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“HISTORIA DE LAS

CÁRCELES EN
MÉXICO”

13 DE DICIEMBRE DE 2018
TRATAMIENTO PENITENCIARIO Y POSTPENITENCIARIO

Lic. Eduardo Rene Cortes Morales


INTRODUCCION
El propósito de la prisión en México, tal como lo define el artículo 18
constitucional, es lograr la reinserción social del sentenciado a la sociedad y
procurar que no vuelva a delinquir. Esto se debe lograr con base en los
derechos humanos, el trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la
salud y el deporte, más sin embargo lejos de ser un castigo exclusivo para
quienes realmente han cometido un delito y deben purgar una sentencia, la
cárcel en México se ha convertido en gran medida, en el lugar para albergar a
individuos acusados por delitos no graves o que se encuentran en espera de
un proceso judicial y la determinación de una sentencia. En lugar de ser un
espacio para promover la reinserción a la sociedad de quienes violan la ley, las
prisiones mexicanas son espacios hacinados donde los derechos humanos no
son respetados y la violencia prevalece.
Por lo que usamos la cárcel intensiva e irracionalmente esto debido a que en
nuestros códigos, el 95 por ciento de los delitos tienen contemplada la prisión.
En los hechos, no existen sanciones alternativas a la cárcel porque no existen
los mecanismos ni la infraestructura para hacerlas operables. En nuestro
ambiente de opinión tan agraviado por el crimen, insistimos en la cárcel como
castigo ejemplar para todo tipo de delitos. Sin embargo, en el caso de delitos
menores y no violentos, otros mecanismos de sanciones pudieran ser más
efectivos y menos onerosos en términos sociales y económicos. Las cárceles
mexicanas en su condición actual son espacios propicios al contagio
criminógeno es decir, no sólo por el hacinamiento que muchas registran, sino
también por la convivencia entre internos de distinta peligrosidad.
Las cárceles mexicanas en la actualidad no reinsertan ni rehabilitan, más bien
arruinan vidas, ya que el paso por la prisión, los marca de por vida. Y en esa
condición de estancia está más del 60 por ciento de la población en reclusión,
que purga penas menores a tres años por delitos no graves ni violentos, pero
que ameritaron la respuesta más contundente y dura del Estado mexicano.

En esta misma tesitura de reacciones desproporcionadas, están los códigos de


estados diversos que sancionan con la misma pena un robo simple y un
homicidio.

1
Están además los miles de presos sin condena que aun sin haber sido
declarados culpables y sin representar ningún riesgo para la sociedad, se les
priva de su libertad. Insistimos en usar intensivamente la prisión cuando existen
centros penitenciarios en los que los internos tienen que turnarse para poder
dormir. Por lo que nos hace pensar que con esta medida cautelar los reclusos
no se reinsertan a la sociedad sino más bien se hacen más peligrosos debido a
lo que ellos viven en la cárcel, por lo que cuando les dan su libertad vuelven a
cometer delitos.

Es por ello que las prisiones y cárceles desde el pasado han representado el
medio de represión o manera más “rápida” para la eliminación del delito.
Entonces conforme al paso de los siglos, se va formando un medio en que la
sociedad impone los castigos a aquellos individuos que violan las normas,
reglas, leyes, la tranquilidad conforme a la época.

La cárcel en la actualidad, es el castigo más severo que puede imponerse a


una persona que vive en un régimen democrático. Se trata de un castigo que
implica perder, al menos temporalmente, el ejercicio de derechos ciudadanos
tan relevantes como son la libertad de tránsito, el derecho a votar y ser votado,
el derecho al trabajo, el derecho a la libertad de asociación, entre otros.

También significa una restricción enorme a derechos como el de libertad de


expresión, derechos de reunión y derecho a la privacidad. Si una democracia
es un régimen que busca garantizar la libertad e igualdad de los ciudadanos, la
cárcel es claramente una excepción.

Por otro lado, las prisiones representan un alto costo al erario. El dinero que se
va en mantenerlas no se utiliza en otros bienes públicos fundamentales, como
educación, salud, infraestructura, entre otros.
Ciento cincuenta mil seres, mujeres y hombres, son anualmente encerrados en
las cárceles lo que nos indica principalmente que los centros penitenciarios no
están siendo exitosos en su labor de reinserción.

2
Es por ello que realizaremos un análisis más a profundidad a cerca de la
historia de las prisiones en la antigüedad como en la actualidad, para poder con
ello entender más a profundidad a cerca de lo que está haciendo mal la
sociedad conforme a la mala situación del sistema penitenciario en nuestro
país, ya que esto se debe en gran parte a una mala impartición de justicia. Hay
un gran número de personas inocentes en prisión pero debido a malos juicios
están ahí, y al contrario, hay muchos delincuentes libres por la ineptitud de las
autoridades para capturarlos o bien para comprobarles algún ilícito.

3
ANTECEDENTES HISTORICOS

Historias de las prisiones.

El castigo de la privatización de la libertad no corresponde a una práctica


novedosa, la prisión aparece relativamente tarde, pues se entendía que los
recluidos no generan ningún beneficio y por el contrario son parásitos que
deben ser alimentados1.
Por eso, en épocas antiguas se buscaban otras soluciones tales como la
esclavitud, el maltrato físico, la mutilación o la muerte. Partiendo de la idea que
se tiene de lo que debería ser la prisión (instrumento de castigo, de
escarmiento o de reinserción, actualmente) van a surgir las grandes ideas
distintas a cada situación en su época, siendo estas las conocidas “Escuelas
Jurídico Penales”.

A lo largo de la historia cada sociedad ha reaccionado de un modo diverso


frente a las conductas antisociales de sus integrantes. Los correctivos
aplicados por el poder para castigar o reconducir los comportamientos
desordenados se fueron traduciendo en sanciones como el descuartizamiento,
la crucifixión, la lapidación, mutilación, exposición pública, trabajos forzados,
expatriación, maceramiento, entre otras, hasta llegar en su fase moderna, a la
segregación; aislamiento del delincuente como terapia para sus males: así,
nace la prisión.

En sus primeros momentos la prisión es un establecimiento destinado a la


custodia de los reclusos. En la antigüedad salvo casos excepcionales, los
delincuentes convictos no quedaban confinados en prisiones, sino que eran
sometidos con penas corporales o pecuniarias. Así, las penas privativas de la
libertad, son un concepto relativamente moderno.

1La ciencia del Derecho Penal: Un modelo de inseguridad jurídica,


Cuadernos Civitas, Navarra, 2005, p. 189.

4
Hemos de recordar que la reclusión aparece con la civilización y con las
sociedades estructuradas surge la preocupación de cómo anular el crimen
utilizando el castigo. No obstante, la prisión no aparece inicialmente
relacionada con la idea de castigo sino con la de idea de detención. Tal fue la
importancia que se dio a este problema en el pasado que ilustres filósofos de la
época dieron su opinión al respecto, planteándose el problema de cómo
afrontar el hecho el crimen como tratar a los delincuentes y el castigo que,
como consecuencia, se le debieran de aplicar a estos.
Así tenemos los ejemplos de Hesíodo, Pitágoras, Heráclito, Protágoras,
Sócrates, Platón (que la sufrió en sus propias carnes) y Aristóteles.
Sin embargo, opino que son las civilizaciones más antiguas (China, Egipto,
Israel y Babilonia) quienes fundaron la idea de la prisión como un lugar de
custodia y tormento, de donde salieron quizá las principales maneras de tortura
hoy conocidas.

Encontramos antecedentes remotos desde el referido Platón a San Juan


Crisóstomo, los cuáles entienden que la pena es “medicina” contra el autor de
cierto delito, el tratamiento su aplicación y la cárcel el “hospital”2.
Pero el problema siempre estuvo en el contenido y la práctica de la “medicina”,
por lo que el correccionalismo del Siglo XIX lo ven como reajuste moral que
trataban de convencer al reo y a la sociedad de que con ese “tratamiento, se le
evitaría volver a cometer conductas dañosas, y así esto le evitara nuevas
penitencias, y así también protegerían a la sociedad de estos actos.

Las prisiones antiguas fueron empleadas para retener personas que


disgustasen de cualquier forma a los gobernantes en turno.
Ya el Génisis (39,19-20), refiriéndose a Egipto, se hace referencia a las
prisiones de Estado donde cumplían pena los “presos del faraón”, y en diversos
paisajes se dan pinceladas acerca de su régimen penitenciario3 .
Desde tiempos remotos, en los textos bíblicos4 ya existía la prisión como pena
a cualquier falta dañosa a la sociedad, faraón e inclusive al Dios.

2Faustino Gudin Rodriguez, Cap. Historia de las prisiones, pag. 2


3 “El faraón mando llamar a José. Sacado a toda prisa de la cárcel, se le afeitó, le cambiaron
de ropa y se le presentó al faraón”. En este sentido MARTÍN NIETO, Evaristo (penas y
prisiones en la Biblia, Revista de estudios penitenciarios, nº 196, enero-marzo de 1972, p. 68.

5
Tales centros fueron generalmente mazmorras subterráneas o construcciones
abovedadas en las que poco o nada se respetaba la condición humana del
preso. Ejemplos famosos de tales encierros son la prisión Mamertina romana 5,
los “hornos” de Monza, las mazmorras de Santangelo, las “oubliettes” de la
Bastilla, los “plomos” de Venecia.

La prisión sólo tenía el carácter de una medida preventiva para evitar la fuga de
los procesados, pero el derecho de la Iglesia ya organizó la prisión como pena
sometiendo a los encarcelados bajo un régimen de penitencia, y la finalidad de
la enmienda a través del arrepentimiento y la oración, hicieron que, en el
derecho canónico, la pena privativa de libertad encontrara buen acomodo.
Originariamente la prisión eclesiástica6 fue destinada a los religiosos rebeldes o
condenados por la comisión de un delito, si bien más tarde se extendió a los
seglares condenados por herejía.

Así, el más antiguo sistema de prisión conocido es la cárcel, que data de 1166,
en que Enrique II de Inglaterra mandó construir una en Claredon, donde
promulgó sus famosas constituciones.
Durante la Edad Media en Inglaterra aparecen cárceles privadas en el Siglo
XIII, estas las poseían determinadas. Ya en esta época la cárcel se encontraba
sometida por príncipes y gobernantes que la imponían en función del status
social, quedando como resultado su mal efecto cuando el crimen no mereciera
penas rutilantes o la muerte.
Pero en general la cárcel es entendida como un medio de reclusión temporal
de gente sin ninguna finalidad.

4 Esdras 7:26: 26 Y cualquiera que no hiciere la ley de tu Dios, y la ley del rey, prestamente sea
juzgado, ó á muerte, ó á dasarraigo, ó á pena de la hacienda, ó á prisión.
5 La denominación procede de la Edad Media, no constando dicho nombre en los textos

clásicos. Se trataba de un aljibe o colector de aguas situado en la pendiente del capitolio hacia
el Foro, entre el templo de la Concordia y la curia Julia cuya planta tiene forma de segmento de
círculo.
6 La Prisión Eclesiástica, estaba destinada a los sacerdotes y religiosos, responde a las ideas

de claridad, redención y fraternidad de la iglesia, dando al internamiento un sentido de


penitencia y meditación. Para lo cual apartaban del mundo a los infractores recluyéndolos en
un ala de los monasterios, a fin de que, por medio de la oración y la penitencia, reconociesen la
entidad del mal causado y lograsen su corrección o enmienda.

6
Respecto a esto, existen diversos escritos que sostienen que la postura del
Rey escondía un afán humanitario, sin embargo es un total error, ya que su
contexto de punibilidad es completamente sombrío, refiriendo las siguientes
penas alternativas durante su reinado: la rueda, el aceite hirviendo,
maceramiento, desmembramiento por rueda o con caballos, el ahogamiento, la
galera, la muerte por saetas o por el fuego eran penas comunes a la época. En
este contexto las mazmorras era una situación mucho menos gravosa7.

EDAD ANTIGUA

Las civilizaciones más antiguas coinciden en que la prisión primitiva


únicamente servía como un lugar de retención, custodia y de tormentos.

En Grecia, la prisión era un medio de retener a los deudores hasta que


pudieran pagar sus deudas, se pretendía que los acusados se fugaran, para
que respondieran ante sus acreedores, el deudor podía quedar a merced del
acreedor como su esclavo o bien que este lo retuviera en su casa a pan y
agua.

En Roma, también se consideraba como un lugar de mantener seguros a los


acusados mientras se instruía el proceso y una condición jurídica indispensable
para la ejecución de la pena.

En esta época la cárcel no era considerada como un lugar de cumplimiento de


pena, ya que el catálogo de sanciones quedaba agotado con las corporales e
infamantes, hasta finalizar con la pena de muerte, por tanto, su finalidad era
custodiar reos hasta que se ejecutasen las mismas.

EDAD MEDIA

En esta época la finalidad, sigue siendo el objeto de la prisión. La amputación


de brazos, piernas, ojos, lengua, mutilaciones diversas, el quemar las carnes a

7 Faustino Gudin Rodriguez, Cap. Historia de las prisiones, pag. 4

7
fuego y la muerte en sus más variadas formas, constituyen el espectáculo
favorito de las multitudes de esta etapa de la historia.
Un cambio significativo en la evolución en esta época de la prisión fue, la
creación de las prisiones de Estado y la Prisión Eclesiástica.

La prisión de Estado cumplió una función importante en la Edad Media, y


también en la primera mitad de la Edad Moderna. En ella solo se recluía a los
enemigos del poder real o señorial que había incurrido en delitos de traición o
los adversarios políticos de los detentadores del poder8.

Fueron dos formas que presenta esta forma de prisión:


1-. La cárcel de custodia, donde el reo espera la muerte, que de ordinario será
la muerte en sus diversas formas; y
2-. La detención temporal perpetua, hasta el cumplimiento del plazo fijado, de
por vida o al arbitrio del perdón real o señorial. Aquí es donde aparece la
privación de libertad como pena propia y autónoma.
Entre las prisiones de Estado que alcanzaron gran popularidad, hay que
mencionar, la Torre de Londres, los Castillos de Engelsburgo y Spielberg y la
Bastilla Parisiense.
En el Derecho Canónico la prisión consistía en la reclusión en un monasterio
de los clérigos que hubieran incurrido en penas eclesiásticas, otras veces para
los herejes y delincuentes juzgados por la jurisdicción canónica.

Durante la Edad Media se aplicaron castigos no autorizados por las leyes y de


manera absolutamente arbitraria por reyes y señores especialmente para con
los rebeldes, una pena muy utilizada era la cocción en calderas y otras muchas
de extraordinaria crueldad con la que los reyes combatían la criminalidad que
asolaba sus territorios. Tal es el caso, por ejemplo, de la célebre Bastilla de
París, que inicialmente fue una fortaleza; o la Torre de Temple, también en
París, que fue el palacio de los Templarios y escondite de sus tesoros
sagrados; o la de Londres, que antes había sido un palacio9.

8 Espinoza Hernandez Nerea Libeth, Historia de la pena de prision, 2014 pag, 2


9 Faustino Gudin Rodriguez, Cap. Historia de las prisiones, pag. 4

8
En el siglo XVI la regla general del encarcelamiento todavía era la custodia
hasta el momento del juicio, sin embargo avalado por múltiples circunstancias,
aparecería la prisión como pena.

A partir de esto, nos encontramos ante un momento histórico caracterizado por


un aumento considerable de la criminalidad, que derivó en la creación de
verdaderos contingentes de prostitutas, vagabundos y mendigos que asolaban
los caminos y las ciudades de Europa, pese a las acciones de limpieza contra
estas nuevas situaciones (y refiero nuevas no al hecho de que fueran actos que
jamás se habían visto, sino a la magnitud y cantidad de situaciones que en esa
época aparecieron) no era posible ahorcarlos a todos.

Las casas de asilo para mendigos y prostitutas, cuyo primer ejemplo aparece
en Inglaterra en 1552, fueron pronto imitadas en Alemania (1558) y Holanda
(1595). Poco a poco todos los estados europeos se fueron adaptando a la
prisión como pena represiva aunque todavía subsistieran como castigos
corrientes los corporales, (azotes, galeras, muerte) los pecuniarios y el
destierro con frecuencia a las recién descubiertas colonias americanas.
Utilizadas al principio como lugar de reclusión para los acusados en espera de
juicio, pronto admitieron estas cárceles a delincuentes menores y reclamados
por deudas10. Como ya habíamos mencionado, un reflejo de esta situación de
depósito es la arquitectura de dichas cárceles, como por ejemplo, la cárcel
Mamertina era un depósito de aguas, las torres de las ciudades, las cámaras
bajas de los tribunales de justicia o los sótanos de las casas consistoriales.

La Prisión Eclesiástica, estaba destinada a los sacerdotes y religiosos,


responde a las ideas de claridad, redención y fraternidad de la iglesia, dando al
internamiento un sentido de penitencia y meditación. Para lo cual apartaban del
mundo a los infractores recluyéndolos en un ala de los monasterios, a fin de
que, por medio de la oración y la penitencia, reconociesen la entidad del mal
causado y lograsen su corrección o enmienda.

10 Faustino Gudin Rodriguez, Cap. Historia de las prisiones, pag. 5

9
Se esperó hasta que apareciera una utilidad económica de la privación de
libertad para que comenzara su historia. A finales del siglo XVI con el
surgimiento de grandes ciudades, nuevas rutas comerciales, se creó la
necesidad de mano de obra que tenía como obstáculo el poco crecimiento
demográfico, a causa de guerras religiosas y disturbios internos, esta nueva
utilidad permitió darle trabajo a quienes estaban encerrados, apareciendo así,
la mano de obra barata, y convirtiéndose la pena de prisión en una razón de
tipo político- económico11.

De toda la Edad Media, en un sistema punitivo inhumano e ineficaz, sólo cabe


destacar esa influencia penitencial canónica que ha dejado como secuelas
positivas el aislamiento celular, el arrepentimiento y la corrección del
delincuente, así como ciertas ideas tendientes a buscar la rehabilitación del
mismo.

EDAD MODERNA

El siglo XVI se caracterizó por un movimiento de trascendencia en orden al


desarrollo de las penas privativas de libertad, concretado en la construcción de
edificios expresamente dedicados a albergar mendigos, vagos, prostitutas y
jóvenes rebeldes que asolaban los caminos y ciudades de Europa, a fin de
procurar su corrección.

Este momento histórico estuvo caracterizado por un aumento considerable de


criminalidad, consecuencia de la crisis de formas de la vida feudal y dificultades
económicas de la agricultura.
En 1596 se iba a producir un acontecimiento singular en la historia
penitenciaria, la creación de los célebres establecimientos de Ámsterdam que
marcaron una etapa importante en la creación de los regímenes reformadores.

En pleno siglo XVIII va tomando mayor arraigo la idea reformadora a través de


los ejemplos precedentes y surge otro gran precursor llamado Juan Magillon,

11 FOUCUALT, Michel, “Vigilar y castigar”, pag. 203

10
que publicó un libro llamado “Reflexiones sobre las prisiones monásticas”
aparecido en Francia en 1695. Monje Benedictino que proponía la reclusión
celular de los presos con el sistema de capuchones para evitar reconocerse
entre sí, el aislamiento total, se les negaba las visitas del exterior y solo podían
comunicarse con personas de la institución.

Es digno, destacar la obra de Juan Vilain XIV, que fundo en Gantes (Bélgica)
un establecimiento en el que se albergaban criminales, vagabundos y
mendigos con separación absoluta del adulto, hombres y mujeres. El trabajo se
efectuaba en común por el día y por la noche cada reclusos quedaba aislado
en su celda. Había diversos talleres, médico y capellán, pero tal vez el punto
más interesante de toda obra constituía la clasificación de los delincuentes en
grupos independientes y separados entre sí. Otro logro que se puede
considerar importante son las ideas que tenía Vilain con respecto de los
castigos corporales a los que él se mostraba contrario, además se oponía a la
prisión perpetua. En suma, la institución creada por este autor con sus
innovaciones en materia de régimen correccional, le ha asignado el título de
“Padre de la Ciencia Penitenciaria”.

Las penas corporales se consideraron contrarias a la dignidad del hombre,


como parte del pensamiento liberal, por lo que era necesario encontrar otras
penas que ofrecieran un tratamiento racional de la delincuencia.

Los jueces mostraron la tendencia de aumentar las condenas para corregir o


similares y a disminuir la imposición de otra pena más dura, a través del arbitrio
judicial y por la vía de la pena extraordinaria. La ilustración, descubrió la
privación de libertad como una forma de pena racional y ajustada a la
necesidad del sistema penal más humano y cuya base era la proporcionalidad
entre delito y pena.

Como dijimos con anterioridad, en la Edad Media el encierro continúa


aplicándose con carácter “preventivo” para luego someter al delincuente a todo
tipo de castigos aberrantes o a la muerte en plazas o lugares públicos ante
grandes multitudes.

11
Enfermos mentales, delincuentes de todo tipo, prostitutas, mendigos, ancianos
y hasta niños aguardaban su pena apilados en calabozos subterráneos y
muchas veces en lugares que originalmente estaban destinados a otro fin. 12

El contexto punitivo de aquellas épocas, lo defino meramente como castigos o


reprimendas que aunque se caracterizaban por ser heterogéneos, caóticos,
desiguales, rigurosos, crueles en su totalidad, siendo su principal objetivo el de
provocar el miedo, no solo para que el sujeto castigado no volviera a cometer
cierto daño, sino para que la sociedad comprendiera la magnitud de lo que
podría enfrentar si no acatara las leyes de su época, siendo por esto
meramente que los espectáculos eran en lugares públicos.

Con el hundimiento del feudalismo y por consiguiente la desorganización social


inundó la Europa de los siglos XIV y XV de hordas de mendigos, indigentes y
prostitutas que vagaban por ciudades y campos entregándose con frecuencia
al robo, al saqueo e incluso al asesinato13.
El encarcelamiento de estos grupos marginados, fue prescrito por leyes, como
las Poor Laws Isabelinas en Inglaterra, por las que funcionarios públicos de
Londres destinaron en 1557 un palacio abandonado al establecimiento de una
casa de trabajo donde aquellos quedaron confinados. Tal fue el origen de la
famosa House of Correction of Bridewell, (Londres) nombre que todavía utilizan
muchas instituciones británicas de este tipo. Pronto siguieron el ejemplo de
Londres otras ciudades inglesas y continentales que abrieron casas de trabajo
para recluir a los acusados de delitos menores, estas no actuaron
positivamente en la readaptación del sujeto, ya que el trabajo en ellas
desarrollado no tendía a su función transformadora.

En 1596, aparece en Ámsterdam las Rasphuis14 y las Sphinuis15 .En 1600 se


completaran ambas instituciones con una tercera destinada jóvenes rebeldes
entregados para su reforma por los propios familiares.

12 Faustino Gudin Rodriguez, Cap. Historia de las prisiones, pag. 8


13 Faustino Gudin Rodriguez, Cap. Historia de las prisiones, pag. 5
14 Prisiones para hombres donde se encargaban de raspar madera.
15 Prisiones donde se encargaban de labores de hilandería para mujeres.

12
En lo que respecta a la historia del sistema penal en la América precolombina,
los pueblos organizados sobre el territorio mexicano, hasta el descubrimiento,
(1511) regían desigualdades jerárquicas y sociales, aristocracias guerrera y
sacerdotal, flotando sobre las desigualdades económicas; y, como
consecuencia, la justicia penal diferenciada según las clases, con penas
diversas según la condición social de los infractores16.

Como ya vamos entendiendo, la pena privativa de libertad pertenece a tiempos


recientes, es una invención de mediados del siglo XVI y comienzos del siglo
XVII. La cárcel primeramente no era entendida como una pena en sí.
Las cárceles construidas en Ámsterdam a fines del 1500 se consideran un
importante antecedente en la historia penitenciaria. Hasta había una destinada
a jóvenes cuyos padres decidían recluirlos allí por considerarlos incorregibles, y
otra reservada para mujeres y mendigos. Las casas de corrección para mujeres
contaban con un régimen extremadamente duro que hacía inviable cualquier
propósito correccionalista.
En Ámsterdam los reos eran obligados a trabajar y el propósito de corrección
se completaba con inhumanos castigos, a manera de azotes, latigazos o la
famosa “celda de agua”, en la que el preso sólo se salvaba si desagotaba
continuamente una celda que se le inundaba sin parar.
Exponiendo estos excesos, Bentham17, refiere que estas ejecuciones
fomentaron en el pueblo la idea de rechazo al poder y la creación de una
auténtica subcultura carcelaria.

Hasta hace dos siglos, la restricción de la libertad, por lo general, sólo se


consideró a los fines de guardia y tormento físico del acusado hasta que éste
fuese juzgado y condenado, desconociendo totalmente a la cárcel pública
como forma de ejecutar una pena. Pronto, algunos estados, fundamentalmente
aquellos con poderío económico y político, advirtieron la valiosa fuerza
productiva que representaban los condenados y se dedicaron a su explotación.

16CARRANCA Y RIVAS, Raúl, Derecho penal, 10ª Ed., 1974, pg. 12.
17Estas ejecuciones sanguinarias y las narraciones horrorosas que se divulgan son el
verdadero principio de esta sorda antipatía que tiende a la multiplicación de los crímenes,
favoreciendo la impunidad de los culpables”.

13
Durante los siglos XVI, XVII e incluso en algunos casos hasta el siglo XVIII,
países como Francia, Inglaterra, España y Portugal, implantaron el encierro
para tener mano de obra en trabajos forzosos.

La excepción a la regla en este panorama lo constituye Suiza dado que en el


Siglo XVII su Schellenwerke se fundan bajo el principio del trabajo útil para los
presos no del tormento ineficaz. Las famosas galeras (que remontan su origen
a la Grecia Magna y Roma) son un claro ejemplo de cárcel flotante donde los
reos eran encadenados unos a otros y, bajo el poder del látigo, obligados a
manejar los remos de las embarcaciones.
La deportación también fue otro método, utilizado especialmente por aquellos
estados que necesitaban poblar sus lejanas colonias, aun con delincuentes.

SISTEMAS PENITENCIARIOS

Sistema celular o los cuáqueros de Filadelfia.

En América también - durante 1660 - surge la égida de William Penn, quién no


creía en el castigo corporal y abogó por que la pena de muerte sólo fuera para
el asesino premeditado. Estableció correccionales y fijo penas pecuniarias para
los diversos delitos. Hasta la muerte de Penn, (1718) Pennsylvania se
distinguió por la humanidad de su régimen penitenciario, que luego fue suplido
por el viejo código inglés con su escuela de condiciones intolerables. 18
Sin embargo se planificó un proceso de reeducación para los reclusos.
Así aparece el sistema celular o de aislamiento, que no es más que una
consecuencia de la postura que adoptan hacia todo aquel individuo que había
faltado a su idea de lo correcto, este o no privado de libertad, siendo desde
este punto de vista totalmente innovador en cuanto al fin, porque se parte de la
idea de que son personas o sujetos, y no mero objetos del tratamiento.

18 Faustino Gudin Rodriguez, Cap. Historia de las prisiones, pag. 8-9

14
La prisión estrella de este sistema fue la de Walnut Street fundada en
Pensilvania en 1790 (en 1797 aparecería la de New Gate en Nueva York) 19.
Se pretendía iniciar un proceso de reflexión en el interior de la celda (el
aislamiento de los presos) basado todo el tratamiento a la actitud austera
ajustada a dicho credo religioso.
Así el preso, donde aislado de toda tentación corruptora del mundo exterior y
de todo contagio externo, se encontraría buscando una relación directa del
condenado con su conciencia. Para ello no se permitía otra relación al
condenado.
Parece lógico pensar que dicho tratamiento tan primitivo, (se tenía al recluso
encerrado día y noche en una celda sin comunicación ninguna con otros
penados ni con el mundo exterior) no tardó en desilusionar a sus propios
creadores cuando observaron que lo único que había conseguido es aumentar
el número de alienados.

La sistematización del sistema celular circulaba entorno a dos ideas: la primera


era la de evitar el aspecto corruptor de las prisiones, de modo que se
pervirtieran o corrompieran unos a otros, la segunda la de provocar en el preso,
mediante la meditación en aislamiento el arrepentimiento.
Esta teoría, asentada en el fondo en una concepción pietista o religiosa, no se
acomoda a los planteamientos más elementales de los patrones psicológicos
humanos, donde la sociabilidad es un factor de todo punto esencial.
Por ello, al eliminar el contacto con otras personas junto con la situación de
rechazo que sobrelleva la cárcel y la situación de desamparo de los que en ella
se encuentran sirvió como consecuencia la creación de unos seres débiles y
resentidos, inadaptados a la sociedad cuando eran liberados, quedando de otro
lado la salud física de los internos seriamente afectada por las causas que son
fáciles de deducir.

19 GARCÍA VALDÉS, Carlos, Estudios de Derecho penitenciario, pg. 36.

15
Sistema Auburn y Sing sing.

Tal como ya vimos los resultados del sistema antes mencionado, o podría
llamársele también “experimento cuáquero”, fueron desfavorables, (Ferri lo
calificó como una de las aberraciones del Siglo XIX y que es una fuente de
seres marginales y alienados) sustituyéndose este sistema “Auburn” en 1823
en la penitenciaria por el denominado silent system, separación durante la
noche y trabajo en común durante el día, en el cual se trata de evitar la relación
desmoralizadora de los condenados entre sí mediante la consigna del silencio
mantenido con rigor. Sin embargo este sistema fracasa igualmente.

Mixto de las cenizas del auténtico desastre que supuso el sistema de


tratamiento celular surge el tratamiento de la prisión neoyorquina de Auburn,
nombre que bajo mi punto de vista resulta totalmente apropiado, pues, si bien
es cierto que en Bélgica se dio dicho tratamiento con total anterioridad es más
cierto que fue una experiencia aislada que carecía del rigor sistemático. El
ideario del sistema auburniano parte no de principios espirituales de enmienda
y reflexión, sino de intereses económicos derivados de la producción de los
talleres penitenciarios.20
Esta penitenciaria de Auburn sita en Nueva York fue regentada por Mr. Elan
Lynd (una anécdota de este personaje relacionada a las cárceles y que fue
muy comentada, data cuando celebres autores comisionados por el Gobierno
francés para recabar información sobre los avances penitenciarios
norteamericanos le preguntaron sobre la necesidad del uso del látigo, a lo que
éste contestó: “creo imposible gobernar una prisión sin el uso del látigo, sólo
quienes hayan conocido la naturaleza humana a través de los libros podrá decir
lo contrario”. El propio Lynd reconoció el uso del látigo de nueve colas sobre
quinientos internos en un solo día.) Tenía como propósito el de evitar los
resultados del sistema anterior donde se dio lugar a una serie de seres
alienados llenos de complejos, antisociales victimas del aislamiento, inclusive
durante años pero resulto igualmente un fracaso.

20TÉLLEZ AGUILERA, Abel, Los sistemas penitenciarios y sus prisiones, Derecho y realidad,
pg. 74.

16
Se configura dicho sistema de tratamiento como un sistema híbrido donde se
entremezclan lo que podríamos denominar dos zonas de tratamiento: uno de
carácter nocturno y otra de ámbito diurno.
Este régimen mixto consiste en tratar de mantener las ventajas de la
incomunicación sin los inconvenientes del total aislamiento. Se trata de
mantener las ventajas de la incomunicación sin los inconvenientes que el total
aislamiento tiene para la organización del trabajo y la enseñanza. Con este fin
sin abandonar los planteamientos de seria austeridad propios del sistema
celular, la acción resocializadora se dirige fundamentalmente durante el día y
se combina con la meditación nocturna. Así los reclusos durante el día acuden
en común a las funciones de trabajo y la enseñanza, pero esta actividad se
desarrolla bajo un régimen de silencio. Sin embargo, como es fácil comprender,
los intentos de impedir la comunicación entre reclusos que han de trabajar
próximos resulta definitivamente quimérico, y la tarea de los funcionarios de
hacer cumplir este tipo de normas era más que ardua.
Pese a que el sistema intenta pervivir en Estados Unidos donde cuenta con
antiguas raíces debe ser considerado también como un fracaso.

No será hasta el siglo XVIII cuando se encuentren en Europa las dos primeras
manifestaciones de establecimientos penitenciarios propiamente dichos, es
decir, de lugares construidos específicamente para servir de prisión. Los
primeros fueron el hospicio de San Michele en Roma (Italia) en 1704 y la
prisión de Gante (Bélgica) en 1773. El edificio de San Michele, erigido en Roma
por Clemente XI para delincuentes jóvenes, fue diseñado de tal forma que
fuera posible conciliar la separación nocturna de los presos y el trabajo en
común diurno. En Gante, Jean Vilain XIV, burgomaestre de la ciudad, funda La
Maison de force en Gante (Bélgica) 21.
En este siglo la arquitectura del sistema penitenciario pasó por grandes
cambios. Ya en la prisión de Gante se veía un nuevo desarrollo, en la que los
distintos pisos se encontraban rodeados de una hilera de celdas, dormitorios,
comedores, salas, almacenes y talleres en los que los presos pudieran trabajar.

21Estaba compuesta por ocho cuerpos de edificios distintos agregados unos a otros y reunidos
en un patio central octogonal. Cada cuerpo esta formado por tres pisos y destinados a un tipo
de reclusos, contando con un patio central de forma octogonal.

17
Como ya vimos fue en Estados Unidos de Norteamérica en el Siglo XVIII donde
se despliega un gran despliegue inventivo penitenciario, así la Sociedad
penitenciaria de Filadelfia reunida en 1787 consiguió introducir en la prisión de
Wallnutstreet (fundada en 1776) un sistema celular de completo aislamiento
durante el día y la noche con exclusión del trabajo. El preso pasaba día y
noche encerrado en una celda, sin visitas ni trabajo o actividad que pudiera
impedir un ambiente propicio para la meditación.
Como pauta indicativa de este espíritu radicalmente religioso, la única lectura
permitida era la Biblia. El único contacto con el exterior consistía en las visitas
de los oficiales de prisiones y los representantes de ayuda a los presos. En
1818 se funda en Pensilvania cerca de Pittsburg la Western Penitentiary, cuyo
diseño arquitectónico es obra de Sickland, el autor toma algunas ideas del
panóptico, con celdas oscuras de nueve por siete pies, con un espacio para
hacer ejercicio de seis por siete pies, y ante el total aislamiento de los reclusos,
a los presos no les quedaba otro remedio que comunicarse por las cavidades
de los muros.

Sistema reformatorio

En la segunda mitad del Siglo XIX surgió en Norteamérica un movimiento


penitenciario preocupado por la reforma de los delincuentes jóvenes. El centro
penitenciario tipo «reformatorio» principió a funcionar en 1876 en Elmira bajo la
dirección de Zebulón Brockway.
En 1829 en la Eastern Penitentiary de Pennsylvania se aplicó un sistema
combinado celular y de trabajo forzado. Las condiciones de acceso al centro
eran personas de 16 a 30 años, y sentencia indeterminada, con un mínimo y un
máximo de tiempo de internamiento de acuerdo con la evolución del sujeto.

Este sistema supone un antecedente de los ideales de rehabilitación del


condenado mediante el tratamiento, teniendo su paralelismo en la cárcel de

18
mujeres de Hermorn. En este momento histórico, Estados Unidos es
considerado como un auténtico “laboratorio de seres humanos”.22

El sistema de los reformatorios descansaba sobre la idea de la ya referenciada


Prisión de Elmira (Nueva York), en la pretendía, bajo la inspiración para la vida
en libertad, conseguir la readaptación del individuo y que se combinaba con el
sistema de la pena relativamente indeterminada.

HISTORIA DE LAS CÁRCELES EN MÉXICO

El propósito de la prisión en México, tal como lo define el artículo 18


constitucional, es lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar
que no vuelva a delinquir. El hacinamiento extremo en las prisiones, sumado al
uso excesivo de la cárcel preventiva, lo han convertido en una verdadera
“bomba de tiempo” que podría estallar en cualquier momento si no se atiende
el problema, advierte la organización México Evalúa, Centro de Análisis y
Políticas Públicas23.
En un amplio documento titulado La cárcel en México ¿Para qué? 24 la
organización hace un análisis exhaustivo de la situación actual de los 420
penales en México –donde hoy día conviven 242 mil prisioneros en espacios
diseñados para 195 mil—, dice el estudio, el esfuerzo se centró en la
ampliación de la capacidad instalada del sistema penitenciario federal. “Se
construyeron más celdas para más internos, sin reparar nunca en una pregunta
esencial: la cárcel, ¿para qué?, ¿para quién?”.
En las condiciones actuales, según la organización civil, las cárceles
mexicanas son espacios propicios al contagio criminógeno, no sólo por el

22 TÉLLEZ AGUILERA, Abel, “Los sistemas penitenciarios y sus prisiones”, pg. 93.
23 Encuestas a Población en Reclusión, CIDE 2009 y 2012. Diagnóstico Nacional de
Supervisión
Penitenciaria (DNSP) 2011 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)
24 2012 México Evalúa, Centro de Análisis de Políticas Públicas.

Documento elaborado por Leslie Solís, Néstor de Buen y Sandra Ley

19
hacinamiento que registran, sino por la convivencia entre internos de distinta
peligrosidad.

“Las cárceles mexicanas en la actualidad no reinsertan ni rehabilitan, más


bien arruinan vidas”.25

Usamos la cárcel intensiva e irracionalmente. En nuestros códigos, el 95% de


los delitos tiene contemplada la prisión. En los hechos, no existen sanciones
alternativas a la cárcel porque no existen los mecanismos ni la infraestructura
para hacerlas operables.
En nuestro ambiente de opinión tan agraviado por el crimen, insistimos en la
cárcel como castigo ejemplar para todo tipo de delitos. Sin embargo, en el caso
de delitos menores y no violentos, otros mecanismos de sanciones pudieran
ser más efectivos y menos onerosos en términos sociales y económicos.

En la actualidad, más de la mitad de las prisiones del país –220 de 420—se


encuentran en condición de hacinamiento y operan a una capacidad de 124%
con más de 242 mil prisioneros en espacios diseñados para 195 mil.
Los estados con las cárceles más sobre-pobladas26 son:
1.- Nayarit, que trabaja a una capacidad actual de 188%.
2.- Distrito Federal, al 184%, y Jalisco al 176 %.

Incluso, tres prisiones de alta capacidad en la Ciudad de México superan su


ocupación en más de 200%27:
1.- Reclusorio Preventivo Sur (274.17 %),
2.- Reclusorio Preventivo Oriente (225.87 %)
3.- Reclusorio Preventivo Norte (217.65 %).

25 Cárceles mexicanas: ni reinsertan ni rehabilitan… sólo arruinan vidas”


MARÍA LUISA VIVAS (2013)
26 Cárceles mexicanas: ni reinsertan ni rehabilitan… sólo arruinan vidas”

MARÍA LUISA VIVAS (2013) pg. 6


27 Estadísticas del Sistema Penitenciario Nacional, Secretaría de Gobernación. Enero de 2013.

20
En la Cárcel Distrital de Tepeaca, Puebla, al sobrepoblación llega al 400% ya
que en ella conviven 266 internos en un espacio diseñado para 46. Este tipo de
hacinamiento, señala el documento, es contrario a las Reglas Mínimas para el
Tratamiento de los Reclusos, de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU).28

En 2011, el 96.4% de las sentencias condenatorias establecieron la cárcel


como pena y sólo en 3.6% de los casos se consideró el uso de sanciones
alternativas como multas y reparación del daño.

A eso se suma, que no hay una diferenciación significativa entre los delitos
graves y los que no lo son. En estados como Aguascalientes, Baja California
Sur, Campeche, San Luis Potosí y Tamaulipas, la situación llega “al absurdo”:
los códigos penales establecen penas similares para un sentenciado por robo
sin violencia que para uno que comete homicidio doloso sin agravantes.29
Asi que resultaría “preferible” matar que robar una motocicleta y así pasar
menos años en prisión. Se abusa de la cárcel como pena y se dejan de lado las
sanciones alternativas que serían más apropiadas y menos costosas a la larga
Peor aún, estos delincuentes comunes, a su vez, pueden terminar
conectándose fácilmente con las principales redes criminales durante su tiempo
en la cárcel.

Eso sin contar que el costo diario por interno es de alrededor de 137 pesos30.
En ese año, los estados destinaron ocho mil 658 millones de pesos para el
mantenimiento de sus centros penitenciarios.
A escala nacional la reincidencia es de 15.5% y hay estados en donde es de
más de 20%.

28 “REGLAS MÍNIMAS PARA EL TRATAMIENTO DE LOS RECLUSOS” Consejo Económico y


Social de la ONU. Resoluciones 663C (XXIV), 1957 y 2076 (LXII), 1977
29 Cárceles mexicanas: ni reinsertan ni rehabilitan… sólo arruinan vidas”

MARÍA LUISA VIVAS (2013) pg. 9-11


30 Según cifras del 2012 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

21
Abuso de la cárcel preventiva

Otro factor que abona al hacinamiento es el abuso de la prisión preventiva.


De 1994 a 2004 la cifra de presos sin condena se duplicó al pasar de 41 mil
400 a 81 mil 900, y desde entonces la tendencia ha sido al alza. En enero de
2013 se alcanzó el nivel máximo de presos sin condena: 100 mil 304, lo que
representa 41.3% del total de población penitenciaria. De éstos, 75 mil 413
pertenecen al fuero común y el resto al federal31.
México ocupa el octavo puesto en una lista que clasifica a 66 países según el
número de prisioneros en comparación con las condenas. Hay 1.54 personas
en prisión por cada sentencia dictada.

En un contexto de creciente inseguridad y violencia, las políticas de mano dura


se vuelven “atractivas y populares” y la cárcel surge como “la solución lógica y
más inmediata”.
Sin embargo, la experiencia de muchos países latinoamericanos demuestra
que estas políticas de línea dura a largo plazo, que dependen del
encarcelamiento de más y más personas, pueden crear más problemas que
soluciones.
El carácter ingobernable de las prisiones, apunta, se refleja en los 269
enfrentamientos registrados entre 2010 y mayo de 2013, que derivaron en la
muerte de 568 prisioneros.
Un informe de 2011, elaborado por la Comisión Nacional de Derechos
Humanos (CNDH) señala que 60% de las prisiones del país están controladas
por grupos criminales, y se cree que algunos de los episodios más violentos de
los últimos años en las prisiones han sido causados por las acciones de los
principales carteles de la droga.

México Evalúa32 sostienen que es urgente implementar reformas al sistema


penitenciario que permitan modificar las tendencias de crecimiento actuales de

31Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria (DNSP) 2016 de la Comisión Nacional de


los Derechos Humanos (CNDH)

32 Mexico evalua, “Análisis de iniciativas para la Ley de Seguridad Interior” (2017) pg.3

22
la población carcelaria y así controlar también las consecuencias asociadas.
Entre otros puntos, propone replantear el sistema de sanciones y hacer un uso
responsable de la prisión como medida extrema.

“Un primer paso es hacer una revisión profunda de nuestra legislación


penal y eliminar la sanción carcelaria para algunos delitos no graves”

Un sistema penitenciario reformado, debe tener: la eliminación de la sanción


carcelaria para delitos menores y no violentos, el desarrollo normativo y
organizacional de las sanciones no privativas de libertad; utilización prudente
del recurso de prisión preventiva; mejoramiento e institucionalización de los
programas y técnicas de reinserción33.
También debe procurar el fortalecimiento de la infraestructura del Sistema
Penitenciario Nacional y la profesionalización del personal administrativo,
técnico y de custodia.

Principales problemas

Me dedique a buscar los principales problemas que se identifican en las


cárceles Mexicanas, esto en base al reporte “Situación de Derechos Humanos
en México”, relacionado a la visita que la Comisión Interamericana hizo a
nuestras cárceles.

1.- Hacinamiento.

En México, según los datos de las autoridades carcelarias que recabó la CIDH,
hay 388 centros penales o cárceles: 17 centros federales; 12 en el Distrito
Federal (ahora Ciudad de México); 285 dependientes de gobiernos estatales, y
74 de tipo municipal.

Cárceles mexicanas: ni reinsertan ni rehabilitan… sólo arruinan vidas”


33

MARÍA LUISA VIVAS (2013) pg.19

23
Hay una población penitenciaria total de 254,469 personas privadas de libertad,
de las cuales 205,644 pertenecen al fuero común (80.81%) y 48,825 al fuero
federal (19.19%)34.
Aproximadamente el 42.22% de las personas privadas de su libertad se
encuentra en prisión preventiva. De los 388 centros penales del país, 200 se
encuentran sobrepoblados.

El hacinamiento tendría como consecuencia el incremento del autogobierno


descontrolado por la falta de supervisión por parte de la autoridad penitenciaria,
corrupción y violencia en los últimos años.

2.- Corrupción y autogobierno.

El personal carcelario en México es insuficiente, labora en condiciones


precarias y no cuenta con los elementos necesarios para desempeñar su
función, y esos factores llevan a que se corrompa o que se permita a los
internos hacerse del control absoluto de las prisiones.
Esta situación, se presenta particularmente en los estados del Norte del país
donde hay una fuerte presencia de delincuencia organizada.

En particular, han destacado la complejidad de la situación en centros penales


como Topo Chico, en el estado de Nuevo León, donde supuestamente los
propios internos golpean, e incluso han llegado a privar de la vida a aquéllos
que se han negado a cubrir los montos de las extorsiones.

En cárceles como la de Topo Chico, no se permitía que los familiares dieran


artículos de primera necesidad a los internos, porque una empresa dentro de la
cárcel los vendía a “precios exorbitantes”.

34Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria (DNSP) 2016 de la Comisión Nacional de


los Derechos Humanos (CNDH)

24
3.- Aislamiento.

En las cárceles mexicanas hay prolongados regímenes de aislamiento, con


sanciones disciplinarias que resultan desproporcionadas en relación con el acto
que se sanciona. A menudo, los castigos responden a “criterios discrecionales
por parte del personal penitenciario.

El régimen de aislamiento, es uno de los castigos más comunes. Se lleva a los


internos a “celdas pequeñas y en condiciones deplorables, por periodos
excesivamente prolongados –hasta por meses– y con restricción de visitas y
llamadas con sus familiares.

En una visita de la CIDH al Centro Femenil de Readaptación Social Santa


Martha, se observó “las condiciones deplorables de las celdas de castigo
utilizadas”, y se constató el prolongado tiempo de aplicación de este tipo de
sanciones.35 Al respecto, una de las internas refirió llevar encerrada tres meses
en celdas de castigo por haber discutido con un jefe de seguridad; este periodo
de tiempo fue también confirmado por las autoridades, quienes afirmaron que
habría sido el resultado de algunas infracciones seguidas cometidas por la
persona castigada.36

En una celda donde se tenía a tres internas sometidas a régimen de


aislamiento, se observaron “condiciones deplorables en cuanto a limpieza; en
particular, el excusado estaba sucio, la celda estaba repleta de basura; se
encontraba comida en mal estado, papeles, e incluso, una toalla femenina
usada estaba a la vista”.

4.- Privatización de las cárceles

Desde 2006 se están celebrando diversos contratos de prestación de servicios

35 Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria (DNSP) 2016 de la Comisión Nacional de


los Derechos Humanos (CNDH)
36 Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria (DNSP) 2016 de la Comisión Nacional de

los Derechos Humanos (CNDH)

25
para la administración y manejo de los centros de detención, a fin de disminuir
la carga financiera del Estado.
Es decir, se ha otorgado a empresas privadas el derecho a operar prisiones.

A fin de dar cumplimiento a estos contratos con empresas privadas, cada


centro debe mantener el número de personas privadas de libertad en razón de
la capacidad instalada.
Sin embargo, esto es preocupante dado que hay poca información oficial sobre
estos contratos celebrados por el Estado y las empresas respectivas.

De hecho, la Comisión solicitó la información sobre los contratos vía


transparencia, pero la negó el Órgano Administrativo Desconcentrado de
Prevención y Readaptación Social por ser considerada “reservada”.
El comisionado del Órgano Desconcentrado Administrativo Desconcentrado —
que administra las prisiones— informó que al conseguir la certificación, a través
del apoyo de la Iniciativa Mérida, “se consiguen apoyos en especie, tales como
equipos tecnológicos y médicos”.

En este sentido, dichos regímenes han implicado excesivas restricciones de


visitas por parte de familiares y defensores de las personas privadas de
libertad; limitadísimo acceso al aire libre y actividades de recreación; revisiones
físicas excesivas, incluso en partes íntimas del cuerpo de los visitantes.

5.- Falta de atención diferenciada.

Las mujeres que están encarceladas se enfrentan a serios abusos y a


condiciones que no están adaptadas a su condición; lo anterior, debido a la
ausencia de perspectiva de género.

Aproximadamente el 60 % de la población femenina se encuentra en centros


de reclusión masculinos, por lo que se encuentran en espacios que las colocan
en un mayor riesgo de abusos por parte de otros internos y funcionarios37.

Cárceles mexicanas: ni reinsertan ni rehabilitan… sólo arruinan vidas”


37

MARÍA LUISA VIVAS (2013) pg.12-15

26
En cuanto a las personas con discapacidad que están en prisión, en su
mayoría se encuentra en centros inadecuados para su condición o tratamiento,
en sectores reducidos de las prisiones, con condiciones de insalubridad y
hacinamiento.

7.- Victimas invisibles

Los hijos y familiares de los presos sufren del estigma de la criminalidad.


Sufren en su salud física; tienden a caer en conductas antisociales; a tener
dificultades financieras; a desplazarse o separarse de sus hermanos; y a sufrir
de abandono, abuso o violencia. Alrededor de una cuarta parte de los niños
con un padre en prisión está en alto riesgo de presentar problemas de salud
mental38.

¿Podemos transformar el uso actual de la cárcel?


Sí podemos. Se requiere una transformación del sistema penitenciario y del
uso actual que se hace del mismo.

RECOMENDACIONES PARA MEJORAR EL SISTEMA


PENITENCIARIO

Las penas privativas de libertad deben ser la última respuesta de la sociedad,


sobre todo para delitos menores y no violentos. No abogamos por impunidad,
sino por penas proporcionales para delitos menores. Así, cárcel debe ser el
último recurso. No concebirlo de esta forma está formando consecuencias para
una sana sociedad.

382012 México Evalúa, Centro de Análisis de Políticas Públicas.


Documento elaborado por Leslie Solís, Néstor de Buen y Sandra Ley

27
Las autoridades deberian considerar alternativas al encarcelamiento,
entendiendo la distinción de tipo de delito y su gravedad, dando pciones como
multas económicas más severas y el servicio a favor de la comunidad por parte
de delincuentes menores, deben ser rutas alternativas viables.
De este modo, el uso prudente de la prisión preventiva tratara de determinar
contenidos de las actividades educativas, deportivas, de salud, laborales y de
capacitación en los centros penitenciarios.
Y una vez que el interno sale de la cárcel, continuar con la evaluación del
proceso de reinserción mediante un sistema de seguimiento post- penitenciario.

También, se deben rehabilitar, optimizar, ampliar, adecuar y modernizar


espacios penitenciarios acorde con las características y número de internos
que ahí habitan y profesionalizar al personal administrativo, técnico y de
custodia, ya que el personal del sistema penitenciario es clave para la
seguridad dentro y fuera de la cárcel.

En conclusión para todas estas medidas se requiere un programa rector de


profesionalización que desarrolle las características de los puestos de trabajo,
genere los perfiles de quienes deban ocuparlos y sirva como guía para los
programas de capacitación y especialización de todo personal penitenciario.

28
CONCLUSION

El deterioro de calidad de vida y degradación de la condición humana en las


cárceles actuales, generalmente provocara individuos afectados por la violencia
y el crimen. Son ellos, en miles, quienes se reincorporan cada año a nuestra
sociedad. Ante la situación actual de violencia, y no solo en nuestro pais,
resulta necesario entender para qué deben servir las cárceles o prisiones y
para qué están sirviendo en realidad.
Las consecuencias de privar de la libertad a quienes están a tiempo de alejarse
de una carrera delictiva cada vez es más nociva, y estos resultados ya los
empieza a pagar la sociedad.

En las condiciones actuales de las cárceles mexicanas, la reinserción no se


lleva a cabo satisfactoriamente y por el contrario, las habilidades que se
aprenden más fácilmente son aquellas asociadas con más conductas delictivas
o violentas. Así, al salir, la posibilidad de reincidencia o de reclutamiento por
parte de grupos criminales crece.
Por lo tanto, la cárcel representa un alto costo social y económico que no se
traduce en un proceso de reinserción real

El sistema permite mantener en convivencia a individuos sujetos a proceso y


sentenciados por diversos tipos de delito. Esto, genera el riesgo de que los
internos desarrollen actos que quizá en su ingreso no figuraban, o contactos
para cometer otros delitos de alto impacto.
Esto es contaminación criminógena.

Se ha abusado de la cárcel como castigo. Lejos de ser una pena sólo para
aquellos individuos que presentan una amenaza potencial a la sociedad, la
prisión se ha convertido en la salida fácil de las autoridades para lidiar con las
violaciones a la ley, sin importar su tipo o carácter, viéndose también
influenciados por la presión que la sociedad impone sobre ellos al pedir
soluciones contra la delincuencia.

29
Una probable solución que puedo notar, al incremento de la criminalidad en las
cárceles y la reinserción efectiva de los sentenciados, es optar por multas
económicas más severas y el servicio a favor de la comunidad por parte de los
delincuentes menores.

El buen manejo de las prisiones o cárceles, crean un círculo en nuestra


sociedad, dado que de estas depende principalmente la correcta reinserción en
los presos, presos que, mañana regresaran a formar parte de nuestra
sociedad.

30
BIBLIOGRAFIA

“HISTORIA DE LAS PRISIONES”, FAUSTINO GUDÍN RODRÍGUEZ–


MAGARIÑOS, 47 pag.

COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS


“Situación de los derechos humanos en México”
31 diciembre 2015, 242 pag.

“Cárceles mexicanas: ni reinsertan ni rehabilitan… sólo arruinan vidas”


MARÍA LUISA VIVAS
18 DE OCTUBRE DE 2013, 20 pag.

http://www.proceso.com.mx/?p=355719

CARRANCA Y RIVAS Raúl, “Derecho penal”,


10ª Ed., 1974,

BEJERANO GUERRA, Fernando, “John Howard: Inicio y bases de la reforma


penitenciaria” en Historia de las prisiones, Madrid, 143 pag.

Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria (DNSP) 2016 de la


Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)

31
2012 México Evalúa, Centro de Análisis de Políticas Públicas.
Documento elaborado por Leslie Solís, Néstor de Buen y Sandra Ley

México evalúa, “Análisis de iniciativas para la Ley de Seguridad Interior” (2017)

Estadísticas del Sistema Penitenciario Nacional, Secretaría de Gobernación.


Enero de 2016.

“REGLAS MÍNIMAS PARA EL TRATAMIENTO DE LOS RECLUSOS”


Consejo Económico y Social de la ONU. Resoluciones 663C (XXIV), 1957 y
2076 (LXII), 1977

32
INDICE
Introducción ........................................................................................................................................................1
Antecedentes históricos .............................................................................................................................3
Historias de las prisiones ............................................................................................................................... 2
Edad antigua .................................................................................................................................................. 6
Edad media………………………………………………………………………………………………………...6
Edad moderna……………………………………………………………………………………………… 9
Sistemas penitenciarios....................................................................................................13
Sistema Filadelphia o celular…………………………………………………………………………………,,13
Sistema Auburn y Sing sing………………………………………………………………………………...15
Sistema Reformatorio……………………………………………………………………………...……...17
Carceles mexicanas………………………………………………………………………………..……18
Abuso de la prisión preventiva……………………………………………………………………………..21
Principales problemas…………………………………………………………………………………….22
Recomendaciones para mejorar el sistema penitenciario…………………………..26
Conclusion…………………………………………………………………………………………………..28
Bibliografia………………………………………………………………………………………………….30

33

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