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Función
Protege, alimenta, lubrica y ayuda en la función eléctrica q desarrolla el sistema
nervioso central, entre otras. En resumidas palabras, proporciona el medio más
adecuado para la subsistencia y función del principal sistema de coordinación y
comunicación del cuerpo humano. Tanto el cerebro como la medula espinal son
los más protegidos del cuerpo, ya q están dentro del armazón del cráneo y de la
columna vertebral respectivamente y fortificado por una gran cantidad de
músculos y ligamentos. El SNC es un sistema semi-cerrado, guardado por el
maravilloso mecanismo de la barrera hemato cefálica, un tejido muy especializado,
que también gracias a su permeabilidad especifica aísla eficazmente la circulación
del líquido cefalorraquídeo de los demás líquidos del cuerpo, como la sangre
venosa, la arterial, de la linfa y del líquido extracelular, al mismo tiempo que
permite una comunicación esencial y selectiva con ellos.
Glucosa: El alimento del cerebro. Sus niveles son inferiores a los del LEC. El
cerebro debe de sacrificar gran parte de la función corporal, para conservar sus
niveles de alimentación esenciales constantes.
Ácido monocarboxílico.
Aminoácidos. Son transportados a través de la BCH por uno de los tres
transportes, dependiendo de su estatus, como ácido neutro o base.
Dependiendo de la dieta y del PH existe una competición en la entrada de
aminoácidos al LCR. Por ejemplo el triptófano, compite con otros cinco
aminoácidos neutros similares. El triptófano es el precursor en la síntesis
cerebral de la serotonina, uno de los seis neuro-transmisores definidos. Un
descenso en el aporte del triptófano al cerebro puede provocar un descenso
similar en la cantidad de serotonina sintetizada en el cerebro. Un incremento
de su provisión contribuye a la inhibición competitiva de otros aminoácidos
neutros y esenciales.
Ácido nucleico: Incluye transportes especiales para la adenina y nucleótidos
Colina (amina)
Hormonas
Vitaminas: Predomina especialmente la del grupo B
Electrolitos: El equilibrio electrolítico cerebral es también una homeostasis
delicadamente mantenida.
El LCR está en libre equilibrio con el líquido intersticial cerebral, cuya firme
composición es vital para el mantenimiento de la integridad funcional del cerebro.
Se introduce una aguja espinal, generalmente en el área lumbar. Una vez que se
ha ubicado la aguja adecuadamente, se mide la presión del líquido
cefalorraquídeo y se recoge la muestra.
La punción cisternal o suboccipital implica colocar una aguja debajo del hueso
occipital (parte posterior del cráneo). Esto puede ser peligroso porque está muy
cerca del tronco encefálico. Siempre se realiza con una fluoroscopia. La punción
ventricular es aún menos común, pero se puede recomendar en personas con
posible hernia cerebral. Este examen se realiza generalmente en el quirófano. Se
perfora un orificio en el cráneo y se introduce una aguja directamente en uno de
los ventrículos del cerebro.
El LCR también se puede recoger de una sonda que ya esté puesta allí, como una
derivación o un drenaje ventricular. Estos tipos de sondas generalmente se
colocan en la unidad de cuidados intensivos.
Sangrado en el cerebro
Tumores cerebrales
Meningitis
Los neutrófilos son un indicador significativo de meningitis bacteriana, sin embargo
también aparecen precozmente en una infección fúngica. Por otra parte, los
linfocitos pueden estar elevados junto con los neutrófilos en el escenario de una
meningitis bacteriana aguda. Las isoenzimas 4 y 5 de la lactato deshidrogenasa se
encuentran elevadas en el líquido cefalorraquídeo en el caso de una meningitis
bacteriana, debido a su producción por los granulocitos; mientras que en la
meningitis vírica pueden observarse elevaciones de las isoenzimas 1 y 2 debido a
su producción en los linfocitos. La concentración de lactato en líquido
cefalorraquídeo aumenta en la meningitis bacteriana, pero típicamente no lo hace
en las meningitis víricas o asépticas.
Encefalitis viral
A diferencia de la meningitis, donde la mayor parte del proceso infeccioso y de la
respuesta inflamatoria asociada se limita a las meninges, en la encefalitis hay
además afectación del parénquima cerebral. La amplificación por PCR de los
ácidos nucleicos virales se ha convertido en el procedimiento diagnóstico de
elección para muchos tipos de encefalitis viral. Así, un resultado negativo del virus
del herpes simple mediante PCR excluye el diagnóstico de encefalitis por virus del
herpes simple, a menos que la prueba se haya realizado en una fase muy
avanzada de la enfermedad. Con otros virus los resultados son menos claros. Sin
embargo, la PCR es hoy día la prueba diagnóstica principal para las infecciones
del sistema nervioso central producidas por citomegalovirus, virus Epstein- Barr,
virus varicela zoster y enterovirus.
Esclerosis múltiple
En la mayoría de los pacientes con esclerosis múltiple se observa un índice IgG /
albúmina mayor de 0,27, un índice IgG mayor de 0,7 y una tasa de síntesis de IgG
mayor de 8. La sensibilidad es elevada en pacientes clasificados clínicamente
como esclerosis múltiple “definitiva”, pero es más baja en pacientes con esclerosis
múltiple “posible”. Para el diagnóstico de esclerosis múltiple se hace un estudio de
bandas oligoclonales por electroforesis. Para descartar la posibilidad de que el
paciente tenga una gammapatía monoclonal que aparecería en el líquido
cefalorraquídeo, debe realizarse paralelamente un proteinograma en suero. En el
75 al 90 % de los pacientes se identifican dos o más bandas oligloconales. Al
comienzo de la enfermedad pueden no encontrarse bandas oligoclonales, y en
algunos pacientes el número de bandas puede aumentar con el tiempo.
Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob
En el diagnóstico de la demencia, el uso de la evaluación de la proteína 14-3-3 en
el líquido cefalorraquídeo se ha considerado útil para confirmar o rechazar el
diagnóstico de enfermedad de Creutzfeldt-Jacob. Concentraciones elevadas de
esta proteína neuronal se ha encontrado que correlacionan razonablemente bien
con el desarrollo de la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob. Sin embargo,
elevaciones de la proteína 14-3-3 en líquido cefalorraquídeo también están
presentes en casos de infarto y encefalitis y ocasionalmente en pacientes con
enfermedad de Alzheimer, demencia fronto-temporal, enfermedad de Lewy y
meningitis carcinomatosa, de tal forma que la interpretación debe hacerse con
cautela.