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UNIVERSIDAD NACIONAL AMAZONICA DE MADRE DE DIOS

(FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS)

ANALISIS DEL ASILO POLITICO DEL EXPRESIDENTE


ALAN GARCIA

ESTUDIANTE:
DANIEL CANSAYA MAMANI
DOCENTE: ROCIO BEATRIZ SOTOMAYOR GAMBOA
CURSO: DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO (ANALISIS
DEL ASILO POLITICO DEL EXPRESIDENTE ALAN GARCIA)

MADRE DE DIOS- PERU


ANALISIS DEL PEDIDO DE ASILO DE ALANGARCIA

El pedido de asilo diplomático del expresidente Alan García el sábado 17 de


noviembre, ha generado diversas interrogantes en torno a la figura del asilo
diplomático en el derecho internacional, su régimen jurídico y aplicación política.
Con este artículo, quisiera dar algunos alcances respecto de la historia del asilo
diplomático en nuestra región y colocarnos en los distintos escenarios respecto
al otorgamiento o no del mismo al expresidente García por parte de la República
Oriental del Uruguay.

LATINOAMÉRICA: CUNA DEL ASILO DIPLOMÁTICO

La institución del asilo tiene una larga trayectoria histórica. En la Antigüedad


tenía carácter religioso, en tanto el asilo se concedía en templos o lugares sacros
y, asimismo, se caracterizó por ser otorgado a favor de delincuentes comunes.
Con la Reforma y las persecuciones políticas religiosas a que esta dio lugar, se
produjo un cambio: desapareció el asilo para delincuentes comunes y, en su
lugar, se otorgó protección a los perseguidos políticos y religiosos.

Sin embargo, el asilo diplomático es una figura desarrollada netamente en


latinoamericana, con el objetivo de proteger la vida, libertad e integridad de
personas perseguidas por delitos políticos. Esta institución está regulada por
diversos tratados regionales, entre ellas pueden nombrarse al Tratado de
Derecho Penal de Montevideo de 1889, La Convención sobre Asilo de La
Habana de 1928, la Convención sobre Asilo Político de Montevideo de 1933, el
Tratado de Asilo y Refugio Político de Montevideo de 1939 y la Convención sobre
Asilo Diplomático de Caracas de 1954. En estas convenciones, básicamente, se
establece que toda persona cuya libertad o vida estén en peligro por actos,
amenazas o persecuciones de las autoridades del Estado o, por personas que
hayan escapado del control de dichas autoridades, tiene derecho a solicitar a
otro Estado el asilo diplomático.

El APRA ha sido parte fundamental del desarrollo de esta figura en nuestra


región. En 1949, Perú y Colombia sometieron a la jurisdicción de la Corte
Internacional de Justicia de La Haya el caso del asilo político de Víctor Raúl Haya
de la Torre, en la embajada colombiana en Lima. En 1950, la Corte rechazó los
argumentos colombianos, pero no ordenó a Colombia entregar a Haya de la
Torre a las autoridades peruanas –obligación de non refoulement.

ANÁLISIS DE LA SOLICITUD DE ASILO DIPLOMÁTICO DEL


EXPRESIDENTE GARCÍA

¿Uruguay tiene el derecho a asilar?

La Convención del 54, en su artículo 1 y 2, señala que un Estado tiene el derecho


a otorgar asilo “(…) a personas perseguidas por motivos o delitos políticos, [y]
será respetado por el Estado territorial de acuerdo con las disposiciones de la
Convención”. Respecto a este punto, entendamos que la calificación y
otorgamiento del asilo corresponde única y exclusivamente al Estado receptor –
en este caso, Uruguay.

Entendamos bien que el asilo diplomático es una prerrogativa estatal y no un


derecho humano. Así lo ha establecido la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en su Opinión Consultiva N° 25, al señalar que “los propios Estados,
que participaron enviando observaciones a la Corte en el marco de la presente
opinión consultiva, coincidieron en afirmar que el asilo diplomático no constituía
un derecho individual de la persona, sino una prerrogativa estatal”. Esto significa
que, en el sistema interamericano ninguna persona podría demandar a un
Estado por la presunta violación del ‘derecho al asilo diplomático’.

¿Alan García es un “perseguido político”?

Respecto a la determinación de si la persona solicitante es un perseguido


político, analicemos los siguientes artículos de la Convención para entender si
Alan García encaja en dicha figura:

Artículo 4.- Corresponde al Estado asilante la calificación de la naturaleza del


delito o de los motivos de la persecución.

Artículo 9.- El funcionario asilante tomará en cuenta las informaciones que el


gobierno territorial le ofrezca para normar su criterio respecto a la naturaleza del
delito (…) pero será respetada su determinación de continuar el asilo o exigir el
salvoconducto para el perseguido.
Artículo 3.- No es lícito conceder asilo a personas que al tiempo de solicitarlo se
encuentren inculpadas o procesadas en forma ante tribunales ordinarios
competentes y por delitos comunes.

Respecto a la naturaleza del delito del expresidente García, el mismo tratado no


ha definido qué se entiende por delitos políticos. Solo será el Uruguay quién
determine si los delitos por lo que está siendo investigado el expresidente calzan
en la figura de delitos políticos y no en la de delitos comunes (art. 4). Sin
embargo, quiero anotar que la Convención de Naciones Unidas contra la
Corrupción, en su artículo 44(4), preceptúa que los delitos de corrupción “no [se]
considerarán de carácter político” para efectos de una extradición. Es decir, cabe
la posibilidad de que el Uruguay pueda realizar una analogía de este tratado para
interpretar que se encuentra frente a un delito de naturaleza común y no político.

Por otro lado, sobre la exclusión del asilo (art. 3), tengamos en cuenta que este
tratado fue redactado en los años 50’, por lo que los términos ‘inculpado’ y
‘procesado’ no tienen el mismo significado que ahora el derecho procesal ha
desarrollado. Sin embargo, la Convención de Viena sobre Derecho de los
Tratados y el caso de Haya de la Torre pueden darnos algunas luces: bajo una
interpretación del término podemos considerar que las órdenes de impedimento
de salida y las continuas citaciones a Alan García lo colocan en el estado
de acusado de un delito; por lo que bajo esa definición no debería dársele el asilo
diplomático por encontrarse inmerso en un proceso.

Sin embargo, nuestra tradición latinoamericana nos muestra que sí procedería


el asilo, en tanto que los países de la región no han entrado en el análisis de la
situación interna de cada Estado, sino más bien toman nota de la información de
las partes (art. 9), discuten la posibilidad de existir cierto grado de persecución –
posible intervención del gobierno en el Poder Judicial– y, sobre todo en caso de
presidentes, otorgan el asilo. Por ejemplo, en el 2009 el Perú asiló a tres
ministros del gobierno boliviano de Gonzalo Sánchez de Losada, quienes iban a
ser detenidos para afrontar un juicio sobre la represión militar que provocó la
muerte de más de 60 personas en el 2003, escenario similar al que ahora
enfrente el expresidente García. Queda claro que a la luz del Convenio, los
Estados deben utilizar su buen criterio para otorgar los beneficios del asilo a los
perseguidos políticos y no a quienes hubieren perpetrado delitos comunes.
Además de la determinación de la naturaleza del delito, se debe evaluar el grado
de urgencia. El artículo 5 prevé: “El asilo no podrá ser concedido sino en casos
de urgencia y por el tiempo estrictamente indispensable para que el asilado salga
del país con las seguridades otorgadas por el gobierno del Estado territorial a fin
de que no peligre su vida”. Y, el artículo 6 define la urgencia cuando el individuo
sea perseguido por terceros o las mismas autoridades y “(…) se encuentre en
peligro de ser privado de su vida o de su libertad por razones de persecución
política y no pueda, sin riesgo, ponerse de otra manera en seguridad”. Este es
otro punto que el gobierno uruguayo analizará, con la información recaba por las
partes, y decidirá si se cumple el grado de urgencia como para otorgar el asilo
diplomático a Alan García. Cabe agregar que hace algunos días, el exministro
Luis Alva Castro y el ex canciller Luis Gonzales Posada, ambos dirigentes
apristas, sufrieron agresiones, las mismas que hasta la fecha siguen en
investigación. Estos hechos podrían darle un punto a favor a la solicitud de
García respecto al peligro de su integridad.

POSIBLES ESCENARIOS

Uruguay otorga el asilo diplomático

El Perú se verá obligado a otorgar el salvoconducto al expresidente García. Los


artículos 11 a 13 del Convenio 54 se relacionan con dicho instrumento, el mismo
que permitiría que Alan García sea retirado de la residencia y pueda salir para
territorio extranjero, dándole además las garantías de que su vida, libertad e
integridad serán protegidas. A pesar de que el otorgamiento del salvoconducto
es una obligación derivada del Convenio de Caracas, el Estado peruano podría
negarse a darlo, alegando entre muchas razones que el otorgamiento mismo del
salvoconducto estaría yendo en contra de una medida judicial.

Sin embargo, cualquiera sea la razón para que el gobierno no otorgue el


salvoconducto, bajo el principio de la Primacía del Derecho Internacional,
nuestras obligaciones internacionales estarían por encima de las medidas
internas, y su incumplimiento generaría responsabilidad internacional. A pesar
de lo anterior, existen celebres casos de personas retenidas por años en la
misión diplomática como consecuencia de la negativa del Estado territorial de
conceder el salvoconducto correspondiente. Por ejemplo, el caso de Haya de la
Torre que estuvo desde 1949 a 1954 en la Embajada de Colombia en Lima, el
caso de Julián Assange quien ya tiene 6 años en la Embajada de Ecuador en
Reino Unido o el del cardenal Mindszenty que estuvo cerca de 20 años en la
Embajada de los Estados Unidos en Budapest.

De igual forma, en caso el Perú esté disconforme con el otorgamiento del asilo
por parte del Uruguay, nuestro país podría iniciar algún procedimiento judicial
para resolver dicha controversia, siendo la más acertada la presentación de una
demanda contra Uruguay ante la Corte Internacional de Justicia, al amparo del
Pacto de Bogotá; alegando que existe una controversia que versa sobre la
interpretación del Convenio de Caracas.

Uruguay deniega el asilo diplomático

Este punto no es tan claro, pues podrían presentarse dos escenarios. El primero,
Uruguay debería invitar a Alan García a que se retire de la residencia. Lo cual no
implica que el expresidente sea detenido a su salida, porque hasta la fecha solo
tiene una orden de impedimento de salida, mas no de detención. Así, García
podría tratar de solicitar asilo en otra embajada, aunque ya con cierta dificultad
por existir una primera negativa.

El segundo escenario es mucho más complejo: si García se negara a salir de la


embajada. Por el principio de inviolabilidad de los locales de la misión
diplomática, ningún agente del Estado peruano podría ingresar a la residencia
del Embajador, sin consentimiento del mismo. A mi parecer, serían las mismas
autoridades uruguayas las que tendrían que retirar por la fuerza a García de la
residencia.

Ojo que la residencia no es territorio uruguayo. En la Edad Media, Hugo Grocio


desarrolló la tesis de la extraterritorialidad que consideraba a las Embajadas y
Legaciones como territorio extranjero y no parte del Estado territorial; por ello,
las autoridades de este último no podían ingresar en ellas a fin de extraer al
asilado político. Sin embargo, en el siglo XVIII, Emer de Vattel propuso otra teoría
para justificar el tratamiento de la inmunidad planteando el criterio funcional en
lugar del extraterritorial. Este es el criterio vigente y que el Convenio de Viena
sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 recoge en su preámbulo: “tales
inmunidades y privilegios se conceden, no en beneficio de las personas, sino con
el fin de garantizar el desempeño eficaz de las funciones de las misiones
diplomáticas [de un Estado en el territorio de otro Estado]”. Es por esta razón,
que ningún agente del Estado peruano puede ingresar en los locales de la misión
diplomática uruguaya entiéndase, la embajada, oficinas o residencias– sin antes
contar con el consentimiento del Jefe de la misión.

Finalmente, en ambos supuestos, sea que otorgue o deniegue el asilo, el


Uruguay haría público sus argumentos en tanto existe una reserva hecha por el
Uruguay al artículo II del Convenio de Caracas, lo que podría hacernos pensar
que estaría aceptando que sí exhibiría sus argumentos por las que deniega u
otorga el asilo. Pero ésta es solo una interpretación que podría darse a la reserva
uruguaya.

Más allá de lo anterior, el otorgamiento del asilo diplomático al expresidente Alan


García deberá contener fundamentos jurídicos; sin embargo, seamos
conscientes que la misma se sujeta a una decisión política exclusiva del Uruguay
que debemos aceptar como legítima.

BIBLIOGRAFIA

JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA, Eduardo. Derecho Internacional Público. Tomo IV. Montevideo:


Fundación de Cultura Universitaria, 1995, p. 176.

Naciones Unidas, Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas (1961), 18 de abril de


1961, disponible en esta dirección

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