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Descripción general

Un accidente cerebrovascular ocurre cuando se interrumpe o se reduce gravemente el


suministro de sangre al cerebro, lo cual hace que el tejido cerebral no reciba oxígeno y
nutrientes. En cuestión de minutos, las células cerebrales empiezan a morir.

Un accidente cerebrovascular es una emergencia médica. Es fundamental que se realice un


tratamiento inmediato. La acción temprana puede reducir al mínimo el daño cerebral y la
posibilidad de complicaciones.

La buena noticia es que los accidentes cerebrovasculares pueden tratarse y prevenirse, y que
una cantidad considerablemente inferior de estadounidenses muere a causa de ellos hoy en
día con respecto a 15 años atrás.

Síntomas

Observa estos signos y síntomas si crees que tú u otra persona pueden estar padeciendo un
accidente cerebrovascular. Ten en cuenta cuándo comienzan los signos o síntomas, dado que
su duración puede afectar las decisiones del tratamiento:

Problemas para hablar y comprender. Puedes tener confusión. Puedes arrastrar las palabras o
tener dificultad para comprender el habla.

Parálisis o entumecimiento de la cara, los brazos o las piernas. Puedes padecer


entumecimiento repentino, debilidad o parálisis en la cara, los brazos o las piernas,
especialmente en un lado del cuerpo. Trata de levantar los brazos por encima de la cabeza al
mismo tiempo. Si un brazo empieza a caer, es posible que estés padeciendo un accidente
cerebrovascular. Asimismo, un lado de la boca puede caerse cuando tratas de sonreír.

Dificultades para ver con uno o ambos ojos. Es posible que de repente tengas la visión borrosa
o ennegrecida en uno o en ambos ojos, o que veas doble.

Dolor de cabeza. Un dolor de cabeza intenso y repentino, que puede estar acompañado de
vómitos, mareos o estado alterado de conciencia, puede indicar que estás padeciendo un
accidente cerebrovascular.

Problemas para caminar. Puedes tropezar o tener mareos repentinos, pérdida del equilibrio o
pérdida de coordinación.
Causas

Un accidente cerebrovascular ocurre cuando se interrumpe o se reduce el suministro de


sangre al cerebro. Esto priva al cerebro de oxígeno y nutrientes, lo cual puede causar la muerte
de las células cerebrales.

Un accidente cerebrovascular puede provocarse por una arteria bloqueada (accidente


cerebrovascular isquémico) o por la pérdida de sangre o la rotura de un vaso sanguíneo
(accidente cerebrovascular hemorrágico). Algunas personas pueden padecer solo una
interrupción temporal del flujo sanguíneo al cerebro (accidente isquémico transitorio).

Accidente cerebrovascular isquémico

Aproximadamente el 85 por ciento de los accidentes cerebrovasculares son isquémicos. Los


accidentes cerebrovasculares isquémicos ocurren cuando se produce un estrechamiento o una
obstrucción de las arterias que se dirigen al cerebro, lo cual causa una reducción grave del flujo
sanguíneo (isquemia). Algunos de los accidentes cerebrovasculares más frecuentes son:

Accidente cerebrovascular trombocito. Se produce cuando se forma un coágulo sanguíneo


(trombo) en una de las arterias que suministra sangre al cerebro. Un coágulo sanguíneo puede
formarse por depósitos grasos (placa) que se acumulan en las arterias y causan una reducción
del flujo sanguíneo (ateroesclerosis) u otras enfermedades de las arterias.

Accidente cerebrovascular embolico. Se produce cuando un coágulo sanguíneo u otras


partículas se forman lejos del cerebro, con frecuencia en el corazón, y se trasladan a través del
torrente sanguíneo para alojarse en arterias del cerebro más estrechas. Este tipo de coágulo
sanguíneo se denomina «émbolo».

Accidente cerebrovascular hemorrágico

El accidente cerebrovascular hemorrágico ocurre cuando se produce una pérdida de sangre o


una rotura en un vaso sanguíneo en el cerebro. Las hemorragias cerebrales pueden producirse
por muchas enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos, como presión arterial alta no
controlada (hipertensión), sobretratamiento con anticoagulantes y zonas débiles en las
paredes de los vasos sanguíneos (aneurismas).

Una causa menos frecuente de hemorragia es la rotura de una maraña anormal de vasos
sanguíneos con paredes débiles (malformación arteriovenosa) presente en el nacimiento. Los
tipos de accidente cerebrovascular hemorrágico son los siguientes:
Hemorragia intracerebral. Durante una hemorragia intracerebral, se rompe un vaso sanguíneo
del cerebro y se derrama sangre en el tejido cerebral que lo rodea, lo cual daña las células
cerebrales. No llega la sangre a aquellas células cerebrales en zonas más alejadas de esa
pérdida, que también se ven dañadas.

La presión arterial alta, traumatismo, malformaciones vasculares, uso de medicamentos


anticoagulantes y otros trastornos pueden producir una hemorragia intracerebral.

Hemorragia subaracnoidea. Durante una hemorragia subaracnoidea, se rompe una arteria


ubicada sobre la superficie del cerebro o cerca de esta, y se derrama sangre en el espacio entre
la superficie del cerebro y el cráneo. Este sangrado va generalmente acompañado por un
síntoma de dolor de cabeza intenso y repentino.

La hemorragia subaracnoidea se produce generalmente a causa de una rotura del pequeño


divertículo con forma de saco o baya en una arteria conocida como «aneurisma». Después de
la hemorragia, los vasos sanguíneos del cerebro pueden dilatarse y estrecharse de forma
imprevisible (vasoespasmo), lo cual hace que las células cerebrales se vean dañadas por limitar
aún más el flujo sanguíneo.

Accidente isquémico transitorio

Un accidente isquémico transitorio, también conocido como «mini accidente


cerebrovascular», es un período breve de síntomas similares a aquellos que están presentes en
un accidente cerebrovascular. Una disminución temporal del suministro de sangre a una parte
del cerebro causa accidentes isquémicos transitorios, que a menudo duran menos de cinco
minutos.

Al igual que un accidente cerebrovascular isquémico, el accidente isquémico transitorio ocurre


cuando un coágulo o partículas bloquean el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro. El
accidente isquémico transitorio no deja síntomas duraderos porque la obstrucción es
temporal.

Busca atención médica de emergencia aunque los síntomas aparentemente desaparezcan. Si


has tenido un accidente isquémico transitorio, presentas un mayor riesgo de sufrir un
accidente cerebrovascular total, que provocará un daño permanente más adelante. Si has
tenido un accidente isquémico transitorio, significa que es probable que tengas una arteria
que se dirige cerebro parcialmente obstruido o estrecho o una fuente de coágulos en el
corazón.
No es posible determinar si sufres un accidente cerebrovascular o un accidente isquémico
transitorio únicamente basándose en los síntomas. Hasta la mitad de las personas cuyos
síntomas parecen desaparecer han tenido un accidente cerebrovascular que provocó daño
cerebral.

Factores de riesgo

Muchos factores pueden aumentar el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Algunos


factores también pueden aumentar las probabilidades de padecer un ataque cardíaco. Los
factores de riesgo del accidente cerebrovascular que pueden tratarse son:

Factores de riesgo relacionados con el estilo de vida

Sobrepeso u obesidad

Inactividad física

Episodios de consumo muy elevado de alcohol

Consumo de drogas ilegales, como cocaína y metanfetaminas

Factores de riesgo médicos

Presión arterial alta: el riesgo de accidente cerebrovascular comienza a aumentar cuando los
valores de la presión arterial son mayores de 120/80 milímetros de mercurio (mm Hg). El
médico te ayudará a determinar el valor objetivo de la presión arterial según tu edad, si tienes
diabetes y otros factores.

Tabaquismo o tabaquismo pasivo.

Colesterol alto.

Diabetes.

Apnea obstructiva del sueño: trastorno del sueño en el cual el nivel de oxígeno disminuye de
forma intermitente durante la noche.

Enfermedades cardiovasculares, como insuficiencia cardíaca, defectos cardíacos, infección


cardíaca o ritmo cardíaco anormal.

Complicaciones

Un accidente cerebrovascular puede, en ocasiones, producir discapacidades temporales o


permanentes, dependiendo de la cantidad de tiempo que el cerebro no reciba flujo sanguíneo
y de qué parte se haya visto afectada. Las complicaciones pueden ser las siguientes:
Parálisis o pérdida del movimiento muscular. Es posible que ocurra parálisis de un lado del
cuerpo o que se pierda el control de ciertos músculos, como los de un lado de la cara o de un
brazo. La fisioterapia puede ayudar a retomar las actividades obstaculizadas por la parálisis,
como caminar, comer o vestirse.

Dificultad para hablar o tragar. Un accidente cerebrovascular puede hacer que tengas menos
control de la forma en que se mueven los músculos de la boca y la garganta, lo cual puede
hacer difícil que hables con claridad (disartria), tragues o comas (disfagia). Es posible que
también tengas dificultad con el lenguaje (afasia), incluso para hablar o comprender lo que
alguien dice, lee o escribe. Puede ser útil una terapia con un patólogo del habla y el lenguaje.

Pérdida de memoria o dificultades de razonamiento. Muchas personas que han tenido


accidentes cerebrovasculares presentan pérdida de memoria. Otras tienen dificultades para
pensar, hacer valoraciones, razonar y comprender conceptos.

Problemas emocionales. Las personas que han tenido accidentes cerebrovasculares pueden
tener dificultad para controlar sus emociones, o bien pueden manifestar depresión.

Dolor. Las personas que han tenido accidentes cerebrovasculares pueden sufrir dolor,
entumecimiento u otras sensaciones extrañas en partes del cuerpo que se vieron afectadas
por el accidente cerebrovascular. Por ejemplo, si un accidente cerebrovascular hace que se
pierda la sensibilidad en el brazo izquierdo, es posible que el paciente empiece a sentir una
sensación de hormigueo incómoda en ese brazo.

Las personas también pueden ser sensibles a cambios de temperatura, especialmente frío
extremo, después de un accidente cerebrovascular. Se sabe que esta complicación es un dolor
central o síndrome de dolor central causado por el accidente cerebrovascular. Este trastorno
generalmente se manifiesta varias semanas después de un accidente cerebrovascular y puede
mejorar con el paso del tiempo. Sin embargo, debido a que el dolor está causado por un
problema en el cerebro, en lugar de una lesión física, existen pocos tratamientos.

Cambios de comportamiento y capacidad de cuidado personal. Es posible que las personas que
han tenido accidentes cerebrovasculares se vuelvan más introvertidas y antisociales o más
impulsivas. Puede que necesiten ayuda para el aseo personal y las tareas cotidianas.

Al igual que con cualquier lesión cerebral, el éxito del tratamiento para estas complicaciones
varía entre personas.
Prevención

Informarte sobre los factores de riesgo para accidentes cerebrovasculares, seguir las
recomendaciones del médico y adoptar un estilo de vida saludable son las mejores medidas
que puedes tomar para prevenirlos. Si has tenido un accidente cerebrovascular o un accidente
isquémico transitorio, estas medidas pueden ayudarte a evitar sufrir otro accidente
cerebrovascular. La atención médica de seguimiento que recibes en el hospital y con
posterioridad también puede cumplir una función.

Muchas estrategias de prevención de accidentes cerebrovasculares son las mismas que las de
prevención de enfermedades cardíacas. En general, las recomendaciones para un estilo de vida
saludable son las siguientes:

Controlar la presión arterial alta (hipertensión). Una de las cosas más importantes que puedes
hacer para reducir el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares es mantener la presión
arterial bajo control. Si has tenido un accidente cerebrovascular, reducir la presión arterial
puede ayudarte a prevenir un accidente isquémico transitorio o un accidente cerebrovascular
posterior.

Hacer ejercicio, controlar el estrés, mantener un peso saludable y limitar la cantidad de sodio y
alcohol que consumes son todas maneras de mantener la presión arterial alta bajo control.
Además de recomendar cambios en el estilo de vida, el médico puede recetar medicamentos
para tratar la presión arterial alta.

Reducir la cantidad de colesterol y grasas saturadas de tu dieta. Consumir menos colesterol y


grasas (especialmente grasas saturadas y grasas trans) puede reducir los depósitos de grasa
(placas) en las arterias. Si no puedes controlar el colesterol solo por medio de cambios en la
dieta, el médico puede recetarte una medicación para reducir el colesterol.

Dejar de fumar tabaco. Fumar eleva el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares para
fumadores y fumadores pasivos. Dejar de fumar tabaco reduce el riesgo de sufrir accidentes
cerebrovasculares.

Controlar la diabetes. Puedes controlar la diabetes con dieta, ejercicio, control de peso y
medicamentos.

Mantener un peso saludable. Tener sobrepeso se suma a otros factores de riesgo de sufrir
accidentes cerebrovasculares, como presión arterial alta, enfermedades cardiovasculares y
diabetes. Adelgazar al menos 10 libras (4,5 kilos) de peso puede reducir la presión arterial y
mejorar los niveles de colesterol.
Llevar una dieta rica en frutas y vegetales. Una dieta con cinco o más porciones diarias de
frutas o vegetales puede reducir el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares. Puede ser útil
seguir la dieta mediterránea, que pone énfasis en el aceite de oliva, las frutas, los frutos secos,
los vegetales y los cereales integrales.

Hacer ejercicio en forma regular. Los ejercicios aeróbicos o cardiovasculares reducen el riesgo
de sufrir accidentes cerebrovasculares de muchas maneras. El ejercicio puede reducir la
presión arterial, aumentar el nivel de colesterol de lipoproteínas de alta densidad, y mejorar la
salud general de los vasos sanguíneos y el corazón. También ayuda a adelgazar, controlar la
diabetes y reducir el estrés. Haz gradualmente hasta 30 minutos de actividad (como caminar,
trotar, nadar o andar en bicicleta) la mayoría de los días de la semana (si es que no puedes
todos).

Beber alcohol con moderación, o no hacerlo. El alcohol puede ser tanto un factor de riesgo
como una medida de protección para los accidentes cerebrovasculares. El consumo excesivo
de alcohol aumenta el riesgo de tener presión arterial alta, accidentes cerebrovasculares
isquémicos y accidentes cerebrovasculares hemorrágicos. Sin embargo, beber una cantidad
entre pequeña y moderada de alcohol, como una bebida por día, puede ayudar a prevenir
accidentes cerebrovasculares isquémicos y disminuir la tendencia a la coagulación de la
sangre. El alcohol también puede interactuar con otros medicamentos que tomes. Habla con el
médico sobre lo que es adecuado para ti.

Tratar la apnea obstructiva del sueño, si la tienes. El médico podrá recomendar una evaluación
nocturna de oxígeno para verificar si tienes apnea obstructiva del sueño. Si se detecta la
presencia de apnea obstructiva del sueño, esta se puede tratar administrando oxígeno por las
noches o usando un pequeño dispositivo en la boca.

Evitar las drogas ilegales. Algunas drogas, como la cocaína y las metanfetaminas, son factores
de riesgo establecidos para un accidente isquémico transitorio o un accidente cerebrovascular.
La cocaína reduce el flujo sanguíneo y puede provocar el estrechamiento de las arterias.

Medicamentos preventivos

Si has sufrido un accidente cerebrovascular isquémico o un accidente isquémico transitorio, el


médico puede recomendarte medicamentos para ayudar a reducir el riesgo de sufrir otro.
Algunos de ellos son:

Medicamentos antiagregantes plaquetarios. Las plaquetas son células de la sangre que


generan coágulos. Los medicamentos antiagregantes plaquetarios hacen que estas células
sean menos adherentes y que haya menos probabilidades de que se coagulen. El
medicamento antiagregante plaquetario que más se utiliza es la aspirina. El médico puede
ayudarte a determinar la dosis adecuada de aspirina.
También puede considerar recetarte Aggrenox, una combinación de una dosis baja de aspirina
y del medicamento antiagregante plaquetario dipiridamol, para reducir el riesgo de formación
de coágulos sanguíneos. Si la aspirina no previene los accidentes isquémicos transitorios o
accidentes cerebrovasculares, o si no puedes tomar aspirina, el médico podrá recetar en su
lugar un medicamento antiagregante plaquetario como clopidogrel (Plavix).

Anticoagulantes. Estos medicamentos, que comprenden la heparina y la warfarina (Coumadin),


reducen la coagulación de la sangre. La heparina actúa con rapidez y se puede utilizar durante
un breve período en el hospital. La warfarina actúa más lentamente y se puede utilizar durante
un período más prolongado.

La warfarina es un poderoso medicamento anticoagulante, por lo que necesitarás tomarlo


exactamente según lo indicado y prestar atención a los efectos secundarios. El médico puede
recetarte estos medicamentos si tienes algunos trastornos de coagulación de la sangre, ciertas
anomalías arteriales, un ritmo cardíaco anormal u otros problemas cardíacos. Se podrán
utilizar otros anticoagulantes más nuevos si el accidente isquémico transitorio o el accidente
cerebrovascular fue consecuencia de un ritmo cardíaco anormal.

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