenazas...

Brenda guardó silencio y él pudo distinguir diferentes sonidos de notificaciones, su


celular inmediatamente empezó a sonar con un maullido, obra de Brenda de esas
veces que le quitaba su celular. Ella también se sacudió al sentir su celular vibrar y
dándole un rápido beso se bajó de sus brazos.

Buscó su celular y en cuanto encendió la pantalla aparecieron una decena de


notificaciones y contando.

Sonrió al ver el hashtag utilizado.

Abrió la primera notificación, era de Brandon en donde publicó una foto que
probablemente les tomó en ese mismo momento y en la descripción solo añadió
"#BrelianEsReal" seguido de un corazón. Revisó la siguiente notificación que era de
Lissa, ella también posteó una foto que fue de las primeras que salieron a la luz cuando
él y Brenda se conocieron, aquella donde ella estaba sentada en el reposabrazos del
sillón haciendo la señal de paz hacia la cámara mientras él observaba el guion en sus
manos; la descripción de Lissa era parecida usando el hashtag "#BrelianEsReal"
seguido de un corazón roto y un emoji llorando.

Siguió leyendo, y en segundos Matt y Jeanne también lo etiquetaron en respectivas


publicaciones, Jeanne con una fotografía que les tomó en la feria unos meses atrás y
Matt en un fragmento del video que les tomó durante la filmación. De solo ver ese
fragmento se preguntaba si Brenda no había quedado con marcas en su cuerpo pues
él jamás se dio cuenta de la fuerza con que la sujetó de la cintura y de las piernas
mientras la besaba pero gracias al video de Matt lo había notado.

—Brandon, qué fea foto ¿no pudiste habernos tomado un mejor ángulo? —preguntó
Brenda chasqueando la lengua.

—¿Recuerdas que estoy en muletas? —preguntó su hermano ofendido.

—Como sea, si alguien te pregunta quién te enseñó a tomar fotografías jamás digas mi
nombre —exclamó Brenda caminando en dirección a su hermano en donde empezaron
una discusión acerca de que ella jamás le enseñó siquiera a sujetar una cámara y ella
diciendo su cámara era demasiado preciada como para dejar que cualquiera la tomara.

—Discusiones de hermanos —habló una aguda voz a su lado. Él inmediatamente


volteó y bajó y bajó aún más la mirada. Laini la esposa/amiga miniatura de Brenda
estaba junto a él con los brazos cruzados frente a su pecho viendo a los mellizos
discutir.

Por alguna extraña razón tragó ruidosamente al verla tan cerca. No se explicaba cómo
era posible que una chica tan pequeña le provocase tanta incomodidad aun cuando ni
siquiera lo estaba viendo. Y aunque él no era muy creyente de las auras podía sentir
una esencia saliendo de esa chica. Brenda ya le había advertido, antes de ganarse la
aprobación de su familia ocuparía la aprobación de Laini y al parecer era muy difícil
conseguirla.

Estuvo viéndola por minutos hasta que ella volteó a verlo con fastidio.

—Si te estás preguntando mi estatura será mejor que vayas cavando tu tumba —dijo
Laini sin dejar su postura firme.
Si alguna vez pensó que la mirada de Brenda era dura y daba miedo, la de Laini le
provocaba escalofríos por toda su espalada y un excesivo sudor en las manos.

—No. No. No lo pensé —respondió aclarándose la voz.

Laini lo observó más tiempo hasta que empezó a dar vueltas a su alrededor
inspeccionándolo con detenimiento. Le picó la espalda, lo golpeó en el brazo y de un
salto lo tomó del cuello de la camisa para bajarlo a su estatura.

—Tienes lindos ojos, buen cuerpo y me tienes miedo —comentó dejándolo libre y
sacudiéndose las manos—. Supongo que vamos bien por el momento.

—Laini, mucho gusto, soy Julián —extendió la mano hacia ella.

La pequeña pelirroja le devolvió el saludo, apretando demasiado fuerte su mano a


pesar que la de ella era muy pequeña. Tenía que aceptar algo, Laini era demasiado
bonita como un pequeño conejito, pero no sabía si era su estatura lo que la hacía verse
tan tierna o su cara de no romper ni un plato o qué. Lo cierto es que no combinada para
nada con su personalidad.

Cuando ella le soltó la mano pudo sentir como la sangre volvía a correr con normalidad
en su extremidad.

—¿Y qué? ¿No hablas? —preguntó Laini viéndolo con una ceja levantada—. No dirás
nada como "De ahora en adelante voy a cuidar a tu esposa" o "Espero que nos
llevemos bien y no me mandes a Alaska en una caja de 5 centímetros"

—¿Cinco centímetros? —preguntó extrañado.

—Se refiere que tus cenizas —interrumpió Brenda acercándose a ellos—. Me alegra
que hablen como personar normales.

¿Qué parte de esa conversación era normal? Se preguntó pero Brenda estaba
hablando feliz con Laini que no quiso interrumpirlas.

En serio que estaba loco por esa chica, le encantaba verla sonriendo de esa forma, le
contagiaba su energía y ánimo, algo que él no tuvo durante mucho tiempo, ser capaz
de sincronizarse con una persona a ese nivel era increíble. Deseaba sentir eso por toda
su vida.
—Pero que quede claro —habló Laini señalándolo amenazadoramente—. No tienes
permitido acaparar a mí amiga.

—Te pediré permiso —se encontró diciendo inmediatamente, Laini sonrió complacida y
se alejó dando saltitos.

—A ella también le gusta el anime como a ti —habló Brenda para captar su atención—.
Recomiéndale y préstale algunos de tus DVD frikis y se volverán mejores amigos, en
serio. Y di que te estoy ayudando, no debería hacerlo pero quiero que mi novio esté
vivo durante un tiempo.

—¿Cómo es que te hiciste amiga de una chica así? —preguntó secándose el sudor de
las manos en los pantalones.

—Bueno ella era malvada en el instituto y tenía dos opciones, hacerla mi aliada o mi
enemiga. La primera opción era la que sonaba mejor así que nos hicimos amigas y en
una kermés nos casamos —contó con normalidad y un brillo en sus ojos.

Perfecto. Buscaría una kermés.

—Ya llegué, ¿de qué me perdí? —entró corriendo Micah, la amiga de Brandon, según
Brenda le contó que ella era mejor amiga de Jeanne pero él la encontraba más cercana
con el mellizo.

—Te perdiste de todo —habló Brandon acercándose a ella moviendo la muleta con
rapidez—. En resumen. Aquí será la boda de mi hermana, Julián y Brenda son novios,
Matt acaba de tener una revelación sobre lo mal cocinero que es y Lissa está por allá
llorando como magdalena.

Era un buen resumen.

—Ay, pobre Lissa —habló Micah y Brandon contó del uno al tres antes de que ella
reaccionara y los volteara a ver a ellos—. ¡Son novios! ¡Qué emoción!

Exclamó la muchacha con alegría, aun se le notaba cansada y rastros de los golpes
que tuvo en la pelea para salvar a Mark, sobre todo por la férula en su brazo en donde
recibió la puñalada pero parecía tener mucha energía cuando se acercó a Brenda para
abrazarla y felicitarla aunque al verlo a él solo le sonrió cohibida.
—Felicidades —le extendió la mano—. Hacen una hermosa pareja.

Él le estrechó la mano mientras veía como las mejillas de Micah se empezaban a tornar
rojas. Inmediatamente ella desvió la mirada soltándole la mano.

—¿Por qué nos ves tanto? —preguntó una incómoda Micah a Lissa que sabrá cuando
llegó a ellos pues la acababa de ver en un rincón acomodada en posición fetal cuando
Brandon la señaló un minuto atrás.

—Me acabo de dar cuenta lo mucho que tú y Julián se parecen —sonrió malvadamente
mientras volteaba a ver a Brenda que estaba a un lado de él—. Harían una bonita
pareja.

—¡NO! —gritaron los mellizos al mismo tiempo. En un abrir y cerrar de ojos Brandon se
había acercado a ellos alejando a Micah de él, Brenda por su parte estaba tallando sus
puños en la cabeza de su hermana menor.

—Perdón, perdón —gritó Lissa pidiendo piedad y ayuda a sus padres que estaban muy
lejos de todo el lío en el que ellos estaban junto a James y Mónica.

No se había dado cuenta que Matt, Jeanne, Laini, Mark, Lissa, Kris, Ely, Frank,
Brandon y Micah los estaban rodeando y jamás había sentido tan bien tener a tanta
gente a su alrededor, sonrió verdaderamente feliz y decidió calmar a Brenda antes que
dejara chichones en la cabeza de su hermana.

—Gracias Julián —habló Lissa con los ojos brillando—. Aunque aún me siento muy
triste, tal vez con un beso...

—Aléjate Chibiusa* —dijo Brenda ahuyentándola como si de un animal se tratase.


Después de eso se giró para verlo—. Por cierto ¿qué se siente que la chica que
quieres con pasión y locura te haya pedido que seas su novio?

Otra vez con eso, seguramente jamás dejaría de recordarle que ella le pidió que fuesen
novios y él jamás olvidaría lo cerca que había estado por primera vez de pedirle a una
chica que fuese su novia. Pero unos segundos después se inclinó ligeramente para
tomarla en sus brazos y sonreírle con suficiencia.
—Ten por seguro que habrá otras cosas que te pediré primero —le susurró sobre los
labios.

—Esto merece una pintura —escuchó decir a Kris y pronto todos empezaron a decirles
cosas pero él se perdió besando a su novia.

—¿En realidad puedo confiar en dejarlos dormir en la misma habitación sin


despertarme en la madrugada escuchando ruidos extraños? —comentó Matt mientras
entraban a su casa.

—Por supuesto, trataré de no ser muy ruidosa...

—¡Brenda! —gritaron él, Jeanne y Matt al mismo tiempo.

Ella rodó los ojos y entró a la casa de Matt como si de la suya se tratase.

Al final se les había hecho tan tarde mientras estuvieron en el salón de fiestas, donde
prácticamente hubo una fiesta antes del día de la boda de Jeanne y Matt pero no
importaba. Como su casa quedaba muy lejos y al día siguiente tenía que ir a un
programa junto a Jeanne para seguir con la publicidad para la película Matt le ofreció
estadía en su casa por supuesto Brenda al escucharlo decidió que quería visitar a su
cuñado y de paso vengarse por haberlo chantajeado con el video.

—¡Julián! —exclamó Brenda que ya estaba sentada en el sillón de la sala mientras


revisaba su celular ¿en qué momento se lo había quitado?—. Somos tendencia en
twitter.

—Ahora no habrá quien los calle —dijo Jeanne quitándose el suéter amarillo—.
Primero tienen su propio hashtag y ahora son tendencia en twitter ¿qué sigue?

—No te olvides que nuestras transmisiones en vivo también son demasiado visitadas
—apuntó Brenda señalando a su hermana con el celular. Él ya se había sentado junto
a su novia.

—Luego se harán un canal en youtube y serán la cuenta con más suscriptores —habló
Jeanne negando con la cabeza pero tenía una expresión divertida.
—No solo eso, tendría la mejor fotografía de todos —dijo Brenda sonriendo.

—Y la mejor edición —añadió él.

Ambos se vieron y chocaron sus manos antes de que Brenda le diese un beso rápido.

—En serio, creo que no los dejaré dormir en la misma habitación —comentó Matt
abrazando a Jeanne por la espalda.

—¿Qué seguridad tienes de que en la madrugada no me vaya a la habitación de


Julián? —preguntó Brenda con malicia.

—Es cierto, mejor ni lo intentes —asintió Jeanne con fuerza—. Compartí cuarto con ella
como más de 10 años y me sé todas sus mañas. No hay nada que la detenga.

—Ya, ya bien. Iré a darme una ducha —dijo Matt y volteó a verlo—. Brenda sabe dónde
está la habitación, pueden irse cuando gusten. Yo estoy demasiado cansado.

—Buenas noches —se despidió Jeanne que fue conducida por Matt hacia la segunda
planta.

Ellos tardaron unos minutos más antes de subir a la habitación.

Se cambió con unos shorts y una camisa que Matt le prestó y para su mala suerte
Brenda hizo lo mismo, solo se puso una blusa larga de Jeanne y nada más. ¿Qué
planeaba conseguir? Él era un hombre y no podía descontrolarse en casa ajena. Fue
por eso que antes que Brenda terminara de lavarse los dientes él se metió a la cama y
cubrió con las cobijas hasta el cuello. Esperaba que su armadura contra Brendas fuese
suficiente.

Cerró los ojos y sintió como un peso cayó sobre él sacándole todo el aire, obligándolo a
abrir los ojos.

—Brenda —se quejó sacando las manos de la cobija para tomarla por la cintura.

—¿Qué? —preguntó con inocencia—. ¿No tienes calor con tanta tela encima? Yo soy
intolerante al calor ¿sabías? Por eso uso faldas en temperaturas altas —habló
deslizando las manos de él por sus desnudas piernas.

Tragó fuertemente antes de verla soltar una carcajada.


—Ya tranquilo, tranquilo. Solo bésame —le pidió atrapando sus labios en un beso.

Pasaron besándose por horas hasta que el sueño los venció y al final la intolerancia al
calor de la que hablaba Brenda terminó contagiándosele pues las cobijas y su
camiseta terminaron en el suelo.

Soltó un largo bostezo y escuchó a Jeanne reír detrás de él.

—¿Qué no durmieron ayer? —le preguntó la castaña—. Brenda acaba de


bostezar también.

—No mucho, la verdad, estuvimos muy ocupados besándonos —confesó sin


pena.

—Entramos al aire en 1 minuto —escuchó a uno de los directores hablar por


un micrófono pegado a unos audífonos.

Otra persona se acercó a ellos y les echó un rápido vistazo antes de asentir
con aprobación.

—En cuanto Marta diga sus nombres ustedes pasaran al estudio —les indicó
una joven con lentes redondos que le recordaban a Harry Potter—. Se
sentarán a un costado de ella, igualmente los asientos ya están preparados
para ustedes.

Asintió conforme la chica les daba indicaciones aunque él tenía tantos años
acudiendo a programas que no era necesario tanto alboroto pero decidió
fingir que le prestaba atención aunque su mente estaba con Brenda que
estaba discutiendo con Matt a unos metros de ellos. A pesar que tenían
pases de staff a ninguno de los dos les permitieron acercarse tanto.

—Entran en 20 —anunció alguien y él reaccionó.

Empezó la cuenta regresiva y en cuanto escuchó los aplausos y gritos él y


Jeanne empezaron a caminar para entrar al estudio. Dejó que ella pasara
antes para que se sentara cerca de la conductora del programa, unos
segundos después de saludar al público y a la conductora tomaron asientos.

La entrevista empezó normal, hablando sobre la película, sus dificultades, los


personajes, etc. Pero como siempre el tema empezó a desviarse
gradualmente hacia él.

—El día de ayer nos enteramos que Julián, después de tantos años de
soltería, acaba de iniciar una nueva relación —anunció la conductora con
emoción y el público aplaudió con alegría—. Cuéntanos un poco sobre tu
novia.

Él se rascó la cabeza antes de hablar.

—No creo que haya mucho que contar, ya todo se sabe sobre nosotros. Nos
conocimos en la agencia donde yo trabajaba y empezamos un poco mal, a mí
no me agradaba ella pero con el tiempo fuimos acercándonos hasta que
terminé enamorado de ella —explicó tratando de resumir lo mejor posible.

—Creo que con ustedes aplica esta conocida frase "Del odio al amor solo hay
un paso".

—No la odiaba —aclaró—. He odiado a pocas personas por lo que conozco


el sentimiento y definitivamente ella jamás se acercó a esa lista.

—Qué lindas palabras, tu novia debe ser muy feliz —la conductora volteó a
ver a Jeanne—. ¿Qué opinas de la novia de Julián?

Durante un segundo Jeanne entrecerró los ojos pero aun así sonrió y con
expresión amable respondió.

—Bueno, es mi hermana. La conozco de toda la vida así que no puedo decir


más que cosas buenas de ella o de lo contrario podría amenazarme con
fotografías vergonzosas que seguramente ha tomado de mí —comentó y
todos rieron.

La conductora abrió los ojos con impresión.

—¿Son hermanas? —dijo con sorpresa—. No lo esperaba.


—Somos casi iguales —murmuró Jeanne con duda.

—Así que ustedes dos son cuñados. Con razón están dando mucho de qué
hablar. He leído muchas cosas sobre la novia de Julián y...

—Perdona, perdona —interrumpió a la conductora y se acomodó en el


asiento viéndola fijamente, había algo en esa entrevista que no le gustaba del
todo—. ¿Te sabes el nombre de mi novia?

La mujer desvió la vista con nervios y soltó una risa tonta.

—Bueno, ya sabes, tu novia es alguien fuera del mundo del espectáculo, no


es tan conocida como tú o su hermana —respondió nerviosa.

—Correcto. Entonces tú sí estás familiarizada con esto del espectáculo ¿no?


Digo, es parte de tu trabajo estarlo por lo que me hace cuestionarme en este
momento como te atreviste a hablar sobre Brenda, mi novia, sin siquiera
saber su nombre. Una persona se prepara antes de salir a la televisión en
vivo, lo sabré yo que probablemente llevo más años trabajando en el medio
que tú —la mujer se quedó sin hablar y pero él prosiguió—. Me ha
incomodado de sobre manera el hecho que solo estuvieses diciendo "La
novia de Julián" en todo momento. Ese no es su nombre, se llama Brenda
Ramírez, un nombre común y fácil de recordar. Su título no es solo "ser mi
novia". Desde antes ha sido alguien importante, es una increíble fotógrafa
que logró sacarme adelante y a otro puñado de modelos estancados gracias
a su trabajo. Nadie merece ser llamado como "la novia de alguien" o "la
hermana de ella" como si ese fuese su único logro. Por respeto a cualquier
persona lo principal que debes hacer es investigar su nombre, digo si es que
quieres hablar sobre ella sino mejor ni empezar una plática.

La mujer permaneció callada pero el público e incluso Jeanne empezaron a


aplaudir después de su largo monologo. No quieso voltear fuera del estudio
pero le hubiese gustado ver la expresión de Brenda en ese momento.
Después de un corte comercial y una disculpa por parte de la conductora
ellos se marcharon con otra ola de aplausos. Apenas desaparecieron de las
cámaras Jeanne lo abrazó rápido y le sonrió satisfecha.

—No sé si ya te lo había dicho pero en serio te pido una disculpa por como
actué antes contigo. Por un momento olvidé que el tiempo cambia a las
personas. Eres un claro ejemplo, jamás me imaginé que pudieses decir cosas
tan hermosas para defender a mi hermana —lo estaba tomando de las
manos mientras lo veía con ojos brillosos—. Probablemente yo me habría
quedado callada dejando que traten a mi hermana como cosa en lugar de la
persona maravillosa que es. Estoy tan feliz que tú seas su novio que podría
ponerme a llorar.

—No, no lo hagas. Matt está allá atrás y hay altas probabilidades de que me
parta mi hermosa cara si te ve llorando junto a mí.

Ella sonrió antes de abrazarlo nuevamente y se alejó.

A lo lejos, cerca del área más oscura vio a Brenda con un esbozo de sonrisa.
Se acercó a ella esquivando a algunas personas que pasaban con muchas
cosas extrañas.

—Lo vi y escuché todo por aquellas pantallas —señaló a su espalda—. En


serio estás loquito por mí.

—Completamente —afirmó.

—Te...

Brenda empezó a hablar pero él se inclinó con velocidad para silenciarla con
un beso. Cuando se apartó la tomó por las mejillas y se apresuró a hablar.

—Te quiero —confesó antes que ella lo fuese a decir.

*Chibiusa: Personaje de la serie Sailor Moon, exactamente es una niña


insoportable de cabello rosa que se la pasa besando a Mamoru/Darien.
Brenda le dice así a Lissa al querer besar a Julián como lo consiguió con
Matt.

***************

¡Holi! :D

Vengo a dejarles este capítulo que tanto habían esperado/exigido.

Espero que les haya gustado.

Si les gustó el capítulo dejen la tacañería y regalenme una estrellita y un


comentario bonito :

Por ultimo, este no es el capítulo final simplemente tardo mucho


actualizando xD
Capítulo 29

¿Padrino de traje?

—¡Aún no has ido a buscar el traje para tu boda! —exclamó derramando un


poco de su bebida en la mesa.

Matt volteó a todos lados con pánico antes de regresar la mirada con molestia
hacia ella.

—Te dije que no fueses a exagerar —le reclamó su cuñado llevándose a la


boca su nada nutritiva y dietética comida. Pero desde que había dejado de
modelar no se preocupaba por llevar una dieta tan rigurosa. Tampoco es que
se alimentase mal o dejase de hacer ejercicio pues Jeanne a veces se
quejaba, con una sonrisa, cuando él la abrazaba todo lleno de sudor después
del ejercicio.

—¿Cómo va a guardar la compostura cuando confiesas que ni te has


interesado por buscar el traje a solo tres semanas para tu boda? —dijo Laini
defendiéndola de su exagerada reacción al mismo tiempo que negaba con la
cabeza—. Si yo fuera Jeanne ya te hubiese dejado.

Matt frunció el ceño y tragó antes de hablar.

—Si lo dices así suena como si no me importara. Pero la razón es porque no


tengo a nadie que me acompañe y aconseje sobre eso —se defendió—.
Vamos que Jeanne las secuestró a todas ustedes para que la ayudaran con
el vestido.

Ni que lo diga, se sentía completamente rara entre tantas mujeres, es más


era probable que ni en su salón de clases hubiese habido jamás tantas
mujeres y es que con Ely, Mónica, Micah, Lissa, Laini, ella y todas las
empleadas y modistas que las rodeaban cada vez que reconocían a Jeanne.

—¿Por qué no le pides ayuda a Julián? —sugirió Laini y ella asintió a favor—.
Ambos fueron modelos, no creo que se les dificulte encontrar algo adecuado.
Digo, sé que los vestían otras personas pero debieron haber aprendido lo
mínimo de moda ¿no?
Matt asintió no muy convencido. Viéndolo bien su cuñado se vestía entre
casual y con flojera/apresurado estudiante universitario del turno matutino,
ese podría ser un nuevo estilo. Por su parte pensaba que Julián se vestía
increíblemente bien, esa combinación entre formal y casual lo hacía verse tan
sexy que...

—Laini la-mejor-pelirroja-del-mundo llamando a Brenda —interrumpió su


amiga sacudiendo las manos frente a su cara, después le pasó una servilleta
haciendo una mueca de asco—. Se te estaba cayendo la baba.

—Qué graciosa —renegó pero terminó limpiándose la boca. Probablemente


su amiga sí tenía razón pero ella no tenía la culpa de tener al mejor novio del
mundo, guapo, multi-talentoso e increíblemente sexy con camisa o sin ella...
pues era digno de babear.

—Supongo que al final terminaré pidiendo un traje por internet —murmuró


Matt decaído.

—Bien, bien, iremos hoy —comentó su amiga sacando su celular.

—¿Cómo que iremos? —preguntó Matt con miedo—. ¿Hoy? Bueno... podría
ser, Jeanne sale hasta tarde del trabajo.

—Por mí no hay problema aunque mi experiencia vistiendo hombres no es


mucha, soy mejor quitándoles la ropa —sonrió alegre y su cuñado la vio
mal—. Llamaré a Julián... Por cierto ¿a quién llamas? —le preguntó a su
amiga quien se limitó a guiñar el ojo con un asentimiento mientras mantenía
el celular en su oído.

En cuanto terminaron de comer salieron de la cafetería de la universidad y


siguieron a Laini hasta el estacionamiento. Por suerte, ese día Matt dejó su
auto en casa puesto que solo fueron a dos clases y entraron tarde por lo que
se fueron en transporte público y también entendió por qué Laini le pidió que
le dijera a Julián que no llevase su auto al encontrarse con ellos; pues al
llegar al estacionamiento la vio acercarse a un enorme auto que reconocería
en cualquier lugar.
Laini corrió del lado del conductor y vio a un hombre bajar del auto, uno que
ella conocía muy bien. Sonrió al verlo entregarle un termo a Laini para
después acercarse a ellos.

—¿Qué clase de emergencia es? —preguntó Martín saludándolos con la


mano.

—Se va a casar —habló Laini con el borde del termo entre sus labios
mientras señalaba a Matt con la mirada.

—Eso lo sé, fue noticia internacional, pero ¿por qué me ocupan?

—Cierto, eres el indicado ¿cómo no pensé en ti? —dijo Matt con alegría.

Ella asintió secundándolo, Martín aunque fuese un adulto se vestía realmente


bien, conseguía que sus trajes se viesen increíbles en cualquier situación.
Seguro sabría cuáles eran los mejores lugares para conseguir lo adecuado
para el novio.

—No lo tomes como si fuera agua —reclamó Martín al ver como Laini se
empinaba el termo con ambas manos. Su amiga le lanzó una mirada furiosa y
siguió bebiendo el café como ella quiso.

—Ocupamos tú ayuda para elegir el traje que usará Matt para su boda ya que
él es un forever alone y no sabe cómo elegirlo —habló señalando a su
cuñado.

Matt volteó a verla ofendido.

—No soy un forever alone, me voy a casar con tú hermana —se defendió de
una forma un poco penosa.

—Eres un forever alone de amigos —contradijo encogiéndose de hombros.

—Qué rico —dijo Laini dejando salir un suspiro de satisfacción antes de


entregarle el termo color coral a Martín y este le dedicase una mirada
molesta—. Lo quiero lleno para mañana.
—Mañana no hay clases —respondió pero tomó el termo y al sentirse
observado volteó hacia ellos asintiendo con velocidad—. No hay problema.
Les ayudaré. Entonces ¿nos vamos? —preguntó Martín jugueteando con las
llaves de su auto.

Ella reaccionó y agitó la cabeza.

—Falta mi novio, ya casi llega, pidió un taxi.

Como si lo estuviese invocando le llegó un mensaje de Julián preguntándole


en qué parte estaban y un par de minutos después de responderle consiguió
verlo, le silbó y él se acercó a ella con una sonrisa. Iba vestido con su ropa
formal/casual y unos lentes oscuros pues en la universidad corría el grave
peligro de ser acosado por locas fans.

—Perdón por la tardanza —la saludó inclinándose para darle un rápido


beso—. Este lugar es enorme y unas chicas me reconocieron por lo que tuve
que rodear el estacionamiento.

—No importa, ellos esperan —dijo señalando a su cuñado, Martín y Laini.

Julián los observó y nuevamente se inclinó a su lado.

—¿Quién es el otro sujeto? —preguntó en un susurro.

Ella sonrió y lo tomó de la mano para poder acercarse al pequeño grupo.

—Martín, te presento a mi novio, Julián —se hizo a un lado para que ambos
pudiesen estrecharse las manos—. Julián, él es Martín.

—¿Novio? —preguntó Martín y luego volteó a Laini para verla con una
sonrisa—. Laini, tú esposa te engaña.

Su esposa le golpeó el estómago con el codo que casualmente estaba a la


altura exacta para ser torturado por Laini.

—¿Y exactamente por qué se conocen? —preguntó Julián levantando ambas


cejas.
—Es nuestro Ex —interrumpió Laini con una sonrisa tierna y malvada. Sí,
solo ella podía ser capaz de hacer una expresión así.

—¿Nuestro? —murmuró su novio tan confundido que le daba ganas de


soltarse a reír como si no hubiera mañana—. ¿Ex de las dos?

Laini y ella asintieron al mismo tiempo.

—Soy su ex profesor —aclaró Martín ganándose malas miradas por parte de


ambas—. Y será mejor que nos demos prisa si queremos encontrar algunas
tiendas abiertas.

—Exagerado, son las 2 de la tarde —se quejó Laini caminando hacia la


puerta del copiloto en donde se quedó de pie hasta que Martín la ayudó a
subir.

Por su parte ella jaló a Julián consigo y subieron a la parte de atrás con Matt
siguiéndolos. A pesar que no le gustaba ir sentada en medio tuvo que hacerlo
pues ambos chicos eran muy altos y Martín mencionó que le estorbaban al
ver por el retrovisor.

En pocas palabras la llamó enana.

Estaban frente a una plaza comercial en donde todo parecía tan costoso que
Brenda sintió la necesidad de contener el aire con tal de no romper algo y
quedar endeudada de por vida. Ella al pertenecer a una clase media no podía
entender como había personas que podían darse lujos como comprarse un
café de 20 dólares ¡20 dólares! Con eso podía comprarse más de 5 tamaño
jumbo en la cafetería de la universidad y le sobraba dinero.

—Laini, Brenda —las llamó Martín con tono serio—. Prohibido hacer sus
travesuras aquí a menos que quieran ir a la cárcel.

—Yo soy pelirroja y encantadora, jamás me llevarían a la cárcel —respondió


Laini dando una vuelta en su propio sitio luciendo su ropa y larga cabellera.
Su mejor amiga jamás perdía la oportunidad de presumirse pues según ella el
mundo debía poder admirar su belleza. Laini volteó con Matt y Julián para
lanzarles una mirada dura—. Ustedes no dejarían que me lleven a la cárcel
¿verdad?

—¡Jamás! —respondieron ambos muchachos con miedo.

Ella rodó los ojos ante las ideas de su amiga. La adoraba tanto que no le
importaba que intimidara un poco a Julián.

—Solo compórtense y ya —volvió a pedir Martín.

—No estamos en la preparatoria ¿sabes? Ambas somos mayores de edad —


dijo cruzándose de brazos fingiendo estar ofendida.

—Ser mayores de edad no es sinónimo de madurez —se burló Matt.

—¿Qué tipo de traje estás buscando para tu boda? —preguntó Martín a Matt
cortándoles su plática sin sentido.

Su cuñado permaneció en silencio viendo fijamente al piso como si este le


fuese a dar las respuestas, después de unos segundos levantó la mirada y
puso una expresión de vergüenza.

—La verdad no tengo algo en mente.

Julián lo tomó por el hombro y lo vio alarmado, incluso Martín se acercó a él


con los ojos muy abiertos.

—¡Es tú boda! ¿Cómo que no tienes nada en mente? —exclamó Julián como
si fuese un pecado, probablemente si estaba mal que Matt se tomase un
poco a la ligera eso pues estaban a tres semanas de la boda pero elegir un
traje para hombre era mil veces más rápido que escoger el vestido de novia
para una mujer.

—Mínimo el color del traje —lo animó Martín.

—Corte y color de la camisa —siguió Julián.

—¿Con moño o corbata?


—¿Chaleco o solo saco?

—¿Zapatos?

—¿Peinado?

—¿Todo eso ocupa un hombre? —preguntó Laini que ya estaba junto a ella.

—Al parecer... Creo que me siento extraña al saber que Julián se preocupa
más por su vestimenta que yo —se llevó ambas manos al pecho—. Yo solo
me levanto y elijo lo que hay en mi armario. Toda mi ropa me gusta así que
tomo lo que hay y ya, pero en este momento mi novio está hablando sobre
peinados.

—Se ven guapos —soltó Laini viendo a los tres hombres frente a ellas.

—¿Qué? —preguntó confundida.

—Que los tres se ven apuestos en este momento, parecen emocionados. Por
lo regular siempre tenemos la imagen de que la mujer es la que se emociona
con su gigantesco grupo de amigas pero incluso los hombres pueden
ponerse así —los señaló—, al hablar sobre ropa y preparativos para boda.

Prestando atención a lo que dijo Laini pudo darse cuenta de la verdad. Matt
estaba sonriendo mientras escuchaba con atención a Julián y Martín
sugiriendo un montón de colores, telas, cortes, etc. que ella jamás imaginó
que un hombre conocería.

Era impresionante la forma en que algo como una boda pudo conectarlos.
Apenas se conocían entre sí pero los tres estaban hablando como si tuvieran
amistad de años, las edades no parecían ser un impedimento tampoco y todo
le parecía increíble.

Vio a Laini acercarse a ellos para empezar a empujarlos por la espalda en


dirección a las tiendas de ropa.

—Démonos prisa o cerrarán antes de poner un pie dentro —los apresuró y


era muy gracioso como una pequeña de metro y medio podía mover a tres
hombres que la superaban por más de 30 centímetros.
Estaba recargada sobre el hombro de Julián frente a la lujosa área de
probadores masculinos. Era una especie de sala que tenía sillones alargados
con respaldos pequeños de color blanco, en frente había 3 escalones que
conducían a una tipo plataforma rodeada de 3 pares de espejos y a un
costado estaban dos cubículos para vestirse. Todo era demasiado lujoso que
prefirió permanecer sentada a caminar y romper algo por accidente o
simplemente evitar moverse pues sus pies dolían tanto que ganas le
sobraban para lanzar sus botines lejos.

Pero no podía, esa era una de las 6 tiendas de ropa masculina que habían
visitado. ¡6 tiendas! ¿Cómo era posible que les estuviese llevando tanto
tiempo?

Bueno sí lo sabía, Matt decidió encapricharse en usar un traje de novio beige


para que combinase con el vestido color perla de Jeanne pero los que había
en las tiendas le quedaban demasiado ajustados o simplemente no le
entraban. Su cuñado no era para nada gordo pero aparentemente los trajes
de esa ciudad eran hechos para hombres sin músculos.

—Encontramos estos —apareció Laini junto a Martín quien cargaba dos


trajes con sumo cuidado—. Ambos están bien pero me gusta más el que
tiene chaleco, al menos el modelo se veía bien bueno.

Ella y Julián rieron y Matt se apresuró a quitarse la camisa para tomar el traje
que Laini sugirió. Su cuñado también se veía cansado, supuso que se debía
a las miradas acosadoras de las empleadas y empleados de las tiendas. No
hubo ninguna en donde pudiesen pasar desapercibidos. Es decir tres
hombres muy apuestos midiendo más de metro ochenta preguntando sobre
trajes para bodas... bueno, llamaban la atención de todo el mundo.

—Deberías aprovechar para buscar un traje para ti —le dijo a Julián que
volteó a verla con una sonrisa—. Porque no volveré a pisar una tienda de
estas en mucho tiempo.
—Si a Matt no le quedan los trajes que es un enano menos a mí que mido
casi 2 metros —explicó relajado—. Tendré que mandar a hacer uno a mi
medida.

Ella se encogió de hombros.

—Mientras te lo entreguen en 3 semanas...

—Bien... —Julián se puso de pie—. Creo que buscaré algo.

—¿Por qué dejan todo para ultimo? —murmuró Martín entregándole a la


empleada, que lo observaba como tonta, uno de los tantos trajes que Matt se
había medido—. Siendo ustedes modelos pudieron conseguir algo mejor
¿no?

—Ya no somos modelos —habló Matt dentro del probador—. Pero me alegra
no haber mandado a hacer mi traje porque no tenía idea de lo que era
correcto usar y seguro los diseñadores me hubieran vestido para una sesión
de fotos y no para mí boda. Por eso gracias por estar aquí.

Su cuñado salió del vestidor abrochándose en pantalón y con la camisa sin


abotonar cuando escucharon un "click" de fotografía. Todos, menos ella,
voltearon hacia las empleadas que los rodeaban pero Brenda sabía que sus
manos estaban libres, fue entonces cuando vio a Martín quitándole el celular
a Laini y ésta empezando a saltar para tratar de quitárselo.

—Es solo una foto, no le hace daño a nadie —exclamó Laini dando un último
salto—. Te arrepentirás —amenazó a Martín señalándolo con el dedo pero en
lugar de intimidarse como Julián, Martín le sonrió por lo que su amiga lució
más enojada.

—Me da miedo que quieras una foto mía —dijo Matt abotonándose con
velocidad la camisa.

—Aunque no seas modelo tus fotos siguen vendiéndose bastante bien —


comentó Laini con desinterés caminando hacia donde ella estaba sentada—.
Lo siento, te fallé amiga.
Ella se puso de pie para abrazarla.

—Sé que lo intentaste —dijo tratando de reconfortarla.

—¿Aún sigues vendiendo fotografías? —exclamó Matt frunciendo el ceño.

—Ocupo unos cuantos dólares para poder pagar mi departamento nuevo —


se excusó—. Las fotografías son mi último recurso para conseguirlos.

—¿No te mudarás con Julián? —preguntó su cuñado quien estaba siendo


ayudado por Martín para terminar de vestirse.

—No quiere —apareció su novio con tres opciones de trajes en sus brazos—.
Le ofrecí vivir conmigo y se negó, le ofrecí una de mis casas y tampoco quiso,
ni siquiera el departamento que tiene Jona desocupado desde hace meses.
Estoy dudando seriamente que me quiera.

—Uy —habló Matt con cizaña en la voz—. Así empiezan, primero no quieren
pasar tiempo contigo y después te dejan.5

—¿Lo dices por experiencia? —contraatacó Julián sonriendo.5

—¡Sí! —exclamó ella acercándose a él para abrazarlo—. Así se hace. Estoy


muy orgullosa de ti, has aprendido bien.

—Eres tan malvada —exclamó su cuñado entrecerrando los ojos.

Martín soltó una leve carcajada que intentó cubrir con una tos falsa. Le puso
el saco a Matt y le dio unas palmadas en el hombro para que se viese al
espejo.

—¿Por qué tan tímido, Martín? —preguntó Julián—. También puedes hacerle
Bullying a Matt.

—No es eso, me causó gracia que le llame malvada a Brenda —confesó con
una sonrisa ladeada pero Julián levantó ambas cejas por lo que Martín se vio
obligado a aclararlo señalando a Laini—. ¿Malvada? ¿Brenda? Pero ella es
un ángel comparándola con Laini.
Julián y su cuñado asintieron al mismo tiempo en total acuerdo, incluso ella lo
hizo. Aunque conforme se conocía a Laini era fácil ver que la maldad solo era
superficial, en realidad su imagen tierna sí llegaba a acoplarse con su
personalidad, pero en serio, se debía pasar mucho tiempo con ella.

Matt se giró al espejo y observó su vestimenta.

—Es este —dijo asintiendo satisfecho. Dio un par de vueltas, movió los
hombros, jaló el cuello de la camisa y acomodó la corbata. Cada vez se le
veía más feliz con ese traje. Era un pantalón beige, al igual que todo el
conjunto, camisa blanca, corbata y chaleco para finalizar el saco con unos
botones un poco más oscuros que el traje.

La verdad se veía muy bien, y feliz, que era lo que importaba, en otros
conjuntos inmediatamente había mostrado su inconformidad, muy negro, muy
blanco, muy aburrido, demasiados detalles, ajustado, mala calidad en la tela,
el moño lo ahorcaba y demás cosas, incluso llegó a mencionar que jamás
usaría un traje gris a lo que Martín dejó ver su descontento.

—Sí, definitivamente es este —le sonrió a su imagen al espejo.

—Te ves increíble aunque era de suponerse porque yo lo elegí —habló Laini
con orgullo—. Soy muy buena en esto de vestir hombres. Por ejemplo —
señaló a Julián—. De esos tres el mejor es el azul marino y combinará muy
bien con el vestido que usará Brenda. De nada.

Julián observó los tres trajes detenidamente y al final caminó hasta el


probador para empujar a Matt y entrar solo con el azul marino. Unos minutos
después salió acomodándose el saco y se vio en el espejo.

—¡A la primera! Me ha quedado un traje a la primera sin mandar a ajustar


algo —exclamó su novio contento—. Me veo increíble. Creo que te opacaré,
Matt.

Su cuñado lo golpeó en el hombro y empezaron a empujarse jugueteando.

—Ya dejen de coquetear que tú tienes novia y tú te vas a casar en unas


semanas —dijo Laini señalándolos respectivamente.
Ambos rieron y jugaron una carrera para ganar el probador más grande. Matt
terminó ganando y le arrojó su ropa por la parte de arriba. Julián le golpeó la
puerta dando dos patadas antes de entrar al siguiente y empezar a
cambiarse.

Matt seguía avergonzado cuando salieron de la tienda.

—En serio no tenías que hacerlo —volvió a decir como por centésima vez.

—Ha sido un gusto para mí, no tienes por qué sentirte apenado —respondió
Martín amablemente.

Al final cuando estaban por pagar Martín decidió mostrar su amabilidad como
siempre y él fue quien terminó pagando el traje de su cuñado.
Inmediatamente Matt se opuso e insistió en que cancelaran el pago pero
Martín se negó y empezaron una graciosa discusión de "sí/no" en donde los
empleados de la tienda no sabían a quién hacerle caso. Al final Martín
terminó ganando y Matt con el rostro rojo.

Era muy gracioso ver a un hombre sonrojado.

—Ni que fuera tan raro —habló Laini—. Es como un padrino de traje.

—¿Padrino de traje? —preguntaron ella y Julián al mismo tiempo pero ella


sola continuó—. No sabía que eso existía.

—Ni yo pero se puede dar la ocasión —dijo Laini sonriendo—. Además no


tenías de otra, no se le puede ganar a Martín.

El aludido asintió complacido de escuchar eso por parte de Laini.

—¡Ni si quiera tú! —exclamó Julián abriendo mucho los ojos.

—Yo sí —guardó silencio al sentir la mirada de Martín pero no volteó a


verlo—. La mayoría de las veces.
—Tengo una duda —habló su novio—. Espero no ser muy entrometido pero
exactamente ¿qué son ustedes dos?

Laini sonrió y Martín desvió la vista negando con la cabeza, seguro de la


respuesta que habría a continuación.

—Es mi chico de los cafés —respondió Laini con una sonrisa—. Y mi profesor
de cálculo avanzado los martes, miércoles y viernes.5

—Bien... —murmuró Julián no satisfecho por la respuesta. Desde luego él


volteó a verla pero ella solo se encogió de hombros, no había nada más que
decir.

Unos minutos después terminaron en una cafetería en donde pidieron cafés y


chocolates, excepto Julián que pidió un té y un sándwich vegetariano. Pasó
una tarde tan divertida que deseaba no se acabara pero cada quien tenía
cosas qué hacer y a las 7 de la noche caminaron al estacionamiento pues
Martín insistió en llevarlos a sus casas.

Ella iba de la mano con Julián detrás de Martín, Laini y Matt que hablaban
sobre algo que perdió la pista.

—Hace tanto que no salía así —comentó Julián sonriente. Le hacía feliz verlo
tan animado—. Es agradable tener compañía tan diferente. Pero mañana
deberíamos salir solo nosotros.

Ella levantó la mirada dándole una sonrisa abierta.

—En la mañana iré a la agencia pero...

—Pasaré por ti en cuanto te desocupes, no me importa esperar todo el día


para estar contigo.

—Pero pongo una condición —advirtió—. En la noche no vuelvo a mi casa.


Julián solo dio un asentimiento fuerte y se inclinó para besarla. En todo el día
no se habían besado y la boca de su novio se le hizo exquisita. Podía
pasarse todo el día haciendo eso y jamás se cansaría.

—¡Ya van a empezar! —gritó Laini.

Ellos se besaron una vez más antes de separarse y caminar a la celosa


pelirroja que los observaba con los brazos cruzados.

*********************

Que deberían felicitarme por publicar en menos de un mes :D

Al fin les dejo el capítulo 29 que me emocionó mucho escribir porque


MARTÍN.5

Probablemente muchos no lo conozcan pero él es el protagonista de 30


días para enamorarme y es muy querido por mí :D

Si les gustó el capítulo no sean tacaños y déjenme un comentario y una


estrellita o una maldición caerá sobre la novela muajajaja xD

Muchas gracias por leer. Sé que el capítulo fue muy sencillo pero igual
espero que les haya gustado :D

Nos leemos en el próximo capítulo de esta novela o probablemente con


3DPE ;)

Capítulo 30

¿Quieres ser mía?

Cuando la voz de Azul dejó de sonar él apartó la vista de su guitarra para


voltear hacia su amiga que esperaba con ansias una crítica y se sintió
orgulloso por el cambio que estaba teniendo. Hace unos meses, durante los
ensayos, ella siempre terminaba con los ojos cerrados y una expresión de
tortura como si cantar, algo que era su pasión, le hiciera pasar un mal
momento. Pero ahora ella sonreía con confianza y eso se notaba en su voz,
más fuerte y segura, sin miedo a fallar.
—Increíble, me ha encantado —dijo Israel aplaudiendo.

—¿Se puede saber qué haces aquí? —le preguntó molesto.

El muchacho le lanzó una rápida mirada de superioridad y respondió.

—Soy el encargado de que Azul cumpla con su itinerario en la nueva


campaña que está. Tienen solo 6 minutos, por cierto. Así que apenas se
cumplan me la llevaré de aquí a trabajar.

Rodó los ojos.

—Él no importa —respondió Azul agitando la mano—. ¿Qué tal lo hice?


Personalmente creo que salió estupendo, me ha gustado mucho esta canción
aunque siento que en realidad no es para mí sino para Brenda pero ni modo,
la cantaré yo por ti ya que te niegas a hacer un dueto conmigo.

—Tu confianza ayuda mucho a tu voz. Definitivamente cada vez cantas


mejor, me has sorprendido el día de hoy —respondió ganándose un abrazo
por parte de su amiga.

—¡Gracias! ¿Harás un dueto conmigo? —volvió a insistir.

Había muchos motivos por los cuales no aceptaría esa propuesta. Primero,
quería que Azul creciera por sí misma. Estaba seguro que si él cantaba
alguna canción con ella todo el mundo empezaría a decir que se
aprovechaba de su fama para resaltar más y al ser su mejor amiga no quería
que hablasen mal de ella. Tal vez cuando ella entrase de lleno a ese nuevo
mundo de la música entonces se animaría. La segunda razón se debía a que
en realidad él no era muy bueno cantando. Siempre había preferido
componer canciones. Y aunque durante mucho tiempo la mayoría de sus
canciones eran melancólicas ahora le alegraba poder expresar más
emociones en sus letras, eso era lo que quería por el momento.

Escuchó unas carcajadas y vio a Azul riendo con Israel. Ese tipo...
—Si le agregan una mala voz con autotune y música esta letra está lista para
salir como un éxito en reggaetón —exclamó Israel y Azul volvió a reír más
fuerte.

—¿Disculpa? —preguntó ofendido al darse cuenta que se reían de una de


sus canciones.

—Dice Israel que estas canciones reflejan la abstinencia en la que Brenda te


tiene y que con tanta tensión sexual parece una letra de reggaetón —explicó
Azul limpiándose las lágrimas de los ojos. Él no le encontraba nada divertido.
Ni las letras ni el hecho de que apenas podía pasar tiempo con su novia.

—En serio, que mal momento elegiste para pedirle ser tu novia... Ah, no
espera, ella te lo pidió porque tú eres demasiado lento —se burló Israel. Si
seguía así volvería a golpear a alguien y ocasionar un escándalo en mucho
tiempo y estaba tratando de ser una mejor persona para el mundo.

Respiró profundo antes de levantar el rostro con una sonrisa.

—Bueno, al menos yo no he sido dejado por tres novias en menos de 8


meses —atacó y Azul lanzó un cizañoso "Uuu" por lo que siguió con más
ánimo—. Incluso te hiciste un cambio de imagen que ni le importó a la última
chica.

—Es cierto —habló Azul con pesar—. Tu cabello largo se veía genial, fue una
lástima cuando llegaste con él corto. Aunque la verdad te ves mucho mejor
así, pero el cabello largo —insistió su amiga con los ojos brillosos. Ella tenía
cierta fascinación por los hombres con cabello largo o barba.

Lo contrario a Brenda que lo había amenazado ya varias veces con meterse


a su habitación en la noche con una afeitadora si seguía dejándose crecer la
barba, y eso que era de apenas un par de días. Pero lo había comprobado,
dejó crecer su barba una semana y Brenda jamás entró a su habitación. En
verdad la extrañaba.

Malditos exámenes finales que la mantenían ocupada la mayor parte del día
y, el poco tiempo libre lo pasaba trabajando en la agencia. Cuando
conseguían un momento para ambos ella estaba tan cansada que se
quedaba dormida en sus brazos, incluso entre besos. Y él no iba a
despertarla, sabía lo que la presión podía hacerle a la salud de una persona,
prefería que descansara a verla enferma en el futuro.

Además ya pronto iba a pasar todo aquello que la mantenía ocupada,


terminaría los finales en la universidad, dejaría de preocuparse por conseguir
a los mejores fotógrafos para la boda de Jeanne y se instalaría en su nuevo
departamento. Las cosas se iban a calmar y ellos tendrían tiempo como las
parejas normales.

Estaba feliz imaginando aquello que el único motivo por el que regresó a la
realidad fue la alarma en su celular que le indicó la hora en que Brenda
llegaría a la agencia.

Israel también vio su reloj y exclamó alterado.

—Tenemos que irnos, Azul. No podemos retrasar esta sesión o te quitarán de


la portada —dijo el muchacho tomándola por el codo—. Es muy importante
para tu carrera aparecer allí.

Azul rodó los ojos y se dejó guiar por Israel.

Ni se despidieron de él pero no importaba. Decidió acomodar un poco la sala


en donde siempre ensayaban pues habían hojas tiradas tanto en el suelo
como en la mesa de centro, también estaba su guitarra sobre el sillón y las
sillas altas individuales se encontraban fuera de su sitio, como Jona viera
todo en ese estado los mandaría a vender periódicos por la mañana. Aunque
podría dejar todo como estaba y echarle la culpa a Israel. Esa idea le
gustaba.

Pero no le gustaba la idea de que tocara su guitarra ni sus letras y empezara


a compararlas con esa música sin sentido, así que arregló un poco y salió de
la sala para buscar a su novia en recepción. Seguro que ya estaba
molestando a la chica de la entrada como siempre.
Brenda bajó del transporte mientras éste aún seguía andando. Corrió con
velocidad por la acera en dirección a la agencia. Por suerte aunque iba tarde
no tenía que trabajar o existía una alta probabilidad de que Jona la mandaría
a vender periódicos si volvía a retrasar algo pero ese día solo iba a una junta
con él para un nuevo proyecto que se traía entre manos la agencia y la
querían como la fotógrafa principal. Aún le resultaba increíble que su sueño
de trabajar como fotógrafa se hubiese hecho realidad antes de terminar la
carrera, era cierto que jamás se imaginó trabajando con modelos pero no le
disgustaba para nada estar ahí. Incluso aunque en ocasiones fuese tan
pesado que apenas podía dormir le hacía feliz.

Pero algo que la hacía más feliz era que después de esa junta iba a tener
toda la tarde libre para estar con Julián. En 3 días cumplían un mes de novios
y no habían pasado tanto tiempo juntos como le hubiese gustado.

Se moría de ganas por besarlo y acercarse a él como le fuese posible.

Sonrió contenta y siguió con su paso apresurado sin ver bien por donde iba lo
que ocasionó que chocara contra un delgado cuerpo. Casi se cae la mujer
pero logró equilibrarse en sus altos tacones de plataforma. Se disculpó
rápidamente y observó a la mujer que le lanzaba una mala mirada mientras
se sacudía el entallado vestido azul como si haberla tocado le hubiese
esparcido una nube de polvo.

—Las niñas no deberían estar caminando por estos lugares —exclamó la


mujer.

No era por juzgar antes de conocer pero esa mujer parecía tener unas 20
cirugías en la cara y otras 50 en todo el cuerpo, era imposible que esa cintura
tan delineada fuese natural, no con esos senos y caderas tan enormes. Los
ojos verdes de la mujer se fijaron en los de ella y aunque intentó fuertemente
mantenerle la mirada se dio por vencida, Brenda sonrió satisfecha. Era
imposible que alguien soportara su mirada.
—Los niños de ahora son tan irrespetuosos —murmuró la mujer sacudiendo
su cabellera rubia.

—Y los adultos también pero qué se le puede hacer —respondió con una
sonrisa y empezó a caminar de nuevo hacia la agencia, estaba a unos metros
de la entrada cuando escuchó unos tacones detrás de ella. Se giró para ver a
la mujer que observaba todo a su alrededor con molestia—. ¿Quiere
secuestrarme? —le preguntó para molestar.

—¿Por qué querría secuestrarte? Seguro que no me dan ni medio dólar por ti
—exclamó la mujer ofendida—. No me arriesgaría a tanto.

En sí le estaba diciendo que si ella tuviera mejor posición económica si se


plantearía en secuestrarla ¿no?

—Tienes suerte de ser bonita —comentó con sarcasmo pero eso pareció
alegrar a la mujer que sacudió su cabello como si la estuviesen grabando
para un comercial de champú.

—¿No me digas que tú también vas a la agencia? —preguntó viéndola con


mala cara. Ella asintió—. No puedo creer que ahora dejen pasar a cualquiera.

—Lo mismo digo —exclamó Brenda, dando una palmada que consiguió
asustarla—. Antes pedían que las mujeres tuviesen un 80% de cerebro y 20
% de cirugía, pero bueno, usted va a entrar.

Aquella persona no pareció captar sus palabras porque asintió como si


estuviera completamente de acuerdo a pesar que la había insultado de forma
tan descarada. La verdad no se estaba molestando en disfrazar sus insultos,
simplemente no le agradaba para nada y no sería hipócrita.

Negó con la cabeza y se apresuró a ir a la puerta, la abrió y la sostuvo para


que pasara la desconocida rubia.

—Al menos eres un poco amable —dijo la mujer despectivamente.

—Sí, es que me enseñaron a ayudar a los ancianos —respondió con una


enorme sonrisa.
—Todo se ve tan detestable —con una mueca de asco se acercó a recepción
y tronó los dedos frente a la chica como si no la estuviera viendo—. Dile a
Noel que he llegado —la joven asintió y descolgó el teléfono, después de
unos segundos levantó la vista con miedo para preguntarle su nombre—.
¡Victoria! —exclamó colérica.

Así que Victoria, pensó. Un gusto.

—El señor Noel está en una reunión pero en un par de minutos terminará, si
gusta esperarlo...

—Subiré a su oficina —respondió Victoria caminando hacia el ascensor.

Ella corrió detrás de Victoria.

—Qué coincidencia —exclamó haciéndola sobresaltar—. También tengo que


ir a ese piso. Que suerte que cabemos las dos —señaló al número iluminado
en el ascensor.

Era mentira, en realidad tenía que ver a Julián pero no dejaría que su novio
viese a esa detestable mujer. Sabía que su intuición no le fallaba y desde el
momento en que chocó con ella le había dado mala espina. Ahora al saber
quién era ella pues felicitaba a su intuición.

Subió al ascensor junto a Victoria y esperó en silencio a que las puertas


cerraran antes de preguntarle sin ocultar nada.

—¿A qué ha venido a la agencia? Llevo muchos meses viniendo y no la


había visto por aquí. Es un rostro terriblemente nuevo.

—Estoy aquí por mi prometido —comentó como si hablar con ella le


provocara nauseas.

Las puertas se abrieron y unos empleados cargados con muchas cajas les
pidieron de favor que salieran pues debían llevar esa carga de emergencia y
no había cupo para todos, además que no era muy seguro.

Victoria salió seguida de ella. Observó a su alrededor en busca de su novio


esperando no verlo en ese momento. ¿Era necesario bajarlas en ese piso?
Justo en donde Julián estaba ensayando con Azul ¿Y si salía y veía a esa
horrible mujer casi irreconocible a la de las fotografías por tantas cirugías?

Los empleados subieron todas las cajas y las puertas se cerraron. Esperó
impacientemente a que el ascensor bajara de nuevo.

—¿Brenda? —preguntó la voz de Julián.

Ella volteó y olvidándose de Victoria, corrió a él para abrazarlo. En serio que


lo extrañaba pero al recordar quien estaba aún cerca del ascensor quiso
darse de golpes con la pared.

—¡Julián! —gritó Victoria corriendo a abrazarlo, apartándola a ella


bruscamente en el acto.

Se golpeó el hombro con la pared y vio cómo su novio se congelaba al tener


los brazos de aquella plástica mujer a su alrededor. Su rostro se volvió blanco
y las ganas de arrojar a esa mujer desde el último piso de la agencia se
intensificaban. Detestaba que una persona que se aprovechó del dinero que
un bebé le dio regresara a él después de años como si no hubiese hecho
nada malo.

Cuando por fin Julián pudo hablar la rabia en su voz no se ocultó ni un


segundo.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó apartándola de golpe.

Victoria sonrió mostrando sus perfectos dientes y levantó su mano izquierda


dejando a la vista de cualquiera un anillo con un enorme diamante en el
centro. Si estaba en el dedo anular izquierdo significaba que era un anillo de
compromiso. Su novio también dedujo aquello por lo que ladeó la cabeza con
fastidio.

—Vaya, te volverás a casar por qué ¿15 vez? —preguntó burlándose.

—Qué gracioso eres, Julián. Has cambiado bastante desde que me obligaron
a separarme de mi bebé —dijo haciendo un puchero y en un tono meloso
mientras tocaba la mejilla de Julián quien le apartó la mano de golpe—.
Cuando te dejé eras un pequeño adolescente problemático.

—Me pregunto a quien se debió —respondió con sarcasmo—. Y ¿quién es el


pobre hombre que se casará con una interesada como tú?

—Esas palabras —dijo Victoria colocando ambas manos en su cintura—.


Nunca te enseñé a usar ese vocabulario.

—Sí, tienes razón, me enseñaste uno peor —Julián fingió pensar un segundo
antes de proseguir—. ¿Perra te gusta más?

Victoria sonrió abiertamente de nuevo y soltó una carcajada falsa.

—En realidad me volveré a casar con uno de los mejores hombres.

—Seguro eso significa que tiene millones —murmuró pero Julián volteó a
verla y le sonrió.

—Sí, eso también —admitió Victoria sin vergüenza—. Y un hermoso hijo con
heterocromía.

El rostro de su novio se volvió completamente serio, solo lo vio apretar sus


manos en puños y su respiración aumentar con velocidad.

—Voy a ser tú mami de nuevo —se burló golpeándole la mejilla levemente.

—Eso quisieras —gruñó Julián antes de tomarla de la a ella mano y juntos ir


hacia el ascensor.

Escuchó el ruido de los tacones de Victoria detrás de ellos pero cuando las
puertas se abrieron Julián no le permitió entrar. La apartó bruscamente y
consiguió ver su rostro de sorpresa antes que las puertas se cerraran. El
movimiento del elevador avanzando le provocó nauseas o también podía ser
al tono rojizo que estaba adquiriendo el rostro de su novio. Verlo en ese
estado le partía el corazón.

Le apretó la mano y él se sobresaltó volteándola a ver.

—No me has besado hoy ¿quién te crees? —preguntó inflando sus mejillas.
Julián cerró sus ojos con alivio y sonrió abiertamente y, mientras el ascensor
seguía avanzando, se inclinó para besarla pero como siempre terminó
envolviéndola en sus brazos para poder levantarla a su altura y profundizar
su beso. Las puertas del ascensor se abrieron pero ellos estaban tan
concentrados en sí mismos que no se dieron cuenta del público que tenían
hasta que uno de los hombres se aclaró la garganta demasiado fuerte. Sonrió
separando sus labios y le susurró a Julián quien se puso colorado ahora por
la vergüenza.

Un hombre que se sonrojaba era hermoso.

Se bajó de los brazos de su novio y lo jaló del brazo para salir, los tres
hombres que los vieron entraron incomodos como si hubiesen hecho algo
más que besarse dentro del ascensor. Aunque pensándolo bien algún día
podrían...

—Perdona que se den las cosas así —habló Julián sacándola de sus
pensamientos—. Me hubiese gustado que se conocieran de otra forma pero
no puedo permitir que Victoria regrese con Noel solo para exprimirle dinero.

Muy bien... este. ¿No podía referirse a...?

Julián se detuvo frente a una puerta que tenía una pequeña placa anunciando
el nombre de Noel, solo leerlo le heló la sangre. Sin tocar, su novio abrió la
puerta dejando a la vista una sencilla decoración; archiveros pegados a un
costado de la habitación iluminada con luces en tonos amarillos, en otro lado
algunos cuadros minimalistas, adornos, premios y reconocimientos, pegado a
una esquina había una mesa con una cafetera y algunas golosinas pero al
centro estaba una mesa de madera frente a una silla grande negra forrada de
piel falsa con un hombre que acababa de levantar la vista sorprendido.

El hombre de tez blanca vestía un traje negro del cual solo alcanzaba a ver
una parte, aun así distinguió que llevaba la corbata desarreglada igual que el
cabello. Unos lentes descansaban sobre el puente de su nariz y algunas
arrugas se veían por su cansado rostro. Tenía canas en su cabello castaño
claro y a pesar que se hacía una idea de la edad le sorprendía la apariencia
que tenía.

—Julián... —dijo el hombre con sorpresa—. Es extraño que subas a...

—¿Te vas a casar con Victoria de nuevo? —gritó Julián acercándose a su


escritorio con furia.

—No me digas que ya ha llegado —murmuró con fastidio quitándose los


lentes.

—Sí. ¡Con un enorme diamante en su anillo!

—¿Qué quieres que haga? —preguntó Noel con frustración jalándose aún
más el nudo de la corbata y poniéndose de pie para estar a la altura de
Julián—. Ha vuelto a amenazar a la empresa y a ti. Si no le daba el
matrimonio podía ir a mentirle a todo el mundo con esa cosa que se inventó
de que quisiste abusar de ella cuando eras adolescente.

—Me importa un bledo lo que ella diga de mí. Nadie le creerá, es obvio que si
después de tantos años declara eso todo el mundo sabrá que lo está
haciendo por dinero. Ya tengo 26 años y sé cuidarme la espalda solo. Si lo
haces por la empresa... vamos —Julián la señaló y de repente volvió a
sentirse incomoda al tener la mirada de Noel sobre ella por primera vez—.
Está en su mejor momento. Admítelo, cientos de compañías están en la lista
de espera solicitando a tus servicios, modelos, a tu fotógrafa. ¿Crees que las
palabras de una adicta a las cirugías conseguirán dañar todo lo que hasta
ahora se ha conseguido?

Noel se dejó caer de nuevo en la silla y respiró profundo.

—Lo siento, no sabía de qué forma sacármela de encima así que escuché
sus propuestas y el matrimonio era la única que tenía —comentó sin dejar de
pasear su mirada entre Julián y ella. Se aclaró la garganta y la vio—. Hola.

—¿Qué hay? —saludó levantando la mano en un intento de ocultar sus


nervios.
Julián volteó a verla y se disculpó por haberla olvidado en la entrada, pero
ella lo entendía así que solo le sonrió, cerró la puerta y se acercó a él.

—Noel, ella es Brenda, trabaja aquí —dijo abrazándola por los hombros
cuando estuvo a su lado—. Y es mi novia.

—Mucho gusto, soy... —Noel dudó antes de hablar pero con un asentimiento
de cabeza señaló a Julián—. Su padre.

—Lo sé. Un placer —estrecharon sus manos.

—¿Qué tanto sabes? —le preguntó Noel con sorpresa.

—Todo —le respondió.

—¿Todo?

—Sí, todo —afirmó Julián.

—¿Tú se lo dijiste? —su novio asintió—. ¿Por qué?

—Porque es mi novia.

—Aunque cuando me lo dijiste no era tú novia —señaló Brenda.

—Sí, pero ya te quería —le besó la mejilla y Noel tosió para recordarles que
estaba presente aún—. De todas formas, puedes arreglar el caso de Victoria
de otra forma que no sea con matrimonio.

—¿Pero de qué forma? Estoy comprometido de nuevo.

—Yo tengo una malvada idea —anunció levantando la mano y ambos


hombres la vieron con atención.

—Ábreme la maldita puerta —exclamó Victoria golpeando por fuera tan fuerte
que pudo haber tumbado toda la oficina si tardaban unos segundos más.

Ella y Julián tomaron asiento cerca de la cafetera mientras Noel le abrió la


puerta a la furiosa mujer rubia. Al entrar les lanzó una mala mirada pero ella
levantó su mano agitándola con energía a modo de saludo, hacer enojar a
ese tipo de personas resultaba tan placentero.

—No entiendo para qué has venido —suspiró Noel caminando a su


escritorio—. Tienes el anillo ¿qué más quieres?

Victoria agitó su cabello.

—Necesito dinero para prepararme y estar hermosa para la boda.

—Eso será imposible —se burló Brenda llevándose una galleta a la boca.

Noel encendió el portátil y tecleó un poco antes de volver a Victoria.

—¿Cuánto necesitas? —preguntó agotado.

—Estoy bien con unos 100 mil por el momento —él asintió—. Dólares.

—Y yo pregunto cuando quieres en total. ¿Cuántos millones quieres para


dejar a mi familia y mi agencia en paz? Te daré lo que me pidas a cambio de
que no haya matrimonio.

Escuchó como un sonido de máquina de apuestas traspasó la cabeza hueca


de Victoria. El interés podía llegar a niveles inimaginables. En realidad no
cabía en su cabeza como una persona pudiese alcanzar tal nivel de
ambición.

—15 millones —pidió la mujer con tono exigente como si fuese obligación de
Noel darle dinero sin que ella lo robase. Porque eso era lo único que esa
mujer estaba haciendo.

Con un suspiro Noel asintió y tecleó muchas veces en la computadora antes


de levantar la vista a Victoria y asentir con cansancio.

—15 millones han sido transferidos a tu cuenta. Puedes comprobarlo en este


momento. Ahora no vuelvas meterte en nuestras vidas —le advirtió.

Victoria pareció ignorar todo aquello pues estaba centrada revisando en su


celular que la cantidad pedida hubiese sido transferida con éxito. Después de
unos minutos sonrió guardando su celular y viendo a Noel como alguien que
había conseguido lo que quería.

—Solo puedo retirar 5,000 por día, pero estaré revisando el estado de cuenta
para rectificar que el dinero permanezca ahí intacto o me verás seguido por
aquí hasta que cumplas tu palabra —amenazó y después soltó una risa
juguetona—. ¿Me pregunto en qué podré usar esos 5,000 dólares?

Brenda se puso de pie y se acercó corriendo a Victoria con una bandeja de


galletas.

—Podrías usarlos para pagarte una operación de cerebro que mucho te hace
falta —sonrió y le extendió la bandeja—. ¿Galletas?

La mirada encolerizada de Victoria la distrajo al momento en que ésta le


arrebató la bandeja y le golpeó el hombro con fuerza. Se llevó una mano
inmediatamente y vio a Julián acercarse para empezar a gritarle de cosas,
Victoria dejó caer la bandeja al suelo y salió pisando fuerte con sus tacones.

Su novio le revisó el hombro pues había sido el mismo que se lastimó cuando
la misma mujer la empujó en la planta baja, le dolía un poco pero sabía que
no era nada grave pues una bandeja de aluminio no podía hacer tanto daño
como el histérico de su novio pensó en ese momento.

Ella por su parte volteó a ver a Noel que la veía con preocupación.

—¿Se grabó todo? —preguntó y el hombro asintió con la cabeza girando la


computadora para mostrarles una ventana con la imagen de las cámaras de
seguridad ocultas en la oficina.

Reprodujo el video que segundos atrás había sido captado. Ahí solo se veía a
una mujer riendo y burlándose de todo el mundo y a ella acercándose
amablemente con una bandeja para ofrecerle algunas galletas, después sin
razón aparente la mujer la golpeó y salió molesta. Justo en ese ángulo no se
veía cuando Julián se acercó a gritarle por lo que Victoria no tendría forma de
justificarse.
Había sido parte de un plan rápido, hacerla enojar para que hiciera algo malo
y así conseguir una orden de restricción contra la mujer. Eso y con ayuda de
los mejores abogados que Noel podía conseguir los dejaría en paz por el
resto de su miserable vida, eso sin agregar que el único dinero que tendría
serían esos 5,000 dólares que pudo retirar en ese momento pues al agredir a
un miembro importante de la agencia debía pagar una costosa multa, reparar
daños, maltrato psicológico infantil y más cosas de las que era culpable.

La última parte del plan fue pensada por Noel y Julián, ella simplemente les
dio el empujón que necesitaban para deshacerse de Victoria. Estaba segura
que lo conseguirían. Estaba mal pensar así pero Noel tenía dinero y eso
movía a muchas personas, a las indicadas si se lo proponían. Le extrañaba
que no lo hubiese hecho desde antes.

—Esto está muy rojo ¿segura que no quieres ir al doctor? —preguntó Julián
acariciando con delicadeza la zona en donde había recibido el golpe.

—Estoy segura, no me duele tanto —insistió.

—Puedo llamar al doctor particular para que venga a revisarte —sugirió Noel
pero ella volvió a negar.

—Estoy bien... —de repente recordó la razón por la que fue a la agencia y
negó rápidamente con la cabeza—. ¡No estoy bien! Jona me va a matar.
Debería estar en una junta con él ahora mismo.

—No te preocupes, hablaré con él y le explicaré todo —comentó Noel


sacando su celular.

—Si me sacas en una bolsa negra podía parecer un costal de basura y así
Jona no me verá —dijo a Julián quien soltó una carcajada y la besó con
rapidez.

—Jona ya está al tanto de todo —dijo Noel viéndolos fijamente.

—¿No me pondrá a vender periódicos? —preguntó con miedo.


—No, jamás lo haría. Después de todo fue él quien me convenció de
contratar a una joven sin experiencia, ni cartas de recomendación como
fotógrafa.

—Espera ¿cómo? —preguntó prestando completa atención.

—Jona me mostró tu trabajo meses atrás. Fue algo que no había visto antes.
Eso que hiciste con el modelo más difícil de la agencia fue increíble. Jona me
convenció de contratarte para trabajar con Julián pues él estaba seguro que
trabajando juntos conseguirían una refrescante —dijo Noel con una sonrisa
amable.

Ella asintió y volteó a ver a Julián que le sonrió de lado.

—Solo para quitarme esta duda y no ver la confianza de Jona en mi trabajo


como algo negativo... ¿A ti te gustó mi trabajo? Me contrataste por Jona pero
también por mi talento ¿verdad?

Noel rio y asintió.

—Tu trabajo ha sido de lo mejor que he visto en mucho tiempo pero siempre
solemos contratar fotógrafos hombres y con muchos años de experiencia.
Contigo hemos hecho una excepción porque sabíamos que conseguirías
mucho. Aunque no precisamente un noviazgo con Julián —terminó
entrecerrando los ojos aunque no de una forma acusadora, sino más bien
divertida—. Alguien ha conseguido domarlo.

Ella asintió con orgullo.

—Esa fui yo —se señaló con ambas manos.

Su novio se cruzó de brazos.

—Vamos, no es como si me hubiese cambiado radicalmente —comentó.

—Noooo, por supuesto que no —exclamó Noel.

Ella rio y se sintió feliz de tener esa pequeña platica con ambos.
Estaba de pie en su habitación casi vacía. La mayoría de sus pertenencias
estaban en cajas, bolsas y maletas listas en el auto de Julián y otras en el de
sus padres para moverlas hacia su primer departamento en donde empezaría
una vida totalmente nueva.

Estaba cansada. Después de la charla con el padre de Julián y la reunión


exprés con Jona tuvo que correr a su casa para llevar parte de sus cosas al
departamento pues sus padres solo podrían ayudarla ese día con la mudanza
y vaya que necesitaba su ayuda, para ser solo una persona tenía demasiadas
cosas que transportar.

Julián apareció en su cuarto y tocó sacándola de sus pensamientos.

—Ya estamos listos para salir —le avisó y ella salió corriendo.

—Bien, tengo hambre ¿pasamos por algo de cenar mientras vamos a mi


departamento? —preguntó a su novio pero él negó.

—Puedo hacerte una cena especial en celebración por empezar con la


mudanza —él le sonrió y ella no tardó ni un segundo en aceptar.

Nunca rechazaría una oferta de comida por parte de él. Por eso cuando
llegaron al departamento y empezaron a bajar todas las cajas se puso en
plan jefa mandona. Ahuecó ambas manos alrededor de su boca dando
órdenes.

—Vamos, vamos. Esa caja morada va en la esquina izquierda papá. La caja


con el lazo morado va en el baño, Brandon y Julián... Esa de la cinta
adhesiva morada es para la cocina —gritó negando con la cabeza al verlos
dar vueltas confundidos—. No sé ni para qué les pago.

—No nos estás pagando ni el agua —reclamó Brandon y empezó a


amenazar con dejar caer la caja en cualquier lugar sin importar si llevaba algo
frágil a lo que empezaron una discusión en donde no hubo un ganador
porque su padre los cayó como si fuesen niños pequeños pero de no haber
sido así obviamente ella hubiese salido triunfante.

Su departamento terminó con un montón de cajas apiladas en diferentes


lugares y pese a que todo seguía guardado sintió que estaba dando un gran
paso en su nueva vida.

Entró a casa de su novio saludando a Nena que agitaba felizmente su colita


dando vueltas alrededor de sus piernas. La tomó en brazos y la llenó de
cariños, había aprendido a no caminar cuando Nena estaba tan emocionada
dándole la bienvenida a no ser que quisiera estrellarse contra el suelo como
ya varias veces estuvo a punto de suceder.

Caminó a la cocina con Nena en brazos y vio a Julián colocándose el mandil


para empezar a sacar los ingredientes de su cena. Amaba ver la pasión con
la que Julián preparaba un platillo. Estaba segura que muy pronto Julián se
daría cuenta de su pasión y se volvería un exitoso chef, de eso no había duda
y ella quería ser quien apoyara cada decisión importante en su vida.

En menos de 30 minutos estaban cenando, demasiado tarde a lo que


acostumbraban ambos pero era la primera cena que tenían juntos desde que
empezaron a salir y disfrutaron cada instante.

—Gracias por prestarme tu baño —dijo Brenda saliendo con su característica


pijama de una camiseta larga que apenas le cubría las piernas. Lo que le
hacía feliz era que ahora eran sus camisetas las que usaba. Si era así no le
importaba quedarse sin ellas.

Se incorporó en la cama y tomó un medicamento en ungüento que encontró


entre su botiquín mientras Brenda se bañaba.
—Investigué en internet y esto ayuda para los moretones y golpes —dijo
mostrándole en frasco pequeño a su novia.

Brenda agitó su cabello húmedo antes de sentarse en su cama y tomar el


ungüento para revisar la etiqueta.

—Pues supongo que no me hará mal ponérmelo en esta ocasión por más
que te insista que me siento bien.

Él asintió contento pero casi se atragantó al ver que Brenda empezó a


quitarse la camiseta dándole la espalda. Suspiró cuando quedó
completamente fuera dejando al descubierto su espalda que solo quedó
cubierta con el sostén morado.

Abrió el frasco con manos temblorosas se centró en fijar la vista en la marca


roja con morado que tenía en su hombro. En algún momento su mano viajó a
esa zona y acarició lentamente un par de veces notando como la piel de su
novia de erizaba al contacto. Aún más con su mente vagando en alguna parte
se inclinó y besó la marca acariciando sus brazos con ambas manos.

—Creí que pondrías medicina —murmuró Brenda en un suspiro.

—Yo también —respondió contra su piel y siguió besando cada rincón de su


hombro, su cuello, su espalda.

Acarició sus senos sobre la tela del sostén y bajó una mano sobre su vientre
apegándola más a él. Ella aún seguía dándole la espalda por lo que al dejar
caer la cabeza hacia atrás por las caricias él tuvo oportunidad de atrapar sus
labios en un beso.

Brenda se apartó y se giró lanzando la camiseta, que en algún momento


cubrió su cuerpo a alguna parte de la habitación, ahora estaba sentada sobre
él solo con un conjunto de ropa interior morado. Lo besaba con una
intensidad que él le devolvía. Más pronto de lo que pensó también su
camiseta de dormir había desaparecido y sonrió, rompiendo el beso, al sentir
el tibio cuerpo de su novia contra el suyo.
Él estaba apoyado en el respaldo de la cama cuando ella se apartó con la
respiración agitada y le vio fijamente presionando ambos labios en una
sonrisa.

—¿Qué pasa? —le preguntó.

—Te amo —soltó sin sentirse raro o presionado a decirlo, sin sentir que era
inadecuado. Fueron dos palabras que salieron de forma natural de sus
pensamientos. Y pudo habérselas dicho en la cena, o mientras iban de
camino a su departamento. Pudo haberlo dicho cuando ella le pidió que
fuesen novios o cuando se dio cuenta que estaba completamente enamorado
de ella. También cuando se besaron por primera vez en el rodaje de la
película o cuando estaban en el aeropuerto y él quiso llevarla con él para no
tener ese vacío de separarse. Oh aquella vez que lo acompañó por Nena al
veterinario. Tal vez en una de las tantas salidas que tuvieron antes de que él
viese en ella a una amiga. Probablemente ese "Te amo" pudo haber sido
pronunciado desde ese momento en que sus ojos hicieron contacto por
primera vez, cuando ella se presentó ante él y lo saludó. Sí, estaba seguro de
ello.

Y se percató que los ojos de su novia se llenaron de lágrimas pues aquellos


pensamientos no solo se quedaron en su cabeza, pronunció cada palabra
inconscientemente confesándole su profundo amor.

Ella asintió rápida y fuertemente y le dio un profundo beso.

—Te amo —respondió Brenda con sus manos sujetando su cara—. Tanto,
tanto, tanto.

La besó con emoción y él quedó sobre ella. Jugó con el broche del sostén
unos segundos. Posó su frente en la de ella y sobre sus labios le pidió.

—Brenda, a partir de este momento y en adelante ¿Quieres ser mía? —


preguntó—. Y ¿Puedo ser tuyo?
La escuchó responder y decidido le quitó el sostén, se encargó de besarle y
acariciar cada centímetro de su piel. Se propuso a demostrarle todos los días
de diversas formas lo que ella había sido capaz de hacer con él.

Y entre besos, caricias, cuerpos calientes, movimientos descontrolados y


corazones desnudos ambos fueron suyos.

*****************************

Hola :D

He vuelto con este capítulo que me ha costado mucho publicar. Les


confieso que no corregí casi nada xD Porque me he concentrado más en
el siguiente.

Les he dejado una canción que siempre me ha gustado


para Brelian *corazón*

Aun así espero que les haya gustado y me deje una estrellita o un
comentario si así lo quieren.

También quiero invitarlos, si está en sus posibilidades, a donar lo que


tenga, lo que puedan sin que les afecta a las personas que han sido
afectadas por los sismos. Cualquier cosa puede ser ayuda, incluso
información, recuerden bien revisar las fuentes que muchos medios han
estado aprovechándose de esta terrible situación para su propio
beneficio con noticias falsas.

Este capítulo está dedicado a todas las personasque vivieron el sismo, a


aquellos que no pudieron sobrevivir y sobre todo aaquellos que siguen
luchando por salir adelante.

******

Por otra parte, sé que estuve diciendo que iba a publicar esta semana
desde el domingo pero estuve envuelta en arreglos para mi graduación
y pues hasta ahora tuve tiempo libre xD Pero adivinen quien ya es
¡graduada en Comunicación! :D

Nos vemos en unas horas o máximo un día con el siguiente capítulo :3

Das könnte Ihnen auch gefallen