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A n d ré P run ier; .in te la gue-
tT* que vien e.— A n gel S a m -
b la n ca t: D os fu erzas de c h o
que.— A n to n io L a fu e n te ; K oro-
len k o. In dice.
Diciembre
1951
R E V IS T A M EN SU AL
Ayuntamiento de Madrid
SE HALLA EN VENTA EL PRIM ER TOMO
DEL TAN ESPERADO LIBRO
R E V IS T A M EN SU AL
DE S O C IO L O G IA , CIENCIA
Y L IT E R A T U R A
D ir e c t o r : A. G A R C IA .— 24, rué
S te-M a rth e, París (X ),
-A dm inistrador : M . V IL A R R U -
PLA. — 4. rué B e llo rt, Toulouse
CHaute-Garonne).
P recios de su scrip ción : F ran cia ,
180 fr a n c é s tr im e s tr e ; E xterior,
210 fra n co s .
N úm ero suelto. 70 fra n co s .
P aq u eteros, 15 p o r 100 de des
cu en to a p a rtir de c in c o ejem
plares,
G ir o s : «C N T », h ebdom adaixe
C .C .P . 1197-21, 4. rué B elfort,
T O U L O U S E (H .-G .).
Ayuntamiento de Madrid
íi£ ¥ I S M D£ S O C l O l O S I á . CICiMCIA Y LlTEÉ^áTySi^
A ño I Toulouse, Diciem bre 1951 N .* 12
Por m i parte, si n o tuviera posibilidad de hacer La época revolucionaria, que com enzó eíi el si
cosa m ejor que im pedir un solo saoriflcio, que yo glo X V III y que parece llegar a su fin en nuestros
reconociera Inútil y perjudicial, p or p oco que eso días, n o cam bió la sociedad absolutista sin o super-
sea, me felicitarla de haber h echo a g o de valor. ñcialmenite. Ni la dem ocracia, ni el liberalism o lle
Sobre «agitar fantasm as», Muse n o se explica, de gaban a en con trar una nueva base espiritual y
m odo que n o sé en qué especie de fantasm as pien m aterial de un libertad con creta de los pueblos.
sa. Me parece, sin embargo, que los fantasm as en Cada transform ación revolucionaria, aunque fuese
general se iwiouentran m ás cerca de los optim jstas traída p o r un deseo real de libertad y de justicia,
que de los escépticos, ¿Está seguro el a m ig o Muse term inaba siempre p o r una fortificación nueva del
de n o aferrarse a un fantasm a predicando c o n el Estado. Todos los form alism os p olíticos de la de
progreso hum ano inm anente al desenvolvianiento m ocracia y del socialism o n o cam bian nada al he
de la ciencia natural y d e la técnica? c h o de que el poder del Estado, desde el reino de
La afirm ación de Muse de que el pueblo de la Luis X IV , ha crecido y ganado en intensidad de
Edad Medía ha sufrido humíllacicnea que las so u n a m anera espantosa, sin que la in ju sticia y el
ciedades n o habían conocido antes ni han conocido desorden social hayan disminuido. Estam os h »y
después n o es exacta. La esclavitud de la antigüe en plena m archa hacia el a ñ o 1984 d e George Or-
dad n o era m ejor, era peor, porque le faltaban, los well, el escritor m á s escéptico de nuestra é i»c a .
frenos que im ponía a la servidumbre de la Edad Ese desenvolvim iento postm edieval h a s id o acom
Media la religiosidad cristiana. Sea, lo que sea lo p añ ado p or el progreso de las cien cias naturales
pueda decirse sobre la sociedad medieval, es y de la técnica. Aun destruyendo una sociedad que
innegable que significaba para el pueblo agrícola nada tenia ya de la sociedad m edieval sino la fo r
y artesano una seguridad social que las m asas no m a, llegada a ser estéril y sin vida, la critica cien
han vuelto a conocer desde el hundim iento de tífica n o llegaba sin em bargo a encontrar nuevos
aquel tipo de sociedad. Esa seguridad provenía jus valores morales bastante fuertes pana un nuevo
tamente de la unión estrecha en la cual las gentes equilibrio social. Todos los descubrimientos, por
vivían c o n la tierra, y adem ás de una espdrttuáli- grandes que fuesen, desde los viajes de Colón a la
dad religiosa que form aba la base de la sociedad m áquina de vapor y m ás lejos aún, h an sido hechos
medieval. Al lado del feudalism o, del cual n o des- b ajo el signo de la burguesía, de la clase m ás uti
•conozco el carácter jerárquico y opresivo, y a me litaria y m enos espiritual, y de su deseo de riqueza
nudo m ezclado con él, habia todo un laberinto de y de poder.
autonom ías y de libertades que en diversos gradea La cuestión de si es la burguesía la que h a p ro
p u s ie r o n o b s tá ^ lo s a ’las tendencias jerárquicas, ducido la técnica, o si es la técnica la que h a pro
bajo las ganantias recíprocas de corporaciones de ducido la burguesía, n o es cuestión que hayamos
a r t ^ n o s y de m unicipios agrícolas y de su fed e de resolver. No se puede sino hacer con sta r la re
ración. La debilidad general de los poderes centra ciprocidad que en el desenvolvim iento histórico
les significaba un pluralism o que h izo posible a los existe entre los dos fenóm enos. Esta reciprocidad,
pueblos crearse libertades que, p or pequeñas que sin em oargo, m e parece tener a lgo de lógica, sin
^ e s e n , tenían siem pre un carácter vivo y mateiiaJ. que quiera decir que sea fatal, Una em ancipación
Todo esto desapareció con la centralización terri de la naturaleza com o la que significaba la técnica
torial en los siglos X V I y X V II. m oderna, ¿era p o á b le sin una «■emancipación» del
S i ha habido un tiem po de la hum illación dsl espíritu co m o la que significa la burguesía?
hombre m as terrible, fué el tiem po d el absolutism o Los argum entos de Muse en favor de la progre-
que siguió a la M a d Media, El sentido del poder sividad de la técnica m e parecen dem asiado débiles
de este m,undo sin el fre n o de una espiritualidad para tranquilizarme. Que la técnica m oderna ha
que n o es de este m undo creó el nacionalism o los creado un nuevo tip o de artesano consciente, quie
poderes únicos rodeados de fronteras territoriales ro creerlo. Pero ese signo me parece p o co nume
A los pluralism os feudales y federalista® lc « susti roso. Se trata del técnico, del ingeniero m ás bien
tuyeron poco a p o co y ca d a vez m ás regímenes que del obrero. Y aun uii ingeniero que tiene la
burocráticos. Pué entonces cuando n a ció la abs posibilidad de ser él m ism o en su trabajo, de ex
tracción fria del Estado todopoderoso. Las autono presar su personalidad en su creación, es una cesa
mías m unicipales desaparecieron, asi com o los te cada vez m ás rara. Las m ás de l'as veces trabaja
rrenos com unales hasta en los r ^ u c t o s aislados en para una necesidad que n o es la suya ni la de un
las m ontañas. Con la realeza triunfaba la gran gru po social al cual se sienta ligado. Es lim itado
b u r g i^ ia com ercial, que prefería los n egocios a en e l m á s alto grado p or el sistem a d e industria
las libertades. La tierra y el trabajo fueron reem lización cuya últim a palabra es e l provecho. El
plazados por el dinero. Un nuevo tip o de explota alm a de ese sistem a n o está en el taller, sin o en
dor nació, que se había liberado de loe fren os que el despacho, que es un lugar sin alma.
se habla im puesto a l explotador de la Edad Media La producción en masa, tal com o la conocem os
la unión con la tierra y la espiritualidad reUgioaa. todos, ¿es preferible a la producción reducida para
Esta se perdía en los dogm as eclesiásticos católicos una localidad? Lo dudo m ucho. K rojxitkin ha es
y protestantes que significaban poca cosa p a ra la crito en su libro sobre «la agricultura, la artesa
vida social. La sed de o t o llevaba al imperialismo, n ía y la industria» cosas m uy claras que vnldria
que a su vez fortificaba la potencia d e los Estados. la pena releer hoy. La producción en m asa n o ha
La localidad y su bienestar, su litjertad y su segu lib a d o jam ás a garantizar a las m asas la seguri
ridad social, n o con taban ya nada. El pueblo, por dad económ ica más m odesta, m ientras que una p ro
decirlo asi, n o existía ya. Asi el arte medieval, que ducción local orgánicam ente ligada a las con dicio
era un arte d el pueblo, fué reem plazado por la nes naturales de una región puede perfectam ente
creación de individualidades que trabajaban a suel garantizar una estabilidad económ ica de la vida
d o de los poderosos. El pueblo fué abandon ado a por m odesta que sea. La producción estabilizad» de
une m iseria que la sociedad medieval n o había la gran industria m e parece un er^ añ o. En gran
conocido. parte se trata de una fwoducción de cosas inútiles,
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ouya necesidad es sugerida a las m asas por la pro ción del trabajo esclavo, sino en el establecimiento
paganda. Ija propaganda es la ciencia m ás noble del trabajo responsable y atractivo, que es pro
de nuestro tiempo. Los científicos del alm a huima- ductor n o solam ente de cosas útiles a la vida, sino
na, los psicólogos, pueden felici'tarse: sus desoubri- al m ism o tiem po de la personalidad del que pro
m lentos están e n tan buenas m anos com o los de duce. Esa sería la verdadera cultura obrera, la ver
los fisicost dadera revolución social. La transform ación a la
La produ cción de guerra ha existido bajo todfis cual nosotros aspiram os n o es inm anente al pro
las form as de producción. Pero bajo las form as greso técnico. Me parece incluso que éste nos hace
«prim itivas» la producción de las arm as estaba la tarea ca d a vez m ás difícil.
subordinada a las necesidades guerreras y n o ser ¿Es una fatalidad d el saber hum ano moverse en
via a otros fines. H oy sirve com o reguladora de la un circu lo vicioso? La ciencia, ,¿'hacei perder al
vida económ ica, Y es la cuestión de guerra y de hom bre íaltalm ente el instinto del sentido de la
paz la que está subordinada al m enos en parte a vida en un utilitarism o que le dirige a la nada?
la necesidad de la producción de las armas. ¿Sería menester, p or consiguiente, interrumiplr el
Pero el progreso técnico, se dice, ha aportado la ■progreso d el saber poiritivo, suprim ir la ciencia, a
reducción de las horas de trabajo o al m enos su fin de recuperar u n equilibrio entre el saber ob je
p o s ib illd ^ . Admitimos, tom ando por base im esta tivo y el saber subjetivo, es decir, la condencda in
do p olitioo y económ ico llamado norm al que se dividual. de obtener el saber de la vida a costa del
han h ech o progresos verdaderos en ese sentido, ¿Se saber d e las cosas? Adm itir y em prender esto sería
trata de un p rogreso real? Ciertamente, cada hora un m aterialism o histórico de sentido inverso al de
de reducción d el tiem po d e trabajo es una h ora ga Carlos Marx; serla caer en el pesimismo, en el es
nada a la esclavitud que significa el trabajo en cepticism o filosófico que es un absurdo, según m i
nuestra sociedad! Por eso el com bate sindical per convicción. Interrum pir el progreso del saber sería
La reducción d e las horas de trab ajo es tan ne un a cto enteram ente artificial y p or lo dem ás im-
cesario com o la lucha p or el aum ento de ios sala poBlble. No podríam os ya vivir en las cavernas. No
rios. A pesar de todo, la reducción de las horas de podem os restituir la Edad iKMla. El crístianism o
trabajo n o significa una liberación verdadera del de aquel tiem po seria para nosotros letra muerta,
obrero y p or consiguiente una solución del proble n o el espíritu que vivifica, Nos es preciso aceptar
m a social, El deseo de trabajar tan p oco co m o sea el progreso científico con su tendencia a progresar
posible es un deseo natural en una sociedad en cada vez más. A l mismo tiem po n o podríam os ya
decadencia: presupone que el trabajo significa para h acem os ilusiones sobre ese progreso co m o los pro-
el hom bre un m al del que tiene razón en aspirar g ^ i s t a s d el siglo pasado. En una ca rta a Baku-
a liberarse, Pero este ideal de libertad del trab ajo no nin, Elíseo Reclus, m ás escéptico que los posátivíB-
es sino una parte integrante de la concóenola capi tas de su tiempo, expresaba su op in ión de que el
talista. La con v icción de que la reducción de las saber positivo h aría la m itad del cam ino de la
horas de trab ajo a consecuencia de la «racion ali liberación humana. Esta afirm ación podemos acep
zación» de la producción traería la liberación del tarla viendo en ella un doble sentido en el cual
individuo es u ñ a de las grandes ilusiones d el m a r -' ciertam ente Reclus n o h a pensado. El ca m in o del
xismo. cSEls que una rueda de la máquina deja de saber n o con oce objetivo final y n o es, pues, su fin
ser una rueda de la m áquina porque se la ponga el que podría indicar el p rin cip io de la segunda
fuera de m ovim iento una h ora m ás? Se trata ahí m itad n o científica del cam ino de la liberación
de la libertad del trabajo en el sentido de m i libe humana. Este p rin cip io o su pcsibilidad se encuen
ración del trab ajo y n o de la liberación de m i tra tra. por tanto, en todas partes, en todas las etapas
bajo. Se podría caracterizar la prim era com o refor del desenvolvim iento del saber. Si adm itim os co n
mista porque n o sale d el régimen actual, m ientras Elíseo Reclus la distancia científica y la distancia
que la s ^ u n d a seria u n a transform ación revolu n o cien tífica com o iguales, resulta de ello que co n
cion aria de la sociedad. La sociedad actual sabe el progreso de la ciencia pura y seca de nuestra
muy bien protegerse contra los efectos de una sim civilización «tecnificada» Ja segunda m itad del ca
ple reducción de las horas de trabajo. Esta, gene m ino, la m itad m oral, única que nos llevarla a
ralm ente hablando, n o crea sino un va cio esn el u n a verdadera liberación, l l ^ a a ser cada vez más
estado psíquico del obrero, que se llena fácilm ente larga y m ás penosa. Estas «m atem áticas» n o son
de literatura y de cine superficiales, de deporte exactas, porque n o hay exactitud m atem ática en
estúpido y com ercializado, de alcohol y de una las cosas de la historia humana. La fórmiula e x
sexiálid ad desequilibrada, Y lo que es p eor que presa u n a con tradicción de nuestro tiempo. R eco
todo eso. es una llam ada «cultura obrera» que sus n ocer la con tradicción c o n el p ropio cerebro y
tituye una inteligencia espontánea y natural con vivirle con todo el corazón es tarea digna de un
e l dogm atism o de un saber mediocre, y que hace a n a ^ u ista . Sólo a ese precio se abrirán nuevos
del obrero un soldado disciplinado de partido dis horízon'tes.
puesto a todas las tonterías criminales.
El verdadero problem a n o consiste en la reduc H. KOECHLIN
Ayuntamiento de Madrid
SOBRE LA PRETENDIDA CRISIS
DEL A N A R Q U ISM O
tm r ® demos- r a z t o del hecho coaisumado seria norm al v con
anarquism o es la
mejOT con fesión de que lo que se da m erecim iento de definitiva. Los o om u iiS S ^ I o ^ ¿ í
d ^ c 1 r « ^ ° subsiste a pesar de to- c ^ hablado m u ch o del fra-
ao. Claro que igual con clu sión Dodrta
^ a r s e de los defensores a í l t S ? a
n o ^ n o s fogosos y altaneros dados hacer fren te a ima nueva obie
a a flm a r que en el ca m p o anarquis- nitdarf ^ señala que si bien las represiones des-
dos n i ? mun- S
ue ala d e n r e s ió nde
aepresion 'd rlos
.'" ^ m
" ovim ientos
siempre'^en e f S f g%,a
anárauicos tn
nes son a v e c S ia afirm acio-
s ^ o s estos periodos de r e p r e s i ó ^ c c m ^ ^ S ’
su sen tido <»ntrario Y ^
n o una consecuencia si
perturbable ' su m archa im-
m m r n i § m = . £ ? S s : = i s s = s
dispersados, n o Queden S -
l»«il
rrm a am biente de de-
1 « 1 , la .aiupaoldn S l i f f a S á i ' a ™
s á s i s t i s l l
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m ismo en un narcisism o autosiificiente, tan pre ral, com prom etían a éste, autom áticam ente, a una
tencioso com o estéril, ya que todas las energías acción radical sin .posibles aplazam ientos ni esca
eran empleadas en la labor p oliciaca de descubri m oteos. Los oradores—se trataba incuestionablem en
m iento de los repulsivos infractores del principio te de anarquistas— , asi como' los propios redactores
sagrado de neutralidad. confederales, lejos de encauzar, vertebrar y darle
finalidad sindicalista revolucionaria, anticapi- consciencia al M ovim iento, se dedicaron, en reñida
talista y antiestatal, la perdió m uy pron to el sindi com petición, a alim entar co n tandas de leña y de
calism o puro. M ás tarde, y es el ca so típico de la gasolina la hoguera revolucionaria.
C.G.T, francesa, sirvió este sindicalism o los desig Existían, indudablemente, al m argen de la preocu
nios de los partidos socialistas en su p olítica refor pación revolucionaria aspectos interesantísim os de
m ista y hasta belicista, esto últim o en ocasión de la propaganda y capacitación educativa y constructi
guerra de 1914-18. Desde m ucho antes de Ja guerra va, pero estos aspectos fueron siempre subordinados
mundial número 2, la C.G.T. sirve fielm ente las con y en últim o extrem o sacrificados al suprem o obieti-
signas de Estado soviético. vo revolucionarlo'.
O tro de los factores tácticos que h a n con tribu ido Esta concepción determ inó toda una mentalidad
a la actual crisis libertaría reside en la tendencia m ilitante y cu ajó n o menos firm em ente en una ob
personificada por el anarquism o y anarcosindicalis sesión única. Y se produ jo lo fatal e inevitable: una
m o español. Esta tendencia se h a ido concretizando sen e de Intentos revolucionarios que, aparte les ro
en la etapa m ilitante que arranca en aquel p ais de m ánticos propósitos, n o contaban ni co n la fuerza,
la ca lda de la dictadura de Prim o de R ivera y muy ni co n la preparación, ni con la posibilidad, real o
particularm ente de la instauración de la Segunda practica de vencer totalm ente, Las repetidas
República. La simiente, sin em baigo, estaba echada, derrotas, seguidas de terribles represiones, iban m i
y en uno de los terrenos m ejor abonados, dada la nando la m oral de buenos m ilitantes, reproducién
rebeldía ingénita de los españoles y su tem peram en dose los gérmenes de una honda crisis interna.
to impulsivo. P ero aquí también observam os las m anifestaciones
Nos referim os a la concepción revolucionaria que de esa ley del contraste de las oposiciones y de las
ha venido sosteniendo el anarquism o ibérico y que se decepciones que jam ás perdona. Ante los fracasos
ha esforzado e n poner en práctica a través de la y los abortos, el espíritu del hom bre se tortura en
organización sindical C.N.T. El anarquism o español la búsqueda de justificaciones o salidas más o imenos
ha convertido el sindicalism o revolucionario de ten fáciles, No otra es la situación creada por la cr'sis
dencia definida (anarcosindicalism o) en el elem ento interna que sube a la superficie confederal en 1932
realizador de sus objetivos inmediatos: el com unis El M ovim iento anarcosindicalista se produce enton
m o libertarlo. El com unism o libertario n o es un ré ce s en dos direcciones a cual más negativa y peli-
gimen puente según la con cepción m arxlsta. No se g;rosa: el reíorm ism o propiam ente d ich o y la radica-
justifican en él la existencia del gobiern o y de la lización obsesionante del 'propósito revolucionario.
autoridad. Y m enos la «dictadura del proletariado». Existe apenas un tercer factor m oderador o equidis
El com unism o liberatrio es, pues, una organización tante de aquellas dos concepciones, afirm ativa y ne
social anarquista, si n o la anarquía m ism a, por gativa, del m ilagro revolucionario inm ediato, Ambas
aquello d e que la anarquía n o tiene fin ni program a corrientes se polarizan y viene toda una épixia de
definido. afirm aciones y negaciones rotundas co n sus episo
El anarquism o español ha volcado toda su activi d ios lamentables d e lucha fratrkáda. No existe un
dad en la organización obrera y en su p r o p ^ t o re anarquism o consciente de su m isión histórica, de
volucionario inmedmto. Se sobreentiende que para visión elevada y lo suficiente independiente de las
el anarquista ibérico el com unism o libertario, la pasiones e interpretaciones circunstanciales El m o
anarquía en su p rlm erestad io.es perfectam ente rea vim iento anarquista propiam ente d ich o h a h ech o
lizable o asequible en cualquier m om ento. B asta para d o n ^ ó n de su destin o a la organización obrera, al
ello la coyuntura del h ech o revolucionario y el triun con ju n to heterogéneo confederal, y viene por sus
fo de su propósito más acariciado: la destrucción del pasos contados el acto m ás trascendental del dra
Estado a través del derrocam iento del G o b ie rn o y ma: el acontecim iento de la revolución misma; el
de las instituciones guberamentalesc la destrucción 19 de Julio de 1936.
del Capitalism o mediante la expropiación y sociali El anarquismo y la C.N.T. (el anarccsindlcalism o
zación inm ediata de los medios de producción, trans español), una sola cosa indistinta, tienen que hacer
porte y consumo. fren te a un hecho revolucionario de gran enverga
Esta concepción ha puesto al a narqu ian o ibérico dura, y su misma potencialidad com bativa les sitúa
frente a terribles responsabilidades, La critica dem o ante el hecho de la responsabilidad p olítica y eco
ledora c o n que h a jMOcedido con tra las corruptelas n óm ica constructiva. La transform ación de la revc-
e inm oralidades oficiales y de los partidos políticos, lución en guerra civil acentúa gravem ente aque
que respondía a la realidad más absoluta, h an to llas responsabilidades.
ca d o en lo m ás vivo del innato sentim iento antigu H em os d ich o ya en otro lugar que la situación
bernam ental del pueblo. En consecuencia, la orga creada al anarquismo español a la mañana siguien
nización C.N.T, ha sMo capaz de m ovilizar a gran te d el 19 de Julio n o era necesariam ente la fatali
des m asas de trabajadores entre las cuales figura dad de un «ir a p o r el todo», m ediante la d1ctad,ura
un respetable plantel de activos militantes. He aquí, anarquista, ni la colaboración con los dem ás secto
precisamente, la terrible responsabilidad del anar res políticos, mediante la intervención gubernamen
quism o español. Estas grandes m asas de trabajado tal. Pero p ara ello le era necesario al anarquismo
res rebeldes n o se sentían menos atraídas p or la pro una m ás clara y precisa consciencia de su misión
mesa de un com unism p libertarlo al alcance de la histórica, una m ayor independencia d e la propia
m ano que p o r el odio natural contra las institucio C.NiT., y una concepción ¡menos sim plista de las
nes gubernamentales, virtudes revolucionarlas en tanto que hecho violen
Por lo tanto, e l m ism o éxito proselitista de las to, Quedaba el recurso de afirm ación del anarquis
críticas y consignas del anarcosindicalism o confede m o com o m ovim iento de influencia y de oposición
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U N A ENFERMEDAD. - U N G A T O
Y U N MARQUES. - DOS ESPECTACULOS
UANDO uno cae enferm o vienen los madre tierra, que sostiene a tantos m illones de ccan-
am igos y le dicen: «D ispon ga usted batientes sin advertirlo.
d e m i com o guste, am igo mió. Ten «H e aqui a los leucocitos y a los fagocitos m ovi
dré m ucha alegría pudiendo serle lizados para hacerle la guerra a «la española». Mi
útil». Y se van. O m andan flores para cuerpo es un cam po de batalla. Aunque quizás sea
que las’ p ongan sobre la cóm oda, siem que ¡com o la muerte anda estos dias tan atareada!
pre que n o haya demasiado tu fo a ca P o r lo demás, ya sabe donde tiene su casa».
dáver, que entonces m andan flores pa
ra los funerales. Pero quizá fuese tam bién obra de la señora doña
Pero a Beatus no fué nadie a verlo A licia, u n a inquilina de la casa, la cu al fu é y llevó
porque habia une epidem ia llamada «la a p a ñ ó la », a Beatus una taza de caldo, un huevo fresco y un
de la que se can taban cop las por las calles. a ló n de p ollo cosas todas bastante raras entonces,
El nom bre verdadero d© la epidem ia n o se sabia, Y la tal inquilina n o sólo llevó e l caldo y el alón de
pues e l bacilo, p or m ás que l o exhortasen a hablar p ollo, sin o que le aseó la h abitación y le m udó las
les m ás bravos doctores, empeñábase en guardar ce sábanas del lecho y hasta le prestó unas suyas, por-
losamente el incógnito. que sólo la Escolástica, su criada, sabia dónde esta
Por e l m odo com o se com portaba cabía suponer ba la rop a limpia, y si la habia. Pero la Escolástica
que fuese un bacilo hum orístico. P or lo general pre estaba ausente. Y entonces se le aparecida Beatus el
sentábase c o n e l aspecto de un en friam iento de los C risto que había visto en una iglesia antigua de la
corrientes, y lu ^ o , de pronto, tom aba el cariz de Rom aña, y e n su cerebro' dábale vueltas esta pre
muerte n ^ r a . Era adem ás capaz d e dejar c o n vida gunta: «Q uis est proxim us tuus?»
a una sem lcarroña, com o Beatus, y de arrambar, C uando doña A licia n o podía ir, m andaba en su
com o hizo alli m ism o, en el piso de m ás abajo, con lugar a una chiquilla, h ija suya, y a veces iban a
un hom bretón enorm e, cuya salud y corpulencia po verle las dos, y c o n sólo verlas ya había que son
nían adm iración en el ánim o de Beatus. reírse: la m adre era una m ujerona tan gruesa que
¡Era de v « - la unción c c n que el tal vecino, que obstruía c o n solo su persona todo el cuarto, siendo
era salchichero, cortaba sus lonchas de jam ón con asi que se llam aba Alicia, nom bre que s i^ e r e la
el descom unal cuchillo! ¡Y su m an teca artificial! idea de una figurilla gentil; la chica, en cam bio, se
Y, sin embargo,.. llam aba Helena, e l nom bre de la gran hem bra, y era
¡Ah, potwe hombre..,! ch ica raquítica, co n su cuerjiecíllo que representaba
C om o se habla asegurado que la enferm edad se diez años, la cara to d a arrugadita y la barbilla pun
pegaba con só lo .la respiración, h abia gente que sa tiaguda; y llevaba unas m elenillas negras y recorta
lía a la calle con mascarilla. das. atadas co n u n cin ta jo rosa. Parecía la im agen
Muchas de esas m ujeres que venden, los besos de del th a blo Cojuelo en las antiguas viñetas de Le
su linda boca vieron despreciada su m ercancia. Mu Sage. Pero tenia una in fa n til y dulcísim a cantinela
chos «peces gordos», enriquecidos c o n la guerra, te umbra oon palabras llenas de sentüio, por lo que
míanle a «la española» m ás que a una revolución, Beatus, com parando aquel timta-e de voz co n el «cia-
Uno de estos «peces gord os» habia e n c a r g ^ o una co la r» de la Escolástica, pensaba que jam ás San
capota para su automóvil; pero le contestaron que F rancisco hubiera podido ser h ijo d el Veneto.
por aquellos dias los carpinteros só lo trabajaban en L a form idable d oñ a Alicia era una señora de la
cajas de m uertos, y c o n e l tiempo, hasta los ataúdes clase acom odada y precisam ente de esa m enospre
se acabaron. Los sustituyeron con sacos. ¡Ivfetlan a ciada tierra del Sur a la que llam aron los naturales
los hom bres en sacos, com o hacen en R om a con las del Norte «tierra lo ca » o «tierra baálarma». Solia
basuras! invocar a los idolos esos que se ven e n Ñápeles sobre
las consolas, y ostentaba un pelo negro muy rete-
A cerca de estas cosas departía Beatus ca si dono peinado y echado a la cara, d e suerte que paretía
sam ente con su m édico, un p ollo m uy guapo, muy co m o si no tuviera frente. ¿D e m odo, pues, que,
d octo y m uy amable. Porque Beatus teníale u n poco n o todo está en la frente?
de m iedo a los hombres, y en cam bio n o se lo tenia L a ch ica n o era. a la verdad, h ija suya legitima,
a la m uerte, pues se la h a b ia encontrado de manos sin o adoptiva. La habia recogido del arroyo, la
a b oca m uchas veces en su cam ino, en enfermeda habia lavado, vestido y calzado, y le habia pro-
des anteriores. Estaba acostum brada a ella y hasta m »tid o que si era buena y obediente la tendría a
hablan concluido los dos por saludarse. sü lado hasta que se hiciese la prim era com unión
— ¡H a ganado usted—le decía el m édico—una gran Pero la ch ica n o necesitaba que la reprendiesen;
batalla! era muy discreta, lo entendía todo y, riendo, con
— ¿.Cuál? aquellos ojos negrísimos que le habia dado Dios,
—La que los fagocitos h an reñido con tra los mis- m iraba a Beatus, que se m aravillaba de su triste
teri<»os m icrobios de la «fiebre española», za. «Pie en mi,, señor—decía;— ¡le h e entendido, le
Y a Beatus -parecíale cual á su cuerpo fuese la h e entendido!» Y era cierto. Com o la Escolástica
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Pero e l marqués, que salla a la sazón, dióle la loquio, pues despidióse en seguida, diciendo con
respuesta. una sonrisa que les hizo dar m edia vuelta a todas
El marqués, el que daba puntapiés, encontróse las arrugas de su cara:
de m anos a boca con Beatus, pues am bos eran de — Perdóneme usted si en m om entos com o los
la m ism a estatura, asi co m o de la m ism a edad; y presentes n o le doy la mano.
siendo todavía cosa incierta quién es más, si Beatus ech ó a andar por la derecha y el m ar
un m arqués c un caballero, saludáronse los dos al qués por la izquierda, con un pasito menudo, com o
m ism o tiempo. si fuera pisando huevos.
—.iFero ya está usted bien?—d ijo el marqués, no Siguióle Beatus con la vista y quedóse muy sor
sin cierto asombro— . La portera... prendido co n este pensam iento que le asaltó:
—Adelanta la historia— continuó Beatus—y ha «M uy bien hecho, «B iagino», bravo bandolero.
brá divulgado la n oticia d e m i muerte. Quítale también sus tierras».
—Eso, precisamente, no—respondió el marqués— ;
pero m i señora, la marquesa, se im presionó mp- —Ea, querido caballero, ya está lista la mpna—
chlsim o. Teníam os in ten ción de irnos a nuestras d ijo a Beatus la m ujer del Mediodía, presentándole
tierras, m as tam bién allí hace' estragos la enfer a Helena.
medad. ¡M ira, decíam os, esta casa es la única que La desventurada, vestida de señorita, h acia un
se conserva inmune...! efecto sorprendente; estaba miás fea que del otro
—Y enferm é yo. Crea usted que verdaderamente m odo.
lo siento... — Ahora, dlme, h ija m ía, ¿a dónde querrías ir?—
— ¡Claro! Y ahora mi m ujer echa ácido fénico le preguntó Beatus,
en la escalera. B rilláronle de alegría los o jo s a la chica, y res
El señ or marqués hablaba con dignidad, recal pondió;
cando las palabras, de suerte que n o se perdiera — Priínero, al cinem atógrafo, pero a ese donde
ninguna, está la...
De m od o y m anera q u e Beatus n o era p a ra la Y la m uchacha pronunció un nom bre de mujer,
señora marquesa sino im agente de dníecición; un ¡Desventurado de Beatus Renatus! Conocía m u
tío porta bacilos que asustaba a una dama. *Que ch as cosas, pero ignoraba aquel nom bre de mujer.
habría pasado s i la hubiera asustado con su fére Era una Diosa; esto es, un D iva del arte moderno.
tro b aja n do por la escalera? Pareció a todos inverosím il tam aña ignorancia.
—Le ruego—d ijo Beatus—que le presente 'mis La chica, co n ayuda de la señora, dióle a Beatus
excusas a la señora marquesa. las explicaciones necesarias.
En aquel instante asom ó p or el hueco de la es Después del cin em atógrafo co n aquella señara
calera el propio «B iagino»; pero n o bien hubo visto Diosa, declaró la niña que le gustaría entrar den
al marqués, desapareció co m o una flecha. tro de aquellos—y n o sabia có m o decirlo—que se
— ¡A h, señor caballero!—d ijo el marqués— . ¡Ese ven detrás d e una verja al pasar p o r el Corso; a
gato es un bandido! d onde van los señores, p e ro Itw señores de veras.
Y lo d ijo con un retintín que n o parecía sino Se ven alfom bras detrás de la verjí^ scbre las
que quería dar a entender que también su am o alfom bras, butacas; sobre las butacas, alm ohado
com partía la con dición bandolera. nes; y sobre los alm ohadones, señores. A llí juntáto
—Le contaré una sola de sus hazañas, que vale están las mesas, y sobre las m esas las tazas y
por todas—contin u ó el marqués— La marquesa,
los dulces,
m i m ujer, había, com prado un kilo d e salmonetes Las señoras parecen estatuas; pero fum an.
de los escogidos. ¡Y ya sabe usted lo que cuesta Quería d ecir la cM ca un «tea-room o un «hall»
hoy un k ilo de salm onetes escogidos! Pues bien;
de fon d a grande, de los que hay m uchos en el
nos salim os a dar un paseo con nuestro huésped,
Corso.
el diputado del distrito. La criad a disfrutaba del
Beatus la llevó a u n o y o tr o sitio.
descanso dom inical. Habíamos d ejad o los salm o Pero, a decir verdad, antes de ir al cinemató
netes lim pios y aderezados en un plato. ¡Pues al grafo, tuvo Beatus sus escrúpulos,
volver a casa ya hablan desaparecido!
Los carteles decían que dentro se representaban
Hizo aqui una pausa el marqués, a fin de que «L os siete pecados capitales», «Soberbia», «Luju
Beatus paladease toda la m ortiñcación de ser no
ria»... etc., y ¡llevar a eso a una niña!
sólo el agente de la «epidem ia española», sino tam
— ¡Pero si todas van!—d ijo la muchacha.
bién e l propietario de « B i^ in o » . Es verdad. Y luego, ¡que hubiera tenido que dar
—Y debo” advertirle— siguió diciendo el m ar
explicaciones de por qué n o quería llevarla!
qués—que nuestro huésped, que es también un abo
gado de los de cam panillas, nos h izo (ájservar que
el Código registra ese ca so en el artículo 429, que A l com enzar e l espectáculo, asanbróse Beatus
dice: «E stá exento de pena, y por eso es lícito ma d el asom bro con que todos parecían asombrarse a
tar o, de otro m odo, d eja r inservibles a los anim a la vista de aquella Diva. Todos ia con ocían y la
les que pertenecen a otro, siem pre que se, les sor nom braban. Y acudieron en su m em oria los años
prenda haciendo daño». S ólo que nosotros rio habla del pasado, cuando se creía en otras diosas y otros
m os sorprendido a «B iagino»; y p or deferencia a dioses; el H onor, la Dulzura, la Tem planza, Ja
usted... Piedad, y dem ás zarandajas p or el estilo.
Escuchó Beatus la cita del C ódigo en que se dice Parecióle que aquella Diosa que se tiraba por
«es licito m atar» com o si estuviera distraído. Dióle los suelos, se retorcía y desesperezaba en la blan
las gracia s al marqués p or la deferencia, y respon ca pantalla, representaba para la m\ichediu>mbre
d ió recon ocien do que efectivam ente había hecho com o una excelsa conquista.. Le pareció asi, por
mial en poner su íLfecto en «B iagino». que en el local h abía m uchos soldados ingleses, y
Asi me gusta—contestó el marqués— ; y segura la orquesta tocó aquello de « I t’s a long way to
mente aquel era el principal argum ento de su co Tipperary».
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h a 7 ^ iíl s T y a
A líredo PAN ZIN I
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MAS ALLA
: SOS que están sentados a una mesa salia, que pretendía a t e n d e r de ensalm os y hechi
donde hay flores y ánforas de vino, zos y le indicó u n m edio de lograr anhelo tan
y que preside un viejo herm oso y se "Irrealizable dentro de los com unes térm inos de la
reno com o un dios; ésos que beben naturaleza. D iciendo cierta fórm u la m ágica, habla
mas n o dan muestras de contento; de poner bobre m i corazón, todos los dias, el co
ésos que suelen levantarse a consul razón de una paloma, tibio y m al desangrado aun,
tar la altura d el sol, y a veces se que s « i a esponja c o n que se borrarla ca d a huella
enjugan una lágrima, son los disci- del tiem po; y en m i frente pondría la flor del irm e
pulos de Gorgias. G orgias ha ense silvestre, opádmléndola hasta que soltase del todo
ñado, en la ciudad que fu é su cuna, su humedad, co n lo que se m antendría m i p e n ^ -
nueva filosofía. La delación, la suspicacia, han he m ien to lim pio y puro.. Dueña d"^ precioso secreto,
ch o que ella ofend a y alarme a los poderosos. volvió m i madre c o n determ inación de ponerlo ai
G orgias va a m orir. Se le ha dado a escoger el punto por obra. Y aquella n och e tu v o un sueño.
género d e m uerte, y él ha escogido la de Sócrates. Soñ ó que procedía tal com o le habia jirescn to. que
A la h ora d e entrarse el "SOl ha de beber la cicu ta transcurrían m uchos años, que m i niñez permane
aún tiene vida por dos m ás, y él las pasa en sere cía en un ser; y que favorecida ella m ism a con ei
nidad sublime, rector de m elancólica fiesta, donde de alcanzar una ancianidad extrem a, se exttóiaba
las flores acarician los o jo s de los convidados, que en la contem plación de m i ventura inalterable, de
el pensam iento enciende c o n iuz Intima, y u n vino m i beUeza Intacta,, de m i pureza impoluta... Luego,
suave difunde el soplo para el brindis postrero. en su sueño, llegó un d ía en que ya n o halló, para
G orgias dice a sus discípulos: «M i vida es una guir traer a casa, ni una flor de iride ni un corazón de
nalda a la que vam os a ajustar la últim a rosa». .paloma. Y al despertarse y acudir a mi, la m a
Esta vez, el placer de filosofar con gracia, que es ñana siguiente, vló, en lugar m ío, un hombre vie
propio de alm as exquisitas, se realzaba c o n una jo ya, adusto y abatido; todo en é l revelaba un an
desusada unción. —M aestra—d ijo uno— , nunca po sia Insaciable; nada habia de noble ni de grande
d rá haber olvid o en nosotros, para ti ni p ara tu en su apariencia, y en su m irada vibraban r e i m -
doctrine. —O tro añadió:— Antes m orir que negar pagos de desesperación y de cd io, «¡M u jer m alra-
cosa salida de tus labios. —Y cundiendo este sen <ja! le o y ó clam ar, dirigiéndose a ella c o n airado
tim iento h u bo un tercero que propuso: —Jurémos gesto , m e htis robado la vida, por egoísm o feroz,
le ser fieles a cada u n a d e sus palabras, a cuanto dándom e en cam bio una felicidad indigna, que ^
esté virtualm ente con ten ido en ca d a una de sus la m áscara co n que disfrazas a tus propios o jo s tu
palabras; fieles ante los hom bres y en la intimádad crim en espantable... Has convertido en vil ju g u e »
de nuestra conciencia; ¡siem pre e invariablem ente m i alma. Me has sacrificado a un necio a n to p . Me
fieles!...—G orgias preguntó al que habla hablado has privado la a cd ó n , que ennoblece; del ^ n -
de tal m odo: — ¿Sabes, Lucio, l o que es ju rar en sam lento, que ilum ina; del amor, que fecunda...
vano? —^Lo sé, repuso el joven; p ero sien to firme jVviélveme lo que m e has quitado! M as ya n o es
el fundam ento de nuestra convicción; y n o dudo h o r a de que m e lo vuelvas, porque este m ism o es
d e que débame® consolar tu últim a hora c o n la ea d ia en que la ley natural prefijó e l tóimano a
prom esa que m ás dulce puede ser a tu alma. m i vida, que tú h as disipado en una m i ^ a b l e
Entonces G orgias com enzó a decir de esta m a ficción, y ahora voy a m orir sin tiem po que
para abominarte y mialdecirte...»— Aquí term inó ei
nera;
— ¡Lucio! Oye una anécdota de md niftez .Cuando su eño de m i madre. Ella, desde que lo -uvo, dejó
y o era niño, m i madre se com placía ta n to en m i de deplorar la íugaoidad de m i niñez. Si yo acep
bondad, en nri hermosura, y sobre todo, en el tara el juram ento que propones ¡oh Lucio! o lto d ^
am or con que y o pagaba su amor, que n o poeUa ría la m oral de m i parábola, que va con tra el ab
pensar sin honda pena en que m i niñez y toda solutism o d el d e fin a revelado de una vez para
aquella hermosura pasaran. Mi! y m il veces la oi siempre; con tra la fe que n o adm ite vuelo ultenOT
repetir; «¡C u á n to diera y o porque nunca dejases al horizonte que desde el prim er instante nos
de ser niño!...» Se anticipaba a llorar la pérdiida muestra. M i filosofía n o es religión que tome al
de m i dulce felicidad, de m i bondad candorosa, de hom bre en el albor de la niñez, y c o n la fe que le
i^juella belleza com o de flor o de pájaro, de aquel infunde, aspire a adueñarse de su vida, eternizando
am or úBico, m erced al cual sólo ella existia en la en él la con dición de la infancia, co m o m i m adre
tierra para m!. N o se resignaba a la idea de la obra antes de ser desengañada por su sueño. Y o os lui
ineluctable del tiem po, bárbaro num en que pondría •maestro de amor; y o h e procurado daros el am or
la m a n o sobre ta n to frá g il y divino bien, y des de la verdad que es infinita. Seguid buscándola y
haría la form a delicada y graciosa, y am argarla el renovándola vosotros, com o el pescador que tiende
saibor de lia vida, y traerla la cu lpa alli donde uno y o tr o d ia su red, sin m ira de agotar a l iuot
estaba la inocencia sin m ácula. Menos aún se ave su tesiro. M i filosofía ha sido m adre para vuestra
nía con la imagen de una mujer futura, pero cier conciencia, m adre para vuestra razón. Ella ñ o c i^
ta, que acaso habia de darm e penas del a lm a en ir a el circu lo de vuestro pensamiento. La yeraaa
pago de am or. Y tornaba al pertinaz deseo: qu6 os haya dado -con 6lla no os cuesta esfuerzo t
«¡C u án to darla porque nunca, nunca, dejases de com paración, elección: som etim iento libre y res
ponsable del juicio, com o o s costa rá la que p or
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ser niño!...» Cierta ocasión oyóla una m ujer de T e
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EL MOVIMIENTO MAKHNO VIST A
EN LA REVOLUCION DE U K R A N IA
IV Y ULTIMO
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ACCION INTERNACIONAL
LIBERTARIA
: XCEPCIONAL es, bien lo sabemos, la te al respecto- Singularmente en Suecia, n o deja
situación porque atraviesa el anar de hacerse propaganda en la m edida qij© sus p o
quism o en su aspecto iníernacdonai sibilidades perm iten a los com pañeros. En H olan
y en lo que a fecta a sus actividades. da, Bélgica y Suiza n o deja de haber libertarios,
Siendo la suya una concepción radi si bien es cierto que e! m ovim iento h a decrecido
cal, e n los m étodos, ®s de com pren algo en relación a lo que fué años atrás. En los
d er que los adversarios, poderosos, pu- países de América: Estados Unidos, M éjico, Argen
jantes, h an hecho, particularmente tina, Uruguay, Brasil, y algún otro, los anarquis
en algunos países, lo indecible co n tal tas dan prueba de su actividad cosí las publicacio
de asestarle un rudo golpe suscepti nes que editan y la propaganda ora l y societaria
ble de im posibilitar tod a actividad. Es e l caso de que llevan a cabo. Tenem os entendido que en el
R u a a , Polonia, Austria, Bulgaria, Hungría, y en Japón d e nuevo se tiende a reanudar las activida
todas* partes donde prepondera el régim en com u des que en su d ía el Estado nipón cercenó c o n la
nista. o bien fascista, com o en España. En lo que máxim a crueldad. Huelga hablar aqui, p or ser co
se refiere al Asia, duro quebranto ha sufrido tam» nocidas, de las actividades Libertarias de los exi
bién el m ovim iento libertario que se desarrollaba lados españoles, com o huelga tam bién referirnos al
en la China y en el Japón. En cuanto a Corea, ambiente francés e ideas afines a las nuestras.
donde existía p ujan te efervescencia, desarrollando En suma, atalayando el «panoram a ideológico»,
acentuada actividad de elem entos ctoreros junto en su aspecto internacional, puede decirse que ni
con intelectuales de diversas profesiones, obvio es está tan fioreciente en su con jun to que nos deter
com entar cuál será su situación ante el tremendo m ine a bogar en plena euforia, n i ta m p oco e s el
cataclism o bélico que allí se está desarrollando. caso de que ande tan desquiciado to d o co m o para
Mas, pese a la represión que se ha llevado a efec h u dim os en un accgotador p ^ m ls m o . Tengamos
t o en algunos países; n o obstante el desmem bra en cuenta que sobre el m ovim ien to en g e n e ra l
m ien to que en otras partes ha experim entado, por además de la tremenda acción represiva que se ha
ausencia de visión ecuánim e y fa lta d e actuación ejercido e n m uchas partes, y que subsiste a ú n en
firme y responsable (análisis que requiere im am bastantes, se ch oca co n una psicosis que es pecu
p lio y detenido examen), encauzando debidamente liar a nuestra época: etapa e n la que se evidencia
las actividades, puede desarrollarse una im portante una a g i^ a crisis de valores; período de transición
labor, sin ceder terreno al escepticism o, que corroe que nadie logra explicarse a dónde conducirá. Pen
m ás que un cáncer. Es lo cierto que el ideario anar sadores de diversas escuelas han señalado m últi
quista. en su con jun to, dispersos acá y acullá buen ples caractéristicas peculiares a nuestra ép oca y
núm ero de elem entos: c o n actuación m ás o menos que ponen e n evidencia el estado de descoíiclerto
relevante; con posibilidades a estudiar para redo agudo, de crisis m anifiesta. Así Huizinga ha ha
blar esfuerzos, puede abrir ancha senda en el cam blado, e n algunos de sus libros, d e las Incertldum-
p o de la actividad social de orientación manumi- bres que ofrece en nuestro tiem po a todo hom bre
sora. Con unas u otras características, retoña en reflexivo. B erdaieff estim a que el capitalism o acen
donde pareció quedar sepultado, debido al brutal túa un proceso de deshum anización. En su obra
em puje yuguiador p or parte del régim en im peran «Au teuil de la Nouvelle Epoque», dice asi: «la .
te. Este es el ca so de Italia, donde, .pese a la tira civilización contem poránea, m ecánica y técnica, es
nía del fascism o mussoliniano, que tantas víctimas m ortal para la vida i n t ^ o r del hom bre; ella des
causó, en la ^ tu a lid a d el m oviniíento libertario truye su integridad, desfigura su vida em otiva, y
da fe de vida] editando publicaciones y d e ^ r r o - hace de él Instrum ento de procedim ientos inhu
llando su cam pañ a de proselitism o en el sen o de m anos». Sartre y Oamius nos revelan sus hondas
las organizaciones sindicales o al m argen d e ellas. oreocupaciones ante el rum bo desconocido de la
E n Alemania, tras la hecatcm be hitleriana; d ivi humanidad. Se les nota atalayar el horizonte inte
dida la nación y som etida a la pugna entre orien lectual en busca de una esperanza. Ambos tienen
tales y occidentales, hay, a lo m enos en 'la zona la m odestia y la sinceridad de n o creerse porta
occidental un tanto de actividad, incluso se edita dores d sl «talism án» de la felicidad; no. preten
im a revista y ae publican algunos libros y folletos den tener los problem as resueltos; cosa que les hon
de propaganda. En Ito la te rra parece ser que, debi ra, cuando vemos por a h í que n o falta cualquier
d o en parte a la actividad intelectual de algm ias quidam que, n o viendo m ás allá de sus narices,
individuálidades bien preparadas, tiende a darso pretende saberlo todo y conocerlo todo. Destaca, en
a conocer; prcsehtifflno que, con el tiem po, puede nuestros dias, la inquietud espiritual de hom bres
alcanzar un desarrollo progresivo y un carácter inteligentes y sinceros que van en pos de plausi
popular. En los países del norte europeo a lgo exis bles soluciones, al maagen de las creencias anees-
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pero, es su fervor proselitista, el «élan» que pu postre, vencidas por un firm e avance social en el
sieron en la diíusión de sus convicciones lo que p r c ^ e s o m oral y material.
interesa observar y lo que es digno de imitación. Tarea im portante, y en relación co n buena par
En '2o que afecta al movimien'to anarquista, n o es te de ’l o aludido en estas lineas, tiene la Comisión
dificll cita r casos de verdadera ejem plaridad en lo de R elaciones Internacional Anarqiñsta. Empresa
de entusiasm o y actividad; pero fuerza es confe laudable h a de ser la de ayudarle « i su labor; la
sar que, a lo m enos en nuestros dias, y observando de facilitarle los medios para que .pueda desaíro-
el conjunto, se echa de m enos la pujanza; n o abun llar, co n la m ayor eficiencia, su com etido. Y , con
da el extraordinaiTio em peño de «hacer», buscando dicionados ai esfuerzo que se haga, asi serán los
que la acción dé el m áxim o rendim iento. Sin duda resultados.
ella obedece a las causas que antes se h an esbo
zado; causas que bien podemos creer sean, a la FONTAURA
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MATERIALISMO
CONTRA ESPIRITUALISMO
El problem a salía p o c o a p o c o d e los domtnsos d el dogma.
L o s trabajos q u e siguen a continuación fueron publicados
La psicología co n e l psicoanálisis, obligaba a ambas ten
en 1935 en una d e ¡as revistas culturales más prestigiosas
dencias, la materialista y la espiritualista, a hM erse co n ce
d e España: nos referim os a «E stu d ios», d e Valencia. El
siones mutuas. H oy nadie duda d e la superchería d el es-
problem a en ellos abordado ha sido u n o d e ¡os q u e nws
piritiínu) d e velador y d e la cerrazón m ental d e los a o g -
han preocup ad o al g én ero hum ano. L a base d e la vida ifi-
m áticos materialistas q u e, en el domAiío sc^ a l, tantos p e r
divídual, ¿reside en el e:spiTitu o en ¡a m a teria ? L o s griegos
juicios vienen ocasionando. Pero nadie duda tam poco que
hablan clasificado la m ateria en cuatro elem en tos funda
estamos, e n cuanto al con ocim ien to d e los fe n ó m m o s p « -
m entales: tierra, aire, fu e g o y agua. L o s alquimistas m e
qu icos, e n los prim eros iialfcuceos d el con ocim iento, l a
dievales, tras la quim era d el o r o sinléH co, sentaron las
nadie se a trev e a reírse d e la su puesta constatación d e los
bases d e la quim ico m oderna. Esta, durante los d os siglos
fen óm en os p ^ u i c o s . L o q u e hace creer q u e, según todos
últimos, lleg ó a d escom p on er la materia, dejándola clasi
los síntomas, estam os en vísperas d e n u ev os descubrim ieti-
ficada e n o n os och enta o noven ta elem entos o cu erpos sim
tos e n este dom inio, susceptibles d e producir una gran r e
ples. Sucesivam ente, los cu erp os sim ples, q u e habían sido
volución en el m undo filosófico y científico. Las exp osicio
considerados oom o materia absoluta, iban descom ponién
n es en tre los d octores Llauradó y R em aH inez las dam os a
d ose e n otros cu erp os sim ples q u e, a su v ez, eran d esin te
título estricto d e Ilustración para ayudar al lector profano
grados sucesivam ente. Y así hasta la d esintegración d el át<^
a form arse una opinión sob re e l estado d e este trascenden
m o. E l más com p leto relativism o se abría paso. L a materia
y el espíritu iban perdiendo su antigua expresión absoluta. tal problem a.
MATERIALISMO
•js] EXIGRACIAS. un lector üa «Estudios», tem poráneos revolucionarios de las ciencias fu n
pregunta a l doctor- R. Remartinez: damentales, han rubricado e l M aterialiano com o
«¿Puede subsistir la m ateria sm la sistema filosófico: Bohr, m aterializando el átomo,
en érgia?» Y e l d octor le contesta: prim er eslabón de la m ateria estructurada; y E n s-
«N o, señor. E l M aterialism o h a su tein, m aterializando la luz, sxistancia o m ateria
frid o m uchos rudos golpes que le pionderable: la luz pesa. Se calcula que la luz que
h a n ido debilitando y restando par recibe la Tierra del Sol anualm ente pesa 58.000 to
tidarios, pero el golpe de gracia se lo neladas. C laro que este peso de la luz los espiri
h a n dado las nuevas teorías sobre tualistas le razonan acom odado a sus teorías y
con stitu ción atóm ica y la n oción de afirm an que también la energia -pesa; y com o ener
g ía para ellos es espíritu, conceden al espíritu una
los electrones...» propiedad incom patible c o n él, desproveyéndole de
Y y o que soy m aterialista, y que, precisamente
he encontrado en «las nuevas teorías sobre consti su característica fundam ental; la impwnderabi-
tución atóm ica la n oción de los electrones», la lidad. .
Hasta la «gravedad», entelequia m etafísica, co n
sólida confirm ación del M aterialism o, al leer esío
flu ctúo entre cierto rubor p or m i torpeza mterpre- ce p to oscuro, abstracto e Indefinido, de «aJgo» que
tativa y cierta vergüenza de ser m aterialista. nosotros traducim os por una fuerza misteriosa, ha
El que y o admire y respete al d octor R e m ^ ín e z desaíparecido a n te el escalpelo especulador de
n o im pide que opine en este caso y algún o tr o de Einstein, para quedarse convertido humildemente
una m anera opuesta, y sin ánim o de controvertir en un efecto de inercia, es decir, de m a s a -e s p ^ o -
con é l — m odestia obliga —. h oy salgo, iw ya tiem p», o co n un cam po de densidades magnéticas.
tanto a negar su p u n to de vista fllosóficocientinco, La concepción abstracta de «espíritu» desapiare-
com o a defender el m ío, y n o precisam ente porque ce ante los embates de la m ateria m oviéndose; de
seam os m uchos sus adeprós, sin o por constituir un la materia energética, y aun de la materia-energía:
sistema filosófico de vanguardia de ta n tos o itó s de la m ateria; de la substancia; de la electricidad
fundam entos cientiflcos sólidos y denvaiñones éti- tangible y ponderable. .
csas liberadoras, que el Esplritualism o o los dualis Lo ú n ico que, sutilizando un pnxo, puede admi
mos, a los que el esplritualism o conduce de la tirse h o y co n las m odernas conquistas científicas,
es una asim ilación del Esplritualism o al M ateria
^ ' e I M aterialism o, ni h a recibido «e l golpe de gra lismo, a la que fácilm ente se llega concediendo a
cia» con las m odernas teorías, n i h a p erdido sig la última «hipotética» disgregación de la m ateria
nificación; antes al contrario, B oh r y Einstein. con —^éter o sustancia eléctrica—^un con cep to e&piritual,
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376 CENIT
por su intangibilidad y carácter seudíanetafisico Ante las ecuaciones de Einstein, la masa desapa
iinponderable y abstracto. Pero mja lógica h ete rece al adquirir la velocidad de la lú a Masa-
rodoxa, una especulación fiiosófioa desapasionada espacio-tiem po es una expresión nueva, que puede
que desm enuzando la m ateria directam ente per traducirse p o r energía y proclam arse el Esplritua
ceptible, llega, ipor el átom o, al protón y el elec lismo, o p o r m ateria y adm itir el Materialismo.
trón, y se lanza p or el cálcu lo de la desintegración
de la m ateria-^com o única solución especulativa Por doquiera surge la electricidad. Todo induce
de continuidad al detenerse los medios analíticos a creer que la electricidad es el alm a del Universo.
en el electrón— , para llegar a un límite fundam en Pero desde sus prim eras m anifestaciones se nos
tal aceptable, n o puede m enos de considerar pura muestra m aterial: ese alm a debe de ser material.
m ente m aterial, y no espiritual, a esa última Y esa m ateria en m ovim iento es energía. La ener-^
m anifestación de la materia que los espiritualistas gia es una propiedad de m anifestaciones de la m a
llaman energía, y que com o causa prim era de todo, terial es una consecuencia; es después.
convierten en núcleo de su s®tema. Depende, pues, Esa sustancia primera tiende a un rem oto equili
de un con cep to acom odaticio. Pero... brio, a una absoluta hom ogeneidad, que lograda no
A p artir de la teoría atóm ica de Bohr, surgieron puede concebirse sino com o una muerte universal,
para la cien cia especulativa y experimental los una quietud eterna, «una ausencia de energía». La
electrones y protones, elem entos estructurales del muerte es equilibrio, ausencia de lucha, de antago
átom o. A M endelejef le fué suficiente con tar y pe nismos, de reacciones, de desniveles. Es m ateria
sar, con su miétrica abstracta y cerebral, estos ele quieta, inerte; sin energías^ sin nada espiritual. La
m entos Inverosim ilm ente dim inutos para construir energía es una m anifestación de la materia en m o
S'os adm irables tablas, n o ya plasm adoras de los vimiento; el dinam ism o de la m ateria. La nmteria
cuerpos sim ples conocidos, sin o de otros ignorados es prim ero.
y presentes en las tablas, se han Ido e irán descu Si ante una velocidad vertiginosa el concepto
briendo. Y de las que la quimera de la piedra filo de m ^ a desaparece, ante un reposo relativo o, hi
sofal de los alquimistas medievales, resulta una potética o m atem áticam ente absoluto, se impone.
realidad científica actual y una pcáibilidad prác Con los mism os argum entos se puede, defender el
tica próxim a. Ellas nos muestran el o ro prim o h er Espiiitualism o o el Materialismo.
m an o del m ercurio, y al radio d el plom o. Es cues
tión de aporte o cesión de electrones. Principio que, E l exam en de la desintegración de la m ateria no
aun descontando las experiencias de Nagaoka y de puede constituir tam poco un argum ento en favor
Mietche, presuntos fabricantes de oro sintético, Ru- del Esplritualismo. El principio de Lavoisier, pese
therford h a dem ostrado, convirtiendo el átom o de al desgraciado escarceo iconoclasta de G u stavo Le
aluminio (form ado p or catorce electrones orbita Bon, continúa en pie. El radio, abandonado a si
rios y velntissiete protones), en átom o de una de miismo, se convierte en r ^ i o B, isótopo del plom o.
las tres ciases de m agnesio conocidas. (Resultado Ha p erdido peso atóm ico co n liberación de energía.
logrado arrebatando al átom o de alum inio dos E*ero, ¿ c ó m »? Pues de una m anera que expresa
electrones y tres protones, mediante el bombardeo ríam os m ejor diciendo que el peso que h a perdido
ciego de d ich o átom o con partículas «a lfa » lan n o ha sido más que por disgregación de materia.
zadas copiosam ente por cierta clase d e radio. Ha En efecto: ha em itido tres radiaciones: alfa, beta y
biendo desintegrado de la m ism a m anera otros gama; estas radiaciones son de naturaleza eléctrica
átomos.) —o m aterias c a r g ^ a s de electricidad— , puesto que
Vemos que en todo este análisis abstracto y ex las a lfa son atraídas por el polo negativo de un
perim ental de la m ateria se m aneja m ateria y no imán; las beta son repelidas p or e l mismo p olo, y
espíritu. las gam a son indiferentes. Y en efecto, resulta de
Pero aun nos queda algo p o r investigar. ¿Qué m ostrado que las radiaciones alfa son iones de helio,
son los electrones? ¿Qué fuerza les gobierna? que desaparecen cc«no tales radiaciones con virtién
Se adm ite que los electrones son engendrados dose en un átom o de helio, cuando encuentran en
p or torbellinos del eter o de la sustancia eléctrica su radio de atracción eléctrica dos electrones. Las
universal, originados p or dos trenes de ondas. En radiaciones beta n o son m ás que electrones co n ca r
su naturaleza se consideran los electrones com o el g a negativa; y las gama, vibraciones engendra
«cuanta» elemental o carga negativa de electrici das p or los electrones, según unos, o protones de
dad, cuyo va lor es de 4’77 x lO-io unidades electros hidrógeno, según otros, Es decir, que en esta des
táticas, y cuya masa es 1/1835 de la de un átom o de integración, ni ha habido liberación de energía ni
hidrógeno, siendo ésta de 1’65 x 10-24 gramos; y su se h a perdido nada; sólo se h a transform ado la
diám etro 3 x 10-'-3 cm . aproxim adam ente materia.
De este conocim Jento concreto y de los cálculos L a liberación de energía por desintegración de
de Einstein se deduce que la m ateria es de natu la m ateria puede considerarse com o una expan
raleza electrom agnética. Lo que n o autoriza de n in sión de ésta, muy ,poco diferente a la de las vul
guna m anera a negar la m ateria, sino a materia gares explosiones de pólvoras, salvando la diferen
lizar la energía, o a lo sumo a llegar a la con clu cia del m edio y tiempo. No otra cosa significa el
sión einsteníana de que m ateria y energía son una calculo einsteniano. que concede a la desintegración
mismia cosa. Y entonces, ta n to .podría darse por de un gram o de m ateria el equivalente energético
fenecido a l M aterialism o com o al Esplritualismo. al vulgar de la com bustión de 3.000 toneladas de
El electrón es material; la substancia que lo fo r hulla. Claro que en este cálculo se supone la des
m a debe d s serlo también. integración inclu so de los electrones, cosa muy
distante, n i aun de una posibilidad im aginativa.
La fuerza que gobierna al electrón n o es sino la La energía no es más que un desequilibrio eléc
vulgar ley de las atracciones eléctricas de signe trico; sustancialm ente eléctrico, obtenido por cual
contrario, cu yo fondo filosófico n o es acaso sino un quier m edio capaz de liberar electrones p or des
juego de densidades eléctricas.
articulación, destrucción o neutralización de loe
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r r \ . r i ” .T n í t , í
ÍcÍC S r en ” Ü balanza, a participar en
Durante las dos guerras mundiales q u e liemos vivido, los q u e sea h acedero eí m anejo de las fuerzas materiales para
neutralistas q u e apelaban al internacionalism o libertario han paralizar y a a uno, ya a otro d e los antagonistas? ¿Puede
p o d id o mantener cierto tiem po sus posiciones, es los Estados resultar de otra cosa q u e de la acción im previsible d e los
Unidos, por ejem plo, tan largo tiem po c o m o éstas h a n coin im ponderables m orales?
cid id o prácticam ente con una corriente importante d e la
opinión tal c o m o la expresada por la. liga A m erica first; A n d ré PRUNIER
pero la intem acionalización d el con flicto y de sus conse
cuencias n o ha tardado en ponerles entre la espada y la
pared y en atrojarles h acia otras posiciones; intervencio
nismo, derrotism o u ob jeción ética.
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de 1905, K orolenko reunió en un libro, titulado E l imperio cir el fu ego de esa llama, su lum bre intima, ardorosa y
d e la m uerte, cartas particulares de condenados, relatos de acariciadora, que era un látigo para la tiranía y la fealdad
presos q u e habían presenciado horribles ejecuciones, noti. moral, y solicita ternura para las víctimas y para todas las
cías d e diversa ín dole y proceden cia, p ero todas referentes cosas bellas y delicadas.
a los horrendos suplicios d e q u e fueron víctimas los revolu M antuvo esa actitud hasta sus últimos m om entos. C o m
cionarios vencidos, y entre otras gentes— pobres gentes— que b a tió la tiranía zarista, y sufrió por com batirla— gran h o
ni habían tom ado parte en la revolución n i sabían nada de nor— persecusíones y destierros. Cuando la revolución b o l
ella. (Todavía se espera, y sin duda se seguirá esperando en ch eviq u e triunfante em prendió tam bién rutas de tiranía, se
vano, que un escritor de la Rusia actual tenga el valor de c o lo c ó francam ente contra ella. Era ló g ico . Los hombres
escribir un libro parejo. L os materiales para escribirlo se se rompen, n o se curvan. H abia sid o a la tiranía en si a
rían más abundantes que los que pu d o reunir Korolenko. la que habia com batido, y n o iba a dejar de combatirla
pero falta el K orolenko.) Tolstoi escribió un em ocionado porqu e hubiesen cam biado los tiranos. Se retiró— más tarde
prólogo para E l im perio d e la m uerte, im perecedero p o r su n i eso se le habría perm itido— a Poltava, y allí m urió, a
sencillez, en el q u e se recon oce la grandeza que era ne p oco, n o h ay q u e decir cuán asqueado. Su muerte— la m uer
cesaria para escribir un libro semejante. te de uno d e los últimos grandes hombres— pasó casi por
Ciertamente, se necesitaba set Korolenko— ha h ab id o muy com pleto inadvertida. Inadvertidas pasan las bellezas m úl
pocos hombres que puedan com parársele en este aspecto— tiples d e sus escritos para los lectores que devoran litera
para escribir un lib ro c ^ o E l im perio d e la m u erte. E l tura infecta. ¡N o im porta! Pasará el tiem po. Caerán mi ol
valor moral; la entereza y la energía q u e n o se doblegan; vid o total— o habrá q u e despedirse d e todo— esos libracns
la rebelión contra la injusticia; la con cien cia siem pre atenta q u e atrofian la sensibilidad. N i siquiera perdurará el n om
para n o dejar pasar en silencio un crim en, que son las ca b re de sus autores. E l n om b re d e Kolenko, en cam bio, cada
racterísticas más relevantes d e esie gran hom bre, d e este vez irá siendo más familiar. Y su grandeza de hom bre y
gran escritor ruso, tanto más universal cuanto más ruso en d e escritor, parejas e igualmente admirables, brillarán al fin
tales circunstancias, se desplegaron entonces, c o m o unas c o n luz pu ra y lim pia. D e una pureza y d e una lim pidez
alas inmensas, y esculpieron, m á s q u e escribieron, en pági semejantes a la q u e se desprende, com o un perfum e, d e su
nas don de se refleja el horror, la sangre y la muerte— fru obra más b ella y más colm ada d e ternura: E l m úsico ciego.
tos d e la represión— , la acusación más viril y más encen Condenada, entretanto, a n o decir nada a los q u e tienen
dida contra un régim en execrable. E spejo en que mirarse, cegadas las fuentes d e la em oción estética. Cegadas hasta
para los escritores rusos actuales, y en q u e ninguno se mira. u n punto in con ceb ib le. Porque E l m úsico c ie g o es una m a
N i para avergonzarse. ravillosa delicia, extraída de lo más v iv o d e la llam a, que
E l corazón d e K orolenko, c o m o el de otros m uchos gran era el cora zón d e su autor. Q u e está ahi, a nuestro lado,
des escritores rusos, tam bién cuanto más rusos más univer vivo a pesar de su muerte, para mientras seamos hombres.
sales, basta recordar a D ostoiew skl y a Tolstoi, era un c o
razón q u e ardía. Y ante los h on o re s d el régim en zarista,
com o las miserias m orales de los hom bres, intentaba espar A ntonio LAFUENTE
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INDICE
L a n za , SU verlo: C ritica m io p e ........................................ 234 P rim ier, A n d ré: A n te la gu erra que v ie n e ................... 379
L a R e d a cc ió n ; P re se n ta ció n ............................................ I
L a R o ch e fo n ca u ld : Idea s sob re el h o m b r e ................... 269
R a p p o p o r t, C h arles: Ideas s o b re el s o c i a l i s m o ..,, 93
L osa, José de; P a to lo g ía del p o d e r ................................ 157
R ea d, H erbert: L a m u erte d e K r o p o t k ln ................... 75
R eclu s, Elíseo: Idea s «obre e l p r o g re s o .......................... 144
L la o ra d ó , A . G .i M a teria lism o c o n tra esplritu alis
» » Idea s sobre la ed u ca ción ..................... 305
m o .—Bspiirltualisnjo ..................................................... 375
R elgis, Eugen: L o s lib erta rios d e R u m a n ia ................. 19
L lóren te, R a m ó n M .: G rem ios y s in d ica to s ............... 108
» » L a U topía e n m a r c h a .......................... 43
» » D efen sa d e lo s o flc io e .................. 169
» » P a n a it Istra ti: El 15' a n iv ersa rio
d e su m u erte ........................................ 94
M ajew ski, E rasm e; Idea s sobre el h o m b r e ............... 270
» » T e s tim o n io sob re e l espíritu fra n cé s 147
M allea, E du a rdo: Idea s sob re la cu ltu r a ................... 207
» » El h o m b re Ubre a n te la b a rbarie
M an. H enri de: Idea s sob re el s o cia lis m o 54
tota lita ria , E n tre la s « é lite s » y la s
» B Idea s sob re la cu ltu ra ................... 23S
m a sa s ......................................................... 274
-M antovani, J u a n ; Idea s sobre la e d u ca ció n 229
» » P op per-L yn k eu s o «E l m áxim u m
M ejia s Pdña, R : L a n ov ela con tem p orá n ea y dos
d e e x is te n cia » ........................................ 332
lib ro s d e J o h n d o s P a s s o s ........................................ 30
R cm a rtin ez, R ,: M a teria lism o co n tra espiritu alis-
M illa , B .: El extrem ism o lite ra rio ................................ 17
m o.— U n b reve co m e n ta r io ............................... 377
» P rob lem a s d e A m é r ic a ................................ 77
R en a rd , G eorges: Ideas sob re e l s o cia lis m o ............... 55
M ises, L u d w ig v o n : Ideas sob re el s o cia lis m o 92
R o ck e r, R a d o lf: El Ideario d e P r o u d h o n ................... 225
M o rg a n . C h arles: Idea s sobre el h o m b r e .................. 270
» » L a s con ce p cio n e s a u to rita ria s 261
M ero, F a b iá n ; C on sid era cion es sob re el d o lo r 8S R o d ó , José E n riqu e; M á s a l l á ........................................ 355
» » C osas v ie ja s ................................................. 120
R u ssell, B ertra n d ; E l h o m b r e y el d og m a . El error
» » S o y u n r e fu g ia d o ......................... 182
in telectu a l d el co m u n is m o .................... 3
» » ...Y M a rte v e n d im ió ............................. 242
» » E l p á ja ro m á g ico. Q u im e ra ................... 345
M u ñ oz, V .: E u gen R elg is; H um an ista lib erta rlo,,, 122 S a geret, Ja les; Ideas sobre e l p r o g re s o ....................... 145
M use, E m ilio: E scep ticism o y p o rv en ir s o c ia l 248 S a m b la n ca t. A n gel; T a r ta r in ó p o lis .......................... 29
« » U n d o lo r de E s p a ñ a ................. 63
N . A .; Poesías espa ñ ola s d e a h o r a ................................ 167 * » Im p erio d e M a n ise s ................. 127
N ettian, M a x : L o s ob re ro s y los ca m p esin os tales » » S eca n o p a trio te r o .................... 159
c o m o s o n ............................ 289 * » S egov ia pañ era ........................ 255
» » D esbravar el s e q u iz o 286
O liver, M igu el S .: Ideas sob re la c iv iliz a c ió n 180 » » D o s fu erza s de c h o q u e 380
O rtega y G a sset, J osé: Idea s sobre la cu ltu r a 208 S ch eler, M a x; Idea s «o b r e e l h o m b r e ............................ 272
» » Idea s sobre el h o m b r e 271 S ilon e, Ig n a c io : V a ria cion es s o b re u n m ism o te m a 62
O u T su in -C h en : Ideas sob re la e d u ca ció n ..... 304 S p ea ig h t, R o b e rt: Idea s sob re el p r o g r e s o 145
Sp en cer, H erb ert: Idea s sob re la e d u c a c ió n .. 329
P a la n te. G .: Id ea s sobre el s o cia lis m o ......................... 55 S p en g ier, O sw ald: Idea s s o b re la cu ltu r a ................... 209
» Idea s sob re el p r o g r e s o ............................ 143 » » Ideas sob re el h o m b r e ............... 273
P a n zin i, A lfre d o : U na en ferm ed a d . U n g a to y un S p ra n ger, E du ard; Idea s sob re la cu ltu r a ........................ 240
m arqu és. D o s e s p e ctá cu lo s ....................................... 3$] Stein, L u d w ig : Idea s sobre la cu ltu r a ........................ 24]
P a p in i, J u a n : L a g a ta p en sa d ora ................................. 266 Suárez, José M .; A p ostilla a B e r n e r i............................ 192
P a sca l, G eorges; Las co n d icio n e s d e l p r o g re s o 105 » » D estin o a los p recu rsore s 222
P a n ih a n , F r.; Ideas sob re e l h o m b r e ................... 272 » » L a te le v is ió n ......................................... 352
P az, O cta v io : U n as cu a rtilla s a d m ira b le s .................. 228
P e ira ts, J.: Z a ra g oza a la v is ta ........................................ 15 T a to L oren zo. J .: V a lo riz a ció n d el tie m p o ............... 191
» L a C .N .T. e n la re v o lu ció n e s p a ñ o la .. 257 T c h e rk e s o ff, W .: C ritica del m a rx is m o ....................... 97
» C on sid era cion es sob re el p a cifism o re T v y n b ee, A r n o ld J .: Ideas sob re !a c iv iliz a c ió n 181
tó r ic o ................................................................. 323 T w a in , M a rk : J orge W a sh in g ton , su In fa n cia y m i
» S o b re la p reten d id a crisis d el a n a r a co rd e ó n ............................................................................. 203
q u ism o ................................................. 366
Pérez C a ld o s, B .: V ieja s g lo r ia s .................................... 347 ü c a r , E m ilio; C a n to a los fo rja d o r e s espa ñ oles de
P erron x, P ran p ols; Ideas sobre el s o cia lis m o 93 la ju s ticia y de la lib e r t a d ........................................ 199
P in o , P . de; L a ra zó n n o b a s ta .............................. 223
» » N o es p o r a h i.......................................... 256 V ila geliu , J .1 P eq u eñ o ep is o d io de la h isto ria de
P itta lu g a , G u s ta v o : Idea s sob re la c u ltu r a ............... 208 Españ a ..................................................... 286
P o c h y G a stó n , D ra. A .:L a sífilis e n e m ig a de la * O tro p eq u eñ o ep isod io de la h isto ria
belleza ............................ 250 d e E s p a ñ a ....................................................... 319
P ro u d h o n , P . J ,: Ideas sobre el p r o g r e s o .................. 143 V iñ a a les, M a ria n o: L a litera tu ra la tin a ............... 189
P rn d h om m ea u x, A .: S e cre to y v io le n c ia ....................... 285 V oln ey: Idea s s o b re el h o m b r e ........................................ 273
P rn n ie r. A n d ré; W Ultain G od w in . el anarquista
p a cífico ................................................ 210 W h a le, J. S .: Idea s sobre e l h o m b r e ........................... 274
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g P l S O D l O D £1 “ Q U I J O T Í *
. . - N o n f u y a d e s , c o b a r d e s y v ile s c r i a t u r a s ; q u e u n s o lo
c a b a l l e r o e s e l q u e o s a c o m e t e .»
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POSIIADA
M iguel de Cervantes Saavedra,
príncipe de los ingenios de la
literatura castellana y universal.
Escribió varías obras en verso y
en prosa, pero la que más cele
bridad le ha dado es «E l Inge
nioso hidalgo D on Q u ijote de la
M ancha», libro origina!, bellisi-
ino, filosófico, satírico y costum
brista, de! que se han h ech o m i
llares d e ediciones y ha sido tra
du cid o a cuantas lenguas escribe
el .género humano.
7 0 frs
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