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(•Aston L e v a l: Aiiarquismo,
®f*ncla y pseudocritlca. -Felipe
1859-1860, U na guerrlta
española. Fugen R tíg is ; E l hu-
*úAnlsnio, los Intelectu ales y el
Fed erica Mont»
**®y: Cuentos de la noche. En-
*“«ño. -Margaret K n ig h t: Ecos
® la vida inglesa. L as charlas
B. B . O. F. O liv ie r
W eid: E l tiem po, enemigo a *-» » :
hombre. Vladim ir Muñoz:
((**10 a ! naturalism o. B a rre t
^ Thoreai). G érard de Lacaze-
“teiers: Siglos de to rtu ra,—
«ardo M ella: Ideario iFolIe-
ten encuadernable).
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S»S5

FR S. Ayuntamiento de Madrid
 NUESTRA PORTADA

Reproduce e lla una fo to g ra fía d el famoso b arra ge de Tignes, que

ha e n g lu tíd o un p u e b lo entero d e Francia, o b lig a d o a desaparecer a cau­
sa d e las necesidades impuestas p o r la construcción d el enorm e embalse,
que dará vida económ ica a una reg ió n de Francia.
Lo interesante para nosotros d e esla fo to q ra fia v de esta fo rm id a ­
b le obra de in g en iería , es q ue los que la construyeron, casi en su to ta ­
lid a d . han sido obreros españoles refugiados y en una gran m ayoría de
ta C .N .T , A hí han p e rd id o ta salud y la vida no pocos hom bres y con
el sudor de todos se ha levantado ese fo rm id a b le monum ento d el
trab ajo .
Y. como en Tignes, en los Saltos de V iz ille y en el Barrage de
l ’ A ig lc . de la Savoya a los Ardennes y d el M e d ite rrá n e o al A tlá ntico ,
e l sudor y la sangre de los refugiados españoles han fe cun da d o muchos
ki'ó m e tros de tie rra francesa y han c o n trib u id o a la reconstrucción eco­
nómica de Francia. Lo hacemos constar como reco rd atorio para aquellos
que algunas veces parecen o lv id a rlo . Es así. con e l tra b a jo , con la san­
g re . con la fecundación m oral y m ate ria l de una obra de im pregnación
de ideas y de p ro pa ga nd a p o r el e je m p lo , como se ha escrito y se
escribe la historia d e los revolucionarios españoles derram ados p o r el
m undo y lleva nd o de un confín al o tro el espíritu de la revolución de
Julio y de los ideales que la inspiraron.

R E V IS T A MENSUAL
DE SOCIOLOGI.A, CIEN CIA Y L IT E R A T llR A
S e cre ta ria de R ed acció n : Fed erica M ONTSENY.
Colaboradores: Jo sé Peirató, Felipe Alaiz,
Vladlm iro Muñoz, Euseblo C. Carbó, Adolfo
H ernández, B en ito M illa, Evello G , Fóntaura,
J Ruiz, H erbert Read. Hem Day, J . Carmona
'Blanco, Campio Carpió, Fugen R elgis, Ugo
F ed eli, H éctor R . S ch u jm a n . J . M. Puyol,
Angel Sam b lan cat. Dr. Pedro V allin a, Luce
Fabbri, J . Capdevila, G . Esgleas, O sm én Desiré,
Doctor Ju a n L azarte. R en ée L a m b e r e t ,
A. Prudhom meaujt.
Precios de suscripción: F ran cia, 204 francos
trim e stre : EScterior, 240 francos.
Número suelto, 80 francos.
Paqueteros, 15 por 100 de descuento a p artir
de cinco ejem plares.
G iro s: «CNT», hebdom adaire. C.C.P. 1197-21,
4, ru é B elfo rt, T O U LO U SE (H aute-G aronne).

Ayuntamiento de Madrid
 t n v i s r A D E S O C I O I O G IA . c i e m c i T
A ño V
T o u lo u se , A b ril
ÜNÍIRQIIISMO, (lE N dí y SílJD0(RITI(9
L as p á sin a s de C EN IT están ab iertas para
toda polém ica elevada, e n la que se discutan
ideas y conceptos. Ja m á s nu estras publicaciones
h an rehuido la disensión libre sobre aspectos y
m atices de nu estra ideolc^ía. E s precisam ente
e ste debate fllosóflco y esta Incesante e Inquieta
búsqueda de lo m ás verdadero y de lo m ás
ju sto, lo que constituye la m ayor nobleza y lo
que, en I j relativo de lo infinito, da eternidad
com o asp iración h u m ana a l anarquism o. P ero ro­
gam os a los com pañeros que exclu yan de toda
d scus ón los aspectos personales y que eviten
cuidad rsam ente que una polém ica sobre Ideas
degenere e n un con flicto e n tre Individualidades.
(N .D.L.R.),
E publicado, e n la revista «Tém oins», de Zu-
rich , un estudio titulad o B ak n n ln y la « e n -
cia. E ste estudio, de tre in ta páginas, es un
capítulo de m i Ubro Inédito E l Pensam iento
social de B ak u n in ; él prueba, en form a irre ­
fu table, m ediante num erosas citas, que lejos
de s e r adversario de la ciencia, como h ab la
afirm ado F rltz B rupbacher, B ak u n 'n la de­
fend ía apasionadam ente. Puede controlarlo
quienquiera estudie sus escritos, o sim ple­
m ente los le a detenidam ente, E ak u n ln rechazaba e l go-
merno de los sabios, no las l u c » que la ciencia puede
“Portarno.'i, o nos aporta.
H ubiese sido iógico que A ndré Prudhom m eaux, que con
G e r e n te s seudónim cs, es el colaborador m ás asiduo de
i-eniolns», m e ccn testase e n esa revista, cuyos lectores
orian podido ju zgar de la oportunidad o de la Inexac-
«v?r„ P ero h a preferido co n testar en
lo m?” !, ’ ^ e«yos lectores ignoran en absoluto
que h e escrito, y lo que he reproducido de B aku n in (•).
u resultado es un deslizarse a l m argen que nad a tiene
Sin!. tratad o. No m e interesan las discu-
nes de d iletantes, y sin c o n te sta r uno por uno a loe
d eiT ^ra® ® Prudhom m eaux, contesto sobre lo esencial
clano ? vez. Itorque hay una
no^ u cuyo fln. a pesar de la s apariencias,
dios verdad, sino sa 'ls fa c e r, por todos los me-
' a n tip at.a personal, m u ch as veces dem ostrada.
« TémnXf» í'espuesta h e recibido la revista
Sen a r fc u lo de Prudhom m eaux.
■ho teab?t^’ n f ® A. P . h a publicado el m is-
“ ao a jo : no se s i h a y otra.
Ayuntamiento de Madrid
y u t e s a t u s a
1955
D iscu tir en tales condiciones resulta m ás que desagradable.
Y a la postre se re b a ja uno y h a ce perder su tiem po a
los lectores.
¿Qué es la ciencia? Traduzco lo que a este respecto dice
el diccionario Larousse — y dicen, con muy posas va­
rian tes, todos los d iccionarios: (C ien cia (del laUno sclen-
Wa; de scire : saber) — . C onocim iento exacto y razonado
de ciertas cosas determ inadas: la cien cia de la s cosas exte­
riores. Todo con ju n to d e conocim ientos fu n d a d 's en el
estudio: los progreses de la ciencia. Ckinjunto d e conoci­
m iento s coordinados, relativ os a un o b jeto determ inado'
la s ciencias naturales».
A sí definido el sentido real que dam os a la palabra
cien cia, declaro Inm ediatam ente que voy a lim itarm e a lo
que la ciencia rep resen ta para nosotros, libertarios y revo­
lucionarles. D ejo otros dominios filosóficos que no estoy
ah o ra e n condiciones de abordar, y que m e interesan
m enos que el dominio específico que es nuestro
U cien cia tien e a n te todo por «Aíjeto el estudio de la
vida, e n todos sus a b e t o s , y quien descuida este estudio
n o puede in flu ir sobre la vida. Y cuando in te n te hacerlo,
pod rá razon ar h a sta lo infinito, su stitu ir el «con ju n to de
conocim ientos coordinados» de los hechos por la d ialéctica
y todas la s acrobacias verbales posibles, n u n ca logrará
h acer algo que concuerde con la vida, n i m odificar ütil-
m m te , hum anam ente, u n a realidad que desconoce
E3 com pafiero Prudhom m eaux lo dem uestra e n form a
acabad a. Supongam os que estudiase seriam ente la vida de
la sociedad hu m ana, en u n a nación, u n conUnente, en la
tierra, e n un clan o una aldea. Supongam os tam bién que
cotw clese a fondo la s ideas de que se reclam a y que desee
seriam ente su aplicación. L e seria imposible preconizar
com o lo hace, y como ú n ica fo rm a de organización eco^
nóm ica valedera en sociedad anarquista, la prop'edad
— o la posesión, n o lo sé m uy bien y no sé si !o sabe —
de los medios de producción por cad a individuo y por
todos los Individuos que trab aje n , sea en la agricultura
sea en la industria. Ni d iría, como se le ocurrió decir eti
u n a c h a rla d ada en P a rís a Jóvenes lib e r a r lo s atónitos
— y esto e ra un ejem plo que debía generalizarse — aue
cada linotipista tend ría su linoüpia ( I ) — y uno se pre­
gu nta qué ocu rriría cuando s e tra ta s e de m áquinas en las
(U Hoy, dos o tres U notlplstas tra b a ja n por turno en
la m ism a m áquina. H aría fa lta , pues, dos o tre s veces m ás
lin otipias. M ás especio, y todo e n relación.
 CENIT
1512
cuales tr a b a ja n varios obreros o docenas d e individuos,
alternad ores eléctricos de d oscientas toneladas u o tra s m á­
quinas costcsas com o las que se encuentran e n la s fáb ricas
textiles m odernas, y de la s cuales u n a sola m u je r con trola
cu atro o cinco.
S i el com pañero Prudhom m eaux tra b a ja s e según el m é­
todo o el espíritu propio de la indagación que llev a a la
ciencia, n o h ab ría escrito sobre B ak u n ín esta afirm ación
que renu ncio a calificar: «E l bolchevism o le debe su
triu n fo, e l anarquism o, sus d errotas» (2 ), n i pronunciado
sobre é l ju icio s pejorativos, o hablado de su «tem pera­
m ento de m u jer», a trueque de enm endarse a l fin al afir­
m ando que B aku n ín e ra e l padre de la C om una y de la
P rim e ra In tern acio n al, Porque h ab ría empezado por estu­
d iar a B ak u n ín , su pensam iento, su actividad. P or in fo r­
m arse y querer Inforniarse an tes d e pronunciarse.
S i el com pañero Prudhom m eaux hubiese estudiado a
Proudhon y K ropotkin, n o h ab ría tam poco escrito sobre
ellcs en fo rm a ta n apresurada y ta n in exacta com o lo hizo
sobre B ak u n ín . Ni afirm arla, com o lo hizo e n u n a ch arla
en el Grupo d e «L e R éveíl», de G inebra, que e n la socie­
dad anarqu ista no h ab ría ferrocarriles, el fetrocarrU no
siendo anarqu ista porque debe llegar y p artir a horario
fijo . Cada uno, según parece, ten d ría sus medios de tran s­
p orte individuales, u n autom óvil s in duda. P ero Prudhom ­
m eaux n o piensa que p ara con struir ta n g ran núm ero de
autos h a ce fa lta u n a organización técn ica, laboratorios y
fá b rica s cuyo u tilla je no puede pertenecer individualm ente
a los trab ajad o res.
S i Prudhom m eaux hubiese estudiado el uensam lento
anarquista, y lo que la h isto ria enseña con respecto a l
Estado, n o h a b ría escrito en «LTTnlque» de sep tiem bre de
1961. fti com entar u n folleto m ío con tra e l comxinismo de
E stado;
«E n lo que se refiere a la existen cia d el Estado, n o cons­
tituye, en fin de cuentas, riño un a rb itra je im puesto por
la civilización m oderna a los con flictos e n tre el absolutis­
m o trib a l y la libertad individual, a expensas de uno y
otra, pero con tend encia siem pre m ás acen tu ad a a favo­
recer a l primero.»
E l E s ado creado p e r l a civilización m oderna, es el colmo
d e los colm os. Y se com prenderá que Prudhom m eaux no
h ay a nu nca, a p esar de que se lo haya pedido, dem ostrado
el valor de su tesis. Lo espero todavía.
E n fin , sim ple d etalle : si Prudhom m eaux. que se h a
vuelto «m alatestlano» hubiese le do y estudiado a M ala-
testa, no pretenderla, com o lo hizo recientem ente e n «Dé-
fen se de m o m rn e », que M alatesta e ra partid ario de las
d octrin as flsio cráticas (e ind irectam ente de la pequeña
propiedad individual), agregando que M a late sta pensaba
asi porque te n ia u n a «fin a psicología d e médico». S a b rá
que M a late sta d ejó sus estudios de m ed icina a los dieci­
sie te afios, y que h ab ía, entonces, asistid o a m ás reunl<mes
p o líticas que a clases universitarias.
B u scar, Inform arse con método es siem pre ú til cuando
se quiere pensar, h ablar, escribir seriam ente. No hacerlo
es c a e r en la ocurrencia y la Irresponsabilidad.
• • •
Y o n o soy hom bre de cien cia p ero lo que h e aprendido
m e h a enseñado que en tre loe que tr a ta n de un problema
profundizándolo sólo e n form a v erbal — m étodo escolás­
tico — y los que lo tr a ta n profundizándolo m ed iante el
estudio directo, el an álisis «de hecho», la disección verda­
dera. son estos úlUmos los que nos h a n enseñado y m ejor
nos enseñan a conocer la verdad — o a acercarnos a ella.
A p esar de sus errores, la s cien cias están m ás e n lo cierto
que las creen cias, las religiones, la fe o la superstición. Y
(3) «D éfense de l’Homm e», avrll d e 1953.
Ayuntamiento de Madrid
lo s hom bres no tien en o tra a lte rrfitlv a que lo prim ero ó
lo segundo. O la ignorancia pretenciosa.
T.ffi» ciencias h a n sido apUcádas a la sociología por
Proudhon, B aku nín, K ropotkin, E liseo R eclu s. T arríd a del
M árm ol, R icard o M ella, Cornellssen, y según sus aptitu­
des, por Seb astián P au re, P letro G ori, Anselmo Lorenzo,
Ju a n G rave, C h erkessoíí e n tre los m ás conocidos de nues­
tro s escritores. E l m ism o M a la te sta acudió a la ciencia
económ ica en sus prim eros escritos, y su folleto m agni­
fico, «La A narquía», expone conceptos n etam en te kropot-
kinianos.
S i hubiéram os, pues, de elim in ar a los pensadores o los
escritos basados en el conocim iento o los conocim ientos
de ca rá cte r científico, siem pre perfectibles como lo es la
m ism a ciencia, sólo quedaría del anarquism o desde ei punto
de v ista in telectu al, literatu ra teorizante, m etafísica o
casu ística. M a l que te pese a l com pañero Prudhom m eaux,
la cien cia y el anarquism o n o podrán n egar esta base sin
derrum barse.
E n cuanto a ’B ak u n in , es desconocerlo todo de su per­
sonalidad intelectual, de sus escritos, d e su pensam iento,
d e su acció n h istó rica creer que h a podido, en m encs de
seis años, crear nu estro m ovim iento in tern acion al con el
solo concurso de su esp íritu y de su voluntad. E l m enor
sentido com ún dice que este estudio prodigioso no h ab ría
sido conseguido s iñ un m étodo de tra b a jo , de organización,
sin directivas que Incluso h a dado a los otros, que se en­
cu en tran e n sus escritos, sus polém icas sobre la P rim era
In tern acio n al, su s c a rta s a los m ilita n tes de España, Ita ­
lia, FYancia y otros países. Nadie, h a s ta ahora, h a, entre
noostros, expuesto con ta n ta claridad y ta n ta amplitud
lo que deb.a ser la obra constructiva, organizadora, edu­
cacional, y de preparación revolucionarla en el orden ad-
m inlrtrativ o nacion al o In tern acion al. Todo lo que se
en cu en tra e n él a este respecto prueba acabadam en te que
la cien cia de la organización no lo e ra m ás desconocida
que la de la sociología. D ispuesto estoy a discutir sobre
este ptm to, textos e n m ano, con A ndré Prunler.
No se conoce a l universo razonando sobre él. n o se co­
noce la evolución de ¡a vid a e n la tie rra , ia aparición y
el desenvolvimiento de la s especies, la aparición, la cons­
titu ción. la evolución de la s sociedades razonando sobre
ellas según la inspiración del m om ento y los caprichos de
la loca de la casa, sino estudiando los hechos sin des-
canfo, sondeando el pasado, analizando el presente, acu­
m ulando m ateriales, documentos, cifra s, testim onios, estu­
dios, agrupando, clasificando, controlando o comparando
los detalles, estableciendo sín tesis basadas e n u n a m ulti­
tud de búsquedas e inveetigaciones.
A ntes que M arx, Proudhon h ab ia hecho un an álisis de'
cap ital, y. cifra s en m ano, m ostrado la s contradlceloneí
de u n a sociedad dividida e n clases. S e equivocó sobre as­
pectos secundarios, pero lo esen cial de su an álisis era
Justo. Y lo sigue siendo.
Proudhon, después B ak u n in y K ro p o tk 'n , especialm ente
e l prim ero y e l tercero, u n o desde el punto de v ista de 1»
ju sticia y la econom ía social, el otro desde el punto de
v ista sociológico y hum ano, h a n hecho u n a c rítica clentl'
fica del Estado, por e sta r basadas en e l estudio v el cono-
cim iento profundo de los hechos generales, dom inantes e
Irrefutables. Y sin negar el problem a m oral (Proudhoñ
a ta ca b a tam bién a l E stad o desde el punto de v ista de »
dignidad p é rscn al), ¿por qué no podríamos, com o Bakunín.
recu rrir a l estudio de la historia, a l HECHO de la huma*
nidad oprimida, ap lastad a, expío’ ad a, sacrificad a por «
E stad o desde h ace m ilenios? ¿P o r qué no tendríam os »
derecho de utilizar estos argum entos, estos estudios qú*
 CENIT
1513
ju stifican con los HECH OS universales y eternos en la
nredlda h u m ana de la eternidad, nu estra posición m oral? u n a pereza general que engendra un retroceso tam bién
trl pcslción m oral de u n a re acció n con- é r ít a ^ Y ^ i n « ''"'« n ta rism o » tiene mayor
tra HOCHOj» que nos ind ignan’ *°® m ilitan tes m ás
to flX 'Ji ^ de conocim ien-
que nos b n n d an todas la s ciencias, ¿por qué no oue-
^ dialéc ic a ve?ba^
^ ^ d ialéctica y la com plejidad de
Í f o Í oué "hpm T eí derecho de hacerlo? v tZ extensam ente sobre este tem a si no
razo L m L í f T h-opezar con el modo to ta lita rio de viese, si n o supiese - otros lo saben y lo ven S i é n -
r a z o n ^ e n t o . el c n te rlo un ilateral. la censura del comna que a l rech azar la ciencia, las ciencias, y el ejem n 'o oue
ncM dan del estudio m etódico, sistem ático, ta n completo
« p o s tífr "^ 'u e n c ta en nu estro m ovim iento, sólo un S m o S n ? o ® '“ ° PMlhle, se m ata In 'e le c tu a to e n tó
üóTde socialista tiene Im portancia... a condi-
Clon de fa lsifica r su pensam iento? ( i) , m a ta r S ^ n ta S Z e X . ■ h^telectualm ente, es
o posición de ca rá cte r filosófico, espiritual Le» pueblos europeos y occidentales no viven int=1ectitoi
l C onstituye u n H EC H C en tre o ros y que cuenta
UdaH , hum anidad, lo m ism o que la esteri-
S o £ ;y ,? “ r f t , " ' ™ ' ■■ ■=“» » t r o p í . f ’o
arrolló T t regiones tem pladas en el des-
c W o la n o aparición de la s civiliza-
S í movím lenro características, es an u ’arnos. Y
Nadie reivindica m ás enérgicam ente que yo, co n tra el S c S i í v ríe S S d í -“ 7
h ^ ó ^ n r f “ ^1 ' ‘i ? ?!J° histórico - e n realidad economismo
íu lu ch a 7 f destino en
u lu ch a co n tra e l am biente n atu ral, co n tra el universo si
^ p r e c i t o , y la elección de su s p ro b o s fines
ción da L f P ero precisam ente, en la realiza- y “ ® profundidad Ueva a 1a L n e t a '
m ente elP^dn ''Oluntarla. consciente. Intellgente-
de m intoufpn c
la j ■
participación
ciencia, obra de la Inteligencia de iS tos e im rb a l'o », yo' n"o -te n-ia- a l escribirlos ni ta l I n E ó n
^ ^o\nnU á, es instrum ento a l iS p tÍo

S 5 L S „ “ £ ri,.-;;. “*
h i S ‘f l n Í / T í ? ‘ problem a com o e n .to d a s la s cosas
la ^ n rc ^ ’ f cuestión de proporciones. Todas ^ ^ Q u e se im pone a todo hom bre responsable, por ocu-
S n espiritualistas, Incluso las reUgiosas, lo r­ D ?8 posibilidades económ icas
ias t é c n f I hum anidad. P ero tam bién todas tL T P "'"® *' ' " 8 " suelo V del suta
avnA f. ciencias, los slstem as.fllosóflcos gnósticos
S w y Y cad a cu al tien e “ h1’ pobta'clón (H H ? m Í " ' i a ° S a ’
de ü e n c
dtica ^ i , a
de p referir ta l o cu al gradó
®®P‘H‘ ualidad, de p referen cia m ate rialista o
aSu lid n ^ '^ -i^ ^'^rirSSL\L7TÍ:t
ai^ icu ltu ra, de la s producciones diversas, de los rendí
'h te r p e n e tr Ín ." “ * ’ «> com pletan e

U ‘"sP flcle n cia de la cien cia y S e s “v T ' T X ' Z ® ® « d a d . de tas f m Ü l '

'es ta volunto i psicológicos, e n tre los cua- lím ltL L **P °H acio n es, de tas posibilidades y de les
ho paro Í n 7 ■ ’ ^ “ ayorla de la s veces, p re'ex to s
enriquecerse esplritualm ente, sino p ara Ju stificar
^ l i S í l T r —
Ij^akif^de^^m dré í ^ n t o ? “’ n Prudhom m eaux, con
"•ero 71 8 « n f « D d f e n s e de l’Homme», nú-
D h y s i'o ^ a u lf? '®54, e n s u a rticu lo : «Volontarism e
d id ones com unalistas. en la paicologa e S l f y ¿ w
^ M atatesta te n ía u n a intul-
'^izflrirv ^ 5 ^ ^ — en su calidad de m édico fam l-
^'ea exDPHm^n'^T”’ 2 2® ^ '®® '"cerU d u m b res de la prác-
fll — deb^ ser su£titu.d& por nosotroA a 1a«
= iL — ^

y ® ' « «enera’^ ^ c S j ^ p i ^ e i S ? impuesto en m i, encadenándose lie-

®'ases lo» origen del mundo, la evolución, la lu ch a de
? ^ y o mumo“ Ó f
*Odos T i 7 i
eelecólóii n a tS r fl!
'®y ‘'e la especie, el cad a uno n ara
r k ™ s
1, ^or tan to ^ ü n ^ i H h ^ abstracciones»,
" s m a d fis ^ ’ Prudhom m eaux, las «abstracciones»
S"W sm o fib e íta íto
Sí"hnado8 <5ro
’i “ I.®'®®®®' Prtnclpio del co-
?® conceptos parecidos deben ser — ?í pS A r í í H
?®hsanta e/sk e o n tw la n atu ral inquietud de todo ser la Im aginad ón puede a veces anticiparse a la cien cia (es
^ % c ito del hom bre o los p r ^ ^ de
¿ 'a tie rra ' ta n ^ n n v n ® propiedad individual
*oo“ r A r p ‘L%” ? ‘ S s o “ ¿ “ s
s s f í . ‘ p T .„ r * “ ' ’■ .T , “

Ayuntamiento de Madrid
 C E N I T
1514
i e s e - i C
U n a GUERRITA ESPAÑOLA
(Condurión.)
Am ador d e los R íos en su «Estudio sobre los ju tlo s en
E spañ a» y refiriéndose a Ju d as M acabeo, le lla m a ^udiU o
«experto y valeroso» e n la página 59. Com párese esta irase
con la dedicada a P rim , de quien dice W o C astillo que era
«cuanto experto, valeroso» en los versos que copiam os. Pío
C astillo, adalid del catolicism o, in je r ta su patriotism o en
Israel. No h a y m an era de atar cabos con los patriotas.
Calvo Asensio y otros p arlam en tarlos tam bién ard -an como
españoles de C a n ta ta .
Estuvieron en la gu erra com o cro n istas oficiosos Carlos
N avarro Rodrigo y G asp ar Núñez de A rce, a l servicio, como
A larcón, de los generales. Y cu enta Azorln que a l despe­
d irse de O ’DonnelI porque regresaban a M adrid les d ijo
L u cena (O ’D o n n e lI);
—Q ue m e envíen soldados y raciones, que yo le s enviare
m u ch a gloria p a ra la p atria. S i m e pierdo, que m e busqurai
e n el desierto d e S ah ara.
G u erra sin raciones, com o siempre.
L a versión oficial de la paz tuvo m uchos voceros. Según
éstos h ab ía sido im puesta por In g late rra v ietorlana, no
bien avenlaa c o n e l establecim iento de E sp añ a en nuevas
posiciones que podran utilizarse p a ra la conquista de T á n ­
ger, ciudad considerada com o a rrab al de G ib ra lta r por el
F o relg n O líice.
E s evidente que la especie desfavorable p a ra In g laterra
l l ^ ó a ten er estado h a sta e n coplas pc^ ulares com o éstas,
que recuerdan h ab er oído los viejos de A ragón;
e n foUetos com o «Por la Anarquía» reaccio nab a, exaspe­
rado, R icardo M ella, y a veces el m ism o M alatesta.
• « •
T a l es el problem a de fondo. O hacem os literatu ra
seudo-intelectual, que esteriliza e l pensam iento, y por con­
siguiente la acción, o trab ajam o s con el m étodo aue ttm
poderosam ente h a ayudado a elevarse a llá donde h a
sido aplicado. Y cuando escribo esto no olvido las oblec-
cienes que yo mismo form ulo con tra los fan ático s de la
cien cia en lo que a l problem a m oral se refiere. B a sta n te
h e escrito a ! respecto p a ra que m i pensam iento no d eje
lu g ar a dudas. _ .
E n cu anto a m i, m e he pronunciado h a ce t'em po. In d e­
pendientem ente del ejem p ’o dado por el m étodo oue h a
perm l ido a la s colectividades h u m an as m ás evolucionadas
adquirir un con ju n to de conocim ientos sin los cuales esta­
ríam os au n sumidos en la b arb arie prim itiva, con todos
sus aspectos m orales, in telectu ales y m ateriales, sigo el
rumbo que m ás h a contribuido a l progreso hu m ano en este
trip le dominio. Sigo el ejem plo, en tre todos fecundo, de
Froudhon, B aku nln , Elíseo Reclus, K rop o tk n . M ella. T a -
rrld a del M árm ol, de cuantos h an fundado al anarquism o
socialista. D e los que n o despreciaban la ciencia, las cien­
cias es decir, e l conocim iento, los conocim ientos, y que
n o s ’ h a n abierto tan to s horizontea y enseñado la utilidad
de ta n ta s disciplinas in telectuales h a c ia los cuales v con
la s cuales e! anarquism o debe progresar de continuo ^ no
quiere perecer.
O asfon LE V A L
Ayuntamiento de Madrid
6 c
Al cam po del m oro iré
Y m e pondré por delante.
Que las balas del inglés
No le toquen a m i am ante.
E l inglés le dijo a l moro
Que le diera los cañones
Y el moro le contestó:
L os tien en ios españoles.
E l escrito r fra n cé s R o u a r ^ d e C ar confirm a el veto b ri­
tán ico con tra EBpaña en la página 89 de su obra «R ela-
tlon s en tre l’Fspagne et le M aroc», añadiendo que el tra ­
tad o de paz de T á l l e r (1844) en tre F ra n c ia y M arruecos
h ab ia sido impuesto por el F o relgn O ffice. F l cual perm a­
n e c í callado. S u em bajad or e n M adrid no sacó los trapos
a relu cir e n el b alcó n con motivo de la s supuestas victo­
rias óe C ’Donnell.
U na m usa servil repetía estos versos en las rom ánticas
veladas españolas;
Allá en S l n r a Bullones
U na m orita Toraba
Porque se quería ir
Con e i general 2íabala.
Y o no quiero a lo s mDritos
¡Z u rra m atraca!
Que llevan jaique.
L as babuchas e n chancleta
¡Z u rra m atraca!
Y la pierna a l aire.
A l principio de la guerra, por la s calles de 'Barcelona
se ca n ta b a u n sonsonete españoUsta en ca ta lá n de arre­
m etida;
Al A frica minyons
A m a ta r moros, a m atar moros
A l A frica minyons...
E l propio O’DonnelI Inspiró la s no tas oficiales sobre ^
tratad o de paz. L a s inspiró a cro n istas adictos p a ra qu«
éstos fu eran resonadores. L a guerra h a b í sido u n d e s a í
tre de organización. Surgieron epidem ias graves y cou*
tratiem pos m al atenuados con despilfarros. E n algún»
ocasión, los In fan te s h ab ían tenido que form ar el cu ao i*
L a Intend en cia es u n a c a t e g o r í positivista, m ucho m »
positivista que los calderos d e flo ja m en estra que se
v í n . L os tem porales m in ab an la salud de los sold ad »
llevados a A frica e n época de cielo ceñudo. E l agua dil»
v ial d esaparecía rápid am ente cuando no se en ch arca!»
L os cam pam entos eran barrizales y la lim pieza u n a f ^
tasia. L as cam isas hicieron la guerra s in ser pasadas P "
agua, com o e ra n pasados los reclutas.
L a versión c.e la paz era u n a carga con tra los in g l » »
A larcón m ás que nadie la dió encubierta e n letras »
molde. Oon m anos libres p a ra desm entirla después de d
ta rla a l periodismo servicial, especie de zanguanete
alabarderos y a u n p ara azuzar a los dragones t e « l ^
con tra el plum 'iero, desautorizando a éste si r e c l a n ^
In g laterra. No e ra muy gallardo p ara (YO onndl e n d ^
u n a explicación am afiada. Lo cierto es que la m o ri» '
«etuvo a punto de g an ar sobre todo con la s cargas
cabaUería del cab ecilla B e n Abó, cortacabezas y
 CENIT
1515
j u m a d o . L a con tin uación de la gu erra e ra u n que-
^ n t o con la s tropas diezm adas y desm oralizadas. Todo Como e l e jé rc ito español estaba postrado por la s fiebres
M taba e n c o n r a del general, h asta la s nubes, la peste y los generales se entend 'an m al en tre ellos, los m oros se
aprovechaban de las disidencias de unos entorchados con
- r . ^ Y o M artí íu é obligado o tros y de la disidencia m ortal de F sp añ a con la Sanidad,
L f ■? «Cuando llueve en el L a paz rué retirad a prudente p ara n o exponerse a un
rere C Ja rsi-co rre n rápid os to rren tes y
cataclism o, que hu biera sido muy p aten te e n c o n t r a je
re.. , tostan tes m ás cantid ad de
con 1 ^ éxitos fran ceses e n Argelia dominada y a de hecho
V i d urante sem anas sedientas
y m eses deresperantess. S equía o agua diluvial a im O T ^ n n ell d escen d a de irlandeses, que h ab ían a b a n ­
escenario asi llegaban los espafioles f c o n S S ' t t c k - donado su país perseguidos por el íron talism o anglicano
y patriótico. S e reg o cijab a culpando a los adversarios de
^ ^ re lx m o m e n to -cu e n ta A lar- su raza y de su relig ió n : los ingleses. T e n 'a fren te a él
c ó n -p a s ó a l cam pam ento español un m oro s in arm as.
un conglomCTado im ponente: los ii^ leses, el ca ta lá n Prlm

¡T en íam os u n m oro leal-

iM judíos la s epidem ias, 25.000 cam isas s in lavar los
¿ n tr ís i ^ »« ^ “ ®"^,.^?®®” ‘;adenados, la escasez d e víveres, el diluvio,
^ l o e n últim o térm ino ap arecían los moros, capaces de
le h a ce rse con aliados ta n decisivos com o las consabidas
de"?re”ifrere sospechar J ü los dioses se preocupan
gloria re *?• cam isas lim pias, nevadas y desiertos? La a fe c 'a b a n gran cosa a los
freirfTrf sareacenos. Convente, pues, em b arcar a los
de mrere H ^ «as obras s o l d a o s p ara España, E l aguardiente no bastaba. E ra un
en w t ®« «M anual del oficial
no «^of S eraf-n E . Calderón (M adrid, 1844) aure nrr?nhre V «a ««amarada se e x tin -
gue prirnto- H abia que aprovechar la victoria—am bigua—
«streretif “«“ C ‘»s aguaceros p er- de W ad R a s y Uquloar aquella gu errlta que paree®
que nr^. ®®'‘ desrruotlvos que e l enemigo. Lo
Ideada p ara aupar a P rlm y ago tar los repuestos de qui­
de rena t c'^^^'ces era el aguardiente, sin necesidad n in a cuando habia. uc qui
•«e cT ícu lir c'-denanzas. ¿Q uién es capaz
tV-o) tiatallas que ganó com o revulsivo p atrió - Los cronistas áulicos m ás notorios de la época se ole­
PerdiA) ? calcu lar las b a ta lla s que a r o n a k versión oficial de la paz. E l m arqués de MoUns
a Ser 1 ® “«s aguardiente, que viene desentonó sus ripios h ab itu ales con ripios nuevos, ca n ­
Pteriai rtre^! to g e n o a ¿Q u ién puede n egar que la s t a d o la gloria a frica n a por agua, MoUns n o fa lta b a en
ranm?. «stán encerrad as en u n frasco ? ningún sarao, e n ninguna pantom lna. e n ningún e n Ierro.
«es ire n u estras guerras d ln á s ic a s y colonia-
es sab ían p erfectam ente. L a H istoria verdadera no A larcón, autor de páginas estim ables,
una d e las plum as m ejo r cortadas de Erpafia, escribió su
tanto desprendim iento de se rv id u m b re s-
c o n l o o libro sobre la gu erra p ara d em ostrar que no ae
trabaio alcohol como de otro signo—cuando el Individuo
puede averiguar nad a de ella leyendo aquel m isal de re­
“>‘^ 0 a i * ^ ®.ü y Prescinde del v e r t í a con los generales. S e publicó en 1861 Profusión
« ta y o r-? l t " J: ‘m porta—p -e v rn ta R o - P - s - oue la
de toscos grabados, algunos de calidad. S e h a dicho que
P r t^ m L ^ x r e propósl o s de reyes y
to e e l prlnier rep o rtaje español de estilo periodtetico S i
*« Un '' ® «'O'^ipras al. revés. E s como
Frerta’J l r e ma-nera del sucesor de A larcón.
a n í ^ e d l d e s '’» Petáis M ancheta, siem pre e n tre generales y reyes. Loa c a -
balio# v an por fuerza con los generales. E l periodista de

Ayuntamiento de Madrid
1516 CENIT
lUón p atrió tico n o parece sino que d esearla p restarse a
s e r m on u ra del gen eral s i los caballos pudieran escapar
d el escuadrón. V íctor B alag u er. ya hem os visto que era
tm belicoso d e a ta r. Los únicos cron istas veraces de la
guerra, e ra n loe soldados rasos que la h ab ían padecido,
pero a estos desdichados reclu tas nadie les h a c ia caso.
L os españoles oficiosos se aten ían a las notas oficiosas
y com entaban e l resultado m ediocre de la gu erra expli­
cad a de m an era ta n con fu sa que p re fe rían plegarse a
la no ta oficiosa guiñando el o jo izquierdo aunque sin
saber lo que h ab la en el guiño. L a s conversaciones eran
am enizadas con guiños. M anera de p asar por enterado
d etrás de u n burladero, ta n español com o e l guiño. E l
su jeto ao 'lvo que gu iña n o sabe por qué, pero el guiño le
califica d e entrad o s in estarlo, como tam poco lo e stá el
d ia lc ^ n t e . E l cru ce de guiños h a sido oposición c ssi
ú n ica a l gobernante y sostén Im pertérrito del casticism o.
L a con fesión fra n ca de la s propias culpas y no el guiño
com o in stitu ció n nacion al ten d ría que s e r prólogo de es­
carm ien to a seguir cam inos seguros. P refieren p asar la
vida por U beda y sus cerros buscando como d etectives el
p arad ero del enem igo oculto. A veces este enem igo oculto
e s u n a abstracción . Como tien e form as poco visibles, se
escurre. O b ien e l enemigo oculto e stá agazapado dentro
del español. Y a lo d ijo B re tó n d e los H erreros e n su
obra «U n enem igo oculto», cuyo protagonista re c ita este
fórm ula p e rfe cta , feliz invención com o pocas. P od ría subs­
titu ir a la m arch a re a l y a l him no de R iego. E s u n a con ­
densación de españolería picaresca:
A todo e l mundo pMdooo.
Sólo a m i enem igo oculto
L e rom pería el bautism o,
P ero com o soy yo mismo,
M e com pr^ido e n e l indulto.
E stos ind ultos constituyen la H istoria de E spaña. En
1860, e l espolón histórico m an ejad o por O’D onnelI apun­
ta b a « a la pérfida Alblón». L a perfidia de O D o n n ell se­
guram ente e ra p are ja del colonialism o britán ico, muy
V e n g a de un solo in d iv id u o , venga d e une c o le c tiv id a d , la tira n ía es tiran ía.
Después de los bárbaros q ue h irieron con la espada, vienen los hom bres cu tos q ue desean civilizar
con la plum a.
A c ie rto s felinos no se les arranca la presa sin arrancar*es los dientes.
T odo g o b ie rn o es m alo y to d a le y entraña tira n ía .
Ayuntamiento de Madrid
despierto a la sazón y nad a am igo de que los españoles
fu e ra n a T áng er. P ero el propio O’DonnelI disculpa a
Ii^ la te r r a en el caso de A frica, com o vam os a ver.
E l ejé rcito eepafiol h a b la ido a M arruecos a s e r alba-
c ea de Isab el la C atólica. E n su testam en to dispuso de
A frica como nosotros podríam os disponer ahora mismo
ó e l H im alaya o de la cated ral d e Estrasburgo. T ra s los
volu ntarios catalan e s y las tro p as de reclu tam iento forzoso,
h a b íD llegado b astan te m ás tard e a M arruecos los gudarls
o chapelgorrls vascos con sus boinas color to m ate, así
com o los catalan es llevaban b a rre tin a s ro ja s que paree'an
gruesos pim ientos. S in duda todos estos com batientes en -
trom etldos estab an destinados a enard ecer el patriotism o
del e jé rc ito regular, e n el que te n ía poca confianza el es­
pañolism o d e capirote. ¿No resulta curioso que catalanes
y vascos fu eran m ás españoles que otros peninsulares?
— o—
L a v erdón feh acien te del fln de la gu erra queda en un
libro de m em orias cuya autora, M a r'a V iñals, m arquera de
Ayerbe, no puede s e r recusable. Veam os e l fragm ento m ás
elocuente de aquellas «M em orias» e n la rev ista m adrileña
«C rónica» d d 17 de febrero de 1935: «E l fin a l de la guerra
de A.fricB de 1859-60 fu é u n a de la s am argu ras e n la vida
del gen eral O D onn ell. Cuando éate regresó de a llá , m i tío,
el m arqués de la Vega de A rm ijo, e n la Intim idad de la
casa le preguntó apesadum brado;
—Leopoldo, ¿cóm o h a podido usted ced er a n te las Impo­
siciones d e In glaterra?
Ju g an d o d istra'd am ente el gen eral c o n unas m edallas
bend itas que pendientes de u n a cad en ita de oro le había
puesto e n el cuello la re in a Isa b e l p ara que le preservara
d e todo peligro, respondió con los ojos llenos de lágrim as:
—No h a sido In g late rra. E l e jé rc ito e sta b a cansado y
s in m oral. Cuando llegué a A frica, los oficiales me salu­
daron tiran d o por el aire los gorros y gritan d o: «¡V iva
la pasi»
F elipe A L A IZ
G O N Z A L E Z PRADA.
 CENIT
1517

R imismo, IOS llllElECIIIIllES»a coinransmo

•N e s ta s p á g in a s te n e m o s q u e c o n c r e ta r
la s v e rd a d e s im p u e sta s p o r la s r e a li­ m í" I in te le c tu a le s e s, e n e se n c ia ,
d ades s o c ia le s d e la h u m a n id a d y p o r m o r a l lib r e , f r a t e r n a l, c o n fia d a e n l a v o lu n ta d de
a s a s p ir a c io n e s ta n r e a le s , e lla s ta m ­ lib e r ta d y fr a te r n id a d de lo s p u eb lo s y d e los in d iv i-
b ién , d el e sp íritu . L a c o n c lu s ió n que c ‘ ".Ic c c tu a l re a liz a , p o r la p r á c tic a del h u m a -
e x ig e u n a a p lic a c ió n In m e d ia ta y c o n ­ 7 7 h m le g r a l, e s e tip o h u m a n o (p o r e n c im a d el
tin u a d a es e s ta ; ¡ Q i é los in te le c tu a le s «h o m b re m ed ian o » de K a n t) ; e se h o m b r e e n q u ien
s e a n , a n te todo, lo s h im a n iz a d o re sl to ® p e rs p e c tiv a s y la s to rm e n ta s do
Q ue s e h u m a n ic e n , p r im e r o , ello s 7 7 ’ '^ÜYOs ra y o s, com o la s de u n f a r o , p en e-
m ism o s, p a r a e s ta r e n c o n d ic io n e s de hfirto t o « t 'K ” ° m is te r io s , g u ia n d o la s n a v e s
h a c ia la s r ib e r a s d e la s a lv a c ió n .
loa nuphinu « d e s a r r o lla r l a c o n c ie n c ia h u m a n a e n
zop.-ón s u p e rio r e s. de h ech o , u n a a rm o n f-
aup ?.i® e l o rd e n c a p ita lis ta y z a c ón de lo s c o n tr a r io s n a tu r a le s : la m a t e r ia y el
en ip o b lig a d o s a g u e r r e a r f¡y a lo h e m o s v isto !)
Ippt.fpi p ¿ la m a d a s o c ia lis ta o c o m u n is ta . L o s in le - 7 7 7 re c o n o c e n su s v in e ila c io n e s In h e re n te s y .
d esde la s re a lid a d e s te r r e s t r e s , el h o m b re se e lev a
-la d e to d e s p e r ta r e s t a c o - c i e n c i a h u m a n a
en fnripc so lid a rid a d , de la a y u d a m u tu a — r,® 7 ® . 7 ® ilim ita d a s p o sib ilid a d e s
to ff^p la s c a p a s s o c ia le s, en la m a y o r ía tr a b a ja d o r a b a p ra h u m a n a s... E l in te le c tu a l lib r e , v o lu n ta r io en
c u y o o p tim ism o de e sp e c ie se in je r t a s u p ro p io ópti-
H as ' " " “ bie. y h a s ta e n la s m in o :
m is m o de in d iv id u o c r e a d o r ; el h o m b e q u e p ie n s a
Ir a L to ^ p i® / p to d a v ía p o sib le p o r la a tr a íd o p o r lo s s e c r e to s de la v id a , p o r s u s b e lle z a s '
los e & n p i . H I s o c ia l. O ,e se e x tirp e n p o r s u s id e a le s, lu ch a n d o s ie m p re e n m ed io d e la
c is ie s p T in p 7 a ® Y c la s e s so-
M r Ifl’p rp p ! p 7 7 ’’ m is m o s donde se in c u b a n . A r r a n - Tas m fnf.ri Ic .h 'Jm a n id a d . a r r a s t r a ñ d o t r a s s í a
1 . de ju s tic ia , lib e r ta d y paz;
d f i« in to to ? ® - os d ecir, la s in c ita c io n e s e s te in te le c tu a l es e l h e rm a n o del h o m b re y . a la vez
del c o r a Jó n V a 1 T I c ie g a - el p r e c u r s o r re a liz a d o r de todo p ro g re s o . E l es rev o -
h n m 7 nn« . ^ I"® m u c h e d u m b re s que
h a s ta n u e s tro s d ías h a n sid o fo rz a d o s p o r s u s a m o s e m h iT IT ó 7 ®¿?1'®'P® c im p u ls a la le n ta
e v o lu c ió n de la m a y o ría . E s u n m e n s a je r o de! p o rv e-
i v e rd u g o s a g u e r r e a r e n n o m b r f de
poco^D rfvitoof^ H p e ro e n p ro v ech o d e los ,™ n té T r á g ic o a g o b ia d a s p o r el
in ip 7 p o‘Y 'le g ta d o s. E s t a es la p r im e r a t a r e a d e los
n tp ie ctu a le s lib r e s y h u m a n iz a d o re s ®® e s te v e rd a d e ro in te le c tu a l del
lie m o s d e m o stra d o o le e l h u m a n ita r is m o e s. desde s n ó i H o ^ f 1® ¡n 'e lc c t u a l p a r a s ita r io .
ín ip ip it P m l o s d e v is ta , la « d o ctrin a » n a t u r a l d e los 7 !, r p o d red u m b re f ís ic a y m o r a l de la s c a ­
n ie le c tu a le s ; q u e e l in d iv id u a lism o n o puede s e r es­ p a s p o lític o -so c ia le s lla m a d a s b u r g u e s a s , c a p ita lis ta s
to rbad o e n e l c o u ju n to p la n e ta r io , ta n v iv o y d iv e rso ® p a r á s ito in te le c tu a l a p ro v e c h a de
® títerlo riza to d a s s u l fu e rzas’ ' Z “ Chlfh'*® y de l a c iv iliz a c ió n , s in
c a m b io : é l d ig ie re c o n su c e r e b r o , del
"O rcarn sm o rf 7 ^ ® • t a mb i é n a l m is m o m od o q i e los e p icú re o s v u lg a r e s d ig ie re n ro n
v id u ó 7 a ®®P®®'®!! ® "y a s c é lu la s son lo s indi-
n a tu r a l de la r e a c c ió n , de toda
r nd^da nn to S‘ to rto n 7 v a le d e c ir , d e o p re s ió n y exp lo -
disM np p n r o i p rim o r d ia l de la n a tu r a le z a ,
racto n 7 a p K m a n a n tia le s m á s r ic o s d e in s p i­ ntotorh'í®! P f e ^ 'o s y lo s in d iv id u o s, e s te pseudo-
ra s « ,Jip 7 a 7 p e rs p e c tiv a s m á s a m p lia s y le ja - c o b a rd e y n e fa n d o m a lh e c h o r...
exióhPnito Q° e m b e lle c e r r e a lm e n te a l h o m b re y su R e ro i d em os a lo s E n c ic lo p e d ista s , a V o lta ir e a
pi-í ^ h e -h - S i la s a r l e s p u ed en a p a c ig u a r la s sa n - S r d e m 'o s i° i do la R e v o lu ció n fr a n c e s a .
Y P °'H ie o -so ci«Ie s, la s c ic n - «tT ? 7 ? fa la n g e de los in te le c tu a le s q u e h an
vot-a, H o fr e c e n a l h o m b re el a r m a firm e d e la p re p a ra d o la s re v o lu c io n e s e u ro p e a s d e 1848. K o o lv i­
d em o s a u n V íc to r H ugo, la n c o m p le jo , ta n g ig a n te v
fu r m s I f l ' T ’Z T ^ X " Y '* '! " " « d o m i L r l á l
'n r í = ® 8l«m idod es g e o ló g ica s, cu- s 7 g M ? e 7 7 ’a 7 ó ' Im m an n . Esto.s v e v o lu c o n a r lo s h an
'g h o m n í ^ v ¡a s n e b lin a s de la h flí? V » n -7 ,^ P o p re sió n y d e c a d e n cia . E llo s
® u pe'-slicio” e s, d el o b s c u r a n tis m o a h u m a n to fla f fh m h ién los id e a le s de
la n im a n id a d . L o s p equ eñ o s eq u ip o s de in te le c tu a le s
de los o r o k ®‘®mpre e s el «m étodo»
MeHtor,. P':® l® "den g o b e r n a r a los pueblos. q u e h a n re.sistid o d i r a n l c l a p rim e r a g u e r r a m u n d ia l
h a n p re p a ra d o los m o v im ie n to s p o r la paz y la «in d e:
«•‘‘P irítu a l p f ®‘ ®"fffl®0 y la id e a liz a c ió n
E ^ P lfllh ». r e a h ilita n d o i f L c i ó n de
f a ir s d e ’ to 7 , 7 7 ? •“ C u m bres m o- m le le c lu a lld a d . ta n triv io liz e d a , d e s p re c ia d a , o d ifa ­
hu m nn ito»- 7 • i ’ ®®'" ®®a p o s it'v n « re lig ió n
m a d a e n la s c o n tie n d a s s o c ia le s , p o lític a s v b é lic a s
’aa a m r 7 7 ^ " c i e r t a í in tu ic io n e s do d esde el p rin c ip io de n u e s tro s ig io ^ '
•■ealirtra ® r e lig io n e s . A rm o n iz a n d o to d as e s ta s
T o d o s e s to s in te le c tu a le s a c tu a r o n p o r el im n u lso
P ® rv o u a ii7 d ^ d ,-f to M ? p a r e c e r ía n a n ta g o n is ta s , la d e k ra z ó n , p ero la rn b ié n p o r e l d el L o r - p 7 r S o
lia Pito , 7 in te le c tu a l s e p r e c is a y s e d e s a rr o -
c°m o on ®* s e n sib ilid a d i o n de to so lid a rid a d h u m a n a s . E llo s n o h icie -
l o n c e la la z ó n u n a s o b e r a n ía a b s o lu ta . S a b e m o s
®ae P0d e r 7 7 7 i ó n e n to n c e s ten d rá c u á n p e lig ro so es i d o la tr a r a la ra z ó n . S i g r a c i a s a
al ae^metoni don d e p e rsu n ció n q u e se ñ a la
« m e ja n l e l a g r a n ru ta , q u e e s la de todos. f ü 7 o f f f l '7 7 v ? ™ R aicearles o S p in o z a e n
filo s o fía y é tic a , te n e m o s en so c io lo g ía - m e jo r d ich o

Ayuntamiento de Madrid
1518 CENIT
e n l a p r á c t ic a r e v o l'ic io n a r ia d e lo s in te le c tu a le s poli-
tico s — a un R o b e s p ie r r e y un S a in t-J u s t.
R o u ss e a u , e l In q u ie to id e a lista , V o lta ir e , t a n lúcido
y s a r c á s tic o , d e g e n e ra ro n e n io s r a c io n a lis ta s que
q u is ie ro n p la s m a r u n a socied ad n u e v a c o n e l v iv ie n te
m a t e r ia l h u m a n o , e n n o m b re de u n a id ea a b s tr a c ta .
E l t e r r o r , e l c r im e n fr ío , s is te m á tic o , p a r a s o s te n e r
d e te r m in a d o s p rin c ip io s p o lític o -so c ia le s o e n tid a d e s
s o b r e h u m a n a s , c o n v ir tie r o n a la R e v o lu c ió n en u n a
« fa ta lid a d » , e n u n a m a ld ic ió n p a r a todos y c a d a uno.
H oy, el c o n ce p to d el m a te r ia lis m o h is tó r ic o de
M a r x E n g e ls, y e l r a c io n a lis m o h u m a n is ta d e Ja u r é s
h a n lleg ad o a s e r p a r a m u ch o s in te le c tu a le s s o c ia ­
l is t a s o c o m u n is ta s u n d o g m a in fa lib le , u n a id e a ab so ­
lu t is ta . D e s n a tu ra liz a n d o , fa lsific a n d o lo s e le m e n to s
d el s o c ia lis m o o r ig in a r io seg ú n la s c o n tig e n c ia s polí­
tic a s , ello s h a n fo rm u la d o « n o rm a s» id e o ló g ica s,
« le y e s» a r h itr a r iu s , m old es g e o m é tric o s e n lo s c u a le s
q u ie r e n p r e n s a r lu re a lid a d v iv a d e lo s p u eb lo s, de ia
h u m a n id a d e n t e r a — s in te n e r e n c u e n ta la s c o n d i­
c io n e s e sp e c ia le s , é tic a s , c iltu r a le s y a u n e co n ó m ica s
de c a d a p a ís o de c a d a c a te g o r ía s o c ia l. E llo s c r e e n
q u e todos los p u eb lo s y tod as la s c la s e s s o c ia le s pu e­
d en s e r v i r co m o m a t e r ia l e x p e r im e n ta l p a r a s u dog­
m a , p a r a s u co m u n ism o id eológico... A sí, M a r x y J a u ­
r é s h a n d eg e n e ra d o e n L e n in . T r o ts k y y S ta lih ,,6 u e n o s
h e r m a n o s d e R o b e s p ie r r e y S a in t - J u s t. C om o ésto s
ú ltim o s e n n o m b re de l a « s a lv a c ió n p ú b lica » , los
n u e v o s s a lv a d o r e s y s u « p a rtid o ú n ico » s o n lo s id ola­
t r a s d e u n a id e a (que n o es s ie m p re la m is fn a ) en
n o m b re de l a c u a l in s titu y e n ln o p re s ió n to ta l del
E sta d o , o rg a n iz a n d o e l t e r r o r p e rm a n e n te , e l c r im e n
c o le c tiv o !— a u to m á tic o , a n ó n im o , ir r e s p o n s a b le —
c o n tr a los c o m p a ñ e ro s q u e « tr a ic io n a n l a p a t r ia p ro ­
l e ta r ia » s i se a p n i'ta n e n lo m á s m ín im o de lo q u e se
lla m a «la lín e a g e n e ra l» o d e o tro m odo...
¿ E s a c a so , e l c o m u n is m o u n re s.iU a d o n a t u r a l de la
e v o lu ció n b o ló g ic a . s o c ia l y e s p ir itu a l de la h u m a n i­
d ad? C o n sid e ra .id o s u c o iic e p c .ó n d o g m á tic a , a b s o lu ­
tis ta , y lo s m ed ios em p lead os e n s u a c c ió n p o lític a y
e n s u s re a liz a c io n e s p r á c tic a s , é l c o n stitu y e u n a s a n ­
g r ie n t a n e g a c ió n d el « o rg a n ism o de la h u m a n id a d » y
de l a le y .m iv e r s a l de lu c h a p o r la in d iv id u alid ad .
E l c o m u n is m o e s ta ta l e s a n lih u .iia n o p o rq u e n o tie n e
e n c u e n ta a i in d iv id u o , q u e es u n a c é lu la e n el o r g a ­
n ism o s o c ia l — p e ro que es ta m b ié n a u tó n o m o por
s u p e rs o n a lid a d , p o r l a s p o sib ilid ad es de s u d e s a rr o llo
in te le c tu a l, m o r a l y e sp iritu a l.
E l c o m u n ism o , in te g ra d o e n la m á q u in a in e x o ra b le
d el E sta d o , tieu d e a tr a n s fo r m a r a l h o m b re e n h o r ­
m ig a y la socied ad e n u n h o rm ig u e ro en e l c u a l la
e s p e c ia llz a c ió n d el I m b a jo lle g a a s e r a b s o lu ta , e s ­
tan d o el in d iv id u o o blig ad o a c u m p lir c ie r t a fu n ció n
m e c á n ic a , a u to n iá lic a . E n e l lu g a r de la s c la s e s a n t i­
g u a s de ia socied ad c a p ita lis ta , a p a r e c e n c la s e s n u e v a s
p o r lo q i e e r r ó n e a m e n te s e lla m a ln « d ic ta d u ra de la
m a y o ría )'. S a b e m o s q u e e s t a d ic ta d u ra es l a de o t r a
m i r o r í a d e g o b e r n a n te s , ap o y ad o s e n lo s m is m o s m e ­
d ios de o p re s ió n :la p o lic ía , e l o jé 'c it o . la b u r o c r a c ia .
E s ta m in o r ía lla m a d a c o m u n is ta e n vez d e c a p ita lis ta ,
e s im p e r ia lis t a e n el d oble s e n tid o ; in te r io r y e x t e ­
r io r , m a n te n ié ’'d o s c e n ei pod er m e d ia n te Ja s m is m a s
a r m a s ; le In to le r a n c ia d o g m á tic a y la fu e r z a h o m i-
r d a, a p lic a d a s s o b re los m ism o s p le b lo s q u e — en
R u s ia , por e je m p lo — tu v ie ro n que s o p o r ta r ta m b ié n
la o p re sió n z a r is t a . L o s In te le c tu a le s , e n g lo b a d o s s in
d is c e r n im ie n to e n el cam p o e n e m ig o d e los « b u rg u e ­
ses», s i no s o n a n iq u ila d o s todos d esd e e l p rin c ip io ,
e s t á n p a ra liz a d o s e n s u a c tiv id a d c u ltu r a l, c ie n tín c a ,
a r t ís t ic a , é tic a , e tc . P o r q u e n o p u ed e n n e g a r s u p ro ­
p ia p e rso n a lid a d y r e n u n c ia r a la s a s p ir a c io n e s n a tu ­
r a le s , a la v ez o r g á n ic a s y e s p ir itu a le s d e la h u m a ­
Ayuntamiento de Madrid
n id ad , e llo s so n tr a ta d o s com o « e n e m ig o s d cl pu eblo»,
p e rs e g u id o s p o r lodos lo s m ed io s, a s e s in a d o s f in a l­
m e n te p o r lo s v erd u g o s p o lític o s e n n o m b re d e la
« ju s tic ia d el pu eblo». D el p u eb lo , q u e s ie m p re e s la
p r im e r a v íc tim a de e s a s r e v o U c l o 'e s frx stn d n s , de
eso s «golpes de E stad o » re a liz a d o s p o r u n pu ñad o de
a v e n tu r e r o s te m e r a r io s , s c g lid os p o r id eólo go s fa n á ­
tico s, e n c u y a s b a n d e r a s e s lá ii in s c rip to s lo s le m a s
ta n p ro m e le d o re s com o en g añ o so s.
A qu í se p la n te a d e n i e v o e l p ro b le m a de la in te le c ­
tu alid ad . E l tip o p ro le ta rio , p ese a s i « m a y o ría » (m uy
r e la t iv a e n r e la c ió n a l r e s to d e l a p o b lació n ) n o puede
s e r co n sid e ra d o to d a v ía co m o e í tip o d efin itiv o del
h o m b re m e d ia n o ; p o r e l c o n tr a r io , e n el a c tu a l períod o
d e g u e r r a s y re v o lu c io n e s , de d ic í a d i r a s y E sta d o s
to ta lita r io s , e l « p ro le ta rio » e s c o n m u c h a fr e c u e n c ia
u n a m e z c la de p r im itiv is m o d isfra z a d o , de b e stia lid a d
p o lític a , d e té c n ic a e le m e n ta l y de f a ls a c u ltu r a , ru d i­
m e n t a r i a — fun did os todos e n u n a «id eo logía» p se ido-
s o c ia l a d o rn a d a , n o o b s ta n te , c o n la s gra\ des e tiq u e ­
ta s de lo s id e a le s h u m a n ita r io s . L a P r o le tc ilt u r a p ro ­
c la m a d a d esp u és de la R e v o lu c .ó n r u s a estu v o a n i­
m a d a , a l p rin c ip io , de to d a s la.s b le n a s in te n c io n e s
— p e ro c o m p le ta m e n te s u b o rd in a d a , e n lo s u c e siv o , a
la p o lític a de u n g o b ie rn o q u e se lla m a b a «coin tn ista »
s in s e r lo r e a lm e n te . E n c o n tra m o s e n l a R u s ia so v ié ­
t ic a e l e je m p lo q le c o n firm a lo q u e h<mo> eser.U i (en
o t r o estu dio) s o b re e l d e s a rr o llo de la ép o ca s o c ia lis ta ;
e lla e s tá a p e n a s e n s u s co m ien zo s, y y a se h a m a n i­
fe sta d o e ii s u s fo r m a s n e g a tiv a s , r e a c c io n a r ia s , ab so ­
lu tis ta s . P o r «p o p u lar» q u e s e a (¡tod o p o r el p u eblo y
p a r a el u e b l o ) e l c o m u n is m o im p le s to p o r m ed ios
e s ta ta le s n o es v e rd a d e ro s o c ia lis m o soñ ad o p o r su s
p r e c u r s o r e s ; él e s c o n t r a r io a l a h iin an id u d , p o rq u e
ig n o r a s u r e a lid a d v iv a , m ú ll'p le y d iv e rs a e n su s
m a n ife s ta c io n e s , o b s ta c u l zan d o p o r s is « n o rm a s»
d o g m á tic a s, p o r s u te r r o r is m o g ib e r n a m e n ta l, la s
a s p ir a c io n e s lib r e s y e s c la r e c id a s de lo s in d iv id u o s.
E l co m u n ism o (q u e n o es .sino u n c a p ita lis m o de E s ­
tad o) h a u tiliz a d o a l p ro le ta ria d o p a ra s u s fin es, com o
u n a m a s a de m a n io b r a , p re te n d ie n d o c o n s tr u ir u n a
so cie d a d s in c la s e s , es d e c ir, a n iq lila n d o la s c la se s
s o c ia le s a n tig u a s p a r a c r e a r c la s e s n u e v a s, p riv ile ­
g ia d a s u n a s , s o m e tid a s o tr a s . E n c i a 'i t o a lo s in lc -
le c tu a le s , e llo s te n ía n que e le g ir e n tr e la d e s a p a ric ió n
p o r el h a m b r e , el d e s tie r r o o e í a s e s in a to « le g a l» y el
.se rv ilism o v erg o n zo so , p e ro b ie n re c o m p e n sa d o , a n le
loa je f e s todopoderosos d el p a rtid o ll).
E s te c o m u n is m o de E s ta d o e s tá con d en ad o , p o r sus
v ic io s in te rn o s , o rg á n ic o s , a d e s a p a r e c e r a s i t irno ,
com o e l Ja c o b in is m o de lo s q u e p -o c in m a r o n la R e p ú ­
b lic a « u n a e in d iv isib le » y el pod er s ip r e m o de'
C o m ité c e n tr a l p o r la s a lv a c ió n d el p lehii». Kl ré g i­
m e n q u e rig e e n l a R u s ia s o v ié tic a h a e tra d o y a en
la fa s e de los co m p ro m iso s y a r r e g lo s c o n e l an tig u o
c a p ita lis m o , p ese a la « g u e r r a fr ía » y ta n ta s m a n ifc s-
ta c ló n e s e s p e c ta c u la r e s p o r la paz. la d e m o c r a c ia , la
lib e r ta d , l a ju s tic ia , e tc . ¿ Y q i é s ig -iific a n e l n a c 'o -
n a lis in o ' m ilita r iz a d o , e l c e n tr a lis m o e s ta ta l, e l c ilto
d e la p a tr ia p r o le ta r ia , e l im p e ria lis m o p o lítico del
c o m u n ism o ? T o d o s é sto s p ru e b a n q u e la m en talid ad
« b u rg u esa )' y c ie r t o s in s titu c io n e s c a p la lis ta s per*
m a n e c o n to d av ía, b a jo o t r a s fo r m a s y o tro s co lo -e s.
e n la U .R .S .S . Q u 'z á s (q u ien s a b e d csp lé s de qi®
d e r ru m b e s p ro v o cad o s p o r su p ro p ia g g a n ta n a siu
d esp u és d e tre m e n d a s g u e r r a s c iv ile s u o tr a s tm n a*
fo rm a c io n e s in te r n a s d e te r m in a d a s p o r el in stin to
d e c e n s e rv a c ió n d e lo s p u e b lo s rn 'sin o s , ag o b ia d o s pof
l a o p re sió n p o litic a y e co n ó m ica d e ios regímene®
a b s o lu tis ta s ) p o d rá i n s t i t 'i r s e el v e rd a d e ro socio-
Ifsm o . E l s o c ia lis m o ig u a lita r io e n s u s c im ie n to s rnO'
t e r ia le s , lib r e e n s u s a s p ir a c io n e s d e su p eración
 CENIT
1519

lip S U lS e
m ^ m
i i m s m m m
il d o g m á tic a , a Ja ra z ó n d el E ste d o y de
(«!.=■ p t - r t ”í “s ísaSri s x ± i
Eagen R E L G IS .
m M i m m

llp M lig is |£
livo V d ir e c to narre renn . p e rso n a l, s u b je -
n.ire
q “ no .n u ®
i e s u r g e dSl co lazó ?^ e stro ss ee m
m ee ja
ja n
n te
te .. E
E ll an m
moo rr t n . « i 6 n S t o ^ r i a * ‘u & T r e de Ins-
de cuatro a fto T d e réBim re^sfvíSH ere* ®“ ''®ncido después
los Intelectuales « « ,f=™cn soviético, cuán necesarios son

d ostinn i’ rere.i’m- t p o e b io s e n la c o n c ie n c ia de u n
h a ¡i^ p u s^do . l C ° 7n 8®"®''®^®=' d el id e a lis m o que
- y poi e l c ,.,t « P io g re s o s de la h u m a n id a d
b ro tn r L ? a i e s p .n t u a ilz a e ste m a n d o , h a c ie n d o
í .n t „ £ £ / ‘£ £ ‘ L E I d ' ’'

p¿|£‘“ £ s .5 ”r ; s " t K í S i - i ü s
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nos h.“ S S S g í a ; % ‘g 'S ™ S Z i£ 7 ' “” " “ '4 '°

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^ in t e r r u m p id a s u c e s ió n de ??c‘ » a ? '
w L íl* o r t a d - d e e s t a d io sa con
Cadren ’ ^ , ®®^‘ m .s iiio g e s to q u e ro m u e la s
d t o i p t y * é £ “n X w X ? i s Z " e * ? ¿ ; ; m te lé S f
lu•4
m re,„
n a d e ?lem
e mp io
to n
o .ic
" ' ia
S "la s í a rm
®o n ía®s a s" tr a ’le° s ®°' que «sen a absolutam ente 01....* ^ V_ ‘nteJectuaJes, añade
“Con nosotros o ^
c é u d o r a ^ d e ’ ln^dnre**i *®® s e c r e to s de J a v id a muía» que p o d ra servir de basp ’p o ra fór-
■es co m o L m b 'é n i" P''®,8®®®®®- ¡« s in te le c tu a - intelectuales: «Quien e s tt c ^ t r f í «” «^®™acional de los
'a s c(éh?^L m i ñ " a c o m b a tie n te s s o c ia le s , nosotros». ^ “ ' ”***” • ^ burgués a , está con
e iiie s » que p u ed en p r e v e r y g u ia r , a n im a d o s p o r
Eugen R E LG IS

Ayuntamiento de Madrid
 CENIT
1520
u e ritM
¿e ia ^ O iL & c ifd
A n iev e em pezó a c a e r , cu b rien d o con
su su d ario la s c a lle s silen cio sas.
L a v ie ja se a c u r r u c ó m á s en su
rin c ó n , p ro c u ra n d o c o n c e n tr a r , sob re
su cu erp o , e l c a lo r de los a n d ra jo s que
l a c u b ría n . . c a m in o .
C ad a n och e se re c o g ía b ajo aq u ella
m a rq u e s in a , siem p re en la R u é P e y -
r a s . L o s tra n s e ú n te s y a n i se d ab an
c u e n ta del m ontón o b scu ro fo rm ad o
p o r su cu e rp o y el h a tillo en que en volv ía los m e n ­
d ru g o s d e p a n y los m is e ra b le s tra p o s que r « o g I a
p o r las m a ñ a n a s en el re c o r rid o d ia rio a lo s cu b os de
la b a s u ra . ,, , ,
P r o u to la n ie v e , esp esa e im p lacab le, fo rm ó en
to rn o su y o co m o u n a m u ra lla . T e n ia los p ies helados,
y poco a p oco el frió ib a in vad iend o todo su cu erp o .
— ¡S eñ o r, q u izá e s ta n och e se rá l a ü ltim a l ¡Qué
frío ta n g ra n d e h acel
P e r o n o te n ía y a alien to p a r a le v a n ta r s e , p a r a
b u s c a r o tr o re fu g io ab rig ad o . A d em ás, s i s e p re s e n ­
ta b a en alg ú n p u esto de poH cia o en alg ú n d isp en ­
s a rio , s e g u ro q u e l a lle v a ría n al H ótel-D ieu o al
A silo de la s H e rm a n ita s de los P o b re s , de los que
ta n ta s v eces h a b ía huido.
N o q u e r ía e s t a r e n c e r ra d a . N e c e sita b a d eam b u lar,
s e n tirs e lib re , p a s a r las h o r a s m u e rta s en u n buen
rin c ó n soleado, b u s c a r s e la m is e ra b le p ita n z a , c o n ­
fiándose a la g en ero sid ad de lo s tra n s e ú n te s . Al m edio
dia ib a m ic h a s v e c e s a c o m e r u n p lato de sop a c a ­
lien te a lo s c e n tr o s de d istrib u ció n p a r a los «cío-
ch a rd s» . A quéllo a y u d a b a a so sten erla.
¿C u án to s añ os te n ia ? N i e lla m is m a lo sa b ia a cie n ­
c i a c ie r ta . ¡C u án lejos e s ta b a su ju ven tu d l ¡C uán
re m o to su p asad o , que n a d a te n ía de co m ú n co n este
sórdido y d e s g a rra d o r p resen te!
S u s m ie m b ro s se an q u ilosab an . Y a n o s e n tía sus
m an o s, n i su s p ie rn a s, n i su cu erp o . E l frió, insidioso,
ib a p e n e trá n d o la , en volv ién d ola, c o a e s a d u lz u ra t r a i ­
d o ra q u e con ocen todos los que m u e re n sep u ltad o s
p o r la n ieve.
* le s ce n cia . L a m a d re , m u d a, a c u s a b a c o n su silen cio
Com o u n a c in tó c in e m a to g rá fic a , su v id a ib a des­
filando p o r su ce re b ro .
Se v o lv ía a v e r n iñ a , re g re s a n d o de la e scu e la , con
el c a r ta b le c o lg ad o de su b ra z o , d eten ién d o se a n te
todos lo s m a n u b rio s q u e p a sa b a n p o r el b a rrio . D an ­
z a b a so b re l a p u n ta de lo s p ies, sigu iend o in s tin tiv a ­
m e n te la m ú s ica , co n u n p la c e r c a s i a n im a l. Toda
e lla e r a u n a n im a lito g ra c io s o y ávid o de v id a, de
sol, de p la c e re s . L a s la r g a s tr e n z a s ru b ia s le go lp ea­
b a n l a espald a. ¡Qué b o n ita e r a en to n ces! Su m a d re
l a p ein ab a co n a m o r; en su c a s a h ab ia un álb u m de
Ayuntamiento de Madrid
fo to g ra lia s, rep ro d u cién d ola desde los p rim e ro s m eses
h a s t a cu an d o , ra d ia n te , m a g n ifica d e salu d y de b e­
lleza, d eb u tó co m o c a n ta n te en u n te a tr o de segundo
ord en , p ero donde su g r a c ia , su s dones n a tu r a le s , la
p asió n que s e n tía p o r su a r t e le a b rie ro n p ro n to
..
T e n ia u n a v o z lin a, do r i c a s to n alid ad es, u n id a a
u n cu e rp o e s c u ltu ra l. ¿C óm o, co n todos e sto s dones,
h a b ía de re s ig n a rs e a ser m o d istilla o p ein ad o ra,
com o d eseab a su m a d re ? El p a d re , fe r ro v ia rio , a r tis ta
ta m b ié n en su s r a to s perd idos, l a a n im ó a e s tu d ia r
solfeo, a e d u c a r su voz, bien tim b ra d a , c o n a g ra d a b le
r e g is tr o . P a r a él. e l triu n fo de su h ija fu é com o u n a
ap o teo sis, co m o la re a liz a c ió n de lo que h ab ían sido
su s sueños y sus a n s ia s s e c re ta s .
¡Q ué lejo s, qué lejos e s ta b a todo aquello! L a vid a
de! t e a tr o , el c o n ta cto co n el m u n d o d e l a e s ce n a , las
te n ta cio n e s que todo ello su p on ía, ¡cu á n p ro n to a c a ­
b a ro n co n su in o ce n cia , co n el f r e s c o r de su a lm a ,
e n te r r a r o n a l a n iñ a de d o ra d a s tre n z a s ! L a im agen
a p e sa d u m b ra d a de su m a d re , q u e c o n sid e ró p erd id a
a su h ija desde el d ía q u e debutó e n el te a tr o , ¡cóm o
v iv ia a h o r a a n te ellal , w i
E m p e z a ro n a d esfilar los h o m b res. ¡L o s h om b resl
L o s lab ios re s e c o s de l a m e n d ig a se re p le g a ro n en
u n r ic tu s so b re sus e n cía s d e sc a rn a d a s .
¡C u án to s h ab la conocido, e n el sen tid o bíblico d e la
p a la b ra l
P r im e r o se dió p o r a m o r. L e ó n , u n gu ap o estu ­
d ian te, co n el q u e p asó la p r im e r a n och e q u e n o volvió
a su c a s a d espués de la fu n ció n . L u eg o E d u ard o , el
v ia ja n te de com ercio-, d espués u n te n o r, m u y solici­
ta d o p o r las m u je re s , a l que ella q u itó p o r gu sto a
u n a am ig a.
Y lu ego los o tro s. P o rq u e todo e s u n a c a d e n a en
l a v id a , y m á s en e s a v id a. que g a n a b a ca n ta n d o
n o b a s ta b a p a r a el lu jo en que poco a poco ib a desli­
zán dose. C ad a d ía v o lv ía c o n m en o s fr e c u e n c ia a la
c a s a de sus p a d re s. L o s v ia je s , las « to u rn ées», la s
n ecesid ad es de u n a e x is te n c ia m u n d a n a y eleg an te, la
a le ja ro n in sen sib lem en te del m odesto en tre su e lo de
B elleville donde h a b ía p asad o su in fa n c ia y su ado­
re p ro b a d o r, h acien d o resp on sab le a l p a d r e de la p é r­
d id a de su h ija . P a r a no o ír re p ro ch e s, p a r a no ten er
que d a r exp licacio n es, e lla Iué esp acian d o la s v is ita s
al h o g a r p a te rn o , lim itán d o se a e n v ia r c a d a m es un
p u ñ ad o de m iles de fr a n c o s , que l a m a d re e n c e r ra b a
sin to c a r en u n a c a jita , dicien do:
C uando su ju v en tu d se a c a b e y esté en l a m is e ria ,
8 lo m en os te n d rá esto.
L o s a m a n te s rico s su ced iero n a los a m a n te s pobres
o a lte rn a ro n co n ellos. F u é fe s te ja d a , ad u lad a, dispu
 CENIT
1521

^ a . C onoció e s a g lo ria e fím e ra que ta n t a s m u jeres

júTenes y b o n ita s h a n con ocido en P a ris . c liv e ; c u a n ^ p erd ió la voz y fu é d escend ien do pel­
d añ o s en el m u n d o de la g a la n te ría , O ctav io íu é el
^ 1 h u b iese sid o p re c a v id a y p ru d en te! iSi h u b iese
ú n ico q u e le en vió m u c h a s v e c e s d in e ro p a r a ayu -
sabido a p ro v e c h a r esos afios de ju v en tu d y d e m o d a! dcirld.
P e r o e r a , co m o tod as, u n a c i g a r r a . G astab a cu a n to
g a n a b a y m á s de lo que g a n a b a . L o s vestid o s, las No se c a e n u n c a de golpe. P a r a lle g a r donde ella
e s ta b a en e l rin c ó n de la R u é P e y r a s , ag o n izan d o de
jo y a s, e l tr e n de v id a lo co n su m ía tod o; lo q u e a p o r­
ta b a su a r t e y lo que p ro d u cía su cu erp o . frío, e l d escenso h ab ía sido m a y len to . D espués de
e s ta r en le tr a s g ra n d e s en la s c a r t e le r a s d e los esp ec­
A d em ás, com o tod as ta m b ién , s iem p re Iu é g en ero sa,
tácu lo s, p a só a la s l e tr a s p eq u eñ as. N o sa b ía p o r qué
ü e la m is m a m a n e r a , co n la m is m a facilid ad que g a-
n a b a el d in ero , lo re p a rtía . s u voz iba perdiendo re c u rs o s . E l v in o , el ta b a c o , los
e xceso s. Y su c u e rp o ta m b ié n p e rd ía fo rm a y g r a c ia .
Su m a d re c a y ó e n fe rm a . E n fe rm e d a d la r g a , penosa,
C om o c a s i tod as la s m u je re s b o n itas, a l p a s a r la ju-
in c u r tó le . E lla quiso que los m e jo re s e sp e c ia lista s
v en tu d , l a b elleza se esfu m ó co m p letam en te. L a s
a v is ita r a n . E l m a l que l a a q u e ja b a — u n tu m o r
c a r n e s flá cíd a s, la s a r r u g a s en el cuello, en l a b oca,
m a lig n o — n o te n ía c u r a . P e r o on los e sfu erzo s r e a ­
e n los ojos, la h ic ie ro n d escen d er, en p ocos añ o s, toda
lizados p a r a s a lv a rla , p a s a ro n to d as las econ om ías
l a e s c a la de l a g a la n te ría . De e n tre n id a p asó a « re s ­
del m a trim o n io , in clu so l a c a ja en la q u e la pobre
V ieja g u a rd a b a los d o n ativ o s de su h ija. p etu o sa». D e ((respetu osa» so licitad a, a s e r e s a so m b ra
d e m u je r, esq u elética y re p u lsiv a , que a s u s ta a los
— ¡Q ué im p o r U ! — d e cía ella. Y a g a n a r é m á s . M e
q uedan a ú n m u ch o s añ os d e vid a. h o m b re s cu an d o s e d irig e a ellos o frecién d ose.
L u eg o el d escenso s e h a ce ráp id o . P a r a o lv id a r, se
— De v id a sí, p ero de ju v e n tu d no. ¡P o b re h ija m ial
bebe. P a r a no p e n s a r, se d ro g a. L o que n o s e h a ce
m u r m u r a b a la m a d re , m a rch á n d o se del m u n d o
c a s i n u n ca , e s e n d e re z a rse , t r a b a ja r , r e c o r d a r los
co n la in m e n s a p e n a de d e ja r en él ta n in co n scie n te
y ta n d esv alid a a su h ija. con sejos de la m a d re . L a p rim e r a c o sa que se p ierd e
e s la v o lu n tad . Con e lla s e a le ja n el o rg u llo , la dig­
... L a m e n d ig a in te n tó in c o rp o ra rs e . P e r o todo su
cu erp o , h elad o , n o ob ed ecía a su v o lu n tad . S e re c lin ó n idad , l a e s tim a de si m is m a , h a s ta e l p rop io ins­
tin to de c o n se rv a c ió n .
c o n tr a la p ared , a p re ta n d o so b re su p ech o escu álido
el p edazo de m a n ta que la c u b ría . De p ro n to le p a re c ió
que la n o ch e se ilu m in a b a , y que a n te ella to m a b a n
cu erp o l a s im á g e n e s d e ese p asad o que d esfilab a p o r
su m en te. L e p a re c ió q u e u n a m an o lig e r a to c a b a su
tre n te , q u e u n a v o z le ja n a m u r m u r a b a a su oído-
— A n d a, le v á n ta te . V en con m igo .
C e rró los ojos, los a b rió v iv a m e n te . N ad ie la to c a b a ,
n ad ie le d e cía n a d a . L a n och e e r a a b so lu ta y s in ie s ­
tr a . L a n ie v e se g u ía cay en d o . E l b a ró m e tro b a ja b a a
v a rio s g ra d o s b a jo cero .
P e r o l a voz in sistía;
— ¡V en co n m ig o , h ija m ia!
¡M am á! — b alb u ceó la m en d ig a.
A h o ra re c o n o c ía l a voz. E r a l a de su m a d re . ¿Q uién
w as que e lla , p od ía a c o rd a rs e de su h ija, podía lla ­
m a r la co n U n t a d u lz u ra , p od ía v e n ir a s a lv a r la del
m m en so, del silen cioso, del im p lacab le Irlo?
V ió el se m b la n te de su m a d re in clin ado sob re ella,
« s u m a d re jov en , de la m a m á b o n ita de la n iñ a de
«toradas tr e n z a s . De la m a m á que le e s p e ra b a ca d a
««■de. co n l a b u e n a ta r tin a de c o n fitu ra p re p a ra d a ,
n * tazó n de r i c a y c a lie n te leche.
Después aq u e lla m a m á se fu é, y a p a re c ió l a o t r a ,
^ e n fe rm a , co n su s e m b lan te te rr o s o b ajo ios
p e l l o s g rise s , co n sus ojos siem p re h e rm o so s y
em p re tr is te s . L u eg o vió a su m a d re m u e rta , « u tre
J a tr o curios, co n la s m a n o s c ru z a d a s s iA re el pecho
J el se m b la n te de u n a se re n id a d su p rem a.
Al Bn, la s im á g e n e s de la m a d re se a le ja ro n . Y vió
a m u je r jo v e n , v e s tid a de u n v a p o ro so t r a j e b lan co,
xanzando s o n rie n te h a c ia el público y c a n ta n d o
Sos *^*7 í-m am em oo rii, in te rru m p id a p o r los ap lau -
ciA h e rm o s a e r a ! C uando te rm in a s e ta fun-
*en en la p u e r ta le e s p e r a ría O ctav io, u n ric o indus-
ai, que la e n tre tu v o d u r a n te tr e s o c u a tr o añ os,
sid Y re g u la r iz ó su v id a. O cta v io h ab ía
“O siem p re b u en o p a r a ella. C uando em pezó et de­

Ayuntamiento de Madrid
 CENIT
1522
L o d em ás y a n o te n ia sen tid o p a r a ella. E l d ia que
em pezó a m e n d ig a r p a r a co m e r, c o n stitu ia el e n c a ­
d en am ien to in in te rru m p id o de lo que fu e ro n después
los g esto s c o tid ian o s de la m is e ria . L a lin ic a reb eld ía
que r e s ta b a en ella, e r a e s a re s is te n c ia , e s a re p u g ­
n a n c ia i n v e n c i l e a d e ja rs e e n c e r r a r . Q n z á , e n su
su b sco n cien te, n a c ía ello del re c u e rd o de su p ad re,
m u e rto , el p ob re v iejo , en u n asilo , co n g r a n desespe­
ra c ió n de su h .ja , q ue, y a en l a p en d ien te m a la , no
pudo m a n te n e rle .
Todo, m en os eso — s e d e cia ella o b stin ad am en te.
V c a d a v ez q u e l a re c o g ía n , se ev ad ía. A ca b a ro n
p o r d e ja rla , esp eran d o r e c o g e r su cu e rp o y e r to a l­
g u n a m a d ru g a d a de in v iern o .
U n a g r a n p az se h ab ia h ech o en ella. Y a no su fría.
Y a n o e s ta b a en T oulouse, b ajo la m a r q i e s i n a d e la
R u é P e y r a s . L a s lu ces, la s m ú s .c a s, el c a lo r de las
s a la s co n c a le la c ió n de los g ran d es r e s ta u r a n e s , ilu­
m in a b a su a lm a y c a le n ta b a su cu erp o . Y a no era
ella, «la B a ro n n e » , co m o le d ecían b u r .o n a m e n te los
chacos del b arreo , l a m ise ra b le m en d ig a, sino la m u ­
je r jo v e n , b ella, b rilla n te q u e h ab ia sido. L o s sones
triu n fa le s de las o rq u e sta s, e n los fi.iales ap oteósicos
de «C arm en », de «E l b a rb e ro de S evilla», de « L a T ra -
v ia ta » , re s o n a b a n en su c e re b ro . Y se v e la evo iu c.o-
n an d o e n tre las lu ces, m ovien do los b lan co s b razo s,
elevan d o al cielo la s m a n o s c lid ad as, m o stra n d o su
g a r g a n t a y el n a cim ie n to de sus senos.
Y a n o s e n tía el frío. L a m u e rte ib a lleg an d o , he­
lan d o el c o ra z ó n , que a p e n a s la tía . P e r o e l c e re b ro
aú n re v iv ía las im á g e n e s ra d ia n te s. Y o t r a v ez vol­
vió su m a d re . L a m a d re jov en de su in fa n cia , co n el
d e la n ta l b la n c o ; la m a d re b o n ita, cuid and o la s flo res
en el te rra d illo ; l a m a m á que e r a su orgu llo, a l a que
ta n to h a b ía q u erid o p a re c e rs e , de n iña.
L o s lab ios re s e c o s a ú n s e e n tre a b rie ro n p a r a m u r­
m u r a r el n o m b re que tod os los s e re s p ro n u n cia n al
m o rir;
— ¡M am á! iH a m á l
Ayuntamiento de Madrid
— ¡T é! L a « B a ro n n e » y a h a e n tre g a d o su a lm a a
D ios — d ijo el p rim e r b a s u re r o q u e se a c e rc ó a s a c u ­
d ir el cu e rp o y e r to de la m en d ig a.
— ¡P o b re v iejal E s m e jo r a si. ¡ P a r a lo q u e h a c ia en
el m undo! — co n testó u n co le g a , a p ro x im á n d o se a la
m u e r ta . .
L o s dos h om b res co n te m p la ro n el c u e rp o d e s c a r­
n ad o de la a n c ia n a . E l ro s tr o , h ech o u n a p a sa , s u r­
ca d o de p ro fu n d as a r r u g a s , e r a in d ecib lem en te t r á ­
g ico . E l frió la so rp ren d ió , a p re ta n d o c o n t r a su pecho
lo s a n d ra jo s , en co g id a en l a f o r m a e n que se g e sta n
lo s niños. , ,
— ¡Q ué fe a esl — dijo u n tra n s e ú n te , con tem p lan d o
ta m b ié n los despojos.
Y sin e m b a rg o , algu n os d icen que h a b ia sido m u y
linda.
— ¡N adie lo d ir ía h oy!
,(Sic t r a n s it g lo ria m u n d i» — lan zó se n te n cio sa ­
m e n te un eru d ito m a ñ a n e ro .
Com o h a c ia m u ch o frío (la m a ñ a n a e r a ta n d u ra
com o la n och e) el g ru p o se d isp ersó p ro n to . D espués
del «co n stata p o licíaco , la a m b u la n c ia del H ótel-D ieu
re c o g e rla el cu erp o p a r a lle v a rlo a la «M orgu e». Y
q i i z á m a ñ a n a u n o s estu d iau tes, n ieto s d e aquel e stu ­
d ia n te q u e poseyó p o r p r i m e r a v ez el b o n ito y fre sc o
cu e rp o de la que h o y e r a un esp ectro , d e s c a rn a ría n
su s h u esos; la h a ría n s e r v ir p a r a su s estu d ios de a n a ­
tom ía.
¡Q uién p e n s a ría que aquel cu erp o d ecrép ito h ab la
sido in d ia u n a n in a de ru b ia s tre n z a s , b atien d o la
g r a c io s a esp aid a; u n a m u je r b e lla y co d iciad a; un
co ra z ó n p o r el q le p a s a r o .i l a v id a , el a m o r, el dolor,
la g io ria y l a m is e ria l
¡M ise rico rd ia de l a n ieve, su m erg ien d o en u n en­
su eñ o m o rta l lo q u e q u ed ab a de u n a e x is te n c ia hu­
m ana!
Federica M O N T S E N Y
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Ayuntamiento de Madrid

ECOS DE LA VIDA INGLESA
L A S C H A R L A S
p rim era
charla s o b r e «M oral sin religión.., a p rin cip ios d e en ero , m i-
en c ia d a s a ¡os d irec to res d e la
- ■■ y d irecto res d e to d a la pren sa britán ica, un as en pro,
^ rc s en coníra d e ¡o expu esto p o r la p ro ,e so ra d e p sico lo -
gia de la U n iversidad d e A b erd een , E sco cia .
c u 7 ° fT ^ A Tí ^ '^ °ria h a y a h a b id o
u estion d eb a tid a d o n d e, s o b r e e l m ism o tem a , h a y a to m a ­
do p a rte tanta g e n te v en id a d e tan d ife r e n te s c a p a s sociales
n e l cu rso d e estos d o s m ese s (la discu sión continú a b a s ­
tante v iv a aun, a ú ltim os d e fe b r e r o ), h e m o s ten id o oca-
^jon d e le e r en la p ren sa in fin idad d e ca rta s d e trabaia-
ores, h o m b res y m u jeres, d e a b o g a d o s, p ro jeso res, poti-
tícos, au to rid ad es d e la Ig lesia , filósofos, h isto riad eores. etcé-
era. P or ¡o vásto estas ch arlas k a n h e c h o estrem ec er ¡as
^ p e r fi a a l e s cre en cia s religiosas d e m illon es d e g en tes y di-
p a d o l ^ d u d a s e n otras so b r e e l m ism o asunto. L o s lecto -
d irá t^ ^ N night, se
: «¿Sera p o sib le q u e u n a cu estión co m o ésta h a y a pro-
du cido co n m oció n ta l e n un p a ís d o n d e la lib er ta d d e ex-
^ e s io n . d e r e l l g : ^ d e reun ión, etc., h a lle g a d o o se r un
brl T Z daso tal en un p u e b lo cu yos h om -
tes d e Ciencia, m úsicos, p o eta s , filó so fo s e h istoriadores
tnarchan a la c a b e z a d e l m u n do civilizado?» Sí. E sto ocu-
re en In glaterra, a p esa r d e q u e lo d ic h o e n estas charlas
^ * * * r e p e tid o una y m il v e c e s en
n .^ . '^ddferenctas, libros y revistas, estos últim os fácil-
s^ J< d ‘'d v és d e l m ag n ifico
^ f c í o d e librerías p ú b lic a s inglesas. P ero e s to m e d em u es-
10 q u e p o r m u ch o tiem p o m e ven go re p itien d o a m í
r^ lC F A L S I N
T dirigidas al hombre y a
a mujer ordinarios, cuya actitud frente a
la religión es la de que ellos no saben con­
cretam ente lo que creen. S e casaron por
la iglesia; tienen los hijos bautizados; y en
raras ocasiones todavía van a la iglesia
aunque principalmente por razones sociales;
pero ellos no pretenden creer los credos que
repiten allí. Su creencia general es la de
"a homK k im porta mucho qué opinión tiene
‘a q f T l V í ei superior gobierno del univeiso. en tan-
enga idea clara de cóm o comportarse con su
Ayuntamiento de Madrid
CENIT
1523
D E L A B . B . C .
m ism o: q u e e l p u e b lo (n o im p o rta cu ál) l e e m uy p o c o y
q u e lo p o c o q u e l e e e s lo q u e n o d e b ie r a leer. Afirm a m i
creen cia , en tre otras co sa s tam b ién , e l es cá n d a lo q u e p ro ­
d u jo no lm ce m uc}.o e l lib ro d e C e o r g e O n cell, «A ñ o 1984».
^ a n d o lo a d ap taron a la televisión . E l p u e b lo rea ccio n ó
horrorizad o con tra ta l «m onstruosidad,., c o m o si e l E sta d o
trem ta a n o s a n tes d e es a fe c h a n o con trolara y a h asta el
m en o r m o u m i ^ t o d e sus sú bd itos y c o m o si e l lib ro h u ­
b ie r a sid o p u b lica d o ¡a sem an a anterior.
L a rad io y la televisión son m ed io s q u e p od rían a y u d a r
en o r m e m e n te a sa ca r d e e s ta a p a tia in telectu a l a e s e p u e-
4 “ ^ p o r las id ea s
h ech a s.. E sto es b ien s a b id o d e la iglesia y p o r e s o s e cu i­
d a d e q u e la B .B .C . le c o n c e d a la s m ás h o ra s p o s ib le s p a ra
sus rezos, charlas, m isas y p ro p a g an d a en g en era l, cu idán ­
d o s e a l m ism o tiem p o d e levan tar p o lv a red a s c o m o ¡a p re­
s e n te cu an d o algu ien inten ta e m p le a r e l m ism o m ed io para
o o n t r M e . E n e l fu tu ro n o s é q u é a ctitu d tom arán las
a u to rid ad es d e la B .B .C . si alg u ien s e p rop u siera h a blar en
e l m ism o o p a recid o sen tid o en q u e h a b ló la señ o ra K night
p e r o a m i p a recer, p a ra h a c er hon or a e lle m ism a, p o r ser
u n a institución q u e s e d ic e estar a l servicio d e l p u e b lo en
f ^ ^ r a l p o r se r to d o é l e l q u e co n trib u y e a l m an ten im ien to
I fu . ? C ? m ad re d e
la lib erta d , d e b e r ía c o n c e d e r m ás ch a rla s co m o éstas y si
la Iglesia m terven iera p o n ien d o obstácu los, d ec ir le « q u e ella
ig u al q u e to d o e l m u n do, d e b e estar dispu esta a a cep ta r
u n a critica razon ada sin en fa d a rse y sin a c h a c a r ésta a la
J. R.
^ E L I C I C W
vecino. Y no se inquietan lo más mínimo sobre la religión,
exw pto por una cosa; ¿qué le enseñarán a los hijos?
For lo que concierne a las dudas intelectuales, el sentí-
miento de estos padres ordinarios es: «¿Quién soy yo para
m u fh L h“ doctrinas duras de creer, pero
muchM hombres capaces ias creen; hombreé que han es­
tu c a d o k cuestión mucho más a fondo que yo.» Más aún
e , to repetidamente que el Cristianismo
la sola alternativa a! comunismo, y que no puede haber
sana emeñanza si ésta no está basada en la religión. Cuan­
do la delm cuenaa juvenil aumentó después de la guerra
ellos oyeron en todas partes que éste era el resultado in­
1524 CENIT

cia que sea aceptable debe satisfacer el criterio ordinario

evitable de la decadencia del sentinúenlo religioso y de la
d e la razón; las creencias deben ser compatibles entre si y
falta de una enseñanza religiosa sana en casa, y e n 1944
no distintamente e n conflicto con ios hechos. L as creencias
se votó una nueva L ey de Educación por la que las ple­
ortodoxas cristianas puedo asegurar no satisfacen estos jui­
garias diarias e inslrucciún religiosa fueron hechas obliga­
torias en las escuelas dei Estado. Asi, en general, nuestro cios.
padre m edio piensa que lo mejor es no arriesgarse. Cuan­
do los hijos sean mayores, ellos pueden decidir por si mis­
«IN C O N SIST E N TE CON L O S H EC H O S D E L MAL»
mos: mientras tanto, vale más criarlos en el camino orto­
doxo; hablarles de D ios; enseñarles a orar; llevarlos a la
Voy a tocar un punto que creo es a u c la l. L a leo lo g k
iglesia d e vez e n cuando, y tratar de atajar preguntas de­
ortodoxa cristiana, es completamente inconsistente con los
licadas.
hechos del mal. Esto no era tan palpable e n los tiempos
antiguos, cuando la gente creia en el D iablo. Considerar el
universo com o un cam po de batalla entre Dios y el D ia­
T R E S SU G EREN C IA S
blo, con los tantos sobre Dios, que digamos, al menos no
hacia violentar los hechos. Pero ahora la mayoría de los
Yo qutero hacer aquí Ues sugerencias; primera, que las
cristianos b a dejado de creer e n el D iablo; y la creencia
dudas que siente el hombre ordinario sobre religión están
ortodoxa es (como en realidad fu é siempre, pero el Diablo
justificadas, y no hace falta ahogarlas u ocultarlas; segun­
desapareció no sé cómo) que el universo está regido por un
da, que no hay fundamento para la creencia de que la
Poder simple, todopoderoso y totalmente cariu tiyo y que
Cristiandad es la sola alternativa al comunismo, o que no
todo lo que ocu ne, ocurre por Su voluntad. Y eso levanta
puede haber sana enseñanza si ésta no está basada en la
dificultades intelectuales insuperables. ¿Pues por qué habría
religión, y tercera, quiero hacer algunas sugestiones prác­
de crear tanto mal este S er topoderoso y totalmente carita­
ticas a los padres no creyentes, sobre lo que deben decirles
tivo? No es una respuesta convincente el decir que el mal
a los hijos acerca de Dios y qué enseñanza moral deben
es simplemente un medio hacia el bien. E n primer lugar,
darles.
no hay razón para creer que esto es siempre verdad; y se­
L a prim era cosa que quiero hacer es definir la palabra
gundo. aunque fuera verdad, n o serla una respuesta; pues
«religión», pues es un vocablo usado en muchísimos senti­
un Ser que fuera verdaderamente todopoderoso no necesita­
dos. Algimas veces, cuando la gente dice que «cree en la
ría usar malos medios para alcanzar sus fines. No es res­
religión», resulta que esto quiere decir más o menos que
puesta decir que Dios no es responsable del mal, que e!
cree en una moral base, o que cree que existen cosas más
mal es debido ai hombre, quien ha hecho mal uso de su
importantes en la vida que el dinero y que los éxitos mun­
libre albedrío y desafiado los edictos de Dios. Porque no
danos. No hace falta que diga que no estoy e n pugna con
es verdad que lodo el mal en el universo es debido al hom­
la religión en ninguno de estos sentidos. Pero éste no es
bre. E l hombre no es responsable de la lepra, de la gan­
verdaderamente un uso correcto del vocablo. E l «Oxford
grena y e l cáncer, tomando unos cuantos ejemplos solamente.
Dictionary» define la «religión» como; «Reconocimiento por
Algunos cristianos, cuando se ven enfrentados con estos
parte del hombre de un poder superior invisible que tiene
hechos, tratan obstinadamente de convencerse a si mismos
dominio sobre su destino, y que tiene derecho a obedien­
de que la enfermedad, el dolor y la miseria no son males
cia, reverencia y adoración». Ese es e l sentido e n que voy
realm ente; ellos son estados apetecibles, mercedes encu­
a usar e l vocablo religión en estas charlas; y por «Cristia­
biertas, sí pudiéramos verlas, Pero, si eso es asi verdadera­
nismo» quiero decir, sobre todo, las creencias esenciales de
mente, ¿por qué tratamos de curar la enfermedad, y cree­
k religión cristiana, esto es, cuando menos; que este «po­
mos un mal infligir dolor? ¿Por qué curó Cristo a los en­
der invisible» es omnipotente y completamente bueno; que
fermos? Pero de cualquier forma nosoüos podemos dejar
Cristo era divino; que E l resucitó de entre los muertos; y
el sufrimiento humano fuera de la discusión, porque el su­
que los seres humanos sobreviven a la muerte corporal. Esto
frimiento animal presenta un problema mayor aún. ¿Por que
es, brevemente terminada, ta creencia cristiana; exisle mu­
un Poder omnipotente y caritativo habría de hacer a los
cho más que eso en el credo oficial de la Iglesia.
animales presa los unos de los otros para la comida? ¿Por
Yo no vengo a destruir las convicciones cristianas d e gen­
qué llevar al gato e l instinto, no meramente de matar ra­
tes en quienes han echado raíces profundas y para quienes
tones, sino de torturarlos antes de matarlos? No hay res­
éstas significan una gran cosa. Y estoy segura de que nada
puesta posible al dilema que con tanto poder fué expuesto
de lo que yo diga uqui tendrá el menor efecto sobre los
por San Agustín; «O bien Dios no puede prevenir el mal
creyentes d e esta clase. Pero lo que yo quiero d ebatir es
o no quiere. Si E l no puede, E ! n o es todopoderoso; si El
que en un clima de pensamiento que es crecientem ente des­
favorable a estas creencias, es una equivocación ttatar de no quiere. E l no es bueno del todo».
Esta dificultad se presenta a todas las religiones que sos­
imponerlas a los niños y hacerlas la base de la educación
tienen que existe un poder omnipotente y caritativo que
moral. L a educación moral de los niños es una cuestión de­
gobierna el universo. L a doctrina específicamente Cristian*
masiado importante para ser edificada sobre tales cimiente».
presenta muchas más dificultades, sobre las que no m«
E n cualquier discusión religiosa, tarde o temprano se le
extenderé. Yo no insinúo que estas doctrinas han sido re­
hace recordar a uno que «la ciencia no es todo» y que
futadas; la mayoria de ellas no son susceptibles de refu­
«la lógica no es todo». E so es perfectamente verdad; exis­
tación. Pero es innegable que en el actual clima de pen­
ten muchísimas actividades humanas; el arte, la música, la
samiento científico, la creencia en estas doctrinas está lle­
poesía, por ejemplo, a las que la ciencia y la lógica le son
gando a ser cada día más difícil de mantener. Lo mismO
ajenas. Pero la religión no se encuentra en esta categoría,
que, para tomar lo que yo considero com o un caso pa­
pues la religión, diferente de la música, del arte y de la
ralelo, ahora es casi imposible para nadie el creer en bn»
poesía, es un sistema de creencias. Y un sistema de creen­

Ayuntamiento de Madrid
 CENIT
jas. Y no creo que ningún hombre de tíen cia ha refutado
nunca su existencia.
A N T lIN T E L B C rU A L IS M O PRO VO CA TIV O
Realmente, hoy no existe gran empeño en defender el
dogma cristiano por medio de razonamientos. L a actitud de
costumbre entre los creyentes ortodoxos es un antiintelec-
tualísmo provocativo, L os apologistas populares cristianos
son hombres como Kiefkegaard, quien lanzó la famosa pro­
clama de “E l Cristianismo pide la crucifixión del intelecto»,
com o si esto fuera un gran galardón en favor del cristia­
nismo. ¿Es seguramente pesimista el creer que doctrinas
que incluso sus propios adherentes describen en tal sentido
proporcionan las bases naturales para la moral y la sola
alternativa al comunismo? L a situación es más prometedora
que todo éso.
D e cualquier modo, por lo que respecta a la educación
moral del niño, me doy cuenta que puede presentarse un
caso, y se presenta algunas veces, incluso en no creyentes.
Así permítaseme intentar presentar este caso, com o alguna
vez m e ha sido expuesto a mi misma. L a gente dice; «Na­
turalmente, ya me doy cuenta que estas creencias no son
litoalm ente verdad. Pero después d e todo los niños no son
guiados literalm ente; ellos piensan naturalmente en símbo­
los y leyendas. Asi, ¿por qué no hacer uso de esta tenden-
o k en la educación del carácter? No vale la pena dar lec-
cic«es frías de ética al niño; la enseñanza m oral ha de
tener calor, color e interés. Por tanto, por qué no darle ésos
por los medios que aparecen prestos ante nuestras manos,
los mitos de la religión, y las conmovedoras y bellas cere­
monias de la iglesia? El niño cesará de creer en los mitos
a medida que crezca, pero eso no importa; ellos habrán ccwi-
seguido su objetivo».
Estoy de acuerdo de que la educación moral no puede
|«r fríam ente racional. D ebe contener color, calor e interés,
reno de los mejores caminos pata conseguirlo, es dándole
niño muchos modelos que él pueda admirar e imitar.
Decirles muchos cuentos excitantes sobre acciones valero­
sas, heroicas y desinteresadas, cuentos que les impuben y
^ c í o n e n y les hagan pensar que esa seria la clase de
P ^ o n a que ellos mismos quisieran ser. E sto podía ser mu-
too más efectivo, incluso a esa edad, que atar la idea de
tondad a la iglesia y a la religión, y asi no existe el mismo
^ g o de que más tarde, si el niño deja la iglesia y aban-
tona la religión, puede abandonar también la moral.
Pero consideremos al pequeño primero. Si éste es criado
J ' el sentido ortodoxo, aceptará de buen grado todo lo que
“'8® P *'’® empezar. Pero si es nonnalmente inteligente,
m inclinado casi a creer que exb te algo anormal en las
^ g e s t a c io n e s religiosas. Si se le lleva a la iglesia, por
^ p i o , oye que la muerte es el paso a la vida eterna y
«n recibida más bien que esquivada;
embargo en la calle, él ve que ésta es considerada como
^ «nayor de los males y que se hace todo lo posible por
ttia?” Er» la Iglesia oye precepto* como, »No resistas al
^ y «No pienses en el mañana»; pero pronto se da
1» e n son para ser practicados en
Si hace preguntas, recibe rspuestas evasivas y des­
tara querido, tú no eres bastante grande aún
P*''® de estas cosas son verdad en
profundo^, etc. E l niño pronto se hace a la
to que exbten dos clases d e verdades, la ordinaria y
Ayuntamiento de Madrid
1525
la otra, más bien confusa y ligeramente desccmcertante so-
bre la cual vale más no indagar muy d e cerca.
Todo esto es mala educación intelectual. E llo Uende a
crear una cierta timidez intelectual— una desconfianza en la
razón— , una sensación d e que es tal vez de mal gusto man-
tener una dbcusión hasta su conclusión lógica, o rechazar
el aceptar una creencia basándose en la falta de datos con­
cretos. Y esa no es una posición agradable en los ciuda­
danos de una democracia libre. D e cualquier forma, yo es­
toy tratando aquí mayormente de los peligros morales me­
jo r que de los intelectuales, y éstos tienen lugar cuando el
niño confiado llega a ser un adolescente escrupuloso. E l
puede entonces abandonar todas sus creencias religiosas, y
si su educación moral ha estado íntimamente ligada con la
religión, es más que posible que la educación moral des­
aparezca también. Puede pensar que todo fueron cuentos de
viejas, y ahora no sabe dónde se encuentra. E n esta posi­
ción puede ser muy vulnerable a la propaganda comunbta,
si un comunista se le acercara y le dijera; «Bien, has ter­
minado con los cuentos d e hadas; ahora estás en posición
de escuchar la palabra d e los mayores». L ejos de ser una
p ro tecch ^ contra el comunbmo, la moral atada a la reli­
gión puede ayudar a conducir a la gente a los brazos de
éste.
Sobre la cuestión de comunbmo es una equivocación, creo,
considerar a] cristianismo y al com unbm o como a dos gran­
des fuerzas rivales en e l mundo de hoy. L a oposición fun­
damental está entre el dogma y la perspectiva científica.
Por un lado, cristianismo y comunismo, los dos dogmáticos
sbtem as rivales; por otro, el humanbmo científico que se
opone a ambos. Intentar combatir al comunbmo reviviendo
a la crisüandad. es una tarea deplorable. E s lo mbmo...
— ¿cómo diré?— ; Io mismo que tratar de com batir la creen­
cia en los platillos volantes reviviendo la creencia en bru­
jas montando en mangos de escobas. Yo n o quiero llevar
esa analogía al extremo, pero lo que quiero decir es que
esto es igual que expubar un nuevo m ito reviviendo a uno
viejo, en vez de marchar adelante en busca de algo más
fundamental que el mito. E l humanismo científico, esa es la
respuesta constructiva. Llamándolo científico ni quiero d e­
cir que éste es crudamente m aterialbta, ni que éste cree
que no exbte nada importante aparte lo que ocurre en los
laboratorios: nada de esto. Científico porque no considera
una virtud el creer sin pruebas para ello; científico porque
se ocupa de las liipótesb, no de los dogmas; hipótesb que
son constantemente comprobadas y revbadas a la luz de
nuevos hechos, más bien que de pretendidas verdades inmu­
tables que es herejía el consultar. Y hum anbta porque se
ocupa de los seres humanos y de esta vida, más que d e los
seres sobrenaturales y otro mundo; porque cree que el bien
principal reside en la felicidad y desarrollo humanos—hom­
bres y mujeres se dan com pleta cuenta de sus aptitudes de
afección, felicidad y conocimientos intelectuales y estéticos__
y consideran estas cosas com o más importantes que cual­
quier ideología o abstracción, ya sea la ¡glesia. el Estado.
eJ pian quinquenal o la vida futura.
E n esta primera charla he sido indudablemente más que
nada negativa. Peto en mi próxima espero ser más cons­
tructiva; espero presentar el humanbmo científico en su as­
pecto positivo y volver a las cuestiones que toqué al prin­
cipio de esta charla, por ejemplo, ¿cómo han de encauzar
la educación de sus hijos los padres hum anblas?
M a r g a re t K N IG H T
 CENIT
152G

OPINIONES
EL TIEMPO. 0 ^
cncrnigo
del hombre
la s p o c a s « e x c lu siv id a d e s d el h o m b re » , que é s te no
ace v e in te a ñ o s, tu v e o c a s ió n d e d e sc ri-
c o m p a rte c o n lo s d em á s m a in ife ro s . E n re a lid a d , toda
b i r d e ta lla d a m e n te u n c u rio so v ic io , o,
la filo so fía m o d e rn a p a re c e g i r a r e n to rn o a e s te p ro ­
s i s e q ji e r e , e n fe rm e d a d a n im ic a del
b le m a de ((Ser y T iem p o », desde H efd eg g er a O rte g a
d el h o m b re m o d e rn o ; l a C ro n o fo b ia . T a l
y G a sset. Sólo la v iv e n c ia d el tiem p o c o n v ie r te a l ser
com o la A g o ra fo b ia c o n s is te e n l a im -
h u m a n o e n u n s e r h is tó r ic o ; n u e s t r a «h isto ricid a d »
p o sib .lid a d de a t r a v e s a r u n e sp a cio de-
n o s v ie n e d ei tiem p o . Y p o d ría m o s v a r i a r u n a fra s e
te rm in a d o (a n a p la z a a n c h a , u n p asillo
de F ic h t e , d icien d o «D ím e cu a l e s lu v iv e n c ia del
c e n tr a l d e u n te a tr o , u n p u en te , etc.),
tiem p o , y le d ir é qué c la s e d e h o m b re e re s..» .
a s í e x is le u n n ú m e ro s ie m p re c r e c ie n te
R e c ie n te m e n t, la p s iq u ia tr ía e m p ie z a ta m b ié n a in ­
d e p e rs o n a s que s u fr e n v e rd a d e ra a n g u s tia la n p ro n to
t e r e s a r s e p o r a q u e llo s s ín to m a s de e n fe rm e d a d p sí­
com o se a b r e a n te e llo s u n « esp acio de tiem p o » v a cio .
q u ic a e n q u e la « v iv e n c ia d el tiem p o» a p a r e c e p e r t u r ­
P o r e s t a ra z ó n , e sb o z a n «p ro g ra m u s» p a r a s a jo rn a d a ,
b a d a , y esto , d ich o s e a e n h o n o r de H isp an o ­
p ro p o n ién d o se h a c e r c in c o o s e is v e ce s m á s de cu a n to
a m é r ic a , e sp e c ia lm e n te e n e l P e r ú , con H o n o rio D el­
s a tiem p o a lc a n z a , p e r o fin a lm e n te n o h a c e n n ad a.
gad o, d éca n o de l a p s iq u ia tr ía d el c o n tin e n te , y en
U n a s o lte ro n a ae c u e lg a d el te lé fo n o a la s o ch o de la
V e n e z u e la , c o n el c a ta lá n Jo se p S o la n e s . C la ro e s tá
m a ñ a n a , lla m a a c in c o o s e is iu n ;g a s y f ija c ita s con
q u e e n e l o rig e n d e e ste in te r é s b a ila m o s u n a m a r a ­
e lla s p a ra la s 10, la s 11, la s 12... y a la s 12 y m e d ia
v illo sa o b r a p s iq u iá tr ic a d el ír a n c m r u s o M in k o w sk i,
to d a v ía e s la te le fo n e a n d o . S i o b s e r v a m o s m á s de
« E l tiem p o v iv id o » ; este a u to r p a r t ió d e lu id e a de
c e r c a a a q u e lla s p e r s o n a s q u e se q u e ja n in c e s a n te ­
a p lic a r i a filo so fía d el tiem p o d e R e rg s o n s o b r e los
m e n te de q u e «no tie n e n tiem p o p a r a n a d a » , r e s u lta
r e s u lta q u e e n re a lid a d n o h a c e n n ad a, o c a s i n ad a. e stu d io s d e la p s iq u is e n fe rm a .
A u n e n la s p e rs o n a s n o r m a le s , l a e x p e r ie n c ia o v i­
De to d as fo r m a s , h a c e n m u ch o m e n o s que a q u é llo s que
v e n c ia d el tiem p o e s s u m a m e n te v a r ia b le . P a r a el
n o se q u e ja n d e que e l tiem p o le s fa lta .
n iílo , e l U em po es dos v e c e s m á s « ia rg o » q u e p a ra
«E l tiem p o e s el p e o r e n e m ig o d el n e u ró tic o m o ­
el ad u lto , y e U em po d el a n c ia n o es dos v e c e s m á s
d ern o » , so lía d e c ir m i m a e s tr o A lfre d A d ler. H ay m á s,
((corlo» que p a r a el ad ulto. Y e s q a e a l lad o d cl tiem po
s in e m b a r g o ; e l tiem p o e s el p e o r e n e m ig o d el h o m b re
c r u n o m é tr ijo q u e m id en n u e s tro s r e lo je s e x is te un
e n g e n e r a !. T e m p a s e s t d o lo r; a s i r e z a b a e l p rim e r
«tiem p o b io ló g ico » e stu d ia d o a d m ir a b le m e n te por
a x io m a filo só fico de D iego R u iz, c u r is ís im o filósofo
A le x is C a r r e l (q u ie n a n ta ñ o se h ic ie r a fam o so c o n su
a n d a lu z de p rin c ip io s de s ig lo , p rim o h e rm a n o de
lib r o « E l h o m b re , e s te d esco n ocid o») y s a d iscíp ulo
P a b lo (Ruiz) P ic a s s o , q i i e n íu é e l p r im e r e sp a ñ o l que
L e c o m p te Du N ouy. L o s d os «tiem p o s» n o coin cid e n .
c o m e n tó u n a o b ra d e F r e u d . S in e m b a r g o , l a id ea
S e p u ed e m e d ir in c lu so e l U em po b io ló g ico m ed ian te
y a n o e r a n u e v a . F r a n z v o n B a a d e r , filó so fo a le m á n
e l lla m a d o «In d ice d e c ic a tr iz a c ió n » . U n a h e r id a en
ro m á n tic o d el s ig lo p a s a d o , y a q u ie n e m p ie z a n a
u n n iñ o s e c ic a t r i z a m u ch o m á s rá p id a m e n te q u e en
r e d e s c u b r ir p o co & p o co e ii A le m a n ia , h a b la b a y a de
et ad u lto, y e n é ste , q u e e l e n a n c ia n o . C u and o, e n la
la ((to rtu ra d el h o m b re su m e rg id o e n e l tiem p o ». S o
g u e r r a d el U , e l h ijo de C lé m e n c e a u fu é h e rid o , se le
im a g in a b a e l filó so fo de M u n ich ul h o m b re , z a m b u ­
c o m u n ic ó a C a r r e l la e x te n s ió n , e n c e n tím e tro s cu a­
llid o e n e l tiem p o , s e m e ja n te a u n b a s tó n su m e rg id o
d rad os, d e la h e rid a , a s í co m o e l tiem p o q u e ésta
e n u n a fu e n te d e a g u a m in e r a l que lo c u b r ie s e de u n a
ta rd ó p a r a c ic a t r iz a r s e , y b a s á n d o s e sólo e n e slv ’
c o s tr a d u ra , p e trific á n d o lo . A si so « p e trific a ría » ta m ­
dos d a lo s, e l s a b io fr a n c é s supo in d ic a r con e x a c lil.ie
b ié n el h o m b re , p o r lo s e fe cto s d el tiem p o.
la edad d el h e rid o . C ic a tr iz a c ió n y tiem p o se h allan ,
E n n u e s tr o s d ías, e l g r a n n o v e lis ta f r a n c é s M a rc e l
p u es e n e s tr e c h a e ín tim a c o r r e la c ió n .
P r o u s t e n s u o b ra « E n b u s c a dcl tiem p o perd ido», d es­
U n p sicó lo g o de l a C o lu m b ia U n iv e r s ity de N ueva
c r ib e et e le c to d el tie m p o s o b r e el h o m b re , com o si
Y 'o rk . h izo h a c e y a u n o s v e in te añ o s, o tro s descuD’'*'
a q u é l r e d u je r a a é s te « a su p ro p ia re p -o d u c ció n en
m ie n to s s u m a m e n te c u rio s o s a c e r c a d e n u e s tr a '
p ie r r a póm ez». Y e l n o c la f r a n c é s P a u l V a lé r y , h a c fa
v e n c ía e n e l tiem p o ; es u n e lá s tim a q u e n i p s ic ó lo g ' •
d e c ir a su M o n s ie a r T e s t e « S u fro e n n ú tiem p o» ( J ’a i
n i b ió lo g o s, n i filósofos, c it e n n u n c a s u s re su lta d o ^
m a l á m o n tem p sl) R e c ie n te m e n te , e l g r a n filó so fo
DoscubrU'i, e n t r e o tr a s c o s a s , q u e l a v iv e n c ia de
e sp añ (il J o s é G a o s, d e s c rib ía el tiem p o co m o u n a de

Ayuntamiento de Madrid
 CENIT
1527

tie m p ,; . n e l v a r ó n e s d is tin ta de la de la h e m b ra ;
lle g ó a e x p lic a r d e e s te m o d o p o r q u é la s d a m a s oro- « tiem p o es d in e r o » ; que v iv e n com o p e rse g u id o s p o r
e l tiem p o , y a l fin a l de la a lo c a d a c a r r e r a s u fr e n un
p e n d e n Piem pro e lle g a r c o n r e tr a s o a s a s c it a s , m íe n
t r a s q u e lo s v a r o n e s so le m o s s e r m á s p u n tu a le s d e rru in b .a m ie n to n e rv io so . Y n o h a b le m o s y a dei
Un g e iu a l p e n sa d o r v ie n é s , O tto W e in in g e r , a u to r in d io a m e r ic a n o , p a r a q i l e n e ! tiem p o n o p a re c e
do u n h b r o m u y n o c iv o s o b r e «S exo y c a r á c t e r » t r a ­ e x i s t i r ; in c lu so h a s ta su v iv e n c ia d el tiem p o po­
d u cid o e n la A r g e n tin a h a c e diez a ñ o s y c o n ' :,-tsí d ría s e r n o s p ru e b a s u fic ie n te p a r a p r o b a r su o rig e n
lie m lu d e r e tr a s o , o b s e r v a b a com o p r e c is a m e n te loa a s iá tic o le ja n o , s in to d a s la s d em á s p ru e b a s y a c la -
I á m e n te e sta b le c id a s.
g e n io s y los c r im in a le s v iv ía n su (.tiem po» d e u n a
m a n e r a d ife re n te de los n o rm a le s . Y el tiem p o e s, e n E l h o m b re m o d e rn o h a in v e n ta d o o tro m ed io p a r a
e i fon d o, el p r o ta g o n is ta d e tan ta.s y c u a n ta s o b ra s e m a n c ip a is e de la s e r v id u m b r e d el tiem p o o p o r lo
de l a l it e r a t u r a de tod os los tiem p o s, desde Jo r g e m e n o s c r e e h a b e rlo in v e n ta d o . M e r e f ie r o « a la v elo ­
M a n r iq u e h a s ta l a s n o v e la s m o d e rn a s, com o « L a cid ad ». S in duda, i a v elo cid ad s u p e rs ó n ic a e s e l a r m a
m o n ta ñ a m á g ic a » , de T lio m a s M a n n , o la s n o v e la s del m á s p o d e ro sa c o n tr a n u e s t r a e sc la v itu d d e ia «tem -
b r illa n te a u to r in g lé s C iau d e H a ig h to n , e x tr a ñ a m e n te p o rifica c ió n » . .No f a lt a n s a b io s q u e v a t ic in a n la c r e a ­
ig n o ra d o p o r la m a y o r ía d e los c a la d o r e s de l a a lta c ió n d e a v io n e s ta n v e lo ce s com o p a r a v e n c e r la ra p i-
l it e r a t u r a a c tu a l. d ez d e r o ta c ió n de l a T ie r r a . E n este c a so , re a liz a n d o
e l su eñ o d e H . G. W e lls d e J a ..m á q u in a d el tiem po»,
E l h o m b re p r o c u r a lu c h a r c o n tr a p u p e o r en e m ig o -
p o d ríam o s s a li r de N u ev a Y o r k , y r e g r e s a r , d and o
e tiem p o , p ro c u ra n d o ..su sp en d erlo ». H a y q u e m a ta r
v u e lta a l a t i e r r a , u n a s h o r a s a n tes de h a b e r p a rtid o .
r í tiem p o , a fir m a e l esp añ o l, y p a r a ello c u a lq u ie r
(U n a e x p e r ie n c ia de ello, l a tu v e e l v e r a n o pasado-
w l 4 ue e m p le a b a en e sta e n v ié u n r a d io g r a m a d e E sto c o lm o a M é rid a (V e n e ^
lu c h a M a rc e l P r o u s t, t a l com o se d esp re n d e d e su
zu ela), a la s doce e n p u n to , y se r e c ib ió e n M é rid a a
«novelo f iv ia l» y a c ita d a , e r a n : la im a g in a c ió n , la
la s once d el m ism o dio.) E l que v u e la d e E u ro p a a los
m ú sica, e l su e n o y el re c u e rd o . E l re c u e rd o es p a ra
E sta d o s U nid os, s a lie n d o p o r l a m a ñ a n a , puede v ia -
e m p le a r e l té rm in o de ü e r h a r d H a e u p tn e r - o rig i-
j a i \ e in le y c u a tr o h o r a s « sin que n u n c a se p o n g a el
n a h s im o p e n sa d o r a le m á n , p u n to m e n o s que desco- sol».
n o c.d o in c lu so e n su p r o p ia p a t r ia — la fu e r z a cap a z
D esde lu eg o , e l h o m b re n o h a sa b id o a d a p ta rs e
de « c o n s e r v a r el tiem po», de d e te n e rlo , de «e m b o te ­
toda</a .1 la v e lo cid a d ; a m e n u d o es su v íc tim a y su
lla rlo » . P o r e s ta ra z ó n , h a b la d e Z eitkon serven , o se a
e sc la v o . L a v elo cid ad lo e m b r ia g a , lle g a a s e r le u n a
« c o n se rv a s d el tiem p o», e n a n a lo g ía a lo s b o te s de
d ro g a . H e podido o b s e r v a r e n c ie r to s e n fe rm o s p sí­
c o n s e rv a s de a lim e n to s {aú n cu a n d o se e x c u s e in m e ­
q u ico s, típ ic a m e n te «cro n ó fo b o s». u n a m a n ía de la
d ia ta m e n te de n o h a b e r e n c o n tra d o n in g u n a d e s ig n a ­
v elo cid ad c o m p a ra b le a la m o r fin o m a n ia o a i a lco h o ­
ció n m e jo r ). De u n a m a n e r a c u rio s a , e n la z a e ste
lis m o . A e s ta « v e lo c im a n ia » — s i p od em os lla m a r la
p e n sa d o r la « c o n se rv a d el tiem po» c o n l a c r e e n c ia e n
a s i — R.> d eb e n n u m e ro s ísim o s a c c id e n te s , e n la ca -
•os fa n ta s m a s , q u e e n f r a n c é s se lla m a n «reven an ts» o
r r e i e i i com o e n el a ii'e . Y n o o b s ta n te , s e r á a c a so un
ea ..los q u e v u e lv e n » . D e s ig n a I n c lis o a l d e lin c u e n te
d ía la v elo cid ad , e sa n u e v a d io sa q u e ei h o m b re c iv i­
«1 c r im in a l, com o ..su p ro p io rev en a n t, su p ro p io f a n ­
liz a d ) p e r e c e a d o r a r c o n e x c e so , la q u e sep a p ro le -
ta s m a o e.sp írilu y n o s r e c u e rd a la c u rio s a o b s e r v a ­
ció n de q u e a lg u n a fu e r z a m is te r io s a o b lig a a l c r i ­ h o m b re tiem p o , e l e n e m ig o im p la ca b le d el
m in al a r e g r e s a r a l « lu g a r de au to s», a l lu g a r de su
¿ K i tiem p o, ..e x c lu s iv a del h o m b re » ? ¡D u d o sa e x ­
cim en . « ¿Q u ién n o h a b r ía in te n ta d o c o n s e r v a r un
c lu s iv a , p o r c ie rto ! E s co m o u n a de e s a s e n fe rm e d a d e s
pedazo de tie m p o com o e n u n a n e v e ra ? » , e x c la m a .
de la s que los d em á s m a m ífe ro s se v e n p ro te g .d o s y
e io n o podem os e n t r a r a q lí e n m á s p o rm e n o re s de
q u e só lo e s cap a z de a t a c a r v d e a n iq u ila r a l h o m ­
eus in te r e s a n t e s « lu c u b r a c io n e s .
b r e . E n e fe c to : el tiem p o e s d o lo r, el tiem p o e s u n a
L a v iv e n c ia d el tiem p o r e s u lta d ife r e n te seg ú n
e n fe rm e d a d d el h o m b re civ iliz a d o o c c id e n ta l, d o le n cia
n u e stra p e r te n e n c ia é tn ic a a ta l o c u a l p u eblo P a r a
p o r a h o r a in c u r a b .e p u ra ia c u a l n o c r e c e n rem ed io s
eJ h in d ú , «no e x is te tie m p o p erd id o », com o r e z a u n
e n n u e s tr o s h u e rto s n i se fa b r ic a n m e d ic in a e n los
h erm o so v e rso d e R a b in d r a n a th T n g o r e ; e s ta n sólo
la b o r a to r io s m o d e rn o s. P a r a c u r a r n o s de n u e s tr a
m h ia n c o , el o c c id e n ta l q u ie n p a re c e c o r r e r c o n tin u a
a n g u s tia d c l tiem p o, d e n u e s tr a c ro n o to b ia , de n u e s­
y d e s e sp e ra d a m e n te tr á s e l tiem p o, y lodo tiem p o
t r a cronopatia, e n fe rm e d a d de la c iv iliz a c ió n , a c a so
é l e s e n d e fin itiv a «tiem p o perdido», y a q u e sie m -
Pre se le e sc a p a de la s m a n o s, A ta l p u n to r e s u lta te n d ría m o s q i e ¡in sp irarn o s e n loa e je m p lo s d ei o r ie n ­
ta l y d el in d io a m e r ic a n o , p a r a lo s c u a le s e l tiem p o
m s tin ta l a v iv e n c ia del tiem p o d el o r ie n t a l y del
n o p a re c e e x is tir .
c id e n ta l, q u e a c a s o l a lín e a d iv is o ria m á s c la r a
-m ire e s a s dos g r a n d e s m ita d e s d el p u eb lo q i e son F. O Ü v ier B R A C H F E L D
loL a n ta ñ o fu e r o n ex p u lsad o s de E sp a ñ a .
• sefard im , y los q u e so n o riu n d o s de P o lo n ia , R u s ia
J t u r o p a C e n tr a l, los aschkenazim , e s s u m odo com -
á m e n te d is tin to de ..v iv ir e l tiem po». L o s p rim e ­
as «no tie n e n n in g ú n sen tid o d el tiem p o » co m o el
S ó lo una p erversión m oral p u e d e h a cern o s llam ar fo r a -
nrtrá 7 h ’s p a n o (por lo m e n o s a s í lo a fir m a n los
M o s a seis d es c a m isa d o s q u e m ero d ea n e n lo s a lr ed ed o -es
c s m b io , los seg u n d o s s o n ta n in d u s-
d e u n a ciu d a d , y h é r o e s a seis m il b a n d o lero s unifornuidos
msos, ta n to rtu r a d o s p o r e l tiem p o com o e l g e r-
q u e in vaden e l territoH o d e l v ecin o p a ro a rreb a ta rle p ro ­
«iio o el a n g lo -s a jó n , p a r a q u ie n e s tim e is m oney,
p ie d a d e s y vidas.—G O N Z A LE Z PRAD A.

Ayuntamiento de Madrid
1528 CENIT
IM l O ^ U Q
A l l«IATUR AIJ
B A F F
T B B B
OY dfa que el fenómeno de la concentración
económico-capitalista, agiganta de más en
más la mayoría d e las ciudades del Nuevo
Mundo, como asi de algunas de Eurasia,
Africa, Oceania, etc., pienso e n la reacción
contra ese «multitudinismo urbano» ya ma­
nifestada e n tiempos de la antigua Grecia
y en pensadores o movimientos mralistas,
que se han ido escalonando hasta el si­
glo X IX y comienzos de la vigésima centu­
ria. L a gigantanasia capitalista urbana, modeladora de la
convivencia social esclavocrata que caracteriza a la socie­
dad dominista actual, tiene por finalidad, mediante los siste­
mas del capital privado (mundo occidental) y capital de
Estado (mundo oriental), la perpetuación legalmente ar­
bitraria de la esclavitud social, que es m ejor conocida, con
el nombre de «civilización».
E n Australia y Sudamérica, como asi en el A frica ne­
gra esclavizada por bárbaros doministas de piel blanca, di­
cho fenómeno es aún más palpable, por hallarse la concen­
tración capitalista urbana, reducida nacionalmente a lim i­
tado territorio, e n donde está edificada la metrópoli que sir­
ve de capital.
E l vocablo «sociedad» origina del d e «ciudad». L a misma
existencia de la ciudad, es motivo de esclavitud y Urania.
Contra la «ciudad» asentada sobre la autoridad, protesta­
ron los filósofos del Cynosargos, desde Antistenes a Gra­
tes y cuyo refractario principal fuera Diógenes de Sinopo.
Otras escuelas helenas adoptaron !a posición de los cínicos
y precediéndolas, la sofística enseñada en las ágoras por
Protágoras, Goigias, Sócrates, etc., afirmaba la «desobien-
cia a las leyes urbanas», con el fin de vivir «según la na­
turaleza». Los griegos de tendencia libertaria se dieron cuen­
ta «que la organización urbana significaba la esclavitud hu­
mana». L a creación del «burgo» (hoy pueblo, ciudad, etc.),
con su habitante el -burgués» (hoy ciudadano) y la des­
aparición del libre nomadismo, con la sujeción del trabajo
dependiente, fueron las piedras angulares de la sociedad
autoritaria, bárbara, m ilítócrata y esclavocrata, que viene
imperando por todos los ámbitos de! globo.
U
Después de ensayar diversos métodos con el fin de te 'o t-
inar y «regenerar» a la sociedad, algunas personas se die­
ron cuenta que«ic a c r íó n so cial no tien e tiíngtin ca rá cter d e
U bertad». Estas jMlabras de Eurípides demostraron ya, que
Ayuntamiento de Madrid
5 S» ] 0
E T
B A L
«el m a l n o resid e e n ta l o cu al fo r m a d e Ue so c ied a d , sino
en la so c ie d a d e n si». Entonces, a semejanza de la escuela
cínica, se trató de «retom ar hacia la naturaleza», pero sia
lograr más que e l deseo de hacerlo, debido a que la ciudad
es una consecuencia del «instinto» humano y éste viene
haciendo añicos a los argumentos de la razón. Sin embargo,
ese retroceso hacia e l nomadismo natural, fué mistificado
por algunos pensadores modernos, que llegaron hasta «di­
vinizar» a la naturaleza, con un dogmatismo que conduce
a la sensiblería. No pocos fueron los Rousseau (Ensueños
de un paseante solitario) y. los Flammarion (Dios en la na­
turaleza), que creyeron ver en dama Natura, la panacea a
nuestros male? sociales. Para ello entendieron que la na­
turaleza era el «summum de la bondad y la perfección».
Nada m ás erróneo...
m
Barret, astro de primera magnitud en la literatura libre
sudamericana, al que sólo puede comparársele un Ingenie­
ros en Argentina y un González Piada en el Perú, ha de­
jado fragmentos admirables que deshacen por completo la
ingenua pretensión del naturismo deista. «La naturaleza
escribe—no es saludable ni nociva, alegre ni triste, buena
ni mala. L a naturaleza es y nada más. ¡Bendito optimismo,
evocador d e no sé qué naturaleza de clim a templado, de
jardinillo y auras y arroyuelos y abejitas laboriosasl En
cuanto a la naturaleza de los desiertos de arenas calcinadas
o de hielo, de volcanes de la M artinica y terremotos de
Messina (1), y de pelicanos que ofrecen sus entrañas, y aves
de contrabando que hacen empollar sus huevos por el prójimo,
y hembras que devoran la mitad de sus crías, y tórtolas >'
buhos y hienas y cisnes; la naturaleza del canibalismo y de
la bulimia y de las plantas insectívoras y de los largos ayu­
nos invernales, d e mantis y arañas que .se com en a sus
machos enamorados y de efímeras que no hacen sino a m «
y no se nutren y ni siquera tienen b o ca; la naturaleza de
la hormiga, del ruiseñor y del vampiro; de los seres aue
viven suspendidos en un rayo de luz. hundidos en el fétido
fango, flotantes en el mar, confundidos con la podredum­
bre de los cadáveres o con la borra de si mismos, seres con
demasiados sexos o sin sexo, solitarios o en masas, invisi­
bles o enormes, a veces sin forma, a veces momificados. *
veces engendrando de pronto' especies imprevistas, seres de
locura, que palpitan horas, minutos, segundos, parásitos in­
numerables que habitan la carne ajena, que hacen su nidu
en un glóbulo de sangre», etc. Y epiloga: «... todo muere-
M ueren los individuos y las razas, los astros y los á t o n ^
la corteza terrestre es un vasto Gólgof-r de fósiles; cer«*
de noíoüos. lívida faz ó " q u e ¡s e h?n petrificado los esp#»"

mos de la agonía, gira la luna difunta. No sabemos si nace
cuanto m erece nacer, pero sabemos que todo muere aun­
que no merezca morir. C on igual indiferencia, e l destino
apaga las estrellas y los ojos de los hombres»
IV
S i el nomadismo por el cual optaban los cínicos era tam­
bién «natural» aunque líbre. la «ciudad» que com batían, la
actual sociedad, está «naturalmente» c a lc a d a d e la b a rb a rie
q u e im p era e n la n aturaleza. L a sociedad es, pues, comple­
tamente «natural», aunque irra z on ab le ante nuestra tenden­
cia bondadosa. Darwin es tan verídico hoy com o antaño y
naturaleza impera «T H E ST R U
G G L E F O R L IF E » (Ja lucha o el com bate a muerte por
la supervivencia del individuo o de la especie). Claro e ^ .
que en el seno de una misma especie (como en una fami­
lia uterina humana), existe cierto «apoyo mutuo» (especie
de tregua e n la lucha) y es lo que se deduce tras la me-
la difundida obra de Kropotídn «T H E MU-
tU A L A ID » Los leones se ayudan entre ellos, pero infe­
liz del venado que cae en sus garras. Desgraciado d el leo­
pardo que sucumbe triturado por los anillos de los gran­
des o fid io selváticos. L a guerra existe perpetuamente en
l ” T d " é M ." •'
W illis (2), e l último d e los navegantes sohfarios, escribe
en la d e s c n p c i^ de su aventura, cómo delfines y tiburones
e entredevoraban o hadan desaparecer en sus temibles
fauces a las bancadas de pececUIos que se cruzaban con
ellos. Recuerdo haber visto, viajando por un riacho d d
Alto Paraguay, a los diminutos y temibles peces pirañas,
despedazar y comerse vivo a dentelladas, a un yacaré he­
rido. P (^ ria citar mil ejemplos, mas no es necesario por-
que « t á n d alcance de todos. Fijémonos en un momento
'«"placable asesino de numerosos ani­
males (3). debido a su astuta intelieencla, y en atas de su
m ^es ad el estómago. No, la naturaleza no es «paz idilica»,
»n o lucha constante. P o r e s o , n u estra so cied a d , a im a g en
a e la .n a tu ra leza » e s tan b á rb a ra e im p la c a b le (4). E n j ­
eba naturaleza podremos descubrir, «si queremos, la cari-
c«lura de todos nuestros crfmemes. (B airett dixit).
Sabido es. no obstante, que todo ser de sensibilidad ar-
tah ca, capta en la naturaleza, una belleza, al marzen de
barbane que en ella impera: mares de nubes blancas.
montañas desgarran ese «pla-
tond» del cielo; inmensidad de los océanos en d ond ef al
«ecir de Jamm es . c é t a i t le s eau x, les ea u x e t le s eaux»-
^ o y o s reclusianos deslizándose hacia los ríos, esos .c h e -
q u , m a rch en l» ; paz bucólica de ias campiñas solita-
’ amaneceres en el libre m ar u ocasos mafestuosos de
cord ilera andina; contemplación del cielo tamizado de
can. j * Z ® b io e s té tic a o sensación de belleza
Pfada pOT ,el artista,» creación visual vjü de tri
él amMiio,
mismo, nías
más
t í .. — .......................
Z T
laHut. D T ,'"
I .P ''° P Í 4 naturaleza.
' ------7 .-------- Pero
* por cierto muv re­
«*eriu muv re-
en I I ' ® 'ni-nmoarable vLsión de los macizos andinos,
nad! 1, *".^4meri-ano. que deleita al poeta de paso,
hamt, ® poncho raído, devorado de
^ to b re y aterido de frío. Nada dice, tampoco, Ta «belleza
mar», al m iserable pescador riograndense, bichando te-
Ayuntamiento de Madrid
CENIT
1529
nazm rate por e l sustento. E l peón esclavizado de los serto-
nes (5).desconoce la belleza de la Amazonia, y el esclavo
de los yerbales, s ó lo ve en la selva un «infierno verde».
Yo he caminado durante días, leguas y leguas, a través de
los esteros y os montes de la zona subtropical paraguaya,
de una grandiosa belleza virgen desconocida para los es­
ca so s y toscos lugareños; un indio que fué compañero mío
por r a üempo, no acababa de comprender el mismo común
sentido de la «belleza» del hombre blanco.
trl? ) cuartilla 8 bis, ¿Dónde cn-
E n la memoria de todos está la gran marejada en el mar
de Norte, en el invierno de 1952. que rompió los diques
holandeses e inundó los Países Bajos, causando numerosas
rícfim as y devastando e l pafs. ¿Y qué pensar del huracán
H azel? Nacido en el Caribe, en donde causó una gran tra-
p d i ^ se abatió con un salvajism o bien «natural» sobre am-
Inglateria y el Canadá oriental (otoño
d e 1954). Los supervivientes de dichas barbaries, saben sin
duda que, en la «naturaleza», no todo son rosas y trinos
do pájaros. '
VI
Del m ito dei «naturali.smo bondadoso» surgió el engen­
dro del «n.riurismo», S e trató de «regenerar» a la sociedad
mediante el boicot a la carne como alim ento humano y
la adofwión del «vegetarismo». Nada cab e escribir aquí
« n r i a la forma de vivir de un individuo o d e un grupo
de in d iv id u a: pero, en donde aparece la locura es en un
naturismo dogmático, de esencia religiosa y con preten-
siones megalómanas. Dejem os la pluma a B a n e t; «„. que
el régimen vegetariano nos convenga, que e l agua, el aire
y el sol nos estimulen, es posible, probable, plausible. Lo
curioso es que se atribuya al problema proporciones des­
mesuradas, al punto de remover el cosmos y adoptar una
religión para justificar las compresas húmedas»; «... la sa­
lud aparece com o mi término medio, casi nunca realizado;
aparece como un equilibrio fugaz, pmoto deshecho en el
to n en te vertiginoso d e! mundo. No m e refiero al hombre
a. pecador (6), sino a la entera escala zoológica y botánica.
Para convencerse, no es preciso abrir un manual de pato­
logía comparada; interrogad a un horticultor, a un gana­
dero, a un cnador de aves d e corral. Los animales, ya sal­
vajes, ya domésticos; las plantas, ya culUvadas, ya silves-
res, se enferman y se pudren igual que nosotros. Y aun
lo que no vive parece desfallecer; los metalúrgicos hablan
dé la fatiga de las aleaciones; los joyeros de las dolencias
e as piedras. Donde se dibuja un organismo, se Instala
tarde o temprano lo morboso, con su lúgubre desenlace»-
«la naturaleza es misericordiosa, es salud y alegría! Si nos
ontem am os es por habernos salido de la naturaleza. Una
de dos: o las enfermedades de la bestia y del árbol son
pura broma, o el árbol y la bestia pecaron también»; «¿por
Que e n to n c e el elefante se extiniTue. Ia lionesta vaca pa­
dece de tuberculosis y el noble caballo mal de cadera y
muermo? Confesemos que es más brillante el aspecto del
agmla y del tigre»; «en lodo naturista hay un ingenuo tau­
maturgo», etc.
Nuestros nalurlstas «sociales» no vivían e n el Canadá
ártico, en donde los itús tienen com o único alimento la
carne cruda do caribe... Meditemos a W«Tvter si e'lo nos
T también al doctor Besaníxin (L E S JO U R S D E
I . HOMME).
1530 CENIT

V II IX

Seria por demás iluso pretender encauzar a la «humani­

H asta aquí hemos acompañado a Barrett, peio lo deja­
dad» hacia el nomadismo de Diógenes (9) o hacia el armo-
mos con este error de peso; «Es evidente— escribe—que las
nismo de W alden, E l bloque humano, rumbo al norte, tiene
leyes escritas no se parecen, ni por el forro, a las leyes na­
como motor al «instinto natural». L a voluntad d e armonía
turales». L o que significa parafrasear a Sócrates y caer en
le es desconocida. L a «sociedad» se agiganta por evolución
la ingenuidad d e los cínicos. L a so c ie d a d hu m an a e s «na
y la marejada dominista, nos aleja de las ínsulas de la li­
p rolon g ación , b ien b á rb ara, d e la naturaleza...
bertad.
Thoreau, el filósofo de Walden, la figura más grandiosa
de la Atenas de América (7), naturalista por vocación, por
X
estudio realista y por sensibilidad biostélica, libertario lib re
en un mundo convencionalista, entendía muy bien lo trans­
¿Podrá el hombre, teniendo en cuenta el problema «na­
crito de Barrett sobre la naturaleza, sabia de la implacable
turaleza-sociedad», lograr esa armonía colectiva que es la
lucha que en ella impera; pero, tenia la habilidad de in­
Anarquía?
terpretar su p a rte bu en a, libertariamente. H acia tal luminoso horizonte, tendieron los an-arquistas
B arrett está influenciado por la trayectoria socialista li­
de estos dos últimos siglos. Sus intentos fueron deformados
bertaria de una época; por eso desemboca en la «sociedad»
o desbordados por la belicosidad que hay en el hombre.
m a l su p erlativ o d e l m o l natural. A Thoreau no lo pudo in­
Pero su ideología libertaria y luminosa, es la base de
fluenciar ni el mismo Emerson, con su poema cerebral «La
la humanización humana...
N aturaleza». Entendía que la libertad se halla, en el mismo
Largo camino debe aún recorrer el hombre, para lograr
seno de la naturaleza, oponiendo al determinismo caótico
para siempre su au todom in io, es decir, para arrinconar y
de ésta, el propio determinismo de libertad y armonía.
domar a la Bestia, al Bruto que, «naturalmente», anida en
sus profundas criptas.
Cuando eso ocurra, cuando el hombre sea el H O M O SA-
P IE N S d e Linneo y no el H OM O B E L IC O S O S que hoy
V III
por doquier prepondera, entonces la aurora de la Anarquía
será un hecho.
L a «sociedad» es el antagonismo de la libertad. E n efec­
Mientras tanto (debido a que no existe progreso moral
to, ¿qué es lo que quieren los an-arquistas? (8). L a L i­
general) el an-arquista será, inevitablemente, un re fr a c ­
b e rta d . Pues acompañando a Thoreau, la encuentran en una
tario, un in a d a p ta d o a la «sociedad», brutalm ente dominista
naturaleza, por ellos determinada. Los an-arquistas son
y esclavocrata.
apatridas (ignoran la noción de «patria»), com o todas las
Porque el an-anaiquista es un ser humanizado que, al
aves que surcan los cielos o los animales que viven en la
avasallador impulsivo de la «naturaleza» y la «sociedad»,
tierra. Son refractarios al «trabajo» dependiente; los pobres
opone su libérrimo determinismo, basado en la luminosa
animales domesticados por e c c e h o m o y el animal «societa­
Razón.
rio» que es e l hombre, trabajan absurdamente. (E l dicho
V la d i m i r M u ñ o z
«vida de perro», por su sentido, conviene al hombre y no
al perro.) Son partidarios de un idioma mundial. (Sobre­
nadan aún el esperanto, el ido. el occidental y el intedm -
gua entre los hombres, aunque la gran masa humana habla (1) E sto fu é escrito en 1910. V.M.
io más diversa y con'usamente posible.) Cualquier especie (2) W . W illis, n a v eg ó s o lo e n una b a lsa in caica, d esd e
animal habla desde hace siglos, el mismo «idioma». Son con­ e l p u e rto p eru an o d e E l Callao hasta fas islas Somoa, si­
trarios a la «familia uterina», tan cerebralm ente anclada en gu ien d o e n 1954, la co rrien te d e H u m lo lt.
supuestas mentes liberadas; infinitos animales son pluralistas
(3) E n los m ata d eros m od ern o s (frig orificos) d e las gran­
en amor y desconocen el mito «familiar». Son partidarios
d e s ciu d a d es, en cla v a d a s e n zon as gan aderas, se sierran <*
de la dispersión natural, como es muy practicada en la na­
m iles, eléctricam en te, las c a b e z a s d e l g a n a d o vacu n o, e n «»
turaleza toda (salvo los animales gregarios; hormieueros,
so lo dia.
matadas, rebaños, ciudades humanas, etc.) Son arreHciosos;
el h o m o vesan u s está sob'ecart'ado de tradicionalismo (mu­ (4) L é a s e e n C E N IT , m is tra d u ccio n es: « T res m il años
d e terror militar» y «Siglos d e torturas». C on sú ltese e l m a­
chos «libres» tienen nombre de santo nara sus retoños y
festeian la «navidad»)- Son partidarios del trueoue (los ani­ gistral lib ro d e C . L a ca z e-D u th iers «V isages d e c e temps»
males desconocen el dinero, ni compran ni venden ni tienen (F ig u ras d e nuestro tiem po).
cuenta bancariaV etc. To^o esto y mucho más. tiene de (5) A referirse a l p erd u ra b le lib ro d e E u clid es d a Cvm
bueno la naturaleza. V la be'H a humana (no la atávica des­ h a : O S SE R T O E S.
crita por Zola). sino—sensiblería aparte— . el h o m o b e lí- (6) A lusión a l q u e d es co n o cía e l d o g m a naturista V.M'
co su s que c o r doouier imnera, tiene tam b’én. denVo de su (7) El CONCORD d e E m erson.
imnerfeeción (si sabe arrinconar al inevitable v «natural»
(8) S e refiere a q u í e l au tor a la es c u e la an-a-quisi^
bruto que an'da en sus rrotendas crintas), y en la terraza
am erican a d e l sig lo p a sa d o, a u e s e ex tien d e d e W arren á
de su ser, al d eim on socrático, es decir, a su voluntad de
T u ck er, y no a los socialistas libertarios, q u e só lo tien en a>
razón. Si puede aunar diého detenn'nismo razonable (opues­
com ú n c o n ellos, la n eg ació n d el Esfado.
to a la barbarie natural), con el libertarismo natural, ilu­
minado c o r Thoreau, se produce en él, inevitablemente, el (9) V er «D IO G E N E . U N P R E C U R SE U R ANARCHlS'
an-arquísta. T E », d e L . Combes.

Ayuntamiento de Madrid
 CENIT
C L C S
»E T O K
- I -
Q ue des supplices se d ressent e n accusatenrs
du fond des Ages pour condam ner une clvili-
satlo n gui n ’a de civUisation que le nom. On
n ’a que l'em barras du choix. O n peut puiser
á pleines m ains dans c e t arsenal de tortures
d’oü o n les re ttre ra degoútantes de sane.
G.L.D.
^ S T E siglo de la bomba atóm ica es> lam bién
el de la s torturas. T o rtu ras e n todos los
géneros, es lo que s e lia encontrad o de
m e jo r desde que el m undo es mundo e n el
a r .e de h acer su frir a las gentes.
L a to rtu ra está en el orden d el día.
P od ría creerse que h a b :a sido abolida nara
siem pre. No h a ocurrido asi. R esu cita y
prolonga en tre nosotros un largo pasado
de tin ieb las y de m uerte. I^anzar una m i­
ra d a sobre e l pasado, es ten er u n anticipo
sobre lo que será, varios siglos m ás tard e, en u n mundo
que, s i h a hecho inm ensos progresos e n el dominio de la
técn ica, no h a h ech o ninguno en el de la m oralidad. Los
procesos de h e ch icería existen siem pre con el nom bre de
delito de opinión. Todo no conform ista está llam ado, como
antiguam ente, a com parecer an te u n trib u n al de excepción,
para ren d ir cu enta de sus gestos y hechos que no cuadran
con la p olítica d el m om ento. U na m itad de la hum anidad
se encarniza torturand o a la o tra m itad . Así se h a hecho
siem pre y se h a r á por m ucho tiem po aun. L a naturaleza
hum ana es u n a m a la n atu raleza que se place m ucho m ás
e n h a c e r el m al que el bien, si entendem os por m al lo que
disminuye la vida y por bien lo que la aum enta.
E l hom bre es u n anim al que se to rtu ra. No h a cesado
de to rtu rarse desde los tiem pos m ás alejad os h a s ta los
nuestros. H e dicho e n algu na p arte esta definición del
hom bre: es un anim al que se contradice. Y es precisa­
m ente por eso que se to rtu ra : queriendo su felicidad, h a ce
su d e g r a d a , lo que es la p eor de las contradicciones. La
bestia hum ana se h a ingeniado a to rtu rarse m oralm ente
y f sicam ente. Ha im aginado toda clase de su ^ lcio s para
hacerse la existen cia Insoportable De la n m a a la tum ba,
es para ciertcs seres una prolongación con ínua- de su fri­
m ientos eausadps por su propia culpa o por la de los
otros. C on trariam ente a lo que afirm a Rousseau, el hom bre
no es bueno. Nace m alo. L a sociedad lo deprava, dice él.
Chiando e n realidad lo deprava desde m ucho an tes de n a !
cer, pues el individuo lleva ya, en el v ien tre de su madre
un pesado atavism o. Contem plad a l niflo, e l cual, desde
Que puede cam inar, com ienza por to rtu rar a los anim ales,
reventando los o jo s a los gatos y a los p ájaro s No nos
asom bremos pues si, a l llegar a hom bre h a c e lo mismo
con sus sem ejantes.
T ortu rar al prójim o h a sido siempre p a ra la bestia hu­
m ana la m ás con stan te de las preocupaciones. Torturarlo
Ayuntamiento de Madrid
1531
en nom bre de la m oral, la religión, la política, la autori­
dad, la ley, el Estado, la p atria, la sociedad, el rey la
república, la dictadura, la revolución, m o s, el diablo’, el
el bien y el m al, e l vicio y la virtud, todo y nada, y no
im porta qué. Verdadero m useo de horrores que excede a
todo lo que pedem os im aginar. D a p en a creer que una
criatu ra que se pretend e razonable h ay a podido com eter
tan to s crím enes y re b a ja rse a la le s excesos. L a m ás ver­
gonzosa bestia, cread a a im agen de Dios y a su w m cj ariyift
bate el record en este aspecto sobre todas la s otras bestias’
reunidas.
a rte de to rtu ra r a las g e n tas se h a expresado e n el
curso de las edades de d iferentes m aneras, In fin itas va­
riaciones sobre el mism o tem a. C ad a pueblo h a puesto su
haz de leña en esa inm ensa hoguera que se llam a la h is­
toria. Paganos y cris.ian o s se h a n m ostrado am bos odio­
sos. L a s dem ocracias n o son m ejo res e n este aspecto oue
las autocracias, G u erras civiles o religiosas, s in con tar las
otras, h a n ensangrentado e l p lan eta (¿debem os recordar
a la S a in t 'Barthélem y ( l ) , la s dragonadas, e l m asacre de
loa Valdenses, los del P alatin ato , la s cam p añ as de -«apo-
león? M il altes hechos de arm as, elogiados por los h is­
toriadores, aparecen com o bandidism o puro y sim ple) (2).
D e O a.n, «Inventor d el asesinato» según asegura T om ás de
Qulncey, quien consideraba a l asesinato com o una de las
b ellas artes, h a s .a los inventores de la bom ba atóm ica (se
sabe que efectos atw rad ores h a producido sobre cie rta s
poblaciones) (3 ), es un largo m artirologio en donde se ve
a la bestia hum ana tortu rarse a p lacer, e n todos los paí­
ses del mundo e n donde h a elegido domicilio (Ju d ea, A te­
nas, R om a, F ra n c ia , A lem ania, In g laterra, ita lia . T u rqu a
^ p a n a , Portugal. P aíses B a jo s , Egipto, C hina, Persiai
In d ia, Jap ó n , Estados Unidos, e tc .). Cuantos suplicios se
elevan acusadores desde el fondo de la s edades p ara con­
d en ar a una civilización que de civilización sólo tiene el
nom bre No es d ifícil el escoger. S e pueden m e .e r laa
m anos llen as en este arsenal de tortu ras d e donde las
sacarem os repugnantes de sangre.
E ntrem os de lleno en ese mundo de te rro r y de angus-
tía . Mundo cerrado a toda razón y sordo a toda piedad.
Aqui, los tiem pos modernos y los tiem pos antiguos se dan
la mano. T odas estas to rtu ras la s encontram os en todas las
épocas y com prendida la nuestra. E s .a p ersistencia e n el
h o rror h a ce a veces dudar sobre la perfectibilidad de la
especie hum ana. Enft-éntarrse las Ideolr^.as, los fanatism os
chocan. T od a una organización ju d icia l doblada con una
ferocidad penal que n o tien e nom bre, tom a p arte en esta
locura. Volvem cs a ver e n la Edad M edia la s m ism as
to rtu ras que hicieron su frir a los prim eros cristianos los
paganos, pero esta vez es a estos últim os a l pasar por
ellas. Cada confesión, cada creencia tien e sus m ártires
L a historia de las tortu ras, como la sim ple historia es un
etern o com enzar de nuevo. Y eso dudará m ientras los
hom bres no h ay an com prendido y aprendido nad a
1532 CENIT
Según el tociólogo De T a rd e , «la to rtu ra reposa e n u n a
intuición psicológica de c ie rta profundidad». Y es lo que
vam os a ver.
N inguna p arte del cuerpo h a sido olvidada. H ab‘a p ara
cada u n a de ellas un género de suplicios. S e m achacab an
la s cabezas a m artillazos, se ap lastaban los crán ecs, se
arran cab a la piel de la c a ra y de la fre n te , s e a rran cab an
los dientes, se romp a n la s m andíbulas, se rev entab an tos
ojos, s e los quem aba, se los h a cía sa lir de la s órbt..a8. se
ag u jeerab an la s orejas, se cortab a la nariz, se clavaba la
lengua, se rcm pla la nuca, se to rcían la s axilas, se m uti­
lab an los senos, se clav aban la s m anos, se encaden aban los
pies, se rcm p .a n los brazcs y la s piernas, se hu nd ían las
costillas, se am p utaban los te st culos, se cortaban los pe­
nes, o se los a rran cab an con hilos muy finos, d e m anera
que el pacien te, no pudiendo orinar, exp irara con atroces
sufrim ientos, se Introducían o bjetos contundentes e n el
rectum o la vagina. S e ab rían los vien tres, se sa ca b a n los
in te s Inos, se cortab a la espalda, y, en ia s en tra ñ a s san ­
guinolentas, se ech aba vinagre e n el cu al h a b la n m ace­
rad o los pim ientos. E n el estóm ago se Introd ucían de diez
a doce litrc s de un agua podrida, que se h a c ia filtra r
gota a gota por la ga:tgante d el p acien te, m ien tras se le
cerrab an la s fcsas n asales y se le ag arrab a la cabeza h asta
que sucum bía. S e p elab an vivos a los condenados, vivos
se los h a c ía h erv ir e n u n a cald era, vlvo^ se los enterrab a,
vivos se los enm uraba con c a l o se los ech ab a a l fondo
de un pczo. S e les encerraba en u n ataúd de plomo. S e
los atrav esaba, de p arte a p arte, con flech as, S e le s arran ­
c a b a el hígado. S e h a cía de eUos a n o rch as vivas untadas
con ceras p a ra alum brar la s ciudades, com o lo hizo Ne­
rón con los cristian os (4 ). S e p aseaban desnudas a tas
m u jeres por la s plazas públicas y se las suspendían a
unos m aderos por los cabellos. S e ech aban los cuerpos a
las bestias salv ajes, llevando el refinam iento h a s ta cubrir­
la s con la piei a e esas m .sm as b stias S e los ech ab a a los
perrca ham brientos, p ara s e r devorados, a rato n es p ara ser
ro-dos, a caballos p ara ser pateados, y aun a los peces,
p ara ser dem arrados, teniendo cuidado de colocam os en
u n a red (no a los peces, sin o a los seres hum anos, de
c arn e y hueso).
Todos los elem entos n atu rales e ra n em pleados p a ra cas­
tig ar a los culpables, o presumidos tales, el fuego nrlnci-
palm ente. L a hoguera e ra de uso co rrien te e n la Edad
M edia. C cnstst a e sta hoguera en un poste colocado encim a
d e u n a p ila d e h aces de lefia recubier.os con gom a am a-
riE a y resina, a los cuales se les pren día fuego. S e am a­
rra b a n a, e llas con cad enas a los condenados, sus vestidos
sido im pregnados an tes con im a m ateria in fla ­
m able <5).
j.p v íctim a m oría lo m ás a menudo asfixiad a. A veces
e ra beneficiarla de c ie rta Indulgencia, se le estrangulaba
an te s de quem arla, E n cu anto a la s cenizas, e ra n disoer-
eadas a los cu atro vientos. L a hoguera e ra reservada de
p referen cia p ara sabios y filósofos. Je a n Huss fu é quemado
vivo e n 1415, com o a sí E tie n n e D olet, im presor y filósofo
e n 1646, plaza M aubert (6 ), e n donde le h ab ía sido erigida
u n a estatu a. Ju a n a de A rco, relapsa, tuvo la m ism a suer­
te . E l suplicio del fuego n o e ra solam ente p ara los here­
jes. E ra tam bién p ara las h echiceras, l a scdom ia. la bugre-
rle o crim en con tra la natu raleza y la bestial'dad . Los ani­
m ales no se escapaban; ¡u n gallo fu é quemado vivo por
h ab er puesto un huevo!
E n 1367. se aplicaba e n E ra n cia el suplicio del fuego
a la s «m u jeres ligeras, m u ch ach as de m a la vida, bO 'd 'le-
ras, m u jeres viviendo en vileza o desordenadas en amor,
ch icas alegres o jergoneras», asi se las designaba.
A l suplicio del luego se le llam aba tam bién auto de fe.
E n P a rís te n ia lu g ar en la plaza de Oreve. hoy plaza del
Ayuntamiento de Madrid
H otel de ViUe. ESi algu n as provincias galas era aplicado
diferentem ente. E n B re ta ñ a , se acostaba la pacien te en
u n a m esa b a jo llam ada torm ento, b a jo la cual h a b ía un
brasero conteniendo carbón de leñ a. E l carbón lo ponía
el verdugo y lo cobraba m uy caro. E ra n sus pequeños
beneflclos-
L au ren t T allh ad e h a podido escribir: «L a Inquisición
d erram a sangre com o agua. Judíos, m oros, sabios, herejes,
la a n to rch a sin les r a que llev a e n su je t a e l sabueso del
S a n to Oficio quem a y reduce a cenizas todo cuanto es
testim onio de conciencia hum ana. De M uret a P an jeau x ,
tre s siglos están empestados por l a ho rrible hum areda de
las hogueras Albigenses».
E l fuego se aliad a a menudo a los otros suplicios, para
hacerlos m ás horribles. A veces se Incen diaba u n a h a b ita ­
ción o un gran tonel en donde se en cerrab an a la s gentes,
a veces se los am ontonaban en un b a je l e n llam as que se
encontraba e n plena m ar. E l fuego serv ía aú n a otros
usos; palangana ard ien te, casco y tú n ica d e fuego, zapatos
ard ien tes, aceite hirviendo con e l cu al s e reg aba a los
condenados, p arrilla encim a de la cual se los asaba, sa r­
tén e n l a cu al se fre ía n uno a uno todos sus m iem bros
a m edidas que se los cortaban, etc. Toda l a lira, com o pue­
de verse. T re in ta y seis modos de m artirizar a las gentes...
H abía, e n S ic ilia , en tiem pos m uy antiguos, el toro de
ta la ris, nom bre un célebre tirano. E ra u n buey d e bronce,
e n el cu al se introd ucía a la victim a, m ien tras que d ebajo
se encK id a un brasero. L a in feliz g rita b a horriblem ente
y los espectadores creían escu char los mugidos. ¡E r a una
incineración viva! Volveremos a e n co n trar este suplicio en
otros tiem pos, pero e n o tra form a.
Continuem os enum erando estas to rtu ras, testlm on’os de la
m aldad hu m ana, a lia d a a la bestialid ad . M iles de repre­
sa b a s hechas a veces por los paganos co n tra los cristianos,
a veces por los cristian o s con tra los paganos, a veces por
la sociedad con tra los crim inales que incubaba en su seno.
E ic o n .ra m o s ah o ra el suplicio de la s piletas, que con­
sistía e n en cerrar a l condenado e n una p ile ta construida
a s u ta lla , sólo la cabeza estando Ubre, la cual se un taba
con m iel y sobre la que se lanzaba u n en jam b re de abe­
ja s , el pacien te ae quedaba asi días y d ías y se pudr.a con
sus excrem entos, e n donde pululaban los gusanos, que
term in aban p o r roerlo de pies a cabeza. Veam os ahora el
del caballete. S e h a c ia sen ta r a la v ictim a en un caba­
llete de m adera, cuyo lomo estab a lleno de puntas agu­
das, con pesos atad os en la s piernas y los brazos para
que las puntas se hundiesen m ás (variedad del em pala-
m lento, el palo siendo p racácad o en O riente con la form a
de u n a e sta c a hundida en el cuerpo).
H abia la T o rre d e la s (lenizas, u n a to rre de cincuenta
codos llen a de cenizas, en donde se en cerraba a l Infeliz,
que m oría asfixiado.
H abla la horn aza a id la ite (an tep asad a de los hornos
crem ato rio s), e n donde sucum bía c o n la s llam as,
H abia la precipitación a l vacio desde lo alto de u n ro­
quedo (la ro ca T arp ey a no estaba lejo s d el (Capitolio) (7).
H abia el aplastam ien to sobre espinas, con rodillos gi­
gan tes que pasaban por encim a d el cuerpo de las v.ctlm as,
cuando no p erecían pisoteadas por los elefan tes (desde
entonces se h a encontrado algo m e jo r: los tanques o ca­
rros de asalto ).
Hübía la prensa de la m u erte que, com o el carro de
D ja g g e m a t, ap lastab a a todc« les in felices acostados boca
arriba, s in h ab er comido n i bebido d uran te varios días,
suplicio calificado de pena «fu erte y dura».
H abía el cañizo, el culpable siendo arrastrad o por un
cañizo an tes de s e r cortado en pedazos, que se repartí»
el populacho, suplicio con tra el cual el generoso Shelley
protw tó con vehem encia.
 CENIT
H abía lo que se llam aba la com bustión del cuerpo y del
alm a, con plomo derretido que se d erram aba e n la boca.
H abía la m arca, con un h ierro cand ente, que consistía
en u n a larga v arilla de hierro en u n a de cuyas extrem i­
dades te n ia la letra M (abreviatu ra de la palabra m alhe­
cho r), que e l m arcador im prim ía e n la m ano del crim inal
y que term inad a su tarea, se volvía h acia e l ju ez y le
d ecía: «¡Q u é lin d a m arca, m onseñor!» (8).
H abía la abarcadu ra por la cabeza o por los píes. E n tre
los géneros de ahorcam ientos usados e n In g laterra, señ a­
lem os la de la s cadenas, encadenando la cabeza del ahor-
c.\do.
H abía e! suplicio de la rueda, uno de los m ás horroro­
sos conocidos en F ra n c ia d urante la Edad M edia. Se
am arraba el cuerpo hum ano e n un instrum ento e n form a
de rueda, repleto de p u ntas aceradas, el que se h acía
rodar por u n terreno sem brado de clavos. E l verdugo
encendía enseguida un brasero en el que se acostaba al
paciente, cuyos m iem bros se consum ían lentam ente,
m ientras que se le golpeaba s in cesar. O bien, se preci­
p itaba d ich a rueda desde lo alto de un acantilad o a una
b a rra n ca o a un torrente. L a rueda daba salto s por las
piedras, e ra arrastrad a por la co rrien te y d eshacía por
com pleto a l torturado.
H ab'a el suplicio de la escalera, form ado por dos postes,
unidas en tre ellos por peldaños, de los cu ales los m ás ele­
vados te n ía n u n a s argollas p ara s u je ta r los píes. E l con­
denado, colgado por los pies, recibía im a g ran paliza con
ram as verdes y sucumbía.
H abia el suplicio de la sie rra que c o n s'stia e n serrar
por des p artes iguales, con un Instrum ento de m adera
o de m etal, a l cuerpo que estaba suspendido en tre dos
tablas, Sup licio que databa de los p ersas y de los medas.
ha diotom la co n sist'a en despedazar, com o lo h a ce n los
carniceros con un tern ero o un buey, a u n h om bre o
nna m u je r saspeehoso de algún crim en.
H abla el suplicio del borceguí o b o ta española, que
b acía c ru jir y dislocaba los m iem bros inferiores, fu erte­
mente apretados en tre cu atro ta b la s de roble.
H abia la estrapada, que consistía en lan zar desde lo alto
úe un m ástil varias veces en el m ar o en tie rra firm e, al
Paciente suspendido con u n a polea, m anos y pies atados
Por la espalda.
lia b a la bastonada, que d esarticulaba los miembros.
En R u sia se m atab a a bastonazos a los condenados, E ra
ima especie de «passage a tab ac» anticipad o (9).
Había el suplicio de la separación, se aproxim aba dos
troncos de árboles m ediante una cuerda, se am arrab a
• esos troncos, por les pies o por las m anos a l hom bre
ábe Se quería to rtu ra, luego el verdugo cortaba la euer-
to , lo que h a c ía que a l sep ararse bru scam ente los áx-
toles a rra stra se n cada uno por su lado u n a p arte del
toerpo, o bien se utilizaba p ara ese género de suplicios
í ®bballos am arrad os uno a otro y que tirab an en sen­
do inverso les m iem bros que caían hechos pedazos. S e
II operación de u n a cabria.
„ ^ d b ia la suspensión por u n a polea, un gancho o un
bdo corredizo, a los cuales se am arraba a l culpable, la
beza h acia ab ajo, o au n por los hom bros cubiertos de
• los brazos, los pulgares y los tobillos, con enorm es
Snnu d ejab a caer v arias veces encim a de conos
p ^ "“ ®8bdos alineados en serie, m ien tras que se le gol-
“ba y que d ebajo un b rasero ard ien te lo devoraba,
^ ^ b l a la com presión, aun m ás horrible, por medio de
análoga a la que se usa p ara com prim ir los
íí«wt ® reva. L a sangre c a ia a rau dales e n la cuba,
quien la bebia.
° r a n B retafia, el suplicio de la V irgen E&-
especie de m áquina e n fo rm a de patíbulo. H abla
Ayuntamiento de Madrid
1533
en el m ism o país e n e l siglo K V I I el suplicio de la silla
sum ergida, para m u jeres (hablad oras». E sta slUa, Uama-
da aú n arm acdjo o silla de ram eras, e s'a b a en suspen­
sió n m ediante un poste sobre un estanque o un rio. S e
sen tab a a la m u je r y se d ejab a c a e r la silla con zambu­
llidas sucesivas «h asta que la m uerte llegara», fórm ula
au n usada en la In g late rra de nuestros dias. S e emplea­
ba a veces e n vez de la silla sum ergida u n a c a rre tilla
o una carre ta. Así s e castigaba a l sexo débil dem asiado
hablad or «para re fre sca r su tem peram ento dem asiado
ard ien te» y enseñarle a no m eterse en lo que n o le im ­
portaba. P a ra poner fuera de estado de p erju d icar a las
com adres, se u tilizaba aú n u n a especie d e bozal que
envolvía la cabeza de la persona y con ten ía picantes, de
m an era que ensayando ab rir la boca, la lengua era dolo-
rosam ente rechazad a (cu an tas com adres e n nuestros días
no hubiesen perjudicado a nad ie s i se hubiese empleado
sem ejan te c a s t r o ) . P or o tra p arte h a b ia lo que se llam a­
ba la b an ca de le s acusados del arrep en tim iento, p ara
esporos adúlteros de am bos sexos. Los condenados a la­
tigazos e ra n am arrad os a u n poste, con o s in bloquea
(especie d e cárce l de m adera e n la cu al se Ies ence­
rr a b a ), y se les flagelaba públicam ente. E l 14‘ igo siem ­
pre h a tenido u n ro l preponderante e n los castigos de
Ii^ la te rra .
A lgunas resistían a estas to rtu ras, usando taPsm anes
o tragand o b rebajes que h a b 'a n podido obtener sobor­
nando a los guardlanas. Ocasión, p ara unos, de decir que
estaban pose'dos por e l diablo y p a ra otros de que esta­
b a n asistidos por Dios.
L a m ayoría de estos suplicios originaban de la m ás
a lta antigüedad, si empleam os un clisé conocido. L a bas­
tonad a h ab la ya sido utilizada por pequeños delitos entre
los hebreos. E ra aplicable a toda clase de personas y aun
a l m e jo r colocado. S e acostaba boca a b a jo a l culpable
y se le golpeaba e n la espalda con u n bastón . E l padre
de fam ilia podía u sarla con sus h ijo s o sus servidores.
L a baston ad a e ra d e uso corrien te en tre ios egipcios,
E n tre los griegos, llevaba el nom bre de tym panum , es­
pecie de instrum en to e n fo rm a de rueda, sobre la cual
se extend ía el cuerpo com o la piel d e un tam bo r y se le
golpeaba h a s ta que la v íctim a rindiese el alm a.
E l suplicio del látigo o flagelación rem plazó a con ti­
nu ación en tre los ju d os a la bastonada. S e am arraba la
v íc'lm a con un an illo a una colum na y se le 'd a b a n cua­
re n ta latigazos con u n látigo term inado con puntas de
h ierro parecido a la cola de u n escorpión, de a h í el
nom bre de escorpión dado a ese instrum ento. Algunas
veces ese látigo te n ia en sus extrem idades bolas de plo­
mo. S e m iraba desde luego el estado de salud del pa­
cien te, pues p ara qué golpearle si sucum bía enseguida.
S i e ra d e una com plexión delicada no se le golpeaba.
¡H a b 'a que h acer durar el p lacer m ucho tiem po! E n
R om a el látigo servia p ara castig ar a los esclavos, m ien­
tra s que p ara los otros se acudía a lasi vergas o varillas
d e olmo y de avellano.
L a lapidación e ra la pena capital del pueblo de Israel.
E s casi cons an tem en te cuestión de este género de su­
p licio en la lite ra tu ra h ebraica (la B ib lia contiene no
pocas atrocidades). L a lapidación e ra a veces popular,
e l pueblo hacién dose é l m ism o ju sticie ro m atan do á
pedradas a les que pretendía castigar, a veces ju dicial,
acom pañada con ciertas form alidades. E ran condenados
a m uerte por lapidación los que se h a b la n hecho cul­
pables d e inobservaclón del sábado ju d aico, de idolatría,
d e adivinación, de m agia, de p itom ancia, de fa lsa pro­
fecía, de blasfem ia, de incesto, de sodomía, de adulterio,
lo que h a ce pensar e n el p a sa je bíblico con cern ien te a
la m u jer ad ú ltera: «E l que no haya pecado que tire la
p rim era piedra» — y a u n de fornicación de la Joven sol­
1534 CENIT
tera. I»a cosa tenía lugar ordinariamente en las afueras
de la ciudad, en un montículo elevado, en donde hab'a
una fosa. Llegados al lugar de ejecución, se hacía subir
al condenado, después de haberlo desnudado y de no
haberle dejado que un calzoncillo, si se trata de un hom­
bre, o de una ropa interior si era una mujer. Se le
amarraban las manos, se le empujaba hacia el agujero
MI donde caía de boca abajo. Enseguida uno de los ver­
(1) L a San Bartolomé. Alusión a la matanza de hu­
gonotes que se organizó en Par s la noche del día de
San F-artolomé (24 de agosto de 1572). donde perecieron
mitca de personas, incluidas mujeres y nlnos, que profe­
saban la re l^ ó n reformada. E l número de victimas
se ha indicado en más o menos (de 2.000 a 10.000) según
la ideología de cada historiador burgués, Desde luego, es
uno de los dramas más terribles que registra en Francia,
la historia de la Intolerancia religiosa.—(N.d.T.).
(2) El magistral pintor español Goya, pintó en los
ochenta y cinco aguarfuertes de Los Desastres de la gue­
rra, lo más espantoso que se haya descrito jamas sobre
la militocracla en acción.—(N.d.T.).
(?) Fn 19 '3, publicados por el Esperantisbo Grupo de
Kioto üniversltaío de Kyoto (Japón), aparecieron nume­
rosos folletos que circularon mundialmente. con sobre-
cogedores dibujos de artistas japoneses, recordando a los
pacifistas del mundo entero, los horrores del bombardeo
atómico de Hiroshima y Nagasakl.
(4) Véase el último film norteamericano «QVO VA-
DIS» en multicolor. Nótense las crueldades del (Toliseo
romano, el incendio por el discípulo de Séneca, de la
(Ciudad Elerna, etc.—(N.d.T.).
(-> Fscribe Rudolí Rocker en el tercer tomo de sus
memorias «Revolución y Regresión»; «E>e acuerdo con
los datos del abad Montgaillard. desde 1481 a 1781 fueron
quemadas vivas en España cerca de 330.000 personas y
sus bienes traspasados al Estado y a la Iglesia. Eii aque-
ll-s años de la más espantosa tiranía, vigilaba la Iglesia
con ojos de Argos para que España no fuese alcan^da
por ninguna influencia exterior. Todavía en 1790 publicó
La sociedad, lejos de disminuir y de limitar, crea la li­
bertad de los individuos humanos; es como la raíz y el ár­
bol: la libertad es su fruto. Por consecuencia, en cada épo­
ca, el hombre debe buscar su libertad, no al principio, sino
al fin de la Historia, pudiéndose decir que la emancipación
real y completa de cada individuo humano es el verdadero
y supremo fin de la historia.
Société Générale d T m ^ s io n , 61. rué de* A m idonniert.-Le Gérant : Etienne CVILLKUAU. Totdouse (Hte-Gne.)
Ayuntamiento de Madrid
dugos encalcados de esta tarea, le lanzaba encima del
cráneo una enorme piedra. S i esta piedra no le mataba,
la multitud se encargaba de liquidarlo. L a lapidación
tenia lugar de preferencia en un día de fiesta. Se expo­
nía luego el cadáver ante la vista de todos. T al era la
pena capital de los judíos, Y es así como fué lapidado
San Esteban.
G é ra rd d e L A C A Z E -D U T H IE R S
la Inquisición un Indice de 7.600 autores cuyos escrit^
estaban prohibidos en España, entre ellos las obras clá­
sicas de Horacio, Ovidio, «cerón. Plutarco, Dante, Pe­
trarca y Boccacio. Por la misma época poseía el pais un
ejército de 134.000 curas, 46.000 monjes, y 34.000 monjas»
(página 266). Añade aún el conocido escritor libertario:
«Fn 1832 fundaron dos obispos y 127 prelados la cé’ ebre
sociedad secre'a El Angel Extenninador, de cuyos aten­
tados criminales cayeron victimas en les d-'S años si­
guientes más de cuatro mil personas de ideas liberales.
En el mismo año entró en España con un ejército fran­
cés el duque de Angulema, para establecer la paz y e!
orden. Lo que siguió después resiste a toda descripción.
Los liberales fueron asesinados en masa y más de 50.000
personas llenaron las prisiones y cámaras de tortura de
la Inquisición resucitada. Riego mismo fué metido en un
saco y llevado al cadalso montado en un asno, circun­
dado por una multitud fanática azuzada por monjes, que
gritaba burlescanrente a la cara del libertador en su
último trayecto; «¡Vivan las cadena»!>i (pág, 271).—
(N.d.T,).
(6). Plaza situada en Ja ciudad de Parts.—(N.d.T.).
(7) Situado en París.—(N.d.T.).
(8) Reocs-dará el lector que en España, en 1934, cuan-
do la revolución de Asturias, las trepas mercenarias del
tercio marroquí, marcaban en la frente de los sospechó-,
sos la sigla UHP (Un os hermanos proletarios).-N.d.T.).
(9) «Passage á tabac» es una frase francesa que in­
dica los apaleamientos que tienen lugar en las comisa­
rias del mundo, por los sicarios de la plutocracia, dadas
a los sospechoSM.— (N.d.T.),
Lo que sucede es que el concepto Estado ha supíonffld<’
o ¡a sociedad, y ésta vive fuera de su centro natural y ra­
cional por la acción de los privilegiados, resultando que
oposición con las teorías racionales del derecho, predominé
el hecho brutal, y asi ha podido decirse que la fuerza as
superior al derecho.
Anselm o LORENZO
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LA VIRGEN ROJA
A s í, d a n d o a l c a íd o

T ü m a n o d e d u lz u ra e n e l c ó m b a le .
F u is te í u e g o d e to d o lo p o d r id o ,
L u z d e a m o r p a ra t o d o lo q u e la te .

C o n fu c a b e z a a u d a z d e s u b le v a d a
C ru z a s te p o r la f ie r r a , v ic to rio s a .
D e s p e d a z a n d o e l m al con una e sp ad a
En cu y o filo flo re c ió u na rosa.

¡R o s a de am or que del a m o r v iv ía ,
S ú m m u m d e g ra c ia y v ir g in a l b e lle z a ,
E s p e ra n z a y f u lg o r q u e se e x p a n d ía
C o m o la ir r a d ia c ió n d e un a c a b e z a !

¡S o b r e la fa z d e un m u n d o , fu e s ta n d a rte
F u é r o jo , c o m o r o ja es la m a ñ a n a .
C o m o r o ja es la s a n g re y r o jo e l a rfe
Q u e d e la v id a e n to n a n e l h o sa n n a !

Eras la s u a v e L u is a , s o fo c a n d o
El h u m o r e n las lla g a s d e lo$ sie rvo s
Y la t e r r ib le v e n g a d o ra , a h o g a n d o
En sus cu e va s a to d o s lo s p ro te rv o s .

M ís tic a d e u n a f e q u e n o e n te n d ía n
S in o los q u e h a n a m a d o o ha n s u fr id o .
Tus a la s d e te r n u r a se e x te n d ía n
S o b re to d a t in ie b la y t o d o o lv id o .

A m o ro s a y s o n r ie n te , e n a r d e c id a .
V e la b a s s o b re to d o s lo s d o lo re s .
T e n ie n d o s ie m p re p a ra cada h e r id a
G r it o s d e h o r r o r y b á ls a m o d e flo re s .

E l o d io y (a b o n d a d te e m b ra v e c ie ro n
Y e n t í los p e n s a m ie n to s d e s p e rta r o n .
¡T o d a s las ig n o m in ia s te te m ie ro n
Y to d o s los p e s a re s fe a la b a r o n !

A lb e r t o G H IR A L D O

Ayuntamiento de Madrid
Servicio de Librería de lo C. N. T. de España en el Exilio
Floresta de leyendas heroicas espa­
ñolas (Compiladas por Ramón Menén-
dez Pidal.) Rodrigo, el último godo.
Tomo I.
Z O R R IL L A .—Poesías. Prologo y no­
tas de Narciso Alonso Cortés.
M E L E N D E Z V A L D ES.— P o e s í a s.
Prólogo \ notas de Pedro Salinas.
GARCÍA G U T IE R R E Z . — Venganza
catalana y Juan Lorenzo. Prólogo y no­
tas de José R. Lomba.
JU AN PA BLO FO R N E R .— Esequras
de la lenEua castellana. Prólogo y no­
tas de Pedro Sainz Rodríguez.
F E IJO O .— Teatro crítico universal.
Tomo III. Prólogo y notas de Agustín
Millares.
L O P E D E VEGA .— Poesías lincas.
Tomo I. Prólogo y notas de José F .
Montesinos.
C A LD ER O N D E LA BARGA.— Au­
tos sacramentales. Tomo 1- Prólogo >
notas de Angel Valbuena.
M IR A D E A M ESCU A .—Teatro. To­
mo I. Prólogo y notas de Angel \al-
buenu.
Floresta de leyendas heroicas espa­
ñolas. Tomo I I. Prólogo y notas de Ra­
món Menéndez Pidal.
C R IS T O B A L D E C A S T I L L E J O .-
Obras. Tomo I. Prólogo y notas de Je­
sús Rodríguez Bordona.
M A TEO ALEM AN .— Guzmán de Al-
farache. Tomo 1. Prólogo y notas de
S. Gilí y Gaya.
C A LD ER O N D E LA B A R C A — Au­
tos sacramentales. Tomo 11. Prólogo y
notas de Angel Valbuena.
L O P E D E VEG A .--«Poesías lincas...
Tomo I I. Prólogo y notas de José F .
Montesinos. , ,
SAA VEDRA FA JA RD O .— Idea de
un príncipe político cristiano». Tomo I.
Prólogo V notas de Vicente García de
Diego.
LARA.— Artículos políticos y socia­
les». Tom o III. Prólogo > notas de
Narciso Alonso Cortés.
QUINTANA.— «Poesías». Prólogo y
notas de Narciso Alonso Cortés.
CRISTO B.A L D E C A S T IL L E JO .—
.-Obra.s». Tomo II. Prólogo > notas de
] Domínguez Bordona.
JUAN V A LERA .— «Pepita Giménez».
Prólogo vnota s de Manuel Azaña.
SAAVEDRA FA JA RD O .— <Idea de
un príncipe ciistiano». Tomo II-JáozD
un príncipe político ciisliano». Tomo II.
Prólogo y notas de García de Diego.
M IRA D E AM ESCUA.— Teatro. To­
mo II. Prólogo y notas de Angel ^ al-
buena. , ,
M A TEO ALEM AN .— Guznuui de
.Alfarache». Tomo II. Prólogo y notas
de S. Gilí Gaya.
«Floresta de leveiidas heroicas espa­
ñolas». Tom o II. Prólogo y notas de
Ramón Menéndez Pidal.
F E IJO O . -«C artas eruditas». Prologo
\ notas de .Agustín Millares.
Ayuntamiento de Madrid
tivas». Prólogo y notas de J. María Sa-
JUAN D E V A L D ES.— Diálogo de
laverría
la lengua». Prólogo y notas de José F .
SALAS B A R B A D IL U ).— «i^a pere­
.Montesinos. ,
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B R ETO N D E L O S H E R R E R O S —
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de S. G ilí Gaya.
,<E1 Proletariado Militante . de An­
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C o lecció n d e - d á - n c o s castettanos -
«El Apoyo Mutuo», de Kropotkme,
(antiguos clásicos « L a LectuTO»)
a 500 fran cas el colu m en 200 Irs.
«Etica», de Kropotkine, lUO trs.
C A S T IL L O S O L O R Z A N O .-«L a Gar­ «El Pueblo-, de .Anselmo Lorenzo.
duña de Sevilla \ anzuelo de las bol- 175 trancos.
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Morcuendo. ,
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F E IJO O .— Teatro erílieo universal».
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M Ü N C A D A .-- Exposición de los c a ­
talanes v aragoneses contra '
griegos». Prólogo \ notas de S. Gili y
El libro que deben leef ''O
' s a n JUAN D E LA CRUZ.— «El
cántico espiritual». Prólogo y notas de
.Matías Martínez (le Burgos.
O U EV ED O . Obras satíricas y ies-
fodos los esfudiosos