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EN LA EDUCACIÓN DE LA AFECTIVIDAD
Resumen
El papel que la familia cumple en la educación del ser humano es innegable; sin
un ámbito propicio que ayude a su perfeccionamiento, la persona humana difí-
cilmente podrá alcanzarlo. El presente trabajo intenta mostrar cómo es que en el
seno familiar se puede y se debe ayudar a la persona a ejercer un gobierno de sí
misma.
El recorrido que hacemos para mostrar esta realidad se basa en el pensamiento de
Santo Tomás de Aquino, quien propone que la afectividad humana es posible de
ser gobernada por la razón. A partir de esto es que entendemos que la afectividad
también es posible de ser educada; pero para que ello se dé, la labor educativa
debe realizarse desde los primeros años de vida; es por ello que planteamos la
importancia de la familia en esta noble labor.
A lo largo del trabajo intentamos mostrar cómo esta realidad es posible a partir
del desarrollo de hábitos (necesarios para la posterior vivencia de la virtud) que
permitan el uso de la recta razón y el gobierno voluntario de la esfera afectiva de
la persona humana.
Abstract
The role of the family in the education of the human being is undeniable; without
an appropriate environment to help its further development, the human person
can hardly achieve this. This work attempts to show how the family can help the
person to exercise a itself government.
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The route that we do to show this reality is based on the thought of Thomas Aqui-
nas, who proposes that human emotion is possible to be ruled by reason. From
this we understand that the emotion is possible to be educated if the educational
work start in the early years of life. That is why we consider the importance of the
family in this noble work.
Throughout the work we are trying to show how this reality is possible, from deve-
lopment of habits (necessary for the subsequent experience of virtue) to allow the
use of right reason and the voluntary government of emotion of the human being.
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nocer el bien como fin al cual tender de como potencias rectoras de la afectividad
manera espontánea ya que la vida humana humana, para posteriormente profundizar
debe tender a aquel fin que es el óptimo en la formación de hábitos y virtudes que
para sí. lleven a su adecuada vivencia. La educa-
ción de los afectos está íntimamente ligada
Lo que mueve al apetito es el bien en sí mis- a la formación de hábitos que lleven espe-
mo, entonces, para que la esfera apetitiva y cialmente a las virtudes de la templanza y
afectiva del ser humano sea correctamente la fortaleza, ya que estas son las que tienen
educada, la educación debe pasar primero una mayor conexión con el apetito sensi-
por el conocimiento del bien verdadero. tivo, es por ello que detallaremos cómo al
desarrollar estas virtudes, la persona logra
Es necesario aclarar qué significa educar, un gobierno de su esfera afectiva.
que no es otra cosa sino, ayudar a la per-
sona a que alcance su perfeccionamiento;
y a quién en última instancia le compete Objetivos
ejercer esta función. Planteamos la impor-
tancia irremplazable de los padres en la El objetivo central del presente trabajo
educación de los hijos y que esta se debe es mostrar con claridad que los primeros
dar en un ambiente óptimo que no es otro llamados a la educación del ser humano
que el familiar. son los padres y que esta no se podrá dar a
plenitud fuera de un ámbito propicio para
A partir de aclarar que es a la familia a tal fin, y ese ámbito es el familiar.
quien le compete la labor educativa del
ser humano, hacemos un recorrido que El segundo objetivo es mostrar que la afec-
pretende mostrar cómo es posible que en tividad humana no es una esfera sobre la
el seno familiar se eduque las pasiones o que el hombre no tenga ningún tipo de
afectos, para ello primero debe haber una gobierno o control; sino, por el contrario,
comprensión clara de los mismos a partir la persona humana, gracias a su razón y vo-
de la concepción clásica. luntad, es capaz de gobernar las manifesta-
ciones de su afectividad según la finalidad
Consideramos de vital importancia pro- a la que dirija su vida.
fundizar en cada uno de los afectos que for-
man parte tanto del apetito concupiscible El tercer objetivo es mostrar cómo es po-
como del apetito irascible, para que de esta sible lograr este gobierno personal de ma-
manera podamos comprender cómo es que nera objetiva y concreta; para ello hacemos
funciona la esfera afectiva en la persona un recorrido de cómo en la familia se da la
humana. formación de hábitos buenos que llevan a
la vivencia de las virtudes morales.
El tema pasa primero por un abordaje de la
educación del entendimiento y voluntad,
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La tristeza es la pasión que surge cuando todavía es incipiente en él, por lo tanto no
el mal temido está presente; “la tristeza es lo que se vive con mayor facilidad.
mira al mal presente […], es más propia-
mente causa de la tristeza o dolor el mal En esta línea, es necesario realizar la edu-
presente que el bien perdido” (Tomás cación del apetito concupiscible durante
de Aquino, 2001, I-II, q. 36, a. 1) ; “Se re- los siete primeros años de vida de la perso-
quieren dos cosas para el dolor, esto es, na y el lugar idóneo para ello es la familia
la unión con algún mal (que es mal por y las personas encargadas de tan noble
lo mismo que priva de un bien) y la per- labor son los padres, quienes deben pro-
cepción de esta unión” (Tomás de Aquino, curar situaciones para que el niño ame el
2001, I-II, q. 35, a. 1). Sin embargo, Santo bien y a partir de esto realice actos buenos
Tomás, también nos dice que el retraso o y se deleite o goce en ellos y a la vez evite
ausencia del bien deseado puede dar lugar el mal y se entristezca frente a él; “esto es,
al dolor, aunque no es la causa universal que la persona quiera, busque y se goce en
del mismo. todo aquello que corresponde al bien de la
razón y se duela y evite aquello que está en
Educación del apetito concupiscible contra del bien de la razón” (Palet, 2007,
p. 67). Esto se logrará en la medida que los
La potencia concupiscible opera con mayor padres busquen educar primero por los
fuerza desde el nacimiento hasta los siete hábitos antes que por la razón, es así que el
años de vida aproximadamente, esto no niño debe experimentar de manera directa
quiere decir que la potencia irascible no y sensible la realidad del bien, de realizar
opere o que la inteligencia y la voluntad acciones concretas que lo lleven a deleitar-
tampoco lo hagan, sino que en esta etapa se en ese bien.
de la vida humana el predominio es de la
potencia concupiscible. El apetito concupiscible, en el niño, se
pone especialmente de manifiesto en su
Como ya vimos, el apetito concupiscible principal actividad que es el juego; a partir
se refiere al bien considerado en sí mismo; de este, el niño tendrá la posibilidad de ex-
en este sentido, lo que mueve la apetición presar sus deseos, deleites, tristezas, etc.;
del infante “es el bien presente —ya en los por ello es importante que los padres pro-
sentidos, ya en la imaginación—” (Roque- muevan y orienten con amor la actividad
ñi, 2008, p. 51). El niño en esta etapa de su lúdica de sus hijos.
vida opera en función del bien presente,
simple y sencillo de alcanzar: ama algo, lo La delectación es una pasión del concupis-
desea vehementemente y se deleita o goza cible que cumple un rol importantísimo
al conseguirlo o, de lo contrario, odia algo, para la operación humana ya que es la base
le huye y se entristece si está presente ese sobre la que se sustentará la formación de
mal; la posibilidad de procurar un bien fu- los hábitos; puesto que si una determinada
turo o alejarse de un mal aún no presente, actividad no da lugar a la experimenta-
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ción del deleite en la persona, no tenderá mayor diligencia” (Tomás de Aquino, 2001,
a repetirla y por lo tanto la formación del I-II, q. 33, a. 4), de esta forma, vemos que la
hábito será imposible. experiencia de deleite o gozo y el desarrollo
de la virtud van de la mano.
“Uno de los problemas centrales para la
operación humana en cuanto tal está en el Virtud de la templanza
ordenamiento específico de la delectación”
(Roqueñi, 2008, p. 73). Esto tiene relación La templanza consiste en “cierta disposi-
con la finalidad, ya que el deleite o gozo ción del alma que modera cualquier pasión
se dará en función del objeto sensible (o u operación, para que no traspasen los
abstracto) que despierta el amor y poste- límites debidos” (Tomás de Aquino, 2001,
rior deseo de poseerlo; definitivamente la I-II, q. 61, a. 4), esta virtud se encarga de
delectación tiene una estrecha relación la moderación del apetito sensitivo, en
con el juicio que se hace sobre determina- especial del concupiscible. Su razón de ser
da realidad, ya sea que se juzgue esta como y finalidad consiste en “poner orden en el
buena o mala; si se juzga como buena y uno interior del hombre. De ese orden, y sola-
la posee, entonces se dará el deleite; pero mente de él, brotará luego la tranquilidad
si se juzga como mala y está presente, en- de espíritu” (Pieper, 2007, p. 225); de aquí
tonces se dará la tristeza. Pero en los siete deriva la gran importancia de la educación
primeros años de vida el niño aún no está de la virtud de la templanza que es requi-
en su total capacidad para elaborar juicios sito indispensable para que la persona
sobre la realidad, por lo tanto, quienes le pueda moderarse a sí misma, en especial
muestran el bien o mal de la realidad sen- a aquellas “energías destinadas a la auto-
sible son sus padres. Además los padres conservación” (Pieper, 2007, p. 225). Estas
también cumplen la labor de encauzar energías (al estar el ser humano herido por
adecuadamente las experiencias de deleite el pecado original) tienden muchas veces
que de manera natural se dan en el niño a ir en contra de la razón y, justamente, el
para que aprenda a deleitarse realmente hecho de poseer esta virtud ayuda a que la
con el bien y a entristecerse con el mal y persona pueda gobernarlas, pero no en el
que no suceda lo contrario. sentido de “reprimirlas” como comúnmen-
te se piensa, sino de permitir su correcta
Por ello, como bien plantea Roqueñi (2008), ordenación rectificando los excesos o de-
es la virtud de la templanza la primera fectos que pueda tener y logrando que sea
que se debe buscar desarrollar porque por la razón humana la que de manera pruden-
medio de ella la persona es capaz de mo- cial las guíe.
derar sus deleites, según una justa medida,
además el deleite perfecciona la actividad Como ya dijimos, la gran importancia de
u operación, ya que cuando la persona se esta virtud reside en el hecho de que orde-
deleita en realizar una actividad, “le presta na el interior del hombre y de esta manera
atención más intensamente y la ejecuta con evita que la misma persona vaya en contra
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de su propia naturaleza, “la tendencia na- dejará atraer fácilmente por la comodidad
tural hacia el placer sensible que se obtiene que brindan ciertos objetos.
en la comida, en la bebida y en el deleite
sexual es la forma de manifestarse y el re- El segundo hábito que tiene que ver con la
flejo de las fuerzas naturales más potentes formación de la templanza es el referido
que actúan en la conservación del hom- a la “moderación en las relaciones inter-
bre” (Pieper, 2007, p. 228). La templanza personales” (Roqueñi, 2008, p. 160), a este
no trata de impedir la manifestación de hábito Santo Tomás lo llama buen orden
estas tendencias que son esenciales para y tiene que ver con la moderación de la ex-
la conservación de la vida y de la especie, presión corporal según las circunstancias
sino que su accionar está referido al orde- y personas con las que nos relacionemos;
namiento de las mismas para que de esta en este sentido el ejemplo de los padres es
manera no se conviertan en fuerzas que al muy importante, porque si los niños ven
desordenarse “destruyan” a la persona. en el accionar de sus padres una actitud de
respeto y consideración hacia los demás,
Es necesario que los padres procuren que ellos también irán internalizando estas
sus hijos moderen sus deseos y deleites actitudes y se relacionarán adecuadamente
en todos los ámbitos de su vida y para ello con otras personas, respetándolas.
la formación de ciertos hábitos se hace
imprescindible. Otro hábito necesario a desarrollar en los
primeros años de vida del niño es el de la
En primer lugar tenemos el hábito del eutrapelia que es aquel “hábito que re-
ornato exterior que consiste en la mo- frena el deleite lúdico” (Roqueñi, 2008, p.
deración “en el uso de las cosas exteriores” 218) y se encarga por lo tanto de moderar
(Roqueñi, 2008, p. 130); vale decir, el cui- la tendencia hacia la diversión y esparci-
dado que se debe tener en el vestido, aseo miento sin sentido ni meta clara. Para que
de los ambientes, orden en las cosas, etc. la persona internalice este hábito es nece-
El niño que crezca en un ambiente familiar sario que los padres procuren situaciones
“sobrio” en lo relativo a los objetos para el recreativas para sus hijos que tengan una
uso personal, los objetos que adornan la finalidad formativa, como por ejemplo,
casa y que brindan comodidades para el el cultivo de las artes, de los deportes,
uso diario tendrá una influencia positiva etc.; también es adecuado que los padres
en cuanto al verdadero valor que se le debe tengan un especial cuidado en el tipo de
dar a las cosas, en cambio el niño cuyo am- juguetes que permiten que sus hijos mane-
biente familiar sea propicio para la vivencia jen. Conforme los hijos van creciendo, los
del derroche, exageración y mal uso de los padres van teniendo una menor injerencia
bienes materiales tendrá una propensión en lo referido a las actividades lúdicas de
mayor a dejarse llevar por el deleite que sus hijos, sin embargo, no deben descuidar
genera la posesión de bienes (en el caso el hecho de aconsejarles con relación al uso
de los niños, los juguetes) en exceso y se del tiempo libre y sobre todo brindarles un
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espacio en casa que sea acogedor para que alcohólicas) sea mala en sí misma, sino que
al adolescente le agrade compartir momen- su ingesta requiere de una moderación; “en
tos con su familia y no busque refugio en efecto, el uso de la bebida con moderación
actividades ilícitas y personas poco dignas. es muy saludable, mientras que el exceso
en ella hace mucho daño, porque impide el
Es necesario también formar en el niño uso de la razón más incluso que el exceso
el hábito referido a la “moderación en los en la comida” (Tomás de Aquino, 2001, II-
placeres de la comida” (Roqueñi, 2008, p. II, q. 149, a. 1), en este sentido, es claro que
130), que es parte potencial de la templan- cuando la persona se excede en la ingesta
za; como sabemos, el hombre necesita de de bebida su razón se nubla y por ello su
los alimentos para “conservar su vida, que accionar no es voluntario, es así que pue-
es el objeto más deseado por él” (Tomás de llegar a realizar una serie de actos que
de Aquino, 2001, II-II, q. 146, a. 2), por lo vayan en contra de los demás o incluso de
tanto, es muy importante que los padres su propia dignidad; es necesario, pues, que
procuren situaciones que ayuden al niño los padres cuiden que sus hijos no caigan
a, en primer lugar, alimentarse según la en estos excesos, pero no mediante una
cantidad y nutrientes necesarios para su limitación o dominio extremo sobre sus
crecimiento corporal adecuado y, en se- acciones y actividades, sino procurando
gundo lugar, vencer sus caprichos y deseos mostrarle el bien que trae consigo la mo-
desordenados que le instan a comer todo deración y procurándole también un am-
cuanto le apetece, para ello los padres de- biente familiar armonioso que le brinde
ben fomentar hábitos y costumbres que seguridad y confianza, lo que dará lugar a
den lugar a la moderación en la alimenta- que el adolescente no busque “refugiarse”
ción conforme a las reglas de la razón; en en placeres que momentáneamente lo
este sentido, la educación referida al tema “alejen” de una realidad hostil.
de los horarios, lugares de las comidas, así
como la forma de ingerir los alimentos se Finalmente, se debe fomentar en el niño
debe dar desde la primera infancia y, por hábitos que lo lleven a cuidar y respetar
supuesto, con el ejemplo que es la mejor el propio cuerpo y para ello se requiere
manera de educar; la abstinencia es el la “moderación de los movimientos cor-
hábito a desarrollar aquí. porales” (Roqueñi, 2008, p. 160), cuya
ordenación “puede considerarse bajo dos
En la adolescencia, además de la absti- aspectos: según la conveniencia de la per-
nencia, es necesario el desarrollo de la sona y según la conveniencia respecto de
sobriedad, entendida como el hábito que las personas externas, negocios o lugares”
se encarga de refrenar los placeres de la be- (Tomás de Aquino, 2001, II-II, q. 168, a. 1),
bida (Tomás de Aquino, 2001, II-II, q. 143, es así que la finalidad de esta moderación
a. 1), ahora bien, que sea necesario el desa- debe ser en primer lugar ayudar a que el
rrollo de este hábito no quiere decir que la niño conozca y comprenda su dignidad
bebida (estamos hablando de las bebidas de ser humano y por ello, cuide de sí y de
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sus manifestaciones corporales por res- II-II, q. 153, a. 3), sin embargo, cuando no
peto a sí mismo y, en segundo lugar, por existe una regulación de la razón sobre
respeto y consideración a los demás. Este estos placeres, se desvirtúan porque se
cuidado y respeto del propio cuerpo es de pierde de vista su verdadera finalidad y
vital importancia puesto que “respetar la sentido; y en la adolescencia temprana es
belleza de la vida es conceder a cada sexo muy fácil que esto ocurra, sobre todo si
y cada persona lo que le conviene” (Tomás anteriormente no se desarrolló el hábito
de Aquino, 2001, II-II, q. 168, a. 1); el há- de la abstinencia. Además de la castidad,
bito que ayuda a que la persona tenga este es necesario también el hábito de la con-
cuidado y respeto de su propio cuerpo es el tinencia que es incluso más significativo
pudor que “afina los movimientos corpo- que esta, porque no se circunscribe sola-
rales del niño” (Roqueñi, 2008, p. 167) y le mente a la moderación de los placeres, sino
va a permitir “reflexionar sobre la trascen- que implica un acto libre y voluntario y por
dencia de su corporalidad y, en ese mismo ello es que la razón juega un papel muy
orden, sobre la naciente intimidad en su importante, ya que la persona requiere de
propia persona” (Roqueñi, 2008, p. 167). la potencia intelectiva para darse cuenta de
la bondad que está implícita en este acto.
La adecuada orientación de la sexualidad
de la persona se inicia en esta moderación El ser humano tiene la posibilidad de go-
de los movimientos corporales de la que bernar por medio de la razón sus apeten-
estamos hablando, por supuesto que no cias y, en este sentido, es que por medio de
se reduce solo a ella porque para una au- la castidad y continencia el hombre logra
téntica educación de la sexualidad se debe este gobierno manifestando así con clari-
partir de una educación de toda la persona, dad su unidad antropológica de cuerpo y
ya que “el comportamiento sexual no re- espíritu (Roqueñi, 2008).
cibe su tipicidad sólo del instinto sexual,
sino de toda la persona, y esto por ley de Los padres son los primeros llamados a
esencias. La sexualidad de un hombre es inculcar y fortalecer este dominio personal
expresión de su persona y de su carácter” que el adolescente necesita para su adecua-
(Allers, 1950, p. 273). do desenvolvimiento y para llevar una vida
digna que le dé satisfacciones y alegrías y
En esta línea, el hábito de la castidad se no caer en acciones que dejarán una huella
hace necesario desarrollar porque median- en su subjetividad, que de alguna manera
te este la persona será capaz de moderar marcará su vida futura. Para ello, deben
los “placeres venéreos” (Tomás de Aquino, prestar especial atención al desarrollo de
2001, II-II, q. 151, a. 3), que en sí mismos los hábitos previos (que ya revisamos),
no tienen nada de malo, porque “el acto pero también, deben ser un ejemplo a
venéreo […] es muy necesario para el bien seguir para sus hijos, siendo ellos mismos
común, que consiste en la conservación del personas castas y continentes lo que se
género humano” (Tomás de Aquino, 2001, evidenciará en sus relaciones conyugales;
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por otro lado, los padres son los llamados a “el temor proviene de la imaginación de
orientar a los hijos acerca de las bondades un mal futuro que destruye o contrista”
de la sexualidad humana cuando esta es (Tomás de Aquino, 2001, I-II, q. 42, a. 2);
vivida siguiendo el recto uso de la razón y en este sentido la acción educativa de los
bajo los mandatos del amor conyugal. padres versa nuevamente sobre la consi-
deración de lo que realmente “es” un mal
y sobre lo que lo “parece” o la persona lo
Apetito irascible considera así cuando en realidad no lo es.
La educación en la línea de estas pasiones
Las pasiones propias del irascible se re- está muy relacionada con la de la esperan-
fieren al bien considerado como arduo o za y desesperanza, sobre todo en el sentido
difícil de alcanzar, la primera pasión del del conocimiento de sí mismo que lleva a
irascible es la esperanza que tiene como la persona a hacer una evaluación real de
“objeto el bien arduo ausente considerado la situación y saber si está en posibilidades
posible de conseguir” (Echavarría, 2005, de enfrentarla con éxito o no, según sus
p. 153); la pasión contraria es la desespe- capacidades y limitaciones personales.
ranza que surge cuando el bien arduo se Sin embargo, esto no quiere decir que los
presenta como imposible de obtener “de padres deban exaltar las cualidades o po-
ahí que implique un movimiento de reti- tencialidades propias de los hijos, sino que
rada” (Tomás de Aquino, 2001, I-II, q. 40, deben también cuidar que los niños apren-
a. 4) contrario a la esperanza que implica dan a confiar en los demás; en primer lugar
más bien una aproximación hacia el bien. en sus propios padres y especialmente en el
La esperanza surge como fruto de experien- amor de Dios. La noción de compartir y vi-
cias positivas y es por ello que los padres vir en comunión debe ser infundida por los
deben procurar situaciones que permitan padres a sus hijos, pero no solo de manera
que el niño experimente logros fruto de su teórica, sino que esta es una noción que se
esfuerzo, ya que “la experiencia es causa de debe transmitir de manera vivencial; si los
esperanza” (Tomás de Aquino, 2001, I-II, q. padres confían el uno en el otro, si se ayu-
40, a. 5); la desesperanza, por el contrario, dan mutuamente, si además buscan ayuda
surge de experiencias negativas y frustran- de terceros para lo que puedan necesitar
tes que probablemente darán lugar a una y son capaces de, con el apoyo de otros,
vida sin rumbo y sin sentido. vencer los males que se les presentan; les
estarán enseñando a sus hijos la impor-
La pasión de la audacia surge “ante un tancia de no creer que por sí solos pueden
mal ausente pero juzgado como vencible” lograr todo, sino que siempre es necesaria
(Echavarría, 2005, p. 153) y el temor surge la ayuda de los demás y de la gracia de Dios
cuando el mal se concibe como imposible para poder desarrollar la virtud de la forta-
de superar; en esta pasión del alma la ac- leza, tan necesaria para alcanzar los bienes
ción de la imaginación es muy importante, arduos y alejarnos de los males futuros.
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con relación a su futuro. Por otro lado, si mal futuro, “la intensidad del temor puede
durante su corta vida han tenido experien- arrastrar más al individuo que la vehemen-
cias positivas de logros y han tenido pocos cia del deleite” (Roqueñi, 2008, p. 78), por
obstáculos que sortear, tendrán una visión lo tanto, así como en la primera infancia
de la vida esperanzadora y positiva; esto es es necesario el desarrollo de la virtud de la
lo propio de la juventud, pero lamentable- templanza, en esta etapa de la vida (entre
mente muchas veces se ve todo lo contra- los 7 y 14 años aproximadamente) se hace
rio, jóvenes que por falta de hábitos y por necesario el desarrollo de la virtud de la
carencia de un ideal que le dé sentido a su fortaleza que ayuda a la persona a hacer
vida caen en la desesperanza (Palet, 2007). frente a los males con entereza, es decir,
permite que la persona sea capaz de “poder
En esta etapa de la vida “la expresión afec- rechazar, superar y vencer las dificultades
tiva del niño comienza a ser más psíquica y peligros con los que ha de enfrentarse
y menos somática, y por su elemento para la realización del bien” (Palet, 2007, p.
formal puede ser ya asumida por la volun- 138). Para el desarrollo de esta virtud, se re-
tad” (Roqueñi, 2008, p. 57), es así que la quiere una “intervención más profunda de
potencia aprehensiva y las respuestas que la inteligencia y de la voluntad” (Roqueñi,
da la persona a nivel emocional son fruto 2008, p. 81). Por ello la guía correcta de los
de un mayor gobierno de sí puesto que padres se hace tan necesaria e importante,
se da una mayor capacidad en la persona esta guía va en la línea de la racionalidad ya
de tomar decisiones haciendo uso de su que deben explicar y alentar a su hijo para
racionalidad. que pueda hacer frente a las adversidades,
pero siempre de acuerdo a sus posibilida-
Educar en estas condiciones debe seguir des reales.
en la línea del desarrollo de hábitos, pero
podríamos decir que estos son ya más com- Desarrollar y adquirir la virtud de la for-
plejos porque la propia deliberación tiene taleza no consiste en volverse insensible
una acción mayor, por lo que la coherencia frente a los males o peligros, sino en ex-
de vida de los padres es aquí aún más sig- perimentar el temor en la justa medida y
nificativa para poder ejercer una influencia según las circunstancias adecuadas y co-
más fuerte, además esa coherencia debe ir rrectas, ya que el ser humano debe temer
acompañada de consejos y orientaciones al mal en cuanto tal, pero el desarrollo de
que racionalmente muestren al niño las la virtud de la fortaleza le permite “evitar
ventajas o desventajas de determinadas ac- que la razón quede absorbida y dominada
ciones y sobre todo el bien y el mal que se por los dolores sensibles” (Palet, 2007, p.
encuentra implícito en sus acciones. 144), es así que la fortaleza ayuda a que la
persona pueda reaccionar adecuadamente
Además de la esperanza, otra pasión que frente a un mal y, aun experimentando te-
cobra mucha fuerza en esta etapa es el mor, pueda actuar conforme a la razón y no
temor que se da ante la posibilidad de un dejarse vencer por la situación.
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Forjar en el niño la virtud de la fortaleza pia de quien sabe que su dolor tiene una
ayuda a la moderación de todas las pasio- finalidad cuyo bien es grande. Los padres
nes propias del apetito irascible: esperan- son los que deben mostrar al hijo, con su
za, desesperanza, temor, audacia e ira. Con inmenso amor, el verdadero sentido que
relación a las dos primeras, es claro que tiene el bien, de tal manera que aunque
la persona fuerte podrá experimentar una muchas veces la persona deba pasar por
mayor confianza de sí mismo y a partir de el dolor o por un esfuerzo sacrificado para
ella será capaz de esperar en aquello que alcanzarlo, no pierda jamás de vista el por-
sabe podrá alcanzar. Con relación al temor qué de ese dolor y de ese esfuerzo; porque
y a la audacia, la fortaleza hace que la per- si llegara a suceder que, siguiendo los man-
sona tema aquello que realmente lo ame- datos de sus padres, el hijo se esfuerce por
rite, pero no se dé por vencido fácilmente, alcanzar algo venciendo obstáculos tanto
sino que tenga la audacia necesaria para externos como propios de sí, pero sin tener
enfrentar las situaciones que sabe podrá claridad de por qué o para qué lo hace,
vencer; finalmente la ira también requiere caerá en una angustia desesperante que lo
de la fortaleza para poder vengar aquellas hará claudicar fácilmente en sus objetivos.
situaciones injustas que requieran de una
gran energía para atacar al mal. La educación de la persona humana tiene
como finalidad la perfección de la misma,
Virtud de la fortaleza es así que los padres deben procurar que
sus hijos conozcan el bien y se esfuercen
La fortaleza consiste en “cierta disposición por alcanzarlo, pero existen obstáculos
del alma por la que se afianza en lo que que se interponen para esta realización del
es conforme a la razón frente a cualquier bien. Un primer grupo, ya lo vimos cuando
ímpetu pasional o al cansancio de las ope- hablamos de la virtud de la templanza ya
raciones” (Tomás de Aquino, 2001, I-II, que consisten justamente en aquellas reali-
q. 61, a. 4). Es así que la persona, gracias a dades que por ser muy deleitables y placen-
esta virtud, fortalece su ánimo para poder teras hacen que la persona fácilmente obre
vencer a los obstáculos que “retraen a la en contra de la razón porque su voluntad se
voluntad de seguir el dictado de la razón” ve debilitada. El otro grupo de obstáculos
(Palet, 2007, p. 138); esta virtud es propia está referido a la fortaleza, ya que se trata
del apetito irascible porque es la virtud del de aquellas situaciones que son difíciles o
bien arduo, de aquel bien que requiere de peligrosas y por ello imprimen cierto temor
un esfuerzo para su consecución. en el hombre y este puede dar lugar a que
deje de lado la realización del bien por el
La fortaleza consta de dos actos: atacar y debilitamiento de su voluntad.
resistir los males que apartan a la voluntad
del bien de la razón, pero lo que es más Entre los hábitos necesarios a desarrollar
propio de la fortaleza es el acto de resistir para forjar la virtud de la fortaleza tenemos
los males y soportarlos con la alegría pro- la magnificencia que consiste en que la
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persona sea capaz de realizar obras “bien la perturbación de la tristeza, para que no
hechas” y para ello los padres cumplen una abandonemos por nuestro ánimo impa-
función importante principalmente en tres ciente los bienes que nos llevan a otros ma-
líneas: “primero, en la determinación inte- yores” (Tomás de Aquino, 2001, II-II, q. 136,
ligente de lo que ha de realizar; segundo, a. 1). Es importante enseñar al niño a ser
en la orientación inicial —más o menos paciente frente a los errores de los demás,
precisa y práctica— de cómo ha de reali- así como también frente a las dificultades
zarlo; por último, en la exigencia y ánimo que se puedan dar en las actividades que
sostenido sobre aquello mismo” (Roqueñi, realiza. Sin embargo, no bastan las buenas
2008, p. 160). intenciones y las fuerzas humanas para
desarrollar la paciencia ya que “no puede
Otro hábito propio de la fortaleza es la per- darse la paciencia sin el auxilio de la gracia”
severancia (Tomás de Aquino, 2001, II-II, (Tomás de Aquino, 2001, II-II, q. 136, a. 3);
q. 137, a. 2), que permite que la persona se por ello la acción de los padres también
esfuerce lo que sea necesario para terminar debe ir en la línea de enseñar al niño a “es-
las obras iniciadas y no se dé por vencida perar” y “confiar en la gracia divina”, y no
ante las dificultades. Cuando la persona pretender lograr todo con el auxilio de las
tiene internalizado este hábito se da en ella propias fuerzas y capacidades.
un entusiasmo grande y motivación que le
lleva a hacer y terminar con agrado las co- Para poder desarrollar los hábitos propios
sas, no “porque hay que hacerlas”, sino por- de la fortaleza, se necesita de un requisi-
que existe una identificación con la obra to previo, el cual es la confianza; que es
a realizar que le lleva a comprometerse a la que permite la “preparación del ánimo,
hacerla bien y terminarla; para que esto se es decir, tenerlo pronto para el ataque”
dé es importante que la intervención de (Tomás de Aquino, 2001, II-II, q. 128, a. 1).
los padres no sea de exigencia extrema ni Sin confianza en sí mismo y en la ayuda
de limitación de su capacidad de decisión; de los demás, la persona no podrá hacer
lo que se debe procurar es que el niño y/o frente y atacar con valentía el mal que se
adolescente sea capaz de decidir por sí mis- le pueda presentar y se opone al bien que
mo qué acción, cómo y cuándo realizarla, tanto anhela, para esto es necesario el
por supuesto que siempre bajo la orienta- acompañamiento de los padres quienes
ción amorosa de sus padres quienes por alientan y ayudan al hijo a seguir adelante
su experiencia de vida pueden aconsejarlo para que pueda vencer los obstáculos que
mejor en su toma de decisiones. se le presenten; la familia es la que debe
brindar esa seguridad al niño, en primer
Tanto para la magnificencia como para la lugar con el ejemplo de los padres quienes
perseverancia se requiere de otro hábito saben enfrentar las situaciones de injusti-
que también forma parte de la fortaleza: cia con fortaleza y seguridad, y en segundo
la paciencia que consiste en tolerar “los lugar, brindándole al niño la certeza de ser
males con ánimo tranquilo, es decir, sin secundado por los padres en sus iniciativas
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Revista de Psicología, año 1, número 1
de lucha contra aquello que pueda ir en profundo que el ser humano tiene inscrito
contra del bien que espera. en su naturaleza.
Cuando el niño tiene la certeza de que La esfera afectiva del ser humano es muy
su familia lo protege y ayuda en lo que él importante en su vida, puesto que consti-
realice, aprenderá, poco a poco, a confiar tuye un nexo entre lo corporal y sensitivo
más en sí mismo y se arriesgará a “quedar (entendido como lo más básico), y las
expuesto a probables injurias” (Palet, 2007, manifestaciones de la esfera espiritual; es
p. 151) por amor al bien. por ello que resulta sumamente necesario
su estudio y profundización para así poder
comprender cómo es posible educarla.
Conclusiones
En primer término, la educación de la afec-
El presente trabajo, “Papel de la familia en tividad pasa por una correcta aproxima-
la educación de la afectividad”, desde los ción hacia la realidad; en donde los padres,
primeros momentos de su concepción, como principales educadores, muestran al
buscó profundizar, a partir del pensamien- niño el bien y se lo muestran como tal, de
to clásico, en la gran importancia que tiene manera que él se pueda ir formando una
la familia en la educación de la persona adecuada y correcta noción de bien y de
humana. mal, acorde con la realidad y verdad de las
cosas. Afirmamos sin temor a equivocar-
El objetivo central de la educación es que el nos que este es el punto de partida porque
ser humano pueda alcanzar su perfección, el ser tiende hacia aquello que considera un
para lograr esto es necesario que ejerza un bien, es así que si desde el inicio la noción
gobierno racional, libre y voluntario sobre de bien es errada, la tendencia hacia estará
todo su ser, de tal manera que su obrar sea también distorsionada.
consciente, coherente y tenga una direc-
ción clara a seguir que esté acorde con la Esta tendencia hacia el bien no está suje-
finalidad de la persona. ta solamente a las vivencias sensitivas de
la persona y del conocimiento que pueda
La acción educativa de los padres debe tener sobre la realidad —por más certero
partir por mostrar y dar a conocer al que este sea—, sino que, como sabemos,
niño el fin último de la persona humana la persona humana tiene la posibilidad de
y aquellos bienes particulares que per- ejercer un gobierno sobre estas tendencias;
miten su consecución, puesto que sólo en ese sentido, la voluntad como potencia
caminando en esta línea la persona podrá espiritual informada por la inteligencia
desarrollar todas aquellas cualidades que es la que permite que la persona dirija
le permitirán llegar a este perfecciona- su obrar y como paso previo, su vivencia
miento del que hablamos, lo que hará afectiva, hacia lo que voluntariamente
posible su felicidad que es el anhelo más quiera. Esta posibilidad de la que estamos
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hablando tiene una relación estrecha con los verdaderos bienes y entristecerse ante
la finalidad que la persona tenga, es decir, los verdaderos males.
la razón de ser o el sentido de su accionar;
la voluntad, pues, mueve la acción de la Además la moderación implica evitar los
persona en función de la finalidad que esta excesos que se puedan dar en los placeres
tenga. propios del tacto que son los que con más
vehemencia mueven a la persona ya que
La familia, que es el lugar y espacio de son los necesarios para la conservación de
las vivencias cotidianas del niño, de una la propia vida y de la especie. En este sen-
manera muchas veces imperceptible, va tido, a la familia le toca educar al niño en
imprimiéndole un sentido y dirección a su la abstinencia, sobriedad y castidad; pero
vida; son los padres quienes con sus cui- esto no basta, es necesario también que
dados y signos de amor muestran al niño los padres con su ejemplo (ya que este es
el verdadero bien (o no) y van forjando su el mejor medio para educar), procuren que
voluntad para que no decline en la conse- sus hijos sean moderados en el uso de las
cución de este bien. cosas que son necesarias para la vida diaria,
así como en su comportamiento y actitu-
La vida afectiva del ser humano tiene des hacia las demás personas con las que
como punto de partida el apetito o ten- se relacionan.
dencia hacia; esta esfera apetitiva se di-
vide en apetito concupiscible que mira al La potencia irascible también es posible de
bien en sí mismo y el apetito irascible que ser educada, puesto que, como ya dijimos,
mira al bien arduo o difícil de alcanzar; las esta consiste en el esfuerzo que la persona
pasiones propias del apetito concupisci- debe hacer por alcanzar el bien conside-
ble son amor, odio, deseo, fuga, deleite y rado como arduo o difícil; la educación en
tristeza; y las pasiones propias del apetito esta línea va principalmente en el logro
irascible son esperanza, desesperanza, de la virtud de la fortaleza que es aquella
audacia, temor e ira. por la que el ser humano logra vencer sus
temores por que tiene una finalidad que
El apetito concupiscible es posible de edu- consiste en un bien muy grande por el que
car especialmente a través de la adquisi- vale la pena el esfuerzo y la lucha por ven-
ción de los hábitos propios de la virtud de cer aquellos obstáculos que se interpongan
la templanza ya que lo que principalmente en su consecución, aunque estos sean im-
se busca es la moderación de los placeres; pedimentos grandes.
entendida la moderación no como repre-
sión, sino como la correcta vivencia de los Para la forja de la fortaleza se hace nece-
mismos, en donde la persona es capaz de sario que los padres, primeros y principa-
amar y dirigirse hacia el bien que la recta les educadores, impriman en sus hijos la
razón le muestra como tal, odiar y huir del confianza necesaria para poder emprender
contrario; y, a partir de esto, deleitarse ante grandes retos que les permitan poner de
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Referencias
Allers, R. (1950). Naturaleza y educación del carácter. Barcelona, España: Editorial Labor.
Aquino, Tomás de. (2001). Suma de teología. Madrid, España: Biblioteca de Autores Cris-
tianos (BAC).
Palet, M. (2007). La familia educadora del ser humano, Barcelona, España: Ediciones Scire.
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