SEDIMENTACIÓN POTENCIAL DE PRESAS
HELENA COTLER Y DANIEL IURA GONZÁLEZ
NIVEL INTERNACIONAL, las presas
A
se están azolvando a una tasa
aproximada de 1% al año (WCD,
2000); esto implica que para
mediados del siglo XXI el alma-
cenamiento mundial de agua
sería la mitad del actual. Esto
tendría importantes repercusiones a nivel eco-
nómico y ambiental (de Vente et al., 2005).
La sedimentación de los cuerpos de agua
tiene un alto costo ambiental y social. Está
asociada con el deterioro de los ríos, el distur-
bio de los hábitats acuáticos, la disminución
de la capacidad de almacenamiento, los costos
directos relacionados con el dragado de las pre-
sas y con la pérdida de pesquerías (Nearing et
al., 2000; Mc Cully, 2001). Además, los sedi-
mentos representan un factor decisivo para el
transporte y el destino de nutrientes (Ritter y
Bergstrom, 2001), elementos traza, metales
pesados (Miller, 1997) y patógenos (Jamieson et
al., 2005). La estrecha relación entre sedimentos
y aporte de nutrientes y contaminantes explica
la importancia de la sedimentación en el proce-
so de contaminación difusa (Collins y Anthony,
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2008). Por estas razones, se considera la sedi-
mentación como el problema técnico más serio
que enfrentan las presas (Mc Cully, 2001:107).
El proceso de sedimentación ocurre princi-
palmente por acarreo y transporte de las partí-
culas mediante el flujo de agua, es decir que
está estrechamente ligada al proceso de ero-
sión hídrica de suelos, que incluye el des-
prendimiento de partículas y su subsecuente
transporte y depósito a lo largo de laderas.
La utilidad de relacionar el proceso de sedi-
mentación con la cuenca reside en que en este
territorio es posible la identificación de las
principales fuentes, almacenes y vías de trans-
ferencia y por lo tanto la evaluación de su sus-
ceptibilidad a las perturbaciones antrópicas.
México cuenta con más de 4,000 presas, las
que en su conjunto presentan una capacidad
de almacenamiento de 150 mil millones de
m3 (CNA, 2008). El 70% de esta capacidad de
almacenamiento se concentra en 52 presas,
distribuidas a lo largo del país, cuyo destino
principal es la generación de energía (54%),
la irrigación (36%) y el uso público (10%)
(CNA, 2008).
Tradicionalmente, la evaluación de la sedi-
mentación de presas se ha realizado a partir de
modelos que consideran variables relacionadas
con la erosión hídrica, la topografía, el uso del
suelo y la intensidad de lluvias (de Vente et
al., 2005 y 2008; Nearing et al., 2000).
Para la presente evaluación de la sedimenta-
ción potencial de presas se consideraron los
siguientes submodelos:
1) PRODUCCIÓN DE SEDIMENTOS: se considera a la
erosión hídrica (cárcavas y surcos con dife-
rentes grados de intensidad y extensión),
como principal factor para la provisión de
sedimentos al sistema; así como la erosivi-
dad de la lluvia.1
2) TRANSPORTE DE SEDIMENTOS: en las laderas, los
sedimentos pueden ser retenidos, almacena-
dos y movilizados a corto o largo plazo. La
mayor densidad de las redes de drenaje permi-
tiría evacuar más rápidamente los sedimen-
tos. Este movimiento es acelerado por la pre-
cipitación, en términos de la energía con la
cual las gotas de agua rompen la estructura del
suelo y arrastran partículas pendiente abajo.
3) SUSCEPTIBILIDAD DEL TERRITORIO ALREDEDOR DE
LAS PRESAS: las condiciones de pendiente y
uso de suelo (y cambio de vegetación y uso
de suelo-CVUS) alrededor de las presas puede
influir en el aporte de sedimentos a estos
cuerpos de agua.
En cada submodelo, las variables fueron orde-
nadas en grupos y sub-grupos con base en la
identificación de los principales factores que
intervienen en los procesos de sedimentación
del territorio, siguiendo la lógica del análisis
jerárquico (Saaty, 1980), con el objetivo de
expresar el impacto relativo de cada una de
las variables escogidas y evaluar la sedimenta-
ción potencial de presas en las cuencas de
México. Una vez establecido el árbol jerárqui-
co de variables, fue necesario aplicar métodos
de estandarización simple con la finalidad de
compararlas entre sí. Para las variables conti-
nuas se utilizó la función lineal entre valores
máximos y mínimos como método de estanda-
rización. Para las variables categóricas se usó
el método de ordenación simple (Gómez,
2006) con el fin de transformar las clases en
valores de 0 a 1 con base en el impacto de
cada clase en la sedimentación potencial de
las presas. La agregación de las variables en
las cuencas se hizo bajo las premisas del aná-
lisis multicriterio (Malczewski, 1999). Se pon-
deraron todas las variables (ver Figura 1) del
mismo nivel jerárquico y del mismo grupo,
usando el algoritmo de ordenación simple
antes mencionado, para determinar el impacto
relativo de cada una de éstas en la sedimenta-
Figura 1. Modelo multicriterio jerárquico para evaluar
la sedimentación potencial de presas.
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ción potencial de presas. La superposición
espacial de los valores de cada una de las
variables se realizó a través de la sumatoria
lineal ponderada, la cual permite evaluar cada
cuenca en función de la suma de los valores
ponderados de cada criterio en los diferentes
niveles de la jerarquía (Belton, 1986). Los cál-
culos de agregación se realizaron en el módu-
lo de análisis espacial multicriterio del soft-
ware ILWIS 3.4. Finalmente los valores de la
agregación final se clasificaron según el méto-
do de Jenks, que busca reducir la varianza
entre los grupos.
Los valores más altos de sedimentación
potencial de las presas a nivel de cuencas
expresa el riesgo de estos cuerpos de agua de
sufrir un mayor azolve y deterioro. También
expresa la alteración de la dinámica de
algunos componentes (suelo y vegetación)
de la cuenca.
El Mapa adjunto presenta la distribución de
la clasificación final de la sedimentación
potencial de las presas en el territorio mexica-
no (los resultados de los sub-modelos se
encuentran en la versión digital).
Más del 13% de las cuencas en México pre-
sentan un muy alto a alto potencial de sedi-
mentación (Figura 2). Entre ellas sobresalen
aquellas cuencas cuyos potenciales de produc-
ción de sedimentos, transporte y susceptibili-
dad del territorio son muy altos, como las
cuencas centrales (Lerma-Chapala, Santiago,
Balsas, así como Pánuco y Soto La Marina),
mientras que las cuencas de Sinaloa, Culiacán
y Evora alcanzan este nivel debido a las varia-
bles que determinan la susceptibilidad del
territorio o la producción de sedimentos, como
el río Yaqui; y en Grijalva-Usumacinta las
variables que determinan el transporte de sedi-
mentos son las más críticas (Figura 1).
En el otro extremo, más del 30% de las
cuencas presentan una sedimentación poten-
cial baja a muy baja, que se refleja de manera
consecuente con los resultados de los tres
sub-modelos. Varias de estas cuencas se
ubican en la región centro-norte del país, y
su escasa precipitación disminuiría los ries-
gos de producción y transporte hídrico de
sedimentos; sin embargo, hay que recordar
que la energía del viento también contribuye
a la generación y transporte de sedimentos,
aunque este proceso no fue evaluado en
este modelo.
El alto costo económico, social y ambiental
que generan las presas amerita conservar las
condiciones del territorio que aseguren el
funcionamiento y la vida útil inicialmente
planeadas.
Debido al impacto ambiental y social que
las presas generan, éstas deben ser considera-
das como un actor importante en el contexto
del manejo de cuencas, con una fuerte
dependencia del mantenimiento de los eco-
sistemas cuenca arriba y como generadoras
de externalidades para ecosistemas y socie-
dades cuenca abajo. Como comentan Toledo
y Bozada, 2002: “los beneficios, los costos y
los riesgos ambientales de nuestros megapro-
yectos modernizadores se han transferido de
un modo desigual hacia los diferentes secto-
res de nuestra sociedad”.
Bajo el contexto de cuencas, la captura de
sedimentos en las presas tiene dos lecturas.
Por un lado, aminora la vida útil de las presas
y con ello, los beneficios que podrían estar
otorgando a ciertas poblaciones, en detrimen-
to de otros sectores y ecosistemas afectados.
Por otro lado, la captura de sedimentos en
estas obras hidráulicas reduce la carga de
sedimentos que transportan los ríos, alterando
sus hábitats (ver capítulo Alteración eco-
hidrológica) y disminuyendo el aporte y enri-
quecimiento de los deltas (WCD, 2000). Por
ejemplo, en el delta del río Balsas, la reduc-
ción del aporte de sedimentos gruesos causa- Figura 2. Clasificación de sedimentación potencial de presas por cuencas hidrográficas.
da por las obras hidráulicas, ha provocado la
migración de la playa tierra adentro, con un
retroceso promedio de 13 m al año entre 1958
y 1979 (Toledo y Bozada, 2002). El deterioro
de los deltas, por reducción de aporte de sedi-
mentos, incrementa la vulnerabilidad de las
zonas costeras ante las condiciones del cam-
bio climático (Day et al., 1997). Por ello, el
balance de sedimentos (sediment budget)
constituye un indicador útil para evaluar la
respuesta de las costas ante el cambio climáti-
co (Cowell et al., 2006).
1 La erosividad de la lluvia fue calculada mediante
el Índice de Fournier, que evalúa la concentración de
la lluvia durante un año, mediante la ecuación:
p2 donde p = precipitación más alta en un mes
P y P = precipitación anual.
FOTO: HELENA COTLER
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