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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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PRESENTACIÓN
Como es del conocimiento general, estamos próximos a con-
memorar el Bicentenario de fundación, siendo uno de los tres co-
legios más antiguo de Colombia, toda vez que Monseñor Lasso de
la Vega, nos fundó como institución educativa hace 200 años y el
5 de Marzo de 1823 el General Francisco de Paula Santander, nos
dio la partida de nacimiento como “Colegio Santanderino”, cum-
pliendo los lineamientos de Ciencia, Honor y Virtud, los cuales
están de manifiesto en nuestros ilustres egresados y exalumnos que
han dado fruto en la creación de la vida institucional de esta noble
nación. Nadie podría imaginar que este sueño de lo impensable en
ese momento, como era la educación pública de calidad en el si-
glo XIX, esta esperanza de un mundo mejor para las clases menos
privilegiadas, viera certezas en la ciudad Fundadora de Ciudades,
con un nido de aguiluchos, que hoy tienen su reconocimiento por
el honor de ser “Discípulos de dos siglos”.
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
Conserve, amigo lector esta joya que está en sus manos como
un pedazo de memoria viva que siempre arderá en el corazón de
los egresados del Colegio Provincial “San José” de Pamplona.
Guillermo Acevedo
Rector
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INTRODUCCIÓN
A manera de advertencia
Dos siglos equivale a toda la historia del país, desde que dejó
de ser una colonia española para transformarse en un país inde-
pendiente.
Dos siglos equivalen a ocho generaciones. Es una noción difí-
cil de dimensionar por la mente de una persona, que escasamente
abarcar dos generaciones atrás, en el mejor de los casos, cuando
ha podido conocer a sus abuelos, y muy excepcionalmente a sus
bisabuelos. “Tatarabuelo” es un concepto que sólo sobrevive en los
árboles genealógicos, no en la memoria personal. De modo que
para enunciar en términos familiares a ocho generaciones habría
qué hablar de “los tatarabuelos de los tatarabuelos”, filiación que
se desvanece en la memoria de una persona o de una familia, para
convertirse en la historia de un pueblo entero.
Por eso a la historia de un colegio como el Provincial es casi
imposible separarla de la historia de la ciudad y de la región; mu-
cho más cuando Pamplona ha sostenido, por antonomasia, du-
rante dos siglos su carácter de “ciudad estudiantil”. A diferencia
de otras ciudades, y por diferentes circunstancias (topográficas,
políticas, socio-.económicas) Pamplona no ha podido expandirse
más allá de sus límites “naturales”, determinados por el cerco de
altas montañas cercanas que la cercan; pero ha contado con la for-
tuna de dedicarse al cultivo intensivo del espíritu, primero a través
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
El autor
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PRIMERA PARTE
De la memoria personal al registro histórico
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UNA MEMORIA PERSONAL
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en la Fuente de Soda y más tarde en el Ruiqui-Riqui o en Las Ca-
vernas, si el asunto daba para ensayos de amor clandestino poco
recomendado por las Hermanas. Otra oportunidad de encuentro
era el cine para internos, una vez a la semana, en el teatro Ceci-
lia, o los campeonatos inter-colegiados de básket noctuno en las
canchas del Provincial, que casi siempre ganaba el Colegio, para
mayor orgullo de sus alumnos.
Otra oportunidad para ver las internas, aunque fuera de lejos,
eran los desfiles; el sacrificio implicaba vestirse de paño y corbata
y soportar sol durante horas; el beneficio, admirarse mutuamente;
y era cuando el colegio hacía retumbar las calles de Pamplona con
su muy vistosa y mus sonora banda de guerra, que competía con
la del Carmelitano tanto para marcar el paso de su colegio como
para hecerle perder el paso a los colegios rivales, que eran todos.
Era un orgullo pertenecer al colegio Provincial. Los expulsa-
dos del Provincial iban a parar al Carmelitano o al Gimnasio del
Rosario. En la Normal estudiaban futuros maestros de escuela (lo
que no era muy atractivo), y en el Instituto Piloto, jóvenes intere-
sados en hacer un bachillerato agrícola que los llevaría a trabajar
en el campo. En el Afanador y Cadena, estudiantes que hubieran
querido estudiar en el Provincial, pero no poseían los recursos o
disciplina o rendimiento académico para ingresar al colegio más
prestigioso de Pamplona.
El Colegio estaba regentado por la comunidad de los Her-
manos Cristianos y estaba antecedido nada menos que por una
tradición de ciento cincuenta años de existencia. De “Provincial”
no tenía sino el nombre, que bien hubiera podido ser “Departa-
mental”, “Nacional” o, en ese entonces, “Internacional”. Era ya
leyenda que por sus aulas habían pasado una buena colección de
gobernadores e, incluso, presidentes de Venezuela. Pero el pres-
tigio lo daba tal vez la confiable nómina de profesores que, año
tras año, conformaba la comunidad religiosa dándole estabilidad,
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sultaba familiar, lo encerraba en la sala de la prefectura y le sacaba
información en tiempo relámpago, con preguntas tan directas que
no se hubiera atrevido a hacer el más osado de los confesores. Los
estudiantes le perdonaban esos quince minutos de tortura y gran
incomodidad, pues luego la relación con el Hermano Martín se
volvía de camaradería, como la que se tiene con un tío cómplice.
Asumía como cualquier alumno la rivalidad con el Carmelitano, y
gozaba con los triunfos que el colegio obtenía en los campeonatos
deportivos. Llegado el momento se alzaba la sotana para jugar fút-
bol, o se remangaba para desafiar a puños a quien fuera, a pesar de
su corta estatura. La relación de colegaje con los estudiantes, para-
dójicamente le reportaba al Hermano Martín un inmenso respeto
entre el alumnado. Indisponerse con él significaba perder prestigio
entre los compañeros.
Había entre los profesores otras figuras institucionales; estaba
el Hermano Gonzalo, profesor de Español y Literatura, con el
prestigio de haber publicado un libro de poemas a los cuarentaa-
ños, titulado Así de tarde… Cuando veíamos al Hermano Gonzalo
cabizbajo en sus paseos solitarios por el campus, suponíamos que,
siendo poeta, no podía estar dedicado a otra cosa distinta a medi-
tar profundamente en sus próximos poemas, tal vez de hondo con-
tenido existencial. Nos decepcionábamos un poco al leer algunos
de sus versos, dedicados a la virgen y a otros temas religiosos sin
mayor elaboración. Más repercusión tenían algunas ocurrencias
del otro profesor de Español, Armando Velandia, que era citado
con frecuencia por el mejor articulista de humor que tenía el país
en ese entonces, el periodista Alfonso Castillo Gómez, autor de
“Alka-Notas”, una de las columnas más leídas de “El Espectador”,
en ese tiempo el periódico de mayor circulación nacional.
El profesor Velandia era tal vez el personaje más elegante de
Pamplona, y uno de los más cultos en su ramo, que indudablemen-
te era la filología clásica. Salía siempre con el paraguas colgando
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bajo el brazo derecho, muy bien acicalado rumbo a sus clases como
si fuera a sostener un debate en el congreso o, mejor, en la Acade-
mia de la Lengua. Pero los tiempos cambiaban y tanto el Hermano
Gonzalo como el profesor Velandia y el otro profesor de Español,
Marco Antonio Carvajal (más conocido como “Pecho de buque”
- otro personaje elegante de la época- eran vistos como profesores
renuentes a aceptar los nuevos vientos de renovación que soplaban
en el continente, incluida Pamplona. El Hermano Gonzalo se ha-
bía quedado anclado en los años cincuenta. En clases le hacía pro-
selitismo trasnochado al gobierno del general Gustavo Rojas Pini-
lla, que, según el Hermano, era lo mejor que le había podido pasar
al país desde la independencia; para él, la literatura parecía haberse
detenido en Goethe, pues nunca mencionaba siquiera a los autores
que nosotros leíamos bajo la tapa del pupitre mientras él dictaba
sus dictados, monótonos y soporíferos: Dostoievsky, Wilde, Poe,
Ortega y Gasett, Camus, Sartre. Para los profesores de Español la
literatura hispanoamericana se había detenido en el costumbrismo
y el piedracielismo, mientras que nosotros hacíamos circular, de
mano en mano, las obras de Vargas Llosa y García Márquez. En
una clase, el profesor de Español de otro curso intentaría ridiculi-
zar El Otoño del Patriarca, amenazando con tirarlo a la caneca de
la basura, por tener un capítulo donde no había ningún signo de
puntuación en veinte páginas.
El campus facilitaba muchas cosas. El Carmelitano –el com-
petidor más cercano del Provincial– tenía un edificio más o me-
nos vistoso en un extremo de la ciudad, pero sin campus. Los in-
ternos permanecían encerrados, deambulando su inquietud por
un intrincado laberinto de pasillos, sin mayor contacto con la
naturaleza, y se volvían nerviosos e inconformes. Los padres car-
melitas, en buena parte españoles, se veían a gatas para controlar
la indisciplina de sus alumnos, sometidos a una grave claustrofo-
bia que generaba constantes “voladas”. El Gimnasio del Rosario
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(cuyo dueño y rector era el renombrado Augusto Ramírez Villa-
mizar, un poeta místico) funcionaba en otro laberinto formado
por dos casas grandes al final de la calle real, cerca de la Plazuela.
Si el Carmelitano tenía una edificación de varios pisos y chanchas
internas, el Gimnasio del Rosario era el resultado del máximo
aprovechamiento de un espacio destinado a la vivienda, pero con
subdivisiones microscópicas de tal manera que una sala daba lugar
a dos aulas o en dormitorio para veinte internos. La Escuela Nor-
mal, por su parte, tenía un campus competitivo, pero quedaba
muy lejos; había que llegar en bus y muy poca gente se animaba a
asomar sus humanidades por esos parajes. El campus del Provin-
cial, en cambio, convocaba a la gente de la ciudad, mantenía las
puertas abiertas, y ofrecía un contacto con la naturaleza variado
y lleno de vida. El otro colegio que hacía pensar en el contacto
con el campo abierto, era el colegio El Salvador. Quedaba en las
afueras de Pamplonita. Era uno de esos colegios que hoy puede
ser catalogados como “campestres”; demasiado campestre era El
Salvador, pues los contactos con Pamplona se limitaban a una o
dos visitas semanal en bus, para que los estudiantes más aplicados
llegaran a dar un par de vueltas en el parque, y visitaran tiendas y
almacenes, estilo de vida poco atractivo para un joven de la épo-
ca. Veíamos a los estudiantes de El Salvador como “bichos raros”,
y los compadecíamos, como se compadece a los presos de una
cárcel o de un manicomio.
¿Y el Seminario Menor? Connotaba eso: un seminario. To-
davía iban a estudiar allí los jóvenes que cultivaban buena posi-
bilidad de continuar estudios en el Seminario Mayor o, al me-
nos, recibir una educación marcadamente religiosa. El edificio era
magnífico pero sub-utilizado. Todavía en ese tiempo estudiaban
en el Mayor una treintena de seminaristas. Su falta de aireación se
hacía patente cuando los seminaristas salían de paseo los sábados.
Silenciosos, cabizbajos y en devota formación, desfilaban por las
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Hermanos Cristianos, que ya veían diezmadas sus filas por falta de
vocación religiosa en los jóvenes. Los Hermanos decidieron con-
centrarse en centros urbanos donde la masa estudiantil estuviera
asegurada, y cerraron filas en sus propios planteles: los colegios de
La Salle en centros como Cúcuta, Bucaramanga y Bogotá, con su
correspondiente universidad.
La falta de un buen relevo generacional se notaba en las filas
de los Hermanos Cristianos. Todavía seguía de profesor el Herma-
no Pierre Arnaud, que dictaba clases de inglés a pesar de estar casi
ciego. Pero donde más notábamos la crisis era en la falta de reno-
vación en los métodos, en el anquilosamiento de hábitos docentes
y disciplinarios. Mientras el ministro de educación de ese tiempo,
el joven Luis Carlos Galán aclaraba que los colegios debían pre-
ocuparse más por lo que había dentro de las cabezas y no dentro
de ellas, y ordenaba a los rectores permitir el uso de melenas en los
estudiantes que así lo quisieran, en el colegio Provincial el rector
hacía caso omiso de esa orden, y devolvía a los estudiantes que no
estuvieran peluqueados a su gusto.
Para autoritarismo, teníamos al cuartel. Nuestros compañe-
ros eran soldados, también. Tenían que prestar servicio los fines
de semana. Los viernes en la tarde, al salir de clase, los estudiantes
de sexto atronaban los pasillos del Colegio con su canto “Gloria,
gloria al soldado! / Y que su fama corra/ por el solar nativo/ en cró-
nica y cantar/ y que solo a la recia/ medida de su pecho/ la patria
del mañana/ se pueda edificar”. Eran mirados con admiración,
temor y envidia por los cursos inferiores. Iban a prestar servicio
todo los sábados, y llegaban los lunes a hacer chistes de la torpeza
de sus compañeros para manejar las armas o la disciplina, pero
también de la incultura exhibida por los suboficiales instructores
para hablar.
Cuando hubo traslado de personal y trasladaron al Hermano
Martín a otra ciudad, en el colegio y en la ciudad hubo conmo-
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de su vida al sacerdote que fue nuestro consejero espiritual en los
recientes retiros del colegio en Bucaramanga, y quien ha decidido
ingresar a la guerrilla para continuar su misión. Padre nuestro que
estás en los cielos…”.
Pasaban las épocas en que el bolívar estaba encumbrado a
tope, y en Pamplona las familias convertían cualquier zaguán en
una boutique para quedarse con bolívares que cambiaban a die-
ciséis pesos. Pamplona ya no era la misma. Ya no es la misma. Ya
no es “La ciudad mitrada”, título adquirido en 1834 cuando, por
diligencias de Santander Pamplona fue diócesis con un amplia ju-
ridicción. Es una de las treinta ciudades mitradas de Colombia, si
se suman las diecisiete diócesis y trece arquidiócesis.
EN UN COMIENZO: NI COLEGIO,
NI PROVINCIAL NI SAN JOSÉ
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tamental”. De hecho, Pamplona era la provincia más importante
de todo el oriente colombiano (importancia que luego declinaría
a favor de Cúcuta y Bucaramanga). Calificar a un colegio con el
término “Provincial”, era elevarlo a un status muy respetable.
Eso ocurriría más tarde. En 1923 el decreto de Santander que
refrendó el funcionamiento de la institución creada por el obispo
Lasso de La Vega, siguió hablando de una Casa de Educación, y
en ninguna parte hace alusión a los términos “colegio”, ni “Pro-
vincial” , ni mucho menos “San José”.
Doce años más tarde, en 1835, en decreto firmado por el presi-
dente (Bolívar había muerto y Santander ejercía la presidencia) que
reglamenta el funcionamiento de la institución, aparece el término
“colegio”. Había cumplido nueve añosinterrumpidos de vida.
Hasta bien entrado el siglo XX, en la década del treinta, los
documentos siguen hablando del Colegio San José a secas. Toda-
vía, al menos oficialmente, no aparece el término “Provincial”,
como se le conocería familiarmente.
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que no se dejó desalentar y buscó respaldo por lo alto, con San-
tander. En este proceso influyó el colegaje entre Santander y el
obispo, pues compartieron curul en el Congreso de Cúcuta en
1821. El obispo había cambiado de bando (ahora era un “patrio-
ta” consumado) y con gran protagonismo político; se había con-
vertido en congresista, cargo que ocupó hasta 1826, reuniendo en
su haber dos poderes: el eclesiástico y el político, que, sumados en
ese tiempo, lo hacían una figura muy digna de tener en cuenta.
En resumen, el obispo creó el Colegio, y el vicepresidente
lo organizó, siete años después. Algo parecido a los papeles de
Bolívar y el mismo Santander en la organización de Colombia:
Bolívar fundó la república independiente, mientras que Santander
organizó su funcionamiento.
6 “Su educación no pudo comenzar tan pronto como lo hubieran deseado sus
padres por haberse mantenido en estado de completa mudez hasta la edad de quin-
ce años , y ya desesperaban porque adquiriese el uso de la palabra cuando el ado-
lescente, irritado, cierto día, por un hermano menor que lo fastidiaba, le reclamó
violento Déjame , por Dios ¡ , adquiriendo así de repente el uso del lenguaje articu-
lado Probablemente a causa de esta contingencia, le quedó por el resto de su vida
una manifiesta dificultad para pronunciar con claridad las palabras que incluían
la r “ OLIVARES, Alexander. “Monseñor Rafael Lasso de la Vega, obispo de la
diócesis de Mérida de Maracaibo y su adhesión a la independencia de Venezuela”,
en Tiempo y Espacio, vol. 22, No 57, Caracas, jun. 2012.
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Sigue su viaje, y el 11 de diciembre se posesiona de su cargo de
obispo, apadrinado por el virrey Samano8.
El nuevo obispo, al cual no le era ajena la política, vivió
una etapa de irrestricto apoyo a la causa realista, lo que lo llevó,
incluso (sólo cuatro meses después de haber fundado la Escuela
de Estudios en Pamplona) a perseguir a sus colegas, conducta de
la cual ha quedado constancia escrita: “Fiel a sus compromisos y
juramento, el 16 de marzo de 1817, Monseñor Lasso de la Vega,
publicó un edicto en el que solicitaba la apertura de un proceso
contra los eclesiásticos que estuvieran identificados con la insu-
rrección patriota, amenazando con pena de suspensión a quienes
permaneciesen en ella”9. Sus posiciones se radicalizan velozmente;
al poco tiempo parece más un gobernador español que un prelado
eclesiástico. “En enero de 1818 arrecia su acometida contra quie-
nes toman las armas contra el rey, y en carta pública señala que
a éstos no se le administrarán los sacramentos. Además instruye
a los curas para abandonar sus parroquias cuando los sediciosos
se acerquen a sus juridicciones. Les indica que su grey debe ser
exhortada a sumarse a las fuerzas realistas, y ordena fiestas a la Vir-
gen del Rosario por el triunfo militar del Monarca en América”10.
El contacto directo con Bolívar le transformó su ideario po-
lítico, al darse cuenta que El Libertador, en medio de la guerra,
respetaba a la iglesia católica y sus prelados. Entonces Lasso de la
esta fecha, al menos. El viaje de Pamplona a Bogotá duraba de dos a tres semanas,
en promedio. Es de suponer, entonces, que la estadía de Lasso de la Vega, de paso
a Bogotá., ocurrió en noviembre.
8 FERNÁNDEZ, N. Perfiles sacerdotales de la iglesia merideña. Mérida, Edi-
torial venezolana, 1994. Citado por OLIVARES, Idem.
9 OLIVARES. Idem.
10 MEDINA, Carlos Arturo y MORA QUEIPO, Ernesto. “El obispo Lasso de la
Vega en la confrontación de universos simbólicos de la época independentista” en
la revista Ágora, Trujillo, Venezuela, julio-diciembre 2002. P. 164.
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En ese contexto es que Santander expide el decreto de funda-
ción oficial del Colegio; el general miraba con gran simpatía todo
lo que significara colegio o asociación civil; de hecho, en su en-
frentamiento con Bolívar, se apoyó básicamente en los estudiantes
y profesores del Colegio San Bartolomé. Cuando Bolívar, derro-
tado políticamente decide abandonar Colombia para irse a morir
a Europa, reconoce amargamente el papel de los estudiantes, tal
como refiere el historiador español Salvador de Madariaga:
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
11 “…de paso por Pamplona dispuso la fundación de una Casa de Estudios que
al mismo tiempo sirviera de seminario”. RIOS, Juvenal. Op. Cit., p. 9.
12 El colegio Seminario de Pamplona debe su creación al Ilmo. Sr. Don Rafael
Lasso de la Vega, obispo de Mérida y Maracaibo, quien lo agregó al colegio na-
cional de esta ciudad…” ROCHERAUX . “El seminario de Nueva Pamplona”,
folleto de 1923, citado por RIOS, Op. Cit., p. 18.
13 ROCHEREAUX citado por RÍOS. OP. Cit., p. 18.
14 Revista de instrucción pública de Norte de Santander, No. 2, correspondiente
al 20 de agosto de 1934, citado por RIOS, Op. Cit., p. 18.
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tuvo la oportunidad, en Coro y Barinas, además de Pamplona. El
modelo contemplaba instrucción básica para niños, y asignaturas
diferentes para los adultos que hacían parte del Seminario; dife-
rencias equiparables a los futuros Seminario Menor y Seminario
Mayor.
La Escuela de Estudios comenzó a funcionar en un gran ca-
serón situado en uno de los extremos de la plaza principal, donde
antes funcionaba un establecimiento de los jesuitas, conocido con
el nombre de “colegio” (que de colegio no tenía nada), y donde
después se construiría la plaza de mercado cubierto, que sobrevive
actualmente. En ese local, la Escuela de Estudios funcionó duran-
te 13 años.
En el año de 1835, y por propia iniciativa de la curia, se se-
paró el Seminario del Colegio. El historiador Juvenal Ríos refiere
con detalle los factores que acompañaron esta escisión: “El colegio
y el Seminario funcionaron reunidos hasta que se creó la Diócesis
de Pamplona, en 1935; el (…) Obispo de Nueva Pamplona (…)
ordenó la separación dándole por local el convento de los padres
franciscanos”15
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– Dibujo
– Elementos de agricultura
– Geografía
– Historia
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AÑOS DE DECADENCIA
16 Ibid. p. 37
17 Citado por RIOS, Ibid., p. 39. La fuente inicial es el libro Geografía histórica
y económica del Norte de Santander.
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La ciudad tiene el aspecto de los pueblos españoles de otro tiem-
po. Casas desairadas y pesadamente construidas con gruesos bal-
cones sin orden ni aseo exterior; iglesias por todas partes, colegio
de ciencias en ninguna, ni monumentos de arte, salvo algunos
cuadros antiguos que adornan las paredes de los templos; no hay
fábricas, y son muy contados los talleres de oficios; el propieta-
rio vegeta mano sobre mano, sufriendo estoicamente la miseria
y las enfermedades que nacen de ella y lo diezman después de
haberlo degradado hasta la humillación de la mendicidad. Para
las familias acomodadas no hay goces sociales ni existencia pa-
triótica; propóngaseles cualquier empresa digna de su provincia,
y contestarán los hombres subiéndose la ruana hasta la barba:
“¡Aquí no se puede hacer nada!” Las damas, bellas, modestas,
sentidoras, malgastan las preciosas dotes del alma en perpetuo
rezo y visitas de iglesia, porque no hallan otro medio de emplear
la genial actividad de su espíritu. Así viven 2.900 individuos
que contiene el recinto de Pamplona, y así pasan estériles sus
días marcados por la decadencia progresiva de lo que fue ciudad
importante. Veinticinco clérigos, dieciocho monjas y un obispo,
de cuyo corazón no ha brotado una sola obra de beneficencia
privada ni pública, completan el cuadro. ¡Cuán diverso del que
la espléndida naturaleza física presenta en los risueños valles y
nativos cerros de la comarca, eriales casi todos!18
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
19 Ibid., p. 233.
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año 1835, a sólo 64 en el año de 1865: un exiguo incremento de
veinte estudiantes en treinta años, lo que daría un promedio de
menos de un estudiante por año.
El Colegio demoró mucho tiempo en alcanzar el objetivo de
cien estudiantes matriculados; era una meta simbólica que se veía
lejanísima, y que solo se pudo lograr veinte años más tarde, hacia
1887. De ahí en adelante, hubo un buen repunte, pues en tres
años el número de estudiantes creció en un 50%; en 1890 el co-
legio contaba con 150 alumnos, de los cuales cien eran internos,
una cifra astronómica para entonces y con la que el Colegio hu-
biera soñado en la crisis del bolívar, ochenta años después.
El aumento (lento o veloz) en el número de estudiantes no
siempre era un índice del crecimiento o decadencia del Colegio,
pues existían otros factores determinantes, como la capacidad fí-
sica de los salones, y el número de aulas; el más importante de
los factores de crecimiento lo constituía la gran competencia de
entonces: el Seminario, que contaba con excelentes instalaciones y
personal, como que tenía a su favor nada menos que el poderoso
clero y la asistencia personalizada del obispo de Pamplona.
Igual ocurriría en el último tercio del siglo XX, con la compe-
tencia de otros establecimientos nuevos: el Carmelitano, la Nor-
mal, el Instituto Piloto y los colegios menores de carácter privado
que fueron surgiendo y desapareciendo con el paso de los años.
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¿COLEGIO O UNIVERSIDAD?
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Mineralogía
Geología
Medicina veterinaria
Agricultura
Horticultura
Silvicultura
Economía rural
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
CONTACTO EN FRANCIA Y LA
“MISIÓN ALEMANA”
23 Idem.
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sus tareas en junio de 1890. Al parecer, los factores del fracaso
tuvieron que ver con la indiferencia religiosa de Enfantin, su des-
conocimiento del español, y el choque cultural con un ambiente
académico acostumbrado al control, la disciplina y la religiosidad.
El colegio se quedó sin rector, y la junta administradora tuvo que
aceptar el cierre del establecimiento.
En el ambiente quedó flotando cierto recelo con las actitudes
laxas y chocantes de los extranjeros en la dirección del Colegio.
Sólo hasta cuarenta años más tarde vuelven a aparecer extranjeros
al mando del Colegio, cuando en 1929 se encomienda la orien-
tación del plantel a un grupo de alemanes encabezados por Fritz
Rühfel, rector, y los profesores Vad, Boufig y Deng, que confor-
maron el equipo encargado de entregar la dirección del Colegio a
los Hermanos Cristianos en 1930.
Con la llegada de los Hermanos Cristianos, sería frecuente,
durante más de cuarenta años, ver en el colegio a algunos extran-
jeros, pertenecientes a la comunidad.
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
LOS PERIÓDICOS
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gresos, y hasta de su futuro engrandecimiento”. De esta manera
comenzaban las primeras líneas de la primera columna de la pri-
mera página del primer periódico producido por el Colegio (año
1, número 1), el 15 de septiembre de 1887. Era El Institutor, un
periódico que podría competir, en su calidad y diseño, con los
principales periódicos el país. Estaba organizado en cuatro colum-
nas, y la redacción era impecable en cuanto a la carencia de errores
gramaticales o tipográficos.
Estaba dirigido al “público en general”, pero especialmente,
por sus contenidos, a los padres de familia, a los institutores de los
otros colegios de la provincia, y a los alumnos. Publicaba ensayos,
discursos, resultados de exámenes, programaciones, reglamentos,
disposiciones, acuerdos, proyectos, recomendaciones, noticias
académicas. En sus últimos años de existencia, abrió sus páginas a
la publicidad local, que nunca alcanzó mayor espacio (menos del
5% del espacio total del periódico).
La aparición del periódico se hizo posible debido a dos fac-
tores: la existencia de un buen equipo impresor (la imprenta del
Colegio) y el alto nivel académico de los profesores y el equipo di-
rectivo, conformado por las personas más preparadas de la ciudad
y de la provincia.
La imprentaformaba una oficina anexa a la de la junta admi-
nistrativa de las rentas del Colegio, y dependiente de ella. Estaba
a cargo de un Director cajista, jefe y responsable del estableci-
miento.
La imprenta también vendía libros: En 1888, anuncia, por
medio del periódico, que en sus instalaciones están a la venta
algunas publicaciones, entre los cuales estaban los Escritos escogi-
dos de D. José Caicedo Rojas, Artículos Literarios, de José María
Vergara y Vergara, Gramática Latina de Caro y Cuervo, Poesías de
Julio Arboleda, la novela Pedro Sánchez, del español José María
Pereda.
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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educción entre los cuales se contó éste, eran el foco de corrupción,
en donde el nombre de Dios no se oía sino para escarnecerlo, y en
los cuáles no se dictaban, como ahora con preferencia, las clases
de Moral y Religión”25
Las nuevas directivas del Colegio, que siempre se caracteri-
zaron por mantener la ponderación y el equilibrio e, incluso, la
elegancia en sus escritos, en aquella oportunidad se refirieron en
términos muy fuertes (tildaba de “asquerosos” los principios libe-
rales educativos) a lo que en materia educativa se había hecho en
Colombia en los últimos años, en una muestra de radicalización
propia de la época; se refería a la época reformista como “Aquel
abominable culto tributado a la razón, aquellos asquerosos prin-
cipios seudofilosóficos y morales de la pasada época, aquella cien-
cia bastarda, incoherente y defectuosa, y todo aquello con que se
nutrió Colombia en un largo periodo de veinte años cayó para no
volver, Dios mediante!”26
La nueva administración del Colegio no ahorraba alabanzas
a los nuevos decretos de Núñez,e insistía en presentarlo como la
salvación providencial del país (incluso, rompiendo un poco su es-
tilo, publicaba extensas poesías del Presidente) 27. Sabía que quien
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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medio de su órgano oficial su tributo de respeto y sus aplausos
al Jefe de la Nación señor Dr. Núñez, quien con tanto acierto y
prudencia y abnegación estableció un verdadero Gobierno sobre
los escombros que dejaron veinte años de anarquía y prostitución
oficial”. Nunca el Colegio volvería a estar tan politizado como en-
tonces, ni a tomar partido como entonces, ni referirse a su pasado
en términos tan excluyentes y condenatorios.
Las directivas del Colegio se regocijaban, aduciendo que no
sólo literatura y poesía debían ser el alimento intelectual para
brindar a la juventud, sino algo “más sustancioso, más benéfico
para el desarrollo de la riqueza nacional”. Ese algo era, por su-
puesto, la enseñanza de la religión “enseñada de la misma manera
que se hace con la gramática o la geografía”. Aducía que esto era
indispensable para “regenerar el país y satisfacer nuestras aspira-
ciones nacionales” (la consigna de “regenerar”, había sido puesta
de moda por Rafael Núñez). En sus esfuerzos por asociar religión
a conocimiento, extremaba los argumentos: “si hay algo que satis-
faga más esa sed insaciable de conocer que nos domina y que más
en armonía esté con el entendimiento del hombre, son las verda-
des religiosas”. De paso, y de forma indirecta, defendía el método
memorístico implícito en el sistema de preguntas y respuestas del
padre Astete en su Catecismo, que los alumnos debería memorizar
de pasta a pasta, sin cambiar una sola palabra: “No basta que el
joven practique sus sacramentos, es preciso que la virtud se fortifi-
que con el raciocinio y que la memoria ponga también su contin-
gente diario como auxiliar poderoso de las demás facultades”. No
contentas con el apoyo oficial para darle carácter marcadamente
religioso al Colegio, las directivas propusieron al Gobierno (“para
que el perfeccionamiento en la piedad y en los deberes religiosos
sea más efectivo”), la creación del puesto de capellán y director
espiritual de los colegiales, especialmente de los internos. El ca-
pellán estaría encargado de celebrar todos los días misa para la
49
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
50
Después de impulsar la religión, las directivas se proponían
darle una organización práctica a los estudios de ciencias natura-
les; era una meta que consideraba eventualmente fácil; aducía: “tal
cosa es fácilmente realizable teniendo en cuenta que ya el Colegio
ha puesto estos estudios sobre una base sólida y en camino de
producir mañana hombres no para los destinos, según el patrió-
tico pensamiento del General Don Leonardo Canal, sino para la
industria, la agricultura y para muchas artes ignoradas aún entre
nosotros”. Para ello solamente faltaba complementar los gabinetes
del Colegio con algunos equipos29, que se podían obtener con la
explotación o venta de los “bienes improductivos”; tales bienes
eran las ruinas situadas en la plaza principal de Pamplona y deno-
minadas “El Colegio Viejo”, de cuyo valor se podían destinar las
dos terceras partes para hacer las nuevas adquisiciones y reformas,
y lo demás podía entrar a aumentar el capital del Colegio.
Por resolución de Ministerio de Instrucción Pública (del 15 de
junio de 1888) se hizo obligatorio, para la enseñanza de la religión
en las escuelas elementales y medias, el Catecismo del Padre Astete.
Para las escuelas superiores, la Historia Sagrada, de José Joaquín
Ortiz. Para los Institutos universitarios y los colegios incorporados
en la Universidad Nacional, el Curso abreviado de religión, del padre
Schouppe, traducido al castellano por D. Manuel Pérez Villamil.
51
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
52
cía otra cara “redimidos ya de los humillantes cargos que en 1851
nos hacían los notables miembros de la Comisión Geográfica”, y
se ufanaba de poder, sin vergüenzas ni complejos, hacer la com-
paración favorable con esa época: “Cuan distinto aspecto presenta
hoy la ciudad! En 37 años ha mejorado de la manera más notable,
ya en lo material, ya en lo intelectual, dando lugar para establecer
muy favorable comparaciones”.
El periódico del Colegio retomaba cada una de las críticas de
Ancízar, y las respondía puntualmente. Ancízar decía en su libro
que en Pamplona había “Colegio de ciencias en ninguna”. El pe-
riódico hacía el nuevo balance: “Hoy se educan en los ocho estable-
cimientos, entre públicos y privados, con que se honra la ciudad,
ochocientos alumnos de ambos sexos”.La queja de Ancízar apun-
taba: “No hay fábricas y son muy contados los talleres de oficios”.
El periódico, al respecto, exaltaba la existencia de tres fábricas: una
de fósforos y dos de cervezas; encomiaba que “El patriótico espíritu
emprendedor de los señores Dr. Luis E. Villar, Higinio Trujillo y
Salvador Vargas E. ha logrado dotar a la ciudad con una magnífica
fábrica de fósforos debido al caballero primeramente nombrado
y con dos buenas cervecerías fundadas por los otros dos señores”.
Y añadía: “En el arte tipográfico también hemos mejorado gran-
demente con las buenas y bien dirigidas imprentas del Colegio de
San José y de la “Unidad Católica”. En relación con la carretera del
Sarare, que, según Ancízar no tenía doliente, el Colegio la daba
por inminente, gracias a la preparación que los ejecutores habían
tenido en las aulas del Colegio: “Únicamente en el Colegio de San
José se educaron y formaron los hombres que realizaron la comu-
nicación con las ricas comarcas casanareñas”.
Pero Manuel de Ancízar no era el único autor que se había
lamentado de la decadencia de Pamplona. Carlos Martínez Silva,
político y diplomático sangileño (que tiempo después sería rec-
tor de la Universidad del Rosario en Bogotá) en Para uso de los
53
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
54
Es del caso observar que tanto en esta ciudad como en los de-
más pueblos de la Provincia, el clero católico toma el mayor
interés por la educación de la juventud32.
32 El Institutor. Idem.
33 El número de establecimientos de primaria existentes en 1888 en la Provincia
de Pamplona era: dos en Cucutilla 2, dos en Cácota, dos en Chitagá, dos en Chopo
(en ruina), dos en Labateca 2, tres en Mutiscua, cuatro en Pamplona, tres en Silos
y dos en Toledo.
55
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
34 El institutor. Idem.
35 El institutor. Número 1, año 1, 15 de septiembre de 1887.
36 Idem.
56
Primer año
– Lengua castellana
– Lengua latina
– Religión
– Ortografía
Segundo año:
– Lengua castellana (curso superior)
– Lengua latina (curso superior)
– Religión (curso superior)
– Aritmética
Tercer año:
– Lengua francesa
– Geografía antigua y moderna
– Filosofía
– Álgebra
Cuarto año:
– Lengua francesa (curso superior)
– Cosmología y cronología
– Filosofía
– Geometría
– Trigonometría
Quinto año
– Historia Universal
– Retórica y Literatura Castellana
– Lengua inglesa
– Física experimental
Sexto año
– Historia de Colombia y de América
57
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
– Lengua inglesa
– Química general
– Botánica
Séptimo año
– Zoología
– Mineralogía y análisis químico
– Química orgánica y análisis orgánico
– Geología
– Panteología
Cursos suplementarios:
– Música
– Canto
– Escritura
– Lengua italiana
– Contabilidad
– Dibujo lineal
58
talmente por dos factores: las guerras civiles y los cambios en la
dirección del colegio, que obedecían a factores políticos y se refle-
jaban en improvisación de directrices académicas.
Entre todas las materias, la principal, y a la que se le daba una
enorme importancia, era la de religión; esta asignatura incluía una
introducción al mundo del símbolo y sus partes, seguida de las
nociones de mandamiento, virtud y pecado, para dar luego lugar
de un extensísimo contenido de dogmas e historias. Terminaba
con las diferentes oraciones (plegarias), que deberían ser memo-
rizadas. La práctica de la asignatura se mantenía todos los días
durante todo el año.
En la enseñanza de la literatura y de la oratoria, la orienta-
ción seguía los modelos clásicos: Aristóteles, Virgilio, Cicerón y
Horacio; “el joven que se repaste en estos antiguos modelos será
sobrio en el decir y elegante a la vez, enemigo de trivialidades y de
vana palabrería y de aquella literatura pampanosa y declamatoria
y fea”37. Más tarde se promocionaban los nuevos libros de texto: la
Gramática, de Enrique Álvarez, la Retórica, por Enrique Álvarez y
la Geografía de Colombia, de Lázaro Girón
El Colegio autoproclamaba a Pamplona a la vanguardia de
la educación del oriente colombiano, y trataba de justificar esta
posición a diversos factores: “Al frente del movimiento científico
e intelectual de Santander está Pamplona. Primacía que le da el
clima fresco y suave, los aires saludables, la ilustración de sus hi-
jos y la pureza y austeridad de las costumbres”. Estas razones eran
de inspiración puramente retóricas, pues las mismas condiciones
las podían reunir otras poblaciones, como Málaga y Zapatoca, por
ejemplo.
59
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
LOS EXÁMENES
60
De 1 a 4: Reprobado
De 5 a 8: Apenas aprobado
De 9 a 11: Aprobado con plenitud
De 13 a 15: Notable
16: Sobresaliente
61
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
EL RÉGIMEN DISCIPLINARIO
62
5. Aislamiento, que consistía en mantener al alumno separado de
los demás en las horas de estudio y de recreación
6. Arresto
7. Arresto con privación de cama para los internos
63
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
64
ponsabilidad tienen ante Dios y los hombres, aquellos que hacen
caso omiso de los deberes imprescriptibles que la naturaleza les ha
dado al hacerlos padres”42, advertía un escrito de la rectoría.
Y, no contento con esas medidas, publicaba luego, en un
“Anuncio oficial”, en el periódico del Colegio, la siguiente ad-
vertencia: “El infrascrito rector del Colegio de San José, llama la
atención de los señores Directores de los establecimientos de edu-
cación pública y privada de la República hacia los jóvenes que
han sido expulsados de este Plantel en el presente año por su mala
conducta”.
Y, por último (casi sobra decirlo) se exaltaba el papel forma-
tivo del castigo físico, principio que perduró hasta bien entrado el
siglo XX, y que se heredaba como “una buena costumbre”, genera-
ción tras generación: aunque se lamentaba de la pérdida de viejas
disciplinas: “pero en esta materia estamos ya muy lejos de nuestros
abuelos que no sólo educaban con el buen ejemplo sino que des-
cargaron el palo y el rejo sobre sus hijos cuando fue necesario para
darle cuenta a Dios y dejar una generación honrada y laboriosa”.
En 1889 se añadía una nueva exigencia para la admisión de estu-
diantes: que el cura de la parroquia, o en su defecto dos personas
notables certificaran que tanto los jóvenes como sus padres o tuto-
res observaban una conducta intachable.
El horario de los internos estaba tan repleto de clases y horas
de estudio, que poco les quedaba para otra pensar en otras acti-
vidades que no estuvieran programadas. En 1889 se incluyó otra
disposición: los sábados, de cuatro a cinco de la tarde, el rector
dictaba la lección de Urbanidad a todos los alumnos. La salida
los domingos (luego fue cada quince días) que se le permitía a los
internos después de la misa, era sólo para permanecer en casa de
su familia o de su acudiente.
42 El Institutor. Idem.
65
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
43 MARROQUIN, José Manuel. “Aviso a los padres de familia que envían sus
hijos a estudiar a Bogotá”, en El Institutor. Número 22, Diciembre 1 de 1888.
44 MARROQUIN. Ídem.
66
de a dos, después de almuerzo, y regresar antes de las cinco. Ade-
más, este permiso sólo lo tenían los que podían acreditar buena
aplicación y conducta.
El Pasante-Secretario dirimía las diferencias o disputas que
se suscitaban entre los alumnos, y daba cuenta al vice-rector de lo
que ocurriera, en caso de que los alumnos no se sometieran a sus
decisiones. También estaba encargado de impedir que los alumnos
salieran del local de noche o de día. Cuidaba que los alumnos se
presentaran en los actos públicos con la “decencia debida, el or-
den correspondiente y el uniforme reglamentario”. Dormía en la
misma pieza destinada a los internos para impedir que salieran de
ella una vez tocado el “silencio”. A los a los alumnos que pertur-
baran el orden o no atendieran sus amonestaciones, les imponía
inmediatamente “arresto durante la noche en la pieza destinada al
efecto”(inciso 19, Artículo 20, Capítulo 5o del Decreto del 19 de
abril de 1888 para la reorganización del Colegio)45
67
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
68
Para entrar a la capilla, al comedor, para salir a misa y paseo,
los alumnos debían ir en rigurosa formación, de a dos en dos,
en absoluto silencio, con un “andar moderado”, y conservando
todas las veces la misma colocación en la fila. En los domingos y
días de fiesta, se levantaban a las seis de la mañana, se preparaban
para asistir a la misa, a la que deberían ir con su devocionario en
mano (que podía ser en español o latín). Después de la misa y
del almuerzo salían a pasear con alguno de sus superiores hasta
la hora de la comida (mitad de la tarde); el resto del domingo
era de descanso hasta la noche, que debían hacer el estudio acos-
tumbrado.
No eran admitidos como alumnos externos alumnos aquellos
cuyos padres no vivieran permanentemente en la ciudad. Todos
los alumnos internos no becados deberían pagar por adelantado
la pensión semestral (ciento sesenta pesos al año, equivalentes a la
mitad del sueldo anual de un profesor). En ningún momento se
devolvía el dinero adelantado.
A cambio de este dinero, el Colegio daba a los alumnos in-
ternos alojamiento, alimentos y enseñanza. Todo lo demás que
necesitaran debería ser suministrado por la persona de quien de-
pendían. El interno debería llevar al Colegio su cama, mesa de no-
che, “avíos de limpieza”, servicio de mesa, un baúl con cerradura,
un pupitre, dos sacos marcados para la ropa, los libros de estudio
y un vestido negro de uniforme.
Las bolsas con la ropa sucia de los internos se entregaba al
bedel el lunes por la mañana, y la recibían, limpia, los sábados,
estrictamente en las horas de recreación. Cuando alguna persona
deseaba visitar a alguno de los alumnos internos, el portero los
introducía al locutorio, y allí se realizaba la conversación
En ningún caso ni por ningún motivo podían los estudian-
tes estar por fuera del Colegio después de las seis de la tarde. La
infracción a esta norma se consideraba como falta grave y era cas-
69
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
70
A medida que pasaba el tiempo, había tendencia en formali-
zar el ingreso a clases, que se fijaba para el 31 de enero. Había dos
temporadas de vacaciones: unas muy cortas de mitad de año, que
comprendía sólo tres días: del 19 al 21 de julio; las segundas, de
mitad de año, más imprecisa, de comienzos de diciembre hasta el
31 de enero.
El pasante-secretario ganaba el 50% del sueldo del rector, y
casi igual que le vice-rector; el director de la imprenta 40%, y el
portero-bedel., 10%. Los profesores, por cada cátedra impartida,
recibían el 14%.
FUTURO OPTIMISTA
71
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
48 Para esta y las demás citas del tema: Números de El institutor, correspondien-
tes a 1888.
72
alcance de la mano, en una seguidilla de realizaciones. “Facilísimo
sería entonces establecer clases populares de ciencias y conocimien-
tos útiles y para esto el Colegio no tendría inconveniente en costear
el profesor o profesores especiales sin menoscabo del espíritu del
decreto que reorganiza el Plantel en el presente año”, se proponía.
No había duda de que el espíritu de emprendimiento había
cambiado. El periódico del Colegio también difundía otras pro-
yecciones, como la propuesta de fijar la atención en las infinitas
posibilidades que podía ofrecer el contacto con el Sarare, que ha-
bía sugerido Ancízar. (Informe de Manuel F. Canal, Prefecto de la
Provincia de Pamplona), y hacía cuentas alegres con toda la serie
de consecuencias que traería: “pues al establecerse la navegación
por el río Meta, podrían traerse con facilidad por el camino del
Sarare muchos artículos de comercio procedentes de Europa y de
los Estados Unidos”49
Estos proyectos no les impedía a los planificadores ser críticos
con el estado de cosas, incluido el sistema educativo, en cuanto a
la preparación de sus bachilleres para asuntos prácticos. Pamplona
y el Colegio comenzaban, a finales del siglo XIX, a sacudirse del
marasmo y a tratar de integrarse en las corrientes de transforma-
ción que exigía el progreso:
73
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
74
de la orquesta; seguidamente se presentaban algunos exámenes de
historia patria, alternados con piezas musicales, danzas y cantos,
además de discursos y recitaciones por parte de los niños.
De cuatro de la tarde en adelante los alumnos del Colegio eje-
cutaban las llamadas “evoluciones militares” (que, haciéndole ho-
nor a su nombre “evolucionarían” hasta convertirse en “revistas de
gimnasia”) en el solar de la institución, y ante una numerosa con-
currencia que se apiñaba a verlos en los claustros del frente. Una
pequeña crónica de 1888 da cuenta de los pormenores de uno de
esos espectáculos: “Uniformados elegantemente los educandos y
dirigidos por el amable capitán Alejandro Vásquez, empezaron los
ejercicios de línea consistentes en diversas pruebas y el manejo del
arma, concluidas con la formación del cuadro en el que se hizo
una especie de fogueo. Todo con la mayor uniformidad y destreza
apetecibles, resaltando a la vez la disciplina militar”51.
De las siete de la noche en adelante, y ante una buena concu-
rrencia, tenía lugar el segundo acto literario a cargo de los alum-
nos de secundaria, del Colegio y del Seminario. A diferencia del
acto de la mañana, a cargo de niños, en el de la tarde, los jóvenes
montaban obras de teatro con motivos históricos (en 1888 se pre-
sentó “Diálogo entre Bolívar, Napoleón, Alejandro y un juez”, por
ejemplo) y era la oportunidad para dar muestras de sus avances en
las clases de piano y de canto recibidas durante el semestre.
¿ESCUELA MILITAR?
75
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
76
Al lado de la formación militar venían severas advertencias
de que se iba a ejercer un control muy riguroso mediante ins-
pecciones. Las nuevas políticas no se contentaron con establecer
la “regeneración” educativa, muy proclive a la formación católica
obligatoria, sino que advirtieron53un inminente control centrali-
zado al respecto: “Juzga este Ministerio que no debe omitir el in-
dicar a usted que una de las más importantes medidas para lograr
el progreso de la instrucción pública es la de hacer tan activa y
tan constante la inspección de las escuelas (…). La inspección de
usted relativamente a la enseñanza y prácticas religiosas debe ex-
tenderse a los colegios incorporados en la Universidad”.
Aparte de ese proyecto de escuela de carácter religioso-militar,
la dirección del Colegio planteaba la necesidad de continuar re-
forzando las otras áreas que consideraba básicas: la filosofía, como
base de todas las ciencias, la Retórica, que tenía por “objeto no-
bilísimo de hermosear las formas del pensamiento”, el latín con-
siderado “fundamento de la literatura castellano y de la historia”,
y, luego el inglés, la contabilidad y las demás áreas y asignaturas.
77
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
A Cuba
Lilí55.
78
En una visita del antiguo rector Zafra al colegio, los alumnos,
organizaron una retreta en la que se interpretaron cinco piezas.
Se comenzó con la exultante y emocionada Obertura de Nabuco-
donosor de Vedi (el nuevo himno a la lucha por la libertad de los
pueblos), y se cerró no con el himno nacional colombiano, sino
con el himno a Cuba. En aviso del 27 de abril de 1898 aparecía en
el periódico el aviso “¡Viva Cuba Libre!”, cuyo contenido rezaba:
“Marcha guerrera para piano por Celestino Villamizar G. Está de
venta esta nueva pieza musical recientemente editada en la tipo-
grafía de Samper Matiz”. La composición de Celestino Villamizar,
quien fue profesor de música del Colegio durante décadas, fue
noticia nacional, y una muestra del buen momento creativo por el
que pasaba Pamplona, ciudad donde sorprendentemente repercu-
tían las noticias internacionales y se convertían en piezas musicales
como la que este profesor, a los 23 años, había compuesto.
Con ocasión de la guerra de Cuba, comenzó a revivir en la
juventud un ambiente de lucha revolucionaria. Se hablaba de una
inminente guerra civil que estallaría en Santander. Cuando la revo-
lución estalló en Bucaramanga, nadie se sorprendió. Ni siquiera los
pamploneses, que parecían vivir en un remanso de paz conventual.
79
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
UN RECTOR DE LUJO
80
momento, (con registro de casi 600 autores), punto de referencia
para los historiadores de literatura. .
Laverde supo aprovechar sus experiencias, en especial los via-
jes. Al ser nombrado delegado para representar a Colombia en
Caracas, hizo el viaje de Barranquilla a Puerto Cabello y la Guaira,
del cual dejó testimonio en su libro titulado Viaje a Caracas (pu-
blicado en 1885, antes de su nombramiento como recto del Co-
legio). Posteriormente tuvo que hacer el mismo viaje, esta vez por
tierra vía Bogotá- Bucaramanga- Pamplona- Caracas, ya no de-
legado del gobierno sino huyendo de la situación política; de esa
experiencia surgió un segundo libro de 400 páginas titulado Viaje
a Venezuela (publicado por la Imprenta de la Nación en 1888). La
crítica especializada considera que “Sus dos crónicas de viaje por
Venezuela son sin duda, dentro de los viajeros aquí considerados,
de un inmenso interés tanto por su nivel de detalle en la informa-
ción como por la forma amena de la redacción”57
El famoso escritor y estudioso de la literatura colombiana Ra-
fael Maya, a propósito de este excecional rector del Colegio, habló
de la necesidad de…
81
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
82
Tardíamente los entes gubernamentales reconocieron el tre-
mendo daño sufrido por el Colegio en la guerra. La Asamblea
del Departamento reconoció (en la Ordenanza del 20 de abril de
1923) “que durante las últimas guerras civiles que han azotado al
país, las fuerzas del Gobierno y de la Revolución ocuparon, alter-
nativamente, el local del Colegio, destruyendo completamente el
mueblaje y los gabinetes de Física e Historia Natural y el laborato-
rio de química, que eran tenidos en su tiempo como de los mejores
de la República”60, y ordenó, a título de indemnización, asumir el
valor de los sueldos, reconocer la entera propiedad del local, y or-
denar la reconstrucción y ensanche del establecimiento.
Si se comparara geográficamente a La guerra de los Mil Días
con un terremoto devastador, se podría decir con gran certeza que
el epicentro fue Pamplona, y que el radio de acción abarcó un pe-
rímetro de ciento cincuenta kilómetros, radio en el que se llevaron
a cabo las principales acciones de esta guerra: las batallas de Pe-
ralonso (cerca de Cúcuta), de Palonegro (ceca de Bucaramanga),
de Cúcuta y de Teherán. Pamplona fue tomada en varias oportu-
nidades por el grueso de los ejércitos, tanto de uno como de otro
bando. Cada ejército estaba conformado por miles de hombres, y
arrastraba enfermos y algunos heridos. Es de suponer que cuando
ocupaban a Pamplona, se resguardaban durante varios días en los
locales que mejor se prestaban para ello, debido a su amplitud:
colegios, hospitales, y, en algunas ocasiones, iglesias y conventos.
El Colegio Provincial fue especialmente damnificado. Tuvo
que cerrar desde el comienzo de la guerra, y dejar sus instalaciones
a merced de las tropas. Un rápido inventario de los daños físicos
directos resulta deprimente61: “ los muebles, las lámparas, los gabi-
60 Ordenanza número 27 del 20 de abril de 1923, citada por RIOS, P. 71.
61 El inventario del gabinete de física era cuantioso; entre otros elementos, can-
taba con: aparato de poleas, máquina a vapor, máquina neumática, hemisferios
de Magdeburgo, balanza hisdrostática, aerómetro de Nicholson, tornillo de Ar-
83
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
84
RESURGIMIENTO
85
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
86
SIGUE LA RECONSTRUCCIÓN. RESUCITA
EL NUEVO PERIÓDICO
Después de la guerra, en la
segunda década del siglo XX,
arranca la que puede considerar-
se la segunda etapa de El Institu-
tor65. Presentaba ligeros cambios:
básicamente la calidad del papel
y el cabezote. Ya no se publicaba
a nombre del Colegio, sino de la
Dirección general de Instrucción
Pública; no se imprimía en la ti-
pografía del Colegio (que había
sido liquidada por no ser rentable)
sino en la Imprenta del Departa-
mento, y no en Pamplona, sino en
Cúcuta.
A comienzo de siglo, los periódicos de Pamplona (El Insti-
tutor, El Estudiante66) daban entrada a una publicidad creciente
que todavía se movía a medio camino entre el anuncio comercial,
la noticia y el comentario. En octubre de 1916, por ejemplo, se
publicaba un mensaje donde es difícil establecer si era publicidad
paga o recomendación espontánea: “Felicitamos al Sr. Don Aure-
lio Parra por la cerveza negra de buena calidad que ha producido
en este año en su acreditada fábrica, y la recomendamos a los en-
fermos y personas debilitadas”.
87
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
88
de cueros, la arroba de fique, la manteca en tarros de cinco libras,
la carga de sal de piedra, la carga de tabaco, el vino seco.
Con tropiezos y dificultades y lentitudes, luego de la guerra
civil, la región y Pamplona entraron en proceso de recuperación.
El periódico independiente Ecos de Pamplona68, también le hacía
eco al nuevo ambiente69. Hubo un pequeño resurgimiento del pe-
riodismo en la ciudad. Circulaban El Institutor, El Estudiante, Ecos
de Pamplona, la revista Valkiria70. Desafortunadamente, “como la
imprenta no daba con qué pagar los gastos de servicio y conserva-
ción” en 1916, por decisión de la Consiliatura, se clausuró, repre-
sentando una de las mayores pérdidas del Colegio.
El régimen educativo, por su parte, se reorganizó. Pasaron las
pasiones y los intereses políticos menguaron, para profesionalizar
poco a poco el oficio docente. Hacia 1916 no cualquier persona
podría ser profesor: Los colegios no podían hacer nombramien-
to de profesor en ningún individuo que no poseyera al menos el
título de bachiller o no hubiera ganado la cátedra mediante un
89
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
71 El Institutor. Año VI, No. 125, octubre 21 de 1916. Número 125. Imprenta del
Departamento.
90
duda. Luis Ernesto Triana nos refiere: “fue el seminario diocesano
de Pamplona la cantera donde se formaron nuestros maestros”72. El
Seminario Mayor era el único “posgrado” que había en ese entonces.
HISTORIA DEPORTIVA
91
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
92
Hernández, estudiante del Colegio, fue la estrella aclamada. El
público lo sacó en hombros.
Otra fecha cumbre en el deporte fue 1960, fecha en que se
realizó una nueva versión de los Juegos Intercolegiados del Depar-
tamento, organizados por la Secretaría de Educación, en los que
El Provincial obtuvo el campeonato total, con más de 100 pre-
mios. Se convertía, así, en el Colegio con más prestigio deportivo
en el Departamento, por encima de Cúcuta, que a la sazón tenía
diez veces más estudiantes.
Los remembranza que hace Mendoza de los partidos de Bas-
ket, puede ser aplicable a los partidos que durante años hacía el
Colegio: “Los duelos basqueteros que presenciamos por la época
de los años 1959 y 1960 entre los dos colegios del Sagrado Co-
razón de Jesús y el Provincial eran de infarto y se convertían en
clásicos de nunca olvidar. En el equipo del Provincial recordamos
jugadores como Roque Peñaloza y al “Flecho” Álvaro Hernández
que eran de la selección norte y posteriormente de la selección
Colombia”75. Durante la permanencia de los HH CC, los partidos
se jugaban de noche, y se constituyeron en una buena alternativa
de diversión, que a veces competía con el cine. Igualmente refiere
Mendoza la importancia de los juegos en competencia con los es-
tudios: “En la parte deportiva el año 1962 el Colegio fue campeón
de los juegos intercolegiados departamentales. Aún recuerdo con
orgullo la medalla de oro que ganó el suscrito para el Colegio en
la carrera de 800 metros planos en el Estadio General Santander
de la ciudad de Cúcuta. Los triunfos o derrotas de los equipos de
basket ball o foot ball, nos deparaban alegrías o sufrimientos y
eran la diaria preocupación de nuestras mentes que combinába-
mos con el estudio”76.
75 Idem.
76 Idem.
93
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
94
Actuó como juez el italiano Giordanelli, parcializado en fa-
vor de Hispania, el equipo bogotano. Al terminar el partido, el
público embriagado de felicidad, invadió la cancha y alzó en
hombros a los campeones nacionales: Luis A. Mora, Lucio An-
drae, Carlos Arenas, Gustavo Castellanos, Alfonso Soto, Santia-
go Hernández Montaña, Luis Enrique San Juan Baptista y el
más destacado jugador de baloncesto en estos juegos, el cucuteño
José Antonio Hernández, más conocido como Toto Hernández
(…).
95
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
96
que servía de corredor. El segundo piso, más reciente, estaba he-
cho con materiales “modernos”, de apariencia más sólida, y con
criterios arquitectónicos que permitían un mayor contacto con
el aire y con la luz, frente al cual el primer piso se veía como una
construcción campestre, oscura, húmeda y desvencijada con la
que fatigosamente podía Colegio
97
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
98
tivos tendría la acción gubernamental cuando resolvió confiar a
los Hermanos Lasallistas la dirección del Colegio, en esperanza
de solucionar difíciles y delicados problemas disciplinarios y edu-
cativos. Se afirmaba, entre otras cosas, que la insubordinación en
masa y las expulsiones en la misma medida dizque eran de uso
común y corriente”77Sin embargo, y en aras de la verdad, el mis-
mo Hermano, en su versión, da las mejores referencias personales
y profesionales sobre lo cuatro alemanes, que tenían en su manos
la administración anterior: “Es muy difícil imaginar un equipo de
hombres más caballeros, cabales e intachables y un grupo de pro-
fesionales más preparados y competentes, como el integrado por
los doctores Rüffel, Bad, Derix y Bonfig. Rector el primero, auto-
ridad en filología, y profesores eximios de física, idiomas, química,
ciencias naturales y matemáticas los demás”78. De nuevo, como en
el caso del francés Enfantin, el factor principal del relativo fracaso
se debió al choque cultural que representó para los europeos y
pamploneses el manejo de mentalidad, cultura e idiomas diferen-
tes. En esto, el Hermano Alfonso Norberto, en un encomiable
gesto de honestidad, llega a reconocer autocríticamente que los
pamploneses tuvieron su parte: “intervino un factor psicológico
de toda importancia, cual fue la diferencia rotunda de mentalidad
y formación entre educandos y personal docente y lo difícil que
fue para estos ilustres catedráticos, producto de la más estricta dis-
ciplina en la nación más austera de Europa, adaptarse un poco a
la superficialidad y espíritu ligero de nuestro medio estudiantil y
a las incomodidades y limitaciones de nuestra vida provinciana”79.
Por lo demás, la colaboración y solidaridad de los alemanes con
99
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
80 RÍOS. 102
81 Ídem.
100
nuevo equipo de educadores. Los Hermanos fueron contratados
por el gobierno por un periodo de siete años, prorrogables otros
siete, y luego otros cuatro y otros cuatro…Y así permanecieron
más de cuarenta años.
Se inició así lo que podría considerarse una nueva era en la
historia del Colegio. Fue un año de cambios, pues el país también
experimentaba el más grande relevo político, luego de cuarenta y
cuatro años de hegemonía conservadora. Quedaba elegido presi-
dente el candidato liberal Enrique Olaya Herrera, un liberal con
cara de obispo bonachón, que no asustaba al clero y ni siquiera a
sus adversarios políticos, pues había sido Ministro de Relaciones
Exteriores durante gobiernos conservadores.
En la Pamplona que encontraron los HH CC había un banco
(Banco de Bogotá, que había reemplazado al Banco de Pamplona),
5 hoteles, 25 pensiones, 11 molinos, 4 platerías, 20 panaderías,
6 boticas, 50 almacenes y bodegas, y tres imprentas, entre otros
negocios82. Lo suficiente para atender una población de 21. 381
habitantes, según el censo realizado tres años antes. Desde cierto
punto de vista, era una ciudad ideal para impulsar una empresa
educativa de repercusión. Los HH CC tenían, entre otras mu-
chas, una gran ventaja: constituían una comunidad monolítica,
diseminada por todo el territorio nacional, y con actividades de
integración regional y nacional que, para otras administraciones
de civiles “sueltos” no hubiera sido posible; por eso, el primer acto
público organizado por los Hermanos fue espectacular (para la
época) , y se constituyó en una muestra de lo que sería su nuevo
estilo: una excursión de los estudiantes y profesores del Colegio a
Cúcuta, a visitar a sus “hermanos” del Colegio Sagrado Corazón.
Las repercusiones fueron emocionadas. La Asamblea Departa-
101
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
102
Simultáneamente, la nueva dirección del Colegio proyectaba
una imagen de gran exigencia académica y responsabilidad al no
graduar como bachiller a ningún estudiante de sexto, al conside-
rar que no estaban preparados para ingresar a las universidades
del país. Para 1931 la “misión alemana” abandonó el colegio, que
quedó por entero en manos de los HH CC, con excepción del
profesor Juan Castillo Reyes, el único profesor civil.
La exigencia continuó durante los años siguientes; en 1932
sólo cuatro alumnos pudieron obtener el título de bachiller, y en
1933, doce, de los cuales ocho se presentaron a diferentes univer-
sidades y pasaron todos con notas sobresalientes. Al siguiente año,
egresaban del Colegio 10 bachilleres; todos pasaron los exáme-
nes de las universidades donde se presentaron. En 1935, los doce
egresados pasaron todos en las universidades. La cifra se repitió en
1936. Ese promedio se mantuvo de ahí en adelante. El Colegio
se posicionaba. Era garantía de excelencia académica en cualquier
universidad del país.
La comunidad seguía pensando en que el Colegio fuera la
base de una Universidad. El 1 de agosto de 1934, varios ex gober-
nadores y personajes prestantes del Departamento se unieron para
solicitar al Congreso el auxilio económico con el fin de reconstruir
el edificio (que había sufrido un incendio en la sala de teatro, y
consumido la máquina proyectora y cuarenta rollos de película
junto con parte del magnífico telón, en las vacaciones de final
de año de 1933) 83. En el mensaje enviado a los congresistas, se
hablaba de que esa reconstrucción sería la base de una “futura uni-
versidad en el Norte de la República”: por lo pronto, se necesitaba
un local que ampliara el cupo de 250 a 800 estudiantes.
Durante los años siguientes, el número de alumnos rechaza-
dos era grande, por lo que la comunidad comenzó a hacer presión
103
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
104
momento de presentarlas como hechos realizados ante el alto Go-
bierno, pues se rumoraba que en el Consejo Ministros había voces
disonantes que se oponían a la construcción del nuevo colegio.
Pesó también, y mucho, la conmemoración de la muerte de
Santander, una fecha que merecía en el Departamento algo más
que actos simbólicos. La mejor conmemoración, para Pamplona,
era dejarle a la ciudad una nueva obra consolidada, precisamente
aquella que el primer vicepresidente, cien años antes, había proto-
colizado. De modo que quedó definido el inicio de las obras. Para
el diseño y la construcción el Gobierno había escogido al Dr. Luis
Ibáñez Peralta, con experiencia en la construcción de los cuarteles
de Barranquilla y Tunja. Tal vez por eso las construcciones del
Colegio se parecen en algo a las del batallón García Rovira. Tiene
un remoto aire de academia militar.
Para la colocación de la primera piedra, asistió el 31 de mayo
de 1940 el presidente Eduardo Santos, uno de los pocos presiden-
tes (luego de Bolívar) que pisaban las calles de Pamplona. Santos
era ex alumno lasallista en Bogotá. Al parecer quedó tan encantado
con Pamplona, que la hizo su ciudad preferida, y así lo manifestó en
varias oportunidades. Y es que, además, la ciudad, el Departamen-
to y el país vivían en esos años una situación excepcional. Mientras
en Europa los alemanes rompían la línea Maginot y llegaban hasta
París, el país, con el tercer gobierno liberal, se convencía que sí se
podía convivir con los liberales, que no eran los “comecuras” que
se habían imaginado algunos. Santos se llevaba bien con la iglesia,
y con las comunidades religiosas.Y con Pamplona.
Las obras comenzaron el 2 de septiembre de 1940, con el
enganche de 120 obreros. A veces llegaba el rumor de que las
obras debían suspenderse debido a la reducción del presupuesto
nacional. Pero el Presidente había dado la palabra, cosa que rati-
ficó en una segunda visita a Pamplona el 9 de abril de 1940, con
inspección personal de los edificios en construcción.
105
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
106
del local de la carrera quinta estaba a reventar, y las solicitudes para
ingreso creaban gran insatisfacción en muchas familias que veían a
sus hijos rechazados por falta de cupos. En 1942 se habían recibido
350 alumnos, pero 320 se habían quedado por fuera.
La inauguración del nuevo edificio se realizó con toda la
pompa. No asistió el presidente Santos, pero sí, a su nombre, el
prestigiosísimo escritor Germán Arciniegas84, Ministro de Edu-
cación y Luis Buenahora, ministro de Comunicaciones, además
del Gobernador y el Contralor del Departamento, y el senador
Darío Hernández. Al mismo tiempo que se inaguraba el Colegio,
se hacía lo mismo con los nuevos edificios para el batallón García
Rovira, su vecino. Por eso la celebración incluyó baile de gala en el
casino de oficiales, inauguración de los cuarteles, recepción en el
Club del Comercio, y banquete en el Casino de Oficiales.
El edificio “viejo” de la carrera quinta, de todos modos, había
sido re-estructurado y adecuado, durante años, para fines educa-
tivos, trabajos que no se podía perder; por eso, se pensó que allí,
con ligeras reformas, podría funcionar un liceo femenino. Se les
propuso a las Hermanas Dominicas hacerse cargo del plantel. Su
respuesta fue positiva. Y así nació en Pamplona el Colegio de “las
terciarias”.
El traslado al nuevo edificio se realizó el 25 de enero de 1943
en horas de la tarde, y a día siguiente se iniciaron las matrículas,
que seguían, sin embargo, rebasando los cupos. Hubo 405 ma-
triculados (222 externos y 183 internos), y 350 rechazados. El
equipo de Hermanos llegaba a 16, y el de docentes civiles a seis.
En la celebración del centenario de la muerte del general
Santander, el Colegio inaguró su banda de guerra con diecisiete
alumnos, y creó el jardín botánico, además de exhibir una expo-
84 Germán Arciniegas llegó a afirmar, en la memoria de gestión presentada al
Congreso, que el nuevo Colegio se podía enseñar a los visitantes “como uno de los
mejores de América” RÍOS, Op. Cit. p. 142..
107
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
Rafael Faría
“El día 24 de noviembre del presente año 1933 a eso de las dos de
la tarde se incendió con violencia el edificio del Colegio por causa
de la fortuita comburencia (sic) de una película de cine que se en-
sayaba con el fin de contribuir a la erección (sic) de los candelabros
eléctricos del parque Áqueda Gallardo de esta ciudad.
108
Los Hermanos, que se hallaban de paseo en la montaña vecina,
apenas se dieron cuenta de lo que ocurría, acudieron con toda la
presteza del caso a contribuir con todas sus fuerzas a la obra de
salvación y pudieron darse cuenta del celo con el que Pamplona
supo defender en esta hora de peligro el hogar espiritual de todos
sus hijos.
Quedaron totalmente destruidas la máquina de cine, propiedad
de la comunidad, y cuatro películas de consideración, con sus adi-
tamentos: todo el servicio de herramientas, lámparas y materiales
eléctricos que se hallaban en la consumida casilla; el fuego devo-
ró unos cuantos metros cuadrados del techo del salón de actos,
el cual fue preciso destejar casi todo, cosa de veinticinco metros,
para cortar el paso al fuego. Igualmente se desmontó el extremo
sur [costado de la calle cuarta] del edificio que daba al gabinete de
física, por donde se escapaba una densa columna de humo prove-
niente del incendio original; las piezas contiguas al salón, dormi-
torio y cuartos de la fachada fueron desmantelados más que todo
por medida de previsión.
109
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
110
LLEGADA DE LOS HERMANOS EN
VIAJE A CABALLO85
Hermano Alfonso Norberto
111
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
112
LAS GUERRAS INTERNAS
113
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
114
Un nuevo conflicto se presentó en 1953, debido al alza de ma-
trículas en el Colegio, y que contravenía una circular del Gobierno
prohibiendo que las matrículas superara el precio de tres pesos. La
Consiliatura había aprobado que el costo fuera de cuarenta y cinco
pesos. Las quejas llegaron a Cúcuta. El Director de Educación del
Departamento se presentó a pedir cuentas. La Consiliatura le ex-
plicó que el Colegio tenía un régimen especial de autonomía. Sin
embargo, el Gobierno ordenó devolver a los padres de familia los
excedentes. Los términos de la nueva orden eran tajantes, según el
telegrama recibido: “Como el Colegio San José es Departamental
debe ceñirse decreto 979 año pasado. Como concesión especialísi-
ma puede pedir quince pesos concepto matrícula. Por consiguiente
se servirá ordenar a quince corresponda devolución treinta pesos
excedencia (…)”. En ese enfrentamiento, con mensajes de parte y
parte, en el que el Secretario de Educación sostenía que el Cole-
gio era departamental, y la rectoría reclamaba régimen especial, el
asunto terminó en tablas: el Colegio debió bajar las matrículas de
cuarenta y cinco a treinta pesos, devolver los excedentes, pero el
Departamento, a cambio, le compensaba ese dinero al Colegio.
En la rectoría del Hermano Carlos Justino (1961-1964), se
propuso a la Consiliatura, sin éxito, la nacionalización del Cole-
gio. Esto no significaba que los HH CC abandonaran el Colegio,
sino que la dependencia, los fondos y la vinculación de los profe-
sores no dependería del Departamento, sino del Gobierno central.
Para la Consiliatura, esto significaba perder poder y autonomía
para quedar a merced de decisiones tomadas desde Bogotá.
Eran cuatro las fuerzas y protagonistas del continuo conflicto:
la comunidad de los HH CC, la Consiliatura, el Gobierno Depar-
tamental y los padres de familia. Cuando los HH CC anunciaron
su retiro definitivo, fue la Consiliatura la que reaccionó con más
vehemencia. Las demás fuerzas, debilitadas, incluyendo a los mis-
mos HH CC, no reaccionaron.
115
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
UN BUEN COLEGIO
116
le hizo al rector del Colegio, el nombramiento, por adelantado, de
la rectoría de la Universidad del Norte: “como esta [la Universidad]
y el Colegio Provincial deben funcionar estrechamente unidos, le
pido al Hermano Gilberto Fabián se encargue también de la rec-
toría de la Universidad. El Gobierno quiere acertar a toda costa en
esta obra de excepcional importancia para el Departamento”90. El
rector planteó la necesidad de que esa universidad podría comenzar
con facultades intermedias que no existían todavía en el país como
Topografía, Nivelación, Administración Pública, Servicio Social
Femenino, etc.91 Tanta dicha no podía ser cierta. El 7 de mayo cae-
ría el baldado de agua fría desde Roma, donde ordenaban al rector
del Colegio no aceptar la rectoría de la Universidad. Durante años
no se volvería hablar de la Universidad.
“En el año 1876 la Junta Administradora del Colegio San
José solicita facultades al poder ejecutivo para comprar un edi-
ficio para la Universidad de Santander y ofrece gratuiramente al
ciudadano presidente del Estado un local suficiente para albergar
la Universidad y la Escuela Normal de Varones, de Artes y Ofi-
cios”, fue un acuerdo de la época. “Pero la guerra civil iniciada en
el año de 1876 impidió los trámites que hubieran dado a Pam-
plona la gloria de iniciar los estudios universitarios. El gobierno
republicano de la época, no sólo impidió la gestión anterior, sino
que convirtió el colegio en cuartel y hospital de guerra; las fuerzas
gobiernistas violentaron las puertas y cerrduras consumando un
verdadero saqueo de los bienes allí depositados. El claustro y la
hacienda de su propiedad quedaron semidestruídos y el Colegio
debió ser cerrado por cinco años”92
117
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
118
JUGANDO DE LOCAL: LAS VISITAS
119
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
la, y de ahí, por la calle real, hasta el parque, sede del palacio arzo-
bispal y de la alcaldía. Eran los cuatro grandes puntos de referen-
cia, junto con la catedral. En 1957, el presidente visitó la ciudad
y, como no, las instalaciones del nuevo Colegio. El saludo al rector
del Provincial era casi obligado. Los rectores del Colegio eran tan
tenidos en cuenta por la comunidad, que si salían de Pamplona
era a asumir grandes cargos, como el caso del Hermano Fabián.
Salió de la rectoría del Provincial a asumir en Roma el cargo de di-
rector del Instituto Jesus Magiser. Tal vez por eso le habían pedido
que no aceptara la rectoría de la futura Universidad.
Una de las visitas más importantesfue la de agosto de 1962,
dada la importancia y el prestigio de los visitantes: el presidente Al-
berto Lleras Camargo, primer presidente de la alianza entre libera-
les y conservadores, y el Gobernador del Departamento, Eduardo
Cote Lamus, uno de los mejores poetas del momento, y exalumno
del Colegio. La solemnidad con que fueron recibidas estas visitas,
se volvería a repetir en el acto de proclamación de bachilleres, con
asistencia de dos gobernadores venezolanos (Edilberto Escalante,
del Táchira, y Luciano Noguera, de Mérida) y Eduardo Cote La-
mus. El Colegio estaba en una de las etapas de máximo esplendor
internacional, y un buen número de ex alumnos ocupaban impor-
tantes cargos en la administración nacional y departamental.
El año de 1960 había sido de términos redondos: 500 ma-
triculados (cifra récord), de los cuales 300 eran externos y 200
internos. El Colegio se consolidaba en el número de estudiantes,
pero había otros números que no cuadraban, y eran los manejados
por la Sindicatura. Y la Consiliatura. El Colegio se había acostum-
brado a la “buena fe” de la Dirección, cuando era pequeño y las
dificultades eran otras; pero ahora que había crecido, necesitaba
esfuerzos nuevos encaminados a lo que luego se llamaría “gestión”,
y que exigía no sólo transparencia, sino orden y eficacia. La recto-
ría, cansada de lidiar con tantos intereses encontrados, insistía en
120
nacionalizar el plantel, para que fuera la Nación la que asumiera
gastos y presupuestos. Esta posibilidad contaba con la iniciativa
favorable por parte de algunos senadores. Se escuchaban voces a
favor y en contra. Pineda Ropero, consiliario, defendía la autono-
mía del Colegio, lo que, a sus ojos, representaba una ventaja al no
depender estatutariamente de nadie.
121
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
CELEBRACIONES
122
Los primeros veinticinco años del “casamiento” de los HH
CC con el Colegio y con Pamplona se celebraron literalmente
con bombo y platillo, ya que la vistosa banda de guerra el Colegio
se hacía sentir en las calles de Pamplona en cuanta misa, cele-
bración, desfile o Te-Deum hubiera. La mayoría de los jóvenes
soportaba tanta pompa y tanta uniformada y encorbatada porque
era acompañada sabiamente con otro tipo de festejos; en ese caso,
el campeonato de básket “Bodas de Plata”, triangular entre los
equipos Provincial de Pamplona, La Salle de Cúcuta y Caribe de
Bucaramanga.
123
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
todo caso, reuniones como ésta eran una muestra del gran poder
de convocatoria que tenía la comunidad, y de las posibilidades
de integración y de intercambio. Las inmensas ramificaciones que
había alcanzado el trabajo de la comunidad en Pamplona, quedó
demostrado en el agasajo que tuvieron los doce profesores que hi-
cieron un recorrido por Venezuela. Juvenal Ríos hace un recuento
de las manifestaciones de reconocimiento con que los profesores
fueron recibidos:
124
En esta ocasión, como en otras, se presentaba la revista de
gimnasia, de tradición casi centenaria, y que atraía un abundante
público, para envidia de los demás colegios. El alma de las revistas
era el popular y exigente “Chepe” Flórez, que imponía disciplina
con “su pito lanzado como una bala que pasaba silbando sobre
nuestras cabezas par aponer en ritmo algún gimnasta distraído”.94
VIDAS Y TRAGEDIAS
125
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
Homero Luna
126
del último piso. Unos centímetros mal calculados, y Omero
podría caer al vacío y morir. Tal vez en una osadía nueva, fue a
cruzar la Autopista Norte en Bogotá, y murió atropellado por
un carro. Su talante y su semblanza fueron recordados por un
escrito de Juan Manuel Ramírez: “No me acostumbro a verte
como en tu entierro. Me gusta más tu hálito joven que resume
vida. Me quedé con tu alegría sincera lanzada al destino /Tu pe-
cho de atleta y tus espaldas anchas escudan mejor el corazón).
A veces pienso que es mejor morir así con los ojos abiertos a las
estrellas y las manos asidas firmemente a la esperanza”95
PAROS Y HUELGAS
127
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
128
de protesta, por parte del personal interno, por la mala deficiente
preparación de las comidas. Luego hubo, de parte de todos los
estudiantes, nuevas manifestaciones de descontento, esta vez con
el apoyo de un profesor. Los estudiantes pedían el cambio del sín-
dico.
El 12 de agosto de 19XX se tiene noticia del comienzo de una
huelga nacional de estudiantes de secundaria, con participación
casi total de los colegios, protestando contra el año preparatorio
de la Facultad y los exámenes de revisión. El Provincial se man-
tiene al margen. Las razones: “El Colegio y sobre todo las clases
superiores tomaron la resolución inquebrantable de permanecer
al margen del movimiento no porque no simpatizáramos con al-
gunas peticiones de nuestros compañeros, sino porque la seriedad
tradicional del Colegio nos impedía lanzarnos a gritar en las ca-
lles a imitación del estudiantado capitalino y sobre todo porque
no conocíamos a fondo los motivos de la huelga, ya que el estu-
diantado nortesantandereano por circunstancias incomprensibles
y desconocidas no fue invitado a mandar delegación al congreso
estudiantil que entonces se reunía en Bogotá. A los 8 días se ter-
minó la huelga.
En noviembre de 1961 (?), se presentó la más escandalosa
protesta en toda la historia del Colegio, debido a un motivo relati-
vamente banal, como fue el que los profesores hubieran escogido
como mejor alumno de ese año al alumno Juan Manuel Cárdenas,
y no a uno de sexto. Los estudiantes hicieron manifestaciones ai-
radas y ruidosas, elevaron la protesta hasta la misma Gobernación,
y se advirtió el propósito de sabotear la sesión final, que final-
mente fue cancelada. El cuerpo de profesores se dividió: sólo dos
profesores apoyaron la protesta. La elección del mejor alumno se
mantuvo.
Los alumnos tuvieron oportunidad de hacer, por primera vez
un paro conjuntamente con todos los habitantes de Pamplona,
129
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
130
se añadían causales tan vagos e indeterminados como “la pereza
habitual” y “el mal espíritu”. Las faltas cometidas dentro del dor-
mitorio siempre eran consideradas como falta grave.
El nuevo régimen, por primera vez, establecía restricciones a
los profesores: no les estaba permitido aceptar ninguna especie de
regalo de los alumnos o de los padres.
Hacia mitad del siglo XX, los Hermanos estimulaban a los
alumnos mediante distribución de bonos, que se podían acumular
durante la semana, el mes o el año para convertirlos en especies de
“vales” para evitar castigos o malas notas en conducta y discipli-
na, o ganar permisos especiales. Desaparecieron cuando comenzó
el mercado negro de los bonos, comprados por los alumnos más
pudientes y/o indisciplinados, que de esa manera casi literalmente
ganaban indulgencias con avemarías ajenas. También se hacían
concursos (estos sí insobornables) semanales de redacción, orto-
grafía, declamación, lectura, improvisación, canto, mantenimien-
to de cuadernos y mantenimiento de pupitres.
AÑOS 60
131
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
132
La reacción de la Consiliatura (y de buena parte de los padres
de familia) fue de una airada alarma. Anteriormente habían recibi-
do una visita evaluativa de Bogotá que había hablado de crisis, pero
no se imaginaron que fuera tan grave, ni que, mucho menos, fuera
en serio la determinación de retirarse. “En verdad no habíamos
pensado, ni siquiera imaginado, que para la solución de los proble-
mas internos de la Comunidad relacionados con la escasez de per-
sonal religioso, se mirara hacia Pamplona y se viera en nuestro Co-
legio la única alternativa para ustedes y como única solución para
sus problemas” 99. Los términos de la carta no eran exactamente
de conciliación, sino de reclamo y casi de reproche. Más que un
llamado amable para reconsiderar una decisión, era una exigencia
para que los Hermanos administraran de mejor manera su crisis,
y no adujeran razones inexactas: “Uno de los consiliarios estuvo
muy claro y enérgico al protestar ante usted por haberse tomado
este colegio como solución para sus problemas, existiendo, como
existen, otros colegios y compromisos recientemente adquiridos
por la Comunidad hacia donde deberían dirigirse sus decisiones y
no hacia este Colegio”, y remataban con una exigencia que sonaba
a amonestación: “…teniendo en consecuencia los Hermanos Cris-
tianos una obligación moral e intelectual con tanto o más ahínco,
tenacidad y decisión que la Consiliatura misma”. Otros términos
de la Consiliatura recordaban razones “para que no se tomara a
nuestro Colegio como la única víctima propiciatoria de sus graves
problemas”, y protestaba “una decisión unilateral de ustedes sin
que hubiera mediado la menor causa de nuestra parte”.
En medio de reclamos y llamados, fueron muy aclaratorios
para los pamploneses los términos aclaratorios con que se expresa-
ba públicamente el clero de Pamplona en carta al Visitador de los
HH CC: “Entendemos que la determinación obedece a proble-
99 Idem.
133
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
ÚLTIMOS 40 AÑOS
134
Escorial niñas
Escuela Santa Cruz
Escuela La Salle
Concentración Gabriela Mistral
Colegio Universitario Rafael Faría Bermúdez
Colegio Joaquín Faría
Instituto de Bachillerato ISER
135
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
RECONOCIMIENTOS Y CONDECORACIONES
136
137
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
Por: ????????????????????
138
• Pavimentación total de las vías internas de todo el colegio
(1996).
• Arreglo total del tercer bloque que estaba en ruinas y abando-
nado (1996).
• Rehabilitación total de la cafetería.
• Construcción del sauna y 2 salones adicionales.
EL NUEVO MILENIO
1998-2002: Administración bajo la rectoría del Especialista Víc-
tor Manuel Badillo Martínez. Los logros alcanzados durante
estos cinco años de su administración con la colaboración del
Ministerio de Educación Nacional, la Alcaldía Municipal y
los recursos de la Institución pudieron hacer realidad estos
anhelos de la comunidad educativa:
• Cerramiento de la cancha de fútbol y la planta física, que per-
mitió darle mayor seguridad a toda la infraestructura del Co-
legio.
• Adecuación y dotación del Aula de Informática Lasso de la
Vega, 1 servidor 30 computadores con sus mobiliarios, todos
conectados a Internet.
• Construcción de batería de baños nuevos para los alumnos.
• Adecuación de la cafetería de los alumnos con restauración de
un bloque de la planta física de la Institución.
• Dotación a la Oficina de Recursos Impresos con una Duplica-
dora, fotocopiadora, impresora y Fax.
• Compra de planta de sonido con sus respectivos bafles.
• Dotación a todas las oficinas de computadores e impresoras.
• Consecución de una camioneta donada por Ecopetrol.
• Aumento de cobertura a 2800 alumnos con todas las sedes y
sección nocturna.
139
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
140
de Paula Santander y Omaña como uno de los hombres más
sobresalientes de este país, padre de la educación colombiana,
fundador de los colegios santanderinos. En el marco de estas
celebraciones, también se hizo honor y mérito a la Institución
a través de condecoraciones por el Congreso de la República.
Se realizaron actos culturales, cívicos y religiosos (2006).
• Habilitación total y puesta en marcha del servicio de cafetería
(2008) y del restaurante de la sede central.
• Construcción cancha de baloncesto, adjunta a la de microfút-
bol (2010).
• Instalación de la Sociedad Académica Santanderista de Co-
lombia, Capítulo Pamplona “SASCOP” evento realizado el
2 de julio del año 2010, en el marco de la celebración del Bi-
centenario de la Independencia de Pamplona; acto celebrado
en el Club del Comercio con la presencia de la doctora Ceci-
lia Fernández Pallini, descendiente en cuarta generación del
General Santander y presidenta de la Sociedad Santanderista
de Colombia. Asistieron a dicho acto el señor Klaus Faber
Mogollón Alcalde de Pamplona, además de personalidades
de la sociedad Santanderista, directivos, administrativos y do-
centes del Colegio Provincial.
• Participación en los actos llevados a cabo con motivo del Bi-
centenario de la Independencia de Colombia (2010)
• Remodelación de los servicios sanitarios, sede Gabriela Mis-
tral (2011).
• Remodelación de la Sede José Rafael Faría Bermúdez (2011).
• Se retomó la publicación de la revista: “El Aguilucho”, con
notas especiales sobre las actividades propias de la Institución
(2011).
• Institucionalización del día Santanderino, 6 de mayo (2011).
141
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
142
ción departamental, los Proyectos de Investigación apoyados por
Colciencias-Ondas, y, en fin, los diferentes programas de interés
como el medio ambiental, el Proyecto de Vida, la Educación para
la Democracia, que son materia de enseñanza, unidos a la promo-
ción de los valores cristianos con la eucaristía de los domingos en
comunidad, hacen que estudiantes, padres de familia, maestros,
directivos y personal administrativo den testimonio de afianza-
miento en espiritualidad y el compromiso por ofrecer formación
integral de calidad.
143
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
144
SEGUNDA PARTE
Testimonios, entrevistas, biografías
146
TESTIMONIOS
6 de febrero de 1951
El mismo espectáculo de siempre; seis años llevo presencián-
dolo en las aulas del San José, y sólo han cambiado las facciones
de los protagonistas. Desde la mañana se ven llegar los internos,
tímidos y azorados los nuevos, bullangueros los antiguos como
pericos recién salidos de retiro en silencio; arregladas las camas y
posesionados del sitio, bajan al patio, para comentar los “viejos”
la “gozadera” de vacaciones y los osibles cambios del profesorado,
mientras los nuevos lo miran todo con las pupilas escondidas tras
los recuerdos hogareños (…).
Empiezan las suposiciones:
– Yo creo que al Hermano Federico no lo cambian…
– Ni riesgo. Yo lo alcancé a ver hace un rato
– ¿Y quién será el titular?
– Mañana lo sabremos
147
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
7 de febrero
El externado se presenta a las 6:30 am. Para comenzar el curso
con el Santo Sacrificio. Aun no se extinguen en el oído el rumor
de los rezos, cuando las cuatro campanada de costumbre nos indi-
can que el periodo escolar de 1951 acaba de iniciarse…; salvo los
cambios anunciados por el Hermano Pedro, y la llegada del doctor
Rangel como profesor seglar, todo sigue en el mismo estado…
15 de febrero
El claustro está silencioso…Por los corredores, sonras ágiles
pasan calladamente a la capilla, al comedor, al pario; las postri-
merías tallan escenas tremendas en las mentes, al golpe de las plá-
ticas… Estamos en Retiro Espiritual…Así pasamos dos días de
recogimiento.
25 de febrero
Mucha falla nos estaba haciendo un proyector y un salón de
cine que viniera a juntarse con los billares y el café del Hermano
Prefecto; gracias a la actividad desplegada por los superiores, esta
tarde hemos asistido a la primera función con Saludos, amigos de
Walt Disney. En Sexto, la curiosidad se aglomera en torno a Ig-
nacio Burgos, español de cepa que viene a terminar el curso con
nosotros.
2 de marzo
El mes de nuestro santo patrono ha comenzado, trayendo
una serie de sustos en la repartición de notas y la magnífica noticia
de que será realidad el puente del primer viernes, que permitirá a
los internos que vivan cerca visitar a sus familias, y a los externos
dormir largo y tendido en la mañana del sábado.
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11 de abril
Hoy sí que nos levantamos estruendosamente. Los cohetes o
voladores formaron a las seis de la mañana una batalla de bombas
atómicas, provocando la carrera de algunos asustadizos.
Comulgamos a las 6:35 am. Oímos a las 8 la santa misa so-
lemne, y salimos a ver filigranas futboleras. El equipo Provincial
se coloca sobre la cancha y obitiene una victoria rotunda sobre la
Normal, por la “ligera” diferencia de 7 goles a uno.
Luego entramos al salón de actos adonde nos acompañan
nuestras “estimadas” primas del Rosario y el Colegio de la Pre-
sentación…La murga pone a bailar …nuestra imaginación con
música folclórica; un tamal humano declama “A un tamal”.
A las siete de la noche el quinteto del Provincial vence a la
Normal por 63 a 29.
31 de mayo
La gruta se engalana con miles de antorchas y bombillas de
colores; a las 6y 45 de la noche nos dirigimos allí para colocar
nuestros corazones a pie de María.
1 de junio
El primer viernes más temible: los resultados del trimestre
son leídos, clase por clase; pasado el turno, agradecemos a Dios el
éxito, le pedimos remedio para los descalabros, ya trabajar se ha
dicho! Aquí no hay tiempo ni lugar para los remolones!
24 de junio
Mucho se habló de nuestros proyectos de bazar, pero parece
que nos varamos ahí. En cambio, hoy tuvo lugar un festival cívico,
149
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
31 de junio
Viajamos el 29 rumbo a la acogedora Bucaramanga … el via-
je es magnífico… Llegamos al Instituto Dámaso Zapata, adonde
se nos atiende lo mejor que es posible en las circunstancias. Ju-
gamos basketball y fútball contra el Colegio San Pedro Claver, y
sea por la causa que sea somos derrotados en franca lid. El drama,
presentado por cuarta vez en este año, parece haber salido bastante
bien. Hoy domingo, aunque hubiéramos querido quedarnos más,
la disciplina nos vuelve a traer a nuestros lares.
16 de julio
Se celebra hoy la fiesta de Nuestra Señora del Carmen. El ba-
zar tiene lugar en los dos días que anteceden la fiesta, y el mismo
lunes nos preparamos a asistir a una procesión que promete ser la
más brillante de año, cuando … la lluvia, la bendita lluvia, que
no puede ver que el Colegio se pone su pantalón blanco, porque
inmediatamente lanza airada sus goternoes sobre la ciudad …
20 de julio
Cinco de la madrugada. Frío. Y en medio del frío la mucha-
chada del Colegio se dirige a Cúcuta para desfilar ante el señor
Gobernador del Departamento. Llegamos, presenciamos la entra-
da de los ciclistas de la prueba Pamplona- Cúcuta, y a las cuatro de
la tarde nos presentamos en riguroso uniforme de parada. Tambo-
res que marcan el paso, Clarines de guerra, varoniles, cerrando su
“cálido coro”, alrededor de nuestras banderas. Y en medio de los
150
aplausos, la juventud gallarda que desfila. Y como epílogo magní-
fico para nosotros, vacaciones!
ORLANDO VILLAMIZAR
Comienzos de clases
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
Martes 2 de junio
No estudié hoy una lección de inglés para mañana, pues ni
siquiera tenemos idea de la pronunciación inglesa. El profesor es
una eminencia, pero su método de enseñanza, pésimo.
Miércoles, 3 de junio
Durante toda la clase de inglés, estuve distraído y ocupado
en otras cuestiones. En estas clases nadie aprende nada. La culpa
la tiene el texto (malísimo) y el profesor, que sabe mucho pero no
enseña. Páez lleva 9 años estudiando y aprendiendo inglés (desde
kínder): no sabe más de 30 palabras; no sabe construir una frase
sencilla correctamente; no entiende mayor cosa de verbos ni de
gramática. Yo estoy en el mismo caso y, aún, peor.
Conflictos y traslados
Miércoles, 10 de junio
Hoy estuvimos en la clase de “huelga”; el motivo era un con-
flicto con el profesor de álgebra, Sr. Camilo Chávez, por su modo
de dictar la clase, por su constante mal humor y otros motivos. Esta
mañana fue una comisión del curso y le expuso al Hermano Di-
rector Carlos Justino, el problema. Luego, el Hermano Francisco
nos alentó y apoyó en la empresa de pedir un cambio de profesor.
Fracasamos. El profesor conservó su puesto y nosotros perdimos
los esfuerzos. Para mí, el asunto fue más divertido que serio…
152
Lunes, 15 de junio
Recibimos, esta mañana, una dolorosa noticia: el Herma-
no Francisco León, nuestro titular, fue trasladado. La noticia fue
aplastante. instintivamente nos olió a represalia. Para que diéra-
mos crédito a la noticia, leyó un telegrama que recibió ayer de Bo-
gotá, en que lo citan allá para “recibir órdenes”. El telegrama fue
leído por el propio Hermano, después de misa, cuando nos llamó
al salón para entregar unos libros que le habían encargado Perico
y Homero, y para despedirse. Para todos, la novedad fue lamenta-
ble y triste; Era buen amigo, buen profesor. Todos estrechamos su
mano y le dimos las gracias. Me aguanté las ganas de llorar. Quien
solicitó el traslado fue el Hermano Director, posiblemente herido
por la solidaridad del Hermano Francisco con nosotros frente al
profesor Chávez. Mañana pensamos enviar a Bogotá una carta
protestando formalmente contra la maniobra.
Martes, 16 de junio
Los muchachos anduvieron todo el día con corbata negra en
señal de pena por el traslado del Hermano Francisco.
Los paseos
153
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
154
y personas, con motivo de la trágica muerte del gobernador Eduar-
do Cote Lamus, oriundo de Pamplona: pereció casi instantánea-
mente esta madrugada, al estrellarse el carro en que viajaba de aquí
a Cúcuta. Esta mañana supe la noticia. A las 10, el hermano direc-
tor nos complementó la información; no tendremos clase mañana,
ni posiblemente el miércoles, pues fueron decretados tres días de
duelo en la ciudad con supresión de clases en los establecimientos
docentes. La noticia ha causado conmoción. El cadáver del poe-
ta, luego de algunas ceremonias, fue traído a Pamplona. Todos los
planteles recibieron, aproximadamente a las 7:45 pm., los restos
del gobernador. De Bucaramanga vino una banda de guerra de un
colegio femenino que estuvo participando en el solemne recibi-
miento. Con Perico, después del recibimiento, fuimos a la alcaldía
donde fue arreglado elegantemente un salón para la exposición del
cadáver mañana. La exposición del cadáver será a las 11 am.
Martes, 4 de agosto
A las 11 am., todos los colegios estábamos haciendo calle de
honor al cortejo fúnebre, que salió de la catedral dos horas des-
pués: a la 1 pm., luego de los oficios correspondientes celebrados
por el obispo de Ocaña, Sarmiento Peralta. Hubo asistencia de
una enorme cantidad de personalidades del gobierno.
Cuando llegué a casa, a las 2 pm., encontré a papá borracho.
Al rato me dirigí al Humilladero, donde pude escuchar, con Pe-
rico, la mayor parte de los discursos de despedida: el del ministro
de gobierno, el del senador Caicedo Ayerbe, el de un compañero
de estudios, y otros personajes. A las 3 de la tarde, todo estaba
concluido.
La muerte de un individuo destruye, muchas veces, el odio y
la antipatía de sus enemigos. Esto me acaba de suceder a mí. La
muerte de Cote Lamus despertó en mí, por su persona, respeto,
155
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
Uno de los recuerdos más vivos que tengo del Colegio Pro-
vincial es la emoción que nos causaba escuchar la Marcha Triunfal
de la Opera Aída por los enormes parlantes instalados en diversos
sitios, porque era el anuncio de que habíamos ganado la competen-
cia deportiva que se disputaba aquel día. El hermano Gabriel, que
era el encargado de la música y las transmisiones del plantel, había
tomado aquel himno como el emblema de la victoria. Siempre que
oigo esta marcha recuerdo los días gloriosos del bachillerato.
156
Cuando trato de hacer una evaluación de lo que recibí de
nuestro colegio, lo que más valoro es el sentido del pundonor que
nos inculcaron los profesores de esa época llena de novedades para
nuestras mentes ingenuas. Nos enorgullecían los buenos deportis-
tas que luchaban denodadamente los campeonatos escolares. En
los desfiles de las fiestas patrias, la banda del Provincial tenía que
ser la mejor. Las revistas de gimnasia que preparaba el profesor
Chepe Flórez eran un espectáculo difícil de igualar, y los actos
literarios y las sesiones solemnes eran sobrios, serios, interesantes.
Nos resultaba apenas natural que existiera un gran estadio de
fútbol para los encuentros oficiales, y numerosas canchas cortas
para los recreos de clase en los que siempre estábamos en com-
petencia. La cancha de basquetbol era la mejor de la ciudad y,
enmarcada por los corredores del segundo y del tercer piso consti-
tuía un soberbio escenario que se repletaba de estudiantes de toda
Pamplona cuando se jugaban los grandes partidos. El Colegio Pro-
vincial era el mejor y nosotros teníamos que ser los mejores. Las
jovencitas de toda la ciudad también se enorgullecían de nosotros,
que llevábamos vanidosamente en la solapa el escudo del colegio.
Hablo de una época en la que Colombia era demasiado ru-
ral y apenas se entreabrían las puertas del desarrollo que hoy ha
alcanzado. Había, entonces, una pobreza general, y el Estado era
un modesto aparato que apenas podía cubrir, a medias, los ser-
vicios más elementales de la sociedad. Por eso es tan destacable
lo que significaba el Colegio Provincial, dueño de unas soberbias
instalaciones que acogían a estudiantes de Colombia y Venezuela
venidos de muchas poblaciones, porque Pamplona era una de las
pocas que ofrecían educación secundaria y universitaria de buena
calidad.
El colegio tenía establecidos diversos actos para hacer conme-
moraciones y reconocimientos. Es el caso de la Izada de Banderas
de los primeros sábados de cada mes, en la que se rendía culto a los
157
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
158
que causaban miedo o hilaridad: “El que ríe de último ríe mejor”
aullaba desde la ventana. O, “ahora sí quiero ver a los que se bur-
laban del Peparro”. Y, cuando creía que algún estudiante estaba
haciendo trampa, gritaba “¡quieto, fulano, allá voy a agarrarlo con
las manos en la maza” y pasando sobre los pupitres de los alumnos
llegaba hasta el puesto del sospechoso.
Peparro se jubiló después de muchísimos años de docencia,
y llegó a vivir a Chinácota, su pueblo natal. Con la ayuda de uno
de sus discípulos que era gerente de un banco logró adquirir un
pequeño crédito con el que compró una parcela en la que fue feliz
hasta su muerte. Murió como había vivido, con modestia pero
pulcramente; con apenas lo suficiente para subsistir pero a paz y
salvo con los suyos, sus amigos y sus acreedores. Es un ejemplo
para maestros y estudiantes porque actuó siempre con absoluta
honestidad, y ganó el sustento con su trabajo que cumplió cabal-
mente hasta el final de sus días.
En el Provincial se hacían frecuentes concursos bien fuera de
matemáticas, ortografía o geografía y no sé cuantas materias más,
para estimular, también, la sana competencia entre el alumnado.
Alguna vez, el Hermano Daniel María, a la sazón el rector del
colegio, programó un concurso de limpieza y ofreció varios pre-
mios para los cursos que mejor aseo mostraran durante la semana
del evento. De inmediato, en todos los salones comenzó una febril
actividad para barrer, limpiar vidrios, ordenar los pupitres y des-
manchar los pizarrones. En el salón del cuarto grado todo quedó
impecable y esperábamos afuera la llegada del hermano rector que
estaba inspeccionando los distintos cursos. Pero, cuando entra-
mos orgullosos detrás del director, con asombro vimos que todo
el piso estaba lleno de papeles arrugados. Era inconcebible que,
precisamente en la semana del aseo, nuestro salón estuviera más
desordenado que de costumbre, y empezó un severo interrogato-
rio para descubrir quiénes habían sido los causantes de tamaña
159
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
GUSTAVO CASTELLANOS
Ex alumno
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pura geometría plana aplicada”. Por Dios, ese comentario quedó
tatuado en mi memoria, porque llegar a ese grado de solvencia
académica, sin duda requerida mucha preparación. Hoy lo cito
y no lo cuestiono, confesando que aún no he podido resolver la
esencia y contundencia de esa severa afirmación.
Sobre la misma época, pero ya centrándonos en la promoción
del año de 1963 , es deber traer a colación algo de las esas rígidas
condiciones de entrega y proyección académica. Por entonces el
hombre no había llegado a la luna, la señal de televisión aún no
la habían extendido a Pamplona, las emisoras radiales estaban en
auge y se escuchaba mucho la emisora Nuevo Mundo de Caracol
y algo de las emisoras venezolanas se recepcionaban en los radios,
el río Pamplonita ya había dado testimonio de su agresividad, no
había llegado el carro del aseo, Helí Montañez no había corrido
aún su vuelta a Colombia, proeza que hoy debemos valorar en su
justa dimensión, con mas fuerza y corazón que espalda, logró lo
que ningún otro pamplonés ha conseguido, a punta de esfuerzo,
confianza, talento y sacrificio, participar en una competencia con
Cochise Rodríguez, para entonces el primer ciclista colombiano y
posteriormente campeón mundial en Varesse, Italia.
161
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
162
mente cuestionada. La participación del estudiante en el proceso
educativo ha sido un adelanto, pero en muchas ocasiones ha sido
mal enfocado”.
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so tercero, antes de las ocho de la mañana de un lunes de inicio de
año escolar, estaba muy agitado, curioso y nervioso por mi nueva
experiencia. Todos los compañeros charlábamos, nos chanceába-
mos y hacíamos mucha bulla.
De pronto, pero a las ocho en punto de la mañana, llega un
profesor…, no nos saludó, se quedó momentáneamente en silen-
cio y al rato dice, “cállense vergajos”; todos quedamos estupefac-
tos, asustados y medio miedosos. Toma un libro que traía bajo el
brazo, lo abre y empieza a leer las aventuras de un caballo llama-
do Clavileño, que paseó a Don Quijote y Sancho Panza hasta las
proximidades del Sol. Leyó casi durante una hora sin cansarse,
con voz emocionada y resaltando en el acento de su lectura, algu-
nas ideas que quería que nosotros captáramos mejor. Cuando ter-
minó la lectura, cerró el libro sonoramente y nos preguntó ¿cómo
les quedó el ojo? Y se fue así como llegó. En el día y hora siguien-
tes, nos habló de Miguel de Cervantes Saavedra; nos dijo que nos
había leído el capítulo XLI, de la segunda parte de Don Quijote
De la venida de Clavileño, con el fin desta dilatada aventura y nos
leyó con mucha emoción el capítulo siguiente De los consejos
que dio don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la
ínsula, con otras cosas bien consideradas. Hoy me pregunto: ¿hay
mejor clase de literatura que la lectura de una buena obra?
Desde ahora, sin que se me haya curado el ojo, les cuento que
ni a mí, ni a mis otros compañeros como Constantino Portilla y al
extinto General del Ejército Jaime Gómez, etc., se nos ha curado
el ojo: seguimos leyendo toda la vida, admiramos el Quijote y
rememoramos al mejor profesor de castellano que hemos tenido
en la vida.
Luis Fernando Velandia, era un hombre discreto, solitario,
prudente, aseado, pulcro (vestía trajes Hermega), de buenas ma-
neras, bien hablado –lo clasifico así no obstante el saludito que
nos dio en primer día de clases- que nunca enseñó nada, solo per-
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
166
dice, ambos habían nacido en Chinácota y el profesor era tío de
Campo Elías.
Sea lo que fuere, diré lo que recuerdo de Campo Elías y de la
precaria relación que tuvimos en el colegio y de algunas circuns-
tancias vividas con quien se hizo tristemente célebre en el mundo,
a raíz de los graves asesinatos que cometió en Bogotá, el 4 de di-
ciembre de 1986, en el denominado crimen del Pozzetto, donde
murieron 29 personas y resultaron heridas doce. Tales hechos que-
daron ampliamente reseñados por periódicos, algunos informes y
la novela Satanás de Mario Mendoza.
Corría, si mal no recuerdo, el año 1954, Campo Elías tendría
20 años de edad, pues había nacido en 1934; era muy dado a
las actividades grupales, a la organización de eventos para reco-
ger fondos o dineros, por lo cual estaban muy felices los Herma-
nos Cristianos: bazares, presentación de comedias, rifas, deportes
como el fútbol y el bolibol; además era enamoradizo, coquetón y
dado al piropeo con niñas de los colegios de la ciudad.
La hazaña, esa es la palabra apropiada, que llevó a cabo, ade-
más de la mejor organización de la banda de guerra del colegio, de
la cual era su tambor mayor, fue la de haber tenido la iniciativa y
organización, propiamente dicha, de algunas corridas de toros, en
una plaza de toros construida en la cancha de fútbol del Provin-
cial, para tan pasajero evento. Lo brillante y atractivo del espectá-
culo es que invitó como matador principal al más importante to-
rero de la época, que hacía poco, había obtenido su alternativa en
España, el matador, José Pulido, de quien se decía que era doctor
en toros. De todas maneras, este hecho fue el lanzamiento de José
Pulido para que la organización de las corridas de San Fermín, en
Pamplona, lo contratara una vez más.
De los flirteos, escarceos y asedios amorosos de Campo Elías,
supe, por un compañero suyo, actualmente prestigioso médico of-
talmólogo Gustavo Páez Gélvez, que Campo Elías trató de arras-
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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segundo de bachillerato, luego a tercero; en cuarto de bachillerato,
después de la mitad del año, me expulsaron del colegio porque
me robé las onces que eran para un Hermano Cristiano. No les
cuento a dónde fui a parar en ese despelote, pero, terminé bachi-
llerato, fui a la universidad, me especialicé, escribí y escribo libros
escolares de Español y Literatura, he sido investigador de una de
las instituciones más importantes de Colombia, el Instituto Caro
y Cuervo, y he viajado por casi todo el mundo, transmitiendo lo
que he aprendido.
Mi vida en el internado fue muy agradable aunque nunca
supe por qué estuve interno, siendo yo pamplonés y teniendo casa
allí. Conocí a muchos compañeros, un gran número de ellos eran
venezolanos; los Hermanos Cristianos eran, en general, muy sim-
páticos, algunos malgeniados, otros medio sicalípticos, otros muy
inteligentes y preparados como el Hermano Gilberto Fabián, el
Hermano Pierre Arnoul y el Hermano Silvano Jorge.
Las instalaciones locativas eran muy buenas, se estaba hacien-
do la piscina; de la cancha de fútbol decían que era reglamentaria;
había una mínima biblioteca y una “procuraduría” donde vendían
libros y útiles escolares, en general, y proveían de tiza y almohadi-
llas los salones.
El deporte en el Provincial tenía lugar preponderante; entre
las actividades de la institución se celebraban campeonatos de
basquetbol, intercolegiados e intermunicipales, con Cúcuta, Chi-
nácota, Bochalema, etc. El fútbol era un deporte muy llamativo y
siempre había competencias entre el Batallón de Infantería Gar-
cía Rovira, No. 13, el Deportivo Pamplona y el Colegio Provin-
cial; sus encuentros eran clásicos. Pero, para muchos de nosotros
no había mejor regocijo que ir frecuentemente a “la gruta”, a no
hacer nada.
Desde luego que la educación recibida en el Provincial era
confesional católica apostólica y romana, pues Pamplona hasta
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
170
tal vez inconscientemente, he transmitido a mis hijos. Veamos
unos pocos ejemplos: me fascina escuchar música clásica, nunca
la estudié, pero creo que fue en el Provincial donde me inclinaron
el oído hacia ella; ¿cómo? Siempre, a la hora del recreo, escuchá-
bamos, si eso es escuchar, mientras gritábamos, peleábamos, jugá-
bamos, etc., un tipo de música que no era común como el pasillo,
guabina, bambuco y otros aires populares, sino lo que después me
enteré que era música clásica. Esa música quedó en mi inconscien-
te y, por ello, muchas gracias, Hermanos Cristianos. Lo mismo
sucedió con las lecturas que hacíamos en el comedor, a las horas
del almuerzo y la comida; todos estábamos comiendo, hablando,
riendo –cosas que no se deben hacer al mismo tiempo- pero nues-
tro inconsciente estaba leyendo, gracias, otra vez, Hermanos.
No quiero acordarme del día de entrega de notas mensuales,
¡Dios me ampare!
Todo lo que he dicho y hecho, y lo que mis profesores de
Provincial hicieron por mí, formaron, de alguna manera, mi vida
de escritor, investigador y docente.
Queda algo más por decir; y este crédito se lo endoso al Pro-
fesor Fernando Velandia quien me enseñó a tratar de hablar bien,
a escribir mejor y a leer mucho.
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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cho, entendidas al alba después de unos anisetes cantados y llora-
dos en el intermedio de velocidad igual a espacio sobre tiempo. La
adolescencia, la ausencia del control familiar, el ímpetu de la edad
temprana y el afán de vivir más allá de lo apropiado, me conduje-
ron de nuevo hacia Bogotá, mi falta de resultados recibió el castigo
merecido y allí de nuevo me encontré como los transeúntes del
poeta Rogelio Echeverría: “Todas las calles que conozco son un
largo monólogo mío llenas de gentes como árboles batidos por
oscura batahola”.
El tiempo siguió su curso y yo en él mi destino, allí termi-
né mi bachillerato y empecé a querer la ciudad, a descubrirla a
sentirla propia y las montañas azules donde los soles andinos me
enseñaron el valor de lo antepasado se difuminaron en una nos-
talgia que me hacia prever el regreso pero ahora en circunstancias
deferentes y así fue como mi amor por la música se desarrolló
profundamente, y mi pasión por la lectura por la literatura cre-
cieron desde el semillero que Toño en el colegio provincial había
sembrado, que el profesor Carvajal había forjado, que mis maes-
tros habían fundamentado en ese medio año que había estado en
las aulas del colegio y claro mi futbol que deje hace apenas una
docena de años.
La ciudad fue creciendo monstruosamente y de nuevo una
noche entre la bohemia y la conciencia, la llama de la añoranza se
encendió; apareció como un árbol frutecido dentro de mis sueños
el volver a Pamplona para quedarme hasta el final de los días; así
fue que terminada la Universidad tres días más tarde estaba en el
Departamento y dos años después en pamplona, en mi ciudad y
10 años después, el colegio provincial donde llevo 20 aprendiendo
a ser maestro, realizando sueños individuales y colectivos, rodea-
do de un extraordinario grupo de personas de la vieja y la nueva
guardia, recipiendario de una tradición invaluable, apoyados en la
mano de su historia hemos crecido con el Colegio y revivido para
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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ENTREVISTAS*
* Todas las entrevistas (excepto la de Jean Monier) fueron realizadas por Gabriel
Pabón Villamizar.
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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Otra muerte lamentable fue la de Jaime Moure Ramírez; ¿lo
conoció?
Fuimos amigos. Jaime era serio, gentil, decente, íntegro. En
ese día trágico, el 9 de junio de 1953, yo me salvé de morir, y
el murió. Yo era uno de los organizadores de esa manifestación;
cuando el ejército nos cerró el paso, los organizadores decidimos
no retirarnos. Alguien propuso la idea de sentarnos y permanecer
inmóviles. Entonces los organizadores nos devolvimos para de-
cirles a los de atrás que se sentaran. Yo me encontraba en la parte
de atrás cuando se inició el tiroteo. Pero Jaime murió de manera
diferente. Minutos después de la matanza, le reclamó airadamente
a un oficial el comportamiento de la tropa. El oficial le disparó a
quemarropa.
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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destacaba en él su interés y exigencia por el buen manejo del idio-
ma. Escribía, además. Admiraba y procuraba imitar a Ramón Gó-
mez de la Serna. Editaba una publicación periódica llamada La
Melena Dorada. Murió en un hogar para ancianos en Cúcuta.
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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¿A qué achaca, la intensidad en los estudios bajo su cuidado y
dirección?
Eso se debió a un hecho simple: los concursos de aritmética
y ortografía entre los diferentes cursos. Era curioso: primer año
derrotaba a sexto (…), logramos un nivel cultural de primerísima
calidad. Recuerdo cómo palidecían muchos cuando irrumpía de
improviso para que sacaran los cuadernos de los concursos. Eduar-
do Rueda Clausen, el gran “Tochevidrio”, daba el campanazo, que
era la señal de combate.
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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Hubo cierta desavenencia que no puedo determinar en qué
consistió. Esto condujo a entregarles el cartón en privado, a los
diecinueve muchachos del 38.
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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ahora se pudo iniciar. Considera que la idea de implantarlo tiene
excelentes consecuencias para la investigación y rescate de especies
en vía de extinción, tanto vegetales como animales. Además, pue-
de generar empleos diversos.
Siente un gran afecto por su trabajo en el Colegio, trabajo
que nunca quisiera abandonar. El grado de compromiso es profe-
sional pero también afectivo, tal vez porque estudió en lo que pue-
de ser en un plantel hermano del Provincial: el Colegio Boyacá, de
Tunja, también fundado por Santander.
“El Jardín Botánico no es un proyecto que termine con un
informe y la ejecución de gastos”, nos aclara; “es algo que debe
durar toda la vida”. Y en verdad que en el Colegio, hay mucho
por hacer al respecto. El Jardín abarcará 8 hectáreas ampliadas a
15, con once zonas definidas que incluyen bosque y humedales.
Se ha comenzado poco a poco, y en varios frentes de recupera-
ción; el concepto incluye el reemplazo de cercados artificiales por
setos con especies naturales corta-vientos, por ejemplo, para ro-
dear de las mejores condiciones el trabajo deportivo en las recién
construidas canchas de tenis, y la siembra de 175 plantas de higo.
Estos proyectos de recuperación podrán brindar la oportunidad a
los estudiantes de las carreras de Ingeniería Ambiental, Ingeniería
Ecológica y Trabajo Social de la Universidad de Pamplona, para
hacer sus prácticas
A mediano plazo lo ideal es erigir un paseo eco-turístico no
sólo para los estudiantes sino para las familias pamplonesas, y
abrir el Colegio a la comunidad; para ello será necesario rescatar
tanques, desagües, canales, además de la piscina y la gruta, todo
esto abandonado y en visible deterioro. Pero al menos ya hay una
persona doliente y algo más: alguien que quiere transformar las
hectáreas en abandono en algo diametralmente opuesto: un cam-
pus que se convierta en el nuevo orgullo de la institución. Algo
que el Colegio y Pamplona se merecen.
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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alumno aprenda a pensar solo, que aprenda a indagar. Esto no es
fácil, pues depende también de nuevas actitudes por parte de los
alumnos y de los padres de familia.
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
Es Licenciada en Lingüística y
Literatura por la Universidad de Pam-
plona, con Especialización en Meto-
dología por la misma universidad.
La educación ha sido la pasión
de toda su vida. Desde niña jugaba
a ser maestra. Y a los diecisiete años
comenzó su oficio. Escasamente ha-
bía terminado cuarto de bachillerato
cuando asumió el cargo de profesora
rural en la escuela de Tierra Grata (sector más conocido con el
nombre de “Cielorroto”), a cuatro horas del corregimiento de El
Diamante (en la vía de Cúcuta a Pamplona), transportándose a
pie o en lomo de mula.
Esas dificultades las asumió con el impulso y la energía de
saber que estaba haciendo lo que quería; por eso buscó la forma
de superarse y fue así que pudo terminar sus estudios en la Normal
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Superior de Pamplona, en el año 1978. Fue profesora en la vereda
de Tencalá. Una vez ubicada en Pamplona, tuvo la gran oportu-
nidad de prepararse profesionalmente en la Universidad. Terminó
Licenciatura con la tesis de grado “Las influencias dialectales en la
zona de frontera”. La investigación de posgrado se desarrolló alre-
dedor de un tema de gran aplicación práctica: suplir las falencias
ortográficas en los estudiantes de primaria.
Una de sus grandes satisfacciones profesionales ha sido la de
llegar a ser profesora en la Universidad de Pamplona, donde ha
dictado las cátedras de Habilidades Comunicativas, Fonética y
Fonología y Taller de Lengua.
Cuando le preguntamos sobre sus viscicitudes, nos refiere los
problemas de indisciplina que ha tenido qué manejar. “Aunque
la disciplina la hace el docente, hay que reconocer que el maes-
tro no tiene amparo. Incluso puede ser agredido”. Con todo, ha
sabido hacerse respetar con su dedicación. “Si es necesario, por
problemas disciplinarios, quedarme con los estudiantes después
del horario, me quedo con ellos. Es un sacrificio para mí, pero
asumo el costo”.
Le preguntamos a qué aspira ahora luego de cuarenta años de
trabajo. “A salir por la puerta grande”, nos contesta, señalando la
puerta del Colegio.
La más nueva:
Elisabeth Villamizar Cote
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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tarme más; tal vez hacer un posgrado en Español y Literatura.
Siempre he sido aficionada a la enseñanza. Desde que estudiaba
en el colegio Áqueda Gallardo, me sentí inclinada por la Normal,
donde también me gustaría enseñar. Más tarde me gustaría cono-
cer Roma. Soy católica y me llama poderosamente la atención el
Vaticano, que debe estar lleno de sugerencias y experiencias místi-
cas muy enriquecedoras.
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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BIOGRAFÍAS
Henrique Rocheraux
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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Fue profesor del Provincial del 1963 a 1964, y de 1971 a 1980.
Luego fue trasladado a Zipaquirá, donde obtuvo su pensión.
Nació en Pamplona en 1921, y murió en Bogotá, en una accidente
de tráfico, en el 2003.
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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Química-biología en la Universidad de Pamplona, carrera donde
tuvo excención de matrícula por ser deportista destacado. Perte-
neció a la Selección Juvenil de Colombia de, equipo con el cual
representó a Colombia en el campeonato llevado a cabo en Arica,
Chile, en año?
En 1975 obtuvo el título de licenciado, e inició su carrera
como rector de varios colegios: Salazar, durante año y medio, Si-
los, durante seis años; y Pamplona, como rector de la Normal de
Varones dos años, antes de ser nombrado Coordinador de la Ofi-
cina de qué? en el Ministerio de educación Nacional. En 1986 es
nombrado rector del Colegio Afandor y Cadena y, finalmente, en
1994 (hace nueve años), rector de Provincial.
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POETAS UNIVERSALES ALUMNOS DEL
COLEGIO PROVINCIAL
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AL FINAL, LOS NUEVOS SUEÑOS DE LOS
AGUILUCHOS
201
DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
202
MEJORES BACHILLERES
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ÍNDICE
PRESENTACIÓN
INTRODUCCIÓN
PRIMERA PARTE
De la memoria personal al registro histórico 9
Una memoria personal 11
En un comienzo: ni colegio, ni provincial ni san josé 21
¿Fundación a dos manos? 23
El primer fundador: un obispo “mudo” y terco 25
Bolívar, Santander y los avatares de la “segunda” fundación 28
¿Era colegio o seminario? 30
Primeras asignaturas. El escalafón. Primeras becas-trabajo 31
El año escolar. Las interrupciones 33
Años de decadencia 34
Cambio va. El número de estudiantes 36
Equipos y laboratorios para nuevas asignaturas 37
¿Colegio o universidad? 39
Contacto en Francia y la “Misión alemana” 42
Los primeros textos escolares. Las metodologías 43
Los periódicos 44
Cuando llegó la “regeneración” al Colegio.
La religión primero 46
Algo había cambiado en cuarenta años 52
Nuevas orientaciones, nuevas Asignaturas 56
Los exámenes 60
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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Últimos 40 años 134
Impacto en los medios 135
Reconocimientos y condecoraciones 137
El provincial en los últimos cincuenta años (1972-2012) 139
SEGUNDA PARTE
Testimonios, entrevistas, biografías 145
Testimonios
Entrevistas 175
Biografías 193
Al final, los nuevos sueños de los Aguiluchos 201
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DISCÍPULOS DE DOS SIGLOS
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