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El ingeniero Civil tiene un rol muy importante frente a los desastres naturales, como
sismos, terremotos, inundaciones y más. No solo la prevención o el rápido y certero
accionar nos salvan de un desastre, sino también la resistencia y buena construcción de la
infraestructura en la que nos encontremos.
Para los países en vías de desarrollo, los eventos naturales y causados, tanto los de gran
magnitud como aquellos de menor magnitud, tienen un impacto negativo importante en
su desarrollo socio-económico. Bajo esta perspectiva, se puede afirmar que el desarrollo
y los desastres naturales están íntimamente ligados y por tanto son conceptos
inseparables que deben ser atendidos en forma integral.
La ingeniería civil participa de forma primordial para que las obras de infraestructura
cuenten con la máxima seguridad y así prevenir el riesgo de desastres; dicha participación
consiste en una supervisión estricta y adecuada a cada obra en su sistema y procedimientos
constructivos, verificando que se cumplan con los lineamientos establecidos en su
normatividad de cálculo, especificaciones de construcción y control de calidad que permitan
detectar cualquier falla en los materiales y en el proceso constructivo aplicado. En el caso
de materiales, debe observarse su adecuada selección y control de calidad, así como de la
herramienta, el equipo y la maquinaria y, por supuesto, de la mano de obra ejecutora y del
proceso constructivo, todo ello apegado a un programa de seguridad para evitar incidentes
o accidentes, de acuerdo al tipo de obra, el riesgo que implica durante su construcción, la
época y los tipos de desastres (naturales o accidentales) que se presenten en la zona
correspondiente.
El ingeniero puede y debe asumir un papel de liderazgo en los trabajos de reconstrucción
con énfasis en la reducción de la vulnerabilidad ante desastres naturales. El ingeniero
puede y debe propugnar adecuación a las leyes y reglamentaciones que regulan la
planificación urbana y rural, a la luz de los riesgos de desastres naturales y causados,
sobre todo aquellas relacionadas con una población regional del 70% inmersa en la
pobreza total, y las relacionadas con las tendencias de expansión de las urbes. La cultura
preventiva debe asumir un rol preponderante por encima de la cultura reactiva, tan
compenetrada en nuestra región. Tengamos presente que la cultura puede ser
influenciada mediante el cambio en nuestras propias actitudes y la intervención
comunitaria.
Los desastres que ocurren con más frecuencia en nuestro país son sismos, ciclones,
desbordamientos de ríos y desgajes de cerros. Debido a estas condiciones, la ingeniería civil
aporta elementos para ayudar a los diferentes organismos que intervienen en caso de
siniestros como el CENTRO NACIONAL DE PREVENCIÓN DE DESASTRES
(CENAPRED) O EL INSTITUTO NACIONAL DE DEFENSA DEL PERÚ.
En caso de sismos, se efectúan inspecciones de los daños estructurales en casas, edificios,
centros comerciales, estadios, auditorios, hospitales, mercados, vialidades, sistemas de
drenaje y de distribución de agua potable, instalaciones de gas y eléctricas, para valorar
su estabilidad y operatividad y, de ser necesario, tomar las medidas pertinentes a fin de
que no aumenten los daños y de inmediato se restablezcan los servicios primarios de agua,
drenaje, energía eléctrica y vialidades.
Es por ello que se crean brigadas que intervengan con maquinarias y equipos especiales
en el caso de derrumbes y de afectación a vialidades, de acuerdo con programas
emergentes de ataque; es así como se consigue evitar al máximo el riesgo, tanto para la
población como para los servicios públicos.
Por otra parte, se revisan los sistemas de distribución de agua potable, sus tanques de
almacenamiento, así como los sistemas de bombeo y de conducción a la red de la
población. En el caso de inundaciones y desgajes, se refuerzan las revieras de los ríos y
se establecen vías de desfogue del área inundada.
En todos los casos, es el ingeniero civil quien dará instrucciones de como efectuar las
labores de inspección de las obras y, en su caso, las labores de rescate, remoción y
prevención, todo ello con el fin de evitar daños mayores a los provocados por el desastre.
Hay que recordar que: Los desastres no conocen las fronteras geográficas, o los
continentes. Algunos eventos naturales impactan regionalmente como ha sido el caso de
huracanes o tormentas tropicales. Con frecuencia vemos que un desastre de un país afecta
a otro país vecino. Un incendio forestal por ejemplo puede ser multinacional, mientras
que un país con infraestructura destruida puede utilizar la infraestructura de otro país.