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Para realizar la recogida de información en evaluación psicológica, el psicólogo cuenta con una
variedad de técnicas, como:
3. Los Autoinformes: Consiste en que la persona debe realizar una autoobservación de sus
comportamientos fisiológicos, motores y/o cognitivos tanto del presente como del pasado..
Ejemplo: una persona que tiene miedo de salir de su casa, el psicólogo le pide un registro de
del número de veces que el sucede al día o a la semana, en que situaciones, lugares, con qué
personas, además de la relación de síntomas fisiológicos motores y cognitivos que presenta
antes durante y después del momento en el que está por salir de casa.
4. Los test psicométricos: Es una medida objetiva y tipificada de una muestra de conducta,
Buscan medir rasgos puntuales de la personalidad y de inteligencia.
5. Las técnicas objetivas: Son instrumentos y aparatos que permiten la observación y registro
del objetivo planteado, que muchas veces a simple vista nos e puede observar, pero que se
logran manifestar atreves de dispositivos mecánicos o eléctricos que amplifican tales conductas.
6. Las técnicas subjetivas: Permiten la calificar según atributos o descripciones verbales que
la persona realiza sobre sí mismo sobre las demás personas, objetos o conceptos que el crea
que los demás tenga de él.
introduccion
¿Qué se entiende por técnica de evaluación psicológica?
Todo lo que el evaluador pueda usar como legítima fuente de datos acerca del sujeto evaluado.
Diferencias entre instrumento, técnica, prueba y test: instrumentos, técnica y pruebapueden ser
procedimientos no cuantificados ni tipificados (por ej., la entrevista); por el contrario, el test, es
un instrumento sistemático y tipificado que compara la conducta de 2 o más personas. No todas
las técnicas o instrumentos son tests, (para serlo deben estar estandarizados y tipificados). Por el
contrario, a los tests sí le podemos denominar instrumentos de evaluación psicológica.
En términos generales las técnicas de evaluación están basadas en modelos que son producto de
una visión occidental europeo-norteamericana; se construyen o desarrollan en ámbitos
universitarios específicos y con posterioridad, son administradas en ámbitos diferentes a aquél
en el que se originaron.
proporciona sobre sí mismo o sobre su comportamiento. Aunque dicho término suele ser
escalas, también se han incluido dentro del mismo instrumentos como la entrevista y el
pensamiento en voz alta. En este temario, autoinforme hace referencia a los primeros
instrumentos mencionados (ya que la entrevista, por ejemplo, se incluye en un tema específico).
Por otra parte, dentro de los autoinformes se incluirán tanto las técnicas llamadas psicométricas,
como algunas de las llamadas subjetivas (las que el sujeto completa refiriéndose a sí mismo En
la actualidad la mayoría de psicólogos tienden a utilizar en el proceso de evaluación psicológica
instrumentos desarrollados desde otros enfoques teóricos. Las técnicas de evaluación
psicológica también pueden clasificarse en función de su aplicación a lo largo del proceso de
evaluación psicológica. A medida que avanza el proceso se seleccionan distintos tipos de
instrumentos.).
ya que las normas morales existen en la conciencia de cada uno, esto provoca que existan
diferentes puntos de vista y por ende problemas en el momento de considerar las diferentes
respuestas existenciales que ejercen las personas frente a ellas. Estos problemas se mencionan a
continuación.
El Método de la Ética
La Ética como toda ciencia posee un método por medio del cual se tenga un conocimiento
profundo de la conducta humana. El cual consiste en los siguiente pasos:
1. Observación. Este paso también es propio del método científico. La observación no solo
consiste en acercarse al hecho real y percibir a través de los sentidos en forma penetrante y
amplia.
eontologia profesional
Deontologia profesional hace referencia al conjunto de principios y reglas éticas que regulan y
guian una actividad profesional. Estas normas determinan los deberes minimamente exigibles a
los profesionales en el desempeño de su actividad. Por este motivo, suele ser el propio colectivo
profesional quién determina dichas normas y, a su vez, se encarga de recogerlas por escrito en
los códigos deontológicos. A dia de hoy, prácticamente todas las profesiones han desarrollado
sus propios códigos y, en este sentido, puede hablarse de una deontologia profesional
periodistica, de una deontologia profesional médica, deontologia profesional de los abogados,
etc.
Es importante no confundir deontologia profesional con ética profesional. Cabe distinguir que la
ética profesional es la disciplina que estudia los contenidos normativos de un colectivo
profesional, es decir, su objeto de estudio es la deontologia profesional, mientras que, tal como
se apuntaba al comienzo del articulo, la deontologia profesional es el conjunto de normas
vinculantes para un colectivo profesional.
temas donde el periodista debe estar especialmente atento a las recomendaciones vertidas en
los códigos deontológicos.
Bibliografía adicional
Véase también
Deontología profesional
Enlaces externos
[1]
Content on the Web: journalistic ethics and information ethics, an inseparable pair for the
expansion of digital journalism
Summary
Never before has the role of information has increased accountability and, in turn, is the greatest
obstacles. Accountability is the reporter assigned to a democratic society, who assert their
fundamental right to be informed truthfully and without concealment premeditated (Vázquez,
1991). He had never seen this model because they never had universalized society that right
along the historical discourse. But we must bear in mind that the reporter is now cornered by a
host of alternatives insurmountable is obliged to send the company a full flow of news,
information, images etc.., But in turn is subjected to all kinds of prohibitions conventional,
ethical, moral, legal etc. “State secrets of state, business and trade, etc .-, that prohibit the most
inspired data sources, should be faithful to his personal and professional awareness, but was
forced to respect the so-called” principles of public interest ” which are, in short, “governmental
interests” of the political class and a dimension concerned, required by pressure groups and
specific interests.
Durante miles de años la mente humana se fue conformando para resultar eficaz en mundos
chicos: vivíamos en comunidades y tribus muy pequeñas, de treinta o cincuenta personas, según
nos señalan los descubrimientos arqueológicos. Era un mundo de pequeñas comunidades que se
movían en búsqueda de comida, tratando de sobrevivir, los vínculos se limitaban a la propia
familia o la tribu y sus vecinos próximos. El hombre creía conocer todo el mundo porque conocía
su comunidad; ignoraba que existían otras sociedades y moría con la convicción de que conocía
a toda la gente.
Así se creó la estructura de nuestra imaginación. Y de pronto, en los últimos treinta años una
avalancha de información, de imágenes, de datos atacó a nuestra mentalidad, que no pudo
absorber y procesar tanto. Por eso nos resulta muy problemático abarcar los pensamientos
globales. Pero la mentalidad debe cambiar con la historia. Ya nadie construye catedrales, por
ejemplo, porque representaban una idea de la imaginación como campo ilimitado, que tuvo una
determinación histórica y ha perdido su vigencia; tampoco se compone música como la del
Medioevo porque hoy nuestra imaginación es diferente a la que tenían los pueblos de ese
momento.
Y hoy este fenómeno cambiante que es la imaginación tiene que cambiar de escala, pasar del
mundo chico al mundo grande, El gran esfuerzo que eso requiere no va a cumplirse de un día al
siguiente. He aquí el problema con que chocamos en la actualidad: no somos capaces de pensar
en esas escalas globales y planetarias, pero vivimos en un mundo muy diversificado, complicado
e inestable donde fácilmente nuestras cosas pueden cambiar como consecuencia de hechos que
no dependen de nosotros.
El hombre sabe que no tiene influencia sobre las cosas grandes; se limita a las pequeñas porque
entiende que las puede dominar. Esa tendencia a limitar el pensamiento es un símbolo de
nuestra incapacidad para comprender el mundo en que vivimos, un mundo globalizado.
Pensamos que vivimos en una pequeña aldea, en una calle breve, en una casa, En esos tamaños
se mueve nuestra imaginación. Ésta es la principal de las contradicciones de la mente humana.
Como periodistas, la tensión entre lo local y lo global nos toca particularmente. Para aquellos
que trabajan en el centro del mundo, todo lo que allí sucede tiene automáticamente calor
central por sí mismo. Pero para los que trabajamos en la gran periferia es muy importante
entender que debemos buscar lo universal en cualquier tema, aquello que revela el mundo
entero en una gota de agua. Porque una gota de agua contiene al mundo, pero hay que saber
encontrar el mundo en una gota de agua.
Cada vez que nos proponemos escribir acerca de un tema, debemos preguntarnos qué tiene de
universal: cuál metáfora, símbolo o signo que nos permita pasar de lo pequeño a lo grande.
Debemos hacer una reflexión porque sólo si encontramos este vínculo, este pasaje entre lo local
y lo universal, nuestro texto tendrá peso y valor. Sólo así el lector descubrirá en nuestro texto,
junto a la historia concreta, un mensaje universal, una pista que le ayude a descifrar las leyes del
mundo.
¿Por qué algunos textos pueden vivir cien años y otros textos mueren al día siguiente de su
publicación? Por una diferencia capital: los textos que viven cien caños son aquellos en los que el
autor mostró, a través de un apequeño detalle, la dimensión universal, cuya grandeza dura. Los
textos que carecen de este vínculo desaparecen.
Al mismo tiempo, la relevancia de los medios crece a medida que avanza el siglo. Los jóvenes
periodistas que hoy se desempeñan en el pequeño territorio de la prensa escrita van a trabajar
en una civilización donde nuestra tarea importará cada día más por dos razones: la primera,
porque es una profesión a través de la cual se puede manipular a la opinión pública; la segunda,
porque los mecanismos de los medios construyen un mundo virtual que reemplaza al mundo
real.
La manipulación de los modos en que piensa la gente, una práctica de enorme difusión, se
emplea en numerosos sentidos y medidas. Ya no existe la censura como tal, con excepción de
ciertos países; en su lugar se utilizan otros mecanismos –que definen qué destacar, qué omitir,
qué cambiar- para manipular de manera más sutil. Eso importa a los poderosos de este mundo,
siempre tan atentos a los medios, porque así dominan la imagen que dan a conocer a la
sociedad y operan sobre la mentalidad y la sensibilidad de las sociedades que gobiernan.
Con respecto a la construcción del mundo virtual, es valioso recordar que hasta 30 ó 40 años
atrás hombres y mujeres conocíamos la historia que nos enseñaban en las escuelas y a través del
relato de nuestras familias, dos vertientes que formaban parte de la memoria colectiva de las
sociedades a las que pertenecíamos. Hoy, en cambio, con el desarrollo de los medios, vivimos en
un mundo donde la historia se ha vuelto doble, donde conviven dos historias simultáneas:
aquella que aprendimos en la escuela y en la familia, de manera personal, y la que nos inculcan
los medios, que fijamos – a veces subconscientemente- a través de la televisión, la radio, los
métodos de distribución electrónica. El gran problema se presenta cuando, con el tiempo, esta
acumulación de construcciones de los medios nos hace vivir cada vez menos en la historia real y
cada vez más en la ficticia. Es la primera vez que algo así ocurre a la humanidad. Enfrentamos un
fenómeno cultural del que no sabemos cuáles podrán ser sus consecuencias.
Un ejemplo que nos da Kapuscinski, de cómo la información a nivel mundial a trastocado la idea
que tiene el hombre de su entorno, fue la guerra que aconteció en Ruanda en 1994. Una de las
masacres más grandes del siglo XX sucedió durante tres meses en un país pequeño y
desconocido, muy adentro del enorme continente de África, de estructura sociológica muy
complicada, con una historia cultural y étnica peculiar que muy pocas personas conocían.
También es muy poca la gente que sabe lo que realmente pasó allí; algunos académicos, algunos
especialistas en asuntos africanos: un grupo muy reducido que quedó ciertamente asombrado
de la falsedad con que se dio a conocer el horror que vivió Ruanda cuando la noticia se difundió
por el mundo.
Millones y millones de personas en todos los continentes aprendieron una historia irreal de esos
acontecimientos a través de las noticias que mostró la televisión. Esa construcción ficticia fue la
única historia que conocimos, la única que hubo y quedó, porque las voces alternativas –los
pocos libros que aparecieron sobre Ruanda de antropólogos, sociólogos y otros especialistas- no
pueden ofrecer la misma accesibilidad que los medios masivos. La gente común conoce la
historia del mundo a través de los grandes medios.
Como ésa, cada vez más historias virtuales ocupan el lugar del mundo real en nuestro
imaginario. Esas manipulaciones nos alejan de las historias y problemas reales que suceden en
las diversas civilizaciones. Vivimos en un mundo de tantas culturas que solamente un reducido
grupo de especialistas es capaz de entender y aprender algo de lo que está pasando. El resto
accede al discurso fragmentado y superficial que los grandes medios condensan en un minuto:
se trata de un problema que seguiremos sufriendo mientras las noticias muevan tanto dinero,
estén influidas por el capital y compitan como productos de los dueños de los medios.
4. Introducción a la mentalidad global del hombre: un claro ejemplo internet
Hemos pasado por varios siglos de evolución, tenemos cuenta de todo lo acontecido a través de
la historia, desde que el humano es capaz de plasmar de alguna manera lo que le acontece en su
entorno próximo, utilizando diferentes plataformas de comunicación como la pintura rupestre,
jeroglíficos, creación de alfabetos, arquitectura, arte y toda forma de comunicación humana.
En pocos años, las nuevas tecnologías han revolucionado los métodos tradicionales con los que
contaba el hombre hasta el momento, para comunicarse, radio televisión y prensa escrita.
Hoy en día en Internet nos es posible conseguir todo tipo de información que necesitemos.
Desde información de un personaje publico hasta información de cualquier ciudadano anónimo,
podemos hacernos con un artículo escrito y publicado hace días incluso meses, información
histórica literaria, científica etc. La inmensa cantidad de datos que transitan por la
“superautopistas de la información” nos hacen en muchas ocasiones la vida más fácil para
quienes necesitamos información al momento sin tener que recurrir a las vías hasta hace unos
años usadas (bibliotecas, centros de documentación, museos, Hemerotecas etc.).
Según Lucía Marín por lo general, la información que el usuario encuentra en Internet es
legítima y le reportará numerosos beneficios. Pero la realidad demuestra que un porcentaje,
reducido si cabe, de las informaciones que se puede encontrar en su navegación son
potencialmente ilícitas o nocivas.
Pero es necesario comenzar aclarando cual es la diferencia que existe entre ilícito y nocivo, ya
que ambos conceptos son relativos. Ni toda la información es considerada ilícita por los mismos
estados, ni toda es nociva o perjudicial para todas las personas.
Son contenidos ilícitos los merecedores de una respuesta penal: la utilización de Internet para la
difusión de pornografía infantil, la difusión de contenidos racistas o xenófobos, la apología del
terrorismo, las difamaciones o las violaciones de la propiedad intelectual. Son nuevas formas de
ataque a valores jurídicos protegidos: la libertad e indemnidad (libre de daños o perjuicios)
sexual, la dignidad humana, el derecho al honor o el derecho de propiedad intelectual. Existe
cierto consenso entre los estados occidentales en calificar como delito este tipo de contenidos.
Por el contrario, no lo hay para los contenidos nocivos. Éstos, aunque dañinos para determinadas
personas en base a sus valores éticos, religiosos o políticos, no son merecedores de respuesta
penal.
Aunque los ejemplos que pueden encontrarse de contenidos ilícitos y nocivos en la Red pueden
ser numerosos, hay que destacar que las acciones que han despertado más atención y
reacciones más intensas han sido todas aquellas relacionadas con la pornografía, y en especial
con la pornografía infantil.
Son los proveedores de contenidos los responsables civil y penalmente por actos propios, esto es
un principio general del derecho, reconocido en todas las legislaciones. El problema esta cuando
el proveedor de contenidos ilícitos se ampara en el anonimato, en estos casos la posible
responsabilidad recae en los intermediarios técnicos a los que difícilmente se les puede aplicar
los criterios tradicionales de la prensa escrita, que no sirven en las redes digitales dada la
fugacidad de los contenidos y la dificultad de localizar el origen o el destino de la información.
En una era en la que la tecnología aparece como condición esencial de posibilidad y como
característica de éxito para lo que se emprenda, quedan atrás otras posibilidades que hasta el
momento se han utilizado y que son inherentes a la condición humana.
Javier del Arco , nos precisa la relevancia de la ética para el análisis de la tecnología: La
necesidad de continuar pensando en nuestra condición humana para que al ser reconocida
como tal, pueda ser respetada, abre la oportunidad de un discurso ético sobre los derechos
humanos en una era en la que la tecnología aparece como condición esencial de posibilidades y
como característica definidora de nuestra sociedad. Como afirma Graciano González en su
introducción a Derechos humanos: la condición humana en la sociedad tecnológica, una
consideración filosófica de los valores de la razón, dignidad, libertad, igualdad, solidaridad y paz,
que expresan dicha condición, debe realizarse a través de un discurso que considere los
derechos humanos como exigencias morales de realización tanto en el nivel personal como en el
colectivo. Introducir la tecnología en este contexto significa atender a la necesidad de traducir
dicho discurso en términos que puedan también a abarcar a la ciencia y a la tecnología como
elementos que modifican el concepto de espacio o ámbito en el que se manifiestan,
profundizan, y desarrollan los derechos humanos. Este nuevo ámbito está abriendo nuevas
perspectivas para entender, de una forma sustancialmente más amplia, la declaración universal
de los derechos humanos de 1948. Toda una serie de problemas éticos y jurídicos que tienen
que ver con dichos derechos, y que piden urgente respuesta, están a la espera de ser
reformulados. De dicha reformulación, que nos encamina hacia una cuarta generación de los
derechos humanos.
J. Del Arco habla de la necesidad de una cuarta generación de Derechos Humanos : El desarrollo
social y moral del ser humano no ha sido nunca opaco al desarrollo de las realidades técnicas
científicas. Dichas realidades se constituyen como condición de posibilidad para el cambio social,
la emergencia de nuevos valores, la aparición de nuevos paradigmas éticos y, en definitiva, el
advenimiento de nuevas formas de organización social. Por esa razón resulta necesario
reflexionar constantemente sobre el sentido de la relación entre los desarrollos técnicos y el
entorno humano. Resulta evidente constatar que la tecnociencia está presente como uno de los
hechos configuradores de la realidad actual, y que el mundo ha cambiado de forma sustancial a
partir de ese impulso. Pero también debemos entenderlo como un fenómeno multidimensional
que proyecta su influencia de una manera directa sobre las realidades morales, psicológicas y
sociales. Es por esta razón por la que según el profesor Manuel Maceiras es necesario considerar
dos programas de acción distintos pero convergentes. El primero, de carácter teórico, estudia la
forma en que la tecnociencia está modelando la identidad y la conciencia humanas. Los nuevos
medios técnicos extienden el ámbito de la expresión y la comunicación a otros espacios hasta
ahora vedados a los individuos. El segundo objetivo es de carácter político pragmático, y nos
previene frente a la necesidad de elaborar políticas coherentes que reconozcan las nuevas
necesidades humanas para aprovechar dichos medios, y los nuevos derechos que son inherentes
al suceso mismo del vivir en una sociedad tecnológica, son las llamadas exigencias políticas de la
tecnociencia.
Los llamados derechos de la solidaridad constituyen una tercera generación que se concreta en
la segunda mitad del siglo XX. Esta vez, su motor impulsor será la acción de determinados
colectivos que reclaman legítimos derechos. Se comienzan a configurar en forma de
declaraciones sectoriales que protegen los derechos de colectivos discriminados grupos de edad,
minorías étnicas o religiosas, países del Tercer Mundo, que estén afectados por alguna de las
múltiples manifestaciones que cobra la discriminación económica social. La globalización
económica, así como la ideológica y simbólica, la transición de la sociedad de información a la
sociedad del conocimiento, la integración del mundo a través de la extensión universal de los
medios de comunicación de masas, así como los fenómenos de multiculturalismo provocado por
los flujos migratorios, son claros síntomas de que algo sustancial está cambiando.
El gran atractivo de Internet es su naturaleza abierta. Los intentos de restringir el libre flujo de
teléfono, supondrían una limitación onerosa y nada razonable de los bien establecidos principios
de intimidad y libertad de expresión. La aparente inmaterialidad de los ataques precisa otras
formas de análisis. En el mundo real, los ataques a los derechos humanos en forma de acciones
políticas tienen una traducción casi inmediata en términos de hambre, discriminación, flujos
migratorios o de refugiados, recorte de libertades civiles, etc. En el ciberespacio, dichas acciones
cobran incierto carácter de invisibilidad frente al escrutinio público. La contaminación del aire,
de la tierra o del agua puede ser mensurada de forma objetiva a través de dispositivos y aparatos
diseñados a tal efecto, y los datos así obtenidos pueden constituirse en infraestructura de
políticas de regeneración del medio ambiente. Por el contrario, no resulta tan sencillo medir el
grado de contaminación o intoxicación en una información, o detectar en un producto
audiovisual el modelo de sociedad o los valores que se transmiten de forma soterrada. No
resulta sencillo, por ejemplo, evaluar el impacto discriminatorio que pueda subyacer en una
política educativa que puede tener como efecto la laceración de distintos niveles de capacidad
de acceso y uso de los medios informáticos y telemáticos por parte de estudiantes de diferentes
clases sociales.
Por otro lado, los regímenes democráticos también han percibido que Internet aparece como
uno de los foros públicos donde los ciudadanos tienen una mayor capacidad de organización
horizontal, donde pueden quedar en entredicho los tradicionales intereses de los actores
sociales que han monopolizado habitualmente el acceso a los medios de comunicación e
intentan actuar en consecuencia para mantener su influencia social. En este caso no nos
encontramos con medidas empresariales o gubernamentales abiertamente contrarias al derecho
a la libre expresión de las ideas, pero sí con campañas de sensibilización social sobre una serie de
conductas delictivas llevadas a cabo a través de Internet –pornografía infantil, propaganda
racista, apología del terrorismo y la violencia, etc.- que parecen pedir a gritos la censura previa y
la catalogación de los contenidos de las páginas Web en supuesta defensa de los valores
morales. Que quede claro: nos oponemos, por inmoral y represora de las libertades básicas, a
cualquier medida reaccionaria de corte ultraconservador o fundamentalista tanto en su
vertiente política (dictaduras, democracias puritanas y ultraconservadoras) como religiosa
(neocatólica, protestante-radical, musulmana o sionista) que propugne restricciones a la libre
circulación de la información y las personas por Internet, porque es mucho peor el remedio que
la posible enfermedad.
En conclusión, como nos refiere Jesús Mosterín en su libro La naturaleza humana, la realidad es
compleja, y diferentes puntos de vista son a veces requeridos para dar cuenta de sus diferentes
aspectos. Nuestra conciencia moral ha de tener en cuenta la diversidad de nuestros problemas
morales, y ha de ser lo suficientemente flexible como para adoptar diferentes perspectivas para
tratar de problemas distintos. Algunas de las teorías éticas funcionan bien a ciertos niveles, pero
son inútiles en otros. Por ejemplo, la ética Kantiana enfatiza el efecto de nuestras acciones en los
demás humanes, pero se olvida de sus efectos en nosotros mismos o en la biosfera.
En general, los enfoques contractualistas de la ética sirven para realizar cuestiones como el
cumplimiento de las promesas o el pago de las deudas, pero fracasan cuando se aplican a
nuestras relaciones con los infantes o con los animales. El utilitarismo analiza bien alguna de
estas cuestiones, pero no proporciona una plataforma fiable para asegurar las libertades
individuales o para enfocar la problemática ecológica. Ninguna teoría ética simple es la panacea
de todos los problemas morales. El conflicto moral entre perspectivas o intuiciones diferentes es
a veces inevitable. A lo más que podemos aspirar es a alcanzar un compromiso práctico, que
tenga en cuenta todos los aspectos relevantes de la cuestión.
La Física ha avanzado mucho más que la ética, pero ni siquiera en física hemos logrado la teoría
unificada; mucho menos en ética. No existe la teoría o esquema ético que solucione todos
nuestros problemas morales por aplicación uniforme del mismo principio, regla o fórmula. En
física aplicamos teorías distintas en campos diversos: en cosmología usamos la teoría general de
la relatividad, pero en física de partículas preferimos la teoría cuántica de campos. El enjuiciar las
actuaciones humanas no es más sencillo que el describirlas. No hay teoría social ni fórmula
simple que nos permita resumir y predecir la conducta humana en todos sus detalles. Si la
hubiera, no necesitaríamos leer el diario para enterarnos de lo que pasa; nos bastaría con hacer
deducciones a partir de la fórmula. Tampoco (todavía menos) hay una fórmula simple que
resuma la ética. Las ofrecidas hasta ahora no funcionan más que en ciertos casos. Ojalá hubiera
tal fórmula mágica, tal máquina conceptual de justificar morales. Nos ahorraría muchos dilemas
y quebraderos de cabeza. Mientras no se encuentre, tendremos que seguir reconstruyendo
inacabablemente nuestra propia moral, como en la metáfora del barco de Neurath, que se va
reconstruyendo mientras navega; tendremos que seguir avanzando a tientas en la oscuridad, por
ensayo y error, echando mano en nuestras deliberaciones de todos los heteróclitos recursos de
los que disponemos, desde nuestras inclinaciones congénitas hasta nuestras teorías filosóficas,
desde los datos científicos objetivos hasta nuestra subjetiva experiencia de la vida, desde el
cálculo hasta la compasión. Ojalá fuera todo más sencillo, pero no lo es.
Por lo precisado con anterioridad de lo difícil por no decir imposible, que le resulta al ser
humano el ponerse de acuerdo, y reflexionar sobre la ética o moral casualmente por la visión
diferente que cada uno tiene del otro, es esta una misión arto difícil, intentada por el hombre
desde que este puede comunicarse de alguna forma hasta hoy en día pero sin mayor éxito.
Bibliografía
KAPUSCINSKI, R. (2005): Los cinco sentidos del periodista (estar, ver, oír, compartir, pensar)
Ediciones APM, Madrid
DEL ARCO, J. (2004): Ética para la sociedad de la red. Ed. Dykinson, S.L., Madrid
MARÍN L. (2000): Los contenidos ilícitos y nocivos en internet Ed. Fundación Retevisión, Madrid
Notas
Ibidem : “La necesidad de una cuarta generación de Derechos Humanos” (Pág. 32) en Ética para
la Sociedad Red
Ibidem : “La necesidad de una cuarta generación de Derechos Humanos” (Pág. 32) en Ética para
la Sociedad Red
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Deontologia profesional hace referencia al conjunto de principios y reglas éticas que regulan y
guian una actividad profesional. Estas normas determinan los deberes minimamente exigibles a
los profesionales en el desempeño de su actividad. Por este motivo, suele ser el propio colectivo
profesional quién determina dichas normas y, a su vez, se encarga de recogerlas por escrito en
los códigos deontológicos. A dia de hoy, prácticamente todas las profesiones han desarrollado
sus propios códigos y, en este sentido, puede hablarse de una deontologia profesional
periodistica, de una deontologia profesional médica, deontologia profesional de los abogados,
etc.
Es importante no confundir deontologia profesional con ética profesional. Cabe distinguir que la
ética profesional es la disciplina que estudia los contenidos normativos de un colectivo
profesional, es decir, su objeto de estudio es la deontologia profesional, mientras que, tal como
se apuntaba al comienzo del articulo, la deontologia profesional es el conjunto de normas
vinculantes para un colectivo profesional.
Contenido
1 Introducción
3 Objetivos
4 Ética y moral
8 La conciencia profesional
10 Colegios profesionales
11 Autorregulación
12 Véase también
13 Enlaces externos
14 Introducción
16 Objetivos
17 Ética y moral
21 La conciencia profesional
23 Colegios profesionales
24 Autorregulación
25 Véase también
26 Enlaces externos
Introducción
El término deontologia procede del griego: to deon (lo conveniente, lo debido) y logia
(conocimiento, estudio…); lo que significa, en términos generales, el estudio o la ciencia de lo
debido. El objeto de estudio de la Deontologia son los fundamentos del deber y las normas
morales. El concepto de deontologia fue acuñado por Jeremias Bentham en su obra Deontologia
o ciencia de la moral, donde ofrece una visión novedosa de esta disciplina. Para Bentham, la
deontologia se aplica fundamentalmente al ámbito de la moral; es decir, a aquellas conductas
del hombre que no forman parte de las hipótesis normativas del derecho vigente, aquellas
acciones que no están sometidas al control de la legislación pública. Esto sugiere una de las
intenciones de la redacción de los códigos deontológicos: explicitar la dimensión estrictamente
moral de una profesión, aquellos comportamientos exigibles a unos profesionales, aunque no
estén delimitados juridicamente, o quizá, por ello mismo.
Bentham considera que la base de la deontologia es el utilitarismo, lo que significa que los actos
de las personas se consideran buenos o malos en función de la felicidad global que puedan
generar. Según este marco teórico, el fin de una acción debe ser conseguir la máxima felicidad
para el mayor número de personas. De este modo, toda acción que conduzca a ese fin, será
aceptada como moralmente correcta.
Objeto material: realidad que constituye el objeto de estudio. En ética es la persona, el ser y la
configutración virtuosa o viciosa que se dé a si o cada uno a través de las acciones. Son
susceptibles de calificarse como éticas pues, las acciones humanas que son libres (dependen de
la voluntad de la persona). Formal. Punto de vista según el cual las acciones son calificadas como
buenas o malas. Se denomina moralidad y se basa en valores y normas.
Conocimiento (Ciencia): Aquello que se sabe de manera cierta y sus causas. Doctrina ordenada
que constituye una rama particular del saber humano. Disciplina filosófica. La ética como
disciplina filosófica intenta a través de métodos de análisis y experiencia propios de la filosofia,
elaborar los conceptos y argumentos para comprender la dimensión moral de la persona.
La moral se puede justificar desde tres perspectivas: la Metaética (viendo qué son los juicios
morales como juicios de valor), la Ética normativa y mediante la propuesta de unas reglas
práctias para la discusión, escapando del “todo vale”.
Metaética: Con este término se designa al estudio sobre la significación, el sentido y la evolución
histórica de los conceptos éticos. En un principio se distinguen dos grandes grupos de teorias:
Las Cognoscitivistas o Descriptivistas (dicen que podemos conocer la ética o moral en términos
de conocimiento verdadero) y las No cognoscitivistas o no descriptivas (en las que no cabe
conocimiento propiamente dicho). Dentro de las Descriptivistas, distinguimos las naturalistas
(sostienen que los términos éticos describen propiedades observables de las cosas); con el
utilitarismo como ejemplo. Y, por otro lado, las teorias no naturalistas (creen que los juicios de
valor son verdaderos o falsos, pero las caracteristicas de las cosas no son observables por la
experiencia); con el intuicionismo como ejemplo. Dentro de las teorias No Descriptivistas,
podemos encontrar el Emotivismo (que sostiene que con afirmaciones morales no expresamos
conocimiento, sino emociones con las que intentamos influir o incidir en las emociones y
comportamientos de los demás); y el Prescriptivismo (que enuncia que al hacer juicios morales
no describimos las cosas “que son”, sino “las que deberian ser”; es decir, expresamos
imperativos, enunciamos normas).
Podemos señalar una serie de caracteristicas que conforman la Ética de la Virtud según
Aristóteles.
Para Aristóteles, el orden social en los modos de vida está directamente ligado con el orden
natural de los mismos. Aristóteles considera que, lo bueno es hacia lo que tienden las cosas de
forma natural. Dicho de otra forma, todo aquello que es natural es, según este autor, bueno.
Sin embargo, esta teoria no está libre de critica. Es, precisamente, la absolutización de su postura
la que genera más desacuerdo, ya que no podemos probar, a ciencia cierta, que lo natural puro
exista. Por otra parte, muchas cosas de las que consideramos “naturales”, nos vienen dadas por
la cultura. Además, no podemos olvidar el hecho de que la naturaleza evoluciona, no es estática,
por lo que si ésta es susceptible de cambio, lo bueno también se veria afectado.
Propuesta intermedia: La via intermedia se basaria en una idea prescriptivista y también en una
perspectiva deontologista. Pero esto no significa que sea incompatible con otros puntos de vista.
Es una propuesta teórica, a la par que práctica. Sus principales caracteristicas serian: un punto
de vista moral, el diálogo, la racionalidad práctica y la coherencia y universalidad (relacionadas
con la idea de imparcialidad).
Podemos señalar una serie de caracteristicas que conforman la deontologia kantiana.
Kant, al definir la deontologia, hace referencia al deber y a las obligaciones, no nos habla de una
ética relacionada con el porvenir del hombre, de sus objetivos o de sus aspiraciones en la vida,
más bien, enfoca la ética a una ética del deber, la cual establece pautas de comportamiento que
se deben seguir o leyes que regulan a los ciudadanos.
Se podria considerar como una ética independiente y formal si tenemos en cuenta que no ofrece
contenidos, no establece pautas para llevar una vida que se pueda considerar “buena” o “mala”.
Al igual que sucede con la teoria de Aristóteles, la teoria de Kant también es objeto de critica:
En primer lugar, a Kant se le puede criticar que, al relacionar la ética con cómo deben hacerse las
cosas, está universalizando el concepto, porque presupone que todos debemos entenderla del
mismo modo. No obstante, la ética está ligada a la moral, y ésta también es particular a cada
persona. Por lo tanto, probablemente el deber, no es visto igual por todos.
En segundo lugar, Kant establece cómo hay que actuar, pero no nos dice si eso es bueno o no. La
ética no se refiere sólo a la forma, sino también al fondo de las cosas.
Por último, Kant olvida por completo el sentimiento humano: según él tenemos que actuar en
base al deber y no en base a lo que de verdad queremos hacer. En este sentido, actuar conforme
al deber nos aleja de la felicidad.
Objetivos
Todo profesional está y debe estar sometido a controles sociales más o menos rigurosos que
permitan exigirle responsabilidades de muy diversa indole en relación con sus actos, de ahi la
necesidad de establecer unos principios éticos. Independientemente de la propia conciencia,
que debiera ser quién más rigiera el cumplimiento de los códigos morales, existe la figura de los
colegios profesionales para mantener, promover y defender la deontologia. Éstos vigilan el
cumplimiento de determinados niveles de exigencia, de competencia y de calidad en el
desempeño del trabajo de sus colegiados.
Para que se pueda pedir responsabilidad por actuaciones profesionales se precisan dos
requisitos: la independencia y la libertad. El profesional debe ser independiente en el momento
de tomar decisiones y debe ser enteramente libre de ejecutarlas.
Ética y moral
Estos dos términos proceden uno del griego,<êthos> (=carácter), y otro del latin, <mos−moris>
(=costumbre). Ambos tienen la misma raiz semántica y por tanto la misma significación original.
Por ello Ética y Moral, etimológicamente, se identifican y se definen como la “ciencia de las
costumbres”. Sin embargo, con el tiempo ambos vocablos han evolucionado hacia significaciones
distintas.
El concepto de ética y el de moral están sujetos a diferentes usos dependiendo de cada autor,
época o corriente filosófica. Por este motivo es necesario identificar las caracteristicas de ambos
términos para poder establecer las distinciones y semejanzas pertinentes.
La moral hace referencia a todas aquellas normas de conducta que son impuestas por la
sociedad, se transmiten de generación en generación, evolucionan a lo largo del tiempo y
poseen fuertes diferencias con respecto a las normas de otra sociedad y de otra época histórica.
El fin último que persiguen estas reglas morales es orientar la conducta de los integrantes de esa
sociedad.
En ambos casos se tratan de normas, de percepciones, y de “deber ser”. Sin embargo, moral y
ética presentan ciertas diferencias:
MORAL ÉTICA
Nace en el seno de una sociedad y por tanto, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta
de cada uno de sus integrantes Surge en la interioridad de una persona, como resultado de su
propia reflexión y su propia elección. Pueden coincidir o no con la moral recibida.
1. El primer nivel reside en la Moral, es decir, en las normas de origen externo que condicionan
la mentalidad del individuo.
Mientras que la Ética se apoya en la razón y depende de la filosofia; la Moral se apoya en las
costumbres y la conforman un conjunto de elementos normativos, que la sociedad acepta como
válidos.
Estos dos términos suelen usarse como sinónimos, pero no lo son. Es importante destacar las
principales diferencias entre ellos:
Esas normas y códigos son minimos y aprobados por los profesionales de un determinado
colectivo profesional (periodistas, médicos, abogados,…)No es exigible a los profesionales de un
determinado colectivo (periodistas, médicos, abogados,…)
Una de las diferencias cuando hablamos de “ética” y “deontologia” es que la primera hace
directamente referencia a la conciencia personal, mientras que la segunda adopta una función
de modelo de actuación en el área de una colectividad. Por ello, con la concreción y diseño de
códigos deontológicos, además de autorregular esta profesión, se invita al seguimiento de un
camino muy concreto y a la formación ética de los comunicadores.
De forma teórica, podriamos diferenciar dos grandes grupos: la ética social y la ética individual.
Dentro de la ética individual se diferencia, también, una ética interpersonal que es la que rige el
comportamiento que tenemos en relación a otros individuos. Aqui se puede situar la ética
profesional ya que rige el comportamiento del profesional en su actividad laboral. Los principios
que rigen la profesión se obtienen a través de métodos similares a los de la ética general:
dialógico, inductivo y deductivo. Para conocer el fundamento ético y moral de un código ético, se
requiere el estudio de la actividad profesional en si misma y no es suficiente la labor de un
filósofo que desconozca la profesión.
La ética de las profesiones se mueve en el nivel intermedio de las éticas especificas o “aplicadas”.
El profesional se juega en el ejercicio de su profesión no sólo ser un buen o mal profesional sino
también su ser ético. No acaba de ser considerada una persona éticamente aceptable quien en
todos los ámbitos actuase bien y cumpliese con sus deberes menos en el ejercicio de sus
responsabilidades profesionales. La ética general de las profesiones se plantea en términos de
principios: el principio de beneficencia, el principio de autonomia, el principio de justicia y el
principio de no maleficencia El deontologismo plantea los temas éticos en términos de normas y
deberes.
Los principios se distinguen de las normas por ser más genéricos que éstas. Los principios ponen
ante los ojos los grandes temas y valores del vivir y del actuar. Las normas aplican los principios a
situaciones más o menos concretas, más o menos genéricas. Las normas suelen hacer referencia
a algún tipo de circunstancia, aunque sea en términos genéricos. Pero también los principios se
hacen inteligibles cuando adquieren concreción normativa y hacen referencia a las situaciones
en las que se invocan y se aplican. En términos generales un principio enuncia un valor o meta
valiosa. Las normas, en cambio, intentando realizar el principio bajo el que se subsumen, dicen
cómo debe aplicarse un principio en determinadas situaciones.
Tanto las normas como los principios son universales aun cuando el ámbito de aplicación de los
principios sea más amplio y general que las normas especificas que caen bajo dicho principio.
Desde la perspectiva de la ética profesional, el primer criterio para juzgar las actuaciones
profesionales será si se logra y cómo se logra realizar esos bienes y proporcionar esos servicios
(principio de beneficencia). Como toda actuación profesional tiene como destinatario a otras
personas, tratar a las personas como tales personas, respetando su dignidad, autonomia y
derechos seria el segundo criterio (principio de autonomia). Las actuaciones profesionales se
llevan a cabo en un ámbito social con demandas múltiples que hay que jerarquizar y recursos
más o menos limitados que hay que administrar con criterios de justicia (principio de justicia). Y,
en todo caso, habrá que evitar causar daño, no perjudicar a nadie que pueda quedar implicado o
afectado por una actuación profesional (principio de no maleficencia).
La materia prima del periodismo es, altamente sensible y frágil, y motivo de disputa de los
poderes públicos, se trata pues de una mercancia valiosa. Es, principalmente, un bien público, es
decir, aquel que corresponde a todos los ciudadanos por el solo hecho de serlo, por lo que se
encuentra al mismo nivel que la educación, la salud o la justicia. Pero esto es asi, según Bettetini
y Fumagalli, siempre y cuando la información sea “verdadera y en algún modo esencial, mientras
que toque temas relevantes, aquellos sobre los cuales es necesario decidir, tomar partido, tanto
en el ámbito público como en el privado”.
La ética está de este modo vinculada a la práctica del periodismo ya que como se ha dicho antes,
si se concibe a la información como un bien público, cuya circulación libre y contenido veraz e
independiente garantizan la vida democrática de una comunidad, el manejo responsable de esta
sensible materia prima es condición de la actividad periodistica. Los ciudadanos son los
encargados de juzgar tanto a periodistas como a medios, ya que ante ellos deben dar cuenta de
la responsabilidad que contrajeron con la sociedad al hacerse cargo de la tarea de buscar y
difundir información. Se trata de un deber constitucional. Sin embargo, los principales dilemas
éticos de los periodistas no están ya en los valores que se enumeran en los códigos
deontológicos. Por ejemplo, la libertad de expresión puede considerarse un valor reconocido, al
menos legislativamente, en la mayoria de los paises democráticos del continente. Por el
contrario, los problemas éticos fundamentales son de origen interno y derivan de la inédita crisis
de identidad que atraviesa la profesión.
Tantos condicionantes, favorecen que los periodistas eviten la reflexión, y se limiten a cumplir la
tarea con el único fin de retener el puesto de trabajo; en consecuencia, renunciar a su
responsabilidad social y seguir erosionando el único capital capaz de protegernos en épocas
turbulentas: la credibilidad de los ciudadanos.
Más que un código deontológico del periodista general, más que una declaración de principios,
los periodistas necesitan en la actualidad incorporar una conciencia ética y un convencimiento
sobre las implicancias que tiene la tarea de informar, que oriente el trabajo cotidiano y hacer
frente a las presiones a las que la profesión está sometida. Este sentido ético para la práctica
cotidiana solo seria posible si se desarrolla y se comparte y discute con los colegas.
Intercambiar experiencias y debatir los dilemas éticos seria poner en marcha una práctica
saludable, que los periodistas suelen dejar de lado, como reflexionar sobre la profesión.
La conciencia profesional
3) Nivel de madurez y equilibrio psiquico. Para que la conciencia profesional pueda funcionar hay
que gozar de un grado de madurez minimo.
La costumbre son normas que crean una sociedad y que le dan un hecho juridico palpable.
Tienen al igual que ocurre con las leyes, consecuencias cuando son violadas. El profesional debe
regirse por su código de ética propio, pero también tiene que tener en cuenta un marco de
costumbre.
Una profesión cualquiera debe tener un periodo de aprendizaje, una preparación previa
especializada y casi siempre formal, que se debe completar con una formación permanente que
se completa con el paso del tiempo y la vivencia de distintas situaciones en la vida profesional a
las que enfrentarse.
Los Colegios Profesionales, tal como los define la ley, “son corporaciones de derecho público,
amparadas por la ley y reconocidas por el Estado, con personalidad juridica propia y plena
capacidad para el cumplimiento de sus fines, entre los que se encuentra la ordenación del
ejercicio de las profesiones”. Además, son las corporaciones que elaboran los códigos
deontológicos.
a) Fijar una serie de criterios de carácter cientifico-funcional para el ejercicio de la profesión, con
el objetivo de dar operatividad y eficacia a las actividades ejercidas en el ámbito cubierto por las
normas establecidas.
c) La posibilidad de imponer sanciones disciplinarias a los colegiados que incumplan los dictados
de los códigos deontológicos. Esta función tiene la singularidad de conferir a éstos relevancia
juridica estatal, lo que otorga a la deontologia ciertas coincidencias con el Derecho en lo que se
refiere a la utilización de un procedimiento judicial.
En el caso de las profesiones que requieren colegiación profesional, como la psicologia, abogacia
y la medicina, existe una institucionalización de la sanción. Sin embargo, hay profesiones como el
periodismo, que se ejercen sin colegiación obligatoria. En estos casos, el incumplimiento de las
normas deontológicas lleva aparejada una sanción similar a la que corresponde a la vulneración
de las normas morales: mala imagen pública, reproche, expulsión del grupo, etc. Esto las
diferencia de las profesiones de colegiación obligatoria, caracterizadas por la institucionalización
de la sanción. Pero no implica falta de gravedad. Un profesional puede considerar que una
sanción por infracción del código de deontologia profesional tiene más importancia que una
sanción administrativa.
Retomando la idea de que la deontologia profesional es uno de los órdenes reguladores del
ejercicio de una profesión, en una situación intermedia entre el derecho y la moral, es necesario
hacer una serie de precisiones. Las normas de la deontologia profesional, aun sentidas como
vinculantes entre los miembros del colectivo, se alejan del carácter coercitivo del derecho. El
derecho es siempre coactivo, y la deontologia profesional puede o no imponer sanciones y, en el
caso de aplicarse, son menos graves que las impuestas por el derecho. La sanción más grave que
puede imponer la deontologia profesional es la exclusión de la profesión.
Por otro lado, las sanciones de la deontologia profesional en aquellas profesiones que no exigen
para su ejercicio la colegiación obligatoria son sanciones sociales difusas; es decir, que aparte de
no llegar al grado de gravedad de la sanción juridica, no tienen por qué estar necesariamente
institucionalizadas. Un ejemplo de sanciones sociales difusas -en este sentido de informalidad,
cercanas a la moral- emitidas por la deontologia puede ser la consideración de exclusión del
colectivo profesional de un miembro, sin llegar ésta a ser una sanción no formalizada.
La deontologia es uno de los tres órdenes normativos que regulan el ejercicio de las profesiones,
junto al Derecho y la moral. Cabe señalar que las normas deontológicas se encuentran a medio
camino entre los otros dos órdenes normativos.
Código deontológico
Los códigos deontológicos quizás sean los mecanismos de autorregulación más conocidos que se
pueden poner en marcha en el ámbito de la comunicación social, la psicología, la medicina,
entre otras profesiones, pero no son el único instrumento: libros de estilo, estatutos de
redacción, convenios, etc., todos contribuyen a que una comunidad profesional fije sus propios
límites, en muchos países esta regulación es a través decolegios profesionales.
Contenido
2 Bibliografía adicional
3 Véase también
4 Enlaces externos
Investigar e interpretar y opinar desde el interés público (del pueblo, de la sociedad civil, de los
ciudadanos, del bien común de la sociedad).
Difundir, exigir y defender de manera proactiva los derechos y deberes personales y colectivos.
Fiscalizar con independencia a los poderes del Estado, del mercado y de la sociedad civil.
Esta síntesis de la ética profesional del periodista, aparentemente tan sencilla de comprender,
remite a temas epistemológicos relacionados con las nociones de «verdad» y «objetividad», así
como de «información» y de «valor periodístico», exigiendo una reflexión en torno a ellas que
no se puede eludir si se quiere precisar a qué se está refiriendo esta regla. Ningún periodista
puede adquirir un compromiso ético al respecto en forma seria, sin reflexionar sobre el preciso
significado de dichos conceptos, de hecho se trata de algo imprescindible para estos
profesionales.
Hugo Aznar, profesor de Ética Pública y de Periodismo en la Universidad C. Herrera CEU, señala
en su artículo «Los códigos éticos no sirven» que pese a que lo códigos deontológicos
elaborados por distintas entidades y organizaciones son distintos en cuanto a su contenido,
tipología y alcance, todos comparten un objetivo común: sirven para mejorar el tratamiento
informativo de algunas de las cuestiones sociales de mayor actualidad. Además, Aznar en su
libro La comunicación responsable. La autorregulación de los medios expone que la existencia de
un código deontológico se debe al cumplimiento de dos requisitos obvios. El primero, la
capacidad cultural de codificar normas de conducta. El segundo, la existencia de una actividad
profesional que se plantee las normas morales propias de esa actividad.
El mundo de hoy somete a los profesionales a grandes retos, como la inmigración y el racismo,
catástrofes y tragedias humanitarias, conflictos armados, violencia de género, etc., y es en estos
temas donde el periodista debe estar especialmente atento a las recomendaciones vertidas en
los códigos deontológicos.
Bibliografía adicional
Véase también
Deontología profesional
Enlaces externos
[1]
Resumen
Content on the Web: journalistic ethics and information ethics, an inseparable pair for the
expansion of digital journalism
Summary
Never before has the role of information has increased accountability and, in turn, is the greatest
obstacles. Accountability is the reporter assigned to a democratic society, who assert their
fundamental right to be informed truthfully and without concealment premeditated (Vázquez,
1991). He had never seen this model because they never had universalized society that right
along the historical discourse. But we must bear in mind that the reporter is now cornered by a
host of alternatives insurmountable is obliged to send the company a full flow of news,
information, images etc.., But in turn is subjected to all kinds of prohibitions conventional,
ethical, moral, legal etc. “State secrets of state, business and trade, etc .-, that prohibit the most
inspired data sources, should be faithful to his personal and professional awareness, but was
forced to respect the so-called” principles of public interest ” which are, in short, “governmental
interests” of the political class and a dimension concerned, required by pressure groups and
specific interests.
Durante miles de años la mente humana se fue conformando para resultar eficaz en mundos
chicos: vivíamos en comunidades y tribus muy pequeñas, de treinta o cincuenta personas, según
nos señalan los descubrimientos arqueológicos. Era un mundo de pequeñas comunidades que se
movían en búsqueda de comida, tratando de sobrevivir, los vínculos se limitaban a la propia
familia o la tribu y sus vecinos próximos. El hombre creía conocer todo el mundo porque conocía
su comunidad; ignoraba que existían otras sociedades y moría con la convicción de que conocía
a toda la gente.
Así se creó la estructura de nuestra imaginación. Y de pronto, en los últimos treinta años una
avalancha de información, de imágenes, de datos atacó a nuestra mentalidad, que no pudo
absorber y procesar tanto. Por eso nos resulta muy problemático abarcar los pensamientos
globales. Pero la mentalidad debe cambiar con la historia. Ya nadie construye catedrales, por
ejemplo, porque representaban una idea de la imaginación como campo ilimitado, que tuvo una
determinación histórica y ha perdido su vigencia; tampoco se compone música como la del
Medioevo porque hoy nuestra imaginación es diferente a la que tenían los pueblos de ese
momento.
Y hoy este fenómeno cambiante que es la imaginación tiene que cambiar de escala, pasar del
mundo chico al mundo grande, El gran esfuerzo que eso requiere no va a cumplirse de un día al
siguiente. He aquí el problema con que chocamos en la actualidad: no somos capaces de pensar
en esas escalas globales y planetarias, pero vivimos en un mundo muy diversificado, complicado
e inestable donde fácilmente nuestras cosas pueden cambiar como consecuencia de hechos que
no dependen de nosotros.
El hombre sabe que no tiene influencia sobre las cosas grandes; se limita a las pequeñas porque
entiende que las puede dominar. Esa tendencia a limitar el pensamiento es un símbolo de
nuestra incapacidad para comprender el mundo en que vivimos, un mundo globalizado.
Pensamos que vivimos en una pequeña aldea, en una calle breve, en una casa, En esos tamaños
se mueve nuestra imaginación. Ésta es la principal de las contradicciones de la mente humana.
Como periodistas, la tensión entre lo local y lo global nos toca particularmente. Para aquellos
que trabajan en el centro del mundo, todo lo que allí sucede tiene automáticamente calor
central por sí mismo. Pero para los que trabajamos en la gran periferia es muy importante
entender que debemos buscar lo universal en cualquier tema, aquello que revela el mundo
entero en una gota de agua. Porque una gota de agua contiene al mundo, pero hay que saber
encontrar el mundo en una gota de agua.
Cada vez que nos proponemos escribir acerca de un tema, debemos preguntarnos qué tiene de
universal: cuál metáfora, símbolo o signo que nos permita pasar de lo pequeño a lo grande.
Debemos hacer una reflexión porque sólo si encontramos este vínculo, este pasaje entre lo local
y lo universal, nuestro texto tendrá peso y valor. Sólo así el lector descubrirá en nuestro texto,
junto a la historia concreta, un mensaje universal, una pista que le ayude a descifrar las leyes del
mundo.
¿Por qué algunos textos pueden vivir cien años y otros textos mueren al día siguiente de su
publicación? Por una diferencia capital: los textos que viven cien caños son aquellos en los que el
autor mostró, a través de un apequeño detalle, la dimensión universal, cuya grandeza dura. Los
textos que carecen de este vínculo desaparecen.
R. Kapuscinski nos explica como el ser humano en su memoria genética primitiva sigue viendo el
mundo actual como una aldea, una tribu, un barrio, una calle, donde no cave lo universal porque
no tiene idea de tal cosa.
Al mismo tiempo, la relevancia de los medios crece a medida que avanza el siglo. Los jóvenes
periodistas que hoy se desempeñan en el pequeño territorio de la prensa escrita van a trabajar
en una civilización donde nuestra tarea importará cada día más por dos razones: la primera,
porque es una profesión a través de la cual se puede manipular a la opinión pública; la segunda,
porque los mecanismos de los medios construyen un mundo virtual que reemplaza al mundo
real.
La manipulación de los modos en que piensa la gente, una práctica de enorme difusión, se
emplea en numerosos sentidos y medidas. Ya no existe la censura como tal, con excepción de
ciertos países; en su lugar se utilizan otros mecanismos –que definen qué destacar, qué omitir,
qué cambiar- para manipular de manera más sutil. Eso importa a los poderosos de este mundo,
siempre tan atentos a los medios, porque así dominan la imagen que dan a conocer a la
sociedad y operan sobre la mentalidad y la sensibilidad de las sociedades que gobiernan.
Con respecto a la construcción del mundo virtual, es valioso recordar que hasta 30 ó 40 años
atrás hombres y mujeres conocíamos la historia que nos enseñaban en las escuelas y a través del
relato de nuestras familias, dos vertientes que formaban parte de la memoria colectiva de las
sociedades a las que pertenecíamos. Hoy, en cambio, con el desarrollo de los medios, vivimos en
un mundo donde la historia se ha vuelto doble, donde conviven dos historias simultáneas:
aquella que aprendimos en la escuela y en la familia, de manera personal, y la que nos inculcan
los medios, que fijamos – a veces subconscientemente- a través de la televisión, la radio, los
métodos de distribución electrónica. El gran problema se presenta cuando, con el tiempo, esta
acumulación de construcciones de los medios nos hace vivir cada vez menos en la historia real y
cada vez más en la ficticia. Es la primera vez que algo así ocurre a la humanidad. Enfrentamos un
fenómeno cultural del que no sabemos cuáles podrán ser sus consecuencias.
Un ejemplo que nos da Kapuscinski, de cómo la información a nivel mundial a trastocado la idea
que tiene el hombre de su entorno, fue la guerra que aconteció en Ruanda en 1994. Una de las
masacres más grandes del siglo XX sucedió durante tres meses en un país pequeño y
desconocido, muy adentro del enorme continente de África, de estructura sociológica muy
complicada, con una historia cultural y étnica peculiar que muy pocas personas conocían.
También es muy poca la gente que sabe lo que realmente pasó allí; algunos académicos, algunos
especialistas en asuntos africanos: un grupo muy reducido que quedó ciertamente asombrado
de la falsedad con que se dio a conocer el horror que vivió Ruanda cuando la noticia se difundió
por el mundo.
Millones y millones de personas en todos los continentes aprendieron una historia irreal de esos
acontecimientos a través de las noticias que mostró la televisión. Esa construcción ficticia fue la
única historia que conocimos, la única que hubo y quedó, porque las voces alternativas –los
pocos libros que aparecieron sobre Ruanda de antropólogos, sociólogos y otros especialistas- no
pueden ofrecer la misma accesibilidad que los medios masivos. La gente común conoce la
historia del mundo a través de los grandes medios.
Como ésa, cada vez más historias virtuales ocupan el lugar del mundo real en nuestro
imaginario. Esas manipulaciones nos alejan de las historias y problemas reales que suceden en
las diversas civilizaciones. Vivimos en un mundo de tantas culturas que solamente un reducido
grupo de especialistas es capaz de entender y aprender algo de lo que está pasando. El resto
accede al discurso fragmentado y superficial que los grandes medios condensan en un minuto:
se trata de un problema que seguiremos sufriendo mientras las noticias muevan tanto dinero,
estén influidas por el capital y compitan como productos de los dueños de los medios.
Hemos pasado por varios siglos de evolución, tenemos cuenta de todo lo acontecido a través de
la historia, desde que el humano es capaz de plasmar de alguna manera lo que le acontece en su
entorno próximo, utilizando diferentes plataformas de comunicación como la pintura rupestre,
jeroglíficos, creación de alfabetos, arquitectura, arte y toda forma de comunicación humana.
En pocos años, las nuevas tecnologías han revolucionado los métodos tradicionales con los que
contaba el hombre hasta el momento, para comunicarse, radio televisión y prensa escrita.
Hoy en día en Internet nos es posible conseguir todo tipo de información que necesitemos.
Desde información de un personaje publico hasta información de cualquier ciudadano anónimo,
podemos hacernos con un artículo escrito y publicado hace días incluso meses, información
histórica literaria, científica etc. La inmensa cantidad de datos que transitan por la
“superautopistas de la información” nos hacen en muchas ocasiones la vida más fácil para
quienes necesitamos información al momento sin tener que recurrir a las vías hasta hace unos
años usadas (bibliotecas, centros de documentación, museos, Hemerotecas etc.).
Según Lucía Marín por lo general, la información que el usuario encuentra en Internet es
legítima y le reportará numerosos beneficios. Pero la realidad demuestra que un porcentaje,
reducido si cabe, de las informaciones que se puede encontrar en su navegación son
potencialmente ilícitas o nocivas.
Pero es necesario comenzar aclarando cual es la diferencia que existe entre ilícito y nocivo, ya
que ambos conceptos son relativos. Ni toda la información es considerada ilícita por los mismos
estados, ni toda es nociva o perjudicial para todas las personas.
Son contenidos ilícitos los merecedores de una respuesta penal: la utilización de Internet para la
difusión de pornografía infantil, la difusión de contenidos racistas o xenófobos, la apología del
terrorismo, las difamaciones o las violaciones de la propiedad intelectual. Son nuevas formas de
ataque a valores jurídicos protegidos: la libertad e indemnidad (libre de daños o perjuicios)
sexual, la dignidad humana, el derecho al honor o el derecho de propiedad intelectual. Existe
cierto consenso entre los estados occidentales en calificar como delito este tipo de contenidos.
Por el contrario, no lo hay para los contenidos nocivos. Éstos, aunque dañinos para determinadas
personas en base a sus valores éticos, religiosos o políticos, no son merecedores de respuesta
penal.
Aunque los ejemplos que pueden encontrarse de contenidos ilícitos y nocivos en la Red pueden
ser numerosos, hay que destacar que las acciones que han despertado más atención y
reacciones más intensas han sido todas aquellas relacionadas con la pornografía, y en especial
con la pornografía infantil.
6. Contenidos ilícitos en internet
Son los proveedores de contenidos los responsables civil y penalmente por actos propios, esto es
un principio general del derecho, reconocido en todas las legislaciones. El problema esta cuando
el proveedor de contenidos ilícitos se ampara en el anonimato, en estos casos la posible
responsabilidad recae en los intermediarios técnicos a los que difícilmente se les puede aplicar
los criterios tradicionales de la prensa escrita, que no sirven en las redes digitales dada la
fugacidad de los contenidos y la dificultad de localizar el origen o el destino de la información.
En una era en la que la tecnología aparece como condición esencial de posibilidad y como
característica de éxito para lo que se emprenda, quedan atrás otras posibilidades que hasta el
momento se han utilizado y que son inherentes a la condición humana.
Javier del Arco , nos precisa la relevancia de la ética para el análisis de la tecnología: La
necesidad de continuar pensando en nuestra condición humana para que al ser reconocida
como tal, pueda ser respetada, abre la oportunidad de un discurso ético sobre los derechos
humanos en una era en la que la tecnología aparece como condición esencial de posibilidades y
como característica definidora de nuestra sociedad. Como afirma Graciano González en su
introducción a Derechos humanos: la condición humana en la sociedad tecnológica, una
consideración filosófica de los valores de la razón, dignidad, libertad, igualdad, solidaridad y paz,
que expresan dicha condición, debe realizarse a través de un discurso que considere los
derechos humanos como exigencias morales de realización tanto en el nivel personal como en el
colectivo. Introducir la tecnología en este contexto significa atender a la necesidad de traducir
dicho discurso en términos que puedan también a abarcar a la ciencia y a la tecnología como
elementos que modifican el concepto de espacio o ámbito en el que se manifiestan,
profundizan, y desarrollan los derechos humanos. Este nuevo ámbito está abriendo nuevas
perspectivas para entender, de una forma sustancialmente más amplia, la declaración universal
de los derechos humanos de 1948. Toda una serie de problemas éticos y jurídicos que tienen
que ver con dichos derechos, y que piden urgente respuesta, están a la espera de ser
reformulados. De dicha reformulación, que nos encamina hacia una cuarta generación de los
derechos humanos.
J. Del Arco habla de la necesidad de una cuarta generación de Derechos Humanos : El desarrollo
social y moral del ser humano no ha sido nunca opaco al desarrollo de las realidades técnicas
científicas. Dichas realidades se constituyen como condición de posibilidad para el cambio social,
la emergencia de nuevos valores, la aparición de nuevos paradigmas éticos y, en definitiva, el
advenimiento de nuevas formas de organización social. Por esa razón resulta necesario
reflexionar constantemente sobre el sentido de la relación entre los desarrollos técnicos y el
entorno humano. Resulta evidente constatar que la tecnociencia está presente como uno de los
hechos configuradores de la realidad actual, y que el mundo ha cambiado de forma sustancial a
partir de ese impulso. Pero también debemos entenderlo como un fenómeno multidimensional
que proyecta su influencia de una manera directa sobre las realidades morales, psicológicas y
sociales. Es por esta razón por la que según el profesor Manuel Maceiras es necesario considerar
dos programas de acción distintos pero convergentes. El primero, de carácter teórico, estudia la
forma en que la tecnociencia está modelando la identidad y la conciencia humanas. Los nuevos
medios técnicos extienden el ámbito de la expresión y la comunicación a otros espacios hasta
ahora vedados a los individuos. El segundo objetivo es de carácter político pragmático, y nos
previene frente a la necesidad de elaborar políticas coherentes que reconozcan las nuevas
necesidades humanas para aprovechar dichos medios, y los nuevos derechos que son inherentes
al suceso mismo del vivir en una sociedad tecnológica, son las llamadas exigencias políticas de la
tecnociencia.
Los llamados derechos de la solidaridad constituyen una tercera generación que se concreta en
la segunda mitad del siglo XX. Esta vez, su motor impulsor será la acción de determinados
colectivos que reclaman legítimos derechos. Se comienzan a configurar en forma de
declaraciones sectoriales que protegen los derechos de colectivos discriminados grupos de edad,
minorías étnicas o religiosas, países del Tercer Mundo, que estén afectados por alguna de las
múltiples manifestaciones que cobra la discriminación económica social. La globalización
económica, así como la ideológica y simbólica, la transición de la sociedad de información a la
sociedad del conocimiento, la integración del mundo a través de la extensión universal de los
medios de comunicación de masas, así como los fenómenos de multiculturalismo provocado por
los flujos migratorios, son claros síntomas de que algo sustancial está cambiando.
El gran atractivo de Internet es su naturaleza abierta. Los intentos de restringir el libre flujo de
información en Internet, así como los intentos de restringir lo que puede decirse por el teléfono,
supondrían una limitación onerosa y nada razonable de los bien establecidos principios de
intimidad y libertad de expresión. La aparente inmaterialidad de los ataques precisa otras formas
de análisis. En el mundo real, los ataques a los derechos humanos en forma de acciones políticas
tienen una traducción casi inmediata en términos de hambre, discriminación, flujos migratorios
o de refugiados, recorte de libertades civiles, etc. En el ciberespacio, dichas acciones cobran
incierto carácter de invisibilidad frente al escrutinio público. La contaminación del aire, de la
tierra o del agua puede ser mensurada de forma objetiva a través de dispositivos y aparatos
diseñados a tal efecto, y los datos así obtenidos pueden constituirse en infraestructura de
políticas de regeneración del medio ambiente. Por el contrario, no resulta tan sencillo medir el
grado de contaminación o intoxicación en una información, o detectar en un producto
audiovisual el modelo de sociedad o los valores que se transmiten de forma soterrada. No
resulta sencillo, por ejemplo, evaluar el impacto discriminatorio que pueda subyacer en una
política educativa que puede tener como efecto la laceración de distintos niveles de capacidad
de acceso y uso de los medios informáticos y telemáticos por parte de estudiantes de diferentes
clases sociales.
En conclusión, como nos refiere Jesús Mosterín en su libro La naturaleza humana, la realidad es
compleja, y diferentes puntos de vista son a veces requeridos para dar cuenta de sus diferentes
aspectos. Nuestra conciencia moral ha de tener en cuenta la diversidad de nuestros problemas
morales, y ha de ser lo suficientemente flexible como para adoptar diferentes perspectivas para
tratar de problemas distintos. Algunas de las teorías éticas funcionan bien a ciertos niveles, pero
son inútiles en otros. Por ejemplo, la ética Kantiana enfatiza el efecto de nuestras acciones en los
demás humanes, pero se olvida de sus efectos en nosotros mismos o en la biosfera.
En general, los enfoques contractualistas de la ética sirven para realizar cuestiones como el
cumplimiento de las promesas o el pago de las deudas, pero fracasan cuando se aplican a
nuestras relaciones con los infantes o con los animales. El utilitarismo analiza bien alguna de
estas cuestiones, pero no proporciona una plataforma fiable para asegurar las libertades
individuales o para enfocar la problemática ecológica. Ninguna teoría ética simple es la panacea
de todos los problemas morales. El conflicto moral entre perspectivas o intuiciones diferentes es
a veces inevitable. A lo más que podemos aspirar es a alcanzar un compromiso práctico, que
tenga en cuenta todos los aspectos relevantes de la cuestión.
La Física ha avanzado mucho más que la ética, pero ni siquiera en física hemos logrado la teoría
unificada; mucho menos en ética. No existe la teoría o esquema ético que solucione todos
nuestros problemas morales por aplicación uniforme del mismo principio, regla o fórmula. En
física aplicamos teorías distintas en campos diversos: en cosmología usamos la teoría general de
la relatividad, pero en física de partículas preferimos la teoría cuántica de campos. El enjuiciar las
actuaciones humanas no es más sencillo que el describirlas. No hay teoría social ni fórmula
simple que nos permita resumir y predecir la conducta humana en todos sus detalles. Si la
hubiera, no necesitaríamos leer el diario para enterarnos de lo que pasa; nos bastaría con hacer
deducciones a partir de la fórmula. Tampoco (todavía menos) hay una fórmula simple que
resuma la ética. Las ofrecidas hasta ahora no funcionan más que en ciertos casos. Ojalá hubiera
tal fórmula mágica, tal máquina conceptual de justificar morales. Nos ahorraría muchos dilemas
y quebraderos de cabeza. Mientras no se encuentre, tendremos que seguir reconstruyendo
inacabablemente nuestra propia moral, como en la metáfora del barco de Neurath, que se va
reconstruyendo mientras navega; tendremos que seguir avanzando a tientas en la oscuridad, por
ensayo y error, echando mano en nuestras deliberaciones de todos los heteróclitos recursos de
los que disponemos, desde nuestras inclinaciones congénitas hasta nuestras teorías filosóficas,
desde los datos científicos objetivos hasta nuestra subjetiva experiencia de la vida, desde el
cálculo hasta la compasión. Ojalá fuera todo más sencillo, pero no lo es.
Por lo precisado con anterioridad de lo difícil por no decir imposible, que le resulta al ser
humano el ponerse de acuerdo, y reflexionar sobre la ética o moral casualmente por la visión
diferente que cada uno tiene del otro, es esta una misión arto difícil, intentada por el hombre
desde que este puede comunicarse de alguna forma hasta hoy en día pero sin mayor éxito.
Bibliografía
KAPUSCINSKI, R. (2005): Los cinco sentidos del periodista (estar, ver, oír, compartir, pensar)
Ediciones APM, Madrid
DEL ARCO, J. (2004): Ética para la sociedad de la red. Ed. Dykinson, S.L., Madrid
MARÍN L. (2000): Los contenidos ilícitos y nocivos en internet Ed. Fundación Retevisión, Madrid
Notas
Ibidem : “La necesidad de una cuarta generación de Derechos Humanos” (Pág. 32) en Ética para
la Sociedad Red
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