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JASIBE ARIADNE

AGUIRRE ISLAS
Contenido
INTRODUCCIÓN ---------------------------------------------------------------------------------------------- 1
Planteamiento del problema ----------------------------------------------------------------------------- 2
Hipótesis ------------------------------------------------------------------------------------------------------- 2
MARCO HISTÓRICO ------------------------------------------------------------------------------------------ 3
ROMA ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------3
DERECHO FRANCÉS VIGENTE ---------------------------------------------------------------------------------------3
DERECHO ESPAÑOL VIGENTE ---------------------------------------------------------------------------------------4
EN EL DERECHO GERMÁNICO --------------------------------------------------------------------------------------4
MARCO TEÓRICO --------------------------------------------------------------------------------------------- 6
EL RÉGIMEN CIVIL DE LA PROPIEDAD Y LAS HERENCIA------------------------------------------------------7
DERECHOS DE COPROPIEDAD DE LOS.HEREDEROS. -------------------------------------------------------- 14
CÓDIGO CIVIL DEL DISTRITO FEDERAL ----------------------------------------------------------------- 15
Bibliografía --------------------------------------------------------------------------------------------------- 21
INTRODUCCIÓN

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Durante mucho tiempo, el ser humano se ha preocupado por lo que a su buen
parecer le pertenece.

Desde tiempos remotos el ser humano se ha consolidado en un grupo social, en el


cuál al verse conformado por varias personas se suponía a quién pertenecía todo
lo que el adquiriera, no solo cuando éste estuviera vivo, si no ¡qué pasaría cuando
este dejase de existir en un mundo terrenal? ¿Todo lo que pertenecía a él, a manos
de quien iba a pasar?

Pongo como ejemplo en la Prehistoria, si bien ya conocemos que desde entonces


ya se entendían que existían diferentes roles dentro de una nada,; los hombre
cazaban para toda la manada, las mujeres se dedicaban al cuidado de los hijos de
los ancianos, pero sabemos que toda manada tenía un líder, el cuál era el que dirigía
la manada, el que administraba alimentos, el que designaba tareas, al momento de
morir estos bienes ¿Se les otorgaba a su sucesor, ya sea a su hijo varón, o qué
mecanismo establecían para transmitir la propiedad?
Planteamiento del problema

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Considerando lo anteriormente expuesto surge un problema que es el motivo de
este trabajo de investigación, La Naturaleza Jurídica del Derecho Hereditario, y al
hablar de esto, nos enfrentamos a problemáticas como el verlo desde diferentes
puntos de vista, no solo hablando en materia doctrinal, si no institucional o de
diferentes sistemas; el impacto que tiene la propiedad en vida y después de la
muerte, como se regula en el derecho mexicano, y la importancia que se tiene para
la familia del Cuius.

Hipótesis

Desde el punto de vista de estudiante, considero que el Derecho Hereditario


mexicano, ha tenido influencia de varios sistemas, el conformar y establecer el
Derecho hereditario en nuestro sistema, ha sido una constancia de arduo trabajos
de investigación no solo para establecerlo si no para perfeccionarlo, porque como
ya sabemos una de las finalidades del Derecho es satisfacer todas las necesidades
del ser humano en sociedad y regular no solo su comportamiento, si no sus bienes
materiales, y en esta época es necesario que no dejemos escapar regulaciones en
los bienes de las persona, porque se estaría dejando lagunas en la ley, que después
tiene que regularse tan por la doctrina como por las jurisprudencias o los principios
generales del derecho, cuando el Legislador a dejado pasar algunas de las
circunstancias que pueden envolver el objeto de estudio.
MARCO HISTÓRICO

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Vamos abordar el derecho Hereditario desde el punto de vista Histórico

ROMA

Hereditas, heres y de Cuius.

Hereditas. Es el conjunto de bienes, derechos y deudas que una persona deja al


morir, en una palabra, el patrimonium en sentido amplio, Gayo lo define como” la
sucesión en todo el derecho que tebía el difunto” asi mismo la concibe como un Ius
y en consecuencia uan res Incorporales en tanto que es una universalidad jurídica,
independientemente de las cosas singulares de esté constituida, que puede
integrarse de cosas corpóreas, de derechos o solamente de deudas, llamada
Hereditas damnosa. Heres es entonces, el sucessot in locum defuncti, condición
que una vez adquirida no puede perderse , de ahí la regla Semel Heres Semper
Heres, por lo que no es posible la institución de un heredero, que deje de sserlo por
una condición o placo resolutorios. El causante de la herencia es denominado Cuius

Cuando Gayo trata de la adquisición de las cosas, distingue entre la adquisición de


las cosas singulares y la adquisición Per Universitatem , al referirse a ésta menciona
diferentes supuestos, como el del heredero, la adrogatio, la conventio in manum de
una mujer Suiiuris

DERECHO FRANCÉS VIGENTE

Las personas pueden disponer de sus bienes pero esta liberta no es completa; los
ascendientes y descendientes tienen derecho a una parte llamada de <reserva
hereditaria. La parte de que puede disponer el testador se llama cuota disponible

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que varía de por lo menos una cuarta parte y a lo más de las tres cuartas partes.
Cuando no hay herederos reservatorio, todo los bienes son disponibles libremente.
Esta es una solución entre el derecho individual para disponer y el derecho familiar.

DERECHO ESPAÑOL VIGENTE

De acuerdo con el artículo 808 del Código Civil Español, las dos terceras partes del
haber hereditario del padre y de la madre constituyen la legítima de los hijos y de
los descendientes legítimos. De esas dos terceras partes e puede disponer de una
de ellas para mejora a esos hijos y descendientes, y cuyo usufructo corresponde al
consorte, por lo que al otro tercio de estas dos terceras partes se le llama corta o
estricta. La última tercera parte restante es de libre disposición. En estos casos de
reservas o legítimas, ciertas partes de los bienes del De cujus sufren la fuerza de
atracción de intereses por parte de personas que estaban ligadas a él.

EN EL DERECHO GERMÁNICO

En este derecho no pasó de la sencilla transmisión de bienes particulares o suma


de material de bienes, porque las deudas no formaban parte de la herencia.

Es una sucesión en los bienes, gravada con una responsabilidad del heredero
limitada al caudal relicto.

Se consideran rasgos distintivos de la herencia germánica: el predomino de los


vínculos de sangre; los principios de masculinidad y primogenitura y de troncalidad;
la pluralidad de transmisiones con diferentes reglas y llamamientos distinguiéndose

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los bienes propios de los adquiridos y la tendencia a la limitación de la
responsabilidad del heredero e inclusive la admisión de pactos sucesorios

Este derecho sucesorio romano, expuesto sucintamente en el acápite precedente,


tuvo solución de continuidad, y ello se debió fundamentalmente a las invasiones de
los pueblos de origen germano, que durante los primeros siglos de la era cristiana,
asolaron las fronteras naturales formadas por el Danubio y el Rin, minando la unidad
y cohesión del Imperio. Y producto de ello, el derecho se encontraba apunto de
asistir a una singular transformación, y veamos sencillamente cual fue.

Si para los romanos el pater concentraba bajo sus manos la propiedad, siendo el
titular de todos los derechos, el derecho germánico asistirá a copropiedad familiar
estructurada en torno de la Sippe (familia agnaticia) y a las agrupaciones por razón
del parentesco existente en el distrito (pagus). Me permito destacar también que
esta concepción fue similar al sistema de propiedad colectiva de las tierras en el
derecho indígena (ayllu), respetado y reconocido por los españoles mediante el
derecho indiano(9). Asimismo, y como lo expresa Zannoni (10): “mientras en el
derecho romano el contenido de la sucesión es concebido como una universalidad,
el universum ius defuncti, el contenido de la sucesión germánica es una masa
constituida por diversos objetos, muebles e inmuebles, cuyo vínculo, a diferencia de
la concepción romana, es la comunidad de origen, en el sentido de que siendo esa
masa una propiedad común continuaba con ese carácter después de la muerte del
jefe, permaneciendo así unificada sobre una base real. Cada bien –dice Saleilles-
era una realidad en sí, un objeto real independiente de la persona.”.

“Por ello, el derecho hereditario germánico es un derecho de familia: la comunidad


patrimonial que en vida del causante existía entre él y los herederos reunidos en la
comunidad de origen. A su muerte la comunidad subsistía, continuaba, pero no, cual
ficción, la persona del difunto; el mismo sistema de la copropiedad fundo esta
diversa concepción pues los herederos del causante, dada la copropiedad, poseían
ya esos bienes antes de su muerte, toda vez que los cultivaban y explotaban
ejerciendo una posesión pública que al fallecimiento continuaba como conjunto de

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relaciones jurídicas afectadas a un mismo fin (continuatio domini)...”.

El año 476 sería el que marcaría el fin del Imperio Romano de Occidente, no así el
del Imperio Romano de Oriente, que perduraría hasta el año de 1453 y que nos
dejaría como saldo el Corpus Iuris, que tanto conocimiento jurídico entregaría a
Glosadores y Postglosadores en las primeras universidades europeas, entre otros,
y que tan directamente nos hubiera llegado, teniendo como uno de los canales más
adecuados, a las Partidas de Alfonso “El Sabio” (Redactadas en 1256-1260,
vigentes recién un siglo después).

MARCO TEÓRICO

Para poder dar paso a mi investigación me veo en la necesidad de ampliar y


considerar los siguientes conceptos, con el objeto de brindar un mejor entendimiento
sobre la Naturaleza Jurídica del Derecho Hereditario, es por ello que analicemos
que se entiende por naturaleza jurídica.

El término «naturaleza» es, como todo el mundo sabe, de uso constante en la


Filosofía aristotélico-escolástica y en Teología

Maschi se ha expresado así: «El concepto y el término naturaleza se encuentran


utilizados a menudo por la jurisprudencia clásica haciendo referencia a instituciones
jurídicas singulares. Del mismo modo que hay una natura hominis, anintalís., así
hay también una naturaleza jurídica de cada una de las instituciones”

Tal es el caso que al referirnos a la naturaleza, entiéndase como la esencia, el


objeto, por el cuál fue regulado (jurídicamente hablando)
La desaparición del sujeto en el que descansaban toda una seria de relaciones

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jurídicas hace surgir el problema de proveer la conservación de tales relaciones y
su continuación en la persona de un nuevo sujeto para que tales relaciones no
queden vacantes indefinidamente. Para que en esta sucesión exista el vínculo que
una al causante con el sucesor, toca al Derecho determinar el modo de señalarse
ese sucesor o sea el llamado a suceder, con base en ciertos criterios, que no pueden
ser arbitrarios.

La función social del patrimonio, la necesidad de que los derechos y las obligaciones
no se limiten a ser simples atributos de una persona, sino que medios jurídicos con
los cuales pueda continuar la función familiar y social de los bienes; la seguridad del
tráfico jurídico y de los acreedores del causante, la ordenación adecuada de los
bienes para hacer posible del disfrute del caudal hereditario y su distribución, son
presupuestos que el Derecho Positivo debe toar en consideración para regular esta
sustitución de sujetos.

Igualmente debe tomarse en cuenta el fin que se persigue la propiedad privada en


los intereses de la familia a quien, en parte, están dedicados los bienes de los
padres y el derecho de disposición exclusiva para el caso de muerte que tiene el
propietario sobre sus bienes, sin el cual como dice un autor, la propiedad se tornaría
un simple derecho se usufructo vitalicio. Según el modo como se han conjugado
con estos fines, las disposiciones jurídicas han variado en las distintas épocas y
países

EL RÉGIMEN CIVIL DE LA PROPIEDAD Y LAS HERENCIA

El Código organiza el régimen jurídico relativo a la propiedad, en concordancia con


las disposiciones del artículo 27 constitucional que atribuye a la nación el dominio
directo, inalienable e imprescriptible sobre la propiedad inmueble, y hace derivar la
propiedad privada de aquella propiedad originaria, atribuyendo al Estado la
facultad de imponer a aquélla las modalidades que dicte el interés público. De allí
que el uso, disfrute y disposición de la propiedad privada, se encuentran

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condicionadas por el interés de la colectividad.

Introduce el concepto de "abuso del derecho" y permite al propietario el uso y


disfrute de la propiedad, en tanto que no perjudique la seguridad del grupo social.
Así, en los artículos 16, 840 y 1912 impide a los destinatarias de esas normas el
ejercicio del derecho de propiedad en perjuicio de la colectividad, si no se obtiene
con ello utilidad para el titular. No se desconoce que la propiedad privada se crea
en interés del dueño, pero se armoniza ese interés con las normas constitucionales,
conforme a las cuales la propiedad de los particulares está sujeta a las modalidades
(limitaciones) que dicte el interés público.

Por decreto de 30 de diciembre de 1972, se reformó el artículo 951 del Código Civil,
para establecer las bases legales del régimen de propiedad en condominio de
departamentos, viviendas, casas o locales de un inmueble, acogiendo esta forma
dominical que no se identifica con el régimen de copropiedad, de rancia tradición
legislativa, puesto que bajo el régimen de condominio que el Código Civil estableció
a partir de la reforma del precepto legal citado, atribuye en favor de cada condómino
la propiedad de partes específicas de un edificio, destinadas al uso privado,
coexistiendo este derecho con una forma de copropiedad en lo que se refiere a las
partes del edificio que son de uso común.

De acuerdo con la doctrina alemana de la posesión, el Código adopta:

La teoría objetiva y exige para adquirir la posesión un poder de hecho sobre la cosa
en provecho de quien la tiene; distinguiendo entre la posesión originaria de la
posesión derivada. La primera proveniente de un título suficiente para dar lugar al
animus domini y la posesión derivada que tiene el arrendatario o cualquiera que
posee a nombre de otro. Así, los simples detentadores serán verdaderos
poseedores y según quien tiene la tendencia de la cosa reconozca o no en otro el
derecho de propiedad de lo poseído, producirá la posesión diferentes efectos, sobre
todo en lo relativo a la prescripción.
Como consecuencia de esta postura se modificó el criterio para justificar la buena

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fe en la posesión entendiendo por ésta el haber adquirido la posesión de los bienes
inmuebles de aquel que los tiene inscritos a su favor en el Registro de la Propiedad
o de quien autorizado por aquél transmite esa posesión. También se presume de
buena te la posesión que se inscriba en el Registro y que se refiere a inmuebles que
no están inscritos en favor de otra persona, con lo que se le da mayor importancia
al registro, puesto que se le hace producir efectos jurídicos que hasta no habían
sido reconocidos (Exposición de Motivos),

Aunque las disposiciones relativas a los capítulos que reglamentan el derecho de


autor han sido derogadas por la Ley Federal de Derechos de Autor, debe
reconocerse que los principios establecidos en el Código Civil de 1928 en este
aspecto fueron el punto de partida para la redacción de aquella ley. Ya en el Código
Civil, la propiedad intelectual dejó de ser considerada como un derecho perpetuo y
se convirtió en un privilegio limitado de acuerdo con lo establecido en el artículo 28
de la Constitución Política, tanto porque la sociedad está interesada en que las
obras o inventos de positiva utilidad entren en dominio público como porque tales
obras o inventos sean aprovechados por la humanidad y los conocimientos de
nuestros antecesores, por lo que no puede sustentarse que sea obra exclusiva del
autor o del inventor (Exposición de Motivos).

En lo relativo al derecho sucesorio, el Código ha tratado de simplificar la transmisión


de los bienes por causa de muerte. Introdujo el testamento ológrafo y estableció la
posibilidad de tramitar ante notario público el juicio testamentario, después de que
el juez de lo familiar haya dictado el auto de declaración de herederos, siempre que
estos estén de acuerdo con ello y sean mayores de edad. Por reforma de 31 de
diciembre de 1974, se modificó el artículo 1368 del Código Civil, imponiendo al
testador la obligación de dejar alimentos a los descendientes menores de dieciocho
años, respecto de los cuales tenga obligación legal de proporcionarlos al momento
de su muerte y se amplió al concubinario el derecho para participar la sucesión de
la concubina, siempre que el superviviente este impedido para trabajar y no tenga
bienes suficientes.
Debe decirse que por efecto de esta reforma, que coloca en igual situación al varón

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y a la mujer, se concedió derecho a alimentos a cargo de la sucesión hereditaria al
concubinario varón y limito ese derecho, lo mismo que el de la concubina, a
percibirlos solo en el caso de que el heredero este impedido para trabajar y no tenga
bienes suficientes. Igualdad jurídica del varón y la mujer.

Conjunto de bienes, derechos y obligaciones, una Universalidad de Derecho


(conjunto de obligaciones y derechos y cosas físicas, abstractamente considerados
como unidad, por lo cual de manera independiente, que las partes de ésta varíen,
la unidad queda sujeta a un mismo régimen Jurídico, en el momento en que la
persona fallece y deja por lo mismo de ser persona, para cosa.
A mediados del siglo XX, hace unos 40 ó 50 años , era la materia sucesoria mortis
causa tan importante desde el punto de vista del ejercicio profesional, que en los
juzgados de lo civil, aún no había juzgados civiles de lo familiar, los jueces tenían
que dar trámite a tantos juicios sucesorios mortis causa, que inclusive sin estar
previsto en la Ley Orgánica de los Tribunales que hubiera en los juzgados civiles
una oficina “llamada sección de sucesiones” de hecho los jueces la creaban y
ponían a un secretarios especializado en materia sucesoria mortis causa, a que
atendiera esa sección

En el momento mismo en que una persona física muere, deja de ser titular de bienes
patrimoniales pecuniarios o morales, ya que los pecuniarios por una ficción de la
ley, en el último instante de la vida de esa persona, se transmiten a sus herederos
o legatarios, y los morales se extinguen.

Herencia o sucesión mortis causa es el régimen jurídico tanto sustantivo como


procesal, por medio del cual se regula la trasmisión de los bienes, derechos y
obligaciones patrimonial pecuniarios de una persona física llamada causante a otra
u otras físicas o morales llamada causahabientes, así como la declaración o el
cumplimiento de deberes manifestados para después de la muerte del causante.
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EL derecho Hereditario solo rige respecto de los bienes o cosas de aquella que fue
persona física. No rige respecto de la que haya sido persona moral.

Solo produce efectos Mortis causa

Constituye un Juicio Universal

Es esencialmente gratuita. Se recibe a Beneficio de inventario

No constituye una persona Moral

La herencia sólo se aplica respecto de los bienes o cosas pecuniarias que fueron
de Persona Física.

Se refieren de manera exclusiva a la transmisión de los binees o cosas que fueron


de persona física, ya sea que le sucedan en la titularidad de los mimos, otra u otras
personas físicas, o bien una o varias personas morales, pero debe entenderse con
Precisión que, cuando fallece una persona Moral, para las transmisión de sus bienes
o cosas no se aplican las normas que contienen los códigos civiles en materia de
herencia.

SI fallece una persona moral, la trasmisión de los que fueron sus bienes, se hace a
través del sistema que marca la ley para Disolución y liquidación de la misma, pero
no se aplican entonces las normas relativas a las sucesiones mortis causa.

La herencia solo produce efectos mortis causa.

La sucesión en todos los bienes pecuniarios que fueron del ahora difunto, y en todos
sus derechos y obligaciones que no se extinguen con su muerte, solo puede tener
lugar, aunque parezca perogrullada, precisamente cuando la muerte de ese sujeto
se consuma.

Antes de que fallezca el titular de los bienes, no puede haber sucesión mortis causa,
y por lo mismo, los que a su muerte llegaran a adquirir la titularidad de tales bienes,
antes de esa muerte no tienen derecho alguno sobre lo que habrá de ser la masa
hereditaria
Se le llama masa hereditaria o acervo hereditario, al conjunto de bienes, derechos

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y obligaciones pecuniarias que se han de transmitir a los herederos o legatarios, al
momento en que fallece el que fue titular de los mismos.

Por eso mientras una persona no fallece, aunque hubiera hecho su testamento, y
los que en él hubieran sido designados herederos lo sepan, no tienen por ese hecho,
derecho alguno sobre los bienes del autor del testamento.

“El heredero o legatario no puede enajenar su parte en la herencia Sino después de


la muerte de aquel a quien hereda”

La herencia constituye un Juicio Universal

EL procedimiento sucesorio se hace extensivo a todos, pero absolutamente a todos,


los bienes y derechos que no se extinguen con la muerte, y que fueron de la persona
que fallece, sin otra exclusión que la anotada; se refiere a la universalidad que
constituye el patrimonio que deja el autor de la herencia.

La herencia es esencialmente gratuita y se recibe siempre a beneficio de inventario.

Los sucesores de los bienes que fueron del autor de la sucesión, adquieren la
propiedad o los demás derechos reales, personales o del tipo que sean, siempre a
título gratuito, sin que ellos tengan que hacer erogación alguna de su patrimonio
particular, para el efecto de recibir los bienes que fueron del ya para entonces de
cujus.

El beneficio de inventario es el privilegio que la ley le otorga al sucesor a título


gratuito, para no responder con su propio patrimonio, de las deudas pecuniarias de
su causante y sí, solo responder de esas deudas, hasta el valor o importe del o de
los bienes que se le trasmiten de manera gratuita.

La conexión que existía de tal patrimonio con la persona que lo encabezaba ha


quedado suspendida por falta del titular. Como no es posible en la vida |jurídica que
esa relaciones y cosas queden sin un sujeto las que estén ligados, es imprescindible
que otra persona sub-entre en el lugar del faltante para que, en lo posible no se
interrumpan esas relaciones.
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Si el monto de las deudas que tenía el de cujus fuera igual que el valor de los bienes
que deja, entonces el heredero no recibiría ningún buen porque deberá dedicar
todos los bienes al pago de esas deudas. SI las deudas superan a los bienes, se
está ante la herencia damnosa sin cobrar sus créditos o todos los acreedores del
difunto quedarían sin cobrar sus créditos o todos los acreedores recibirían
solamente el pago de una parte de sus respectivos créditos. Pero si no está en
ninguno de estos casos, el heredero, además de asumir, el carácter de nuevo titular
del patrimonio del difunto, tendrá el beneficio de adquirir los bienes de este
patrimonio, por lo que recibe el provecho, a título gratuito, de aumentar su propio
patrimonio.
La sucesión, en los regímenes jurídicos que admiten la propiedad privada y su
trasmisión mortis causa, se funda en la necesidad de que un patrimonio no quede
desprovisto de su titular, de dar estabilidad a la familia y fijeza a la economía.
No puede concebirse el orden jurídico sin esta sucesión hereditaria.
Expresa Allara que entre la exigencia que un patrimonio no quede privado de su
titular y la exigencia positiva que el patrimonio del difunto pase a un determinado
sujeto, el objeto de la primera constituye un interés público genérico y está en la
base de todo instituto de la sucesión por causa de muerte, mientras que el objeto
de la segunda, exigencia constituye un interés específico del llamado a la herencia.
Esta concepción de la sucesión, nos viene del D. Romano, que resume May en esta
forma: “La muerte pone fin a la persona física del individuo, pero su patrimonio no
desaparece con él. Bajo el nombre del Hereditas continúa formando una entidad
jurídica aparte, un conjunto de derechos, universitas juris, que pasa a un nuevo
titular. Éste, el heredero, Heres, reemplaza al difunto en su soberanía patrimonial.
Es el continuador de su persona jurídica, esta investido de sus derechos y obligado
por sus cargas. Es este reemplazo del titular del patrimonio por otro, esta trasmisión
global de bienes, lo que se llama sucesión. Pero en Roma la sucesión no se limitaba
a la esfera patrimonial del difunto sino que el heredero representaba al autor
también en el ámbito religioso: la trasmisión de la soberanía doméstica y sólo como
consecuencia de ésta se subrogaba en las relaciones patrimoniales.
Brinder dice que no es una sucesión en el patrimonio del causante como un todo ni

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tampoco en una Universitas Juris, sino en el ingreso en una situación
completamente nueva, con su propio sentido que sólo comprende el patrimonio del
causante con numerosas reservas y cambios. El patrimonio Hereditario debe ser
considerado, en cierto sentido, como un patrimonio separado pese a la pluralidad y
diversidad de sus partes integrantes.
La expresión Herencia tiene dos sentidos: I. Uno subjetivo y equivale sucesión
hereditaria como está definida en el Digesto: La herencia no es otra cosa que la
sucesión en todos los derechos que hubiera el difunto
El objetivo que es estático: el de masa o conjunto de bienes y relaciones
patrimoniales que se trasmiten por causa de muerte y hacer relación al nuevo sujeto
que recibe esa masa

DERECHOS DE COPROPIEDAD DE LOS.HEREDEROS.

Conforme a los artículos 1288 y 1779 del Código Civil del Distrito Federal, la
herencia engendra una copropiedad entre los herederos, desde la muerte del de
cujus; es decir, cada herencia tiene una parte alícuota en la masa hereditaria,
proporcional al monto de sus derechos, dado que, con toda claridad, el artículo
primeramente citado establece que a la muerte del auto de la sucesión, se crea un
patrimonio común entre los herederos; lo que indica que cada uno de estos adquiere
la propiedad y posesión de los bienes hereditarios, en forma indivisa, desde la
muerte del de cujus. Es inexacto, por tanto, que los herederos carezcan de un
derecho sobre los bienes de la sucesión y tengan tan solo derechos hereditarios,
como facultades jurídicas desvinculadas de esos bienes, pues tales derechos
justamente consisten en tener la copropiedad de los bienes hereditarios hasta antes
de la partición de la herencia; de manera que cada heredero no tiene un derecho en
abstracto, como facultad jurídica independiente de los bienes que constituyan el
acervo hereditario, sino que su derecho como causahabiente a título universal y
como copartícipe de un patrimonio común, recae precisamente sobre tales bienes
y consiste en una parte alícuota o indivisa de los mismos, generándose así la

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llamada copropiedad hereditaria.

CÓDIGO CIVIL DEL DISTRITO FEDERAL

Artículo 1281. Herencia es la sucesión en todos los bienes del difunto y en


todos sus derechos y obligaciones que no se extinguen por la muerte.

El precepto emplea el vocablo "herencia", como aquella transmisión de los bienes


corpóreos e incorpóreos y de las obligaciones del cuius, que no se extinguen por la
muerte de este. En otro sentido, por herencia se entiende también, los bienes que
son el objeto de esa transmisión.
El precepto es una transcripción literal deja. 549 del proyecto de CC español de
García Goyena, que reprodujeron a su vez nuestros códigos civiles de 1870 y 1884.
Explica aquel autor que se ha preferido esta palabra (herencia) a la de sucesión,
porque ésta "es más vaga, y tanto que en el diccionario de la lengua no se le da el
sentido o significado de herencia".
Hoy en día, la palabra herencia se emplea de manera más frecuente aplicada al
conjunto de bienes que se transmiten por causa de muerte a los herederos,
comprende a los bienes que son objeto de legado y así, el término connota la masa
hereditaria en su totalidad.
La ley 8, titulo 33, partida séptima disponía: "Herencia es la heredad de los bienes
los derechos de algún finado sacando ende, las deudas que devía, é las cosas que
fallaron agenas". Por ende se ve que en ese monumento legislativo español, se
aludía a la sucesión del patrimonio de una persona, que a su muerte, tenía lugar en
favor de sus herederos, después de pagar sus deudas y de excluir las cosas ajenas.
Artículo 1282. La herencia se defiere por la voluntad del testador o por

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disposición de la ley. La primera se llama testamentaria, y la segunda legítima.

Que se defiera la herencia por voluntad del testador o por disposición de la ley,
significa que la transmisión de los bienes del difunto tendrá lugar conforme a lo que
éste haya dispuesto en su testamento o pero que a falta de disposición
testamentaria, siguiendo el orden de las personas que la ley señala y en la porción
que la misma establece. La herencia será pues testamentaria si se defiere por
voluntad del autor, declarada en el testamento, o legítima si no hay testamento y la
transmisión se efectúa en favor de las personas (cónyuge, concubino o concubina,
descendientes, ascendientes o parientes colaterales) que la ley señala. La distinción
que establece este precepto legal, ya era conocida en el derecho romano.
La sucesión testamentaria, es una consecuencia del sistema económico jurídico
que reconoce y protege la propiedad privada conforme al cual el dominio que los
particulares ejercen sobre los bienes que les pertenecen, se proyecta más allá de
su existencia y se manifiesta en el poder reconocido al propietario de disponer de
su patrimonio para después de su muerte dictar las disposiciones testamentarias
que estime convenientes.
La sucesión legítima se defiere, sólo a falta de disposiciones testamentarias.
En este sentido puede decirse que la sucesión legítima es un régimen supletorio de
la voluntad del de cujus o autor de la herencia, y se funda en que la ley presume
cuál sería la voluntad del fallecido, transmitiendo sus bienes en favor de su cónyuge
e hijos; del concubino o concubina y los hijos de ambos, de sus parientes más
próximos en la rama descendente o ascendente o en la línea colateral, dentro del
cuarto grado. (Véanse aa. 1599 y 1602).

Artículo 1283. El testador puede disponer del todo o de parte de sus bienes.
La parte de que no disponga quedará regida por los preceptos de la sucesión
legítima.
En la actualidad y tomando en cuenta que la sucesión legítima es un régimen

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supletorio de la sucesión testamentaria, es explicable que si el testador no dispone
para después de su muerte de la totalidad de sus bienes, aquella porción de su
patrimonio sobre la que naoa ha manifestado, deba regirse por las disposiciones
aplicables a la sucesión legítima o intestada.
Por medio de esta disposición legal, la propiedad de los.bienes que pertenecía al
de cajas (de rujas sureesione agitar) no se estingue, antes bien, continúa en la
persona de sus herederos legatarios en la parte de la herencia que el testamento
defiere y en la de sus herederos legítimos o ab intestato. en lo que atañe a los bienes
sobre los que no existe disposición del testador. En este sentido se dice que la
propiedad es perpetua, porque al morir el propietario, no desaparece el dominio de
los bienes del autor de la herencia, sino que se trasmite a sus sucesores (herederos
y legatarios). Por ello en el evento previsto en el precepto que se comenta, concurre
la sucesión testamentaria y la sucesión legítima respecto de la herencia de una
misma persona.
En el derecho romano antiguo, si el testador no disponía de todos sus bienes, el
testamento estaba viciado de nulidad. Entonces ocurría que la sucesión legítima
prevalecía sobre la testamentaria. Quien pretendía hacer testamento, requería de
la autorización de los comicios. Esta autorización se concedía por vía de excepción
y como una derogación de las disposiciones aplicables a la sucesión ah intestato,
que constituía la regla general. No era posible entonces aplicar a una sucesión
parcialmente testamentaria, disposiciones que habían sido derogadas por la
autorización comicial en lo que atañía al caso particular.
La norma contenida en la disposición que se comenta se encuentra corroborada en
el a. 1599 fr. II y en el a. 1601.

Artículo 1284. El heredero adquiere a título universal y responde de las cargas


de la herencia hasta donde alcance la cuantía de los bienes que hereda.
El precepto enuncia el principio que se conoce como "beneficio de inventario" que

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se encuentra reiterado en el a. 1678, conforme al cual se mantienen separados los
bienes que pertenecían al autor de la herencia y los que adquiere el heredero en tal
carácter, "porque toda herencia se entiende aceptada a beneficio de inventario,
aunque no se exprese". Así pues, el beneficio de inventario consiste en la protección
que la ley otorga al heredero, adquirente a título universal de los bienes que
constituyen la porción que le corresponde en la masa hereditaria, para el fin de que
las obligaciones y cargas de la herencia se cubran con cargo a los bienes del autor
de la sucesión, de manera que el heredero no responde con su propio patrimonio,
del pago de esas cargas y obligaciones. De esa manera los bienes que constituían
el patrimonio del deudor autor de la herencia, responden del cumplimiento de las
obligaciones contraídas por él, de acuerdo con el principio que enuncia el a. 2964.
Y aunque por virtud de la herencia se trasmite a los herederos a un mismo tiempo,
los bienes, los derechos y obligaciones del de cujus, y éstos adquieren la porción
hereditaria que corresponde a título universal, es decir, como parte integrante de
una universalidad o unidad conceptual de bienes, que forma el patrimonio del autor
de la herencia, recibiéndola el heredero en el estado en que se encuentra en el
momento de la muerte del de cujus como universalidad constituida por un acervo
de bienes que responden del cumplimiento de las obligaciones contraídas por el
titular de ese patrimonio. Sólo aquella universalidad constituye la garantía de los
acreedores de quien contrajo la obligación. De allí que se haya considerado
necesario mantener separado el patrimonio de cada uno de los herederos, del
conjunto de bienes que constituye la herencia. La separación de patrimonios se
relaciona íntimamente con el concepto jurídico del beneficio de inventario, que
enuncia el artículo materia de estos comentarios. Estas dos figuras jurídicas —la
separación de patrimonios y el beneficio de inventario— han permitido a la doctrina
discutir acerca de si una misma persona (el heredero), puede ser a la vez titular de
dos patrimonios diferentes. Dejando aparte la discusión doctrinal sobre el punto para
los efectos de esta breve glosa, sólo interesa señalar que aun cuando los bienes de
la herencia entraran a formar parte de un solo patrimonio —el del heredero—,
solamente esos bienes, por disposición del precepto que se comenta, se encuentran
garantizando el pago de las deudas del autor de la herencia, a lo que habrá que

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agregar que ni este precepto ni el a. 1678 presuponen necesariamente el de la
separación del patrimonio de los herederos y el de la sucesión hereditaria.

Artículo 1285. El legatario adquiere a título particular y no tiene más cargas


que las que expresamente le imponga el testador, sin perjuicio de su
responsabilidad subsidiaria con los herederos.

Según se explica en el comentario al artículo anterior, el heredero entra en la


sucesión a título universal, es decir, adquiere los bienes del autor de la herencia y
con ellos, asume la obligación de cubrir las deudas cuyo pago garantiza, pero sólo
hasta donde alcance el valor del activo de la sucesión. Dispone el artículo materia
de este comentario que el legatario adquiere los bienes que constituyen el legado,
a título particular, lo que quiere decir que no asume, al aceptar el legado, otras
obligaciones que las que expresamente le imponga el testador a título de carga o
modalidad establecida en el testamento a quien instituye legatario. Por ello se dice
que la trasmisión por vía de legado se entiende siempre a título particular, pues se
refiere a bienes o derechos concretamente determinados por el testador. De allí que
el legado sólo puede surgir de la voluntad del testador, y en ningún caso se concibe
que se origine de la ley. En otros términos: el legado sólo puede constituirse en
testamento.
Es pues de la naturaleza del legado el no imponer al legatario el pago de las deudas
del testador, Nada se opone sin embargo, a que el autor de la herencia imponga al
beneficiado con la liberalidad, la obligación de cubrir una o varias deudas del
testador. A esta especie de obligaciones anexas a ciertas liberalidades y
particularmente establecidas en acto de última voluntad, se les conoce como cargas
personales, para distinguirlas de las cargas o gravámenes reales, como la hipoteca,
la servidumbre, et usufructo etc., que gravitan sobre la cosa. El precepto que se
comenta, se refiere a las obligaciones y cargas personales que el testador puede
imponer al legatario, puesto que los gravámenes reales se transmiten con los bienes

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que constituyen el legado. Sin embargo, si el gravamen real consiste en prenda o
hipoteca, el desempeño o la redención, será a cargo de los herederos (hasta donde
alcance el valor de los bienes que constituyen la masa hereditaria) y no a cargo del
legatario, salvo que el testador haya dispuesto lo contrario. Cualquiera otra carga
real que soporte el bien legado se trasmite al legatario (a. 1443).

Artículo 1286. Cuando toda la herencia se distribuya en legados, los legatarios


serán considerados como herederos.

El artículo inmediato anterior, dispone que la responsabilidad del legatario por las
obligaciones de la herencia es subsidiaria, por lo tanto, sólo puede hacerse efectiva
cuando los bienes que constituyen la masa hereditaria estimados en su justo precio,
no sean suficientes para cubrir el pasivo de la herencia. Los acreedores no podrán
ver satisfechos sus créditos si el testador hubiere dispuesto que la totalidad de su
patrimonio se distribuyera en legados. En este supuesto la responsabilidad
patrimonial del legatario no será subsidiaria, sino que habrá de ser principal y directa
frente a los acreedores de la sucesión, aun cuando son adquirentes a título
particular; es decir, el legado no transmite al legatario las obligaciones, pues lo cierto
es que habiéndose transmitido todos los bienes del de cujus en legados, por ese
medio desaparecería la responsabilidad patrimonial y con ella la garantía general
de los acreedores. Si por otra parte, el legatario responde en manera subsidiaria
cuando hay herederos, esa responsabilidad no desaparece, subsiste de manera
directa y no subsidiaria, cuando por voluntad del testador se ha distribuido en su
integridad en legados el patrimonio del autor de la sucesión. No puede admitirse
jurídicamente y el legislador ha dispuesto lo necesario para ello, que por voluntad
del deudor se prive a los acreedores de la garantía que la ley establece (a. 2964)
para el pago de sus créditos.
Bibliografía
Arce, C. F. (2014). Manual de derecho sucesorio. Perú: Textos Universitarios.

Barea, J. B. (1958). Interpretación del testamento. México: Porrúa.

González, E. G. (1995). Derecho sucesorio: inter vivos y mortis causa. México: Porrúa.

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