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EL CORREO
Lunes 18.10.10
EL CORREO V07

Con el Alguacilillos: más

permiso que ceremonia


Sol y moscas. Suenan ba controlada por la au-

de la
los clarines. Da comien- toridad. Desde 1865,
zo la corrida. Dos hom- una Real Orden encar-
bres a caballo galopan gaba a los alguaciles de
alrededor del ruedo las ciudades el despeje
vestidos con indumen- del ruedo poblado de
tarias de la época de Fe- gentes que acudían a la
lipe IV: traje de pana corrida. Muchas veces
negra o terciopelo, goli- necesitaban utilizar ar-

autoridad
lla al cuello, casaca, bo- mas y caballos. En su
tas altas y sombrero an- día fueron los encarga-
cho rematado con va- dos de imponer justicia
rias plumas en lo alto. en los pueblos. Hoy, los
Los japoneses primeri- alguacilillos son aficio-
zos se vuelven locos al nados con un papel tes-
verlos, pero los alguaci- timonial encargados de
lillos no están ahí para entregar los trofeos,
salir en las fotos de los pese a que en algunas
turistas. Son el testigo plazas siguen siendo la
más claro de cómo la voz del presidente en el
fiesta de los toros esta- callejón.

Los toros son cosa de


Interior gracias a
siglos de algaradas y
peleas. Pronto lidiará
con ellos Cultura
La Policía obliga a los toreros a abandonar
:: FRANCISCO APAOLAZA el ruedo de la Maestranza. :: JULIO MUÑOZ Golilla y pana negra para los alguacilillos. :: G. C.

Curro, de luces ante el juez

C
uando siete matadores se guarde el orden. Con el compromiso de Al- ayuda al propio ejército, que permaneció El último grande en re- Se negó a de un clima de tensión política, propias manos, hasta comienzos del siglo
presentaron ante Ángeles fredo Pérez Rubalcaba de que la fiesta pase Un festejo de presente en el espectáculo hasta el regla- matar una media veró- matar un los aficionados hartos de la podre- XX. En esos días, el toreo conocía su edad
González-Sinde para pedir a Cultura, los callejones podrían despo- mento de 1992. Hasta entonces, la Guardia nica en comisaría fue toro y fue dumbre del toro se tomaron la jus- de oro con la rivalidad mágica entre dos to-
que los toros fueran com- blarse de los hombres de la ley. 1835 terminó Civil tenía palco, por lo que pudiera pasar. Curro Romero, una tar- agredido y ticia por su mano. Ahora pitan. En- reros: Joselito ‘El Gallo’ y Juan Belmonte.
petencia de Cultura, mu- Siempre estuvieron ahí. Cabrera Bonet con las iglesias «Los soldados hacían incluso un desfile de de mediados de los detenido. tonces invadieron el ruedo, acu- Gallito y El Pasmo de Triana eran buenos
chos se enteraban que de- es capaz de rebobinar en su archivo mental previo», recuerda Cabrera Bonet, presiden- ochenta que nació con :: R. C. chillaron al toro y lo arrastraron amigos, pero las algaradas entre los segui-
pendían del Ministerio de Interior. Es de- hasta la Edad Media, cuando los fueros barcelonesas te de los bibliófilos taurinos de España. vocación de algarada en por Las Ramblas en señal de pro- dores de unos y otros no tenían nombre.
cir, que los toreros reciben la Medalla a las
Bellas Artes mientras que la fiesta de los
municipales ya hacían referencia a las san-
ciones que se imponían a los gamberros
ardiendo El verdugo en la plaza
la Plaza de Toros de Las
Ventas. El maestro de las
testa. El guirigay prendió la aver-
sión del pueblo a los carlistas y ter-
Los agentes tenían que intervenir con fre-
cuencia en los tendidos para parar a los que
toros es cosa de la Policía. ¿Un capricho de que maltrataban a las reses o corrían en los El que se fuera de madre, sabía que se ex- luces y las sombras que minó con la quema de una decena llegaban a las manos. Boto recuerda cómo
la burocracia? No. Desde la Edad Media, el encierros cuando no debían. «Se comenzó Hasta el XIX, el ponía a un buen correctivo. Hasta el siglo escuchó un día en Sevi- de iglesias, conventos y bibliotecas. los maestros viajaban juntos en tren, pero
espectáculo ha sido, además de una cues- a reglamentar para proteger los bienes pú-
tión artística, un problema de orden públi- blicos, las personas y el ganado», asegura el
propio ejército XIX, el alguacil y el verdugo, encargado de
ajusticiar a los criminales, daban una vuel-
lla aquello de «Curro,
otro día te va a venir a
En los libros, aquello se conoce
como la Revolución de 1835 y pocos
salían uno por el primer vagón y otro por
el último. En la estación, la policía separa-
co y la tradición podría dar un giro con el periodista. No exageraban. El investigador se dedicaba a ta al ruedo pregonando las sanciones a ver tu puñetera madre y saben que empezó en los tendidos ba a las aficiones para evitar la batalla cam-
cambio de cartera. Además de claveles, Guillermo Boto trae a colación una tarde modo de disuasión. Por si no estaba claro, yo», se movía aquel día un rollo de papel higié- el burladero de Su Seño- de una plaza. Durante años, los toros estu- pal entre partidarios de uno y de otro,
manolas, puros y gentes elegantes, en los de 1770 en Sevilla, cuando salió tan mala la controlar las el verdugo levantaba ante la afición y los del lado oscuro. Tanto, nico en una mano y la ría hasta las diez de la vieron prohibidos en Barcelona. como un ‘Madrid-Barça’ de hace un siglo.
tendidos ha habido tradicionalmente más
que palabras, cuando volaban los objetos
corrida que los aficionados tiraron el coche
del empresario al mismísimo río Guadal-
plazas actuantes los cepos y grilletes que se cala-
ría el que se portara mal. El respetable res-
que en lugar de pregonar
el aroma del azahar, pro-
entrada en la otra. Hubo
intercambio de puñeta-
noche, cuando una tor-
menta dispersó a la ma- Belmonte y El Gallo: la guerra
Entrados en el XXI, los aficionados dis-
cuten con cierta vehemencia en tertulias y
tras una mala tarde y los sucesores de Cú- quivir. petaba poco: «Si pensaban que el toro era bó el sabor de la almoha- zos entre el espectador y yor parte de los dos cen- En 1850 se firma el primer reglamento en coloquios, pero escasean los garrotazos y el
chares terminaban la faena vestidos de lu- En el siglo XV tampoco se andaban con chico, estaba mal armado o era extremada- dilla y algo más cuando la cuadrilla e interven- tenares de personas que Madrid y 70 años después, en 1927, se uni- público es distinto. Los toreros, no tanto.
ces en la oscuridad solitaria de un pequeño chiquitas cuando se organizaban festejos mente manso y pedían su devolución sin se negó a matar su toro y ción de la pasma. El Fa- esperaban fuera de la fican las normas de todas las plazas. A me- Este verano, la Junta de Andalucía multó
calabozo. taurinos en grandes conmemoraciones, que se la concedieran, se liaba una buena», encendió al público ma- raón de Camas cruzó el plaza para, si no linchar- diados del XIX nacen los ministerios en Es- con 6.000 euros a Enrique Ponce, El Cid y
«La sociedad se ha modernizado y ya no como la toma de Granada. Había que poner recuerda el investigador. Ser travieso en drileño, con el que no mar de almohadillas del lo, mentarle toda la ge- paña. Desde entonces, los toros serían cosa Miguel Ángel Perera por negarse a matar
hay aquellas broncas», dice el historiador mano dura y los encargados fueron los al- los tendidos de aquella época suponía arro- terminaba de congeniar. ruedo, detenido y prote- nealogía. Cuentan las de Gobernación e Interior más tarde. De la una corrida en Málaga. Para eso, dicen al-
taurino Rafael Cabrera Bonet. Pese a todo, guaciles de cada zona, que despejaban el jar al ruedo todo tipo de objetos entre los La bronca fue ‘in cres- gido por los escudos de crónicas que lo tuvieron Policía en todo caso. gunos, ya no se necesitan soldados, y el
los toros son de Interior. La autoridad es la ruedo de gentes antes de que saliera el ani- que se encontraban gatos muertos, perros, cendo’ hasta que un es- la Policía Nacional que que escoltar más de cin- En el ruedo se fraguaba la historia de la lema ‘Con el permiso de la autoridad’ de
que delega en los presidentes de las plazas, mal, un rito que sigue vivo hoy en día. Los palos, gallinas, etcétera. pectador se bajó del ten- lo refugió en las depen- cuenta agentes. La his- tauromaquia y en los tendidos las broncas. los carteles está anticuado, pero ¿podrá
muchos de ellos policías, y los agentes vi- tendidos no estaban numerados, y no era Los almohadillazos de hoy parecen una dido, saltó al ruedo y dencias de la plaza. No toria le costó el puesto al Según Rafael Cabrera Bonet, en Madrid no controlar el ministerio de González-Sinde
gilan que se cumpla el reglamento y que se tarea fácil, por lo que tuvieron que pedir broma. En Barcelona, en 1835, en medio agredió al matador con pudieron llevarlo hasta presidente. era raro que la gente matara al toro con sus que la fiesta cumpla el reglamento?

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