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Generales y coroneles en la campaña del Frente Amplio

Los viejos generales creen que la batalla electoral está perdida de antemano. Figuras
que, hace unos años, cuando el triunfo era seguro, se mataban entre sí por encabezar la
fórmula presidencial, hoy dan ejemplos de renunciamiento:

- Yo estoy muy viejo; mejor anda vos –dice uno.


- No a mí no me quiere nadie; la gente te quiere a vos –lo alaga el otro.

En suma, no va ninguno. Sin embargo, como generales que son, no dejan de indicar las
orientaciones estratégicas.

- Nuestro objetivo es lograr una gran bancada parlamentaria –afirma, uno. En efecto, su
influencia desde la oposición depende del peso que logre su sector dentro del Frente
Amplio.

En cambio:

- Hay temas que el próximo gobierno debe ineludiblemente encarar –señala el otro. Y
adelanta desde ya sus aspiraciones a colaborar en ellos con el nuevo gobierno.

La conducción de la batalla electoral, entonces, queda por cuenta de los coroneles. La


retirada de los candidatos naturales, abre espacio para el ingreso a la competencia de
todo tipo de figuras. Individuos que nunca ocuparon un cargo representativo, incubadas
dentro del aparato de gobierno y simples oportunistas se lanzan a la cancha en calidad
de presidenciables. No es que crean poder ganar la batalla superando a los generales; se
trata de hacer méritos para el ascenso, rescatar todo el capital político posible de la
derrota o, porque no, producirse a sí mismo como figura política.

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