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cieticía -

A. K o e ch lin : D efen sa d el es-


cep tieism o.— José Peirats: Sobre
preten dida crisis del anar-
q u ism o.— A ltre d o P a n zln l: Una
e n fe r m e d a d „ l:n g a fo y un
“ •arques.— D os e sp ectá cu los
J. E. R o d ó : M ás a llá .— U go Fe-
dell: El m o v im ie n to m a k h n o-
' ’Ut* en la re v olu ción de U k ta .
“ •a. IV . Néstor M a k h n o y el
“ •ovim iento a n a r q u is t a .-P o n -
taura: A cció n in te rn a cio n a l li-
I > e r u r ia .-A . G . L lfturadó: Ma-
t e r ia lU m o .— Resmartinez: Un
breve com en tario.

NOTAS
A n d ré P run ier; .in te la gue-
tT* que vien e.— A n gel S a m -
b la n ca t: D os fu erzas de c h o ­
que.— A n to n io L a fu e n te ; K oro-
len k o. In dice.

Diciembre
1951

R E V IS T A M EN SU AL
Ayuntamiento de Madrid
SE HALLA EN VENTA EL PRIM ER TOMO
DEL TAN ESPERADO LIBRO

111 (.NJ.tN Id RlVOlüCION [SPflNÜia


Se trata deJ estudio más com pleto y do-
r'umentado sobre el origen y proceso histó<
rico del anarcosindicalism o español
Son resumidos en esta im portante obra
las ansias, las luchas y los m artirios del
obrerismo español durante las épocas de la
monarquía borbónica, durante el periodo de
la dictadura militar, durante el agitado ré­
gimen republicano, cuyos antecedentes con ­
dujeron a la gloriosa epopeya del 19 de Ju­
lio de 1936.
416 páginas de texto con ilustraciones in­
tercaladas sobre papel couché. Fotocubierta
a dos colores. Precio de la o b r a : 600 francos.
Pedidos a todos los delegados de propa­
ganda de las FF. LL. de la C.N.T. Servi­
cio de librería de la C.N.T. 24, rué Stc-
Marthe. París |X). Editoriales libertarias, y
a M artin Vílarrupla, 4, rué B elfort. Tou-
louse. (Maute-Garonne).

R E V IS T A M EN SU AL
DE S O C IO L O G IA , CIENCIA
Y L IT E R A T U R A
D ir e c t o r : A. G A R C IA .— 24, rué
S te-M a rth e, París (X ),
-A dm inistrador : M . V IL A R R U -
PLA. — 4. rué B e llo rt, Toulouse
CHaute-Garonne).
P recios de su scrip ción : F ran cia ,
180 fr a n c é s tr im e s tr e ; E xterior,
210 fra n co s .
N úm ero suelto. 70 fra n co s .
P aq u eteros, 15 p o r 100 de des­
cu en to a p a rtir de c in c o ejem ­
plares,
G ir o s : «C N T », h ebdom adaixe
C .C .P . 1197-21, 4. rué B elfort,
T O U L O U S E (H .-G .).

Ayuntamiento de Madrid
íi£ ¥ I S M D£ S O C l O l O S I á . CICiMCIA Y LlTEÉ^áTySi^
A ño I Toulouse, Diciem bre 1951 N .* 12

DEFENSA DEL ESCEPTICISMO


«La alegría d « la destrucción es una
alegría creadora.»
M. BAKUNIN.

r. A Y dos géneros de escepticism o. El pri­ m ientos, de sus métodos, la voluntad, que n o es


m ero es el verdadero escepticism o el ili filosofía ni ciencia, d ará en la nada y se ca n ­
escepticism o filosófico. El segundo es sará. Si la voluntad n o soporta la critica, tanto
el «escepticism o» de que habla m i ami­ peor para ella.. Si la soporta, redoblará.
g o Em ilio Muse. El primero, el verda­ Por otna parte, hay el criticism o barato, el es­
d ero escepticismo, el filosófico, se re­ cepticism o querido y fácil, de que habla el amigo
fiere a la vida m ism a, el segundo a Muse. Pero me parece muy cóm odo y aun un p oco
tal o cu al aspecto de la vida. El es- dem agógico rechazar una critica c o n el argumento
cept'ícósmo filosófico es una convic­ de que h ay gentes que se sirven de ella p ara su
ción a prior!, el pesimismo por prin­ com odidad. ¿P or qué cerrar los ojos ante verdades
cipio. u n a religión negativa: la vida n o tiene fun­ que se ven y se sienten tod<K los dias? Aunque
dam ento positivo, sus realidades son ilusiones, sus nos desagraden, están ahi, de todos modos. Si agra­
esperanzas n o tienen o tr o fin que e l de engañar dan a otros, ¿qué n t s im porta?
y la única solución de los problemas hum anos es la Muse n o quiere negar la palabra al pensaiDúento
muerte. Eisa negación a prlori d e la vida el verda­ negativo, iwro e n el fon d o l o hace a praar de todo
dero escepticism o, el filosófico, es un íUDSurdo, se­ por las palabras que escribe después de esa afir­
gún m i convicción, según m i religión positiva, m ación: «Pero es una infam ia apagar entusiasmo®,
según ella m ism a, porque n o hay m edio objetivo y sem brar la desesperanza, restar im portancia a la
cientifioo de probarla. resistencia y agitar fantasm as.» Esta frase m e p a ­
No es, pues, este esceptician o filosófico el que yo rece muy poco anarquista, exhala incluso u n p oco
me propongo" defender, sin o el «escepticism o» cen­ olor de bolchevismo.
surado en u n o de los últimics núm eros de CENIT, Si es infam ia apagar entusiasmios, toda propa­
por m i a m igo Em ilio Muse, y que se refiere a tal ganda anarquista es infam ia. ¡Qué infam ia atacar
o cual a sp w to de la vida. V aldría m ás llam arlo u n a religión hacia la cual se dirigen las esperanzas
criticism o para distiguirlo del otro. y loe entusiasm os de muchedumbres inmensas: el
El criticism o « una cualidad de la ra zón hu­ ca tolicism o! ¿N o es una infam ia criticar las espe­
m ana, sin la cual n o h ay posibilidad de ciencia ranzas que se ponen en la p olítica de los partidos
ni d e m oral, ni de pensam iento simplemente. La dem ocráticos y socialistas, y de los sindicatos re­
fu n ción de la critica es oponerse siem pre y sin li­ form istas? ¿No es una infam ia denunciar el m ito
m ite a las creencias, sean cuales fu e r «i. Su fin es bolchevique? ¿N o es sem brar la desesperanza ridi­
la destrucción y nada m ás que la destrucción. Pero cu lizar los nacionalism os y los m il sueños de la
en esta fuiwáón obra e n interés de la creencia m is­ vida futura en el cielo o sobre la tierra en nom bre
ma, que n o puede vivir sin ser destruida continua- de las cuales los seres soportan el presente deses­
m,einte. Sin critica tod a creencia es barata y ca ­ perado? E n cuanto a la «resistencia», Muse emplea
rece de fuerza y de vida. Aun el cristianism o, el la palabra co m o u n térm ino sagrado. L o es, en
cristianism o vivo, no puede existir sino gracias al efecto. Resistir al m al es la esencia de nuestra
pecado m ortal de la duda. vida. Pero nuestro m undo está lleno de resistencias
La ciencia, que es critica ella misma, se publica falsas, ilusorias e inútiles. Hay que saber a qué se
confiando en sus descubrlraientcs, que n o esperan resiste, p or qué, y con qué. D e o tro m odo se corre
sino su destrucción p or conocim ientos m ás exactos. e l riesgo d e capitular añte el enemigo, resistiendo
El anarquism o es voluntad y conocim iento. Sin a una quimera. T od o sacrificio h eroico es bello, aun
critica permanente de su filosofía, de sus con oci­ si es inútil, pera el historiador y para el novelista.
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354 CENIT

Por m i parte, si n o tuviera posibilidad de hacer La época revolucionaria, que com enzó eíi el si­
cosa m ejor que im pedir un solo saoriflcio, que yo glo X V III y que parece llegar a su fin en nuestros
reconociera Inútil y perjudicial, p or p oco que eso días, n o cam bió la sociedad absolutista sin o super-
sea, me felicitarla de haber h echo a g o de valor. ñcialmenite. Ni la dem ocracia, ni el liberalism o lle­
Sobre «agitar fantasm as», Muse n o se explica, de gaban a en con trar una nueva base espiritual y
m odo que n o sé en qué especie de fantasm as pien­ m aterial de un libertad con creta de los pueblos.
sa. Me parece, sin embargo, que los fantasm as en Cada transform ación revolucionaria, aunque fuese
general se iwiouentran m ás cerca de los optim jstas traída p o r un deseo real de libertad y de justicia,
que de los escépticos, ¿Está seguro el a m ig o Muse term inaba siempre p o r una fortificación nueva del
de n o aferrarse a un fantasm a predicando c o n el Estado. Todos los form alism os p olíticos de la de­
progreso hum ano inm anente al desenvolvianiento m ocracia y del socialism o n o cam bian nada al he­
de la ciencia natural y d e la técnica? c h o de que el poder del Estado, desde el reino de
La afirm ación de Muse de que el pueblo de la Luis X IV , ha crecido y ganado en intensidad de
Edad Medía ha sufrido humíllacicnea que las so­ u n a m anera espantosa, sin que la in ju sticia y el
ciedades n o habían conocido antes ni han conocido desorden social hayan disminuido. Estam os h »y
después n o es exacta. La esclavitud de la antigüe­ en plena m archa hacia el a ñ o 1984 d e George Or-
dad n o era m ejor, era peor, porque le faltaban, los well, el escritor m á s escéptico de nuestra é i»c a .
frenos que im ponía a la servidumbre de la Edad Ese desenvolvim iento postm edieval h a s id o acom ­
Media la religiosidad cristiana. Sea, lo que sea lo p añ ado p or el progreso de las cien cias naturales
pueda decirse sobre la sociedad medieval, es y de la técnica. Aun destruyendo una sociedad que
innegable que significaba para el pueblo agrícola nada tenia ya de la sociedad m edieval sino la fo r ­
y artesano una seguridad social que las m asas no m a, llegada a ser estéril y sin vida, la critica cien ­
han vuelto a conocer desde el hundim iento de tífica n o llegaba sin em bargo a encontrar nuevos
aquel tipo de sociedad. Esa seguridad provenía jus­ valores morales bastante fuertes pana un nuevo
tamente de la unión estrecha en la cual las gentes equilibrio social. Todos los descubrimientos, por
vivían c o n la tierra, y adem ás de una espdrttuáli- grandes que fuesen, desde los viajes de Colón a la
dad religiosa que form aba la base de la sociedad m áquina de vapor y m ás lejos aún, h an sido hechos
medieval. Al lado del feudalism o, del cual n o des- b ajo el signo de la burguesía, de la clase m ás uti­
•conozco el carácter jerárquico y opresivo, y a me­ litaria y m enos espiritual, y de su deseo de riqueza
nudo m ezclado con él, habia todo un laberinto de y de poder.
autonom ías y de libertades que en diversos gradea La cuestión de si es la burguesía la que h a p ro­
p u s ie r o n o b s tá ^ lo s a ’las tendencias jerárquicas, ducido la técnica, o si es la técnica la que h a pro­
bajo las ganantias recíprocas de corporaciones de ducido la burguesía, n o es cuestión que hayamos
a r t ^ n o s y de m unicipios agrícolas y de su fed e­ de resolver. No se puede sino hacer con sta r la re­
ración. La debilidad general de los poderes centra­ ciprocidad que en el desenvolvim iento histórico
les significaba un pluralism o que h izo posible a los existe entre los dos fenóm enos. Esta reciprocidad,
pueblos crearse libertades que, p or pequeñas que sin em oargo, m e parece tener a lgo de lógica, sin
^ e s e n , tenían siem pre un carácter vivo y mateiiaJ. que quiera decir que sea fatal, Una em ancipación
Todo esto desapareció con la centralización terri­ de la naturaleza com o la que significaba la técnica
torial en los siglos X V I y X V II. m oderna, ¿era p o á b le sin una «■emancipación» del
S i ha habido un tiem po de la hum illación dsl espíritu co m o la que significa la burguesía?
hombre m as terrible, fué el tiem po d el absolutism o Los argum entos de Muse en favor de la progre-
que siguió a la M a d Media, El sentido del poder sividad de la técnica m e parecen dem asiado débiles
de este m,undo sin el fre n o de una espiritualidad para tranquilizarme. Que la técnica m oderna ha
que n o es de este m undo creó el nacionalism o los creado un nuevo tip o de artesano consciente, quie­
poderes únicos rodeados de fronteras territoriales ro creerlo. Pero ese signo me parece p o co nume­
A los pluralism os feudales y federalista® lc « susti­ roso. Se trata del técnico, del ingeniero m ás bien
tuyeron poco a p o co y ca d a vez m ás regímenes que del obrero. Y aun uii ingeniero que tiene la
burocráticos. Pué entonces cuando n a ció la abs­ posibilidad de ser él m ism o en su trabajo, de ex­
tracción fria del Estado todopoderoso. Las autono­ presar su personalidad en su creación, es una cesa
mías m unicipales desaparecieron, asi com o los te­ cada vez m ás rara. Las m ás de l'as veces trabaja
rrenos com unales hasta en los r ^ u c t o s aislados en para una necesidad que n o es la suya ni la de un
las m ontañas. Con la realeza triunfaba la gran gru po social al cual se sienta ligado. Es lim itado
b u r g i^ ia com ercial, que prefería los n egocios a en e l m á s alto grado p or el sistem a d e industria­
las libertades. La tierra y el trabajo fueron reem ­ lización cuya últim a palabra es e l provecho. El
plazados por el dinero. Un nuevo tip o de explota­ alm a de ese sistem a n o está en el taller, sin o en
dor nació, que se había liberado de loe fren os que el despacho, que es un lugar sin alma.
se habla im puesto a l explotador de la Edad Media La producción en masa, tal com o la conocem os
la unión con la tierra y la espiritualidad reUgioaa. todos, ¿es preferible a la producción reducida para
Esta se perdía en los dogm as eclesiásticos católicos una localidad? Lo dudo m ucho. K rojxitkin ha es­
y protestantes que significaban poca cosa p a ra la crito en su libro sobre «la agricultura, la artesa­
vida social. La sed de o t o llevaba al imperialismo, n ía y la industria» cosas m uy claras que vnldria
que a su vez fortificaba la potencia d e los Estados. la pena releer hoy. La producción en m asa n o ha
La localidad y su bienestar, su litjertad y su segu­ lib a d o jam ás a garantizar a las m asas la seguri­
ridad social, n o con taban ya nada. El pueblo, por dad económ ica más m odesta, m ientras que una p ro ­
decirlo asi, n o existía ya. Asi el arte medieval, que ducción local orgánicam ente ligada a las con dicio­
era un arte d el pueblo, fué reem plazado por la nes naturales de una región puede perfectam ente
creación de individualidades que trabajaban a suel­ garantizar una estabilidad económ ica de la vida
d o de los poderosos. El pueblo fué abandon ado a por m odesta que sea. La producción estabilizad» de
une m iseria que la sociedad medieval n o había la gran industria m e parece un er^ añ o. En gran
conocido. parte se trata de una fwoducción de cosas inútiles,
Ayuntamiento de Madrid
C EN iT 355

ouya necesidad es sugerida a las m asas por la pro­ ción del trabajo esclavo, sino en el establecimiento
paganda. Ija propaganda es la ciencia m ás noble del trabajo responsable y atractivo, que es pro­
de nuestro tiempo. Los científicos del alm a huima- ductor n o solam ente de cosas útiles a la vida, sino
na, los psicólogos, pueden felici'tarse: sus desoubri- al m ism o tiem po de la personalidad del que pro­
m lentos están e n tan buenas m anos com o los de duce. Esa sería la verdadera cultura obrera, la ver­
los fisicost dadera revolución social. La transform ación a la
La produ cción de guerra ha existido bajo todfis cual nosotros aspiram os n o es inm anente al pro­
las form as de producción. Pero bajo las form as greso técnico. Me parece incluso que éste nos hace
«prim itivas» la producción de las arm as estaba la tarea ca d a vez m ás difícil.
subordinada a las necesidades guerreras y n o ser­ ¿Es una fatalidad d el saber hum ano moverse en
via a otros fines. H oy sirve com o reguladora de la un circu lo vicioso? La ciencia, ,¿'hacei perder al
vida económ ica, Y es la cuestión de guerra y de hom bre íaltalm ente el instinto del sentido de la
paz la que está subordinada al m enos en parte a vida en un utilitarism o que le dirige a la nada?
la necesidad de la producción de las armas. ¿Sería menester, p or consiguiente, interrumiplr el
Pero el progreso técnico, se dice, ha aportado la ■progreso d el saber poiritivo, suprim ir la ciencia, a
reducción de las horas de trabajo o al m enos su fin de recuperar u n equilibrio entre el saber ob je­
p o s ib illd ^ . Admitimos, tom ando por base im esta­ tivo y el saber subjetivo, es decir, la condencda in­
do p olitioo y económ ico llamado norm al que se dividual. de obtener el saber de la vida a costa del
han h ech o progresos verdaderos en ese sentido, ¿Se saber d e las cosas? Adm itir y em prender esto sería
trata de un p rogreso real? Ciertamente, cada hora un m aterialism o histórico de sentido inverso al de
de reducción d el tiem po d e trabajo es una h ora ga­ Carlos Marx; serla caer en el pesimismo, en el es­
nada a la esclavitud que significa el trabajo en cepticism o filosófico que es un absurdo, según m i
nuestra sociedad! Por eso el com bate sindical per convicción. Interrum pir el progreso del saber sería
La reducción d e las horas de trab ajo es tan ne­ un a cto enteram ente artificial y p or lo dem ás im-
cesario com o la lucha p or el aum ento de ios sala­ poBlble. No podríam os ya vivir en las cavernas. No
rios. A pesar de todo, la reducción de las horas de podem os restituir la Edad iKMla. El crístianism o
trabajo n o significa una liberación verdadera del de aquel tiem po seria para nosotros letra muerta,
obrero y p or consiguiente una solución del proble­ n o el espíritu que vivifica, Nos es preciso aceptar
m a social, El deseo de trabajar tan p oco co m o sea el progreso científico con su tendencia a progresar
posible es un deseo natural en una sociedad en cada vez más. A l mismo tiem po n o podríam os ya
decadencia: presupone que el trabajo significa para h acem os ilusiones sobre ese progreso co m o los pro-
el hom bre un m al del que tiene razón en aspirar g ^ i s t a s d el siglo pasado. En una ca rta a Baku-
a liberarse, Pero este ideal de libertad del trab ajo no nin, Elíseo Reclus, m ás escéptico que los posátivíB-
es sino una parte integrante de la concóenola capi­ tas de su tiempo, expresaba su op in ión de que el
talista. La con v icción de que la reducción de las saber positivo h aría la m itad del cam ino de la
horas de trab ajo a consecuencia de la «racion ali­ liberación humana. Esta afirm ación podemos acep­
zación» de la producción traería la liberación del tarla viendo en ella un doble sentido en el cual
individuo es u ñ a de las grandes ilusiones d el m a r -' ciertam ente Reclus n o h a pensado. El ca m in o del
xismo. cSEls que una rueda de la máquina deja de saber n o con oce objetivo final y n o es, pues, su fin
ser una rueda de la m áquina porque se la ponga el que podría indicar el p rin cip io de la segunda
fuera de m ovim iento una h ora m ás? Se trata ahí m itad n o científica del cam ino de la liberación
de la libertad del trabajo en el sentido de m i libe­ humana. Este p rin cip io o su pcsibilidad se encuen­
ración del trab ajo y n o de la liberación de m i tra­ tra. por tanto, en todas partes, en todas las etapas
bajo. Se podría caracterizar la prim era com o refor­ del desenvolvim iento del saber. Si adm itim os co n
mista porque n o sale d el régimen actual, m ientras Elíseo Reclus la distancia científica y la distancia
que la s ^ u n d a seria u n a transform ación revolu­ n o cien tífica com o iguales, resulta de ello que co n
cion aria de la sociedad. La sociedad actual sabe el progreso de la ciencia pura y seca de nuestra
muy bien protegerse contra los efectos de una sim ­ civilización «tecnificada» Ja segunda m itad del ca ­
ple reducción de las horas de trabajo. Esta, gene­ m ino, la m itad m oral, única que nos llevarla a
ralm ente hablando, n o crea sino un va cio esn el u n a verdadera liberación, l l ^ a a ser cada vez más
estado psíquico del obrero, que se llena fácilm ente larga y m ás penosa. Estas «m atem áticas» n o son
de literatura y de cine superficiales, de deporte exactas, porque n o hay exactitud m atem ática en
estúpido y com ercializado, de alcohol y de una las cosas de la historia humana. La fórmiula e x ­
sexiálid ad desequilibrada, Y lo que es p eor que presa u n a con tradicción de nuestro tiempo. R eco­
todo eso. es una llam ada «cultura obrera» que sus­ n ocer la con tradicción c o n el p ropio cerebro y
tituye una inteligencia espontánea y natural con vivirle con todo el corazón es tarea digna de un
e l dogm atism o de un saber mediocre, y que hace a n a ^ u ista . Sólo a ese precio se abrirán nuevos
del obrero un soldado disciplinado de partido dis­ horízon'tes.
puesto a todas las tonterías criminales.
El verdadero problem a n o consiste en la reduc­ H. KOECHLIN

Ayuntamiento de Madrid
SOBRE LA PRETENDIDA CRISIS
DEL A N A R Q U ISM O
tm r ® demos- r a z t o del hecho coaisumado seria norm al v con
anarquism o es la
mejOT con fesión de que lo que se da m erecim iento de definitiva. Los o om u iiS S ^ I o ^ ¿ í
d ^ c 1 r « ^ ° subsiste a pesar de to- c ^ hablado m u ch o del fra-
ao. Claro que igual con clu sión Dodrta
^ a r s e de los defensores a í l t S ? a
n o ^ n o s fogosos y altaneros dados hacer fren te a ima nueva obie
a a flm a r que en el ca m p o anarquis- nitdarf ^ señala que si bien las represiones des-
dos n i ? mun- S
ue ala d e n r e s ió nde
aepresion 'd rlos
.'" ^ m
" ovim ientos
siempre'^en e f S f g%,a
anárauicos tn
nes son a v e c S ia afirm acio-
s ^ o s estos periodos de r e p r e s i ó ^ c c m ^ ^ S ’
su sen tido <»ntrario Y ^
n o una consecuencia si
perturbable ' su m archa im-

m m r n i § m = . £ ? S s : = i s s = s
dispersados, n o Queden S -

inapelable * com paración es una sentencia e j e m p l o , 'l a ^ S t S d ^ ¿ ^ n ^ q u e s f l e u T S ^ Í


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los m ovim ientos revolucionarios
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cueritan Oue en Países escandinavos apenas

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rrm a am biente de de-

c o M e x t „ r a ^ 'S ? ‘d ?f¿T a d o ™ “ ‘° " ' “ “

1 « 1 , la .aiupaoldn S l i f f a S á i ' a ™
s á s i s t i s l l
Ayuntamiento de Madrid
CENIT 357

predom inio de nuestra teoría sobre la de Prou-


dhon...» ciones de los llamados terroristas dem ostraron
plenam ente que aquellos actos n o tenian que ver
Les partidos obreros socialistas se afirm aron en
ni oon planes organizados ni co n el m ovim iento
todo el m,nmdp com o consecuencia de la depresión
anarquista propiam ente dicho, Por otra parte, aun
que siguió a la represión de la Commune. Las de­
toatandose de h echos individuales, a pesar de ha­
rrotas traen siempre la desilusión con su secuela
ber excitad o la curiosidad y hasta la sim patía de
de reconsideraciones tácticas y de principios. Se
una serie de escritores de avanzada, redundaron
ensayan nuevas vías y procedim ientos de acción
gravem ente en perjuicio del m ovim iento liberta-
que vierten en el desviacionlsm o neto.
n o . La m áquina de propaganda del Estado encon­
Este m ism o fenóm eno lo hem os constatado a tra­
tró en aquellos hechos un verdadero filó n de ar­
vés de la propia revolución rusa. En lo que al an a r­
gum entos, de orden sentirnemal, político, y hasta
quismo se refiere, este tuvo un últimio resplandeci­
^ t n ó t i c o , que m anipulados co n gran habilidad
m iento en el movimáento ukraniano que, con tanta
fueron de más provecho para el Estado» y la bur­
m eticulosidad y acierto, viene estudiando en estas guesía dom inante que las propias medidas directas
mismas páginas el com pañ ero Ugo Fedeli. Conse­
de punición aplicadas im placablem ente por los tri­
cuencia inm ediata de la experiencia ukraniana fué bunales con tra 1<b «dínaanififioxis». La estulticlia
el m ovim iento «plataform ista» de Icb anarquistas
popu lar asim iló lam entablem ente aquellas propa­
rusos emigrados. A rch in off, al que debamos un do­
gandas que tenían p or ob jeto identificar un m ovi-
cum entado estudio sobre la revolución ubraniana, im e n to s<wal, profundam ente filosófico, con una
fué el padre de aquel m ovim iento revisionista que baja m anifestación de delincuencia. Aun en nues-
tanta m ateria de discusión brindó al anarquismo t r ^ días persiste en Prancm, en la generalidad
internacional. El plataform ísm o, al que se hallaba
del pueblo y entre ciertos rangos de gentes ilus­
vinculada la prestigiosa personalidad de M akhno. tradas, un con cepto abom inable sobre lo que repre­
era un m ovim iento plagado de resabios autoritarios sentan los anarquistas y el anarquismo.
de carácter oportunista. La problem ática perspec­ Suma hecha, que la h ecatom be de 1871, e l socia­
tiva en cu an to a un p ron to retorn o de los anar­ lism o p olítico y el llamiado terrorism o, propina-
quistas ru sos a su país dism inuyó sus bríos revi­
iin &olpe rudísim o al m ovim iento anarquista.
sionistas, y la plataform a m ism a acabó p or verse O tro de los factores de decadencia d el m ovimien­
des^nparada.
to anarquista en Francia es el llam ado sindicalis­
Hemos d ich o que al am paro de la situación crea­ m o purci Este es también u n a d e las consecuen-
da en 1871, fa lto el m ovim iento Intem acion alista tía s de las épocas d ifíciles en que es d ad o ir a la
obrero d el soporte del proletariado francés, que busca de cam inos fáciles inspirados en la teoría
representaba el bastión libertario y federalista, los del menea' esfuerzo.
Piartldarios de M arx y Engels pudieron especular El sindicalism o p u ro, que» cu en ta entre sus pre-
a sus anchas con su fórm u la de tom a del Poder cu rso re s.j’ m ilitantes a destacados anarquistas, se
político p o r los llam ados partidos de la clase obre­ atribuyó la misión de crear un gran m ovim iento
ra. Estos partidos lograron deslumbrar a grandes de masas co n el p ropósito finalista de destrucción
oontüngentes proletarios p or las facilidades que ■ d el C ap itaü an o y el Estado Para el logro de este
preconizaban de solución del problem a del capi­ objetivo, y para realizar la con cen tración anties-
talismo, E l problem a social quedaba reducido a una to ta l y anticapítalista necesaria, ideó un ^ a n
fórm ula pacifica y legalitaria. La legislación de­ fren te único proletario, debidamente co h e s o n a d a
m ocrática d el Estado canitalista daba, según los Para que esta cohesión fuese posible se entendió
profetas m arxistas, am plias facilidades para una proceder a la elim inación previa de todos los fa c­
fácil y profunda revolución desde arriba. Así es tores susceptibles de discordia. El principal de es­
com o fué afincando la tendencia reform ista que tos f i l a r e s resultó ser según los teóricos del sin­
había de con vertir el princifúo de lucha de clases dicalism o puro, nada m enos que las tendencias
en colaboración de clases.
políticas y filosófico-sociales, en tre otras el propio
En su libro «La juventud de un rebelde», R udolf s o c i a l i z o político y el anarquismo.
Rocker hace un atinado estudio solHe las condi­ El sindicalism o p u ro proclam aba enfáticam ente
ciones extraordinariam ente particulares del periodo su independencia de todas las sectas, partidos y
revolucionario con ocido con el nom bre de «anarquis­ esdi^las, y p or ende su calidad autosuficiente. Es
m o h eroico». No era este un reverdecim iento de las decir, que se bastaba a s! m ism o para realizar los
energías d el m ovim iento anarquista en el sentido ideales de m anum isión de la clase obrera, De
nopular de la palabra. S i bien concurren e n la acuerdo co n este priiwipío, el afiliado o confede­
época un buen elenco de personabdades ácratas de rado, al ingresar en e l sindicato debía d ejar en U
primera fila no es menos cierto que las contu n ­ m ism a puOTta sus ideas o con vicciones particula­
dentes m anifestaciones que la caracterizan n o tie­ res. cualesquiera que estas fueren.
nen o tienen que ver m uy p oco con el anarquismo La experiencia de este sindicalism o nos demues­
proniam enet dicho. Los atentados p olíticos que la tra que n o se puede renunciar a tener ideas y pre­
cubren s o n hechos m ás o m enos estxirádicos, en­ tender tenerlas al m ism o ti«n p o , La finalidad re­
gendrados p o r la corruoeión política-adm inistrativa volucionaria que reivindicaba para si este sindi­
y p or la txilltica renresiva puesta en oráctica para calism o lo convertía en un m ovim iento finalista:
aplacar las m anifestaciones de protesta del pue­ destrucción revolucionaria del sistem a del Estado
blo. m ovida esta p rotesta por toda suerte de escán­ y del Capitalismo, cu y o prim er a cto era la huelga
dalos financieros. Ciertos sedicentes anarquistas general, y reconstrucción de la econom ía sobre la
tom aron a su ca rg o la revancha con tra los atro­ base de los sindicatos. Sin em bargo, los m étodos de
pellos de aue se hacía victim as a los m anifes­ proselitism o le condenaban de antem ano a quedar
tantes. produciéndose la serle de atentados que se con vertido en un miovimiento am orfo El celo con
h a venido señalando con el nombre de «propagan ­ que eran aplicadas las consignas de neutralidad
da p or el hecho». ideológica le transform aban paulatinam ente en ene­
Los grandes procesos que .sucedieron a las ejecu­ m igo de todas las ideologías, degenerando asi­
Ayuntamiento de Madrid
358 C EN iT

m ismo en un narcisism o autosiificiente, tan pre­ ral, com prom etían a éste, autom áticam ente, a una
tencioso com o estéril, ya que todas las energías acción radical sin .posibles aplazam ientos ni esca­
eran empleadas en la labor p oliciaca de descubri­ m oteos. Los oradores—se trataba incuestionablem en­
m iento de los repulsivos infractores del principio te de anarquistas— , asi como' los propios redactores
sagrado de neutralidad. confederales, lejos de encauzar, vertebrar y darle
finalidad sindicalista revolucionaria, anticapi- consciencia al M ovim iento, se dedicaron, en reñida
talista y antiestatal, la perdió m uy pron to el sindi­ com petición, a alim entar co n tandas de leña y de
calism o puro. M ás tarde, y es el ca so típico de la gasolina la hoguera revolucionaria.
C.G.T, francesa, sirvió este sindicalism o los desig­ Existían, indudablemente, al m argen de la preocu­
nios de los partidos socialistas en su p olítica refor­ pación revolucionaria aspectos interesantísim os de
m ista y hasta belicista, esto últim o en ocasión de la propaganda y capacitación educativa y constructi­
guerra de 1914-18. Desde m ucho antes de Ja guerra va, pero estos aspectos fueron siempre subordinados
mundial número 2, la C.G.T. sirve fielm ente las con ­ y en últim o extrem o sacrificados al suprem o obieti-
signas de Estado soviético. vo revolucionarlo'.
O tro de los factores tácticos que h a n con tribu ido Esta concepción determ inó toda una mentalidad
a la actual crisis libertaría reside en la tendencia m ilitante y cu ajó n o menos firm em ente en una ob­
personificada por el anarquism o y anarcosindicalis­ sesión única. Y se produ jo lo fatal e inevitable: una
m o español. Esta tendencia se h a ido concretizando sen e de Intentos revolucionarios que, aparte les ro­
en la etapa m ilitante que arranca en aquel p ais de m ánticos propósitos, n o contaban ni co n la fuerza,
la ca lda de la dictadura de Prim o de R ivera y muy ni co n la preparación, ni con la posibilidad, real o
particularm ente de la instauración de la Segunda practica de vencer totalm ente, Las repetidas
República. La simiente, sin em baigo, estaba echada, derrotas, seguidas de terribles represiones, iban m i­
y en uno de los terrenos m ejor abonados, dada la nando la m oral de buenos m ilitantes, reproducién­
rebeldía ingénita de los españoles y su tem peram en­ dose los gérmenes de una honda crisis interna.
to impulsivo. P ero aquí también observam os las m anifestaciones
Nos referim os a la concepción revolucionaria que de esa ley del contraste de las oposiciones y de las
ha venido sosteniendo el anarquism o ibérico y que se decepciones que jam ás perdona. Ante los fracasos
ha esforzado e n poner en práctica a través de la y los abortos, el espíritu del hom bre se tortura en
organización sindical C.N.T. El anarquism o español la búsqueda de justificaciones o salidas más o imenos
ha convertido el sindicalism o revolucionario de ten­ fáciles, No otra es la situación creada por la cr'sis
dencia definida (anarcosindicalism o) en el elem ento interna que sube a la superficie confederal en 1932
realizador de sus objetivos inmediatos: el com unis­ El M ovim iento anarcosindicalista se produce enton­
m o libertarlo. El com unism o libertario n o es un ré­ ce s en dos direcciones a cual más negativa y peli-
gimen puente según la con cepción m arxlsta. No se g;rosa: el reíorm ism o propiam ente d ich o y la radica-
justifican en él la existencia del gobiern o y de la lización obsesionante del 'propósito revolucionario.
autoridad. Y m enos la «dictadura del proletariado». Existe apenas un tercer factor m oderador o equidis­
El com unism o liberatrio es, pues, una organización tante de aquellas dos concepciones, afirm ativa y ne­
social anarquista, si n o la anarquía m ism a, por gativa, del m ilagro revolucionario inm ediato, Ambas
aquello d e que la anarquía n o tiene fin ni program a corrientes se polarizan y viene toda una épixia de
definido. afirm aciones y negaciones rotundas co n sus episo­
El anarquism o español ha volcado toda su activi­ d ios lamentables d e lucha fratrkáda. No existe un
dad en la organización obrera y en su p r o p ^ t o re­ anarquism o consciente de su m isión histórica, de
volucionario inmedmto. Se sobreentiende que para visión elevada y lo suficiente independiente de las
el anarquista ibérico el com unism o libertario, la pasiones e interpretaciones circunstanciales El m o­
anarquía en su p rlm erestad io.es perfectam ente rea­ vim iento anarquista propiam ente d ich o h a h ech o
lizable o asequible en cualquier m om ento. B asta para d o n ^ ó n de su destin o a la organización obrera, al
ello la coyuntura del h ech o revolucionario y el triun­ con ju n to heterogéneo confederal, y viene por sus
fo de su propósito más acariciado: la destrucción del pasos contados el acto m ás trascendental del dra­
Estado a través del derrocam iento del G o b ie rn o y ma: el acontecim iento de la revolución misma; el
de las instituciones guberamentalesc la destrucción 19 de Julio de 1936.
del Capitalism o mediante la expropiación y sociali­ El anarquismo y la C.N.T. (el anarccsindlcalism o
zación inm ediata de los medios de producción, trans­ español), una sola cosa indistinta, tienen que hacer
porte y consumo. fren te a un hecho revolucionario de gran enverga­
Esta concepción ha puesto al a narqu ian o ibérico dura, y su misma potencialidad com bativa les sitúa
frente a terribles responsabilidades, La critica dem o­ ante el hecho de la responsabilidad p olítica y eco­
ledora c o n que h a jMOcedido con tra las corruptelas n óm ica constructiva. La transform ación de la revc-
e inm oralidades oficiales y de los partidos políticos, lución en guerra civil acentúa gravem ente aque­
que respondía a la realidad más absoluta, h an to­ llas responsabilidades.
ca d o en lo m ás vivo del innato sentim iento antigu­ H em os d ich o ya en otro lugar que la situación
bernam ental del pueblo. En consecuencia, la orga­ creada al anarquismo español a la mañana siguien­
nización C.N.T, ha sMo capaz de m ovilizar a gran­ te d el 19 de Julio n o era necesariam ente la fatali­
des m asas de trabajadores entre las cuales figura dad de un «ir a p o r el todo», m ediante la d1ctad,ura
un respetable plantel de activos militantes. He aquí, anarquista, ni la colaboración con los dem ás secto­
precisamente, la terrible responsabilidad del anar­ res políticos, mediante la intervención gubernamen­
quism o español. Estas grandes m asas de trabajado­ tal. Pero p ara ello le era necesario al anarquismo
res rebeldes n o se sentían menos atraídas p or la pro­ una m ás clara y precisa consciencia de su misión
mesa de un com unism p libertarlo al alcance de la histórica, una m ayor independencia d e la propia
m ano que p o r el odio natural contra las institucio­ C.NiT., y una concepción ¡menos sim plista de las
nes gubernamentales, virtudes revolucionarlas en tanto que hecho violen­
Por lo tanto, e l m ism o éxito proselitista de las to, Quedaba el recurso de afirm ación del anarquis­
críticas y consignas del anarcosindicalism o confede­ m o com o m ovim iento de influencia y de oposición
Ayuntamiento de Madrid
CENIT 359

La m isión de los anarquistas consiste, ante todo


permanente, y hasta si se quiere de acción circuns­
en ser anarquistas en cualquier plano y lugar, en
crita a los aspectos constructivos de carácter eco­
el plano moral, en el de la con du cta personal; en
n óm ico en las colectividades y socializaciones por
el plano social, siendo elem entos sociales, es decir,
acción directa o de h ech o consumado. Pero para
tratables, tolerantes, aun 'Con el adversario. La. to ­
ello estorbaba enorm em ente la transform ación o i ^
lerancia constituye el principal elem ento de la s o ­
■rada en la propia m entalidad y la educación que, de
ciabilidad. En la vida social se im ponen tm is a c -
acuerdo con esta m entalidad revolucionarla m a » -
malista. se h abía dada a si m ism o el anarquismo ■Qiones mutuas. Saber ceder, aun sabiendo d e que
nos asiste la razón, es una necesidad s«n a l. le n e r
ibérico y había insuflado en las masas que mpvili- una mentalidad abierta es el m ejor distintivo anar­
zaba Dada, pues, esta m entalidad, dada esta edu­
q u ista Llam amos m entalidad abierta a no e n ca ^
cación. dada la obsesión interpretativa de que en
tillarnos e n nuestras concepciones j u z g a d o erró­
una revolución -no juegan más elementos que el
neas o despreciables todas las demás. La m e n tp
aspecto episódico violento, generador d e por si de
lidad cerrada es una m entalidad de secta, ja m ^
todos los dem ás m ilagros, el problem a n o tem a otra
una m entalidad anarquista. El anarquista d e l»
salida cjue a fron tar la peor de las responsabilida­
onerar en todos los planos sociales y n o solamente
des: o la dictadura anarquista, con todas las catas­
en las organizaciones de clase. El anarquism o n o
tróficas consecuencias, o el i^isayo de entendim ien­
es un ideal clasista en el sentido m arxista, anda-
to co n los partidos políticos, a sabiendas o sin saber
calista o seudoanarquista de la palabra, c ia ^ s
los resultados que fatalm ente com portarla. Y ante
económ icas son artificiales y tod o lo p roleta^ o n o
este dilem a, tenía que imponerse una vez m as la
es lo m ejor. Y p or últim o, el anarquism o es funda­
férrea ley de las soluciones fáciles, esto es, la co­ m entalm ente un m ovim iento de influencia, d eed u ­
laboración a regañadientes que habla de conver­
cación. de capacitación, de orientación, con vistas
tirse m ás tarde en colaboración gubernam ental a
m ás que a las form as y clases sociales, a la m en ­
ultranza. , ,
M ás que la colaboración gubernam ental en si, y talidad que las produce. ' __
Los que nos replican que el anarquismo se w n -
afjn teniendo presente lo que representaba com o
claudicación ideológica y moral, lo que cu en ta en cretiza en el anarquista y que éste n o es un dios
sino un hom bre de carne y hueso, su jeto a las m i^
ella son las consecuencias de orden permanente.
Nos referim os a la h erencia que indefectiblem ente m as necesidades que todos los dem as mortales, sin
exclu ir las pasiones, y que la inhibición anarquis­
com portan todas las desviaciones y muy particu­
ta de ciertas obligaciones representa llanamente
larm ente en las corrientes ideológicas refractarias
por principio al oportu nian o. Estas consecuencias desviarlas hacia los demás, deben de tener presen­
permanentes las vive actualm ente en toda su loza­ te que n o hay aquí torre de marfil ni ^ j m m o
aristocrático de ninguna clase. Y aun h a b ié n d < ^
nía e l m ovim iento anarquista español a través de
la profunda división interna. Ni siquiera tem am os libres son los que apostrofan desde el llano, ^ p o ­
la excusa, al em barcarnos en tan pésimas condi­ niendo que haya llano y alturas, de tom ar el ca ­
ciones, de que las realidades n o tenían preceden­ m ino que conduce a la cum bre. Pues n o hay
cada anarquista que les cierre el paso ni abajo ni
tes L o que n o tenia precedente era nuestra igno­
arriba Y si la hubiere n o seria anarquista
rancia d el proceso de todas las revoluciones y muy
particularm ente de la historia de nuestros propios Abundan los aficionados a razonar en loe a -
m cvim ientos revolucionarlos. Y conste que ^ ha íuientes términos; «U na cosa es la pureza del ittóal
escrito bastante sobre la materia. En estas m ism ^ y otra las rudas realidades que im ponen m u c h ^
lineas hemos citado, aunque a la ligera, tres m ovi­ veces la necesidad ineludible de bailar al son de la
m ientos con cfetos que bien podríame® rmvindicar m úsica circunstanciaiista». Pero esta realidad se
com o nuestros; la Commune, la revolución ukra- convierte en m onstruosidad cuando de lo que en
niana y la revolución húngara. La cita da p latafor­ sum a representa un h ech o sim ple se sacan con clu ­
siones com parables a la del cataclism o u n iv er^ l.
ma de A rch in cíf n o es m ás que una herencia del
paso de los anarquistas u k r a n ia n « p o r una etapa T a l es la conclusión de que .puesto que es imposible
de responsabilidades revolucionarias. eludir ciertas realidades y hurtarse a ciertos ron -
O curra !o que ocu rra y h agan lo que hagan las trasentidos, toda la vida es un contrasentido y éste
organizaciones y m ovim ientos influidos por el su principio fundam ental. D e lo cual se deduce
anarquismo, la m isión de este a n a rq u ia n o es co n ­ negación absoluta de to d o p rin cip io étiro, de toda
servarse en el terreno anarquista. Es decir, n o vin­ oonsecuencla ideológica y m oral pcaible. ^ asi
cular su destino a l destino de estos movimientos, com o h a n razonado y razonan todos los claudican­
a sus im paciencias y a sus inclinaciones cgx>rtunis- tes que n o tienen la sinceridad de llamarse tales;
tas o circunstanciales. «Si por con tra nos encon­ es asi com o razonan el fum ador y el borrach o em ­
tram os con que es el propio anarquism o quien pedernidos cuando pretenden ju s t ific a su v m o .
orienta a estos mdVimieatos p or él influenciados Sin embargo, ¿qué seria de la hum anidad si des­
en el sentido circunstanciaiista y oportunista, el apareciera de repente la casta de los h o n o re s que,
p or encima de las crydas realidades, de las e p g e n -
error se llam a absurdo o suicidio.
El anarquism o n o es de hoy ni de mañana. Nc d a s del bregar cotidiano y de todos los detem u -
es un program a p olítico más con vistas a servir nism os económ icos, sociales, fam iliares y hasta
prom esas fáciles, simplistas, a las gentes o masas particulares, y aun a sabiendas del tributo que
con m entalidad conservadora. La m entalidad re­ ineludiblem ente h ay que pagarles, se esfuerzan por
volucionaria que hem os descrito, la que atribuye a ignorar estos vínculos y tiranías y obran com o se­
la revolución poderes taum atúrgicos, virtudes de res inm ateriales, com o idealistas lib re s' d e toda
magia, es una m entalidad profundam ente conser­ traba m arcando continuam ente al con ju n to hum a­
vadora. E incluso reaccionaria, puesto que de las n o el verdadero rumbo y el verdadero puerto de
revoluciones y de los revolucionarios de este género la felicidad? ¿Qué sucedería d e prosperar la actual
han nacido los Estado® m ás despóticcs y los peo­ m entalidad de escepticism o negadora de los valo­
res m orales del hombre, so pretexto de que se hace
res déspotas.
Ayuntamiento de Madrid
360
CENIT

^ uso indebido de la misma; nsgadora del nrcwre-


« p or cuanto é « e n o ha p r o d u ld o o t r r « ^ a T u e
el bienestar de los ricos? ^
anarquista es el que cree que si la
í ^ r n ^ ’h libertad y el progreso n o exLs-
íia bn a neo^ id ad de inventarlos. Y que y,JÍ^ termuiar. nos resta d ecir que m al ouede
a en d o aquellos verdades com o puños, la única fo r ­ a m S ^ dP «^?c.a<Jencia del m ovim iento anar-
m a de conseguir su plena realización es proceder q ^ t a y de su c r is a de valores en m ed io de una
^n secuentem ente, im perturbablem ente. c o f f i S i ' ép oca de decadencia general y de cr iS s de t X s
araeglo a estos principios, co n absoluta tos valores. Hoy so lo subsisten las doctrinas arti-
obstáculos y contrariedades ^ l a l ^ n t e protegidas por el cin tu rón de acero de
^ circunstancial. Es a lo permianente que totalitarios, Sin em bargo, estas doc-
a A rrota rebosantes d e vitalidad, n o son
cunstaiwtal puede poner en peligro tod o el eterno inform e am asijo de huesos calcina-
í a S o t t ^ o ^ ^ ilusiones, venga en buena hora S f e S . ® m te n o r de la armadura de un guerrero
en resumidas cuentas n o es derrota
S v e ^ d e r o . D ich o en otros términos: si Cúm plase en buena hora la m acabra profecía de
« .-i? f perder una revolución aconseja sacri­ los enterradores del anarquismo, desaparezca del
ficar a esta revolución tod o lo que significam os v
m ovim iento d e superación hum ana 1^ ^ sofistas,
sacrificio de la revolución
® prestigio de las ideas. P o r no p f e 'S J S 'p T o S í 'S o S 1S S S
ías consecuencias de preten- S X ’d e T u S l ^ ^
frifo l ciraunstanciales, en desdoro de las
Ideas, hem os añadido a la balumba de factores que
José PEIRATS

Ayuntamiento de Madrid
U N A ENFERMEDAD. - U N G A T O
Y U N MARQUES. - DOS ESPECTACULOS
UANDO uno cae enferm o vienen los madre tierra, que sostiene a tantos m illones de ccan-
am igos y le dicen: «D ispon ga usted batientes sin advertirlo.
d e m i com o guste, am igo mió. Ten­ «H e aqui a los leucocitos y a los fagocitos m ovi­
dré m ucha alegría pudiendo serle lizados para hacerle la guerra a «la española». Mi
útil». Y se van. O m andan flores para cuerpo es un cam po de batalla. Aunque quizás sea
que las’ p ongan sobre la cóm oda, siem­ que ¡com o la muerte anda estos dias tan atareada!
pre que n o haya demasiado tu fo a ca­ P o r lo demás, ya sabe donde tiene su casa».
dáver, que entonces m andan flores pa­
ra los funerales. Pero quizá fuese tam bién obra de la señora doña
Pero a Beatus no fué nadie a verlo A licia, u n a inquilina de la casa, la cu al fu é y llevó
porque habia une epidem ia llamada «la a p a ñ ó la », a Beatus una taza de caldo, un huevo fresco y un
de la que se can taban cop las por las calles. a ló n de p ollo cosas todas bastante raras entonces,
El nom bre verdadero d© la epidem ia n o se sabia, Y la tal inquilina n o sólo llevó e l caldo y el alón de
pues e l bacilo, p or m ás que l o exhortasen a hablar p ollo, sin o que le aseó la h abitación y le m udó las
les m ás bravos doctores, empeñábase en guardar ce­ sábanas del lecho y hasta le prestó unas suyas, por-
losamente el incógnito. que sólo la Escolástica, su criada, sabia dónde esta­
Por e l m odo com o se com portaba cabía suponer ba la rop a limpia, y si la habia. Pero la Escolástica
que fuese un bacilo hum orístico. P or lo general pre­ estaba ausente. Y entonces se le aparecida Beatus el
sentábase c o n e l aspecto de un en friam iento de los C risto que había visto en una iglesia antigua de la
corrientes, y lu ^ o , de pronto, tom aba el cariz de Rom aña, y e n su cerebro' dábale vueltas esta pre­
muerte n ^ r a . Era adem ás capaz d e dejar c o n vida gunta: «Q uis est proxim us tuus?»
a una sem lcarroña, com o Beatus, y de arrambar, C uando doña A licia n o podía ir, m andaba en su
com o hizo alli m ism o, en el piso de m ás abajo, con lugar a una chiquilla, h ija suya, y a veces iban a
un hom bretón enorm e, cuya salud y corpulencia po­ verle las dos, y c o n sólo verlas ya había que son­
nían adm iración en el ánim o de Beatus. reírse: la m adre era una m ujerona tan gruesa que
¡Era de v « - la unción c c n que el tal vecino, que obstruía c o n solo su persona todo el cuarto, siendo
era salchichero, cortaba sus lonchas de jam ón con asi que se llam aba Alicia, nom bre que s i^ e r e la
el descom unal cuchillo! ¡Y su m an teca artificial! idea de una figurilla gentil; la chica, en cam bio, se
Y, sin embargo,.. llam aba Helena, e l nom bre de la gran hem bra, y era
¡Ah, potwe hombre..,! ch ica raquítica, co n su cuerjiecíllo que representaba
C om o se habla asegurado que la enferm edad se diez años, la cara to d a arrugadita y la barbilla pun­
pegaba con só lo .la respiración, h abia gente que sa­ tiaguda; y llevaba unas m elenillas negras y recorta­
lía a la calle con mascarilla. das. atadas co n u n cin ta jo rosa. Parecía la im agen
Muchas de esas m ujeres que venden, los besos de del th a blo Cojuelo en las antiguas viñetas de Le
su linda boca vieron despreciada su m ercancia. Mu­ Sage. Pero tenia una in fa n til y dulcísim a cantinela
chos «peces gordos», enriquecidos c o n la guerra, te­ umbra oon palabras llenas de sentüio, por lo que
míanle a «la española» m ás que a una revolución, Beatus, com parando aquel timta-e de voz co n el «cia-
Uno de estos «peces gord os» habia e n c a r g ^ o una co la r» de la Escolástica, pensaba que jam ás San
capota para su automóvil; pero le contestaron que F rancisco hubiera podido ser h ijo d el Veneto.
por aquellos dias los carpinteros só lo trabajaban en L a form idable d oñ a Alicia era una señora de la
cajas de m uertos, y c o n e l tiempo, hasta los ataúdes clase acom odada y precisam ente de esa m enospre­
se acabaron. Los sustituyeron con sacos. ¡Ivfetlan a ciada tierra del Sur a la que llam aron los naturales
los hom bres en sacos, com o hacen en R om a con las del Norte «tierra lo ca » o «tierra baálarma». Solia
basuras! invocar a los idolos esos que se ven e n Ñápeles sobre
las consolas, y ostentaba un pelo negro muy rete-
A cerca de estas cosas departía Beatus ca si dono­ peinado y echado a la cara, d e suerte que paretía
sam ente con su m édico, un p ollo m uy guapo, muy co m o si no tuviera frente. ¿D e m odo, pues, que,
d octo y m uy amable. Porque Beatus teníale u n poco n o todo está en la frente?
de m iedo a los hombres, y en cam bio n o se lo tenia L a ch ica n o era. a la verdad, h ija suya legitima,
a la m uerte, pues se la h a b ia encontrado de manos sin o adoptiva. La habia recogido del arroyo, la
a b oca m uchas veces en su cam ino, en enfermeda­ habia lavado, vestido y calzado, y le habia pro-
des anteriores. Estaba acostum brada a ella y hasta m »tid o que si era buena y obediente la tendría a
hablan concluido los dos por saludarse. sü lado hasta que se hiciese la prim era com unión
— ¡H a ganado usted—le decía el m édico—una gran Pero la ch ica n o necesitaba que la reprendiesen;
batalla! era muy discreta, lo entendía todo y, riendo, con
— ¿.Cuál? aquellos ojos negrísimos que le habia dado Dios,
—La que los fagocitos h an reñido con tra los mis- m iraba a Beatus, que se m aravillaba de su triste­
teri<»os m icrobios de la «fiebre española», za. «Pie en mi,, señor—decía;— ¡le h e entendido, le
Y a Beatus -parecíale cual á su cuerpo fuese la h e entendido!» Y era cierto. Com o la Escolástica

Ayuntamiento de Madrid
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CENIT

habíase ido sin decir oste ni moste, aunque toda-


vm seguía allí su ropa, la chica hacíalo ahora todo que iba añadido un m etro de gañote co n verdu-
«u sted n o se m ueva», le decía a Beatus. Y también g o ^ azules y encarnados, y del que colgaba un
iba a la farm acia, que estaba m uy lejos, p or las
medicinas. Pe-ro habia una hembra
m ejor todavía.
P ^ o una noche ocurrió que la ch ica bardaba
m ucho en volver. Habla ido muy ufana por una p ió le Beatus gracias a la ch ica y púsose a cal­
m edicina que sólo despachaban en una farm acia cular cu á n to podía costar una pava entera Pero
muy distante de allí, y eso por recom endación del c o n f ia d a ” alcoba la chiquillla m uy des-
médico; una m edicina alemana, que r e b a ja !» la
fiebre sin atacar al corazón. m i d í é i ’ glto^ ^ '’ tenemos pavo. Se lo ha co-
Y la ciudad era grande.
Anochecía ya, y la ch ica sin volver. Beatus le dijo:
—Y a vendrá—d ecia la m ujer del M ed iod ía ^ ¡No —Te distraerías.
se pierde, no! distraería? ¡Si n o habia h ech o más
volvía, y hasta la m ujer del ^ ^ allí la ha sacado
Mediodía acabó por sobresaltarse «B iagino». i«B ia gin o» es un ladrón!
Y aguardaron en silencio. ™®®tro idiom a aSi se dice—observó
Y S8 hizo de noche.
Y p or últim o llegó la chiquilla, R eía y lloraba ^ «B iagin o» cu an do era p e ­
al m ism o tiempo. queño y ta n .o le quena; surgía con inesperado ru-
R efirió e l lance. ® papeles y se acurrucaba sobre
Hablase perdido. di ! ciencia o se quedaba m irando lo que
Y se le había hecho de noche, y aún n o habían m hacia, com a una dam isela sentim ental, con las
encendido el alum brado pübUco, y ella se había m anos m e tid ^ en m anguito. Luego bajábase del
echado a llorar. i ^ o h o , encogíase de hom bros, y extendiendo la
La gente se paraba a su alrededor y decía: «¿Qué “ ■■<> I » B bM u.
p a s a .» «U na ch ica que se h a perdido», Y seguían
su c ^ i n o . Entonces una señora muy hermosa
yestida de blanco preguntó que por qué lloraba’
E.la .e con tó l o que le ocurría. «¡O h , qué n iñ s tan
m
rd’Sp^iS íoT’rSonT'”*'
io rca llo », hubiera respondüdo
‘“'™-
«B iagino».
^ e n a !» . d :jo la señora, y en un santiam én la con- — iQué raro es este aparato del cerebro Que da
dujo a su casa en coche. co lo r sentim ental a las imágenes'
—•('Y la m edicina? V olvió la ch ica y dijo;
—Aquí la traigo. .tam bién a robar fuera de casa
Y n o acertaba a decir có m o se habia agenciado m marqués del p n m e r piso le lanza un puntapié
la medicina. encuentra en la escalera. Pero
La oron d a señora del Mediodía, que se hallaba « B ^ n o » es m uy listo, y en cu an to ve al iQarqués
sentada a la cabecera del enferm o dijo- echa a correr com o si se lo llevaran los diablos.
— iVaya usted a saber! ¡Quizá fuera la V irgen' Aquel porm enor desagradó a Beatus. Si; «Biagi-
babia m uchas apariciones de la Virgen- siempre ladrón y un crim inal, pero el marqués
era una señora m uy herm osa y vestida de blanco sabe que es propiedad suya; y él puntapié que ha-
Una vez se le apareció en lo a lto de un cerro a ? ® «B iagino», es com o si se
ovejas se le hablan perw n a. ¡Qué difuso es el sistema
fí ¿ j alrededor; otra vez aparecióse en agos- nervioso de la propiedad! ¡Y . además, un marqués
o r r < ^ d a toda de nieve: y otra en invierno; cer­ puntapiés! ¡Si; en un principio daban pun-
cada de lin os florecidos. tapié^ pero tom aron el nombre de marqueses ba-
BeTti® a m i no se m e aparece?—preguntó puntap^ésr” ^*^ cuando ya n o daban m ordiscos ni
^ señora del Mediodía p or tercera vez loca de alegría
con m ucha discreción—, usted es. un hom bre bue­ ^ E s c o lá s t ic a había vuelto, Estaba ch a rlan d o aba-
no, pero n o un inocente. JO c o n doña Ahcia.
a la casa. Beatus n o dito
Aquella noche cedió !a fiebre, ec«no a veces am ai­ esta boca es mía; ni ella tampoco.
na m istenosam ente el vien to del mar. ¿Serla que
“ icrobios de la vida vencían a los de ia<m.uer-
te.' ¿Seria la m edicina alemana? Entonces ¿tpor Beatus se sintió ya bien, prom etió a la
th ica convidarla a com er en el restaurante y des-
tam bién los gases asfixian­
tes? Pregum a tras pregunta, com o o la tras ola v” ? de cinem atógrafo. La m eridional
llevaban a Beatus a un océano d o t o A licia le it^ ó que aguardase h asta que le
pudiera cosiquear una zapatilla y arreglarle un
Quedóse dorm ido a eso del alba. Y entonces se
le apareció otra vez aquel gran seniiblante de Cris- ^ b r e r i t o a fin de que n o hiciera m ala figura al
ado del caballero. Beatus d ljols a Escolásttoa o i »
m ovían com o si murmurasen- le com prara un par de batas, r ^ a l o de gran valia
«Quis est proxim us tuus?» Y tenia el Cristo levan­ en aquellos tiempos.
tados sobre él los tres dedos.

m añana entró Helena en la alcoba de Beatus salió a la calle, n otó al


Beatus hecha unas Pascuas, 1^ ^ e ^ a le ra o lor a ácido fénico. Procedía de
— Mire, señor, qué cosa tan bonita le he co m ­ S -im e ^ S o ^ marqués que vivía en el
prado. Vera usted qué buen caldo hago con ella
Y levantó en a lto m edia cabeza de ipevo, a la tus‘ ^°^ habrá esta peste?», preguntóse Bea-

Ayuntamiento de Madrid
CENIT 363

Pero e l marqués, que salla a la sazón, dióle la loquio, pues despidióse en seguida, diciendo con
respuesta. una sonrisa que les hizo dar m edia vuelta a todas
El marqués, el que daba puntapiés, encontróse las arrugas de su cara:
de m anos a boca con Beatus, pues am bos eran de — Perdóneme usted si en m om entos com o los
la m ism a estatura, asi co m o de la m ism a edad; y presentes n o le doy la mano.
siendo todavía cosa incierta quién es más, si Beatus ech ó a andar por la derecha y el m ar­
un m arqués c un caballero, saludáronse los dos al qués por la izquierda, con un pasito menudo, com o
m ism o tiempo. si fuera pisando huevos.
—.iFero ya está usted bien?—d ijo el marqués, no Siguióle Beatus con la vista y quedóse muy sor­
sin cierto asombro— . La portera... prendido co n este pensam iento que le asaltó:
—Adelanta la historia— continuó Beatus—y ha­ «M uy bien hecho, «B iagino», bravo bandolero.
brá divulgado la n oticia d e m i muerte. Quítale también sus tierras».
—Eso, precisamente, no—respondió el marqués— ;
pero m i señora, la marquesa, se im presionó mp- —Ea, querido caballero, ya está lista la mpna—
chlsim o. Teníam os in ten ción de irnos a nuestras d ijo a Beatus la m ujer del Mediodía, presentándole
tierras, m as tam bién allí hace' estragos la enfer­ a Helena.
medad. ¡M ira, decíam os, esta casa es la única que La desventurada, vestida de señorita, h acia un
se conserva inmune...! efecto sorprendente; estaba miás fea que del otro
—Y enferm é yo. Crea usted que verdaderamente m odo.
lo siento... — Ahora, dlme, h ija m ía, ¿a dónde querrías ir?—
— ¡Claro! Y ahora mi m ujer echa ácido fénico le preguntó Beatus,
en la escalera. B rilláronle de alegría los o jo s a la chica, y res­
El señ or marqués hablaba con dignidad, recal­ pondió;
cando las palabras, de suerte que n o se perdiera — Priínero, al cinem atógrafo, pero a ese donde
ninguna, está la...
De m od o y m anera q u e Beatus n o era p a ra la Y la m uchacha pronunció un nom bre de mujer,
señora marquesa sino im agente de dníecición; un ¡Desventurado de Beatus Renatus! Conocía m u­
tío porta bacilos que asustaba a una dama. *Que ch as cosas, pero ignoraba aquel nom bre de mujer.
habría pasado s i la hubiera asustado con su fére­ Era una Diosa; esto es, un D iva del arte moderno.
tro b aja n do por la escalera? Pareció a todos inverosím il tam aña ignorancia.
—Le ruego—d ijo Beatus—que le presente 'mis La chica, co n ayuda de la señora, dióle a Beatus
excusas a la señora marquesa. las explicaciones necesarias.
En aquel instante asom ó p or el hueco de la es­ Después del cin em atógrafo co n aquella señara
calera el propio «B iagino»; pero n o bien hubo visto Diosa, declaró la niña que le gustaría entrar den­
al marqués, desapareció co m o una flecha. tro de aquellos—y n o sabia có m o decirlo—que se
— ¡A h, señor caballero!—d ijo el marqués— . ¡Ese ven detrás d e una verja al pasar p o r el Corso; a
gato es un bandido! d onde van los señores, p e ro Itw señores de veras.
Y lo d ijo con un retintín que n o parecía sino Se ven alfom bras detrás de la verjí^ scbre las
que quería dar a entender que también su am o alfom bras, butacas; sobre las butacas, alm ohado­
com partía la con dición bandolera. nes; y sobre los alm ohadones, señores. A llí juntáto
—Le contaré una sola de sus hazañas, que vale están las mesas, y sobre las m esas las tazas y
por todas—contin u ó el marqués— La marquesa,
los dulces,
m i m ujer, había, com prado un kilo d e salmonetes Las señoras parecen estatuas; pero fum an.
de los escogidos. ¡Y ya sabe usted lo que cuesta Quería d ecir la cM ca un «tea-room o un «hall»
hoy un k ilo de salm onetes escogidos! Pues bien;
de fon d a grande, de los que hay m uchos en el
nos salim os a dar un paseo con nuestro huésped,
Corso.
el diputado del distrito. La criad a disfrutaba del
Beatus la llevó a u n o y o tr o sitio.
descanso dom inical. Habíamos d ejad o los salm o­ Pero, a decir verdad, antes de ir al cinemató­
netes lim pios y aderezados en un plato. ¡Pues al grafo, tuvo Beatus sus escrúpulos,
volver a casa ya hablan desaparecido!
Los carteles decían que dentro se representaban
Hizo aqui una pausa el marqués, a fin de que «L os siete pecados capitales», «Soberbia», «Luju­
Beatus paladease toda la m ortiñcación de ser no
ria»... etc., y ¡llevar a eso a una niña!
sólo el agente de la «epidem ia española», sino tam­
— ¡Pero si todas van!—d ijo la muchacha.
bién e l propietario de « B i^ in o » . Es verdad. Y luego, ¡que hubiera tenido que dar
—Y debo” advertirle— siguió diciendo el m ar­
explicaciones de por qué n o quería llevarla!
qués—que nuestro huésped, que es también un abo­
gado de los de cam panillas, nos h izo (ájservar que
el Código registra ese ca so en el artículo 429, que A l com enzar e l espectáculo, asanbróse Beatus
dice: «E stá exento de pena, y por eso es lícito ma­ d el asom bro con que todos parecían asombrarse a
tar o, de otro m odo, d eja r inservibles a los anim a­ la vista de aquella Diva. Todos ia con ocían y la
les que pertenecen a otro, siem pre que se, les sor­ nom braban. Y acudieron en su m em oria los años
prenda haciendo daño». S ólo que nosotros rio habla­ del pasado, cuando se creía en otras diosas y otros
m os sorprendido a «B iagino»; y p or deferencia a dioses; el H onor, la Dulzura, la Tem planza, Ja
usted... Piedad, y dem ás zarandajas p or el estilo.
Escuchó Beatus la cita del C ódigo en que se dice Parecióle que aquella Diosa que se tiraba por
«es licito m atar» com o si estuviera distraído. Dióle los suelos, se retorcía y desesperezaba en la blan­
las gracia s al marqués p or la deferencia, y respon­ ca pantalla, representaba para la m\ichediu>mbre
d ió recon ocien do que efectivam ente había hecho com o una excelsa conquista.. Le pareció asi, por­
mial en poner su íLfecto en «B iagino». que en el local h abía m uchos soldados ingleses, y
Asi me gusta—contestó el marqués— ; y segura­ la orquesta tocó aquello de « I t’s a long way to
mente aquel era el principal argum ento de su co ­ Tipperary».
Ayuntamiento de Madrid
364
CENIT

¡Ah, si! ¡H ay m ucho que andar hasta llegar a.


Tipperary! ® No tuvo valor la ch ica p ara decirle que no, pero
m iró a Beatus ca n tales o jos, que éste recordó
estupor fué m ayor aún Tam- m i r ^ a de la Escolástica y sus sentencias. «Es
Dien habla alli much-edumbre, pero d e o tr a índole un chiflado, lo dicen todos».
p i vez de soldados, oficiales, tod avía m ás flaman­ ¡Oh, Beatus! ¡H om bre lleno de vanidad! Quizá
tes; m uchos ingleses y franceses, jóvenes y muy hubieras podido pasar por guapo en los tiem pos
^ a p o s . Hermosisitnas nujjeres. M ucha com postura d el i ^ u a l de Epicteto. Te h as h ech o el tocado
Cierta iM o v ilid a d com o de ídolos. Parecióle a p > r dentro de la frente, y eso es p or fuera ¡Oh
^ a t u s haber entrado en luia de esas barracas de hom bre al margen d e la Humanidadi
llamadas «museos antropológicos», que se De p ron to descompúsose aquella elegante co m ­
^talaban antiguam ente y donde se veian figuras postura, y Beatus se preguntó:
de cera de tam año natural. Y aquellas figuras vi­ «¿H a nacido alguna nueva religión de la que yo
vas antojáronsele antiquísimas y m uertas n o tengo noticia?»
P ero la chica, con su .dedito. señalaba á Beatus Todas—d ijo la m uchacha— llevan al lado su
las grandes m aravillas que no con ocía n sus ojos; novio.
las p lu m ^ , los penachos— ¡oh, que penachos tan Una ^ ñ ^ t a estaba sentada a una m esa en com -
los za.patitos visibles, m ás que p o r si por p t ó ia de d o s n ovios y otra señorita tenia tres.
rierto fulgor de diam antes, y las capitas negras Quedóse estupefacto Beatus al oir la observación
los hom bros desnudos, las m anos de cera... de la m uchacha.
—Están fum ando, están fum ando—decía la mu­ El tdmbre de su voz era de adoración y de bea-
chacha. U'/liOi
m ism a alegría co n que hu­ Próxim os a su m esa estaban sentados dos ds
biera dichoc «L a m uñequita anda, la m uñequlta í ^ e l l o s «n ovios» en com pañía de u n a señorita
abre los ojos», ^
Tam bién decía: Eran muy jóvenes los tres y sorbían e l te c o n mu-
C h a gracia. Oon m ucha gracia. U no Ies cjicendia
—A h ora se lleva esto; aquello n o se estila ya. ro n m ucha gracia al otro y a la otra e l cigarrillo.
¿Cóm o sahia la chiquilla todas esas cosas? K roordó Beatus el tiem po aquel en que los traba­
^ pequeña estaba muy contenta. Beatus ja d o re s p or las m añanas, bebían religiosamjente
w n tia una m isteriosa tristeza. Sólo veía los gran- su ro p ita y encendían su pipa. Pero ¿qué m ovi­
S. m en tricios y el lento girar de los m ientos equéllos. ta n extraños, que h a d a n los
m ararillados ojos. Mas ya fuese p or efecto de los dos pollitos delante de la señorita? Aun estando
extraños peinados o del contraste co n las grandes inm óviles, los dos alargaban la ca ra y rroogían la
^ retratos de su despacho, to- actitud de idiotas. Y ambos, en esa
f^ n tó PSí’eclanle co m o decapitados de la actitira, parecían ofrecerse al exam en de la sefio-
n ta . Luego, ambos, com petían en lo de proferir
^ t a b a n las paredes de la sala form adas por es­ palabras de una gracia idiota:
pejos, donde las_ herm osas damas y los hombres — ¿T e he gustado, señorita?
m ultiplicábanse p or reflexión. Beatus vióse - ¿ T e he gustado m ás yo?
también en el espejo, y lo m ism o la ch ica
La señorita reía co n dulzura.
— ¡Q ué f ^ som os los dos! ¡Qué feísim os somos!
Y era verdad que él y la ch ica representaban al Entre el público que estaba sentado y el que
piteran tropo de donde saliera la Humanidad- y pasaba .por la acera n o habia sin o una cristalera
m agnifica representaba la perfección en oim e. Algunos o jo s m iraban por entre los re­
pliegues de las cortinas.
de la llegada, Pero n o tenían frente. Por lo qiK
Beatus d ljole a la m uchacha; «Hacedlas pedazos», d ijo para si Beatus; pero
— ¡ K m ás '^ a p o d e cuantos hay aqui soy yo' luego pensó: «N o las harán pedazos sin o para ha­
cer ellos después lo m ism o».
m i T ó ? B ^ 'í ^ “ m u ch ach a estupefacta, y

h a 7 ^ iíl s T y a
A líredo PAN ZIN I

Ayuntamiento de Madrid
MAS ALLA
: SOS que están sentados a una mesa salia, que pretendía a t e n d e r de ensalm os y hechi­
donde hay flores y ánforas de vino, zos y le indicó u n m edio de lograr anhelo tan
y que preside un viejo herm oso y se­ "Irrealizable dentro de los com unes térm inos de la
reno com o un dios; ésos que beben naturaleza. D iciendo cierta fórm u la m ágica, habla
mas n o dan muestras de contento; de poner bobre m i corazón, todos los dias, el co­
ésos que suelen levantarse a consul­ razón de una paloma, tibio y m al desangrado aun,
tar la altura d el sol, y a veces se que s « i a esponja c o n que se borrarla ca d a huella
enjugan una lágrima, son los disci- del tiem po; y en m i frente pondría la flor del irm e
pulos de Gorgias. G orgias ha ense­ silvestre, opádmléndola hasta que soltase del todo
ñado, en la ciudad que fu é su cuna, su humedad, co n lo que se m antendría m i p e n ^ -
nueva filosofía. La delación, la suspicacia, han he­ m ien to lim pio y puro.. Dueña d"^ precioso secreto,
ch o que ella ofend a y alarme a los poderosos. volvió m i madre c o n determ inación de ponerlo ai
G orgias va a m orir. Se le ha dado a escoger el punto por obra. Y aquella n och e tu v o un sueño.
género d e m uerte, y él ha escogido la de Sócrates. Soñ ó que procedía tal com o le habia jirescn to. que
A la h ora d e entrarse el "SOl ha de beber la cicu ta transcurrían m uchos años, que m i niñez permane­
aún tiene vida por dos m ás, y él las pasa en sere­ cía en un ser; y que favorecida ella m ism a con ei
nidad sublime, rector de m elancólica fiesta, donde de alcanzar una ancianidad extrem a, se exttóiaba
las flores acarician los o jo s de los convidados, que en la contem plación de m i ventura inalterable, de
el pensam iento enciende c o n iuz Intima, y u n vino m i beUeza Intacta,, de m i pureza impoluta... Luego,
suave difunde el soplo para el brindis postrero. en su sueño, llegó un d ía en que ya n o halló, para
G orgias dice a sus discípulos: «M i vida es una guir­ traer a casa, ni una flor de iride ni un corazón de
nalda a la que vam os a ajustar la últim a rosa». .paloma. Y al despertarse y acudir a mi, la m a­
Esta vez, el placer de filosofar con gracia, que es ñana siguiente, vló, en lugar m ío, un hombre vie­
propio de alm as exquisitas, se realzaba c o n una jo ya, adusto y abatido; todo en é l revelaba un an­
desusada unción. —M aestra—d ijo uno— , nunca po­ sia Insaciable; nada habia de noble ni de grande
d rá haber olvid o en nosotros, para ti ni p ara tu en su apariencia, y en su m irada vibraban r e i m -
doctrine. —O tro añadió:— Antes m orir que negar pagos de desesperación y de cd io, «¡M u jer m alra-
cosa salida de tus labios. —Y cundiendo este sen­ <ja! le o y ó clam ar, dirigiéndose a ella c o n airado
tim iento h u bo un tercero que propuso: —Jurémos­ gesto , m e htis robado la vida, por egoísm o feroz,
le ser fieles a cada u n a d e sus palabras, a cuanto dándom e en cam bio una felicidad indigna, que ^
esté virtualm ente con ten ido en ca d a una de sus la m áscara co n que disfrazas a tus propios o jo s tu
palabras; fieles ante los hom bres y en la intimádad crim en espantable... Has convertido en vil ju g u e »
de nuestra conciencia; ¡siem pre e invariablem ente m i alma. Me has sacrificado a un necio a n to p . Me
fieles!...—G orgias preguntó al que habla hablado has privado la a cd ó n , que ennoblece; del ^ n -
de tal m odo: — ¿Sabes, Lucio, l o que es ju rar en sam lento, que ilum ina; del amor, que fecunda...
vano? —^Lo sé, repuso el joven; p ero sien to firme jVviélveme lo que m e has quitado! M as ya n o es
el fundam ento de nuestra convicción; y n o dudo h o r a de que m e lo vuelvas, porque este m ism o es
d e que débame® consolar tu últim a hora c o n la ea d ia en que la ley natural prefijó e l tóimano a
prom esa que m ás dulce puede ser a tu alma. m i vida, que tú h as disipado en una m i ^ a b l e
Entonces G orgias com enzó a decir de esta m a­ ficción, y ahora voy a m orir sin tiem po que
para abominarte y mialdecirte...»— Aquí term inó ei
nera;
— ¡Lucio! Oye una anécdota de md niftez .Cuando su eño de m i madre. Ella, desde que lo -uvo, dejó
y o era niño, m i madre se com placía ta n to en m i de deplorar la íugaoidad de m i niñez. Si yo acep­
bondad, en nri hermosura, y sobre todo, en el tara el juram ento que propones ¡oh Lucio! o lto d ^
am or con que y o pagaba su amor, que n o poeUa ría la m oral de m i parábola, que va con tra el ab­
pensar sin honda pena en que m i niñez y toda solutism o d el d e fin a revelado de una vez para
aquella hermosura pasaran. Mi! y m il veces la oi siempre; con tra la fe que n o adm ite vuelo ultenOT
repetir; «¡C u á n to diera y o porque nunca dejases al horizonte que desde el prim er instante nos
de ser niño!...» Se anticipaba a llorar la pérdiida muestra. M i filosofía n o es religión que tome al
de m i dulce felicidad, de m i bondad candorosa, de hom bre en el albor de la niñez, y c o n la fe que le
i^juella belleza com o de flor o de pájaro, de aquel infunde, aspire a adueñarse de su vida, eternizando
am or úBico, m erced al cual sólo ella existia en la en él la con dición de la infancia, co m o m i m adre
tierra para m!. N o se resignaba a la idea de la obra antes de ser desengañada por su sueño. Y o os lui
ineluctable del tiem po, bárbaro num en que pondría •maestro de amor; y o h e procurado daros el am or
la m a n o sobre ta n to frá g il y divino bien, y des­ de la verdad que es infinita. Seguid buscándola y
haría la form a delicada y graciosa, y am argarla el renovándola vosotros, com o el pescador que tiende
saibor de lia vida, y traerla la cu lpa alli donde uno y o tr o d ia su red, sin m ira de agotar a l iuot
estaba la inocencia sin m ácula. Menos aún se ave­ su tesiro. M i filosofía ha sido m adre para vuestra
nía con la imagen de una mujer futura, pero cier­ conciencia, m adre para vuestra razón. Ella ñ o c i^
ta, que acaso habia de darm e penas del a lm a en ir a el circu lo de vuestro pensamiento. La yeraaa
pago de am or. Y tornaba al pertinaz deseo: qu6 os haya dado -con 6lla no os cuesta esfuerzo t
«¡C u án to darla porque nunca, nunca, dejases de com paración, elección: som etim iento libre y res­
ponsable del juicio, com o o s costa rá la que p or
Ayuntamiento de Madrid
ser niño!...» Cierta ocasión oyóla una m ujer de T e­
366
CENIT

adquiráis, desde el punto en que


« a s n e é i s realm ente a vivir. Asá, el am or de la y el ruido del mundo se adormece; ¿ipor quién será
madre n o le ganam os con los m éritos propios- él quién e s t e ^ s S
« ^ a c i a que nos hace la Naturaleza. Pero luego de ^ b a r que queda en el fo n d o de las copas?...
?Í 5o^>reviene. según el orden n a t u r a ld e T ^ ^ ra, pues— . d ijo Leucipo— , p or quien desde el
1 am or de la novia, éste si. hem os dd im m e r sol que no has de vernosl^os^dé la v í d a d !
M ” ?®otTOS. Buscad nuevo amor, nueva ^ <^2m ino: p er quien desvanezca las dudas
veiroad. No os im porte si ella os conduce a ser án- usías en la sombra; p or quien p on ga el nie
® hayáis oíd o de m is labios. Que- adelante de tu ultim a huella, y la fren te aun más
aaa n e l « a mi, am ad m i recuerdo en cu a n to sea en to cla ro y espaci<Ko que tú; por tus discípulos,
una ^ o c a m ó n de m i m ism o viva y real, em ana- stt alcanzam os a tanto, o alguno de nosotros o im
món de m i persona, perfuirfe de m i ataia en el a jen o m entor que nos seduzca oon libro, plática o
m Xif» “ ’ doctrin a n o la am éis ejem plo. Y si m ostram os el error que hayas mez-
mno m ientras n o se haya Inventado para la ver- c l ^ o a la verdad, si hacer sonar en falso una oa-
diafano. Las ideas llegan a ser cár- tobra tuya, si ver donde n o viste, hemos de enten­
^ 1 también, com o la letra. Ellas vuelan sobre las der que sea vencerte: Maestro, ¡por quien te venza
« t e s y 1 ^ fórm ulas; p ero h ay algo que vuela aún con h on or en nosotros! ’
m as que 1m id e ^ . y es el espíritu de vida que sopla — ¡P or e ^ ! —d ijo Gorgias; y m anteniendo en alto
en d irección a la Verdad... . la copa, sintiendo y a el verdugo que venia m ien­
Luego, tras breve pausa, afiadió; tras una claridad augusta am anecía en su sem-
- ^ ú . Leocipo, el m ás empapado en el espíritu ¡Pur quien m e venza co n honor
V O S O r iY )S l
de m i enseñanza: ¿qué piensas tú de todo esto’ Y
ya que la hora se aproxim a, porque la luz se va
J. E. RO D O

Ayuntamiento de Madrid
EL MOVIMIENTO MAKHNO VIST A
EN LA REVOLUCION DE U K R A N IA

IV Y ULTIMO

NESTOR MAKHNO Y EL MOVIMIENTO ANARQUISTA


zase a h a b ^ y de que pudiera saberse lo que iba
o es posible dar fin al análisis d el m o­ a decir se vió obligado a exponer el problema, de
vim iento Insurreccional m akhuovista
una m anera genera! e incluso, com o resultado de
sin dedicar un capitu lo a quien fué
u n o de los principales protagonistas ¡a confusión de noticias, y de las situaciones for­
zadas a echar «p or la borda» a los makhnovistas.
de este im portante acontecim iento, a
H e aquí lo que Sirolle m anifestó en su discurso:
quien fué su anim ador d irecto e in­
cluso le d ió su nom bre: Néstor
«Com pañeros: P or nuestra parte n o h u b i é r ^ o s
M akhno, . deseado que esta discusión se planteara en el Con­
ju r a n t e largo ti« n p o circularon
greso. Desde que llegamos a Rusia hem <x desple­
p or Europa versiones diversas e in­
g a d o todas nuestras actividades para obtener la
exactas acerca de la vida y la actiyidad de aceptación de muestra petición de una amplia,
m ilitante, basadas unas en la fantasía y o t r ^ en
nlstia en favor de los c o m p a ñ e ^
el a fá n de m ixtificar las cosas. In cluso en Rusia E^ta petición corresponde al m andato de c o n f i^ -
eran m uchísim os los que n o le conocían c o n pre­ za que sobre este problem a nos h an con ferido lats
cisión si n o a través de los inform es d efectu o s^
grandes organizaciones obreras.
y d efónn ados que p or interés p ropio l a ñ a b a a la »N<» hem os puesto de acuerdo co n los comipane-
circu lación el gobierno de ios S ovid s. Asi íué ros de la delegación española, co n los de la Unión
e n 1921 en tanto m e hallaba en Rusia, me f u e r ^ Sindical Italiana, co n los del ^ n a d a , co n Iot del
prcporcionados datos com pletam ente inexactos K A.P.D., e incluso co n T om Man, para consti /Uir
que sólo pude rectificar m ás tarde a l enWar en
uña Com isión encargada del estudio de los casM
relaciones directas con el p ropio M akhno En m u­ particulares con o b je to de s<xneter aj gobierno de
ch as d e las conversaciones que entonces tuve con los Soviets nuestra p etición de amnistía. A este nn
él, sobre tod o en Berlín y en París (1). M akhno me nos hem os puesto en con tacto con los miembrM
habló de su vida y de las dificultades que tu vo q i «
responsables de este gobierno; hem os hablado de
rencer para d a r cuerpo, valor y form a al m ovi- esto co n el cconpafiero Lenin y lo hem os t r a z ^ o
.v im ien to insurreccional ukraniano, a grandes lineas, las disposiciones que se p odn an
Lo que se sa'bia con certeza desde los pnm eroo tom ar A raíz de nuestras gestiones se encargó aJ
m om entos era que los bolcheviques le hablan so­ com pañero Dunacharski que nos recibiera para tra-
m etido siempre a una guerra despiadada y que era tar de resolver esta cuestión por e l bien d e los
sluficiente que alguien fuera tachado de m akhno-
vista p ara que se le fusilara inm ediatam ente. A intereses comunes. _ . - ^ ___ _
»En presencia d el delegado d el m ovim ien to an a j-
p7¿>ósito de esto recuerdo que en la cam paña sos­ quista ruso hemos llegado a con venir las m odali­
tenida p o r un grupo de d e lg a d o s a! prim er Con­
dades de una eventual liberación de los detenidos.
greso de los Sindicatos R o jo s (1921), en la discu­ Pué convenido que esta debía quedar en con oci­
sión pública que se planteó por la liberación de
m iento exclusivo de este pequeño circulo, sm t r ^ -
los anarquistas—que en aquellos m om entos se n ^ cender a l exterior. Y si por nuestra parte n ro he­
liaban detenidos en gran número—y despiKs de m os visto obligados a plan tear esta < ^ t i ó n ai
una interven ción de Bukarin, que p ara defender Congreso y la contrarrevolución mundial puede
las m edidas represivas d el gobierno d e Mcracu a ^ - aprovecharse de ello, la responsabilidad r e c ^ so­
s6 a todos los anarquistas de bandidos que lucha­ bre Alienes han obligado a traer la discusión a
ban arm as en m ano con tra él, el] sándfic^ista
este tribunal, y n o sobre nosotros, p or incum pli­
Sirolle el ún ico que logró hacer uso de la palabra,
porque rilibo quien tuvo cuidado de pedir el cierre m iento de su palabra.
»Sentada esta premisa m anifestam os que nues­
del debate antes de que el p ropio Bukarin comen- tra declaración y nuestra protesta se b ^ a n en
a lg o verdaderamente concreto. No es cosa de e s t^
blecer contrastes ni diferencias entre e l m ovim ien­
(R ev ista
t o anarquista francés, el español, el italiano o el
(I) «C on v ersan d o c o n N é s to r M a k h n o » , U . F ed eli.
« V o l o n t i » , Ñ ip ó l e s , afto 2 , N » 2 , 1 « d e a g o s t o 1947.)
m ovim iento anarquista ruso. La anarquía es una

Ayuntamiento de Madrid
368
CENIT

filosófica cuya Ideología es «la m ism a»


com pañero que, entre otro®, ha dado lugar a esta
'^ay anarquistas y... a m r -
quistas. Aqui, en Rusia, se asocia todo el movi-- aclaración—a Levandov.3ki (4), Estuvo sólo dos días
m iem o anarquista a l m ovim iento de M akhno Ten­ entre nosotros, aprovechando unos m om entos en
g o íu e m anifestar, porque es una realidad pro- que venir a la región de Gulae-Pole n o im plicaba
runda, que n o todos los anarquistas rusos perte- una contravención p ara la autoridad bolchevique,
necen al m ovim iento de M akhno, que algunos p or porque eventualmente se nos consideraba com o
«am igos» o com o «aliados». C ate decir que o o r
y que, p or lo tanto, c ia n d o
n o s o tr ^ elevam os una petición en fa v or d el nm- nuastra parte nos sentíam os contentos cada vez
« m ie n to ^ r q u i s t a , lo hacem os p o r aquellos que que algún com pañero venia a vernos. Incluso lo
^ r e s p o n d e n al m ovim iento filosófico e ideológico pedíam os siempre, ya que teníamos una gran ne­
anarquistas que se en contraron a la cesidad de valores intelectuales para la labor de
ra tera de las prim eras luchas revolucionarias que propaganda entre las m asas cam pesinas que nos
seguían o que sim patizaban con nosotros
batallas, que ingresaron
»C om o decia, Levandovski vino a vernos y nos
soviéticas y que intentaron presentó u n gran proyecto para la creación de una
t e c e r con ocer su crn erio porque era su p rop io de­
ber, porque la revolución « proletaria y ellos oer- Universidad anarquista que podría constituirse en
tenecen a la rd a se proletaria » ^ ^ un cen tro im portante de Rusia. Pero tal realiza­
ción requería fondos, m uchos, cin co, diez (tal vez
mas) m illones d6 rublos.
-P ^ b r a s de Sirolle resaltaba que no todos »EI proyecto de Levandovski era interesante, pe­
^ a n a r q u ls ^ rusos participaban en el m ovi­ ro nosotros n o .podíamos hacer nada por él. Hu­
m ien to makhnovista, y que incluso algunos de és- biera sido tanto com o com enzar a con struir ísobre
^ ^ solam ente «una arenas movedizas; de un mOTiento a o tr o éstas
“ •«rar la h',to^ran podido sepultar todo cu a n to hubiésemos
^ «antidad de anarquistas detenidos: e r ig id o ^ base de inm ensos sacrificios; ta n difícil
segundo Congreso de la era la situación y ta n insegura la velam os nosotro»:
í^ f e d e r a c i ó n de 1<® anarquistas de Ukrania rea- m i,^ o s .
rodeado de extí^emas « N i t r o s velamos c o n claridad que la alíMira
m flcqltades que iinpidleron a m uchos grupos h a- co n los bolcheviques era estrictam ente tem poral
^ s e presentes, se trató del problem a del m ovi- que n o podía ser de otra m anera y que solamente
cam pesinos m akhno- podía durar en tanto que se m antuviera e n p ie e ltie li-
afirm aron que el m akh- reacción que nc® amenazaba
debería e l preludio de la tercera rs- a todos. Alianza que duró menos aún de lo que nos­
TOlución, otros criticaron vivam ente este m ovi- otros miamos, co n to d o nuestro pesámismo habla­
discusión fué fijado en m os llegado a pensar.
u|^ resolución e n la que se establecía una distin- » P ^ s fueron los com pañeros que se m anifesta­
^ m ovim iento anar- ro n de a m erd o oon la proposición de Levandovski
sotee to d o se decidió: «Que se diera a c a u ® de q(ue la mayoría pensaba que, aunque
oontinutóad a la labor clandestina, pero que en re a h z ^ ió n se hubiere podido llevar adelante la
posible, se utilizaran todas las opor- obra habría sido inevitablem ente dem olida por
iS l^ reemprender una actuación nuestros enemigos. Pero hubo a ú n otra razón que
indu jo a n o aceptarla. Cuando Levandovski
conversaciones que tuve co n Makh- vino a vem os y o me encontraba gravem ente he-
con firm ó y m e explicó este hecho: n d o en una pierna y m e hallaba o b le a d o a arras­
“ ovim iento insurreccional ukra- t r a ^ COTÍ m uletas (razón p or la cual m e encon­
niano o m akhnovista ha tenido— y sobre todo aho­ traba en (julae-PoIe), p or lo que pude participar en
ra qfje ha caldo— much<B enemigos, inclusive en el las discusiones que j h - o v o c ó © 1 proyecto entre los
oom i^ ñ eros y el p re cio Levandovski.
f ’ííír * * ' «u a n ^
J nuestro mPAumiento se im ponía p or su «Llegado a GuIaenPole, Levandovski no® pidió
am plitud e im portancia, los am igos eran numero- que convocáram os a l Soviet de la R egión para po-
^ y eran m uchos también los que aun n o hallán- der i ^ s e n t a r su proposición, accmipañada d e una
acuerdo con nosotros nos petición de f ^ d o s (diez m illones de rublos) para
repetidas m uestras d e amistad. Recuer­ cr cM una Universidad anarquista en C?arcoff
d o en estos m om entos— por hablar solam ente del «Yo^pedi la palabra inm ediatam ente después de
Levandovski, deseando se aclarara una cuestión
que m© parecía de gran im portancia, y d ije m ás o
menos lo siguiente; N osotros ocupam os juna reeión
a n ir a u is L * Z i 9 “ » '• m a y o r ía d e l o s
^ kilóm etros de profundidad y unois
o r e o S r , , f””" ' h a b e r « u m i d o un p a p e l
300 k lló m ^ ro s de largo. Se iS lia n a ^ n L S
« n rt" r f i" ' " r e n o d e l p e n s a m ie n t o a n a r q u is ta , n o s u p le - f i l o n e s de cam pesinos y casi n o tenemos escue­
d e íI m u J ° * « P « t o s d e l a p e r s o n a lid a d d . M a k h n o .. M u c h o s las: c a r e e m o s de hom bres que quieran—y que pue-
b^ ch é^ oú ^ í ^ J J ' * >*« a n tip a r r a s dan—ayudar a esta m asa a elevarse culturalmente-
M ^ retén la n ' “ " ^ a m e n tá n d o s e en l a s n o t ic ia s o n c ia le s , o bien s e
y tu, que v ie n ^ de la ciudad en donde existen va
« v e íld o r , con? " >^'"P “ ‘ >“ n c o n .t i t u y á u n a e x c e p c ió n
r e v e la d o r s , c o n t r a r ia a l a m a n e ra d e v e r g e n e r a l. < D e c id d e mi iviimerosas posibilidades de aprender; tú, que po-
n rn ñ fn M M nhbno que ten ga m ucho c u id a d o por su
? a s o a l j h r l ’. ‘ f“ “ P ° ‘ ^“ h o m b res c o m o é l» . E s -
9 19 « H • K r o p o t k ln e n e l m e s d e ju n io d e
m o m e n t o s e n q u e e n R u s ia C e n t r a l n o s e (3 ) « C o n v ír s a n d o con N é s to r M a k h n o » .
n o t ic ia s o r 'T ‘ “í ' ® « a k h n o , a a i r o !o q u e h a d a n c o r r e ,- la s
n o t ic ia s o fic ia le s d e s n a t u r a liz a d a s .» — A r c h in o ff e l ’ H istoIre dii ( 4 ) « E l m o v lm fe n to a n a rq u is ta ru s o d u r a n te la r e v o l u c i ó n , ñ or
M o u v e m e n t M a k h n o v is t e » , p á g in a s 3 6 3 y 3 6 4 . L e v a n d o w k i. ( P u b lic a d o en ita lia n o en la r e v is t a « P e n s l e r o é V o -
l o n t í » , d ir ig id a p o r E rricn M a la t e s ts . R o m a , 1» d e a g o s t o 1923.;

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concentración rum ano y se r e f r í a en Po o it o . N«


drías aportarnos una am plia contribución, que po­
gan a nada en el cam bio, pues halla alli nn
drías ayudarnos ampliarnente en esta labOT, vie­
de concentración aun mas terrible que el
nes a nosotros con el ún ico fin d e p ed im ^ ^ d in ero
Finalmente, después de otra fuga en la que ^ ayi
p ara crear una nueva Universidad CaroMí. d ad o por aquellos de sus c o m p a r e s que
«Pero, ¿ipor qué precisamente, e n C a r co lí. logrado llegar a Alemania, va a t)anzig y i u ^ o a
«Porque es un cen tro im portante, nos contestas.
Berlín. Reunido a sus viejos co tn p a ñ e r^ de
«Pues n o. N osotros n o queremos que se continué
reanuda esta vez c o n la plum a, la labor iniciada
e n la repetición d el error centralista com etido
m uchos descentralizadores, por m uchos com pañe­ en Rusia con las armas.
Después d e Berlín pasa a París, donde es-
ros para quienes la más grande preocupación c<m-
tablecíer u n a vida m ás tranquila. Pero ^ m e t i d a a
sistió en llevar a la capital la sede orgán ica y to­
das las actividades de la propaganda, t o a , si no. la miseria. Com enzó entonces a
m orias» V llegó a com pilar tres volúmenes, ^ l a
a M oscú Todo se h alla en Moscú: la Federación
m ente uno el íprimero, fué traducido al español y
Anaroiuista, «G olos Truda», etc. Todo... Lo p o co que
aún queda se h alla allí y en ca m b io las provin­ Ti S í n ^ (5). LOS otros do® se hallan aún en ^
O bra im portante que la m uerte Prem a,ura t r u ^
cias se hallan com pletam ente abandonadas. Y
m ism o el cam po, en el que ciertam ente, sen a en el periodo de 1917-1918. justo en los com ienzos
m uoho m ás necesaria nuestra propaganda y. en el rfpi TYioviniiento ou© toffñó su nombr©.
T S de M akhno se halla descrita con
fondo, de m ás resultados que en la propia ciitoaa.
mayores detelles en el libro de A rch in off .6). Por
«Si am igo, si construye una Universidad. Pero
hazla aquí, entre esta gente, entre estos camipesi- nuestra parte, só lo hem os de d eten em os en algu-
n ^ ^ p ^ t o s , sobre todo en los que conciernen a
nos que tienen mucha necesidad de aprender; si.
crea alguna cosa tendente a elevar, a educar a esta sus relaciones co n los anarquistas (7i
V ivía en él un deseo latente de s^ ier, de apren
masa, y nosotros darem os todo cu a n to nos sea po-
der P or eso consideraba—en lógica consecuencia
* ^ E s te razonam iento en frió m ucho el entusiasmp que era necesario sembrar la cultura a
de Levandovski; el h ech o ^ que, en lugar de que­ llenas, entre los cam pesinos in s u rr e cta de Ukra-
darse entre nosotros para trabajar ju n t ^ a ios niai P o r esta razón trató siempre de atraer hacia
cam pesinos insurrectos, a fin de infundirles una su m ovim iento a hombree que supieran aporter la
conciencia y un sentim iento revolucionario mas contribución de sus co n o cim ie n t^
profundos y m ás anarquistas por el hecho de que ran en condiciones de transm itirlos p o r la p ^ t o a
se le n e g a ro n ,lo s fon d os requeridos se m archo.» o por la pluma. P o r eso m e decia, en otra conver­
Y a h ora dice que «el m ovim iento m akhnovista sación que tuvimos (8);
causó m u ch o m al al m ovim iento anarquista».
«V inieron muy pocos intelectuales h acia n ^ -
Queda asi establecido un aspecto de los c o n t r a ­ otros, que éram os casi tod os obreros o cam/pesiim .
tes d e aquellos m om entos, pero, com o d ig o m ;^ U n o de los pocos com pañercs capacitados, que du­
arriba, fu é solam ente en 1921, al llegar a rante cierto tiem po se h alló en
aleunos milUantes anarquistas cu a n d o se halló la V clin (Eichenbaum). En el m es de agosto de 1920
m anera de docum entarse. Y entonces se c o m e ^ Volin, Ossip, el E m igrado y otros d e le g a o s de la
a tener una idea m ás precisa acerca de M akm io organización d el «N abat» salieron de K iev en d i­
V d e l m ovim iento m akhnovista y fue éste m ejor rección d e Odesa. Durante ^ viaje ^ y e r o n p ri­
con ocido fuera de Rusia. Se supo entonces que sioneros en poder de las tropas de Pethura. La
M akhno n o habia sido nunca un m aestro de escue­ n oticia de la detención de estos com pañeros se ex­
la co m o se decia, sino un simple cam pesino, hijo tendió por toda la com arca, llegando h asta las
de im a fam ilia m enesterosa y n acido en 27 de oc­ regiones en que los insurrectos m akhnovistas sos­
tubre del 1889. A los 16 años habia Ingresado en el tenían la lucha con tra todas las fuerzas de la
m ovim iento revolucionario. Tom ó parte en los pri­ reacción que asumían nom bres diversos en pos
m eros m ovim ientos revolucionarios de 1905 y ae unas de otras, Apenas tuvim os w n ocim ien to del
1908 y a raíz de un atentado fu é detenido y con­ h ech o hicim os llegar una delegación nuestra hama
denado a m uerte. G racias a sus pocos anos se ü e l lugar en que se encontralra.n prisioneros y, con
conm uta la pena por la de trabajos forzad os a la colatooración de lo s cam pesinos del lu g ^ , se lo­
.perpetuidad. j gró arrancar los detenidos de las garras de los re­
Y es en ¡a prisión, en con ta cto con otros conde­ presentantes de los grandes propietarios terrate-
nados sociales y políticos (algunos de ellos, com o
por ejem plo A rchinoff, tendrá m ás tarde un haber
im portantísim o en la lucha insurreccional) donde
estudia y se hace anarquista, al mismo tiem po que (5 ) « L á r e v o lu c ió n r u s a en U k r a n i a » , p o r N é s to r M a k h n o 302
contrae la tfuberculosis, enfermedad que le arran­ n iiin a s E d ito r ia l V é r t ic e - ft a r c e lo n a . Sin fe c h a d e im p r e s ió n .—
< L a r é v o lu t io n r u s s e en U k r a in e » , N é s to r M a k h n o , 3 6 0 páR in as.
cará la vida siendo aún joven, en 1934, hallándose
E d ic io n e s d e < L i B r o c h a r e M e n s u e lle » . P a r ís 1927.
refugiado en París, diez años después de haber lo­
Í6) E l l e c t o r q u e s e in te re s e p o r e s te d e t a lle , de im p o r t a n c ia
grado huir de Rusia-
p a r a l a c o m p r e n s ió n g e n e r a l d e n u e s t r o t r a b a ) o , p o d r á b u s o a r en
la s o b r a s d e A r c h in o f f y d e V o lin l o s d a t o s b io g r á f ic o s q u e d es­
cr ib e n l a v e r d a d e r a p e r s o n a lid a d d e N é s to r M a k h n o . E n el Ib ro
d e A r c h in o ff s o b r e l a h is to r ia d e l m o v im ie n t o m a k h n o v is ta e d ición
H abiendo sido destrozado el m ovim iento insuwec- f r a n c e s a , p á g in a s 3 5 3 a 364 in c lu s iv e : en la o b r a d e V o lin , « L a
cional, por la acción bolchevique, Néstor Makhno, R é v o lu tio n I n c o n n u e » , p á g in a s 5 2 3 a 5 3 0 in c lu s iv e .
Que sufria heridas aún recientes, abandona Rusia (7) V er m ás d e ta lle s en la s obras c it a d s s de A r c h in o ff y de
V se refugia en Rumania, pais en que le internan V o lin .
inm ediatam ente en un cam po de concentración. (8) «C on v ersan d o con N é s to r M a k h n o».
E>espLtés de varios meses, logra huir del cam po ae

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nientes. F?ué a raiz de su liberación cuando Volin


llegó a estar entre nosotros. Estuvo durante cin co bam os som etidos a las necesidades cada d ia más
meses, es decir, hasta diciembre, desarrollando una duras y urgentes de la lucha cotidiana, que verda­
interesante y proficua labor cultural deramente n o nos dejaba ninguna tregua.»
»Aislados c c m o estábam os, en la casi im posibi-
imaQ de com unicarnos con el resto de Rusia y del He aqui reflejado u n o de los aspectos—y no el
mundo, nuestro m ovim iento debía vivir exclusiva­ menos im f»rta n te p or cierto'—d e la tragedia en la
mente de nuestras propios recursos y de nuestras que debía debatirse siempre el m ovim iento insurrec­
propias fuerzas y capacidad, cional m akhnovlsta: el de hallarse terriblem ente ais­
»En aquellos años se sabia muy p oco o casi nada lado y m uchas veces privado de la influencia inte­
de nosotros ni de nuestro m ovim iento en el resto lectual incluso de aquellos que le eran más afines
de Rusia. de ios '^ arqu ista s. Una m ayor y m ás constante
»En 1920 m i com pañera. Elena Gallina, se en- influencia de los elementos capacitados del m ovi­
co n tr a te en K iev y coin cidió que en la m ism a épo- m iento anarquista ruso habría seguramente evlta-
^ h a b i a n llegado a aquella ciudad los com pañeros do m uchos errores, corregido n o pocas fallas e im ­
Emma G oldm an y A lejandro Berckm an, p or encar­ pedido algún abuso de los que inevitableniente
g o del gobierno de M oscú se encontraban alli reco­ com porta el h ech o del predom inio de un hom bre
giendo m ateriales para el museo Kropotkin sobre el desarrollo y e¡ funcionam iento de un m o­
»A1 saber ellos que m i com pañera se hallaba en vim iento de bases militares.
la c i u d ^ , trataron de verla. Deseaban obtener in- En u n interesantísim o articulo aparecido en el
lorm aciones m ías y de nuestro m ovim iento y entre órgan o de los insurrectos m akhnovistas: «El cami-
otras cosas expresaron el deseo d e ir a la región Libertad» (9), co n el titulo «Anarquism o
de G ulae-Polf. Pero la cuestión n o era fácil ni sim- y M akhnovlsm o», se decía, en im lenguaje verda­
ple si n o se quería correr m uchos riesgos, sobre deram ente anarquista;
t ^ o de parte del gobiern o central. Estudiada la
s itu ^ ió n , decidieron con m i com pañera organizar «El 'm akhnovism o n o es el anarquismo. El ejér­
un f a l ^ ataqrue al tren en que habrían de viajar cito anarquista n o está form ado exclusivamente
ron ob jeto d e que les hiciéram os prisioneros y les p or anarquistas. E ideal anarquista de igualdad
lleváramos r o n nosotros, De esta form a hubieran y de felicidad n o puede ser logrado a través del
pedido queda-rse cierto tiem po para poder estudiar e s f u e ^ de n o Im porta qué ejército, ni aunque
nuestro m ovim iento sobre el terreno 'Habiéndose éste f u e ^ constitu ido exclusivamente por anar­
puesto de acuerdo sobre los detalles m ás necesa­ quistas. E ejército revolucionario e n el m e jo r de
rios. m com pañera m archó de K iev y llegó hasta 'los r o ^ s , podría servir únicam ente para la des­
C arcoff, pero en con tró la región ocupada .por las trucción del régim en viejo y aborrecido: en la labor
trepas de W rangel y se halló en la imposibilidad' constructiva en la edificación y en la creación , no
de reunirse con nosotros. Un mes más tarde des- im porta qué ejército, que líbicam en te n o puede
Emés que n osotros logram os desencadenar una ofen ­ a p ila r s e m ás que en la fuerza y en el m ando
siva y liberar la región del peligro wrangeliano seria im potente e inclusive nocivo,
tuvimos conocim iento del acuerdo ccncertado Era «P ara h acer posible una sociedad anarquista es
ya dem asiado tarde. n erosa n o que en cada lugar, en cada ciudad, en
«Adem ás de la necesidad que experim entábam os cada pueblo y en cada villorrio, se despierte entre
de que alguna personalidad llegara a nuestro lado los trabajadores e l espíritu y el pensam iento anar-
para aportarnos su con tribu ción espiritual, nues­ quistas: es necesario que los propios trabajadores, en
tro deseo era siempre el de favorecer la lle g a to de las fabricas y en los talleres, y que los propios cam ­
elementos intelectuales a nuestra reglón. E n cuanta pesinos, en sus lugares y en sus pueblos, se dispongan
teve con ocim ien to de los deseos de los com pañeros a la construcción de la sociedad antiautorítan a no
G oldm an y Berckm an les envié un telegram a ro­ esperando para e llo de nadie ni de ninguna parte
gándoles que vinieran. En aquellos dias habíam os leyes m decretos que lo determinen. Ni el ejéroito
concertado un aduerdo con el gobierno de Moscú a n a rq i^ ta . ni sus héroes aislados, ni les grupos
y. utlbzando esta oportunidad, tratábam os de es­ ni la Confederación anarquista, crearán una vida
tablecer relaciones con todos. No recibim os res­ libre para los obreros y p ara los campesinos. Por
puesta al t e l e g r ^ a enviado a los dos com pañeros lo tante, son los propios trabajadores— y nadie más
citados. Les envié entonces una carta en la que les que ellos— quienes, mediante esfuerzos conscientes
aseguraba poder garantizarles tod<» los medias podran construir su bienestar, sin am os y sin Es-^
para poder estudiar nuestro m ovim iento en su pro­
pio terreno y para realizar toda la propaganda
necesana. Tam poco h u bo respuesta alguna Y en-
t o i ^ n o habia peligró alguno, pues, com o ya he
d ic h a se hallaba en vigor un -pacto de alian za co n Indudablemente, muchas criticas que podrían d i
le» bolcheviques y existían posibilidades de trán- rigirse a l m ovim iento makhnovista— además de a
S I vO .
su peligrosa tendencia hacia el personalismo—de­
»A si es co m o nuestro m ovim iento—asediado por ben ser atribuidas a las propias condiciones en que
troos los enem igos de la revolución—c a r e d ó in­ se desarrolló la lucha. Debe tenerse en cu en ta que
cluso de la contribución de todos nuestros com pa­ los insurrectos te hallaban rodeados por todas par­
ñeros y se resintió de la ausencia de una colabo- tes y p or enemigos diversos, a quienes tenían que
i ^ ó n tan necesaria para poder ayudar a crear en
las masas lanzadas a la lucha una profunda con­
ciencia anarquista.
«N osotros teníam os poquísimo tiem po para poder i y M tk h n o v is m o » . p o r P o l e v o i , p u b lic a d o en
desarrollar toda la labor cultural que era necesa­ *P U tk S v o b o d e » » ( « E l c a m in o d e U L ib e r t a d » ) , ó r g a n o d e lo s
r e v o lu c io n a r io s u k r a n ia n o s I n s u r r e c to s (m a k h n o v is ta s ), n ú m e r o 3
ria a los campesinos ■ukranlanos, ya que nos h allá­ d e l 5 d e j u l l o d el 1920.

Ayuntamiento de Madrid
CENIT 371

agotador de la p ropio acción com bativa. T r ^ ^ i a


hacer frente a la vez. pues todos elle» recon w ian
que se experim enta en la m ayoría de las grandes
unánimeniRnte en el m ovim iento tentativas iniciadas por, un pueblo la iiz a ^ a la
enemigo m ás directo con tra el que debían conver­ conquista de su p rop ia liberación. ^No fue rata la
ger todas las fuerzas (10). , m ism a tragedia de la Com una de P ^ i s ? ¿N o fue
P or o tr a parte, la relativa ausencia de tentati­
también, m ás tarde, la de ia Revolución española?
vas de acción en el p lan o de la labor constructiva
Duchar co n todas las fuerzas, co g id í» en el r o to je
V realizadora, son debidas a la acuciante preocu-
oaclón de una lucha sin reposo que absorbía t c ^ del com bate, sin tener la posibilidad de
zar ni de ampliar el experim ento emprendido. Ha­
las voluntades y las h acia converger en el esfuerzo
ber tenido la posibilidad de tra za f un cam ino, pero
n o la de recorrerlo hasta su meta.
Las imperiosas necesidades que im pone la lucha
(10) P a r a H acerse u n a iü ea d e la im p o r t a n c ia q u e a lc a n z ó el m o­ a rtn a ^ , sin cuartel n i tregua, obligan m uchas ve
v im ie n to m a k h n o v is ta , y d e la s d ific u lta d e s c o n q u e h u b o d e tr o ­ ces a 1<» com batientes a adoptar m edios que n o
p e z a r , c o n v ie n e e c h a r u n a o je a d a a l m a p a d e o p e r a c io n e s y d e ra­ los propios, sino los que e l enem igo quiere e
d i o d e in flu e n c ia e s t a b le c id o p o r A r c h in o ff, cpie c o n s t a en s u -
b r o s o b r e e l m o v im ie n t o m ik l.n o v is t a y q u e h a s id o r e p r o d u c id o '"Ifte ^ iu c h a , la lucha que mantuvo el m ovim iento
en el l ib r o d e V o iin . C o n v ie n e s a b e r , p o r e je m p lo , q u e U k ra n ia
m akbnovista, épica por el heroísm o de t o d o s ^ s
s e h a lla c o m p r e n d id a en u n a e x t e n s ió n d e 4 4 7 .3 M k iló m e t r o c u a ­
d r a d o s y c o n t a b a y a e n t o n c e s c o n 3 0 m illo n e s d e h * b * a n t « s - E
roarttcípantes, absorbiendo tod o esfuerzo y toda
l e c t o r e s p a ñ o l s e h a r á u n a in m e d ia ta c o m p o s ic ió n d e l u g a r ~ c o n posible capacidad de Iniciativa, reducía a un cua­
l a e x p e r ie n c ia d e n u e s t r a p r o p ia g u e r r a — , y a q u e s a b e « “ s ' d ro de estrecho fo n d o una gesta que hubiera p ^
e x te n s ió n te r r it o r ia l d e E s p a ñ a e s d e 4 9 2 .2 3 0 k iló m e t r o s c u a d a- dldó abrazar todo un m undo, un m undo nuevo, de
d o s E l m o v im ie n to m a k h n o v is ta o c u p a b a l a p a r te su r d e l t e r r it o ­ libertad y de justicia.
r io u k r a n ia n o y su r a d io d e In flu e n cia d ir e c t a , en^ el a s p e c t o d e W
lu c h a a r m a d a , a lc a n z a b a a a lg o m á s d e l t e r c i o d e U t o t a lid a d da U go FEDELI
U k r a n ia . S u r a d io d e a c c ió n c r e a d o r a T " I x n el
d u c id o y o c u p a b a el c e n t r o d el v a s t o c ir c u l o d e a c t u a c ió n b é lic a
(T radveido directam ente del italiano por Ildefonso).
en u n a e x te n sió n q u e r e b a s a b a l o s 6 0 .0 0 0 k iló m e t r o s c u a d r a d o s .

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ACCION INTERNACIONAL
LIBERTARIA
: XCEPCIONAL es, bien lo sabemos, la te al respecto- Singularmente en Suecia, n o deja
situación porque atraviesa el anar­ de hacerse propaganda en la m edida qij© sus p o ­
quism o en su aspecto iníernacdonai sibilidades perm iten a los com pañeros. En H olan­
y en lo que a fecta a sus actividades. da, Bélgica y Suiza n o deja de haber libertarios,
Siendo la suya una concepción radi­ si bien es cierto que e! m ovim iento h a decrecido
cal, e n los m étodos, ®s de com pren­ algo en relación a lo que fué años atrás. En los
d er que los adversarios, poderosos, pu- países de América: Estados Unidos, M éjico, Argen­
jantes, h an hecho, particularmente tina, Uruguay, Brasil, y algún otro, los anarquis­
en algunos países, lo indecible co n tal tas dan prueba de su actividad cosí las publicacio­
de asestarle un rudo golpe suscepti­ nes que editan y la propaganda ora l y societaria
ble de im posibilitar tod a actividad. Es e l caso de que llevan a cabo. Tenem os entendido que en el
R u a a , Polonia, Austria, Bulgaria, Hungría, y en Japón d e nuevo se tiende a reanudar las activida­
todas* partes donde prepondera el régim en com u­ des que en su d ía el Estado nipón cercenó c o n la
nista. o bien fascista, com o en España. En lo que máxim a crueldad. Huelga hablar aqui, p or ser co ­
se refiere al Asia, duro quebranto ha sufrido tam» nocidas, de las actividades Libertarias de los exi­
bién el m ovim iento libertario que se desarrollaba lados españoles, com o huelga tam bién referirnos al
en la China y en el Japón. En cuanto a Corea, ambiente francés e ideas afines a las nuestras.
donde existía p ujan te efervescencia, desarrollando En suma, atalayando el «panoram a ideológico»,
acentuada actividad de elem entos ctoreros junto en su aspecto internacional, puede decirse que ni
con intelectuales de diversas profesiones, obvio es está tan fioreciente en su con jun to que nos deter­
com entar cuál será su situación ante el tremendo m ine a bogar en plena euforia, n i ta m p oco e s el
cataclism o bélico que allí se está desarrollando. caso de que ande tan desquiciado to d o co m o para
Mas, pese a la represión que se ha llevado a efec­ h u dim os en un accgotador p ^ m ls m o . Tengamos
t o en algunos países; n o obstante el desmem bra­ en cuenta que sobre el m ovim ien to en g e n e ra l
m ien to que en otras partes ha experim entado, por además de la tremenda acción represiva que se ha
ausencia de visión ecuánim e y fa lta d e actuación ejercido e n m uchas partes, y que subsiste a ú n en
firme y responsable (análisis que requiere im am­ bastantes, se ch oca co n una psicosis que es pecu­
p lio y detenido examen), encauzando debidamente liar a nuestra época: etapa e n la que se evidencia
las actividades, puede desarrollarse una im portante una a g i^ a crisis de valores; período de transición
labor, sin ceder terreno al escepticism o, que corroe que nadie logra explicarse a dónde conducirá. Pen­
m ás que un cáncer. Es lo cierto que el ideario anar­ sadores de diversas escuelas han señalado m últi­
quista. en su con jun to, dispersos acá y acullá buen ples caractéristicas peculiares a nuestra ép oca y
núm ero de elem entos: c o n actuación m ás o menos que ponen e n evidencia el estado de descoíiclerto
relevante; con posibilidades a estudiar para redo­ agudo, de crisis m anifiesta. Así Huizinga ha ha­
blar esfuerzos, puede abrir ancha senda en el cam ­ blado, e n algunos de sus libros, d e las Incertldum-
p o de la actividad social de orientación manumi- bres que ofrece en nuestro tiem po a todo hom bre
sora. Con unas u otras características, retoña en reflexivo. B erdaieff estim a que el capitalism o acen­
donde pareció quedar sepultado, debido al brutal túa un proceso de deshum anización. En su obra
em puje yuguiador p or parte del régim en im peran­ «Au teuil de la Nouvelle Epoque», dice asi: «la .
te. Este es el ca so de Italia, donde, .pese a la tira­ civilización contem poránea, m ecánica y técnica, es
nía del fascism o mussoliniano, que tantas víctimas m ortal para la vida i n t ^ o r del hom bre; ella des­
causó, en la ^ tu a lid a d el m oviniíento libertario truye su integridad, desfigura su vida em otiva, y
da fe de vida] editando publicaciones y d e ^ r r o - hace de él Instrum ento de procedim ientos inhu­
llando su cam pañ a de proselitism o en el sen o de m anos». Sartre y Oamius nos revelan sus hondas
las organizaciones sindicales o al m argen d e ellas. oreocupaciones ante el rum bo desconocido de la
E n Alemania, tras la hecatcm be hitleriana; d ivi­ humanidad. Se les nota atalayar el horizonte inte­
dida la nación y som etida a la pugna entre orien­ lectual en busca de una esperanza. Ambos tienen
tales y occidentales, hay, a lo m enos en 'la zona la m odestia y la sinceridad de n o creerse porta­
occidental un tanto de actividad, incluso se edita dores d sl «talism án» de la felicidad; no. preten­
im a revista y ae publican algunos libros y folletos den tener los problem as resueltos; cosa que les hon­
de propaganda. En Ito la te rra parece ser que, debi­ ra, cuando vemos por a h í que n o falta cualquier
d o en parte a la actividad intelectual de algm ias quidam que, n o viendo m ás allá de sus narices,
individuálidades bien preparadas, tiende a darso pretende saberlo todo y conocerlo todo. Destaca, en
a conocer; prcsehtifflno que, con el tiem po, puede nuestros dias, la inquietud espiritual de hom bres
alcanzar un desarrollo progresivo y un carácter inteligentes y sinceros que van en pos de plausi­
popular. En los países del norte europeo a lgo exis­ bles soluciones, al maagen de las creencias anees-
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CENIT

aparecidas en tal o cual de nuestras p u b lic ^ o n ^ -


trales, a l m argen de los cam inos trillados por el EUc seria un f w t o r de aproxim ación y de recl-
redentorism o p olítico o religioso .
Es de creer que la ola de racepUcismo y d ^ n - ^ ^ ^ ^ I n ^ a W e ^ u e ' en un congreso se pueden plan­
frenado a nh elo de goce m aterial que todo J » tear y discutir cuestiones d© siuma im portancia,
de en a lg o ha repercutido tam bién en n u e s t ^ pero ocurre, las m ás de las y « e s , que se
medios, donde el rom anticism o de a tales com icios c o n una cantidad
o de una Luisa M ichel casi parecería desplazado. mas, todos de trascendencia—com o lo d e m o r ó el
Independientem ente de lo que pueden ser influen­
últim o congreso celebrado p or el
cias d e l ambiente, en lo que atañe a tom aclon al— . que. forzosam ente, h a de resuJt^
vicciones, es indudable que puede haber d ifícil tratarlos todos co n el detenim iento n w era-
nados aspectos susceptibles de revisión, m t e r ^ - rio Lo que tmtiorta es un con ta cto asiduo y un
taciones que m erecen enmienda, detalles que n ^ -
am plio p la n de estudios e n to rn o a
sitan ser rectificados. Si todo en la vi<te está sujeto rias de vital im portancia, estudios que, a l abarcar
a m odificaciones, si sabemos que las cien cias y las distintas ramas, cada uno por si requiere
artes evolucionan, y con ello experim entan trans- zuda labor de especialización. Elementos
ío rm a d on es m ás o m enos os te n sib le , n ^ a de escogidos entre los d e diversos p a i^ s, pueden te­
particular* tiene que lo p ropio ocu rra al a n a rq o^ ner el con tacto preciso, y form ar los re sp e ctiv ^
m o, que haya en él m atices que deban s j supera­
núcleos de estudies, com o son ’ os '
dos. Pero n o es m enos cierto que. el fond o, lo que tórico, científico, económ ico, sm dical. e t o ^ o r ^
constituye la m édula d el ideal, h oy com o esta muy apropiada para cosechar r e s u l ^ o s plau­
ne p erfecta razón de ser: nuestros a t ^ u e ai sen­ sibles, ya que los com pañeros, e n ca rg a d ^
tido autoriOario, p or lo q u e t i ^ e de n e í ^ o y o cual materia, es de suponer que han de con tar
vuffulador de la voluntad individual y colraWva, c o n la base de docum entación pertm en-e.
los hechos cotidianos son de ello evidente confirm a­ A todos cuantos ansian u n a acción de p r ^ e ii-
ción. Igualm ente resulta adecuada nuestra critica tism o anarquista, en el orden internacional, de
fren te a la desigualdad económ ica; frente a l o ^ -
cierta envergadura, h a de serles
rantism o de las religiones R azonado es el anhelo h a sa lo pertinente a fin de superar dificultades
die u n a convivencia fraternal, borradas ^ causas al ob jeto de levantar lo d ecaíd o y rem ozar lo en­
sociales que sabem os influyen de un m odo vejecido donde lo haya. A cuantos tienen de las
en el desbarajuste en que la humanidad se debate. ideas un con cep to sano, inspirado en las teorías
En suma, lo que es base del de sus m ás esciarecidos pensadores; a quienes « t o ­
espetones éticas, n o h a experim entado a ll^ a m ó n , m an en serio» e l ideal, n o haciendo de él aprecia­
antes a l con trario la H istoria n os perm ite c ^ ció n voluble antojadiza, h a de interesar que el
tatar cu án lógicas son nuestras teorías e n su m o­ am biente Ubertorlo se ensanche y se purifique. Y ,
dalidad fundam ental. , sobre todo, que pedam os con gra tu la m os de que,
A hora bien: a ton o con nuestro tie m jo , se le entre los com pañeros, cu n d a ese «volu n tarian o»
ofrecen al anarquismo, en su estructura doctrin a , que tanto propiciaba M alatesta; esa vol\mtad de
una serie de problem as que ha de estudiar y t r a t ^ acción sin la cu al nada efectivo puede llevarse a
de resolver. A bordarlos supone, sim plem ente, dar
fe de vitalidad, tener viva p re*x u i»cton e* ^^^^co cuesta d ecir que se tiene un ideal; afirm ar
buen desarrollo de las ideas. En ello h a de aue se es anarquista, pongam os p or caso.
el anhelo de que tom en bno, y, form a n do p r ^ pero otra cosa muy distinta es «sen tir» las ideas
lltce vayan e n vanguardia de las corrientes soci - ^ se dice tener, y obrar en consecuencia co n el
les contem poráneas. P ero antes, y Para que u ^ contenido de ellas. Para poner tesón, para d e s ^ r o -
labor de esta naturaleza pueda resultar e f l r a ^ ^ r a Uar el m áxim o de d iligencia en favor, h ^ e fa lto
que la acción tom e la am plitud que es m e n ^ e r . que estén arraigadas en la conciencia. E l laeai
obvio es que se im pone, en el orden internacional, puede tom ar auge con tan do con elementos ron-
una estrecha relación. vencidos Escribía Malatosta en su revista « P e ^
Para evidenciar internacionalm ente nuestra m-
sieix) e V olontá»: «Para producir efectos anarquís-
talidad im porta, antes que nada, la c o o r d in ^ io n tas es -menester, p o r tanto, una voluntad anarquis­
de esfuerzos y el a p o y o mutuo. H acer d e ello^im ta; y a form ar esa voluntad tiende la propaganda
algo efectivo y c o n sentido de r e s p ^ s a b le conU- que, c o n la difusión de las ideas y o l ejem plo de
nuidad. L o que n o sea asi, la relación esporádica, los hechos, determ ina con vicciones y s e n tim i^ to s
sin un am plio intCTcambio de im presiones en tor­ anárquicos en un radio cada vez ^ s vasto, Para
n o a los distintos problem as que nos depara ei que un con sorcio hum ano cualquiera, pequeño o
m om ento que vivimos, huelga d ecir que ^ de ser grande, pueda vivir anárquicamente, es im prescin­
escaso en resultados. No se trata de pretender la dible la voluntad organizado-ra de sus com ponen­
a dop ción de una n g ld a y um iateral tes capaz de establecer, sobre bases de h b e r t^ ,
habida cuen.'a de oaractensticas fin terpretativ^ todas aquellas relacicnes soci-ales que h oy esrtán
al respecto y que varían en algu n os núcleos de
organizadas a fuerza de autoridad».
com pañeros. Ello n o h a de ser obstáculo ^ r a una Sobre todo, y por encim a de todo, esta la acción,
relación a tcdos lee efectos convem ente. Permane­ el dinamismo, el em peño en perseverar. Ejem plo
cer aislados, en el m a rco Umitado d el p rop io país, de constancia h acia una causa n os lo dan, con. su
n o favorece al con jun to. Ello carea a d e m ^ fe V entusi£»m o, oon su inquietud andariega y pro-
terpretación «locaU sta» de escaso vuelo R e s u l ^ la
selitista. algunos místicos de siglM a t r ^ . E l ^ e i ^
muy interesante que, en cada u n a de las publac^ tos que supieron soportar, co n adm irable estomis-
ciones libertarias del mundo, se insertara, co n la m o las adversidades, las m ás cruentas desdichas.
trtayor frecuencia, una especie de «n oticiario», dan­ L a 'ca u s a que defendían estaba fu n d a m e n t^ a en
do cuenta de las actividades desarrolladas en cada concepciones pueriles, absurdas, a la luz crítica de
pais reproduciendo, totalm ente o e n parte, aque­ la ciencia y de nuestras peculiares concepciones.
llas ideas m ás originales, susceptibles de estudio,
Ayuntamiento de Madrid
374 CENIT

pero, es su fervor proselitista, el «élan» que pu­ postre, vencidas por un firm e avance social en el
sieron en la diíusión de sus convicciones lo que p r c ^ e s o m oral y material.
interesa observar y lo que es digno de imitación. Tarea im portante, y en relación co n buena par­
En '2o que afecta al movimien'to anarquista, n o es te de ’l o aludido en estas lineas, tiene la Comisión
dificll cita r casos de verdadera ejem plaridad en lo de R elaciones Internacional Anarqiñsta. Empresa
de entusiasm o y actividad; pero fuerza es confe­ laudable h a de ser la de ayudarle « i su labor; la
sar que, a lo m enos en nuestros dias, y observando de facilitarle los medios para que .pueda desaíro-
el conjunto, se echa de m enos la pujanza; n o abun­ llar, co n la m ayor eficiencia, su com etido. Y , con ­
da el extraordinaiTio em peño de «hacer», buscando dicionados ai esfuerzo que se haga, asi serán los
que la acción dé el m áxim o rendim iento. Sin duda resultados.
ella obedece a las causas que antes se h an esbo­
zado; causas que bien podemos creer sean, a la FONTAURA

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MATERIALISMO
CONTRA ESPIRITUALISMO
El problem a salía p o c o a p o c o d e los domtnsos d el dogma.
L o s trabajos q u e siguen a continuación fueron publicados
La psicología co n e l psicoanálisis, obligaba a ambas ten ­
en 1935 en una d e ¡as revistas culturales más prestigiosas
dencias, la materialista y la espiritualista, a hM erse co n ce­
d e España: nos referim os a «E stu d ios», d e Valencia. El
siones mutuas. H oy nadie duda d e la superchería d el es-
problem a en ellos abordado ha sido u n o d e ¡os q u e nws
piritiínu) d e velador y d e la cerrazón m ental d e los a o g -
han preocup ad o al g én ero hum ano. L a base d e la vida ifi-
m áticos materialistas q u e, en el domAiío sc^ a l, tantos p e r­
divídual, ¿reside en el e:spiTitu o en ¡a m a teria ? L o s griegos
juicios vienen ocasionando. Pero nadie duda tam poco que
hablan clasificado la m ateria en cuatro elem en tos funda­
estamos, e n cuanto al con ocim ien to d e los fe n ó m m o s p « -
m entales: tierra, aire, fu e g o y agua. L o s alquimistas m e­
qu icos, e n los prim eros iialfcuceos d el con ocim iento, l a
dievales, tras la quim era d el o r o sinléH co, sentaron las
nadie se a trev e a reírse d e la su puesta constatación d e los
bases d e la quim ico m oderna. Esta, durante los d os siglos
fen óm en os p ^ u i c o s . L o q u e hace creer q u e, según todos
últimos, lleg ó a d escom p on er la materia, dejándola clasi­
los síntomas, estam os en vísperas d e n u ev os descubrim ieti-
ficada e n o n os och enta o noven ta elem entos o cu erpos sim­
tos e n este dom inio, susceptibles d e producir una gran r e ­
ples. Sucesivam ente, los cu erp os sim ples, q u e habían sido
volución en el m undo filosófico y científico. Las exp osicio­
considerados oom o materia absoluta, iban descom ponién­
n es en tre los d octores Llauradó y R em aH inez las dam os a
d ose e n otros cu erp os sim ples q u e, a su v ez, eran d esin te­
título estricto d e Ilustración para ayudar al lector profano
grados sucesivam ente. Y así hasta la d esintegración d el át<^
a form arse una opinión sob re e l estado d e este trascenden­
m o. E l más com p leto relativism o se abría paso. L a materia
y el espíritu iban perdiendo su antigua expresión absoluta. tal problem a.

MATERIALISMO
•js] EXIGRACIAS. un lector üa «Estudios», tem poráneos revolucionarios de las ciencias fu n ­
pregunta a l doctor- R. Remartinez: damentales, han rubricado e l M aterialiano com o
«¿Puede subsistir la m ateria sm la sistema filosófico: Bohr, m aterializando el átomo,
en érgia?» Y e l d octor le contesta: prim er eslabón de la m ateria estructurada; y E n s-
«N o, señor. E l M aterialism o h a su­ tein, m aterializando la luz, sxistancia o m ateria
frid o m uchos rudos golpes que le pionderable: la luz pesa. Se calcula que la luz que
h a n ido debilitando y restando par­ recibe la Tierra del Sol anualm ente pesa 58.000 to ­
tidarios, pero el golpe de gracia se lo neladas. C laro que este peso de la luz los espiri­
h a n dado las nuevas teorías sobre tualistas le razonan acom odado a sus teorías y
con stitu ción atóm ica y la n oción de afirm an que también la energia -pesa; y com o ener­
g ía para ellos es espíritu, conceden al espíritu una
los electrones...» propiedad incom patible c o n él, desproveyéndole de
Y y o que soy m aterialista, y que, precisamente
he encontrado en «las nuevas teorías sobre consti­ su característica fundam ental; la impwnderabi-
tución atóm ica la n oción de los electrones», la lidad. .
Hasta la «gravedad», entelequia m etafísica, co n ­
sólida confirm ación del M aterialism o, al leer esío
flu ctúo entre cierto rubor p or m i torpeza mterpre- ce p to oscuro, abstracto e Indefinido, de «aJgo» que
tativa y cierta vergüenza de ser m aterialista. nosotros traducim os por una fuerza misteriosa, ha
El que y o admire y respete al d octor R e m ^ ín e z desaíparecido a n te el escalpelo especulador de
n o im pide que opine en este caso y algún o tr o de Einstein, para quedarse convertido humildemente
una m anera opuesta, y sin ánim o de controvertir en un efecto de inercia, es decir, de m a s a -e s p ^ o -
con é l — m odestia obliga —. h oy salgo, iw ya tiem p», o co n un cam po de densidades magnéticas.
tanto a negar su p u n to de vista fllosóficocientinco, La concepción abstracta de «espíritu» desapiare-
com o a defender el m ío, y n o precisam ente porque ce ante los embates de la m ateria m oviéndose; de
seam os m uchos sus adeprós, sin o por constituir un la materia energética, y aun de la materia-energía:
sistema filosófico de vanguardia de ta n tos o itó s de la m ateria; de la substancia; de la electricidad
fundam entos cientiflcos sólidos y denvaiñones éti- tangible y ponderable. .
csas liberadoras, que el Esplritualism o o los dualis­ Lo ú n ico que, sutilizando un pnxo, puede admi­
mos, a los que el esplritualism o conduce de la tirse h o y co n las m odernas conquistas científicas,
es una asim ilación del Esplritualism o al M ateria­
^ ' e I M aterialism o, ni h a recibido «e l golpe de gra­ lismo, a la que fácilm ente se llega concediendo a
cia» con las m odernas teorías, n i h a p erdido sig­ la última «hipotética» disgregación de la m ateria
nificación; antes al contrario, B oh r y Einstein. con ­ —^éter o sustancia eléctrica—^un con cep to e&piritual,

Ayuntamiento de Madrid
376 CENIT

por su intangibilidad y carácter seudíanetafisico Ante las ecuaciones de Einstein, la masa desapa­
iinponderable y abstracto. Pero mja lógica h ete­ rece al adquirir la velocidad de la lú a Masa-
rodoxa, una especulación fiiosófioa desapasionada espacio-tiem po es una expresión nueva, que puede
que desm enuzando la m ateria directam ente per­ traducirse p o r energía y proclam arse el Esplritua­
ceptible, llega, ipor el átom o, al protón y el elec­ lismo, o p o r m ateria y adm itir el Materialismo.
trón, y se lanza p or el cálcu lo de la desintegración
de la m ateria-^com o única solución especulativa Por doquiera surge la electricidad. Todo induce
de continuidad al detenerse los medios analíticos a creer que la electricidad es el alm a del Universo.
en el electrón— , para llegar a un límite fundam en­ Pero desde sus prim eras m anifestaciones se nos
tal aceptable, n o puede m enos de considerar pura­ muestra m aterial: ese alm a debe de ser material.
m ente m aterial, y no espiritual, a esa última Y esa m ateria en m ovim iento es energía. La ener-^
m anifestación de la materia que los espiritualistas gia es una propiedad de m anifestaciones de la m a­
llaman energía, y que com o causa prim era de todo, terial es una consecuencia; es después.
convierten en núcleo de su s®tema. Depende, pues, Esa sustancia primera tiende a un rem oto equili­
de un con cep to acom odaticio. Pero... brio, a una absoluta hom ogeneidad, que lograda no
A p artir de la teoría atóm ica de Bohr, surgieron puede concebirse sino com o una muerte universal,
para la cien cia especulativa y experimental los una quietud eterna, «una ausencia de energía». La
electrones y protones, elem entos estructurales del muerte es equilibrio, ausencia de lucha, de antago­
átom o. A M endelejef le fué suficiente con tar y pe­ nismos, de reacciones, de desniveles. Es m ateria
sar, con su miétrica abstracta y cerebral, estos ele­ quieta, inerte; sin energías^ sin nada espiritual. La
m entos Inverosim ilm ente dim inutos para construir energía es una m anifestación de la materia en m o­
S'os adm irables tablas, n o ya plasm adoras de los vimiento; el dinam ism o de la m ateria. La nmteria
cuerpos sim ples conocidos, sin o de otros ignorados es prim ero.
y presentes en las tablas, se han Ido e irán descu­ Si ante una velocidad vertiginosa el concepto
briendo. Y de las que la quimera de la piedra filo­ de m ^ a desaparece, ante un reposo relativo o, hi­
sofal de los alquimistas medievales, resulta una potética o m atem áticam ente absoluto, se impone.
realidad científica actual y una pcáibilidad prác­ Con los mism os argum entos se puede, defender el
tica próxim a. Ellas nos muestran el o ro prim o h er­ Espiiitualism o o el Materialismo.
m an o del m ercurio, y al radio d el plom o. Es cues­
tión de aporte o cesión de electrones. Principio que, E l exam en de la desintegración de la m ateria no
aun descontando las experiencias de Nagaoka y de puede constituir tam poco un argum ento en favor
Mietche, presuntos fabricantes de oro sintético, Ru- del Esplritualismo. El principio de Lavoisier, pese
therford h a dem ostrado, convirtiendo el átom o de al desgraciado escarceo iconoclasta de G u stavo Le
aluminio (form ado p or catorce electrones orbita­ Bon, continúa en pie. El radio, abandonado a si
rios y velntissiete protones), en átom o de una de miismo, se convierte en r ^ i o B, isótopo del plom o.
las tres ciases de m agnesio conocidas. (Resultado Ha p erdido peso atóm ico co n liberación de energía.
logrado arrebatando al átom o de alum inio dos E*ero, ¿ c ó m »? Pues de una m anera que expresa­
electrones y tres protones, mediante el bombardeo ríam os m ejor diciendo que el peso que h a perdido
ciego de d ich o átom o con partículas «a lfa » lan­ n o ha sido más que por disgregación de materia.
zadas copiosam ente por cierta clase d e radio. Ha­ En efecto: ha em itido tres radiaciones: alfa, beta y
biendo desintegrado de la m ism a m anera otros gama; estas radiaciones son de naturaleza eléctrica
átomos.) —o m aterias c a r g ^ a s de electricidad— , puesto que
Vemos que en todo este análisis abstracto y ex­ las a lfa son atraídas por el polo negativo de un
perim ental de la m ateria se m aneja m ateria y no imán; las beta son repelidas p or e l mismo p olo, y
espíritu. las gam a son indiferentes. Y en efecto, resulta de­
Pero aun nos queda algo p o r investigar. ¿Qué m ostrado que las radiaciones alfa son iones de helio,
son los electrones? ¿Qué fuerza les gobierna? que desaparecen cc«no tales radiaciones con virtién ­
Se adm ite que los electrones son engendrados dose en un átom o de helio, cuando encuentran en
p or torbellinos del eter o de la sustancia eléctrica su radio de atracción eléctrica dos electrones. Las
universal, originados p or dos trenes de ondas. En radiaciones beta n o son m ás que electrones co n ca r­
su naturaleza se consideran los electrones com o el g a negativa; y las gama, vibraciones engendra­
«cuanta» elemental o carga negativa de electrici­ das p or los electrones, según unos, o protones de
dad, cuyo va lor es de 4’77 x lO-io unidades electros­ hidrógeno, según otros, Es decir, que en esta des­
táticas, y cuya masa es 1/1835 de la de un átom o de integración, ni ha habido liberación de energía ni
hidrógeno, siendo ésta de 1’65 x 10-24 gramos; y su se h a perdido nada; sólo se h a transform ado la
diám etro 3 x 10-'-3 cm . aproxim adam ente materia.
De este conocim Jento concreto y de los cálculos L a liberación de energía por desintegración de
de Einstein se deduce que la m ateria es de natu­ la m ateria puede considerarse com o una expan ­
raleza electrom agnética. Lo que n o autoriza de n in ­ sión de ésta, muy ,poco diferente a la de las vul­
guna m anera a negar la m ateria, sino a materia­ gares explosiones de pólvoras, salvando la diferen­
lizar la energía, o a lo sumo a llegar a la con clu ­ cia del m edio y tiempo. No otra cosa significa el
sión einsteníana de que m ateria y energía son una calculo einsteniano. que concede a la desintegración
mismia cosa. Y entonces, ta n to .podría darse por de un gram o de m ateria el equivalente energético
fenecido a l M aterialism o com o al Esplritualismo. al vulgar de la com bustión de 3.000 toneladas de
El electrón es material; la substancia que lo fo r ­ hulla. Claro que en este cálculo se supone la des­
m a debe d s serlo también. integración inclu so de los electrones, cosa muy
distante, n i aun de una posibilidad im aginativa.
La fuerza que gobierna al electrón n o es sino la La energía no es más que un desequilibrio eléc­
vulgar ley de las atracciones eléctricas de signe trico; sustancialm ente eléctrico, obtenido por cual­
contrario, cu yo fondo filosófico n o es acaso sino un quier m edio capaz de liberar electrones p or des­
juego de densidades eléctricas.
articulación, destrucción o neutralización de loe
Ayuntamiento de Madrid
CENIT 377

tética y en mi, altruismo biológico, análisis, desin­


protones. Los electrones liberados, o atraviesan el
tegración. liberación noble de los elem entos al
espacio (la sustancia eléctrica, el éter o lo que sea), océan o universal, c o n los reflejos cerebrales, pen
o se d i^ r e g a n én él, o le conm ocionan por desequi-
títorlo de su densidad; por eso se m anifiestan por sam iento, placeres y dolores. _ .
El espíritu, ni en la vida inorgánica (energia) m
radiación, ondulación o vibración,
La vida, q u ^ e s im a m odalidad de la energia, no en la orgánica, vegetal, anim al y humana,
concebirse sino oomo una consecuencia de la ma-
es m ás que dinam ism o de la m aíeria. La vida unu
versal, pura m ecánica; m ecánica de d e n s id ^ e s . En Materialism o exp lica todo satisfactoriam ente;
las nebulosas, m ecánica lónioa; en los soles, me­
V un sistem a filosófico que puede satisfacer la m en­
cánica electrónica. talidad m ás exigente, puede evolucionar superán­
U n sol, que es un protón gigante, emite radia­
dose a cada conquista de la Ciencia, m as no íe-
ciones p or la m ism a causa que el ra d io y cuerpos
radioactivos; p or la inestabilidad consecuente a su ^^^iTlspiritualismo es tam bién e l cam ino m ás cor­
com plejidad estructural; y lo m ism o que las dél to h acia el escepticism o. Y el que el m jm do per­
radio, sus radiaciones son materiales: iones, elec­
ceptible de una ostra sea d istin to del m ío n o me
trones, protones, o vibraciones del m edio. Luego
emite m ateria, que por su m anera din ám ica de m a­ autoriza a negar el mundo.
N o Deogracias; el M aterialism o no h a recibido
nifestarse adquiere el carácter de energia. el «golp e de gracia». Y o le in v ito a usted a que
Materia que en la estratoesfera de nuestro pla­ estudie y n o haga de la ciencia de segunda m ano
neta es acúm ulo de iones, ionización; luego m ag­
un articulo de fe. No nos crea usted- n i a u n o m a
netismo. electricidad, term odlnam ia. En el m undo o tr o No olvide que el doctor R em artinez es teóro-
inorgéiDico son los desnivoles térm icos €l alm a d6 fo y yo m aterialista; con vencido de que cuando
sus m anifestaciones energéticas m ás tangibles.
m é misera, si n o ten go hijos, m e m uero «to d o yo».
Todas las fuerzas: meteoros, hidráulicas, flexión, Lea y -piense p or su cuenta. N o sea que partiermo
combustiones..., n o son más que reacciones, fenóm e­ de una afirm ación ortodoxa, h ech a p or u n a auto­
nos regresivos, análisis de las síntesis de energía, ridad científica, oriente usted su cultura intelec­
de la m ateria que, lanzada por el Sol. se h a queda­ tual -Dour im sendero equivocado y de deducción
d o en la Tierra, La fu n ción cloroflUca, sutil trans­ en deducción caiga usted y los que ie rodeen en un
form ación de m ateria solar y cósm ica, primer ciclo dualism o estúpido que pueda conducirles a hablar
de m i cerebro pensante, es cuestión de radiaciones, con los espíritus por m edio de un velador; a creer­
alfa, beta o gama; materia cósm ica o m ateria solar, se una segunda edición de Séneca p or reencarna­
que en su eterna peregrinación h acia el equilibrio, ción, olvidándo que Séneca sin tiroides hubiera si-
la hom ogeneidad universal, la m uerte, se a ^ i a y
do u n a m arm ota, o a com ulgar diariam ente.
disocia, transform a, condensa y disgrega, dejando
siempre una estela energética que en una piedra es A . G. LLAU RAD O
cohesión, en un vegetal condensación m aterial sin­

U N BREVE COM ENTARIO


explayarse asuntos que han d ad o origen a libros y
OLEMISTA n o fui jamás. Ni aspiro a son clave de sempinternas controversias; pero ya
serlo tam poco. Me faltarían siempre
condiciones imprescindibles: una pre­ que lo ha hecho, quiero hacer sólo un breve w -
m entario que en m od o alguno, repito, im plica ne-
paración y bagaje cien tífico suficien­
spo de discutir con quien reconozco que tiene a,que-
tes, una sólida erudición y ese fino
lias condiciones de polemista que a m i m e teR an
espíritu de iron ía al argum entar, del Y o lam ento, desde luego, n o poder disfrutar del
cual tanto partido -puede sacarse en
h on or de una ch a rla con el am igo L la u r ^ ó . Es
toda controversia. Per esto n o quie­
posible que e l firm ante del articulo «M aterialis­
ro que se vea en m is p a la b r^ desee m o» y y o quedásemos de com pleto acuerdo al nn
de iniciar una trin ca estéril o m-
ya que tal vez la aparente discrepancia de ( p i o ­
nes derive sim plem ente de una cuestión de léxico,
^'unas palabras mías (en una de las respuestas de una diferente postura de observación, de una
que a vuela pluma escribo para la sección corres- diversidad de apreciación de detalles, m as que de
rondientje de «Estudios»), palabras que, com o una c ^ s i c l ó n de criterios. Asi me lo h acen esp -
irdas, son insignificantes y com o eroritas veloz­
ra r algunas de sus propias palabras, cuando
mente p oco sazonadas y menos tam izadas por ei cede, p or ejemplo, que m ateria y energía son una
cedazo de la m editación, h a n m erecido un w m en - misma cosa (¿cuál de las dos será la suprema rea_
tario que en un trab ajo firm ado por A. G. üdad, si es que n o se cree que está d i ^ a la u l t i ^
dó aparece en el núm ero antenor de esta R eviste palabra del «por qué» del Universo?) o cuando
Realm ente el autor de este trabajo ^ m r a b l e dice que el electrón «debe» ser m aterial; o cu a M o
(adm irable por su docum entación y eru dita p r o afirma que la m ateria «por su m anera d in a m ia
fundidad. adm irable por su claridad y admirable de -manfifestarse» adquiere el carácter ener
p or la decisión c o n que se defiende un criten o), me
giai...; palabras que. discutidas a fondo y.
h a h ech o demasiado h on or al « m e n t a r esas pala­ de habilidades de léxico, acaso " o s permUmran una
bras m ías. D ebió -pensar, n o obstante, que en una aproxim ación de nuestras r e s ^ t i v p CTwncias^
sección com o «P reguntes y respuestas», que sólo Empero, este n o es el caso. E l culto a m ^ o Llau
perm ite contestaciones superficiales ( y más a im, radó se muestra com o furibundo e irreductible ma
mi insuficiencia de conocim ientos), n o podrían

Ayuntamiento de Madrid
378
CENIT

terialista. Allá él. Yo, acaso por torpeza m ia de n o


alia ellos también,.,; m i pobre espíritu n o se con-
diafanidades del m aterialism o que
«tod o» la explican, n o lo soy, Y lam ento n o serlo lorm a y acaso acuciado por el terror cósm ico o
fxirque asi se me hubieran resuelto, al parecer, acaso por las recciones químicas y la com posición
tantos protolemais que m e acosan y nmrtirizan mi m aterial de m i cerebro, o quién sabe si m í tiroides,
espíritu y llenan de dudas mi razón y de inquietu­ a^i lo determinan» el ca so es <iue busca a lgo más
des m i mente. Desgracia m ía que, por n o ser m a­ s i ^ p r e algo más, a despecho de las claridades ma­
terialista, me veo privado de explicarm e el m iste- terialistas que todo lo explican o quieren expli­
n o de la «vida» m ism a, el enigm a de la «nruerte». carlo p or m edio de esos «torbellinos de éter y tre­
el arcan o del «antes»y la angustiosa incertidum - nes de ondas» que el am igo Llauradó cita, sin pen­
bre del «después». Condenado a mi exiguo papel sar que al hablar de m ovim ientos y de vibración
de ostra, que vive su dim inuto m undo, com o quiere por m ucho que se quiera m aterializar el concepto,
el amigo Llauradó, veo- privada a m i razón de las siem pre se deja en pie la duda y la incógnita de
luimncsas enseñanzas del m aterialism o que ilu­ cual es la causa de esos tcrbellinos, el origen de
minan todas las rutas del hum ano saber despe­ 6se m ovim iento y el misterio de esa actividad'
jan todas las incógnitas, aclaran todas las dudas No, n o quiero discutir ni aspiro a convencer a
y resuelven todos los problem as de la Vida, hasta nadie. Me pidieron una opinión, y pctore y medio-
aquellos tenidos por Insolubles por sabios' m ate­ rae com o la mia, la di; com o mia, sincera también
rialistas de todos los tiempos. 6s todo. Cuando y o sea m aterialista es po­
sible que adopte también un gesto análogo al de
iNo se vea e n estas palabras m ías la m enor in­
m i com entarista. Hoy que, afcrtunadam ente, no
credulidad ni sectarism o. N egar la absoluta eviden­ lo ^ y , observo el Universo de un m odo m uy d ife­
cia y realidad científica de los hechos Que expene rente, y n o puedo creer que los m ás puros goces
el autor dei citado trabajo, asi com o la solvencia del espíritu, que las em ociones y los sentim ientos
de sus fuentes de origen, seria estúpido por mi
m ^ elevados sean producto de una reacción qul-
parte. C ciiozco desde luego (si bien, sin duda al­ nnca o de una interferencia vibratoria, n o puedo
guna, m enos a fo n d o que Llauradó) las m odernas
adm itir que sea el fó sfo ro o el nitrógeno de mis
investigaciones sobre estructura atóm ica par­ neuronas lo que piense, reflexione y conozca; n o me
tiendo de las ideas de Bahr; conozco, también, g u - es jMsible creer que esa voz interior que m e dice
perfimalmente, las derivaciones de la teoría de la SI ob ro bien o m al sea acaso no m á s que una ca ­
relatividad einsteniana y el principio del «quanta» sual interacción m aterial de unos átom os o el re­
y sé a qué m aravillosas deducciones se ha llegado sultado de un p oco m ás o menos de secreción de
tedas hasta el presente, confirm adas por la expe­ m i tiroidea ni puedo tam poco con form arm e a la
rim entación, es decir, innegables..., pero n o es este
el nudo del asunto. Lo que sucede as que si a los Idea de que la Naturaleza ha sido, co n tod o el
«U niverso» que vive y palpita, el resultado de un
m aterialistas les basta con estos argumentos para araidental encuentro de dos electrones que de oom-
de ellos deducir la negación o la energía o preten­
phcacSón en com plicación han id o elevando de
der que el universo es un caos, a mi, n<^ lo que rategorla la materia inform e, hasta producir de
ocurre es que si el M aterialism o cree con su d og ­ la inerte roca el pensam iento y la em oción.
ma explicado y explicable el m isterio de la vida Term ino, el am igo Llauradó cuya vasta cultura
el origen del universo y su finalidad, a m i n o mt3 es indudable, ha juzgado, empero, a la ligera de
lo parece, y este es un criterio que. aunque de hu­
una doctrin a que desconoce, Me refiero a la Teoso­
mildísima ostra, es mío, y co m o tal m e con form o
fía, «a la Teosofía científica», ciencia de la Natu­
con él m ientras m i razón n o halle, en su eterna
raleza. que confunde lamentablemente por lo visto
búsqueda de insatisfecha, m ejores tablas de salva­ con el espiritism o de porche y velador. Aun del
ción en el naufragio de m is anh elos de ún más allá m al llam ado Espiritismo (y conste que n o soy es­
¿Que la luz pesa? C onform e, pero m e es igual. piritista ortodoxo) habría m ucho que hablar e in­
( Que el tiem po es espacio (o m ás bien la cuarta vito a m i adm irado contradictor a que le a ’ obras
dimensión) y la dim ensión una consecuencia del científicas y medite acerca de la solvencia de homi
nw vim iento? Perfectam ente, p ero me es igual tam ­ bres com o Itombroso. W illlam Crookes, R ichet. y
bién. ¿Q ue los electrones tienen su masa, aunque otros que han contrastado y verificado fenóm enos
sólo sea tan poca su m ateria que aquélla sea del extraordinarios b a jo las más rigurosas condiciones
oM en de casi una doslm ilésim a de un átom o de que la experim entación científica puede exigir. Lea
hidrógeno? Pues com o si cada electrón fuese una el am igo Llauradó la «M etapeiquia». de R lcliet y
pesa de a kilo. R epito que n o es ese «m i» punto de luego h able de m aterialism o o expliqúese si puede
vista. Si los materialistas, después de creerse due­ según su criterio, alguno de los fenóm enos allí re-
ños de la clave del Universo, adm iten que todo lo g®trados, y entre tanto n o juzgue mal, n o m e crea
existente, desde la brizna de hierba hasta el sol ni fa n á tico ni co n deseos de fanatizar a nadie
gigantesco: desde el infusorio al superhom bre y «conduciéndole p o r cam inos de error a un dualis­
desde la am iba a los sistemas siderales, es sólo un m o estúpido». Cada cual ha de labrarse su filoso­
con jun to de m ateria reunida al acaso, sin plan sin fía; aquella que, según sus estudios, sus con v iccio­
un fin ni acaso un principio, allá ellos; si los ma­ nes y la voz de su razón, le satisfaga. Y o ten go la
terialistas suponen que el Universo y la «vida» mia, que muestro serenamente a quien me la pre­
son e l simple resultado de com binaciones químicas gunte, sin im ponerla ni siquiera aconsejarla, aun­
y colisiones materiales entre los átomos, allá ellos; que la diputo más cercana a la verdad y m ás con ­
si para su criterio el m undo o los mundos son un soladora que las áridas y nihilistas teorías del ma­
m ontón in form e de m ateria con una apariencia de terialism o que niega una Causa y un p la n inte­
energía derivada d el p ropio dinam ism o material ligentes al Universo, hacen de la Vida un calvario
(ya m e explicarán esto lo que quiere decir) y que sin m ás objeto que la satisfacción material, y ofre­
h an sido ¿creados? o bien producidos p or acaso cen com o fin la negación de toda actividad la
(com o si el acaso existiere) y sin más fin que hun­ NADA.
dirse algún d ía de algún m ilenio en la «nada»,
R. REMARTINEZ
Ayuntamiento de Madrid
NOTAS
ció n definitiva de su país en el miperu) ruso, > distm^
ANTE LA GUERRA QUE VIENE gu e com o tal d el derrotism o, que es una especulación na
cionalUta sobre los resultados de la victoria.
Som os iolernacionalistas y libeitaiios, y
II, El neutralista abunda extraordinariamente en vis-
estam os-doblem ente amenazados por la revolución totaUtaria
oeras d e ca d a guerra mundial, cuando su actitud propia
d e T u e la guerra d e los pu eblos es la form a d^isiva^
M in cid e c o n los cálculos políticos de ciertas potencias o par-
Para examinar q u é perspectivas y qué
s r t o . oU cu lo., , .u 'v e z ,
presenta «la guerra q u e vien e», ríos variantes del m ism o esquem a; el rnslíicioiiistno y
L z a r u na mirada sobre la d e 1914-1918 y a
«flfón fw n o». E l aislacionism o tiende
1939-1944, observando de una manera ° ^ ,
ner fuera d e la guerra y de sus estragos a un país dado,
Intemaeioñalistas han p od id o hacer y a dón de h an id o a
sin ocuparse m ucho d e lo q u e su ced e en el resto del m un­
^^Cm o ñor mi parte, q u e las posiciones q u e pu eden ser d o ; el «atentism o» se propone
v e c b o d el con fiicto, p rovocá n d olo en
rlpbilitar a los dos advérsanos, u no por otro, y repr^encar,

o b í t c r T q u e las adopta o se prc-paia para adoptarlas.

deseada, mientras los beligerantes siguen colga d os uno


P O SIC IO N E S P O llT I C A S
^ " r p o S ó f n S r Í i s t a en el 4 ?"^
I, E l intercencionisia ve esencialm ente el
d ifícil de mantener en una guerra mundial. En
aislacionism o no es realmente V v “ d e 7 e le f v ^ L Í á r -

r r \ . r i ” .T n í t , í
ÍcÍC S r en ” Ü balanza, a participar en

te de la hum anidad, y . si es coherente consigo m ism o, « a j .. p . :


dispuesto a todos los sacriHcios colectivos y personales para
riencia h a dem ostrado q u e los
S S e r una salida «favorable» r. .,na nresa fácil V q u e los aislacionismos armados vuel
buenos sobre los malos). E n caso de necesidad. ^
la guerra preventiva b a jo todas sus formas. Por otra parte,
la tóeica d e su posición le con du ce, en caso d e / i c t o n ^ a c £ „ a . 1. T ”, t
Mussolini, se im pone; tal fu é el caso a e .
exigir del en em igo una capitulación in condicional, el reco-
derrota d e Polonia, d e Italia cu a n d o la d e F ' X a P eS
S i e n t o u » l l a L . l de ,u en lpa b llld.d , In ^
el caso cu ando el ataque «preven tivo» ^« 7 J® ?*" “ / X .
legral de los daños causados, etc. En c a » d e derrota. J e l^ H arbour. etc., sin hablar de los num erosos a h a d ^ ^ r o ^ r
proseguir la lucha d e sabotaje, de guerrilla, de espionaje te- q ue. cu a n d o la prim era guerra m undial, «vola
n o r is U contra el ocupante, y preparar el desquite.
Inútil citar aquí los nom bres de los intem acionalistss r ~ % r n 1 X é l ju e g o d e la política y d e J a
bertarios que estuvieron m ezclados c o m o mtervencioni.
S ^ h i s t o r i a d e la prim era y d e la segunda 8 »erra mun­
diales. Esos nom bres están aún en la J
su sinceridad n o es discutible. L a m ayor parte d e ellos com ­
partían la idea de q u e el « p u e b l o » - o su parte mas avan^
zada- el «proletariado.— n o pu ede engañarse: viendJ a las
masas populares, largo tiem po d eifica d ^ p o r ellos, aceptar
k gu e.?a co m o un deber, han recon ocido que su tarea era
participar a su lucha «liberadora», olvddando de buen a gana 1- j „ Iq nbleción ixjr razones ue con ciencia, etc. Eso
que las masas populares «enem igas», del otro '®d-"
te, eran victim as d e los mism os entusiasmos o d cl mismo f r i b f , r . T , s V s S
^ ^ "^ x T te h oy una categoría particular de intewencionistas^
son los que, vivien d o en u n territorio actualm ente g ob en w d o
por los hom bres del b lo q u e occidental, esperan ser m iln .y-
m ente «liberados», en cu anto estalle la guerra, p o r los ejér­
citos venidos d el Este. L a situación d e esos fanáticos equi­
vale p o c o más o menos a la d e los más ardientes y entu­ la principal linea d e fu ego y com bah r
siastas inedentistas nacionales de las guerras in u n d a - u otro de los adversarios: está perdida de antemano si debe
precedentes: su nacionalism o es simplemente, com o h a diclio afrontar a los dos a la vez.
L e ó n Blum , u n nacionalism o extranjero; tiende a la absor­
Ayuntamiento de Madrid
380 CENIT

Durante las dos guerras mundiales q u e liemos vivido, los q u e sea h acedero eí m anejo de las fuerzas materiales para
neutralistas q u e apelaban al internacionalism o libertario han paralizar y a a uno, ya a otro d e los antagonistas? ¿Puede
p o d id o mantener cierto tiem po sus posiciones, es los Estados resultar de otra cosa q u e de la acción im previsible d e los
Unidos, por ejem plo, tan largo tiem po c o m o éstas h a n coin ­ im ponderables m orales?
cid id o prácticam ente con una corriente importante d e la
opinión tal c o m o la expresada por la. liga A m erica first; A n d ré PRUNIER
pero la intem acionalización d el con flicto y de sus conse­
cuencias n o ha tardado en ponerles entre la espada y la
pared y en atrojarles h acia otras posiciones; intervencio­
nismo, derrotism o u ob jeción ética.

i n . El derrotista es el q u e trabaja p o r la derrota de


su propio gob iern o tai caso de guerra, y consiguientem ente
por la derrota provisional d e su propia nación enfrente de
las otras naciones armadas y constituidas en Estados. El
derrotismo n o d eb e ser con fu n d ido, lo hem os visto, c o n el
intervencionismo irredaitista q u e hace p o r ejem plo d e un
alsaciano francófilo, d e un c h e c o eslavófilo, de u n triestino
italianófilo, de u n am ericano o d e un francés staliniano, el DOS FUERZAS DE CHOQUE
enem igo de su propio Estado y el am igo d e un Estado « e x .
Iranjero».
Inquisidor.— ¿E l procesado se llama.,.?
E l derrotism o es una táctica transitoria, sistematizada E l V eron és.— P ablo Cagliari; alias, «P aolin o», Pablillos.
por las con cepciop es de H egel. de Marx y d e Clausevitz Inq.— ¿Veronés?
sobre la «dialéctica de la historia», y q u e tiende en último
Ver.— Sí. Pero, más del Puente d e mis Suspiros, q u e el
análisis a provocar la renovación o la revolu ción nacional con G ran Canal.
ayuda de .la derrota misma. Esta debe arrastrar !a desapa­ ¡nq.— ¿P rofesión...?
rición del antiguo Estado o régim en, im potente o desacre­
V er.— Pintor de m onigotes. Primeramente, fu i picapedrero.
ditado y que bu sca eventualm ente en el b a ñ o de sangre de
— ¿Es autor d e la «G lorificación de Veneeia», que
la guerra una cura d e rejuvenecimiraito. Pero esta desapa­ cu b re la arcadura de la Sala del C olegio, en el Palacio D u ­
rición, o más b ien hundim iento, será seguida d e la cons. ca l?
tiuTOita d e un E stado o régim en nuevo, sobre bases más
Ver.— C ierto q u e y o puse el principal ingrediente en esa
limitadas, pero más sólidas, q u e le aseguren u n porvenir ensalada.
glorioso frente a un ven ced or saciado y corrom pido por su
In q.— ¿Q ué quieren decir, en fresco de tan p o c a d e ­
propia victoria. C om o se ve, el derrotismo com o táctica
voción , las alegorías d e la Paz, la Industria y el C om ercio,
desesperada de renovación estatal n o es m on opolio d e L e- q u e form an la corte de la Serenísima?
nm y del leninism o: es corrientem ente practicado p o r el
V er.— A m i «H en d er, son, con las Artes y los O ficios, los
fascismo bajo todas sus formas, desde el nazismo alemán
pilares d e la R epú blica adiiática, a los q u e d eb e su espejeo
hasta el vichysm o d e extrema derecha. Pero debem os o b ­ fascinante y alucinador,
servar q u e el derrotism o, c o m o tácHca política, lleva al «des­
Irtq.— Y el recuadro, que n o más contiene un letrero con
qu ite», es decir, al intervencionism o guerrero, pasando por
estas palabras «C ustodios de la lib e r t a d » en latín ¿qu é sig ­
el aislacionismo y el «afentisrao». Asf com o los bolcheviques nifica?
rusos, en 1904-1905. aceptaron m uy gustosos e ! dinero del
— Es lo que, a m i juicio, deb en ser los magistrados:
.Mikado para minar la fuerza militar d el ejército zarista, ya
perro d e guarda d el más precioso b ien p ú b lico.
a medias paralizada p o r la corru pción y la incom petencia
¿Por q u é n o aceptó el reo la invitación, que, en
10 J mismos bolcheviques saludaron en nom bre d e su señor, D . Felipe II. le hizo el em bajador de
1946 la ocu pación rusa de la M anchuria y la derrota d el Ta­
España, para ir a decorar el Escorial, ofrecién dole que se
pón ra m o un desqu ite brillante alcanzado gracias a ellos
le vendría a buscar, com o a un principe, en la m ejor d e las
por el nuevo Estado ruso sobre el pais q u e había hum illado reales galeras?
a la n ^ o n en Port-Arthur, en R u ckden y en Iroshima.
— N o m e hubieran probado aquellos aires. Soy ga ­
E l derrotismo poh'tíco, c o m o el neutralismo mism o, cons­
viota de estas lagunas y me colu m p io en su oleaje caomo
tituye para un intem acionalista libertario u na posición p ie-
una góndola. Adem ás, com o el César, su padre, el hijo es
can a y fundada sobre un error. Porque el intem acionalista
m u y aficionado a concedCT pensiones a los artistas, q u e lue­
libertano tiende a la disolución d e los gobiernos com o ex­
g o n o paga. L o s reyes necesitan el dinero para la guerra y
presión d e la violen cia, c o m o factores d e guerra, d e repre- para las amigas.
Món, d e expictación, puesta al servicio d e l egoísm o nacional.
In q .— ¿Sabe d e q u é se le acusa?
E l derrotista p olítico tiende {a través d el sabotaje al gobierno
, san M arcos, q u e vagam ente lo con sigo p e r­
actual c í^ id e r a d o com o «falsamente nacional») a la re- cibir!
c o w tru w ió n de un gobiern o futuro, verdaderam ente nacio-
/n<j. Se o s cu lpa d e ofensas a la divina majestad de
ñ c iJ • ® prueba. El intemacionalista Jesucristo en el cu adro «L a C ena en casa d e L ev í», q u e
h b e r t ^ o , en realidad, n o tiene p o r q u é querer consum ar la
preside el refectorio de los dom inicos, en eí con ven to d e los
d e n o ta de su p rop io pais. y por ella la victoria de u n Estado
santos Juan y P ablo, d e esta ciudad.
enem igo, para utilizar después el «dinam ism o del desquite»,
b e mteresa por la cesación tan rápida c o m o sea posible de m e delata, los em badum adores d e calzon­
cillos con m bfiquerias dignas d el infierno? L a mamarrachada
la gu e n a , sm vencedores n i vencidos, para que todos los
que^ se m e im puta, la pin té gratis, porqu e el Prior m e ase­
gobernantes salgan d e ella debiHtados y desconsiderados,
gu ró q u e la C cm un idad era p ob re y n o m e podía abonar
y 'od os ! « pueblos desilusionados y con vencidos d e la ab­
por mis molestias n i u n o de los cincuenta ducados, q u e
surdidad de la matanza. Pero, ¿puede este fin ser perseguido
anualmente m e da el D oge, p o r servirle con mis pinceles,
por vías pohticas? ¿Es susceptible d e planificación; d e m od o
bu Paternidad m e estafó y me ha engañado com o a un chino.

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CENIT

exacta de la profu ndidad d el daño q u e ratá perpetrando esa


Y b ien : ¿qu é pasa c o n esa pintura, que se m e retrae ccm o literatura ínfima que toda persona avisada aparta d e si con
un delito contra la F e ? , . . i,, apresurado adem án. ,
i „ q ,_ C o n t r a la seriedad, c o n que h an d e tratarse las K orolenko n o es u no d e los grandes maestros nisra. Al
personas y las cosas sagradas. la d o d e G ogol, D ostoiew ski y T olstoi, su figura queda en
V er.— V id élicet. j i • segu ndo plano, Pero ju nto a T u rgu en eff y C hejov, se ade­
In q.— ¿Q u é expresa en la com posición la figura d el cria­
lanta a ocupar un puesto señalado- , .r j
do, que sangra p o r la nariz? , r. . . Su obra m ejor es, sin du da. E l m iisíM ctego. L ib ro de
V er. E l contraste q u e ofre ce la vida, entre la fiesta que extrema sencillez y d e extrema pureza. Q uien n o goce, le­
hacen los q u e com en , y las narices rotas d e los q u e Ira y én d olo, las máximas delicias q u e p u ed e proporeionar una
lirven. M e lo hizo notar donosam ente, un día, F e o ro ae creación literaria, tiene cegadas las fuentes de la em oción
estética. L o trágico, en el caso d el lector q u e n o tuvo para
jn g ._ ¡H u m I Y los soldados alemanes c o n alabardas ¿qué él ningún com entario, es_ que la incapacidad d e saterear
hacen en la escena? j » j. u ese g o ce le h a venido de fuera. Y h ay m uchos c o m o él. Los
V e r — Varias cosas. Primero, m dicar q u e detrás d e la cruz libracos han ca ído en su sensibilidad com o piedras en un
está el d ia b lo ; segundo, que d o n d e se b e b e bien, hay siem - manantial. Estas, cuando n o logran p o r entero cerrar el paso
nre un borrachón tu desco o m ás, y tercero, q u e Ira q u e c e ­ al agua, la enturbian. Turbias e s t ^ las mentes d e todos Ira
lebran banquetes, n i en presencia d e D ios, pu eden entre­ lectores de novelas infectas, cuandb n o cerradas en absoluto.
garse a la orgia, sin ro d e a n e d e geaile ^ a d a - , K orolenko con tó siem pre c o n la adm iración d el pu eblo ruso.
i „ q ._ i H u ...m l ¿Está bien m anchar las paredes de una D espués d e Tolstoi, n in gú n otro escritor fu é m ^ admirado
casa de oración, c o n m onos, b u fon es, papagayos, n egnllos y p o r él. ¿C om o escritor? N o. Preciso es decirlo. C om o h om ­
otros grotescos símiles y profanidades? bre. Q ue lo era tan grande com o escritor.
Ver.— Llss animales son tam bién cnaturas de Uios. t n E n efecto, esa adm iración se debia, más q u e a su n oble
el plum aje d e los pájaros exóticos h a hallado m i paleta los y elevada produ cción literaria, a su actuación contra las in­
fúlgidos verdes, q u e hacen las delicias hasta de mis maeslrra justicias d el régim en zarista. E n to d o m om ento, propicio o
T iriano y el Sarisovino. ¡D ic e tan bien el c o lo n d o d e su adverso, con una serenidad, con una energía y con un v a ­
veste natural, en las sedas artificiales, c o n el > lor extraordinarios, se alzó contra la tiranía. Las persecucio­
chispeante d orad o d e los cabellos y el espumante marfil de nes y los desHerros caían sobre él constantemente. Pero esto
las carnes d e nuestras Lavinias! Las Trra G racias d e T m to- n o l e importaba.' ni le arredraba. Su v o z seguía clam ando,
retto y la galaxia d e la Venus al astral G iorgione, son de serena y valientem ente, contra los tiranos de su P^*-,
blancura cignea y d e agua lunada; p a rw en esponjosas E n 1872, cuando apenas contaba veinte años (había na­
trellas q u e acaban d e saltar d e l lech o d el sol. c id o en 1853), fu é expulsado d e M oscú , d on d e estudiaba, y
J n o — N o enfile más repugnancias, si n o quiere ir a a e- deportado a Kronstadt. E n 1879 fu é detem d o y . tras largo
purar en la hoguera la escoria d e sus provocantes oros y sus tiem po d e prisión, deportado, prim ero a Viatka, d e s p u «
escándalos picturales. . , . . la Siberia occidental, a Tom sk, y más tarde a la Sibena
Ver.— M igu el A ngel, en la Sixtina, n o m juna m con una oriental, a Vilnisk, en la región d e Irkutsk.
liilacha, presenta c o m o la hostia los cuerpos d e Nuestro Se­ E n Siberia, en el inm enso desierto, entre hielo, y nieve,
ñor Jesucristo, d e su Santísima M adre, d e S. Juan, d e S. Fe con vivien do c o n un p u eb lo misero, lejos d e su pais nata!,
dro V d e toda la corte celestial, con la aprobación del Fapa. recluido en una p ob re ch oza, com partida alguna v « con
j „ g _ L o dejo p o r majareta. Y lo con d en o sólo a sustituir otros deportados, estuvo hasta 1885, fech a en q u e pu d o v o l­
c o n más ccnvenientes, en el cu adro, las im ágenes im propias ver a Rusia. Pero n o sin antes dar término a algunas de
d e un co m e d o r d e teligión. sus m ejores obras, entre ellas E l su eñ o d e M ukar y E l d e­
Ver, Está bien, reverendisim o. fS o iio v oce). ¡N i en la sertor d e Sajalin. E n esta última, relato a todas luces arrím-
G loria nos vem os! ca d o de la realidad, tanto com o la tragedia d el protagonis­
ta, evadido d e ia isla d e Sajalin, descrita c o n la sobriedad
A n gel SA M B L A N C A T maestra a q u e com o p ocos han llegado los grandes n o v e ­
listas rusos, nos conm ueve, q u e n o habla apenas de sí mis­
m o, pero q u e está presente, c o n sus dolores y sus nostal­
gias, en todas las páginas del relato.
¡Cuánta poesía hay en este relato! T o d o él es un canto.
E l fuego— q u e es el m ejor am igo en Siberia— , el bosque, el
frío, la nieve, la mísera choza, tod o cuanto lo rodeaba en
el destierro, es cantado, poetizad o p o r K orolenko. Y sobre
todos esos cantos se eleva, m ajestuoso, el ca n to a la liber­
tad. ¡C óm o la amaba! ¡C on q u é potencia la h a cantado!
E se evadido d e Sajalin. ham briento siem pre d e nuevos h o ­
rizontes, instintivamente enam orado de la libertad, jamás
KOROLENKO satisfecho del m edio en q u e vive, eterno fugitivo, eterno in ­
quieto, siente en si poderosam ente el deseo d e ser libre,
d e q u e n o haya nada en tom o su y o que coarte su libertad.
Recientem ente d i a leer a un devorador d e novelra in fec­ ¡Cuán maravillosamente h a sabido K orolenko ahondai en su
tas El m úsico cieg o , d e K orolenko, u na d e las obras mas
psicología!
tiernas y em ocionadas d e la literatura universal.
K orolenko, que consideraba la libertad com o el más pre­
M e d e v o lv ió el libro, delicado com o una caricia, sin w -
cia d o de los bienes, q u e precisam ente p o r defenderla con
m enlario alguno. Nada le h abían d ich o sus páginas. S i he
tod a su pasión de h om b re y tod o su entusiasmo de artista
d e decir la verdad, n o m e sorprendí. Sé el atrofiam iento de
se veía privado de ella y en dratierro, ¿cóm o n o había de
la sensibilidad q u e ocasionan los libracos q u e lee. Sé que
encontrar las palabras justas, las palabras encendidas, i n ­
matan la capacidad de saborear una o b ra bella, d e sentirse,
tentes y únicas para cantarla?
leyéndola, adm irado. Este a m od o d e experim ento “ o
C uando la espantosa represión q u e siguió a la revolución
h echo más que confirm ar lo q u e ya sabía. Y darm e medida

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de 1905, K orolenko reunió en un libro, titulado E l imperio cir el fu ego de esa llama, su lum bre intima, ardorosa y
d e la m uerte, cartas particulares de condenados, relatos de acariciadora, que era un látigo para la tiranía y la fealdad
presos q u e habían presenciado horribles ejecuciones, noti. moral, y solicita ternura para las víctimas y para todas las
cías d e diversa ín dole y proceden cia, p ero todas referentes cosas bellas y delicadas.
a los horrendos suplicios d e q u e fueron víctimas los revolu­ M antuvo esa actitud hasta sus últimos m om entos. C o m ­
cionarios vencidos, y entre otras gentes— pobres gentes— que b a tió la tiranía zarista, y sufrió por com batirla— gran h o ­
ni habían tom ado parte en la revolución n i sabían nada de nor— persecusíones y destierros. Cuando la revolución b o l­
ella. (Todavía se espera, y sin duda se seguirá esperando en ch eviq u e triunfante em prendió tam bién rutas de tiranía, se
vano, que un escritor de la Rusia actual tenga el valor de c o lo c ó francam ente contra ella. Era ló g ico . Los hombres
escribir un libro parejo. L os materiales para escribirlo se­ se rompen, n o se curvan. H abia sid o a la tiranía en si a
rían más abundantes que los que pu d o reunir Korolenko. la que habia com batido, y n o iba a dejar de combatirla
pero falta el K orolenko.) Tolstoi escribió un em ocionado porqu e hubiesen cam biado los tiranos. Se retiró— más tarde
prólogo para E l im perio d e la m uerte, im perecedero p o r su n i eso se le habría perm itido— a Poltava, y allí m urió, a
sencillez, en el q u e se recon oce la grandeza que era ne­ p oco, n o h ay q u e decir cuán asqueado. Su muerte— la m uer­
cesaria para escribir un libro semejante. te de uno d e los últimos grandes hombres— pasó casi por
Ciertamente, se necesitaba set Korolenko— ha h ab id o muy com pleto inadvertida. Inadvertidas pasan las bellezas m úl­
pocos hombres que puedan com parársele en este aspecto— tiples d e sus escritos para los lectores que devoran litera­
para escribir un lib ro c ^ o E l im perio d e la m u erte. E l tura infecta. ¡N o im porta! Pasará el tiem po. Caerán mi ol­
valor moral; la entereza y la energía q u e n o se doblegan; vid o total— o habrá q u e despedirse d e todo— esos libracns
la rebelión contra la injusticia; la con cien cia siem pre atenta q u e atrofian la sensibilidad. N i siquiera perdurará el n om ­
para n o dejar pasar en silencio un crim en, que son las ca­ b re de sus autores. E l n om b re d e Kolenko, en cam bio, cada
racterísticas más relevantes d e esie gran hom bre, d e este vez irá siendo más familiar. Y su grandeza de hom bre y
gran escritor ruso, tanto más universal cuanto más ruso en d e escritor, parejas e igualmente admirables, brillarán al fin
tales circunstancias, se desplegaron entonces, c o m o unas c o n luz pu ra y lim pia. D e una pureza y d e una lim pidez
alas inmensas, y esculpieron, m á s q u e escribieron, en pági­ semejantes a la q u e se desprende, com o un perfum e, d e su
nas don de se refleja el horror, la sangre y la muerte— fru­ obra más b ella y más colm ada d e ternura: E l m úsico ciego.
tos d e la represión— , la acusación más viril y más encen­ Condenada, entretanto, a n o decir nada a los q u e tienen
dida contra un régim en execrable. E spejo en que mirarse, cegadas las fuentes d e la em oción estética. Cegadas hasta
para los escritores rusos actuales, y en q u e ninguno se mira. u n punto in con ceb ib le. Porque E l m úsico c ie g o es una m a ­
N i para avergonzarse. ravillosa delicia, extraída de lo más v iv o d e la llam a, que
E l corazón d e K orolenko, c o m o el de otros m uchos gran­ era el cora zón d e su autor. Q u e está ahi, a nuestro lado,
des escritores rusos, tam bién cuanto más rusos más univer­ vivo a pesar de su muerte, para mientras seamos hombres.
sales, basta recordar a D ostoiew skl y a Tolstoi, era un c o ­
razón q u e ardía. Y ante los h on o re s d el régim en zarista,
com o las miserias m orales de los hom bres, intentaba espar­ A ntonio LAFUENTE

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INDICE

D ew ey, J oh n : Ideas sobre la e d u c a c ió n ................... 330


A ia iz, F elipe: E picu ro ......................................................... 28
» » C o lectivizacion es in du stríales en D u b oín , Jacques; Ideas s o b re el s o cia lis m o ............... 54
D u roc. P lerre: Idea s sob re la c iv iliz a c ió n ................... 178
la re v o lu ció n .................................................................
A n ó n im o : P u e b lo s de la M eseta ........................ 18?
» E>os rela tos ..................................................... 214 E lict, T . S ., Idea s sobre la cu ltu ra .* ............................ 205
A tam b u ru , J u lio ; Ideas sobre la ed u ca ción ........... 302 E ucken, R u d o lf: Idea s sob re la cu ltu r a ....................... 238
A icin ie g a s . G e rm á n ; Idea s sob re la cu ltu r a 205
A rd ig ó . R o b e it o : Ideas s o b re l a ed u ca ción ........... 202 F a b b ri, Luis: A n a rq u ía y com u n ism o e n e l pen sa­
A ré va lo , J u a n José; Id e a s s o b re la e d u ca ció n — 303 m ien to d e M a la testa ............................. 1®^
A ve rch e n k o , A .: U n filó s o fo o r ig in a l.......................... U 2 F a b io: E l tr ig o ..................................................................... p
» E n to r n o a un r e la t o ............................................ 12'
R a k u n in , M ig u e l: C ritica , a n ticip a d a , d el Estado » U n c o n s e jo .................................................................
F a u re, Elie: Id ea s sob re e l p r o g r e s o ........................... U8
proleta a io ..................................................... ....................
B a lk a n sk y . G r.; L a g u e n a y lo s a n a rq u ista s 126 F ed eli, U g o : E l m o v im ie n to m a k h n ov ista e n la r e ­
» » G u erra y re v o lu ció n .......................... 184 v o lu ció n de U k ra n ia ................... 278, 306. 339, 367
K cll, C líve: Idea s s o b re la c iv iliz a c ió n ....................... 1"8 F errer, J-: Im a g e n del S in d ica to U n ic o ................... 56
B en d a , Julien: Idea s sob re la c u ltu r a ....................... 236 F on ta u ra : R e a lid a d y fa n ta s ía e n la m en te de
B erd aieff, N icolás: Idea s s o b ie la cu ltu r a ............... 236 R a b e la is .............................................................
» A n h e lo s de su p era ción h u m a n a 156
B erl, E m m a n u el: Idea s sob re l a cu ltu ra ................... 237
B crn e ri, C a m ilo ; D icta d u ra del p ro le ta ria d o y so­ » L a cu ltu ra e n la s colectiv id a d es d e L e­
cia lis m o d el E s ta d o ........................................................ 129 v a n te ............................................ ....................
» L a a c c ió n in te rn a cio n a l lib e rta ria . . . • 372
B ern stein E .: Ideas sob re e l s o cia lis m o ....................... 53
B o rg h i, A rm a n d o : L ea d os o jo s d e l a n a iq u ls m o — 321 F r a a ce , A n atole: Ideas sob re e l p r o g r e s o .................... 116
B o u n iie r. P ran cisq u e: Idea s s o b re e l p r o g r e s o — 114 iiF reedom »; U n a b io g r a fía d e K r o p o tk in . «E l prin ­
B ou rgu in , M a u rlce: Id e a s sob re e l s o c ia lis m o ,.,.. 53 c ip e a n a rq u ista » ................... .........................................
B u udó, J u a n ; F e d e ra lism o d e b a se: El M u n ic ip io .. 60 F rie d m a n n . G eorges; Id e a s sobre el p r o g r e s o 117
B u tler, S a m u el; A lgu n os ju icio s e r e w h o n ia n jj 326 F u n c k -B re o ta n o . C h ristia n : Ideas sob re la civili­
za ción ..................................................................................
C a m p io C a rp ió : L itera tu ra ib érica del d e s t ie r r o .. 181
» » F ig u ra s d e l te a tro rlo p la te n se — 220 G a rcés, F ortú n ; L a vu elta a G o d w in ............................ 163
» » En el ce n te n a rio d el n a cim ien to G a rcía M oren te, M a n u el; Idea s sob re el p r o g re s o 118
de G u erra J u n q u e ir o ............ 252 G a rcía P radas, J -: P u n tos d e p a r t id a ........................... 6
,, » Ó ien cia y a n a rq u is m o .. 3/
» » A lb é r lo R e m b a u .................................... 287
>. » R e p o r ta je a l com p a ñ ero S a lva ­ ,> » L a a n a rq u ía d el le n g u a je — 71
dor T o rre n ts ........................................ 350 » » El p u e b lo e n a r m a s .......... 131
B » F lo r d e s o la c e s ................... 263
C a rb ó, E u sebío C .: A rtis ta s « s in tiem p o» y crea ­
» » F a b u lilla d el lo r o y el m o c h il 292
cion es « s in h is to r ia » . . - 4,............................................ 12
C arm ena B la n c o . J .: L a lib e rta d y e l E s ta d o 24 G ille . P au l: E l sofism a a n tiíd ea lista d e M a r x 33
» » Id e a s sobre e l p r o g r e s e .............................. 141
» B El e s crito r d e n u estro tiem p o 88
G on z á lez P a ch e co , R o d o lfo : O ch o c a r t e le s .^ 68
Carsi A lb e it o ; El M o n te B la n c o .................................... 26
G o u r m o n t. R é m y de: Id ea s sobre el p r o g re s o — 141
» » L os o jo s d e la E spa ñ a d o lo r id a — 58
» » La S o cio m e tr ía ..............................— 1*9
» » E n sa yo sob re l a p s ico lo g ía colectiv a 217 H aecker, T h e o d o r; Id ea s sob re l a cu ltu r a ............... 2^
» » L a lo c u r a de lo s d escu b rim ien tos 282 H en ry . O .: El ca b a lle ro de la r o s a ................................. "9
B » L a cie n cia y la h is to r ia .................... 343 B E n tre la d ro n e s ............................................... 1?3
C ech, S v a to p lu k ; El h o m b re q u e p erd ió su ca rá cter 40 lle r in g . H en ry A .; El fru te ro y su a lm a ................... 137
Coll de G ussem , J .: « L a v ie et la m ort e n U .R .S .S . 31 H u izin ga , J.: Idea s sob re la c iv iliz a c ió n ................... 179
» » L a m o lla , d ib u ja n te .................... 82 » Idea s sob re l a c u ltu r a ............................ 206
C o m fo rt, A ie x : El a n a rq u ism o m o d e r n o ..,................. 65 H u x te y . A ld ous; lideas sob re el p r o g r e s o ................... 142
» » D os poem a s ........................................ 135
C orte, M a rcel de: Idea s sob re la c iv iliz a c ió n 176 J erom e, K . Jerom e; L a p reten sión d e in stru ir de­
C osta Isca r; R espu esta a n á rq u ic a in divid ualista le ita n d o .............................................................................
a u n a e n cu e s ta ................................................................. 251 J o rd a n ia , N oé: Ideas sob re el s o c ia lis m o ...................
C roce, B e n e d e tto ; Idea s s o b re el p r o g r e s o ............... U4
C urtius, ES-nst-Robert: Id ea s s o b re la c u l t u r a . . .. 237 K o e ch lin . H .: C ritica d e la c ie n c ia .................... 196
» D efen sa d el e s ce p ticis m o ........................ 383
C h esterton , G . K .; Idea s sob re el p r o g r e s o ............... U5
L a b riota . A rtu ro : id e a s sobre la c iv iliz a c ió n .. 180
L a ea ze-D a th iers, G era rd de: C o r lo m e t r a je ............... »»
D ellepian e, A n to n io : Idea s sob re el p r o g re s o 118
g » P relud io 2áü
D enis: J o s é P r a t..................................................................... 221
L afu en te, A n to n io : P a n a lt I s tr a t l................................
» R ic a r d o M ella ......................................................... "3 » » K o ro le n k o .................................... 2bi
D erm en gh em , E m ile; Idea s sob re la c iv iliz a c ió n .. 177
Ayuntamiento de Madrid
384 CENIT

L a n za , SU verlo: C ritica m io p e ........................................ 234 P rim ier, A n d ré: A n te la gu erra que v ie n e ................... 379
L a R e d a cc ió n ; P re se n ta ció n ............................................ I
L a R o ch e fo n ca u ld : Idea s sob re el h o m b r e ................... 269
R a p p o p o r t, C h arles: Ideas s o b re el s o c i a l i s m o ..,, 93
L osa, José de; P a to lo g ía del p o d e r ................................ 157
R ea d, H erbert: L a m u erte d e K r o p o t k ln ................... 75
R eclu s, Elíseo: Idea s «obre e l p r o g re s o .......................... 144
L la o ra d ó , A . G .i M a teria lism o c o n tra esplritu alis­
» » Idea s sobre la ed u ca ción ..................... 305
m o .—Bspiirltualisnjo ..................................................... 375
R elgis, Eugen: L o s lib erta rios d e R u m a n ia ................. 19
L lóren te, R a m ó n M .: G rem ios y s in d ica to s ............... 108
» » L a U topía e n m a r c h a .......................... 43
» » D efen sa d e lo s o flc io e .................. 169
» » P a n a it Istra ti: El 15' a n iv ersa rio
d e su m u erte ........................................ 94
M ajew ski, E rasm e; Idea s sobre el h o m b r e ............... 270
» » T e s tim o n io sob re e l espíritu fra n cé s 147
M allea, E du a rdo: Idea s sob re la cu ltu r a ................... 207
» » El h o m b re Ubre a n te la b a rbarie
M an. H enri de: Idea s sob re el s o cia lis m o 54
tota lita ria , E n tre la s « é lite s » y la s
» B Idea s sob re la cu ltu ra ................... 23S
m a sa s ......................................................... 274
-M antovani, J u a n ; Idea s sobre la e d u ca ció n 229
» » P op per-L yn k eu s o «E l m áxim u m
M ejia s Pdña, R : L a n ov ela con tem p orá n ea y dos
d e e x is te n cia » ........................................ 332
lib ro s d e J o h n d o s P a s s o s ........................................ 30
R cm a rtin ez, R ,: M a teria lism o co n tra espiritu alis-
M illa , B .: El extrem ism o lite ra rio ................................ 17
m o.— U n b reve co m e n ta r io ............................... 377
» P rob lem a s d e A m é r ic a ................................ 77
R en a rd , G eorges: Ideas sob re e l s o cia lis m o ............... 55
M ises, L u d w ig v o n : Ideas sob re el s o cia lis m o 92
R o ck e r, R a d o lf: El Ideario d e P r o u d h o n ................... 225
M o rg a n . C h arles: Idea s sobre el h o m b r e .................. 270
» » L a s con ce p cio n e s a u to rita ria s 261
M ero, F a b iá n ; C on sid era cion es sob re el d o lo r 8S R o d ó , José E n riqu e; M á s a l l á ........................................ 355
» » C osas v ie ja s ................................................. 120
R u ssell, B ertra n d ; E l h o m b r e y el d og m a . El error
» » S o y u n r e fu g ia d o ......................... 182
in telectu a l d el co m u n is m o .................... 3
» » ...Y M a rte v e n d im ió ............................. 242
» » E l p á ja ro m á g ico. Q u im e ra ................... 345
M u ñ oz, V .: E u gen R elg is; H um an ista lib erta rlo,,, 122 S a geret, Ja les; Ideas sobre e l p r o g re s o ....................... 145
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O u T su in -C h en : Ideas sob re la e d u ca ció n ..... 304 S p ea ig h t, R o b e rt: Idea s sob re el p r o g r e s o 145
Sp en cer, H erb ert: Idea s sob re la e d u c a c ió n .. 329
P a la n te. G .: Id ea s sobre el s o cia lis m o ......................... 55 S p en g ier, O sw ald: Idea s s o b re la cu ltu r a ................... 209
» Idea s sob re el p r o g r e s o ............................ 143 » » Ideas sob re el h o m b r e ............... 273
P a n zin i, A lfre d o : U na en ferm ed a d . U n g a to y un S p ra n ger, E du ard; Idea s sob re la cu ltu r a ........................ 240
m arqu és. D o s e s p e ctá cu lo s ....................................... 3$] Stein, L u d w ig : Idea s sobre la cu ltu r a ........................ 24]
P a p in i, J u a n : L a g a ta p en sa d ora ................................. 266 Suárez, José M .; A p ostilla a B e r n e r i............................ 192
P a sca l, G eorges; Las co n d icio n e s d e l p r o g re s o 105 » » D estin o a los p recu rsore s 222
P a n ih a n , F r.; Ideas sob re e l h o m b r e ................... 272 » » L a te le v is ió n ......................................... 352
P az, O cta v io : U n as cu a rtilla s a d m ira b le s .................. 228
P e ira ts, J.: Z a ra g oza a la v is ta ........................................ 15 T a to L oren zo. J .: V a lo riz a ció n d el tie m p o ............... 191
» L a C .N .T. e n la re v o lu ció n e s p a ñ o la .. 257 T c h e rk e s o ff, W .: C ritica del m a rx is m o ....................... 97
» C on sid era cion es sob re el p a cifism o re­ T v y n b ee, A r n o ld J .: Ideas sob re !a c iv iliz a c ió n 181
tó r ic o ................................................................. 323 T w a in , M a rk : J orge W a sh in g ton , su In fa n cia y m i
» S o b re la p reten d id a crisis d el a n a r­ a co rd e ó n ............................................................................. 203
q u ism o ................................................. 366
Pérez C a ld o s, B .: V ieja s g lo r ia s .................................... 347 ü c a r , E m ilio; C a n to a los fo rja d o r e s espa ñ oles de
P erron x, P ran p ols; Ideas sobre el s o cia lis m o 93 la ju s ticia y de la lib e r t a d ........................................ 199
P in o , P . de; L a ra zó n n o b a s ta .............................. 223
» » N o es p o r a h i.......................................... 256 V ila geliu , J .1 P eq u eñ o ep is o d io de la h isto ria de
P itta lu g a , G u s ta v o : Idea s sob re la c u ltu r a ............... 208 Españ a ..................................................... 286
P o c h y G a stó n , D ra. A .:L a sífilis e n e m ig a de la * O tro p eq u eñ o ep isod io de la h isto ria
belleza ............................ 250 d e E s p a ñ a ....................................................... 319
P ro u d h o n , P . J ,: Ideas sobre el p r o g r e s o .................. 143 V iñ a a les, M a ria n o: L a litera tu ra la tin a ............... 189
P rn d h om m ea u x, A .: S e cre to y v io le n c ia ....................... 285 V oln ey: Idea s s o b re el h o m b r e ........................................ 273
P rn n ie r. A n d ré; W Ultain G od w in . el anarquista
p a cífico ................................................ 210 W h a le, J. S .: Idea s sobre e l h o m b r e ........................... 274

Société Générale dTm pression. — L e G érant : Charles D U R A N D

Ayuntamiento de Madrid
g P l S O D l O D £1 “ Q U I J O T Í *

. . - N o n f u y a d e s , c o b a r d e s y v ile s c r i a t u r a s ; q u e u n s o lo

c a b a l l e r o e s e l q u e o s a c o m e t e .»

Ayuntamiento de Madrid
POSIIADA
M iguel de Cervantes Saavedra,
príncipe de los ingenios de la
literatura castellana y universal.
Escribió varías obras en verso y
en prosa, pero la que más cele­
bridad le ha dado es «E l Inge­
nioso hidalgo D on Q u ijote de la
M ancha», libro origina!, bellisi-
ino, filosófico, satírico y costum ­
brista, de! que se han h ech o m i­
llares d e ediciones y ha sido tra­
du cid o a cuantas lenguas escribe
el .género humano.

7 0 frs

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