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CARRERA PROFESIONAL:
INGENIERIA EN INDUSTRIAS ALIMENTARIAS
CURSO:
INDUSTRIA DE BEBIDAS
TEMA:
CALENTAMIENTO ÓHMICO
PRESENTADO POR:
PRESENTADO A:
I. INTRODUCCIÓN
Desde la industrialización del manejo de los alimentos, el tratamiento térmico
ha sido el método más común para la conservación, cocción e inactivación de
materiales crudos (Rahman, 2007), sin embargo, el decaimiento nutricional y
sensorial se traduce en una imagen negativa de este tipo de procesos, por lo que
tecnologías de altas temperaturas - cortos tiempos (High Temperature - Short
Time, HTST) o de ultra altas temperaturas (Ultra High Temperature, UHT) han
sido desarrolladas acortando considerablemente los tiempos de exposición
térmica, aunque recientemente, tecnologías alternativas están comenzando a
mostrar resultados sobresalientes en estos campos de estudio.
Como alternativa tecnológica, el calentamiento óhmico por sus características de
plataforma térmica aplicable en procesos HTST o UHT, puede ser usado de
manera exitosa en tratamientos de pasteurizado. El calentamiento óhmico es un
proceso fundamentado en el efecto Joule, donde la energía eléctrica es
dispersada en forma de calor mediante el empleo de un conductor eléctrico, en
este caso algún alimento cuyas propiedades conductivas le sean propicias. El
calentamiento óhmico fue empleado por primera vez hace más de un siglo, sin
embargo, su implementación industrial se ha visto obstaculizada por dificultades
tecnológicas, económicas y falta de información que le coloque como una
propuesta de alto valor en el mercado de la conservación; por ello, en este
estudio se aporta información científica respecto a los efectos que tiene el
proceso sobre componentes de importancia en los 6 alimentos. En este trabajo,
el interés se enfocó en la inactivación de pectin metilesterasa (PME),
proponiendo e indagando los métodos y formas de aplicar el proceso para la
obtención de parámetros relacionados a cinéticas de inactivación considerando
la conductividad eléctrica de la muestra y diferentes campos eléctricos durante
el calentamiento óhmico.
II. ANTECEDENTES
2.1 Conservación, tecnología y calidad
La conservación de alimentos es la acción o método de mantener los alimentos a
un nivel deseable de sus propiedades naturales o el máximo de sus beneficios el
mayor tiempo posible (Rahman, 2007). En general cada paso en el manejo de un
producto alimenticio desde su recolección, procesamiento, almacenamiento
hasta la distribución afectará las propiedades del mismo, pasando de un estado
deseable a un estado indeseable, alterado o deteriorado. Actualmente la
conservación de los alimentos es una materia interdisciplinaria donde más de un
área específica de la ciencia participa en la extensión de la vida útil de los
productos, sea bien, con procesos o técnicas nuevas, o mediciones más precisas
basadas en el entendimiento de mecanismos de deterioro del alimento que se
pretende conservar.
Con aplicación de energía de diversa naturaleza, la inactivación participa en la
conservación de los alimentos mediante cambios en estructura o alteraciones de
los sistemas biológicos presentes en el alimento, es decir, reacciones de
desnaturalización de proteínas, alteraciones de rutas metabólicas o de estructura
en el producto. La energía para causar cambios para conservar el alimento puede
ser térmica o no térmica. El calor proporciona cambios importantes en un
alimento, desde aparición de sabores, colores y texturas tanto deseables como no
deseables, hasta la diferencia entre inocuidad o no inocuidad del producto. Por
otra parte, los sistemas enfocados en prevención mediante controles de evasión
de recontaminación se basan principalmente en el manejo de protocolos y
controles bajo premisas de conocimientos científicos y estudios de seguridad,
inocuidad y calidad 9 de alimentos que mantengan estables cargas microbianas,
reacciones químicas o procesos fisicoquímicos controlados (Gould, 1989).
2.2 Calentamiento óhmico
El proceso de calentamiento óhmico fue denominado así en honor a George
Ohm (quien elucidó la ley de Ohm) y James Prescott Joule quien demostró que
el paso de corriente eléctrica puede generar calor (Barbosa-Canovas, et al.,
2005). Este método también es conocido como calentamiento por resistencia
eléctrica, 14 calentamiento directo por resistencia eléctrica o electro-
calentamiento. (Rahman, 2007). El calentamiento óhmico es un proceso basado
en el efecto Joule, donde la energía eléctrica es disipada en forma de calor en un
conductor eléctrico, en este proceso el movimiento de los iones dentro de la
estructura del alimento provoca el calentamiento cuando el producto es colocado
entre dos electrodos, lográndose así un incremento rápido, uniforme y de mayor
temperatura en comparación con la transferencia de calor dentro de un producto
por calentamiento por conducción.
Las primeras aplicaciones comerciales de este proceso se realizaron a finales del siglo XIX
y principios del siglo XX en pasteurización de leche en un proceso denominado
“electropure process” el cual fue descontinuado en la década de 1930 presumiblemente
debido a los altos costos de la electricidad y la falta de materiales adecuados para los
electrodos (Palaniappan, et al., 1990; Rahman, 2007), además de un esquema de
complejidad de los alimentos que incluso hoy en día se usa para valorar con detenimiento la
aplicabilidad del proceso óhmico. Para la década de 1980 surgió un renovado interés en la
investigación y desarrollo del método del 15 calentamiento óhmico con aplicaciones en
pasteurización industrial en distintos productos alimenticios tales como huevo líquido y
productos frutales (BarbosaCanovas, et al., 2005).
La importancia del calentamiento óhmico como tecnología alternativa de conservación no
solamente radica en el efecto térmico comúnmente asociado a la inactivación microbiana,
sino a efectos adicionales; algunas evidencias sugieren que resultados variados pueden ser
obtenidos en ámbitos de conservación nutrimental o incrementos en inocuidad, como lo
muestran algunos trabajos donde se han hecho comparaciones entre procesos térmicos
convencionales y calentamiento óhmico (Somavat, et al., 2012). En Bacillus subtilis por
ejemplo a 97.2 °C se demostró una reducción significativa del valor D bajo tratamiento
óhmico (Cho, et al., 2000). Adicionalmente, tratamientos eléctricos subletales también han
mostrado una reducción en la fase lag y una modificación de las propiedades metabólicas
de la fermentación de bacterias acidolácticas (Cho, et al., 1996).
Los requerimientos para la ejecución del calentamiento óhmico también han sido objeto de
estudio y la viscosidad de la solución la cual determina la velocidad del calentamiento
óhmico sobre el coeficiente de consistencia que se mantiene en función de la temperatura,
contenido de sólidos solubles e insolubles y de la estructura química tienen marcada
influencia (Icier y Ilicali, 2005).
Los aceros actualmente recomendados para alimentos y bebidas, son el acero AISI 304 y
AISI 316; el acero inoxidable AISI 304 es un acero austenítico el cual puede contener 0.05
% de carbono, 18 % de cromo y un mínimo de 8 % de nickel, este tiene aplicación en
instrumentos relacionados a alimentos, desde vasos, hasta tanques cisterna (Euro-Inox,
2004). Sin embargo, se mejora la resistencia a la corrosión mediante el uso de 2 % de
molibdeno. Por otra parte, el acero AISI 316 es resistente a los medios con dióxidos de
cloruro o sulfuro, convirtiéndole en una buena opción para el almacenamiento de vinos
blancos, alimentos salados y aquellos que involucran pectina en la elaboración de jaleas
(Euro-Inox, 2004). El acero inoxidable es hoy como antes una opción en electrodos para
calentamiento óhmico, sin embargo, el uso de metales como titanio en electrodos ha ido en
aumento y documentadas sus ventajas por su capacidad de reducción de reacciones
electroquímicas y sus ventajas en productos sensibles a reacciones electroquímicas
(Samaranayake & Sastry, 2005) (Samaranayake, 2003).
REFERENCIAS