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3.5.

Consumismo en la sociedad
3.5.1. Consumismo en el mundo
En esta civilización, como dice Eduardo Galeano: "las cosas importan cada vez
más y las personas cada vez menos, los fines han secuestrado a los medios: las
cosas te compran, el automóvil te maneja, la computadora te programa, la TV te
ve". (Galeano, 1983)
Antes del siglo XIX la inmensa mayoría de la población sólo consumía lo básico
para la subsistencia y el consumo ostentoso o de lujo estaba reservado a una
pequeñísima parte de la sociedad. Con el desarrollo de las ciudades, las
comunicaciones y los sistemas de producción en serie, comienzan a generalizarse
y “democratizarse” los hábitos consumistas. (Álvarez, 2015)
Tomando como referencia prácticamente cualquier parámetro (gastos por hogar,
número de consumidores, extracción de materias primas), el consumo de bienes y
servicios ha aumentado constantemente durante décadas en los países industriales,
y está creciendo ahora de forma acelerada en muchos países en desarrollo. Las
cifras dibujan un panorama mundial en rápida transformación por la revolución
del consumo. (Álvarez, 2015)
Las inversiones del consumo privado (las cantidades gastadas en bienes y
servicios de los hogares) superaron en el 2000 los 20 billones de US$, un aumento
considerable respecto a los 4,8 billones de US$ invertidos en 1960 (en US$ de
1995). Aunque este incremento, que equivale a multiplicar por cuatro el consumo,
se debe en gran parte al crecimiento de la población, también es consecuencia del
aumento de prosperidad en muchos lugares del mundo. Por otra parte, las cifras
globales enmascaran las enormes disparidades en el consumo. El 12% de la
población del mundo que vive en Norteamérica y en Europa Occidental es
responsable del 60% del gasto privado mundial, mientras que a la tercera parte
que vive en el sudeste asiático y en el África subsahariana le corresponde sólo el
3,2%. (Gardner, 2004). (Anexo 1 – Tabla 1)
Gran parte del consumo tiene lugar en las regiones más ricas del mundo, el número
de consumidores se reparte de forma un poco más equilibrada entre las regiones
en desarrollo y las industriales. El trabajo de investigación llevado a cabo por el
antiguo experto del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA) Matthew Bentley, que habla de “una clase mundial consumidora”, ha
dejado clara la existencia de esta distribución. Las personas pertenecientes a esta
clase tienen un poder adquisitivo paritario (medida de ingresos que indica la
capacidad real de compra en un determinado país) por encima de los 7.000 US$,
que equivale aproximadamente a la cifra oficial del límite de la pobreza en Europa
Occidental. Los niveles de riqueza de la clase consumidora mundial varían
enormemente, pero sus miembros son generalmente usuarios de televisores,
teléfonos móviles e Internet, así como de la cultura y las ideas que se transmiten
por estos circuitos. Esta clase consumidora mundial asciende en total a unos 1.700
millones de personas, más de la cuarta parte de la población mundial. (Bentley,
2010) (Anexo 2 – Tabla 2)
La mitad de esta clase consumidora vive en los países en desarrollo, con China y
la India representando más de un 20% del total global. (Anexo 3 – Tabla 3). La
cifra de 362 millones de habitantes que pertenece a esta clase en estos dos países
supera de hecho la del conjunto de Europa Occidental (aunque el chino o el indio
medio de dicha clase consume bastante menos que el europeo medio). Sin
embargo, gran parte del mundo en desarrollo está casi excluido de este sector
social emergente: la clase consumidora del África subsahariana, la más pequeña,
se eleva solo a 34 millones de personas. Esta región ha quedado marginada
efectivamente de la prosperidad experimentada por el mundo durante las últimas
décadas. Valorada en términos de gastos del consumo privado por persona, la
prosperidad del África subsahariana había retrocedido en 2002 un 20%
comparado con dos décadas antes, creando un profundo abismo entre esta región
y el mundo industrial. Además de contar con grandes masas de consumidores, los
países en desarrollo suelen tener un potencial de crecimiento de este sector mucho
mayor. Por ejemplo, la clase consumidora en China y en la India representa solo
el 16% de la población de estas regiones, mientras que en Europa esta cifra se
eleva al 89%. En la mayor parte de los países en desarrollo la población
consumidora representa efectivamente menos de la mitad del total
(frecuentemente mucho menos) lo que indica que su margen de crecimiento es
muy grande. Basándonos en las proyecciones del aumento de población, las
previsiones son de al menos 2.000 millones de personas de la clase consumidora
mundial para el año 2015. (Gardner, 2004)
Una gran proporción del gasto de los consumidores se destina a bienes cuya
utilidad para sobrevivir o para el propio confort son muy discutibles, pero que
contribuyen a hacer la vida más agradable. En esta categoría se podrían incluir
desde los caprichos diarios que aparentemente tienen poca importancia, como
dulces y refrescos, hasta las grandes compras y gastos como cruceros en barco,
joyas y coches deportivos de lujo. No se puede condenar de lleno a la clase
consumidora mundial por estos gastos, ya que las discrepancias sobre lo que
constituye un consumo excesivo pueden ser enormes, incluso entre personas muy
razonables. Pero las cantidades gastadas en este tipo de bienes son un buen
indicador del excedente de riqueza que existe en muchos países. Las cifras de
consumo de una minoría privilegiada ponen en evidencia la falacia de que las
necesidades básicas de los pobres del mundo no pueden afrontarse por ser
demasiado costosas. Con menos de lo que la gente rica se gasta al año en
maquillaje, helados y comida para animales de compañía se podría proporcionar
una alimentación adecuada, agua limpia y educación básica a los más pobres del
mundo. (Gardner, 2004) (Anexo 4 – Tabla 4)
3.5.2. Consumismo en Latinoamérica
El escritor FitzGerald decía del alcohol: “primero, te tomas un trago, luego el trago
se toma un trago, luego el trago te toma a ti” (Fitzgerald, 1910). Lo mismo
podríamos decir sobre el consumo. En particular, sobre el consumo conspicuo,
que busca y genera estatus y reconocimiento social. Es parte natural de la historia
de las clases medias desde que Max Weber describía sobre los modales de la
nueva burguesía alemana y Thorstein Veblen retrataba los excesos del
consumismo americano hace más de un siglo (Veblen, 1986).
América Latina es una de las regiones más prometedoras en cuanto al incremento
de consumo se refiere como consecuencia del crecimiento de diversas economías
en la región. (Gonzales, 2015)
El consumo es el motor de las economías latinoamericanas. Contabiliza el 59%
del PIB en Brasil, 66% en Mexico, 69% en Chile, 77% en Honduras y 88% en
República Dominicana. No solo que pesa mucho, sino que es el dínamo de
crecimiento en la región. Durante la última década –a pesar de vaivenes de
crecimiento– el consumo se mantuvo a flote. Contabiliza hoy más de dos tercios
del crecimiento económico de Brasil, de México y de Chile del último año.
(Gardner, 2004)
El consumo también redundó en una significativa reducción de la pobreza y la
emergencia de estratos medios en la región. El medio emergente se debe a
mercados laborales dinámicos, a su vez alimentados por consumo de estos mismos
estratos. Hoy, el grupo más grande de la población en la región ya no es “pobre”
en el sentido estadístico, sino “vulnerable”, inserto en mercados laborales
precarios, pero con más ingreso y más poder adquisitivo que antes. (Gonzales,
2015)
Segundo, una preocupación. El consumo está íntimamente ligado a condiciones
de alta liquidez, crédito fácil y endeudamiento de los hogares. La deuda
acumulada por los hogares se disparó en toda la región. De acuerdo a datos de
Morgan Stanley, los hogares chilenos tienen una deuda equivalente a más del 60%
de su ingreso disponible. Los hogares brasileños siguen con algo más del 30%;
Perú y Colombia con algo menos del 30%. A nivel macro, préstamos para la
compra de vivienda siguen siendo el crédito de mayor peso; en Chile supone cerca
del 20% del PIB, en Colombia y México se acerca al 10%. La excepción
importante es Brasil donde el crédito de consumo es cercano a 20% del PIB –y
supone el 80% de todo el crédito que va dirigido a hogares. (Álvarez, 2015)
3.5.3. Consumismo en el Perú
Perú es uno de los países de la región con mayor crecimiento económico esperado
para 2018. A pesar del incremento de precios, los hogares están pasando por una
buena situación económica, lo que se ve reflejado en el aumento de su gasto.
El consumo crece apalancado por el nivel socioeconómico C, especialmente en
las Provincias. Este año se observó una descentralización en el país y las empresas
están apostando a esta región. (Gardner, 2004)
Entre las categorías que más crecieron en la canasta se encuentran: arroz, leche,
bebidas gaseosas, detergentes y jabón de tocador. El driver fue el volumen por
ocasión, a excepción de bebidas gaseosas que mejoraron la frecuencia de compra.
Las categorías que sufrieron efectos inflacionarios más marcados fueron: los
fideos, el arroz y el aceite. Los hogares aumentaron ligeramente las compras de
estos alimentos porque se pasaron al segmento granel, manteniendo la misma
frecuencia de compra. (Gonzales, 2015)
El mercado de aceites envasados de Lima viene creciendo por motivo de la gran
demanda del biodiesel y aumento de precios de las materias primas en todo el
mundo, lo que está obligando a las empresas a cambiar sus estrategias
tradicionales por aquellas que les ayuden a mantener un nivel adecuado de
rentabilidad y ocasionando que se incremente la competencia. (Gardner, 2004)
El canal predilecto del peruano es el tradicional, compuesto por las bodegas y
mercado de abastos. Sin embargo, los hogares están comenzando a incrementar
su consumo en Autoservicios. Los hogares que compran en este último canal
mejoran su frecuencia de compra. Es aquí donde se comienza a sentir el “boom”
de los Autoservicios en el mercado peruano. Este potencial del canal moderno se
enlaza con el crecimiento de Provincias, que muestra un alza constante. (Álvarez,
2015)
Desde mediados del 2007, la llegada de complejos comerciales parece haber
transformado la cara del norte del Perú. Los habitantes de provincias han elevado
su calidad de vida y consumo a partir de la llegada del retail moderno,
representado por centros comerciales nuevos, incrementándose también los
centros de recreación -cines y esparcimiento-, mejorando las ofertas de empleo,
precios y crédito. (Gonzales, 2015)

REFERENCIAS
Álvarez, L. (2015). Biblioteca UCM. Obtenido de Biblioteca UCM:
https://biblioteca.ucm.es/revcul/e-learning-innova/92/art1423.pdf
Bentley, M. (2010). FUHEM. Obtenido de FUHEM:
http://www.fuhem.es/media/cdv/file/biblioteca/Cohesi%C3%B3n%20Social/GA
RDNER,%20Gary,%20La%20situaci%C3%B3n%20dle%20consumo%20actual
%20.pdf
Fitzgerald, S. (1910). America Economía. Obtenido de América Economía:
https://www.americaeconomia.com/analisis-opinion/america-latina-el-consumo-
te-consume
Galeano, E. (1983). arbil. Obtenido de arbil: http://www.arbil.org/(77)juan.htm
Gardner, G. (2004). FUHEM. Obtenido de FUHEM:
http://www.fuhem.es/media/cdv/file/biblioteca/Cohesi%C3%B3n%20Social/GA
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%20.pdf
Gonzales, F. (2015). Mercado 20. Obtenido de Mercado 20 :
https://www.merca20.com/que-cuando-y-como-consumimos-en-latinoamerica-
10-datos-que-no-puedes-perder-de-vista/
Veblen, T. (1986). UNDP. Obtenido de UNDP :
http://www.undp.org/content/undp/es/home/ourperspective/ourperspectivearticle
s/2014/01/10/el-consumo-te-consume-george-gray-molina-.html
ANEXOS

TABLA 1:

Fuente: Gardner, Gary. La situación del consumo actual.


TABLA 2:
Fuente: Gardner, Gary. La situación del consumo actual.

TABLA 3:

Fuente: Gardner, Gary. La situación del consumo actual.


TABLA 4:
Fuente: Gardner, Gary. La situación del consumo actual.

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