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INTRODUCCION AL ESTUDIO DEL DERECHO

UNIDAD I EL HOMBRE COMO

1.1SOCIEDADY CULTURA

1.1.1 FAMILIA

1.1.2 COMUNIDAD

1.1.3 ESCUELA

1.1.4 IGLESIA

1.1.5 SUBGRUPOS

1.2EL DERECHO A LA VIDA SOCIAL

1.2.1 LAS NORMAS DEL SER Y DEL DEBER SER

1.3 DEFINICION DEL DERECHO

1.3.1 EVOLUCION DEL DERECHO

1.3.2 LA IMPORTANCIA DEL DERECHO EN LA VIDA COTIDIANA

1.4ORDEN SOCIAL Y MEDIOS DE CONTROL SOCIAL

1.5 DERECHO Y SU COMPARACION CON OTRAS CIENCIAS

UNIDAD II COMPLEJOS NORMATIVOS DELA CONDUCTA HUMANA

2.1 CONCEPTOS DE REGLA, LEY Y NORMA

2.2 JUICIOS ENUNCIATIVOS Y JUICIOS NORMATIVOS

2.3 TIPOS DE NORMAS

2.3.1 NORMAS MORALES

2.3.2 NORMAS RELIGIOSAS


2.3.3 CONVENCIONALISMOS SOCIALES

2.3.4 NORMAS JURIDICAS

2.4 CARACTERISTICAS DE LAS NORMAS

2.5 CLASIFICACION DE LAS NORMAS JURIDICAS

UNIDAD III CLASIFICACION DEL DERECHO

3.1 DERECHO NATURAL, DERECHO VIGENTE, DERECHO POSITIVO

3.2 DERECHO OBJETIVO Y DERECHO SUBJETIVO

3.3 DERECHO PUBLICO, PRIVADO Y SOCIAL

3.4 DERECHO NACIONAL Y DERECHO INTERNACIONAL

3.5 DERECHO FEDERAL ESTATAL O LOCAL Y MUNICIPAL

3.6 DERECHO SUSTANTIVO Y DERECHO ADJETIVO

3.7 DERECHO LEGISLADO Y DERECHO NO LEGISLADO

3.8 OTRAS ASCEPCIONES Y RAMAS DEL DERECHO

UNIDAD IV

4.1 CONCEPTO DE FUENTE Y CLASIFICACION

4.2 DISTINCION ENTRE FUENTES FORMALES Y MATERIALES

4.3 FUENTES FORMALES

4.3.1 PROCESO LEGISLATIVO

4.3.2 PROCESO JURISPRUDENCIAL

4.3.4 PROCESO REGLAMENTARIO: PODER EJECUTIVO, ASAMBLEA DE


REPRESENTANTES, LEGISLATURA LOCAL Y AYUNTAMIENTO

4.3.5 FUENTES DE CARACTER INTERNACIONAL


4.4 FUENTES REALES

4.4.1 PODER CONSTITUYENTE

4.4.2 ORGANO CONSTITUYENTE ORIGINARIO Y PODERES CONSTITUIDOS

4.5 LA DOCTRINA Y LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO

4.6 FUENTES HISTORICAS DEL DERECHO

UNIDAD V “EL ESTADO “

5.1 CONCEPTO DEL ESTADO

5.2 ELEMENTOS DEL ESTADO

5.3 RELACION ENTRE PODER Y DERECHO

5.4 EL ESTADO Y EL DERECHO

5.5 RELACIONES ENTRE ESTADO, DERECHO Y SOCIEDAD

5.6 LA JUSTICIA Y EL DERECHO

5.6.1 CONCEPTO DE JUSTICIA Y EQUIDAD

5.6.2 EL JURISTA Y EL ABOGADO

5.6.3 CRITERIO IGUALITARIO Y PROPORCIONAL DE LA JUSTICIA Y LA


EQUIDAD
El derecho puede facilitar o dificultar la realización dela libertad humana o
cualquier otro fin o valor del derecho. La justicia del derecho tiene que ver con la
manera en que las normas jurídicas y las instituciones garantizan y protegen los
derechos humanos y desarrollan los procedimientos democráticos. El derecho es
parte de la cultura de una sociedad y presenta rasgos culturales específico que
atienden al tiempo histórico y al espacio geográfico, al igual que a la familia
jurídica en la que se integra ese derecho concreto.

El derecho se ocupa de la vida humana social, la organiza y establece pautas de


comportamiento para la vida humana en sociedad. Son el ser humano y la vida
social los elementos condicionantes del derecho. El ser humano, en cuanto
persona en el sentido filosófico y no sólo biológico, es un ser libre con capacidad
de elección. La libertad psicológica como dato de la circunstancia humana,
distingue al hombre de los restantes animales y orienta su acción y su reflexión.

Sin la libertad humana no habría vida social, historia, cultura, ni por supuesto
normas que regulen la conducta humana con carácter coactivo o autoridades que
las impongan.

La libertad psicológica no solamente condiciona la producción normativa del


derecho sino que es además el factor en virtud del cual el derecho a veces no es
obedecido voluntariamente por el ser humano. Los seres humanos pueden decir
no al derecho o a parte de él, pueden resistirse al derecho y, de acuerdo con el
tipo de sociedad o a la evolución de la misma, otros seres humanos revestidos de
autoridad utilizan la fuerza del aparato coactivo del Estado para afrontar la
desobediencia a la norma jurídica (que obliga, prohíbe, faculta o permite)

También la libertad psicológica es punto de partida para el desarrollo humano a


través de la libertad de elección. Por medio de la capacidad para discernir y elegir,
el ser humano puede, si así lo quiere y lo permiten sus circunstancias concretas,
construir su vida hacia la libertad individual y hacia relaciones de equilibrio,
armonía y de reciprocidad con los demás, superando los obstáculos y
condicionamientos que se encuentran en el propio ser humano, en su cultura o
que son parte de su tiempo histórico. El derecho puede facilitar o dificultar la
realización de la libertad humana, pues es en la vida social, lugar de actuación del
derecho, donde cada ser humano tiene que realizar el esfuerzo para alcanzar su
libertad y la de los demás. Lo mismo podríamos decir de otros valores o fines a los
que el ser humano ha aspirado históricamente, tales como la dignidad, la igualdad,
la justicia, la solidaridad, el bien común, la democracia, la tolerancia, etcétera.

La libertad de elección no es un elemento abstracto, está en relación con otros


factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales que configuran la totalidad
del ser humano. También está en relación con diversas y variadas circunstancias
históricas, económicas, políticas y sociales que transcurren en cada tipo de
sociedad. El derecho debe tener en cuenta esa compleja realidad: sus normas, las
decisiones de los ciudadanos y autoridades vinculadas a la interpretación, así
como la aplicación de las reglas jurídicas, deben ajustarse a esos elementos en
continua evolución, sin que se pierda de vista que la vida humana afectada por el
derecho es la vida humana social que se materializa históricamente.
Un filósofo nacido en Estagira en el año 384 antes de Cristo, llamado
Aristóteles escribió al inicio de su obra Política que:

La ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre es por naturaleza un


animal social, y que el insocial por naturaleza y no por azar o es mal hombre o
más que hombre... y el que no puede vivir en sociedad, o no necesita nada por su
propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, sino una bestia o un dios. Es
natural en todas las tendencias a una comunidad tal, pero el primero que la
estableció fue causa de los mayores bienes; porque así como el hombre perfecto
es el mejor de los animales, apartado de la ley y de la justicia es el peor de todos...
La justicia, es cosa de la ciudad, ya que la justicia es el orden de la comunidad
civil, y consiste en el discernimiento de lo que es justo.
Con ello Aristóteles indicó que no se puede ser plenamente persona, en un
sentido filosófico, político y jurídico, si no se es en la vida social, en la relación con
los demás, pues es ahí donde se desarrolla el pensamiento y la cultura. La acción
en la vida social, si se hace desde una perspectiva de libertad, es imprescindible
para la realización plena de la condición humana. El derecho que supone la
organización de comportamientos en la vida social puede, según sus mandatos,
favorecer el desarrollo de la libertad humana o menoscabarla, puede incrementar
los niveles de justicia o disminuirlos, proteger o no los derechos humanos o
hacerlo imperfectamente.

Hoy en día, en las sociedades contemporáneas no hay vida social sin derecho, por
ello este debe pensarse como vida social organizada o como forma de vida social.
De esta manera, la sociedad es el ámbito del derecho moderno. No obstante lo
dicho, no necesaria e indefectiblemente es correcto el aforismo latino Ubi societas
ibi ius
— donde hay sociedad hay derecho—. Los juristas han identificado
incorrectamente en el pasado a la sociedad humana con la sociedad política y
jurídica. No han concebido otro modo de estar constituida la sociedad que el
político y el jurídico, y han sido incapaces de imaginar una sociedad humana en la
que no existieran el derecho y el Estado. Éstos últimos son fenómenos históricos.
El derecho y el Estado han tenido su origen por razones económicas, religiosas,
culturales y debido a la misma evolución social, y las relaciones jurídicas —
relaciones mediadas por una autoridad institucionalizada— no son equivalentes
sin mas a las relaciones biológicas y sociales.

1.1 SOCIEDAD Y CULTURA


SOCIEDAD
La sociedad es el conjunto organizado de individuos que viven establemente
diversos tipos de relación en un tiempo y en espacio determinados,
en donde el derecho es un aspecto de la sociedad, uno muy importante,
aunque no equivale a la totalidad de la sociedad, pues existen otro tipo de
relaciones (económicas, sociales, políticas, culturales, etcétera) y de normas
diferentes a las jurídicas (religiosas, morales, de trato social y costumbres,
entre otras).

En las sociedades contemporáneas el derecho, como dice Carlos Santiago Nino,


está en todas partes. Este autor señala para demostrarlo los siguientes ejemplos:

Puede ser que hoy usted se haya contenido de ejercitar su agradable voz bajo la
ducha, recordando que vecinos con poca sensibilidad artística podrían hacer valer
ciertas ordenanzas contra los ruidos molestos; seguramente usted se habrá
vestido al salir de su casa, porque entre otras razones, usted sabe bien que hay
regulaciones jurídicas que desalientan una excesiva ligereza en el vestir;
probablemente usted haya celebrado un contrato tácito de transporte al
ascender a un ómnibus público o, si ha conducido su automóvil, habrá seguido, o
simulado seguir, algunas reglamentaciones y habrá hecho uso de la facultad
jurídica de transitar por la vía pública; es casi seguro que usted debe haber
celebrado varios contratos verbales de compraventa (al adquirir, por ejemplo, el
periódico o cigarrillos) y de locación de obra (al llevar, por ejemplo, sus zapatos a
arreglar); aunque usted no tenga un físico imponente, usted tiene alguna confianza
en que probablemente no será golpeado, insultado, vejado o robado gracias a la
“coraza” normativa que proporciona el derecho; la organización donde usted
trabaja o estudia (es de esperar que usted no sea miembro de una asociación
ilícita) está seguramente estructurada según una serie de disposiciones legales; si
usted tiene que hacer un trámite quizá no advierta que cada uno de sus
intrincados pasos está prescripto por normas jurídicas.

Esos ejemplos y otros constatan que todas y cada una de las etapas por las que
pasa la vida de una persona: nacimiento, nombre, mayoría de edad,
matrimonio, divorcio, jubilación, muerte, son hechos o actos regulados
minuciosamente por el derecho y a los que se asignan consecuencias jurídicas.

La omnipresencia del derecho no sólo se advierte en hechos o actos


importantes sino en hechos o actos simples y cotidianos como el de respetar los
semáforos que regulan el tránsito de las ciudades, comprar el periódico, pagar el
impuesto predial o los derechos por la tenencia de un vehículo automotor, pagar la
renta a nuestro casero, o los servicios de agua, electricidad o teléfono que
ordinariamente recibimos.

Manuel Atienza indica que hasta tal punto están juridificadas nuestras sociedades
que, con frecuencia, lo que en principio aparece como alternativas al derecho
resulta ser simplemente otra forma de derecho; por ejemplo, la crisis de la
administración de justicia está dando lugar a otras formas de resolución de
conflictos como el arbitraje, la conciliación o la mediación, pero se trata sólo de
alternativas al mecanismo judicial, no al derecho, pues esos procedimientos
aunque sea en parte están regulados por el propio derecho.
Todo parece indicar que cuando más desarrollada y compleja es una sociedad hay
necesidad de mayor número de instrumentos jurídicos.
La complejidad y el desarrollo de las sociedades no significa necesariamente que
su derecho sea más justo. En las sociedades primitivas con un derecho
básico y rudimentario podemos encontrar ejemplos de normas y decisiones
de autoridad mucho más justas que las normas y las decisiones de las autoridades
de nuestro tiempo. La noción de sociedad justa más que con la complejidad del
derecho tiene que ver, según criterios de nuestra época, con la manera en
que la sociedad y el derecho de la misma, procuran el bienestar, la libertad, la
igualdad, la democracia y la tolerancia de los individuos que la integran.
Filosófica, literaria e históricamente se ha discutido si puede haber sociedad sin
derecho. Los marxistas, los anarquistas y algunas corrientes del cristianismo,
entre otras posturas como la de Platón y dentro del pensamiento utópico,
han sostenido que no sólo es deseable sino posible.
El marxismo, por ejemplo, aduce que el derecho y el Estado aparecieron con
el surgimiento de las clases sociales y que éstas nacen cuando en la
antigüedad se estableció el modo de producción asiático basado en el control por
algunos de los recursos hidráulicos; el derecho para el marxismo es un
instrumento de dominación —de control social— de las clases dirigentes
— las que detentan los modos de producción económica— sobre las otras y,
con el advenimiento de la futura sociedad comunista, al desaparecer las
clases sociales, no será necesario el derecho ni ningún otro instrumento de
sujeción.

El anarquismo piensa que la cooperación entre los seres humanos


y la educación permitirá abolir las leyes y cualquier tipo de autoridad; la
sociedad libertaria es aquélla en donde no habrá cadenas de ningún género. Las
corrientes cristianas que propugnan por el fin del derecho reclaman la vuelta a la
forma de vida de las primeras comunidades cristianas, en las que no existía un
derecho institucionalizado.

Respecto a las sociedades primitivas, se analiza si en ellas hay o hubo derecho. El


padre de la antropología jurídica, Bronislaw Malinowski, sostuvo que son jurídicas
las normas que se conciben y aplican como obligaciones vinculantes, y para que
existan éstas basta que se dé alguna presión por parte del grupo, lo que puede
ocurrir sin necesidad de autoridades.

Muchos no están de acuerdo con Malinowski, pues las obligaciones vinculantes y


la presión del grupo también existen en otras normas de conducta como las
religiosas o las sociales y no sólo en las jurídicas. En el derecho contemporáneo lo
distintivo es que haya autoridades que establezcan o modifiquen normas
(legislativas y administrativas), autoridades que resuelvan disputas y digan el
derecho en los casos concretos (las judiciales) y autoridades que hagan cumplir
las normas y las determinaciones de las otras autoridades usando la fuerza
(policía).
Se puede decir que el derecho ha evolucionado de las sociedades primitivas a
nuestra época. Así encontramos varios niveles o grados de juridicidad que
explican la complejidad y desarrollo de las sociedades y del propio derecho.
En el grado cero de juridicidad están las sociedades en donde no existe ningún
tipo de mediación para la resolución de conflictos, sólo nor-
mas de conducta que pueden ser sociales o religiosas, con alguna presión
difusa por parte del grupo social en caso de infracción. En el grado primero están
las sociedades en donde hay mecanismos de mediación o de hetero-composición
de disputas por parte de un tercero que no es autoridad. En el grado segundo
existen tribunales cuyas decisiones vinculan a las partes. En el grado tercero,
además de tribunales existe alguna forma de policía que hace cumplir por la
fuerza las normas y las decisiones de los tribunales. En el grado cuarto, aparecen
juristas profesionales que asesoran a las partes y proponen determinadas
interpretaciones de las normas. En el grado quinto, además de los elementos
expuestos, hay órganos legislativos con facultades para establecer o modificar
normas.

De lo anterior es claro que el derecho y el Estado no son instituciones naturales.


“¿Por qué los individuos cedieron su capacidad de violencia a una institución
coercitiva permanente?”.

Las respuestas que se dan desde la historia y la antropología social suelen ser
tres:
1)
La marxista, que indica que el derecho y el Estado surgen con las clases sociales
cuando se introduce en las sociedades del mundo antiguo (Egipto y
Mesopotamia) el modo de producción asiático basado en el control de los recursos
hidráulicos de los ríos.
2)
La religiosa, que indica que la aparición de las estructuras estatales y jurídicas es
tan antinatural que sólo fue posible por la aceptación religiosa de la coerción.

3)
La que indica que el derecho nace para tratar el conflicto en las sociedades
complejas; la solución del conflicto exige de la existencia de una o varias
instituciones que aseguren de alguna forma la ordenación de la sociedad.

En el derecho podemos encontrar tres dimensiones si tomamos en cuenta sus


posibles orígenes:

1)
La dimensión conflictualista.

2)
La dimensión esencialista.

3)
La dimensión funcional.

Las tres concepciones ven al derecho como un instrumento de organización social


que se integra por normas jurídicas que regulan la conducta de las personas, las
que son creadas y modificadas por autoridades facultadas para ello, interpretadas
y aplicadas por otras, algunas de las cuales pueden usar la fuerza para hacerlas
cumplir.

La dimensión conflictualista sostendrá que el derecho debe regular los conflictos


de intereses económicos y de carácter ideológico, ya sea para prevenirlos,
solucionarlos e inclusive fomentarlos, pero de forma justa e igual para todos. La
concepción conflictualista del derecho puede ser entendida en el sentido que el
derecho regula o soluciona conflictos o, como lo sos-tienen los marxistas, que el
derecho no surge con la intención de solucionar conflictos sino más bien de
encubrirlos y legitimarlos. No cabe duda que en ocasiones el derecho se ha
empleado históricamente como lo establece el marxismo, pero también debe
reconocerse que el derecho pretende, al menos teóricamente, solucionar
conflictos con apoyo en fundamentos de equidad y justicia.

Hay conflictos que tienen su origen en intereses económicos, los que se producen
entre personas o grupos cuando se dan situaciones de incompatibilidad en sus
aspiraciones o en sus necesidades respecto a los bienes que pueden
satisfacerlas. Los conflictos económicos nacen, entre otras, de las siguientes
causas: la escasez de bienes para satisfacer nuestras necesidades, la
indigencia del individuo, la vulnerabilidad del individuo, la falta de solidaridad,
etcétera.

En los conflictos económicos, el derecho puede dejar la solución a la


espontaneidad social, como ocurre en algunos sistemas jurídicos que entregan al
libre juego del mercado las consecuencias del funcionamiento de la economía, o
puede regular y determinar soluciones para tutelar intereses que se consideran
importantes como la propiedad.

Existen también conflictos ideológicos, que tienen como causa la autoafirmación


del yo, siempre y cuando el deseo de ser diferente no es pretexto para encubrir o
justificar un conflicto de intereses económicos. Los conflictos ideológicos afirman
el derecho a ser y pensar en forma distinta, es decir, tienen que ver con la
diversidad, el pluralismo y la tolerancia entre las personas y los grupos que
componen las sociedades. En estos conflictos, el derecho suele fomentar la
tolerancia, el pluralismo y los derechos de las minorías porque se entiende que la
diversidad, el pensar y ser diferente, es la causa del progreso y de la evolución
humana.
La dimensión esencialista propone que el derecho realice y materialice tanto la
justicia como los valores de libertad, igualdad, dignidad, solidaridad, democracia y
bien común. Para esta concepción el derecho carece de sentido si no consigue
que esos valores se concreten en la vida social. Algunas corrientes del derecho
como las que constituyen las diversas tendencias del iusnaturalismo hacen
hincapié en el derecho como pura axiología.

Por su parte, la dimensión funcional entiende a la sociedad como un todo


coordinado y en equilibrio, en el que el papel del derecho consiste en mitigar el
conflicto, facilitar las relaciones sociales y reprimir las conductas irregulares. El
derecho en esta dimensión es un instrumento de organización y de conservación
más que de cambio y transformación social.
Las principales funciones del derecho (ya mencionadas en la introducción) para
esta concepción son:

1)
Función integradora que se asocia con la idea de orden, de control social y, en
definitiva, con la noción de una sociedad pacífica y sin conflictos.

2)
Función de resolución de conflictos para que el derecho los resuelva y restituya las
cosas a las situaciones anteriores al surgimiento de los mismos.

3)
Función de orientación social que el derecho realiza por su carácter
persuasivo, cuando dirige las conductas y expectativas de las personas de
acuerdo con un sistema normativo que brinda certeza y evita perjuicios.

4)
Función de legitimación del poder porque el derecho confiere respaldo social al
poder que se institucionaliza jurídicamente al determinar las competencias y
procedimientos entre las autoridades, así como los supuestos para el uso de la
fuerza con fundamento normativo.

5)
Función distributiva que se concreta en el reparto de bienes económicos y de
oportunidades.

6)
Función educativa porque el derecho pretende formar buenos ciudadanos, por
eso en Roma una de las finalidades del derecho se concretaba en tres
principios: vivir honestamente (honeste vivere), no dañar a nadie (neminem
laedere), y dar a cada uno lo suyo (suum cuique tribuere).

7)
Función represiva y promocional porque el derecho castiga y sanciona
las conductas antinormativas, pero también premia las conductas adecuadas
o conformes con las normas como al reducir impuestos o derechos a quienes
pagan a tiempo. La dimensión funcional presenta al derecho como un instrumento
de conservación y de mantenimiento del statu quo, lo que puede desvirtuar el
sentido del derecho, pues en los extremos de esta dimensión, el
derecho es un instrumento en manos de los poderosos que tiene por propósito
enmascarar la realidad y los conflictos para evitar cualquier tipo de cambio, tal
como lo pensaron los marxistas. Frente a esta dimensión y a las escuelas
funcionalistas que la sostienen, otras escuelas como la del uso alternativo del
derecho o el garantismo, consideran que el derecho puede ser usado como factor
de cambio y de transformación de las estructuras sociales, para proteger derechos
humanos, para promover la democracia, para garantizar la crítica interna y externa
al derecho a fin de hacerlo más compatible con los valores jurídicos de justicia,
igualdad y libertad.

No siempre existen las condiciones históricas o políticas para cambios radicales,


sin embargo, el derecho puede introducir reformas sociales, económicas o
culturales en la sociedad. De manera indirecta, por ejemplo, cuando el derecho
establece la obligatoriedad de la enseñanza, o de manera directa cuando
despenaliza el aborto o regula sociedades de convivencia. En ocasiones los
poderes públicos —Legislativo, Ejecutivo y Judicial— y otros órganos del Estado
pueden promover reformas importantes en la sociedad, ya sea legislando,
aplicando las normas o interpretando y argumentando el derecho con un sentido
progresista consecuente con los derechos humanos y la democracia.

Cultura
La dimensión de la vida humana social en la que se inserta el derecho, trasciende
a los actos —realidades psíquicas y corporales— y relaciones entre seres
humanos que se manifiestan en un momento concreto. La experiencia humana se
perpetúa y se acumula a la experiencia y a la acción de otros seres humanos con
efecto sobre las generaciones venideras que a su vez crean, ampliando y
corrigiendo lo heredado, nuevas realidades que les trascienden.

La cultura es la obra del hombre cristalizada para generaciones futuras, por


impulso del mismo ser humano y condicionada por todos los factores que se inter
influyen en la vida social: económicos, religiosos, ideológicos, políticos, técnicos,
entre otros. La cultura es histórica, estable y cambiante al mismo tiempo, y tiende
a objetivarse, aunque nunca se puede separar del ser humano que es el motor de
su movimiento.

Según las definiciones clásicas se entiende por cultura o civilización un conjunto


complejo de conocimientos, creencias, artes, moral, leyes, costumbres y usos
sociales que el ser humano adquiere como miembro de una sociedad
determinada. Otras definiciones hablan de “legados sociales” o de “conjuntos de
una tradición social”. También se dice que al interior de una sociedad pueden
existir diversas culturas; en sociedades complejas podríamos hablar —para una
misma sociedad— de cultura superior, cultura popular, subcultura, cultura de
castas y cultura parasitaria entre otros muchos tipos.
Parece, no obstante, que lo medular del concepto de cultura son las ideas y
categorías del pensamiento, seleccionadas y transmitidas históricamente, así
como sus valores concomitantes.

La cultura debe ser contemplada antropológica y sociológicamente:

1)
a nivel histórico, en cuanto a su tradición y legados sociales;

2)
a nivel normativo, como reglas y usos sociales, incluyendo los valores e ideales de
conducta;

3)
a nivel psicológico, como adaptación superadora de problemas, como procesos de
aprendizaje o como conjunto de costumbres seculares, y

4)
a nivel estructural como modelos de organización de la propia cultura. Además, las
culturas presentan tres aspectos concretos:

1)
cultura es la mediación de lo que en un momento dado fue (aspecto tradicional);

2)
cultura es el ulterior desarrollo de lo que ya fue en su momento, y que se aplica
incluso a la transformación social (aspecto innovador), y

3)
cultura es el desarrollo simultáneo de diversas culturas en una misma sociedad
(aspecto pluralista).
Estos tres aspectos —tradición, innovación y pluralismo— permiten aprender el
sentido de la cultura general en una sociedad concreta.

El ambiente en el que viven los seres humanos está constituido, principalmente,


por la acumulación de actividades de generaciones anteriores.
Lo que caracteriza a esa forma de vida objetivada que llamamos cultura es
precisamente su sentido, es decir, la finalidad que en ella se inserta, esto es, una
pintura, un libro, el lenguaje del derecho, etcétera, responden a orientaciones
específicas, a necesidades o intereses humanos que se sitúan en la historia.
El sentido de la cultura dependerá del ámbito o sector de la misma. No será igual
el significado de una obra arquitectónica, que el de una producción literaria,
científica o el de una norma jurídica. Por eso, se puede hablar de significados
estéticos, éticos, jurídicos, de conocimiento, políticos, religiosos, etcétera, al
interior de una cultura.

Resulta pertinente señalar que el derecho forma parte del mundo de la cultura. Las
normas jurídicas que regulan las conductas humanas y los fines que persiguen
esas normas, sobreviven a sus autores, son cultura. Por eso es indebido sostener
que las normas tienen por propósito exclusivo regular la fuerza y los medios
coactivos del Estado. Las normas y las instituciones del derecho, aunque su
contenido suponga muchas veces el uso de la coerción, son ante todo cultura con
sus tres aspectos: de tradición, innovación y pluralismo. De tradición porque las
normas y las instituciones jurídicas implican un legado previo, de innovación
porque el derecho se orienta hacia el futuro, y de pluralismo porque el derecho
recoge, plasma y proyecta instituciones y normas de diversos sectores sociales,
étnicos y culturales.

Existe una cultura jurídica en torno a los elementos que contribuyen a


la formación del derecho y que constituyen los rasgos fundamentales de un
sistema jurídico en un contexto social y en la forma específica del poder que
fundamenta su validez. Las normas y las instituciones jurídicas no pueden es-
tudiarse aisladamente, prescindiendo de la cultura y de la historia. El derecho
está inserto en la cultura general y en el mundo social, hechos que no entra-
ñan la disolución del derecho en lo social, sino que lo que se hace es advertir
el carácter integrador de las dimensiones normativas, sociales, axiológicas y
argumentativas en el derecho y en la visión del derecho como cultura.
La cultura jurídica puede ser externa e interna. La externa es la cul-
tura jurídica de toda la población, esto es, las expectativas y sentidos que
los integrantes de una sociedad dan al derecho. La cultura jurídica interna
es la de los miembros de la sociedad que desempeñan actividades jurídi-
cas especializadas. Casi todas las sociedades tienen cultura jurídica externa,
pues en ellas existen comprensiones y significados más o menos compar-
tidos de lo jurídico, pero en menor número las sociedades tienen cultura
jurídica interna, pues para ello es necesario que haya especializaciones y
profesiones jurídicas. Sólo en sociedades con relativos niveles de desarrollo
existe una cultura jurídica interna.
En términos generales, la cultura jurídica contemporánea —ello de-
penderá del nivel de desarrollo del Estado de derecho y las características
democráticas que posea una sociedad— es una cultura jurídica seculariza-
da, tolerante, pluralista, individualista, en algunas sociedades multicultural,
con reglas imparciales de acceso al poder, con respeto a los derechos fun-
damentales, con una legitimidad basada en la soberanía del pueblo y con
controles y límites al ejercicio del poder público. Es obvio que una cultura
jurídica con estos elementos no se presenta en todas las sociedades, y aun
en las sociedades en donde pudiera existir no ha sido siempre lineal y ha
sufrido regresiones.
1
6
Dentro de la cultura jurídica interna, es importante destacar que en
algunas disciplinas, como en el derecho constitucional, se han elaborado
esfuerzos teóricos muy serios para analizar ese ámbito del derecho como
ciencia de la cultura. Peter Häberle ofrece instrumentos que permiten es-
tudiar cincuenta años de vida constitucional alemana desde una perspectiva
que va más allá del simple análisis de normas jurídicas. Häberle introduce
la dimensión de tiempo histórico en su reflexión sobre las categorías de la
cultura constitucional alemana. Antes de este autor, Jellinek había señala-
do que una misma norma en tiempos diferentes podía tener significados distintos,
mientras que Smend extendió la pluralidad de contenidos de la

norma al establecer que incluso en momentos coincidentes, la norma pue-


de variar conforme al lugar de aplicación. Así un texto puede cambiar
conforme a condiciones temporales y espaciales, en donde el elemento que
explica la variación de significados de la norma es de índole cultural.
Häberle pone el énfasis en la idea de que toda sociedad abierta (plural y
tolerante) y democrática requiere de un consenso cultural fundamental (el
orden constitucional) que hace posible tanto la cohesión como la apertura.
Toda Constitución tiene como antecedente cultural la suma de las expe-
riencias propias que el constituyente toma en cuenta para seleccionar las
instituciones y darles un contenido determinado; pero también incluye una
serie de demandas y expectativas que se producen en la sociedad en el mo-
mento mismo en que se lleva a cabo el acto constitutivo. En la cultura cons-
titucional existen elementos de diferentes partes del mundo que se aportan
a la visión de Estado constitucional de nuestro tiempo, ejemplo de ello sería
el federalismo norteamericano que se ha reproducido en muchos países, o
los derechos humanos, cuyas primeras manifestaciones históricas de carác-
ter contemporáneo se dieron en Estados Unidos y en Francia, que en la
actualidad han sido interiorizados por todas las sociedades contemporáneas
donde existe el Estado constitucional. Lo anterior significa que las contri-
buciones de cada sociedad, en cada etapa histórica, tienden a incorporarse
a la cultura jurídica compartida, sin perjuicio de que cada sociedad lo haga
aportando sus propios matices. En ese sentido el Estado constitucional es
un producto multicultural.
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Las culturas jurídicas de este tiempo tienen un componente nacional y
otro compartido. Esas circunstancias nos permiten distinguir diversas fami-
lias jurídicas, entre otras: la francesa, la germánica, la escandinava, la inglesa,
la rusa, la islámica y la hindú. En términos sintéticos podemos hablar de
una familia romano-germánica, de una socialista, del
common law,
y de los
derechos religiosos y tradicionales.
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8
Derivado de la clasificación anterior,
en el derecho constitucional existen los siguientes estilos constitucionales:
democracia racionalizada, democracia social, democracia socialista y siste-
mas autoritarios. También podemos reconocer en cuanto a las formas de
gobierno, la familia presidencial, la semiparlamentaria y la parlamentaria.
Si atendemos a la protección de los derechos humanos podemos hablar de
sistemas garantistas y no garantistas. Si estimamos la forma de Estado pode-
mos encontrar las familias federativas y las familias unitarias. Si consideramos
los contenidos prestacionales a cargo del Estado, tendremos una familia social y
otra en la que no se prevén obligaciones prestacionales de carácter social
a favor de los ciudadanos. Si utilizamos como criterio de clasificación la
Ser humano, sociedad y cultura
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diversidad de formas democráticas determinaremos sistemas representativos,
participativos y mixtos. Si adoptamos como criterio los tipos de control
político y jurisdiccional tendremos una familia responsable (donde existen
esos controles al poder) y una familia arcaica (en donde no existen tales
límites y controles).
Cada vez es más importante la visión del derecho desde la cultura jurí-
dica, al grado de que autores como Zagrebelsky señalan que:
Los grandes problemas jurídicos jamás se hallan en las Constituciones, en los
códigos, en las leyes, en las decisiones de los jueces o en otras manifestaciones
parecidas del “derecho positivo” con las que los juristas trabajan, ni nunca han
encontrado allí la solución. Los juristas saben bien que la raíz de sus certezas
y creencias comunes, como la de sus dudas y polémicas, está en otro sitio...
Lo que cuenta en última instancia, y de lo que todo depende, es la idea del
derecho, de la Constitución, del código, de la ley, de la sentencia. La idea es
tan determinante que a veces, cuando está particularmente viva y es amplia-
mente aceptada, puede incluso prescindirse de la “cosa” misma, como sucede
con la Constitución en Gran Bretaña o en el Estado de Israel... lo que hay
detrás del derecho de los textos oficiales, son las ideas generales, la mentalidad,
los métodos, las expectativas, las estructuras de pensamiento y los estilos
jurídicos
heredados del pasado.
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La cultura jurídica dota de sentido al ordenamiento jurídico, sin una cultura
jurídica no sería posible aprehender los significados de las normas jurídicas
ni el de las instituciones. De ahí su trascendencia, la que generalmente per-
manece ignorada o no advertida con suficiencia por los operadores jurídicos
(jueces, autoridades, litigantes, etcétera)

1.1.1 FAMILIA

El derecho de familia es el conjunto de normas jurídicas que regulan las rela-


ciones personales y patrimoniales de los miembros de la familia para con ellos
y frente a terceros.
El derecho de familia, por la naturaleza de las relaciones jurídicas entre
los sujetos y sus efectos, forma parte del derecho privado, y la intervención de los
órganos del Estado sólo es auxiliar en la aplicación de las normas para el goce,
el ejercicio, el reconocimiento y la exigibilidad de los derechos, deberes y obli-
gaciones derivados de los vínculos familiares.
Conceptos generales del derecho de familia
Es importante abordar los conceptos fundamentales que integran el conte-
nido del derecho de familia.
Concepto de derecho de familia
El derecho de familia se refiere a las normas de orden público e interés social
que regulan y protegen a la familia y a sus integrantes, así como su organiza-
ción y desarrollo integral, sobre la base del respeto a los derechos de igualdad,
no discriminación y respeto a la dignidad humana, en orden a lo establecido
en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y los instru-
mentos internacionales de derechos humanos ratificados por México, aplica-
bles a la materia, fundamentalmente en el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, la Convención sobre los Derechos del Niño, la Conven-
ción sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar
La Violencia contra la Mujer, así como del trabajo realizado por Naciones
Unidas en favor de la familia a través de la División de Política Social y De-
sarrollo del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales. Instrumentos
y actividades universales y regionales que contienen disposiciones dirigidas,
entre otros muchos aspectos, al fortalecimiento de la capacidad de la familia
para atender sus propias necesidades, el equilibrio entre el trabajo y las res-
ponsabilidades familiares, la prevención y sanción de la violencia familiar y
la mejora en la calidad de vida de los integrantes de la familia.
El derecho de familia es el conjunto de normas jurídicas que regulan
las relaciones personales y patrimoniales de los miembros de la familia para
con ellos y frente a terceros.
Familia
La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad, que como
constitucionalmente se establece, requiere de protección al igual que sus in-
tegrantes; esto en atención y provecho de los individuos que la conforman,
cumpliendo así con la función social que le corresponde.
Es decir que el interés familiar debe entenderse como el medio de
protección de los intereses y derechos de los miembros del núcleo familiar,
sobre la base de que se cumpla con los fines familiares, que son: la asistencia
mutua, la solidaridad, la convivencia, la subsistencia, la reproducción, en su
caso, la filiación, los fines morales y de socialización, la relación afectiva, la
educación, la unidad económica y la formación de un patrimonio, como
los fundamentales.
A. Concepto de familia
Desde el punto de vista social, la familia suele definirse como la institución
formada por personas unidas por vínculos de sangre y los relacionados
con ellos en virtud de intereses económicos, religiosos o de ayuda. Si con-
sideramos las tendencias actuales, ampliaríamos el concepto, ya que dichas
uniones no sólo se dan por vínculos de sangre, sino también de simple so-
lidaridad, cuando cumplen con elementos de validez y existencia, como el
que sea o se considere una unión estable, pública y voluntaria, y que cumpla
con la obligación de proteger a sus integrantes identificándolos en la co-
munidad donde se desarrollan e interactúan como un solo núcleo solidario,
para tales efectos.
La familia puede ser definida desde el punto de vista jurídico, en un
sentido estricto, como: el grupo formado por la pareja, sus ascendientes y
sus descendientes, así como por otras personas unidas a ellos por vínculos
de sangre, matrimonio, concubinato o civiles, a los que el ordenamiento
positivo impone deberes y obligaciones.
Sin embargo, la realidad social y sus ajustes han impuesto la necesidad
de concebir un concepto en sentido amplio. En este orden de ideas, se ha
podido afirmar que la familia está constituida por dos o más personas que
comparten una vida material y afectiva, en la que se dividen las tareas y las
obligaciones, por cuanto hace a la satisfacción de aquellas actividades que
permiten su subsistencia, desarrollo y calidad de vida integral; así como la
convivencia solidaria, de la ayuda mutua y el apoyo moral y afectivo, dirigi-
do todo ello a lograr y procurar el desarrollo personal e integral para todos
los miembros del grupo familiar.
B. Clases de familia
Nuclear: el término “familia nuclear” hace referencia al grupo de parientes
integrado por los progenitores, es decir, el padre y la madre y sus hijos.
Familia monoparental
: la familia monoparental es aquella que se integra por
uno solo de los progenitores: la madre o el padre, y los hijos. En ésta, los
hijos pierden el contacto con uno de los padres, ya sea prolongada o defi-
nitivamente.
Extensa o ampliada
: la familia extensa está conformada por los abuelos, los
padres, los hijos, los tíos y los primos. Los miembros de la familia extensa es-
tán en contacto permanente, pueden vivir varias generaciones en la misma
casa o predio. Se relaciona o interactúa como red social de apoyo, sobre la
base de la ayuda mutua.
Ensamblada
:
aquellas familias integradas por familias reconstituidas, por dos
familias monoparentales, por miembros de núcleos familiares previos, que al
separarse se unen nuevamente, de hecho o de derecho, con nuevas personas
o grupos familiares formando el ensamble o una nueva estructura familiar,
sin que ello obste para que subsistan, salvo por disposición en contrario de
la autoridad judicial, las obligaciones derivadas de los vínculos jurídicos ori-
ginarios respectivamente, en su caso.
Sociedad de convivencia y/
o familiarización de amigos
:
conforme a la ley, la so-
ciedad de convivencia se define como un acto jurídico bilateral que se veri-
fica, y tiene consecuencias jurídicas, cuando dos personas físicas de diferente
o del mismo sexo, mayores de edad y con capacidad jurídica plena, deciden
establecer un hogar común, estable, para convivir voluntaria y públicamente
sobre los principios de solidaridad y ayuda mutua.
La sociedad de convivencia obliga a las partes en razón de la voluntad de
permanencia, ayuda mutua y establecimiento del hogar común. La sociedad
surte efectos frente a terceros cuando es registrada ante la Dirección General
Jurídica y de Gobierno del organo político administrativo correspondiente.
Existe impedimento para constituir una sociedad en convivencia en los
casos de personas unidas en matrimonio, concubinato y aquellas que tengan
vigente una sociedad de convivencia, al igual que con los parientes consan-
guíneos en línea recta sin límite de grado o colaterales hasta el cuarto grado.
La sociedad de convivencia se regirá, en lo que fuere aplicable, confor-
me a las normas aplicables al concubinato, por lo que las relaciones jurídicas
de los convivientes se producirán en términos del concubinato.
C. Relaciones familiares
Las relaciones de familia o en la familia se explican como el conjunto de
deberes, derechos y obligaciones que existen y son exigibles, en razón de los
vínculos jurídicos generados por el derecho, entre los integrantes de la fami-
lia. Dichos vínculos se generan como consecuencia o efecto del matrimonio,
el parentesco o el concubinato.
Los supuestos jurídicos sobre los que descansan las relaciones familiares
y que son elementos fundamentales para el sano desarrollo integral de la
familia son la consideración, la solidaridad y el respeto recíprocos entre sus
miembros.

Autonomía del derecho de familia


La doctrina coincide en que el derecho de familia puede y debe ser una rama
autónoma o independiente del derecho civil, ya que su estructura, conteni-
dos y, en muchos casos, su tratamiento por el Poder Judicial, así lo permiten.
Existe un criterio que permite identificar cuándo el contenido de un
área del derecho puede considerarse una rama jurídica autónoma. En este
caso, el derecho de familia puede llegar a ser una rama autónoma del derecho
civil, siempre y cuando se actualicen todos y cada uno de los siguientes
elementos:
a)
Autonomía legislativa: que exista un ordenamiento con la normativa
específica de la materia.
b)
Autonomía didáctica: que en los planes y programas de estudio se
establezca como asignatura específica.
c)
Autonomía doctrinal: que se desarrolle investigación y publicaciones
específicas sobre el tema.
d)
Autonomía judicial: que existan tribunales y agentes del Poder Judi-
cial designados específicamente al conocimiento de asuntos del orden
familiar.
En el caso de la República mexicana, no se actualiza en todas la entidades
federativas la autonomía legislativa. Por cuanto a la didáctica, en mu
chos
casos el derecho civil se divide en cursos de los cuales uno es el derecho de
familia, y, por otro lado, otros programas lo imparten como asignatura au-
tónoma, por lo que podemos decir que en este caso tampoco se actualiza
el supuesto de autonomía, en estricto sentido. Con respecto a la autono-
mía doctrinal, existen, al igual que en el caso anterior, colecciones de obras
de derechos civil que cuentan con un volumen específico para el derecho de
familia, así como también libros específicos sobre derecho de familia, por
lo que creemos que tampoco se actualiza el supuesto de autonomía en es-
tricto sentido. Y finalmente, por cuanto al Poder Judicial, podemos afirmar
que hay entidades federativas en las que existen juzgados familiares y otras
en las que no, por lo que no se actualiza este supuesto de autonomía.
El derecho de familia pertenece al derecho privado
En el siglo xx, Antonio Cicu elaboró un estudio que analizaba las coinci-
dencias del derecho de familia con el derecho público y el derecho privado,
para así determinar el área del derecho a la que correspondía.
En resumen se sostiene que siendo la característica fundamental del
derecho público “la soberanía”, que lleva implícito el reconocimiento de la
situación que los sujetos, el Estado y los particulares o gobernados, guardan
en las relaciones jurídicas, que en este caso, es decir, en el derecho público,
son de autoridad y subordinación tanto en el mundo material como en el
jurídico; mientras que en el derecho privado las relaciones entre los sujetos,
particulares, son de igualdad y equidad mediante normas que regulan el
actuar jurídico y sus consecuencias entre los mismos.
Por cuanto al derecho público, se han sostenido algunos argumentos a
favor de considerar al derecho de familia en este ámbito. Uno de ellos es que
aquél tiene ingerencia sobre éste debido a la intervención de los órganos
del Estado para la realización, disolución, reconocimiento jurídico y social de
los actos realizados entre particulares. Así como también, en razón de que la
exigibilidad de los derechos obligaciones y deberes de los integrantes de
la familia, una vez establecido el vínculo jurídico familiar, no está sujeta
exclusivamente a su voluntad, debido a que están dados, regulados y prote-
gidos por el Estado, el que establece los medios, acciones, procedimientos y
autoridades para su ejercicio, goce y exigibilidad.
Sin embargo, en cuanto al derecho privado, se ha sostenido que el dere-
cho de familia forma parte de éste debido a la privacidad y contractualismo
que caracterizan las relaciones entre particulares y que se encuentran sus-
tentadas en la autonomía de la voluntad, es decir, que las relaciones jurídicas
se establecen libre y voluntariamente entre las partes. Las relaciones jurídi-
cas entre los miembros de la familia se generan y surten efectos entre ellos.
Y es precisamente la consideración de los derechos y deberes recíprocos
entre los sujetos del derecho familiar lo que designa y establece la igualdad
jurídica entre los mismos, no la subordinación como en el derecho público, ya
que éstos deberán ejercerse con consideración, solidaridad y respeto mutuo.
La realidad es que el derecho de familia por los argumentos señalados,
y como lo establece Antonio Cicu, por la naturaleza de las relaciones jurí-
dicas entre los sujetos y sus efectos, forma parte del derecho privado, y la
intervención de los órganos del Estado sólo es auxiliar en la aplicación de
las normas para el goce, ejercicio, reconocimiento y exigibilidad de los
derechos, deberes y obligaciones derivados de los vínculos familiares

Sujetos del derecho de familia


1) Cónyuges y /o concubinos.

2)
Parientes.

3)
Personas que ejercen y están sujetas a la patria potestad.

4)
Adoptantes y adoptados.

5)
Tutores, incapaces y curadores.

Contenido del derecho de familia


El contenido del derecho de familia estará determinado por las relaciones que se
establezcan entre sus miembros, es decir, entre los sujetos del derecho familiar,
que a decir son:

1)
Matrimonio, divorcio y concubinato.

2)
Relaciones paterno filiales, derechos, deberes y obligaciones.
3)
Parentesco, derechos, deberes y obligaciones.

4)
Menores, incapacitados y su protección

1.1.2 COMUNIDAD

Recogiendo una creencia tradicionalmente arraigada en el sentir de los griegos,


Aristóteles afirma que el hombre es, por naturaleza, un animal político. Ser político
constituye, según esto, una dimensión esencial, un rasgo específico del ser
humano. De donde se concluye de modo inevitable que un hombre políticamente
desarraigado no podría alcanzar el nivel de una vida auténticamente humana.

Esta afirmación aristotélica tiene necesariamente que sorprender al hombre de


nuestros días acostumbrado a tropezarse con numerosas personas, de toda
condición social, que se autodefinen como a-políticos. ¿No existe una extraña
contradicción entre la afirmación de Aristóteles y esta negación de que la política
constituye una dimensión esencial de la propia vida? Estamos, sin duda, ante una
contradicción literal y nos vemos llevados a suponer que Aristóteles y los
defensores de la apoliticidad utilizan la palabra «político» con connotaciones
distintas. Pero el asunto no se reduce a una mera discrepancia en el uso de la
palabra: tal discrepancia tiene su origen en dos modos distintos de concebir la vida
humana que, a su vez, corresponden a dos experiencias distintas de lo político y a
dos concepciones distintas de la política.

Cuando Aristóteles afirma que el hombre es un animal político, tiene en su mente


dos ideas fundamentales, muy general la una y más concreta la otra. De modo
general, Aristóteles considera que el hombre es un animal político en cuanto que
se agrupa y vive en comunidad. Este vivir de los hombres en comunidad resulta
exigido por la propia deficiencia de los individuos humanos, por la incapacidad de
cada uno de ellos para subvenir por sí solo a sus propias necesidades. Pero
también los individuos de otras especies animales son empujados por idéntica
necesidad a vivir juntos. En este sentido elemental y primario hay, pues, otros
animales políticos. Ahora bien, el hombre es «el más político de los animales». Su
vida en comunidad se sitúa en un nivel superior gracias a que el hombre posee
lenguaje y posee, además, «el sentimiento de lo conveniente, de lo justo y lo
injusto». Este nivel superior de convivencia —cuya finalidad no es ya el mero
sobrevivir sino la consecución de una vida mejor— es específica del ser humano:
un ser suprahumano, un dios, no necesita de ella puesto que se basta a sí mismo;
un ser infrahumano, una bestia, no puede llegar a ella por carecer de las dotes
requeridas.

Seguramente todos, incluidos aquellos que se auto-proclaman «apolíticos»,


aceptarán la definición aristotélica del hombre como animal político, supuesto que
tal definición se entienda en el sentido genérico apuntado: el hombre vive en
comunidad con otros hombres. Pero, como más arriba he indicado, Aristóteles
tenía en su mente no sólo esta idea genérica sino también otra más específica y
concreta. Al caracterizar al hombre como lo caracteriza, Aristóteles no piensa en
cualquier tipo de comunidad en general, sino que piensa, muy particularmente, en
la comunidad política.

En efecto, comunidad es la familia que asocia a unos cuantos individuos, y


comunidad es también la aldea en que se agrupan y conviven un conjunto de
familias. Pero la familia y la aldea no constituyen comunidades políticas en sentido
estricto.

¿Cuál es, entonces, la comunidad política en la cual se integra y se realiza el


hombre como animal político? Ante tal pregunta surge de inmediato una respuesta
más o menos válida por igual para entonces y para ahora: la comunidad política es
el estado. Pero inmediatamente después de formular tal respuesta, y si queremos
utilizar la palabra «estado» para entonces y para ahora, se hace necesario
puntualizar que el estado era para los griegos algo muy distinto de lo que es para
el hombre moderno. Tan distinto, que para los griegos el hombre vive
esencialmente como tal y alcanza su plenitud en, por y gracias a la comunidad
política a que pertenece. Para el individualismo moderno, por el contrario, la
máquina estatal es algo ajeno y exterior al individuo, una estructura armonizadora,
en lo posible, de los derechos y libertades individuales que, en todo caso, se
consideran anteriores a él.

En este capítulo iremos señalando las peculiaridades del estado griego. Pero
antes de entrar en pormenores al respecto, adelantemos una idea general acerca
de cómo concebían los griegos el estado o comunidad política en sentido estricto.
Tal vez sea útil para ello que reparemos brevemente en la palabra misma
«político» con que Aristóteles define al hombre.

La palabra griega «político» viene de la palabra polis , igualmente griega. Esta


última se traduce a veces por «estado», a veces por «ciudad» y a veces por
«ciudad-estado». (Quede avisado el lector de que en lo sucesivo utilizaremos
estos cuatro términos, «polis», «ciudad», «ciudad-estado» y «estado», como
sinónimos.) El término «estado» traduce los rasgos que corresponden a la polis
como comunidad política y como sociedad dotada de soberanía. La palabra
«ciudad», por su parte, indica más adecuadamente el modo de convivencia que se
establece entre los ciudadanos y el tipo de vínculos que unen a éstos con su polis,
así como las reducidas dimensiones de ésta. La polis griega, en efecto, constituye
una comunidad de dimensiones muy reducidas, tanto desde el punto de vista de
sus miembros como desde el punto de vista territorial. La polis griega no tiene
nada que ver con los estados que nosotros conocemos, estados millonarios en
población y cuya soberanía se extiende sobre cientos de miles de kilómetros
cuadrados; y es esta comunidad de reducidas dimensiones, la ciudad, la que
constituye el ámbito en el cual el hombre griego se siente arraigado e integrado
como animal político. Así, Aristóteles —en una frase que refleja tanto la realidad
como el ideal del estado griego— pudo afirmar que «la forma suprema de
comunidad, la que abarca a las otras todas, es la polis, es decir, la Comunidad
política».
Hasta Aristóteles, hasta finales del siglo IV al menos, los griegos no rebasaron ni
en la práctica ni en la teoría el marco reducido de la pequeña ciudad-estado. En la
práctica política, cada una de estas ciudades no sobrepasó, por lo general, el
ámbito de sus intereses particulares. Y también la teoría, es decir, la reflexión
filosófica sobre las cuestiones políticas, permaneció referida fundamentalmente a
la ciudad.

1.1.3 ESCUELA

1.1.4 IGLESIA

1.1.5 SUBGRUPOS

1.2 EL DERECHO A LA VIDA SOCIAL

1.2.1 LAS NORMAS DEL SER Y DEL DEBER SER

1.3 DEFINICION DEL DERECHO

La palabra proviene del vocablo latino directum que significa no apartarse del buen
camino, seguir el sendero señalado por la ley, lo que se dirige o es bien dirigido.
En general se entiendo por Derecho, conjunto de normas jurídicas, creadas por el
estado para regular la conducta externa de los hombres y en caso de
incumplimiento esta prevista de una sanción judicial.

“El Derecho es el conjunto de normas que imponen deberes y normas que


confieren facultades, que establecen las bases de convivencia social y cuyo fin es
dotar a todos los miembros de la sociedad de los mínimos de seguridad, certeza,
igualdad, libertad y justicia
Algunas definiciones de la palabra derecho son:
Derecho.- conjunto de normas jurídicas, creadas por el poder legislativo para regular la
conducta externa de los hombres en sociedad.
Derecho.- sistema de normas principios e instituciones que rigen, de manera obligatoria, el
actuar social del hombre para alcanzar la justicia, la seguridad y el bien común.
Derecho.- según Rojina Villegas el Derecho es un conjunto de normas bilaterales, externas,
generalmente, heterónomo y coercible, que tienen por objeto regular la conducta humana en su
interferencia subjetiva.
Derecho.-conjunto de normas jurídicas que se aplican exclusivamente a los hombres que
viven dentro de una sociedad .Luis Recasens Siches señala que
lo jurídico del derecho no radica en los valores superiores que lo deben inspirar sino en la forma
de su realización a través de él.

A la hora de hablar de derecho es fundamental que establezcamos cuáles son sus


fuentes, es decir, las ideas y los fundamentos en los que se basa aquel para poder
desarrollarse y establecer sus principios básicos. En este sentido, tenemos que
subrayar que sus citadas fuentes pueden determinarse, de manera general, en
tres grandes categorías:

Las reales, que son las que vienen a establecer lo que es el contenido de una ley
en cuestión.

Las históricas, que son todos aquellos documentos antiguos que se emplean para
referirse a los que tienen el contenido de una ley.

Las formales, que son las que se definen como todas aquellas acciones realizadas
por distintos entes (individuos, Estado, organismos…) para proceder a crear lo que
es la ley. Dentro de dicha categoría nos encontramos a su vez con la
jurisprudencia, los tratados internacionales, la costumbre…

El derecho efectivo o positivo está formado por las leyes, normativas,


reglamentos y resoluciones creadas por el Estado para la conservación del
orden social. Se trata de normas cuyo cumplimiento es obligatorio para todos los
ciudadanos.

El derecho subjetivo, en cambio, es la facultad propia de un sujeto para realizar o


no una cierta conducta. Se trata de la potestad que el hombre tiene, en
conformidad con una norma jurídica, para desarrollar su propia actividad frente a
otro.

Se considera que el derecho tiene varias características. Una de ellas es la


bilateralidad (un individuo distinto al afectado está facultado para exigirle el
cumplimiento de una norma), que le otorga la cualidad de imperativo atributivo al
derecho. Es imperativo ya que impone un deber de conducta (como pagar
impuestos) y atributivo por lo mencionado anteriormente respecto a la facultad
para exigir el cumplimiento del imperativo.

Otras características del derecho son su heteronomia (es autárquico; por más
que el sujeto no esté de acuerdo con el contenido de la norma, debe respetarla),
alteridad (las normas jurídicas siempre refieren a la relación de un sujeto con
otros) y coercibilidad (permite el legítimo uso de la fuerza estatal cuando un
ciudadano no cumple con sus exigencias).

DERECHO COMO ORDENAMIENTO


Es aquel conjunto de normas que tratan de regular la conducta humana
mediante ordenamientos, permisiones y prohibiciones.

DERECHO COMO FENÓMENO SOCIAL


Aquel ordenamiento Jurídico que nace para el efecto de regular la conducta
entre los individuos, como grupo. Y tiene cabida, mientras que se encuentre en
una sociedad.

DERECHO COMO VALOR


Es el conjunto de disposiciones que adquieren rango obligatorio y que se
encuentran al servicio de valores sociales, además de tener una finalidad
axiológicamente respetable.

DERECHO COMO ARGUMENTACIÓN


Es aquel conjunto de normas que se materializan a través del lenguaje, pues
éste es el instrumento fundamental del legislador, las palabras diseñan las
normas jurídicas.
1.3.1 EVOLUCION DEL DERECHO

1.3.2 LA IMPORTANCIA DEL DERECHO EN LA VIDA COTIDIANA

1.4 ORDEN SOCIAL Y MEDIOS DE CONTROL SOCIAL

1.5 DERECHO Y SU COMPARACION CON OTRAS CIENCIAS

UNIDAD II COMPLEJOS NORMATIVOS DELA CONDUCTA HUMANA

2.1 CONCEPTOS DE REGLA, LEY Y NORMA

Regla, Norma y Ley: son impuestas al individuo y son exteriores a él, para
mantener y respetar el orden preestablecido dentro de la sociedad. Son impuestas
en el modo de pensar, sentir y de actuar, por eso son coercitivas, existe desde
antes de nacer, y con estas se nos educa para integrarnos en la sociedad, se
alcanzan mediante el control normativo creándole una personalidad al individuo y
una disciplina; con esta se controla la conducta, y el comportamiento; se
intensifica el rendimiento, se multiplican las capacidades para trabajar y producir.
Esta genera hábitos, reprime, forma y conforma. Con la disciplina, que es una
Técnica del Estado y de los que tienen el poder, se domina, se mantiene sumiso y
obediente al individuo. Para mantenerlo bajo control se crean reglas jurídicas y
morales, que estas interactúan con un poder polivalente, es decir un poder
religioso, político, económico, etc.

2.2 JUICIOS ENUNCIATIVOS Y JUICIOS NORMATIVOS

2.3 TIPOS DE NORMAS


2.3.1 NORMAS MORALES

2.3.2 NORMAS RELIGIOSAS

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