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C atulli xxxi, 1-2
ARISTÓTELES
EL HOMBRE DE GENIO
Y LA MELANCOLÍA
PROBLEM A XXX, I
Prólogo y notas de
JA C K IE PIG E A U D
Traducción de
C R IS T IN A SERNA
Publicado por Quaderns Crema, S. A.
F. Valls i Taberner, 8 - 08006 Barcelona
Tels.: 212 87 66 - 212 38 08
Fax: 418 23 17
IS B N : 8 4 -77 6 9 -0 9 3-6
D E P Ó SIT O L E G A L : B . I 4 .2 2 6 - I9 9 6
Prólogo 9
Bibliografía sumaria 75
Abreviaturas 76
PR O B L E M A XXX 77
Notas 1 04
PRÓ LO GO
LA A R T I C U L A C I Ó N DEL TEXTO
EL V I N O COMO INSTRUMENTO
DE CONOCIM IENTO
LA BILIS N E G R A
18. Cf. Folie et cures de la fo lie ..., op. cit., pp. 163-188.
19. Nosograpbiephilosophique, 5“ ed., 1813, tomo III, p. 91.
dentemente, se explica en el marco de una refle
xión sobre la creatividad. El individuo apartado
del mundo, sumido en su silencio, ¿qué sugiere a
una tal meditación? Pero el historiador de la me
lancolía está igualmente interesado en ver cómo la
palabra filantropía caracteriza un estado del me
lancólico, así como en no ver en él la misantropía,
que es su actitud típica. A ello se debe sin duda el
que la imagen de Belerofonte y su fuga al desierto,
de las que hablábamos antes, no sean después re
tomadas para una reflexión sobre la misantropía.
Esto nos lleva a tomar en consideración otra
distinción en la obra que nos ocupa. A partir de
954a 24 aparece una terminología considerable
mente incómoda, la de la familia de thymos. Salvo
error por mi parte, hay diecisiete apariciones de
estas palabras. Sin necesidad de ser un fanático de
los números, a uno puede sorprenderle una fre
cuencia tan alta en un texto tan corto.10 Y a he ex-
ém dv¡iía 954a 33
SvadvfXLa 954b 35, 955a 6
Svadv^órepoL 955a 17
21. B. Snell, The Discovery o f the Mind, trad. inglesa,
Nueva York, 1960, pp. 18 y ss.
siente ser, se siente vivir en la facilidad o en la an
gustia. En Hipócrates, en el aforismo fundador
(.Aforismos VI, 23 = IV L 568), la dysthymia va li
gada a la bilis negra: «Si el temor y la dysthymia
duran largo tiempo, este estado va ligado a la bilis
negra.» El Corpus hipocrático tampoco ignora las
alternativas de athymia y de euthymía. Lo de
muestra el bello ejemplo de Epidemias V, 84 (V L
252), precisado en Epidemias V II, 89 (V L 446):
«Parmenisco se hallaba afectado [...] de athymia
y de un deseo de dejar la vida; y después, por el
contrario, de euthymia.» En Olimpia, prosigue el
texto, «él sufría de afonía, y permanecía inmóvil
[...], después convulsiones con la mano sobre los
hipocondrios, como si le doliesen». (Nada nos in
dica que la bilis negra fuese la causa de aquello
que Littré define como una «afección mental».)
Pensemos, además, en aquella magnífica defini
ción de Epidemias (V L 316): «De lo que proviene
del thymos tenemos: la oxythymia,2' que retrae el
corazón y los pulmones sobre sí mismos y atrae
hacia la cabeza el calor y la humedad; la euthymia,
por el contrario, relaja el corazón.»23 Aquí tampo
co aparece la bilis negra. Pero se observa que el
médico hipocrático se ha interesado por la mane-
LA C U E S T I Ó N DE LA L O C U R A :
«EKSTASIS» Y «MANIA»
32. Cf. Folie et cures de la fo lie ..., op. cit., pp. 7 y ss.
bien, el concepto de mania parece haber sido fija
do en la segunda mitad del siglo II a.C., es decir,
después de la redacción del Problema X X X , sin
duda. En cambio, el término ekstasis no llegó
nunca a ser un concepto médico. Se quedó como
algo descriptivo; como un síntoma. Así, las Defi
niciones médicas, atribuidas a Galeno, pero redac
tadas un siglo antes de él, definen la manía como
un «extravío del pensamiento» (ekotolols tt
8La.voi.as).33 Señalemos que el Prorretico II, 9, del
Corpus hipocrático habla de «extravíos melancó
licos» {jieXayxoXiKai... ¿Karácries' - IX L 28).34
Galeno, que pretende atribuir al vocabulario hi
pocrático de la locura un valor muy preciso, habla
del ekstasis como del colmo del extravío del pen
samiento.35 En nuestro texto no se utiliza el subs
tantivo mania, aparece tan sólo el adjetivo tnani-
kos; y parece que ekstasis sea lo que designa a la
locura, al tiempo que el empleo de los adjetivos
manikos o ekstatikos resulta equivalente. En este
texto tan al cabo de problemas médicos, pero
que, ciertamente, no es en esencia de carácter mé
dico, yo diría que el ekstasis es el concepto de la
locura. Que ello implique una salida del estado
EL M E L A N C Ó L I C O , ¿ E N F E R M O O E N F E R M I Z O ?
37. Cf. por ej. Platón, República X , 595a y ss. Sobre los
autores que hablan de la mimesis, cf. Goran SSrbom, Mime
sis and art, Uppsala, 1966.
turaleza (euphyoüs) o al loco (manikoü) \ pues los
primeros se moldean fácilmente (euplastoi); los
otros se salen de sí mismos (ekstatikoi).» Dicho
de otro modo, se trata de dos maneras de con
vertirse en otro. Uno puede estar dotado por na
turaleza para moldearse a sí mismo y hacerse dis
tinto; o bien será la locura, es decir la salida de sí
mismo, la que le permitirá acceder a lo que pro
piamente es la alienación, el hecho de con
vertirse en otro. El ser dotado puede imitar có
modamente; el ser loco se proyecta fuera de sí
mismo y puede entonces adoptar todas las posi
ciones de los demás, lo cual no es sino otra ma
nera de imitar. De modo que el otro, aquel en el
que uno se convierte, no consiste precisamente
en la nada, sino en un personaje. En este sentido
puede decirse que el Problema X X X suprime la
alternativa entre el «bien dotado» y el loco. C o
loca a ambos exactamente sobre un mismo plano
cuando dice: «aquellos que la poseen— esta mez
cla de la bilis negra— demasiado caliente y abun
dante están bajo la amenaza de la locura (mani-
koi) y son dotados por naturaleza, propensos al
amor, fácilmente se dejan llevar por sus impulsos
y deseos.» (954a 320). Con mayor precisión, el
Problema nos dice que «el bien dotado» y el loco
revelan ser de un mismo talante natural, el
melancólico. Entre el ser bien dotado y el loco ya
no existe una oposición radical; la diferencia es
simplemente de grado.38
Así pues, no es posible ser uno mismo en pro
fundidad y creador a la vez, más que siendo otro,
dejándose convertir en otro; de esta manera uno
puede imitar mejor a todos los personajes y a to
dos los seres. Y o puedo convertirme en ciudada
no, caudillo, estratega, legislador, poeta; pero
también, volviendo a Platón, en el universo ente
ro, el pájaro que canta, el movimiento de las olas,
el murmullo del oleaje. Y es entonces cuando se
siente que la locura puede apoderarse de uno.
Pero es preciso comprender que, en un pensa
miento de la mimesis, yo puedo explicar que el
poeta, el legislador y el estratega lo son por mími
ca y representación. Desde este punto de vista, no
existe diferencia entre el poeta, mimo de mimos, y
el talento que un individuo cualquiera posee para
llegar a ser legislador, filósofo o poeta.
LA P O E S Í A
EL E ST IL O DEL TEXTO
48. ha Maladie de l'ame, op. cit., pp. 122 y ss. Cf. también
Prolégoménes a une histoire de la mélancolie, en Histoire,
Economie et Société, 3e année, 4e trimestre, 1984, pp. 501-510.
Demócrito, que inquieta a los habitantes de Ab-
dera. Se ha retirado al lugar más selvático de la
naturaleza, se dedica a disecar animales y se ríe de
todo.49 Se le consulta la opinión a Hipócrates. La
larga Carta 17 a Damageto ha sido continuamente
citada a lo largo de los siglos, como un testimonio
sobre el sentido de la locura, y en particular de la
melancolía. Recordemos que se recurre con fre
cuencia a ella en el prefacio al lector de aquel que
se autodenomina precisamente «Democritus jú
nior», alias R. Burton.50 El problema estriba en
distinguir al sabio del loco; pues ocurre que am
bos tienen el mismo comportamiento. «A menudo
les ocurren a los melancólicos cosas de este tipo:
en ocasiones se muestran taciturnos, solitarios,
buscan los lugares desiertos; se apartan de los
hombres, miran a su semejante como a un ser ex
traño; pero también aquellos que se consagran a
la sabiduría pierden todas las otras preocupacio
nes a causa del estado de la sabiduría», escribe el
pseudo-Hipócrates.51 Y Rufo de Efeso, médico
griego contemporáneo de Trajano, se hace eco de
sus palabras: «Los melancólicos se entretienen en
65. IV K 767-822.
66 . La fuente lírica de la melancolía, Safo, permanece au
sente.
de. Queda implícito en este breve texto del Pro
blema X X X , y no constituye en absoluto su
propósito, el problema de la libertad y de la elec
ción. Cabe decir que la inestabilidad del melancó
lico, su facultad de ser todos los demás, puede pa
liar el determinismo de su temperamento. La
inestabilidad, de algún modo, se transmuta en in
determinación, al tiempo que aquella ocupa el lu
gar de la libertad.
En cuanto a la creatividad, volvemos a repetir
lo, porque pensamos que es importante, no se
comprende si no es en el marco de una teoría de
la creación como mimesis, como reproducción.
Pero quisiera dar un último vistazo a este melan
cólico que nos describe el Problema XXX. Estoy
persuadido de que lo que se nos quiere decir, an
tes que nada, es que la melancolía no es necesaria
mente una enfermedad. Podría argumentarse,
desde luego, que si la dysthimía y el miedo van li
gados a la bilis negra, tal y como afirma Hipócra
tes, ello no representa, ni de lejos, todos los esta
dos que van ligados a la bilis negra. La serenidad,
la exaltación, así como todos los demás compor
tamientos descritos, tienen su origen en la bilis
negra. Pero es preciso distinguir esencialmente
entre el efecto patológico debido a la bilis negra y
la mezcla innata de la bilis negra que conforma la
naturaleza de un hombre: el hombre de la bilis ne
gra, el melancólico. Éste, en mayor medida que el
resto, está amenazado por las enfermedades de la
bilis negra. Pero existe una regulación, un equili
brio posible del melancólico. ¿Cómo? Por ejem
plo, cuando espontáneamente se detiene un ata
que de bilis negra (es así como nosotros hemos
entendido 954a 39); o cuando confluyen un estado
de bilis negra y determinadas circunstancias (si
un estado de exaltación coincide con una circuns
tancia que enfría); por medio de un equilibrio en
tre frío y calor que puede ser espontáneo, o bien
deberse a los cuidados, y una circunstancia deter
minada. Así, el melancólico es un hombre frágil,
en cuanto que inestable. Pero esta inestabilidad le
confiere la posibilidad, como diríamos ahora, de
expresarse a través de comportamientos múlti
ples. ¿Quiere esto decir que creación y locura han
de ser dos estados necesariamente ligados entre
sí? Desde luego que no, y ahí tenemos el texto
para demostrárnoslo. Existen por supuesto casos
extremos como Maraco el Siracusano que mere
cen ser citados. Pero si la creación tiende a la mo
vilidad del melancólico, el caso límite del ek-stasis
no es ciertamente una condición necesaria. La
tradición, surgida en parte a raíz del Problema
XX X, que hace de locura y genio una pareja fatal,
no constituye más que una lectura parcial de este
texto.
A ristotelis, quae feruntur Problemata Physica, ed. C.
R uelle, recognovit H . K nóllinger, ed itio n em ... cu-
ravit J . K leek, 1922
A ristotle, Problems II, books XXII-XXXVIII, w ith an
English translation by W .S . H ett, M .A ., L o eb Clas-
sical L ibrary, 1965, pp. 154-169.
Aristotele, La «melanconia» dell’uomo di genio, a cura di
C ario Angelino ed Enrica Salvaneschi, G enova, 1981.
H. Flashar, Problemata, Übersetzung und Kommentar
in Aristóteles, Gesamtausgabe, Bd XIX, Berlín,
Akademieverlag.
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R. K libansky, E . Panofsky, F . Saxl, Saturn and Melan-
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W . M üri, Melancholie und scbwarze Galle, in M useum
H elveticu m , 1953, fase. 1, pp. 21-38.
J. Pigeaud, La Maladie de l ’ame. Etude sur la relation
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sophique antique, París, Belles L ettres, 1981.
— Folie et cures de la fo lie chez les médecins de la Anti-
quité gréco-romaine. La manie, P arís, Belles L ettres,
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— Une physiologie de l ’inspiration poétique: de l’hu-
meur au trope, en Les Etudes Classiques, tom o
X L V I , x, 1978, p p . 23-34.
— Prolégoménes a une histoire de la mélancolie, en His-
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J. Starobinsky, Histoire du traitement de la mélancolie
des origines a 1900, Basilea, 1960.
— Trois Fureurs, París, Gallimard, 1974.
H. Tellenbach, La Mélancolie, trad. francesa, Presses
Universitaires de France, 1974.
ABREVIATURAS
d ep p Ó T T jT L T ap L ev óp eu a. o re S i) X W ^ S K a i f¡
K páuLS t¡ r f j s p e X a íu r js X °^ ñ S ‘ ir u e v p a T L K á é c r
tlu ■ S ló K a i ra T ru e v p a T C ú S ij ir á d r j K a i rá
en estos estados; por esta razón dijo Homero en
sus versos :16
94
La mezcla de la bilis negra, del mismo modo que
en las enfermedades vuelve inconstantes a las per
sonas, es en sí misma inconstante. Pues ora es fría 10
como el agua, ora caliente. De modo que ante el
anuncio de un peligro, si por azar se hallan en un
estado particularmente frío de la mezcla, se vuel
ven cobardes. Pues resulta que ha mostrado el ca
mino hacia el miedo, y el miedo enfría. Lo de
muestran los que tienen miedo, puesto que
tiemblan. Pero si la mezcla es más caliente, el mie
do sitúa al individuo en un estado medio, de
modo que conoce a un tiempo el miedo y la au
sencia de temor.54 De igual modo ocurre con las 15
athymías de nuestra vida cotidiana. A menudo, en
efecto, nos hallamos sumidos en un estado de
aflicción; ¿por qué motivo? No sabríamos decir
lo. Otras veces, por el contrario, nos sentimos
euthymicos, pero la razón no resulta clara. Segu
ramente, aflicciones semejantes y aquellas llama
das superficiales55 afectan en mayor o menor me
dida a todo el mundo, pues en la mezcla de cada
cual se halla un poco del poder [de la bilis negra].
Pero a aquellos a quienes les afecta en lo profun- 20
do
o vto l 8 ’ fjS r i t t o lo l T L v é s e la L rá f ¡ 6 r¡. ¿ ía n e p
yáp tó e lSos erep o L y ív o v r a L ov tcú vpóaar
tto v e x e t u , á X X á t ¿ ¡ t t o ló v t l tó rrp ó a cú T ro v, o l
¡íé v k c lX ó v , oí Sé a la x p ó v , ol S é fir jd é v é 'x o v -
res nepLT T Ó u, o vto l Sé ¡íé a o L t t jv (feíiaLV,
25 o vtcú Kai ol fié v ¡í L K p á ¡le T é x o v r e s T fjs
T O L avT T /s' K p á a e c ú S ’ ¡ í é a o L e L a ív , o l S é n X fjd o v s
f ¡S r ¡ d u ó /io L O L t o ls t t o X X o ls - é á v i± é v y á p a(j>ó-
Spa K a r a K o p f¡s i] r¡ é^ L s, ¡le X a y x o X L K O L e im
X ía v , éáv Sé m o s K padcoaL, n e p L T T o í. p é n o v a L
8 ’, áv á ¡ie X w a L v , énl rá [ le X a y x o X L K á v o o r j-
fia T a , áX Xoi rre p t dXXo lié p o s ro v a có f i a r o s ’
Kai t o ls ¡- i é v é m X riT T T L K á Ú T r o a r ] fia L v e L , t o ls
30 S é á n o trX T ]K T L K á , á X X o L S S é á d v f iL a L la x v p a l r¡
4 >ó[3 o l , t o ls Sé d á p p r] X C av, o lo v K a i ’A p x e X á q i
a v v é fia L v e rcS M a K e S o v L a s f í a o L X e l . a ’Í T L o v S é
r r js r o L a v T T ¡s S v v á fie w s t¡ k p & o ls , o ttc ü s av
éx~Q ijjv ^ e ú s re Kai d e p fiá r r jr o s . ifs v x p o r é p a
¡íé v yáp ovaa ro v
de sí mismos, éstos ya son tales por carácter. En
efecto, de la misma manera que los individuos di
fieren en su aspecto, no porque tengan rostro,
sino por el tipo de rostro—unos lo tienen hermo
so, otros feo, otros carecen de todo rasgo excep
cional; éstos últimos tienen una naturaleza me
dia— , así también aquellos que no poseen más
que una pequeña parte de una mezcla tal son me- 25
dios, mientras que aquellos que poseen una gran
cantidad son ya diferentes a la mayoría. Si el esta
do 56 de la mezcla es del todo concentrado, son ex
tremadamente melancólicos; pero si la concentra
ción se halla un poco atenuada da lugar a los seres
excepcionales. Pero son proclives, a nada que se
descuiden, a las enfermedades de la bilis negra, en
una u otra parte del cuerpo según los individuos.
En uno aparecen manifestaciones de epilepsia; en 30
otros de apoplejía; en otros fuertes athymías o te
rrores, o incluso estados de confianza excesiva,
como le ocurrió a Arquelao, el rey de Macedo-
nia . 57 La causa de un poder tal58 es la mezcla, la
manera en que participa del frío y del calor. Pues,
cuando resulta demasiado fría para la ocasión,”
35 KctLpov S v a d v p ía s " ttol€l á X ó y o v g ■ S ló a i' r’
áyxóuaL ¡lá X ia r a tols~ véoLS", é v C o re S é Kai
TrpeaflvTépoLS’. rroXXoi S é K ai p e r a ras’p e d a ?
S i a 4>QeLpovoiv é a u r o ú s i v i o i Sé t¿úv peXay~
XoXlkúju ¿k tú ¡v ttótcüv áQvpcúg S L á y o v o iv
a f ié v v v a i y á p 77 t o v o lv o v OeppÓTTjS’ tt\v 4>xr
<JiKT)v d e p p ó r r jr a . t ó S é Q eppóv t ó n e p i t o v
tó tto u eS 4> p o vo vp ev K ai éX irLC opev n o L el e ir
955a d v p o vs\ K ai S iá to vto upó? tó n ív e iv e l?
p é 6 r ¡v n á v T e ? é 'x o v a i TrpoOvpcj?, o t l 7t ú v tü ?
ó o lv o ? ó ttoXíj? e v é X m S a ? noLeí, K adárrep f¡
v e ó r r j? t o v ? w a iS a ? - t ó p é v yáp y f jp a ? S ír
a eX m é < jt lv , 77 S é veÓTTj? é X m S o ? TrXijpri?. e r
5 ai Sé nve? ó X ly o i ov? m v o v T a ? S v a d v p la L
X a p ^ á vo vu L , S iá t i) v a v r r jv a i r l a v 8 1 ’ 77V Kai
p erá t o v ? t t ó t o v ? é v io v ? . ó a o i? p é v o v v p a r
p a iv o p é v o v t o v d e p p o v a i á d v p l a i y lv o v r a L ,
p áX X ov á ir á y x o v ra L . S ló Kai oí v é o i rj Kai oí
irpea^vTaL p á X X o v á r r á y x o v T a L • t ó pév yáp
10 y fjp a ? p a p a lv e i t ó d ep p ó v, t( 3 v S é t ó rrádo?
4>v<jlkóv o v K ai aÚTÓ tó papaLvópevov Qepr
póv. ó g o l? S é a¡3e v v v p é v o v
provoca dystbymías sin razón. Por ello los suici
dios por ahorcamiento00 se dan sobre todo entre 35
los jóvenes, pero también a veces entre los viejos.
Muchos se suicidan después de haber bebido. Al
gunos melancólicos continúan athymicos después
de haber bebido. Pues el calor del vino apaga el
calor natural.61 E l calor que afecta al lugar con el
que pensamos y tenemos esperanza le vuelve a
uno euthymico. Y por esto todos están dispuestos 955a
a beber hasta emborracharse, porque el vino to
mado en abundancia llena a todo el mundo de
confianza, como la juventud a los niños. Pues si la
vejez desespera, la juventud, por el contrario, está
llena de esperanza. Pero existen también algunas 5
personas, pocas, a las que les asaltan las dysthimí-
as al beber, y ello por la misma razón que a otros
les sucede esto después de beber. Así, aquellos a
los que la dysthimía les sorprende cuando el calor
se extingue son los más propensos a ahorcarse.
Esta es la razón por la que los jóvenes, y a veces
los viejos, son los más propensos a ahorcarse.
Pues la vejez extingue el calor, mientras que, en lo
que respecta a los jóvenes, la afección que les es 10
propia es la extinción del calor por sí mismo .61
Aquellos en los que
é tja íc p v ris, oí u X e la r o L S ia x p & v r a L éavro vs,
d ía r e Q av/iáC eL v r r á u r a s S iá tó fir / d é v ttolt¡-
aa.L a r jiie t o u ir p ó r e p o v . ip v x p o r é p a ¡ í é u o w yr
i'op.éi'T] f) K p a a L S fi d ir á r r j s fieX a L u r/s x ° ^ ) S ,
d ía ire p eí'pT jT ai, iroL ei a d v / iL a s T ra vT o S a trd s,
15 d e p p o r é p a S é o v a a e v d v p iL a s . S ló K a i o í [ í é v
n a lS e s e v d v fió r e p o L , oí Sé yép o vres Svo~
d v fió r e p o L . o í ¡ í é v yáp d e p fio í, o í S é i/ jv x p o í'
tó yáp y fjp a s K a rá t/jv£ C s t ls - a v p .fia .lv e i Sé
a fié v v v a d a L é g a íifiv r is v ttó re tü v éKTÓs' a ’c
tlcúu, a)s K a i ir a p á (f>vaLU r á TTvpíüdévra, o l o v
20 áudpaK a v S c it o s én L xvdéu T o s- S ló K ai éK
f ié d r i s í v l o l é a v T o v s S ia x p & V T a L • f¡ y á p á iró
to v o lv o v 6epfiÓTT]S' é n e ía a K T Ó s éanu , r js
a f i e v v v iié v r is avfi/ 3aLveL tó vados- K ai ¡s e r á
rá d(f>poSíaLa o í uXeíaTO L d d u p ó rep o c y íi/ o ir
t ü l , oaoL S é TrepÍTTúJfia ttoXv ir p o ie v r a L f i e r á -
t o v a u é p i i a r o s , o v t o l e í/ d v / ió r e p o L ■ ko v4> l£o v-
25 ra L y á p TrepLTT(ú¡iaTÓs r e K a i n v e v / ia T o s K a i
6e p ¡i o v v n e p ¡ 3o X fjs. éK e Z v o i S é d d v fió r e p o L n a
X X áK LS' K a r a i/ jv x o v r a L yáp á t fip o S L a L á a a v r e s
SLá ró TCJU Í K a -
el calor se extingue repentinamente se suicidan en
su mayoría, de modo que todo el mundo se sor
prende de que no hayan dado alguna señal previa.
Pues cuando la mezcla que proviene de la bilis ne
gra es demasiado fría, como hemos dicho, produ
ce athymías de todo tipo; y si es demasiado ca
liente, euthymías. Es por esto por lo que los niños 15
son más euthyjnicos y los ancianos más disthymi-
cos. Los primeros son calientes, fríos los segun
dos. La vejez, en efecto, supone un enfriamiento.
Pero el calor puede ser extinguido súbitamente
por causas externas, como sucede también, por
razones contra natura, con los elementos encendi
dos; por ejemplo, cuando se vierte agua sobre car- 2°
bones [encendidos]. Es por ello por lo que algu
nos se suicidan al salir de su embriaguez. Pues el
calor originado por el vino proviene de afuera;
cuando se extingue, sobreviene la afección. Des
pués del acto sexual la mayoría de personas se
sienten más athymicas-, pero aquellos que, junto
con el esperma, arrojan mucha superfluidad ,63 se
sienten más euthymicos. Pues estos se deshacen 2 5
de lo que es superfluo, del viento y del calor exce
sivo. En cambio, los otros son con frecuencia más
athymicos, pues se quedan fríos tras el acto sexual
al verse privados
v ú jv tl á<paLpedfjvaL ■ S tjXol S é to v to tó ¡jlt)
ttoXXt) v tt]v á n o p p o f¡v y e y o v é v a i. eos o v v év
K£(paXaía¡ e Í T r e l v , S iá p é v t ó á v ú p a X o v e lv a i
3° TTjV 8 v v a p .L v p e X a ív r js x ° ^ ñ S ‘ ávcópaXoL
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e l o i v o í ¡leX ayxoÁ LK oí ■ K ai y á p ip vxp á atpóSpa
y í v e r a i Kai dep p ij. SLá S é t ó -qdonoLÓs e l v a i
{jjdoTroLÓly y á p t ó d e p p ó v K ai ip vx p ó v p á X ia T a
tü jv é v r¡p.Lv é a r ív ) día n ep ó d iv o s 1r X e ic ú v Kai
éXÓTTüJV K e p a v v v p e v o s t¿ 3 aúpan tto l€ l tó
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de algo útil. Esto lo demuestra el hecho de que la
emisión sea poco abundante .6-1 En resumen, los
melancólicos son inconstantes debido a que la
fuerza de la bilis negra es inconstante. Y es que la 30
bilis negra es a un tiempo demasiado fría y dema
siado caliente. Y puesto que ésta modela los ca
racteres (pues, de lo que se halla en nosotros, son
el frío y el calor los que modelan el carácter), del
mismo modo que el vino mezclado en nuestro
cuerpo en mayor o menor cantidad modela nues
tro carácter, nos hace ser de tal o cual manera.
Ambos, el vino y la bilis negra, contienen viento.
Pero, desde el momento en que es posible que 35
exista una buena mezcla de la inconstancia, y que
ésta sea, en cierto modo, buena, y ya que es posi
ble, por fuerza, que la diathesis6i demasiado ca
liente sea, al mismo tiempo, demasiado fría (o a la
inversa, a causa del exceso que presenta ) ,66 todos
los melancólicos son seres excepcionales, y no por
enfermedad, sino por naturaleza. 40
NOTAS
D. D. D.