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APUNTES SOBRE LO FEMENINO

Energía femenina y masculina

La energía sicofísica es la misma en todos los seres humanos, en el sentido de que no


se trata de tipos de energía distintos. Una de las características de su circulación por
el cuerpo, es que puede estar concentrada o difundida.

Por sus diferentes constituciones fisiológicas, las mujeres tienen mayor facilidad para
difundir la energía y los hombres para concentrarla. Facilidad, no incapacidad. Todos
los seres humanos difundimos y concentramos la energía. Desde antiguo se ha
asociado a lo femenino con la energía difundida, amplia y envolvente que acoge y
alberga. Lo masculino, por el contrario, ha sido asociado a lo concentrado, penetrante,
fuerte. Culturalmente se refuerza desde el nacimiento en las niñas la capacidad de
difundir la energía y en los niños, la de concentrarla (a las niñas se les regala juegos
de té para ser anfitriona de sus amigos reales o imaginarios, y a los niños espadas y
pistolas), en lugar de fomentar en ambos sexos actividades que les permitan
desarrollar la capacidad de difundir y concentrar la energía que todos poseemos y
además requerimos para un desarrollo armónico e integral de nuestras vidas. Por el
contrario, se ha reprobado a lo largo de siglos en la cultura occidental a mujeres con
manifiesta capacidad de concentración de la energía en su acción hacia el mundo y se
ha estigmatizado o violentado a hombres con la visible capacidad de difusión de la
energía en su forma de estar en el mundo. Además, en las sociedades patriarcales se
ha desvalorizado a la mujer y a las expresiones de la “energía femenina”.

Desde el momento en que cobró preeminencia el afán de conquista y comenzó la


etapa de los imperios en que los guerreros y estrategas militares se convirtieron en los
modelos y héroes, la “energía femenina” inclusiva, protectora, sanadora, fue reducida
al ámbito doméstico e íntimo.

La desvalorización de lo femenino

Extracto de una carta de Silo a Karen, 2004:

“Todo ello gracias al horno, pero el "cuenco" de fuego, el de hace cientos de


miles de años, es el que prepara todo el escenario necesario para que luego
vayan pasando en orden los diferentes actores históricos de la era neolítica
que, por lo demás, permite la escritura, la domesticación de los animales y los
vegetales, y los primeros asentamientos urbanos en el Indo, en China, en la
Mesopotamia y el Mediterráneo oriental (incluida la civilización Cretense, la de
Anatolia, la Egipcia y la del norte de África).

Todo ello va a surgir de la tecnología más elemental del horno (por supuesto de
la conservación y producción del fuego) y de la estructuración social matriarcal.
Son los últimos 10.000 años los que muestran el cambio veloz en usos,
hábitos, costumbres y modos de vida... no está mal, pero hay en el origen de
esta nueva rota una ruptura que nunca pudo ser transferida, que nunca

1
pudo ser rellenada, y tal situación mental y psicosocial también se está
acelerando sin solución.

Al hablar de esto no estoy diciendo que haya que retroceder 10.000 años
sino, por lo contrario, que hay que desbloquear y transferir contenidos
colectivos del sustrato matriarcal y ponerlos a disposición de la
imaginería colectiva. No en vano hasta los cristianos advirtieron la
importancia de la "virgen madre" (siguiendo la línea de Isis y Proserpina) y
trataron de convertirla en "mediadora" con el Dios patriarcal (con lo cual,
opuestamente a lo esperado, se profundizó la brecha) ... pero esto nos lleva
muy lejos y sólo quería destacar la antigüedad histórica y la profundidad de las
grutas matriarcales donde brilla el fuego sagrado, base de toda civilización y de
todo progreso espiritual.” (la letra en negrilla es de la autora).

Luego de miles de años que nos han dejado como señal las figuras de las diosas
madres, se produjo un cambio y una ruptura en la organización y modo de relación de
los grupos humanos en el neolítico, en que la mujer y lo femenino fueron
desvalorizados y degradados a un segundo plano. Hay numerosas investigaciones e
interpretaciones del período matricida, como lo denomina Marija Gimbutas, y su
transformación en sociedades patriarcales, que Riane Eisler denomina igual que su
libro, la época del cáliz y la época de la espada. En el mundo judeo-cristiano primaron
los modelos masculinos, y los aportes de las mujeres fueron invisibilizados y su
quehacer y posibilidades limitadas. La sociedad se organizó en torno y en función a los
hombres, y las mujeres se constituyeron en lo que Simone de Beauvoir llamó “lo otro”.

Sin embargo, la memoria de lo femenino está en nuestro sustrato cultural y también en


nuestra memoria personal, porque cada ser humano nace hasta hoy de una mujer y es
acogido, alimentado y cuidado en casi la mayoría de los casos por esa “energía
femenina”, aunque luego se distancie de ella e incluso la menosprecie, produciendo
desintegración y contradicción. Sobre el sustrato cultural de las sociedades
matriarcales en Occidente y las traducciones de los principios femenino y masculino,
que llegan hasta hoy se puede revisar el “Estudio e investigación de campo;
Antecedentes de las raíces de la Disciplina Energética y Ascesis en el Occidente, Asia
Menor, Creta e Islas Egeas” (Karen Rohn; PdV; 2008) y también “Investigación sobre
el Propósito del Homo Sapiens en el Paleolítico Superior: del afán de sobrevivir al afán
de trascender” (Arianne Weinberger; Parc La Belle Idee).

La irrupción de lo femenino

En diversos momentos de crisis, sin embargo, irrumpe la necesidad de lo femenino. En


el mundo cristiano, de una imaginería fuertemente patriarcal, en ciertos momentos
cobra prominencia la imagen de la virgen María dando respuesta a un clamor y
necesidad colectiva. Así vemos en Europa central en el otoño del medioevo, en medio
de la crisis que anuncia el fin de un largo período histórico y la transición a un nuevo
mundo, cómo resurge con vigor la figura de María como la madre protectora que se
plasma en las numerosas catedrales dedicadas a “Nuestra Señora” y las

2
peregrinaciones a sus lugares de aparición. (1) En China, durante la dinastía Tang,
alrededor del 700 d.e., la figura del bodhisattva Avalokitesvara, del budismo
Mahayana, se transforma gradualmente en la figura femenina de la bodhisattva Kuan
Yin (2), símbolo de la bondad y la misericordia, “la que escucha el llanto del mundo”.

En el mismo sentido en relación a la India se refiere Roberto Verdecchia en su trabajo


“En búsqueda del Yoni Lingam”:

“Sin duda, Shiva, Visnu y Brahma son los dioses oficiales. Pero cuando las
cosas se ponen difíciles, ¿a quién acudes? A tu mamá.

Agrega en la nota 17: Y al parecer los tiempos eran difíciles o al menos


inestables: “La causa de la popularidad (de la diosa) estaba evidentemente
conectada con el cambiante orden social surgido de las nuevas condiciones
económicas producto de los cambios en el modo de producción y distribución,
expansión del comercio exterior e interior, normas administrativas y el
crecimiento del urbanismo.” (traducción de la autora).3

La energía femenina asociada a la vida, la fecundidad y maternidad, la naturaleza y la


sanación emerge en diferentes representaciones dependiendo del tipo de impulsos
que traduce, y cumpliendo con diferentes funciones para el siquismo, como es el caso
de la pareja ideal femenina, la madre protectora que alberga y consuela, la protectora
de la vida y su capacidad sanadora, las guías y diosas como modelos que orientan.

Circulación de la energía

La energía que circula por nuestro cuerpo es sinónimo de vida.

Ella puede circular más superficialmente o internamente por el cuerpo determinando


con ello los niveles de conciencia. “Según la energía actúe más interna o
superficialmente en el cuerpo, surge el sueño profundo, el semisueño, o el estado de
despierto…” (La Mirada Interna, Humanizar la Tierra; Silo; Virtual Ediciones; Chile,
pág. 13).

Su circulación activa los centros de respuesta hacia el mundo interno y externo.

Tenemos registro de ella por las representaciones en el espacio de representación


como traducción de los impulsos de los sentidos externos e internos.

La intensidad de la energía es la que da el tono de las operaciones de la conciencia.

Por las tensiones, contradicciones y falta de integración de los contenidos de la


conciencia, la circulación de la energía puede estar obstaculizada y/o trabada
produciendo sobrecargas en algunos centros o anestesias.

1
Ver “Maestro Eckhart”, cap. I; Madeleine John; PdV; 2016.
2
Kuan Yin, The chinese transformation of Avalokitesvara; Chün-Fang-Yi; Columbia University Press; 2001
3
Search for the Yoni Lingam; Roberto Verdecchia; Parks of Study and Reflection Hudson Valley; 2017.
P.21.

3
La circulación libre y armónica de la energía por todo el espacio de representación y
todos los centros de respuesta produce un registro de disponibilidad energética y se
experimenta como unidad interna.

No sólo la intensidad de la energía es registrable, como por ejemplo en un tono


cansino o vital o en el brillo y fijeza de las imágenes o su opacidad y falta de fijeza,
sino también algunas características que puede tener: puede circular con mayor o
menor velocidad y también puede ser más liviana, sutil o más densa asociada a
estados de ánimo positivos o contradictorios.

Es decir, en las distintas operaciones que efectúa la conciencia se puede registrar no


solamente el quantum energético con el que se está trabajando, sino también su
cualidad.

El modo de circulación de la energía por el espacio de representación es la que


determina los distintos niveles y estados de conciencia. Podemos decir que, el modo
de estar en el mundo, es un modo de circulación de la energía.

En vigilia se puede aprender a dirigir intencional y conscientemente la energía por


medio de las representaciones y de la atención activando zonas del espacio de
representación a las cuales no se acostumbra a acceder y grabando nuevos circuitos
de circulación a los acostumbrados. Por ejemplo, si uno está acostumbrado a que la
energía circule preferentemente por las partes motrices de los centros, por un trabajo
intencional uno puede ir grabando la circulación de la energía por las partes
intelectuales de los centros.

Para disponer de un potencial y calidad energética necesaria para el propio trabajo


evolutivo se necesitará atender al estilo de vida asegurando una buena base
vegetativa, al tipo de estímulos que uno recibe y, sobre todo, al tipo de acción que se
realiza en el mundo. Las acciones catárticas descargan la energía y las
contradictorias, la traban. Es la acción unitiva y válida, con su acción transferencial, la
que va retroalimentando un potencial y calidad energética.

Para el desarrollo de un nivel de conciencia cada vez más lúcido y consciente se


requiere disponer y aprender a dirigir un potencial de energía sutil y liviana que pueda
circular armoniosa y unitivamente ampliando su “circuito” y que se retroalimenta a
través de la acción válida y reflexiva hacia el mundo y se nutre de impresiones
enriquecedoras, estimulantes e inspiradoras.

Difusión y concentración en vigilia

Una de las características del modo de funcionamiento de la energía es que ésta


puede estar difundida o concentrada alternadamente. La energía se concentra en
diferentes puntos según requerimiento. Si necesito saltar una acequia para poder
continuar mi camino, necesito concentrar la energía en el centro motriz, en el plexo
solar, para darme el impulso y saltar. Si en ese momento se difunde la energía y, por
ejemplo, una divagación atraviesa mi mente, con seguridad terminaré en el agua. Esto
lo sabe cualquier atleta o bailarín. Por el contrario, si quiero flotar en el agua, necesito
difundir la energía, soltando toda tensión muscular, porque si no me hundo.

4
Esa capacidad de difundir o concentrar la energía de acuerdo a necesidad se hace sin
tener necesariamente consciencia de ello. Cuando quiero preparar una charla, tengo la
costumbre, una vez fijado el tema y el interés, de difundir la energía del centro
intelectual, dejando que fluyan las ideas, paseándome mentalmente por los temas
ampliamente. Luego viene un momento en que concentro la energía para estructurar
la charla y fijarla por escrito.

También la atención puede estar concentrada, focalizada, atendiendo a los detalles,


como cuando estoy haciendo un dibujo minucioso con tinta china, o puede difundirse
ampliándose, cuando me interesa atender a un ámbito de personas.

La capacidad de concentrar la energía está directamente relacionada a la capacidad


de ampliarla, difundirla. Por ello es tan importante, entre otras cosas, saber
distenderse (interna, externa y mentalmente) para poder contar con un buen potencial
de energía para concentrar, teniendo en cuenta, además, que erróneamente la
concentración frecuentemente ha sido asociada a la tensión, así como la difusión a la
pérdida de control y vulnerabilidad.

La integración

La energía sicofísica puede estar difundida o concentrada. Son las dos caras de una
misma moneda. Para poder concentrar la energía, previamente debe difundirse o
dicho de otro modo, la concentración de la energía es proporcional a su previa
difusión. Ganar en manejo de la propia energía para poder disponer de ella y llevarla a
donde uno quiere, implica, entre otras cosas, aprender a difundirla y concentrarla.

Esta importancia de la integración y complementación de ambos aspectos del


funcionamiento de la energía ha sido reconocido en numerosas culturas. Numerosos
mitos hablan de los dos principios masculino y femenino, y su dependencia mutua,
como es el caso de Isis y Osiris, el Yin y el Yang, etc.

En la investigación de campo de F. Granella sobre las raíces energéticas en los


contrafuertes del Himalaya (4) encontramos el siguiente comentario de Silo:

“…Y en el sur vas a encontrar a Shiva, aparece por ahí, pero lo fundamental no
es Shiva, es la gran madre. La Shakti. Y si Shiva tiene importancia es ella que
mueve la fuerza de Shiva, es la Shakti.

…Claro, lo que pasa es que ellos siempre tuvieron esa visión de que el sexo es
el motor de toda la economía de la máquina. El sexo es dual…pero tienen una
visión de lo masculino y femenino que está desintegrada y que debe ser
integrada en la misma persona. Una cosa de integraciones entre lo
masculino y lo femenino. Por eso que aparece que Shakti es hermafrodita.
Integra los dos sexos, y eso lo hace gracias a la fuerza de Shakti. Eso no es
posible sin la dualidad, y ellos reconocen la dualidad en el ser humano, desde
el punto de vista del sexo el ser humano es dual. Y que toda la integración es

4
Investigación de campo – Raíces de la disciplina energética en los contrafuertes del Himalaya; Anexo
Parte III; PdV; 2009.

5
una cosa de niveles más altos. El sujeto queda integrado en su expresión
masculina-femenina. Investigación de campo “Raíces de la disciplina
energética en los contrafuertes del Himalaya”; (F. Granella; Parte III, Anexo:
Conversaciones con Silo; PdV; 2009; págs. 53/54).

Esto que parece tan obvio, sin embargo, en nuestro paisaje social de arrastre
patriarcal, aún acarrea algunas dificultades.

Por los prejuicios y estereotipos culturales, para muchas personas asumir esta
capacidad de manejo de sus propias energías conlleva una reconciliación integradora
consigo mismas, con su energía “masculina” y “femenina”.

En la vida cotidiana, la intención de desarrollar ambas formas de circulación de la


energía puede ayudar a superar autocensuras, flexibilizar la imagen de sí, temores en
relación entre los sexos y otras limitantes.

En el campo de la sexualidad, por ejemplo, todavía muchos hombres tienen


dificultades para difundir la energía sexual y creen que ser viril es sinónimo de estar
siempre concentrados e “ir al grano”, empobreciendo con ello su capacidad de disfrute
pleno. Por el contrario, muchas mujeres tienen dificultades de concentración de la
energía que les imposibilita la descarga.

Lo mismo ocurre a nivel emotivo. La dificultad de difundir la energía se expresa como


resistencia a “abrir el corazón”, poder comunicarse y/o expresar los afectos, porque
son vistos como debilidad, vulnerabilidad… es decir, femeninos.

Algo tan simple y obvio, sin embargo, podría contribuir a la superación de numerosas
formas de sufrimiento en relación con uno mismo y con los otros.

A nivel social, en esta crisis de fin de un largo período histórico, como tantas otras
veces en la historia en momentos de cambio, surge la fuerza de lo femenino como
respuesta a un clamor profundo buscando transferir la ruptura que se produjo hace
más de 10.000 años e integrando lo “femenino” y “masculino” en una unidad
complementaria que nos permita avanzar en el camino hacia la libertad. Sin duda, un
mundo donde la energía “femenina y masculina” pueda expresarse sin trabas será un
nuevo mundo mucho más libertario para todos.

Las mujeres en las diferentes culturas han comenzado a superar con resolución las
autolimitaciones impuestas por un sistema patriarcal, imaginando y asumiendo nuevos
roles y posibilidades ilimitadas de desarrollo y aporte. Las hemos visto marchar con
alegría por la paz en diferentes zonas de conflicto y también en simultáneo en muchas
ciudades alejadas, reclamando “Ni una menos”, contra la violencia de género y la
discriminación.

Al mismo tiempo se multiplican los esfuerzos por rescatar desde el arte, la academia y
los movimientos sociales el aporte invisibilizado de tantas mujeres a lo largo de la
historia. Y también irán surgiendo nuevos modelos y guías internos y externos desde
el futuro que nos ayudarán a ir configurando ese anhelo de unidad. Esos nuevos
modelos femeninos que irán emergiendo en el nuevo horizonte que ya se insinúa, nos
permitirán reconectarnos y restablecer el hilo cortado con las grandes diosas madres,
las portadoras del secreto de la vida y las “diosas felinas”, las domadoras de la energía

6
como la Parvati, que también era Durga, la diosa montada sobre una pantera negra
con cuchillos en sus múltiples manos o Ishtar, custodiada por leones alados o Freya, la
diosa nórdica que surcaba el cielo conduciendo un carruaje jalado por un gato gigante.
La fuerza ya no será exclusivamente masculina, ni la bondad, femenina.

En tantos colectivos, organizaciones y movimientos nuevos que se movilizan se habla


de “la fuerza de lo débil” y “del agua que horada la piedra”, al mismo tiempo que la
rebeldía y el compromiso con la superación del sufrimiento humano.

Cuando se habla de horizontalidad, de cooperación, de la inclusión de la diversidad,


del nosotros, del cuidado del medio ambiente, de la protección de todos los seres
vivientes, de la solidaridad con los más vulnerables, es lo “eterno femenino” que
emerge como inspiración en cada uno de nosotros. Ella, inmemorial y eterna, que
ampara, protege, une e integra para poder conquistar nuevos mundos y nuevos
horizontes.

Yoni Lingam, fuente del Parque de Estudio y Reflexión Ihuanco, Lima-Perú.

Madeleine John

PdV; mayo 2017

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Referencias bibliográficas

- El cáliz y la espada; Riane Eisler


- El Segundo Sexo; Simone de Beauvoir
- Diosas y dioses de la vieja Europa; Marija Gimbutas
- Kuan Yin, The chinese transformation of Avalokitesvara; Chün-Fang-Yi;
Columbia University Press; 2001
- Humanizar la Tierra; Silo; Virtual Ediciones; Chile;

Monografías:
- Investigación de campo; Raíces de la disciplina energética en los contrafuertes
del Himalaya; Fransisco Granella; Parque de Estudio y Reflexión Punta de
Vacas; 2009
- Antecedentes de las raíces de la Disciplina Energética y Ascesis en el
Occidente, Asia Menor, Creta e Islas Egeas; Karen Rohn; Parque de Estudio y
Reflexión Punta de Vacas; 2008
- El Propósito del Homo Sapiens en el Paleolítico Superior: del afán de sobrevivir
al afán de trascender; Arianne Weinberger; Parc La Belle Idee;
- Search for the Yoni Lingam; Roberto Verdecchia; Parks of Study and Reflection
Hudson Valley; 2017
- El Maestro Eckhart; Madeleine John; Parque de Estudio y Reflexión Punta de
Vacas; 2016

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