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Introducción
I. El fenómeno de la cosificación
1
Lukács, G.: Historia y conciencia de clase, traducción de Manuel Sacristán, Editorial Sarpe, 1984, 2
volúmenes, impreso en España, tomo II, p.7.
2
Lukács, G.: 1984, II, p. 7.
“La reificación [...] es la categoría fundamental de la totalidad capitalista, es decir, la representación
que permite aprehender el carácter homogéneo de sus momentos subjetivos y objetivos (de las formas
de conciencia y del ente), su movilidad y estructura dialéctica, su carácter histórico pasajero y su
superación” (Riu, F.: Historia y totalidad. El concepto de reificación en Lukács, Monte Avila Editores,
Caracas, 1968, p. 9).
El ambiente epistemológico de la época está representado en particular por la escuela neokantiana y la
escuela histórica alemana con la presencia decisiva de Max Weber. La obra tiene un propósito
abiertamente anti-neokantiano.
3
Lukács restringe el problema a la ‘sociedad capitalista’ o a la ‘sociedad burguesa’ (excluyendo la so-
ciedad socialista, la que habría estado en camino de superar la alienación), aunque, desde nuestra
perspectiva, esta delimitación resulta arbitraria. Lukács piensa la generalización de la lógica de la ley
del valor desde el optimismo y la esperanza originados en el triunfo de la revolución bolchevique, en
la que encuentra una confirmación de los análisis de Marx, los que predecían la superación necesaria
del sistema capitalista.
4
Lukács, G.: 1984, II, 2, p. 8.
igual, medible, abstracto, comparable es consecuencia y presupuesto del
capitalismo5. La alienación no se define por su aspecto cuantitativo, sino por el
cualitativo: no son diferentes grados de mercantilización en una misma sociedad,
sino sociedades diferentes. La forma mercancía es constitutiva cuando penetra todas
las manifestaciones vitales6, y sólo llega a ser concebible como tal ‘categoría
universal’ en la sociedad moderna capitalista.
Del análisis de Marx en el primer capítulo de El capital se sigue que el
hombre se enfrenta con su propia actividad como con una cosa independiente, ajena,
objetiva, sujeta a leyes que lo dominan7: a. Objetivamente: surge el mercado con
leyes autónomas, que se imponen a los hombres. b. Subjetivamente: el hombre
individual tiene que considerar su fuerza de trabajo como una mercancía. La forma
mercancía llega a ser la categoría social que influye en la forma de la objetividad
tanto de los objetos como de los sujetos, y en su relación con la naturaleza y con los
otros hombres.
Por su parte, Weber había mostrado que el desarrollo del proceso de trabajo
conlleva una mayor racionalización8. El principio de la racionalización se basa en la
calculabilidad, y supone transformaciones tanto (a) en el objeto (fractura del pro-
ducto, y la consecuente especialización de los trabajos parciales), como (b) en el
sujeto (desgarramiento del sujeto, que está inserto en un proceso mecánico
autónomo que lo somete a sus leyes). El trabajo pierde así su carácter activo, para
convertirse en una actitud contemplativa (resignación ante la imposibilidad de alterar
las leyes el proceso mecánico). Paralelamente, el tiempo pierde su carácter
cualitativo, mutable, fluyente; “cristaliza en un continuo lleno de ‘cosas’
exactamente delimitadas, cuantitativamente medibles (que son los ‘rendimientos’ del
trabajador, dosificados, mecánicamente objetivados, tajantemente separados de la
personalidad conjunta humana) y que es él mismo exactamente delimitado y
cuantitativamente medible: un espacio”9.
La descomposición del tiempo implica una descomposición análoga de los
sujetos. El trabajador, reducido a fuerza de trabajo, se escinde del hombre,
convirtiéndose en espectador impotente; reducido a sujeto singular, se escinde de la
comunidad. Los sujetos se transforman así en ‘átomos aislados abstractos’ y la
cohesión entre ellos depende cada vez más de las leyes abstractas del mecanismo10.
5
Como dice Lefort: “el poder produce a la sociedad que lo produce”. Cf. Cuadernos de
Investigación de la Sociedad Filosófica Buenos Aires, I, Ediciones Al Margen, La Plata-Buenos
Aires, 1996, p. 141.
6
“La idea central [de la categoría de reificación] es que en el capitalismo, tanto las manifestaciones
objetivas como las subjetivas de la vida social, adoptan el carácter y la forma de una cosa. [...] Quiere
decir solamente que unos y otros se convierten en elementos de sistemas autónomos y pierden todo
aspecto cualitativo para devenir productos abstractos y despersonalizados. En suma: adoptan
analógicamente el carácter estático, inerte y autónomo que caracteriza el ser cosa.[...] La reificación
puede definirse como la forma peculiar que adopta la alienación humana en la época del capitalismo”
(Riu, F., 1968, pp. 23-4).
7
Lukács, G.: 1984, II, p. 11.
8
“Lukács vincula su idea central de la reificación, de origen marxista, con una de las categorías
fundamentales de Max Weber: la categoría de ‘racionalidad’ o ‘cálculo racional’ con la cual el insigne
sociólogo alemán explica [...] el carácter determinante del capitalismo” (Riu, F., 1968, p. 10). La
racionalización funciona como una exigencia del capitalismo y como principio que dirige el proceso
de objetivación ilusoria. (Idem p. 25).
9
Lukács, G.: 1984, II, pp. 15-6.
10
Lukács, G.: 1984, II, p. 17.
“La misma mutación de la cualidad en cantidad, la misma hegemonía de los sistemas abstractos sobre
lo concreto, la misma forma de conciencia contemplativa e impotente ante la ficticia autonomía de
Al universalizarse la categoría de mercancía “el destino del trabajador se
convierte entonces en destino universal de la sociedad entera” 11, porque esa “auto-
objetivación, esa conversión de una función humana [fuerza de trabajo] en
mercancía, revela con la mayor crudeza el carácter deshumanizado y
deshumanizador de la relación mercantil”12. En la sociedad moderna, y sólo en ella,
las ‘relaciones racionalmente cosificadas’ reemplazan y ocultan las verdaderas
relaciones humanas, así como la forma de mercancía reemplaza y oculta las
verdaderas cualidades de las cosas.
En resumen: A partir de Marx es posible comprender la cosificación como un
proceso de enajenación de la propia actividad tanto objetiva como subjetiva. Con
Weber se explica el proceso de racionalización y calculabilidad, que implica
tendencias a la especialización, fragmentación y atomización, reducción de lo
cualitativo a lo cuantitativo, espacialización y cristalización del tiempo fluyente. A su
vez, el sujeto activo se convierte en contemplador pasivo, el individuo se escinde de
la comunidad y de la sociedad y el conjunto de sus capacidades humanas se ve
reducido a fuerza de trabajo.
una objetividad, creada por el hombre mismo, cada vez más despótica” (Riu, F., 1968, p. 10).
11
Lukács, G.: 1984, II, p. 17.
12
Lukács, G.: 1984, II, p. 18.
13
Lukács, G.: 1984, II, pp. 18-9. Énfasis nuestro.
14
Lukács, G.: 1984, II, p. 20.
15
Lukács, G.: 1984, II, p. 22.
16
Lukács, G.: 1984, II, p. 23.
17
Lukács descubre una analogía entre las estructuras de los más diversos comportamientos sociales y
la del obrero frente a la máquina.
18
Cf. Lukács, G.: 1984, II, pp. 24-6.
unilateral. Lo que en el siglo XIX era inmediatamente observable en el ámbito del
trabajo manual, a partir del siglo XX se ha extendido a todo tipo de trabajo y a todos
los ámbitos de la sociedad.
Así como el taylorismo19 ha arraigado la división del trabajo en lo ‘psíquico’,
estructurando la mentalidad del trabajador a sus requerimientos, así también la
burocracia la ha enraizado en lo ‘ético’, conformando los valores de acuerdo a la
responsabilidad y el honor que exigen subordinación20. “El capitalismo ha
producido, con la estructuración unitaria de la economía para toda la sociedad, una
estructura formalmente unitaria de la conciencia para toda esa sociedad”21. La
misma estructura de la forma mercancía se extiende universalmente a las diversas
formas de conciencia y de conducta.
19
“Organización científica del trabajo. Econ. pol. La que consiste en el previo análisis de todas las
operaciones que la puesta en práctica de un trabajo lleva consigo para determinar meticulosamente la
mejor manera de ejecutarlo, no dejando al operario más que la realización puramente manual, de
acuerdo con las instrucciones de los dirigentes. Se conoce también con el nombre de taylorismo,
porque ha sido el ingeniero americano F. W. Taylor quien ha perfeccionado y divulgado este sistema.
Con la racionalización [...] se eliminan los gastos inútiles y las aptitudes poco productivas; se asigna
una función apropiada a cada obrero y capataz, y por último con el cronometraje se logra fijar el
salario que equitativamente corresponde en atención a la labor realizada”. (Dicc. Enc. Salvat, 1964,
Barcelona, tomo 12, p. 4).
20
Lukács, G.: 1984, II, p. 27.
21
Idem.
22
Cf. Marx, K.: 1973, pp. 37-8.
23
Lukács, G.: 1984, II, p. 28. Énfasis nuestro.
Es un mérito de la interpretación lukácsiana de la totalidad el haber establecido que el primer paso del
método dialéctico y de la visión dialéctica de la realidad no consiste en enlazar fenómenos diversos
mediante un sistema lógico, inmutable, de relaciones y causas recíprocas, sino en descubrir, en el
marco de una época o de una etapa histórica, “la forma de objetividad de todo objeto. (...) El concepto
lukácsiano de totalidad establece que todo ser dialéctico, concreto y singular, sólo puede ser captado e
interpretado en la medida en que descubramos la ‘forma de objetividad’ de la configuración social a la
que pertenece” (Riu, F., 1968, pp. 20-22). Este es el doble aspecto ontológico y metodológico de la
categoría de totalidad.
tes leyes formales se articulan inmediatamente, para la mirada
superficial, en un sistema de ‘leyes’ generales, pero el desprecio de la
concreción de la materia de las leyes, desprecio en el que se basa su
legalidad, se refleja en la real incoherencia del sistema legal mismo, en
la casualidad de la relación entre los sistemas parciales, en la
independencia relativamente grande que poseen esas partes las unas
respecto de las otras”24.
En consecuencia,
1. El problema teórico-gnoseológico
35
Lukács, G.: 1984, II, p. 41.
36
Lukács, G.: 1984, II, p. 49.
37
Lukács, G.: 1984, II, pp. 48-9.
38
“La tendencia consiste en que la clase burguesa domina crecientemente las singularidades y los
detalles de su existencia social y los somete a las formas de sus necesidades, pero, al mismo tiempo y
también crecientemente, pierde la posibilidad de dominar intelectualmente la sociedad como totalidad
y, por lo tanto, su calificación como clase dirigente” (Lukács, G.: 1984, II, p. 53).
39
Lukács, G.: 1984, II, pp. 54.
objeto, la pugna entre su esencia de sistemas ‘producidos’ por nosotros y su
necesidad ajena al hombre y lejana de él no es más que la formulación
lógico-metodológica del moderno estado de la sociedad: un estado en el cual
los hombres van destruyendo, disolviendo y dejando a sus espaldas las
vinculaciones ‘naturales’ irracionales fácticas, pero al mismo tiempo levantan
con la realidad por ellos mismos creada, ‘autoproducida’, una especie de se-
gunda naturaleza cuyo decurso se les enfrenta con la misma despiadada
necesidad que las viejas fuerzas irracionales de la naturaleza (o, más
exactamente, que las antiguas relaciones sociales, aparentes como necesidad
natural). ‘Su propio movimiento social -dice Marx- tiene para ellos la forma
de un movimiento de cosas, bajo cuyo control se encuentran en vez de
controlarlas ellos’”40.
2. El problema práctico
Con Schiller, se reconoce que el ser social del hombre ha destruido a éste en
cuanto hombre. El ser humano se encuentra “socialmente aniquilado, fragmentado,
46
Lukács, G.: 1984, II, p. 70.
De esta situación se desprenden significados ambiguos en los conceptos básicos para la
autocomprensión del hombre (burgués) y su mundo. Por ejemplo, el concepto de naturaleza significa
al mismo tiempo (1) la ‘quintaesencia de las legalidades’ del acaecer (significado permanente en la
física desde Galileo y Kepler hasta hoy, por el cual la sociedad burguesa aparece como naturaleza,
frente a la arbitrariedad y falta de leyes del feudalismo y del absolutismo); (2) el “creciente
sentimiento [expresado claramente en Rousseau] de que las formas sociales (cosificación) despojan al
hombre de su esencia y que a medida que la cultura y la civilización (o sea, el capitalismo y la
cosificación) se apoderan de él, el hombre va perdiendo capacidad de ser hombre” (Lukács, G.: 1984,
II, p. 71); (3) el auténtico ser del hombre, su esencia verdadera, que supera como totalidad perfecta en
sí mismo, el desgarramiento entre la teoría y la práctica, entre razón y sensibilidad, entre forma y
materia, por un movimiento interno: un hombre en el cual coinciden libertad y necesidad. Este
significado puede encontrarse en autores como Schiller, Schelling, Hegel y Nietzsche. En síntesis, el
concepto de naturaleza significa tanto las leyes últimas que rigen a todos los seres, como las
capacidades y facultades del ser humano (potencia), como la realización plena del ser del hombre
(acto). Sin embargo, a pesar de las diferencias, los tres significados del concepto de ‘naturaleza’ antes
señalados, caracterizan al hombre moderno burgués, es decir, al hombre en un período particular de la
historia.
47
Lukács, G.: 1984, II, p. 73.
dividido entre sistemas parciales” y sólo el poder prometeico del arte puede restaurar
la totalidad perdida. ‘La necesidad de la filosofía -dice Hegel- surge cuando el poder
de la unificación ha desaparecido de la vida de los hombres y cuando las
contraposiciones han perdido su relación y su interacción vivas, cobrando los con-
trapuestos sustantividad autónoma’48. El problema se convierte entonces en la
producción de un sujeto productor, de un artista en todos y cada uno de los
hombres. “Con eso el planteamiento rebasa la pura teoría del conocimiento, la cual
no ha pretendido buscar más que las ‘condiciones de posibilidad’ de las formas del
pensamiento y de la acción dadas en ‘nuestra’ realidad. Su tendencia histórico-
cultural, la aspiración a superar la escisión cosificada del sujeto y la rigidez e
impenetrabilidad -también cosificadas- de sus objetos, se manifiesta aquí
inequívocamente”49.
Sin embargo, tampoco la estética consigue resolver el problema porque su
respuesta sigue siendo parcial y limitada, cuando se concibe al artista como un
creador individual y aislado. Sólo la sociedad como sujeto productor de la realidad y
de sí misma en la historia podría alcanzar dicha superación.
4. El problema de la historia
51
Lukács, G.: 1984, II, p. 80.
52
Cf. Riu, F., 1968, pp. 43-4.
53
Lukács, G.: 1984, II, p. 80.
54
Lukács, G.: 1984, II, p. 83. Énfasis nuestro.
55
Lukács, G.: 1984, II, pp. 82-3.
56
Lukács, G.: 1984, II, p. 83. Énfasis nuestro.
Lukács expone el concepto de ‘totalidad dialéctica’ explicando tres aspectos: 1) pone de relieve la
importancia epistemológica del concepto de totalidad, como categoría central del método dialéctico;
2) señala, en conexión con la idea de “conciencia de clase”, su carácter clasista, como principio
práctico del proletariado; 3) como teoría de la reificación, pone de relieve su contenido concreto en la
época capitalista. Riu, F., 1968, pp. 16-7.
Ver relaciones entre totalidad y racionalización en idem pp. 27 ss.: “La sociedad capitalista, lejos de
ser un todo orgánico y coherente -como cabría esperar del hecho de que sus productos posean la
misma estructura objetiva- es, por el contrario, como lo confirman las épocas de crisis una sociedad
desintegrada en múltiples sistemas parciales, que sólo mantienen entre sí relaciones contingentes”.
manera conciente. El límite insuperable para la ciencia burguesa racionalista o
idealista, iluminista o romántica, ha sido la razón reducida a conciencia o
‘entendimiento’. Una razón histórica, dialéctica, comprende la totalidad de los
fenómenos dentro de una estructura o totalidad concreta, sabiendo que ésta no es
una naturaleza o esencia inmutable sino una totalización parcial, aunque progresiva y
necesaria, de las acciones históricas de los hombres.
Hegel y Marx han comenzado a desarrollar una concepción de la razón que permitirá
resolver los problemas antes planteados. Sin embargo, es necesario superar también
algunos errores derivados de la posición idealista en la dialéctica histórica.
57
Lukács, G.: 1984, II, p. 83. Cursivas y corchetes nuestros.
58
El problema del sujeto revolucionario reaparece en todos los autores del marxismo occidental
desde Lukács hasta Marcuse y Althusser y será objeto de críticas por parte del pensamiento
postmoderno o postestructuralista de Foucault, Deleuze y Laclau.
59
Lukács, G.: 1984, II, p. 84. Cursivas y corchetes nuestros.
60
Solo en la conciencia del proletariado se identifican sujeto y objeto, porque la clase obrera es la
verdadera productora de la realidad y el sujeto de la historia. La conciencia burguesa, incluido
Hegel, se piensa [abstractamente] como sujeto pero no lo es en realidad. La burguesía se apropia de
los productos del trabajo pero no los produce.
61
Lukács, G.: 1984, II, p. 85. Corchetes nuestros. Cf. Lukács, G.: 1984, II, p. 126.
facticidad y la irracionalidad que se acababan de superar”62.
2°) Hegel tiene que ‘cerrar’ la historia, darle un fin-final, para que el saber
sea completo. Por eso tiene que sostener que la historia ha llegado a su fin. “La
inexplicada relación entre el espíritu absoluto y la historia obliga a Hegel a admitir el
supuesto (...) de un final de la historia. (...) Lo cual tiene como consecuencia
necesaria que en el terreno más profundo y propiamente histórico, la historia tenga
que terminar en el estado de la restauración prusiana” 63. Es decir, al cerrar la historia
e identificar su propio pensamiento con el saber absoluto, Hegel tiene que admitir su
propio contexto (el de la Prusia posterior a la derrota de Napoleón en 1815) como la
realización de la más alta conciencia de la libertad en la historia.
3°) Como las categorías dialécticas son históricas, su desarrollo
independiente en el ‘sistema’ filosófico hegeliano (lógica, filosofía de la naturaleza y
filosofía del espíritu) y su carácter suprahistórico, no hace sino reproducir la
estructura de la historia.
Lukács sostiene que el método dialéctico apunta más allá de la sociedad
moderna (cosificada-capitalista), pero el contenido de la filosofía del idealismo
alemán no hace sino producir y reproducir constantemente las antinomias
irresolubles de la burguesía. Para Lukács, estas antinomias están todavía presentes en
la problemática de principios del siglo XX sobre la crisis de las ciencias64.
“la totalidad de la historia es ella misma una fuerza histórica real71 -aunque todavía
67
Lukács, G.: 1984, II, p. 89. Énfasis nuestro.
68
Marx, K.: Nachlass [Escritos Póstumos], II, 132; citado por Lukács, G.: 1984, II, p. 89. Énfasis
nuestro.
69
Riu, F., 1968, p. 62. Énfasis nuestro.
70
Riu, F., 1968, p. 90.
71.
“La explicación cumplida y perfecta, el conocimiento acabado de la necesidad de un suceso
histórico, puede convertirse, para nosotros que actuamos, en instrumento para introducir algo de razón
en la historia; pero la historia, considerada ‘en sí’, no tiene ninguna razón, no es ningún tipo de
‘esencia’, ni un ‘espíritu’ ante el cual tengamos que inclinarnos, ni un ‘poder’, sino una recapitulación
conceptual de los sucesos que se derivan del proceso de vida social de los hombres. Nadie es llamado
a la vida por la ‘Historia’, de la misma manera que ésta tampoco mata a nadie, ni plantea problemas,
ni los resuelve. Sólo los hombres reales actúan, superan obstáculos y pueden hacer que disminuya el
no conciente y, por ello, no reconocida-, la cual no resulta separable de la realidad
(ni, por tanto, del conocimiento) de los hechos históricos singulares sin suprimir al
mismo tiempo su realidad, su facticidad. La totalidad de la historia es el fundamento
último y real de la realidad de los hechos singulares, de su facticidad y, por lo tanto,
también de su cognoscibilidad”72.
Esta esencia antihistórica del pensamiento burgués se nos presenta del modo más
craso al considerar el problema del presente como problema histórico.
Lukács acentúa la idea de totalidad dialéctica por sobre los factores
económicos77. Con ello quiere acentuar que lo peculiar del marxismo como ciencia
sufrimiento individual o general que ellos mismos o las fuerzas de la naturaleza han provocado.”
(Horkheimer, M.: 1982, pp. 98-9.
72
Lukács, G.: 1984, II, pp. 90-1. Énfasis nuestro.
“La alternativa o el opuesto a ideología en este sentido negativo no es ya esencialmente la ‘ciencia
marxista’ sino el concepto de totalidad. (...) Todas las formas de conciencia social son ideológicas,
pero podríamos decir que algunas son más ideológicas que otras. Lo que es específicamente
ideológico en la burguesía es su imposibilidad de considerar la estructura de la formación social en su
conjunto, debido a los efectos perversos de la reificación” (Eagleton, T.: 1997, p. 129).
73
Cuando se plantea –argumenta Lukács- que la máquina en sí misma tiene efectos cosificantes y
negativos, se abstrae del sistema social en que la máquina se utiliza y se consideran esos efectos y
caracteres como esenciales o ‘en sí’. El economista burgués “desfigura la verdadera coseidad de la
máquina entendiendo su función en el proceso capitalista de producción como núcleo esencial
‘eterno’, como elemento indisoluble de su ‘individualidad’. La existencia histórica se presenta como si
fueran esencias absolutamente insuperables.
74
Son descubrimientos de Hegel que las categorías materiales se encuentran en la historia, que la
historia y la génesis de las categorías coinciden y que la historia se desenvuelve dialécticamente, en lo
cual está implícito, que tiende a la totalidad.
75
Lukács, G.: 1984, II, p. 94. Énfasis nuestro.
76
Lukács, G.: 1984, II, p. 97.
77
“No es el predominio de los motivos económicos en la explicación de la historia lo que distingue de
histórica es, por un lado, su capacidad para descubrir la verdadera objetividad de los
fenómenos sociales (sin que pierdan su contenido particular y cambiante); por otro,
su diferencia con cualquier tipo de materialismo que considere y trate a los
fenómenos sociales con el espíritu característico de las ciencias de la naturaleza78.
El proletariado lograría, según Lukács, superar la inmediatez reificada de la
siguiente forma: Mientras que, por su posición, la burguesía recibe beneficios
materiales y experimenta la ilusión de que controla, prevé y domina la objetividad, el
proletariado se encuentra en una posición en la que se ve reducido a la condición de
objeto, pues sólo tiene la oportunidad de experimentar su condición de sujeto en la
urgencia de sus necesidades y privaciones. Su conciencia expresa la pérdida total de
su valor subjetivo, la degradación humana.
2. La categoría de mediación
“Aquí se manifiestan los momentos que dialectizan el ser social del trabajador y sus
formas de conciencia, empujándolo así más allá de la mera inmediatez, de un modo
ya más preciso y concreto. Ante todo, el trabajador no puede llegar a ser conciente de
su ser social más que si es conciente de sí mismo como mercancía. Su ser inmediato
realidad cualitativamente incomparables y siguen siéndolo a pesar de todo, pero ‘poniendo al mismo
tiempo a cada uno de ellos como indiferente respecto de esa alteración’. (...) En la reducción a
cantidades se pasa por alto que lo más que puede conseguirse así es la apariencia de una transición
paulatina. ‘Pero lo paulatino se refiere sólo a lo externo de la transformación, no a lo cualitativo de
ella; la anterior proporción cuantitativa, infinitamente próxima a la posterior; es sin embargo otra
existencia cualitativa’” (Lukács, G.: 1984, II, pp. 102-3. Las citas entre comillas son de Hegel, G.W.F.:
Werke, III, 262, 432-35.)
86
Lukács, G.: 1984, II, p. 103.
87
Lukács, G.: 1984, II, pp. 104-5.
88
Lukács, G.: 1984, II, p. 106.
89
Cf. Lukács, G.: 1984, II, p. 113.
le inserta -como se ha mostrado- en el proceso de producción como puro y mero
objeto. Al revelarse esa inmediatez como consecuencia de múltiples mediaciones, al
empezar a quedar claro todo lo que presupone esa inmediatez, empiezan a
descomponerse las formas fetichistas de la estructura de la mercancía: el trabajador
se reconoce a sí mismo y reconoce sus relaciones con el capital en la mercancía.
Mientras siga siendo prácticamente incapaz de levantarse por encima de esa función
de objeto, su conciencia será la autoconciencia de la mercancía, o dicho de otra
manera, el autoconocimiento, el autodescubrimiento de la sociedad capitalista,
fundada en la producción y el tráfico de mercancías”90.
“Así pues el descubrimiento de que los objetos sociales no son cosas, sino relaciones
entre hombres, culmina en la plena disolución de éstas [cosas] en procesos. (...) Pero
si la coseidad del capital se ha disuelto en un proceso ininterrumpido de producción
y reproducción, puede haber ya conciencia de que el proletariado es verdadero sujeto
de ese proceso, aunque un sujeto encadenado y por el momento inconciente. Así
pues, en cuanto se abandona la realidad dada ya lista, la realidad inmediata, se
plantea la cuestión: ‘Un obrero de una fábrica de algodón, ¿produce sólo algodón?
No: produce capital. Produce los valores que sirven de nuevo para mandar sobre su
95
Lukács, G.: 1984, II, p. 118.
96
Cf. Riu, F., 1968, p.74 sobre el concepto de ‘intención’.
97
Lukács, G.: 1984, II, pp. 116-17.
98
Lukács, G.: 1984, II, p. 120.
99
Lukács, G.: 1984, II, p. 122.
100
Lukács, G.: 1984, II, p. 122.
trabajo con objeto de crear mediante él nuevos valores’”101.
“Por tanto, sólo cuando se rompe la prioridad de los ‘hechos’, sólo al reconocerse el
carácter procesual de todo fenómeno, puede entenderse que incluso lo que suele
llamarse ‘hechos’ consta de procesos. Pues sólo entonces resulta comprensible que
los hechos no son más que partes, momentos del proceso total que se han
desprendido, aislado artificialmente y artificialmente consolidado”105.
“La historia es, por una parte, el producto de la actividad de los hombres
mismos, y, por otra parte, la sucesión de los procesos en los cuales se subvierten las
formas de esa actividad, las relaciones del hombre consigo mismo (con la naturaleza
y con los demás hombres)”106. La historia consiste en que toda fijación resulta
degradada a mera apariencia: “la historia es precisamente historia de la ininterrumpi-
da transformación de las formas de objetividad que configuran la existencia del
hombre”107. Las formas se vinculan entre sí por su posición y por su función dentro
de la totalidad. Lo singular se explica por las categorías y las categorías se explican
por la historia como totalidad, como historia universal.
Lukács critica al ‘humanismo’ de Feuerbach en tanto fija la esencia del
hombre en una objetividad cristalizada. “Aquí se encuentra el peligro de todo
humanismo”108. Critica asimismo al ‘relativismo’ en tanto presupone un absoluto.
Mencionando a Nietzsche y a Spengler, dice:
“Si la cosificación es la realidad inmediata necesaria para todo hombre que viva en
109
Lukács, G.: 1984, II, p. 134.
110
Lukács, G.: 1984, II, p. 136.
111
Lukács, G.: 1984, II, p. 138.
112
Lukács, G.: 1984, II, p. 144.
113
Lukács, G.: 1984, II, p. 145.
el capitalismo, su superación no puede asumir más formas que la tendencia
ininterrumpida y siempre renovada a romper prácticamente la estructura cosificada
de la existencia mediante una referencia concreta a las contradicciones,
concretamente manifiestas, del desarrollo general, mediante la toma de conciencia
del sentido inmanente que tienen esas contradicciones para el desarrollo gene-
ral”114.
7. Conclusión
116
Cfr. Lukács, G.: 1984, II, p. 122.