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Trabajo Unidad IV

Perspectivas semiótico-materiales en Psicología Social


respecto a la postura Imparcial frente a la

Teoría del Actor Red de Bruno Latour

Escuela de Psicología
Psicología Social II
Profesor:

Rodolfo Mardones

Integrantes:

Dominique Adamas
Constanza Hidalgo
Tamara Hoffmann
Silvinha Tavares
Camila Saavedra
Francisca Jara (Integración solicitud profesor)

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I.- Autor y Descripción de su vida académica:
Bruno Latour nació en Beaune, Francia, en 1947. Estudió filosofía bajo la influencia de Michel Serres. Interesado
por la antropología, ingresó al Institut de Recherche pour le Développement y realizó su trabajo de campo en Abiyán, en
Costa de Marfil. Luego se interesó por la actividad científica. Como resultado de una investigación etnográfica en el
Instituto Salk (La Jolla, California), publicó en 1979 La vida en el laboratorio, que co-escribió con Steve Woolgar. En
1984 publicó Les Microbes: Guerre Et Paix, un repaso de la vida y obra de Louis Pasteur y su descubrimiento de los
microbios. En adelante su libros fueron fundamentalmente teóricos (Ciencia en acción, La esperanza de Pandora, donde
plantea el fenómeno de la cajanegrización), siendo Latour un pensador clave de la Teoría del Actor-Red. Su libro más
famoso, Nunca fuimos modernos, apareció en 1991. Entre 1982 y 2006 enseñó en el Centre de Sociologie de l'Innovation
de la Escuela de Minas de París. Desde 2007 es profesor del Instituto de Estudios Políticos de París donde, de 2007 a
2013, fue vicepresidente de investigación.Después de estudios de campo en África y California se especializó en el
análisis de científicos e ingenieros en el trabajo. Además de trabajar en filosofía, historia, sociología y antropología de la
ciencia, ha colaborado en numerosos estudios sobre políticas científicas y gestión de la investigación. También publicó un
estudio de campo sobre un sistema automático de metro Aramis o el amor por la tecnología y un ensayo sobre
antropología simétrica. Es doctor honoris causa por las universidades de Lund, Lausana y Montreal y medalla de honor
del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Bolonia. Durante varios períodos, ha sido profesor visitante en
la UCSD, en la London School of Economics y en el departamento de historia de la ciencia de la Universidad de Harvard.

II.- Descripción general de la propuesta teórica:


La Teoría del Actor-Red (en adelante TAR), se caracteriza por ser una teoría de enfoque sociológico, que nace en
el campo de los estudios sociales de la ciencia, alrededor del año 1980. Latour, como principal artífice de esta teoría,
buscaba un doble propósito al momento de presentar su ensayo, los cuales radicaban en 1) ser una crítica a la ontología de
la sociología tradicional y 2) armar un modelo que permita redefinir o reformular lo social a través de interacciones
concretas y materiales entre distintos elementos que no tienen que ser necesariamente entre sí sociales (Vaccari, 2008), es
decir, admite la explicación de lo social a través de elementos no-sociales, también identificados como no-humanos.
Entonces, TAR o también llamada la Sociología de la Traducción u Ontología del Actante-Rizoma, pone sus
esfuerzos en hacer una distinción de la tradicional “sociología de lo social”, y pone el acento en lo que él denomina como
“la sociología de las asociaciones”, teoría que fue desarrollada por el mismo Latour, en conjunto con John Law y Michael
Callon. Siendo la principal inflexión entre ambos que lo social no se encuentra en un lugar particular, sino que en la
sociología de las asociaciones, lo social es la misma asociación, donde los objetos adquieren la capacidad de agencia (
Devenin y Henríquez, 2011). Se busca proponer el estudio de distintos ensamblajes que involucren aspectos heterogéneos,
es decir, busca relacionar distintos elementos que se configuran dentro de un mismo entorno y que parecen funcionar
como una totalidad para explicar lo social, no desde una perspectiva exclusiva de la actividad humana como únicos
agentes que alteran el entorno, sino que pretende involucrar a distintos factores del medio como elementos irreductibles.
En relación a lo anterior, todo ensamblaje socio-técnico debe ser considerado en sí mismo como un plano o conjunto de
relaciones materiales que son transversales y que terminan uniendo varios aspectos heterogéneos del mundo, pero al hacer
esta consideración no debe caerse en el vicio de considerar a todos los elementos de modo que sea inconmensurable
identificarlos en su acción conjunta, aspecto que ha sido criticado a través de los detractores de esta teoría al señalar que
complejiza de sobremanera el estudio del fenómeno social. En otras palabras, la concepción de Latour se radica en
entender el lazo social como una puesta en común entre actantes humanos y no-humanos de una acción ensamblada a
distancia (Pignuoli, 2015).
La principal idea-fuerza de esta teoría radica en que a diferencia de otras teorías sociológicas, ésta reconoce un
concepto denominado como “Agencia” que facilita la incorporación de los elementos no-humanos (tecnología, máquinas,
etc.), es decir, considera como actantes tanto a humanos, como a objetos (no-humanos) e incluso a discursos, proponiendo
una visión monista y simétrica del mundo al señalar que tanto los humanos como las máquinas deben ser considerados
como iguales al momento de desarrollar estudios sociales. De acuerdo a lo anterior, no existe una separación entre el
mundo de las “cosas en sí” y el mundo de “los hombres en sí”, debido a que tanto la naturaleza como los hombres son
efectos de redes heterogéneas, porque en los distintos procesos de comunicación aparecen tanto elementos humanos como
no-humanos, de este modo –por ejemplo- la construcción de un hecho no puede ser ejecutada sólo por la acción de una
persona, debido a que es un acto tan colectivo que requiere la participación de una red de actores que permitan sustentar
estos hechos (Campos y Beraldo, 2011).

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III.- Influencias Teóricas:
La teoría del actor-red emergió en el interior de una serie de relatos académicos elaborados por personas preocupadas
por elaborar explicaciones globales y sistémicas que evitaban parcelar el mundo en diferentes sectores o dimensiones que
requerían otras tantas explicaciones parciales. Fruto de esa preocupación, Thomas Hughes (1983), historiador de la
tecnología, escribió un libro capital para la TAR en el que mostraba que para entender el proceso de implementación de la
electricidad en New York, y el apoteósico triunfo de Edison en Estados Unidos, debían integrarse en la misma narrativa la
descripción del crecimiento de las líneas de transmisión, el desarrollo de nuevos generadores, el descubrimiento de
filamentos incandescentes, el apoyo financiero y las actitudes de los consumidores. En 1982 aparece el término “actor-
red” de la mano de Michel Callon, pero todavía necesitará algunas reinvenciones para adquirir los contornos que tiene en
este momento, que se reinventará a mediados de los años noventa junto con Bruno Latour. Posteriormente, el peso del
pensamiento de Michel Serres se deja sentir con inusitada fuerza, este ofrece la imagen de un universo conformado por un
océano de desorden en el que sobresalen algunas islas o espacios de orden. Y es precisamente en las fronteras entre el
desorden y los islotes de orden o entre diferentes espacios ordenados donde hallamos los lugares más interesantes para la
actividad analítica. Michel Callon y Bruno Latour aplicarán estas enseñanzas al análisis de la innovación técnica y
vindicará un tipo de sociología diferente a la dominante, más preocupada por el paso del orden al desorden que por las
condiciones que definen el status actual, en el caso inverso pero especular, la revolución. Por último, la teoría del actor-
red se reinventa en el marco de herramientas que ofreció el post-estructuralismo francés. Autores como Foucault o
Deleuze elaborarán conceptos (episteme, rizoma, agenciamiento…) cuyos sentidos y significados serán incorporados por
la práctica de la TAR. En ese sentido, no debe sorprendernos que en alguno de sus últimos escritos Michel Callon (2008)
utilice excesivamente la noción de agenciamientos tecno-económicos o que Bruno Latour reconozca la relevancia que la
noción de rizoma tiene en su obra a la hora de imaginar y pensar el aspecto y conformación de un actor-red. A mediados
de la década de los años noventa la TAR ya tenía un aspecto reconocible como aproximación académica, cierto lugar en la
teoría social y algunos textos relevantes que establecían sus contornos más populares. La teoría del actor-red está inmersa
en un momento similar, además, algunos postulados de la figura destacada de Gabriel Tarde. Todos esos autores han
dejado su huella en la TAR y tienen responsabilidad en su conformación (Callen et all., 2011).

IV.- Conceptos Principales:


Dentro de los conceptos relevantes, es posible identificar en primer lugar el término de “Red”, que viene a señalar
que los medios actuales en los cuales se desarrolla lo social, no versan sobre elementos individuales y aislados, sino que
se encuentran entramados y de forma conjunta, solapados unos con otros para armar un con conjunto que se unen para
actuar como un todo, de este modo –por ejemplo- un establecimiento educacional o una universidad es una red y también
un actante que permanece unificada y obra como una sola entidad. Por lo tanto, es importante también destacar el término
de “Actante”, que para esta teoría puede tratarse de una persona o cosa que tiene un rol o interviene de forma necesaria en
una acción, acontecimiento o hecho. Y en este punto, también se habla de “Agencias” para denominar al conjunto de
actantes que conforman una red heterogénea por medio de la cual se actúa, a la que se le ha reconocido la aptitud de poder
recaer sobre humanos, objetos (no-humanos) e incluso discursos.
Por “Actor-red”, entonces, debemos entender que es el resultado de la mezcla de entidades humanas y naturales,
que en conjunto actúan como un actor en un contexto de dinámicas sociales y leyes naturales (Maiz, 2011), y será a través
de los distintos actantes, en los que lo social se manifiesta, creando una serie de redes heterogéneas, por medio de lo que
se ha identificado como un “Ensamblaje” socio-técnico, donde todos los actantes de una acción o hecho se solapan entre
sí para poder explicar la relación que poseen unos de otros con la ejecución o manifestación del acontecimiento. Con todo,
estos conceptos complejizan el estudio del fenómeno y no permite identificar el núcleo esencial al momento de efectuar
un estudio social, porque al tener la misma importancia distintos actantes en un mismo lugar y situación, se dificulta el
estudio al punto de perder el objetivo central del acto.
En otras palabras, la creación de un hecho no es sino un acto “Colectivo”, es decir, un conjunto de actantes que de
una u otra forma interaccionan entre sí y que establecen una definición compartida de un mundo en común. Siendo la red
el “actor colectivo”. En este punto de la teoría, corresponde señalar que no debemos centrarnos única y exclusivamente en
un producto ya acabado o un hecho ya ejecutado, sino que se debe asignar la debida importancia al proceso desarrollado
por todos los actantes que interfirieron en la elaboración, lo que se conoce como “Descajanegrización” , para ver cómo se
ha llegado hasta ese producto o acto.

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V.- Experiencias de investigación:
En relación a algunas experiencias de investigación relacionadas con la teoría TAR se puede señalar que en las
relacionadas con las tecnociencias y en específico de las macrociencias a cambiado la práctica científica al suscitar la
colaboración activa entre distintos tipos de profesionales: científicos, ingenieros, técnicos, políticos, industriales y, en
muchos casos, militares. Los macroproyectos de investigación se desarrollan a través de agencias tecnocientíficas (NSF,
NIH, NASA, ESA, etcétera) con una estructura compleja, que integra a varios tipos de agentes o actores, cada uno de los
cuales tiene sus propios intereses, objetivos y valores. También ha de contar con aliados en ámbitos político-militares y
con entidades financieras de respaldo. Es frecuente, además, que sea una empresa multinacional, con sedes y franquicias
en varios países. Todos estos actores desempeñan tareas imprescindibles, aunque luego sean los científicos de mayor
prestigio quienes aparezcan como portavoces a la hora de hacer públicos sus logros, si se opta por hacerlos públicos. A
través de lo expuesto anteriormente se evidencia que las experiencias de investigación de las tecnociencias
contemporánea presenta muchos puntos de encuentro con la imagen de la tecnociencia reflejada a través de la teoría del
actor-red. Aun cuando la definición de tecnociencia de Latour sea tan laxa que englobe toda la ciencia-tecnología, su
énfasis en la hibridación entre ambas, en la pluralidad de elementos heterogéneos que contribuyen a su conformación, en
el papel determinante de las prácticas y en la disolución de las fronteras entre el adentro y el fuera permiten plantear el
valor su como herramienta para arrojar luz sobre los procesos de producción de la tecnociencia actual (Echeverria y
Gonzales, 2009).

VI.- Enfoques metodológicos:


Las dimensiones teóricas y metodológicas de la TAR y del constructivismo, principalmente en las voces de Latour
y Knorr, son referencias obligadas para los estudios de laboratorio, constituyendo trayectorias emblemáticas en el campo
de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología (Kreimer, 1999, citado en Pacheco, 2013). Ambos enfoques han
realizado un esfuerzo pionero para elucidar la producción de sentido que evidencian los hechos y la actividad científica, a
partir de la necesidad de describirlos en el lugar y en la génesis de su construcción, interpretándolos en registros que
pueden ser comprendidos en clave textual (Pacheco, 2013). Pero a su vez se plantea a través de otros enfoques que la
teoría no resultaría muy útil a la hora de estudiar fenómenos por su bajo nivel de concreción. Es decir, la
conceptualización de red y de que los actantes no pueden excluirse de las explicaciones, porque puede llevar a perder el
foco original, complejizando el fenómeno y dificultando su estudio, ya que además, en términos de aplicación, no deja
claro el punto donde se debe incidir. Sin embargo, según lo destacado por Grossetti (citado en Pacheco, 2013) el abordaje
metodológico se realiza a partir de las producciones discursivas de los agentes humanos, lo que limita el número de no-
humanos exclusivamente a la consideración de aquellos objetos que son percibidos en dichas producciones discursivas.
Este recaudo metodológico evita la proliferación de una lista infinita de entidades no-humanas para su estudio.

VII.- Campos de Aplicación:


La teoría ha permitido de cierta forma expandir la explicación del fenómeno social, para poder abarcar de manera
más amplia la explicación del mundo, por medio de la extensión de los actores posibles, añadiendo tanto a humanos,
como no-humanos y discursos, por lo que ha permitido adaptar los estudios de la sociología actual de acuerdo a las
necesidades de la sociedad moderna que se encuentra en creciente y cada vez más interconectividad por los distintos
actantes que rodean el mundo social, sean éstos humano como no-humanos. Por ejemplo, la relación que existe entre dos
actantes humanos a través de redes sociales o por medio de tecnologías que les permiten interactuar en distintos medios.
Entonces, la principal razón por la que los objetos no tenían la posibilidad de cumplir un rol no radica sólo en la
definición de lo social por la sociología, sino que además por la misma definición de actores y agencias, por lo tanto, si las
acciones sólo se encuentran limitadas a ser explicadas a través de lo que actores humanos hacen con intención y
significado: no era posible ver cómo distintos objetos (no-humanos) interactúan con el medio, debido a que simplemente
eran considerados por medio de relaciones “materiales” y “causales” (Latour, 2008), lo que para los autores que avalan la
teoría es un error en los tiempos actuales.
En conclusión, pese a que la Teoría del Actor-Red es una teoría que ha permitido “deshumanizar” a los humanos
al igualarlos a los actores no-humanos, ha permitido adaptarse al mundo contemporáneo, teniendo de importante
referencia el actuar de la ciencia y el impacto del Internet e incluso de las distintas tecnologías de la información y
telecomunicaciones, las que han revolucionado la forma en la que convivimos, la que ha permitido dar forma física a este
fenómeno de estructuración de la red por medio de los distintos actantes en conjuntos holísticos. Finalmente, esta teoría ha
permitido dar pie a la explicación de otras teorías que reivindican la importancia de las redes e interconectividad en la
sociedad moderna.

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VIII. Referencias bibliográficas

Campos, S. & Beraldo, F. (2011). Propuestas para la enseñanza de la metodología científica en turismo: Redes
conflictos e intereses. Estudios y perspectivas en turismo, 20 (6), 1295-1306. Recuperado de
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-17322011000600004

Callén, B., Domènech, M., López, D., Rodríguez, I., Sánchez-Criado, T., & Tirado, F. (2011). Diásporas y
transiciones en la Teoría del Actor-Red. Athenea Digital. Revista de pensamiento e investigación social,
11(1). Recuperado de http://atheneadigital.net/article/view/852

Devenin, V. & Henríquez, G. (2011). Narrativas tecnológicas: Un ejemplo de aplicación de la sociología de las
asociaciones. Cinta de Moebio, (41), 167-181. Recuperado de
http://www.scielo.cl/pdf/cmoebio/n41/art04.pdf

Echeverría, J. & González, M. (2009). La Teoría del Actor-Red y la tesis de la Tecnociencia. Arbor: Ciencia,
pensamiento y cultura. doi: 10.3989

Latour, B. (2008). Reensamblar lo social: Una introducción a la teoría de Actor Red.(1a ed.). Buenos Aires:
Manantial.

Maíz, C. (2011). La eficacia de las redes en la transferencia de bienes simbólicos: El ejemplo del modernismo
hispanoamericano. Alpha, (33), 23-41. Recuperado de
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-22012011000200003

Pacheco, P. (2013). Sociología de la ciencia y semiótica. El esquema actancial de la teoría del actor-red y el
programa constructivista. Redes, 19 (36), 79-103. Recuperado de
http://www.unq.edu.ar/advf/documentos/58c199ba26d6c.pdf

Pignuoli, S. (2015). La posición epistemológica del constructivismo simétrico de Bruno Latour. Cinta de Moebio,
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Vaccari, A. (2008). Reensamblar lo social: una introducción a la teoría del actor-red. Revista iberoamericana de
ciencia tecnología y sociedad, 4 (11), 189-192. Recuperado de
http://www.scielo.org.ar/pdf/cts/v4n11/v4n11a12.pdf

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