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Por sus diferentes constituciones fisiológicas, las mujeres tienen mayor facilidad para
difundir la energía y los hombres para concentrarla. Facilidad, no incapacidad. Todos
los seres humanos difundimos y concentramos la energía. Desde antiguo se ha
asociado a lo femenino con la energía difundida, amplia y envolvente que acoge y
alberga. Lo masculino, por el contrario, ha sido asociado a lo concentrado, penetrante,
fuerte. Culturalmente se refuerza desde el nacimiento en las niñas la capacidad de
difundir la energía y en los niños, la de concentrarla (a las niñas se les regala juegos
de té para ser anfitriona de sus amigos reales o imaginarios, y a los niños espadas y
pistolas), en lugar de fomentar en ambos sexos actividades que les permitan
desarrollar la capacidad de difundir y concentrar la energía que todos poseemos y
además requerimos para un desarrollo armónico e integral de nuestras vidas. Por el
contrario, se ha reprobado a lo largo de siglos en la cultura occidental a mujeres con
manifiesta capacidad de concentración de la energía en su acción hacia el mundo y se
ha estigmatizado o violentado a hombres con la visible capacidad de difusión de la
energía en su forma de estar en el mundo. Además, en las sociedades patriarcales se
ha desvalorizado a la mujer y a las expresiones de la “energía femenina”.
La desvalorización de lo femenino
Todo ello va a surgir de la tecnología más elemental del horno (por supuesto de
la conservación y producción del fuego) y de la estructuración social matriarcal.
Son los últimos 10.000 años los que muestran el cambio veloz en usos,
hábitos, costumbres y modos de vida... no está mal, pero hay en el origen de
esta nueva rota una ruptura que nunca pudo ser transferida, que nunca
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pudo ser rellenada, y tal situación mental y psicosocial también se está
acelerando sin solución.
Al hablar de esto no estoy diciendo que haya que retroceder 10.000 años
sino, por lo contrario, que hay que desbloquear y transferir contenidos
colectivos del sustrato matriarcal y ponerlos a disposición de la
imaginería colectiva. No en vano hasta los cristianos advirtieron la
importancia de la "virgen madre" (siguiendo la línea de Isis y Proserpina) y
trataron de convertirla en "mediadora" con el Dios patriarcal (con lo cual,
opuestamente a lo esperado, se profundizó la brecha) ... pero esto nos lleva
muy lejos y sólo quería destacar la antigüedad histórica y la profundidad de las
grutas matriarcales donde brilla el fuego sagrado, base de toda civilización y de
todo progreso espiritual.” (la letra en negrilla es de la autora).
Luego de miles de años que nos han dejado como señal las figuras de las diosas
madres, se produjo un cambio y una ruptura en la organización y modo de relación de
los grupos humanos en el neolítico, en que la mujer y lo femenino fueron
desvalorizados y degradados a un segundo plano. Hay numerosas investigaciones e
interpretaciones del período matricida, como lo denomina Marija Gimbutas, y su
transformación en sociedades patriarcales, que Riane Eisler denomina igual que su
libro, la época del cáliz y la época de la espada. En el mundo judeo-cristiano primaron
los modelos masculinos, y los aportes de las mujeres fueron invisibilizados y su
quehacer y posibilidades limitadas. La sociedad se organizó en torno y en función a los
hombres, y las mujeres se constituyeron en lo que Simone de Beauvoir llamó “lo otro”.
La irrupción de lo femenino
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peregrinaciones a sus lugares de aparición. (1) En China, durante la dinastía Tang,
alrededor del 700 d.e., la figura del bodhisattva Avalokitesvara, del budismo
Mahayana, se transforma gradualmente en la figura femenina de la bodhisattva Kuan
Yin (2), símbolo de la bondad y la misericordia, “la que escucha el llanto del mundo”.
“Sin duda, Shiva, Visnu y Brahma son los dioses oficiales. Pero cuando las
cosas se ponen difíciles, ¿a quién acudes? A tu mamá.
Circulación de la energía
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Ver “Maestro Eckhart”, cap. I; Madeleine John; PdV; 2016.
2
Kuan Yin, The chinese transformation of Avalokitesvara; Chün-Fang-Yi; Columbia University Press; 2001
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Search for the Yoni Lingam; Roberto Verdecchia; Parks of Study and Reflection Hudson Valley; 2017.
P.21.
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La circulación libre y armónica de la energía por todo el espacio de representación y
todos los centros de respuesta produce un registro de disponibilidad energética y se
experimenta como unidad interna.
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Esa capacidad de difundir o concentrar la energía de acuerdo a necesidad se hace sin
tener necesariamente consciencia de ello. Cuando quiero preparar una charla, tengo la
costumbre, una vez fijado el tema y el interés, de difundir la energía del centro
intelectual, dejando que fluyan las ideas, paseándome mentalmente por los temas
ampliamente. Luego viene un momento en que concentro la energía para estructurar
la charla y fijarla por escrito.
La integración
La energía sicofísica puede estar difundida o concentrada. Son las dos caras de una
misma moneda. Para poder concentrar la energía, previamente debe difundirse o
dicho de otro modo, la concentración de la energía es proporcional a su previa
difusión. Ganar en manejo de la propia energía para poder disponer de ella y llevarla a
donde uno quiere, implica, entre otras cosas, aprender a difundirla y concentrarla.
“…Y en el sur vas a encontrar a Shiva, aparece por ahí, pero lo fundamental no
es Shiva, es la gran madre. La Shakti. Y si Shiva tiene importancia es ella que
mueve la fuerza de Shiva, es la Shakti.
…Claro, lo que pasa es que ellos siempre tuvieron esa visión de que el sexo es
el motor de toda la economía de la máquina. El sexo es dual…pero tienen una
visión de lo masculino y femenino que está desintegrada y que debe ser
integrada en la misma persona. Una cosa de integraciones entre lo
masculino y lo femenino. Por eso que aparece que Shakti es hermafrodita.
Integra los dos sexos, y eso lo hace gracias a la fuerza de Shakti. Eso no es
posible sin la dualidad, y ellos reconocen la dualidad en el ser humano, desde
el punto de vista del sexo el ser humano es dual. Y que toda la integración es
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Investigación de campo – Raíces de la disciplina energética en los contrafuertes del Himalaya; Anexo
Parte III; PdV; 2009.
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una cosa de niveles más altos. El sujeto queda integrado en su expresión
masculina-femenina. Investigación de campo “Raíces de la disciplina
energética en los contrafuertes del Himalaya”; (F. Granella; Parte III, Anexo:
Conversaciones con Silo; PdV; 2009; págs. 53/54).
Esto que parece tan obvio, sin embargo, en nuestro paisaje social de arrastre
patriarcal, aún acarrea algunas dificultades.
Por los prejuicios y estereotipos culturales, para muchas personas asumir esta
capacidad de manejo de sus propias energías conlleva una reconciliación integradora
consigo mismas, con su energía “masculina” y “femenina”.
Algo tan simple y obvio, sin embargo, podría contribuir a la superación de numerosas
formas de sufrimiento en relación con uno mismo y con los otros.
A nivel social, en esta crisis de fin de un largo período histórico, como tantas otras
veces en la historia en momentos de cambio, surge la fuerza de lo femenino como
respuesta a un clamor profundo buscando transferir la ruptura que se produjo hace
más de 10.000 años e integrando lo “femenino” y “masculino” en una unidad
complementaria que nos permita avanzar en el camino hacia la libertad. Sin duda, un
mundo donde la energía “femenina y masculina” pueda expresarse sin trabas será un
nuevo mundo mucho más libertario para todos.
Las mujeres en las diferentes culturas han comenzado a superar con resolución las
autolimitaciones impuestas por un sistema patriarcal, imaginando y asumiendo nuevos
roles y posibilidades ilimitadas de desarrollo y aporte. Las hemos visto marchar con
alegría por la paz en diferentes zonas de conflicto y también en simultáneo en muchas
ciudades alejadas, reclamando “Ni una menos”, contra la violencia de género y la
discriminación.
Al mismo tiempo se multiplican los esfuerzos por rescatar desde el arte, la academia y
los movimientos sociales el aporte invisibilizado de tantas mujeres a lo largo de la
historia. Y también irán surgiendo nuevos modelos y guías internos y externos desde
el futuro que nos ayudarán a ir configurando ese anhelo de unidad. Esos nuevos
modelos femeninos que irán emergiendo en el nuevo horizonte que ya se insinúa, nos
permitirán reconectarnos y restablecer el hilo cortado con las grandes diosas madres,
las portadoras del secreto de la vida y las “diosas felinas”, las domadoras de la energía
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como la Parvati, que también era Durga, la diosa montada sobre una pantera negra
con cuchillos en sus múltiples manos o Ishtar, custodiada por leones alados o Freya, la
diosa nórdica que surcaba el cielo conduciendo un carruaje jalado por un gato gigante.
La fuerza ya no será exclusivamente masculina, ni la bondad, femenina.
Madeleine John
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Referencias bibliográficas
Monografías:
- Investigación de campo; Raíces de la disciplina energética en los contrafuertes
del Himalaya; Fransisco Granella; Parque de Estudio y Reflexión Punta de
Vacas; 2009
- Antecedentes de las raíces de la Disciplina Energética y Ascesis en el
Occidente, Asia Menor, Creta e Islas Egeas; Karen Rohn; Parque de Estudio y
Reflexión Punta de Vacas; 2008
- El Propósito del Homo Sapiens en el Paleolítico Superior: del afán de sobrevivir
al afán de trascender; Arianne Weinberger; Parc La Belle Idee;
- Search for the Yoni Lingam; Roberto Verdecchia; Parks of Study and Reflection
Hudson Valley; 2017
- El Maestro Eckhart; Madeleine John; Parque de Estudio y Reflexión Punta de
Vacas; 2016