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AGUIRRE ISLAS
Contenido
INTRODUCCIÓN ---------------------------------------------------------------------------------------------- 1
Planteamiento del problema ----------------------------------------------------------------------------- 2
Hipótesis ------------------------------------------------------------------------------------------------------- 2
MARCO HISTÓRICO ------------------------------------------------------------------------------------------ 3
ROMA ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------3
DERECHO FRANCÉS VIGENTE ---------------------------------------------------------------------------------------3
DERECHO ESPAÑOL VIGENTE ---------------------------------------------------------------------------------------4
EN EL DERECHO GERMÁNICO --------------------------------------------------------------------------------------4
MARCO TEÓRICO --------------------------------------------------------------------------------------------- 6
EL RÉGIMEN CIVIL DE LA PROPIEDAD Y LAS HERENCIA------------------------------------------------------7
DERECHOS DE COPROPIEDAD DE LOS.HEREDEROS. -------------------------------------------------------- 14
CÓDIGO CIVIL DEL DISTRITO FEDERAL ----------------------------------------------------------------- 15
Bibliografía --------------------------------------------------------------------------------------------------- 21
INTRODUCCIÓN
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Durante mucho tiempo, el ser humano se ha preocupado por lo que a su buen
parecer le pertenece.
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Considerando lo anteriormente expuesto surge un problema que es el motivo de
este trabajo de investigación, La Naturaleza Jurídica del Derecho Hereditario, y al
hablar de esto, nos enfrentamos a problemáticas como el verlo desde diferentes
puntos de vista, no solo hablando en materia doctrinal, si no institucional o de
diferentes sistemas; el impacto que tiene la propiedad en vida y después de la
muerte, como se regula en el derecho mexicano, y la importancia que se tiene para
la familia del Cuius.
Hipótesis
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Vamos abordar el derecho Hereditario desde el punto de vista Histórico
ROMA
Las personas pueden disponer de sus bienes pero esta liberta no es completa; los
ascendientes y descendientes tienen derecho a una parte llamada de <reserva
hereditaria. La parte de que puede disponer el testador se llama cuota disponible
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que varía de por lo menos una cuarta parte y a lo más de las tres cuartas partes.
Cuando no hay herederos reservatorio, todo los bienes son disponibles libremente.
Esta es una solución entre el derecho individual para disponer y el derecho familiar.
De acuerdo con el artículo 808 del Código Civil Español, las dos terceras partes del
haber hereditario del padre y de la madre constituyen la legítima de los hijos y de
los descendientes legítimos. De esas dos terceras partes e puede disponer de una
de ellas para mejora a esos hijos y descendientes, y cuyo usufructo corresponde al
consorte, por lo que al otro tercio de estas dos terceras partes se le llama corta o
estricta. La última tercera parte restante es de libre disposición. En estos casos de
reservas o legítimas, ciertas partes de los bienes del De cujus sufren la fuerza de
atracción de intereses por parte de personas que estaban ligadas a él.
EN EL DERECHO GERMÁNICO
Es una sucesión en los bienes, gravada con una responsabilidad del heredero
limitada al caudal relicto.
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los bienes propios de los adquiridos y la tendencia a la limitación de la
responsabilidad del heredero e inclusive la admisión de pactos sucesorios
Si para los romanos el pater concentraba bajo sus manos la propiedad, siendo el
titular de todos los derechos, el derecho germánico asistirá a copropiedad familiar
estructurada en torno de la Sippe (familia agnaticia) y a las agrupaciones por razón
del parentesco existente en el distrito (pagus). Me permito destacar también que
esta concepción fue similar al sistema de propiedad colectiva de las tierras en el
derecho indígena (ayllu), respetado y reconocido por los españoles mediante el
derecho indiano(9). Asimismo, y como lo expresa Zannoni (10): “mientras en el
derecho romano el contenido de la sucesión es concebido como una universalidad,
el universum ius defuncti, el contenido de la sucesión germánica es una masa
constituida por diversos objetos, muebles e inmuebles, cuyo vínculo, a diferencia de
la concepción romana, es la comunidad de origen, en el sentido de que siendo esa
masa una propiedad común continuaba con ese carácter después de la muerte del
jefe, permaneciendo así unificada sobre una base real. Cada bien –dice Saleilles-
era una realidad en sí, un objeto real independiente de la persona.”.
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relaciones jurídicas afectadas a un mismo fin (continuatio domini)...”.
El año 476 sería el que marcaría el fin del Imperio Romano de Occidente, no así el
del Imperio Romano de Oriente, que perduraría hasta el año de 1453 y que nos
dejaría como saldo el Corpus Iuris, que tanto conocimiento jurídico entregaría a
Glosadores y Postglosadores en las primeras universidades europeas, entre otros,
y que tan directamente nos hubiera llegado, teniendo como uno de los canales más
adecuados, a las Partidas de Alfonso “El Sabio” (Redactadas en 1256-1260,
vigentes recién un siglo después).
MARCO TEÓRICO
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jurídicas hace surgir el problema de proveer la conservación de tales relaciones y
su continuación en la persona de un nuevo sujeto para que tales relaciones no
queden vacantes indefinidamente. Para que en esta sucesión exista el vínculo que
una al causante con el sucesor, toca al Derecho determinar el modo de señalarse
ese sucesor o sea el llamado a suceder, con base en ciertos criterios, que no pueden
ser arbitrarios.
La función social del patrimonio, la necesidad de que los derechos y las obligaciones
no se limiten a ser simples atributos de una persona, sino que medios jurídicos con
los cuales pueda continuar la función familiar y social de los bienes; la seguridad del
tráfico jurídico y de los acreedores del causante, la ordenación adecuada de los
bienes para hacer posible del disfrute del caudal hereditario y su distribución, son
presupuestos que el Derecho Positivo debe toar en consideración para regular esta
sustitución de sujetos.
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condicionadas por el interés de la colectividad.
Por decreto de 30 de diciembre de 1972, se reformó el artículo 951 del Código Civil,
para establecer las bases legales del régimen de propiedad en condominio de
departamentos, viviendas, casas o locales de un inmueble, acogiendo esta forma
dominical que no se identifica con el régimen de copropiedad, de rancia tradición
legislativa, puesto que bajo el régimen de condominio que el Código Civil estableció
a partir de la reforma del precepto legal citado, atribuye en favor de cada condómino
la propiedad de partes específicas de un edificio, destinadas al uso privado,
coexistiendo este derecho con una forma de copropiedad en lo que se refiere a las
partes del edificio que son de uso común.
La teoría objetiva y exige para adquirir la posesión un poder de hecho sobre la cosa
en provecho de quien la tiene; distinguiendo entre la posesión originaria de la
posesión derivada. La primera proveniente de un título suficiente para dar lugar al
animus domini y la posesión derivada que tiene el arrendatario o cualquiera que
posee a nombre de otro. Así, los simples detentadores serán verdaderos
poseedores y según quien tiene la tendencia de la cosa reconozca o no en otro el
derecho de propiedad de lo poseído, producirá la posesión diferentes efectos, sobre
todo en lo relativo a la prescripción.
Como consecuencia de esta postura se modificó el criterio para justificar la buena
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fe en la posesión entendiendo por ésta el haber adquirido la posesión de los bienes
inmuebles de aquel que los tiene inscritos a su favor en el Registro de la Propiedad
o de quien autorizado por aquél transmite esa posesión. También se presume de
buena te la posesión que se inscriba en el Registro y que se refiere a inmuebles que
no están inscritos en favor de otra persona, con lo que se le da mayor importancia
al registro, puesto que se le hace producir efectos jurídicos que hasta no habían
sido reconocidos (Exposición de Motivos),
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y a la mujer, se concedió derecho a alimentos a cargo de la sucesión hereditaria al
concubinario varón y limito ese derecho, lo mismo que el de la concubina, a
percibirlos solo en el caso de que el heredero este impedido para trabajar y no tenga
bienes suficientes. Igualdad jurídica del varón y la mujer.
En el momento mismo en que una persona física muere, deja de ser titular de bienes
patrimoniales pecuniarios o morales, ya que los pecuniarios por una ficción de la
ley, en el último instante de la vida de esa persona, se transmiten a sus herederos
o legatarios, y los morales se extinguen.
La herencia sólo se aplica respecto de los bienes o cosas pecuniarias que fueron
de Persona Física.
SI fallece una persona moral, la trasmisión de los que fueron sus bienes, se hace a
través del sistema que marca la ley para Disolución y liquidación de la misma, pero
no se aplican entonces las normas relativas a las sucesiones mortis causa.
La sucesión en todos los bienes pecuniarios que fueron del ahora difunto, y en todos
sus derechos y obligaciones que no se extinguen con su muerte, solo puede tener
lugar, aunque parezca perogrullada, precisamente cuando la muerte de ese sujeto
se consuma.
Antes de que fallezca el titular de los bienes, no puede haber sucesión mortis causa,
y por lo mismo, los que a su muerte llegaran a adquirir la titularidad de tales bienes,
antes de esa muerte no tienen derecho alguno sobre lo que habrá de ser la masa
hereditaria
Se le llama masa hereditaria o acervo hereditario, al conjunto de bienes, derechos
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y obligaciones pecuniarias que se han de transmitir a los herederos o legatarios, al
momento en que fallece el que fue titular de los mismos.
Por eso mientras una persona no fallece, aunque hubiera hecho su testamento, y
los que en él hubieran sido designados herederos lo sepan, no tienen por ese hecho,
derecho alguno sobre los bienes del autor del testamento.
Los sucesores de los bienes que fueron del autor de la sucesión, adquieren la
propiedad o los demás derechos reales, personales o del tipo que sean, siempre a
título gratuito, sin que ellos tengan que hacer erogación alguna de su patrimonio
particular, para el efecto de recibir los bienes que fueron del ya para entonces de
cujus.
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tampoco en una Universitas Juris, sino en el ingreso en una situación
completamente nueva, con su propio sentido que sólo comprende el patrimonio del
causante con numerosas reservas y cambios. El patrimonio Hereditario debe ser
considerado, en cierto sentido, como un patrimonio separado pese a la pluralidad y
diversidad de sus partes integrantes.
La expresión Herencia tiene dos sentidos: I. Uno subjetivo y equivale sucesión
hereditaria como está definida en el Digesto: La herencia no es otra cosa que la
sucesión en todos los derechos que hubiera el difunto
El objetivo que es estático: el de masa o conjunto de bienes y relaciones
patrimoniales que se trasmiten por causa de muerte y hacer relación al nuevo sujeto
que recibe esa masa
Conforme a los artículos 1288 y 1779 del Código Civil del Distrito Federal, la
herencia engendra una copropiedad entre los herederos, desde la muerte del de
cujus; es decir, cada herencia tiene una parte alícuota en la masa hereditaria,
proporcional al monto de sus derechos, dado que, con toda claridad, el artículo
primeramente citado establece que a la muerte del auto de la sucesión, se crea un
patrimonio común entre los herederos; lo que indica que cada uno de estos adquiere
la propiedad y posesión de los bienes hereditarios, en forma indivisa, desde la
muerte del de cujus. Es inexacto, por tanto, que los herederos carezcan de un
derecho sobre los bienes de la sucesión y tengan tan solo derechos hereditarios,
como facultades jurídicas desvinculadas de esos bienes, pues tales derechos
justamente consisten en tener la copropiedad de los bienes hereditarios hasta antes
de la partición de la herencia; de manera que cada heredero no tiene un derecho en
abstracto, como facultad jurídica independiente de los bienes que constituyan el
acervo hereditario, sino que su derecho como causahabiente a título universal y
como copartícipe de un patrimonio común, recae precisamente sobre tales bienes
y consiste en una parte alícuota o indivisa de los mismos, generándose así la
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llamada copropiedad hereditaria.
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disposición de la ley. La primera se llama testamentaria, y la segunda legítima.
Que se defiera la herencia por voluntad del testador o por disposición de la ley,
significa que la transmisión de los bienes del difunto tendrá lugar conforme a lo que
éste haya dispuesto en su testamento o pero que a falta de disposición
testamentaria, siguiendo el orden de las personas que la ley señala y en la porción
que la misma establece. La herencia será pues testamentaria si se defiere por
voluntad del autor, declarada en el testamento, o legítima si no hay testamento y la
transmisión se efectúa en favor de las personas (cónyuge, concubino o concubina,
descendientes, ascendientes o parientes colaterales) que la ley señala. La distinción
que establece este precepto legal, ya era conocida en el derecho romano.
La sucesión testamentaria, es una consecuencia del sistema económico jurídico
que reconoce y protege la propiedad privada conforme al cual el dominio que los
particulares ejercen sobre los bienes que les pertenecen, se proyecta más allá de
su existencia y se manifiesta en el poder reconocido al propietario de disponer de
su patrimonio para después de su muerte dictar las disposiciones testamentarias
que estime convenientes.
La sucesión legítima se defiere, sólo a falta de disposiciones testamentarias.
En este sentido puede decirse que la sucesión legítima es un régimen supletorio de
la voluntad del de cujus o autor de la herencia, y se funda en que la ley presume
cuál sería la voluntad del fallecido, transmitiendo sus bienes en favor de su cónyuge
e hijos; del concubino o concubina y los hijos de ambos, de sus parientes más
próximos en la rama descendente o ascendente o en la línea colateral, dentro del
cuarto grado. (Véanse aa. 1599 y 1602).
Artículo 1283. El testador puede disponer del todo o de parte de sus bienes.
La parte de que no disponga quedará regida por los preceptos de la sucesión
legítima.
En la actualidad y tomando en cuenta que la sucesión legítima es un régimen
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supletorio de la sucesión testamentaria, es explicable que si el testador no dispone
para después de su muerte de la totalidad de sus bienes, aquella porción de su
patrimonio sobre la que naoa ha manifestado, deba regirse por las disposiciones
aplicables a la sucesión legítima o intestada.
Por medio de esta disposición legal, la propiedad de los.bienes que pertenecía al
de cajas (de rujas sureesione agitar) no se estingue, antes bien, continúa en la
persona de sus herederos legatarios en la parte de la herencia que el testamento
defiere y en la de sus herederos legítimos o ab intestato. en lo que atañe a los bienes
sobre los que no existe disposición del testador. En este sentido se dice que la
propiedad es perpetua, porque al morir el propietario, no desaparece el dominio de
los bienes del autor de la herencia, sino que se trasmite a sus sucesores (herederos
y legatarios). Por ello en el evento previsto en el precepto que se comenta, concurre
la sucesión testamentaria y la sucesión legítima respecto de la herencia de una
misma persona.
En el derecho romano antiguo, si el testador no disponía de todos sus bienes, el
testamento estaba viciado de nulidad. Entonces ocurría que la sucesión legítima
prevalecía sobre la testamentaria. Quien pretendía hacer testamento, requería de
la autorización de los comicios. Esta autorización se concedía por vía de excepción
y como una derogación de las disposiciones aplicables a la sucesión ah intestato,
que constituía la regla general. No era posible entonces aplicar a una sucesión
parcialmente testamentaria, disposiciones que habían sido derogadas por la
autorización comicial en lo que atañía al caso particular.
La norma contenida en la disposición que se comenta se encuentra corroborada en
el a. 1599 fr. II y en el a. 1601.
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se encuentra reiterado en el a. 1678, conforme al cual se mantienen separados los
bienes que pertenecían al autor de la herencia y los que adquiere el heredero en tal
carácter, "porque toda herencia se entiende aceptada a beneficio de inventario,
aunque no se exprese". Así pues, el beneficio de inventario consiste en la protección
que la ley otorga al heredero, adquirente a título universal de los bienes que
constituyen la porción que le corresponde en la masa hereditaria, para el fin de que
las obligaciones y cargas de la herencia se cubran con cargo a los bienes del autor
de la sucesión, de manera que el heredero no responde con su propio patrimonio,
del pago de esas cargas y obligaciones. De esa manera los bienes que constituían
el patrimonio del deudor autor de la herencia, responden del cumplimiento de las
obligaciones contraídas por él, de acuerdo con el principio que enuncia el a. 2964.
Y aunque por virtud de la herencia se trasmite a los herederos a un mismo tiempo,
los bienes, los derechos y obligaciones del de cujus, y éstos adquieren la porción
hereditaria que corresponde a título universal, es decir, como parte integrante de
una universalidad o unidad conceptual de bienes, que forma el patrimonio del autor
de la herencia, recibiéndola el heredero en el estado en que se encuentra en el
momento de la muerte del de cujus como universalidad constituida por un acervo
de bienes que responden del cumplimiento de las obligaciones contraídas por el
titular de ese patrimonio. Sólo aquella universalidad constituye la garantía de los
acreedores de quien contrajo la obligación. De allí que se haya considerado
necesario mantener separado el patrimonio de cada uno de los herederos, del
conjunto de bienes que constituye la herencia. La separación de patrimonios se
relaciona íntimamente con el concepto jurídico del beneficio de inventario, que
enuncia el artículo materia de estos comentarios. Estas dos figuras jurídicas —la
separación de patrimonios y el beneficio de inventario— han permitido a la doctrina
discutir acerca de si una misma persona (el heredero), puede ser a la vez titular de
dos patrimonios diferentes. Dejando aparte la discusión doctrinal sobre el punto para
los efectos de esta breve glosa, sólo interesa señalar que aun cuando los bienes de
la herencia entraran a formar parte de un solo patrimonio —el del heredero—,
solamente esos bienes, por disposición del precepto que se comenta, se encuentran
garantizando el pago de las deudas del autor de la herencia, a lo que habrá que
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agregar que ni este precepto ni el a. 1678 presuponen necesariamente el de la
separación del patrimonio de los herederos y el de la sucesión hereditaria.
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que constituyen el legado. Sin embargo, si el gravamen real consiste en prenda o
hipoteca, el desempeño o la redención, será a cargo de los herederos (hasta donde
alcance el valor de los bienes que constituyen la masa hereditaria) y no a cargo del
legatario, salvo que el testador haya dispuesto lo contrario. Cualquiera otra carga
real que soporte el bien legado se trasmite al legatario (a. 1443).
El artículo inmediato anterior, dispone que la responsabilidad del legatario por las
obligaciones de la herencia es subsidiaria, por lo tanto, sólo puede hacerse efectiva
cuando los bienes que constituyen la masa hereditaria estimados en su justo precio,
no sean suficientes para cubrir el pasivo de la herencia. Los acreedores no podrán
ver satisfechos sus créditos si el testador hubiere dispuesto que la totalidad de su
patrimonio se distribuyera en legados. En este supuesto la responsabilidad
patrimonial del legatario no será subsidiaria, sino que habrá de ser principal y directa
frente a los acreedores de la sucesión, aun cuando son adquirentes a título
particular; es decir, el legado no transmite al legatario las obligaciones, pues lo cierto
es que habiéndose transmitido todos los bienes del de cujus en legados, por ese
medio desaparecería la responsabilidad patrimonial y con ella la garantía general
de los acreedores. Si por otra parte, el legatario responde en manera subsidiaria
cuando hay herederos, esa responsabilidad no desaparece, subsiste de manera
directa y no subsidiaria, cuando por voluntad del testador se ha distribuido en su
integridad en legados el patrimonio del autor de la sucesión. No puede admitirse
jurídicamente y el legislador ha dispuesto lo necesario para ello, que por voluntad
del deudor se prive a los acreedores de la garantía que la ley establece (a. 2964)
para el pago de sus créditos.
Bibliografía
Arce, C. F. (2014). Manual de derecho sucesorio. Perú: Textos Universitarios.
González, E. G. (1995). Derecho sucesorio: inter vivos y mortis causa. México: Porrúa.