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Bongani

Naciste en una pequeña aldea de las islas del sur.

Un grupo de piratas, bajo las órdenes del capitán Thulani, atacaron tu aldea, la saquearon y, a
quienes no mataron, lo esclavizaron y vendieron, excepto a ti.

A pesar de tu evidente deficiencia mental, demostraste ser útil y Thulani, te acogió como su
esclavo personal.

El capitán Thulani era un sureño de raza negra, un combatiente implacable y un pirata temido
por su crueldad, la misma crueldad con la que te trató a ti.

Durante al menos dos años viviste en ese barco, el Unathi, el navío del capitán, una galera de
los Corsarios Negros con unos 100 tripulantes. A golpe de látigo obedecías sus órdenes.
Saqueaste, robaste, mataste, abordaste y aprendiste el arte de la marinería. Además de
esclavo, te convertiste en un auténtico pirata.

Como sabes, la ley de los Corsarios Negros dicta que en aproximación a barco desconocido
debe haber un intento de abordaje de manera inminente, y eso es lo que hicisteis aquella
calurosa mañana.

En aguas próximas a las costas de Kush, tratasteis de abordar un mercante de Argos, un barco
de tamaño medio que comúnmente se utiliza para operaciones mercantiles, así que seguro
que debía haber un botín que saquear.

Con lo que Thulani con contó es con la presencia de Venthius en aquel barco. Aquel guerrero,
ya entrado en la cuarentena, al que aclamaban como excapitán de una unidad de La Legión
Negra de Aquilonia, lo cual no significaba nada para ti. Sin embargo, tras el abordaje, Venthius
organizó una defensa férrea que permitió a los marineros aguantar la embestida de los piratas,
y además, en combate singular, acabo con la vida de Thulani.

Aún en superioridad numérica, tras la muerte de su capitán, la resistencia de los marineros y la


presencia de Venthius, la mayoría de los piratas se retiraron al Unathi y huyeron con su galera
tras una humillante derrota.

Tú te quedaste allí, cayendo prisionero de los marineros, para ser entregado a la guardia de
puerto y seguramente ejecutado, pero Venthius, viendo el collar de esclavo que portabas al
cuello te reclamó como compensación por la batalla, a lo que nadie puso impedimentos.

Venthius te dio algo para tapar tus vergüenzas y puso en tu mano una lanza y un escudo. Te
adiestró y te quitó el collar de esclavo, dándote la libertad y la posibilidad de elegir.

Desde entonces le has seguido y has descubierto que es un hombre que ha visto muchas cosas
en este mundo, es digno de respeto y con un arraigado sentido de la camaradería y del honor.
Muchas noches de taberna y lupanar las pasa contando historias de sus viajes y sus batallas.

Sin lugar a dudas es un hombre a quien debes tu libertad y tu lealtad.

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